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La gama y la gamita fueron a ver al cazador

que vivía en el pueblo.


Cuando el cazador supo que venían
de parte del oso hormiguero,
revisó a la gamita y dijo a la mamá:
—Señora gama.
Ponga esta pomada en los ojos de su hija.
Lleve después a la gamita a un lugar oscuro.
Tendrá que estar 20 días en la oscuridad.
Después póngale estos lentes amarillos y se curará.

La mamá gama preguntó al cazador:


—¿Cuánto le debo?

El cazador sonrió y contestó:


—No es nada.
Pero tenga mucho cuidado con los perros.
En la otra cuadra vive un hombre que tiene perros.
Los perros atacan a los gamos.

Las gamas se fueron.


Algunos perros las corrieron pero no las alcanzaron.
¡Las gamas corren mucho!

En el monte había un árbol muy viejo y muy grande.


En el tronco de ese árbol había un hueco
que parecía una cueva.
La mamá gama llevó a la gamita al hueco del árbol
y tapó la entrada del hueco con pasto para que no entre luz.

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