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Cuando necesitas un botón para retirar

lo dicho
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón presenta lo
bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón presenta
lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Lucas 6:45 (RVA-2015)

¿Has pensado alguna vez en todas las innumerables maneras


que existen para hablar el uno con el otro? Podemos hacer
video llamadas con nuestros celulares. O usar con facilidad
nuestras computadoras para tener reuniones por internet. Y
desde luego, nuestros celulares nos permiten comunicarnos aún
estando en sitios remotos o viajando en lugares lejanos.

Una de mis maneras preferidas de hablar con mis amigas es con


una aplicación del celular que funciona algo así como un
antiguo walkie-talkie. Te permite hablar en tiempo real con la
otra persona que tiene la misma aplicación. O, si estás ocupada
en ese momento, la aplicación retiene el mensaje del remitente
hasta que tengas tiempo para abrirlo y escucharlo.

Esta aplicación en particular tiene una herramienta que se


llama el botón de recall, para retirar lo dicho. Así que, si dejas
un mensaje para alguien pero luego cambias de opinión y no
quieres que lo escuchen, esta aplicación te permite retirar el
mensaje. Nunca sabrán lo que hayas dicho y podrás dejar otro y
mejor mensaje en su lugar.

Una amiga íntima mía suele usar mucho este botón.

El otro día, ella explicó que muchas veces ella habla demasiado
rápido o no termina de pensarlo bien antes de hablar y dejar su
mensaje. Como resultado ella decide retirar el mensaje e
intentar de nuevo.

Después bromea, «Ahora, ¡si solo tuviera un botón para retirar lo


dicho para mi vida real!»

¿Sabes?, ¡es posible que tenga razón!


Pienso en todas las veces que me he arrepentido de mis
palabras. Quizás dije algo apresuradamente, o no elegí bien mis
palabras y envié un mensaje impreciso. Pero usualmente
hablaba airadamente o con frustración y como resultado me
arrepentía de mis palabras.

Honestamente, el problema real no está en el hablar. El


problema está en el atesorar.

El versículo clave de hoy dice, El hombre bueno, del buen


tesoro de su corazón presenta lo bueno; y el hombre malo, del
mal tesoro de su corazón presenta lo malo. Porque de la
abundancia del corazón habla la boca (Lucas 6:45). ¿La
traducción libre? Hablarás lo que tienes atesorado en tu
corazón.

Si atesoras resentimiento hacia alguien, ese resentimiento


saldrá algún día como palabras enfadadas.

Si atesoras rencor por una herida en el pasado, podrás


encontrarte en una situación donde das una crítica cáustica.

Si atesoras en tu corazón el no perdonar, podría subir a la


superficie, saliendo como burbujas de palabras desagradables.

Hablarás lo que atesoras en tu corazón.

Para reducir las posibilidades de hablar palabras poco


cariñosas, necesitamos ir constantemente a Dios y pedirle que
revele cualquier sentimiento destructivo ocultándose en las
esquinas oscuras de nuestros corazones. El rendir estos
sentimientos corrosivos y dañinos a Él nos podrá prevenir decir
palabras, de las cuales luego nos arrepentiremos. El
predicarnos esta pequeña frase nos puede ayudar: No digas
algo permanentemente doloroso simplemente porque estás
temporalmente molesta.

Cuando nuestra oración y objetivo es decir palabras amables,


no tenemos tanta necesidad de un botón para retirar lo dicho en
nuestras bocas. En cambio, nos encontramos esparciendo
palabras dulces alrededor nuestro, mejorando nuestras
relaciones interpersonales y evitando un sinfín de
remordimientos.
Padre, ayúdame a atesorar lo que es bueno en mi corazón y no
permitas que los malos pensamientos y sentimientos tomen
lugar en mi corazón. Quiero que al hablar, mi boca derrame
bondad y amabilidad. En el Nombre de Jesús, Amén.

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