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Qué hacer en Alemania la primera vez que

se visita el país
Texto por
Andrea Schulte-Peevers, autora de Lonely Planet

Alemania para principiantes


Alemania combina modernidad y tradiciones atemporales
con paisajes espectaculares, metrópolis vibrantes,
pueblecitos idílicos, obras de arte arquitectónicas y palacios
de cuentos de hadas. En realidad, lo más difícil la primera
vez que se viaja a Alemania es decidir qué ruta seguir así
que a continuación proponemos algunas ideas para empezar.

Alemania está llena de edificios imponentes, de todas las formas y tamaños ©


Sean Pavone / Shutterstock

1. Berlín, capital dinámica


2. La Bauhaus en Weimar y Dessau
3. Hamburgo, ciudad que cautiva
4. Múnich y las tradiciones
5. Los vinos alemanes del valle del Mosela
6. Aventuras en los Alpes Bávaros
7. La Selva Negra, núcleo gourmet

Sea cual sea la ruta elegida, Alemania es un país que cautiva, ilumina y
sorprende al viajero: sus ciudades son centros de alta tecnología con
una energía contagiosa y un panorama culinario y cultural muy de moda; su
naturaleza regala paisajes de cine, desde las costas barridas por el viento hasta
los vertiginosos picos alpinos; y es posible visitar castillos y catedrales que se
construyeron antes de que Colón zarpara rumbo a América o descubrir las
últimas tendencias en arte urbano.

1. Ir a Berlín, una de las capitales más vibrantes del


mundo
Desde la caída del Muro , en 1989, Berlín disputa una carrera apasionante para
convertirse en una de las capitales más dinámicas del mundo. Adelante con las
selfis en el Reichstag , la Puerta de Brandenburgo , el Checkpoint Charlie y
otros lugares famosos; y adelante con maravillarse ante las monumentales
antigüedades Pergamonmuseum o con la eterna belleza de la reina Nefertiti en
el Neues Museum , pero después conviene profundizar un poco más en este crisol
de experimentación cultural, y descubrir todo aquello que “solo pasa en Berlín”.

Alemania celebra que el Muro de Berlín lleva más tiempo caído que en pie ©
turtix / Shutterstock

Un lugar a visitar es el Tempelhofer Feld , un antiguo aeropuerto reconvertido


en zona de recreo urbano para todo el mundo, desde aficionados
al kitesurfing hasta jardineros comunitarios. Para descubrir el arte
contemporáneo se puede ir a ver la Boros Collection , expuesta en un antiguo
búnker de la II Guerra Mundial, o disfrutar de un concierto en Silent Green , un
crematorio reconvertido en centro cultural. Los días más calurosos del verano se
pasan mejor en el Badeschiff , un carguero reciclado en club de playa. El vibrante
panorama del arte urbano berlinés se descubre con un circuito a pie de la mano
de un meister del espray en Urban Nation, el primer museo de arte urbano del
mundo; y es que toda Berlín es como un lienzo inacabado.

Un paseo gastronómico por Berlín

2. Weimar y Dessau y la Bauhaus


Era 1919 y Alemania vivía una época agitada, enfrentada al trauma y al caos
tras la I Guerra Mundial , hasta que el orden se restauró en Weimar , una idílica
ciudad de la campiña de Turingia. Allí nació la República de Weimar, el primer
‘experimento’ alemán con la democracia, y también la Bauhaus, la escuela de
diseño cuyo lema “menos es más” revolucionó la estética del s. XX. Un nuevo
museo en Weimar rendirá tributo a esta matrona del modernismo que entró en su
fase más fecunda al trasladarse a Dessau en 1925. En esta ciudad del Elba se
puede visitar el edificio original de la escuela, y pasar por las Meisterhäuser, los
hogares de algunos de sus famosos maestros, como Walter Gropius, Paul Klee y
Wassily Kandinsky, entre otros. Se puede disfrutar de un circuito Bauhaus en
Berlín , donde la escuela fue suprimida por los nazis en 1932. Por suerte, han
sobrevivido una gran cantidad de edificios modernistas, incluido
el Hufeisensiedlung , con forma de herradura, y una de la media docena de fincas
declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco.

3. Conocer Hamburgo, la segunda ciudad más grande de


Alemania
Hamburgo sacudirá al viajero, y no solo por los bruscos vientos del mar del
Norte. Puntal comercial desde la Edad Media, Hamburgo es un cautivador
mosaico de cultura contemporánea, arquitectura, música e intensa vida
nocturna.
Los edificios de ladrillo rojo de la Speicherstadt son impresionantes © Lena
Serditova / Shutterstock

Se puede empezar escaneando el perfil urbano de la ciudad desde el mirador del


marítimo Elbphilharmonie , el nuevo y espectacular auditorio de Hamburgo y
puerta de entrada a la HafenCity , una antigua zona de muelles convertida
en barrio portuario. Es buena idea hacer una pausa para el café en
la Speicherstadt, una zona de canales y almacenes de ladrillo rojo reconocida por
la Unesco que también alberga la hipnótica Miniatur Wunderland, la maqueta de
tren más grande del mundo. Si hay hambre, se puede comprar un sándwich
en Brücke 10, en el puerto, y saborearlo con una cerveza sentado en una tumbona
del simpático bar StrandPauli mientras se cuentan cargueros.
El querido ‘Elphie’ de Hamburgo cuida los gustos de todos los amantes de la
música © Bjoern Wylezich / Shutterstock

Una visita a Hamburgo no estaría completa sin una ruta nocturna por el
Reeperbahn, una zona de marcha gloriosamente sórdida y el barrio rojo de la
ciudad, donde antaño se foguearon los Beatles. Hay que dejarse llevar por
esta meca de la juerga noctámbula y sus luces de neón, y salir de fiesta con los
lugareños, descubrir una banda emergente tocando en Golden Pudel Club o
saborear un martini suave en el Chug Club.

Una escapada a Hamburgo para disfrutar de la música

4. Visitar Múnich, clásica y sofisticada


La capital bávara complace a los viajeros que van en busca de los clásicos
clichés alemanes. Sí, Múnich es una ciudad llena de automóviles BMW, dirndls y
cervecerías con bandas musicales tradicionales, pero bajo todos estos clichés hay
una ciudad sofisticada, rica y orgullosa de sí misma.
El monumento Monopterus, en el Jardín Inglés de Múnich © clearlens /
Shutterstock

Para disfrutar de la pintura, de Rembrandt a Richter, se puede visitar el trío de


museos Pinakothek o la exquisita Lenbachhaus, con una nueva ala diseñada por
Norman Foster. Para vivir la pasión que Alemania siente por el fútbol no hay
nada como asistir a un partido del equipo local, el FC Bayern München, el equipo
superestrella del país, que juega en el espectacular Allianz Arena. Los
aficionados al motor deberían ir directos al museo de BMW , fábrica y showroom,
mientras que los amantes de las historias de la realeza pueden visitar la
enorme Residencia de Múnich . Los más intrépidos disfrutarán practicando surf
en el Eisbach o con un vertiginoso paseo en tirolina sobre el Estadio Olímpico .

Rincones de Múnich: guía para principiantes


5. Una ruta por el valle del Mosela
Los vinos alemanes no tienen la fama que merecen, pero los acólitos de Baco (el
dios romano del vino) emprenderán con gusto la excursión que sigue el
sinuoso río Mosela . Incidentalmente fueron los romanos quienes fermentaron uva
por primera vez hace 2000 años; y también fundaron Trier (la ciudad más
antigua de Alemania), que dotaron de anfiteatros, termas y la famosa Porta
Nigra. Esta ciudad es ideal como punto de partida para una ruta en coche o
bicicleta a lo largo del río. De camino a Koblenz se puede contemplar el viñedo
más empinado del mundo, castillos medievales envueltos en leyendas e históricos
almacenes vinícolas. Bernkastel-Kues y sus casas con entramados de
madera, Traben-Trarbach y su estilo belle-époque, y el romántico Beilstein son
pueblos que invitan a una pausa para saborear buenos rieslings y otros vinos
alemanes clásicos.

6. Historia y aventuras en los Alpes Bávaros


Como Atlas, que cargaba el mundo a sus espaldas, los Alpes Bávaros aúpan al
resto de Alemania. Un paisaje lírico de bosques, arroyos y prados salpicados de
flores silvestres se despliega al pie de estas imponentes montañas, un terreno
privilegiado para todo tipo de actividades al aire libre.

Escaladores en la cima del Zugspitze, el pico más alto de Alemania © Mildax /


Shutterstock
En la parte alta de la lista de puntos de interés figura el Schloss Neuschwanstein,
el palacio más famoso del mundo, cuya magia se revela al caer la noche, cuando
los turistas ya se han ido. Baviera está llena de iglesias, e incluso los visitantes
menos religiosos admirarán la exuberante Wieskirche, de estilo rococó, que se
alza, serena, en medio de un prado alpino. Garmisch-Partenkirchen atrae a los
fans de la montaña por sus famosas pistas de esquí y su vertiginoso tren
cremallera, que sube hasta la cima del Zugspitze, el pico más alto del país. Los
fans de la historia pueden contemplar el pasado más siniestro de Alemania
en Berchtesgaden, donde se alza el Nido del Águila, el refugio de montaña de
Hitler, y la Dokumentation Obersalzberg , una exposición sobre la época en la
que la ciudad fue la sede sur del partido nazi.

7. La Selva Negra , la región alemana mágica y


atemporal
Envuelta en una mística atemporal, la Selva Negra es una zona boscosa de
Alemania con bosques tan espesos y oscuros que podrían albergar la casita de
chocolate de la bruja del cuento de Hansel y Gretel.
Excursionista envuelto en la magia de la Selva Negra © Matt Munro / Lonely
Planet
Extendiéndose al este del Rin, entre la frontera suiza y la elegante Baden-Baden,
con sus espléndidos baños termales y su casino, esta región es un
núcleo gourmet con más de dos docenas de restaurantes con estrellas Michelin.
También es la cuna de la tarta Selva Negra , un postre cremoso bañado en kirsch;
en el Cafe Schäfer de Triberg sirven una de las mejores. Triberg es también
la capital alemana de los relojes de cuco, con dos relojes del tamaño de una casa
y las cascadas más altas del país. Desde allí hay un breve trayecto
hasta Friburgo, una carismática ciudad universitaria con una majestuosa
catedral y un montón de plazas animadas y llenas de cafés.

Cómo llegar a Alemania y otros datos prácticos


Los aeropuertos de Fráncfort y Múnich son los más populares, pero hay docenas
de otros, la mayoría de los cuales cuentan con servicios de aerolíneas de bajo
coste como easyJet, Ryanair y Eurowings.
Alemania posee una excelente red ferroviaria que conecta casi todas las
ciudades, grandes y pequeñas entre sí. Para consultar horarios y comprar billetes
visítese www.bahn.de .
Viajar en coche por el país da mucha flexibilidad y facilita el acceso a lugares
menos conocidos, sobre todo en las zonas rurales. La mayoría de las agencias
de alquiler de vehículos tienen oficina en las grandes ciudades.
En www.michelin.com se pueden trazar rutas y calcular los costes de peaje y
gasolina.
La opción más económica para desplazarse es el autobús de larga distancia.
Consúltense operadores, destinos y precios en www.busradar.com .
Es perfectamente posible viajar por Alemania sin hablar ni una palabra de
alemán, pero siempre ayuda saber un par de frases sencillas. En las grandes
ciudades es habitual que la gente hable inglés, así como en la parte occidental del
país y en las zonas turísticas.
Conviene llevar paraguas, abrigo y calzado cerrado, en Alemania puede llover en
cualquier época del año.
La temporada alta es en julio y agosto , pero en mayo y junio también hay
algunos fines de semana largos muy concurridos. Pueden consultarse las fechas
festivas en www.publicholidays.de , y así reservar con tiempo en las épocas más
turísticas.

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