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Habitar el vacío

Un recorrido por la poesía


de Hugo Mujica

SILVIA CAMPANA
(UNSTA - ALALITE, UCA)

ANA RODRÍGUEZ FALCÓN


(ALALITE, UCA)

Introducción. Un vacío atraviesa la obra de Hugo Mujica


Hay que adentrarse
en el desierto
para dejar atrás los espejismos;

hay que volver


a embriagarnos en la fuente:
hay que regresar a la sed.

Hugo Mujica,1 poeta argentino, poeta del silencio, de la espera, del


vacío, de la ausencia y del desierto es el que hemos elegido, de un
modo desafiante y, quizás atrevido, en relación a la convocatoria de
este congreso, la dinámica del espacio. Su poética se enraíza en su
formación filosófica y teológica, en sus años de silencio monástico,
en su despliegue estético en la plástica, abismado por la belleza que

1 Nació en Buenos Aires en 1942. Estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Fi-
losófica y Teología. Esta gama de estudios se refleja en la variación de su obra que
abarca tanto la filosofía como la antropología, la narrativa como la mística y espe-
cialmente la poesía.

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se nos abre misteriosamente a través de un desierto que evoca, por 1. El espacio gráfico: del vacío en la página al poema que
momentos, a los místicos de todos los tiempos. surge del silencio
En el recorrido a través de su ya vasta obra encontramos las huellas
de aquellos autores que perfilan su propia identidad: Heidegger y Nietzs-
La reflexión sobre el espacio abarca páginas incontables en las dis-
che, la mística del maestro Eckhart y de Thomas Merton, la poesía de
ciplinas más diversas. En el contexto poético de nuestro autor el
San Juan de la Cruz y de Hölderlin, por mencionar los más destacados.
espacio define su poesía desde la misma exterioridad o materiali-
Afirma con su obra que la primacía la tiene la palabra poética ya que “el
dad pues la gráfica que diseña lo define en su originalidad perso-
poeta, al decir la palabra esencial, nombra con esta denominación, por
nal. Antes de adentrarnos en ella podemos preguntarnos sobre qué
primera vez, al ente por lo que es y así es conocido como ente. La poesía
espacio hablamos, cómo pensar el vacío, el silencio. Afirma Mujica
es instauración del ser con la palabra” (Heiddeger, 1988: 137). El filósofo
en su ensayo “Poéticas del vacío” que “el vacío […] aparece como
y el poeta se reúnen en esta cita, que nos permite hablar de un poetizar
el lugar, la fuente, donde un sentido nace, donde algo inédito de la
que piensa o un pensamiento poetizante. Y así define Mujica al poeta:
vida misma en su inagotable trascendencia encuentra el espacio
Poeta es […] aquel vidente que percibe a través de las presencias, la ausencia
necesario para decirse, para entregarse a ser creada. Donde se da
que las sostiene y las revela: la ausencia de la cual toda presencia es testimo- a nacer” (2009: contratapa). Es decir que entiende el vacío como
nio. Poeta es, en definitiva, el auscultante que escucha en y a través de las lugar de origen, fundante.
palabras que dice, el silencio que las dice y en ellas se dice. Frente a la meta- Recurrimos a Heidegger, autor que claramente influye en su
física, al “peligro de los peligros”, Heidegger hace suyas las palabras de Höl- pensamiento, para reflexionar sobre el espacio. Desde la escucha del
derlin, Heidegger hace suya la misma esperanza: “Cercano, difícil de captar lenguaje el espacio habla de “espaciar” y esto significa “desmontar,
es el dios. Pero donde abunda el peligro, crece lo que salva”. (Mujica, 2007:22) despejar la selva”. Y afirma el filósofo alemán en “El arte y el espacio”
que “el espaciar trae lo libre, lo abierto para un establecerse y habitar
El poeta es en origen escucha y escucha que brota del silencio y se el hombre” (Heiddeger, 1969: 3). Es decir que el espacio, aquel ante
transformará en palabra que dice lo todavía no-dicho y Mujica-poeta el cual todo hombre siente un vértigo indecible, puede transformarse
es caja de resonancia de la ausencia que reclama presencia, de la som- en lugar –más limitado- donde acontezca el habitar, ya que “el lugar
bra que aspira a la luz, del nombrar y del callar, del desierto y el vacío abre cada vez una región, en cuanto reúne en ella las cosas en la co-
que se transforman en ¿lugares?. El vacío es un no lugar, en general, pertenencia”. Se establece un juego entre arte y espacio del cual el
pero en la poesía de Mujica se anda, se recorre, se atraviesa y esta es poeta en su libertad no queda excluido.
su originalidad. Así como “la ausencia se alberga”, en el vacío se mora. Surge entonces la pregunta ¿qué ocurre con el vacío del espacio?
Toda su carga poético-semántica lo atraviesa. ¿Es sólo una carencia? ¿Es no-ser? ¿Es tiempo de espera, de transi-
A partir de un recorrido por la poesía del autor se intentará describir ción? Heidegger afirma que:
las características de este espacio singular, el cual suele abrirse entre dos
lugares, como la palabra que brota del silencio y vuelve a él; como aquél Bastante a menudo aparece sólo como carencia. El vacío rige entonces
que habita en el desierto y en él sacia su sed, porque “el habitar poético como la falta de un llenado de huecos e intervalos. No obstante, es pro-
es un habitar en lo abierto (…) un responder”. Nos detendremos en su bable que el vacío esté justamente hermanado con lo propio del lugar y
última obra, Al alba los pájaros (2007), antología poética que recorre su por ello no sea un faltar sino un producir. […] En el verbo leeren, vaciar,
poemario entre 1983 y 2016 y, también, en relación a la temática aborda- habla el Lesen en el sentido originario del reunir, que reina en el lugar.
da, consideraremos especialmente el ensayo poético-filosófico Poéticas […] El vacío no es nada. Tampoco es una carencia. En la encarnación
del vacío (2009) donde, a lo largo de cinco textos, nos mostrará “una plástica el vacío juega en el modo del fundar buscador-proyectante de
ausencia que llama y una presencia que responde, una respuesta que se lugares. (1969: 5)
vuelve presencia, que se plasma texto, en ese responder” (2009:14). El
movimiento interno, esencial de su poética marca el ritmo de este traba- El vacío es proyecto, es el que prepara el lugar y lo funda. Y esto se
jo que se desplaza del espacio gráfico al espacio exterior y, desde ambos, advierte en la poética de Mujica pues es vacío también la no-palabra,
el salto hacia el corazón de su obra, a su intimidad más íntima como el silencio, el desierto, la sed, la ausencia, la carencia de la cual el
espacio habitado por la paradoja del abismo y la plenitud. hombre en su finitud forma parte. No se percibe el vacío como aquel

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que genera temor, es una noción más cercana a la positividad con El silencio es una huella que debemos seguir sin saber hacia dónde va-
que lo considera la filosofía oriental de la cual el mismo Mujica re- mos ya que es necesaria la renuncia, vaciarnos, para poder reconocer
conoce la influencia, herencia heideggeriana no tan difundida (cfr. lo “sin nombre”, en una búsqueda constante que nos define desde la
Martín Morillas, 2003: s/p). Las religiones orientales, hermanadas herida que somos. Afirma Rodríguez Francia que “la poesía de Mujica
con el vacío, no confunden la vacuidad con el vacío nihilista, ya que remite constantemente a un plus presente de manera constante, pero
es el estado de conciencia anterior a la definición de la realidad, una al mismo tiempo inasible. Y también remite a una ausencia que en
oquedad que entraña toda la potencia para existir y devenir. Esto im- forma permanente siente y persigue, en una suerte de anhelante pere-
plica el término Sunyata (Shuniata), lo que no tiene entidad concreta, grinaje. […] Ello produce esa consecuencia de “cavar el verso” mallar-
fija, que a la vez es base, fuente de todo lo manifiesto, pues posee un meano, a través del gran blanco de la página; el espacio-silencio entre
potencial creativo infinito. palabras” (Rodríguez Francia, 2007: 50). Cada espacio en blanco de
Mujica no sólo refiere al vacío en sus poemas sino que también lo este poema nos sumerge en esta hondura, en este silencio oyente del
dibuja en la hoja, pues los espacios en blanco que diagraman sus poe- que la palabra es testigo y cada oyente se transforma en una caja de
mas significan, ya en el tiempo como silencio, ya en el espacio como resonancia de silencios, vacíos y esperas.
vacío. Es una pregunta recurrente en las entrevistas que concede el Comprendemos, entonces, que el vacío manifestado en el espacio
misterio que envuelve el dibujo de sus poemas. En ocasión de la pre- en blanco, el silencio del cual surge el poema, se transforman en ocul-
sentación de su obra Lo naciente. Pensando el acto creador responde al tamiento y manifestación en la estética del poeta Mujica. Podríamos
periodista Llanos Gómez respecto de la disposición de los poemas en distinguir con Álvaro Pineda Botero entre el silencio exterior al poema
la parte inferior de la página: (página en blanco), el silencio interno que abre el espacio para el en-
caje de los elementos unos en otros y el silencio ausente que directa-
Yo no sé el motivo por el que hago lo que hago, […] para mí es parte de mente refiere a la interioridad del poeta. Nos abre a “la dialéctica de
la composición. Para mí la espacialidad o la diagramación o maquetación lo interno y lo externo, de lo presente y lo ausente […]. Hay una lucha
[…] de la página es parte de la expresión. Yo cuando escribo, aún en borra- entre el decir y el callar […]. Los espacio blancos son la armadura
dor […] avanzo con el diagrama; para mí es parte de la escritura. Así como,
donde se instala la obra” (Pineda Botero, 1987: 141-171).
de alguna forma, lo que trato de transmitir es el silencio del que la palabra
acontece, también ese silencio se hace espacialidad en la página donde
Esto nos conduce de lleno al tratamiento de su obra desde ese
predomina un espacio de gratuidad o de vacío, en el cual las líneas tiene vacío que se torna fundamento del espacio poético en el cual podemos
espacio para resonar y jugar. […] El hecho de que la poesía aparezca en la distinguir entre el espacio exterior, universo o mundo ideal y material
parte inferior y no colgada responde a una ley plástica: lo de abajo ha de en el cual vive el poeta, y el espacio interior como espacio literario en
pesar más que lo que está encima; es una metáfora puesto que las palabras el cual confluyen la percepción y la sensibilidad personal, el mundo
ascienden. (Llanos Gómez, 2008: s/p) vivido del poeta.

El espacio que predomina es entonces “gratuidad o vacío”, términos


que ve relacionados y se transforman en don que nos conduce a un 2. El espacio exterior: entre el cielo y la tierra,
plus, a un más, un desborde que estará reflejado en el poema:
el vacío de la espera
También el silencio
es huella, “Andar es no tener un lugar”. (Certeau, 2000: 166)
huella y seña
hacia lo sin nombre “En el anonimato del no lugar es donde se experimenta
solitariamente la comunidad de los destinos humanos”.
hacia lo que solo (Augé, 2000: 122)
se escucha
en la renuncia
a nombrarlo. Hugo Mujica comienza su Poética del vacío afirmando que “[e]n el
(“Cuando todo calla”: 254) principio no hay nada, después hay después, algo, una marca en el

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tiempo, un es. Lo que el vacío, la nada, lo imposible o la ausencia, El sujeto poético de los poemas de Mujica habita un mundo que
dispersaron, dieron el ser” (2009: 13). La palabra, el ser, el tiempo y es, en sí mismo, un lugar de tránsito o un no lugar. Esto se ve reflejado,
el espacio surgen de una nada inicial que se hace presente en los poe- a modo de ejemplo, en el poema 32 de Brasa blanca:
mas gráficamente, como hemos visto, en el ancho espacio vacío que
anticipa la palabra poética. También se expresa desde la palabra, en el cada uno al borde
de cada uno
mundo que el poeta erige.
Los poemas de Al alba los pájaros presentan desde el comienzo a viajeros
un yo desterrado y herido,2 habitando un espacio y un tiempo de au- perdidos entre tanto no partir
sencia y de espera. Estos se yerguen en un espacio límite –aunque sin
límites, bordes ni orillas–, un espacio entre lo imposible que ya no es y niños saludando trenes
lo que será, pero que todavía no llega.
La palabra poética brota en este espacio intermedio de un ser en o
en la playa
tránsito. El yo poético, como caminante de la ciudad o del desierto,
oteando hacia lo siempre lejos
en la noche o en el alba, se encuentra suspendido en un no tiempo y
un no lugar, testigo de un pasado que lo ha herido y a la espera de un hacia el llegar de toda partida. (2017: 28)
otro que vendrá. Hay vacío en el origen, vacío al final del recorrido y
el camino es un vaciarse de sí para alcanzar la meta. En Sonata de violoncelo y lilas (1984), el sujeto poético identificará su
¿Se puede vivir de tránsito? ¿Se puede morar en el vacío de un vida con una sala de espera:
nombre y de un lugar? Marc Augé, en su libro Los no lugares. Es-
pacios de anonimato (1992) entiende por estos, lugares propios a medida de un abismo
y característicos de la época en la que vivimos a la cual denomina sin medida, o de
“sobremodernidad”.3 La hipótesis defendida por el autor es que “la toda la tierra apretada
en un guijarro
sobremodernidad es productora de no lugares, es decir, de espacios
que no son en sí lugares antropológicos”(2000: 83). Se trata de lugares o de aquí,
de tránsito y de ocupaciones temporarias, como pueden ser las rutas o en el largo banco de mi sala de espera. (2017: 80)
autopistas, aeropuertos, supermercados, cajeros automáticos, hoteles
u hospitales, salas de espera y estaciones ferroviarias.4 El espacio del La vida es concebida como una partida. No hay hogar o refugio, sino
viajero se convierte en un arquetipo de no lugar (2000: 91); espacio camino: “al final la casa /es siempre atrás // como el umbral /de la des-
que, para Augé no es fuente de identidad propia, sino compartida, pedida, el del adiós frente / a un camino nunca trazado (...)” (Noche
aunque sin relación con un otro, tan solo de contacto por similitud o abierta, 2017: 186). La vida es “puerta en medio del campo: /lindero y
referencia en la soledad (2000: 107). Para este autor se trata de lugares puente entre dos afueras” (Sed adentro, 2017: 202)
reales, existentes, y en esto se distancia de Michel de Certeau, autor de Se parte de una ausencia, de lo que ya no está pero alguna vez
quien toma el concepto de no lugar y a quien nosotros abordaremos estuvo, y a lo que no se puede regresar. Dice, por ejemplo, en el poema
en el próximo apartado. II de Brasa blanca (1983): “brisa blanca / el ir sin regreso” (2017: 17).
El yo poético debe morar en la ausencia y en la partida de lo que ya no
es ni está: “clepsidra de sal / el habitar partidas” (2017:18). El punto de
2 El primer poema de Brasa blanca comienza: “destierro de tierra/ el hombre / y su partida que ya no está, y que es la nada, es también un tú que con su
dolerme” (2017: 13). partida ha dejado huérfano y desamparado al yo poético: “de otras or-
3 Ella se caracteriza por tres excesos: de acontecimientos, de espacios y de ego (o fandades / mis gestos, / de la tuya / el yéndote que me despoja” (2017:
“individualización de las referencias”) (2000: 34-43 y 112). 38); y en otro poema: “lo huérfano de ser tu hijo” (2017: 47).5
4 “La madeja compleja, en fin, de las redes de cables o sin hilos que movilizan
el espacio extraterrestre a los fines de una comunicación tan extraña que a me-
nudo no pone en contacto al individuo más que con otra imagen de sí mismo” 5 Podemos sumar también el poema 31 de Brasa blanca cuando dice: “del soplo de
(2000: 84-85). tu luz/ mi sombra // y / el encendido tatuaje / de tu irte: (...)” (2017: 27).

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El punto de llegada también es incierto, sin embargo se es- 3. El espacio interior: la herida donde el poeta habita
pera: “Leños de sombra / alumbran esperas” (2017: 18). Se habita
en la espera, se avanza, pero nunca se llega: “este nunca llegar/ al “Se trata de soportar el desgarro (...)
fondo de nada / que acaso sea / fondo de todos” (2017:38). Dice Existencialmente:
en el poema “Vislumbre” de Sed adentro: “Adelante no es lo que se sin que los bordes de la herida se junten”
mira/ es lo que no se sabe, / es el saber del no saberse. // (El viento (Poéticas del vacío, 2017: 33).
y la ausencia lo anuncian: / la noche no es no ver, es ver la noche.)”
(2017: 203). Cuando Marc Augé desarrolla el concepto de no-lugar, reconoce su
El poeta se encuentra “entre” un destierro (una patria deja- fuente en La invención de lo cotidiano de Michel de Certeau, aunque
da, un tú que se ha ido) y un venir de un tú que no llega y que él se distancia de él, estableciendo algunas distinciones. Es interesante
espera. ¿Cómo vivir en ese espacio de noche, de desierto? Cada pensar que la diferenciación entre uno y otro pueden servir para ar-
estrella, cada relámpago es herida y es bastón que sostienen la ticular el movimiento exterior e interior propio de la poesía de Hugo
espera: Mujica en relación con el vacío como morada.7
El concepto de no-lugar se despliega en La invención de lo coti-
Alto, diano de M. de Certeau, pero tiene un mayor desarrollo en un artícu-
lejos, por apenas
lo anterior, del 73, en torno a los Ejercicios Espirituales ignacianos
un instante
la nervadura de un relámpago
que escribe en respuesta a otro texto de Roland Barthes (“Sade, Fou-
incendia de blanco mis ojos, rier, Loyola”)8. Para nuestro autor, el concepto de lugar se relaciona
con la idea de límite: “Practicar situaciones ‘al límite’ es la condición
después todo regresa a lo oscuro, necesaria de un actuar ‘que puede conducir de un lugar a otro’, acti-
pero ya no es sólo sombras: vidad primaria en la confrontación y el encuentro con la alteridad”
son huellas de lo perdido. (Di cori, 2015: 91).
(Y siempre después del viento, 2017: 237)6 Entre un lugar y otro se abre un espacio intermedio, que es para
de Certeau también “zona límite”; se trata de un “no-lugar”, “un ins-
Si en Marc Augé nuestro mundo se caracteriza por ser un sitio donde tante de desequilibrio” que ocurre en el paso “entre dos zonas colin-
“los lugares y los no lugares se entrelazan, se interpenetran” (2000: dantes”, cuando “se está a punto de abandonar un lugar y uno se en-
110) y, donde los no lugares no constituyen en sí, como ya hemos cuentra en el vestíbulo, en tránsito (...)”. En este umbral es donde a
mencionado, lugares antropológicos, en la poesía de Mujica, el mun- menudo se dicen “las palabras importantes” (di Cori, 2015: 91).
do es un no lugar, espacio vacío de viajeros que han partido y que no No estamos ahora hablando de un espacio físico y real, como en
tienen más morada que esta, mientras esperan en soledad hermanada el caso de M. Augé, sino de un espacio interior que, sin embargo, po-
la llegada del tú. En nuestro autor el no lugar sí se vuelve lugar antro-
pológico, imagen del ser.
7 “Andar es no tener un lugar”, señala Michel de Certeau en La invención de lo
cotidiano, y agrega: “Se trata del proceso indefinido de estar ausente y en pos de
algo propio” (2000: 116). Este autor realiza una distinción entre los espacios y
los lugares distinta a la de Augé. El lugar implica “una indicación de estabilidad”
mientras que “el espacio es un cruce de entidades móviles”; “el espacio es un lugar
practicado”. Se parte de un lugar, pero se transita un espacio. El lugar es en sí mis-
mo, apertura y límite. Estos dos términos tomados por de Certeau de una tradición
6 Otros poemas que tienen como motivo el relámpago y el tajo, como herida y anterior, adquieren en él densidad semántica ligada “a su experiencia espiritual y
luz son el poema 33 de Brasa blanca: “herida blanca / taja el relámpago / la noche // religiosa, como también a diversas áreas disciplinares —de la geografía a la semió-
bastón de ciegos/ la espera” (2017: 29). O en el poemario Cuando todo calla: “Como tica, de la historia a la urbanística, al psicoanálisis, la teología y las artes visuales”
un relámpago / que no se extingue/ esa otra luz/ que nos encandila// la que cegados / (di Cori, 2015: 88).
llamamos noche/ como llamamos muerte/ al exceso final/ con que nos desborda / la 8 De Certeau se distancia de Barthes y de Didi-Huberman en su concepción de
vida” (2017: 260). Entre otros. lugar (Di cori, 2015: 91).

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see, como el aquel, carácter de transitoriedad, de movimiento entre Conclusión: ¿Locura o amor? / Habitar en lo abierto
dos puntos, lugar de soledad y de repliegue interior.
El pasaje del mundo habitado por el poeta al mundo interior de “...donde abunda el peligro, crece lo que salva” ...
sí mismo podemos verlo mediante el tránsito del verbo estar al verbo
ser. El yo poético habita la ausencia y el vacío, pero también es –o debe Es bueno comenzar a pensar el cierre de esta ponencia con las mismas
llegar a ser– ausencia y vacío. Dirá en el poema “Hasta azularse”: “(...) palabras del poeta:
Lo primero no es ir, / lo primero es dejar de estar, // ser la propia au-
sencia, / el vacío sobre el que no apoyándose / se anida.” (Sed adentro, Al final no habrá final
2017: 200). habrá entrega:
Señala de Certeau que el tránsito por un no-lugar implica la bús-
queda de ruptura, la apertura de una fractura que permite “introducir ese salto
sin orilla desde donde darlo,
una alteridad en la monótona lógica de la secuencia del mismo que no
ese saltar al vacío
puede producir ningún cambio” (di Cori, 2015: 98). Más que un cami- desde el que una vez
no, se trata de un “punto de fuga, un espacio vacío y abierto, margen llegamos,
y umbral sobre los cuales se abre un deseo que puede expresarse solo
en estas situaciones de tránsito” (2015: 98). El deseo procede del vacío esa entrega
silencioso, que provoca una apertura y una palabra, y de ella deriva para la que nos fuimos
luego un hacer. vaciando. (2017: 259)
Hombre es, en la poesía de Mujica, “un vaso apenas / rajado (...)”
(Brasa blanca, 2017: 48), o “un guijarro partido” (2017: 49). Es un El vacío está al comienzo, está al final y está a lo largo de todo el ca-
vacío o un vaciarse constante, por las grietas y heridas que se abren. mino. Hay que morar el vacío, vivir en el espacio intermedio, habitar
De ahí el dolor, la herida y la sed que lo invaden. Su alma es hueca: el entre. Entre la nada y lo que viene, está la vida, lo que somos. Un
“Ya soy casi mi hueco. mi cuenco al rojo” (2017: 50). El agua no llega alma hueca y sedienta, una herida, una grieta en un muro, un vaso
a saciar nunca, las palmas son “de arena”, el agua se absorbe y no rasgado. Entre el cielo y la tierra, la lluvia y los pájaros, está el hom-
llena el pozo. El alma es un vacío que hay que encarnar. Es sedienta bre. El vacío no se llena nunca, porque las manos son arena. No hay
y transparenta lejanías. Nos pone en evidencia aquello que nos falta, bordes, no hay orillas, hay partidas y hay llegadas. El sujeto poético
aquello que anhelamos. de Mujica vive también en el entre de la locura del pensarnos náufra-
El ser interior es un reflejo del exterior, o al revés, el mundo que gos de nuestro vacío o navegantes de la mirada de un tú. Y el camino
habita el poeta es un reflejo de su intimidad: “Cuando la lejanía / late que lo salva no es el paso que dé hacia adentro o hacia afuera; es el
adentro/ es que el adentro / ya es afuera; // es haber llegado al alma,/ otro, que llega y sorprende: “(...) Es cuando no buscamos, / que lo des-
a ese hueco de nadie, / que en cada uno se abre todos” (Cuando todo conocido llega, / es cuando viene lo otro/ que nos trae lo que somos”
calla, 2017: 251). La herida, la grieta, el tajo y el relámpago unen el (Barro desnudo, 2017: 267).
interior y el exterior en su apertura hacia un otro fuera de sí: “Hay El otro viene a salvarnos de nosotros mismos, de nuestros ensi-
tajos / que son de amor / que nos abren un adentro; // hay tajos/ esos mismamientos. Cuando llega habilita la entrega que se produce en la
mismo tajos, / que nos salvan de nosotros: / que nos regalan su afuera” espesura del bosque, en un ahora que no tiene ayer ni mañana.
(Cuando todo calla, 2017: 256).9
Bosque,
espeso bosque y
entre brisa y follaje
la luz titila,
la seña llama.
9 El relámpago exterior y el tajo interior son para Mujica en Poéticas del va-
cío, imágenes de la “herida de amor” de la que habla san Juan de la Cruz en diá-
El camino
logo con el Cantar de los Cantares y, por tanto, adquieren fuertes resonancias
místicas. no es hacia adentro

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ni se extiende afuera, las posibilidades. La propia interioridad vaciada y a la vez abierta es


es el del paso morada “donde lo incierto se calma, lo fugaz se demora” (2009: 125) y
que no podemos dar: donde el huésped entra, sin rostro, de paso “[…] llega hasta nosotros
es el del otro
sin que podamos hacer otra cosa que dejarnos visitar” (2009: 131).
que viene a darse.
(Barro desnudo, 2017: 287)
Desierto, huella, vacío, silencio, agua y sed, ausencia y hospeda-
je, herida… términos que forjan un camino al que estamos invitados,
camino que nos hermana en la herida, en el deseo, en la búsqueda del
La apertura al otro se pone de manifiesto en la poesía de Mujica pro- agua que sacie la sed porque
gresivamente y es más evidente en los últimos poemarios. El otro au-
sente aparece, llega, se acerca con la lluvia, con la luz, con el viento. Y Hay que adentrarse
se da. En eso consiste el camino. Todo esto ocurre en la espesura del en el desierto
bosque que nos recuerda a Juan de la Cruz, donde la luz titila, donde para dejar atrás los espejismos;
la seña llama.
hay que volver
Mujica dirá en su ensayo Poéticas del vacío, que “la poesía es vi-
a embriagarnos en la fuente:
sitación, irrupción; el poeta acogida: vacío de sí. Nada y sed. El poeta hay que regresar a la sed. (Mujica, 2011: 18)
no escribe para llenar ese vacío: lo mantiene abierto escribiendo (va-
ciándose)” (2009: 79). Y más adelante en el ensayo añadirá: “El poema
es la soledad, la soledad que él mismo crea, la que la poesía habita.
Soledad desde la que nace dándola a luz. (...) El poema nos deja so-
Bibliografía
los, nos hace solos” (2009: 89-90). Retomando la idea de no lugar
Augé, Marc, 2000, Los no lugares, espacios de anonimato. Una
presentada por de Certeau y reelaborada por Augé, podemos pensar
antropología de la sobremodernidad. Barcelona, Gedisa.
que, en Mujica, en función de lo recién expresado, la palabra poética
se convierte en sí misma en lugar de vacío y no lugar. El momento de Certeau, Michel de, 2000, La invención de lo cotidiano. I Artes de
enunciación de la palabra poética se vuelve un no lugar al que accede Hacer, México D.F., Cultura libre.
el poeta en un vacío de sí y en ausencia, donde le es dada la palabra, Di Cori, Paola, 2015, “ ¿Qué es un lugar? La topología espiritual de
que es un otro, un don. El vacío es la fuente de posibilidad que permi- Michel de Certeau, en La Torre del virrey. Revista de Estudios
te el encuentro con lo otro. Y ese otro salva. La poesía salva, el prójimo Culturales, [en línea] N 17 2015/1, 86-100. http://www.
salva, dios salva. Sin embargo, cuando lo nombramos, desaparece, se latorredelvirrey.es/wp-content/uploads/2015/10/10_DiCoriLTV17.
convierte en nueva ausencia, nuevo deseo de búsqueda que nos pone pdf
en movimiento, –como a la amada del Cantar de los Cantares– y nos Heidegger, Martin, 1988, “Hölderlin y la esencia de la poesía”, en Arte
invita a salir de la nada que somos, vaciarnos y saltar al vacío de lo y Poesía, Fondo de Cultura Económica, México.
que será. Al final, el final no es nuestro movimiento hacia afuera o ha- –––––––––––––––––, 1969, El arte y el espacio, Erker Verlag, St.
cia adentro. Son las grietas y heridas que nos han ido vaciando y que Gallen. Traducción al castellano del original alemán de Dina
permiten el ingreso del otro que irrumpe y salva. Picotti. Apuntes de cátedra UNSTA.
Este “entre” manifestado en la herida, en el desierto, en el vacío Llanos Gómez, 2008, Hugo Mujica y el acto creador, Entrevista: Hugo
señala, entonces, una espera, un tiempo kairológico, de salvación, de Mujica (2) [en línea], en Espéculo (UCM), n° 37. http://www.
expectación, a la espera del don, del huésped que “entra, no golpea:/ se biblioteca.org.ar/libros/151396.pdf
sabe esperado: ve lo abierto iluminado, lo antes que todo:/ la espera” Martín Morillas, Antonio, 2003, La nada en el segundo Heidegger
(Mujica, 2009: 124), porque “el poeta acoge callando./ La escucha se y el vacío en oriente. Hermenéutica contrastativa, [en línea]
dice. El escuchar habla:/ el silencio da” (2009: 126). Este es el dina- Tesis doctoral. Departamento de Filosofía. Universidad de
mismo de la poética de Mujica, el vacío se torna en “lugar” de todas Granada. https://hera.ugr.es/tesisugr/16760268.pdf. Consultado
las posibilidades, en apertura hacia ese huésped poético que viene a 10/05/2028.
habitarnos, a sorprendernos, inaferrable, inasible y abierto a todas

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