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MASCARA FACIAL EN ORTODONCIA

La máscara facial fue creada en Francia por el profesor Delaire en 1968, se


trata de una herramienta extraoral, es decir, que se coloca por fuera de la boca,
para corregir la incorrecta relación que existe entre la mandíbula y el maxilar,
es un excelente método para el tratamiento de la Clase III desde edades
tempranas.
Este tipo de tratamientos en ortodoncia se emplean cuando existe un caso de
mal oclusión esquelética, es decir, cuando el problema de mordida se debe a la
disposición de los huesos del rostro. El objetivo es adelantar el maxilar sin
frenar el crecimiento de la mandíbula.
Numerosos autores observan que el retrognatismo maxilar con mucha
frecuencia se diagnostica clínicamente como un prognatismo mandibular y se
caracteriza por un cuadro clínico con perfil cóncavo, mordida cruzada anterior,
falta de espacio para los dientes en el maxilar y mesioclusión de molares,
encontrándose como causas la herencia, trastornos metabólicos, estadios
debilitantes y raquitismo.
Actua sobre: el maxilar, modificando su orientación en relación con la
implantación craneal superior y el mejoramiento de su crecimiento en la parte
anterior, la mandíbula, modificando la dirección y la cantidad de crecimiento
del cartílago condilar; y las arcadas dentoalveolares, por movimiento mesial del
arco superior en relación con la base maxilar y movimiento distal del arco
inferior referido a la base mandibular con remodelado del mentón.
Se suele aplicar esta herramienta antes de los 10 u 11 años, ya que es a partir
de esta edad cuando el crecimiento de los huesos de la cara se ralentiza. Si no
se aplica a tiempo un tratamiento contra la maloclusión de clase III, el
problema, en edad adulta, deberá corregirse con una cirugía ortognática.
Para que la máscara cumpla correctamente su función, el niño deberá llevarla,
como mínimo, unas 12 horas al día. Cabe destacar que no suelen causar dolor
alguno en los niños.
Las máscaras faciales, muchas veces, también se combinan con disyuntores
platinos, los cuales se emplean para expandir el paladar y así preparar la
cavidad bucal para una ortodoncia.
Este tratamiento implica el uso de fuerzas pesadas correctamente calculadas,
se requiere de una máscara muy rígida perfectamente fijada y adaptada a la
cara de cada paciente.
Se consigue entonces:
 Avanzar el maxilar superior
 Variar la inclinación
 Aumentar la anchura del paladar
 Mejorar el desarrollo óseo del niño/a.

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