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04 La Mascota de Leo
Capítulo Uno
―Oye, ¡sois tan impresionantes! Especialmente todas estas armas de
fuego y cuchillo. Puedes decirme más sobre eso con la curva... ― Alex
Taylor se volvió cuando el chico comenzó a hacer a su compañero de 4
equipo, Treb, todo tipo de preguntas.
Podía ver que el bar del hotel y la pista de baile estaban ocupados a
pesar de ser sólo un martes por la noche. Alex se había detenido con un
par de chicos con los que trabajaba en el equipo de rescate. Estaban
juntos antes, ayudando al club local de conservación, dándoles un curso
de seguridad. Su jefe, Cade Miller, había sido invitado años atrás para
compartir la experiencia de su equipo en un curso de tres semanas
durante la noche.
La clase de hoy por la noche había sido estimulante, como de
costumbre, cuando fue su turno en la Compañía de Rescate de mostrar a
la clase sus cosas. De repente, un estudiante tenía a ambos padres
presentes con él, no sólo una madre aburrida leyendo un libro en la parte
posterior. Alex siempre tenía la esperanza de que, con el conocimiento
que impartía, tal vez en algún momento en el futuro ayudaría a prevenir
que algo malo suceda. Entonces Jack, Treb, y Alex fueron con el equipo,
armas e imágenes y pasaron tres horas tratando de mostrar a los
estudiantes, con diez años de edad o más, que la caza y las armas eran
reales. Hicieron hincapié en que los sonidos, olores y el tacto de armas
reales no eran para nada como los videojuegos. Esta noche Damian, el
piloto del equipo y pareja de Treb, había llegado para ayudar a montar el
equipo.
Alex normalmente iniciaba la clase. Su especialidad en el equipo era
rastrear y encontrar personas desaparecidas. Él los llevaría a todos afuera
y les mostraría cómo seguir pistas, incluyendo diferentes formas de
huellas que los animales dejan en los bosques. Explicaría el
comportamiento de los animales, y siempre hacía hincapié en el punto de
llevar una brújula real en el bosque. Las últimas cuatro personas
desaparecidas rescatadas por el equipo se habían perdido porque
pensaban que podían contar con una aplicación de teléfono móvil para
moverse a través del bosque. No tuvieron en cuenta que los sistemas de
navegación no siempre iban a llevarlos a donde ellos pensaban que iban.
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Era cuando Alex y sus compañeros de equipo serían llamados para
encontrarlos.
Jack estaría al lado, para mostrar a los estudiantes los primeros auxilios
básicos, ya que él era el paramédico del equipo. Él comenzaría con
muestras de diferentes hojas en el bosque que deben evitarse porque
causan erupciones cutáneas, que pueden ocurrir si una persona entra en
contacto con estas plantas o árboles. Luego, les mostraría las fotos de lo
que un equipo manejado de forma errónea podría causar en el cuerpo
humano. Alex se las enseñó a los niños y a sus padres, a veces eran muy
explícitas y grotescas. La vida no siempre era bonita y el conocimiento
tenía el poder de evitar o impedir que sucedieran cosas malas. Aunque
tenía que admitir que no podía dejar de rodar los ojos con algunas de las
preguntas más dramáticas recibidas.
Por último, Treb tomó su turno. Sus especialidades con el equipo eran
habilidades mortales en armas y combates cuerpo a cuerpo. Siempre le
dejaban más tiempo para enseñar. Para aquellos que no conocían a Treb,
era difícil imaginar que el hombre sarcástico y a veces desagradable era
un maestro excepcional. Pero lo era. Él simplemente no soportaba a los
idiotas muy bien. Normalmente traería de seis a ocho tipos de armas de
fuego y armas comunes y exóticas. A menudo, cuando comenzaba a
mostrar las armas, detenía la clase y hacía dar un paso atrás a los padres.
Entonces dejaba que los estudiantes se adelantasen de nuevo, después
de haber sido marginados por los adultos ansiosos en espera de un
primer vistazo.
Treb iniciaría su parte de la clase con los conceptos básicos, entonces,
pasaría a las armas más sofisticadas y a describir sobre todo para que se
utilizaban. Como era característico de Treb, sería corto y directo al grano.
También daría su opinión sobre cómo los fabricantes estaban haciendo
armas que parecían venir de los videojuegos. A Treb, siendo Treb, no le
importaba a quien ofendía, pero también respondía a todas las preguntas
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con legítima paciencia, que una persona podría pensar que él no tenía.
Manifestaciones de Treb fuera, la verdadera diversión comenzaba. De
repente, la sensación y el poder de un arma de fuego se volvían reales. El
sonido del disparo de las armas siempre asustaba a todo el mundo por
primera vez y los hacía arrugar la nariz con el olor a pólvora quemada.
Por no mencionar el dolor que el golpe de un arma podía causar en unos
hombros confiados. Treb hacía hincapié en la seguridad en todo
momento. Al final, él pondría esa mirada que causaba miedo, con el ceño
fruncido y diciendo a bocajarro a la clase que la estupidez no se toleraba.
Esto no era un juego.
Alex admiraba la capacidad de Treb para enfatizar sus opiniones. Su
vasto conocimiento de armas y estilos de lucha, a veces confundía la
mente de Alex y él realmente valoraba su amistad. Pero parte de él
envidiaba al hombre exótico, que hacía lo que quería sin importar las
consecuencias. Un día, Alex esperaba que pudiera estar tan cómodo en
su propia piel como Treb estaba en la suya.
Ahora todos estaban de pie en el bar, disfrutando de una cerveza y
escuchando a una banda local. A Alex le gustaba la mezcla de la banda
de canciones de los años sesenta y actuales. Había incluso una canción o
dos country mezcladas entre ellas. Él podría admitir que el baterista era
muy agradable de ver, también. Como era costumbre en su vida, él
podría mirar y soñar todo lo que quería, pero estos sueños nunca
sucederían. Era una de esas personas invisibles de la sociedad. Nada
acerca de su apariencia se destacaba. Cabello castaño, ojos marrones, y
apenas 1,80 m, él era el tipo de persona con la que la gente podría tener
una conversación durante cinco minutos y luego no sería capaz de
describirlo en detalle. A los veintinueve años había tenido una buena
vida, pero él estaba solo, con sólo un perro leal y sus compañeros de
equipo. Soñaba con alguien que realmente viese quien realmente era y lo
quisiese con cada fibra de su cuerpo. Si existiese esa persona en
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particular y también fuese muy dominante, en lo que se refiere a Alex,
este sería el último milagro.
Alex observó los brazos del baterista flexionarse mientras realizaba un
solo complicado, disfrutando de la vista que le daría algo en que pensar
más tarde, cuando estuviera de vuelta en su propia cama, con la mano
envuelta alrededor de su pene. Su respiración se enganchó cuando el
baterista alzó la vista y sus ojos se dirigieron en la trayectoria de Alex.
Pero, como siempre, pasaron por encima, sin detenerse o verlo.
A lo largo de la canción, Alex escuchó voces que venían de la parte
posterior del comedor. Se sorprendió al ver a Tony, su compañero de
equipo y experto en informática, de pie con las manos en las caderas,
mirando a alguien sentado en una mesa en la esquina. Alex no podía ver
con quien Tony estaba molesto, pero podía ver que habían dos mujeres
con senos grandes y realmente bonitas, y algunos hombres sentados en
la mesa, también.
Jack se acercó al lado de Alex y comentó.
― ¿No crees que Tony tiene bastantes problemas con el choque de
trenes que es su relación con el hermano de Brian? ― Alex recordó que
Brian, o Pip, como el equipo lo llamaba, era el hermano de Tyler Hayward,
un jugador de béisbol profesional y amante secreto de Tony. ― Ahora
tiene que lidiar con este primo malcriado y arrogante. El hombre solo
llegó ayer y ya tiene una "comitiva". ― Jack hizo comillas en el aire
cuando dijo la palabra "comitiva". Luego continuó con disgusto. ― Lo
peor de todo es que debe estar aquí para obtener sus niveles de estrés
abajo y su salud de vuelta. Esto no sucederá a menos que cambie su
comportamiento.
―Bueno, vamos a ver si Tony necesita alguna ayuda, entonces,
entramos en escena. De lo contrario, él va a estar bien. ― Alex aseguró a
Jack. Él sabía que Tony era perfectamente capaz de hacer frente a su
enorme familia italiana. Su primo Leo DeLuca era un chef muy exitoso en
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Chicago. Tenía dinero, popularidad, y era muy hermoso, con su mezcla de
herencia italiana y griega. Por desgracia, el estrés de quemar la vela en
ambos extremos le había cogido, y fue informado por los médicos que
podría tener serios problemas de salud si no cambiaba las cosas
inmediatamente.
Su respuesta a las terribles advertencias fue llamar a su primo Tony y
preguntarle si podía vivir con él temporalmente hasta que Leo encontrara
su propia casa. La mudanza, de hecho, se había retrasado por unos
meses, debido a un problema u otro. Oficialmente, a partir de lo que
Tony le había dicho a Alex, Leo se había retirado de la escena de Chicago,
y se trasladó aquí para construir una nueva vida y escribir un nuevo libro
de recetas best―seller. Ahora parecía que el "hombre puta de Chicago",
palabras de Treb ya estaba haciendo cola con sus últimas conquistas.
Alex observó cómo Tony se volvió bruscamente y se dirigió a la barra.
En cuestión de segundos un trago de whisky fue colocado frente a él, que
se lo bebió de un trago. Alex se acercó y se sentó junto a él cuando otra
dosis se colocó frente a Tony.
―¿Estás bien, mi amigo? ― Le preguntó.
―Sí, ha sido sólo un par de días difíciles. Leo me llamó para que le
ayude. Dice que los hombres y las mujeres lo siguieron desde Chicago, y
él acababa de bajar hasta el hotel para ver el lugar donde nos gusta salir.
Su historia es que estos cuatro solo aparecieron y se sentaron sin ser
invitados en su mesa. ―Tony se pasó una mano por el pelo azul―negro
en señal de frustración. ― No sé qué creer. Afirma que le dijeron que sólo
se irían si les pagaba. De lo contrario, van a decirle a los paparazzis donde
está.
―Oh, esto va a ser divertido. ― Treb se deslizó en el asiento al otro
lado de Tony. ― Justo antes de venir, vi todo el asunto. Estos cuatro no
son nada bueno. No importa lo que dijera el viejo Leo, ellos no lo
dejarían. Es nuestro deber ciudadano y familiar ayudarlo, ya que es tu
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primo. ― Frotándose las manos con alegría, Treb miró a Alex, ojos
oscuros brillando. ― Vamos a enseñarles lo que sucede cuando se meten
con un miembro de la familia de uno de los nuestros.
Treb no esperó la respuesta de Alex o de Tony. Sigiloso como un gato,
se dirigió a las cinco personas sentadas en la esquina. Colocando ambas
manos sobre la mesa e inclinándose sobre ella, él empujó su cara delante
de los hombres y las mujeres.
Alex siguió a Treb, si era para ayudarlo o detenerlo estaba aún por
determinar. Treb era el observador del equipo. Él observaba todo en una
habitación con una mirada. Si él decía que estos cuatro eran problemas y
se sentaron a la mesa de Leo, sin una invitación, él le creía. Así que
cuando se acercó lo suficiente como para escuchar lo que estaba
diciendo en voz baja Treb, mortal, los cuatro bruscamente se levantaron y
se fueron. Treb se enderezó y dio un pequeño saludo a Leo, se volvió y
regresó a la barra para sentarse al lado de Tony otra vez.
Leo DeLuca estaba cansado. Pasó años desarrollando su carrera en
Chicago. Ahora, casi parecía un desperdicio. ¿Qué tenía en realidad? Sí,
tenía un montón de dinero y una cierta cantidad de fama. Pero ahora no
tenía casa, ni trabajo, ni amante, y su salud estaba en problemas. Incluso
cuando estaba sentado allí viendo a las últimas pirañas tratando de tomar
su cuota de dinero, podía sentir su corazón latiendo de forma errática.
Llamó a su primo para que le ayudara cuando los cuatro habían
aparecido. Al igual que en Chicago, pensaron como muchos otros, que
sólo tenían que estar cerca de él y de inmediato serían famosos y ricos.
Cuando eso no funcionó, decidieron lanzar historias de orgías a la prensa
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y juegos sexuales excéntricos que serían su boleto a la fama.
Desafortunadamente para ellos, no funcionó bien. Desesperadamente las
mujeres trajeron acciones civiles contra él, diciendo que estaban
embarazadas y que él era el padre de sus hijos. Los hombres también se
propusieron poner demandas, alegando que se había comprometido a
mantenerlos en el regazo de lujo como sus compañeros.
Todos estos hechos y alegaciones de que tenía orgías con hombres y
mujeres, cada noche, era una broma. Él podría haber disfrutado de una
mujer o dos en el pasado, pero los últimos dos años, había tenido un
amante secreto que ningún periódico pudo encontrar. Como el jugador
de béisbol profesional, novio de Tony, Leo tenía su pequeño secreto
sucio. El hombre había sido más que paciente, aceptando cualquier
migaja de afecto que él le había dado. Pero entonces, hacía unos cuatro
meses, su amante había decidido que merecía algo mejor y lo había
dejado. Leo no podría estar más de acuerdo, pero le había hecho daño
perder a su compañero.
Cuando estaban todavía juntos, todas las mañanas Leo y su antiguo
amante se reían de las fotos de todos los hombres y las mujeres
hermosos, siempre agrupados alrededor de él, en cada evento social que
había asistido. Ellos se reían porque, si alguien se molestaba en mirar de
cerca, en la esquina o en la parte inferior de cada imagen, estaba su
verdadero amante. Fue muy divertido con el tiempo, leer todos los
artículos de los hermosos pavos reales que declaraban que adornaban su
cama, cuando en realidad era el sencillo hombre que todo el mundo
ignoraba quien realmente le llamó la atención.
Este siempre fue el tipo de hombre que atraía a Leo. Otros ignoraban a
estas personas especiales, pero Leo se sentía cautivado por ellas. Por
desgracia, había estado demasiado obsesionado con su carrera y
demasiado ocupado para tomarse el tiempo necesario para conservar a
su último amante. Leo había prometido que iba a cambiar su vida por
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completo y encontrar un nuevo camino para él. Esta vez se dedicaría a la
persona en lugar de a sus propios intereses egoístas. Se dio cuenta de la
forma más dura, que las cosas no hacen a una persona feliz, las personas
y los sentimientos sí. Sólo esperaba que, como su corazón continuaba
latiendo de forma irregular, no fuera demasiado tarde para su
descubrimiento.
La otra razón que hizo que todos los reclamos y anuncios de prensa
fueran ridículos era que él nunca estaría con alguna de estas personas
sexualmente. Él era un Dom. Controlaba a sus amantes dentro y fuera de
la cama. Sus subs nunca se pondrían por ahí para las cámaras o a contar
detalles privados. Lamentablemente, estos cuatro habían aparecido y le
estaban dando vueltas para matarlo. Fue un alivio cuando el compañero
de Tony intervino. Ahora, él era un tipo de miedo, pero Leo había estado
encantado con la forma en que las cuatro sanguijuelas acababan de salir
de allí.
Ahora que se habían ido y él estaba solo otra vez, Leo notó al hombre
de pelo marrón al lado de su mesa. Debía de haber seguido al tipo raro,
entonces eso significaba que era probablemente uno de sus compañeros
del equipo de su primo.
―¿Te gustaría sentarte? ― Le preguntó. El tipo pareció asustado por
un minuto y luego sacudió la cabeza y se sentó en la mesa frente a él.
―Hola, soy Leo DeLuca. ― Leo se inclinó sobre la mesa para estrechar la
mano del hombre más pequeño.
―Alex Taylor. ― Alex brevemente estrechó la mano de Leo. Por la
expresión de la cara de Alex, él debía haber sentido la misma chispa de
conciencia que se había disparado por el brazo de Leo. ― No conozco a
todos los compañeros de mi primo todavía. ¿Quién era el tipo que da
miedo? ― Preguntó Leo, tratando de poner a Alex a gusto.
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Alex frunció el ceño. ¿Él exótico Treb, con su pequeña estatura delgada
y pelo largo y negro, llamó la atención del hombre? Incluso, uno por uno,
él no tenía ninguna posibilidad. Eso le molestó.
― Ese es Treb. Pero él está tomado. E incluso si no lo estuviera, piensa
que eres un idiota.
Las cejas de Leo subieron con su franqueza. En vez de mirarlo enojado,
una curiosa expresión cruzó su rostro.
― ¿Estás enojado conmigo, Alex? ― Cuestionó.
Alex aplazó la respuesta, tomando unos tragos de su cerveza mientras
que Leo siguió esperando pacientemente una respuesta de él. No era la
naturaleza de Alex ser desagradable. Ni siquiera conseguía ponerse muy
enojado. Pero quería que el hombre lo viera. Sólo que ahora que tenía
toda la atención de Leo, no sabía qué hacer con ella.
―Alex, estoy esperando una respuesta. ― La voz de Leo tenía un tono
que hizo que las tendencias sumisas de Alex se levantaran queriendo
someterse.
―Yo eh, sólo que no quiero que pienses que tienes una oportunidad
con Treb. ― Alex estaba completamente fuera de equilibrio hasta el
momento. Se encontró con que ni siquiera podía levantar los ojos para
mirar al otro hombre. Si no tenía cuidado, los avergonzaría a ambos
arrodillándose a los pies del hombre y llamándolo señor.
Leo sabía lo que significaba esa imagen delante de él. Cuando la
cabeza de Alex cayó, Leo sólo podía ver la parte superior de su pelo
castaño brillante. Pero se acordó de los ojos marrones muy claros con
manchas verdes y una piel suave con algunas pecas bailando en la nariz.
Él sabía que la mayoría no se daría cuenta de todo esto, pero para Leo, la
apariencia de este hombre era todo lo que le atraía. También vio la gran
anchura de los hombros de Alex bajo la holgada camisa de franela y
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sospechaba que cuando la quitase habría, al menos, un paquete de seis
como premio para explorar.
Alex comenzaba a incomodarse con el largo silencio. Así que Leo
decidió sacarlo fuera de su miseria.
― Alex, no estoy interesado en Treb. Yo sólo estaba tratando de poner
nombres a las caras de los compañeros de equipo de Tony. ― Leo vio la
tensión fluyendo inmediatamente fuera de sus hombros mientras Alex
escuchó sus palabras. Él estaba a punto de preguntarle al hombre si
estaba libre el día siguiente, cuando el teléfono de Alex sonó.
―¿Sí, jefe? ― Alex dijo después de comprobar la pantalla.
―Alex, consigue tu equipo. Tenemos dos niños desaparecidos que
fueron vistos por última vez cerca de un agujero que acababan de abrir.
Las autoridades no están seguras de si ambos están en el sumidero.
Probablemente deberíamos tener a Bud por si acaso. Estate aquí en casa
en quince minutos.
Alex terminó la llamada y miró a los ojos de color marrón oscuro de
Leo. No podía dejar de admirar el espeso cabello ondulado con un poco
de pelo gris decorando sus sienes. Se obligó a alejarse de la creciente
atracción que sentía, dijo:
― Fue un placer conocerte. Lo siento si fui grosero. El equipo fue
llamado para una misión y tengo que irme.
―Al completar esta misión, quiero que me llames y me hagas saber
que estás a salvo. ― Leo instruyó y extendió la mano pidiendo el teléfono
de Alex.
Alex vio cómo su mano de forma automática dio a Leo el teléfono. Con
unos toques de los botones, Leo le devolvió el teléfono. Entonces el
hombre mayor se levantó, rodeó la mesa y esperó a que Alex se levantase
de la silla. Cuando Alex se levantó, su diferencia de altura era menor de lo
que podía imaginar. Leo tenía una presencia en él, que Alex había
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asumido que era tan alto como el jefe con sus 1,97m. Pero el hombre era
unos tres centímetros más alto que su 1,80 m. Leo puso la mano en la
parte baja de la espalda de Alex y, con una ligera presión, lo tenía
andando delante de él hacia las puertas delanteras. Cuando Alex salió del
hotel con Leo, decidió que el hombre con su enorme presencia
dominante podría tener 1,50 m de altura y todavía sería capaz de ordenar
a todos a su alrededor.
Una vez que estaban fuera, Leo preguntó:
― ¿Cuál es tu camión?
―¿Cómo supiste que conduzco un camión?
―Con tu trabajo, un camión tiene sentido.
―Un poco más allá. ― Alex señaló el final de la cola de los vehículos
estacionados al lado del edificio.
Alex fue a su camioneta, la mano de Leo sin dejar nunca la parte baja
de su espalda, haciendo que ese lugar cosquillease. Una vez que llegaron
a la puerta del conductor, él pulsó el botón de la llave, las luces
parpadearon, y la puerta se abrió. Audazmente, se volvió hacia el otro
hombre, valientemente tratando de llegar a algún tipo de despedida. Por
desgracia, no estaba seguro de que iba a decir.
De repente la parte posterior de su cuello estaba en concha con una
mano firme, y fue apretado en un abrazo fuerte. Labios calientes se
posaron sobre los suyos, una lengua invadió su boca, sin preguntar, sino
exigiendo entrada. Alex se derritió. Eso era lo que él quería. Cuando su
lengua fue absorbida por la boca de otro hombre, sintió pre―semen
mojar el interior de sus calzoncillos boxer.
A continuación, la lengua se retiró y los labios dejaron los suyos. Al
abrir los ojos, miró los ojos castaños oscuros que detentaban dominio y
pasión.
―Dime que me vas a llamar una vez que la misión finalice para
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hacerme saber que estás a salvo. ― Leo ordenó.
―Te llamaré. ― Alex logró graznar.
―Cuando vuelvas, hablaremos. ― Afirmó Leo. Alex se dio cuenta de
que las palabras de Leo no habían formado una pregunta, sino que
hicieron una declaración. Y una vez más sus tendencias sumisas, así como
su polla, respondieron.
― Muy bien. ― Dijo Alex.
Entonces Leo abrió la puerta de Alex y él se metió en el camión. Antes
de que pudiera cerrar la puerta, Leo se acercó a su lado y bajó la cabeza
para un beso rápido. Soltándolo, Leo dio un paso atrás y cerró la puerta.
Alex encontró los ojos de Leo a través del cristal y supo que, por primera
vez en su vida, alguien realmente lo vio.
Capítulo Dos
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Capítulo Tres
Alex se despertó una hora más tarde con la puerta del hospital
abriéndose y todo el equipo entrando. Antes de que pudiera preguntar
qué estaba pasando, el jefe levantó su dedo hasta la boca haciendo el 26
signo universal, quédate quieto. Entonces, el equipo se organizó en torno
a la habitación en lo que Alex sabía que eran posiciones estratégicas. El
oficial en la esquina estaba viendo todas sus acciones y estaba
claramente poniéndose preocupado.
Ni dos minutos más tarde, la puerta se abrió de nuevo y lo que sólo
podría ser el jefe de la policía local se presentó con dos detectives. Tras la
presentación, el jefe y los detectives comenzaron a cuestionar a Alex
sobre el rescate de la chica. No pasó mucho tiempo antes de que las
preguntas disminuyeran y, finalmente, uno de los detectives preguntara si
le había gustado cortar la ropa de la chica. En ese momento, Treb dio un
paso adelante, pero el jefe extendió el brazo, impidiéndole. Entonces, la
puerta de la habitación del hospital se abrió de nuevo y era nada menos
que Steve, el sheriff de casa.
―Hola, Alex, he oído que se lesionó mientras salvaba la vida de un
niño otra vez. ― Steve saludó a Alex con un apretón de manos, haciendo
caso omiso de todos en la sala. ― No sé qué haríamos sin gente como
usted en el mundo. Tuve que volar y ver cómo se estaba recuperando.
Girándose, el sheriff se presentó al jefe de la policía local. Luego se
acercó y se sentó junto al jefe. Alex sabía que era un juego de poder,
cuando vio cómo él se sentó y observó cómo iban las cosas. Desde luego,
él no sería llevado a la cárcel hoy.
El Jefe y los detectives se miraron y luego, le pidieron que repitiera lo
que había sucedido desde el momento en que se encontró a la chica a la
orilla del agua, hasta que había sido sacada de la laguna. Se le informó
entonces que el testimonio sería escrito y volverían a recoger su firma y
luego se fueron.
Alex observó que el sheriff se levantaba con una mirada muy
determinada en su rostro. Él sólo había dado un paso hacia la puerta,
cuando ésta se abrió de nuevo y uno de los detectives regresó a la
habitación. El hombre soltó la muñeca de Alex de las esposas y sin decir
una palabra a nadie, señaló al policía de la esquina y los dos salieron.
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―¿Hay alguien que se siente como si acabara de ver uno de esos
anuncios de jabones de la televisión? ― Preguntó Tony. Todo el mundo
se echó a reír y la tensión en la sala desapareció.
―Yo diría que esta confusión se ha terminado, Alex. ― Dijo Steve. ―
De acuerdo con estos dos abogados en el pasillo, algunos miembros de
la policía local y el padre de la chica a la que salvó están relacionados. La
policía se resintió de que su equipo fuera a venir y hacerse cargo, por lo
que decidieron avivar las llamas de un padre sobreprotector y paranoico.
Esta no es la primera vez que el padre acusó a alguien de herir a su hija.
Pero yo diría que su último esfuerzo para conseguir que dijera algo
comprometedor no funcionó y ahora puede centrarse en su recuperación.
―Gracias, Steve. Aprecio que haya venido aquí para ayudar. ― Dijo
Alex.
―No hay problema. Necesitaba unos días de descanso y tengo un
gran problema con el abuso de autoridad. Así que ahora voy a ver hasta
dónde tengo que conducir para encontrar un casino en el estado y tener
un poco de descanso y relajación. ― Y con eso, el sheriff se fue.
―¿Tienes alguna pregunta, Alex? ― Preguntó el jefe. Todo el equipo
estaba de pie alrededor de su cama.
―¿Cuánto tiempo he estado aquí?
―Alrededor de tres días. La fiebre no cedía y estabas fuera esos días.
―¿Por qué la chica saltó en el estanque cuando su hermano estaba en
el agujero? ― Eso fue lo único que Alex no podía comprender.
―Bueno, al parecer, vio cuando la tierra se derrumbó y a su hermano
menor siendo tragado por ella. Irónicamente sus padres habían visto una
película la noche anterior, cuando un meteorito golpea la tierra y hay
terremotos y fisuras que se abren para tragar a todas estas personas,
automóviles y edificios. Así que esta chica decidió en ese momento, que a
menos que ella corriera tan rápido como pudiera, la tierra se iba a abrir y
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a tragársela también. ― Cade continuó. ― Así que eso es lo que hizo esta
chica. Ella corrió y nadó hasta que ya no pudo más. Ella le dijo a su madre
que no se detuvo hasta que se quedó atascada en un árbol y no podía
soltarse.
―¿Se pondrá bien? ― Preguntó Alex.
―Sí. ― Dijo Jack. Él siempre se las arregló para obtener los registros
médicos de cada rescate. ― Sus cortes eran superficiales y a diferencia de
ti, la infección no se propagó. Está ya en casa a salvo.
Alex se sintió aliviado de que la niña estuviera bien. Y estaba contento
de que ella entrara en pánico y corriera. Eso probablemente la salvó de
ser succionada por el agujero.
―¿Cualquier otra pregunta Alex? ― Preguntó el jefe.
―¿Dónde está Bud?
―Un local que tiene perros se ofreció a dejar que se quede en su
perrera. Jack y Tony lo verificaron y lo juzgaron digno del gran tipo, así
que permanecerá allí hasta que puedas volver a casa. No te preocupes.
Uno de nosotros va allí todos los días y pasa tiempo con él.
―Gracias, jefe. ― Alex estaba dando las gracias a todos los chicos y
ellos lo sabían.
El jefe asintió en reconocimiento y luego dijo:
― Vamos. Estaremos de vuelta mañana. Tú deberías haber hablado con
el médico en ese momento y podremos planear cómo y cuándo
llegaremos a casa. ― Y con eso, todo el equipo se fue.
Por primera vez en varios días, Alex estaba a solas con Leo, que se
sentó en silencio junto a la cama durante todo el drama. Alex no se había
perdido que Leo había pulsado el botón de dolor. Estaba contento
porque su cadera se sentía como si estuviera en llamas y tratando de
separarse de su cuerpo.
―¿Qué haces aquí? ― Pregunta Alex.
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―Cuando te cortaron a la mitad de tu llamada para mí, yo estaba
preocupado y llamé a Tony para saber lo que estaba pasando. Después
de hablar con él y descubrir que al equipo no se le permitía estar cerca de
ti, decidí que me necesitabas. ― Leo dijo, tomando la mano de Alex en la
suya. ― Más tarde, vamos a resolver el problema de ti diciendo que
estabas bien durante esta llamada, cuando en realidad no lo estabas.
Alex tembló por el borde de autoridad en la voz de Leo. Podía sentir las
drogas chutando, pero tenía que dejar que el hombre supiera cómo se
sentía.
― Gracias por venir. Y gracias por cuidar de mí.
―Eres muy agradable. ― Dijo Leo. Poniéndose de pie e inclinándose,
se acercó a sus labios. El beso se profundizó y Alex abrió los labios.
Lenguas se encontraron, se tocaron y exploraron. Muy pronto Leo rompió
el beso y acarició su mejilla contra la de Alex, susurrando ―Duerme
ahora, mi mascota. Voy a estar aquí cuando te despiertes.
Alex se relajó y dejó que los medicamentos hicieran efecto.
Cuando Alex se despertó de su siesta, el médico estaba de pie junto a
la cama, leyendo el informe médico en su mano y haciendo notas aquí y
allá. Mirando por encima, estaba contento de ver que Leo estaba todavía
en la silla junto a su cama. Sus ojos se encontraron por un segundo, antes
de que Alex mirara al médico.
―Hola, Sr. Taylor. Es bueno finalmente conocerlo oficialmente. Soy el
Dr. Anderson y me alegro de que esté de vuelta con nosotros. Ahora
podemos hablar de su tratamiento y recuperación. ― Dijo el médico muy
rápido y con voz profesional.
―Por favor, llámeme Alex. Tengo miedo de saber lo que está mal en
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mí, excepto que mi brazo y cadera todavía duelen.
―Vamos a ver. ― El médico miró a sus registros girando un par de
páginas. ― Cuando entró, tuvimos que llevarlo a la sala de operaciones
para quitar las espinas clavadas en su brazo izquierdo por debajo del
codo y en la cadera izquierda. Hubo algunas otras en diversas áreas de su
cuerpo, pero el brazo y la cadera sufrieron el mayor daño. Luego tuvimos
que coser varias laceraciones que parecían haber sido hechas por esas
espinas desagradables. Los problemas se produjeron cuando comenzó
una infección debido al agua sucia. Los pequeños cortes se curaron
rápido, pero tuvimos que llevarlo de vuelta a cirugía para limpiar la
cadera por segunda vez.
Alex tomó un momento para absorber todo. No es de extrañar que no
hubiera estado coherente durante un tiempo y se sintiera como un
macarrón mojado.
―¿Y ahora? ― Preguntó.
―Ahora continuamos bombeando antibióticos en su sistema y
observaremos sus caderas para ver si tenemos que llevarlo de vuelta a
cirugía para limpiar de nuevo. Una vez que la fiebre y la infección
desaparezcan por completo, vamos a tener que levantarle y hacer
algunas pruebas para ver cuánto daño ha sufrido esta articulación. Si es
necesario, vamos a reemplazarla. ― El médico se quedó como si no
hubiera dejado caer una bomba sobre Alex. ― En su documentación veo
que usted es soltero y vive solo, por lo que el siguiente paso sería un
centro de rehabilitación durante algunas semanas y luego esperamos que
usted pueda volver a casa.
―¿Si tuviera ayuda las 24 horas del día, todavía tendría que ir a un
centro de rehabilitación? ― Preguntó Leo.
―No, si tuviera la atención que necesita, podría volver a casa tan
pronto como la fiebre ceda y podamos evaluar su cadera. La sustitución,
si es necesaria, se podría hacer aquí o en un hospital de su elección. ―
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Fue la respuesta del médico.
¡Alex no podía creer que estuvieran calmadamente hablando de él,
cuando el doctor loco acababa de explicar que le podría cortar la pierna!
De ninguna manera.
Leo vio el minuto en que Alex se perdió. Él sabía que si no hacía algo
rápido, tendrían una situación que recordaría lo que había oído que
sucedió cuando el compañero de Alex, Treb, había estado en el hospital
con una lesión en la cabeza. Mientras observaba, Alex violentamente
llegó a la IV, con la intención de sacarla de su brazo. Leo hizo
automáticamente lo único que se le ocurrió.
―Alex Taylor, para de moverte inmediatamente. ― Dijo en su mejor
voz de Dom. Él puso cada gramo de autoridad en su orden y funcionó.
Alex se detuvo con la mano justo lista para sacar el tubo fuera de su
brazo. ― Ahora baja las manos, mascota.
Cuando Alex tenía ambas manos acostadas en su regazo, Leo las agarró y
las sujetó con fuerza. Alex seguía respirando pesadamente y Leo sabía
que tenía que actuar con rapidez. Por el rabillo del ojo, vio que el doctor
tenía una jeringa en la mano. Leo no quería que Alex fuera sedado, él
quería que Alex fuera verdaderamente suyo. Él decidió que ahora era tan
buen momento como cualquier otro para iniciar el proceso. Primero tuvo
que llamar la atención del hombre.
―Alex, mírame. ― Ordenó. Leo sintió las manos del hombre
endurecerse, listo para hacer otro movimiento para salir. Esta vez se
aseguró de mantener la voz firme, pero tranquila. ― ¿Cuál es tu palabra
de seguridad, mascota?
Ahora tenía la atención de Alex. Estos ojos amoratados y ennegrecidos,
que eran presa del pánico salvaje, dejaron de deambular por la habitación
32
en busca de un escape y en su lugar se encontraron con los suyos. Leo
sostuvo esos ojos, solo como un Dom experimentado podría hacer con
un verdadero sumiso.
―Te voy a dar una oportunidad más para responder a la pregunta,
mascota. De lo contrario, recibirás un castigo. ¿Cuál es tu palabra de
seguridad?
La mirada de Alex nunca vaciló.
― Rojo. ― Finalmente respondió.
―Muy buena mascota. Si dices la palabra "rojo", todo va a parar. No
voy a volverme loco. No hay repercusiones. Vamos a parar y hablar. ―
Leo continuó: ― ¿Cuál es tu palabra, si es necesario reducir la velocidad,
mascota?
―Amarillo. Cuando necesito frenar las cosas, es de color amarillo.
―Respondió un poco más tranquilo.
Leo sonriendo dijo:
― Está bien. ¿Estás en rojo o amarillo ahora?
―Rojo. ― Alex dijo, con los ojos fijos en Leo, lleno de pánico y
pidiendo que Leo lo ayudara.
―Lo estás haciendo bien, mascota. ― Leo tenía que estar físicamente
más cerca de Alex de lo que ya estaba. Alex necesitaba sentirse seguro en
otra forma, para que no pudiera ser tan letal como su compañero de
equipo Treb. Alex no sabía tampoco que intentar utilizar esta cadera
ahora podría dañarla permanentemente. Entonces, soltó las manos de
Alex y cuidadosamente se deslizó sobre la cama, envolviendo sus brazos
alrededor del hombre más pequeño.
―Ahora quiero que me digas por qué estás en rojo. El médico y yo te
ayudaremos todo lo que podamos. Sólo déjanos ayudarte, mascota. ―
Leo pudo ver que el médico no entendía lo que estaba viendo. Eso estaba
bien. Mientras que Alex estuviera en la misma página que él, era todo lo
que importaba.
33
―Él quiere cortar mi pierna, Leo. ¡No hay manera de que vaya a cortar
mi pierna! ― Las manos de Alex se enrollaron en las sábanas. Leo apretó
sus brazos.
―Yo no he dicho que iba a cortar su pierna, Sr. Taylor. Dije que
después de que su cadera estuviera libre de la infección, vamos a llevar a
cabo algunas pruebas para ver cuánto daño puede haber en la
articulación. ― Explicó el médico. ― Es posible que tenga que realizar
una sustitución de la cadera. Pero esto sólo sería necesario si el daño es
mayor. Si este es el caso, lo único que se sustituirá es la articulación.
Usted será capaz de caminar y correr con sólo unas pocas restricciones.
No voy a cortar la pierna.
Alex levantó la cabeza y miró al médico.
― ¿Restricciones? ¿Estas restricciones me harán incapaz de realizar mi
trabajo, doctor? ¿Usted está tomando mi carrera? ― La amargura
goteaba de cada palabra que salía de su boca.
No entendían. Su trabajo con el Rescate Contratado era todo para él. Si
perdía sus habilidades, perdería a las únicas personas que lo incluían en
sus vidas.
Dios sabe que su propia familia nunca lo hizo. Eran un grupo de
superdotados que ni siquiera recordaban su cumpleaños o lo invitaban a
las celebraciones de Navidad. Su madre, la organizadora de caridad, se
volvió a casar y siempre estaba ocupada con su nueva familia. Su
hermano era un médico y su hermana abogada. Él había sido ofuscado y
olvidado desde que su padre murió cuando él tenía trece años. Su padre
había sido el único que entendía que Alex necesitaba estar al aire libre e
incentivado. Nunca lo rechazó porque no quiso seguir una carrera de
poder.
Ahora el médico pensaba que iba a imponerle restricciones. Ni siquiera
estaba cerca de ser lo suficientemente hombre en opinión de Alex, para
hacerlo.
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El equipo vino todos los días, trayendo comida y cambios de ropa para
Leo. Leo nunca se apartó de su lado a menos que Alex estuviera
completamente dormido. El hombre lo observaba sin descanso para ver si
estaba incómodo y Leo aprendió a cambiar sus vendajes en el brazo y la
cadera.
El brazo estaba recuperándose bien, pero la cicatriz que se quedaría lo
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iba a convertir en un guerrero de la antigüedad orgulloso.
Tomó casi una semana antes de que la fiebre de Alex finalmente
desapareciera por completo. A continuación, la máquina de dolor fue
retirada y reemplazada por comprimidos que podría tomar cuando fuera
necesario. Un día después de que su fiebre cedió, un par de enfermeros
entraron en su habitación. Uno de ellos llevaba un cinturón grueso largo
y el otro un andador.
―Muy bien, Sr. Taylor, es el momento de ponerlo en marcha.
Avanzaron para ayudarle a sentarse en la cama. Cuando los puntos
negros que estaban bailando delante de sus ojos cayeron, ataron el
cinturón alrededor de su cintura. Con un enfermero en cada lado, se puso
de pie en su pierna buena, sosteniendo el andador como si fuera su vida.
Desafortunadamente Alex no pudo quedarse en pie y tuvo que
sentarse. Los enfermeros lo dejaron descansar por un momento, pero
enseguida le dijeron que tratara de ponerse en pie de nuevo. Esta vez,
Alex no sólo se puso de pie, sino que consiguió ir al baño y regresar.
En el momento en que se fueron, Alex tomó las dos pastillas de la
palma de Leo y las tragó en seco. Esto le valió lo que Alex venía a llamar
"la mirada". Si estuviese completamente curado, sabía que el castigo iba a
llegar. Afortunadamente no habían discutido nada de eso en su relación
todavía.
Esa noche, Leo preguntó:
― Háblame de tus padres. ¿Ellos todavía están vivos? ¿Tienes
hermanos o hermanas?
―Mi madre se volvió a casar con un juez y está viviendo en Boston con
su marido y un par de hijastros. Mi hermano y hermana ambos viven en
Chicago. Mi hermano es médico y mi hermana es una abogada.
―¿Por qué, por tu tono no suena como si las cosas estuvieran bien
entre vosotros? ― Leo besó la parte superior de su cabeza.
―Leo, mi madre tiene una nueva familia que no me incluye. Creo que
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mi hermano y mi hermana la ven un par de veces al año, pero ambos
están ocupados con sus carreras y compañeros de cama actuales. No nos
vemos entre nosotros. Ellos tienen su vida y yo la mía.
―¿Compañeros de cama? ― Preguntó Leo.
―Sí, creen en compartir su cama hasta que encuentre a aquel que se
adapte y mejore su carrera.
―¿Y tu padre? ― Preguntó Leo, descartando a los hermanos de Alex.
Incluso él no era tan frío para lograr el éxito.
―Cuando mi padre estaba vivo, vivíamos en una casa en el lago con
cuarenta hectáreas de bosques que rodeaban nuestra casa. Los fines de
semana, me llevaba al bosque y me enseñó todo sobre la naturaleza y los
diferentes animales que vivían allí. Creó diferentes situaciones en las que
tenía que encontrarlo usando mis habilidades de rastreo. Él me enseñó
mucho.
Alex no pudo contener las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.
―Entonces, cuando tenía trece años se enfermó. El cáncer lo mató seis
meses más tarde. Creo que es por eso que mi hermano se convirtió en un
médico.
Leo todavía estaba en la cama con él y Alex se enterró en sus brazos y
lloró.
Cuando las lágrimas se secaron y se calmó, Leo preguntó:
― ¿Fue entonces cuando tu madre se volvió a casar?
―No. Después de la muerte de mi padre, vendió la casa del lago y se
trasladó a Chicago. La vida se basó en escuelas privadas y actividades
después de la escuela. Mi hermano y hermana se destacaron y yo no. Yo
quería estar de vuelta en el bosque con mi padre.
Alex no quería hablar de ello por lo que preguntó a Leo sobre su
infancia.
Leo dejó a Alex cambiar de tema. Él ya estaba teniendo una imagen de
por qué el hombre tenía tan baja autoestima. Su mascota necesitaba toda
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su atención y amor. Y Leo estaba muy feliz de darle todo esto.
―Mi infancia fue completamente diferente. Mi madre provenía de una
familia griega grande y mi padre de una igualmente gran familia italiana.
Ambas partes eran muy ricas y mis padres nunca tuvieron que trabajar.
Como su único hijo, fui con ellos a lo largo de todo el mundo visitando
lugares exóticos. Siempre terminaba en las cocinas aprendiendo a cocinar
los alimentos de cualquier lugar por el que pasaba. La creación de
alimentos se ha convertido en mi pasión y mis padres me animaron.
―Por desgracia, ahora, puedo ver que siendo el único foco de amor de
mis padres, me volví egoísta. Yo tendía a centrarme sólo en lo que estaba
haciendo, olvidándome de todos los que me rodeaban. He descubierto
de la manera dura, que tenía que cambiar las cosas.
―¿Tus padres aún están vivos? ― Preguntó Alex.
―Oh, sí, todavía están viajando. Me dijeron que se van de luna de miel
por dos meses. Si no recuerdo mal, deben estar en su luna de miel
novena o décima ahora. Creo que estos dos seguirán viajando y
amándose uno al otro hasta el día de su muerte.
Continuaron hablando, discutiendo lo que querían en el futuro. La vida
doméstica sólida era importante para ambos, así como los niños un día.
―¿Te gustan las palomitas? ― Preguntó Alex.
―Sí, sobre todo comer palomitas de maíz mientras veo películas de
acción.
―Me encantan las películas de acción.
―A pesar de que una película de alienígenas de vez en cuando es
divertida de ver.
―Nunca vi una película de alienígenas. ― Alex no estaba seguro de
que sería capaz de ver una película de alienígenas, pero lo intentaría por
Leo.
―Bueno, al llegar a casa, podemos encontrar una película de aliens y
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verla juntos.
―¿Con palomitas de maíz?
Leo sonrió.
― Con palomitas de maíz.
Alex miró a Leo sonriéndole. Todavía no podía creer que el bello
italo―griego, en realidad, quería estar con él, una Jane simple o tal vez
fuese un simple Joe. Parte de él se quedó esperando a que alguien viniera
y se llevara al hombre especial a distancia.
Alex estaba con un humor increíble. Leo lo había dejado en la casa del
jefe para una reunión semanal de Rescate Contratado. Después de que la
reunión terminara, Leo lo llevaría a comer. Esta sería su primera cita
oficial. Habían pasado más de dos semanas desde que habían vuelto a
casa, y gracias a la tortura de Jack en la piscina, él podría poner un poco
de peso en la cadera, mientras que utilizase un andador. También
pensaba que Leo había sido todo amoroso ayudándolo.
Después de que esa primera mañana despertara con el sexo más
caliente que nunca había tenido, se sentaron y hablaron de su relación
profundamente. Acordaron que en privado, Alex era la mascota de Leo y
él sería responsable de todas las necesidades de Alex. Alex, a su vez,
tendría que seguir todas las reglas de Leo. En público, serían una pareja
normal. Esto hizo que Alex riera. ¿Qué demonios era una pareja normal?
Tony había llegado con su notebook de valor inestimable en el que
había rediseñado la pequeña casa de granja de Alex para adaptarla tanto
a Alex y a Leo como a sus necesidades especiales. A la cabeza de la lista
estaba una piscina y una nueva cocina gigante. Después de las adiciones
y cambios finalizados, su casa no se parecería a nada a lo que era ahora,
es decir, una caja de galletas. Tony también había ayudado a sacar todas
las licencias necesarias. Habían contratado a un carpintero muy
recomendado y el trabajo estaba empezando.
Alex fue el último en llegar a la reunión y cuando entró en la
habitación, se dio cuenta de que había una nueva silla esperándole. La
silla tenía el asiento acolchado y era un poco más alta que una silla
normal y muy sólida. Él pensó que era muy fácil sentarse y muy cómoda,
a pesar de que todavía estaba sentado apoyando su cadera buena.
―Me alegro de que puedas venir Alex. ― Dijo el jefe.
―Sólo quiero deciros a todos, gracias por toda la ayuda en el hospital
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y dejarme venir a la reunión, aunque no pueda ayudar en cualquier
misión ahora. Ah, y también esta silla. Es muy buena. ― Alex tenía que
decirlo.
―¿Qué diablos, Alex? Tú eres de la familia y eso es lo que hace la
familia. ―Dijo Treb enojado. ― Aunque estés herido. Todavía eres un
miembro del equipo. Maldita sea Alex, no vamos a descartarte porque te
lesionaste.
Alex no pudo evitar sonreír con gratitud a Treb. Exteriormente Treb
proyectaba un aura fría, dura y peligrosa. Pero desde el principio Treb
siempre guardó la espalda de Alex. Incluso más que esto, Treb siempre lo
trató con respeto por su talento y como hombre.
―Ahora que eso quedó claro, podemos continuar con la reunión. ―
Dijo el jefe. ― Tengo que deciros algo. Mantened los ojos abiertos por
cualquier persona o cualquier cosa inusual. Leo, la pareja de Alex aún está
teniendo problemas con algunas señoras que piensan que tienen el
derecho a un pedazo de su éxito. Legalmente todo estaba más o menos
claro, pero mi instinto me dice que todavía tendrá problemas. Y todos
estamos de acuerdo que mi instinto siempre tiene razón.
Alex estaba en la piscina trabajando con Jack ayer, cuando el jefe se
había detenido para ver cómo iban las cosas. Él y Leo se sentaron en el
patio hablando durante algún tiempo. Alex no había pensado en
preguntar sobre qué, pero ahora lo sabía. Ahora tenía sentido que Leo
estuviera en una reunión con sus abogados en este momento, recibiendo
actualizaciones sobre lo sucedido con todas las demandas presentadas
entre las partes, mientras que Alex estaba con el equipo.
Después de la declaración del jefe, la reunión continuó como de
costumbre. El énfasis de hoy fue sobre cómo tratar con las autoridades
locales cuando se resentían por estar en una escena de rescate. Una hora
más tarde, la reunión terminó.
Una vez que él había hecho su camino de salida, Tony le detuvo.
50
― Oye, Alex, ¿puedo hablar contigo un minuto?
Haciendo una pausa, esperó a Tony para unirse a él en el porche.
― ¿Qué necesitas? ― Le preguntó.
―Sólo quería preguntarle. ¿Estás en serio con mi primo? ―Tony
parecía incómodo, pero todavía determinado.
―Sí. ― Dijo Alex. Entonces pensó que él podría ponerlo todo en línea.
― Estoy totalmente enamorado de él.
Tony se limitó a mirarlo por un momento y luego sonrió.
― Estoy feliz. Leo nunca pareció más feliz y su salud está mucho mejor,
desde que está contigo. Sólo quería decirte que te apoyo y te deseo todo
lo mejor. ― Con eso, Tony le dio un gran pero cuidadoso abrazo a Alex.
Leo se detuvo en el porche con su coche y gritó por la ventana abierta:
―Hey, ¡quita las manos de mi hombre, Tony!
―Solo estoy recibiéndolo en la familia DeLuca―Grayson. Es con el
resto de la familia que vas a tener que preocuparte. Hay un par de primos
que tratarán de robarlo. ― Replicó, Tony.
―Ni hablar. Él es mío. ― Dijo Leo, cuando abrió la puerta y fue a
ayudar a Alex a entrar.
Tony sólo se rio y volvió a la casa.
Después de que Leo los había situado a ambos en el coche, atrajo a
Alex y le dio un beso. Comenzó dulce y luego se convirtió en caliente con
Leo follando la boca de Alex con su lengua de la forma en que le gustaba.
Algún tiempo después, Leo levantó la cabeza y dijo:
― Hola, mi mascota.
―Hola. ¿Todavía vamos a comer? ― Estaba tan excitado de que
alguien realmente quería llevarlo a una cita en público.
―Si te sientes bien. ¿Tienes cualquier dolor?
―Yo estoy bien. Tomé la mitad de una pastilla para el dolor un poco
antes de salir. ― Una de sus reglas era que Alex tenía que decir siempre
la verdad a Leo. Nunca ocultar nada. Leo también había aceptado ser
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honesto con él. A pesar de que vetó la idea de que Alex le zurrara si él no
lo fuera.
―Pensé que podíamos probar este nuevo lugar en la calle Pine. Tienen
una hermosa terraza al aire libre y es un día tan hermoso. Creo que
tenemos que aprovechar todos los buenos días que podamos antes de
que comience el frío.
Alex estuvo de acuerdo. Pronto los vientos y las heladas comenzarían
cubrir el suelo por la mañana, preparando a todos para la nieve por venir.
Antes de que se diera cuenta, habían llegado a la ciudad y estacionado
en frente de la cafetería recién abierta. El exterior del edificio estaba en
medio de algunos árboles, las ventanas pintadas de un verde oscuro. Con
la mano habitual de Leo en lo bajo de la espalda, Leo acompañó a Alex
lentamente a la terraza y hasta una de las sillas de hierro forjado cubierta
de almohadas. Poniendo el andador a un lado, empujó la silla de Alex y
se sentó en la silla de al lado.
―Aquí es hermoso. ― Alex dijo, mirando a todos los árboles alrededor
de la plataforma. Macetas con flores colgaban justo fuera de las rejillas,
añadiendo una multitud de colores a todos los verdes. Cada mesa tenía
una sombrilla cubriéndolas para protegerlas del sol del mediodía.
La camarera llegó y después de saludarlos agradablemente llenó sus
vasos con agua, tomó nota de sus pedidos de bebidas, les dio los menús
y se fue. Una vez que los hombres dejaron sus menús, después de haber
tomado sus decisiones, la camarera volvió para escribir sus órdenes y
dejándoles sus bebidas.
Leo se sentó y relajó, simplemente mirando al bello hombre a su lado.
Como la mayoría podría olvidarse de él, o incluso no notarle, Leo lo
nunca entendería. El cabello castaño claro y su piel bronceada brillaban.
Leo observó la luz en los ojos castaños de Alex, salpicados de verde
alrededor de la zona del iris, encontrando de forma automática todas las
52
zonas de sombra y las vías de evacuación. Se había dado cuenta de que
todos los miembros del equipo hacían eso cuando entraban en un nuevo
entorno. Enseguida, ellos barrerían a las personas, en busca de cualquier
problema. Por último, esos ojos, brillando de felicidad, se volvieron a Leo.
Durante un largo momento solo miraron en los ojos del otro.
―¿Estamos a salvo, mascota? ― Le preguntó, bromeando un poco.
―Por el momento, pero no tengas miedo, tengo armas. ― Alex
respondió en tono de broma.
―En realidad, ¿no creerás que yo no te vi escondiéndolas bajo todas
esas ropas holgadas que llevas? ― Dijo con una ceja levantada. En
secreto estaba contento con la camisa oscura de manga corta de Alex y
pantalón verde militar sueltos, con todos sus bolsillos, ocultando el
cuerpo caliente y perfecto debajo. De lo contrario, sabía que tendría que
golpear a la gente con un palo.
―No es ni la mitad de las que carga Treb. ― Alex se defendió.
―Treb está como una cabra. ― Leo respondió.
―Está bien, me tienes. Pero él es leal y lucharía hasta la muerte por
cualquiera de nosotros.
―Eso es verdad. Al menos él dejó de llamarme idiota ahora.
―Subiste unos niveles a sus ojos cuando viniste y te quedaste conmigo
en el hospital.
―Por supuesto que iría contigo cuando te lesionaste. Yo ya había
decidido que eras mío para cuidar. ― Leo no mencionó el creciente amor
que sentía ahora por este hombre. Él quería decírselo cuando fuera el
momento adecuado, convirtiéndolo en un momento especial para
siempre.
Antes de que Alex pudiera responder, llegó la comida y remataron sus
bebidas. Ambos tenían hambre y la comida era excelente, así que hubo
poca conversación hasta que los platos estaban vacíos y se sentaron para
dejar a sus estómagos asentarse.
53
Leo vio que los párpados de Alex estaban caídos sólo un poco, y estaba
más inclinado en su cadera buena.
― Voy al baño y entonces es el momento de volver a casa. ¿Necesitas
utilizar el cuarto de baño también?
―No, me sentaré aquí y esperaré. ― Alex comenzaba a sentirse
incómodo y cansado y no quería moverse mucho.
―Está bien, vuelvo enseguida y entonces podremos irnos. ― Leo
apretó la mano de Alex y luego tomó la cuenta y entró en el café.
Alex estaba apenas reuniendo la energía suficiente para empezar a
moverse hacia el coche cuando una voz violentamente susurró en su
oído:
― ¿Crees que un simple trozo de Joe como tú puede mantener a un
hermoso rico como él interesado? Si él no está cazando a alguien ya,
pronto lo hará.
Alex inclinó la cabeza ligeramente y evaluó al hombre detrás de él por
el rabillo del ojo. Era casi de la misma altura y peso y tenía el cabello
rubio decolorado. Alex podía no ser tan hábil como Treb, pero él no era
torpe en el combate cuerpo a cuerpo.
Llegando con una mano a su cuerpo, agarró al hombre por el pelo,
tirando ligeramente hacia afuera. Esto le dio suficiente espacio para traer
su otra mano y coger al hombre por detrás de la camisa. A continuación,
le golpeó la cabeza en la cubierta de madera a sus pies. Sus movimientos
fueron ejecutados de forma rápida, sin dudar, tomando al tipo por
sorpresa. Con su pierna buena, puso su pie en la parte posterior de la
cabeza del muchacho, sosteniéndolo allí.
―¡Hombre! Y Damian dice que no me puedes llevar a ningún lugar.
¿Qué pasa Alex? ¿Te está molestando o algo así? ― Treb caminó al otro
lado del hombre retorciéndose y quejándose en voz alta.
―Sí, él estaba susurrándome palabras dulces al oído. Decidí mostrarle
como me sentía con lo que estaba diciendo. ―Alex pudo, a continuación,
54
presionar accidentalmente un poco más sobre el cuello del hombre para
expresar su punto de vista.
―Creo que es mejor dejar que se levante. Azul no es un buen color
para él. ¿Me necesitas para llamar al sheriff? ― Preguntó Treb.
―No, no tengo ganas de ir a la cárcel hoy. ― Dijo Alex. A
regañadientes, levantó el pie y dejó al hombre con la cara roja y
temblorosa levantarse.
Jurando, el hombre levantó su brazo para golpear a Alex en la cara.
Treb presionó inmediatamente un punto de presión en el brazo del rubio,
haciéndolo caer sin fuerzas a su lado.
―Fuera de aquí. Voy a mantener un ojo en ti y si te veo alrededor, vas
a tener que preocuparte por algo más que tener un brazo flácido durante
unas horas. ― Treb amenazó. Por supuesto, el tipo desapareció como si
su culo estuviera en llamas.
Y luego, completamente al modo Treb, dio a Alex una sonrisa y dijo:
― Bueno, me voy. Me voy a reunirme con Damian. ― Casualmente se
volvió y entró en la cafetería.
―Alex, vamos a llevarte hasta el coche. Vamos a hablar de lo que
sucedió después. ― La voz grave de Leo le llamó la atención.
Levantándose dolorosamente, dejó que Leo le ayudara a posicionar el
andador en su lugar y luego, lentamente, se dirigieron a través de la
plataforma hasta el coche. Las personas sentadas en las otras mesas
estaban hablando con entusiasmo sobre lo que acababan de presenciar.
Alex simplemente se centró en hacer su camino hacia el coche. Parecía
que su cuerpo estaba cargado de plomo.
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Capítulo Cinco
Esa noche Alex conducía al hotel para reunirse con el equipo y sus
parejas para comer y beber. Había pasado la tarde en la ciudad, a unas
tres horas de distancia de su casa, trabajando en una escuela que 64
entrenaba a perros de rescate. Alex pasó la mayor parte del tiempo con
los cachorros, evaluando los que tenían el potencial para ser un buen
perro de rastreo algún día. Para ser honesto, él había considerado, más
de una vez, la idea de crear su propio centro de entrenamiento para
perros. Tenía suficiente dinero y espacio en su casa. Pero había estado tan
ocupado los últimos dos años con la empresa de Rescate Contratado,
que era sólo un pensamiento de vez en cuando.
Caminando hacia el comedor y bar del hotel, vio que él era el primero
en llegar. Leo estaba esperando una llamada de su editor sobre su nuevo
libro e iba a venir después con Jack y Pip. Se habían atrasado debido a
que las abuelas aún no habían llegado a quedarse con las gemelas. A
Alex se le asignó la tarea de conseguir una mesa para todo el grupo. Ya
que era un jueves por la noche y el lugar estaba bastante vacío pudo ver
que no sería un problema.
Cuando la recepcionista lo acompañó hasta su mesa, lo llevó a su mesa
habitual en la esquina de costumbre. Colocando una silla junto a la pared
para que pudiera ver la habitación, dejó automáticamente la silla en la
esquina trasera arrimada para Treb. Esa era la silla de Treb y nadie se
metía con ella. Alex pidió una bebida inmediatamente, sabiendo que
todos estarían llegando en breve.
Cuando la camarera se acercó y puso su copa enfrente de él, vaciló y
dijo:
― Un tipo me pidió que se lo diera. ― Tomó un sobre grande de su
bandeja y lo colocó al lado de su bebida. Enfrente del sobre, escrito en
una etiqueta, estaba su nombre en letras negrita.
―¿Quién te dio esto? ― Pregunta Alex.
―Un individuo con su altura y constitución. Pero tenía el cabello rubio
decolorado y un bronceado profundo. ― Dijo ella, con cara de
preocupación por si había hecho algo mal.
―Oh, bien, gracias. ― Dijo Alex, ya descartándola mientras su atención
65
estaba en el sobre. Alex sabía que, a partir de la descripción que la
camarera le dio, el sobre llegó del hombre que había inmovilizado en la
cubierta del café. Inclinándose hacia atrás, sabiendo que nada bueno
podría estar dentro, la abrió.
El corazón de Alex cayó al suelo cuando vio la primera imagen de Leo
sentado al aire libre en una manta en algún lugar, recibiendo una
mamada del tipo con el cabello rubio decolorado. La segunda imagen era
de Leo en su espalda, los dedos enterrados en el culo del tipo. Y cuando
fue hasta la quinta y última imagen, mostraba a Leo en el mismo café de
su primer encuentro, mirando con afecto los ojos del rubio. Cualquier
persona que mirara la foto podría ver cuán profundamente enamorado
estaba.
En la última foto, había unas cuantas líneas escritas en la parte inferior.
Leyó:
Te avisé de que un nada como tú nunca podría mantener el interés de
este hermoso hombre. Él te ha traicionado. Nunca fue fiel. Pronto te va a
tirar a la basura y será mío para siempre.
―¡Mierda! ― Exclamó Treb y cogió las fotos, mirando a través de todas
ellas. ― No te preocupes, Alex, el chef de mierda desaparecerá.
Agarrando las fotos de nuevo, Alex dijo:
― No, no lo harás, Treb. Voy a ser el único en tener una larga
conversación con el rubio que me envió estas fotos.
―Alex, no te quedarías con un tramposo. ― Treb se sentó junto a él
con una expresión seria en su rostro.
―Tienes razón, no lo haría. Ahora cálmate y toma un minuto para
mirar realmente estas imágenes. ― Alex dio a Treb las fotos una por una.
Hacia la quinta, Treb estaba sonriendo.
―Maldita sea, sois calientes juntos.
―Sí, tienes razón en eso. Ahora todo lo que tenemos que hacer es
66
averiguar cómo las sacó. ― Afirmó Alex.
―¿Qué diablos es eso? ― Rugió Cade. Los ojos del jefe estaban
puestos en las imágenes en las manos de Treb y parecía a punto de
matar a alguien. Detrás de él, podía ver al resto del equipo en
movimiento, tratando de ver lo que había alterado al jefe. Alex pudo ver a
Leo detrás. Desde donde estaba, no había visto las fotos.
Hubo algunos gritos indignados, y tomó un tiempo para calmar a
todos. Fue a Bret, el compañero del jefe, al que tuvieron que detener
físicamente de encontrar al rubio y convertirlo en puré. También hubo
una gran oportunidad de que Leo obtuviera una paliza inicialmente hasta
que Alex gritó:
― Ese soy yo en las fotos. ― Eso detuvo a todo el mundo en su sitio.
Ahora todo el grupo, incluyendo a Bret y Pip estaban sentados en la
mesa con las imágenes en medio. Leo estaba sentado junto a Alex,
viéndose un poco verde. No había dicho una palabra todavía, así que Alex
solo sostuvo su mano, esperando que las preguntas comenzaran.
―¿De dónde sacaste las imágenes, Alex? ― Preguntó el jefe.
―La camarera las trajo con mi bebida. Ella dijo que un hombre con
pelo rubio lejía le pidió que me las entregara.
―¿Por qué dices que eres tú en las fotos? Admito que sólo se puede
ver la parte posterior de la cabeza, como máximo, y una vista lateral del
rostro en la última, pero está claro que no es tu cara o el pelo en ellas. ―
Preguntó Jack.
―Fíjate bien en el brazo izquierdo en cada imagen y la pierna izquierda
en las fotos dos a cuatro. ― Alex insistió.
―Oh, ¡ya veo! ― Pip dijo, señalando la cicatriz de color rojo brillante
en el brazo izquierdo del hombre de la foto con Leo. Luego, señaló su
pierna izquierda expuesta en tres de las otras imágenes. Todo el mundo
se inclinó hacia delante y miró atentamente el lugar donde Pip estaba
67
apuntando. Ahora, todo lo que podían ver era una gran cicatriz en la
cadera izquierda del hombre. Las imágenes estaban granuladas y eran de
mala calidad, y los detalles sobre los cuerpos de los hombres eran
borrosos. Curiosamente, sus caras eran muy claras. ― Esa es tu pierna,
Alex.
Tony cogió una de las fotos que mostraban a dos hombres acostados
en una manta en la hierba, ramas entrelazadas alrededor. Apuntando a la
zona alrededor de los cuerpos, dijo:
― La cama fue removida y reemplazada por esta manta. Si se mira de
cerca, todavía se pueden ver las sombras de la cabecera. ― Luego pasó
un dedo alrededor de la parte inferior. ― También se colocaron estos
árboles y el cielo. Mira, se puede ver la imagen de un cuadro colgado en
la pared.
―Alex, ¡esta es la cama y la habitación en la que te alojas en nuestra
casa! ― Gritó Pip. ― Alguien tomó fotos de ti cuando estabas en nuestra
casa. Nuestros bebés están en la casa.
―Creo que estas fueron tomadas con una cámara de alta resolución a
través de la ventana. Me he alojado en la misma habitación cuando
nacieron los bebés, y sólo por el ángulo de la imagen, diría que el tipo
debe haber estado fuera en algún lugar. ― Tony siguió estudiando las
fotos.
Treb se levantó cuando Cade cogió el teléfono móvil del bolsillo e hizo
una llamada al sheriff. Al pasar a través de la multitud hacia la barra,
miraba de derecha a izquierda, todo lo que se cernía en las sombras de
las esquinas. Así que cuando llegó a la barra, vio un mechón de pelo
rubio, casi blanco, en el borde de la puerta sombreada de un pasillo que
conectaba el comedor con los cuartos de baño. Esta era la misma puerta
en la que Bret había sido atacado por la espalda por un loco en su
69
primera cita con el jefe.
Treb dio al camarero el pedido de las bebidas del equipo. Luego,
casualmente, miró a la mesa y señaló con la cabeza hacia los baños.
Mirando hacia atrás hacia el lugar donde estaba el chico, se sorprendió
cuando sus ojos se encontraron con los del rubio lejía, que ahora estaba
completamente al descubierto, junto a la puerta. El chico se dio la vuelta
y se dirigió de nuevo al pasillo hacia una salida de emergencia en el
extremo.
Treb fue inmediatamente detrás del chico. Él terminó empujando a
algunas personas a un lado y pasó corriendo por alguien que salió del
baño de hombres. Por último, empujó la salida de emergencia y miró
alrededor del estacionamiento, tratando de echar un vistazo al hombre.
Entonces lo vio. El tipo había caminado hasta el borde del
estacionamiento iluminado e iba hacia una zona boscosa oscura un poco
más allá. Detrás de Treb, el resto del equipo salió por la puerta.
―Alex, necesitaré que me acompañes a por este tipo. Está yendo al
bosque. ― Treb dijo y comenzó a correr a través del estacionamiento.
En el borde del bosque Treb se detuvo porque no estaba seguro de
por donde el hombre se había ido. Oyó a Alex venir detrás de él.
― ¿Puedes decir por dónde salió? ― Preguntó Treb.
78
Epílogo
Fin
El Cabezota del
Comandante 82
RESCATE CONTRATADO 05
BELLAN SUMMER
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