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Lucas 5: 4
4
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar
INTRODUCCION
Vivimos en un mundo muy ocupado por las luchas, tribulaciones, desencuentros,
desánimos y por el otro lado nos perdemos el gozo de disfrutar a plenitud el regalo
de Dios. La vida.
DESARROLLO
En el pasaje en que reflexionaremos hoy es como un lugar en donde coinciden dos
corrientes de pensamiento, dos experiencias con enfoques completamente distintos.
El escenario es mas o menos el siguiente: El sol se va levantando despacio sobre las
montañas que rodean el mar de Galilea. El aire es fresco y puro. Algunas nubes
todavía están pintadas con los colores rojizos que pronostican un día caluroso.
El barco se va acercando lentamente a la orilla. Los pescadores levantan
gradualmente los remos, como si cada uno pesara cien kilos.
Con cara de pocos amigos Pedro y sus compañeros empiezan a limpiar sus redes
que se han ensuciado con algas, cangrejos y otros restos inservibles que ha dejado la
resaca. Simón dice:
-¡Yo no se por que me dedique a la pesca! El otro con cara de no dormir le
responde:
-Yo tampoco, ¡y que vamos a hacer!
Dejemos ahora a los pescadores y vallamos a otro lado del lago de Genesaret o
también conocido como el mar de Galilea.
El evangelio de Mateo en el capitulo 4 dice: 23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en
las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo. 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían
dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y
paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del
otro lado del Jordán.
El pulpito era muy inusual pero adecuado. La voz potente y clara del Redentor se
escuchaba con el trasfondo del ruido agradable y apaciguador que hacen las olas
cuando llegan a la orilla de la playa.
Parece que Jesús ya termino su discurso a las multitudes y entonces Pedro y sus
amigos quedan pasmados cuando escuchan la sugerencia del Maestro: “Boga mar
adentro y echad vuestras redes para pescar”.
Ellos están a un nivel que el agua les llega a las rodillas. Pedro responde: “Maestro
toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado”. Hace una larga
pausa y haciendo un gesto con sus manos como diciendo: ¿Qué puedo hacer?
Observa el rostro bondadoso de Jesús y agrega “mas en tu palabra echare la red”
Cuando empiezan a tirar se dan cuenta que no es nada fácil. Apenas pueden hacerlo.
Uno de los pescadores le dice a Pedro:
-¡Esto esta tan pesado que parece que pescamos al pez que se trago a Jonás!
-¡Cuidado! -grita el otro- la red no aguanta, se va a romper.
Cientos de peces grandes han quedado atrapados en la red.
Los ojos de Pedro y los pescadores parece que se sale de sus orbitas.
“Y habiéndolo hecho encerraron gran cantidad de peces y su red se rompía”
Cuando a ti te parezca que siguiendo tus propias formas de hacer las cosas, pero no
logras tener éxito; es el momento de escuchar y obedecer para que Dios haga
maravillas y te muestre como en sus manos esta resolver tus problemas cuando
aceptas que no es como tu quieres o como a ti te parece que se deben hacer las
cosas.