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El asesinato y descuartizamiento de Ingrid Escamilla en Ciudad de México el

pasado fin de semana a manos de su pareja ha sido la chispa para un debate que
venía cargado de combustible desde que días atrás el fiscal general de la
República sugirió la inutilidad del feminicidio como tipo penal, algo que puso en
guardia a la comunidad feminista.

Por si fuera poco, el presidente Andrés Manuel López Obrador se enfadó en su


comparencia de este lunes cuando le preguntaron al respecto, porque esa
cuestión interfería con el mensaje que él quería mandar sobre otro asunto. Y para
colmo de la indignación en las redes sociales, el crimen de esta mujer ha sido
tratado en algunos medios de comunicación con toda la sangre que cabe en las
imágenes.

Pero antes las había filtrado la policía: la Fiscalía General de la ciudad ha abierto
una investigación sobre seis de los agentes que desempeñaron su labor en la
escena del crimen. Pueden incurrir en delito penal o acabar en sanción
administrativa. Mientras, siguen en sus puestos.

Erick Francisco, un ingeniero de 46 años, acabó con la vida de su pareja, de 25, y


la desolló salvajemente, arrancó sus órganos y se deshizo de ellos. La policía ha
filtrado imágenes y un video de un hombre compungido que cuenta su versión y
lloriquea justificando lo ocurrido por “miedo y vergüenza”. Asegura, con el torso
ensangrentado, que ella le pegó y le amenazó con un cuchillo antes de que él se
lo clavara a ella en el cuello.

Cientos de mujeres han emitido mensajes en Twitter subrayando que la


honorabilidad de las víctimas de violencia de género se vulnera incluso después
de muertas, que el odio contra ellas es infinito y se prima la voz del agresor. Por
eso, algunas critican la reacción del presidente al ser preguntado por el
feminicidio. “Disculpe que molestemos, pero nos están matando”, se leía en la red
social.
En el último lustro, los feminicidios se han incrementado en México un 137%,
cuatro veces más que el resto de homicidios, según los datos del fiscal general de
la República, Alejandro Gertz Manero, quien cree que tratarlos con un tipo penal
específico es contraproducente para llevar el proceso judicial a buen término, algo
de lo que discrepan muchas de las expertas que tratan la violencia de género
contra las mujeres.
La subprocuradora y portavoz de asuntos sobre Violencia de Género, Nelly
Montealegre, ha ofrecido esta tarde una conferencia en la que ha manifestado que
se han tomado todos los indicios para enfocar la investigación de este caso con
perspectiva de género. Para considerarlo de ese modo, basta con que la víctima
mantuviera una relación sentimental, según la ley federal.

Montealegre ha asegurado también que la Fiscalía ha logrado 82 sentencias


condenatorias desde el 21 de noviembre, cuando se decretó la alerta en la ciudad
por violencia contra las mujeres. Pero son cifras pequeñas para un infierno
gigante: en 2019 se contabilizaron 976 muertas y en lo que va de 2020 ya están
alrededor de la docena.

“Apenas se judicializan el 3% de estos casos y sale con sentencia un 1%”, ha


recordado la responsable de la Dirección General para una Vida libre de Violencia,
Fabiola Alanís. Considera que la impunidad “genera un efecto muy dañino”.
Además, ha pedido límites para los medios de comunicación en el uso de
determinadas imágenes y videos. “Esto no se puede tratar como una nota roja [de
sucesos]”. Y ha reclamado una “revisión profunda de la impartición de justicia” y la
reforma urgente “de la formación que recibe la policía. Filtrar estas imágenes
recriminaliza a la víctima y eso duele. Esas acciones hay que castigarlas”.

La jefa de Gobierno de la capital mexicana, Claudia Sheinbaum, condenó el


feminicidio y dio el pésame a la familia. “Cuando el odio llega a los límites como el
de Ingrid Escamilla es indignante. La SSC [Secretaría de Seguridad Ciudadana]
detuvo al presunto responsable y la fiscal ha declarado que exigirá la máxima
condena”, escribió en Twitter. Otros mensajes pedían a la alcaldesa que
condenara igualmente a quien filtró las fotos del cadáver.

El caso de Ingrid Escamilla ha revuelto singularmente a una opinión


pública acostumbrada a los feminicidios. “Es que se ha dado en un contexto
propicio, con las declaraciones del fiscal Gertz luego rectificadas de que quería
acabar con el tipo penal de feminicidio y también por la reacción del presidente.

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