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Una mirada al Instrumentum laboris del Sínodo sobre los jóvenes

Jesús Rojano Martínez, SDB


Director de la revista Misión Joven y profesor en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid.

En octubre de 2016 se anunció que el sínodo de octubre de 2018 trataría sobre “Los jóvenes,
la fe y el discernimiento vocacional”. Luego llegarían el Documento Preparatorio (desde aquí,
DP) con sus cuestionarios (enero de 2017)1, la Reunión Presinodal (desde aquí, RP) con
jóvenes de marzo de 20182 (desde aquí, RP) y el Instrumento de Trabajo (Instrumentum
laboris, desde aquí, IL) en junio de 20183. La asamblea sinodal se celebra del 3 al 28 de
octubre de 2018. La exhortación apostólica posterior, que se publicará a lo largo del 2019,
marcará sin duda el futuro inmediato de la pastoral juvenil. En este artículo doy mi visión del
IL. Por supuesto, el lector hará muy bien en no dar demasiada importancia a esta opinión mía
y formarse la suya releyendo el texto.

1. Antecedentes
1.1 El papa Francisco y los jóvenes
Ante todo, hay que recordar que la preocupación del papa Francisco por la pastoral con
jóvenes no nace con la convocatoria del sínodo, sino que ya estaba presente en su exhortación
programática, Evangelii gaudium (noviembre de 2013, desde aquí, EG), en el apartado en que
aborda diversos “desafíos eclesiales”. En tres números densos (105-106.108) afirma que “la
pastoral juvenil ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los jóvenes, en las estructuras
habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y
heridas. A los adultos nos cuesta escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus
reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden. Por esa misma razón,
las propuestas educativas no producen los frutos esperados” (EG 105). Reconoce que “se
creció en dos aspectos: la conciencia de que toda la comunidad los evangeliza y educa, y la
urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor […]. Son muchos los jóvenes que se
solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y
voluntariado. Algunos participan en la vida de la Iglesia, integran grupos de servicio y
diversas iniciativas misioneras en sus propias diócesis o en otros lugares (EG 106). También
afirma que “cada vez que intentamos leer en la realidad actual los signos de los tiempos, es
conveniente escuchar a los jóvenes y a los ancianos […]. Los jóvenes nos llaman a despertar y
acrecentar la esperanza, porque llevan en sí las nuevas tendencias de la humanidad y nos
abren al futuro, de manera que no nos quedemos anclados en la nostalgia de estructuras y
costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual” (EG 108).
La invitación a escuchar a los jóvenes y a darles protagonismo ha sido contante en los
mensajes del Papa en sus viajes, en especial en las JM de Río de Janeiro de 2013 (“No miren
la vida desde el balcón”; “¡Hagan lío!”) y Cracovia en 2016 (“Vivir no es estar tumbados en
el sofá”). En la revista Misión Joven, por ejemplo, hemos venido ocupándonos de estos
mensajes de Francisco con frecuencia4.

1.2 La metodología de análisis de la realidad


Para comprender mejor el IL es importante tener en cuenta que en la elaboración del
Documento conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del
1
http://www.vatican.va/roman_curia/synod/documents/rc_synod_doc_20170113_documento-preparatorio-
xv_sp.html.
2
http://www.synod2018.va/content/synod2018/es/reunion-pre-sinodal-de-jovenes.html.
3
http://www.synod2018.va/content/synod2018/es/documentos/instrumentum-laboris-para-el-sinodo-sobre-
los-jovenes-2018.html.
4
Cf. una recopilación de artículos publicados en Misión Joven sobre las líneas pastorales del papa Francisco
en: J. Rojano – K. Gutiérrez, El papa Francisco y la pastoral juvenil , Madrid, Editorial CCS, 2018.
Caribe en Aparecida (2007), cuya redacción coordinó el entonces Cardenal de Buenos Aires,
Jorge Mario Bergoglio, se hizo una revisión del famoso método “Ver, juzgar y actuar”. En
Aparecida se dice más bien: escuchar, comprender y proponer, y se afirma que la fe debe
estar ya presente en todo el proceso de discernimiento desde el primer momento, en el ver o
escuchar y no únicamente en el segundo del juzgar o comprender. El papa Francisco utiliza
esa metodología en sus encíclicas y exhortaciones apostólicas. Por ejemplo, se adivina así en
EG 105: “A los adultos nos cuesta escucharlos [a los jóvenes] con paciencia, comprender sus
inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles [= proponer] en el lenguaje que ellos
comprenden” (EG 105). Las cursivas son mías.
La Comisión Teológica Internacional publicó en marzo de 2018 un documento, La
sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia 5, que fundamenta teológicamente dicha
metodología. No es casualidad que en el grupo que lo redactó estuviera presente Carlos Mª
Galli, teólogo argentino muy cercano al papa Francisco y que participó en la redacción del
Documento de Aparecida y en EG. En ese documento leemos:
“La Iglesia está llamada a activar en sinergia sinodal los ministerios y carismas presentes
en su vida para discernir, en actitud de escucha de la voz del Espíritu, los caminos de la
evangelización” (n. 53)
“La consulta expresada en las asambleas sinodales es cualificada de manera diversa,
porque los miembros del Pueblo de Dios que participan en ellas responden a la
convocación del Señor, escuchan comunitariamente lo que el Espíritu dice a la Iglesia a
través de la Palabra de Dios que resuena en la actualidad, e interpretan los signos de los
tiempos con los ojos de la fe. En la Iglesia sinodal toda la comunidad, en la libre y rica
diversidad de sus miembros, es convocada para orar, escuchar, analizar, dialogar, discernir
y aconsejar para que se tomen las decisiones pastorales más conformes con la voluntad de
Dios. Para llegar a formular las propias decisiones, los Pastores deben escuchar entonces
con atención los deseos (vota) de los fieles.” (n. 68)
“La Iglesia es interpelada en todo tiempo por circunstancias y desafíos concretos, y para
responder a todo esto de una manera fiel al depositum fidei y con una apertura creativa a la
voz del Espíritu, está llamada a activar la escucha de todos los sujetos que en su conjunto
forman el Pueblo de Dios para llegar a un acuerdo en el discernimiento de la verdad y en el
camino de la misión” (CTI 94).

2. Estructura del texto


Me he entretenido en lo anterior porque así se comprende mejor la metodología empleada
en el DP, con sus tres partes (Los jóvenes en el mundo de hoy; Fe, discernimiento, vocación;
La acción pastoral), y en el IL. En la segunda parte del DP (apartado II.2, titulado “el don del
discernimiento”) se ofrecía una nueva redacción del ver/escuchar, juzgar/comprender,
actuar/proponer: “Reconocer, interpretar y elegir”. Estos verbos figuran en los títulos de las
tres partes del IL.
¿De dónde sale esta nueva tríada de verbos? De EG 51, donde Francisco afirma que
analizar la realidad y los signos de los tiempos “es una responsabilidad grave, ya que algunas
realidades del presente, si no son bien resueltas, pueden desencadenar procesos de
deshumanización difíciles de revertir más adelante. Es preciso esclarecer aquello que pueda
ser un fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios. Esto implica
no sólo reconocer e interpretar las mociones del buen espíritu y del malo, sino –y aquí radica
lo decisivo– elegir las del buen espíritu y rechazar las del malo” [Las cursivas son mías].
Visto lo anterior, dejemos que sea el Secretario General del Sínodo, el cardenal Lorenzo
Baldisseri, quien nos resuma la estructura del IL. Lo hacía en la carta de presentación del IL,
con fecha del 8 de mayo de 2018: “El texto del IL está estructurado en tres partes […] según
el método de discernimiento: la I parte, vinculada al verbo “reconocer”, recoge en cinco
5
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/
rc_cti_20180302_sinodalita_sp.html
capítulos y desde diferentes perspectivas distintos momentos de escucha de la realidad,
haciendo una síntesis sobre la situación de la juventud; la II Parte, orientada por el verbo
“interpretar”, ofrece en cuatro capítulos algunas claves de lectura de las cuestiones decisivas
presentadas al discernimiento del Sínodo; la III Parte, con el objetivo de llegar a “elegir”, en
cuatro capítulos reúne diferentes elementos para ayudar a los Padres sinodales a tomar una
posición sobre las orientaciones y decisiones que se tomarán”.

3. Mi mirada sobre el texto


No voy a hacer un resumen sistemático de los 214 números del IL. Hay quien piensa
que el DP era más breve y claro. Coincido en que es mejor leer el DP antes de abordar el
IL. Pero este último tiene un valor importante: incluye muchos textos con respuestas de
jóvenes y conferencias episcopales de todo el mundo al cuestionario incluido en el DP, así
como intervenciones de jóvenes en la RP de marzo de 2018. A mí personalmente me ha
gustado más la primera parte (Reconocer) que la segunda y la tercera. Sin embargo, es
lógico que estas queden abiertas a la espera de completarse y concretarse más en los
debates de la asamblea sinodal.
Quiero señalar las quince propuestas principales que yo he encontrado (o he creído
encontrar) en el documento, y que desarrollarían bien esta invitación del primer párrafo del
texto: “Ocuparse de los jóvenes no es una tarea facultativa para la Iglesia, más bien es
una parte sustancial de su vocación y de su misión en la historia” (IL 1).

3.1 Escuchar a los jóvenes


El papa Francisco invitaba en EG 105 a escuchar a los jóvenes. Al convocar a unos 300
jóvenes a la RP de marzo de 2018 en Roma buscaba, según él dijo, “escucharlos
directamente, sin filtros”. “Escuchar sin filtros” a los jóvenes exige “estar con”: “Muchos
han reiterado que la mejor manera de escuchar a los jóvenes es estar allí donde se
encuentran, compartiendo su existencia cotidiana” (IL 64). Además, “como sintetiza muy
bien un joven, «en el mundo contemporáneo, el tiempo dedicado a escuchar nunca es
tiempo perdido» (Cuestionario on line), y en los trabajos de la RP se evidenció que
escuchar es la primera forma de lenguaje verdadero y audaz que los jóvenes piden con voz
fuerte a la Iglesia… Muchos advierten que la voz de los jóvenes no es considerada
interesante y útil por el mundo adulto, tanto en el ámbito social como en el eclesial. Una
CE (=conferencia episcopal) afirma que los jóvenes perciben que «la Iglesia no escucha
activamente las situaciones que viven los jóvenes» y que «sus opiniones no son
consideradas seriamente»” (IL 65).
Esta escucha atenta ayudaría a superar el llamado síndrome de Jonás, que es “la
tentación de culpar a la juventud por alejarse de la Iglesia […] en vez de hablar, como
hacen algunas CE, de una “Iglesia alejada de los jóvenes” llamada a adoptar caminos de
conversión, sin echar la culpa a otros de las propias faltas de entusiasmo educativo y por su
timidez apostólica. Superar el “síndrome de Jonás” sigue siendo, por muchos aspectos, una
meta (cf. GE 134). Enviado a anunciar a los habitantes de Nínive la misericordia de Dios,
el profeta huye porque su corazón no comparte la intención que anima el corazón de Dios”
(IL 174).
En IL 64 se manifiesta que la Iglesia escucha sobre todo a los jóvenes cercanos a sus
circuitos, a “los de dentro”; pero debería escuchar a todos/as, y en especial a los
descartados y excluidos, que en muchas zonas del mundo forman la mayoría de los/as
jóvenes (cf. IL 41-49).

3.2 Comprender (¡y aprender de él!) el enfoque juvenil de la realidad


Escribía el papa Francisco que “los jóvenes llevan en sí las nuevas tendencias de la
humanidad y nos abren al futuro, de manera que no nos quedemos anclados en la nostalgia
de estructuras y costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual” (EG 108).
Hay dos números de IL muy interesantes al respecto: “Las jóvenes generaciones son
portadoras de un enfoque de la realidad con rasgos específicos, que representa un recurso y
una fuente de originalidad; sin embargo, también puede generar confusión o perplejidad en
los adultos. Es necesario, evitar juicios apresurados. Este enfoque se basa en la prioridad
de la concreción y la operabilidad con respecto al análisis teórico. No se trata de un
activismo ciego y de un desprecio a la dimensión intelectual: en el modo de proceder que
es espontáneo para los jóvenes, las cosas se comprenden haciéndolas y los problemas se
resuelven cuando se presentan” (IL 26). “Las sociedades y las culturas de nuestro tiempo,
si bien en diferentes formas, están marcadas por algunas coyunturas. Sus repeticiones
continuas nos hacen reconocerlas como signos del cambio de época que estamos viviendo
a nivel antropológico y cultural. Los jóvenes, centinelas y sismógrafos de todas las épocas,
las advierten más que otros como fuente de nuevas oportunidades y de amenazas inéditas”
(IL 51). Dejarse aconsejar sobre “el mundo que viene” por los jóvenes, pues son como
“sismógrafos” de los cambios, que los ven venir, podría ayudarnos a la hora de proyectar la
acción pastoral.
Otro valor que aprecia el IL en el enfoque de la realidad que caracteriza a los jóvenes es
“que para los jóvenes el pluralismo, incluso radical, de las diferencias, es un hecho. Esto
no equivale a una renuncia relativista a la afirmación de las identidades, sino que conlleva
una conciencia original de la existencia de otros modos de estar en el mundo y un esfuerzo
deliberado para su inclusión, para que todos puedan sentirse representados por el fruto del
trabajo común” (IL 26). Aunque ciertos grupos de jóvenes a veces son intolerantes con los
diferentes, el IL reconoce que dichos grupos son minoritarios y que, en general, las
generaciones juveniles nos enseñan a aceptar la diferencia con naturalidad.
Esta capacidad de acogida e inclusión es un valor, porque “los discípulos del Señor
están llamados a valorizar todas las semillas de bien presentes en cada persona y en cada
situación. La humildad de la fe ayuda a la comunidad de los creyentes a dejarse instruir
también por personas de diferentes posiciones o culturas, en la lógica de un beneficio
recíproco donde se dona y se recibe” (IL 196). Los jóvenes de la RP pidieron a la Iglesia
que esta capacidad de inclusión se extienda a jóvenes creyentes de otras religiones, a no
creyentes, y también a jóvenes de grupos LGBT que desean ser cristianos (cf. IL 197).

3.3 Ser “honrados con la realidad”


Tomando prestada esta fórmula del teólogo jesuita Jon Sobrino, ser “honrado con la
realidad” en pastoral juvenil quiere decir no falsear los datos y saber reconocer la situación
de la mayoría de los jóvenes. Por eso me ha sorprendido positivamente que el IL reconozca
sinceramente que “un número considerable de jóvenes, que provienen principalmente de
áreas muy secularizadas, no piden nada a la Iglesia porque no la consideran un interlocutor
significativo para su existencia. Algunos, por el contrario, piden expresamente que los
dejen en paz, ya que sienten su presencia como algo molesto e incluso irritante. Este
pedido no nace de un desprecio acrítico e impulsivo, más bien tiene sus raíces en razones
serias y respetables (IL 66).
Solo desde esa honradez con la realidad que no tergiversa los datos la pastoral juvenil
será realista y actuará con sensatez y valentía evangéica.

3.4 Preguntas y búsqueda de sentido


Hay que escuchar las preguntas de los jóvenes. A veces decimos que no se preguntan
por nada. Pero no es cierto. Lo que sucede es que no formulan las preguntas por el sentido
como lo hacíamos nosotros a su edad, sino a su manera: “El proceso de consulta pre-
sinodal evidenció el potencial que representan las jóvenes generaciones, las esperanzas y
los deseos que habitan en ellas: los jóvenes son grandes buscadores de sentido y todo
aquello que se pone en sintonía con su búsqueda para dar valor a sus vidas, llama su
atención y motiva su compromiso” (IL 7).
Y buscan respuestas por caminos nuevos: “La insatisfacción causada por una visión del
mundo puramente inmanente, transmitida por el consumismo y el reduccionismo
cientificista, abre el campo a la búsqueda del significado de la propia existencia a través de
itinerarios espirituales de distintas naturalezas. Una CE declara: «Muchos jóvenes afirman
que están buscando el sentido de la vida, que siguen los ideales, buscan una espiritualidad
y una propia fe personal, pero sólo pocas veces recurren a la Iglesia». Con respecto a este
cambio de actitud hacia la religión es necesario focalizar el perfil, para poder interpretar las
causas y los posibles desenlaces, identificando las oportunidades que ofrece para el
anuncio evangélico y qué riesgos o ambigüedades puede presentar” (IL 63). Y es que “la
religión ya no se ve como la forma privilegiada para acceder al sentido de la vida, y está
acompañada y algunas veces reemplazada por ideologías y otras corrientes de
pensamiento, o por el éxito personal o profesional” (IL 29).
Si se nos ha acabado el monopolio de la cajita que contiene la fórmula del sentido de la
vida, habrá que tenerlo en cuenta, y no saltar etapas en estos procesos de interrogación por
el sentido, ni precipitarnos al ofrecer nuestras respuestas, porque con frecuencia las
quemamos por presentarlas antes de tiempo.

3.5 Protagonismo juvenil


Suele pedir el papa Francisco que los jóvenes sean protagonistas y sujetos de la acción
pastoral, no solo “destinatarios”. En el IL leemos: “Un joven responde al cuestionario on
line diciendo: «Queremos ser involucrados, valorados, sentirnos corresponsables en lo que
se está haciendo». En calidad de bautizados, los jóvenes también están llamados a ser
“discípulos misioneros”, y se están dando pasos importantes en esta dirección (cf. EG 106)
… Este es el verdadero punto clave de la pastoral juvenil para muchas CE: pasar con
audacia del hacer pastoral “para los jóvenes” al hacer pastoral “con los jóvenes”... Se
deberán identificar los campos privilegiados para el protagonismo juvenil” (IL 199). Pasar
de la “pastoral para jóvenes” a la “pastoral con jóvenes” es decisivo.

3.6 Experiencias acompañadas de compromiso social y voluntariado


El protagonismo juvenil tiene un campo de aplicación privilegiado en el servicio de la
caridad y la solidaridad. EL IL reconoce el valor del voluntariado solidario como un
itinerario alternativo para descubrir el Evangelio. Exige buena formación y
acompañamiento paciente, para que el voluntariado no sea una mera “vivencia
consumida”: “Algunas CE señalan la sensibilidad de los jóvenes hacia los temas de ética
social (libertad, justicia, paz, ecología, economía, política), que requiere ser acompañada,
sostenida y animada. El mandamiento del amor tiene un valor intrínsecamente social, que
incluye la opción preferencial por los pobres y el compromiso a construir una sociedad
menos corrupta y más justa. El compromiso social y político constituye, al menos para
algunos, una verdadera vocación, cuya maduración requiere ser acompañada también
desde el punto de vista espiritual” (IL 156). “A través del compromiso social, muchos
jóvenes se cuestionan y (re) descubren un interés por la fe cristiana. Además, el
compromiso con la justicia y con los pobres es una ocasión para encontrarse y dialogar con
los no creyentes y personas que profesan otras religiones” (IL 157). En IL 194 se menciona
“la conexión entre experiencias de servicio gratuito y discernimiento vocacional” (IL 194).
3.7 Conocer las consecuencias de la revolución digital
El IL reconoce que “desde el punto de vista antropológico, la irrupción de las
tecnologías digitales está comenzando a tener un impacto muy profundo en la noción del
tiempo y del espacio, en la percepción de sí mismo, de los demás y del mundo, en el modo
de comunicar, de aprender e informarse. Un enfoque de la realidad que privilegia la
imagen con respecto a la escucha y a la lectura, está modificando el modo de aprender y el
desarrollo del sentido crítico. En perspectiva, cuestionará también las modalidades de
transmitir una fe basada en la escucha de la Palabra de Dios y en la lectura de la Sagrada
Escritura” (IL 57).
En IL 34-35, 56-58 y 160-161 se habla de las posibilidades y riesgos de “lo digital”.
Además, se constata que “por ignorancia y poca formación, a los pastores y a los adultos
en general les cuesta comprender este nuevo lenguaje y tienden a tener miedo, sintiéndose
frente a un enemigo invisible y omnipresente, que a veces demonizan” (IL 35). Pero “es
necesario encontrar el modo para transmitir el mensaje cristiano en circunstancias
culturales que cambiaron” (IL 55).

3.8 La eclesialidad y el valor de lo comunitario


En IL 59-60 se reconoce la “desilusión institucional” juvenil, no solo con respecto a la
pertenencia a la Iglesia (pero también): “«Los jóvenes de hoy anhelan una Iglesia que sea
auténtica. Queremos expresar, especialmente a la jerarquía de la Iglesia, que debe ser una
comunidad transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, asequible, alegre e
interactiva» (RP 11). «Necesitamos una Iglesia acogedora y misericordiosa, que aprecie
sus raíces y patrimonio, y que ame a todos, incluso a aquellos que no siguen los
estándares» (RP 1)” (IL 67-68).
El camino futuro en este aspecto es claro: “La experiencia comunitaria permanece
esencial para los jóvenes: si por un lado, tienen alergia a las instituciones, también es cierto
que buscan relaciones significativas en comunidades auténticas y contactos personales con
testigos luminosos y coherentes” (IL 175). Los jóvenes anhelan un tejido comunitario que
ponga la vida fraterna real y cálida por delante de la oficialidad institucional.

3.9 Jóvenes, oración y liturgia


En IL 67 se lee que “los jóvenes quieren ver una Iglesia que comparta su situación de
vida a la luz del Evangelio ¡en lugar de hacer sermones!”. Ya el papa Francisco reconocía
en EG que tenemos un serio problema con las homilías aburridas e insulsas (cf. EG 135-
159). En IL 69 se constata que los jóvenes piden “una liturgia viva y cercana”.
Más adelante, en IL 183-187, se afirma que abundan las experiencias pastorales con
jóvenes en que los momentos cuidados de oración, la escuela de iniciación a la Palabra, la
lectio divina… sí son aceptados por muchos jóvenes. Por aquí se pueden encontrar pistas
de futuro.

3.10 Itinerarios de educación en (y a) la fe


Los itinerarios de evangelización deben ser más integrales y experienciales, no
meramente intelectuales, y el paradigma de la Iniciación Cristiana de los primeros siglos
(el Catecumenado) nos puede ayudar6: “Debemos acostumbrarnos a itinerarios de
acercamiento a la fe cada vez menos estandarizados y más atentos a las características
personales de cada uno” pues “los mismos jóvenes, con sus experiencias de vida
fragmentadas y sus caminos de fe inciertos, ayudan a la Iglesia a asumir su natural forma
poliédrica” (IL 177). Se reconoce “la conexión íntima entre evangelización y educación” y
6
Cf. CNSPJ, Itinerario de Educación en la Fe. Guía del Animador, Madrid, Editorial CCS, 2014, pp. 17-
65.
“la experiencia fecunda de la pastoral juvenil caracterizada por una marcada atención a los
procesos educativos” (IL 179).

3.11 Cuidar la elección de vida: “lo vocacional”


El IL recoge las dificultades internas y externas que los jóvenes experimentan ante las
elecciones importantes (cf. IL 16-18), incluso una cierta “parálisis decisional” (IL 61-62).
Se presenta un amplio tratamiento de este tema en los nn. 80-120. El planteamiento tiene
un sentido amplio, y se recalca que no se reduce el tema al reclutamiento de vocaciones
sacerdotales y religiosas.

3.12 Acompañamiento pastoral


A nadie se le oculta que el “acompañamiento pastoral” es una de las cuatro palabras
importantes del próximo sínodo (junto a la fe, el discernimiento y la vocación) y que tiene
un interés central en la pastoral juvenil desde hace años. El IL le dedica un capítulo de su
segunda parte, titulado “El arte de acompañar” (IL 121-134).

3.13 Espacios, ambientes y lenguajes


El IL dedica su parte final a hablar de la importancia pastoral de la música, teatro,
deporte, lenguajes juveniles, el oratorio, voluntariado, mundo digital, la escuela y la
universidad, etc. Quizá se tratan estos temas con cierto desorden y muy “a vista de pájaro”
y espero que sean profundizados en los debates del aula sinodal y en la exhortación papal.

3.14 Pastoral familiar


En el IL se recuerda la continuidad lógica entre los dos sínodos dedicados a la familia y
el próximo sobre los jóvenes (cf. IL 101; 101-102). Se afirma acertadamente que “invertir
energías para formar buenas familias no significa quitar fuerzas al cuidado de los jóvenes.
Por lo tanto, la predilección y el compromiso a favor de los jóvenes están llamados a
abrirse de manera decisiva a la pastoral familiar” (IL 181).

3.15 Pastoral juvenil desde el discernimiento


El papa Francisco insiste en que la Iglesia necesita discernimiento en esta época de
grandes cambios. En el IL leemos: “En el discernimiento reconocemos una manera de estar
en el mundo, un estilo, una actitud fundamental y, al mismo tiempo, un método de trabajo,
un camino para recorrer juntos, que consiste en observar la dinámica social y cultural en la
que estamos inmersos con la mirada del discípulo. El discernimiento conduce a reconocer
y sintonizarse con la acción del Espíritu en auténtica obediencia espiritual... Como
obediencia al Espíritu […] el discernimiento se hace así un instrumento pastoral, capaz de
identificar los caminos transitables para proponer a los jóvenes de hoy, y ofrecer pautas y
sugerencias para la misión que no sean preconfeccionadas, sino el resultado de un
itinerario que permite seguir al Espíritu. Un camino así estructurado invita a abrir y no a
cerrar, a hacer preguntas y a plantear cuestionamientos sin sugerir respuestas
preestablecidas, a considerar alternativas y sondear oportunidades” (IL 2).

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