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Resumen de la película Hotel Ruanda: Esta película cuenta la historia del Hutu Paul Rusesabagina y

su familia, así como la de Mil Colinas, hotel de la aerolínea belga Sabeena que sirvió de refugio
contra el genocidio en Ruanda.
Después de pocas horas de la ratificación de un convenio de paz esperado, respaldado por la ONU y
las protestas violentas de los hutus contra los tutsis, es asesinado el presidente de Ruanda. Es donde
comienzan los asesinatos masivos de tutsis por parte de soldados y ciudadanos hutus. Ante la
situación, Paul decide proteger a los suyos en el hotel, donde miles de personas empiezan a llegar
pidiendo ayuda. Paul hace uso de todos los recursos y sobornos posibles para mantener con vida a
los tutsis refugiados en el hotel mientras un joven cámara de la BBC observa el espectáculo
dantesco. Paul comenzó a experimentar directamente el sufrimiento debido a los constantes
homicidios. Primero se enfrentó a sus habitantes cercanos, a quienes intentó ayudar ofreciendo un
soborno a un soldado hutu (100 mil francos ruandeses) para que fueran liberados, y posteriormente
los llevó al hotel.
“Son tierra” Con esta frase el coronel Oliver explica que Occidente colaboraría en la evacuación de
los refugiados tutsis del Mil Colinas, los militares de la ONU no le harían frente al genocidio, ni
mucho menos. Custodiarían la salida de todos los blancos. Le explica que los negros les importa
menos que la basura. Dejarían 300 hombres para todo el país, tan solo 4 para el hotel y sin órdenes
para disparar.
A la salida de los extranjeros se observa como un perrito pequeño es auxiliado por su dueña,
protegido de la lluvia, nadie lo detiene y nadie le impide la salida. Sucede muy diferente con los
ruandeses grandes y pequeños que un sacerdote católico trae al hotel, esperando que sean evacuados
también y sin embargo un soldado le afirma que solo los extranjeros serían salvados. Ante esto Paul
comienza a separar a los niños ruandeses que cargaban los extranjeros y los lleva dentro del hotel.
Esta situación tan crítica motiva a Tatiana a pedirle a su esposo que huya con sus hijos sin ella, a lo
que Paul no accede.
Hutus irrumpen en el hotel y en su habitación y ordena que todos los huéspedes se vayan. Paul tiene
diez minutos para conformarse. Mientras tanto, trata de comunicarse con el general Bizimungu, pero
este no da respuesta. El presidente de Sabeena llama al pesidente de Francia y consigue retirar a los
hutus del Hotel, ya que Ruanda no tiene importancia para Bélgica, Estados Unidos, Reino Unido o
Francia, y nadie regresaría para rescatarlos. Todos seguían teniendo el mismo peligro de morir. Los
más de 800 huéspedes, incluyendo tutsis y hutus, y los 7 empleados. Paul habla con sus huéspedes,
les pide a todos que se contacten con la gente influyente que conocen, les instruye cómo ser
convincente, cómo generar culpabilidad y garantizar que la gente de afuera los note y no los
abandone. Mientras tanto recurre a su amigo George Rutaganda por suministros, este le vende
frijoles, arroz, cerveza, pero le niega el escocés. Antes de que se marche, le aconseja 2 cosas:
entregar tutsis a cambio de que le permitan quedarse con algunos como esclavos; y que tome el
camino del río, que está “libre”. Allí encuentra un camino repleto de cadáveres tutsis.
Las llamadas de los huéspedes dan como resultado una lista de visas de salida a Bélgica, incluida la
familia de Paul, aunque no estén las sobrinas de Tatiana. Y esperan que sea la primera, y no la única.
A las 7 am del día siguiente, la ruta hasta el aeropuerto resulta en una emboscada hutu. Gregoire
vende la información de esa salida a los hutus. De no ser por el general Bizimungu y sus soldados, la
familia de Paul y todo el convoy protegido por el coronel Oliver, habrían muerto. Sin embargo, Paul
debe entregar joyas, suministros y alcohol para pagar por esa protección. Aun así, no es suficiente. El
general sabe que Paul ha dicho muchas mentiras y que la verdad de todos los crímenes cometidos
saldría algún día a la luz, y que son sus 5 estrellas, su rango y no ningún otro subordinado el que
pagaría por el genocidio. Entonces le confiesa a Paul que el hotel ya no es seguro y todos los
huéspedes posibles son trasladados a un campo de refugiados con muchas dificultades. En una
escena tan escalofriante como conmovedora, el convoy ve pasar la muerte y la vida ante sus ojos, son
asistidos por los rebeldes.
Antes de ser trasladados a Tanzania, la Srta. Archer se apresura en reencontrar a Tatiana con sus
sobrinas y así termina la cinta. “Siempre hay un lugar” —Dice Paul y es cierto, esa hermandad y esa
pulcritud para perseverar y auxiliar al desamparado se vio demostrada.

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