LA PLUMA Y EL GUANTE

¡Hola, campeones!

Soy Jotham Pinzón, y he escrito este

libro de poemas para que descubran
la magia del boxeo.
Contenido
Corazón de campeón 3
En estas páginas encontrarán versos
El baile del ring 4
que les hablarán de coraje, de
esfuerzo, de superación y de la La danza de las sombras 5
importancia de nunca rendirse. Sueños de victoria 7
Dos almas en batalla 8
El boxeo es mucho más que un El último round 9
deporte. Es una disciplina que te La dulce ciencia 10
enseña a ser fuerte, a ser valiente y a
El KO más dulce 11
luchar por tus sueños. Es una forma
de vida que te ayuda a superar tus La lección del gancho 12
límites y a convertirte en la mejor El campeón del mañana 14
versión de ti mismo.
Un deporte de corazón 15
El arte de la defensa 17
A través de estos poemas, quiero que El ritmo del boxeo 17
sientan la emoción de subir al ring, Un deporte para todos 20
de escuchar el rugido de la multitud y
de sentir la adrenalina correr por sus
venas. Quiero que se inspiren y que
se animen a perseguir sus propios
sueños.

No importa si eres grande o pequeño,

fuerte o débil, hombre o mujer. El
boxeo es para todos. En este libro
encontrarás poemas que te
motivarán a dar lo mejor de ti, a
superar tus miedos y a luchar por lo
que quieres.
Corazón de campeón
En el ring de boxeo, con gran
emoción,
Un luchador valiente, con un gran
corazón.
Con guantes en las manos, está listo
para pelear,
Con fuerza y valentía, va a brillar sin
parar.
Corazón de campeón, vibrando con
pasión,
Saltando y bailando, en cada canción.
Esquivando los golpes, con agilidad y
destreza,
Con movimientos rápidos, llenos de
belleza.
Un gancho por aquí, un uppercut por
allá,
El público aplaude, sin parar de
animar.
Con fuerza y determinación, sigue
adelante sin temor,
Corazón de campeón, luchando con
honor.
Saltando como un canguro,
moviéndose ágil y veloz,
Golpeando con precisión, sin perder
el enfoque.
El público enloquece, gritando con
alegría,
Corazón de campeón, lleno de
energía.
El árbitro cuenta, uno, dos, tres,
El público alienta, gritando con
avidez.
Corazón de campeón, nunca se rinde,
Luchando con valentía, hasta el
último segundo sin desvanecerse.
Y cuando suene la campana, al final
del combate,
Corazón de campeón, celebra sin
cesar.
Porque en el boxeo, la victoria es solo
un detalle,
Lo importante es el esfuerzo y el
espíritu de superar.
Así termina esta historia, de un
campeón en acción,
Con risas y aplausos, una gran
lección.
Corazón de campeón, siempre lleno
de ilusión,
La verdadera victoria está en el
esfuerzo y la dedicación.
El baile del ring
En el ring de boxeo, todos a pelear,
Dos luchadores valientes, listos para
brillar.
Con guantes en las manos, van a
demostrar,
Quién es el más fuerte, sin parar de
saltar.
Con golpes certeros, van a luchar,
Esquivando los puños, sin dejar de
bailar.
Uno lanza un gancho, el otro un
uppercut,
La multitud aplaude, gritando
"¡Vamos, no te rindas, chut!".
Saltan como conejos, dan vueltas en
el aire,
Cada golpe es un suspiro, una
emoción sin comparar.
El público enloquece, vibra con cada
movimiento,
Estos boxeadores luchan con todo su
talento.
Uno es el Tigre Feroz, con garras de
acero,
El otro es el Rayo Veloz, rápido como
el viento.
Se lanzan golpes, en un baile de
destreza,
El espectáculo es puro arte, una gran
proeza.
El árbitro cuenta, uno, dos, tres,
El público anima, grita y se
estremece.
El final se acerca, ambos están
cansados,
Pero siguen adelante, con corazones
valientes y animados.
Y cuando suene la campana, al final
del combate,
Se dan la mano con alegría y sin
resentimiento.
Porque en el boxeo, la amistad
siempre está presente,
A pesar de la pelea, se valora el
respeto y el talento.
Así termina esta historia, de dos
boxeadores en acción,
Con sonrisas y aplausos, una gran
lección.
El boxeo es un deporte, donde el
esfuerzo se valora,
Y la amistad y el respeto siempre
ganan la batalla.
La danza de las sombras
En el gimnasio de boxeo, con emoción
sin igual,
se preparan los luchadores para el
gran entrenar.
La danza de las sombras comienza a
tomar forma,
en cada golpe y movimiento, se forja
su gran norma.
Los guantes de colores, brillantes y
llamativos,
protegen las manos de los golpes
combativos.
Saltan y se deslizan, con agilidad sin
par,
en cada movimiento, se puede
apreciar su gran obrar.
El entrenamiento es arduo, pero
siempre con alegría,
se esfuerzan en cada paso, cada
repetición con valentía.
El público anima y aplaude,
contagiado de la pasión,
porque en cada entrenamiento, se
vislumbra la superación.
La música del gimnasio da el ritmo a
cada movimiento,
los niños observan con asombro,
llenos de contentamiento.
La danza de las sombras les enseña
el valor del esfuerzo,
que, con dedicación y práctica, se
alcanza cualquier logro.
El entrenamiento es clave, para ser
un gran luchador,
con constancia y perseverancia, se
llega al escalón superior.
Cada golpe y cada defensa son parte
del aprendizaje,
en esta danza de las sombras, se
fortalece el coraje.
Así que niños, sigan entrenando con
alegría y fervor,
en el gimnasio de boxeo, donde se
forma el gran valor.
La danza de las sombras les enseña
a nunca rendirse,
a luchar por sus sueños y metas, sin
temor a caerse.
¡Ding, ding! Suena la campana, el
entrenamiento ha terminado,
pero la pasión y la determinación
nunca serán olvidados.
En cada paso y en cada movimiento,
llevan consigo el entrenar,
la danza de las sombras, que los
ayudará a triunfar.
Recuerden, niños, que en el
entrenamiento está la clave,
para ser grandes luchadores, con
valentía y amistad en su nave.
Así que sigan adelante, con la danza
de las sombras como guía,
y alcanzarán sus sueños, en el boxeo
y en su vida cada día.
Sueños de victoria
En el horizonte de mis anhelos, En los momentos más oscuros y
donde la esperanza florece como un sombríos,
destello, cuando la derrota amenaza con sus
se alza el anhelo de triunfar y vencer, desafíos,
mis sueños de conquista resurgen con
fervor,
En cada paso que he dado con visión,
en cada obstáculo que he superado
con pasión, El triunfo no solo yace en la gloria
pasajera,
he trazado un sendero de formación.
se encuentra en el proceso y la
manera,
Mis anhelos de gloria son altos y en el coraje de escribir mi propia
vastos, historia,
como las olas del mar feroz y
contrastante,
Así que continúo persiguiendo mis
me impulsan a seguir, a no anhelos,
detenerme,
con la esperanza como mi norte y mi
suelo,
Ardiendo en mi alma la llama de la con la certeza de que el éxito está
certeza, presente,
con resiliencia y constancia, avanzo
sin tregua,
persiguiendo mis sueños, sin
perderme en la entrega.

Mis sueños de éxito son mi faro y

guía,
una llama que arde en mi corazón,
iluminando mi camino con
determinación.
Dos almas en batalla
Dos almas en batalla, un duelo sin
igual,
una lucha interna, sin tregua ni final.
La razón, fría y calculadora,
contra la pasión, ardiente y
devoradora.
La una busca control, la otra libertad,
en un campo de batalla donde reina
la tempestad.
Argumentos y emociones se
enfrentan sin cesar,
en un baile de fuerzas que busca
dominar.
La razón, con lógica y análisis,
desmonta ilusiones con sus precisos
incisos.
La pasión, con fuego y arrebato,
defiende sus sueños con terco recato.
En este combate sin vencedor ni
vencido,
dos almas se baten, con destino
decidido.
La razón busca paz, la pasión busca
guerra,
en una danza eterna que jamás se
aferra.
Y en el fragor de la batalla sin
tregua,
nace una extraña unión, una mezcla
que juega.
La razón se tiñe de pasión y calidez,
la pasión se ennoblece con la razón y
su red.
Dos almas que se necesitan, que se
complementan,
en una lucha eterna que las mantiene
despiertas.
En la batalla constante, un equilibrio
se crea,
una danza armoniosa donde la paz
se anhela.
Dos almas en batalla, unidas por el
destino,
en un baile perfecto, sin final ni
hastío.
El último round
Suenan las campanas, el tiempo se
agota,
el último round, la batalla se acorta.
Dos almas en pugna, un final incierto,
el destino se juega en este último
concierto.

Golpes certeros, esquiva y defensa,

cada movimiento, una tensa ofensa.
La adrenalina corre, la sangre
caliente,
en este round final, donde todo es
patente.

Los ojos del público, clavados en la

escena,
un silencio expectante, la tensión se
enreda.
Dos guerreros que luchan con furia y
vigor,
por la victoria final, por el último
honor.

El sudor resbala, la respiración

agitada,
cada golpe, una historia en la mirada.
Un round final, donde el alma se
expone,
y el vencedor se alza, con la frente
en el horizonte.
La dulce ciencia
En el parque soleado, donde la risa La dulce ciencia del boxeo, un arte de
impera, combate,
se cultiva la dulce ciencia, con pasión que exige esfuerzo, entrega y risas de
y esmera. combate.

Guantes pequeños golpean, peras Los golpes no solo duelen, también

que se agitan, enseñan,
cuerpos que se mueven, con ritmo a levantarse del suelo, a nunca dar
que intriga. tregua al desengaño.

Jabs, rectos, ganchos, uppercuts al En el ring de la vida, la lucha es

vuelo, constante,
una danza pugilística, de ritmo y la dulce ciencia te enseña a ser
anhelo. perseverante.

Los ojos brillantes, las sonrisas A enfrentar los retos con valentía y
abiertas, brío,
esquivando las sombras, con astucia a convertir el dolor en fuerza y un
despierta. nuevo desafío.

El entrenador guía, con voz amable y La dulce ciencia del boxeo, más que
sabia, un deporte,
corrigiendo errores, forjando la una filosofía de vida, un camino con
alegría. norte.

El cuadrilátero, un espacio de juego y Que te enseña a respetar, a ser noble

amistad, y valiente,
donde la disciplina reina, sin dar a luchar por tus sueños con alma
tregua a la maldad. incandescente.
El KO más dulce
En el ring de la vida, batalla sin
tregua,
un púgil valiente, con alma de trucha.
Enfrenta a un rival, de sombra y de
niebla,
que, en su corazón, la esperanza
acuella.

Golpes de izquierda, derecha y

gancho,
el púgil esquiva, con ágil zanco.
Su cuerpo, un lienzo, marcado por la
guerra,
pero su espíritu, cual llama que no se
aterra.

Con cada golpe, la dulce miel se

siente,
el sabor del triunfo, que el alma
alienta.
No importa el dolor, ni la herida
abierta,
la victoria es suya, ya está decretada.

Y al final del round, con un KO

fulminante,
el púgil victorioso, levanta el guante.
En su rostro, una sonrisa radiante,
el sabor del triunfo, dulce y fragante
La lección del gancho
En el cuadrilátero de la vida, donde
el destino se teje,
el boxeo nos enseña una lección que
se refleja.
Con cada golpe y gancho, una verdad
se revela:
La disciplina en el entrenamiento,
mente y cuerpo en orden,
la paciencia en la espera, cautela sin
desorden.
La estrategia en el plan, analizar al
oponente,
la valentía en el corazón, coraje sin
patente.
La perseverancia en la lucha,
levantarse con tesón,
el respeto al rival, al deporte, con
honor.
La humildad en la victoria, aprender
de la derrota,
la superación constante, pasión que
nunca se agota.
El boxeo no solo es un deporte, es
una escuela de vida:
Nos enseña a luchar por nuestros
sueños con alma florida.
Nos da la fuerza para superar
obstáculos con osadía.
Nos convierte en personas más
fuertes con gallardía.
La lección del gancho es una lección
para todos:
Para los que luchan por un futuro con
fervorosos codos.
Para los que se enfrentan a la
adversidad con bríos.
Para los que nunca se rinden con
corazones invictos.
En el ring de la vida, todos somos
boxeadores:
Aprendamos la lección del gancho y
seamos vencedores.
Con disciplina, paciencia, estrategia y
valentía,
enfrentaremos los desafíos con
hidalguía.
Perseverancia, respeto, humildad y
superación,
nos llevarán a la victoria con
determinación.

El boxeo nos enseña a vivir con

pasión y entrega,
a luchar por nuestros sueños con
alma que se alegra.

En el cuadrilátero de la vida, dejemos

huella,
con la lección del gancho grabada en
la frente y la mejilla.
El campeón del mañana
Amanecer de sueños, aurora de
esperanza,
nace un nuevo púgil, con alma que
danza.
Sus ojos, dos luceros que brillan con
fervor,
reflejan la pasión por el boxeo, su
amor.
Sus puños, dos martillos que golpean
sin cesar,
forjando un camino de gloria sin rival.
Sus piernas, dos rayos que surcan el
cuadrilátero,
esquivando las sombras, buscando el
centro.
Su corazón, un volcán que late con
fuerza,
impulsando su espíritu a la victoria
que se acerca.
Es el campeón del mañana, la
promesa del futuro,
un guerrero incansable, un ser puro.
Con cada golpe que asesta, su
leyenda se escribe,
en la historia del boxeo, su nombre se
inscribe.
Es la esperanza de un pueblo, la
fuerza de una nación,
el campeón del mañana, con
determinación.
Como un león indomable, ruge en la
batalla,
dejando a sus oponentes en la más
dura muralla.
Su técnica, un arte que hipnotiza y
enamora,
su estilo, una danza que al público
devora.
Es el campeón del mañana, la nueva
generación,
que, con su talento y esfuerzo, busca
la consagración.
No hay obstáculo que lo detenga, ni
rival que lo amedrente,
porque en su corazón, la llama del
triunfo siempre está presente.
El campeón del mañana, un ser de
luz y de gloria,
que, con su boxeo, escribe una nueva
historia.
Un deporte de corazón
Un baile de jabs y ganchos, una
danza de pies ligeros,
el boxeo, un deporte donde el
corazón es el primero.
Más que fuerza bruta, es técnica y
estrategia,
un juego de ajedrez donde la mente
se desenvuelve con energía.
En el ring, dos almas se enfrentan
con honor,
cada golpe, una prueba de valor.
No solo se trata de victorias y
derrotas,
sino de superación personal y de
metas rotas.
El boxeo, una escuela de disciplina y
respeto,
donde se aprende a caer y a
levantarse con afecto.
Es un deporte que forja el carácter y
la voluntad,
te enseña a luchar por tus sueños con
tenacidad.
En el corazón de cada boxeador, hay
una llama encendida,
una pasión que los impulsa a dar lo
mejor de su vida.
El boxeo, un deporte de corazón,
donde la fuerza interior se libera,
un camino hacia la victoria, donde el
espíritu se celebra.
Más que un deporte, es una forma de
vida,
una filosofía que te enseña a ser
fuerte y a no tener salida.
El boxeo te enseña a enfrentar tus
miedos,
a superar obstáculos y a nunca dar
por vencidos tus deseos.
Es un deporte que te transforma por
dentro y por fuera,
te hace más fuerte, más resiliente y
más ágil de manera fiera.
El boxeo, un deporte de corazón, que
te llena de pasión,
una disciplina que te enseña a luchar
con dedicación.
Si buscas un desafío, una prueba de
tu valía,
el boxeo te espera con los brazos
abiertos, sin melancolía.
Atrévete a entrar en el ring y a
enfrentar tus miedos,
descubre la fuerza que llevas dentro
y libera tus deseos.

El boxeo te espera, con su ritmo y su

magia,
un deporte de corazón que te
cambiará la vida cada día.
El arte de la defensa
Esquiva, bloquea, contraataca, con
mente ágil y veloz,
el arte de la defensa, un baile de
astucia feroz.
No basta con fuerza bruta, ni con
golpes sin control,
la clave está en la estrategia, en el
temple y en el control.
Observa a tu rival, estudia sus
movimientos,
anticipa sus ataques, con mente y con
bríos.
Mueve tu cuerpo con gracia, como un
felino en la jungla,
esquiva los golpes, con pasos de
danza.
Bloquea con precisión, usando tu
cuerpo como blasón,
desvía la fuerza del golpe, sin dejarte
ser vencido.
Contraataca con astucia, cuando tu
oponente se abra,
aprovecha su error, y dale una
estocada.
La defensa no es solo esquivar, es
también saber cuándo atacar,
encontrar el momento oportuno, para
el golpe final asestar.
El arte de la defensa es un camino de
aprendizaje,
que requiere disciplina, paciencia y
mucho sacrificio.
Pero la recompensa es grande, la
satisfacción sin igual,
cuando dominas el arte, y te
conviertes en un ser sin rival.
En el boxeo, en la vida, la defensa es
fundamental,
para protegerte de los golpes, y
alcanzar tu ideal.
Aprende el arte de la defensa, con
mente y corazón,
y serás un guerrero invencible, en
cualquier competición.
El ritmo del boxeo
I. La danza del cuadrilátero
Suena la campana, el ritmo
comienza,
dos almas se enfrentan, la batalla
empieza.
Guantes de cuero, danza de pies
ligeros,
jab, jab, gancho, derecha, el baile
guerrero.
II. Coraje y estrategia
No solo fuerza, astucia y mente,
estrategia en cada golpe, el rival
presiente.
Coraje en el corazón, valentía sin par,
el miedo se esfuma, solo queda
luchar.
III. Respeto y honor
Dos guerreros se enfrentan, honor en
la lid,
respeto al oponente, sin rencor ni lid.
El sudor se mezcla, la sangre se
derrama,
la victoria se acerca, la gloria se
inflama.
IV. La dulce recompensa
El último round, la decisión final,
un juez imparcial, el destino fatal.
Manos en alto, el vencedor se alza,
la dulce recompensa, la victoria que
engalza.
V. Lecciones de vida
El boxeo más que un deporte, una
lección,
disciplina, esfuerzo, y superación.
Caer y levantarse, nunca rendirse
jamás,
la lucha constante, la vida que te da.
VI. El campeón del mañana
Un joven púgil, sueños en su mirada,
entrena con fervor, la gloria
anhelada.
Corazón valiente, espíritu indomable,
el campeón del mañana, futuro
incansable.
VII. Un deporte de corazón
No solo golpes, pasión que desborda,
el boxeo te envuelve, te transforma.
Latidos acelerados, adrenalina en
vena,
un baile de jabs y ganchos, la vida
serena.
VIII. El arte de la defensa
Esquiva, bloquea, contraataca con
fervor,
el arte de la defensa, un baile de
honor.
Mente ágil, astucia y precisión,
el guerrero se protege, con gran
decisión.

IX. El ritmo del destino

El boxeo, la vida, un ritmo constante,
subidas y bajadas, un baile
desafiante.
Enfrentar los retos, con fuerza y
tesón,
encontrar la victoria, la propia
canción.

X. La última batalla
Suena la campana final, el combate
termina,
el boxeador victorioso, la frente
inclina.
Agradecimiento al rival, lección
aprendida,
la vida continúa, la lucha no se olvida.
Un deporte para todos
En el ring, un microcosmos,
donde el ritmo es el rey.
Guantes que chocan, pies que
danzan,
un baile de fuerza y ley.
No importa tu edad o tu sexo,
en el boxeo hay un lugar.
Niños que saltan con brío,
mujeres que golpean sin cesar.
pero la lucha sigue en tu interior.
El boxeo te transforma, te eleva,
te convierte en un vencedor.
Ven, únete al ritmo,
y descubre la magia sin igual.
El boxeo te espera, con los brazos
abiertos,
un deporte para todos, sin excepción.

El boxeo, un lenguaje sin palabras,

un himno a la superación.
Jab, jab, gancho, uppercut,
una sinfonía de precisión.

Esquiva, bloquea, contraataca,

una danza de pies ligeros.
Sudor y sangre se mezclan,
en el lienzo del guerrero.

No hay vencidos ni vencedores,

solo almas que se baten.
Cada golpe, una lección,
cada caída, una formación.

El gong final marca el cierre,