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Serie VIDA - Primera parte

Título - Cansado de mi
Romanos 7:19, 24 NVI

En estas seis semanas enfatizaremos como en Cristo encontramos un camino


para llevar adelante los cambios que anhelamos en nuestra vida.

Introducción

Nuestra naturaleza nos lleva regularmente a vivir insatisfechos.


Insatisfecho con lo que tenemos, con lo que hacemos, con nuestro trabajo,
desempeño, con nuestro cuerpo, con las decisiones que tomamos, con la
relación de pareja, con la crianza, con la casa, con la iglesia, el ministerio, el
gobierno, etc…

Y ciertamente puede ser que hayan cosas que no se están haciendo de la


manera adecuada y por eso los resultados y la insatisfacción. Pero sea cual
sea la razón, la verdad es que la insatisfacción nos afecta al punto que nos
drena, nos va consumiendo.

Y más aún si transportamos la insatisfacción al ámbito espiritual. Me


explico:
. Insatisfacción porque aún no eres el cristiano que deseas ser.
. Porque entiendes que ya debes estar en una madurez espiritual y todavía
estás muy inmaduro.
. Porque dices que nos va a caer en lo mismo y una vez más eres derribado y
te sientes como un títere de los mismos errores.

Paradójicamente muchos se pueden sentir así, a pesar de que están en Cristo,


a pesar de que Dios nos prometió en él una vida abundante, fructífera, que
ya ha sido dada, a pesar de eso, a pesar de las buenas acciones, de los
esfuerzos, del servicio, cada día termina con insatisfacción.
Pueden haber muchos motivos los cuales generen insatisfacción, pero deseo
señalar uno muy particular. Se trata de aquello que ponemos por regla,
estándar, que anhelamos como padres y se convierte en ley.

Yo he visto padres que quieren cumplir sus sueños truncados con sus hijos.
No fue un buen atleta y quiere obligar a su hijo que lo sea.
De igual forma su hijo no tiene que ser abogado porque usted y el abuelo son
abogados. Su hijo va a estudiar lo que Dios haya puesto en su corazón, pero
no tiene que ser lo que usted es o intento ser.
Mis hijas no tiene que ser pastora porque yo soy pastor, ellas deben ser lo
que Dios quiere que ellas sean y lo tendrán que descubrir en intimidad con
Dios.
Nosotros no podemos exigir que nuestros hijos, inclusive los jóvenes de hoy
vivan sus experiencias de adoración, de búsqueda como las viví yo, las vivió
usted, las experiencias con Dios son muy personales, y muy particulares y
Dios las da como el quiera.
Pero cuando le queremos hacer el librito a nuestros hijos, a las generaciones
que se levantan, sin darnos cuenta, lo que estamos haciendo es dándole
órdenes a Dios de cómo proceder.

Así que en este ejemplo vemos como la insatisfacción es transferida.

Y es que esa insatisfacción que se carga puede ser el producto de exigencias


familiares, eclesiales (tradicionalismo), o expectativas o estándares en
cuanto al éxito, y al no poder alcanzarlos, ¿qué sucede? Se genera un grado
de insatisfacción del cual se hace muy difícil salir, es decir quedamos
esclavizados por las exigencias y por ende atrapados en la insatisfacción.

Eso nos muestra el mismo libro de Romanos 6:16 NVI


16 ¿Acaso no saben ustedes que cuando se entregan a alguien para
obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya
sea del pecado que lleva a la muerte o de la obediencia que lleva a la
justicia.
¿Cuántos han experimentado insatisfacción? ¿No les cansa experimentar ese
sentimiento de insatisfacción? A mi me ha cansado.

Por eso hoy trataremos el título “Cansado de mi”


No es solamente para aquel que aún no ha aceptado a Jesús como Señor y
Salvador, es también para aquel que estando en Jesús aún no se encuentra a
sí mismo y vive en la insatisfacción.

Romanos 7:19-24 NVI

19 De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. 20 Y si


hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita
en mí.
21 Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me
acompaña el mal. 22 Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la Ley de
Dios; 23 pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra
ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra lo que considero bueno, y
me tiene cautivo. 24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este
cuerpo sujeto a la muerte?

El apóstol Pablo, el hombre de Dios comparte su lucha interior, se encuentra


insatisfecho, cansado de sí mismo, de ese sentir, de esos impulsos, de esa
inestabilidad. Pablo experimentó, lo que tú y yo hemos experimentado,
insatisfacción.

Aunque se escuche negativo, el estar cansado de nosotros mismos es un paso


muy importante.

Permíteme compartir algunos versos del libro de Romanos en los cuales el


apóstol Pablo describe la vulnerabilidad de la condición humana a causa del
pecado, la cual lleva a ese grado de insatisfacción, de cansancio y a la vez
poder brindarles la alternativa que nos ofrece la Palabra.

(1) Romanos 3:10-12 NVI.


10 Así está escrito:
«No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.
12 Todos se han descarriado;
juntos se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo!».

Es vital que reconozcamos nuestra condición humana, ese es el primer paso


para mejorar. Tu no puedes salvarte a ti mismo, tú no puedes modificar tu
naturaleza pecaminosa por ti mismo. Es necesario que mueras a la
naturaleza pecaminosa. Podemos educar al yo, podemos mejorar la
conducta del yo, pero, como dice el refrán, “Aunque la mona se vista de
seda, mona se queda”). Necesitamos la intervención de Cristo. Ahora bien
eso nos lleva al siguiente texto.
(2) Romanos 5:6-8 NVI.
6 A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado
Cristo murió por los impíos. 7 Difícilmente habrá quien muera por un justo,
aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. 8 Pero
Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía
éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
El esfuerzo por ser mejores cristianos es un objetivo noble, pero debemos
ser conscientes de las limitaciones de la naturaleza humana. Se trata de
Cristo obrando en nosotros.
(3) Romanos 7:24-25 NVI
24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo sujeto a la
muerte? 25 ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!
En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la Ley de Dios, pero mi
carne está sujeta a la ley del pecado.

La pregunta inicial del apóstol Pablo en Romanos 7:24 (“¿Quién me librará


de este cuerpo de muerte?”) encuentra su respuesta en el verso 25 “Mas
gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro”. El ser humano no puede
salvarse a sí mismo. La solución es el sacrificio de Cristo. Esta pregunta y
respuesta es una para toda la vida, de de cada día.
(4) Romanos 8:32 NVI
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las
cosas?
El evangelio nos proporciona buenas noticias: Dios se acerca a nosotros por
medio de su hijo, Jesucristo.
“La cruz es la solución para todo aquel que está cansado de su vida”.
¿Qué hago ahora? Escuchemos las palabras de Jesús en Marcos 8:34
RVR1960
34 Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.
—Si alguien quiere ser mi discípulo —dijo—, que se niegue a sí mismo,
tome su cruz y me siga.
¿Quieres ser un discípulo y vivir como un discípulo de Jesús? Tienes que
morir a tu yo, no es que rechaces tú yo, no es que lo reprimas (sofocar), es
llevarlo, es entregarlo en la cruz).
Hay que renunciar a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día, y
seguirle.

“El sacrificio de Jesús en la cruz es la solución para todo aquel que está
cansado de su vida”.
Lleva tus sueños, tu orgullo, tu inestabilidad, los altos estándares que te han
impuesto y que impones a otros, tu mal humor, tus inseguridades, tus aires
de grandeza, tus temores, lleva el ministerio, lleva ese pensamiento que
sigues perpetuando de cómo se deben hacer las cosas, lleva tu carácter a los
pies de Jesús, lleva todo aquello que has tratado de arreglar por tu cuenta y
has fracasado, cuando la solución es morir al yo y dejar que Cristo sea el que
obre en ti.

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