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Introducción:
Echar la red hacia el mar para pescar es una sensación llena de esperanza para todo pescador, pero
recoger la red llena de peces era la alegría más grande que ese grupo de pescadores podían
experimentar luego de un largo día de trabajo; era la culminación de un esfuerzo hecho en grupo, era el
merecido pago por su trabajo. Recoger la red vacía era todo lo contrario, era un sentimiento de
frustración y motivo justo de decepción.
Los pescadores saben cómo trabajar juntos, como un solo grupo, no se dan por vencidos con
facilidad, son valientes, trabajan con diligencia. Dentro del grupo de los 12 apóstoles se considera que
eran 7 los que eran pescadores. Todos habían entregado en cierta forma su vida, su tiempo y sus
habilidades a Jesucristo para seguirle, pero ahora Jesucristo usa algo que es propiedad de uno de ellos.
Las redes de los pescadores medían aproximadamente 5 metros de diámetro, en el borde de la red
habían unos plomos en forma de campanas, cada uno sostenía una parte de la red y luego eran lanzada
al agua; esperaban que se hundiese y luego daban tiempo para sacarla, tiraban de una cuerda que cierra
la red y luego la extraían con la cantidad de peces y todo lo pescado se echaba en la barca.
Pero hablemos de nosotros y de nuestro próximo proyecto; Dios ha escogido a ésta Iglesia así como
escogió la barca de Pedro, habían dos barcas, pero subió en la de Pedro; en nuestra ciudad hay más de
130 iglesias pero para éste proyecto lo ha escogido a usted, por eso vamos a dejar a la disposición de
Cristo nuestras vidas, nuestro tiempo y nuestras posesiones para que sean usadas por El.