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CENTRO PARA LA REGIONALIZACION DE LA EDUCACION Y LAS OPORTUNIDADES CREO

ADMINISTRACION DE LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

LECTURA CRITICA

ARLENYS OVIEDO OVIEDO CÓDIGO: 20201232139 GRUPO 1

DOCENTE: MARÍA JABLEIDI PARRA

ASTREA-CESAR

2023
El impacto acumulado de la violencia y sus profundas consecuencias en la

sociedad colombiana durante décadas no frenaron la guerra. Durante mucho

tiempo las víctimas fueron negadas o justificadas como consecuencia inevitable de

los enfrentamientos armados entre grupos opuestos. Mientras tanto, la presencia

del Estado brilló por su ausencia en muchos de los territorios en conflicto, y la

sociedad civil, sobre todo la que habitaba en los núcleos urbanos, parecía

mantenerse al margen de algo que sucedía fuera de sus fronteras. En los

comienzos de los años sesenta, se trataba de salir de un régimen excluyente

dominado por las élites tradicionales, en una enconada lucha por el poder político

y la propiedad de la tierra que tuvieron un papel decisivo en el estallido del

conflicto. A pesar de los sucesivos intentos de alcanzar la paz, la voraz dinámica

de la guerra extendió de manera indiscriminada su llama de violencia hasta los

últimos rincones del país, cebándose de manera especial con la población

campesina. De hecho, más del 90 % de las víctimas pertenecen a la población

civil.

Detrás de las más de mil masacres, millones de desplazamientos forzados y

exilios, decenas de miles de secuestros y torturas o más de cien mil

desaparecidos, hay historias rotas de personas, familias y comunidades cuyas

experiencias no tienen cabida en las estadísticas del terror. Los diferentes grupos

armados; paramilitares, guerrillas, Fuerzas Armadas y Policía, actuando

frecuentemente por medio de estructuras y alianzas políticas, en muchas

ocasiones en colaboración con sectores económicos y amparándose

frecuentemente en la impunidad, son los máximos responsables de estos hechos.


Durante mucho tiempo, las víctimas de la guerra fueron negadas o justificadas

como consecuencia inevitable de los enfrentamientos armados. La presencia del

Estado fue escasa en los territorios en conflicto, y la sociedad civil parecía

mantenerse al margen de lo que sucedía fuera de sus fronteras.

El conflicto armado en Colombia no solo fue entre grupos armados, sino que

también involucró a entramados políticos y económicos, incluyendo actores no

armados como civiles y sectores de la sociedad. La lucha por el territorio se

mezcló con el narcotráfico, el blanqueo de capitales y proyectos económicos y

extractivos. El despojo de tierras y el desplazamiento forzado llevaron a la pérdida

de modos de vida y aumento de la desigualdad. A pesar de las pérdidas

incalculables en vidas humanas y sueños colectivos, la guerra resultó beneficiosa

para algunos sectores que acumularon tierras y propiedades, se enriquecieron con

el despojo y las economías ligadas al conflicto armado y al narcotráfico, o ganaron

poder político.

El conflicto armado afectó especialmente a la población campesina, urbana

empobrecida, pueblos étnicos, mujeres y niños en áreas marginales. El cansancio

y la desconfianza en un futuro compartido en Colombia generaron apatía e

indiferencia en parte de la sociedad. La lucha contra la impunidad ha sido una

demanda histórica, pero los mecanismos para enfrentarla han sido obstaculizados

y poco efectivos.
Como se ha podido observar Colombia ha tenido un impacto devastador en la

sociedad. Los discursos triunfalistas del Estado y las proclamas de las guerrillas

han generado desconfianza en un futuro compartido. La Colombia rural y

empobrecida, así como los pueblos étnicos y el mundo campesino, han sido

excluidos y vistos solo como fuentes de recursos o tierra para acumular, sin ser

considerados en un proyecto incluyente de país. A pesar de esto, una parte de la

sociedad colombiana ha luchado por defender sus proyectos de vida, resistir a la

guerra y luchar por sus derechos. Sin embargo, la lucha contra la impunidad ha

sido obstaculizada y los mecanismos para enfrentarla no han sido efectivos.

Muchas víctimas han dado su testimonio en busca de paz y convivencia, pero

también han sentido una profunda impotencia.

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