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Archivistica Normativa en Venezuela
Archivistica Normativa en Venezuela
Ambos trabajos, coinciden en que uno de los problemas más importantes para el
desarrollo archivístico del país es la inexistencia de una moderna legislación
archivística.
Venezuela posee una legislación archivística que con el tiempo se ha ido dispersando
en función a las necesidades propias de las instituciones y que ha carecido en su
elaboración del asesoramiento técnico por parte de los profesionales especializados en
el área de archivo (Archivólogos), así como de los gremios y las universidades, por lo
que muchas de las leyes, decretos, resoluciones y normas relacionadas con este tema
contradicen la teoría y práctica archivística internacional; este problema requiere de
una revisión y modificación urgente en medio de un panorama que en la actualidad
pareciera ser positivo para los archivos venezolanos.
La presente investigación, incluye algunas reflexiones realizadas por los autores sobre
la legislación venezolana en materia de información, documentación y archivo, las
bases democráticas que establecen sus fundamentos, su desarrollo histórico, así como
su estructura. Las reflexiones realizadas a los estamentos legales más importantes se
afianzan en el uso adecuado de la terminología archivística y de su utilidad práctica a
la hora de cumplir con la ejecución de las funciones y actividades inmersas en el
tratamiento documental, en el manejo, preservación y expedición de documentos
públicos. Finalmente la investigación culmina aportando a los profesionales de la
información una compilación con los datos más importantes de la legislación
archivística venezolana.
La Convención Americana sobre los Derechos Humanos suscrita en San José de Costa
Rica el 22 de noviembre de 1969, establece en su artículo 13 sobre la Libertad de
Pensamiento y Expresión, que Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y
difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea
oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección.
El Artículo 28 de esta Constitución nos reseña que Toda persona tiene el derecho de
acceder a la información y a los datos que sobre sí misma o sobre sus bienes consten
en registros oficiales o privados, con las excepciones que establezca la ley, así como
de conocer el uso que se haga de los mismos y su finalidad, y de solicitar ante el
tribunal competente la actualización, la rectificación o la destrucción de aquellos, si
fuesen erróneos o afectasen ilegítimamente sus derechos. Igualmente, podrá acceder
a documentos de cualquier naturaleza que contengan información cuyo conocimiento
sea de interés para comunidades o grupos de personas. Queda a salvo el secreto de
las fuentes de información periodística y de otras profesiones que determine la ley.
El Artículo 58 hace referencia a que La comunicación es libre y plural, y comporta los
deberes y responsabilidades que indique la ley. Toda persona tiene derecho a la
información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de
esta Constitución, así como a la réplica y rectificación cuando se vea afectada
directamente por informaciones inexactas o agraviantes....
El Artículo 143 determina que Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a ser
informados e informadas oportuna y verazmente por la administración pública, sobre
el estado de las actuaciones en que estén directamente interesados e interesadas, y a
conocer las resoluciones definitivas que se adopten sobre el particular.
Asimismo, pueden acceder a los archivos y registros administrativos, sin perjuicio de
los límites aceptables dentro de una sociedad democrática en materias relativas a
seguridad interior y exterior, a investigación criminal y a la intimidad de la vida
privada, de conformidad con la ley que regule la materia de clasificación de
documentos de contenido confidencial o secreto. No se permitirá censura alguna a los
funcionarios públicos o funcionarias públicas que informen sobre asuntos bajo su
responsabilidad.
Disposiciones Transitorias Decimosexta: Para el enriquecimiento del acervo histórico
de la nación, el cronista de la Asamblea Nacional Constituyente coordinará lo necesario
para salvaguardar las grabaciones o registros que de las sesiones y actividades de la
Asamblea Nacional Constituyente se realizaron en imagen, en sonido; en documentos
escritos, digitales, fotográficos o hemerográficos, audio; y en cualquier otra forma de
documento elaborado.
9. Exposición de Motivos. Decreto con Fuerza de Ley N° 1.204 del Mensaje de Datos y
Firmas Electrónicas
11. Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional del
Control Fiscal
Ya para 1910 un grupo de intelectuales entre ellos, César Zumeta, Pedro Manuel
Arcaya, Laureano Vallenilla Lanz, Abel Santos, Felipe Francia, José Gil Fortoul, Manuel
Segundo Sánchez, Victorino Márquez Bustillos y Vicente Lecuna, conversan con el
Presidente General Juan Vicente Gómez y le sugieren crear un Archivo Nacional. Esta
propuesta se hace realidad con el Decreto de fecha 19 de marzo de 1910, en donde se
promueve la construcción de un edificio especialmente diseñado para centralizar la
documentación histórica del país.
En Decreto del 24 de enero de 1914, José Gil Fortul como encargado de la Presidencia
de la República y César Zumeta, Román Cárdenas, y Felipe Guevara Rojas, Ministros
de Relaciones Interiores, Hacienda e Instrucción Pública, respectivamente, decretaron
las reglas a las que debían someterse los expendedores de piezas documentales
(Briceño, 1979). Entre otras: No se permitirá que salgan del país documentos oficiales
y objetos históricos, aún cuando fueren de propiedad particular, sin que haya
constancia de que han sido ofrecidos en venta a la Nación.
Este reglamento poseía diecisiete (17) artículos que establecían el accionar de las
labores del Archivo Nacional hacia la centralización y organización de los expedientes
de la administración general y de los documentos de interés histórico que se hallaban
en el país. Se incluían los lineamientos para el tratamiento documental, así como lo
referido a la planta de personal y sus funciones. Se especificaban los aspectos
administrativos y de estilo para la edición del Boletín del Archivo Nacional, al igual que
la conformación de una Biblioteca Especializada. En sus disposiciones generales, se
reseñaba parte de las normas de funcionamiento del usuario y del manejo de los
documentos.
Esta ley refiere que la Nación ha de propender a la mejor organización de todos los
archivos del país, por medio de los organismos y funcionarios competentes,
centralizando los documentos históricos de la Nación y los expedientes de la
Administración Central en el Archivo General de la Nación, en el Archivo del Congreso
Nacional y en los Archivos parciales de los Departamentos del Ejecutivo, en las Oficinas
de Registro Público y en los Archivos Especiales determinados por el Ejecutivo Federal.
Se constituye el poder que tiene el Ejecutivo Federal de disponer del traslado de los
expedientes concluidos de los Departamentos Ejecutivos, del Poder Judicial y demás
oficinas de carácter nacional, al Archivo General de la Nación, así como de la
inherencia de la Junta Superior de Archivos sobre el destino (selección y eliminación)
de los documentos duplicados y demás copias. En este orden de ideas, se establece
que esta Junta gestionará en conjunto con las autoridades eclesiásticas, el estudio y
organización de los fondos históricos que posean las Catedrales, Mitras e Iglesias
Parroquiales, procurando la obtención de catálogos y copias de los documentos
referentes a la Historia Nacional que se guarden en archivos públicos y particulares
ubicados en países extranjeros.
Lo establecido en la ley, prohíbe la negociación de documentos oficiales e históricos y
de su salida del país sin que hayan sido ofrecidos en venta a la Nación, al igual que se
incluyen las sanciones para casos de enajenaciones y negociaciones que contravengan
a la Ley.
ο Capítulo III: Personal del Archivo: Incluye los cargos y atribuciones de los
funcionarios que han de laborar en la institución
Por otra parte, se destaca que la Ley de Archivos Nacionales tiene una vigencia de
sesenta y dos (62) años de haberse promulgado y el Reglamento del Archivo General
de la Nación cincuenta y dos (52), sinembargo no han sido derogados por otras leyes y
reglamentos específicos más actuales y modernos que estén más acordes con el
desarrollo de la teoría y la práctica archivística; la influencia de las nuevas tecnologías
de información y comunicación; de los cambios estructurales de la administración
pública nacional; de la importancia que se le ha dado en los últimos años a los archivos
como unidades de información de vital importancia para la toma de decisiones en las
organizaciones; y que aporten el conjunto de reglas y lineamientos específicos para
solventar los problemas puntuales de los archivos venezolanos.
Antonia Heredia (2007) señala en su reciente libro ¿Qué es un archivo? que el Archivo
Histórico es la culminación del archivo administrativo, hasta el punto que si se admite
el ciclo vital de los documentos y la existencia de redes de archivos que suponen la
sucesión de archivos para estancia de los documentos según su edad, los históricos
son el final de esa sucesión, y es difícil reconocer su existencia sin la de los anteriores,
es decir, archivos de gestión, archivos centrales y archivos intermedios.
En este sentido, una ley de archivos de un país no puede estar suscrita sólo para la
salvaguarda de los documentos históricos, ya que son también importantes aquellos
documentos que están en su fase de producción, tramitación activa, intermedia, siendo
éstos relacionados con su manejo y organización, uno de los mayores problemas que
poseen las organizaciones modernas.
La Ley del año 1945 no expresa de forma taxativa la responsabilidad y funciones del
Archivo General de la Nación, como ente coordinador de la función archivística
nacional, ya que establece a la figura de esta institución más bien como un repositorio
de documentos de valor histórico, y en este sentido no expresa la precisión de su
alcance en virtud de no adecuarse a la nueva estructura organizativa de la
Administración Pública Nacional. Una nueva Ley de Archivo, ha de incluir la función del
Archivo General de la Nación en el control y vigilancia de la actividad archivística
nacional, permitiéndole la realización de inspecciones a los archivos públicos, y la
realización de normas técnicas y estamentos jurídicos que le permitan ejercer
plenamente sus funciones.
Asimismo, una Ley de Archivo moderna; amerita, considerando los preceptos y alcance
de la responsabilidad social, incluir las especificaciones relacionadas con la posibilidad
que el Archivo General de la Nación pueda emitir sanciones a funcionarios y entes
públicos que incumplan u obstaculicen el óptimo desempeño de sus funciones.
La ley de archivos de 1945, al no reseñar los entes tanto públicos como privados que
han de apegarse al cumplimiento de esta Ley, minimiza su alcance, expresando solo lo
reseñado en su Artículo 2 que esta ley es aplicable hacia aquellas entidades políticas,
eclesiásticas, culturales o personas privadas a quienes correspondan según la
naturaleza de ellos o porque los hayan adquirido legítimamente.
En este caso la Ley de Archivos Nacionales debería tener como ámbito de aplicación
toda la administración pública nacional, y de alcance hasta las organizaciones del
sector privado, incluyendo además aquellas instituciones que forman parte de la
administración pública pero que se encuentran sujetas a regímenes especiales, tales
como los institutos y universidades autónomas, corporaciones, comisiones especiales,
empresas o instituciones públicas de salud y saneamiento ambiental, establecimientos
públicos de formación y capacitación, notarias y registros públicos, empresas que
laboran a través de concesiones dadas por el Estado, etc. Es fundamental, que la Ley
de Archivos Nacionales venezolana tenga delimitado específicamente su ámbito de
acción o de aplicación ya que este aspecto daría garantía al derecho a la información
que poseen los ciudadanos.
A la par de los aspectos terminológicos que han de incluirse en una ley de archivos,
resulta imperativo que la misma establezca la elaboración y aplicación de las normas
específicas para el tratamiento documental en toda la administración pública, ya que
las funciones, actividades y procesos incluidos en éste no deben dejarse al libre
albedrío de quienes laboran en los archivos venezolanos, y es la ley la que ha de
obligar el cumplimiento de métodos y metodologías estudiados y avalados
internacionalmente para la gestión documental, y no quedarse sólo como lo especifica
el Reglamento del Archivo General de la Nación en lo referido al tratamiento de los
documentos ingresados a esa institución archivística.
La Ley del año 1945, carece de un enunciado de los principios que rigen la actividad
archivística nacional, en donde se enumere la importancia, finalidad, función de los
archivos y los documentos, tanto para las actividades administrativas públicas y su
modernización, como para los ciudadanos, así como de garantía para la preservación
del patrimonio documental del país. Estos principios, son fundamentales en la
búsqueda de una sensibilización de los funcionarios públicos y de los ciudadanos hacia
la aplicación de la ley, en función de promover la importancia que tienen los archivos
para las organizaciones modernas.
Por otra parte, una ley de archivos moderna debe incluir una categorización de los
archivos públicos nacionales, regionales y municipales, a fin de normar su inclusión en
el Sistema de Archivo. De esta forma, se normaría la responsabilidad, propiedad,
manejo y aprovechamiento de los archivos públicos, de allí la importancia de
establecer lo referido a las contrataciones de personal y empresas para los servicios de
custodia, traslado, organización, reproducción, automatización, digitalización,
conservación y restauración de documentos de archivo.
En este sentido, ha de entenderse, que los documentos públicos son propiedad del
Estado venezolano, y por ende son bienes de uso público, por ello, la importancia que
estas empresas a la hora de ofrecer un servicio puedan garantizar una adecuada
infraestructura física, de recursos humanos, presupuestos y mecanismos necesarios
para realizar sus actividades.
Ante lo expuesto, es importante destacar la aplicación de los artículos 66, 76, 77, 78
de la Ley Contra la Corrupción publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.637 el
07-04-2003, así como el Decreto con Fuerza de Ley N° 1.204 de Mensajes de Datos y
Firmas Electrónicas, publicado en Gaceta Oficial N° 37.148 de fecha 28-02-2001, el
cual de aplicarse formalmente, aperturaría al sector información, al manejo,
organización y gestión de documentos electrónicos.
A pesar que la Ley del año 1945 y el Reglamento del Archivo General de la Nación
especifican cargos y funciones de algunos de los personeros del Archivo General de la
Nación, resulta imperativo que en una nueva Ley se incluya los requisitos, condiciones,
obligaciones, responsabilidades y funciones que deben cumplir las personas naturales o
jurídicas que presten servicios archivísticos o que realicen actividades archivísticas en y
para las instituciones de la administración pública nacional, y en este sentido resulta
necesaria la pronta aprobación de una Ley del Ejercicio del Profesional de los
Archivos que apoye la Ley de Archivos.
En este mismo orden de ideas, una Ley de Archivo debe especificar quienes han de ser
los responsables directos de los archivos de cada institución pública, igual quien es el
responsable de velar por la integridad, autenticidad, veracidad, y fidelidad de los
documentos de archivo, al igual, que su tratamiento, conservación y la prestación de
los servicios para que los ciudadanos puedan acceder a estos documentos. En pocas
palabras, quien es el responsable de diseñar y aplicar las políticas archivísticas en cada
institución pública. Para ambos casos, la Ley de Archivos Nacionales debe buscar la
idoneidad de los funcionarios que han de trabajar en los archivos, así como establecer
el fiel cumplimiento de los más rigurosos principios de ética profesional.
Una nueva Ley de Archivos Nacionales, ha de especificar los aspectos relacionados con
el manejo de archivos en caso de supresión, fusión o privatización de entidades
públicas y de empresas privadas que cumplen servicios públicos, actividad que se ha
realizado muy frecuentemente en los últimos años en el país. Para este caso, la ley
debe normar las responsabilidades del ente liquidador en materia de archivo,
estableciendo la previsión de recursos presupuestarios para atender los gastos de
instalación, traslado o mudanza, conservación, guarda, custodia y depuración de los
fondos, al igual que del recurso humano, instalaciones y materiales necesarios para tal
fin, en este sentido, este presupuesto debiera tener prioridad sobre otros a atender.
Por otra parte la Ley del año 1945, no reseña aspectos referidos a las edificaciones,
construcciones y adecuaciones que hayan de realizarse o modificarse para albergar los
archivos de la Nación, ya sea por compra, arrendamiento o adquisición. En este caso
debe establecer las especificaciones técnicas que han de seguirse para consolidar estas
unidades de información, al igual que los aspectos técnicos para la conservación,
preservación y almacenamiento de los documentos.
De igual forma, destaca el hecho que esta Ley al ser Orgánica se encuentra por encima
de la Ley de Archivos Nacionales que es una Ley Ordinaria; aspecto que ha generado
diversas controversias y dudas entre los profesionales de la archivología sobre la
aplicabilidad de estas leyes. La Ley Orgánica de la Administración Pública, no deroga
en ningún momento la Ley de Archivos Nacionales, por lo que ambas leyes se
complementan y han de ser aplicadas en la gestión de archivos venezolanos.
Lo indicado en el Artículo 140 de la Ley Orgánica de la Administración Pública (LOAP),
establece que el órgano de archivo es el ente o unidad administrativa del Estado que
tiene bajo su responsabilidad la custodia, organización, conservación, valoración,
selección, desincorporación y transferencia de documentos oficiales.
Bibliografía
1. Archivo General de la Nación ( 2000). Ley General de Archivos. Ley 594 de 2000.
Santafé de Bogotá: Archivo General de la Nación. [ Links ]