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04 Dionisio
04 Dionisio
¿Hemos exiliado a
Dionisio?
¿Es posible
abandonarlo?
¿Qué nos impulsa
a contactarnos
con él?
¿Quién es?
Apuntes
Diplomado de Psicología Positiva y Bienestar Universidad Adolfo Ibáñez
Paulina Hunt Precht 2023
Dionisios era un Dios sintético, una nueva configuración humana elaborada como una
respuesta a la desintegración y la crisis de su momento. Él era una síntesis de todo lo
anterior a él y la manifestación mental y psicológica del futuro ser humano. Este es el
paquete que implosionó en un determinado momento histórico. Es como si él se hubiera
manifestado en la crisis de la caída del mundo antiguo, que en su momento significó todo
desde el principio de la formación social, desde las cavernas hasta la construcción de
barcos de acero. En sus ceremonias y mitos vemos todo el proceso humano. Él era el que
comía la carne cruda, antes del fuego. Él trajo el fuego a su tirso. Él se vistió con pieles
de cazador, del leopardo y los ciervos, posesivo de su presa, cruel y vengativo. Él vino de
la Gran Diosa Madre, del misterio del nacimiento, de la muerte y el renacimiento del
mundo agrícola. Él vino de Sémele y fue purificado más tarde e instruido por Cibeles.
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Extraído de la investigación de Karen Rhon (ver en: www.parquepuntadevacas.net)
Apuntes
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Paulina Hunt P. 2022
produjo estragos en los poderosos. Su dirección estaba abierta a todos y fue seguido y
celebrado por los indefensos.
Dudando Sémele que su amante fuera el mismo Zeus, le pidió que se manifestara en
todo su poder. Al complacerla el olímpico, la aparición fue tan grande y terrible que
aquella murió fulminada. Su hijo sin nacer fue arrancado de su seno por el dios, pero al
faltarle tiempo suficiente de gestación, Zeus cortó su propio muslo e injertándolo allí
cosió luego la herida. Al llegar el tiempo, su padre lo extrajo vivo; por esto se le llama
«Dionisos», «Zeus joven», o también «el nacido dos veces». Pero Hera celando a Zeus
por sus amores con Semele buscó al niño recién nacido para acabar con él. De este modo
Dionisos tuvo que ser llevado a Egipto y educado en profundas cuevas y para mayor
seguridad el padre Zeus lo transformó en un cabrito. Era ya un joven cuando Dionisos
fabricó el vino de la vid. Allí lo descubrió la vengativa Hera y enloqueciéndolo hizo que
vagara por numerosos países, hasta que la asiática Cibeles, Gran Madre de numerosos
pueblos, lo purificó devolviéndole la razón a través de misteriosos procedimientos.
Rodeado de bacantes, fue llevando la vid de pueblo en pueblo. En uno de ellos un tirano
quiso destruir la planta sagrada pero enloquecido cortó sus propias piernas y entonces
sus súbditos lo descuartizaron para alejar la maldición del dios. Llegando a India sometió
a los pueblos con su embriaguez y sus ritos y luego volvió a Grecia. Allí su culto fue
resistido por otro gobernante que como consecuencia fue despedazado por mujeres
tomadas por el delirio y la embriaguez.
De lugar en lugar, quiso llegar a las islas griegas y para esto se ubicó en las playas
esperando el paso de algún navío. Esto finalmente ocurrió, pero los marinos tuvieron la
idea de hacerlo prisionero para venderlo como esclavo. Así fue como la tripulación vio
crecer vides por todo el barco mientras chorros de vino brotaban desde la cubierta y
Dionisos, convertido en león, rugía amenazante. Enloquecidos se arrojaron al mar
quedando convertidos en esos delfines que hasta hoy rodean a las naves, siempre
tratando de explicar a los navegantes su confuso destino. Pero Dionisos siguió su labor
misionera... Encontrando a la cretense Ariadna (aquella que con su hilo logró desbaratar
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Del libro: MITOS RAICES UNIVERSALES de SILO (ver www.silo.net)
Apuntes
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Paulina Hunt Precht 2023
los laberintos del Minotauro), redimió su amorosa pena. Siguió adelante el dios en su
carro tirado por panteras, ceñida su frente por pámpanos y hiedra, tomando en su mano
el tirso divino. Llegando a cada pueblo instituyó su culto y en las noches, al fuego de
antorchas, sus devotos embriagados danzaron al son de panderos, cuernos y flautas. En
éxtasis divino las bacantes abatían las pretensiones de la razón y al retomar su cordura
dudaban de lo visto antes y después.
Por esto, al celebrar el oscuro Dionisos con el luminoso Apolo la fusión de sus
enseñanzas, el alma humana cedió la ferocidad de su instinto desatado, y la razón lejana
bajó a la comprensión de sus profundidades. Y así, cuando la vengativa Hera reconoció
el mérito de Dionisos, éste pudo regresar al Olimpo. Sin embargo, descendió antes al
infierno y de allí rescató para la vida a la triste sombra de su madre Sémele.
con un Dios que hemos exiliado de nuestras vidas: Dionisio. El gran ausente, el desplazado,
el negado, el relegado. Dionisio hijo de Zeus para Grecia y Baco, señor de las Bacanales en
Roma, fue llamado el dos veces nacido, exiliado del reino de los dioses y alejado de nuestra
vida cotidiana, de la escuela, de la educación, de la política, del deporte, del trabajo, de las
artes, incluso del amor. Para comprenderlo, lo hacemos afirmando su ausencia. Como toda
deidad, Dionisio cumple una función en la estructura mental de las personas, su lugar,
asociado al desborde, congrega todas aquellas acciones humanas de liberación energética y
descontrol, aspectos de la personalidad que han sido duramente castigados con la evolución
de la civilización, quedando la energía dionisiaca vinculada incluso a lo salvaje y, con esto,
marginada de lo socialmente aceptado. En el mejor de los casos, se relega al dios al ámbito
de lo íntimo, de lo privado, única instancia en la que el ser humano se permite explorar en
los aspectos más desconocidos de su identidad.
Pero no es fácil anular a un dios. Para lograrlo se requiere de otra deidad, una que sea
capaz de imponerse y dirigir la energía existente hacia otros propósitos. Así como Dionisio
busca experimentar el dejarse ir a través de la celebración, el otro dios tendrá como fin
mantener el control, el orden. Esto lo conseguirá actuando de la misma forma en que
Cronos se impone sobre Kairos, y con esto establece una forma de relacionarse con el
tiempo que anula todas las otras posibilidades. Apolo se levanta sobre Dionisio apelando a
la belleza y a la perfección, marginando del espacio de lo deseable aquellos aspectos
vinculados a la liberación expresiva, caótica, irracional, incomprensible.
Habitamos entre polaridades, entre lo dionisíaco y lo apolíneo, entre el control y el
descontrol. Apolo representa la proyección, la programación, el tiempo cronológico, la
aspiración, lo perfecto, la sublimación de la vida y lo bello. Dionisio es la improvisación, el
goce, el deseo, el dejarse ir, el impulso, la fusión de lo femenino y lo masculino, el sexo. Es
la expresión de la intuición, la sensualidad, el aflojamiento del control y autocontrol. En
Dionisio está la Diosa madre, es un dios que integra, que unifica; es la locura y la ternura,
como señala Karen Rhon en investigación “Antecedentes de las raíces de la Disciplina
Energética y Ascesis en el Occidente Asia menor, Creta e Islas Egeas)”, donde señala que:
Según Rohn, el culto a Dionisio permitía conectar con la energía creadora de la vida y el
ciclo agrícola, dos aspectos fundamentales para el desarrollo de la humanidad, sin embargo,
el dios fue exiliado de la vida moderna. En este punto es bueno preguntarse: ¿es posible
abandonarlo?, ¿qué nos impulsa a desconectarnos o contactarnos a él?, son preguntas que
se realiza también Karen Rhon en sus investigaciones, a las que podríamos agregar: ¿quién
es Dionisio en mi? y ¿cuáles son esos aspectos dionisíacos que tengo exiliados de mi
personalidad? Si aceptamos que la construcción mítica de nuestras culturas incide en la
conformación de nuestras identidades, podremos entender cómo el exilio de Dionisio se
puede traducir en la represión de una serie de características de la personalidad, entre ellas
la expresión. Quitar a Dionisio, o su energía, afecta el desarrollo de lo humano, pues su
rechazo lo transforma en una energía que se expresa delirante y produce caos. Nuestra
cultura construyó a Dionisio ubicándolo en el lugar del desborde, de la catarsis, es algo que
genera temor. Se muestra extraño, desconocido y en múltiples ocasiones asociado a un
detonante externo que permite la liberación de energía (alcohol, drogas, situaciones de
estrés, crisis, placer, etc.). Frente a esto, Karen Rohn se cuestiona:
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Paulina Hunt Precht 2023
En el ejemplo el personaje reprime el impulso (Dionisio), dejando que gane el deber ser
(Apolo). El impulso perturba, desconfigura lo preestablecido, mientras mantener lo
planificado se acerca a lo perfecto, cumple una función orientadora. Por esto seguir el
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Diplomado de Psicología Positiva y Bienestar Universidad Adolfo Ibáñez
Paulina Hunt P. 2022
En primer lugar, nos referiremos a las Derivas, acción entendida como el acto de salir y
avanzar sin rumbo, caminando, andando en bicicleta, en auto, o desplazándote de la forma
que prefieras. Esta praxis es ampliamente estudiada por el psicólogo y arte terapeuta
Benjamín Pérez Krumenacker. Lo importante en la experiencia de la Deriva es lograr
experimentar la pérdida del control puesto en el logro final como máxima aspiración. En
este caso el logro de la actividad no estará dado por el “dónde llegar” sino por el “cómo ir”.
Se necesita que sea el impulso, la intuición, los estímulos del entorno, las sensaciones
registradas en la ruta, lo que vaya guiando el camino, no la razón, ni la búsqueda de lo
conocido. Se recomienda en un inicio realizar la actividad en lugares conocidos intentando
romper las lógicas con que son recorridos habitualmente, para luego ir investigado cómo
respondes a lugares nuevos, donde no tengas referencias claras.
En situación de Deriva buscamos establecer parámetros mínimos que nos permitan
mayor seguridad y facilitar el retorno al estado corriente. Estas decisiones pueden ser, por
ejemplo, determinar un tiempo de duración o un territorio en el cual desplazarse. No
obstante, en la Deriva se debe evitar trazar un objetivo, ni definir un lugar al que llegar, pues
se intenta encontrar un camino (ruta) entre las posibilidades que se presentan frente a ti,
siempre manteniendo un estado de alerta que permita protección frente a posibles peligros.
La Contemplación será otra forma de conectar con estados más interesantes de
conciencia. Habitar desde ella implica permitirse “no hacer”, abstraerse por un instante de
las responsabilidades y preocupaciones para disfrutar, por un periodo determinado de
tiempo, de un espacio natural, intentando percibirlo desde la mayor cantidad de sentidos
externos e internos posibles. Este mismo registro lo podemos alcanzar al presenciar una
manifestación artística de cualquier disciplina, donde el impacto del arte, en tanto fuerza
transformadora, afecta tanto a quien lo ejecuta como a quien lo observa. En la misma línea
podríamos ubicar el disfrutar de un espacio donde la gente se encuentra a jugar, a compartir,
a relacionarse en armonía.
Conseguir conectar con esta experiencia requiere liberarse de preocupaciones o co-
presencias que puedan afectar la práctica. Las co-presencias son entendidas como
contenidos de conciencia que se ubican en un plano secundario con relación al foco central
de la atención. Es decir, al tener en el foco de la atención en el objeto (contenido) “presente”,
que ha captado el interés de quien observa, los otros contenidos de memoria quedan
almacenados en lo que llamamos campo de co-presencia y pueden, eventualmente, tomar la
atención o acompañar al contenido central al que se está atendiendo (Ammann 113). Éstas
pueden ser derivadas de cosas pendientes por hacer, preocupaciones, afectos, deseos, metas
por cumplir, vínculos familiares, aspectos biográficos, entre otros contenidos que se vuelven
presentes al ser activados por diferentes estímulos recibidos a lo largo del día. Si la conciencia
es capturada por alguna de estas imágenes se afectará el estado de contemplación en mayor
o menor medida, dependiendo de la fuerza que tenga la co-presencia para la persona o la
capacidad de abstraerse para sostener el estado deseado.
Aprender a contemplar ayuda a trabajar la activación de una mayor cantidad de sentidos
frente a un mismo objeto de atención. Estar en medio de un bosque podría fácilmente exigir
a nuestra vista atender a la diversidad de colores presentes en el entorno, junto a esto nuestro
olfato percibirá la gama de olores que emanan de la tierra, las hojas, las plantas; el oído
registrará atento el sonido de los animales que habitan el lugar, del roce de las hojas, de las
piedras; la piel sentirá los cambios de temperatura, las texturas, las intensidades del viento;
por su parte los sentidos internos estarán recibiendo información sobre la posición que
tenemos en relación a otros componentes del entorno, de posibles molestias físicas. Si lo
deseamos, podemos sumar el gusto y tendremos una experiencia de activación de todos los
sentidos, habitando el aquí y el ahora, conectando cuerpo, mente y entorno. Lograr alcanzar
el estado descrito será uno de los desafíos de nuestra pedagogía.
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Paulina Hunt P. 2022
quisieran recibir. La unidad interna surge de la coherencia, es decir, de lograr pensar, sentir y
hacer en la misma dirección.
Junto al indicador de unidad interna está el de acción válida, ambos nos servirán de guía
en el proceso de analizar qué tanto avanzamos con nuestras prácticas hacia un estado de
mayor conexión. En este contexto la acción válida es aquella que no termina en quien la
ejecuta, sino en otra persona o comunidad. En este sentido, vale preguntarse ¿cuánto de lo
que hacemos es para nuestro beneficio y cuánto va directo hacia otras personas?, ¿es de
nuestro interés ayudar o aportar en la solución de problemáticas sociales?, ¿buscamos
pertenecer o vincularnos con alguna causa colectiva?
Cerraremos esta lista (que en ningún caso está terminada) incluyendo la risa, el humor y
el juego, tres actividades marginadas de los entornos formales en que nos relacionamos por
favorecer el habitar estados de mayor libertad que en general son coartados. La actitud lúdica
quita gravedad a las cosas, recordándonos que siempre es posible ver las situaciones desde
otro punto de vista y por tanto reducir el espectro de lo “irreparable”. Lo lúdico permite
conectar con nuevas soluciones a problemas frecuentes, mejorar nuestra relación con el
cuerpo y el espacio, flexibilizar nuestras miradas. Para la Pedagogía de la Expresión habitar
lo lúdico es fundamental, pues desde ahí surgirán la mayoría de las actividades y aprendizajes
propuestos.
En la lucha interna entre lo apolíneo y lo dionisíaco, el humor con su irreverencia
transformadora, que libera y rompe creencias, es un gran aliado para integrar ambas deidades
en lo más profundo de nuestra humanidad. La risa, como gran catalizador de energía,
ayudará a liberar aquellas tensiones profundas generadas a partir de la instalación de lo serio
como modo de relación, aportando, junto al humor, en la construcción de hábitos amables
de trabajo, donde la energía apunte a la liberación y no a la represión. Es importante
aprender a relacionarse de nuevas maneras, comprendiendo la diversidad de modos
existentes, valorando la diferencia como una gran virtud.
Estamos frente a un cambio de paradigmas. Nos enfrentamos como especie al gran
desafío de sostener nuestra existencia en medio de la adversidad, comprendiendo nuestra
fragilidad en medio de pandemias y guerras, entendiendo el impacto que generamos con
nuestras acciones en el entorno. Hoy, podemos ser conscientes de que somos parte tanto
del problema como de la solución. Nuestras acciones no pueden ser ajenas al contexto con
la falsa creencia de estar al margen de la realidad, pues somos nuestro contexto y por eso lo
podemos transformar, así como el medio nos transforma permanentemente.