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estudios, balances y
r e l e c t u r a s d e l a s va n g u a r d i a s
e n u n a d i m e n s i ó n t r a n s at l á n t i c a
M arisa M artínez Pérsico
(dir.)
MANUAL DE ESPUMA
E s t u d i o s , b a l ance s y
re l e ct u r a s d e l a s vanguard ias
en u n a d i m e n s i ó n t r ans atlán tica
© 2018 Marisa Martínez Pérsico
46008 Valencia
calambur@calambureditorial.com www.calambureditorial.com
isbn: 978-84-8359-473-5
INTRODUCCIÓN 11
Una puesta al día en los estudios sobre las vanguardias en el centenario de su
irrupción. Marisa Martínez Pérsico (CONICET / Università di Macerata / Università
Guglielmo Marconi)
CAPÍTULO I 37
El furor hemerográfico. Exhumaciones documentales, recuperaciones y redes
intelectuales en el «espacio transatlántico» de revistas.
1. Un espacio transatlántico de revistas. La recepción de la vanguardia argentina en la 39
etapa española de Alfar (1922-1927). Bernat Padró Nieto (Universitat de Barcelona)
2. De esfinges y poetas: Meseta, DDOOSS y A la nueva ventura, tres revistas literarias de 63
vanguardia en Valladolid. Carlos Frühbeck Moreno (Università degli Studi di Enna Kore)
3. La vanguardia en Valencia (1917-1937): revistas, semanarios y otras propuestas 89
literarias. Sergio Arlandis (Universitat de València)
4. Imagen y vanguardia en Caras y caretas. María del Rocío Oviedo Pérez de 133
Tudela (Universidad Complutense de Madrid)
5. Andanzas de Caras y caretas. De Montevideo a Buenos Aires... Y una hermandad 149
mexicana. Almudena Mejías Alonso (Universidad Complutense de Madrid)
CAPÍTULO II 161
Vanguardias radicales y moderadas. El papel pionero de la poesía en la
consolidación identitaria de la literatura hispanoamericana del siglo XX.
1. Relecturas del movimiento martinfierrista: De Marechal y Girondo a la mirada 163
crítica de Contorno. Rose Corral (El Colegio de México)
2. «El viaje silencioso de los astros». México en Martín Fierro. Yanna Hadatty Mora 179
(Universidad Nacional Autónoma de México)
3. Un artista pionero del Estridentismo. Carla Zurián de la Fuente (Instituto Nacional 201
de Antropología e Historia de México)
4. Evar Méndez: el hombre detrás de la vanguardia. Carlos García (Editor y especialista 219
en vanguardias históricas – Hamburg)
CAPÍTULO III 229
Tensiones y convergencias interoceánicas. Procesos de autonomía y autonomización
implicados en la traducción lingüístico-cultural entre España, Italia, Francia y
América Latina durante las vanguardias: los discursos agónico y humorístico como
estrategias de descolonización.
1. La coda de un meridiano. La cultura italiana en Buenos Aires en 1928. Celina 231
Manzoni (Universidad de Buenos Aires)
2. Martín Fierro afrancesado: passeurs, traducciones y apropiaciones. Gersende 255
Camenen / Victoria Liendo (Université de Tours / Université Paris- Est-
Créteil)
3. Las lecturas europeas de Martín Fierro (1924-1927). El caso italiano: algunos límites 275
y equívocos de la vanguardia argentina y el futurismo (Jesús Dávila – El Colegio de
México / Harvard University)
4. Mariano Brull, traductor de Paul Valéry, y la poesía pura. Armando 293
Francesconi (Università di Macerata)
5. Martín Fierro, Nosotros y algunas discusiones sobre las categorías del humor en las 305
artes durante los años ‘20. Laura Cilento (Universidad Nacional de San Martín /
Universidad de Buenos Aires)
CAPÍTULO IV 323
Poéticas pendulares: dinámicas de la vanguardia entre pureza y compromiso, entre
la pirotecnia rebelde y la urgencia de una rehumanización. A propósito de las
letras españolas y de la solidaridad intelectual de ultramar.
1. La palabra política de Rafael Alberti. Luis García Montero (Universidad de Granada 325
/ Instituto Cervantes)
2. Jean Cocteau, Pablo Picasso y la «vuelta al orden». Antonio Jiménez 343
Millán (Universidad de Málaga)
3. La revista centroamericana Liberación y los tres viajes a España de Vicente Sáenz. 361
Jesús Cano Reyes (Universidad Complutense de Madrid)
CAPÍTULO V 379
Vanguardia inagotable. Apropiaciones, pervivencia y negociación estética entre
la preservación de señas locales y el cosmopolitismo de los ismos. Las propuestas
“híbridas” de Federico García Lorca, Alejandra Pizarnik, Felisberto Hernández,
Leopoldo Marechal y los invencionistas argentinos.
1. El reverso de la vanguardia. Continuidades, afinidades, rescates y distancias 381
entre la primera y la segunda oleada vanguardista en Argentina. Luciana Del
Gizzo (Universidad de Buenos Aires / CONICET)
2. Las configuraciones de la risa en la obra poética de Alejandra Pizarnik: ecos de la 393
segunda vanguardia en Argentina. Mara Donat (Universidad Nacional Autónoma
de México)
3. El fragmentarismo surrealista en El público de Federico García Lorca. Dóra 415
Faix (Universidad Eötvös Loránd)
4. ¿Dónde ubicar a Felisberto Hernández? Prosa de ficción y escritura epistolar entre 427
la preservación de los motivos localistas y los estímulos de las vanguardias. Giuseppe
Gatti Riccardi (Università degli Studi Guglielmo Marconi / Università della Tuscia)
5. Per-vivencias de la vanguardia en Leopoldo Marechal. Fernanda Elisa Bravo 451
Herrera (Universidad de Buenos Aires / CONICET)
Vanguardias radicales y moderadas 179
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Vale la pena señalar que, si bien Concepción Reverte Bernal utiliza el término cuando habla
de la coincidencia en la tónica de la Generación del 27 y los Contemporáneos, distinta a la del
Ultraísmo y los estridentistas, las perspectivas difieren. La distancia estriba sobre todo en que la
comparación en su caso se centra en México y España, si bien menciona como otras publicacio-
nes pares a la argentina Martín Fierro y a la cubana revista de avance (16) no utiliza la categoría
para las mismas. En su formulación, Reverte reconoce las ideas de Andrew P. Debicki de su
Antología de la poesía mexicana moderna (1977), que ella a su vez enuncia de esta manera: «Es
interesante también considerar que la generación de 1927 y los Contemporáneos encarnan en
sus respectivos países la segunda fase de la Vanguardia o Vanguardia Moderada: se ha consuma-
do ya la ruptura con el Modernismo, se han implantado bastantes novedades y ahora procede la
sedimentación y el perfeccionamiento que conducirá a los logros definitivos. La primera Van-
guardia española, que es el Ultraísmo, tiene su correlato en la primera Vanguardia mexicana, el
Estridentismo» (Reverte Bernal, 1998: 92).
Habría que añadir que, en contexto, su balance resulta favorable a estas segundas vanguardias y
contraria a la explosión estridentista. Una primera versión del asunto aparece una década antes,
en un artículo de la estudiosa, como ella reconoce al introducir el libro, como «Poetas andaluces
y los Contemporáneos (notas para un paralelo entre la generación de 1927 y los Contemporá-
neos» en José Bibiano Torres Ramírez, Andalucía y América en el siglo XX. Actas de las VI Jornadas
de Andalucía y América. Sevilla, CSIC, 1987.
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Muy interesante y altamente complementario, para la postulación de esta lectura, resulta el
ángulo que presenta Mateo García Heymes, en su artículo de 2011 sobre Martín Fierro, en el
que, ante la emergencia de las industrias culturales, califica a la Revista como «una vanguardia
conservadora» (Heymes, 2011).
Vanguardias radicales y moderadas 181
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En su comparación de Ulises con Martín Fierro Rosa García Gutiérrez encuentra «un problema
común compartido: la relación de las literaturas de Hispanoamérica con Occidente, una vez
conseguida la independencia cultural, y muy especialmente, la relación con la literatura de la
antigua metrópoli» (García Gutiérrez, 1996: 410-411). Sostiene además que la posición cultu-
ral del grupo mexicano no se debe rastrear únicamente en Contemporáneos, pues la revista previa
del grupo «Ulises es también una publicación básica para situar correctamente y comprender un
182 Manual de espumas. Estudios, balances y relecturas de las vangardias en una dimensión transatlántica
aspecto poco estudiado dentro de lo que podría denominarse la ‘ideología cultural’ general del
grupo: su hispanismo […] circunscrito, eso sí, exclusivamente a la literatura o, como mucho, a
la actividad intelectual, cultural, de México, como complemento y alternativa al indigenismo
cultural en boga durante esos años» (ibid., pp. 408-409). Por su parte Corral anota: «Retrospec-
tivamente, parece que la fraternidad vanguardista de los primeros tiempos y la figura de Borges
y su contacto, efímero en realidad, con el movimiento estridentista, se han magnificado y han
opacado lo que en verdad ocurre y que resulta evidente cuando se recorre el periódico Martín
Fierro: son los Contemporáneos los que en realidad interesaron y los que publicaron en sus
páginas» (Corral, 2001: 518).
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Para facilitar su inmediata consulta, «Nuevos poetas de México» se incluye como anexo a este
artículo.
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Si bien es cierto que «La Gaceta Literaria […] desde su aparición en 1927 mostró un inusitado
interés por las letras hispanoamericanas que no correspondió en realidad con un conocimiento
efectivo de lo que se escribía al otro lado del océano» (García Gutiérrez, 1996: 414-415).
Vanguardias radicales y moderadas 183
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Como es sabido, se trata originalmente de una conferencia impartida en 1924, que de Torre
seguramente había conseguido como separata, publicado por la Revista Antena el mismo año.
100
La parte omitida: «Pues varios poetas que, en un momento dado, cuando la elevación de Vas-
concelos al Ministerio de Educación pública, supieron desdoblarse en hombres de acción,
cooperando a su lado muy eficazmente en la extraordinaria labor cultural iniciada por aquel
pensador y aportando iniciativas audaces y valiosas que pronto se hicieron carne de decreto,
traducida en ediciones populares y gratuitas de los clásicos, en magníficos frisos murales de
Diego Rivera, en la creación de Academias de pintura al aire libre y en otras varias realidades
que, al tener ocasión de entreverlas, han inflamado nuestra admiración de lentos y burocrá-
ticos europeos». Reconoce también que los posteriormente llamados Contemporáneos son
184 Manual de espumas. Estudios, balances y relecturas de las vangardias en una dimensión transatlántica
Adviértase al punto que […] es, sin duda, el poeta más formado de to-
dos ellos. Prolonga sumisamente [mis cursivas, para marcar otro adverbio
aterrador] la línea de Amado Nervo, González Martínez, Luis G. Urbina.
No se inquieta, ni se encandila, ni se estremece en la pesquisa de normas
distintas. Como precisa sagazmente Villaurrutia, «su pensamiento conciso,
contenido, explica que no venga a romper nuestra tradición poética; an-
tes bien, a continuarla. La seguridad de su acento, su conciencia artística,
lo han afirmado personal trabajando dentro de normas arquitectónicas y
fuera de ellas». […] La poesía de Torres Bodet, como él mismo dice en un
poema liminar de sus libros, sólo aspira a tener «la fuerza de un pétalo de
rosa-capaz de sostener el perfume de un bosque» (ibid., p. 352).
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Esta actitud está emparentada, naturalmente, con el desdén con que Villaurrutia ve en su men-
cionado artículo, el «entremés estridentista», para recordar sus palabras.
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Posible seudónimo de Sergio Pinedo, que alude al protagonista de la novela de fines del siglo
XIX de Georges Ohnet, en opinión de María Pía López, «Nacionalismo y vanguardia: el labo-
ratorio de Martín Fierro», en Hacia la vida intensa: una historia de la sensibilidad vitalista (nota al
pie 14).
188 Manual de espumas. Estudios, balances y relecturas de las vangardias en una dimensión transatlántica
Yo salí de mi tierra, hará tantos años, para ir a servir a Dios. Desde que salí
de mi tierra me gustan los recuerdos.
En la última inundación, el río se llevó la mitad de nuestra huerta y las
caballerizas del fondo. Después se deshizo la casa y se dispersó la familia.
Después vino la revolución. Después, nos lo mataron… (Reyes, [1927]
1995: 351).103
103
Termina el fragmento: «Después, pasé el mar, a cuestas con mi fortuna, y con una estrella (la
mía) en este bolsillo del chaleco.
Un día, de mi tierra me cortaron los alimentos. Y acá, se desató la guerra de los cuatro años.
Derivando siempre hacia el Sur, he venido a dar aquí, entre vosotros.
Y hoy, entre el fragor de la vida, yendo y viniendo -a rastras con la mujer, el hijo, los libros-,
¿qué es esto que me punza y brota, y unas veces sale en alegrías sin causa y otras en cóleras tan
justas?
Yo me sé muy bien lo que es: que ya me apuntan, que van a nacerme en el corazón las primeras
espinas» (ibid., p. 351).
Vanguardias radicales y moderadas 189
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«Y [¿]cuál sería el sobresalto de toda crítica frente a la escasez de producción definitiva sino la
confesión y la prueba de que este actual es un movimiento crítico destructivo revolucionario
y por eso no creativo? Preparamos el advenimiento a alguna cosa que llegará mañana, que no
podemos prever, de la cual acaso estamos en vísperas, que está en la esperanza de todos, pero
que por ningún punto del infinito horizonte se anuncia» (ibid., p. 351).
190 Manual de espumas. Estudios, balances y relecturas de las vangardias en una dimensión transatlántica
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Sobre la polémica, se puede consultar Guillermo Sheridan, México en 1932: la polémica nacio-
nalista (1999) e Ignacio Sánchez Prado, Naciones intelectuales: las fundaciones de la modernidad
literaria mexicana (2009).
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Obras citadas
Anexo
N u e vo s p o e ta s m e x i c a n o s
-traídos a mis manos por la amistad o el azar-, y que barajando sus páginas,
voy a intentar extraer de ellos algunos rasgos fisonómicos de sus jóvenes
autores, dejando para otra ocasión la delineación de sus perfiles completos.
***
prosa que en las argollas del verso. A prueba: esa donosa y bien humorada
caricatura de drama ibseniano –cinco minutos, diez páginas– que intitula
«Divorcio». Sus prosas, ligeras y burlonas, de oriundez periodística, tienen
una especial sonrisa. Léanse estas palabras de la Venus de Milo, puestas
en una serie de «Confesiones de pequeños filósofos»: «¿Que cómo, en fin,
tenía yo los brazos? Verá usted; yo vivía en una casa de dos piezas. En una
me vestía y en la otra me desnudaba. Y siempre ha habido curiosos en ver y
en suponer. Ahora usted me querrá ver los brazos. Entonces, ellos querían
verme lo que usted ve. Y yo, en ese momento, trataba de cerrar la ventana».
En sus poesías hay un juego de cabriolas análogas. Así, en un canto
burlesco al mar, que comienza:
cierta merma al confrontarlos con los poemas que los suscitan. Pellicer,
cierto es, ha sabido asimilarse felizmente a la técnica imagista del día. Como
evidencian algunas de sus estrofas:
Pero no logra armonizar totalmente los elementos del poema. Hay certeros
hallazgos de visión, igualmente en una serie suya de «Poemas aéreos»: visión
aviónica de Río de Janeiro, con loopings verbales arriesgados.
Más extremado en la forma, absolutamente desdeñoso de todo canon
tradicional e imantado por los primeros fuegos de artificio del apollinai-
rismo –hasta el punto de que llega incluso a «apropiarse» alguno de sus
caligramas– es Luis Quintanilla, poeta joven, al margen del grupo aludido
(y más afín al de los pasajeros «estridentistas» de Maples Arce y List Arzubi-
de) y a quien, sin embargo, creo de justicia mencionar aquí brevemente.
Kin-Taniya -así, con esta grafía inocentemente deformadora de su apellido
se firma- es autor de dos libros, Avión y Radio: libros mosaicos y aperso-
nales, fieles reflejos de las influencias de la época: repertorios de motivos y
sugestiones prevalecedoras de 1918-1920. Ignoro las posibles y sucesivas
evoluciones de Quintanilla, pero desearía que al haber ido asimilando y
desprendiendo influencias, simultáneamente, de su rostro, éste haya acaba-
do por adquirir una expresión personal.
***
Adviértase al punto que Torres Bodet es, sin duda, el poeta más for-
mado de todos ellos. Prolonga sumisamente la línea de Amado Nervo,
González Martínez, Luis G. Urbina. No se inquieta, ni se encandila, ni se
estremece en la pesquisa de normas distintas. Como precisa sagazmente
Villaurrutia, «su pensamiento conciso, contenido, explica que no venga a
romper nuestra tradición poética; antes bien, a continuarla. La seguridad
de su acento, su conciencia artística, lo han afirmado personal trabajando
dentro de normas arquitectónicas y fuera de ellas».
Poesía lúcida, serena, de paisajes diáfanos y remansados interiores,
contenida en metros tradicionales. Poesía sin peso y sin relieve, de neta
oriundez simbolista. En ello cifra su encanto apacible, ya que no –al menos
para mí– su seducción. La poesía de Torres Bodet, como él mismo dice en
un poema liminar de sus libros, sólo aspira a tener «la fuerza de un pétalo
de rosa-capaz de sostener el perfume de un bosque». Torres Bodet es, entre
todos los jóvenes, el poeta de obra más copiosa. Cinco libros que van de
1923 –Nuevas canciones– a 1925 –Biombo– y de los que ahora precisa-
mente acaba de darnos un florilegio Espasa-Calpe, en un menudo volumen
rotulado sencillamente Poesías. De ellas, sin duda, las mejores son las que se
clavan epigráficamente en nuestros ojos con ligereza de haikais:
«Palmeras
Con plumeros de esmeralda
Querían limpiar de nubes
El cielo de la mañana».
«Araucaria
Leímos su nombre un día
En una novela. Debe
Oler a melancolía».
Portero, tú no entiendes
la diferencia entre un palacio,
una puesta de sol en el Janículo
y un monte, un río, un árbol.
Te doy mis cinco liras
por ver el Vaticano.
Por el mar, el viento, la luz,
yo nada pago.
Con José Gorostiza –último de los incluidos en este friso provisional– volve-
mos a los poetas de intención musical antes que imaginista. «El sentimiento
rítmico, de musicalidad –como apunta su compañero Villaurrutia– se so-
brepone en él a las quebraduras inarmónicas. Siempre somete su expresión
a una música, menos de los oídos que del espíritu». La poesía de Gorostiza
–como dice Torres Bodet en un poema epilogal de Canciones para cantar
200 Manual de espumas. Estudios, balances y relecturas de las vangardias en una dimensión transatlántica
en las barcas– es una poesía del mar y del viento. Elementos primarios de la
Naturaleza que Gorostiza acierta a reflejar en ritmos líricos de suave ondu-
lación. Cierta dulcedumbre elegíaca y una nostalgia de amplitud marina,
son los mejores atributos de esta poesía cándida, de lineamientos diáfanos,
pero demasiado cristalizada ya en su pequeña perfección para no temer
por las escasas posibilidades cambiantes –que siempre debieran permanecer
abiertas, en compromiso de superación frente al tiempo– de un poeta joven.