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EL COLECTOR SOLAR TÉRMICO. ¿CÓMO FUNCIONA?

Enrique Martín-Lorente Rivera

Todos hemos oído hablar del colector solar térmico o de las placas solares, pero
muchos no sabrán cuál es el secreto de su funcionamiento. En este artículo trataremos
de explicarlo con sencillez y claridad.
Es bien sabido que si colocamos algo al sol, sobre todo en verano, ese algo, ya
sea un trozo de hierro, una piedra o nuestro coche, se calientan. Supongamos que
tenemos un tubo de cobre de los que se colocan en las casas para conducir el agua a los
grifos. Si coloco el tubo de cobre en algún lugar donde le dé el sol, sobre todo el de
verano, éste se calienta. Podemos preguntarnos entonces: «¿Cómo puedo aprovechar el
calor del tubo para mi beneficio?». La respuesta es: haciendo pasar agua fría por el
interior del tubo de cobre. Este último, después de haber estado expuesto al sol,
transmite al agua su calor. Éste es el principio del colector solar térmico, así de fácil.
A partir de aquí el proceso se reduce a realizar mejoras en el esquema original.
Una primera que podemos aplicar a nuestro tubo de cobre es pintarlo de negro. Todos
sabemos, que un vestido de color negro en verano da más calor que uno blanco.
Hablando claramente, el color negro absorbe más calor que el color blanco. Pues bien,
pintemos nuestro tubo de color negro y aseguraremos que absorberá la totalidad de la
radiación que le llega del sol. Bien, ya tenemos la primera mejora.
Realicemos ahora la segunda. Un tubo de cobre es un tramo muy corto para que
le dé el sol, así que haremos un emparrillado de tubos, que es similar a una parrilla de
las que se pone en las brasas para asar la carne. Se puede describir como dos tubos
paralelos separados cierta distancia, y los dos están unidos por multitud de tubos
perpendiculares a ellos. (Fig. 1).

agua
caliente

agua fría
(Fig. 1)

¿Qué estamos haciendo? Pues aumentar la superficie expuesta al sol para que la
radiación sea mayor y el tubo o el emparrillado por donde pasa el agua se caliente más.
Sin embargo, vemos que entre los tubos queda espacio vacío, y esto se traduce en
pérdida de radiación, pues parte de aquella no incide sobre los tubos y la otra parte no
calienta a aquellos suficientemente para nuestros propósitos. Hacemos entonces una
tercera mejora.

Isagogé, 1 (2004) 41
La tercera mejora (fig. 2) consiste en colocar una placa de un material que sea
buen conductor del calor —generalmente de aluminio—, por delante del emparrillado,
de manera que la placa absorba la totalidad de la radiación. Por supuesto, la placa de
aluminio estará pintada de negro, y de esta forma estaremos aprovechando la totalidad
de la radiación que llega a la placa, pues como vimos, con el emparrillado se quedaban
espacios vacíos entre los tubos a través de los cuales se perdía energía. Ahora el
emparrillado se queda detrás de la placa de aluminio, pero totalmente en contacto esta
última, para que el calor de la placa calentada por el sol se transmita a los tubos de
cobre y estos calienten el agua que pasa por su interior.

placa de
placa de aluminio
aluminio

tubo de cobre (Fig. 2)

Cuarta mejora: a veces, para comprender mejor las cosas hemos de


posicionarnos en una situación límite. Así que imaginemos que estamos en invierno:
hace un sol radiante pero un frío que pela, algo así como 3 ºC de temperatura ambiente.
Pues bien ¿Qué le pasará a nuestro armazón (cuando hablo de armazón me refiero al
conjunto fuertemente unido de placa de aluminio y emparrillado, Fig. 2)? Veamos, el
armazón está bien orientado (la orientación de los colectores siempre se da hacia el sur)
por lo que está recibiendo la mayor radiación del sol. Pero el armazón está rodeado y en
contacto con el aire y éste recordamos que está a 3 ºC. A nuestro armazón le costará
mucho trabajo calentar el agua que circula por su interior y ponerla a 40 ºC suficiente
para la ducha. Así pues la cuarta mejora consiste en meter todo el armazón en una caja
(fig. 3) y donde además, entre el armazón y la caja haya un aislante, de manera que el
armazón se caliente pero el aire y temperatura exterior no haga que se enfríe.
Por supuesto la caja no puede estar totalmente cerrada pues entonces no le da el
sol al armazón. Colocaremos un cristal en el frontal para permitir que la radiación del
sol entre en la caja y caliente la placa de aluminio y a la vez consigue que el armazón
esté aislado del exterior por el cristal. Para verlo más claro, es como si a nuestra caja le
ponemos una ventana en la cara que está orientada al sol (fig. 3).
Sin darnos cuenta hemos introducido la quinta mejora, pues el cristal que
hemos colocado para que pase la radiación y, a la vez, evitar que el aire enfríe nuestro
armazón, es una trampa para la radiación. Esta última procede del sol y tiene una
frecuencia determinada, esto es, que en cierta manera esa energía que llega a la placa
vibra de un modo determinado, y es más bien una vibración alta. La radiación o energía
atraviesa sin problemas el cristal de la caja y llega a la placa de aluminio y la calienta.
¿Qué ocurre a continuación? Que el armazón se calienta y éste comienza a emitir
radiación o energía, pero con una vibración baja y, querido lector, cuando esta radiación
pretende escaparse por el cristal, este último se comporta como un espejo y la radiación
se refleja de nuevo hacia el interior. No puede salir y esta radiación que se refleja vuelve
a caer sobre el armazón calentándolo de nuevo. Así pues la energía entra en la caja a
través del cristal pero ésta no puede salir y se emplea toda en calentar el agua. Este
fenómeno es el que se conoce como “efecto invernadero” (fig. 3).

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radiación
vidrio

efecto
invernadero

carcasa (Fig. 3)
aislante

Bueno, a esta altura del texto ya hemos construido nuestra placa solar térmica y
ya sabemos lo que es, cómo está construida y cómo funciona. Se pueden ver estas
placas que hemos descrito en los tejados de algunas casas, pero no debemos
confundirlas con las fotovoltaicas, que son más pequeñas y de un color más bien
violeta. El funcionamiento de estas últimas lo explicaremos en otro artículo.
Resumiendo lo ya visto, una placa solar térmica es un emparrillado de cobre por
donde pasa el agua (fig. 1), el cual está unido a una placa de aluminio pintada de negro
(fig. 2) y todo esto metido en una caja (fig. 3), donde entre el armazón y la caja hay un
aislante para evitar pérdidas y donde en la caja en el frontal hay un cristal por donde
pasa la energía del sol y calienta el armazón dentro de la caja.
Un último consejo: hay una forma fácil y económica de tener una ducha
caliente en verano. Si tienes un patio o una terraza que de el sol, puedes comprar 40 ó
50 metros de manguera de color negro o lo más oscura posible, y desplegarla por toda la
terraza. Por la mañana, conectas la manguera al grifo y la llenas de agua. Para la tarde,
abres un poco el grifo, y el agua que salga de la manguera estará caliente, suficiente
para una ducha. ¡Enhorabuena, ya has fabricado un colector solar!

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