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Ministerio de Justicia

Secretaría de y Derechos Humanos


Clase 3 Derechos Humanos
Clase 3
DESAFÍOS PARA UN ENFOQUE DE DERECHOS HUMANOS
EN LAS TICS.

La clase pasada sentamos el marco conceptual desde el cual abordamos muchos


de los procesos de construcción de poderes y saberes referidos al campo de la
comunicación.

En esta oportunidad -y desde esa mirada- vamos a presentar los diferentes con-
trapuntos que atraviesa la relación entre TICs y Derechos Humanos.

Sólo podremos brindarles una aproximación a las problemáticas debido a la


enorme amplitud de las situaciones de tensiones específicas que generan estos
nuevos ecosistemas tecnológicos en materia de derechos y la velocidad con las
que se producen y reproducen. Además, se trata de un objetivo esquivo por los
cambios permanentes a los que está sujeto el avance de las TICs y las incipientes
normativas que empezaron a surgir los últimos años, para intentar encausar su
avance y poder sobre las personas y las sociedades.

Esto no quiere decir que creamos que todo lo que las TICs conllevan sea negativo,
simplemente aquí nos centramos en los aspectos que representan vulneraciones
a derechos ya consagrados e incluso institucionalizados, que sufren un retroceso
en el ámbito digital, sobre todo bajo su actual modelo de desarrollo: nuevas mo-
dalidades de vigilancia, de manipulación, explotación de datos y magnificación
de prácticas hegemonizantes.

Presentación de las principales problemáticas

El período de aislamiento social preventivo durante la pandemia mundial de CO-


VID19 puso en evidencia que los recursos simbólicos y materiales que garantizan
el acceso a Internet son, sin lugar a dudas, un derecho humano, ya que implica
tener o no tener acceso a otras libertades y derechos. Si bien el acceso univer-
sal ya estaba enmarcado dentro de las normativas del sistema internacional de
derechos humanos, todavía quedaban detractores que lo consideraban un bien
secundario o de lujo.

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Pese a su importancia social, el modelo que se está configurando para las TICs,
pareciera que, lejos de construir sociedades inclusivas que tiendan a la igualdad,
a la justicia social, al desarrollo común, al respeto por los derechos humanos y a
la diversidad cultural, se asienta en la organización de las interacciones sociales
que valoran las jerarquías y la competencia.

Una de las consecuencias del uso masivo de Internet y de las TICs es la obser-
vable aceleración que se produjo en el desarrollo del mercado global, que no se
vincula con la profundización de la vigencia global de los derechos humanos.

Las principales plataformas digitales operan como grandes espacios públicos de


circulación de información con una fuerte tendencia a la concentración y por lo
tanto detentan el poder de influir en forma decisiva sobre la producción y difu-
sión de la cultura a escala global. Gran parte del acontecer cultural actual se cons-
tituye gracias a las mediaciones entre los usuarios y los dueños de las tecnolo-
gías. Los actores privados e intermediarios tienen un rol fundamental y cumplen
una función vital para el desarrollo humano.

De conformidad con las normas y principios internacionales en materia de dere-


chos humanos, los intermediarios deben establecer e implementar condiciones
de servicio transparentes, claras y accesibles. Son las empresas las que deben
procurar que cualquier restricción resultante de la aplicación de términos y con-
diciones del servicio no restrinjan de modo arbitrario o desproporcionado los de-
rechos fundamentales1. Y son los Estados los que ante violaciones de derechos
específicos en el ambiente digital deben establecer mecanismos que permitan
resguardar derechos ante potenciales interferencias.

Sin embargo, con Internet también han surgido aspectos emergentes relativos
a la libre circulación de información y expresión que permiten nuevas formas
de vigilancia de las comunicaciones. Un recurso, sobre el que se lanzaron mu-
chos Estados, que por su alcance masivo puede constituir una infracción grave
al derecho a la privacidad y afectar negativamente el disfrute de otros derechos
fundamentales, incluyendo las libertades de expresión, de asociación y de parti-
cipación política2. Las denuncias sobre el mal uso de las tecnologías por parte de
los Estados van desde la instalación de sistemas de reconocimiento facial masivo,

1 Article 19, «Intermediarios de internet: Disyuntiva por la atribución de responsabilidad civil y penal», Article 19.org, 29 de agosto de 2013.
2 OEA, «La Relatoría Especial expresa preocupación ante la adquisición e implementación de programas de vigilancia por parte de
Estados del hemisferio», 21 de julio de 2015, http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=998&lID=2

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hasta la utilización de bases de datos estatales en campañas políticas o el cruce
de datos públicos para la persecución de disidencias.

El Estado debe ser el primero en garantizar la transparencia en el uso de las TICs, para
aprovechar su capacidad potenciadora como herramienta democratizante y operar
los mecanismos legales e institucionales que eviten convertirla en un instrumento de
opresión o control social.

El paradigma de los derechos humanos constituye un prisma desde el cual abordar


las TICs y las transformaciones que estas producen. Los principios rectores de los
derechos humanos deben darle un marco al negocio que controla los medios de “so-
cialidad” en la red3, con el que tanto los Estados como los grandes actores privados
deben comprometerse.

La libertad de expresión en el contexto de las TICs

Una parte creciente de la humanidad está atravesada por las Tecnologías de la Infor-
mación y Comunicación, que contribuyen de múltiples formas con la movilización de
la opinión pública y expresan sentidos que apelan a una experiencia de vida. En otras
palabras, lo que está en juego con las TICs son los procesos mediante los cuales las
personas y las comunidades construyen significados.

La libertad de expresión encuentra en Internet un instrumento único para desplegar


su enorme potencial, tanto en su dimensión individual como social. Desde la misma
perspectiva desde la cual se elaboró y sancionó la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual en nuestro país, debe plantearse el derecho de la sociedad a estar infor-
mada verazmente a través de las redes, sin que este derecho a difundir informacio-
nes e ideas, justifique la constitución de monopolios públicos o privados sobre los
medios de comunicación para intentar moldear y manipular a la opinión pública.

Las definiciones privadas de términos y condiciones de uso, políticas de información,


etc. no deberían habilitar la vulneración de derechos. Este escenario afecta negati-
vamente tanto la libertad de expresión como la diversidad de las expresiones y ma-
nifestaciones culturales, en la medida en que los controladores de estas plataformas
3 Martín Barbero (2004) define que “Socialidad es la trama que forman los sujetos y los actores en sus luchas por horadar el orden
y rediseñarlo, pero también sus negociaciones cotidianas con el poder y las instituciones. Desde ella emergen los movimientos que
desplazan y recomponen el mapa de los conflictos sociales, de los modos de interpelación y constitución de los actores y las identi-
dades”. Díaz Larrañaga, N., Grassi, L. y Mainini, C, «Socialidad: Los modos de apropiación del espacio público», Universidad Nacional
de La Plata, 2016, http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/ handle/10915/34344/Documento_completo.pdf?sequence=1

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imponen sus propios valores morales y políticos, generando en consecuencia proce-
sos de uniformización cultural y reducción de la diversidad.

Toda la amplia gama de referencias normativas y los instrumentos regionales e


internacionales del sistema de protección de derechos refieren a la triple natura-
leza de la libertad de expresión como derecho humano individual (dada su íntima
relación con la autonomía personal), como instrumento para el ejercicio de otros
derechos y como elemento estructural para el funcionamiento adecuado de los
Estados democráticos.

Para profundizar:
La Relatoría Especial sobre libertad de expresión de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos estableció una serie de criterios-guía para facilitar la re-
solución de conflictos entre derechos en el ambiente digital. “Libertad de Expre-
sión e Internet - CIDH (01/07/2014)” https://youtu.be/GzPc8WnEdHw

La labor del Estado en el desarrollo de políticas públicas de información en el ámbito


digital debe contemplar, además de la libertad de expresión, la serie de condiciones
que conforman el Derecho a la Comunicación implicado en el uso de estas tecno-
logías: el acceso a la información y al conocimiento en igualdad de condiciones, el
pluralismo, la no discriminación y la privacidad.

Bajo las nuevas estructuras y relaciones de poder que se establecen a través de


las TICs afrontar este desafío requiere una transformación social que replantee
los límites entre los dominios públicos, privados y corporativos en favor de los
derechos de los usuarios.

El derecho a copia

El desarrollo de las TICs y la expansión de Internet provocaron cambios profun-


dos en las formas de creación, producción, distribución, comercialización y regu-
lación de las producciones intelectuales. Internet es hoy una gigantesca red de
infinidad de soportes de bienes y obras intelectuales distribuidos e interconecta-
dos a nivel global.

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Las tecnologías digitales, las redes electrónicas distribuidas y la telefonía móvil au-
mentan en forma inédita las capacidades de producir valor intelectual por parte de
los usuarios, que pasaron a ser autores/creadores de bienes y obras intelectuales,
además de ser consumidores. Esta realidad global representa un cambio radical que
requiere discutir los paradigmas sobre los que se sustentan los derechos intelectuales,
las patentes de invención y los derechos patrimoniales de autores y titulares deriva-
dos. Por eso, una de las claves a discutir son las normas que regulan las posibilidades
para crear, copiar, producir, reproducir, compartir, liberar, comunicar al público, comer-
cializar o disponer de estos bienes y obras intelectuales a escala global.

En la era digital, el derecho de copia permite discutir críticamente y repensar cómo se


produce, se gestiona el valor intelectual y cómo se distribuyen las riquezas intelectua-
les comunes.

Aquello que hasta hace pocos años recibía el nombre de “derecho de autor” está
siendo resignificado hacia un “derecho de autor y derecho a copia”. Una obra inte-
lectual no se crea de la nada, en el vacío cultural; está imbuida de una cultura, surge
en un tiempo y espacio social que se expresa creativamente en base a los bienes
intelectuales que allí circulan.

Desde los aspectos jurídicos constitutivos de este campo los usuarios-finales pue-
den dar un uso honrado, justo y libre4 a las obras intelectuales que están expresadas
en las leyes nacionales y tratados internacionales.

Según el investigador Ariel Vercelli es importante tener presente que, a diferencia


de los bienes materiales, los bienes intelectuales no son bienes escasos, pueden ser
utilizados y estar disponibles en simultáneo por infinidad de personas.

En las economías “clásicas” los bienes materiales son limitados, finitos, agotables,
compiten unos con otros en una economía de la escasez y son regulados por el ré-
gimen de la propiedad. Los bienes intelectuales desafían este modelo porque son
ilimitados, infinitos e inagotables, no entran en contradicciones entre sí y se basan
en una economía de la abundancia. Estos bienes están regulados por los derechos
intelectuales. Ambas relaciones económicas se encuentran en tensión frente al uso,
aprovechamiento y disponibilidad de los bienes intelectuales. Entre estos dos mode-
los emergen todo tipo de artificios y artefactos orientados a solidificar relaciones de
4 Vercelli, A. (2009) “Repensando los bienes intelectuales comunes”, Ed. Bienes Comunes. La llamada “regla de los tres pasos” consiste en un
dispositivo jurídico mediante el cual el derecho patrimonial de autor es limitado en casos que no atenten contra la explotación normal de la obra
ni causen un perjuicio injustificado a los intereses del autor o sus titulares derivados. Art. 9.2 del Convenio de Berna (1886), art.13 del Anexo 1 del
ADPIC de la OMC (1994), art. 10 del TODA (1996) y art. 16 del TOIEF (OMPI, 1996A).

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escasez sobre bienes abundantes. Se trata de una etapa del capitalismo global que
tiende a apropiar, privatizar e indisponer bienes intelectuales a través del control de
los soportes/servidores5.

Por ejemplo, el gigante Google/Alphabet es la principal empresa de servicios y


publicidad en el mundo gracias a que la mayoría de sus servicios son gratuitos y
se corresponden con una economía de la abundancia. Pero la columna vertebral
de su modelo de negocios se basa en el control privado, exclusivo y excluyente,
que ejerce a través del control de su tecnología. Sus servidores ejecutan algorit-
mos6 que permiten encontrar y guardar todo en sus centros de datos hasta que
algún usuario lo busque. Su principal creación, los algoritmos, que mayormente
están escritos en base al software libre, son estrictamente secretos, privados y
protegidos por el instituto jurídico de la propiedad. Dicho de otro modo, brindan
un servicio gratuito, pero con derechos de autor.

Esto genera una enorme asimetría económica: hasta 2017, por cada centavo de
dólar que Google gastaba en una búsqueda en Internet, recibía cinco centavos
de ingresos por la publicidad relacionada con nuestros hábitos de búsqueda y
consumo; pero desde entonces estas ganancias crecieron el 50% cada año7. En
otras palabras, se trata de una economía basada en extraer el conocimiento y la
cultura de la humanidad, estableciendo una renta millonaria indirecta sobre el
bien común.

El derecho a copia recupera todos los intereses involucrados en la regulación de


los bienes y obras intelectuales, devolviendo simetría a la regulación autoral y
visibiliza los intereses difusos del público en general, de los usuarios finales.

Muchas otras organizaciones han impulsado nuevos modelos que permiten a los
autores compartir los bienes y obras intelectuales con el prójimo sin renunciar a
sus derechos o bien dedicarlas al dominio público/común de la humanidad, como
por ejemplo el “copyleft” o el “Creative Commons”.

5 Vercelli, A. (2009) (Ibid)


6 Un algoritmo es un conjunto de instrucciones, ordenadas y finitas que permite solucionar un problema, realizar un cómputo, procesar datos y
llevar a cabo otras tareas o actividades de manera automática. https://es.wikipedia.org/wiki/Algoritmo
7 Jiménez, M. (27/07/2021) “Google casi triplica su beneficio en el segundo trimestre hasta los 15.676 millones”. https://cincodias.elpais.com/ cinco-
dias/2021/07/27/companias/1627420434_022718.html

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Para profundizar:
Vercelli, A (2013, agosto) “El Derecho a copia”. Revista Chasqui, Nro. 123. https://
revistachasqui.org/index.php/chasqui/article/view/48

Neutralidad y soberanía en internet

Interactuamos con Internet utilizando principalmente la web y eso hace que se con-
funda Internet con la web. Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es in-
distinguible de la magia, decía Arthur C. Clark, y ciertamente, la impresión que se tie-
ne de Internet es que es un sistema etéreo, inmaterial, donde la información circula
libremente de un punto del planeta a otro y donde las limitaciones que nos vendría a
imponer el mundo físico están finalmente saldadas.

El modo en que funciona Internet (el cómo) pasa a un segundo plano. Técnicamente,
Internet fue (y aún es) una red electrónica distribuida, abierta, de producción cola-
borativa entre pares; un sistema abierto en el que circulan paquetes de datos bajo el
principio del mejor esfuerzo y a través de la ruta menos costosa, empleando proto-
colos aceptados por todas las redes. No requiere de un centro que controle el flujo de
información. Los usuarios finales se suman en un pie de igualdad y pueden funcionar
como emisores o receptores de información (estructura p2p). Esto es posible gracias
a la tecnología de “conmutación de paquetes” de información (Packet Switching)8.

Sin embargo, la Internet en ningún momento fue una invención neutral. No lo es ac-
tualmente ni lo podrá ser en el futuro. Estados Unidos, a través de ARPANET9, creó la
red Internet y ésta fue incrementando su valor a medida que se conectaban nuevos
nodos (dentro y fuera de EEUU). La gestión de ciertos recursos críticos se trasladó de
diversas áreas del gobierno de los Estados Unidos a entidades no gubernamentales
(sujetas a regulaciones más flexibles, pero no por ello independientes del ecosistema
de la defensa y la seguridad nacional).

Para su funcionamiento es necesaria una infraestructura física destinada a ese fin


(que implica los costos de instalar los cables y antenas, etc.), que las redes adhieran
a protocolos para mover paquetes de datos de manera consistente, y que haya un
8 El desarrollo del packet switching se debe a los norteamericanos Paul Baran (de la Rand corporation) y Leonard Kleinrock (del MIT) y, por la
otra, al inglés Donald Davies (Lessig, 2001). Esta tecnología fue desarrollada para la seguridad militar y trató de resolver el problema hipotético de
ataques nucleares simultáneos sobre centros de información y telecomunicaciones en EEUU. La meta era diseñar dispositivos que se mantuvieran
activos si una parte de la red de telecomunicaciones colapsaba.
9 ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network)

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consenso mínimo sobre los protocolos de conexión. A estos consensos se los conoce
como “gobernanza de Internet” y su modelo organizativo es denominado “multis-
takeholder”, es decir de “múltiples partes interesadas”; que no significa que por ser
“múltiples partes” estén en pie de igualdad.

Quienes transportan “paquetes” entre las redes, es decir, los dueños de los ca-
bles, son en su mayor parte corporaciones privadas. Entre sus principales clientes
figuran los propios Estados y otras corporaciones. No existen otros “clientes” que
tengan posibilidad de financiar los multimillonarios costos de infraestructura. Es-
tas corporaciones son las que imponen la agenda para decidir prioridades en la
administración de los recursos críticos de Internet. Las otras partes interesadas,
como organizaciones de la sociedad civil y los Estados menos industrializados
son en su mayoría espectadores de decisiones que otros toman.

Este episodio del ciclo “Distancia cero” de Canal Encuentro documenta la historia
de lnternet, desde sus comienzos como sistema de descentralización de datos en
el contexto de la guerra fría, hasta la gigantesca red casi omnipresente de hoy.
“Canal Encuentro: Distancia cero. La historia de Internet”. https://youtu.be/FOI-
1gLizJaM Acadeu (19/05/14)

Durante décadas las conexiones troncales a Internet fueron propiedad de ope-


radores de telecomunicaciones que formaban un consorcio de todas las partes
interesadas en utilizar el servicio. Pero a fines de la década del ‘90, una afluencia
de empresas emprendedoras comenzó a vender la conexión a los grandes usua-
rios (Estados, otras empresas de telecomunicaciones, etc.) y los proveedores de
contenido como Google, Facebook, Microsoft y Amazon comenzaron a invertir
fuerte en el sector. Son estos actores, sobre todo, quienes sostienen la idea de
que la no regulación de la red de datos es una condición para que mantenga su
“neutralidad” de flujos.

La noción de neutralidad es sostenida por estas empresas desde una posición


dominante, en muchos casos monopólica u oligopólica sobre la base de dos fun-
damentos: el primero es que -independientemente de quién opere la red- debe
garantizarse el flujo de datos sin interrupciones ni monitoreos. El segundo, que
se postula inexplicablemente como condición necesaria para el primero, es que la
desregulación va a garantizar por sí misma la neutralidad.

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La desregulación de las redes no garantiza una justa distribución y participación
de las normas que regulan la red, sencillamente porque los intereses corporati-
vos son infinitamente más poderosos que los de la sociedad civil, e incluso el de
los propios Estados. Es decir, si estas empresas centran su actividad en el rédito
económico generado por el flujo de información y resulta redituable, vender las
trazas de nuestros datos e interacciones en línea ¿Qué se lo impediría en un te-
rritorio sin legislaciones y con jurisdicciones tan esquivas?

El panorama es complejo, pero cada día resulta más necesario que se empujen las
regulaciones en dos direcciones: gravar el negocio de los datos, mientras se trata de
recuperar para el usuario el control sobre el uso de sus datos. Estas regulaciones son
las que se solapan con la idea de neutralidad, para ser rechazadas.

En ese sentido, y sobre todo después del confinamiento por la pandemia mun-
dial, se puso sobre relieve el poder y la injerencia de las corporaciones de Internet
y la necesidad de brindar marcos normativos que contengan los avances sobre
nuestros derechos.

Las democracias modernas confieren a las personas la facultad de conocer la


información pública contenida en archivos, estadísticas o registros en poder del
Estado, como requisito fundamental para garantizar la transparencia y la buena
gestión pública del gobierno. Sin embargo, esta responsabilidad sobre el gobier-
no de los datos y la información pública no atañe únicamente al Estado; sino
también a los actores privados que explotan comercialmente bienes públicos.
Una sociedad organizada en base a principios de derechos humanos no puede
ignorar el valor económico, político y social que tienen los datos en el mundo y
debe, por lo tanto, tomar decisiones para legislar el ambiente digital. Desde una
perspectiva de derechos, consideramos que deben tratarse como “datos públi-
cos” bajo gestión privada. El Estado, el garante en la protección de derechos,
debe pensar alternativas de acción.

Explotación de la sociabilidad y extractivismo de datos

Desde la primera configuración de la Declaración Universal de Derechos Huma-


nos de 1948 para acá, la privacidad y la intimidad de las personas son un pilar de
las democracias y el resguardo de datos personales está especificado desde 1966:

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Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su
domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.10

En el ambiente digital la violación a la intimidad tiene un alcance sin precedentes, se


despliega sutilmente sobre las mediaciones entre los usuarios e interviene conec-
tando y haciendo homogéneo el acontecer cultural actual. Su vulneración tiene dos
características: es generalizada y pasa desapercibida en las formas de uso y relacio-
namiento con la tecnología.

Los metadatos son la información que describe las características de determinado


dato, explicándolo en un contexto de uso. Estos son generados por los usuarios per-
manentemente y son una fuente fundamental para obtener de su análisis precisio-
nes sobre cómo la humanidad transita y resuelve sus tensiones y aspiraciones. En
consecuencia, adquieren una relación estratégica para dirigir consumos, preferencias,
gustos y opiniones, en una nueva y robusta ingeniería social de alcance planetario.

Los datos son una mercancía valiosa, más aún cuando el 48,53% de la humanidad
lleva consigo un dispositivo inteligente que transmite metadatos de nuestras accio-
nes en forma ininterrumpida11.

En el ambiente digital, especialmente en las redes sociales, los usuarios convierten


sus amistades, deseos, intereses, emociones, preguntas y búsquedas en datos que
luego se procesan para determinar patrones de consumo. Las empresas venden
los datos para ser utilizados, por ejemplo, en eficientes sistemas de publicidad mi-
cro-dirigida, generando una novedosa forma de plusvalía12.

Hoy, el volumen de datos es tal que empresas ofrecen no sólo una comunicación
micro-dirigida de publicidad, sino también la posibilidad de crear una necesidad
donde no la había13. Estas prácticas ponen en jaque a los derechos humanos y a la
democracia en una encrucijada. Ya no es el Estado el único actor que establece y
fija las reglas de juego para la organización de la sociedad. Las empresas también
cumplen un rol para que los derechos humanos sean -o no- una realidad.

10 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 1966, artículo 17


11 Mireles, B (01/02/2021) “La generación Smartphone” https://www.ejecentral.com.mx/analitica-la-generacion-smartphone/
12 No fue sino hasta que estalló el escándalo de Cambridge Analytica (CA) que quedó en evidencia el inmenso poder del comercio de los datos.
Esteban Magnani, «El escándalo mundial de Facebook desnuda el inmenso poder de las gigantes de las redes», Página/12 (01/04/2018), https://
www.pagina12.com.ar/104895-el-monopolio-gafa
13 De la generación de “necesidades” también se habla en Esteban Magnani, «Del Big Data a la neurociencia», 20 de marzo de 2018, https://kbz.
red/del-big-data-a-la-neurociencia-ab67b7e339b1

Clase 3
Esta materia prima llamada datos personales, presuntamente anonimizada, se reco-
ge, se analiza y revende a anunciantes publicitarios para que “las personas correctas
reciban el mensaje correcto en el momento oportuno”.

Como pregona un eslogan de los años 70s “Si es gratuito, el producto es usted”. El
economista Dallas Smythe observó que toda persona absorbida por una pantalla es
un trabajador que se autoignora. A esta tarea se la denomina “digital labor” o “tra-
bajo digital”, se trata de la producción de datos que se realiza gratuitamente y es una
fuente que el capitalismo está monetizando con desesperación a escala global.

Los usuarios son objeto de una doble explotación, tanto como trabajadores, que
producen el contenido de las plataformas que se basan en sus prácticas e inte-
racción, como consumidores obligados a readquirir sus propios datos procesa-
dos, al tiempo que resigna parte de su privacidad y capacidad de determinar el
destino de su información.

Jaron Lanier, informático y gurú de la realidad virtual, sostiene que “desde el mo-
mento en que una persona contribuya por el medio que sea y por poco que sea a
una base de datos, debe recibir un nanopago proporcional a la magnitud de la con-
tribución y al valor resultante de ella. Esos nanopagos se acumularán y fundarán un
nuevo contrato social”.14

Big data e inteligencia artificial

El gran hito se marcó con la creación del Big data que le brindó otra escala al negocio
de datos. La creciente interacción humana con la red, generaba datos en volumen,
variedad y velocidad, que no era posible tratar con los softwares tradicionales. Para
manejar y analizar este flujo incesante de datos y metadatos sobre la actividad hu-
mana la creación del Big Data, denominación genérica de todo lo que refiere al análi-
sis de enormes cantidades de datos, fue fundamental en el negocio de Internet.

El rastro de cada usuario en cualquier red o dispositivo inteligente que se conecte a


la red es acopiado. Cuando esta información se lleva a cierta escala también puede
usarse para alentar temperamentos grupales, modelar los intereses de las perso-
nas, vender productos o generar representaciones colectivas que de otro modo no
hubiesen surgido. El Big Data es un sistema de investigación capaz de reconocer y
predecir patrones de todo tipo en base a gigantescos volúmenes de datos en perma-
14 Solinet (10/11/2015) “Contra la tiranía del algoritmo” https://solidaridad.net/contra-la-tirania-del-algoritmo/

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nente movimiento y sabe más sobre nosotros que nosotros mismos. Generalmente,
el proceso de análisis de los datos está totalmente automatizado con la ayuda de las
herramientas analíticas, el aprendizaje automático o la inteligencia artificial.

Otro aspecto a considerar es el exceso de confianza al que se arriba con el Big Data.
En muchos casos se utiliza para tomar ciertas decisiones que pueden afectar drás-
ticamente la vida fuera de línea de las personas, muchas veces sin entender de qué
proceso surge esa toma de decisión. Muchas veces la determinación sobre el otorga-
miento de crédito a una persona o su selección como candidata a un trabajo, quedan
en manos de algoritmos, que frecuentemente reproducen y multiplican los sesgos
discriminatorios de la realidad que los nutre.

Los sesgos algorítmicos están directamente relacionados con las bases de datos
a partir de las cuales aprende una inteligencia artificial. Acá se ve un claro ejem-
plo con el sesgo de género en un algoritmo que otorga puntaje crediticio.

RTVE (04/03/2022) El sesgo de género en los algoritmos https://www.rtve.es/


play/videos/telediario-2/sesgo-genero-algoritmos/6413538/

Internet no sólo es un nuevo medio de comunicación, sino que se está convir-


tiendo en una capa de realidad que interviene en los distintos tipos de relaciones
humanas. Las principales cinco compañías que diseñan el nuevo paradigma de
producción, el complejo GAFAM (Google-Alphabet, Apple, Facebook, Amazon y
Microsoft) están redefiniendo los conceptos de valor y capital dominantes du-
rante el siglo pasado. Los datos masivos que entregamos a operadores globales
reflejan nuestra existencia y adquieren dimensión económica al ser monetizados
y están corriendo de lugar el eje de la relación consumidor-producto: los consumi-
dores son ahora una parte inescindible del producto.

Estamos asistiendo a una personalización de la cultura con consecuencias aún incier-


tas para todos los órdenes de la vida en sociedad. La personalización de los resul-
tados de las búsquedas en Internet crea una “burbuja de filtros” que obstaculiza el
acceso a la información veraz, plural y diversa.

TED2011 (03/2011) Eli Pariser: cuidado con la “burbuja de filtros” en la red.


[https://www.ted.com/talks/eli_pariser_beware_online_filter_bubbles?lan-
guage=es#t-3585]

Clase 3
Este nuevo giro del sistema para la acumulación capitalista de riqueza a través del
extractivismo de datos es una nueva lógica económica, donde nuestra experiencia
humana se ha transformado en una materia prima gratuita de la que se pueden apo-
derar mediante procesos computacionales. El producto final es combinar esos datos
para hacer predicciones de comportamientos de consumo futuros. Si bien siempre
hay margen para la autodeterminación, cuanta más interacción con una plataforma,
mejores predicciones de conductas pueden realizarse y más herramientas se tienen
para poder programar o modificar un comportamiento o impeler a ciertas acciones.

Shoshanna Zuboff bautizó esta nueva forma de acumulación como Capitalismo


de vigilancia15. Según la experta se trata de una nueva forma de explotación y de
manipulación que vulnera los derechos fundamentales de las personas en pos
de maximizar los márgenes de venta.
Vázquez, L (11/07/20). “¿Qué es el capitalismo de vigilancia? De Big Brother a
Pokemon Go - Shoshana Zuboff”.
YouTube [https:// www.youtube.com/watch?v=zRPuih415YQ]

Sin embargo, hay múltiples interpretaciones y lecturas teóricas sobre estas nuevas
formas de producción por partes de las redes y las plataformas. Se habla de Tec-
nofeudalismo16, de la inauguración del Tecnoceno17 o del Capitalismo de Platafor-
mas18. Nuevas formas de producción de riqueza, que vulneran en su operación, a
través y con las TICs, los derechos que analizamos a lo largo del curso. En algunos
aspectos representan una estocada al corazón mismo de la democracia: si pueden
programar mis hábitos de consumo ¿cómo no hacerlo extensivo a la elección de un
candidato o al apoyo de cierta medida económica?

Para reflexionar:
Los invitamos a leer esta breve e interesante entrevista al especialista en Big
data, Martin Hilbert, sobre la influencia del big data en las democracias:

HIlbert, M. “Obama y Trump usaron el Big Data para lavar cerebros”. The Clinic
Online. http://www.theclinic.cl/2017/01/19/martin-hilbert-experto-redes-digita-
les-obama-trump-usaron-big-data-lavar-cerebros/

15 Zuboff, S. (2019) “La era del capitalismo de la vigilancia”, Ed. Paidos.


16 El economista Cédric Durand acuñó este término para referirse a las formas de ejercicio de poder de las corporaciones de Internet sobre los
territorios digitales. Ver Febbro, E (24/01/2021) “Somos más débiles que los algoritmos” Página/12 https://www.pagina12.com. ar/319287-so-
mos-mas-debiles-que-los-algoritmos
17 Costa, Flavia. Tenoceno. 2021. Taurus.
18 Srnicek, Nick. Capitalismo de plataformas. 2018. Caja Negra Editora. Versión en pdf en Lecturas de Profundización del Módulo 3.

Clase 3
En términos de políticas públicas, el Big Data genera una tendencia a evitar dis-
cutir de qué manera el Estado debe estar presente en los territorios para proteger
derechos y asistir con sus obligaciones. ¿Quién puede hoy asegurar que los datos
procesados de la interacción en redes sociales estén debidamente anonimizados
y que se cumplan principios éticos y de derechos humanos en su tratamiento?
Y más interesante aún ¿Qué puede hacerse al respecto desde los Estados y la
sociedad civil?

Una serie de respuestas que se dieron en los últimos años y están prefigurando
estrategias de acción posibles. Todas ellas tienen características comunes: son
salidas colectivas, consensuadas y con perspectiva de Derechos Humanos, más
o menos explicitada.

Normativas para tecnologías con enfoque de Derechos Humanos

Como vimos hasta acá, si bien las tecnologías de la información y la comunica-


ción tienen un enorme potencial democratizante y cuentan con la capacidad de
generar cambios profundos que colaboren con la construcción de sociedades más
justas e inclusivas, su actual modelo de desarrollo está conduciendo en muchos
aspectos en el sentido opuesto.

Es necesario introducir ciertos cambios en los ejes orientadores de sus usos, para
que puedan incorporar una serie de valores fundamentales desde la perspectiva de
derechos humanos.

Fueron varios los Estados y regiones que tomaron medidas y sancionaron leyes
para la protección de los derechos humanos en el marco de Internet.

En nuestra región, Brasil estuvo a la vanguardia de las legislaciones sobre inter-


net, cuando en 2014, se aprobó el Marco Civil de Internet que otorgaba garantías
de privacidad a los usuarios e incorporaba una serie de derechos, entre los cuales
figuraba la neutralidad de la red. Los proveedores ya no podían dar prioridad a
ciertos paquetes de datos por sobre otros en función de ningún beneficio eco-
nómico.

Sin embargo, no fue sino hasta el año pasado que no hubo una propuesta nor-
mativa universal que brindara un marco al avance de las tecnologías y la inteli-

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gencia artificial en función de los derechos humanos, cuando los Estados miem-
bros de la UNESCO adoptaron el primer acuerdo mundial sobre la ética en la
inteligencia artificial -núcleo de los principales problemas del negocio de datos-;
a partir del cual se construirá el andamiaje jurídico.

El acuerdo es fruto de una serie de recomendaciones realizadas y consensuadas por


expertos de 193 países, donde se establecen las líneas de acción para garantizar que
“las transformaciones digitales promuevan los derechos humanos y contribuyan a
la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”19: protección de datos; pro-
hibición de los marcadores sociales y la vigilancia masiva; ayudar a los países y a las
empresas evaluar el impacto de los sistemas de IA; favorecer métodos eficaces para
garantizar que la IA se convierta en una herramienta en el tratamiento de los proble-
mas medioambientales.

Resulta relevante que por primera vez haya acuerdos internacionales para la protec-
ción de derechos en los ambientes digitales -particularmente desde el surgimiento
de las inteligencias artificiales.

En Argentina
Leyes y normativas específicas de derecho y ciudadanía digital en nuestro país
https://www.argentina.gob.ar/justicia/convosenlaweb/derechos-y-ciudada-
nia-digital

19 UNESCO, “Primer acuerdo mundial sobre la ética de la inteligencia artificial”, (25/11/2021) https://es.unesco.org/news/estados-miembros-unes-
co-adoptan-primer-acuerdo-mundial-etica-inteligencia-artificial

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