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Detrás del arcoíris ||L.S.

Yours Sincerely, Mafer.

Published: 2022
Source: https://www.wattpad.com
||Dedicación.

Esta fanfiction tiene diferentes dedicaciones:


Para mi papá, que decidió alzar las alas y volar sobre el
cielo el 30 de Agosto del 2015. Que decidió que verme
desde otro lugar sería lo mejor, y que siempre estará
conmigo, en mi corazón. Te amo, papá, y esta novela va
dedicada especialmente a ti. Gracias por enseñarme el valor
de la vida, por brindarme fuerzas cuando más lo necesitaba
y por apoyarme hasta el final. Sé que supiste por mis tíos
antes de irte que yo escribía, yo nunca te lo dije y lo
lamento tanto. Pero esto es lo que hago, y ahora lo hago por
ti. Porque sé que te sentías orgulloso de mí y yo me siento
orgullosa de ti.
Para las personas que constantemente tienen que
esconder su homosexualidad o cualquier diversidad sexual
que posean debido a las criticas constantes que reciben.
Para las personas que tienen miedo de aceptarse a sí
mismos por las cosas negativas o ideologías erróneas que
tienen acerca de la homosexualidad. ¡Sean fuertes!
¡estamos juntos en esto!
Para todas las personas que murieron a causa de los
homofobicos, a causa de las críticas, a causa de los insultos
verbales y agresiones físicas al tener una sexualidad
completamente normal.
A todos los que murieron en las marchas anti-gay, a todos
los que han muerto a causa de la religión islámica que
prohíbe la homosexualidad.
A todos aquellos que se han suicidado porque no soportan
el ser molestados por ser ellos mismos.
Para aquellos que usan a la iglesia, la biblia y a Dios
mismo como pretextos para poner a las personas en contra
de la homosexualidad.
Para las comunidades gays de toda la República Mexicana
y diversos países de habla hispana.
Para mis amigos que me apoyaron en todo cuando estuve
a punto de caer y me obligaron a terminar lo que ya había
comenzado.
Para mi mamá, que siempre dijo que ser homosexual era
un error. Porque le quiero demostrar que eso no es cierto y
que somos personas, simplemente. Que es una sexualidad,
explicada de la manera más sencilla, no es malo abrir tu
mente y ver la realidad de las cosas. A pesar de todo te
quiero, mamá. Pero no cambiaré y estoy orgullosa de lo que
hago. Algún día leerás esto y espero que tú también te
sientas orgullosa de mí.
Para aquellos que juzgan mal esta obra por tener un tema
tan ''tonto'' y tan ''asqueroso''.
Para la gran comunidad de HSLCM, que aunque ya no
formo parte de ella y que gracias a mí tuvimos nuestras
grandes diferencias y cree abismos entre nosotros, fueron
los primeros lectores de esta fanfiction y que me apoyaron
desde el principio. ¡Gracias por apoyar e impulsar este gran
proyecto!
Pero principalmente a ustedes, a los lectores de esta
fanfiction que hacen que este sueño se convierta en una
realidad. Porque esto no es mío, es nuestro. Para ustedes.
¡Muchas gracias a todos ustedes que se toman la
molestia de leer la obra aunque sea por curiosidad! De
verdad gracias por leer, aportar sus testimonios... Sus
leídos, sus votos y sus comentarios se los agradezco mucho,
aunque claro, no hay problema si no hacen alguna de esas
cosas ¡no se preocupen! Lo importante es que lean y lo
disfruten.

Los amo y los adoro:D


''Muchas personas dicen que la homosexualidad es una
decisión, si así fuera, entonces todos habrían decidido ser
heterosexuales porque nadie elegiría una vida llena de
señalamientos, intolerancia y discriminación''.
''No están luchando contra el matrimonio gay, no están
luchando contra tener un hijo gay. Están luchando por el
amor ¿quién en su sano juicio lucha por el amor?''
Yours Sincerely,
Mafer.

||
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DISTRIBUCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTA OBRA, ESTA
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TODO, NO TE METAS EN PROBLEMAS INNECESARIOS.
CallMaferMuñoz.
||Prólogo.

Doncaster, Reino Unido.


Noche Buena de 1997.
—Míralo, míralo Joanna. ¡Sólo obsérvalo y dime si no
parece un maldito homosexual! —gritó él.
Joanna volteó la cabeza y miró con temor a su hijo de seis
años que jugaba con torpeza mientras se balanceaba por la
habitación en unos zapatos de tacón, tenía pintalabios de
color carmín por toda la cara en un intento de maquillarse
como su madre y traía puesta una blusa de color rosa que
había encontrado en los cajones del cuarto de sus padres.
Su sedoso y largo cabello castaño estaba peinado a modo
de hairflip y parecía una total infante jugando a ser mujer.
Se reía sonoramente mientras tomaba uno de los collares
de perlas de su madre y se lo ponía en el cuello. El pequeño
Louis una vez que terminó de arreglarse se miró al espejo y
le sonrió anchamente a su reflejo, satisfecho por el
resultado. Se parecía mucho a su madre.
Su padre Troy estaba totalmente horrorizado, veía la
escena sin poder dar crédito a lo que sucedía y estaba
jurándose a sí mismo que mataría a Louis ahí mismo por su
maldito comportamiento.
—¿Acaso no lo había criado como era debido? ¿Acaso debí
de haber sido más duro y estricto? —preguntó al cielo,
queriendo obtener una respuesta. Estaba totalmente
enfadado y sentía que no conocía a ese niño que estaba
vestido como una niña, quería golpearlo, quería hacerlo
entrar en razón— ¿Por qué? ¿¡Qué hice para merecer un hijo
así!?
Su padre parecía histérico y de hecho estaba histérico. Y
el hecho de haber encontrado a su pequeño y único hijo así,
el orgullo de la familia, comportándose como una fémina...
lo hacía querer volverse loco. Los homosexuales debían
erradicarse, debían morir. No permitiría que Louis se
volviera como ellos, no dejaría que se volviera un maricón
de mierda.
Se agachó y lo tomó del brazo, sujetándolo con fuerza...
quizá demasiada. El niño soltó un chillido agudo
evidentemente adolorido y Troy al arrastrarlo hizo que
perdiera el equilibrio y que de sus piecitos se salieran los
zapatos de tacón. De los ojitos azules de Louis comenzaron
a salir lágrimas.
—¡Basta, lo lastimas! —le reprochó Joanna, asustada de
ver a su pequeño hijo llorar.
Quiso meterse entre Louis y su esposo, pero Troy volteó
hacia ella con rapidez y con su mano libre le propinó tal
bofetada que hizo que cayera al suelo, sintió como su nariz
comenzaba a sangrar y se sintió débil. El golpe la había
noqueado por completo.
—¡Mami! —gritó el pequeño Louis cuando vio que Joanna
cayó al suelo, con hilillos de sangre saliendo de su nariz.
Forcejeó con el afán de soltarse y correr para así abrazar a
mamá y protegerla.
Posteriormente él también sintió el impacto de una mano
en su mejilla. El dolor fue cegador e hizo que el pequeño
Louis soltara un grito. Joanna vio cómo Louis era golpeado
por su marido pero lo único que hizo fue quedarse
cabizbaja, con miedo, con temor. Un golpe tras otro el
pintalabios que tenía el pequeño Louis tenía en sus labios y
la mayor parte de sus mejillas se fue borrando, quedándose
en las palmas de su padre.
—Escúchame bien, Louis —su padre parecía un total
demonio, con el rostro rojo y los ojos inyectados de venas.
Louis lo observaba tembloroso, con tanto miedo. Esa mirada
que le dedicaba... jamás la olvidaría—, no volverás a
vestirte así ¡Tienes que ser un hombre! ¡No un marica! Los
hombres que se visten así son una mierda, una
abominación, la perdición de la humanidad.
Gritaba, le gritaba con tanta fuerza que Louis quería
taparse las orejas con sus manitas para evitar escucharlo, lo
lastimaba, lo hería. Sus palabras perforaban hasta lo más
fondo del infante.
—No importa si no lo cumples, te golpearé hasta que
entiendas que lo que has hecho es una estupidez —
amenazó— ¡Los vestidos y el maquillaje son para niñas! ¡No
seas imbécil! —volvió a abofetearlo, esta vez un poco más
fuerte y Louis gritó con toda la voz que le quedaba.
—¡Mami! ¡Mami! —sollozó fuertemente, con la voz ronca—
¡Mami ayúdame!
—¡Mami! ¡Mami! —se burló Troy— ¡Los hombres no lloran!
¡Sé un hombre, Louis!
Louis no dejaba de llorar, le dolía. Le dolía todo lo que su
padre le hacía. ¿Acaso vestirse así estaba mal? Él sólo
quería ser así. Le gustaba ponerse la ropa de mami, le
gustaban los zapatos de mami, le gustaba maquillarse como
mami. Le gustaba besar a los niños como mami... ¿Eso
estaba mal? Louis sólo quería ser como mamá.
Su padre harto del lloriqueo de Louis se sacó el cinturón
con agilidad y recostó al pequeño en la cama, le bajó los
pantalones y sin remordimiento alguno comenzó a pegarle
con él. El cuero duro entró en contacto con su piel desnuda
y Louis gritó de dolor de nuevo.
—¡Te sacaré a golpes las ganas de ser gay! ¡Mi hijo no
será ningún maldito gay!
Los golpes prosiguieron, uno tras otro Joanna veía
indefensa y con miedo cómo Troy golpeaba a su hijo.
Mientras tanto el pequeño vivía el infierno mismo. Jamás,
jamás volvería a vestirse así, se prometió a sí mismo.
No sabía qué era un homosexual, no sabía qué era un
gay... pero por cada azote que recibía se convencía de que
eso era malo, muy malo. Tanto como para que Troy lo
golpeara. No, los homosexuales eran malos, y si más gente
como él sufría a causa de ellos, debían desaparecer.
||
Holmes Chapel, Reino Unido.
Febrero del 2001.
El pequeño Harry se movía nervioso en la entrada del
comedor, pero sabía que debía hacerlo. Sabía que debía
decirle a sus padres lo que sentía y a pesar de tener sólo
siete años de edad, estaba consciente de que era diferente,
no era como los demás niños.
Sus compañeritos lo decían y lo susurraban cada vez que
pasaba caminando por los pasillos con sus piernitas cortas y
abrazando sus libros. ''A él le gustan los niños''. Lo
empujaban repetidamente y los de los años superiores lo
molestaban, le tiraban los libros, mojaban sus libretas, le
decían ''maricón''. Harry ni siquiera sabía lo que significaba
esa palabra.
Pero no era malo que le gustara alguien ¿verdad? No era
malo querer, no era malo sentir algo por alguien. Tenía siete
cortos años de edad y estaba muy seguro de lo que sentía y
de lo que le gustaba. Las niñas no estaban en su lista.
Su madre, Anne, cocinaba huevos estrellados y tocino en
la sartén para el desayuno mientras su padre, Des, leía el
periódico esperando el desayuno. Harry llevaba su mochila
sujeta a su espalda, listo para la escuela. La dejó en el suelo
para esperar el almuerzo y luego irse a tomar el autobús
escolar.
—¿Mami? ¿Papi? —su voz sonaba indecisa, rasposa y
nerviosa. Temblaba ligeramente, Anne lo notó.
—¿Si cariño? —le contestó Anne con su amabilidad
característica, su padre emitió un sonido parecido al
''¿hmmm?'' indicando que lo escuchaba.
Harry tomó aire, no sabía por qué se sentía tan nervioso.
Sólo quería hablar con ellos acerca de lo que sentía. Quería
hablarles sobre que le gustaba un compañerito de su salón
y quería que ellos lo supieran, porque eran sus padres y lo
apoyarían en todo, su maestra había dicho eso antes.
—¿Está mal que a un niño le guste otro niño? —preguntó
finalmente.
Hubo un completo e incómodo silencio en el comedor,
ambos padres se voltearon a ver. El aceite del sartén era lo
único que sonaba en la habitación mientras Harry esperaba
expectante la respuesta de sus padres, medio sonriente.
—¿Qué piensan de ellos? —preguntó con inocencia, de
nuevo— ¿Verdad que no son malos? ¿Verdad que no,
mamá? —sonrió, esperanzado.
Un minuto más y después su padre estalló en carcajadas,
bajando su periódico para verlo a la cara, con una sonrisa
burlona estampada en sus labios.
—¿Que no son malos? —preguntó burlón— ¡Son una
completa mierda!
—¡Des! —le reclamó ella, lo miraba frunciendo el ceño,
estaba evidentemente enojada.
—¡Es la verdad! —le contestó todavía riéndose— ¡Ni
siquiera sé por qué existen esas cosas, sólo estorbando en
el mundo!
Harry bajó la mirada, apenado. Estaba sonrojado y sus
ojos querían llorar, sentía que sus sentimientos eran
apretados por una mano imaginaria. ¿Su padre creía que
esos niños no debían existir? ¿Los consideraba cosas y no
personas? ¿Quería que él no existiera?
—¿Hay alguna razón por la que me preguntes eso, cariño?
—Anne lo miraba atenta y seria.
Anne como madre sabía exactamente la razón de su
pregunta. Lo sabía desde mucho antes, y sentía una pizca
de orgullo al saber que les tenía confianza de decirles algo
tan importante a tan corta edad.
Harry calló por un instante, indeciso. Se puso a pensar en
lo que pasaría después de lo que diría, si su padre había
reaccionado así no estaba seguro de que era algo bueno. Su
padre incitaba a que lo que sentía era algo malo, horrible y
un estorbo en el mundo... Pero aún así...
—Creo que... creo que a mí me gustan un niño de mi
salón, mami —confesó en voz bajita, queriendo esconderse
tras sus rizos achocolatados, con un poco de vergüenza.
El silencio reinó en la sala y la tensión cayó en los tres
miembros de la familia, paralizándolos. ¿Quizá se habían
preocupado porque era muy pronto para tener un primer
amor? pensó Harry. Anne sopesó más su respuesta y sonrió
para su hijo un momento después, rompió el silencio.
—Harry es muy bonito vivir tu primer amor —dijo
acercándose a Harry—, y espero que a ese niño también le
gustes, porque eres un chico muy, muy apuesto —le pellizcó
las mejillas y a Harry se le iluminaron los ojos de manera
especial— Quiero que sepas que si te gustan las niñas o los
niños no importa, estoy orgullosa y feliz de quién eres. Ése
niño debe estar loco por ti —dijo con amabilidad y lo abrazó
con delicadeza.
Su padre, por otro lado muy contrario a la amabilidad y a
la comprensión de Anne, tenía la mirada en blanco, como
perdido. Harry no se alivió hasta que él habló.
—¿Estás enfermo? —le preguntó incrédulo— ¿Qué mierdas
te sucede, Harry? ¿Necesitas una chica? ¿La que te gusta no
te hace caso? ¿Esa es la causa? ¡No importa, yo te consigo
una chica! ¡Te consigo miles! ¡Tú, mi único hijo no puede ser
un asqueroso homosexual! —explotó.
—¡Des! —le gritó Anne fuertemente, reprendiéndolo— ¡Es
un niño y es un humano! ¡Tiene derecho a sentir, no puedes
imponerle tus mentalidades cerradas! ¡Prometimos apoyarlo
en todo! —Harry se levantó de su silla con cuidado y
asustado de los gritos de sus padres, y se posicionó detrás
de su madre, buscando un refugio.
—¿Enserio Anne? —preguntó furioso— ¡Imagina lo que
dirán los vecinos! ¡Y los familiares! —dramatizó.
—¡Lo que digan los demás me importa muy poco, a mí
sólo me interesa Harry!
El pequeño niño veía con impotencia la pelea que él había
causado entre sus padres, se cubrió el pequeño rostro con
sus manitas y comenzó a llorar. No le gustaba que sus
papás pelearan. Sentía que la pelea era por su causa y ni
siquiera sabía cuál había sido su error. ¿Qué había echo
mal?
—¡Pues yo no estoy dispuesto a tener un fenómeno como
hijo! —amenazó Des.
—Él ya no será tu hijo, ya no más. Ni yo seré tu esposa —
sentenció Anne.
Harry seguía pensando que él era la causa de sus gritos y
de su separación, y eso lo hizo sentirse culpable,
aumentando su llanto. Finalmente Des, harto de todo
aquello, tiró su periódico al suelo furioso y salió de la casa
dando un portazo. No tardó ni un segundo en el que Anne se
acercó a su hijo que lloraba desconsoladamente, lo abrazó y
lo arrulló tratando de calmarlo.
—¿Papi ya no me quiere? —preguntó Harry con tristeza.
Anne se limitó a seguirlo abrazando, y a acariciarle el
cabello con delicadeza— ¿Papi ya no me quiere porque me
gusta un niño, Mami? —preguntó de nuevo, con su vocesita
ronca.
—Harry —contestó contra su cabello corto y ruloso—,
quiero que sepas que sentir no es algo malo, tú puedes
enamorarte de quién quiera tu corazón. No importa lo que
el mundo diga, lo que importa es lo que sientas, ¿Sí,
pequeño? —Harry asintió y se aferró más a su mami.
—¿Y tú mami? ¿Me quieres? —preguntó y sorbió por la
nariz.
—Harry —dijo con ternura—, claro que te quiero, sólo me
importa tu felicidad. Sea al lado de un niño o de una niña. Te
querré siempre.
||Capítulo 1.

Doncaster, Reino Unido.


Tiempo actual.
Louis estaba con Eleanor besándose en el sofá, sus manos
recorrían el frágil y huesudo cuerpo de su novia mientras
que ella se acercaba más y más a él, incitándolo, estaba
encima de él y sus piernas estaban a ambos lados de la
cadera de su novio.
Sus labios chocaban y se entreabrían una y otra vez,
provocando espasmos y escalofríos en ambos. Era el típico
calentón de una pareja de ''adultos'', ambos estaban
cegados completamente por la excitación que sentían.
El novio poco a poco fue subiendo de tono las caricias y el
nivel de pasión con el que daba los besos, así que para no
desperdiciar más tiempo inmediatamente la levantó del
pequeño sofá y con ella entre sus brazos se recostó en la
cama.
—Lo-Louis —tartamudeó ella—, hay unos condones en mi
bolsa.
Hablaba con cierta dificultad, Eleanor estaba sonrojada y
su cabello se pegaba a su cuello. Louis haciendo caso a su
aparente petición se dirigió a toda velocidad a la bolsa de su
novia y buscó entre sus cosas con agilidad hasta que
encontró un par de paquetes plateados.
Regresó a ella y la habitación no tardó en llenarse de
gemidos y suspiros... Todo indicando que la pareja estaba
teniendo sexo.
Troy estaba en la planta baja mirándose frente al espejo
que se encontraba en la sala, arreglaba su corbata roja y
Joanna lo veía mientras lo hacía, siempre detrás de él,
siempre a sus espaldas. Troy vestía de traje negro y estaba
evidentemente de mal humor. Esa tarde se daría un juicio
para una posible marcha por la diversidad sexual que se
daría lugar en el centro de Doncaster y él, obviamente, iría
a defender el derecho del respeto hacia la humanidad y a
poner a esos malditos depravados sexuales en su lugar.
¿Derechos decían? Se burló internamente, esos maricones
y marimachas no tenían ningún derecho.
Joanna dejó de mirarlo y se dispuso a ver la televisión con
aire ausente, hablaban del juicio que se abriría esa tarde y
pasaban en las noticias los cientos de personas que estaban
afuera del edificio donde se llevaría acabo. Tenían banderas
coloridas y sonreían, tenían carteles apoyando la diversidad
sexual. Troy escuchó la noticia y se dirigió malhumorado a
apagar la televisión, dejando a un lado el labor de arreglar
su corbata.
Joanna no dijo nada, simplemente agachó la cabeza.
El matrimonio se quedó en silencio un rato, mientras Troy
se masajeaba el cuello, evidentemente irritado. Después de
un rato comenzaron a escucharse sonidos indicando que
alguien estaba teniendo relaciones sexuales. Los gemidos
provenían de la habitación de su hijo y ambos reaccionaron
de diferente manera; Troy sonrió victorioso, Joanna hizo una
mueca de insatisfacción.
—Yo te lo dije mujer, te dije que mi hijo era un completo
macho —dijo con orgullo, como si saber que Louis se estaba
follando a Eleanor fuese un gran logro.
—Podrá ser, pero eso no le da derecho a tener sexo en la
casa mientras nosotros estamos aquí, es una falta de
respeto —dijo completamente disgustada.
Troy reaccionó inmediatamente ante su comentario,
volteó a verla con repugnancia y habló en voz alta.
—¿Qué prefieres entonces? ¿Qué un maldito depravado
sexual como lo son los maricones le meta el pene? Dime
Joanna —le exigió elevando la voz—, ¿Prefieres que él
rompa el culo o que le rompan el culo?
Joanna lo miraba horrorizada, no estaba dando crédito a lo
que escuchaba. Obviamente no quería ninguna de las dos
cosas. No mientras ella estuviera presente.
—¡Contesta, mustia! —le exigió él de nuevo, esta vez
gritando.
Como su esposa no contestó le dio una bofetada en la
mejilla derecha. Ella se quedó pasmada, completamente
sorprendida se llevó la mano al rostro, tratando de
comprender qué lo había orillado a pegarle. Y a
continuación las lágrimas de dolor brotaron, se escondió
tras su cabello largo y castaño, sumisa, con miedo. Como
siempre.
Había sufrido mucho los últimos veinte años como para
seguir soportando más. Pero aún así lo hacía... por sus dos
hijos. Soportaba a su esposo por las dos grandes razones de
vivir que desgraciadamente compartía con él; Louis y Fizzy.
—En esta casa ya no puede haber paz —comentó
evidentemente enojado—, me voy al juzgado a alistarme
para el maldito juicio contra esos maricones, no puedo estar
ni un segundo más aquí contigo.
Acto seguido se alejó de su esposa y se alisó el pantalón
de vestir y el saco. Se dirigió a la puerta y salió, cerrando de
un fuerte portazo.
Joanna se quedó allí, como siempre, como la débil y
controlada mujer que era. No tenía la fuerza de voluntad
que deseaba para dejarlo, lo amaba más que a nada en el
mundo y por eso se encontraba ahí, soportándolo todo,
golpe tras golpe. Se quedó en el sillón mientras las ganas
de llorar se iban poco a poco, respiró profundamente. Troy la
amaba, eso era lo que le importaba, no le interesaban sus
maltratos, o lo demás. No le importaba estar enferma, y
tampoco le importaba que Troy la tratara como mierda. Se
mantuvo en silencio, con los fuertes gemidos de su nuera
llenando la casa hasta cualquier rincón.
El único posible beneficio de todo aquello era que sus
hijos eran normales, tenían sus preferencias sexuales bien
definidas. Sus hijos eran dos personas normales.
Sus hijos eran heterosexuales, y eso le aliviaba. Ella
tampoco quería un fenómeno en su familia.
||
—Harry, se te hará tarde —advirtió Anne mientras lo veía
andar a grandes pasos de un lado a otro, su hijo estaba
eufórico y nervioso—. Recuerda que el juicio es hoy, no te
puedes retrasar cariño.
Su hijo se encontraba alistándose para el gran juicio que
se daría ese día por los derechos homosexuales para que el
gobierno del estado permitiera una marcha del orgullo gay
el mes siguiente.
Harry Styles tenía veintidós años, ya no era un pequeño
niño inconsciente y feliz, ahora estaba al tanto del ambiente
que lo rodeaba y trabajaba para cambiar toda la infelicidad
que había a su al rededor. Era un joven alto y apuesto, y
tenía un gran corazón, ''heredado de su madre'' era lo que
todos decían. Tenía unos rulos largos y sedosos color
chocolate y unos ojos verdes condenadamente expresivos.
Sí, era guapo. Sí, le gustaban los chicos.
Él era parte de la comunidad gay, y junto a ellos se había
estado preparando por meses para ese momento,
rebuscando argumentos válidos que pudieran tomar para
convencer a la gente, habían trabajado muy duro para
conseguir abrir un juicio y también para tener la posibilidad
de ganarlo. Harry era el encargado de todo eso en ese año,
y estaba muy entusiasmado con la idea, jamás había sido
encargado de aquel movimiento, es decir, participaba en
aquel juicio año tras año desde que tenía dieciocho años,
pero jamás le habían dado el privilegio de estar frente al
juez y hablar.
Estaba consciente de que podrían perderlo ya que
llevaban años intentándolo, pero no le importaba en lo
absoluto. Sonrió mientras se acomodaba el cabello frente al
espejo de la sala, él no pararía hasta ganar la libertad.
Los miembros de la comunidad también habían leído
varias versiones de la biblia donde se hablaba de los
homosexuales porque, obviamente, la iglesia estaba metida
en el asunto. Sabían que la religión era importante, y no
estaban contra ella. Pero estaban dispuestos a tratar de
persuadir, tratar de ganar. Esta vez no se quedarían de
brazos cruzados como el último juicio, donde ganó Troy
Tomlinson.
Si ganaban y el juez estaba a favor de ellos, su trabajo
daría frutos. Si no, lo intentarían el próximo año y así
consecutivamente hasta que la gente entrara en razón y
tuviera un poquito de corazón.
—Recuerda que el Troy es muy poderoso y tiene a la gente
detrás de él —le recordó Anne mientras se acercaba a él y
se encontraba con su mirada en el espejo—. Tienes que
comprender que si no ganan este caso no debes de sentirte
derrotado, darse por vencido jamás es la solución, mi
pequeño —ella se puso frente a Harry y le acomodó la
corbata, parándose de puntitas puesto que él era más alto
que ella.
—Mamá, lo sé —asintió Harry—. Pero te aseguro que este
es nuestro año, con Jeff y Nick adentro no perderemos. Nos
hemos preparado desde hace meses, no se rehusarán a
escucharnos esta vez. Nos hemos mudado aquí para realizar
esto, no estoy dispuesto a perder —dijo decidido.
Nick y Jeff eran los mejores amigos de Harry con los
mismos gustos que él.
Nick Grimshaw había sido un mesero en un restaurante
llamado Bordeline hasta que sus padres se enteraron de sus
preferencias y lo corrieron de su casa, Harry lo acogió en su
fundación donde ayudaba a todas aquellas personas que
eran maltratadas física y psicológicamente por sus
preferencias sexuales. Extrañamente ésta no tenía nombre,
simplemente estaba ahí. Él así lo prefería puesto que quería
que fuera más privado, donde no pudieran dañarlos más de
lo que ya estaban.
Jeff llegó después, él por voluntad. Quería ayudar a otras
personas como Nick a aceptarse a sí mismos y a
comprender que ser gay o lesbiana no era nada malo. Daba
sesiones a pacientes con problemas de autoestima, era
psicólogo.
Ahora, en ese momento ambos eran bastante inteligentes
y muy sabios acerca del tema, así que Harry no dudaba en
que ayudarían mucho en el juicio. Confiaba en sus
habilidades... y en las de sí mismo.
—Lo sé, lo sé Hazz. Pero... —dio un largo suspiro y alzó la
cabeza para observar fijamente las orbes verdosas de su
gran hijo que era un hombre protector y responsable—
tienes que saber en lo que te estás metiendo. Esto ya no es
una simple lucha por ti, ahora es por los demás. Tendrás a
mucha gente en tu contra, te tendrán repulsión y odio. Yo
sólo... No quiero que te lastimen —admitió Anne en un
suspiro temeroso—, no quiero que te afecten, no quiero ni
siquiera que te miren. No soportaría que te sintieras mal
porque te juzgan, por ser lo que eres.
—Mamá, ¿Alguna vez me ha importado lo que digan
acerca de mi sexualidad? —le preguntó alzando una ceja
con curiosidad.
—Pues... no.
—Entonces no veo por qué me tenga que importar ahora
—le sonrió intentando calmarla, y la sostuvo por los
hombros para abrazarla y brindarle fuerzas.
—Todo saldrá bien, Anne, lo prometo. No me pondré triste
si no ganamos, seguiré intentando con más fuerza el año
que viene —Anne suspiró de nuevo y abrazó con fuerza a su
hijo.
Harry vio la hora en un reloj que se encontraba en una
esquina de la habitación, y éste marcaba las once y media
de la mañana. Se dio cuenta de que era hora de partir así
que se inclinó hacia su madre y le dio un beso en la mejilla.
—Deséame suerte —le pidió.
Anne comenzó a soltar lágrimas abrazándose más a su
hijo. Ahí estaba Harry convertido en un hombre con toda la
extensión de la palabra, defendiendo a los demás, luchando
por los demás y siendo feliz, siendo maduro, tomándose las
cosas con calma y con sensatez. ¿Cuándo es que había
dejado de ser un pequeño niño y se había convertido en ese
joven de ahí?
—Te lo he dicho siempre, mi pequeño, pero te lo vuelvo a
decir; estoy orgullosa de quién eres. Estoy orgullosa de
tener un hijo como tú —Anne sonrió entre sus lágrimas de
madre llena de felicidad.
—¿Aunque haga todo esto? ¿aunque te cause tantos
problemas? ¿aunque me gusten los chicos? —le preguntó
sonriendo y pestañeando ahuyentando las ganas de llorar
junto a ella.
—Todo lo que haces y lo que eres, es lo que te hace
especial Hazz.
||
La sala del tribunal estaba divida en dos partes, del lado
izquierdo estaban los que apoyaban la noción, los miembros
más importantes comunidad gay. Del lado derecho se
encontraban sentadas las personas que descartaban
rotundamente aquello, las personas homofobicas y
''religiosas'' que pensaban que aquel movimiento era una
calamidad para la sociedad y un mal ejemplo para los niños
pequeños. Los de la parte de atrás eran algunos
espectadores, había cámaras también, ya que estaban
dispuestos a transmitir el juicio en vivo.
Cuando el joven Harry Styles entró por la puerta principal
el disturbio cesó puesto que él era el último miembro del
público que debía asistir. De echo, sin él no hubieran
comenzado nada puesto que el chico era el que había
iniciado todo aquello.
—¿Me he perdido de algo? —le preguntó a Nick en un
susurro mientras se acomodaba en su lugar, era consciente
del gran número de personas que había y que lo
observaban, lo ponían nervioso.
—Nada especial —le contestó de igual manera—, ya casi
empezamos ¿Estás listo?
—Más que nunca —aseguró.
—Harry, recuerda lo que hemos ensayado. No intentes
convencer al público, no intentes convencer a los miembros
del jurado, convence al juez. Él es el importante, los demás
también, pero en menos nivel —Jeff ahora también se
encontraba a su lado, brindándole su apoyo y aconsejándolo
mientras le palmeaba el hombro.
Harry Styles junto con su grupo tenía prendedores de
arcoíris característico del orgullo gay, adornaban sus trajes
y sus vestidos en la parte derecha, por el área del pecho.
Todos parecían impacientes y sinceramente el chico estaba
sudando la gota gorda, era la primera vez que se atrevía a
hacer tal osadía y no sabía qué hacer exactamente.
—¿No ha llegado Troy? —preguntó Harry mirando las dos
personas que iban a dar testimonio en contra.
—Al parecer no —Jeff se encogió de hombros—, supongo
que tendremos que empezar sin él, al parecer no llegará.
Finalmente y después de minutos de espera, todos se
levantaron al ver que el juez se dirigía hacia su lugar y el
juicio comenzó.
—Se abre el juicio para apoyar la noción de la marcha del
orgullo gay organizada por el señor Harry Edward Styles y la
comunidad gay de Doncaster —sentenció el juez.
Todos volvieron a sentarse y empezó, cada parte tenía al
menos cinco minutos para hablar, sin insultos, con
argumentos válidos el por qué/por qué no debía o no debía
hacerse la marcha, se alternaban entre un testimonio de la
parte en contra y de la parte a favor.
Pasada media hora todo era fácil. El juez era bastante
considerado y gentil con ambas partes, parecía estar en
punto medio y tenía muy claro su rol de trabajo. Jeff le había
comentado a Harry en susurros mientras una de sus
testigos hablaba que uno de los sobrinos del juez era
homosexual, pero no profundizo el tema puesto que de
pronto la hora de hablar de Harry había llegado.
Harry se levantó y se puso frente a él y dijo algunas
palabras, un discurso que habían preparado Nick, Jeff y él
especialmente para esa ocasión y el juez asintió varias
veces mientras lo decía, el jurado susurraba entre ellos
sobre el buen discurso que estaba dando el muchacho y
finalmente terminó.
Después de un rato de meditarlo, de escuchar los pros y
las contras de aquel evento (evidentemente más pros), el
juez comenzó a ceder.
—Me parece que ya lo he escuchado todo —dijo el juez
con voz alta y clara—, todos han dado un buen trabajo, pero
me complace decir que la parte que está a favor no me
defraudó —miró directamente a Harry y le sonrió—. Hablaré
con el jurado para tomar la última decisión, si alguien quiere
agregar algo, que sea ahora.
Todo era viento en popa, el juez estaba a punto de ceder.
Harry se sintió extrañamente feliz, estaba encantado,
experimentando una felicidad tan grande que sentía que no
podía dejar de sonreír, el juez comenzó a hablar con el
jurado y parecía que estaba a punto de tomar su decisión
cuando llegó él. Troy Tomlinson.
La puerta se escuchó cuando se abrió bruscamente e
inmediatamente todos voltearon a verlo. Sus pisadas
resonaron en todo el tribunal causando eco y silencio por
parte de todos. Tenía el ceño fruncido y miraba furioso al
miembro importante de la corte.
—¿Qué es esto? —preguntó enojado—, llego un poco tarde
y usted viene a otorgarles ese permiso a esas
abominaciones como si se lo merecieran. ¿No son
conscientes de lo que son? —se dirigió hacia el centro de la
sala, donde se encontraban Harry, Jeff y Nick junto al juez y
al jurado, se dirigió especialmente a ellos.
—¡Usted no puede entrar así como si nada, es una falta de
respeto señor Tomlinson! ¡Y no se permite ese lenguaje en
este tribunal!—le reprendió con voz intimidante el juez,
enfurecido de que entrara de esa manera y que fuera tan
grosero.
—Aquí la única falta de respeto, su señoría, son ellos —
señaló con repugnancia a la comunidad gay y luego se
dirigió a la parte del jurado— ¿Ustedes están de acuerdo en
que ellos hagan su asquerosidad de marcha? Imagínense
que un niño pequeño vea a alguno de ellos, ¿Qué ejemplo
tomarán? Sólo son seres erráticos, no deben de existir, es
más, no deberían de estar gozando de privilegios como
estos puesto que son puramente para personas honradas y
normales, no para seres cochinos y lujuriosos como ellos.
Ellos no pueden crear, sólo destruyen. Destruyen la
sociedad, destruyen las mentes sanas de los jóvenes.
La audiencia del bando contrario comenzó a susurrar
aprobando aquel comentario. El juez a pesar de estar
enfurecido pareció dudar por unos segundos y se llevó la
mano a la barbilla.
El problema con Troy Tomlinson es que era muy
persuasivo, y el cómo decía las cosas hacía creer que él
tenía la razón. Así que comenzó a soltar comentarios acerca
de la biblia y ''vivencias'', a decir de todo con tal de que
rechazaran la noción.
Harry tenía la boca abierta y fruncía el ceño, estaba
tirando por el barranco todo el esfuerzo que ellos habían
puesto para obtener aquel permiso. Él sólo venía a
ofenderles y con unas cuantas palabras convencía a la
gente de que ellos eran una especie de... fenómenos.
—¡Objeción señoría! —se levantó Harry de su asiento,
aventando la silla ligeramente hacia atrás y dirigiendo su
mirada al juez—, éste señor no puede estar diciendo tales
cosas sobre las personas como nosotros. Exijo más respeto.
—¿Tú? ¿merecer respeto? —le preguntó, burlándose—,
pero si sólo eres un vil animal que se aparea con los de tu
propia especie. Dios creó al hombre y a la mujer para que se
unieran en santo matrimonio y para procrear hijos, pero tú y
tu secta rompieron las reglas a causa de su lujuria y su afán
de pecar.
El joven cerró la boca y no supo que decir ante eso, se
había trabado y tanto Jeff como Nick lo miraban
impacientes. Estaba jodidamente nervioso y se sentía
ligeramente ofendido, sentía impotencia, sentía temor.
Harry tenía las palabras en la lengua, pero no podía
decirlas. No sabía cómo expresarlos.
—Por eso me opongo a cualquier petición que estas... —
los volteó a ver haciendo gesto, rehusándose a aceptarlos—
cosas. Porque quiero que no contaminen las mentes de los
jóvenes y los inciten a ser iguales que ellos, no quiero que
crean que ser anormal está bien. No quiero que arruinen el
futuro de nuestros hijos con sus mentes contaminadas. Por
eso los invito a ustedes —se dirigió a la audiencia— a decir
NO.
Un unísono "No" se escuchó en toda la sala, todos se
estaban negado a otorgar el permiso para aquella
''abominante'' marcha. Ahí estaba la advertencia de Anne
en toda su claridad, todos estaban de su lado. Por ende, en
su contra.
El juez que parecía extrañamente confundido miró a Harry
alzando las cejas.
—Si no tienen nada que decir —le avisó en voz baja para
que sólo ellos escucharan—, perderán el caso.
Jeff, Nick y Harry se miraron entre sí evidentemente
derrotados, no había que combatir a eso... Recordó las
palabras que Anne le había dicho una vez ''nunca le ganarás
a una mente homofobica. Jamás''. Las personas de la
comunidad gay comenzaron a levantarse de sus asientos y
a dirigirse a la puerta de salida, aceptando su derrota.
El joven alto y rizado vio por sus ojos verdes como los
suyos se sentían marginados y excluidos. ¿Había luchado
tanto para contemplar aquella imagen? ¿había trabajado
tan duro como a esas alturas darse por vencido por culpa de
una mente cerrada?
No.
Se lo había prometido a sí mismo y a Anne, aquel sería su
año. Y no dejaría que una persona como Troy Tomlinson
afectara la mente de los demás y los contaminara con sus
absurdas ideologías homofobicas. La impotencia se convirtió
en valor.
—Yo voy a hablar —demandó en voz lo suficientemente
alta para que los demás lo escucharan.
Troy lo miró como si quisiese asesinarlo, no pensó que
realmente fuera a agregar algo más, daba por hecho su
derrota por lo cual lo sorprendió bastante que todavía
tuviera algo que agregar. Sonrió con arrogancia, no
superaría nunca su discurso.
—Para lo que voy a hacer necesito que traigan a un
desconocido a la corte, por favor necesito que tomen a
algún joven de la calle y lo quiero para que suba al estrado
—ordenó con amabilidad a los guardias que se encontraban
en la puerta.
El juez a sintió , cumplió su petición y mandó traer a
alguien, el primer joven que se cruzó por el camino de uno
de los guardias, éste miraba a su al rededor nervioso y
asustado, no sabiendo lo que sucedía.
Mientras tanto Harry se quitó el prendedor y el saco
haciéndose quedar simplemente en un pantalón de vestir y
una camisa formal, al igual que el señor Troy. Se revolvió un
poco el cabello medio largo con los dedos y lo volvió a
acomodar.
Cuando el chico rubio y de aspecto adolescente se sentó
en la silla del al estrado, Harry se le acercó.
—Buenas tardes. ¿cuál es tu nombre? —le preguntó con
una sonrisa amable en su rostro.
—Da-Danny —tartamudeó, mirándolo con los ojos muy
abiertos.
—Qué tal, Danny —saludó—. No has hecho nada malo —le
dijo sonriente—, sólo te he llamado para una pequeña
encuesta ¿Serías tan amable de responderme unas
preguntas?
—Cl-claro —accedió calmándose un poco.
Todos miraban a ambos jóvenes con el ceño fruncido,
¿qué tramaba Harry? Jeff y Nick lo miraban expectantes,
jamás le habían comentado algo sobre eso, esa estrategia. Y
es que lo que pasaba era que Harry estaba pensando con el
corazón, tratando de defender a sus compañeros. Y el amor
hacia los demás pesaba más que el amor que se tenía a sí
mismo. Defendía a sus compañeros de los insultos y de las
agresiones que Troy les estaba dando.
—Bien, ahora... ¿Ves alguna diferencia entre este señor y
yo? —señaló a Troy con respeto refiriéndose a él.
Danny se lo pensó muy bien y los observó aleatoriamente,
ambos vestían elegantes, se veían muy bien, parecían
serios, sólo había dos diferencias: la edad y la evidente
felicidad que sentía el joven que le hacía las preguntas.
Así que se encogió de hombros ligeramente y dijo la
diferencia más notable:
—Usted es joven y el otro es un viejo.
El público rió ante el comentario osado del chico, inclusive
el juez, pero disimuladamente. Troy se sonrojó pero no por
vergüenza, si no furioso. Se calmaron un poco y Harry
prosiguió con las preguntas.
—Muy bien, aparte de eso, ¿Ves algo más? —volvió a
preguntar,
—Hmmm...
El chico se quedó pensativo mirándolos de nuevo unos
buenos segundos a ambos.
—Aparte de la diferencia de edad, no veo nada. Ambos
parecen ser importantes y son hombres —se encogió de
hombros—, son exactamente iguales.
—Eso es lo que quería escuchar —susurró con una gran
sonrisa formándose en su rostro— Muchas gracias, Danny.
Puedes irte si lo deseas —le agradeció de corazón.
El joven se levantó del asiento y unos guardias lo
escoltaron hasta la puerta, se despidió de Harry con un
gesto de mano y Harry lo despidió igual. Después volteó y
se encontró entre el juez y el jurado. Tomó aire y lo dejó
soltar. Dijo todo lo que había callado en años.
—Como verán, este chico ha dicho la pura y completa
verdad, su señoría —dijo hablando muy seguro de sí mismo
—. Somos iguales en todo excepto en las preferencias
sexuales. Este hombre y yo tenemos todo en común menos
la sexualidad y si uno de los dos no dice su orientación
sexual, es casi imposible que se den cuenta. Por lo que,
tanto los demás miembros de la comunidad gay y yo,
merecemos derechos porque somos personas, personas que
sienten, que miran, que hablan, que piensan.
Esta vez se dirigió a los espectadores, y a ambas partes,
tanto a favor como en contra.
—Muchos de ustedes piensan que ser homosexual es un
pecado que se debe de castigar con la marginación, con
penitencias e inclusive con la muerte. Sí, me refiero a los
miembros de la iglesia —volteó a ver el pequeño grupo de
religiosos que miraba atentamente a Harry— Pero ¿Qué no
acaso Dios dice que ama a todos sus hijos por igual sin
importar cómo son? Dicen que Dios creó al hombre y a la
mujer, pero en ninguna página nos dice que está prohibido
amar. No somos lo que somos por capricho, o por un mero
deseo carnal, lo hacemos porque tenemos la capacidad de
querer a alguien, porque tenemos un corazón y nos
enamoramos de alguien.
Harry siguió caminando de un lado a otro, hablando con
voz alta, clara y autoritaria. Todos lo observaban, lo seguían
con la mirada.
—Mientras ustedes piensan que los homosexuales son
cosas destinadas a la perdición, los Griegos piensan que los
homosexuales son los que encuentran el verdadero amor,
puesto que las parejas heterosexuales están destinadas a
procrear hijos, sin embargo los homosexuales están
destinados a pasar la eternidad atados sólo a su pareja, por
lo tanto su amor es más puro. Y en cierto sentido es cierto,
nosotros no podemos tener hijos, por eso sólo tenemos a
nuestra pareja, nuestro amor es puro. No nos basamos en
sus creencias, nos basamos en lo que somos.
Harry se dirigió a la parte a favor, sonriéndoles como si
estuviera viendo a su familia, y estaba viendo a su familia. Y
ellos lo miraban a él agradecidos de estarlos defendiendo,
agradecidos por arriesgarse por ellos.
—La comunidad gay merece darse a conocer, puesto que
hay muchas personas que están en el escondidas, que
piensan todavía a estas alturas que ser como son es malo y
por lo tanto prefieren el suicidio. Todo lo que piensan de
nosotros, todo lo que creen que hacemos o no es un mito.
No participamos en orgías como creen, no nos besamos con
todos y tenemos relaciones sexuales con cualquier persona
homosexual que se nos cruce. No porque nos gusten las
personas de nuestro mismo sexo nos gustan todos. No
somos enfermos, no somos animales. Somos personas
amando a otras personas, enamorándonos de otras
personas. Exactamente igual que ustedes.
Y volteó a ver de nuevo al jurado y al juez, con la
esperanza teñida en sus ojos y en sus palabras, ahora sin
miedo, ahora con valentía. Ya no temblaba, ni tenía el temor
del ''no'' a su petición. Simplemente quería hablar, quería
darles a entender a los demás algo tan simple como la
ideología que tenía: todos eran seres humanos,
independientemente de su orientación sexual.
—Y por eso queremos que nos otorguen ese día, un día
dedicado a nosotros. Un día donde podamos ser nosotros
mismos y lo demás no importe. Porque constantemente
somos juzgados erróneamente, y merecemos después de
tanto tiempo escondidos e intimidados ser libres.
Harry terminó y la audiencia de la comunidad gay se
levantó inmediatamente, comenzaron a aplaudir
eufóricamente hacia Harry, algunas personas soltaron
lágrimas de felicidad y otras sencillamente se conmovieron.
Harry se sintió ligeramente confundido ¿Qué había sido todo
aquello? Se sentía más ligero, como si aquello que había
ocultado tantos años hubiera sido liberado.
Volteó a ver a Jeff y a Nick, ambos le miraban sonrientes y
asentían en señal de aprobación. El juez también lo veía con
aprobación.
—¡Silencio, silencio en la sala! —ordenó, el juez dando
unos golpesitos con su mallete.
El escándalo acabó y la sala se quedó en silencio de
nuevo. El juez bajó de su asiento y se dirigió al jurado,
hablaron un par de minutos y al parecer tomaron una
decisión. Las cámaras habían estado grabando todo el
evento y al parecer pensaban transmitirlo más tarde por la
televisión. Viendo el triunfo o la derrota de la noción.
—Por todos los argumentos que he escuchado de parte
del señor Tomlinson y el señor Styles —hizo una pausa y los
miró a ambos—... Hemos decidido darle el favor a la
comunidad gay y aceptar su petición. Harry Styles gana el
caso.
Cerrando el juicio, el juez volvió a golpear el mallete
contra la madera. El alboroto sonó de nuevo y Jeff, Nick y
Harry se apresuraron a abrazarse mientras que Troy los
miraba con cara de asco.
¿Cómo había sido eso posible? La parte que estaba
totalmente en contra comenzó a levantarse y a irse,
aceptando su derrota, e inclusive felicitando a Harry, quien
los abrazaba y les daba las gracias sinceramente y con una
sonrisa. No, eso no se quedaría así, eso no estaba bien. Al
juez y al jurado le habían lavado la cabeza, ese era el
problema con esos malditos, te hacían perder el juicio, te
hacían cambiar, te enfermaban con su maldito
pensamiento.
Eso no era el final, esa no era su derrota y no estaba
dispuesto a perder. Se dio la vuelta y no dirigió ni una
mirada o palabra a nadie, salió directamente por la puerta
con la cabeza en alto, evitando a toda persona que le
hablara o hiciera preguntas acerca del caso.
—En los próximos días me gustaría platicar con usted los
términos y condiciones para la realización del evento, joven
Styles —le comentó—. Mientras tanto disfrute su triunfo,
que bien merecido lo tiene —lo felicitó.
Mientras las felicitaciones y las risas continuaban detrás
de él, Troy se juro a sí mismo que aquello no duraría mucho.
Encontraría una forma de estropearles aquel evento.
||Capítulo 2.

Doncaster, Reino Unido.


Era de madrugada, la noche estaba fresca y lo único que
pensaba Troy Tomlinson era en cómo hacer que esos
malditos se arrepintieran por haberlo humillado.
Descarados, eran unos malditos depravados, lavaban
cerebros logrando convencer a la audiencia de que estaban
bien, que no eran unos fenómenos.
Troy llegó a su hogar enfurecido y completamente fuera
de sí, metió la llave en la cerradura y la empujó
bruscamente, al entrar por la puerta comenzó a aventar al
suelo todo lo que se encontraba en su camino en un intento
de calmar la furia que lo poseía, jarrón tras jarrón fueron
rotos y la alfombra se fue llenando de trozos de vidrios de
colores y barro.
Los estruendos eran tan altos que resonaron hasta la
segunda planta. La madre de Louis, Joanna, se encontraba
profundamente dormida puesto que estaba cansada por lo
tanto no escuchó nada, al contrario, se acomodó en la cama
y se cobijó mejor con las sábanas. Pero Louis que dormía
semi-desnudo entre los brazos de su novia Eleanor se
despertó al instante al escuchar tremendo ruido en la planta
baja.
Al instante de escuchar tanto ruido se descobijó y se
sentó en la orilla de la cama, creyó que era un ladrón
tomando cosas, así que se vistió rápidamente y con un poco
de miedo tomó un bat de veisbol consigo, su novia se
removió un poco a causa del movimiento pero no despertó.
Abrió la puerta de la habitación casi sin hacer ruido y bajó
las escaleras ligeramente, tratando de que sus pasos no se
escucharan. Sostuvo el bat firmemente y vio una sombra
negra en el área de la sala allí entre las sombras, bajó el
último peldaño y se preparó. Ya estaba dispuesto a
golpearle la cabeza para dejarlo inconsciente cuando vio la
calva de su padre brillar en la oscuridad.
—¿Papá? —preguntó extrañado con su voz ronca, de
recién levantado.
—¿Louis? ¿eres tú?
Louis caminó en dirección a las escaleras de nuevo,
palmeó la pared hasta que encontró un interruptor y
encendió la luz. Troy pestañeó un poco para adaptarse a la
luz al igual que su hijo. Louis tenía el cabello despeinado a
causa de estar recién levantado y se talló un poco los ojos.
Los ojos azules de Louis se abrieron enormemente al notar
todo el desastre que había hecho Troy. Un montón de vidrios
dispersos en el suelo cerca de la puerta, los jarrones hechos
trizas. No había sobrevivido ninguno. ¿Troy había hecho todo
eso?
—¿Qué... Qué es todo esto? —le preguntó Louis frunciendo
el ceño.
A Louis no le molestaba en lo absoluto que a su padre le
entrara la locura y decidiera romper la casa, lo que le
molestaba de aquello era que lo tendría que limpiar él
después. Troy se quedó callado mirando el suelo y se sobó
la cabeza lleno de frustración. Si tuviera cabello, se lo
estiraría, pero evidentemente no tenía.
El padre de Louis se desplomó cansado en un sillón
intentando pensar en algún buen movimiento que pudiera
hacer para quitarles sus estúpidas caras de felicidad a los
malditos del juicio, mientras que Louis lo miraba confundido
sin saber qué decirle, puesto que no sabía lo que le ocurría.
—Oye, papá —trató de llamar su atención—, ¿cómo te ha
ido en el juicio? Seguramente esos imbéciles perdieron
¿cierto? —se burló con diversión—, hubiera querido ver la
expresión de sus caras...
Troy no quiso contestar, puesto que sus comentarios lo
hacían enfadarse más. Suspiró profundamente esperando a
que su hijo finalmente se callara pero no fue así, siguió.
—¿Grabaste algo? —preguntó divertido— ¿le tomaste foto
a los gestos de esos maricones al entrarse que fracasaron
de nuevo? Dime que sí...
—¡Ellos ganaron, grandísimo imbécil! —gritó Troy con voz
alta y potente preso del enojo, Louis se intimidó
inmediatamente dando un paso hacia atrás— ¡Así que
cállate de una maldita vez vez!
La lámpara que Troy tenía a un lado salió volando por los
aires por el puñetazo que le propinó Troy y finalmente chocó
contra la pared estallando en, no en miles, pero sí cientos
de pedacitos.
Louis de pronto vio clara la situación; su padre estaba
enojado porque esos malditos harían su estúpida marcha.
Instantáneamente un miedo de la infancia se apoderó de él.
Recordó que Troy siempre le había pegado a causa de
aquellas cosas, Lou siempre había pagado por los errores de
los "homosexuales". Ellos siempre habían sido la causa de
los cientos de moretones que adornaron su espalda y su
cuerpo en su niñez, habían sido la causa del rechazo de su
padre por largos años...
Comenzó a temblar, a pesar de tener veinticuatro años su
pasado lo perseguía y lo torturaba. Había crecido, su cuerpo
delataba los años que tenía, su voz se había engruesado un
poco pero seguía siendo chillona, cosa que no le gustaba a
su padre, no medía lo suficiente para aparentar tantos años,
pero ¿acaso aquello importaba? Ahora lo que le preocupaba
era el asunto de su padre, sabía que él era mayor de edad y
podía dejar la casa cuando quisiera, pero no podía...
Su padre era muy capaz de desquitarse con él, no se
atrevería a tocar jamás a su hermana menor Felicite, y
estaba seguro de que jamás lo permitiría si algún día
sucediera. ¿Y si aquel asunto provocaba que los maltratos y
el rechazo de Troy se repitiera? ¿Y si por culpa de ellos otros
niños sufrían al igual que Louis lo hizo en su tiempo?
No lo podía permitir, se había jurado a sí mismo ayudar a
los demás, ayudar a erradicarlos. Ellos sólo traían
problemas consigo, no tenían humanidad. Sólo pensaban en
sexo y en destruirlo todo.
—Pero... ¡Pero tenemos que hacer algo! — dijo, alzando la
voz completamente decidido—, ¡No podemos dejar que
ganen sólo así! ¡hay que impedirlo! Imagina que un niño los
vea, ¿qué va a pensar? Pensará que esa actitud está bien...
¡Y no lo está! —estalló Louis— Que el juez haya cedido a la
petición es completamente errático, ¿no pensó en lo que la
marcha desataría? ¡Muchos más de ellos! ¡Qué asco!
—Sólo están incitando a que más gente se una a ellos —le
dio la razón Troy—. Es una pesadilla...
Troy y Louis estaban frustrados, no se podían imaginar
que esa ciudad, Doncaster, estuviera lleno de esas bestias
un día entero. A Louis le preocupaba lo que su padre podía
hacer y lo que otros niños podrían sufrir gracias a su
causa...
Pero aquello no duró mucho, pronto al castaño se le
ocurrió una muy buena idea. Demasiado buena, quizá. Si el
evento se arruinaba ya no podrían hacer su estúpida
marcha, ya no podrían incitar a otros a seguirlos...
—Padre...
—¿Qué quieres? —le preguntó Troy al borde de la
impaciencia.
—Ellos harán una marcha en la avenida principal el mes
siguiente, ¿cierto? —cuestionó Louis.
—Sí —contestó Troy bruscamente— ¿Y eso qué?
—¿No sería bueno que nosotros les ayudáramos con su
marcha? —dijo Louis con la voz tranquila.
Troy volteó a verlo como si se hubiera vuelto loco y se
alejó de él como si fuera un maldito bicho venenoso. Louis
comprendió que había malentendido su propuesta y soltó
una carcajada.
—No me refiero a eso, padre —dijo con una sonrisa
burlona— Ellos harán una marcha, ¿por qué nosotros no
hacer una ese mismo día?
Pronto Troy comprendió la estrategia de su hijo y una
sonrisa se fue dibujando poco a poco en su rostro. Se sintió
orgulloso de Louis, en ocasiones su hijo podría ayudar
aunque no tuviera ni una pizca de la inteligencia que Troy
tenía. Asintió y se acercó a él, dándole unas palmaditas en
el hombro como señal de aprobación.
Y en ese caso, no perderían. De eso se podían asegurar.
||
El mes pasó volando, más rápido de lo que todos
esperaban. Entre los preparativos para el desfile y la
organización para ese día, 31 días apenas fueron
suficientes. Ese día todos los organizadores de la marcha se
levantaron muy temprano en la madrugada para alistar los
últimos detalles para así poder salir al fin a las tres en punto
de la tarde a la calle.
—¡Harry, el coche necesita más color rojo! —exclamó
chillando una chica.
—¡Voy! —gritó él en respuesta.
Carros alegóricos, adornos, carteles, banderas, pinturas...
Todo aquello que tuviera los colores naranja, rojo, amarillo,
verde, azul y morado se encontraba en una bodega gigante,
de donde se supone saldría la marcha del orgullo
homosexual. Una bodega que les había prestado el gobierno
con ayuda del juez.
Habían pasado cuatro semanas y días desde el juicio y el
joven Styles, partidario de todo aquel movimiento, había
estado preparándose organizando el evento y viendo las
condiciones que el juez le impartió. Junto con ayuda de sus
amigos de la fundación y de la comunidad gay habían
podido al fin terminar el trabajo tan pesado que se les había
asignado.
Habían sido largos y pesados días, el frío comenzaba a
hacerse presente en Doncaster, diciembre se acercaba y
eso les había facilitado la tarea de no tener tanto calor
dentro de las bodegas. Más de mil personas se habían
reunido para hacer posible aquello, y los participantes se
habían incrementado en un ochenta por ciento. Justo en ese
momento no se sabía con claridad cuántas personas
podrían asistir al evento.
Como Harry lo había previsto, la noticia de la marcha de la
comunidad gay había desencadenado a que un montón de
gente saliera de la oscuridad del clóset, el discurso del
rizado había inspirado a la gente a aceptarse a sí misma, y
aquello lo hacía sentirse orgulloso de sí mismo, de haber
podido dar más que simples palabras con carencia de valor.
Había dado un grito de guerra, una esperanza.
Ahora Harry era catalogado como una de las personas
más influyentes en la comunidad de Doncaster y
posiblemente, también a nivel nacional, y no podía sentirse
más feliz y avergonzado.
Aunque habían muchas cosas que le preocupaban a Harry
ese día, había una que destacaba enormemente sobre las
demás. Al parecer la parte en contra del juicio no se había
quedado de brazos cruzados, ciertas personas le habían
comunicado a Harry lo que tenían planeado hacer; sabotear
el evento. Según esto, aparecerían a mitad de la marcha
con cartelones que contenían mensajes vulgares contra
ellos, y lo peor es que no eran veinte o cincuenta gentes,
quizá eran cientas.
Obviamente él no pensaba aceptar aquellos insultos,
había trabajado muy duro para que aquello se pudiera
realizar, así que no daría marcha atrás. Había sobrevivido
una vez, lo volvería a hacer. Volvería a cuidar de aquellos
que lo estaban apoyando en aquella situación, cuidaría de
todas y cada una de las personas que estaban en ese lugar
y de las que acudirían más adelante, cuando comenzara el
evento.
—¡Harry, necesitamos una mano por aquí! —le gritó Jeff,
llamando su atención.
—¡Voy! —le contestó de vuelta, dejando la pintura roja en
el suelo, dirigiéndose a su amigo.
—¡Harry, necesito que me ayudes! —le gritó Nick,
llamándolo urgentemente
—¡Voy! —respondió alargando la ''o'' de forma exagerada.
El chico corrió de un lado a otro, luchando y rogándole a
Dios que le diera la fuerza necesaria para aguantar tanta
tensión, tanta emoción y tanto cansancio ese día.
||
Toda la mañana Harry se la pasó correteando según el
llamado de quienes ocupaban su ayuda, estaba apurado y
sentía que el tiempo se le venía encima, faltaban pocos
minutos para las dos y media de la tarde, y faltaría media
hora para comenzar el evento. Y aún no se cambiaba, tenía
la ropa llena de manchas de pintura y el cabello en lo alto
de la cabeza, amarrado en un moño.
—Bien, creo que ese ha sido el último carro, hemos
terminado —anunció Nick limpiándose las gotas de sudor
que tenía en la frente a causa de todo el esfuerzo.
Los tres, Harry, Jeff y Nick junto a otro grupo de
aproximadamente cien personas se detuvieron a admirar
sus obras, en especial una, un carro alegórico gigante en el
cual se montarían bailarines y bailarinas, lleno de banderas
y colores según el la bandera del orgullo. Y allá en lo alto,
había una alcoba hecha con bastante dificultad en donde
estaría la reina de la comunidad.
Era una tradición, cada comunidad gay del estado tenía
que escoger una reina de la comunidad para que los
representara año tras año, un símbolo, alguien apreciada,
alguien valiente, alguien fuerte y lo suficientemente
dedicada como para ser reconocida como la reina.
—Es hora de ir a cambiarse chicos —anunció Harry en un
tono algo femenino lo suficientemente fuerte para que lo
escucharan, jugueteando de lo feliz que estaba, posando
como una chica—. Nos vemos aquí en veinte minutos, ya,
ya, ya.
Aplaudió varias veces para que la gente reaccionara y se
moviera. Él también lo hizo. Corrió directamente a correr al
coche de Jeff donde se encontraba su ropa, una ropa algo
llamativa que usaría ese día; botas negras con brillos,
pantalón de vestir negro y una camisa muy colorida. De
igual manera que todos los adornos del festival, llevaba los
colores rojo, naranja, amarillo, azul, verde y morado.
Se dirigió a vestirse al baño más cercano y se deshizo el
moño, cepilló su cabello y se mojó el rostro, se puso sus
anillos y su cadena que tenía una pequeña cruz. Se arregló
el largo cabello pasando su mano repetidas veces entre él y
finalmente se vio al espejo. Todo estaba bien, todo saldría
bien.
No habría por qué preocuparse de nada, los defendería a
todos porque eran su familia, y a su familia no le harían
daño porque no lo permitiría.
||
Todos se vieron conforme a la hora planeada, pero se
escondieron de Harry, quien llegó un par de minutos
después. Jeff y Harry se escondieron enseguida de la puerta,
con una corona entre las manos. Cuando Harry llegó no
había nadie, o eso creyó, no escuchó ruidos y eso le
extrañó.
—¿Chicos? ¿están ahí? —preguntó en voz alta— ¿Ya
llegaron?
Cuando iba a dar otro paso alguien llegó por detrás y le
tapó los ojos, Harry detuvo su andar y frunció el ceño, tocó
las manos de quien le tapaba los ojos.
—¿Pero qué...?
La sorpresa le duró poco puesto que inmediatamente
sintió que alguien le puso un objeto en la cabeza que se
amoldó muy bien en su cabello. Aquella persona dejó de
sujetarlo y lo soltó.
—¡Felicidades! —gritó una multitud al mismo tiempo-
Harry no entendía lo que ocurría, por lo que sonrió con
confusión, pero conforme se llevó las manos a la cabeza lo
comprendió; aquello que le habían puesto era una corona...
—¿Qué...?
Una corona adornaba su cabello, era algo grande y
alguien le tendió un espejo para que se viera, abrió los ojos
con sorpresa, la corona tenía unos colores llamativos y
bonitos. Harry la tocó con las manos temblorosas y
ansiosas, con miedo a que se cayera. No podía creerlo. Lo
habían coronado como la reina.
—¿Pero, por qué? —preguntó extrañado, preguntando la
razón por la cual le daban aquello tan importante.
—Déjenmelo a mí —pidió Jeff saliendo de la multitud que
rodeaba a Harry con una sonrisa.
Jeff se acercó y lo abrazó lentamente, Harry lo abrazó con
fuerza y sonrió anchamente, mostrando sus únicos y tiernos
hoyuelos que eran característicos de cuando estaba feliz.
—Harry —habló con voz dulce—, tú te lo mereces, más
que nadie ni nada. Tú has hecho posible esto, tú has hecho
que todos los presentes se amen como son, que poco a
poco la gente comprenda que lo que somos no es malo. Nos
defendiste cuando más lo necesitábamos, hiciste que
viéramos el verdadero significado de ser lo que somos. Y te
admiramos por eso. Eres la persona más gentil que he
conocido, y... —A Jeff se le cortó la voz y no pudo seguir con
el discurso por lo que se alejó de Harry y lo vio con orgullo.
—Lo que quiere decir él, Harry —prosiguió Nick quien lo
tomó del hombro y lo apretó cariñosamente—, es que sin tu
ayuda probablemente la mayoría de nosotros vería el
mundo por la pequeña brecha que nos proporciona el clóset.
Tú has abierto las puertas y por ti hemos visto el mundo
entero.
||
El evento comenzó finalmente y los gritos eufóricos de los
espectadores y de los participantes sonaron fuertemente.
Paso tras paso, los miembros de la comunidad gay
empezaron a salir de la gran bodega y otros se integraron a
ellos (eran miles, por cierto).
Aquel día fue adornado con una felicidad inmensa, fue un
día lleno de colores alegres, fue un día donde todos podían
ser lo que siempre habían querido ser sin poder ser
juzgados por alguien, porque comprendían que no había
nada de diferente gracias a Harry.
Carteles gigantes sostenidos por varios grupos de
personas se dejaron ver; "Ser gay está okay", "Sé orgulloso
de quién eres", "El amor es igual", "¿Realmente? No
importa", "Si tú eres gay, eso está bien", "Mismo amor", "No
puedo cambiar", "Soy sólo un humano"... Miles de frases
célebres y sencillas se podían leer entre la multitud en
diferentes idiomas. Canciones de temática de la igualdad
resonaban en las bocinas. En ese momento, se podía
escuchar "Human" de Christina Perri.
"Pero soy humano y sangro cuando me caigo, soy humano
y me golpeo y me quiebro. Tus palabras en mi cabeza son
cuchillos en mi corazón, me levantas y luego me vengo
abajo. Porque soy humano".
Todos parecían felices y cómodos, bailaban y reían. Otros
simplemente caminaban dejándose llevar por la corriente y
por el ambiente de armonía que reinaba en la marcha.
Nadie te miraba raro, nadie te juzgaba, todos te daban la
bienvenida, todos te aceptaban.
Habían travestís arreglados de una manera maravillosa,
había personas que tenían playeras con estampados del
amor equitativo, y otras que simplemente estaban vestidas
normalmente. La verdad era que no importaba, el punto de
aquello era lograr liberarse sin juzgamiento alguno.
Las banderas coronaban todo el movimiento, todos tenían
una en la mano, sin excepciones. Algunos se amarraban las
banderas en las muñecas, en el cuello, en el cabello, pero
todos sonreían y eso para Harry era lo que valía la pena.
Los carros alegóricos también comenzaron a salir, en ellos
había grandes monumentos como los signos del hombre y
mujer pegados a otros signos de su mismo sexo. Había otros
que simplemente estaban de adorno y allá en lo último se
veía el carro más importante; el de la reina de la
comunidad, en este caso, rey.
Harry miraba desde arriba todo lo que pasaba y la
emoción en la que se desarrollaba la marcha, se sentía
emotivo, se sentía extrañamente vivo. Jamás había visto
nada tan hermoso. Cientos de personas que eran parte de
aquello y otras que sólo lo apoyaban... Lo que más le
gustaba era que eso era por su causa, él lo había hecho
posible.
Nada podía salir mal a sus ojos, todo estaba perfecto, ese
sería su día y había que disfrutarlo.
O tal vez sí, tal vez algo podría salir mal, alguien podría
desencadenar algo malo... Algo de nombre Troy Tomlinson
que se encontraba al otro lado de la ciudad esperando su
llegada junto a su hijo, Louis Tomlinson.
||
Pasados veinte minutos personas comenzaron a verse allá
a lo lejos, caminaban al ritmo de la música y gritaban, se
divertían, Troy supo que el momento había llegado.
Louis estaba a su lado y miraba a aquella gente
evidentemente horrorizado, jamás había visto nada
semejante y vulgar. Era horrible. Aquellos colores que
semejaban a la "libertad" no eran más que estupideces.
¿Cómo podían sentirse orgullosos de tremendos
fenómenos que eran? Eso no era digno de orgullo, era digno
de vergüenza. Por su culpa él había sufrido de pequeño, por
su culpa miles de personas también lo hacían. Sólo porque
no eran capaces de estar con personas de su diferente
género, sólo por capricho.
Malditos sean.
El grupito de gente de Troy tenía cartelones que, a
diferencia del movimiento contrario, daban a entender que
la homosexualidad era una calamidad. Todos estaban
evidentemente enojados esperando a que Troy diera una
señal, la más mínima, para poder acercarse y arruinarlo
todo. No se acercaban a las cien personas, pero parecían
bastantes. Todos pensaban igual que Troy y que su hijo.
Eleanor, la novia de Louis, se encontraba a su lado
sosteniendo su mano firmemente, tenían las manos
entrelazadas y la chica estaba pegado a Louis, brindándole
su apoyo y mirando con odio a aquellas personas que se
acercaban lentamente.
—Eleanor, quizá debas irte lejos, no te gustará cómo
terminará esto —le aconsejó Louis con voz dulce a su novia
que se encontraba fielmente a su lado, como todo un perrito
faldero—, no me gustaría que te hirieran.
—Está bien, bebé —Eleanor asintió y volteó hacia Louis, lo
tomó por la barbilla y le dio un corto beso de despedida—.
De igual manera no quiero verlos, me dan asco —exclamó
antes de irse.
La comunidad gay estaba tan absorta en su burbuja de
felicidad que no se dio cuenta de todos aquellos
homofobicos que los esperaban, obstruyendo el paso.
Estaban tan distraídos que no se dieron cuenta de que la
persona que se encontraba al frente alzó el brazo y uno de
ellos lanzó la primer bomba de humo.
Harry estaba tan absorto bailando y cantando la canción
de "Secrets" de Mary Lambert que no se dio cuenta cuando
la bomba explotó y eso provocó que una de las chicas que
se encontraba hasta en frente se desmayara.
No escuchó el caos que comenzaba a reinar abajo hasta
después de unos minutos. Estaba tan absorto en su propio
mundo de felicidad que no vio cuando un chico castaño alzó
la mano, dio impulso a su brazo y estuvo a punto de lanzar
una bomba en su dirección. Pero que en el último minuto...
se detuvo.
||
Louis observó el momento exacto en que una bomba de
humo estalló demasiado cerca de una chica y ésta se
desvaneció al instante al inhalar el aroma. Sonrió. Desvió la
mirada al carro alegórico más importante en donde se
encontraba el principal factor de aquel alboroto
homosexual.
Se llevó la mano a la bolsa trasera del pantalón y tomó la
bomba de humo que le había dado su padre entre las
manos, la alzó e impulsó su brazo para lanzarla. Esa
persona sería su objetivo, se la lanzaría. No alcazaba a a la
persona que se encontraba arriba así que estuvo a punto de
lanzarla.
Pero se detuvo.
Él volteó y Louis sintió que su mano se congelaba entorno
a la bomba de humo.
Era él, era un chico, y bailaba ajeno a todo lo que
comenzaba a suceder debajo de él, no lo escuchaba,
danzaba al ritmo de la música que resonaba en las bocinas
y una corona adornaba su largo cabello color chocolate.
Louis no supo en ese momento qué fue lo que lo detuvo a
lanzar la bomba, no supo qué fue lo que le impidió seguir
con su objetivo, pero lo único que supo que que no debía de
hacerlo. Se arrepintió después de salir de su trance, pero en
ese momento sólo pudo observarlo, observar a aquel chico
que bailaba alegremente encima de esa carroza.
Quizá fue la música en combinación a los movimientos de
aquel chico, quizá fue su casi larga melena rizada
moviéndose al compás de la canción, o quizá fue la letra de
la melodía...
"Nos enseñan desde que somos jóvenes a esconder las
cosas que no nos gustan de nosotros mismos dentro de
nosotros mismos. Sé que no soy la única que pasa mucho
tiempo intentando ser otra persona''.
Pero justo en ese momento, cuando vio al chico que tenía
una corona sonriendo como si fuera el mejor día de su
vida... sintió como si algo despertara dentro de él, algo que
hace tiempo atrás su padre había "erradicado" golpe tras
golpe, insulto tras insulto y rechazo tras rechazo... No pudo
evitar sentir lo que en ese momento sintió, y se arrepintió
enseguida de haber experimentado ese sentimiento.
||Capítulo 3.

Doncaster, Reino Unido.


Harry estaba muy absorto en su propia burbuja de
felicidad que aunque el escándalo asustado se escuchaba
cada vez más fuerte, siguió bailando. La canción le hacía
experimentar una extraña sensación falsa de libertad, por lo
cual le tomó unos cuantos segundos más salir de su trance.
A lo lejos comenzó a escuchar gritos detrás de su ilusión,
gritos desesperados pidiendo ayuda. Poco a poco dejó de
bailar y se sostuvo de la barra de metal para evitar caer,
bajó la mirada para ver qué sucedía, confundido.
Pudo divisar desde arriba que varias personas se
encontraban al rededor de algo, soltando exclamaciones y
otras tantas corrían a ver la escena. Harry se preocupó,
¿había algún herido?, ¿alguien se había torcido el pie?, ¿se
había desmayado alguien?
—¡Por favor, hagan algo! —gritó una de las tantas
personas que estaban amontonadas a su al rededor.
—¡Ha inhalado demasiado gas! —gritó otra, presa del
pánico.
Harry no comprendía al cien por ciento lo que pasaba
hasta que alzó la vista, y a lo lejos vio la multitud
enardecida. Aquellas personas tenían carteles contra la
diversidad sexual, frases y dibujos amenazantes pintados en
pliegos de papel blancos. Los miraban furiosos. Harry se
dispuso a bajar con velocidad por las escaleras de la
carroza, no lo había querido admitir pero ahí estaba la
advertencia de su amiga, la advertencia de que ellos
sabotearían la marcha costara lo que costara.
No logró entender del todo el por qué la gente estaba tan
asustada hasta que una segunda bomba de gas explotó de
lado derecho del carro alegórico, haciendo que las personas
se disiparan al instante con tal de no respirar nada del
humo.
Bajó con más rapidez cuando vio claramente lo que
tramaban: los estaban atacando, estaban atacando a su
familia. Los estaban lastimando sólo por ser lo que eran, y
por apoyar la diversidad sexual. ¿De verdad la gente podía
llegar a ser tan inconsciente para llegar a ese punto? Harry
terminó de bajar y se dirigió a la multitud que pedía ayuda.
Saltó del carro alegórico dispuesto a brindar su ayuda.
No permitiría que lastimaran a más gente. Todos los que
se encontraban allí habían sido ya bastante lastimados en el
transcurso de su vida por ser diferentes, no necesitaba
añadir más cortes a sus heridas.
Con sus piernas largas llegó pronto hasta la primera
víctima del ataque, una adolescente de no más de quince
años estaba desmayada en el pavimento, tenía el cabello
revuelto y parecía hacer gestos conforme respiraba. Todos
abrieron paso al ver que Harry se acercaba y el chico se
arrodilló a un lado de la adolescente.
—Rápido, necesito que se alejen para que pueda respirar
—dijo en voz alta, por lo que todos comenzaron a disiparse
al rededor.
Harry con delicadeza tomó el pulso de la muchacha,
estaba bien, todo iba normal y suspiró aliviado, alzó la vista
y se encontró con otro adolescente que los veía claramente
asustado. Necesitaba una ambulancia así que decidió que él
sería quien le brindaría ayuda.
—Tú, el chico de tirantes de colores—llamó en voz alta al
chico, y éste lo miró expectante— Necesito que vayas por
los paramédicos, llámalos y dile que hay heridos. No están
lejos, deben de estar un poco más atrás de la marcha.
—S-sí —accedió inmediatamente y se dispuso a correr.
—Los demás —gritó Harry dirigiéndose a los que lo
rodeaban—, comuníquenles a todos que se detengan y que
no avancen más. Háganse para atrás, no quiero heridos,
¿vale?
Él parecía histérico, de hecho estaba histérico. Una
maraña de sentimientos crecía sobre él; enojo, furia,
tristeza... Había estado tan feliz por haber ganado aquel
caso y por fin había logrado que les dedicaran un día, por fin
había pensado que estaba a un paso de la libertad...
Un sólo maldito día... No pedía nada más. Sólo que los
dejaran en paz, unas cuantas horas de felicidad valían todo
lo que él y los demás habían soportado, unas cuantas horas
valían el esfuerzo que habían puesto todos para que todo se
lograra, y eso sucedía... Creía que todo iba a salir bien pero,
de nuevo, se había equivocado.
En esos momentos todo le había sido arrebatado por
estúpidas personas de mente cerrada, que no habían
aceptado su equivocación al menos una vez en su vida, y
que se aferraban a lastimar a su familia.
¿Dónde mierdas estaban los agentes policiales? De pronto
no se veía nadie más que sus compañeros y él. Los habían
abandonado, los habían dejado solos para que ellos mismos
controlaran el caos. Pero claro, ¿qué más esperaba en un
mundo como ese? En un mundo donde agredir
homosexuales estaba permitido, en donde la justicia para la
diversidad sexual no existía...
Negó con la cabeza, eso no se quedaría así. Harry tomaría
las riendas del asunto y si las autoridades no estaban para
ayudarlo, él solo lo haría. Se inclinó hacia la adolescente y la
tomó por el torso y el cuello, la cargó con cuidado de no
lastimarla y se dirigió a la carroza para depositarla arriba,
donde pudiera respirar aire puro sin complicaciones.
Nick y Jeff que habían estado un poco más atrás en la
marcha se dirigieron corriendo a Harry en cuanto lo vieron,
estaban confundidos (como todos) por lo que estaba
sucediendo y no comprendían del todo la situación.
Tampoco comprendían qué hacía Troy Tomlinson en medio
de la calle con un montón de gente a su lado, impidiendo el
paso.
—Harry ¿qué haremos? —Nick llegó y se dispuso a
ponerse de lado derecho de Harry seguido de Jeff, ambos
esperando instrucciones.
Harry suspiró algo frustrado y se pasó una mano por el
cabello, pensando en la mejor solución. Le retiró unos
mechones de cabello del rostro a la adolescente que se
encontraba inconsciente frente a él.
—Suban a todos los que estén intoxicados por el humo en
un carro alegórico, quiero que estén alejados de la multitud,
necesitan respirar aire puro en lo que llega la ambulancia —
habló con el ceño fruncido, lleno de preocupación.
—¿Y qué haremos con ellos? —preguntó Jeff, señalando a
la gran cantidad de personas que estaban esperándolos del
otro lado de la calle, en su contra— ¿Quieres usar la fuerza
bruta? Esto no se puede quedar así, Harry —dijo
evidentemente molesto.
Le tomó apenas unos segundos decidirlo, sabía que la
fuerza jamás vencía a una mente cerrada, a los golpes
jamás se arreglaba algo y su mejor virtud era hablar. Así
que aunque podría no funcionar, hablaría con ellos, con Troy.
—Yo iré —avisó mientras se daba vuelta y se encaminaba
hacia Troy con pasos largos y firmes.
Jeff lo miró asustado, como si estuviera loco y caminó
rápidamente detrás de él.
—Pero Harry, son demasiados —dijo con nerviosismo—, no
puedes golpearlos a todos —comentó asustado—, yo puedo
conseguir a alguien si quieres...
Harry sonrió anchamente y rió ante el comentario de su
amigo, pero no dejó de caminar.
—Jeff, no voy a pelear —habló tratando de tranquilizarlo—,
eso no va conmigo y tú lo sabes bien. Sólo necesito hablar,
y no exactamente con todos, si no con uno. Con la única
persona que llegaría a estos extremos sólo para hacerme y
hacernos sentir miserables.
La comunidad gay estaba totalmente alterada con los
hechos, pero poco a poco se fue restaurando el orden según
se corría la voz de las ordenes que debían acatar. Todos,
absolutamente todos comenzaron a retroceder y a trasladar
a los pocos heridos que había a los carros alegóricos en
espera de los paramédicos.
Pronto llegó una ambulancia con ayuda y comenzaron a
atenderlos proporcionándoles oxígeno artificial para que sus
pulmones volvieran a llenarse de aire y también vendaron a
algunas personas que tenían golpes o cortadas gracias a la
gran cantidad de gente que había y que por la persecución
se habían lastimado.
En el transcurso de aquello, Harry caminó un paso tras
otro acortando la distancia entre él y ellos. Tenía la vista fija
en Troy, quien lo miraba siniestramente sonriente, como
dando por echo la victoria que no obtuvo en el tribunal. Troy
ya saboreaba la derrota y la humillación de Harry.
Harry no se dio cuenta que había alguien aparte de Troy
que también lo miraba con atención, quizá demasiada, que
lo miraba como si quisiera descifrar qué mierda. En su
campo de visión sólo entraba Troy y quizá... sólo quizá...
una diminuta mancha castaña con dos puntos azules.
Cuando por fin Harry y Troy se vieron frente a frente,
separados sólo por unas cuatro o cinco brechas de aire, Troy
echó la cabeza un poco para atrás y escupió en la cara del
rizado, Harry ni siquiera se inmutó, o se hizo para atrás. Se
limitó a verlo con seriedad, borrando todo rastro de
inmadurez, tomando su rol de hombre. Iba a defender a su
familia y eso lo hacía fuerte.
—¿El maricón se cansó de ser una desadaptado mental?—
le preguntó Troy soltando una carcajada sin gracia, con
repulsión.
Harry no dijo nada y se dispuso a sacar un pedazo de
papel de su bolsa trasera para proceder a limpiarse de la
cara la saliva de aquel hombre.
—No vengo a lo que usted piensa, no vengo a ceder, si es
lo que cree —le dijo con toda calma—. Es más, ni siquiera sé
por qué le estoy hablando de usted, si no se lo merece. No
se merece ni siquiera que le llamen señor, es más, no
merece tener tan siquiera un nombre o un apellido si
discrimina y hace menos a los de su especie.
—¿Los míos? —preguntó Troy en tono sarcástico, soltó
otra carcajada— Yo soy una persona completamente normal
que tiene una pareja con la que puedo tener una familia, no
soy un animal apareándome con los de mi mismo sexo. Soy
un hombre a comparación de ti, y ni hablar de tu bola de
asquerosas marimachas, un horror.
Louis miraba absorto al chico de ojos verdes, al mismo
que había insultado a su padre, al mismo que había bajado
de la carroza en ayuda de sus compañeros. Ese chico era
alto, mucho más alto que su padre y que él. Tenía unas
piernas largas con la que daba largos pasos y su camisa iba
abierta de tres botones de la parte superior. Tenía el ceño
fruncido.
Su cabello era algo largo y ondulado. La corona dorada
reposaba cómodamente entre sus ondas de cabello y
mientras hablaba sus labios se volvían más rosados puesto
que se los relamía.
Louis de pronto se sintió asqueroso ¿qué hacía viendo a
un homosexual como él? Aquellas bestias eran repugnantes,
de tan sólo pensar en que había estado observándolo como
si quisiera memorizarlo se daba asco a sí mismo. Aquello
era lo que su padre y él querían evitar, más personas como
ese chico. Personas como él eran lo malo que había en el
mundo.
Quizá por gente como el chico de orbes verdosas, él había
sufrido de pequeño. Quizá por su culpa había soportado
golpe tras golpe, tal vez por su culpa había dejado de ser el
orgullo de su padre.
Por culpa de personas como él... Louis no había tenido una
infancia digna junto a su hermana Fizzy y su madre había
sufrido violencia por parte de su padre.
Apretó los puños al igual que su padre, ese chico tenía la
culpa de todo, por culpa de ese chico más personas sufrían.
Él, revolcándose sólo por sexo y lujuria con los de su propio
género. No merecía la palabra humano.
—Parece que no comprendes que tu existencia y tu
estancia aquí es errática, ¿cierto? —habló Louis por primera
vez dirigiéndose a Harry, en voz alta, con los ojos cargados
de odio—. ¿Acaso no comprendes que tú y tu bola de
maricones y marimachas están de sobra en este mundo?
¿por qué no simplemente desaparecen y nos ahorran la
pena de tener que estarlos viendo todos los malditos días?
La voz chillona perforó en los oídos de Harry y por primera
vez se dio cuenta de la presencia del pequeño adulto que
estaba de lado izquierdo de Troy Tomlinson. Bajó un poco la
mirada para verlo a la cara y se encontró a un chico
completamente apuesto. Tanto que respingó un poco al ver
que un rostro tan bonito estaba cargado de odio como Troy.
Sus ojos azulados eran de un color muy inusual, muy
claro, su cabello castaño y alborotado contrastaba a su cara
tersa, y lo miraba como si quisiera matarlo de verdad. Era
tan triste que detrás de toda aquella belleza hubiera tantas
tinieblas y telarañas. Tantos prejuicios...
Y tanto Troy como Louis lo miraban como si esperaban
que aceptara que era un mero error de naturaleza y que se
fuera dejando desprotegidos a los miembros de su familia,
¡estaban locos! ¡él jamás haría eso! Había llegado tan lejos
por ellos, y lo terminaría por ellos.
—Ya hemos lamentado demasiadas muertes y agresiones
contra nosotros, no necesitamos más de sus comentarios
estúpidos y carentes fundamentos —dijo Harry con
sencillez y comenzó a voltearse— Ahora si me permiten
tenemos una marcha que concluir, y no pienso cancelarla si
eso es lo que espera, señor —volteó a ver a Troy—, ahora, si
no quiere que le pasemos por encima, le recomiendo
debería quitarse. Si usted quiere arreglar cuentas lo
haremos después de esto.
Harry se alejó otro paso.
—Si tanto alardea ser un hombre, compórtese como uno y
acepte que perdió este caso desde que aceptaron la
marcha. Podemos arreglar cualquier asunto personal
después, pero como verá —señaló a la multitud que lo
esperaba y sonrió ligeramente—, hoy estoy muy ocupado.
Hable con mi secretaria, con permiso.
Harry se inclinó un poco, dando por hecho que la
conversación estaba terminada y se dio media vuelta,
respirando agitadamente. Se sentía tan agredido y tan
cansado que a penas y le quedaron ganas de seguir
caminando. Sin embargo a penas y llegó a caminar unos
pasos cuando lo escuchó.
—Maldito maricón de mierda, púdrete en el infierno —dijo
Louis en voz alta, pretendiendo que ese chico lo escuchara.
Harry abrió mucho los ojos en cuanto lo escuchó, pero no
se ofendió, al contrario, le causó un poco de gracia que
trataran de insultarlo jugando con su sexualidad como si
ésta fuera una ofensa.
Así que volteó lentamente a ver al chico castaño,
directamente a sus ojos. El chico se puso a la defensiva y
alzó la barbilla, digno y dispuesto a insultarlo. Desde ahí
pudo ver el gran parentesco que tenían ese chico y Troy, ahí
se dio cuenta, era padre e hijo, compartían los mismos
pensamientos.
Harry le dedicó una sonrisa tranquila a ese chico, que
frunció el ceño al verlo sonreírle, ¿qué mierda hacía
sonriéndole? ¿por qué mierda le estaba sonriendo?
—La homofobia contribuye a reforzar la frágil
heterosexualidad de muchos hombres —citó y se fue.
||
Los intoxicados por suerte no habían inhalado el humo
que se había previsto, por lo tanto después de un chequeo
médico y un poco de oxígeno todo quedó estable, excepto
la adolescente, quien se encontraba mareada y débil. Ella se
fue en la carroza con Harry, quien la cuidó de cerca. Su
nombre era Nataly.
Jeff fue el encargado de llamar a algunos conocidos que
se encontraban en las fuerzas armadas y pronto el ejército
comenzó a llegar para desalojar a los que se interponían en
el camino de la marcha del orgullo gay, evidentemente Troy
y Louis no, puesto que se habían ido en cuando Harry les
había dejado en claro que ese evento no se cancelaría por
nada del mundo.
La marcha después de más de una hora estancada,
continuó. Claro, no con tanto ánimo como al principio pero
con las cosas ya solucionadas el entusiasmo comenzó a
florecer de nuevo. Una nueva canción comenzó a sonar en
las bocinas. La canción de Same Love se hizo presente en la
marcha y todos empezaron a cantarla.
''Y no puedo cambiar, incluso si lo intentara, incluso si
quisiera''.
Todo salió según lo planeado y el pequeño incidente se
fue quedando atrás conforme avanzaba el día... Risas,
abrazos, bailes, hubo de todo y Harry no se podía sentir más
feliz al ver que sí se podía ser feliz después de un día de
tormenta.
Sin embargo aunque todo fuera miel sobre hojuelas había
algo, algo que no salía de la cabeza de Harry... Un par de
zafiros que lo miraban furiosamente... Los ojos de aquel
joven lo perseguían. Y eso le daba miedo, realmente le
asustaba que terminara entusiasmándose con un chico que
al parecer quería arrancarle la cabeza conforme lo veía.
Harry no sabía la razón por la que ese chico le había
llamado tanto la atención, y tampoco quería averiguarlo del
todo.
Harry jamás se caracterizó por tener una pareja, o por
enamorarse de alguien. Jamás había sentido esa ''magia'' de
la que todos hablaban cuando se mencionaba el amor, quizá
era porque su corazón estaba demasiado magullado como
para darse la oportunidad de amar, o porque pensaba que
había cosas más importantes que el amor en el mundo.
Así que no le dio mucha importancia al asunto de ese
chico, y tampoco quiso merodear mucho respecto al tema.
Después de todo había tres puntos importantes por los
cuales podía evadirlo:
Uno; ese chico lo odiaba.
Dos; Harry no soportaba la mentalidad de los chicos como
él.
Tres; no lo volvería a ver.
||
—¡El día ha terminado! —exclamó Jeff evidentemente
cansado, se aventó contra el piso donde unas pequeñas
esponjas detuvieron su caída, suspiró, estaba sudado.
—Jamás pensé que ser libre costara tanto trabajo... —
susurró Nick que venía literalmente arrastrándose.
—No ha sido tan malo chicos, ¿verdad? —preguntó Harry
con voz ronca, siguiéndoles el paso.
Había sido una larga y casi interminable tarde, finalmente
la marcha había llegado a su fin y en ese momento se
encontraban guardando todo en las bodegas, había más
personas ahí adentro ayudando a organizar, pero Harry,
Nick y Jeff eran los que parecían estar más cansados. La
utilería estaba siendo guardada y el trío de amigos se
encontraba platicando en una pequeña esquina del edificio.
—Hubiera sido perfecto si esos tipos no se hubieran
cruzado y hubieran armado tanto alboroto —se quejó Jeff
que estaba acostado boca abajo.
—Ya sabes que ha donde quiera que vayamos nos
encontraremos a personas como ellas, Jeff —le recordó Nick,
que se puso a un lado de Harry y tomó una botella de agua
entre sus manos—. El mundo no está preparado para
aceptar a personas distintas...
—Amarse entre iguales no es nada distinto —lo
interrumpió Harry, corrigiéndolo.
Los tres se quedaron completamente silencios, la noche
había comenzado y la luna estaba en el punto alto,
anunciando que aquella sería una velada bastante larga.
Harry quería dormir, quería desaparecer un rato. Aquel día
había sido agotador y los miles de asuntos que pasaban por
su cabeza parecían no querer desaparecer jamás...
—¿Levantaremos cargos contra Troy y su hijo? —le
preguntó uno de ellos a Harry—, lo que hicieron está mal...
Cuando terminó la marcha, Harry confirmó sus sospechas
de que se trataba del hijo de Troy Tomlinson el que había
estado con él desde un principio. Harry al escucharlo se
encogió de hombros y le quitó la botella a Nick para tomar
agua de ella. La verdad era que no quería involucrarse
mucho en el asunto de Troy y de su hijo, no quería
comenzar a experimentar cosas raras.
—No tenemos cargos que levantar, Jeff —dijo como si no
tuviera importancia.
—Pero hirieron a varias personas —Nick asintió, dándole la
razón a Jeff—, eso ya es violencia física...
—Pero aún así... —trató de protestar.
—Harry —lo interrumpió su amigo—, tú mismo has visto
cuántas personas han muerto en este tipo marchas, no
podemos arriesgarnos a que se lleven a uno más, sería
demasiado duro para nosotros volver a repetir la historia.
Por eso dejamos Holmes Chapel ¿recuerdas?
Uh, Holmes Chapel. Malos recuerdos y muchas lágrimas.
Harry siempre se rehusaba a recordar lo que había pasado
en ese lugar y estaba dispuesto a irse a vivir al otro lado del
mundo para evitar recordarlo. Obviamente no quería que se
repitiera, sería inhumano que se volviera a repetir. Harry
negó con la cabeza, completamente abrumado por los
recuerdos.
—Claro que no quiero que se repita —dijo en voz alta, con
resentimiento—. Es sólo que no quiero pensar en eso hoy,
¿vale? —su voz se escuchaba cansada— Es un asunto de
mucho papeleo y claro que no me voy a quedar de brazos
cruzados al saber que dañaron a algunos miembros de la
comunidad, pero...
Harry suspiró. Realmente esa no era la razón pero era
medio válida. Pronto terminaron de hacer lo que quedaba
pendiente y se dirigieron a la salida. El reloj daba las diez
con cuarenta minutos. Ya era bastante noche.
—Es una lástima que su hijo sea tan atractivo y sea igual
que Troy —se lamentó Jeff mientras se dirigían hacia el
coche de Nick—. Es muy guapo...
Harry que estaba tomando agua comenzó a ahogarse con
ella, tosiendo exageradamente. ¿Qué hacían hablando de
ese chico? ¿por qué estaban hablando de él? Paren ya, quiso
decir, dejen ese asunto en paz.
—Sí, es bastante atractivo—dijo Nick dándole la razón—.
Harry, ¿no crees que es atractivo? —le preguntó.
Harry simplemente se encogió de hombros, e hizo un
sonido parecido al ''hmmm, hmmm'' dándoles a entender
que sí, o que le daba igual.
—Me gustaría saber más sobre él... —Jeff se tocó la
barbilla, pensativo— Me gustaría saber qué lo orilló a pensar
así. No me sorprendería en lo absoluto que Troy le haya
metido cosas en la cabeza, llámenlo instinto o simple
curiosidad.
—¿Podríamos dejar el tema para otro momento, chicos? —
pidió Harry suplicante— Tengo la cabeza hecha un lío y
realmente no me gustaría abordar el tema del hijo de Troy, o
si es atractivo o no. Por favor —les suplicó un poco.
Los tres se quedaron en silencio, hasta que Nick decidió
aligerar la situación.
—Como usted diga, su majestad —dijo refiriéndose a su
corona.
Harry se sonrojó y sonrió anchamente, soltando una risa
ronca. Se le había olvidado completamente el asunto de la
corona, así que inmediatamente se la quitó. Los tres rieron a
carcajadas minutos después.
—Quizá deberíamos distraernos otro poco y olvidar todo
este asunto, ya saben, divertirnos... —sugirió Jeff antes de
llegar al coche de Nick.
Nick y Jeff se vieron al mismo tiempo, con
confidencialidad.
—¿Cómo? —preguntó Harry frunciendo el ceño, ya había
tenido suficiente diversión
—La noche es joven, Styles —dijo Nick en tono
confidencial, se acercó a su amigo y lo tomó por el hombro
—. Y hay muchos chicos guapos por ahí, creo que es tiempo
de encontrar uno.
||Capítulo 4.

Doncaster, Reino Unido.


Doncaster era una ciudad extrañamente bella, moderna y
antigua al mismo tiempo, pero si hablamos del centro de
ella nos referimos a una zona llena de diversión para
jóvenes en busca de la acción de un viernes por la noche.
Bares, table dances, discotecas, prostíbulos. Todo aquello
se encontraba allí, claro, si sabías dónde buscar. Había
muchas personas que iban constantemente a liberarse de
tensiones, a pasar un rato agradable o a gozar de los
placeres prohibidos que no se podían mencionar en voz alta.
Para suerte de la comunidad gay había una pequeña pero
conocida Zona Rosa, lugar dedicado al libertinaje
homosexual, en donde continuamente asistían los miembros
de la comunidad, era la primera vez que Jeff, Nick y Harry
asistían a ella.
—No puedo creer que me estén obligando a buscar una
pareja un día como hoy —dijo Harry suspirando con
resignación, siendo empujado por sus dos amigos mientras
recorrían el centro de Doncaster.
—Vamos Harry, será divertido —dijo Jeff queriendo
animarlo—, nunca sabes qué pasará un viernes por la
noche. Quizá encuentres al amor de tu vida —Jeff le guiñó
un ojo a Nick sin que Harry se diera cuenta.
El chico rizado simplemente se encogió de hombros
ligeramente, realmente no tenía cabeza para pensar en
ligar esa noche, ni siquiera quería ligar o hacer algo
respecto a encontrar ''el amor'' en una discoteca.
Comenzaba a hacer frío y se arrepentía de no haber traído
una chaqueta, se iba a congelar si seguían así.
Y en fin, allí estaban esos tres chicos, recorriendo las
calles de Doncaster en busca de diversión y una posible
distracción. Los tres no tenían mucho tiempo en la ciudad,
acababan de mudarse apenas hace dos o tres meses, y
jamás habían pasado por ahí hasta ese día. Harry, Nick y Jeff
miraban extasiados todo lo que se cruzaba a su paso; luces,
brillantina, música por doquier e inclusive atuendos que no
dejaban nada a la imaginación.
Harry comenzaba a replantearse seriamente si aquello
había sido una mala idea, al parecer no, puesto que
empezaba a pasarla bien en compañía de sus amigos. Esa
noche definitivamente no iba a buscar el amor, sólo iba a
divertirse.
Finalmente divisaron la famosa discoteca gay, había un
letrero gigante encima de ella indicando su nombre, la
palabra ''Sweet'' resplandecía entre letras rosas y cursivas.
Allí era a donde querían entrar. Había muchas personas
fuera, y la música resonaba fuertemente en las bocinas
atrayendo al público, todos bailaban y se divertían, tomaban
bebidas de colores. Harry observó todo desde otra
perspectiva.
—Quizá la idea de salir un rato no sea tan mala —les
comentó Harry.
Enseguida se escabulleron entre el gentío para poder
ingresar.
||
—Vamos bebé, estoy aburrida, hay que salir —Eleanor
hizo pucheros entre los brazos de Louis quien tenía puestos
los brazos al rededor de su diminuta cintura.
Eleanor era hermosa, realmente lo era. Tenía una figura
delgada (quizá demasiado) pero era muy atractiva, tenía
unas largas pestañas, unos labios delgados y unos ojos muy
lindos, sin embargo su actitud era la de una chica mimada y
odiosa de quince años, a pesar de tener veintidós. Eso no le
importaba a Louis, la quería, tenían cinco años de noviazgo
y parecía que la relación iba a durar más tiempo. A la madre
de Louis le urgía saber si Eleanor era la indicada para un
casamiento.
Louis sentía que no era momento, que debía esperar.
Pero, ¿qué debía esperar? Ni siquiera él mismo sabía lo que
estaba esperando. Así que abrazó a su novia y escondió su
rostro entre su cabello castaño, era muy suave.
—No amor, estoy cansado... —dijo intentando convencerla
de que esa noche no quería salir.
Louis había vuelto a casa antes de que el ejército
desalojara para que el evento pudiera proseguir. Troy no
estaba en casa, había salido y desaparecido como pocas
veces lo hacía (sucedía cada vez que se enfadaba). Eleanor
había llegado a su casa horas después y en ese momento se
encontraba entre sus piernas, rogándole que salieran.
El chico castaño no quería, no tenía ánimos. De echo, no
sabía lo que le sucedía, estaba echo un desastre por dentro.
Siempre había juzgado por mal a los homosexuales, siempre
los había considerado cosas horrendas y erráticas. Ya había
visto marchas gays antes y se las había pasado por el culo,
no le interesaban y le repugnaban, el tan sólo pensar en que
miles de personas marchaban porque se sentían orgullosas
de lo fenómenos que eran le aterrorizaba.
Y le daba coraje el saber que por culpa de esos imbéciles,
más personas se volvían como ellos. Y que al final del día,
había otros que sufrían por sus decisiones erráticas y
absurdas de tener sexo con otra persona de su mismo
género.
Además, era asqueroso. Tenía un millón de argumentos en
contra que podría recitar de memoria, los repugnaba, los
odiaba, no los soportaba.
Pero en ese caso... cuando había presenciado aquella
última... algo cambió. Lo veía tan mal y tan bien a la vez. Y
fue algo drástico y rápido, como si hubieran desconectado
un enchufe que siempre había estado conectado. Estaba
confundido, necesitaba pensar con claridad un rato las
cosas para dejarse de idioteces.
Y ese chico... Había algo extraño en él. Lo que le dijo, el
cómo lo miro y por último la maldita sonrisa que le había
dedicado antes de darse media vuelta...
Creía (y lo seguía haciendo) que los homosexuales eran
personas sin el menor sentido común o sin sentimientos,
pero al ver cómo bajó del carro alegórico para ayudar a los
suyos y como cuidó de ellos, fue completamente ilógico y
en contra de lo que creía... ¿Qué era ese imbécil?
—Louis, bebé, por favor... Llama a unos amigos tuyos,
realmente no importa, pero quiero salir, ¿sí? —le rogó,
volteando a verlo y posando ambas manos a cada lado de
su rostro para verlo fijamente a los ojos.
Louis la miró directamente a los ojos, su novia tenía los
ojos castaños, muy claros y atractivos. Pero faltaba algo,
algo por lo que él esperaba. ¿Qué era? Su novia lo tenía
todo, le quería, le daba cariño, le daba buen sexo...
Sacudió la cabeza, quizá Eleanor tenía razón le faltaba,
salir. No necesitaba a todas esas mierdas andar por su
cabeza. ¿Qué le estaba pasando? Ellos eran seres repulsivos
guiados por su instinto sexual, punto final.
Sólo eran unos puercos, revolcándose con los de su propio
género para experimentar. Eran el castigo divino enviado
por Dios a la Tierra para probar su fe y eran la tentación
para caer en el pecado. Pero él no lo haría, jamás.
Su padre así se lo había enseñado, su padre tenía razón.
Louis se levantó del sofá con Eleanor en brazos, quien
chilló con sorpresa. Se aferró al cuello de Louis y enroscó
sus piernas al rededor de la cintura de su novio, ambos se
miraron fijamente de cerca.
—Voy a llamar a Ed, bebé —dijo con cariño—. Alístate y
enseguida salimos —le avisó, aceptando su propuesta.
Eleanor sonrió anchamente en respuesta y se acercó al
rostro de Louis, al punto de pegar sus narices.
—¡Por eso te amo, Louis! —le dijo y posteriormente lo
besó con lentitud.
Y ahí estaba, la chispa que prendía la gasolina. Fuego
contra combustible. Al parecer tardarían un poco más en
salir, puesto que Eleanor comenzó a desvestirse encima de
Louis...
||
La música Techno resonaba en las bocinas de la discoteca,
gente bailando por aquí y por allá, riéndose a carcajadas y
sudando. El trío de amigos no era la excepción, todos se
divertían como si no hubiese mañana.
Sweet estaba lleno hasta el tope y parecía llenarse aún
más, estaba tenuemente iluminado por luces rosas y
algunas otras de colores parpadeantes le daban ambiente a
las diversas pistas de baile, pero a esas alturas, hasta los
pasillos estaban ocupados de gente balanceándose al ritmo
de las melodías.
Harry, Nick y Jeff se fueron separando inconscientemente
según lo que les atraía; Jeff vio a un chico solitario y guapo
al fondo de la discoteca y fue directo a él, Nick fue a la barra
de tragos dispuesto a pedir varias margaritas y Harry se
fundió entre la tanta gente que danzaba apretujada.
Los pies y el cuerpo del rizado, que por cierto destacaba
entre la multitud por su altura, comenzó a dejarse llevar y
empezó a bailar. Era imposible no dejarse llevar a pesar de
que al principio él mismo era el que rechazaba aquello.
Le encantaba bailar, y no era el mejor, pero le gustaba. Le
gustaba atrapar la música y reflejarla en sus movimientos,
así que se dejó llevar, atrayendo la atención de algunas
señoritas... y de unos jóvenes que se daban cuenta de lo
jodidamente atractivo y caliente que se veía al bailar.
Los movimientos aumentaron de velocidad, rió
tontamente, le gustaba. Pronto sintió unas manos en su
hombro y se dio la vuelta sorprendido para encontrarse a un
chico desconocido con lentes de sol de colores y con el
torso desnudo a excepción de unos tirantes que se
amarraban en el cinturón de su pantalón.
—¿Podemos bailar? —preguntó audaz, con una seguridad
tal que intimidó a Harry.
Se quitó los lentes y sus ojos cafés eran amigables, le
sonreía esperando su respuesta. Harry no pensó en el amor
cuando lo vio, solamente en pasar el rato con un amigo. Así
que con timidez asintió y se acercó a él.
—Mi nombre es Harry —le dijo mientras comenzaba a
bailar a su lado.
—Gusto en conocerte, Harry —contestó con una sonrisa y
volvió a ponerse sus gafas
Puso sus manos en los hombros del desconocido y volvió
a comenzar su danza, esta vez, acompañado.
||
Eran las doce de la noche cuando Ed llegó a la casa de
Louis, sonó la bocina del coche para que éste saliera
acompañado de su novia, Eleanor.
Ed Sheeran era un amigo de Louis desde la infancia, lo
sabía todo de él. Y no era algo intencional ni estaba
obsesionado con él, con el tiempo había aprendido todo
sobre Louis en contra de su voluntad. Lo conocía desde
preescolar, así que era difícil no estar enterado de los
pensamientos de su amigo, porque literalmente, Ed conocía
mejor a Louis que él mismo. Ed siempre era el compañero
de crimen y de secretos de Louis, así que no le había
quedado más opción que aceptar la invitación del chico a
salir.
Así que conocía la situación con Eleanor, y conocía a
Eleanor también. Ella no le caía bien, varias veces le había
dejado en claro que ella era una chica que conocía la
palabra ''sexo'' muy bien, y no le gustaba en lo absoluto.
Pero Louis al parecer parecía bastante enamorado de ella,
así que decidió no decir nada respecto a la situación
incómoda que la novia de su amigo y él mantenían.
Cuando escucharon que el coche de Ed llegó, ambos
salieron apresurados y se montaron encima de la
camioneta. Louis se sentó en el asiento delantero creyendo
que su pareja se sentaría en la parte de atrás, pero para su
sorpresa ella evitó que cerrara la puerta del coche con una
mano para poder subirse y montarse en sus piernas,
después ella misma cerró.
Ed no podía dar crédito a lo que estaba viendo,
¿realmente ella había hecho? ¿a eso se limitaba Eleanor? ¿a
vivir la vida entre las piernas de Louis?
—El coche tiene cinco asientos —avisó Ed enseñándole los
asientos traseros a Eleanor con gesto de mano—
¿Necesariamente tienes que ir encima de Louis? —dijo con
ironía.
—Buenas noches a ti también, Sheeran —dijo Eleanor con
hostilidad, sin un toque de amabilidad hacia Ed.
El pelirrojo le sonrió a medias, como la odiaba, de verdad
lo hacia. Si por él fuera abriría la puerta y la empujaría a la
calle con el coche en movimiento. Pero la soportaba por
Louis. Sólo por Louis... Realmente le costó trabajo hacerse a
la idea de que su amigo sería infeliz si aventara a Eleanor
del coche en movimiento, porque estuvo a punto de
hacerlo.
—¿Qué tal Louis? —saludó a su amigo, un poco más
animado al verlo.
—Hola Ed —Louis le sonrió.
Después de los saludos el pelirrojo emprendió la marcha
hasta el centro de la ciudad, ya sabía a dónde dirigirse. Sin
embargo en todo el camino, la pareja se había estado
besuqueando delante de él lo cual le irritaba, cosa de la que
se quejaba cada cinco minutos.
Cada maldito alto, ellos dos aprovechaban para darse
unos húmedos y asquerosos besos frente a él.
Cuando por fin se estacionaron en un aparcamiento libre,
seguían besándose, por lo tanto Ed ya harto de sus
''demostraciones de amor'' los interrumpió carraspeando.
—¿Podrían dejar de compartir sus babas en mi coche? —
pidió y luego hizo un sonido parecido a las arcadas—. Me
dan náuseas...
Ambos chicos se separaron no sin antes que Eleanor le
mordiera los labios a Louis, cosa que evidentemente el
chico disfrutó. La chica vio desafiante al pelirrojo y lo
encaró.
—Consíguete una novia —lo retó Eleanor, descarada.
Ed hizo un gesto de fastidio.
—Consíguete una operación de nariz.
Eleanor chilló indignada y se quejó con Louis, que los veía
sin dar crédito a que parecían dos niños de cinco años
peleando.
—¡Basta ambos! —exclamó Louis, deteniendo la pelea.
—Sabes que odio que sean así de melosos en mi cara,
Louis... —le reprochó Ed, algo cansado— Sé que se aman y
todo lo que quieran, pero ámense fuera de mi auto, por
favor.
—Pero... —trató de protestar Eleanor.
—Tienes razón, lo siento —se disculpó Louis
interrumpiendo a Eleanor—. Es tu coche, tú mandas.
Ed miró hacia el cielo y dijo ''gracias'' en voz alta. Louis le
sonrió a su amigo, por fin bajaron y caminaron hasta una
discoteca para posteriormente entrar.
||
Dieron las dos de la mañana y Harry cayó rendido en la
pista de baile. El chico con el que bailaba, Henry, lo
acompañó a sentarse cuando Harry le dijo que no podía
más. Estaba sentado en medio del salón y miró la hora en
su reloj, eran exactamente las 2:20 am. Se despidió de su
compañero de baile y salió del establecimiento con el
número celular del chico en la bolsa trasera del pantalón.
Necesitaba encontrar a Nick y a Jeff para irse de regreso a
casa, así que pensó que lo mejor sería salir para
encontrarlos, así que se encaminó a la calle en un intento
de reconocerlos entre tanta gente. Era increíble que siendo
tan entrada la madrugada hubiera tantas personas fuera de
Sweet, pero ahí estaban, por increíble que fuera. Harry sacó
su celular y les marcó a ambos varias veces, ninguno
contestó.
Creyó que ya habían ido a casa, así que no tuvo más
remedio que irse caminando él solo hasta encontrar un taxi.
Suspiró, esta vez le tocaba regresar sin compañía.
Cuando salió de la Zona Rosa, se encontró en territorio
neutral. No reconocía a nadie ni nada, y comenzaba a temer
que se perdería. Comenzó a recorrer las calles intentando
poder encontrar una salida, cabe de mencionar que Harry
era nuevo, no llevaba mucho tiempo en Doncaster y no
conocía muy bien la localidad. Pero estaba seguro que si
encontraba a algún rostro amigable le preguntaría dónde
había una avenida grande para así poder encontrar un taxi.
Se cruzó con un callejón que se encontraba entre una
discoteca y un bar, estaba casi seguro que si cruzaba por
ahí podría salir al otro lado y encontrar alguna calle principal
cosa que lo ilusionó bastante, así que aliviado comenzó a
adentrarse dejando a toda la multitud atrás.
Cuando se adentró se detuvo al instante, en modo
estático. No podía creer lo que estaba escuchando. En la
oscuridad de aquella brecha se escuchaban gemidos y
suspiros, Harry realmente quiso reír a causa de la mala
situación vergonzosa en la que se encontraba.
Para su suerte se detuvieron rápidamente para dar paso
al susurro de un nombre; ''Louis''.
||
Louis y Eleanor habían dejado la discoteca hace varios
minutos para dar paso a sus deseos calientes. Todo
comenzó gracias a que Eleanor no dejaba de provocar a
Louis con sus pasos eróticos en el baile. Se adentraron en
un callejón y comenzaron a meterse mano mutuamente.
Eleanor tenía las manos dentro del pantalón tocando las
partes intimas de su novio mientras que él metía las manos
dentro de su blusa acariciándola con brusquedad.
Cuando por fin y después de tanta excitación decidieron
follar en el callejón, así que Eleanor sacó un condón de la
bolsa trasera de su pantalón. Nadie los veía, no había nadie
que los pudiera acusar de aquello, así que lo hicieron. Ella
comenzó a gemir, siendo embestida por Louis contra la
pared del callejón. Finalmente llegó al orgasmo junto a su
novio, y susurró su nombre.
Ambos quedaron exhaustos pero satisfechos, justamente
eso era lo que necesitaba Louis; un polvo rápido para
olvidar todo el asunto de esa tarde y para borrar esas
confusiones que su mente creaba.
—Es hora de irme —le dijo ella después de un rato,
acomodándose la blusa y subiendo el zipper de su pantalón
—, nos vemos mañana, amor.
Se despidieron con un húmedo beso y después Eleanor
caminó hasta la salida del callejón, sin dejar rastro de lo que
había sucedido ahí. Louis la vio alejarse y se mordió los
labios al ver sus glúteos, realmente tenía la novia perfecta.
Louis se recargó en la fría pared mientras su respiración
agitada se estabilizaba. ¿Dónde estaba Sheeran en esos
momentos? Intentó tranquilizarse y pensar con la cabeza
fría. Sacó su celular y le llamó, pero no contestó.
Seguramente ya se habría ido, entonces tendría que irse él
también solo.
Suspiró resignado, eso le pasaba por caliente.
—Vaya, juzgas a los homosexuales por ser una mala
influencia para el mundo pero no te juzgas a ti mismo por
tener sexo en los callejones.
Esa voz...
Louis se incorporó de inmediato y alerta, se sorprendió de
las palabras que el chico había dicho y de el chico que las
había pronunciado. ¿Dónde estaba él? ¿lo había visto?
Pronto sus ojos se adaptaron a la oscuridad y pudo ver a ese
chico saliendo de entre las sombras con una mueca entre
divertida y juguetona.
—Eres asqueroso —le dijo con repulsión, como si
escupiera las palabras hacia él, a la defensiva, de pronto su
buen humor se esfumó.
—No, lo que tú estabas haciendo con esa chica sí que es
asqueroso —comentó Harry y se cruzó de brazos mientras
se recargó en la pared mientras lo veía fijamente.
Harry justamente quería olvidarse de el asunto de Troy y
de su hijo, y ahí lo tenía, enfrente, hablando con él, jugando
con él. Se dio cuenta de muchas cosas en ese momento,
Louis tenía los ojos más claros de lo que los había visto hace
horas, tenía la voz chillona y una piel ligeramente
bronceada.
Si pudiera contestar la pregunta de Nick acerca de si el
hijo de Troy era atractivo, sí, era atractivo.
—¿Me has estado fisgoneando? —le preguntó frunciendo
el ceño, apretó los puños enfadado. Había escuchado los
gemidos de su novia, se sonrojó no de vergüenza, si no de
furia y celos.
—No hace falta fisgonearte, el mundo entero se dio
cuenta de que aquí adentro pasaba algo —Harry le sonrió
de medio lado—. Debieron de hacer menos ruido, me
dejaron sordo —hizo un gesto y se llevó una mano al oído,
como sobándose para dejar en claro su mensaje.
Mientras que Louis lo miraba furioso, Harry observaba
atentamente las reacciones del castaño. Él seguía
observándolo como si quisiese matarlo, y Harry dudaba que
en cualquier segundo iría a golpearlo. Así que tomó algo de
valor y dejó de recargarse en la pared para acercarse a
Louis lo suficiente como para ver de cerca que tenía unas
pestañas muy largas.
Louis instantáneamente al ver que el chico se dirigía hacia
él dio unos pasos hacia atrás, con repulsión, con... miedo.
—¿Sabías que la homosexualidad a la que tanto le temes
y tanto aborreces existe en más de cuatrocientas cincuenta
especies? —le preguntó Harry, relajado, como un dato
curioso.
—¿Y eso qué me importa? —dijo a la ofensiva.
—Que lo que tu padeces, la homofobia, sólo se ha
encontrado en una —Harry sonrió de nuevo, esta vez
mostrando sus hoyuelos—¿No crees que eso es aún más
extraño que la homosexualidad?
Louis ni siquiera se molestó en mirar la maravilla que
tenía enfrente, no se dio la molestia de ver sus ojos verdes
brillar con curiosidad al mirarlo, o los hoyuelos que se
formaron en sus mejillas al sonreírle. Estaba demasiado
ocupado tratando de irse o de herir a ese fenómeno.
—No tengo tiempo para tus pláticas estúpidas —dijo
enfadado y se dio media vuelta para irse—. no sé ni
siquiera por qué estoy hablando contigo, no me interesas y
eres un fenómeno. Me repugnas.
—¿Soy un fenómeno? —preguntó Harry sorprendido, sin
ofenderse.
Louis cada vez estaba más enfadado y no soportaba la
actitud pesada del chico alto así que comenzó a alejarse con
zancadas rápidas, dispuesto a mandarlo a la mierda.
—¿Por qué te vas? ¡te quiero conocer! —escuchó que el
chico le llamaba.
Volteó irritado a enfrentarlo de nuevo y observó que éste
lo miraba. Maldita sea, odiaba la forma en la que lo
observaba, como si fuera un cachorrito errado, como si
estuviese equivocado, como si fuera... vulnerable. Lo
odiaba.
—Piérdete —le exclamó y le enseñó el dedo medio—. Que
te quede claro que no quiero cerca a un tipo como tú.
Harry se quedó callado un rato sin decir nada, hasta que
después de unos largos segundos sonrió de nuevo le
contestó:
—Lo intentaré, mientras tanto duerme tranquilo —se
despidió—. Hasta luego, Louis.
Un extraño escalofrío recorrió el cuerpo de Louis al
escuchar su nombre ser pronunciado por aquel tipo. Y no
supo qué lo enojó más, el que lo hubiera llamado por su
nombre, o el que no le hubiera desagradado del todo. Se
acercó a él y lo tomó por la camisa con fuerza, amenazante,
irritado, enfadado. Todo. Louis Tomlinson en la peor de sus
facetas.
—No digas mi nombre—siseó—, nadie te da el derecho de
hacerlo. No quiero que algo tan importante para mí salga de
la boca lame penes como tú. Que puto asco.
Sin soportar más su presencia retomó su marcha,
soltándolo bruscamente y empujándolo con fuerza. Como lo
odiaba. Era insoportable.
Harry se quedó ahí, sin dar crédito a lo que había pasado.
Bien, quizá se lo había ganado, lo había estado provocando
pero... ¿hasta ese límite llegaba el odio de ese chico hacia
él? ¿Cómo era que se llamaba...? ¿Louis?
Harry se quedó plantado ahí un rato más, observando
cómo Louis se alejaba paso tras paso.
||
Harry llegó a su casa a las cuatro en punto con un dolor
de cabeza que le martilleaba el cerebro a causa de una
migraña que crecía en su sistema nervioso. Las palabras de
Louis resonaban en su cabeza, ¿de verdad los odiaba?
Se encontró a su madre Anne dormida en un sillón, se
había dormido esperándolo seguramente. Se dirigió arriba y
bajó una sábana para taparla junto con una almohada. La
acomodó para que durmiera mejor y posteriormente se
dirigió arriba hacia su habitación.
Jamás había sentido la necesidad de hacer que una
persona homofobica cambiara de opinión, pero ahí estaba
ese sentimiento de interés hacia Louis, el hijo de Troy. El
interés de hablarle, de conocerlo, de saber sobre él, de
saber por qué era así y si de verdad lo odiaba a tal grado de
no poder verlo. No era nada cercano al sentimiento de
atracción, era curiosidad.
Jamás había sentido la necesidad de saber más acerca de
alguien, y Louis parecía ser un enigma y una persona que
podría mirar por horas y tratar de averiguar qué era lo que
escondía.
¿Cómo podría hacerlo cambiar de opinión?
Sin embargo, antes de acostarse y dormir recordó las
palabras de su madre Anne al rogarle para hacer que su
padre entrara en razón y que así no los dejara.
''Harry, intentar que una persona de esas cambie de
opinión, es como hablarle a un sordo y enseñarle el
amanecer a un ciego''.
||Capítulo 5.

Mullingar, Irlanda.
El joven rubio se encontraba en el comedor junto con su
amigo, Zayn Malik. Ambos estaban atareados debido a que
su profesora de química había decidido que ese fin de
semana tendrían tarea hasta morir, por lo tanto, ambos
hacían su proyecto que parecía interminable.
Zayn Malik y Niall Horan eran amigos desde hace años,
vivían la época más bonita de su vida; la adolescencia.
Ambos tenían diecisiete años y cursaban la preparatoria. Su
vida era la de un estudiante común de Mullingar, ambos
eran casi vecinos (Zayn vivía a unas cuadras de la casa de
Niall). Zayn y Niall eran completamente distintos, como el
blanco y negro. Zayn era muy callado y reservado, en
cambio Niall era muy hablador pero tenía una actitud frágil
y tímida, por lo cual Zayn siempre mantenía su rol de
cuidarlo.
Habían pasado toda la secundaria juntos y ahora cursaban
otro ciclo escolar juntos, se conocían tan bien que podrían
decir de memoria los gustos del otro, y sin embargo Zayn
no podía descifrar lo que Niall sentía por él a pesar de
conocerlo tan bien...
A pesar de tantos años de amistad, Niall sentía algo
prohibido por su amigo, algo que ningún amigo debía sentir
por otro pero que a esas alturas era imposible no sentir.
Niall veía con atención a Zayn, más de la que debería
prestarle, lo observaba con anhelo, con los ojos brillantes.
Había algo en la presencia de su amigo a su lado que le
abochornaba, había algo que le incomodaba y es que jamás
se había sentido tan enamorado de él como se sentía en ese
momento.
Estaban tan cerca que podría besarlo sin dificultad alguna.
Zayn entrecerró los ojos y se mordió el labio cuando pegó
una figura en el cartón y Niall se sonrojó un poco. Lo
observaba tan detenidamente que cualquiera pensaría que
lo memorizaba para plasmarlo en dibujo después.
Las pestañas espesas del morocho eran largas, sus cejas
negras estaban fruncidas y sus ojos negros brillaban. Se
relamía los labios un poco cada vez que se le resecaban y
aquella imagen ponía al pequeño a delirar.
—Creo... creo que ya casi está —susurró Zayn refriéndose
al trabajo.
¿Cómo era posible que se hubiera enamorado de su mejor
amigo? Y peor aún, que era heterosexual. Niall lo sabía, a
Zayn le gustaban las chicas, ya habían sido varias ocasiones
en las que el morocho hablaba con él acerca de alguna
chica de la clase que le llamaba la atención, y él tenía que
hacerse el fuerte para animarlo a que le hablara.
Era difícil enamorarse de tu mejor amigo, sin duda.
Sintió algo punzante en su interior, como si doliera. Niall
observó cómo Zayn fruncía las cejas en un gesto bastante...
sexy, y se sonrojó. Realmente si seguía sonrojándose de esa
manera le daría calentura en cualquier momento, y no le
extrañaría puesto que Zayn lo ponía en una de las facetas
que jamás había pensado experimentar hasta los veinte
años.
Estaban solos, no había nadie en casa. Sólo estaban él y
su amigo. Parecía que el cielo le estaba dando una
oportunidad de ser valiente y arriesgarse después de tantos
años callado. Pero ¿tomaría esa oportunidad? Parecía que
ese era el momento de hacer algo, no había nadie en la
casa, sus padres no estaban. Sólo estaban Zayn y él...
Acercó vacilante su mano al brazo del morocho,
tembloroso, inseguro. ¿Realmente iba a arriesgar tantos
años de amistad sólo por un amor que bien podría ser
pasajero? Quizá si Zayn no le correspondía podría decirle
que sólo había sido un error y volver a la normalidad... Bien,
podría vivir con eso.
Tocó a su amigo del brazo, apenas un roce, y Zayn dejó de
hacer lo que hacía para prestarle un poco de atención, sin
embargo no volteó a verlo porque observaba concentrado la
maqueta que estaba armando.
—Zayn... —comenzó a hablar Niall con su vocesita chillona
tan característica de él, y luego se detuvo al instante.
—¿Sí? —preguntó Zayn quien seguía concentrado en su
trabajo.
—Yo...
Quizá nunca encontraría las palabras correctas para
confesarle algo así a su amigo, ¿qué le diría? ''Soy gay y
siempre me has gustado''. Simplemente no podía, su
garganta se cerraba en un síntoma de no querer soltarlo.
Quizá se había apresurado demasiado, podría esperar
algunos días más, o unos años más... no había diferencia.
Suspiró y alejó su mano del brazo de Zayn.
Sin embargo Zayn volteó al ver que Niall no hablaba, y
encontró su rostro que usualmente era pálido
completamente sonrojado, hasta las orejas.
Niall quien había desviado su vista al suelo no se dio
cuenta cuando las manos de Zayn se dirigieron a sus
mejillas y respingó cuando su amigo lo tocó, Zayn posó sus
manos en ambas mejillas y se acercó a verlo de cerca.
—¡Por dios, Ni! —exclamó cuando sintió el calor que
emanaban sus cachetes— ¡Estas ardiendo!
Niall realmente sintió que podía morir de vergüenza en
ese momento, negó con la cabeza completamente
abochornado y se separó un poco de Zayn, lo ponía
increíblemente nervioso en esos momentos.
—Estoy bien —dijo en un susurro, tratando de no llamar
su atención.
Zayn le dedicó una pequeña y diminuta sonrisa, una de
esas sonrisas que Niall amaba recibir de su parte y que
hacía que le flaquearan las piernas.
—Espera a que termine esto, enseguida iré por el botiquín
para ver si hay algo para que se te baje la fiebre.
Zayn volteó hacia la maqueta y comenzó a trabajar con
más rapidez para poder atender bien a su amigo, mientras
que Niall sentía que ya no podía más con el anhelo de
abrazarlo, de besarlo y de decirle lo que sentía por él. Quizá
jamás habría palabras para poder expresar lo que sentía por
Zayn.
Así que... decidió que con hechos se expresaría mejor.
Se acercó de nuevo a él y e tocó el hombro para que éste
volteara hacia él, sus miradas se encontraron y Zayn vio
algo en Niall que lo confundió, había algo diferente en sus
ojos brillantes... expresaban algo más. Se confundió al verlo
así y se acercó más a él, quizá realmente estaba enfermo
por la fiebre, se preocupó.
—¿Qué pa...?
No pudo articular más palabras puesto que su boca fue
acallada por los labios de Niall. Abrió los ojos sorprendido y
sintió que el calor subía a su cara, vio que su amigo tenía
los ojos cerrados y su mano acariciaba su mejilla derecha.
No sabía qué hacer, comenzó a confundirse y la cabeza le
dio vueltas, ¿por qué hacía eso? ¿qué sucedía y por qué lo
hacía tan de pronto? Sentía la respiración de Niall en su
rostro y sus labios estaban tan... tan... no podía pensar.
Después de unos segundos de besarse, Niall se separó de
él completamente avergonzado, creía que Zayn se iría justo
en ese momento, que lo empujaría, que lo insultaría o peor
aún que daría por terminada su amistad, pero se alivió al
ver que al pasar el tiempo Zayn no se fue como lo había
pensado, se animó a hablar.
—Zayn, me gustas.
El morocho abrió los ojos como platos y entonces el chico
rubio vio el miedo reflejado en ellos, tal vez había ido
demasiado rápido, tal vez había sido demasiado precipitado.
Inmediatamente se arrepintió de haberlo besado, de haberle
confesado sus sentimientos.
Posteriormente Zayn se levantó rápidamente de la silla y
sin decir nada tomó su mochila y corrió a la puerta para
salir, cerrando de un portazo dejando a Niall completamente
solo en el comedor, con un montón de objetos para la
maqueta esparcidos por la mesa y con sus sentimientos por
el suelo.
A Niall se le juntaron lágrimas en los ojos y comenzó a
hipar, era evidente que a él no le gustaba.
||
El pequeño no había salido de su habitación por horas, se
había echo de noche y no había bajado de su cuarto por la
tremenda tristeza que sentía en su cuerpo. Se la había
pasado acostado sobre su cama, con la melancolía de que
quizá había perdido a la única persona que quería
sinceramente en su vida. No había querido salir para nada,
ni siquiera para recibir a su padre del trabajo como siempre
lo hacía.
Su madre, Maura, se preocupó ante la actitud de su hijo
porque por lo general era el primero en bajar a comer, por
lo tanto decidió subir a ver a Niall. Cuando llegó se encontró
con la puerta de su habitación cerrada, era increíble, porque
él jamás cerraba la puerta.
—¿Niall? ¿bebé, estás bien? —tocó la puerta, pidiendo
permiso para entrar.
—Puedes pasar —le dijo él sin ánimos.
Maura entró en silencio y cerró la puerta tras sí quedando
en completa oscuridad, se acercó a la cama donde se
encontraba una lámpara y un reloj que anunciaba que eran
las ocho de la noche. La encendió y la habitación se iluminó,
dando paso a un Niall desparramado en la cama, con los
ojos rojos.
—¿Qué pasa, cielo? —le preguntó, sentándose en la cama
—, no bajaste a cenar... ¿Hay algo que quieras contarme?
No, no podía decirle. No sabiendo cómo era su madre.
Pero aún así su inocencia de niño le pidió a gritos que le
dijera, que le pidiera un consejo. Su madre siempre le
ayudaría, le había prometido ayudarlo y apoyarlo en todo.
Quería que lo orientara sobre su sexualidad, con su
inocencia no pensó que su madre podía tomárselo a mal
porque ella le había jurado apoyarlo en todo, por lo que lo
hizo, habló con ella sobre su problema.
—¿Tú crees que ser gay esté completamente mal? —
preguntó en voz baja, con pena.
La reacción de Maura fue completamente inestable, se
paró de inmediato de la cama y jaló a su hijo del brazo para
que se levantara junto a ella, él gimió de dolor pero a ella
no le importó. Cuando estuvo incorporado le soltó una
bofetada en la mejilla, tomándolo por sorpresa. Niall
comenzó a llorar y se tomó la mejilla, notando como el dolor
incrementaba.
—Escúchame bien, Niall James Horan —siseó—. Esa
palabra, la que acabas de decir no se pronuncia en esta
casa, eso es abominable, Dios lo prohíbe, Dios prohíbe la
existencia de esas criaturas echas por el demonio.
De su bolsillo sacó un rosario y se lo insertó a Niall entre
las manos, con su fuerza hizo que éste se hincara y mirara
hacia el techo. Niall sabía de sobra que su madre era
extremadamente religiosa, pero no sabía que llegaría a ese
extremo, al extremo de no aceptar su sexualidad y de no
poder brindarle un consejo respecto a eso. Niall amaba a
dios, y según su madre dios lo odiaba a él.
—Ahora reza, reza para que Dios borre los pecados
impuros de tu mente y los deseos sucios de tu cuerpo. Reza
para que esa palabra desaparezca de tu cabeza y tu
vocabulario, de lo contrario irás al infierno junto con todas
aquellas bestias sexuales.
Niall lloraba mientras rezaba lo que Maura le indicaba
¿acaso ser gay era tan malo? Él sólo quería amar, quería
amar a Zayn aunque éste no le estuviera correspondiendo
como se lo imaginaba. Sólo quería amar, ¿dios le estaba
impidiendo amar?
||
Zayn se encontraba indeciso tocando la puerta de la casa
de su amigo Niall, estaba preocupado por él y había estado
pensándolo mucho antes de dirigirse su residencia, era su
mejor amigo y obviamente tenía un lugar muy alto en la
lista de personas que le importaban, por lo tanto no podía
pasar ni siquiera dos días sin verlo y sin pensar lo peor.
Ya era una semana completa en la que su amigo estaba
desaparecido, no contestaba sus mensajes y no había ido a
la escuela. Le importaba mucho y por eso estaba ahí frente
a su casa, intentando y rogándole que abriera la puerta para
poder hablar.
También quería aclarar el asunto del beso por que
ciertamente él había reaccionado de una manera estúpida,
porque sólo Dios sabía que Zayn había esperado un largo
tiempo para que aquello sucediera, porque Niall le gustaba.
Estaba enamorado del chico rubio.
Jamás había querido hablar sobre sus sentimientos por
miedo a no ser correspondido y arruinar su amistad, y ahora
que se le había presentado la oportunidad de saber que
Niall sentía lo mismo lo había desperdiciado. Necesitaba
aclarar que Zayn también lo quería... y no específicamente
como un amigo.
—¿Niall? ¡Por favor abre la puerta! —gritó Zayn, tocando
la puerta por décima vez.
Se escuchaba ruido al interior de la casa, el coche de los
padres de Niall no estaban por lo cual debían estar fuera,
como siempre. Pero Niall sí que estaba, escuchaba sus
pasos adentro, no quería abrir.
—¡Niall por favor, tenemos que hablar! —gritó de nuevo.
El ruido se dejó de escuchar dentro de la casa y pronto la
puerta se abrió apenas un poco, Niall estaba del otro lado
temeroso de que Zayn pudiera insultarle o decirle algo que
lo hiriera. Sus ojos celestes se dejaron asomar por la
pequeña brecha de la puerta.
Ver a Zayn después de días de no hacerlo fue como volver
a respirar, Niall se sintió ligeramente feliz de volverlo a ver
pero al instante la tristeza regresó a él. No quería
ilusionarse y pensar que había vuelto por él y por sus
sentimientos.
—¿Que quieres? —le preguntó en voz baja, vulnerable.
—¿Puedes dejarme entrar? —le pidió.
—¿Para qué? —se mostraba receloso, todavía estaba algo
herido, le había dolido que lo dejara así, que lo mirara como
si fuera un fenómeno.
—Para hablar, por favor, déjame pasar —le rogó.
Niall finalmente accedió y se alegró de que nadie se
encontrara en casa en esos momentos. Abrió la puerta por
completo y se hizo a un lado para que su amigo pudiera
entrar, cuando Zayn se introdujo del todo cerró la puerta
tras sí.
—Bien, aquí estás—dijo Niall en un suspiro mirándolo
fijamente, apretó los puños buscando la valentía necesaria
para escuchar esas palabras ''sólo eres mi amigo, Niall''—.
Dime lo que quieras decir para que podamos terminar con
esto de una v-
Sintió cómo el morocho lo abrazaba fuertemente
tomándolo por sorpresa, Zayn pasó sus brazos por la cintura
del chico y Niall se quedó como una piedra sin poder
reaccionar. A continuación sintió sus labios chocar contra los
suyos en un inesperado beso que duró demasiado poco
para su gusto, puesto que Zayn se retiró inmediatamente
sonrojado y mirando hacia el suelo.
Ambos se quedaron en silencio, completamente
abochornados y tontos, como los dos adolescentes
confundidos y enamorados que eran.
—Yo... —dijo Zayn mientras veía hacia la pared y se
rascaba la mejilla con nerviosismo— Estoy seguro de que
estoy enamorado de ti. También me gustas, Ni —le confesó
cariñosamente mostrando una ancha sonrisa.
Una sonrisa se fue posando en el rostro de Niall que se
ensanchó poco a poco para dejar ver sus dientes chuecos y
sus ojos brillaron en actitud tierna.
Zayn subió la vista para mirarlo a la cara y su expresión lo
paralizó de nuevo, era hermoso, ¿cómo no lo pudo notar
antes? Tenía un hermoso mejor amigo al que quería... y éste
le correspondía.
—¿En serio? ¿en serio te gusto Zayn? —preguntó Niall con
las mejillas bañadas en carmín y con una sonrisa tímida en
su boca.
Zayn asintió y se acercó a él, lo tomó de la barbilla con
lentitud y lo obligó a alzar la vista para verlo fijamente. Éste
se encogió ante su tacto pero no se apartó.
—Mucho —contestó.
Niall se abalanzó hacia a su rostro y lo tomó entre sus
manos para profundizar el beso, el cual ahora fue
correspondido. Fue un beso lento, lleno de amor, lleno de
inocencia, lleno de amor de mejores amigos. Zayn lo abrazó
por la cintura de nuevo y Niall llevó sus manos hacia su
cuello para profundizar el beso, poniéndose de puntitas.
Cuando se separaron, ambos respiraban agitadamente
totalmente nerviosos.
—Nuestro primer beso... —susurró Niall.
—Y no será el último —le dijo Zayn con una voz ronca
mientras sonreía de manera pícara.
Niall lo tomó de la mano y con risitas subieron ambos a la
habitación del rubio para seguir besándose.
||
Él estaba consciente de que aquello que estaban haciendo
estaba incorrecto, que ser gay no era para nada normal.
Pero no le importaba, porque él estaba enamorado, y en ese
caso, Zayn le correspondía. No le importaba compartir
caricias secretas con él, o vivir momentos prohibidos, o
escabullirse con él por las noches a observar las estrellas en
el parque...
No le importaba nada, porque estaba enamorado de Zayn.
Y amaba cuando se tomaban de la mano, o cuando se
daban besitos, o cuando se abrazaban y su novio le
brindaba más calor que una sábana.
—Zayn, ¿hasta cuando ocultaremos esto? —preguntó Niall
entre los brazos de su novio.
—No lo sé, Niall —contestó mientras le acariciaba el
cabello lentamente y con cariño—. Yo sólo estoy
consciente de que siempre quiero estar contigo.
La pareja estaba recostada en la habitación del morocho,
ambos llevaban tres meses saliendo como pareja oficial y
sentían que nada era suficiente mientras estaban juntos; no
era suficiente el tiempo que pasaban en compañía del otro,
no eran suficientes las caricias que se daban, no eran
suficientes los besos que compartían, no era suficiente
nada.
Sentían que el tiempo escondidos los estaba asfixiando,
no podían seguir así. Pero tampoco podían revelarse puesto
que eso atraería problemas, por los padres de su pequeño
novio y con sus padres propios.
—¿Por qué nos odian, Zayn? —le preguntó Niall a su
novio, acurrucándose más contra él.
Zayn estaba completamente consciente de que la familia
de Niall sería la primera en oponerse en su relación, estaba
al tanto del latente odio a la diversidad sexual que la
religión de su familia les impulsaba a tener. Y no quería
arriesgar a Niall a que le hicieran algo o a que lo alejaran de
él.
Por eso se escondían, por eso su amor esa secreto. Zayn
se aferró a su novio y le besó la frente. Si llegara a perder a
Niall en algún momento... no sabría lo que podría ser de él,
se volvería loco y probablemente moriría.
—No lo sé, sinceramente odiar a un homosexual es como
odiar a alguien por ser zurdo —dijo tratando de dar una
respuesta a la pregunta de Niall—. Es estúpido...
—Mi familia dice que los homosexuales son tachados de
enfermos en la biblia, que son anormales... —dijo con aire
triste— Yo no quiero que mi familia me odie, Zayn. Yo los
amo...
Zayn también sabía que Niall era demasiado tierno y
vulnerable, que no entendía completamente la manera de
funcionar el mundo o la religión en la que sus padres se
encontraban involucrados. Niall sentía el posible rechazo de
su familia como un golpe demasiado fuerte. Zayn podía vivir
sin sus padres, pero Niall... Niall era demasiado frágil.
Y precisamente lo quería proteger de eso, de que su
corazón se rompiera.
—La biblia dice que la homosexualidad no es natural ¿y
una serpiente que habla lo es? —preguntó con osadía.
Niall rió ligeramente y se sintió culpable ante el
comentario de su novio. Recargó su rostro en el cuello de
Zayn y aspiró aquel aroma que tanto le gustaba. Zayn besó
su frente de nuevo y pasó sus manos por la cintura del rubio
acariciando su piel por encima de la ropa.
Era de tarde y se suponía que debían estar haciendo la
tarea pero últimamente Niall no dormía a causa de la
preocupación de qué pasaría si su familia se enteraba de
que quería a Zayn, así que el morocho decidió que después
haría la tarea por él y que debía de aprovechar ese
momento para dormir un rato.
Zayn comenzó a tararear una canción arrullando a Niall, y
Niall pudo quedarse dormido poco a poco gracias a que los
brazos de Zayn se sentían seguros, se sentía protegido
entre ellos. Como si nada malo pudiese ocurrir y como si
aquello que sentían era correcto, era bueno.
Cuando Niall estuvo inconsciente completamente encima
del torso de Zayn, cuando lo vio dormido así, tan pacífico,
tan tranquilo... él decidió que Niall era lo que quería
proteger más que nada en el mundo, no quería que nadie lo
lastimara, no quería que nadie lo tocara, no quería que
sufriera con su familia.
Trabajaría, dejaría la escuela y conseguiría un trabajo.
Ahorraría dinero y se llevaría a Niall muy lejos de ahí, donde
pudieran comenzar de nuevo, donde pudieran ser felices sin
la necesidad de la aceptación de alguien.
—Espera un poco más, bebé —le susurró—. Espera un
poco más y seremos libres. Escaparemos a algún lugar y
nadie nos podrá molestar. Podremos amarnos entonces, sólo
espera...
||
—¡Allí va el jotito! —gritaron los compañeros de escuela
de Niall, señalándolo.
—¡Rápido, que no escape! —gritaron otros.
Un viernes por la tarde Niall estaba saliendo de sus clases,
había terminado un largo día de escuela y Niall por fin
sentía que descansaría el largo fin de semana. Zayn no
había asistido a clases por lo cual se había sentido un poco
solo, pero le alegraba saber que lo vería más adelante y
ambos irían a su casa.
Se encontraba cruzando un pequeño parque que tenía
que cruzar para llegar a su casa, cuando lo escuchó. Gritos
y una persecución detrás de él, un montón de adolescentes
hombres y mujeres iban tras él. Pronto Niall sintió que era
perseguido por una gran cantidad de gente y echó a correr.
Su mochila pesaba así que le impedía ir más rápido. ¿Por
qué lo perseguían? Estaba asustado.
Más pronto de lo que pensó fue jalado hacia atrás y cayó
sobre el duro pavimento en un golpe seco, sintió que el aire
abandonó sus pulmones.
Ya estaban fuera de la escuela así que ningún profesor
podría ir en su ayuda, sintió patadas ser regadas por todo
su cuerpo y una le dio en el estómago, robándole el aliento
y se hizo un ovillo intentando proteger su cuerpo.
Hicieron que se levantara y le propinaron golpes en la
cara, pudo sentir como su labio se abría, brotando sangre
de inmediato, Niall chillaba con cada golpe que le daban.
Los insultos a su al rededor eran muchos; ''maricón'',
''puto'', ''culo abierto''. ¿Por qué lo insultaban? ¿qué había
hecho de mal? Niall quiso defenderse de verdad, tiró un par
de manotazos al aire tratando de alejar a todos lo que lo
rodeaban.
Era débil, era inservible.
—¿Qué se siente que te metan hasta las bolas por el culo?
—le preguntó uno, riéndose ante su comentario.
Niall sentía que se ahogaba.
—De seguro le gusta chuparla hasta atragantarse...
—Es una putita de primera...
—Maldito maricón...
Los puñetazos, golpes, arañazos e insultos llovían por
doquier y Niall comenzó a llorar. ¿Por qué odiaban a una
persona por su manera de amar? ¿Sus golpes equivalían a
lo que debía de sufrir por ser feliz? Él sólo quería ser feliz
junto a Zayn, no pedía nada más.
No pedía ser golpeado, insultado o criticado. Quería vivir
feliz junto a su novio...
—¡¿Qué mierdas están haciendo?! —escuchó un grito
enfurecido, esa voz la conocía.
Inmediatamente todos pararon de golpearlo y se
dispersaron abriendo paso a Zayn, este comenzó a golpear
severamente a cada persona que se resistía a dejar de
molestar a su novio. Los puños de Zayn se tiñeron de sangre
y no le importó realmente si golpeaba a un chico o a una
chica, sólo le importaba tener a Niall entre sus brazos.
No resistieron mucho, aquellos eran imbéciles que ni
siquiera sabían pelear, Zayn no era muy fuerte pero su
aspecto en sí intimidaba. Pronto la audiencia de la pelea y
otras personas comenzaron a correr e irse dejándolo solo
junto a su novio.
Cuando el morocho estuvo seguro de que no quedaba
nadie que pudiera hacerle daño a Niall se arrodilló junto a él
y los ojos azulados de su novio se alzaron para mirarlo a la
cara. Zayn lo acercó a él y le acarició la mejilla con extrema
delicadeza temiendo romperle.
Estaba terriblemente golpeado, estaba magullado y lo
habían lastimado... y aún así le sonreía.
—Gracias por venir por mí, Zayn —le susurró agradecido.
Zayn no pudo más y lo abrazó allí, comenzando a llorar.
Era la primera vez que lloraba por alguien, y las lágrimas se
sentían extrañas al resbalar por sus rostro. No había podido
llegar a tiempo y por eso lo habían lastimado. Niall se
sorprendió al verlo llorar y se aferró a sus brazos tratando
de calmarlo.
—Estoy bien, Zayn —le dijo con la voz ronca—. Sabía que
vendrías por mí.
—Perdón por no protegerte, perdón por no poder cuidarte
amor. Lo lamento tanto, lo lamento... —su voz se quebró y
sollozó, Zayn se había roto también.
—Zayn, no es tu culpa. Sabíamos a qué nos
arriesgábamos al ser novios, ¿y sabes qué? No me
arrepiento de nada —Niall se alejó de Zayn un poco para
verlo a los ojos y le sonrió, una hermosa y radiante sonrisa
de dientes chuecos—. Si para estar a tu lado debo sufrir
esto diario, lo aguantaré.
Zayn negó con la cabeza y le dio un beso en la frente.
—Te amo, te amo demasiado. No volveré a dejarte solo, lo
juro.
||
Zayn y Niall se encontraban besándose en la habitación
del más pequeño, se suponía que nadie estaba como todos
los sábados por la noche y habían aprovechado para verse,
como una de sus tantas reuniones secretas.
Estaban recostados en la cama compartiendo caricias
cuando las cosas comenzaron a subirse de tono, Zayn
comenzó a hacer movimientos demasiado eróticos y el oji-
azul comenzó a sonrojarse de manera excesiva al sentir
como su entrepierna rozaba con la de su novio. Zayn se
encontraba encima de él, besándole el cuello y la barbilla.
—Za-Zayn —tartamudeó y gimió avergonzado.
—Lo... lo siento —se disculpó él, separándose un poco—.
Me... me dejé llevar. Perdón.
Zayn comenzó a levantarse dándose cuenta de que
estaba yendo demasiado lejos, pero sintió el agarre del
menor en la orilla de su camisa. Cuando lo miró pudo jurar
que jamás había visto nada más erótico y hermoso en la
vida. Niall estaba sonrojado, con el cabello alborotado y la
camisa subida.
Éste lo miraba con algo de vergüenza y se mordía el labio.
—Por favor, continúa —pidió en voz baja, en confidencia.
—¿Estás... estás seguro de esto Niall? —preguntó algo
inseguro pero encendido.
—Creo que ha llegado la hora —asintió—, quiero ser
tuyo... definitivamente.
Volvieron a acercarse lentamente, Zayn acarició la mejilla
de Niall y él cerró los ojos al sentir las yemas de sus dedos
rozar su piel, encendiéndola y calentándola. Entonces el
amor se adueñó de la habitación y estuvieron seguros de
que nadie ni nada los iba a detener, ni siquiera su propio
amor los iba a limitar...
||
Todo era miel sobre hoyuelas dentro de la habitación, sin
embargo ambos chicos no se dieron la precaución de ver la
hora y darse cuenta de que ya era demasiado tarde y que
los padres de Niall ya casi llegaban. No fueron conscientes
de la camioneta que se estacionó frente a su casa indicando
que su familia había llegado antes de tiempo.
No fueron conscientes de su padre que habría la puerta
dando paso a su madre y a su padre.
No fueron conscientes de Maura subiendo las escaleras en
dirección a la habitación de su hijo para avisarle que habían
llegado, para ver cómo estaba y ver cómo seguía.
No fueron conscientes cuando la madre de Niall abrió la
puerta y se quedó pasmada al encontrar a un adolescente
trepado sobre su hijo, manoseándolo.
||
Maura chilló horrorizada al ver a su hijo a punto de tener
relaciones sexuales con su mejor amigo, Zayn.
Comenzó a llorar y a estirarse el cabello en
desesperación, Bobby su esposo se dirigió arriba al
escuchar el grito horrorizado de su pareja que se
encontraba en la puerta del cuarto de Niall. Pero al llegar a
su lado vio lo mismo que ella.
Niall y Zayn estaban semi desnudos encima de la cama,
ambos algo sonrojados y asustados. No tenían camisa y se
separaron inmediatamente al verlos, Niall estaba
evidentemente sorprendido y asustado de lo que pudiera
ocurrir.
—¿Mamá? —dijo en un hilo de voz—¿qué haces aquí? Creí
que volverías hasta dentro de unas horas...
—¿Qué estaba haciendo ese tipo encima tuyo, Niall James
Horan? —le gritó su madre, furiosa.
Ambos se quedaron callados sin saber qué hacer, Zayn
estaba dispuesto a pedir disculpas a sus padres por aquello
pero Niall decidió que era demasiado. Sus compañeros, sus
amigos, lo último que faltaba era su familia y si no lo
aceptaban como era realmente no eran su familia.
Ni siquiera necesitó armarse de valor, no callaría más no
estaba dispuesto a ser débil. Se levantó de la cama junto a
Zayn y lo tomó del brazo. Zayn se mostró algo confundido.
—¿Niall? —preguntó intentando saber qué estaba
haciendo.
Bajó su mano por su brazo hasta dar a su mano y
entrelazó sus dedos, Zayn apenas dudó unos segundos
antes de tomar su mano con fuerza. Si esa era su decisión
la respetaría.
—Mamá, papá... Estoy enamorado de Zayn —dijo
firmemente y en voz alta.
Sus padres no reaccionaron en unos minutos, tiempo en el
que ambos chicos se vistieron completamente y enfrentaron
a sus padres. Zayn se puso frente a Niall protegiéndolo con
su cuerpo y encaró a los padres de su novio. Niall los veía
desde la espalda de Zayn, algo temeroso pero fuerte, su
novio le daba fuerzas y valentía.
—Si ustedes no aceptan a su hijo, no tienen el derecho de
ser padres —les dijo con voz seria, totalmente decidido a
proteger a Niall—, si ustedes deciden correrlo yo lo llevaré a
vivir conmigo, tengo el dinero suficiente para mantenernos
a ambos. Yo amo a Niall, y eso no cambiará.
Entonces se desató el caos. Con aquella confesión su
padre los miró y se abalanzó contra ambos, Zayn empujó
lejos a Niall para que no lo atacara y el padre, Bobby, le dio
un puñetazo en el rostro al morocho provocando que éste
cayera contra el suelo.
Su frente comenzó a sangrar debido al golpe y se quedó
allí, parpadeando, recuperando el sentido de lo que había
pasado.
—¡Zayn! —chilló Niall preocupado, el ver sangrando a su
novio en el suelo lo asustó, intentó acercarse pero Zayn hizo
un gesto negativo con la mano rápidamente.
—¡Niall, vete!
Zayn fue callado por una patada que le dio Bobby en el
estómago, dejándolo sin oxígeno. Niall no podía irse, no sin
Zayn. Tampoco iba a permitir que su padre le pegara así que
se acercó a él y tomó su brazo con la poca fuerza que tenía,
deteniéndolo.
—¡Basta papá, no le pegues! —le gritó a su padre.
Bobby volteó hacia él y le propinó un puñetazo de igual
manera.
—Mi hijo no será un lamebolas, mi hijo no será gay —su
voz resonó en la habitación, Bobby miró a Niall como si
fuera un bicho, como si fuera un delincuente. Algo
asqueroso—. Prefiero matarte con mis propias manos antes
de que te conviertas en esa cosa. ¡Nadie en mi familia lo
será!
Bobby tomó un objeto de la habitación en sus manos. La
lámpara estaba entre sus palmas, iba destinada a la cabeza
de Niall de no haber sido porque Zayn se incorporó y lo
empujó con todo su peso, inmediatamente Niall se levantó y
ambos se tomaron de las manos para salir corriendo del
lugar, Niall aún pudo escuchar los rezos y oraciones de su
madre.
—No lo dejes caer en la tentación señor, has que
recapacite y líbralo del pecado de la carne. Has que el
deseo inhumano de estar con uno de su propio sexo
desaparezca de él y cúralo, cúralo de esa horrible
enfermedad...
Ambos bajaron corriendo las escaleras de manera rápida y
salieron de la casa como un rayo. Siguieron corriendo hasta
la mitad del jardín y se detuvieron para darse un respiro.
Ambos suspiraron creyendo que habían sobrevivido a los
instintos asesinos de su padre, Zayn sentía un dolor
increíble en la cabeza pero eso no le importaba en lo
absoluto, sólo importaba que Niall estuviera bien.
Niall estaba temblando del miedo y quería soltarse a
llorar. Sabía que algo así pasaría en algún momento pero no
había querido creerlo, Zayn al ver que temblaba lo abrazó
rápidamente.
—Estás herido por mi culpa, Zayn —dijo Niall
evidentemente culpable, las lágrimas todavía salían como
chorros de sus ojos—. Lo la-lamento.
—Shhh —lo silenció—. Todo estará bien, Niall. Ahora estás
conmigo.
Ambos deshicieron su abrazo y se tomaron de la mano de
nuevo, la noche era fría y no llevaban más que unas
camisas de manga corta, así que decidieron emprender el
camino a casa de Zayn.
—No te preocupes bebé, iremos a mi casa y tomaremos
algo de dinero para irnos. Mientras estés conmigo no te
pasará nada, te lo prome-
Antes de que pudiera terminar la frase, Zayn cayó al suelo
desparramándose en el pasto del jardín y soltando la mano
de Niall, Niall gritó llamándolo por su nombre. Pensó que era
un efecto secundario del golpe en la cabeza que su padre le
había dado, pero no fue esa la razón por la que se
encontraba en el suelo. Lo vio, vio a su padre con una
laya(*) en la mano, le había dado en la cabeza haciendo que
se desplomara en el suelo.
Con un débil suspiro, Zayn susurró.
—Ni, mi amor, corre. Ahora.
Niall no podía, realmente no podía dejarlo ahí a su suerte.
Pero no tuvo otra alternativa que dejarlo, tenía miedo, no
pensaba las cosas con claridad y su padre parecía estar
dispuesto a todo con tal de separarlos. Niall salió corriendo
rápidamente con el corazón en la boca y cuando ya estaba
a unas cuantas casas alejado volteó a ver a su casa, donde
su padre se encontraba pegándole una y otra vez en la
cabeza con aquel instrumento mientras que él seguía en el
suelo.
A esas alturas, su novio ya debería de estar inconsciente,
o peor aún...
Las lágrimas afloraron de nuevo en su rostro pero no se
permitió detenerse, al contrario, corrió más rápido,
queriendo alejar aquella imagen de su cabeza y queriéndolo
olvidar todo. ¿Jamás iba a poder ser feliz? ¿eso era lo que la
vida le daba a entender? Zayn, quería regresar, de verdad
quería hacerlo pero sus piernas caminaban contra su
voluntad, obligándolo a alejarse más y más.
Ahora, en efecto, tenía la libertad que había anhelado.
Sólo necesitaba aprender a usarla sin Zayn, si el amor de su
vida y con el peso de su muerte en su espalda.

(*)Laya; Pala.
||Capítulo 6.

Doncaster, Reino Unido.


Habían pasado tres meses desde aquel día, desde el día
de la marcha y desde la última vez que Harry había visto a
Louis Tomlinson.
La noticia de que un chico había ganado el juicio contra
Troy Tomlinson respecto a la petición de una marcha del
orgullo a la diversidad sexual en Doncaster se había
esparcido rápidamente por Internet, y muchas personas
habían conocido a Harry y a su fundación gracias al gran
discurso que había dado en el tribunal. Una de esas
personas era Josh Devine.
Harry se encontraba empacando sus cosas, la maleta
estaba sobre la cama y tomaba unas cuantas camisas de su
cajón para doblarlas y posteriormente empacarlas. Le había
llegado una notificación desde Mullingar, Irlanda de una
comunidad gay que quería ponerse en contacto con él. El
lugar al que debía ir no estaba muy alejado de Doncaster,
pero le sorprendía de que las noticias hubieran llegado
hasta aquel lugar.
La comunidad gay de Mullingar quería establecer algún
tipo de alianza con él puesto que su fundación se estaba
volviendo exageradamente famosa y querían ayudarle a los
gastos si a cambio dejaba que la comunidad de Mullingar
hiciera algo similar. Una marcha, una fundación como la de
él. Harry no había dudado en aceptar de inmediato y ahora
se encontraba haciendo maletas para visitar a Josh Devine,
el encargado de todo el movimiento que estaba a punto de
comenzar.
Obviamente no iba a decir que no, mientras más gente
ayudara a las personas a no ser desamparadas, mucho
mejor. Y Harry se sentía un poco orgulloso de sí mismo de
haber podido lograr su meta, la de que más personas se
dieran
—Harry, ¿estás seguro de esto? —le preguntó Anne quien
iba entrando a la habitación mientras miraba a Harry
terminando sus maletas— No quiero que te pase nada en
una ciudad desconocida, ¿no irás con alguno de tus amigos?
¿no invitarás a Nick o a Jeff? —preguntó preocupada.
—Tranquila, no me pasará nada —la tranquilizó mientras
seguía empacando—, todo está planeado. Un taxi me
recogerá en el aeropuerto y me dejará en el centro de
Mullingar, el edificio es fácil de reconocer. Ya tengo el hotel
de hospedaje no te preocupes, revisé los hoteles de la zona
por Internet hace un par de días Anne.
—¿No quieres que te acompañe? Puedo dejar la casa
encargada con la señor-
—No Anne, tranquila—la interrumpió y volteó a verla
mientras le sonreía de manera tranquila—. Todo saldrá bien,
te llamaré una vez que llegue.
A su madre no le quedó otra opción más que aceptar, su
hijo estaba emocionado porque su campaña y fundación se
estaba expandiendo como el fuego en la madera. Estaba
seguro de que habría a más gente que salvar una vez que
las cosas se estabilizaran lo suficiente.
Podría divulgar un mensaje de igualdad si es que podía
atraer la atención de las cámaras y del mundo periodístico,
podría darse a conocer y así los adolescentes que se
declararan homosexuales tendrían a donde ir si no eran
aceptados. El número de suicidios a causa de la
discriminación disminuiría increíblemente.
Pero claro, eso era pensar a un lugar lejano, primero
tendría que empezar por lo básico, y hacer aquella marcha
había sido el primer paso.
—Sólo cuídate ¿quieres? —le pidió Anne—, no me
sorprendería en lo absoluto que la gente ya tuviera cierto
rencor sobre ti, y ya sabes a quién me refiero.
Claro, cuando se estaba apoyando a la población
homosexual y a la comunidad gay, cualquier persona estaba
contra ti. ¿Por qué? porque pensaban que un gay, una
lesbiana, un bisexual, un transexual o cualquier persona con
diversidad sexual y también aquella persona que lo
apoyaba, que creía que aquello era aceptable y correcto
debía de ser erradicada.
Una completa estupidez.
—Lo... lo tomaré en cuenta —respondió en una media
sonrisa.
||
Mullingar, Irlanda.
Posiblemente habían pasado un poco más de cinco horas
desde que Harry emprendió el viaje cuando el avión
comenzó con su descenso y las azafatas avisaron que
estaban llegando a su destino, pidiendo a los pasajeros que
se colocaran sus cinturones.
Harry no fue la excepción, comenzó a despertarse y sintió
un repentino mareo y unas ganas interminables de vomitar,
efecto de la primera vez que viajaba en un avión. Se tragó
su malestar y se colocó su cinturón cuando se lo indicaron.
Poco después el avión aterrizó, la gente se levantó y
posteriormente salió por la puerta, Harry intentó hacer lo
mismo pero estaba todavía adormecido y había demasiada
gente, así que prefirió no moverse hasta que estuviera casi
vacío.
Se sentó de nuevo y corrió la cortina de la ventanilla para
ver el exterior, estaba completamente oscuro, era de noche.
El siguiente día en la mañana tendría que ir a la reunión con
un joven llamado Josh Devine, el encargado de la
comunidad gay.
La vista desde el aeropuerto no era nada fuera del otro
mundo, gente corría de aquí para allá y aviones de metal
aterrizaban en la autopista. Pero se sentía muy distinto a
cuando estaba en Doncaster. Iría al hotel y se hospedaría,
mañana por la mañana hablaría con Josh... Estaba
realmente nervioso pero muy feliz.
Finalmente vio que el último en bajar era él así que
rápidamente se levantó, tomó su maleta de un
compartimiento que se encontraba encima de él y bajó del
avión con una sonrisa pintada en su rostro.
||
Mientras tanto en un lugar no muy lejano de allí, Niall
Horan se encontraba vagando por las calles iluminadas,
totalmente sucio y destrozado. Con lágrimas secas en las
mejillas y el cabello rubio revuelto.
Había pasado cuatro días completos desde que había
dejado su casa y su vida a un lado para irse a la calle, había
regresado a la casa de Zayn después de lo que había
sucedido, pero no había encontrado a nadie. Ni siquiera los
padres de su novio le habían abierto las puertas cuando
había tocado y gritado desesperado por saber sobre Zayn, si
seguía vivo, si estaba muerto... Nadie lo había ayudado
cuando se había desplomado llorando sobre el suelo, y los
vecinos lo habían ignorado.
Y no había regresado a casa, no quería ver a sus padres.
Aquellos que se habían atrevido a arrebatarle al amor de su
vida como si fuera cualquier cosa. Estaba demasiado herido
como para volver.
Sin Zayn la vida para él no tenía sentido, cada segundo
que pasaba era como si éste estuviera muriendo en vida. La
imagen de su novio tirado en el suelo siendo golpeado por
su padre lo torturaba y lo perseguía en sueños, despertaba
a mitad de la noche siempre, viendo el rostro de Zayn lleno
de sangre y soñaba su voz diciéndole ''Por favor, vete''.
Desde que se había ido le habían sucedido tantas cosas,
había tenido que robar varias veces para poder comer,
había sido golpeado y humillado por todas aquellas
personas que se cruzaban en su camino, recibía miradas de
asco y desaprobación de la gente que lo miraba e incluso
había sido abusado sexualmente una vez por dos hombres.
Estaba tan frágil y tan roto como una hoja de papel vieja y
amarillenta.
Se aprovechaban de lo escuálido, débil y herido que
estaba. De que ya no le quedaban fuerzas suficientes como
para luchar contra la marea, se estaba dejando llevar y
arrastrar, ahogar...
Si aquella era la libertad, no la quería.
Él sólo quería a Zayn de vuelta. Quería verlo de nuevo,
quería escucharlo de nuevo, quería besarlo de nuevo,
necesitaba sentirlo, necesitaba sentirse rodeado por sus
brazos y que éste le dijera que todo estaría bien si
permanecía a su lado. Necesitaba sentir sus brazos,
necesitaba sentir el calor que emanaba de su cuerpo.
Sin Zayn que lo defendiera y le dijera que lo quería cada
día, su vida no tenía sentido. Quería reencontrarse de nuevo
con él y decirle que también lo amaba y que lo extrañaba.
||
Harry caminaba por las extrañas calles de Mullingar
completamente confundido y algo desesperado, había
rodado por los alrededores del aeropuerto en busca de un
taxi o de una parada de autobús y jamás había encontrado
una. O quizá no conocía el aspecto de los taxis y se había
confundido. Harry era muy despistado.
Con algunas instrucciones de desconocidos que se habían
cruzado en su camino se encontraba (milagrosamente) a
unos cuantos minutos del centro de la ciudad para poder
llegar al hotel y hospedarse. Realmente no había tenido que
caminar demasiado, pero sí estaba algo cansado.
Se detuvo y cuando estuvo de cruzar la calle, escuchó un
pitido y un coche pasó rozando a su lado, mientras sonaba
el claxon advirtiéndole que se hiciera para atrás.
Sobresaltado dio un saltó y arrastró con rapidez su maleta
hasta la seguridad de la banqueta.
No podía cruzar la calle porque era una avenida, estaba
repleta de coches que pasaban rápidamente en ambos
sentidos, así que tendría que caminar más y subirse al
puente para llegar al otro lado. O podría intentar cruzar y
terminaría aplastado.
Su maleta pesaba un poco así que empleaba fuerza para
jalarla por la banqueta irregular, a veces se atoraba en
algunas grietas y otras se detenía a causa de que una llanta
se había quedado atrapada en un agujero del suelo.
—Vamos, joder... —susurró algo cansado de tanto
destrabar su maleta.
Por fin llegó su alivio al ver que no habían escalones para
subir el puente peatonal, si no una rampa. No tendría que
cargarla y sudar hasta llegar a arriba, genial. Ya se había
estropeado el peinado y la ropa, y realmente no eran cosas
importantes.
Subió y zigzagueó para poder subir, el puente estaba
pobremente iluminado pero aún así veía bien. Comenzó a
caminar y lo vio todo con más claridad, allá a lo lejos casi al
otro lado del puente se podía ver una figura entre las
sombras.
No se le hizo nada raro, hasta que se acercó y pudo ver
que ésta persona era un chico con ropas sucias y cabello
rubio. Inclusive hasta estuvo a punto de saludarlo cuando el
chico con un rápido movimiento se encontró del otro lado
del barandal.
Comenzó a caminar rápidamente hacia él, aterrado.
Iba a saltar al vacío, específicamente a la avenida.
Se iba a aventar... se iba a matar... Harry abrió mucho los
ojos asustado, soltó su maleta y echó a correr tras el chico.
No. No lo podía permitir. Ya había visto demasiados suicidios
y no podía permitirse uno más. No después de lo que le
había pasado a Gemma, a su hermana.
No después de tanto.
||
Niall sintió el aire que provocaban los coches al ir tan
rápido de un lado a otro, cerró los ojos ansiando su muerte,
quiso ver toda la vida en la oscuridad de sus ojos como en
las películas, y sin embargo sólo pudo ver el rostro de Zayn
detrás de sus párpados.
Claro, Zayn había sido su vida.
Había sido porque en ese momento estaba a punto de
acabar con ella, sabía que el suicidio jamás podría ser una
opción pero no veía otra salida porque no había otra. Le
haría compañía a Zayn y esta vez nadie los separaría, ni
siquiera sus padres, ni siquiera Dios. Se despegó por
completo de la barandilla y se lanzó al vacío.
Esperó el impacto con los ojos cerrados, esperó que sus
pies tocaran la tierra y morir... Pero en cambio sintió el
agarre de algo que lo detenía fuertemente por las muñecas
impidiendo que cayera. Lastimándolo con el brusco
movimiento.
Subió la vista confundido y con los ojos llenos de lágrimas.
Pudo observar entre su visión borrosa a una figura
acuclillada en la orilla de la barandilla con una mano
sosteniendo su cuerpo y la otra sujetándose en la
barandilla, impidiendo que ambos cayeran.
—¿Qué hace? —le reprochó el pequeño rubio en un
chillido, retorciéndose mientras intentaba zafarse—,
¡suélteme!
—No te soltaré —le susurró éste entre dientes debido al
esfuerzo que hacía para mantenerlo sujetado—, no lo haré.
No estoy dispuesto a perderte.
—¿Qué dice? —le preguntó gritando, temblaba y su voz
flaqueaba— ¡Ni siquiera sabe quién soy, no puede
perderme!
—Me arrepentiré después si no te salvo ahora —le dijo
Harry, con la mirada enternecida. El sólo ver que un niño
tan pequeño quería quitarse la vida lo llenaba de
remordimiento, ¿qué clase de personas lo habrían orillado a
hacer aquello?—. Creo que eres una persona muy fuerte al
estar dispuesto a suicidarte y aguantar el dolor que eso
conlleva, pero te pido por favor que seas fuerte un poco
más para estar dispuesto a vivir, por favor, te lo ruego. Vive,
vive una vez más ¿sí?
Niall flaqueó, recordó a su madre, a su propio padre
queriéndolo muerto... Hizo fuerza para que el chico lo
soltara y éste hizo un gesto de dolor cuando Niall se retorció
de su agarre. Si seguía así iban a caer los dos pero Harry se
aferró con una fuerza extraordinaria a la barandilla y al
chico. No estaba dispuesto a perder a una persona más.
—Si me conociera no estaría pidiéndome que viviera, la
mayoría de ustedes me quiere ver muerto, así como mi
padre, así como mi familia, así como mis amigos... ¡Como
todos! ¡Déjeme morir! —chilló Niall, tenía los sentimientos a
flor de piel.
—Te aseguro que yo no soy parte de la mayoría, déjame
salvarte —le rogó este chico con voz ronca, mientras hacía
gestos por el gran esfuerzo que estaba haciendo por
mantener el peso de Niall— Si te han echo algo y eso te a
orillado a hacer esto, no dejaré que te hagan más daño.
Prometo que nada te pasará estando conmigo.
Y a pesar de que ese chico era un completo desconocido,
a pesar de que no lograba verle bien el rostro ni sabía su
nombre o quién era... Niall cedió. Soltó un par de sollozos y
se dejó vencer por las palabras de ese chico, creyendo en
su promesa que carecía de sentido para él. No forcejeó más
pero tampoco intentó subir de nuevo.
El chico dejó de forcejear y Harry pudo subir su cuerpo
con más facilidad, sudaba debido al esfuerzo pero la
intención de salvar a aquel pequeño era más importante
que su cansancio. Contó hasta tres y jaló del chico hasta
que pudo tomarlo de la cintura y Niall pudo sostenerse del
suelo para ayudarse a sí mismo a subir.
Pronto ambos se encontraron a salvo encima de la
barandilla y Harry se pasó del otro lado del puente, ayudó al
joven a hacerlo también y estuvieron a salvo. Harry se le
quedó viendo mientras respiraba agitadamente tratando de
recuperar el aliento. Eso había sido bastante arriesgado.
Niall lo veía con una mezcla entre tristeza y vergüenza.
Niall vio sus ojos, eran de un color verde muy bonito.
Demostraban calma y amabilidad, demostraban el color
cálido que esperabas ver después de un día gris. El verde
era su color favorito y ese chico tenía los ojos de ese color.
Harry habló para aligerar la situación.
—Bien, ahora estamos a salvo —comentó Harry y le sonrió
mostrándole los hoyuelos a ese chico.
Bastó escuchar su voz para que Niall se derrumbara otra
vez, ahora estaba preso del pánico y del miedo por lo que
acababa de suceder, así que sin pensarlo se aventó contra
los brazos de ese desconocido y lloró en su pecho.
Harry a penas se inmutó unos segundos, sin embargo lo
rodeó con sus largos brazos abrazándolo con cariño y
consolándolo.
—Tranquilo, a partir de ahora todo estará bien —dijo en
voz baja.
||
Harry y el adolescente entraron en la habitación del hotel,
el joven Styles encendió las luces y el cuarto se iluminó
dando paso a una cama matrimonial, una pantalla y un
cuarto de baño al fondo, algunas pinturas adornaban las
paredes, todo bastante bonito y elegante.
Niall y él habían caminado silencios por las calles hasta
llegar al hotel que había encontrado Harry por Internet en el
que se hospedaría. Había tomado de la mano
delicadamente a Niall todo el camino y éste había llorado en
silencio mientras caminaban. A Harry le había importado
una mierda las miradas de asco que le dedicaban al
adolescente por estar sucio, había tomado su delicada
mano con orgullo.
Y ahora estaban ahí, en la habitación de hotel. Y Niall se
sentía extrañado de que ese chico fuera tan amable con él
cuando ni siquiera lo conocía.
—Pasa, ponte cómodo. Yo iré por mi maleta —le ofreció el
rizado mientras dejaba a Niall en la habitación y salía en
dirección al pasillo por su equipaje.
Harry salió y Niall se quedó pasmado al ver aquello, ver
tantos lujos después de largos días de duro suelo era como
un sueño. Directamente y como un niño pequeño se aventó
a la cama y se acostó entre sus sábanas, hace mucho
tiempo que no dormía en una.
Tomó una almohada y la puso debajo de su cabeza,
estaba tan cómoda. Comenzó a reír tontamente como un
bebé, aquello era la gloria. Se recostó y miró al techo,
realmente parecía que había pasado una eternidad desde
que se había acostado tan cómodamente. Volvió a reír y su
risita llegó hasta los oídos de Harry que iba entrando a la
habitación.
—¿Te diviertes? —le preguntó el oji-verde divertido, que lo
observaba desde la puerta con algo de curiosidad, Harry
sonrió al ver que este adolescente parecía ser algo feliz
después de lo que había pasado.
Las mejillas del joven se tornaron de un color carmesí
intenso y Harry soltó una suave risa, se introdujo en la
habitación y cerró la puerta tras de sí. Puso la maleta
encima de la cama matrimonial y sacó alguna ropa, un
pantalón, una camisa y ropa interior. Se la puso con cuidado
al chico en las manos.
—Puedes darte una ducha si quieres antes de cambiarte
—le aconsejó mientras lo veía con esa mirada, con esos ojos
que inspiraban calma—, después mandaré a traer algo de
comer. No te preocupes, no soy secuestrador, ni violador y
mucho menos traficante, así que siéntete cómodo. Si
necesitas algo me avisas, ¿te parece?
A pesar de que Niall era muy desconfiado algo en los ojos
verdosos de aquel chico y de su sonrisa sincera le indicaba
que era un tipo de fiar. Harry tenía ese algo que hacía a los
demás flaquear, tenía ese algo que hacía que los demás
confiaran ciegamente en él y lo mejor de todo era que él
jamás defraudaba a alguien.
—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó Harry con curiosidad
— ¿Puedes decírmelo?
Niall se quedó callado y observó el suelo, realmente no
quería recordar su nombre, decirlo en voz alta sería admitir
todo lo que le había sucedido hasta ese día, y realmente
todavía no estaba preparado...
—Puedes decírmelo después si lo deseas, no te obligaré a
nada pequeño —le dijo inmediatamente Harry al ver que el
adolescente veía el suelo con un tremendo gesto de dolor—.
Anda, ve a ducharte si lo deseas, después hablaremos.
Niall alzó la vista para mirarlo, ¿realmente él era alguien
real? Él era la mejor definición de ser humano que podría
haber encontrado. Si alguien le preguntara el significado de
''humano'' a Niall, él diría el nombre de aquel chico, aunque
hasta ese momento no lo sabía.
—E-enseguida vengo —susurró tartamudeando y se dirigió
corriendo al baño.
||
Ambos chicos se encontraban comiendo todo tipo de
platillos encima de la cama, sin importar que las sábanas se
mancharan, podrían pedir un cambio después. Harry había
ordenado bastante comida, y postres. Pasteles, helado,
dulces...
La televisión estaba encendida en un programa de
comedia y de repente Harry soltaba estruendosas
carcajadas roncas (bastante cómicas) que provocaban una
risita tímida en Niall. El helado era el último platillo, era el
postre más importante, cuando se acabó Harry decidió que
había sido suficiente comida.
Necesitaba hablar con él de algo serio, debía saber qué
había generado que él hubiera estado al borde del suicidio.
Quería saber quién era, por qué estaba ahí y qué lo había
orillado a tomar una decisión tan extrema. No le había
importado el ayudar a ese chico, pero ahora quería saber de
él. Y esperaba que no fuera un tema incómodo para hablar.
—¿Qué tal te sientes? —le preguntó, intentando entablar
una conversación más o menos normal, ambos estaban
sentados en la cama con las piernas cruzadas.
Niall tenía la ropa de Harry y ésta le quedaba grande, pero
jamás se había sentido tan cómodo y, no feliz, pero sí era un
sentimiento con el que podía lidiar. Su corazón no dolía
tanto como antes, pero el dolor estaba ahí.
—Pues... bien. Hace mucho que no me bañaba —dijo con
su voz tierna y linda—, la ropa me queda algo grande, pero
todo está muy bien. Gracias por todo, de verdad gracias...
Niall comenzó a ponerse nervioso y mejor se puso a jugar
con su ropa mientras bajaba la mirada, sabía que había
llegado el tiempo de dar explicaciones y eso era algo duro
para él.
—Bien, y no hay nada que agradecer —dijo Harry con una
sonrisa al escucharlo, retirando la charola de la cama y
poniéndola en la mesita de noche—. Pero creo que es
tiempo de una explicación de todo lo que ha pasado en el
puente.
El pequeño se puso pálido y comenzó a tartamudear, no
había esperado esa pregunta.
—Y-yo...
—Creo que eso a sido demasiado directo —se disculpó con
torpeza y le regaló una sonrisa de disculpas—. No me
parece bien que me tengas que explicar todo eso ahora, es
más, sigo siendo un desconocido, que tonto soy —se pegó
en la frente con su palma—, no me he presentado.
Se incorporó un poco y volteó hacia él, extendiéndole la
mano con cortesía y con esa sonrisa amable que lo
caracterizaba.
—Soy Harry Styles, y tengo veintidós años —se presentó
—. Soy defensor y parte de la comunidad gay, de hecho
vine precisamente aquí para un asunto de la comunidad gay
de esta ciudad, espero que eso no te incomode —le dijo
encogiéndose levemente de hombros medio disculpándose
—. Supongo que debí de habértelo dicho desde el principio.
Niall se quedó pasmado y por lo tanto no le dio la mano,
Harry creyó que era porque a ese chico no le agradaba, no
quiso obligarlo a nada así que retiró la mano y se quedó
esperando su respuesta. Esperaba que no lo odiara como
algunas personas, porque de verdad le caía bien ese
adolescente, y quería conocerlo. Quería ser su amigo y
cuidarlo, porque eso fue lo primero que sintió cuando lo vio,
un fuerte impulso de cuidarlo.
—¿Eres... eres gay? —le preguntó el chico con cierto
miedo, no miedo de Harry, miedo de sí mismo.
—Pues... supongo que sí —dijo sonriendo tímidamente.
La sonrisa de Harry despertó algo en Niall y las lágrimas
empezaron a aflorar de nuevo en sus ojos, parecía tan feliz
de ser homosexual, ¿cómo era que no se avergonzaba de
decirlo o de serlo? ¿Cómo no se apenaba de admitirlo en
voz alta como él? ¿Tanta valentía tenía Harry como para
admitir que le gustaban los chicos?
—¿Y... tus padres siempre te apoyaron? —preguntó con
vacilación.
—Uno sí y otro no —contestó con sinceridad. A Harry no le
gustaba hablar de eso y ahí estaba, hablando con un
adolescente sobre la separación de su familia—. Mi madre
me ha apoyado hasta ahora y mi padre prefirió dejarnos
antes que tener un hijo gay —sonrió con tristeza—, supongo
que eso fue lo mejor que pudo haber echo, desde el
principio debes de saber quién te quiere como eres y quién
te rechaza para saber a quién darle importancia.
—Mis... mis padres no me aceptaron... Tuve que huir de
casa —susurró admitiéndolo por primera vez.
Harry se sorprendió de lo joven que lucía entonces, era
sólo un bebé. Un bebé que había decidido escapar de casa
por no ser apoyado. Probablemente no tenía más de
dieciocho años, ¿quién podría discriminar a un niño así?
¿quién podría ser tan insensible como para obligarlo a huir a
un mundo tan miserable?
—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó en voz baja,
completamente sensible debido a la situación del
adolescente.
Niall alzó la vista y miró directamente a los ojos a Harry.
Se lo podría decir a él, sólo a él...
—Niall... Niall James Horan.
Le tomó la diminuta mano y la apretó consolándolo,
ambos se veían y Harry se dio cuenta entonces de lo triste
que lucían sus ojos a pesar de tener un color tan vivo y
hermoso.
—¿Sabes Niall? Hoy en día hace falta valor para ser gay.
Niall asintió y supuso que quizá podría hablar con Harry
respecto a eso, podría hablar con él y lo comprendería
porque él había pasado por una situación similar.
—Mis padres... —comenzó a hablar primero un poco bajo
hasta que se armó de valor y habló en voz alta— sobre todo
mi madre... decía que la iglesia no aceptaba a los
homosexuales. Mi mamá Maura era muy devota de la
religión y decía que los gays y las lesbianas sólo eran
abominaciones tachadas por Dios. Decía que uno decidía
ser eso, que lo hacía por lujuria y por llevarle la contra a
Dios. Ella me dijo que... dios no me amaba. Y yo... yo amo a
Dios, no quiero que me odie.
—Niall, la iglesia no tiene la culpa de nada, son sus
seguidores —dijo rápidamente, era increíble como una
madre condenara así a su hijo—. Hay personas que toman
como pretexto las religiones para tener algo en contra.
—Pero mi mamá decía que uno elige si seguir el camino
de Dios o desviarse...
—Muchas personas dicen que la homosexualidad es una
decisión —explicó—, si así fuera, entonces todos habrían
decidido ser heterosexuales puesto nadie elegiría una vida
llena de señalamientos, intolerancia y discriminación, que
es lo que más recibimos.
—Mi mamá... mi mamá siempre se llevaba la contraria —
Niall estaba obteniendo confianza de Harry y eso le animaba
a hablar—, Maura siempre ayudaba a los discapacitados y
les daba comida y ropa a los indigentes, pero creía que yo
no era una persona, porque, porque... Porque "así lo decía la
biblia"... Y tenía razón, no soy una persona, no merecía su
amor, ni el amor de nadie, por eso me lo quitó.
—Hay cristianos y católicos que dicen cosas horribles,
terriblemente homofobicas, pero se excusan diciendo que
''no es homofobia, está en la Biblia" —negó levemente con
la cabeza completamente decepcionado de que la madre de
Niall lo hubiera orillado a odiarse a sí mismo—. De verdad
lamento de todo corazón que hayas tenido que pasar por
eso, pero tienes que entender que Dios no tiene la culpa de
nada, pequeño Ni. Una persona sabia un día me dijo: ''Es
como si tengo una persona enana de esclava y le digo a
todo mundo 'No pasa nada, lo he leído en Harry Potter'''.
Obviamente todo lo que dice la Biblia no es cierto o al
menos, no en parte. Algunas cosas son metáforas, otras
reflexiones... Dios nos dio la capacidad de amar y nos dio un
corazón para hacerlo ¿crees que nos lo prohibiría o nos
privaría de vivir si eso que dicen tus padres fuera cierto?
Harry y Niall se quedaron callados, el pequeño de cabellos
rubios aún tenía sus dudas y sus miedos respecto a lo que
era. Seguía preguntándose si aquello estaba bien. Antes con
Zayn sentía que todo estaba bien, que eso estaba correcto
puesto que el amor que se tenían los impulsaba a
aceptarse.
Pero ahora que no estaba... se sentía perdido. Sentía que
su madre tenía razón y que no merecía nada, ni siquiera la
amabilidad de Harry.
—¿Sabes Harry? Me gustaría ser igual a los demás —
confesó con voz melancólica—, me gustaría volver a ser
normal porque así no habría perdido todo lo que amo...
—Niall, el problema no está en ser diferente, el problema
es ser tratado diferente. Siéntete orgulloso de quién eres y
no tengas vergüenza de aceptarlo. Esa es la clave para ser
feliz en un mundo como este. No importa lo que has perdido
hasta ahora, piensa en lo que ganarás después.
Harry lo abrazó y sintió un poco de lástima por él, había
tenido que afrontar su realidad muy joven, y así como le
había sucedido a él, habían muchos casos parecidos al suyo,
de eso estaba seguro. ¿Por qué la gente tenía que juzgar a
los demás por lo que eran y no por quiénes eran?
—Hay muchas cosas Harry, muchas cosas que no puedo
contarte sin que se me haga un nudo en la garganta... —
susurró él contra su pecho apunto de soltarse a llorar.
—No tienes por qué hacerlo ahora, estoy dispuesto a
apoyarte de ahora en adelante. Y no tendrás que vivir en la
calle porque vendrás a Doncaster conmigo, no te dejaré solo
aquí y no acepto un no por respuesta.
—¿E-enserio? — balbuceó Niall, completamente
sorprendido por la petición de Harry— No tengo di-dinero
para pagart-
—En ese lugar hay muchos chicos como tú que se han
perdido y se buscan a sí mismos, te encantará —lo
interrumpió inmediatamente—. Todos te ayudarán a superar
lo que sea que hayas pasado y no estarás solo, me tendrás
a mí. Y no, no te cobraré nada, tómalo como un regalo a una
nueva vida.
—¿Por qué... por qué haces esto? —preguntó sin poder
comprender el por qué de la amabilidad del chico— ¿Por qué
ahora? ¿Por qué yo?
—Porque... Simplemente quiero ayudarte —dijo Harry con
simpleza, tomándole una mejilla con cariño—. No quiero que
más gente muera a manos de personas que creen que la
homosexualidad es una enfermedad. Ojalá pudiera salvar
más vidas de las que se pierden debido a eso.
Como Gemma, su hermana. Le hubiera gustado salvarla
de la misma manera en la que había salvado a Niall, pero
había llegado demasiado tarde. Niall... Niall aún estaba a
tiempo, y no lo dejaría ir, a él no. No estaba dispuesto a
perderlo.
—Lamento haber llegado tan tarde —se disculpó
tristemente.
Niall entonces lloró, lloró y moqueó como un niño entre los
brazos del chico alto porque no pensó en que aún existieran
personas como Harry. Harry lo acunó en sus brazos tal y
como lo hubiera hecho Zayn, con el mismo amor, con el
mismo instinto de protección. Lloró y se lamentó porque si
hubieran más personas como él, Zayn no hubiera muerto a
manos de su padre.
||Capítulo 7.

Doncaster, Reino Unido.


La iglesia estaba llena hasta el tope como era de
esperarse cada domingo. Eleanor, Louis, Fizzy y sus padres
(Joanna y Troy) se encontraban en una de las primeras
bancas que estaban más cerca del padre que oficiaba la
misa y escuchaban atentos el evangelio.
Felicite Tomlinson era la hermana menor de Louis, tenía
quince años y llevaba la vida normal de una estudiante en
la preparatoria en Doncaster. Era el orgullo de la familia, sus
padres siempre alardeaban de ella con sus vecinos y la
presumían siempre. Al contrario de Louis, Fizzy siempre
había sido querida y adorada por su padre. Era una
adolescente completamente perfecta según Troy;
inteligente, hermosa, orgullosa y muy fuerte, tenía un
carácter muy fuerte.
Sin embargo, Felicite sabía que todo eso sólo era una
máscara en la cual esconderse, ella era valiente en algunas
ocasiones y sabía soportar con fuerza las consecuencias de
sus acciones. Pero constantemente se escondía dentro de
su caparazón de hija perfecta, porque ella tenía un secreto,
un secreto que debía mantener lejos de su familia. Algo que
sus padres siempre habían rechazado y que ella sentía justo
en ese momento.
El único defecto de la chica era que tenía la capacidad de
amar, y se había enamorado de una ella y no un él.
Fizzy se removía nerviosa en su asiento mientras el obispo
leía, los padres de ambos y Eleanor arrugaban sus ceños en
signo de concentración al leer. Louis simplemente veía todo
tras sus ojos azulados y escuchaba con atención. El padre
estaba hablando justo en ese momento explicando el
evangelio acerca de los pecados del deseo carnal entre
personas del mismo sexo, específicamente: la
homosexualidad.
Louis escuchaba cómo el padre decía que ese llegaba a
ser un pecado mortal, que dios odiaba todo pecado y que
sólo había un lugar a donde ellos podrían ser aceptados, ya
que se habían desviado del camino. El chico castaño arrugó
la frente y un pensamiento fugaz cruzó por su mente
mientras el padre hablaba, ¿acaso todos los
''homosexuales'' no entrarían ''el reino de los cielos''?
Desechó el pensamiento completamente y siguió
escuchando. Su mente parecía querer llevarle la contraría y
mientras veía el altar se imaginó a todas esas personas
sufriendo eternamente...
De verdad no quiso pensar en eso, se rehusó a pensarlo
pero pensó en él. Fue algo instintivo y fugaz, pero de pronto
se vio a sí mismo tres meses atrás. La última vez que vio a
ese chico en el callejón y le dio lástima, lástima porque él
jamás podría ser amado por Dios. Esperen un minuto
¿lástima? ¿por él? ¿por qué? Él se lo había buscado, irse al
infierno era lo más apropiado para él, que se pudriera. Él
era un desgraciado imbécil, igual que todos sus
acompañantes.
Alzó la vista hacia el techo de la iglesia y vio una pintura
enorme de Jesús con los brazos abiertos en plena
resurrección, su halo lo vislumbraba y miraba hacia ellos
con gestos de piedad. Si era capaz de perdonar a los
asesinos, ¿sería capaz de perdonar a un homosexual?
El folleto de Louis comenzó a llenarse de frases contra la
homosexualidad según la biblia: ''Por eso, Dios los entregó
también a pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron las
relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza''. ''
Del mismo modo, los hombres dejando la relación natural
con la mujer, ardieron en deseos los unos por los otros,
teniendo relaciones deshonestas entre ellos y recibiendo en
sí mismos la retribución merecida por su extravío.''
El chico castaño se sintió asfixiado por tantas frases y
sintió terror, terror verdadero por todos aquellos que se
metían con personas de su mismo sexo, pareciese que
después de morir sufrirían la furia de Dios por
desobedecerlos. Y terror de sí mismo, porque muy en el
fondo sabía la razón por la cual su padre Troy le había
rechazado tantos años.
Comenzó a sentirse mareado y enfermo, Felicite observó
por el rabillo del ojo cómo Louis se removía en su asiento y
volteó a ver a su hermano. Se preocupó al verlo tan pálido,
su tez bronceada comenzaba a tornarse de un color más
claro y lucía mal.
—Louis, Louis ¿estás bien? —le susurró Fizzy contra el
oído, preocupándose por él.
—Hmmm, sí —le contestó distraídamente, realmente no
se sentía nada bien.
Sus pensamientos volaban tan rápido que casi no los
podía seguir, hasta que por fin uno destacó entre todos, ''si
Dios es tan misericordioso, ¿por qué no perdonaría a uno de
sus hijos?''. Pensaba todo aquello no por los demás, si no
por él mismo. Porque aunque recordaba pequeños
fragmentos de su infancia, y aunque todo estaba mezclado
en su cabeza podía recordar perfectamente la razón por la
cual tenía tantas marcas de golpes en su espalda.
—Voy a... voy a salir —le avisó en voz baja a su familia y a
su novia—, siento que me falta aire y estoy algo mareado,
volveré en un rato.
—¿Te sientes bien, bebé? —le preguntó Eleanor con
expresión preocupada, mirando a su novio con miedo.
—¿Quieres que te acompañe? —se ofreció Fizzy.
—¿Quieres ir a casa? —su madre parecía estar buscando
las llaves del auto en su bolsa, lista para volver si es que su
hijo decidía que sí.
El único que no hacía caso era su padre que seguía
leyendo el evangelio con el ceño fruncido. No le gustaba
que interrumpieran la misa, y estaba evidentemente
enfadado de que su familia hiciera tanto ruido.
—Estoy bien, sólo necesito un respiro —aseguró Louis,
intentando calmar a su hermana, a su novia y a Joanna.
Se levantó con cautela, con cuidado de no incomodar o
pisar a alguna de las personas que necesitaba pasar para
salir y finalmente atravesó de la iglesia. Al abrir la puerta el
aire chocó contra su rostro y se sintió un poco mejor, porque
sentía que adentro le faltaba el aire. Caminó hasta una
jardinera y se sentó en un banco de piedra.
Cada vez que trataba de recordar algo más de su infancia
le sucedía eso, se mareaba, se sentía mal... Se compadecía
de sí mismo porque ésta había sido horrible, una tortura,
una época que se rehusaba a recordar. Estaba el asunto de
su sexualidad, estaba el asunto de su religión y estaba el
asunto del perdón de Dios hacia los homosexuales. ¿De
verdad todo aquello estaba mal? ¿qué era lo que estaba
mal?
Se masajeó la cabeza, ¿qué demonios le pasaba? Jamás
había dudado de lo horribles que eran los homosexuales y
de lo mala que era su existencia y en ese momento estaba
flaqueando ante la ira de Dios, estaba dudando de todas sus
creencias, de lo que le habían inculcado desde pequeño. Por
eso su padre había sido tan duro con él y lo había cambiado.
Entonces, ¿por qué sentía que estaba viviendo su vida como
alguien que no era?
Era él, era culpa de ese maldito... Él lo estaba haciendo
dudar con sus malditas frases que tenían más sentido del
que Louis les quería dar. Tenía que sacar todo eso de su
mente antes de que su forma de ver la vida cambiara
drásticamente.
'' Sin embargo, la Biblia no describe la homosexualidad
como un "pecado" mayor que cualquier otro. Todo pecado
es ofensivo hacia Dios. La homosexualidad es justamente
uno de los muchos temas listados en 1ª Corintios 6:9-10 que
van a dejar a la persona fuera del reino de Dios. De acuerdo
con la Biblia, el perdón de Dios está disponible tanto para
un homosexual, como para un adúltero, un adorador de
ídolos, un asesino, un ladrón, etc. Dios también promete dar
a todos aquellos que crean en Jesucristo para su salvación,
la fuerza para la victoria sobre el pecado, incluyendo la
homosexualidad. ''
||
La gente de la iglesia comenzó a salir, montones de gente
caminaba hacia la reja para irse a sus casas o algún otro
lugar, cada fin de semana las familias tenían la tradición de
salir a pasear a alguna parte, y Doncaster tenía muchos
lugares hermosos y tranquilos, perfectos para un domingo
por la tarde. Sus padres, su familia y su novia no fueron la
excepción.
Fizzy caminaba distraída y absorta en sus pensamientos
mientras que sus padres platicaban con Eleanor que sonreía
sonrojada y contestaba sus comentarios con cortesía. Ellos
realmente amaban a la novia de su hijo, aunque Joanna le
había perdido un poco el respeto debido a lo que hacían en
el cuarto de Louis cada vez que ella iba a la casa.
Troy divisó a su hijo sentado en una piedra entre los
rosales y se dirigió a él dejando a su esposa y a su nuera
platicando. Cuando se acercó más a Louis éste se levantó
para recibir a su padre, dispuesto a disculparse por no
haberse metido a la iglesia una vez que se sintió mejor.
Su sorpresa fue que de él recibió una bofetada muy fuerte
en la mejilla izquierda. Y las personas que pasaban por ahí
se hicieron de la vista gorda y pretendieron que nada había
pasado.
—Es considerado un sacrilegio salir mientras Jesús está
dando su palabra y más si se trata de un tema tan delicado
—le reprendió su padre furioso.
Louis se encogió un poco ante Troy, a pesar de ser mayor
de edad seguía teniendo ese miedo constante hacia su
padre. Aunque bien podría defenderse ante él, sentía que
no podía, que era algo que no podía superar fácilmente así
que simplemente se agachaba sumisamente ante él.
—Lo siento —susurró disculpándose con la cabeza gacha
—, yo... no me sentía bien. Disculpa, padre.
Troy tomó fuertemente del brazo a su hijo y lo arrastró
consigo. Esto atrajo un recuerdo algo extraño a la mente de
Louis, un flashback como raramente le daban a Louis cada
vez que sentía que algo similar había pasado tiempo atrás.
Ese pequeño fragmento de recuerdo daba a ver a un
pequeño niño de ojos azulados que sollozaba y lloraba
porque alguien lo golpeaba mientras se escuchaban unos
gritos desesperados provenientes de una mujer.
||
Mientras iban en el coche Louis miró por la ventana, el
cielo estaba extrañamente gris anunciando que llovería, se
recargó un poco en el asiento. Estaba algo cansado y su
cabeza parecía seguir en la luna. La plática seguía
animadamente entre sus padres y Eleanor, Fizzy de igual
manera se encontraba callada.
Tenía que pensar en sus propios problemas, y no quería
que sus padres se enteraran. Aunque últimamente era cada
vez más difícil mantener su secreto con ella.
—¿Pasa algo Felicite? —preguntó su madre prestando por
primera vez atención a su hija, quien iba jugueteando con
sus manos mientras miraba con aire perdido el techo del
auto—, no has hablado desde que estamos en la iglesia y
naturalmente pareces un cotorro.
Inmediatamente el centro de atención se vio volcado
hacia Fizzy y esta se dio cuenta de que estaban hablando de
ella, no había escuchado lo que le habían preguntado así
que únicamente encogió los hombros y bajó la mirada hacia
sus manos. Comenzó a temblar un poco, ligeramente, casi
nadie se dio cuenta de los temblores de la adolescente, pero
Louis que se encontraba a su lado lo notó y supo de
inmediato que aquella reacción y esa actitud que tenía no
era normal en ella.
Algo pasaba.
—Anda Fizzy, dinos si algo pasa —la animó su padre,
mientras manejaba y miraba el trafico. Iban por la avenida
principal rumbo a su hogar, tendrían una parrillada y
comerían en el patio junto a Eleanor, eso era lo planeado—.
Cualquier cosa que suceda o que tengas tendrá solución, te
ayudaremos. Para eso somos tu familia.
Oh por supuesto que no lo harían. No con aquello. Felicite
sonrió con amargura, ¿ayudarla? ¿ayudarla a qué? Ellos sólo
hablaban de ella, no con ella. Sólo les interesaba que
tuviera una imagen perfecta frente a sus amistades, su vida
personal les importaba una mierda.
¿Valía la pena arriesgarse a decirles que a ella le gustaba
una chica? ¿de verdad valía la pena mandar todo al infierno
y arriesgarse al rechazo? A Felicite siempre le había dado
miedo que su familia la hiciera un lado, y sabía que había
probabilidades de que eso sucediera. Troy desde el inicio
había dejado bien en claro su disgusto por la diversidad
sexual.
Que irónico era el mundo, Troy odiaba a los homosexuales
y su hija era lesbiana.
Felicite se lo pensó un buen rato antes de poder
responder, pero... ¿eran sus padres, no? El deber de un
padre era apoyar y ayudar a su hijo, en quererlo
incondicionalmente. Los padres no podían rechazar a sus
hijos porque los amaban, ¿cierto? Tragó saliva con lentitud,
y cerró los puños con algo de fuerza para dejar de temblar.
¿Ellos la aceptarían, verdad?
—Ustedes son mis padres y me apoyarán en todo, ¿cierto?
—preguntó Felicite temerosa, intentando que su voz no se
rompiera a causa del nerviosismo que sentía.
—Claro Felicite —dijo Joanna convencida mientras
volteaba a verla, su madre estaba sentada en el asiento
delantero junto a Troy así que tuvo que girar un poco su
cuerpo para verla directamente—, eres nuestra hija, y te
apoyaremos siempre.
Su padre asintió mientras manejaba.
—Bueno —dijo no tan convencida de lo que diría a
continuación—, yo...
Todos esperaron su respuesta y se escuchó en el silencio
cómo Felicite comenzaba a tronarse los dedos con
nerviosismo. Louis le pasó el brazo por los hombros
intentando calmarla y brindándole su apoyo. Todos
pensaban que ella tenía un problema en la escuela, o algún
problema amoroso con un chico, una amistad, o problemas
de autoestima...
Sin embargo no pensaron que aquello que les comunicaría
fuera tan grave.
—¿Conocen a Jennifer, cierto? —preguntó, intentando
adentrarse en el tema, poco a poco, con miedo.
—Claro que sí, cómo no saberlo. Es tu amiga desde que
entraste a la Secundaria, ya la hemos visto muchas veces,
cielo —respondió su madre como si fuera obvio.
Jennifer era la mejor amiga de Felicite, se conocían desde
hace varios años y habían entrado en confianza desde el
primer momento. Eran dos chicas completamente distintas.
Una reservada, la otra extrovertida, una chica perfecta y
una chica completamente imperfectamente perfecta, una
morocha y la otra castaña. Y las reglas del universo dicen:
polos opuestos se atraen. La historia de amistad dio un
desenlace bastante inesperado, y de eso ya casi es un año.
Ambas se dieron cuenta de que la amistad no era lo único
que las podía unir, y que ser amigas no era exactamente la
relación que deseaban tener.
—Sí, bueno, ella... yo... nosotras... —tartamudeó y
comenzó a jugar con sus dedos, se animó a sí misma a
hablar. Sus padres lo habían dicho, la apoyarían en todo—
Yo le gusto, y es mutuo.
El auto frenó en un chillido horrible cuando su padre
enfurecido pisó el freno.
Louis tuvo que sostener a Fizzy para que no saliera
volando hacia adelante mientras que Eleanor se pegó en la
nariz en el respaldo del asiento delantero, no tuvo tiempo
de sostenerse gracias a la sorpresa. No habían previsto la
reacción de Troy.
Su padre volteó furioso a ver a su única hija, su cara se
tornó demasiado violenta y eso asustó demás a Fizzy, quien
se acurrucó rápidamente en los brazos de Louis. Louis no
sabía muy bien cómo reaccionar ante la confesión de
Felicite, por lo que sus brazos se soltaron al rededor del
cuerpo de su hermana y la dejó desprotegida.
—Vas a dejar de asistir a la escuela, te cambiaré a otra —
gritó Troy, ordenándole—. No quiero que tengas contacto
con esa cosa porque ni siquiera llega a ser una persona.
Quiero que cortes cualquier tipo de amistad que tengas con
ella, mándala al infierno de donde pertenece. No quiero que
por esas cosas tú te vuelvas como una de ellas, no quiero a
mi hija siendo mal influenciada por estúpidos
homosexuales.
El coche se quedó en silencio esperando alguna reacción,
Fizzy lo miraba con los ojos abiertos como platos. ¿Qué?
¿dónde quedó el ''te apoyaremos en todo''? Felicite no podía
comprender la reacción de su padre, ¿por qué tan violento?
Felicite frunció el ceño, ahora enojada. ¿Mal influenciada?
¿estúpidos homosexuales?
¿Era realmente tanta la homofobia de su padre que le
prohibiría la felicidad a su hija? Felicite se enfureció,
defendería a Jennifer, nadie la iba a quitar de su lado. Y no,
no era capricho. Fizzy la quería y no estaba dispuesta a que
su familia la insultara.
—¿Entendido? —le gritó, su voz furiosa y ronca intimidó
un poco a su hija, inclusive Louis dio un respingo junto a
Eleanor, pero Felicite se mostró desafiante frente a él.
—¡No puedes alejarme de ella sólo porque tú no te
parece! —se defendió Felicite— ¡Eres mi padre, pero no
tienes el derecho de decirme a quién puedo querer y a
quién no!
Entonces se desató el caos, su padre pareció perder el
control y aún teniendo a Eleanor presenciándolo todo,
volteó hacia su hija y la tomó fuertemente de las muñecas,
jaloneándola, provocando en ella gritos de verdadero terror.
Bien, ahora estaba asustada.
—Escúchame bien estúpida —amenazó su padre—
¿¡Cuándo entenderás que los homosexuales no merecen ser
queridos!? Tú misma lo has escuchado, hasta Dios los odia
puesto que es el pecado más infame e inhumano del
mundo. No la vas a volver a ver, no quiero que te contagie
de su horrible enfermedad, te cambiarás y harás lo que yo
te digo porque soy tu padre y me debes de obedecer. No te
estoy dando a elegir —gritó de nuevo— ¡Harás lo que yo
diga!
Louis lo miraba aterrorizado, su padre estaba agrediendo
a su hermanita. La estaba maltratando como a él lo había
maltratado en su momento, y no podía hacer nada. Estaba
paralizado, no la estaba defendiendo y ése había sido su
peor error. El primer error de su vida, el no poder defender a
su hermana Felicite.
Algo despertó en él, algo extraño y profundo y supo en
ese instante, por primera vez en sus largos años de vida,
que Troy estaba mal. Jamás le había llevado la contraria,
pero en eso estaba realmente equivocado. Quizá era porque
estaba lastimando a la única persona que quería en el
mundo. O quizá por sus palabras hirientes que recordó
haber escuchado una vez en su infancia, o al menos algo
parecido ''Los homosexuales no son personas, son
fenómenos''.
Pero el pensamiento desapareció rápidamente y otro lo
suplantó; si los homosexuales eran capaces de destruir una
familia o de causar pleitos como aquellos, tan graves, era
porque verdaderamente eran malos y aborrecibles.
Sin embargo seguía con la idea de que lastimando a Fizzy
no iba a lograr nada, así que actuó. Inmediatamente
interfirió en los zarandeos de Troy y le quitó las manos de
encima, abrazó a su hermanita contra su cuerpo mientras
que ésta lloraba, no de tristeza, si no de impotencia y de
rabia.
—Bien, todo lo que has dicho es correcto, esas bestias son
completamente malas y ni siquiera merecen el menor
respeto o afecto —le dio la razón a su padre, su hermana
volteó a verlo indignado y se decepcionó de él—. Si quiere a
esa es porque fue su amiga y no sabía lo que era desde
antes, le ha tomado cariño a lo largo de los años, por lo
tanto no tienes derecho a agredirla padre...
—Tú no te metas, Louis —lo interrumpió Troy de
inmediato.
—No, sí me meto. Razona un momento, por favor. No la
lastimes, ella no tiene la culpa. Cámbiala si quieres, a la que
deberías de agredir en todo caso es a Jenn... —se
interrumpió porque iba a decir su nombre, esa cosa no
debería tener nombre— esa cosa.
Troy comenzó a pensar las palabras de su hijo y decidió
darle la razón. Su hija no era una maldita cosa como todos
los demás, sólo estaba confundida. Sólo eso.
—Tienes razón... —dijo calmándose un poco más a causa
del comentario de su hijo— quizá podríamos hablar con el
reverendo para que trate a Fizzy, no quiero que haya sido
contagiada por esa, no quiero que mi única y adorada hija
vaya a salir como... esa—habló con repulsión.
—Sí, podría darle algunas clases sobre el evangelio que se
ha leído hoy —comentó su madre metiéndose en la
conversación por primera vez—. Cuando terminó la misa
Eleanor y yo estábamos escuchando a una pareja de
esposos que comentó que la iglesia había encontrado la
cura de la homosexualidad, si Fizzy realmente quiere a esa
chica podría traerla a la iglesia para evaporar todo deseo
impuro y así evitar volver a más gente como ella...
Eleanor asintió energéticamente, aprobando el
comentario de su suegra. Todos parecieron animados debido
a la idea y comenzaron a comentar cosas sobre aquello.
Mientras tanto Fizzy los veía incrédula ¿ellos no
pensaban? ¿qué les sucedía? ¿no tenían cerebro? Todo el
amor que se suponía les tenía a su familia fue suplantado
inmediatamente por la incredulidad. ¿Cómo es que no se
había dado cuenta de que su familia era tan homofobica y
estúpida? Los amaba, realmente los amaba por todo lo que
habían hecho a lo largo de los años con ella, pero...
¿realmente podía amar a unas personas así, que eran
capaces de rechazar y tratar de cambiar a su propia hija? O
a su propia hermana, como era el caso de Louis.
Troy decidió que estando estacionado en medio de la calle
se corría un riesgo así que mientras hablaban se orilló y se
estacionó para hablar más cómodamente.
—¡Es que ustedes no entienden! —gritó la menor,
acallando a su familia. Todos dejaron de hablar para volver a
prestarle atención a la niña— ¡Los homosexuales no están
interesados en volver a otra gente homosexual, más bien
ustedes interesados en hacer a otras personas
homofobicas! ¡Jenn no me volvió así, yo la quiero y punto
final!
—¡Felicite! —gritó su madre asustada.
Fizzy entonces sintió una bofetada en la mejilla,
demasiado fuerte quizá. Sintió cómo se le partió el labio y
comenzó a brotar sangre del golpe. Estaba tan impactada y
sorprendida que no sintió el dolor, se llevó su mano a la
mejilla mientras volteó a mirar atónita a su padre, quien la
había golpeado.
—Nunca más vuelvas a decir eso enfrente de mí —la
amenazó Troy, siseando con el rostro rojizo de furia—. Yo no
soy un homofóbico, sólo hago lo que dice la biblia, soy un
buen cristiano, sólo sigo a Cristo nuestro señor, no tienes
derecho a defenderlos porque sus gracias no son buenas, al
contrario, son pecados, pecados mortales. Su enfermedad
en sí es mortal.
—Estoy harta de esta familia —les soltó con lágrimas en
los ojos, esta vez de tristeza, de que su padre llegara al
extremo de pegarle, de lastimarla—, harta de sus actitudes,
harta de lo que dicen en contra de las personas con
diferentes gustos sexuales. La homosexualidad de la que
tanto alardean y condenan no es una enfermedad, la
homofobia que practican sí.
Esa última frase resonó en todo el auto, posteriormente
Fizzy le quitó el seguro a la puerta del coche y abrió la
puerta, se salió con rapidez. Una vez afuera cerró de un
portazo antes de que su hermano se moviera y salió
corriendo, perdiéndose entre los locales del centro y entre la
gente que compraba.
—¡Felicite Tomlinson! —gritó Joanna, al momento de
querer salirse del auto para perseguirla, Troy la detuvo por
el brazo.
—Déjala —le indicó—, tiene que pensar las cosas. Creo
que está algo afectada, ya encontrará la forma de volver
ella sola a casa.
Louis miró temeroso como su hermana se alejaba más y
más y vio cómo se perdía entre la multitud. ¿Quién era ella?
¿acaso juntarse con aquella chica le había afectado? Su
hermana misma se había vuelto un fenómeno también
¿hasta dónde llegarían los homosexuales a arruinarle la
vida? Louis la veía con miedo, esa no era Felicite.
Pero muy en el fondo Louis sabía que le tenía envidia,
envidia porque había sido valiente al enfrentar a sus padres
con aquello. Porque no le había dado miedo ser rechazada y
había aceptado lo que era de forma madura, y eso que tenía
sólo quince años
||
Una castaña adolescente se encontraba recorriendo los
centros de Doncaster admirándolo todo como si fuera por
primera vez, aún no se creía lo que había echo, se había
revelado a sus padres. Había confesado en voz alta sus
sentimientos y aunque había sufrido por eso, no se
retractaba.
Las personas pasaban y la veían con preocupación, tenía
la mejilla derecha roja y un rastro de sangre seca en el labio
inferior, pero a ella no le importaba. Esa sólo era una señal
de que debía de ser fuerte por sí misma, si ni siquiera su
familia la aceptaba, no quería imaginarse qué iba a ser del
mundo.
Ciertamente los homosexuales no eran malos, era una
idiotez que fueran juzgados así. La familia de Felicite no
conocía la palabra respeto, sin duda alguna. Tenían muchos
prejuicios y ella no estaba dispuesta a seguir pensando
como ellos, tenía mente propia.
Había escuchado una vez de la boca de Jenn su frase
favorita: Toda forma de vida merece respeto.
—Que estupidez —susurró frustrada ante la situación por
la que pasaba.
El verdadero problema se desataría al volver a casa,
tendría que enfrentar a su familia y tendría que soportar un
sermón, y probablemente su padre se atrevería a levantarle
la mano pero ella no lo dejaría. Quería mucho a su padre,
por años había sido su ejemplo a seguir, pero en ese
momento se estaba dando cuenta del tipo de persona que
era y estaba dudando seriamente eso de ''el ejemplo a
seguir''.
Los adultos tenían que darse cuenta de que no todo el
tiempo tenían la razón, y que ser padres no significaba dejar
de ser humanos, ya que todos los seres humanos se
equivocan.
Sacó su celular y marcó un número celular. Tenía que
hablar con alguien, tenía que desahogarse un poco. Se
sentía tan sola, tan confundida y herida en esos momentos
que sólo pudo encontrar consuelo en una persona. Ella
contestó al segundo tono.
—¿Fizzy? ¿eres tú? —preguntó con esa voz tan linda que
tenía, Felicite casi se echó a llorar cuando escuchó su voz.
—Jenn, soy yo —su voz sonaba entrecortada, respiraba
algo agitado y la chica al otro lado de la línea se preocupó—
¿podrías venir? Yo... Estoy en el centro comercial en el que
siempre vemos películas.
—Hey, ¿estás bien, cariño? —le cuestionó y escuchó
claramente cómo abría la puerta de su habitación— Te
escuchas algo agitada, ¿pasó algo?
Felicite se mordió el labio lo cual le dolió y soltó un
pequeño quejido, sin embargo aspiró fuertemente el aire
tratando de no llorar, se hizo la fuerte y apretó su mano en
un puño.
—Jenn, te necesito —admitió Felicite en voz baja.
Esas tres palabras bastaron para que la chica saliera
corriendo de su casa, sin importarle que su padre la tuviera
castigada por haber reprobado el examen de matemáticas.
Ya estaba en la puerta de su casa cuando le contestó.
—Voy para allá —dijo su dudarlo y colgó.
||
El centro comercial estaba abarrotado de gente, y de
luces. Corazones y rosas adornaban todo, era Febrero y
parecía que el mes del amor ablandaba los corazones de las
personas. Ese definitivamente no era el caso de la familia
de Felicite.
Fizzy divisó un cuerpo rellenito y alto entre la multitud que
se acercaba a ella, Jenn corría hasta Fizzy. La adolescente
castaña se levantó de su silla para encontrarse con ella y la
abrazó fuertemente, de la nada comenzó a sollozar.
—Oh no, tranquila amor, tranquila, ya estoy aquí —le
susurró mientras le acariciaba el cabello una y otra vez.
Jenn era dos cabezas más alta que Felicite, por lo tanto la
pequeña se refugió en su pecho. Jenn era totalmente
diferente a la hermana de Louis, mientras que una era de
cabellera castaña y hermosa la otra era pelinegra. Felicite
tenía los ojos cafés y Jenn tenía los ojos grises, eran muy
hermosos. Su físico era lo más opuesto; Fizzy era muy
delgada, curveada y tenía una estatura promedio a la
común para su edad, Jenn era regordeta y alta.
A pesar de aquello gustaban de la otra y se querían.
Felicite era algo tímida pero era fuerte, Jennifer estaba
acostumbrada a decir tantos insultos como su boca
expulsara y decía lo primero que pensaba, era sincera y
valiente, pero no era fuerte. De hecho, tenía miedo de todo.
Había tenido miedo cuando le había confesado a Felicite
que le gustaba.
—¿Qué ha pasado para que te pongas así? —le susurró
contra su cabello, abrazándola con más fuerza—, ¿una pelea
con Louis? ¿con tus padres?
—Yo... yo les he contado sobre ti —le dijo en voz baja y
limpiándose las lágrimas con el pulgar—. Les hablé sobre
nuestra relación, Jenn. Te juro que no lo pensé, no pensé en
las consecuencias. No pensé que lo fueran a tomar de tan
mala manera y ahora me quieren alejar de ti...
—Ven, hay que sentarnos. Hay que hablar sobre esto más
cómodas —le dijo con una mínima sonrisa y la tomó de las
manos para dirigirse a las bancas del centro comercial.
La gente pasaba de un lado a otro mientras compraba o
paseaba haciendo caso omiso de las dos jovencitas que
tomaban asiento en un lugar alejado de la multitud para
obtener algo de privacidad. El centro comercial estaba
abarrotado por lo tanto se escuchaba demasiado ruido,
tanto que Fizzy y Jenn tuvieron que alzar la voz para poder
escucharse.
Sin embargo, cuando se sentaron Jenn se fijó bien en el
rostro de su novia y vio la herida en su labio y que su mejilla
parecía algo hinchada. Soltó una maldición en voz alta, y se
enfadó.
—¿Te pegó? —explotó Jenn, realmente furiosa— ¡Ése
cabrón me las pagará! ¡Es tu padre, pero no tiene derecho a
tocarte ni a pegarte de esa manera! —Jenn se levantó de su
asiento— Ahora mismo vamos a donde tu familia y lo voy a
poner en su lugar al hijo de pu-
—Tranquila, no me duele, ya no—la interrumpió Felicite
mientras la tomaba de la mano y la obligaba a sentarse de
nuevo. Jenn aceptó de mala gana y se sentó a su lado
mientras la escuchaba—. Me duele más el rechazo de mi
familia, los golpes me dan igual —suspiró, resignada.
—Que te den igual no significa que esté bien, Fizzy —la
reprendió—. Tenemos que denunciarlos, esto no se puede
quedar así. No voy a dejar que te toquen una vez más.
Felicite se acercó a Jenn y la abrazó, ésta le correspondió
y la abrazó de igual manera.
—No puedo denunciarlos, Jenn —dijo en voz baja—. Son
mis padres, tengo miedo de lo que pueda pasar.
—No estarás sola, me tendrás a mí —aseguró la chica
morocha mientras le acariciaba el cabello—. Yo siempre te
apoyaré y me encargaré de cuidarte, porque mientras viva
nadie se va a atrever a lastimarte, ni siquiera tu familia.
Felicite aceptó y se quedó en silencio, en esos momentos
lo único que le interesaba era estar cerca de la chica, estar
cerca de su novia. Puso su cabeza entre la curva de su
cuello y cerró los ojos, aspiró su aroma. Era difícil que ellas
dos pudieran compartir un momento tan íntimo como ese y
para hacerlo tenían que esconderse. Era increíble que por
primera vez pudieran demostrarse su amor sin que les
importara que las vieran. Fizzy sonrió discretamente, así
que aquello era felicidad.
—¿Sabes? yo no le he dicho a mi padre a pesar de que
estoy segura de lo que soy y estoy orgullosa de quererte,
Fizzy —le confesó Jenn a su novia—. Pero dudo mucho que
él piense de la misma manera. Tendré que esperar un poco
para decirle las cosas como son, podría decirle pronto, pero
tengo que prepararme. No soy valiente como tú —dijo
apenada—, así que me costará un poco de trabajo... Por
favor, perdóname por ser una cobarde.
—Jenn, tú me quieres y lo sé —murmuró Felicite mientras
alzaba una mano y le acariciaba la mejilla con cariño—. Lo
único que me interesa es saber que me correspondes. Y
eres valiente, más de lo que crees.
Jenn mientras Felicite hablaba pensaba en que quizá era
bueno ''terminar'' la relación por un tiempo, si Fizzy seguía
siendo maltratada de esa manera... no estaba dispuesta a
que la hirieran y lo mejor era fingir que habían terminado
para mantenerla a salvo, de esa forma Troy la dejaría en
paz, no le haría daño y Jenn podría un lugar al que irse junto
a ella y estar seguras de que nadie les haría daño a ambas.
Hace tiempo había visto en las redes sociales una
fundación que ayudaba a las personas que no eran
aceptadas por sus padres, les acogía y les ayudaba
económicamente... Estaba tratando de recordar el nombre
pero en esos momentos no podía. Sin embargo ésta se
encontraba en Doncaster y estaba segura de que podrían
pedir ayuda para ambas...
Podrían esconderse un tiempo de sus padres, y cuando
llegara el momento...
—Fizzy, te quiero —dijo Jenn mientras se separaba un
poco de su novia y la tomaba de la barbilla para que la
mirara a los ojos—, y por eso quiero protegerte. Es mucho
mejor para ti que trates con indiferencia la homosexualidad
que llevas dentro frente a tus padres y a tu hermano, ellos
no son buenos para ti. Tu familia estaría dispuesta a
rechazar a su única hija y no quiero que sufras, es lo último
que te pediría, que sufrieras por mí. Quiero que vivas una
vida más o menos normal con ellos, no quiero arriesgarme a
que te hagan algo porque son muy capaces.
Jenn le tomó el labio con cuidado de la parte dañada
dando a entender lo que decía, Felicite abrió mucho los ojos
sin lograr entender el todo de lo que su novia hablaba.
—¿Qué estás intentando decir? —preguntó Fizzy con
miedo.
—Estoy intentando decirte que me olvides—dijo en un
suspiro tembloroso, le dolía como el infierno tener que decir
todo eso pero era necesario para poder mantener a Fizzy a
salvo en lo que podía conseguir un lugar al que podían irse
las dos—. Olvida toda la diversidad sexual que te rodea. Es
mejor que te cambies de escuela, mucho mejor. No quiero
que salgas lastimada de esto, eres lo que más quiero y no
soportaría verte herida.
Esas palabras implicaban una ruptura.
Felicite abrió la boca sin saber qué decir y sus cejas se
fruncieron, negando lentamente con la cabeza, ¿Jenn estaba
terminando con ella? ¿eso era lo que estaba diciendo? Justo
cuando más la necesitaba ella daba por terminada su
relación...
—Me hieres rechazándome, ¿te das cuenta? Me lastimas
más tú y tus palabras que mi familia... —susurró bajando la
vista, completamente herida.
—No te estoy rechazando, jamás lo haría. Sabes que tú
estás sobre los demás —se acercó a ella y le acarició las
mejillas—. Pero como yo dije, mantén las cosas neutrales,
en lo que puedo solucionar esto. Escaparemos juntas, Fizzy,
nos iremos lejos y jamás volveremos, no te podrán herir.
Nos iremos a algún lado, lo prometo. Nos esconderemos del
mundo y sólo seremos tú y yo —le susurró muy cerca de sus
labios—. Y entonces podremos ser felices.
Fizzy cortó el espacio entre las dos y besó sus labios.
Nadie les prestaba atención puesto que no les importaba,
pero para ellas aquel momento era el más especial. Fizzy
tomó a Jenn del cabello y la acercó más mientras que la
chica morocha tomaba a la castaña de la cintura.
Lentamente se separaron y Felicite se volvió a acurrucar
entre la curva de su cuello.
—Cuando llegues a tu casa le dirás a tu padre que no
sabías lo que decías, que la adolescencia te ha afectado y
que has sido una inconsciente aunque evidentemente eso
no sea lo que pienses —dijo apresuradamente dándole
indicaciones—. Aceptarás todo lo que te digan y te
mantendrás fuera del radar hasta que yo vaya a buscarte,
tienes mi teléfono y mi celular, podrás mandarme mensajes
y te llamaré diario para saber cómo estás. Elimíname en
todas las redes sociales que tengas y borra nuestras
conversaciones, tus padres no se detendrán hasta verme
alejada de ti y eso es lo que tenemos que hacer para que te
dejen en paz. No dudes ni un segundo de lo que eres y de lo
que quieres, y no me olvides, por favor, que yo no lo haré.
Fizzy asintió y Jenn la soltó de su abrazo un poco para
llevarse las manos al cuello, se desabrochó la cadena que
tenía puesta y se la puso a su novia en el cuello. La cadena
era delgada y tenía una pequeña mariposa azulada.
—Dentro de poco tú y yo podremos ser libres como ella —
le indicó Jenn con cariño—, guárdala y recuerda que te
quiero, Felicite. Cada vez que lo dudes ve la cadena y
asegúrate de que jamás voy a querer a nadie más que a ti.
Y le sonrió, como si todo fuera a estar bien pronto, como
si las cosas tuvieran solución. Y Felicite le devolvió la
sonrisa, creyéndole.
Volvieron a unirse en un cálido beso que sabía a
despedida. Porque eso era lo que era, un adiós.
||Capítulo 8.

Mullingar, Irlanda.
Harry se levantó muy temprano en la madrugada para
cancelar la cita que tenía con el miembro de la comunidad
gay de Mullingar, Josh. Niall se encontraba dormido en la
cama y Harry había dormido en el sofá que estaba incluido
en la habitación, sentía que el adolescente necesitaba
descansar y definitivamente estaba más cansado que Harry,
así que lo había dejado en la cama.
En esos momentos eran las ocho de la mañana y se
encontraba en la alcoba mientras esperaba en la línea para
hablar con Josh. Debía de cancelar la cita puesto que ese
día regresaría a casa para tratar el asunto de Niall,
realmente le interesaba juntarse con Josh y hablar con él,
pero eso podrían hacerlo después, en esos momentos
estaba preocupado por el adolescente que dormía
placidamente entre las sábanas.
Marcó desde su celular al teléfono que le habían dado
para comunicarse con Josh, y no tardaron en contestar.
Harry se sentía realmente avergonzado en esos momentos
por cancelar una cita, pero era más importante Niall.
—¿Hola? ¿es usted el señor Josh Devine? —preguntó Harry
cuando le contestaron la llamada mientras paseaba por la
alcoba, lejos de la puerta para no despertar a Niall.
—Sí, soy Josh Devine, pero no soy señor, soy un joven —
rió nervioso y al otro lado de la línea rascó su brazo
sonriente, su voz era bastante agradable y Harry pensó al
instante que se llevaría bien con él—. ¿Desea algo?
Harry a pesar de tener la edad que tenía, y de aparentar
ser un adulto maduro, realmente le ponía nervioso todo eso.
Sentía que todavía tenía la necesidad de pasarle el teléfono
a Anne y decirle ''dile tú lo que pasó''. Sin embargo Anne no
estaba ahí, así que tendría que lidiar con el problema él
solo.
—Bue-bueno —comenzó a hablar entre tartamudeos—,
soy Harry Styles y...
—¡Oh por dios! —exclamó éste chillando de emoción,
interrumpiendo a Harry y causándole un buen susto gracias
a haberle gritado en el oído, separó el celular de su oreja un
poco aturdido— ¿¡Tú eres Harry Styles!? Ay, no sabes cuánto
te admiro —habló rápidamente, apresurado, como
queriendo expresar toda la admiración que sentía por Harry
en unos segundos—. He visto una grabación de lo que has
dicho en la corte defendiendo los derechos homosexuales, y
déjame decirte que eso ha sido lo más inspirador que he
escuchado en mi vida... ¡Y la marcha del orgullo gay! ¡Y
todo lo que haces por esos chicos que no tienen un hogar
por culpa de su sexualidad! Todo lo que haces es tan...
¡wow! Soy Josh Devine, estoy para lo que gustes, te admiro
bastante, todos te amamos aquí y estamos esperando con
ansias a que vengas...
Harry disimuló un poco la gran sonrisa que se comenzaba
a formar en su rostro debido a las palabras de Josh, se
sentía sorprendido ante la repentina situación en la que se
encontraba de pronto, lo estaba idolatrando, le estaba
diciendo que estaba orgulloso de lo que hacía... Y eso por
ende lo hacía sentir orgulloso de sí mismo. Sus mejillas se
tornaron carmesí a causa de la vergüenza que tenía, estaba
realmente avergonzado de tener que cancelarle la cita a
Josh, pero siendo tan bueno como lo parecía esperaba que
entendiera la situación.
—Eh, bueno, no sé qué decir —dijo tímido y se revolvió el
cabello intentando dejar de sentir esa vergüenza que se
apoderaba de él—. Es muy lindo de tu parte, Josh. Muchas
gracias...
—No necesitas decir nada, sólo necesitas escuchar a un
chico que te adora aunque nunca te haya visto —Harry pudo
percibir una risita detrás del teléfono, Josh estaba
sonriendo, y el joven de ojos verdes también—. Por cierto,
¿cómo te ha ido con el hospedaje? ¿te sientes cómodo?
¿necesitas algo?
—Bueno, pues, muchas gracias por todo lo que has hecho
por mí —agradeció súbitamente—, no me falta nada y es
muy considerado de tu parte insistir en pagar mi hospedaje
en un hotel tan bonito y cómodo, realmente gracias —
agradeció de nuevo—. Aunque lamentablemente no te
llamo para todo esto Josh, de echo, es un asunto algo
importante y algo delicado.
—Claro, dime, estoy a tus ordenes —dijo Josh, de pronto
su tono de voz se volvió más serio y profesional, listo para
escuchar a Harry.
—Bueno, pues... el verdadero problema es que no podré ir
hoy a la junta que habíamos acordado, lo siento mucho Josh
por no poder verte —dijo lentamente, sentía que sus
mejillas estaban extremadamente calientes, se sentía muy
mal por cancelar la cita, pero era necesario.
—¿Pe-pero por qué? —preguntó éste, ahora con la voz un
poco más apagada, realmente deseaba con todas sus
fuerzas reunirse con Harry y hablar con él acerca del
proyecto que iban a iniciar.
—Ha sucedido algo un tanto... delicado, Josh —le dijo
Harry, bajando la voz— Ayer cuando me dirigía para el hotel
me he encontrado a un adolescente muy herido, a punto de
suicidarse —le dijo en un susurro, sintió como Niall se
removió en la cama y volteó hacia él, su alivio volvió cuando
observó que estaba profundamente dormido entre las
sábanas—, y está ahora aquí conmigo, se encuentra
durmiendo. No pienso dejarlo desamparado y creo que lo
mejor será que me lo lleve a Doncaster conmigo, no sé qué
es exactamente lo que ha vivido aquí, pero no quiero que
todo sea más difícil para él y le traigan malos recuerdos...
Por eso hoy mismo regresaré a Doncaster para que lo
atiendan y para saber qué es lo que pasó con él, no quiero
que lo dañen más.
Admiró su cabello rubio desordenado entre la almohada y
su boca entreabierta a causa de no poder respirar por la
nariz, era una imagen muy tierna viéndolo de ese modo.
Niall parecía como un chico frágil, un chico gentil y sobre
todo cariñoso. Seguía sin poder que alguien en su sano
juicio lo hubiera maltratado hasta el punto de incitarlo al
suicidio. Seguía sin poder creer que sus propios padres lo
hubieran orillado a eso.
—¡Ay no! ¿está bien? ¿está herido? —su voz sonaba
preocupada, se escuchó un alboroto del otro lado de la línea
— ¿Puedo hacer algo por él?
—Él está bien, lo tomé antes de que soltara de un puente
—lo tranquilizó Harry— El problema no es ése, el problema
es que este chico se ha escapado de su casa porque lo
rechazaron. La misma cosa pero algo más violenta. Me ha
dicho un par de cosas que parecen ser la clave para
averiguar otro motivo que lo pudiera orillar al suicidio,
parece muy afectado y no paró de llorar hasta que se
durmió. Este chico...—volteó a ver a Niall de nuevo—tiene
algo más que la simple tristeza del rechazo, yo lo he visto y
lo he experimentado. Algo me dice que el chico tiene una
historia más triste detrás de todo esto.
—¿Sabes cuál es su nombre? —cuestionó Josh. Estaba
dispuesto a ayudar a Harry con ese caso, averiguaría todo
sobre Niall y lo ayudaría tanto como pudiera.
—Sí, se llama Niall Horan —Josh anotó el nombre
rápidamente en su pc para guardarlo y averiguar más tarde
quién era él—. Por lo que sé a Niall no lo aceptaron sus
padres y por eso huyó, pero creo que es otra cosa la que lo
ha echo reaccionar así... De igual manera necesito llevarlo a
Doncaster, necesito que revisen sus heridas y que sea
tratado con un psicólogo, ha sufrido bastante... Ayer por la
noche no dejó de gritar la palabra ''aléjate'' y susurró varias
veces un nombre entre sueños...
—¿Cuál fue?
Harry no quería ni imaginarse todo lo que había pasado el
adolescente, lo duro que debió haber sido vivir una
situación como la suya. Pero se prometió a sí mismo no
permitir que volvieran a abusar de un adolescente, así como
le había pasado a él en su debido tiempo, o a Gemma.
—Algo así como... Zayn.
Ambos quedaron callados en el momento en el que Niall
comenzó a despertar, se estiró un poco y luego fue abriendo
los ojos poco a poco hasta ver una figura borrosa fuera del
balcón, era Harry, y se encontraba viéndolo con
preocupación. Tenía una camisa larga verde y un pantalón
de pijama, él le sonrió cuando se dio cuenta de que lo había
estado observando.
Se alarmó de inmediato temiendo que lo habían
secuestrado o que inclusive lo violarían en ese momento, se
incorporó de la cama asustado y con la respiración agitada,
pero al instante esa sensación se esfumó. Lo recordó, ése
chico no era ningún desconocido, estaba con Harry, el chico
que le había salvado la vida.
—Harry, creo que Niall Horan es de por aquí—aseguró
Josh, observó su nombre anotado en la pantalla—déjame
investigar un poco más sobre él, yo también quiero
ayudarlos a él y a ti en todo lo que pueda. Te avisaré
cualquier cosa que averigüe. No te preocupes por nuestra
reunión, puedes venir cuando el asunto se haya arreglado
un poco, ¿te parece?—le ofreció con amabilidad.
—Me parece bien —asintió Harry con gratitud—, muchas
gracias por tomarte tantas molestias, de verdad no deberías
Josh, ya te debo mucho y...
—Es como una manera de agradecerte que has salvado a
tantas personas como se te ha podido —lo interrumpió Josh
y Harry le sonrió al teléfono. Ese chico Josh le caía
absolutamente bien.
Niall escuchó cómo Harry se despedía risueñamente de
alguien detrás del teléfono y después de unos minutos
colgó. Éste se volvió hacia él con una enorme sonrisa y se
encaminó hacia la cama.
Niall se talló los ojos, aún se sentía algo cansado pero
mucho mejor. Harry se sentó a un lado de su cuerpo, en la
orilla de la cama. Lo miró fijamente, así como cuando un
gran amigo ve a otro cuando está realmente preocupado
por su salud. Niall se sonrojó por toda la confianza que
Harry estaba depositando en él.
—¿Cómo has dormido? —preguntó amablemente y sonrió,
mostrando sus característicos hoyuelos.
—Bi-bien —susurró tartamudeando, estaba
evidentemente nervioso pero se sentía ligeramente feliz de
que alguien como Harry estuviera a su lado en esos
momentos.
—Excelente, porque enseguida ordenaré la comida y nos
iremos a Doncaster en unas dos o tres horas —le avisó
levantándose de la cama y dirigiéndose al clóset para sacar
su maleta.
Niall parpadeó algo confundido, era verdad, se irían a
Doncaster... Pero, ¿tan pronto? ¿no podían quedarse un poco
más? Quería, de verdad, anhelaba tener noticias sobre
Zayn, sobre su familia, sobre el paradero de su novio... Tenía
en lo más profundo de su corazón la esperanza de que Zayn
estuviera vivo, que se hubiera escondido en algún lugar,
que hubiera escapado... Pero eso era como esperar a que
nevara en primavera, sabía que sólo había una mínima
posibilidad, y aún así...
Deseaba verlo una vez más. Aunque fuera una, antes de
irse a Doncaster con Harry.
—¿Tan... tan pronto nos iremos? —preguntó con la voz
teñida de melancolía, era imposible no ponerse triste al
pensar en todo lo que dejaría atrás, su familia, sus
recuerdos con Zayn...
—Claro —respondió con dulzura, intentando no sonar
brusco— ¿Recuerdas que te dije que no permitiría que te
hicieran más daño? No quiero que los recuerdos de
Mullingar te hagan daño, Niall. ¿Recuerdas que te dije que
te protegería? Pues lo voy a hacer, por eso hoy en la tarde
nos iremos y te irás a mi casa unos días hasta que arreglo
unos papeles hasta que puedas entrar en el programa para
la fundación.
De los ojos del oji-azul empezaron a caer gotas de
lágrimas sin ser consciente y se encontró temblando, jamás
nadie había sido tan amable con él. Todos absolutamente
todos (exceptuando a Zayn) habían abusado de su fragilidad
siempre, se habían aprovechado de cómo era y jamás le
habían demostrado que lo querían.
Y ahí estaba, un chico que había conocido hace menos de
24 horas, comportándose como si Niall valiera oro...
Harry volteó a ver a Niall y vio que se encontraba
llorando, se acercó a él inmediatamente y de manera rápida
lo abrazó para reconfortarlo, el adolescente no rechazó el
abrazo, más bien se aferró a Harry.
—¿Por qué haces esto? ¿por qué? —susurró sin poder
entender la manera de pensar del rizado, apenas se
conocían y ya le había salvado la vida, y aparte quería
construir una nueva vida para él.
—Porque creo que eres muy especial, Niall. Porque vales
mucho y porque...
A Harry se le cerró la garganta al pensar en ella pero
nuevamente recobró la compostura, ya habían pasado más
de ocho años desde que Gemma se había ido, y la veía en
cada chico que acogía en su fundación, la veía en las
lágrimas de los adolescentes que sufrían rechazo por sus
familias... La veía en absolutamente todo. Y se había ido por
su culpa.
—Porque hace años conocí a una persona igual a ti, a una
chica igual de linda y tierna que tú a la que quería ayudar —
dijo Harry en voz baja y sonrió con tristeza. Evitaba con
todas sus fuerzas el soltarse a llorar ahí mismo.
Niall se separó de Harry y lo miró mientras ladeaba la
cabeza, así que Harry también estaba triste...
—¿Ella? ¿y cómo se llama? —preguntó con curiosidad
mientras se limpiaba las lágrimas lentamente, ahora atento
a Harry.
Harry se quedó en silencio y no contestó la pregunta que
Niall le había formulado, no era momento de hablar de ese
tema, no quería recordarlo. Realmente sentía como un
millón de espinas clavándose en su cuerpo cada vez que
quería hablar de Gemma, su hermana mayor... La única
persona que lo había apoyado hasta el final a parte de
Anne.
—Se llamaba, Niall. Se llamaba... —dijo mirando fijamente
el suelo, negando con la cabeza y cerrando los ojos
fuertemente.
Pero era casi imposible no pensarla todos los días, ella
siempre estaba en sus pensamientos y más cuando veía los
ojos azulados del chico rubio mirarlo con inocencia. Gemma
tenía la misma expresión de cachorro desprotegido que Niall
tenía, y la misma inocencia que Niall poseía.
Niall observó curioso cómo se perdía entre sus
pensamientos, se dio cuenta en ese momento de que Harry
también tenía una historia que contar.
—Algún día te contaré lo extraordinaria que fue —fue todo
lo que dijo y se limitó a mirar hacia la puerta abierta del
balcón, mientras el aire soplaba y movía las cortinas
blancas.
||
Doncaster, Reino Unido.
Era domingo por la noche, y Felicite Tomlinson llegó
temerosa a su casa, temblaba de miedo por lo que podría
pasar a continuación. Sus piernas parecían flaquear y cada
paso que daba hacia la puerta de su ''hogar'' era un paso
más para su condena de muerte. No le daba miedo
enfrentarse a su familia, le daba terror el pensar en lo que
su padre podría hacer.
Ya le había pegado una vez, ser su hija no lo había frenado
al momento de soltarle una bofetada. Ahora nada lo pararía.
Y ni hablar de su madre, ella no la defendería. Y Louis...
Louis era un cobarde, y tampoco lo haría. Estaba solo en
eso.
Recordaba cada uno de los consejos de Jenn ''no te dejes
intimidar pero tampoco contestes'', ''olvida la diversidad
sexual que te rodea, actúa normal'', ''di que tu reacción fue
producto de las hormonas, que no pensabas lo que
decías'' e ''inventa cualquier pretexto para salir corriendo a
tu habitación''.
Por fin entre sus manos tomó la perilla, la hizo girar
lentamente y la puerta se abrió, entró y cerró tras de sí.
Pensó que ya estaba a salvo pero apenas y puso un pie
dentro de la casa se vio tirada al suelo por un puñetazo que
salió volando directo a su ojo pero que terminó impactando
en su cabeza.
Fizzy se sintió algo mareada y las estrellas estallaron tras
sus ojos. Dolía, no quiso emitir ningún ruido pero le fue
imposible no quejarse ligeramente al caer al suelo, pero
simplemente se limitó a parpadear varias veces y alzar su
cabeza con el ceño fruncido hacia arriba.
—Hasta que te dignas a llegar, maldita sea —gritó Troy,
frente a ella, mirándole amenazante.
Ella se quedó callada poniendo a prueba el primer consejo
de Jenn, ''mantente sumisa y callada, así acabará más
pronto. No digas nada que le lleve la contraria''. Se llevó la
mano a la cara y cuando la retiró vio la sangre plasmada en
sus dedos, se había re abierto la herida de su labio que ya
tenía sangre seca.
—Lo normal es ser hombre o mujer, ¿lo sabes o no? —le
preguntó con despreció mientras la miraba desde arriba.
—S-sí —susurró ella, dolorida. De verdad se estaba
mordiendo la lengua, porque ella también tenía unas dos o
tres cosas que decirle.
—¿Entonces por qué apoyas a algo que está prohibido,
Felicite? —gritó, aturdiéndola unos segundos— ¡Dios los
odia, los odia a todos ellos!.
''Porque Dios odia al pecado, no al pecador'' quiso decir,
pero se limitó a soportar el interminable dolor que crecía por
su cuerpo. No sólo era dolor físico, también sentía una
increíble opresión en su pecho. Se sentía inservible por no
poder defenderse.
—La presencia del maligno se encuentra en la sociedad, y
son los homosexuales representantes de éste —citó Troy.
Frase por frase contra la homosexualidad, golpe tras golpe
que iban a parar a alguna parte de su cuerpo: a su
estómago, a su pecho, a sus piernas, a su espalda, a
cualquier lugar, Felicite se fue dando por vencida una y otra
vez. Hasta que su padre dejó de pegarle.
Mientras tanto Louis veía asustado cómo Troy le pegaba a
la única hija que tenía, los observaba desde las escaleras
incapaz de moverse, incapaz de interferir, incapaz de
interponerse entre su hermana menor y su padre. Felicite lo
vio una sola vez antes de que le diera una bofetada, lo vio
con gesto suplicante para que le dijera a Troy que parara.
Louis desvió su vista y pretendió que Felicite no lo había
visto, pretendió no existir. Evidentemente le dolía ver a su
única hermana siendo tratada así, pero el miedo que le
infundía Troy era mayor que cualquier cosa.
Cobarde, quiso gritarle ella. Aunque ella también era una
cobarde, por no alzar la voz y parar a su padre.
Fizzy no había hecho nada malo, no había faltado el
respeto a nadie ni había ofendido a su padre o a su familia,
simplemente... había apoyado la sexualidad de una persona
que quería y había admitido que le gustaba Jenn.
Igual que el chico de ojos verdes. El chico que defendió a
su gente en la marcha...
—Recuérdalo bien, Felicite —le siseó por última vez—. Lo
ideal en toda relación es la búsqueda de lo opuesto y por
eso el mundo homosexual es algo anormal, es un pecado. Si
se te ocurre salir con esto otra vez, dejarás de tener una
familia. No aceptaré una machorra en esta familia—le
advirtió.
Posteriormente le dedicó una mirada de desprecio a su
propia hija y se dirigió escaleras arriba evitando la mirada
aterrorizada de su hijo Louis, quien lo observaba con temor,
se encogió un poco cuando pasó a su lado.
En cuanto él estuvo seguro de que Troy ya no lo veía se
dirigió a su hermana con preocupación, ésta estaba echa un
ovillo en el suelo y tenía los ojos cerrados, con ambas
manos hechas. Tenía ganas de gritar, de ir corriendo tras su
padre y encararlo. Pero también era una cobarde, también
tenía miedo.
¿Por qué no podía aceptarlo? ¿por qué no podía apoyarla
en algo tan sencillo como eso? ¿por qué tenía que ser tan
extremista? No había cometido un homicidio, y Felicite
estaba segura de que si hubiera matado a alguien, Troy
habría reaccionado mejor.
—Fizzy, Fizzy —susurró contra el cuerpo malherido de su
hermana pequeña—, Fizzy ¿estás bien?
—No imbécil, evidentemente no estoy bien —dijo con un
hilo de voz, ya no estaba para sutilezas.
Louis se sintió confundido y triste, ella jamás le había
dicho algo como aquello y menos lo había ofendido. ¿Qué le
pasaba? ¿qué le sucedía? Louis le ofreció una mano para
que se levantara, pero ella negó con la cabeza y comenzó a
incorporarse lentamente ella sola haciendo algunos gestos
de dolor, a pesar de que le dolía hasta el último músculo de
su cuerpo no aceptó la ayuda de Louis, se sostuvo de la
pared para apoyarse.
—¿Qué tienes? —le preguntó Louis frunciendo el ceño—
No entiendo qué te pasa, desde que salimos de la iglesia te
has comportado extraño...
—¿Qué qué es lo que pasa?—preguntó algo irónica—
Resulta que la única persona en la que confiaba en esta
familia resultó ser aún más homofobica que mi padre mismo
—dijo con algo de amargura.
—Yo no tengo la culpa de...
—¿La culpa de que me golpearan hasta casi desmayarme
o romperme el cuerpo? Claro que no la tienes —soltó una
risa sin gracia—, sin embargo eso no te da el derecho de
presenciar la escena a tus anchas y escondido entre la
escalera. Pudiste haber traído unas palomitas y un par de
gomitas para disfrutar el espectáculo mejor —habló con
sarcasmo.
Louis abrió la boca, realmente sorprendido de cuán
enfadada estaba Felicite, no tenía nada qué contestar ante
eso porque evidentemente lo que había dicho era verdad.
—Sé que tienes miedo Louis, yo también lo tengo —
admitió—, pero eres un cobarde al soportar esta situación
como si no supieras que hacerle esto a un hijo sólo por
defender la homosexualidad es terriblemente enfermizo. Yo
defiendo lo que es justo y ustedes me reclaman y me
golpean porque hago lo que es correcto. Querer no está
mal, y ustedes lo ponen como si fuera lo peor del mundo.
¡Cobarde! ¡eres un cobarde! —gritó.
—¡Basta! ¡cállate! —la interrumpió desesperado, no
soportaba que su hermana fuera tan dura con él— ¡Pareces
una de esas cosas! ¡parece que no eres alguien normal!
—Deja de pensar por un minuto que la palabra
heterosexual es sinónimo de ser humano, imbécil, y apoya a
tu maldita hermana.
Louis se cayó al instante y no supo nada que decir.
Realmente ya ni siquiera le importaba lo que diría su
familia de ella o lo que pensaría después de aquello. Tenía
que irse de allí, tenía que buscar algún lugar en donde
querer no fuera ser diferente, si no fuera ser una persona.
Comenzó a caminar hacia la escalera sin importarle Louis
un poco, era su hermano, había esperado un poco más de
él, pero estaba completamente decepcionada.
—¿Sabes Louis? —dijo antes de subir el primer escalón de
la escalera—, Todo el mundo sabe o cree saber lo que es la
homosexualidad. Muy pocos saben lo que no es.
—¿Acaso tú eres lesbiana, Fizzy? —le preguntó incrédulo y
con algo de asco. Asco de su propia hermana.
Fizzy volteó a verlo y lo miró directo a sus ojos, que
estaban más celestes de lo que deberían debido a la
descarga de adrenalina que hervía en sus venas.
—Defender el derecho de elegir la preferencia sexual no
es un asunto exclusivo de las lesbianas y los gays, Louis—
dijo de manera cortante, empleando el mismo tono que él
había empleado en ella—. Hay algunas personas que tienen
neuronas en la cabeza y por esa razón tienen la habilidad
de pensar, no como esta familia que está llena de enfermos
en la que estás incluido tú.
Dicho esto la adolescente se fue jadeando de dolor en voz
baja, dejando a un Louis totalmente confundido y sin saber
qué hacer en la sala.
||Capítulo 9.

Doncaster, Reino Unido.


Cuando Niall iba en el taxi rumbo a la casa de Harry se dio
cuenta de muchas cosas.
Cuando admiró los edificios de Doncaster pudo notar que
evidentemente ya no se encontraba en Mullingar, cuando
vio a una familia dentro de un restaurante McDonald's reírse
por alguna ocurrencia pudo sentir el dolor punzante en su
corazón de ya no tener una familia, cuando vio a una pareja
que tímidamente se daba un beso en la banqueta pudo oír
el sonido de su corazón quebrándose al ser consciente de
que Zayn ya no estaba a su lado y que el único amor que
tuvo en su corta vida se había esfumado.
Pero cuando sintió la mano del joven rizado sobre su
hombro pudo darse cuenta de una cosa, que era lo
importante; no estaba solo. Tenía a Harry.
||
Habían pasado varios días ya desde el incidente de
Felicite y Troy actuaba como si nada hubiese pasado. Las
cosas estaban más o menos normales y estables según él y
Fizzy se comportaba como la adolescente normal que era e
inclusive seguía haciendo sus bromas a la hora de comer y
de cenar.
Inmediatamente había sido cambiada de escuela, ahora
asistía a un colegio católico muy estricto, lejos de Jenn, lejos
de la chica de la que estaba enamorada. Justo en ese
momento se encontraba haciendo nuevos amigos, todos
eran bastante simpáticos con ella, y la habían comprendido
hasta tal punto de apoyarla.
Para su sopresa, en su colegio tenía un montón de amigos
homosexuales, algunos tenían sus parejas dentro del
colegio y era agradable saber que no estaba sola.
La ironía de ir a un colegio católico.
Fizzy sabía la razón, Fizzy sabía que las lesbianas y los
gays seguían siendo hijos de Dios a pesar de pecar, si es
que realmente era considerado un pecado. Porque Dios
también los amaba, a pesar de todo.
Era jueves y justo en ese momento Louis, Joanna, Troy y
ella se encontraban en la mesa, empezaba a oscurecer
afuera y su madre estaba sirviendo la cena. Louis estaba
increíblemente arrepentido de no haber defendido
debidamente a Fizzy, pero ella simplemente lo ignoraba.
Inclusive pretendía que su hermano no existía, se hacía de
la vista gorda cada vez que lo veía cerca, o se hacía la sorda
cada vez que le hablaba. Felicite seguía muy dolida por la
reacción que su hermano había tenido ante ella, el hermano
que se supone que la iba a apoyar hasta el final, que se
supone ''la quería''.
Louis en esos momentos veía afligido cómo los moretones
en su rostro aún eran notables, estaban desapareciendo,
tenían un color verdoso pero aún eran bastante visibiles.
Golpes que Louis habría podido evitar de no ser un maldito
cobarde.
Y en su mente también estaba la idea de que había hecho
lo correcto en no intervenir, en dejar que su padre la
golpeara para que la corrigiera... Se sentía tan miserable
por pensar así. Pero todo era un lío en su cabeza y nadie le
decía si estaba equivocado o no.
—¿Qué tal te ha ido hoy, Fizz? —le preguntó Joanna a su
hija, que se encontraba picoteando la comida más que
comiéndosela.
Felicite siempre fingía, todo el tiempo. Fingía que todo
estaba bien, que sus padres tenían la razón de haberla
cambiado de colegio, que había estado equivocada. Cuando
lo único que sentía por su familia no era gratitud, si no
resentimiento.
Resentimiento con Troy, por haberle insultado y pegado,
resentimiento con Louis por no haber intervenido cuando
bien pudo hacerlo, resentimiento con su madre por permitir
todo aquello y resentimiento consigo misma, por no ser lo
suficientemente valiente para afrontar las consecuencias y
preferir huir.
A pesar de todo eso, se limitó a darle una sonrisa
diminuta a su madre, como si todo estuviera perfectamente
y como si fueran la familia tan unida que aparentaban ser.
—Bien —dijo con su ancha sonrisa—, la profesora de
liturgia me ha dicho que soy una hija en el sentido estricto
de la palabra de Dios...
Mentira, la profesora de liturgia la había sacado de la
clase por contraatacarla al escucharla decir que lo más
apropiado para los homosexuales era quemarlos en una
hoguera.
Felicite siempre se había caracterizado por defender a
otras personas de injusticias, de no dejar que otros sufrieran
o fueran juzgados frente a ella de manera errónea y por ello
se metía en bastantes problemas pero ni siquiera le
importaba.
Si seguía así, lo más seguro es que terminarían
expulsándola.
—Me enorgulleces —le dijo su madre acariciando su mano
con el pulgar afectuosamente, Fizzy se limitó a sonreír
falsamente, ya era rutinario.
Todos parecían estar conformes con la actitud de la
adolescente, que parecía volver a ser la misma de antes,
excepto Louis. Él sabía su forma de pensar y aquello que le
había dicho la noche en la que había sido golpeada se lo
había grabado a fuego en la mente.
En algunas horas de sus días, Louis realmente dudaba,
dudaba de todo lo que pensaba. El chico de la marcha del
orgullo gay lo había echo dudar ligeramente acerca de la
manera en la que trataba a los homosexuales, Fizzy lo había
echo dudar aún más.
Todo era tan confuso, sentía su cabeza a punto de estallar.
—¿Pasa algo, Louis? —le preguntó Troy al ver que el chico
sólo picoteaba la comida del plato, no comía.
Louis alzó la cabeza inmediatamente al escuchar a su
padre dirigirse a él.
—N-no —contestó inmediatamente— Sucede que no
tengo hambre, lo siento mucho. Iré arriba a mensajearme
un poco con Eleanor, estoy algo cansado.
—Recoge tu plato —le ordenó sin interés alguno.
Él se levantó de la mesa con el plato, se dirigió a la cocina
y las sobras las puso en un topper para no desperdiciar la
comida, odiaba desperdiciar la comida. Lavó su plato y se
dirigió escaleras arriba rápidamente siendo seguido por la
mirada penetrante de su hermana.
Louis desde aquel día no podía ver a la cara a Fizzy, no
podía verla sin imaginarse su mirada llena de rencor y
decepción observándole, supo en un instante que la había
defraudado. Supo también que había sido un imbécil al no
defenderla. Pero eso no cambiaba lo que ella era, y
sencillamente le llegaba hasta a repugnar en algunos casos.
¡Repugnar su propia hermana! Que bajo había caído. Pero
le era imposible no pensar así, se odiaba a sí mismo por no
tener corazón. Pero todo estaba tan revuelto que no sabía
qué era lo correcto.
Pensar que Fizzy era una de esas cosas en las que había
tenido tanto afán en desaparecer era... como un tipo de
karma. No quería precipitarse a pensar que su única
hermana era una lesbiana, pero todo indicaba que sí. No
sabía qué haría de que así fuera.
Ya no sería lo mismo.
Finalmente se adentró a su habitación y se sentó en su
cama con la cabeza entre las manos, frustrado. Tenía que
hablar con el único amigo que tenía en el mundo en el que
podría confíar más que en sí mismo.
Necesitaba a alguien que lo aconsejara, a alguien que
pudiera decirle sus errores a la cara y sólo había una
persona tan sincera como para hacerlo. Tomó su celular y
marcó su número.
Él contestó al segundo tono.
—¿Louis? —su voz se escuchaba algo rasposa, como si
estuviera recién despertándose— ¿Te das cuenta de que son
las nueve de la noche? Acabas de despertarme de mi
hermoso sueño, más vale que sea de vida o muerte idiota —
le reprochó.
—Ed, ¿tienes tiempo de salir un rato?
||
—Gracias por la cena —gritó Fizzy amablemente antes de
adentrarse a su cuarto y cerrar con seguro.
En cuanto estuvo segura de que ya no sería interrumpida
tomó su laptop de debajo de la abrió una pestaña de
incógnito para que sus padres no pudieran ver el historial.
Porque sí, sus padres la vigilaban las veinticuatro horas
del día, no la dejaban en paz ni un segundo, y más Troy que
la sobreprotegía. Checaba el contenido de sus aparatos
electrónicos, sus redes sociales, todo. Fizzy se sentía
asfixiada.
Hace unas horas Jenn le había mandado un mensaje a
Felicite donde decía que había escuchado algo acerca de
una fundación en Doncaster que ayudaba a adolescentes
que escapaban o eran corridos de su casa gracias a su
orientación sexual, que sufrían de un rechazo familiar. Jenn
no había sido muy específica ya que no sabía dónde se
encontraba o quién era y le había pedido que investigara
algo sobre el caso, porque ambas podrían ir ahí si decidían
escapar, ya que ella seguía castigada y no podía usar su
internet.
Se sentó en su cama y comenzó a teclear en la barra
buscadora de Google.

Asocaciones LGBT en Doncaster.


Pasaron varios segundos para que pudieran aparecer
respuestas, cliqueó en una de las tantas y comenzó a leer
efusivamente tratando de retener en su mente toda la
información que las páginas le otorgaban.

''La Asociación Internacional de Gays, Lesbianas,


Bisexuales, Trans e Intersexuales -en inglés International
Lesbian and Gay Association (ILGA)- es una federación que
congrega a grupos de distintas nacionalidades dedicados a
promover la defensa de la igualdad de derecho para
lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGTB) de todo el
mundo''...

Aquella información sólo le daba el significado de una


asociación LGTB, ella necesitaba algún lugar en el que la
pudieran ayudar que se encontrara en Doncaster, a donde
podría acudir y la pudieran ayudar junto a su novia Jenn.
Trató de recordar algo, algo por lo que su padre había
estado hecho furia hace ya varias semanas...
Recordaba el tema de un juicio contra un chico de la
comunidad gay que quería una marcha del orgullo
homosexual en las calles principales de Doncaster, recordó
haberlo visto por la televisión un día en el noticiero, sin
embargo su padre había estrellado el control de la televisión
contra la pantalla.
Habían transmitido el discurso de ese chico y habían dicho
que él tenía una fundación... estaba casi segura de él era el
responsable de la fundación a la que Jenn y ella querían ir.
Pero... ¿cuál era el nombre de auqle chico?
Después de varios minutos abrió otra pestaña y tecleó en
la barra, por fin lo recordó.

Harry Styles.
Inmediatamente las opciones de páginas volaron, y Fizzy
abrió una tras otra observando la foto de Harry en cada una
de ellas. Era bastante atractivo ese chico a decir verdad,
tenía un cabello ondulado y algo largo y unos ojos bastante
atractivos, eran de un color verde muy bonito y cálido. Al
parecer era bastante alto y tenía una sonrisa encantadora.
Felicite observó que se formaban hoyuelos en sus mejillas al
sonreír.
Inclusive había una foto donde tenía una corona puesta
encima de un carro alegórico el día de la marcha del orgullo
gay.
Investigó más sobre él, abriendo link tras link hasta que
encontró algo que le llamó obsesivamente la atención. El
título de por sí ya era demasiado llamativo y supo que lo
había encontrado.

Fundación Styles.
No hay heterosexuales, no hay homosexuales, no hay
bisexuales. Sólo personas amando a otras personas.

Los grandes ojos azules de la adolescente se movían de


izquierda a derecha con rapidez mientras leía, una sonrisa
aliviada se iba formando en sus labios al leer su contenido.
El tal chico, Harry Styles, no sólo era una de las personas
más influyentes del mundo de la comunidad gay, si no que
aparte ayudaba a las demás personas a tener un hogar si
no eran aceptados en casa, si eran rechazados por su
familia y amigos... Y lo mejor de todo era que estaba en
Doncaster.
Ese chico no era normal, era un ángel.
Tomó su teléfono celular y en sus contactos seleccionó el
número celular que se caracterizaba por la letra ''J''. Con
una sonrisa amplia en el rostro envió rápidamente un
mensaje de texto.

Felicite Tomlinson. Jueves 27 de Febrero, 9;40 pm.


He encontrado la solución a nuestros problemas busca la
fundación de Harry Styles, podremos irnos Jenn, podremos
vernos de nuevo:D Necesitamos vernos en algún lugar
comienza a empacar!!!

Sentía como si un gran peso de encima de pronto


desapareciera y la dejara respirar. Podría escapar y buscar
ayuda para superar los pocos traumas que le había
generado su familia, y podría llevar a Louis puesto que él
también estaba mal.
Corrió a su clóset y sacó una maleta de entre los zapatos,
comenzó a ojear su ropa y a echarla aleatoriamente en la
maleta. Tendría que comprar algunas cosas para poder irse
definitivamente. Cerró la maleta y la puso debajo de la
cama para esconderla. Se sentía tan emocionada que podría
estallar.
No tardarían en irse, no tardarían en escapar. Cerró su
laptop y bloqueó su celular. La felicidad sí la podía obtener
junto a Jenn, estaba segura. Se abrazó a sí misma.
||
—¿A dónde vas Louis? —le preguntó Joanna al ver que
Louis se dirigía a la puerta poniéndose una chaqueta.
—Iré con Ed a caminar un rato —le dijo encogiéndose de
hombros y abriendo la puerta principal para salir.
—Es bastante bueno que salgas con tus amigos de vez en
cuando, Louis —le dijo ella, regresando a sus deberes—.
Eleanor es una hermosa novia, pero necesitas a tus
amistades. ¡Abrígate bien y no te tardes mucho! —le
ordenó.
Louis simplemente sonrió un poco a su madre y salió
rápidamente por la puerta principal, cerrándola tras de sí. A
un lado del coche blanco de Troy, se encontró a su amigo
pelirrojo recargado en una de las puertas.
Ed tenía el cabello alborotado y los ojos algo hinchados,
lucía exactamente como si estuviera recién levantado.
Llevaba un pants y unos tenis, Louis realmente lo había
despertado.
—¿Y bien? —preguntó éste, incorporándose para recibir al
chico.
—Platiquemos mientras caminamos —avisó Louis y
comenzó a caminar.
Ed lo siguió por cuadras y cuadras, ninguno de los decía
nada, simplemente caminaban por las calles a la par.
Doncaster no era un lugar muy templado en esas fechas y
por más tiempo que pasaba el aire comenzaba a ponerse
más y más frío.
Había pasado media hora desde que habían salido, Ed ya
estaba algo aburrido de tener que esperarlo y Louis estaba
tratando de empezar a entablar una conversación sobre ese
tema.
Las calles eran tranquilas y cada dos o tres casas habían
algunas luces de navidad que aún no se habían quitado a
pesar de que habían pasado dos meses desde diciembre.
Para Louis ése era su mes favorito, no sólo por su
cumpleaños o por navidad, si no por las luces y los adornos
que les daban vida a las casas. Era bastante bonito a decir
verdad.
Finalmente Ed bufó ante el silencio de su compañero.
—Louis, no sacaste mi culo de mi cama calientita para
hacerme caminar como idiota en las calles de tu vecindario
¿verdad? —preguntó incrédulo— Oye, sé que estoy algo
subido de peso, pero obligándome a hacer ejercicio no voy a
bajar...
—No, no es eso —le dijo inmediatamente,
interrumpiéndolo—. Es algo serio, pero tengo miedo de que
si te digo algo me juzgues...
Ed se detuvo inmediatamente y Louis con él, el castaño
volteó a ver a su amigo pelirrojo y éste lo veía con expresión
de: ''¿me estás jodiendo?''.
—Louis —dijo con voz incrédula—, he sido tu amigo de
toda la vida. Ni siquiera cuando te emparejaste con Eleanor
me opuse a pesar de que no me cae bien y lo sabes.
Siempre te he respetado y te he apoyado, me sorprendes de
que dudes de mí ahora.
La voz del pelirrojo sonaba totalmente ofendida y Louis se
sintió culpable, era cierto, Ed siempre había estado allí a
pesar de todo, estaba casi seguro de que lo comprendería.
Tomó aire y se convenció de que aquello no era tan malo.
Hablar de aquello no cambiaría nada y sinceramente tenía
que hablar, las dudas y la confusión lo mataban por dentro.
Necesitaba un consejo.
—¿Recuerdas que hace semanas mi padre fue a un juicio
contra un chico homosexual en el que planeaban negarle la
petición? —Ed asintió, escuchándolo con atención— Todo
estaba bien hasta allí, yo estaba bien hasta ese punto. Pero
desde el día de la marcha, cuando mi padre y yo fuimos a
impedirla... Todo cambió de una manera tan drástica.
—¿Para bien o para mal? —cuestionó Ed.
—A este punto, ni siquiera lo sé —suspiró Louis,
completamente afligido.
Estaba siendo lo más sincero con su amigo y mientras
más hablaba, más difícil se le hacía la situación. Louis era
muy lento para expresar sus problemas y sentimientos, y
aquel no era un tema que sencillamente pudiera decir.
—Cosas extrañas comenzaron a pasar a mi al rededor —
dijo Louis evidentemente frustrado—, primero él con sus
malditas frases y después mi hermana. No entiendo qué ha
pasado, pero ella de un momento a otro llegó a pensar que
ser homosexual no era malo, que era completamente
normal. ¡Ser homosexual es evidentemente malo! ¡la biblia
lo dice! —chilló él.
—Espera un momento Louis —lo interrumpió de inmediato
—. Sabía que no te gustaba el asunto de la diversidad
sexual y todo eso, pero... ¿Estás en contra de la
homosexualidad a tal punto de cubrirte con el pretexto de
que ''está en la biblia''? ¡No me hagas darte una bofetada,
por favor!
Louis que comenzaba a caminar de nuevo detuvo su
andar de inmediato, las palabras de su amigo fueron como
un golpe en la cara. ¿Pero qué...?
Se alejó a unos cuantos pasos del pelirrojo, temiéndole y
desconociéndole por completo. ¿Qué demonios le pasaba al
mundo? ¡Ahora todos estaban en su contra!
—¡Ed, no es mi culpa! —exclamó— ¡En todo caso los que
no entienden son ustedes, no entienden que son sólo
pecado!
—¿Piensas que por defenderlos soy un homosexual
también? —preguntó indignado— ¡Claro que no! ¡No soy
gay! Y no idiota, no te alejes de mí, que aunque fuera uno
de ellos no te querría como una pareja ni en mil años —le
dijo, jalándolo de la playera hacia sí mismo.
Se quedaron viendo a la cara un buen rato hasta que Ed
volvió a hablar con el ceño fruncido.
—Me decepcionas ¿sabes? —dijo Ed negando con la
cabeza— Por eso quisieron ir contra la marcha homosexual,
¿cierto? ¿Tan mala ideología tienes de ellos? Ellos también
tienen sentimientos Louis. Los homosexuales son personas
iguales a nosotros con gustos diferentes.
—No son normales Ed, por culpa de esos malditos yo tuve
una infancia de mierda, ya te lo había dicho —le dijo, casi al
borde de las lágrimas a causa del sentimiento que se
desbordaba en él.
Es verdad, Ed sabía exactamente lo que había pasado con
Troy y con Louis a lo largo de su infancia, Troy siempre había
maltratado a Louis diciendo que sólo estaba ''previniendo''
que se convirtiera en uno de ellos. Louis había sufrido
bastante, pero él no tenía la culpa de nada y eso era lo que
el chico no entendía.
Ed sabía perfectamente que Louis estaba confundido con
su orientación sexual aunque no lo quisiera admitir, y por
culpa de su padre jamás podría aceptarse a sí mismo,
porque lo había traumatizado hasta tal punto de hacerlo
creer que lo que era estaba totalmente mal. Por eso vivía
una vida fingida.
Ed se acercó a Louis y lo tomó del hombro.
—¿Por culpa de ellos? ¿o por culpa de tu padre?
Louis se quedó callado y bajó la mirada hacia el suelo y se
retiró del contacto de su amigo.
—¿Y ahora de la nada vas a odiar también a tu hermanita
porque defiende a personas que son maltratadas
injustamente, Louis? ¿de verdad? —lo reprendió Ed— Fizzy
siempre ha sido tu adoración y ahora simplemente porque
tiene la capacidad de sentir y pensar para defenderlos le
vas a tener asco y vas a querer que se la lleven al infierno.
¡No la puedes odiar porque no piensa igual que tú!
Louis desvió la mirada al suelo, sentía que Ed estaba
diciendo las cosas demasiado directas. Lo decía tan rápido
que no lograba comprenderlas. Seguía con su mente
cerrada, totalmente negándose a cualquier comentario que
su compañero le hiciera.
—Ahora, intentaré hablar en tu idioma católico para que
me entiendas mejor, si es que se le podemos llamar así —
suspiró su amigo y se acercó de nuevo a Louis—. Todo
pecado es obsceno y malo para Dios, idolatrar a alguien,
mentir, matar, todo aquello que él considere algo
aborrecible. En todo caso los que se podrían ir más al
infierno son ustedes, por odiar a sus hermanos, porque Dios
dijo ''ámense los unos a los otros'' y ustedes lo único que
hacen son marginarlos porque son diferentes a ustedes.
¡Sólo acepta lo que es como la familia que eres y deja de
hacer dramas! ¡Es tu hermanita, Louis!
Ed se acercó más a su amigo y colocó su mano en su
hombro haciendo que éste volteara a verlo.
—Escúchame bien, pedazo de mierda —le dijo con algo de
cariño—. Vas a volver a casa y vas a apoyar a tu hermana
en todo, sea lesbiana, sea heterosexual, sea activista o
cualquier cosa que sea. ¿Viste que lo tuyo son puras
idioteces? Antes de saber que Fizzy apoyaba a la comunidad
gay la tratabas como si ella fuera tu todo, y ahora
simplemente por saberlo piensas que es un monstruo.
Piensa por favor en el daño que le están haciendo tú y tu
familia, piensa en cómo te golpearon a ti hasta hacerte
entender que aquello estaba mal, y no lo está. No quieras
defenderla hasta que el daño esté echo.
Louis sintió que los brazos del chico rodeaban su espalda
y él respondió de inmediato al ser el único amigo que tenía
en el mundo que lo comprendía.
Aunque ciertamente, lo había dejado más que confundido.
Pero al menos ya había aclarado algunas ideas, entre ellas
la más importante; apoyar a Fizzy sin importar nada.
—¿Por qué los defienden tanto? —preguntó Louis,
frunciendo el ceño—. No lo entiendo, ¿por qué defienden
tanto a los gays y a las lesbianas? ¿qué tienen de bueno?
—Yo las apoyo, Louis. Claro, eso no quiere decir que sea
homosexual aunque no me molestaría serlo, pero no lo soy.
Los defiendo y los apoyo porque son muy valientes, día con
día tienen que soportar las críticas de la gente homofobica,
de mente cerrada. Son muy fuertes, diariamente tienen que
soportar las dagas por la espalda. Yo ya habría renunciado
hace mucho si constantemente estuvieran insultándome —
dijo negando con la cabeza—. Me da mucha pena que hasta
se sientan avergonzados por su orientación sexual, cuando
los únicos que los que deberían de sentirse avergonzados
son los que los discriminan, por negar y protestar la
existencia de las personas diferentes en el mundo.
||Capítulo 10.

Mullingar, Irlanda.
Liam caminaba apresuradamente hacia su casa,
constantemente volteaba a su al rededor para asegurarse
de que nadie lo seguía. Se sentía algo asustado, sentía
como el nerviosismo corría por su cuerpo. Demonios, sabía
que había sido un error hacerlo, pero había sido un reto y se
habían terminado dando cuenta de que a él le gustaban los
chicos.
Liam Payne tenía diecisiete años y cursaba la preparatoria
en Mullingar, era un chico agradable y simpático, nunca se
callaba y por eso siempre era reprendido por sus profesores.
Tenía buenas calificaciones y era una humilde persona. Era
bastante apuesto y tenía las facciones muy dulces. Era
perseguido por muchas chicas y en su vida sólo había
tenido una novia, Danielle. Su preferencia sexual se definía
por ''bisexual'', porque había llegado a querer a una chica
tanto como a sí mismo.
Pero había sido una sola excepción, puesto que lo que
más le llamaba la atención eran los chicos. Y no, no era
mero capricho suyo, él no decidía de quién enamorarse, y
guiarse por el sexo de alguien le resultaba tan tonto. Él se
enamoraba no de lo que veía, si no de lo que una persona
se transmitía.
Y justo en ese momento estaba seguro de que estaba
ligeramente enamorado de un chico de su clase.
Había sido una muy mala idea besar a su compañero
Ulises en la clase del día anterior. Una pésima idea. Todos
comenzaron a molestarlo todas las horas del día gritándole
cosas como "maricón" o "cerdo asqueroso" e inclusive
"puto".
Se sentía tan pésimo ser la víctima de las burlas y las
críticas. No podía pasar por los casilleros con sus libros
entre sus brazos porque escuchaba los murmullos de los
alumnos hablando cosas sobre él.
A pesar de tener esa edad, Liam aún no sabía lo que
quería y estaba aclarando su sexualidad. Pero en esos
momentos ya ni siquiera quería descubrirla puesto que sería
juzgado con cualquier decisión que tomara.
—Esto es pésimo —susurró contra el viento, a la nada.
Escuchó pasos detrás de él, algo alejados. Tuvo miedo de
verdad y sus pies reaccionaron antes que su cerebro, pronto
se encontró corriendo en dirección a su casa, no quería que
le hicieran nada. No soportaría más cosas contra su
persona, porque aunque los demás no lo notaran, su
rechazo y sus burlas dolían.
||
—¿Cómo te ha ido hoy, cariño? —le preguntó su madre,
Karen, acariciando su lacia y algo larga cabellera castaña al
pasar a su lado. Liam sonrió ante ella.
—Bien, supongo —dijo con sencillez, intentando sonar
completamente normal.
—Me alegra oír eso, hijo.
No, nada estaba bien, ¿no veía el sufrimiento reflejado en
los ojos de su hijo? ¿no veía que todo estaba mal? ¿no
presentía que su hijo tenía problemas con descubrir su
sexualidad?
Liam no estaba precisamente lleno de amor, su madre
trabajaba todo el día y siempre estaba con sus amigas, su
padre había muerto cuando él estaba muy pequeño como
para recordarlo. No tenía a nadie en esos momentos y sus
amigos se la pasaban criticándolo.
Liam necesitaba a alguien que lo apoyara, que lo
aconsejara, que le dijera que no había por qué temer a
sentir, a amar... Porque justo en ese momento se sentía muy
asustado.
—Bueno —dijo temeroso—, de hecho hoy ha pasado algo,
un poco extraño a decir verdad...
Liam quería hablar, quería desahogarse, pero decir lo que
le estaban haciendo sería como condenarse a muerte. Sabía
de sobra que a su mamá no le agradaban en lo absoluto las
personas de la comunidad gay, al contrario, se oponía en
cuanto podía.
Sin embargo el peso del sufrimiento le aplastaba, no
quería llorar puesto que sentía que sería débil al hacerlo. Así
que su única opción era hablar con su madre, claro, sin
mencionarse a sí mismo dentro del tema.
—¿Qué ha pasado? —le preguntó, despreocupadamente.
—Hoy han molestado a un chico porque hace varios días
besó a un chico. Ha sido horrible, le han pegado, lo han
juzgado e inclusive hacen bromas sobre su sexualidad.
Supongo que ha sufrido mucho el pobre, alguien debería de
parar todo lo que le hacen... —dijo con sentimiento, estaba
narrando su historia.
Su madre se encogió de hombros ligeramente cuando lo
escuchó, a ella no le gustaban ellos, sentía que eran una
mala influencia y se aseguraría de ir después a la escuela
para advertir a la dirección sobre esa conducta errática.
—Pues a mí me parece perfecto todo lo que le han hecho
y es más, deberían de hacerle más cosas —la rubia
cabellera de Karen se alzó un poco cuando volteó a ver a su
hijo, que se encontraba sentado en la mesa del comedor—.
Cuando yo tenía tu edad, esas cosas no se veían, con el
paso del tiempo la situación ha ido empeorando y no me
molesta en lo absoluto que la gente los desprecie, así
volverán a ser normales. Aunque sea a la fuerza.
Liam se quedó pasmado al escuchar las palabras de
Karen, sintió que se le iba la respiración un poco.
¿Ella estaba a favor de que lo molestaran? ¿estaba a favor
de que lo hicieran mierda? Vaya, que total sorpresa.
Sabía que eso podría haber pasado, pero no hizo caso.
Ahora estaba mucho más herido que antes, ni siquiera su
propia madre lo apoyaba. Vaya mierda era todo. Liam bajó
la mirada hacia sus manos que temblaban ligeramente con
el afán de aguantar las ganas de llorar.
—Entonces, ¿tú no querrías a un hijo gay? —estaba
tocando territorio neutral, estaba tanteando las reacciones
de su madre y dependiendo de eso, soltaría la verdad.
—¿Qué tipo de pregunta es esa? ¡Claro que no! —dijo
horrorizada—. Que el mundo completo sea homosexual,
pero mi hijo no. No lo aceptaría, antes que se fuera de mi
casa a tener que soportarlo. Los aborrezco Liam, y lo sabes
—dijo algo enojada—. Y en todo caso si tuviera uno, trataría
de arreglarlo, eso no es normal.
Listo, esa fue la gota que derramó el vaso, se levantó
lentamente de la mesa y la vio cara a cara, tampoco era
para que hablara así de él. Él no estaba seguro de lo que
era, estaba confundido, estaba perdido... pero eso no
significaba que su padre podría ofenderlos. ''Normal'', la
palabra normal estaba fuera del vocabulario de Liam.
—¿Sabes mamá? —lo que más le molestaba a Liam era
que ni siquiera su propia familia podía apoyarlo. Sacó lo que
llevaba dentro desde hace días—, ser homofobico es tan
ridículo como odiar a los zurdos porque no escriben con la
mano derecha, e igual de irracional es pretender
enderezarlos.
Posteriormente se dirigió escaleras arriba rumbo a su
habitación. Por suerte Karen no lo siguió ni le reprochó
nada, así que cuando llegó a su cuarto cerró con seguro y se
desplomó en la cama, enterrando su cara en la almohada.
Tendrían que pasar milenios para que aceptaran a una
persona con una orientación sexual distinta, y sinceramente
Liam dudaba que algún día fueran a ser aceptados.
El dilema de su vida era: ¿cuál era su orientación sexual?
¿enamorarse estaba bien? Si estaba bien... ¿por qué lo
prohibían?
||
El cumpleaños de Liam acercaba y sus cumpleaños
número dieciocho parecía anunciar algo emocionante. En
las clases seguían molestándolo pero sinceramente, ya no le
importaba en lo absoluto. Lo que él pasaba por alto era que
todos habían cambiado, habían cambiado increíblemente la
forma de verlo. Ahora ya no era considerado un amigo,
ahora era considerado un completo extraño. Y todo por
besar a un chico.
Ese día hacía un clima agradable, y Liam se dirigía
felizmente hacia la bolita de amigos con los que se juntaba.
Llevaba invitaciones para su fiesta de cumpleaños y tenía la
intención de invitar a todos sus verdaderos amigos para que
asistieran. Llevaba las invitaciones en su mochila, así que
cuando se acercó a su grupito las sacó de la mochila y las
preparó en la mano.
—¿Qué tal todos? —saludó amablemente cuando llegó,
como siempre lo hacía.
El silencio reinó entre sus compañeros al notar la
presencia de Liam entre ellos y de pronto todo se volvió un
tanto incómodo. Liam no se daba cuenta porque era
demasiado gentil como para sentirse mal, era demasiado
positivo como para saber que ya no lo apreciaban como
antes.
Liam no lo notaba, no notaba la cara de asco de algunas
de sus compañeras y otras caras de miedo en los chicos.
Los rumores corrían demasiado rápido en esa escuela, y ya
todos estaban al tanto de las ''preferencias'' de Liam.
Casi imperceptiblemente se alejaron un paso del chico,
guardando las distancias.
—Les quería decir —empezó a hablar el adolescente— que
este fin de semana es mi fiesta de cumpleaños y me
encantaría que vinieran. Prometo que será genial —les dijo
sonriente haciendo énfasis en la palabra genial.
Tendió las invitaciones a cada uno de los invitados y
algunos la tomaron con asco, como si tuvieran rabia y se la
pudieran pegar por el mínimo contacto. Otras la tomaron
con cuidado y otras ni siquiera las miraron cuando las
aceptaron de manos del chico castaño.
Cuando terminó, Liam se veía completamente encantador,
con un brillo en sus ojos esperanzado de que pudieran ir
todos. Liam era muy guapo y muy dulce, era imposible no
quererlo. Pero en esos momentos...
—Es el sábado, no lo olviden —dijo sonriente.
Un silencio se formó en la bolita y todos miraron la
invitación de cumpleaños de Liam. Era obvio, ninguno iría,
ni aunque les pagaran. Respetaban a Liam, pero no querían
una amistad con él. Es decir, ¿quién querría ser amigo de un
maricón? Un chico se aclaró la garganta para hablar.
—Sí, oye —dijo Scott, siendo el primero en romper el
silencio—, no creo poder ir, mi abuela está... enferma. Tengo
que cuidarla.
Al instante todos vieron la oportunidad de excusarse para
no ir, y comenzaron a hablar, rechazando la invitación a la
fiesta de Liam.
—Sí, yo tampoco, tengo cita en el dentista —se excusó
otro.
—Yo tengo que ir a ver si ya puso la marrana ese día.
Todos comenzaron a excusarse y la sonrisa de Liam poco
a poco fue desapareciendo quedando en un pequeño
puchero. Sentía que los ojos le ardían porque tenía ganas de
soltar unas cuántas lágrimas. Se sentía despreciado,
pésimo.
Sabía lo que ellos estaban haciendo, no era estúpido.
Estaban evitando ir porque no querían estar cerca de él, y
todo por besar a un chico.
—Chicos, enserio agradecería mucho si estuvieran allí... —
dijo en un hilo de voz, intentando no romper en llanto.
—Si, pues, yo no puedo ni tampoco los demás —dijo Scott
alejándose poco a poco—. Así que no cuentes conmigo.
—Ni conmigo —dijo una chica bajita, Melany, que se alejó
junto a Scott.
—Mucho menos conmigo...
Y así las personas se fueron alejando, tirando las
invitaciones al suelo o regresándoselas, dejándoselas en la
mano extendida de Liam.
La última persona en regresarle la invitación en las manos
fue su "mejor amiga", Elizabeth le miraba con algo de pena
y vergüenza.
—Yo tampoco podré ir, Li —susurró despacio, casi
inaudible.
Esa fue la gota que derramó el vaso, podía soportar el
rechazo social, pero no el de Elizabeth, no el de la única
amiga que había tenido en tantos años y que en ese
momento lo estaba dejando solo en su lucha.
—Se suponía que estarías siempre conmigo, Eli —le dijo
soltando varios sollozos que a su amiga le dolieron en el
alma—, se suponía que eras mi amiga y me apoyarías, pero
estás ignorándome y haciéndome a un lado como todos los
demás...
Elizabeth bajó la vista al suelo, avergonzada. No quería
verlo, le dolía mucho ver la expresión de su rostro pero no
podía, realmente no podía aceptarlo.
—¡No es mi culpa que seas un fenómeno, okey! —exclamó
con culpabilidad—. No puedo soportar que mi mejor amigo
sea un... gay. No te puedo aceptar. No quiero tener más
contacto contigo mientras seas una de esas cosas. ¡Lo
siento!
Se alejó corriendo de él, alejándose lo más rápido posible.
Los sollozos se hicieron más fuertes y el castaño corrió
hacia el baño para llorar a sus anchas, no quería que nadie
lo viera así. Soltó las invitaciones una vez que se
encontraba encerrado en un cubículo y puso las manos
sobre su rostro para ahogar sus exclamaciones. Estaba
destrozado y se sentía humillado. No podía creer hasta qué
límite podría llegar la sociedad.
Liam era lo que era, y estaba seguro de que no podía
cambiar. Pero en ese momento lo deseó más que nunca,
deseó ser normal. Cuando era "normal" todos lo querían,
todos platicaban con él e inclusive reían de sus bromas. Le
miraban y lo saludaban...
Quería ser normal, quería ser aceptado. Ya no quería
sentirse de esa manera, no quería ser un fenómeno.
||
El pastel de cumpleaños tenía dieciocho velitas encima,
todas prendidas. Junto a él estaba una nota, reconoció la
letra de su madre disculpándose por su ausencia.

Querido Liam.
No podré estar en tu cumpleaños, lo lamento. Me he ido
con unas amigas al bar, un poco de fiesta no me hará daño.
Feliz cumpleaños, hasta luego.
X.

Era increíble como hasta su madre lo rechazaba. Se limpió


algunas lágrimas que amenazaban con desbordarse de sus
ojos y se sentó en la silla, frente al pastel.
La casa estaba solitaria, nadie había ido. Ninguno de sus
amigos había cambiado de opinión y le había visitado.
Ninguna llamada a su celular ni un mensaje en Facebook. Su
madre se había ido y Liam se sentía más solo que nunca
cuando más necesitaba apoyo.
Comenzó a cantar la canción de "feliz cumpleaños" en un
tono muy bajito y personalmente para él.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti... Feliz
cumpleaños a Liam... Feliz cumpleaños a ti —dijo con la voz
rasposa, llena de tristeza.
Juntó las manos y pidió su deseo. Lo pensó y lo pensó
hasta que tuvo el deseo correcto. Sopló las velas y una a
una se fueron apagando. El humo ascendió hasta el techo y
se esfumó en el aire.
Luego los quejidos de Liam resonaron en toda la casa,
gritaba de dolor. Todo el sufrimiento provocado por las
personas que le habían roto el corazón en miles de
pedacitos. Era increíble el cómo su vida había cambiado tan
drásticamente y de una manera tan dolorosa. De tener un
montón de amigos había pasado a estar solo, y a él nunca le
había disgustado la soledad, pero le dolía que sus supuestos
''amigos'' le clavaran las dagas por la espalda...
En su cumpleaños número diecisiete, deseó ser normal y
no ser tratado diferente. Deseó no ser homosexual.
||
La noche era bastante pesada a decir verdad, hacía
demasiado frío y el estar cerca de un río era mil veces peor.
Aquel canal lleno de agua era su favorito, le gustaba estar
allí puesto que lo reconfortaba.
Le gustaba mucho el ruido que hacía el agua correr por el
río y el olor a hierba mojada que allí reinaba.
Sus zapatos se mojaban un poco al estar muy cerca de la
orilla, se alejaba y a los pocos minutos ya se encontraba
mojándose de nuevo.
La luna iluminaba todo a su paso, todo a su al rededor se
veía perfectamente gracias a su luz. E inclusive en el agua
negra debido a la noche, se reflejaba la luna siendo un
punto luminoso.
Cuando Liam tenía diez años había dado a ese lugar, cada
vez que se sentía mal o solo iba ahí a despejarse de sus
problemas, era su lugar especial, un tipo de camino para
encontrarse a sí mismo de nuevo cada vez que se sentía
perdido. Le agradaba el clima y el agua, a veces se metía a
nadar pero no mucho, ya que la corriente era algo fuerte.
Esa noche estaba todo tranquilo y como era usual, el
lugar estaba solo. Liam caminaba y aspiraba fuertemente el
aroma del río, le gustaba, era su lugar favorito.
Aspiró y los problemas se fueron alejando poco a poco, ahí
se sentía bien, se sentía a salvo. Le daba la impresión de
que nada estaba mal, y así pudo haber continuado hasta
que bajó la vista y vio algo delante suyo, tirado en la
maleza.
Detuvo su andar inmediatamente y entrecerró los ojos
para ver con mejor claridad, al ser de noche no ayudaba
mucho, entre tantos árboles la luz de la luna a penas se
filtraba. ¿Qué era? ¿una bolsa de basura? ¿un montón de
sobras?
Cuando finalmente descubrió lo que era ahogó un grito y
retrocedió un paso, los oídos le pitaron y sintió un miedo
increíble que jamás había experimentado. Era un cuerpo. El
cuerpo de un joven.
Este chico era moreno, tenía puesta una sudadera de
color negra y un pantalón de mezclilla. Liam gritó de verdad
cuando se acercó más y vio sangre en su cuello, y no era
sangre seca, era fresca.
Creía que esa persona estaba muerta, estaba a punto de
correr a llamar a la policía pero de pronto notó el suave
movimiento de su pecho al subir y bajar lo alivió, él estaba
vivo.
Él estaba vivo.
Liam entró en pánico, ¡él no sabía nada de primeros
auxilios! No sabía qué hacer, todo era un revoltijo de
emociones e ideas contradictorias, y más que nada estaba
nervioso. Así que no lo pensó bien e hizo lo primero que se
le vino a la mente.
—Disculpe ¿está usted bien? —le preguntó.
Se sintió estúpido al instante, estaba inconsciente, no
podría contestarle.
Se acercó más y se hincó a su lado. Le tomó la cabeza
entre ambas manos y lo levantó un poco para inspeccionar
sus heridas, con mucho cuidado para no lastimarlo porque si
tenía alguna lesión seria podría empeorarlo. Parecía que era
algo grande puesto que una gran cantidad de sangre salía
de su cabeza, de su frente. Como estaba muy cerca de su
rostro pudo ver los múltiples y grandes moretones de su
cara, su ojo izquierdo estaba algo hinchado y su ceja
derecha tenía un corte. Sus labios eran muy finos, su nariz
era recta, sus ojos contenían unas espesas pestañas rizadas
y sus cejas estaban fruncidas, seguramente por el dolor.
¡Basta! se riñó a sí mismo ¡No es momento para
inspeccionar sus facciones!
—No se preocupe, llamaré a una ambulancia —avisó
aunque éste no pudiera oír.
Liam se levantó depositando el cuerpo del muchacho
nuevamente en la maleza. Sacó su celular y se dispuso a
solicitar ayuda a emergencias médicas.Habló rápidamente
dando instrucciones de dónde estaba y cuál era la
emergencia que ocurría, dio su nombre, edad y avisó que el
chico que había encontrado malherido se encontraba
inconsciente por lo tanto no podía contestar las preguntas
respecto a ese desconocido.
Liam dio la información que la señorita de la línea
necesitaba y dijo que una ambulancia iba rápidamente en
camino.
Sin embargo gracias a que Liam estaba muy ocupado
hablando por teléfono pidiendo ayuda médica, no se dio
cuenta de que el joven herido despertó unos segundos, sólo
un instante para susurrar un nombre antes de volver a la
inconsciencia.
—Niall...
||Capítulo 11.

Doncaster, Reino Unido.


Felicite y Jenn se vieron después de descubrir la Fundación
Styles, pero sólo fueron unos minutos, a penas el tiempo
suficiente como para saber que ambas saldrían de aquel
asunto juntas y que estarían bien una vez que escaparan de
sus casas. Se vieron, se abrazaron y se aseguraron de que
todo saldría perfectamente. Jennifer se coló a su escuela
sólo para verla, y después los profesores se dieron cuenta y
la sacaron.
Se irían la próxima semana, dentro de unos días. Los
padres de Fizzy la veían algo distante y algo extraña, pero
ella aseguraba que era gracias a la gran cantidad de estrés
y de tarea que había en su colegio.
Fizzy se mensajeaba a diario con Jenn, reafirmando el plan
que debían de seguir para salir de sus casas y dirigirse a la
fundación. Tenían la dirección, tenían todo listo. Solo debían
estar listas ellas.
Felicite jamás se había sentido tan feliz.
Pero lo que no sabía Fizzy, era que Troy estaba enterado
de todo.
Troy se había enterado del plan de que su hija se fugaría
con una chica gracias a que había dejado su celular sin
contraseña la última vez, y había pensado en golpearla
hasta matarla por todo el coraje que había sentido cuando
se dio cuenta de que ambas chicas eran novias.
Pero prefirió esperar, prefirió arruinar todo al último
minuto. Sólo esperaba que llegara el día en el que su hija se
iba a escapar para dejarle en claro quién era el que
mandaba en esa casa.
||
La vida de Louis a partir de la platica de Ed se basó en
seguir viendo a su amigo por las noches y tratar de hablar
con Felicite, pero ella lo ignoraba siempre, así que era difícil
conseguir hablar con ella.
—No te desanimes Louis —le aconsejó Ed la última vez
que se vieron, mientras caminaban por las calles de
Doncaster—, ella tarde o temprano te escuchará y podrás
arreglar tus problemas con ella. Dale tiempo y espacio,
sigue afectada. Y como no, si yo fuera ella te habría
mandado a la mismísima mierda.
Louis rodó los ojos y le dio las gracias sarcásticamente,
por tanta ayuda. Pero la verdad era que Ed lo ayudaba
bastante, lo aconsejaba y le decía sus verdades a la cara, y
sentía que no podía estar más agradecido con él.
Así que una noche antes de que Felicite se fuera —sin ser
consciente de que ella se iría—, Louis entró a la habitación
de su hermana después de pensarlo mucho. Era ya entrada
la madrugada y podía ser extraño encontrarla despierta, y
así fue, no la encontró levantada. Estaba completamente
dormida sobre su cama con el cabello castaño
desparramado sobre la almohada.
Louis cerró la puerta detrás de sí y se acercó a la cama
para ponerse de lado derecho, cara a cara con su hermana.
Ella se veía tan tranquila que no pudo evitar sentirse
culpable de nuevo, culpable de no defenderla, de no meter
las manos al fuego por ella. Su hermana valía más que nada
y aún así había permitido que su padre le pegara.
—Lo siento mucho, Fizzy —se disculpó con su hermana en
voz baja mientras le acariciaba el cabello con delicadeza—.
Tienes razón, soy un cobarde. Perdón...
La cabeza de Louis seguía teniendo un montón de dudas,
pero de la única cosa de la que estaba consciente era que
tenía que defenderla a capa y espada, tenía que luchar por
el bienestar de Felicite y ser golpeada por su padre
evidentemente no era algo bueno para ella.
Seguían rondando sus palabras, su cabeza estaba hecha
un revoltijo. Pero a pesar de no aceptarla completamente
decidió que lo mejor que podía hacer era defenderla. Era
muy temprano para apoyarla, era muy pronto para aceptar
del todo que Felicite tenía la razón y él no.
Así que lentamente le depositó un beso en la frente y salió
de la habitación, prometiéndole en silencio que no volvería
a ser un cobarde. Aunque en el fondo sabía que su promesa
estaba puesta en duda, porque no sabría cómo reaccionar
ante su padre. Y quizá terminaría demostrando que, en
definitiva, era un cobarde.
||
Louis llegó a su casa algo cansado, puesto que tuvo que
correr. Ed se había ido una vez que terminaron de hablar y
al ver la hora se alarmó un poco, pasaban de las once.
Como ya era una rutina, había salido con él a caminar y a
hablar. Le había contado a su amigo que le había prometido
a Felicite que la defendería, que estaría con ella y ya no
sería un cobarde...
Había omitido la parte donde había dudado al prometerle
aquello... Y también había omitido que se lo había
prometido mientras estaba dormida.
Era fin de semana, y al fin había llegado el día en el que
Felicite escaparía junto a Jennifer, su novia. Pero justo en
esos momentos se encontraba dentro de la casa sufriendo
el mismísimo infierno. No supo cómo, no supo cuándo, pero
cuando bajó a la sala de estar para esconder su maleta se
encontró a su padre esperándola, con una mueca de enojo
pintada en su rostro y con la mirada llena de furia.
Había descubierto que se iría.
Louis, que todavía se encontraba afuera de su hogar,
subió los escalones para llegar a la puerta de su casa e
introducir la llave en la cerradura y abrir. Sin embargo se
detuvo inmediatamente de sorpresa al escuchar los gritos
desesperados de Fizzy, su hermana. Provenían de adentro
de su casa.
—¡Basta! ¡Me duele! ¡Por favor, basta!
Los quejidos de su hermana eran quizá demasiado
fuertes, se escuchaba el llanto de dos personas,
seguramente de Felicite y su madre. Preocupado Louis se
apresuró a abrir y entró a la vivienda, La imagen que se
encontró en la sala lo paralizó por completo, dejándolo
pasmado en el marco de la puerta.
Su padre, Troy, tenía un cinturón en la mano, Fizzy estaba
en el suelo con diversas marcas de golpes en su cara y en
sus brazos, su labio sangraba y las marcas tenían puntitos
rojos. A su hermana se le veía angustiada, asustada y
enojada. Todo a la vez.
Su madre estaba detrás de Troy, rogándole que parara y
que no le hiciera más daño a su hija. Su padre simplemente
la ignoraba, ni siquiera veía a Joanna, su vista estaba fija en
el rostro de Felicite.
A Louis se le revolvió el estómago, era la segunda vez que
le pegaba a su hermana, y no lo soportaba. Quería interferir,
quería defenderla pero no pudo. Se quedó totalmente
paralizado en el marco de la puerta, viendo la escena como
si fuera una película de terror. No logró volver en sí hasta
que escuchó la voz de su padre.
—¿Sigues pensando en fugarte con esa lesbiana de
mierda? —le preguntó furioso, su voz cargada de una
repulsión palpable— Te lo dije, te dije que seguir en
contacto con esa cosa traería sus consecuencias, y ahora
las pagarás.
El cinturón se agitó en su mano, lo alzó y estalló un
chasquido cuando éste golpeó el cuerpo de la adolescente.
Fizzy gritó llena de dolor pero no se protegió, en vez de eso
volvió a observar a su padre con una mirada llena de
resentimiento.
Louis, que apenas estaba reaccionando ante la situación
que se encontraba, se adentró un paso en la casa y cuando
encontró su voz, habló en voz baja.
—¿Qué está pasando aquí? —le preguntó a su padre,
susurrando.
Apenas Troy se dio cuenta de la presencia de su hijo, bajó
el cinto y dejó de golpear a Felicite. Ésta sólo se quedó en el
suelo, llorando con tristeza y con rabia, con frustración. Se
sentía tan inútil, tan vacía. Podría tomar su jodida maleta e
irse corriendo en ese instante, pero no encontraba las
fuerzas para levantarse del suelo.
Le dolía que su padre le pegara, y le dolía aún más que
Louis siguiera pretendiendo que todo estaba bien o
actuando como un idiota. ¡Evidentemente nada estaba bien!
¡Ella era años menor que él y sabía que todo era una
completa mierda!
—¿Acaso los he educado mal, Louis? —le preguntó Troy,
histérico— ¿Qué les ha faltado aquí? ¿qué he hecho para
merecer estos castigos en esta familia? Primero tú cuando
eras pequeño y ahora ella...
Su voz parecía lejana, ''cuando eras pequeño''. Louis trató
de recordar pero no pudo, definitivamente no podía
entrelazar los hechos que pasaban en su cabeza, todas las
imágenes iban demasiado rápido. Louis miró extrañado pero
asustado a su padre , temía que pudiera azotarle un golpe a
él también.
Felicite apretó los puños a sus costados, lentamente
reunió fuerzas y comenzó a levantarse lentamente. Ya
basta, no dejaría que le pagara ni una sola vez más. Se
sentía débil y moribunda justo en ese momento, y se iría.
No le importaba su padre, su madre y Louis sí, pero volvería
por ellos después. Así que aspiró aire y lo soltó todo.
—¿Por qué no puedes aceptar que me enamoré de Jenn?
—gritó Felicite con coraje— ¡Supéralo, papá! ¡Que me guste
una chica no es nada de malo!
—¡Tú no eres una de esas cosas, solo crees serlo! —le
gritó Troy con desespero, volteando a verla.
—¿Tanto temes que tu hija sea homosexual como para
llenarle de cosas la cabeza? —cuestionó, negando con la
cabeza llena de decepción— ¿Prefieres mantenerte en la
negación antes que aceptar que a tu hija le gustan las
mujeres?
Fizzy jadeaba, tratando de olvidar el dolor de su cuerpo
mientras hablaba. Se fue incorporando poco a poco para
enfrentar a su padre.
Ya que Louis no era lo suficientemente fuerte como para
aceptar lo que era, Fizzy sí. Ya no se ocultaría más. Después
de todo, ya sabía a dónde ir si escapaba de casa.
Se sentía fuerte y poderosa de palabras, porque
físicamente estaba destrozada y débil.
—¿Acaso no lo entiendes, papá? —preguntó bajando la
voz un poco—. Los homosexuales no son malos, la
homosexualidad no es repugnante. Tú crees todas esas
cosas porque no lo vives, no lo sientes —cada vez tenía más
valor para continuar.
—¡Basta Fizzy! ¡basta por favor! —le gritó su madre
llorando sentada en una silla, aunque no le gustara lo que
decía, le dolía que su hija sufriera.
—¡No, no me callaré hasta que me dejen en paz! —
desistió Felicite— ¡No me callaré hasta que me dejen ir de
esta casa! ¡Quiero irme! ¡No quiero volver a verlos nunca!
—¡No te irás con esa puta a ninguna parte! —le reprendió
su padre— ¡No es a ella a la que debes de querer! Tú debes
ser normal, debes querer a alguien del sexo opuesto,
alguien que te de hijos, como lo dice la biblia.
Felicite se acercó a su padre y lo vio a la cara. Ella tenía
múltiples heridas en el rostro y en el cuerpo, pero Troy hizo
caso omiso de que él era el causante de todas y cada una
de ellas.
—Papá... Ni tú, ni Dios, ni nadie en este mundo podrán
obligarme a amar a alguien que no quiero —dijo ella, ahora
con más calma.
—¡Tienes quince años Fizzy, por Jesús! —exclamó su
madre horrorizada ante la actitud de su hija— ¡Aún no sabes
lo que quieres!
—Créanme que sé mejor que ustedes lo que quiero para
mí, y yo la quiero a ella. Sé que esto es algo inmaduro, pero
no lo hago porque realmente piense que me voy a casar con
Jenn, lo hago porque no quiero ser parte de esta familia. ¡No
quiero que la que se supone debe ser mi familia se la pase
pegándome, insultándome o diciéndome que soy un maldito
error de dios! —sentenció.
—¡Pero eso es una completa anormalidad y lo sabes
Felicite Tomlinson! —Troy no dejaba de gritar, su cara de
loco asustaba— ¡Eso no es normal a los ojos de Dios y de la
sociedad!
—¿Sabes qué? Tú y tus sermones de la religión me tienen
harta —dijo ella entre dientes—. ¡Usas a Dios contra todo!
¡usas el odio de Dios contra mí y lo que no sabes es que
dios nos ama a todos! ¿Entonces por qué lo quieres poner
en mi contra, papá? ¡¿Por qué?! —gritó— ¡¿Tanto te odiaron
que ahora quieres que los demás odien?!
—¡Dios a los únicos que odia es a ti y a tu maldita seca de
maricones y marimachas! ¡Son unos malditos asquerosos!
—No es mi culpa que no quieras aceptar la
homosexualidad latente que llevas dentro. Porque eso
hacen las personas como tú; molestar a los homosexuales
porque dentro de sí mismos les tienen envidia, aborreces
que sean libres... —Felicite alzó la vista y lo encaró—
¡Mientras tú sigues encerrado en ese clóset desde hace más
de cincuenta años!
Troy hirvió de rabia y otro golpe estalló, esta vez a la cara
de Fizzy, el cinturón café de cuero dio contra su mejilla
duramente, haciendo que esta volteara la cabeza. Felicite
no se arrepintió a pesar del dolor que sentía, no se
arrepintió de nada.
Los ojos azulados del joven Louis estaban abiertos de par
en par. Jadeó levemente ante la osada rebelión de la
pequeña Fizzy y recordó las palabras de Ed en su
mente."Apóyala en todo lo que haga" le había dicho.
Pero simplemente no podía, no tenía las agallas para
aceptarla y menos cuando escuchaba esas palabras salir de
su boca. Se estaba declarando oficialmente homosexual y
por lo que entendía de la conversación que estaban
teniendo, había pensado fugarse con su mejor amiga, o
novia, o pareja... Cualquier vínculo afectivo que la tal Jenn
tuviera con su hermana.
—Y dime, ¿qué piensas hacer en el mundo exterior? —se
burló Troy soltando una carcajada cínica y sonora—. No hay
nadie que te quiera ayudar a partir de ahora al saber que
eres una señorita fenómeno, ni siquiera tu propia familia te
ayudará porque desde este momento ya no tienes un padre,
ni una madre y menos un hermano. Estás sola, sola con tus
impuros sentimientos.
—Bien, eso era lo que quería escuchar —dijo ella con
simpleza emprendiendo la caminata hacia la puerta.
Ni siquiera volteó a verlo una vez más, aceptó sus
palabras de rechazo y se dijo que esa sería la última vez
que vería a su familia. No volvería.
No era un simple capricho de amor adolescente, no se iba
sólo por Jenn. También se iba porque no estaba dispuesta a
seguir soportando esa situación. Siempre decían que la
familia lo era todo, y el apoyo de una familia siempre iba a
estar contigo, pero Felicite no se sentía ni apoyada ni
querida. La habían apoyado y querido cuando había
pretendido ser alguien más, cuando había sido falsa sólo
para mantener su cariño.
Pero ya no más, si su familia no la aceptaba como era...
Entonces esa no era su familia. Y se repitió, no iba a volver
jamás.
Felicite simplemente tomó la maleta que había llevado
consigo para esconderla. Cuando estuvo a un lado de Louis
se detuvo y volteó a verlo. Estaba decepcionada, sí. Estaba
herida, sí. Pero seguía siendo su hermano, y lo amaba. Y eso
era lo que más le dolía.
—Espero que algún día te aceptes a ti mismo
independientemente de la opinión de estos padres cínicos,
Louis. Ten una buena vida, hermano. Y no olvides que
aunque pasaron un montón de cosas, y que aunque
pretendí odiarte... nunca lo hice —le susurró bajito para que
sólo el pudiera escuchar y volvió a caminar.
Antes de llegar a abrir la puerta, Troy le habló con cierto
matiz de furia incontrolable en su cuerpo.
—Te daré en adopción, no quiero una hija como tú —siseó
con desprecio—. Tú ya no tuviste arreglo en lo absoluto y
espero con toda mi alma que te pudras en el infierno junto
con tu secta de pervertidos sexuales insaciables.
—Me parece perfecto —contestó encogiéndose de
hombros, intentando que no se notara lo afectada que
estaba por esas palabras.
—Ojalá y te adopte una pareja homosexual para que te
des cuenta que ser un maricón y una marimacha es
totalmente humillante y horrendo. Para que así aprecies lo
que tenías en esta familia y vuelvas de rodillas a pedirme
perdón por tu testarudez a rogarme que te vuelva a golpes
una persona normal.
—Prefiero mil veces un par de papás ''maricones'' y
sensibles, que un papá ''macho'' y golpeador —contestó ella
con simpleza, abriendo la puerta de la casa.
—No quiero volver a ver tu cara por aquí, eres una
vergüenza para la familia —le dijo su padre, hecho una
maraña de furia.
—Ten por seguro que esta es la última vez que me ves por
aquí, porque no pienso volver. ¿Para qué? ¿para ser
brutalmente golpeada sólo por mi sexualidad? No gracias.
Hasta luego, papá. Adiós, mamá.
Posteriormente la adolescente se cubrió el rostro con el
gorro que tenía la sudadera y se bajó las mangas para tapar
las marcas de los golpes. Salió al frío clima y después de un
rato se dejaron de escuchar sus pasos.
||
Fizzy mientras caminaba por la calle, soltaba lágrimas
amargas llenas de sentimiento. Louis la había dejado sola,
de nuevo. No la había apoyado, nadie la había apoyado.
Pero no podía reclamar nada, ella había elegido ese camino,
y aunque sabía que era lo correcto, se sentía más sola y
deprimida de lo que se había llegado a sentir en su vida.
Era increíble como unos padres podrían rechazar a su hijo
por el simple hecho de tener una diferente preferencia
sexual.
Se abrigó más en su sudadera y caminó rumbo a un lugar
en donde estaba segura, la aceptarían.
Iba en dirección a la salvación, se dirigía a la fundación de
Harry.
||
Habían pasado ya varios días desde la llegada de Niall a la
fundación, y se estaba adaptando poco a poco. Se seguía
sintiendo inseguro, seguía llorando cada vez que recordaba
a su familia o a Zayn. Era muy tímido y cerrado. Nunca
hablaba con nadie...
Con nadie, excepto con Harry.
Y con Jeff, claro, era su psicólogo. Pero Niall aún no le
tenía la suficiente confianza como para hablar en voz alta
como con Harry. Harry había sido su salvavidas y se estaba
aferrando a él con todo su cuerpo pero cada vez era más
difícil flotar, y Niall sentía que se hundía.
Era ya muy tarde en la fundación, de hecho ya pasaba de
las once de la noche pero aún así todos estaban muy
activos. Harry se encontraba afuera del consultorio de Jeff,
ambos estaban hablando sobre el tratamiento de Niall,
sobre su progreso. Aunque todavía era muy pronto para
percibir algún cambio.
Niall se encontraba dentro del despacho, aún no
terminaba su sesión pero Harry había querido pasar por ahí
para visitar al adolescente.
—¿Qué ha pasado, Jeff? ¿hay algún progreso en Niall? —
preguntó Harry, dirigiéndose a Jeff quien al escuchar la
pregunta negó lentamente con la cabeza-
—No hay avances, Harry. Se ha negado a hablar de lo
sucedido con su familia desde que lo trajiste aquí, y tiene
mucho miedo —dijo Jeff con voz afligida, a él le partía el
corazón ver la vulnerabilidad que Niall tenía hacia las
personas—. Hoy hace unos minutos mandé llamar a Leo
para que trajera algo de té y Niall se puso como histérico al
ver que el chico se le acercaba, comenzó a gritar y a decir
que se alejara, que no quería que le hiciera daño —explicó
Jeff y Harry frunció el ceño al escucharlo—. Jamás había
visto un caso así, supongo que su trauma ha sido tan
grande que ha desarrollado un tipo de fobia...
— ¿Miedo de las personas? —le preguntó, extrañado. Era
el primer caso que veía que llegaba al límite de tenerle
miedo a las personas— Pero cuando hablé con él no me
tuvo miedo...
—No lo sé con seguridad, supongo que te llegó a tener
una clase de cariño. Tendré que investigar más y ampliar el
tiempo de sesiones puesto que Niall no quiere cooperar y
realmente necesito saber qué pasó para poder ayudarle. ¿Te
puedo pedir un favor? —le preguntó Jeff a Harry y él asintió
inmediatamente, accediendo sin dudarlo— ¿Podrías hablar
con Niall también? Necesito que esté cerca de alguien que
le inspire confianza, y él realmente parece tan tranquilo
cuando estás cerca.
—Hablaré con él, ¿te parece? —sugirió Harry con una
sonrisa amable— Mientras ve con Nick y dile que avise a
todos para reunirnos comedor por la última comida de la
noche. Ya sabes, pan, galletas y el té o el café.
Jeff asintió obediente y se alejó por el largo pasillo. Aquel
amplio pasillo tenía varias sillas pegadas a la pared, como
una sala de espera para las personas que acompañaban a
otras a su sesión con Jeff.
La Fundación Styles era un gran edificio clásico que el
gobierno había accedido a venderles hace tiempo, cuando
Jeff, Nick, Harry y otras personas más se unieron a la causa
de hacer una fundación. El edificio estaba dividido en
habitaciones, en una gran sala de estar, una cocina
espaciosa y un gran comedor. Contaba con un poco más de
setenta habitaciones, pero cada habitación tenía un espacio
para tres personas.
Al principio, cuando el proyecto comenzó, la cantidad de
gente que pedía ayuda y se la pasaba ahí no superaban ni
las diez personas y los gastos eran mucho menores que en
ese momento. Ahora que era mucho más conocida el
gobierno les daba una cantidad mensual para apoyarlos,
muchas otras personas daban donativos anónimos y
obviamente, los miembros encargados de la fundación
aportaban dinero en lo que se necesitaba.
Eran muchas personas las que hacían funcionar el edificio,
ninguno de ellos era especialmente adinerado, pero se las
arreglaban para salir adelante. Ahora contaban con un poco
más de sesenta personas y las edades variaban de los
catorce a los veintidós años.
Y no sólo acogían a adolescentes con problemas en sus
hogares respecto a su sexualidad, si no a necesitados de
hogar, a personas de bajos recursos... Harry no sólo quería
ayudar en un sólo aspecto, quería que todos estuvieran a
salvo bajo un techo, aunque fuera por unos días y luego
decidieran irse.
Harry se sentía especialmente feliz por el avance que
habían tenido en tan poco tiempo, y esperaba que siguiera
creciendo, no importaba si tenía que trabajar mucho más,
otras personas saldrían beneficiadas y eso era lo que él
quería lograr.
Harry miró el reloj y se preocupó, pasaban de las once. Ya
era quizá demasiado tarde, tenía que apurarse para llegar al
comedor. Antes de entrar al consultorio tocó la puerta para
pedirle permiso a Niall.
El adolescente escuchó golpecitos en la puerta, y después
se dejó oír la voz de Harry.
—¿Puedo pasar? —pidió amablemente.
—C-claro —habló la voz apenada de Niall.
Una figura alta y delgada se adentró a la habitación y
cerró la puerta tras de sí. En el consultorio habían dos
cómodos sofás y unos extensos libreros se encontraban
adornando las dos paredes laterales. Habían algunas
plantas artificiales y la habitación era de un color beige
claro. Todo muy lindo y sereno a decir verdad.
Harry tomó asiento en el sofá de enfrente y comenzó a
hablar con el pequeño.
—Jeff me dice que hoy has progresado un poco, eso es
bueno Niall —comentó Harry sonriente, mostrándole sus
hoyuelos característicos. Niall bajó la mirada.
—No me mientas —dijo el rubio algo sonrojado, en voz
baja— los he escuchado mientras platicaban, sé que estoy
tan mal como lo sospechaban en un principio. Soy un
fenómeno, por eso dios no me ama.
Harry se sorprendió bastante al escuchar al chico
insultarse a sí mismo. Eran pocas veces las que se
encontraba un caso así y le dolía que precisamente Niall se
odiara. Le daban ganas de levantarse y abrazarlo
asegurándole que todo iría bien...
—¿Sabes Ni? —dijo Harry con voz suave, calmado— No
podemos ayudarte si tú no te ayudas a ti mismo, no te auto-
clasifiques como un fenómeno porque no lo eres, ya hemos
hablado de eso antes. Eres un buen chico, no tienes por qué
pensar eso...
—Mi mamá decía que ser homosexual era ser una bestia y
un fenómeno, que eso no era normal —dijo el pequeño en
susurros, jugando con sus dedos en su regazo.
—Ser homosexual no es un fenómeno, en todo caso tu
madre lo era al pensar que es así —se sentía mal por decir
eso, pero era la verdad. ¿Qué tipo de madre le decía eso a
su propio hijo? ¿Qué tipo de madre le decía eso
específicamente a Niall?— Somos personas, ¿recuerdas?
—Personas iguales con gustos diferentes —asintió y lo
citó.
Harry asintió con una pequeña sonrisa creciendo en su
rostro, se levantó de su asiento y se acercó a él, se puso de
rodillas a su lado y se acercó a Niall haciendo que se
sonrojara un poco gracias a la confianza que Harry le tenía.
—Niall, necesitamos saber que ha pasado antes de
encontrarte, necesitamos saber a qué nos enfrentamos para
poder ayudarte. De lo contrario no puedo aunque quiera —
dijo de manera afligida—. Sé que esto es difícil para ti, pero
lo superaremos juntos, ¿te parece?
—Es tan difícil —dijo en un hilo de voz, recordando de un
momento a otro el cuerpo de su novio en la hierba siendo
golpeado por su padre—, es tan complicado hablar sobre
eso. El tan sólo imaginarlo me destroza Harry, no puedo. No
puedo.
Niall comenzó a sollozar y Harry se acercó a él,
abrazándolo. Niall posó su rostro en la curva del cuello de
Harry y así se quedaron un momento.
—No te fuerces si no puedes hablar de ello justamente
ahora, habrá un momento en el que todo fluya. Pero trata,
piénsalo y cuando te sientas listo hablaremos. Te
esperaremos, Ni —dijo con cariño.
Niall asintió con su carita roja y la lágrimas derramándose
por sus regordetas mejillas. Se veía adorable y Harry pensó
que cualquiera que se atreviera a dañarlo definitivamente
no tenía corazón.
—Yo conocí a alguien como tú, Niall. A alguien que era
temerosa, algo pequeña y débil. A pesar de eso ella siguió
adelante y fue feliz hasta el último día de su vida. También
le temía al mundo. Tuvo que enfrentar muchas cosas, tuvo
que vivir una vida de verdadero tormento para ser feliz en
sus últimos días, así que no te rindas, estoy seguro que si
sufres ahora es porque después gozaras de alegría —le dijo
con simpleza, manteniendo latente el recuerdo de aquella
chica hermosa y risueña. Manteniendo el recuerdo de
Gemma.
A Niall le llamó la atención una frase. ''Hasta el último día
de su vida'', ¿acaso la chica de la que hablaba Harry había...
fallecido? Niall se separó del abrazo y lo miró fijamente, con
curiosidad y sintiéndose mal un poco, ya que a Harry se le
veía algo deprimido.
—¿Ella? ¿"hasta el último día de su vida"? ¿qué pasó? —
preguntó Niall, prestándole más atención y fijando sus ojos
azules en los verdosos de Harry.
Harry calló un segundo antes de encontrar su voz para
poder hablar. Aquello era un tema algo delicado para él y
recordarlo o hablarlo en voz alta no era demasiado fácil.
Pero si quería que Niall le tuviera confianza, tenía que
tenerle confianza él también. Así que habló por primera vez
en su vida sobre ella.
—Falleció hace varios años, Ni —dijo con una sonrisa triste
en su rostro.
—Oh... —Niall se encontró sorprendido, abriendo los ojos
excesivamente— Lo lamento tanto, Harry —dijo con
sinceridad— ¿Acaso era la chica de la que hablaste el otro
día?
Harry asintió, desviando la mirada hacia la pared. No
llores, Harry, se recordaba. No llores frente a Niall...
—No te preocupes, está bien. Por lo menos ahora ella está
bien y ahora es verdaderamente feliz —le dijo restándole
importancia, sin embargo sabía que eso no carecía de
importancia, al contrario.
—¿Y cómo se llamaba?—preguntó él, curioso—¿Qué era
tuyo?
—Ella era...
La puerta se abrió de par en par en ese momento,
haciendo que los dos se sobresaltaran un poco y por ende
se alejaran, Harry volteó a ver a Nick que entraba
rápidamente por la puerta, alterado. Él espiraba
agitadamente y se le veía pálido. El oji-verde y el
adolescente se levantaron de sus asientos inmediatamente,
algo alarmados.
—¿Qué pasa? —la voz de Harry sonaba preocupada.
—Hay una chica en la entrada, se ha desmayado antes de
hablar. Tiene muchas heridas en los brazos y en la cara, no
sabemos qué hacer —le dijo rápidamente.
Niall y Harry compartieron una mirada sorprendida. Antes
de tan siquiera pensarlo, el chico alto ya se encontraba
corriendo hacia la puerta de entrada.
||
Fizzy sentía que la cabeza le pesaba, se sentía
mortalmente enferma y escuchaba algunas voces lejanas
dar instrucciones sobre su cuidado. Poco a poco se vio
arrastrada a la realidad y se dio cuenta de la causa de
aquello, un algodón impregnado de alcohol se encontraba
bajo su nariz, ella estaba aspirando ese fuerte aroma.
Comenzó a toser debido al olor tan intenso que
desprendía el alcohol y rápidamente le retiraron el algodón
de la nariz.
—Se ha despertado —pronunció una voz masculina con
suavidad a su lado, como si estuviera aliviado.
La vista se le aclaró poco a poco y vio a un chico sentado
del lado izquierdo de la camilla en la que se encontraba.
Éste le sonreía cálidamente y mostraba sus bonitos
hoyuelos. Fizzy miró a su al rededor y vio que había más
personas observándola. Un niño rubio de quizá no más de
diecisiete años la miraba con curiosidad y temor, y habían
dos adultos que le dedicaban una mirada de alivio.
Estaba en una habitación grande que tenía varias camillas
y botiquines de primeros auxilios rebosaban en el cuarto.
—¡Por dios estás bien! —exclamó el chico que tenía a su
lado— Estaba a punto de entrar en pánico, bendito sea
Internet, no sabíamos cómo hacerte reaccionar —dijo algo
apenado.
Felicite veía todo con confusión, ¿dónde estaba? ¿quién
era ese chico? Su mente seguía algo atontada.
—¿Estás bien? —le preguntó el chico que tenía a un lado,
de cerca pudo ver que sus ojos eran de un bonito color
verde— Te hemos encontrado en la puerta de afuera, estás
muy malherida. ¿Quién te ha hecho esto? ¿podemos
ayudarte en algo?
Al fruncir el ceño, Fizzy lo reconoció. Lo recordó en las
fotos de la marcha gay, lo recordó en los artículos de
Internet que había leído, lo recordó siendo mencionado por
el artículo de ''La fundación Styles''.
Era él.
Fue como si la respiración le regresara de nuevo, estaba a
salvo.
—¿Tú... tú eres Harry? ¿Harry Styles? —le preguntó
nerviosa, aunque ya sabía la respuesta.
—Sí, yo soy Harry Styles —le contestó dedicándole una
sonrisa.
La chica adolescente rodeó el cuello de Harry con ambos
brazos, siendo estrechada inmediatamente por el rizado,
quien estaba algo confundido debido a su reacción. Estaba
totalmente aliviada, pensó que encontrarlo o verlo
personalmente resultaría imposible.
Pero ahí estaba, abrazándolo. Estaba a salvo...
—Gracias por salvarme —le dijo en voz baja, susurrando
contra su oreja para que sólo pudiera escucharla él.
—Pero... Pero yo no lo he hecho —le contestó algo
confundido.
—Claro que sí, gracias a ti he tenido el valor de aceptar lo
que soy y enfrentar a las personas que algún día consideré
mi familia. Me has salvado del infierno, Harry Styles. Gracias
—agradeció de corazón y él se conmovió.
Se apretó más contra el chico y entonces Harry
comprendió, ella se había escapado de casa como los
demás por sufrir de ataques contra ella en su propia familia.
Sintió como su corazón se encogía y se hinchaba de
emoción. Él la había salvado, él había salvado a una chica
más del suicidio y de los traumas que generaba el maltrato
y el rechazo familiar.
Él había cumplido su misión con una persona, había
salvado una vida, la vida de una chica adolescente.
—De nada, ten por seguro de que estás a salvo conmigo
—le dijo, confortándola y abrazándola con más fuerza.
||
Habían pasado varios días desde que Fizzy se había ido de
casa y Louis se sentía completamente solo y cobarde. Aún
con su presencia allí había permitido que su hermana fuera
golpeada repetidas veces y la había dejado ir sin protección
alguna.
¿Dónde estaba ella? ¿se encontraba bien? ¿tendría frío?
¿hambre quizá?
Le sorprendía la actitud indiferente de sus padres ante la
situación ¡era su hija! No temían hacerle daño a su propia y
única hija. ¿Qué tipo de personas eran? Pretendían que
nada pasara, como si jamás hubieran sido padres de dos
hijos, si no sólo de uno.
Cuando Louis le preguntaba a su padre ''¿Cómo crees que
esté Felicite?'' él respondía ''¿Quién es Felicite?'. Y cuando
se lo preguntaba a su madre, ella simplemente se quedaba
callada. Y él se enfadaba con sus padres, por haberla
corrido de la casa.
De pronto se sintió hipócrita, porque él no había hecho
nada para evitarlo.
—Esto es una completa mierda —dijo entre susurros.
Se levantó de la cama y con pasos silenciosos, puesto que
ya era de madrugada y cualquier ruido resonaba por toda la
casa, se dirigió a la habitación de Felicite.
Cuando entró vio que su laptop se encontraba encima de
la cama, estaba cerrada y apagada. Se adentró a la
habitación y cerró la puerta tras de sí. Abrió la laptop y la
encendió.
Si su padre había descubierto que se iría con Jenn, quizá
se habían puesto de acuerdo y podría encontrar algo en su
laptop, quería ver a su hermana, quería pedirle perdón. No
le importaba si estaba con una chica, aunque le molestaba
y odiara esas conductas, la apoyaría.
Cuando se metió a sus redes sociales no encontró ninguna
página sospechosa, ni siquiera algún mensaje que pudiera
indicarle donde estaba. Sin embargo, cuando abrió el
historial, encontró una sola página, y la misma página
estaba en marcadores bajo el nombre de:
''FUNDACIÓN STYLES''
Cuando la abrió se quedó sin aliento, literalmente. La foto
de ese chico reinaba el artículo sobre la fundación que él
tenía para apoyar a las personas que escapaban de sus
hogares debido al rechazo familiar que les daban por
confesar su orientación sexual.
Sus ojos verdes relucían, su cabello rizado largo estaba
algo despeinado y sonreía genuinamente ante la cámara.
Era él. El chico de la marcha del orgullo gay, el chico del
juicio, el chico del callejón...
Y su nombre era Harry Styles.
Leyó alguna información que la página contenía, frases
como "defensor de los derechos homosexuales", "activista",
"miembro importante de la comunidad homosexual"
destacaban.
Abajo de todo, venía la dirección de la fundación de ese
chico y teléfonos por si querían contactarse con él.
Louis ya sabía dónde se encontraba, estaba con él.
—Ese maldito —siseó entre dientes.
Él era el culpable de que todo eso estuviera pasando, era
el culpable de que su familia se desintegrara. Harry Styles le
había metido un montón de mierda a la cabeza y ahora su
hermana había cambiado tan drásticamente por su culpa.
¡Bien sabía que esa actitud no era normal! ¡Bien sabía que
había algo en todo eso! ¡Ese cabrón tenía la culpa, y se
había llevado a su hermanita pequeña limpiándole el
cerebro, llenándola de perversiones!
Apretó los puños con rabia, ése imbécil pagaría por
destrozar a su familia. ¡La que se había ido no era Felicite!
Era una impostora, era una versión diferente de su
verdadera hermana. Louis iría por ella y recuperaría a la
verdadera Felicite.
Y no dudaba en poner a su lugar a ese maricón de
mierda.
||Capítulo 12.

Doncaster, Reino Unido.


Harry se retiró de la habitación donde se encontraba
Felicite hasta muy tarde por la madrugada, cuando estuvo
cien por ciento seguro de que la chica estaba estable y bien.
Ella evidentemente estaba agotada por lo cual necesitaba
dormir y Harry lo sabía. Escapar de los problemas era
agotador.
Jeff y Nick se habían ido cuando Harry les había asegurado
que él cuidaría de la adolescente, ellos no habían
protestado cuando insistió en que fueran a dormir.
—Vendré mañana en la mañana, ¿te parece? —le
preguntó con amabilidad mientras se levantaba del asiento
que se encontraba a un lado de la cama, mientras ella
seguía sus movimientos con la mirada —. Debes dormir,
estás agotada, ¿cierto? Mañana podremos hablar de todo lo
que ha pasado, por ahora sólo duerme —le ordenó mientras
se inclinaba hacia ella, le besó la frente y se fue de la
habitación.
La chica no se había dado cuenta de lo agotada que se
sentía hasta que Harry se fue de la habitación, los párpados
le pesaban y su cuerpo no se encontraba en las mejores
condiciones. Él le había dado unas cuantas aspirinas para
que su dolor bajara y le había puesto varias pomadas en las
heridas del rostro, pero aún así se sentía pésima.
Felicite creyó que estaba sola, el reloj de la pared
marcaban las dos de la madrugada -ya era bastante tarde-,
pero eso no le importó cuando volteó hacia la puerta y se
encontró a un adolescente muy tímido, observándola con
los ojos azules bien abiertos.
Fizzy ladeó la cabeza con curiosidad.
—¿Hola? —le preguntó con timidez ella, intentando hablar
con él y preguntarle la razón por la cual estaba ahí.
Él respingó al ver que ella le hablaba. Fijó la vista en el
suelo, sus manos estaban temblorosas y se sentía
completamente apenado.
—Hola —comentó en un susurro, casi imperceptible.
Él sólo quería ver cómo estaba esa chica. Había visto en
qué condiciones había llegado y le había preocupado, había
estado un buen rato viendo cómo Harry la curaba y cómo se
soltaba a llorar en sus brazos. Por eso él estaba ahí, porque
la había visto muy triste y quería animarla. Pero se sentía
demasiado nervioso. Hacía bastante tiempo que no hablaba
nadie que no fueran Jeff o Harry.
—¿Sucede algo? —preguntó con curiosidad.
Niall pensó que la chica se veía tierna, como un pajarito
asustado o curioso. Inmediatamente Niall dejó escapar una
sonrisa inocente al pensarlo y ella sonrió al verlo, puesto
que su sonrisa era contagiosa. Felicite se sintió cómoda y
bien, y Niall al ver que era una persona agradable se relajó
un poco.
Fizzy pudo ver el nerviosismo que reflejaba Niall, movía
mucho las manos, jugaba con sus dedos torpemente, veía
hacia el suelo o fruncía el ceño. Pensó que si hablaba un
poco con él quizá podría hacer que tuviera confianza en ella
y la viera directamente al rostro o se acercara. Parecía una
persona completamente amable y linda, alguien con quien
podía platicar horas y no cansarse.
—Qu-quería ver si estabas bien —dijo él en voz baja
explicando el por qué estaba ahí, esta vez un poco más alto
que los susurros. Estaba tartamudeando por el nerviosismo,
pero ya no sentía tanto miedo como antes.
—Estoy bien, gracias por preocuparte —Felicite sonrió más
anchamente—. Nunca había imaginado que todos en este
lugar fueran tan comprensivos e increíbles, ¡definitivamente
me encanta! —dijo con entusiasmo— Tú debes ser de aquí,
¿cierto? Es genial un lugar precioso —habló más rápido. Mi
nombre es Felicite pero me puedes decir Fizzy, ¿cuál es el
tuyo?
Niall vio que Felicite era una chica animada, alguien con
un montón de energía. Se veía tan desprotegida ahí, en la
camilla, con moratones regados sobre el cuerpo, con
heridas, con la mirada triste... y aún así seguía pensando
positivamente, regalando sonrisas.
Niall se acercó a ella unos pasos más, venciendo su miedo
un poco más. Si ella podía, él también podía. Él también
quería ser valiente, ser positivo, arreglar las cosas por más
lúgubres que se volvieran. Así que se armó de valor y
esforzándose por no tartamudear o dudar, le dijo su
nombre.
—Niall —dijo ahora en un tono de voz más alto, mirándola
sonrojado y apretando los puños.
||
Fizzy se despertó lentamente, siendo consciente del gran
dolor que le invadía el cuerpo. Sus brazos estaban tan
adoloridos que ni siquiera tenía el valor de moverlos y la
mitad de su rostro (de lado izquierdo) estaba hinchado. Pero
se sentía positiva, y pensaba que en unos días ya no estaría
tan mal.
Después de todo, se sentía a salvo ahí.
Estaba en la misma habitación de la noche anterior y no
había nadie a su alrededor, suponía que la habían dejado
descansar. No había rastro de Niall ni de Harry, quizá
seguían dormidos. Tenía la vista algo borrosa por lo cual no
pudo ver bien la hora del reloj de la pared. En un pequeño
mueble que tenía de lado derecho había un vaso de agua,
sentía la garganta seca y tenía sed. La necesitaba.
Se removió un poco, y cuando intentó levantar un brazo
chilló inconscientemente al sentir el dolor atravesarla, sí
que estaba lastimada por no decir destrozada.
Escuchó una puerta abrirse rápidamente y después a
Harry ingresar corriendo para llegar a donde ella estaba.
Harry a penas y se había levantado, había dormido ahí en la
oficina que le tenían asignada para hacer su trabajo, lo
primero que había pensado cuando se despertó era que
tenía que ver a Felicite y cuando a penas iba a entrar a la
habitación había escuchado su chillido, por lo cual se había
preocupado.
No quería admitirlo, pero la chica se veía muy herida, sin
mencionar que tenía ojeras debajo de los ojos y el rostro
hinchado.
Harry la observaba preocupado, llevaba el cabello
recogido en un moño a lo alto de la cabeza. Un moño
desarreglado y despeinado, y aún así se veía perfecto.
—¿Qué pasa? ¿estás bien? —preguntó mirándola con los
ojos bien abiertos, en busca de nuevas heridas o de algún
indicio de que debían de ir urgencias— Quizá debimos de
haber ido al hospital desde el principio, perdón por dejarte
sufrir aquí sola —pidió disculpas, se veía muy afligido.
—No, no pasa nada —lo tranquilizó de inmediato ella—, no
es necesario lo del hospital, estoy bien, lo prometo —
aseguró—. Perdón por preocuparte, sólo quería tomar el
vaso de agua, pero me ha dolido moverme —se disculpó,
evidentemente apenada.
Harry se quedó observándola un poco con la mirada
confundida, se acercó a ella, tomó el vaso de la mesita de
noche y se sentó a un lado de la adolescente.
—Incorpórate un poco, así no te ahogarás —le aconsejó.
Fizzy obedeció y tratando de no lastimarse se acomodó
con la cabeza más alta que su cuerpo en la camilla. Harry le
tomó la cabeza y guió el vaso de agua hasta sus labios para
que pudiera beber, conforme menos había agua, más
inclinaba el vaso para que se terminara.
Cuando no hubo más, se lo retiró de la boca y lo puso de
nuevo en el mueble de madera que se encontraba a su lado.
—Gracias —susurró agradecida, sus mejillas estaban algo
sonrojadas por la acción del muchacho.
Harry seguía observándola, así que asintió y le sonrió
cálidamente.
Harry sentía que ya la había visto antes, no sabía por qué
pero le daba la impresión de que ya la había conocido.
Aquel color de cabello, y aquellos ojos.. podría jurar
haberlos observado más de una vez en el pasado. Siguió
hurgando en los recuerdos de su mente tratando de
recordar, pero no tuvo éxito. Harry tenía muy buena
memoria, pero en esos momentos no podía recordar una
conexión entre la adolescente y alguien.
Juraría que ya la había visto, o al menos, a una persona
parecida a ella...
—Bien —dijo Harry rompiendo el silencio y la miró
directamente a los ojos—, antes de que hablemos de lo que
has pasado comencemos a conocernos, ¿te parece? Me
encantaría conocer tu nombre para dirigirme a ti por él,
¿podrías decírmelo?
—Me llamo Felicite, pero me gusta que me llamen Fizzy —
le dijo, algo tímida. Realmente no quería recordar yodo lo
que había pasado, por ella era mejor que le diera amnesia
en ese momento.—Muy bien, Fizzy. ¿Podrías contarme qué
ha pasado y cómo has llegado aquí? —le pidió
amablemente, acomodándose en la silla para escucharla.
Ella lo vio con la mirada llena de pesar, realmente era un
tema difícil y en esos momentos se encontraba tan feliz y se
sentía tan bien ahí que no quería recordarlo...
—Será difícil explicarlo —dijo, disculpándose.
—Tenemos mucho tiempo antes del almuerzo, puedes
tardarte todo lo que quieras, Fizzy—dijo mientras tomaba
una de sus manos y la apretaba entre la suya,
reconfortándola—. De todas maneras te escucharé.
Felicite tragó saliva y se acomodó el cabello castaño
enredado tras sus orejas, preparándose para hablar. Aspiró
aire y luego exhaló, calmándose un poco. Tranquila Felicite,
se aconsejó, tu puedes.
—Yo... tuve... problemas con mi familia —dijo finalmente
después de suspirar un par de veces—. Mi familia está
totalmente en contra de lo que siento, es... muy
homofobica, están muy metidos en la religión y hasta hace
tiempo yo también lo estaba. El problema es que ellos no
aman a dios de la manera en la que yo lo hago, creen que
odiarme está bien y se excusan en la biblia para hacer lo
que hacen y para respaldar sus argumentos contra todo lo
que siento por una chica.
Realmente Felicite no quería, no debía llorar, pero estaba
a un paso de lograrlo, empezó a sentirse débil y a sentir un
nudo en la garganta. Sintió que Harry apretó un poco su
mano, reconfortándola a seguir.
—Me odian —concluyó con la vista fija en su mano
entrelazada a la de Harry—. A mi hermano y a mí nos han
inculcado sus creencias. Creen severamente en que la
existencia de una lesbiana y un gay es un error y que
deberían ser erradicados. Los creo capaces de cualquier
cosa con tal de que un homosexual no se acerque a la
familia, pero creo que su fobia no ha hecho más que
ponerse en su contra, resulta que su hija resultó ser una de
esas cosas que tanto odian... Y ahora no tengo familia,
Harry. No tengo nada. Me dejaron ir como si fuera cualquier
cosa desechable, y no sé si sentirme aliviada o hundirme en
depresión —dijo con sinceridad.
Harry se quedó en silencio, esperando que prosiguiera con
su relato. La verdad es que le resultaba difícil seguir
escuchando, seguir viéndola era doloroso. Se veía muy
triste y Harry quería con todas sus fuerzas que su
sufrimiento acabara ahí. Que ya no se sintiera hundida
nunca más.
—Cuando descubrí mi sexualidad, al principio me dio
miedo admitirlo —siguió hablando—. Mis padres siempre me
habían dicho que aquello era malo y yo me sentía
totalmente un fenómeno, me sentía perdida, me sentía
terrible... hasta que llegó ella. Jennifer siempre había sido
mi amiga, desde que era una niña, pero un día mis
sentimientos por ella comenzaron a cambiar y me di cuenta
de que estaba enamorada de ella, y sorpresivamente, me
correspondía. La primera vez que mi padre me golpeó fue
cuando defendí el derecho homosexual, entonces supe que
de verdad no sería feliz al lado de mi familia si me prohibían
defender lo que era correcto y estar con la persona que
quiero.
Inconscientemente Felicite se llevó la mano libre a la
mejilla, recordando la bofetada que Troy le había dado
cuando lo había encarado por primera vez.
—Jenn y yo habíamos planeado un escape dentro de unos
meses, pero entonces te encontré a ti y lo que hacías;
salvar a las personas que se enfrentaban al rechazo familiar
y social —explicó—. No lo dudé ni un segundo y decidí venir,
he estado hablando con Jenn desde hace días y nos hemos
puesto de acuerdo para encontrarnos aquí en estos días,
pero nos descubrieron. Cuando mis padres me llamaron les
dije todo lo que sentía y que yo amaría a quien se me
regalara la gana, les dije que era lesbiana y que no me
importaba en lo absoluto decirlo. Mi padre me golpeó hasta
más no poder y finalmente me dijo que no quería volverme
a ver, lo cual aunque no quiera admitir me duele como el
infierno.
Harry alzó la vista hacia ella, Fizzy tenía lágrimas en los
ojos pero trataba de pasarlas desapercibidas. Estaba
sufriendo. A Harry le dolía ver a una persona en esas
condiciones, tan destrozada, tan rota...
—Pero lo que más me lastimó fue el rechazo de mi
hermano, ¿sabes? —admitió por primera vez—Pensé que me
acompañaría o que por lo menos me defendería de la
agresión física de mi padre, pero ni eso. Cuando me fui
simplemente se limitó a verme...
Cuando Fizzy se dio cuenta, ya se encontraba llorando en
los brazos de Harry. No se había dado cuenta de que
realmente le había roto el corazón ser rechazada y ser
echada a la calle como un vil animal, y ni eso era correcto.
—Ya no estás sola, Fizzy —le dijo mientras le acariciaba el
cabello con delicadeza, ella se acurrucó contra él—. Quiero
decirte que eres una de las personas más valientes que he
conocido al enfrentar a tu familia tal y como lo has hecho.
Eres fuerte al haber soportado golpe tras golpe y aún más al
no haberte rendido en ningún momento. Agradezco que
estés aquí como no tienes idea, cuando Jenn llegue la
recibiremos con los brazos abiertos igual que a ti, ustedes
tienen el derecho de ser felices después de todo lo que han
pasado.
Y cuando se estrechó más al chico rizado y acomodó su
cabeza en su cuello, sintió un alivio que le invadió el cuerpo
e hizo que se sintiera en calma por primera vez en días.
Por fin sentía que no sería juzgada por estar enamorada
de una mujer. Por fin sentía que alguien la comprendía y
conocería a personas que pensaban como ella.
Estaba en buenas manos. Y Jenn también lo estaría.
||
Louis se levantó muy temprano en la mañana sin que sus
padres se dieran cuenta, era casi sorprendente el hecho de
que ellos siguieran en su lecho de rosas sin pensar en su
hija Fizzy, y en que estaba yéndose por el mal camino
siendo influenciada por un homosexual de nombre Harry
Styles.
Se dio una ducha rápida, se vistió, tomó una chaqueta y
se dirigió de nuevo al cuarto de Fizzy para garabatear con
un plumón negro la dirección de la fundación en su mano.
El enojo reinaba en su cuerpo, estaba que quería cometer
un maldito homicidio. Sentía que el tal Harry había
influenciado al comportamiento de Fizzy con sus estúpidas
frases y le había dado el valor de revelarse con su maldita
fundación. Pero las pagaría, pagaría con creces todo lo que
había causado en su familia.
Cuando bajó al primer piso, en la alfombra vio unas
pequeñas gotas de sangre y se le revolvió el estómago, era
la sangre que había derramado su hermana al ser golpeada.
Hizo una mueca de dolor pero no se detuvo, tomó las llaves
de la mesa y salió casi corriendo.
La recuperaría, haría que volviera y la apoyaría, pero no
en esas mierdas. Porque la chica que se había escapado,
aquella que estaba en esa fundación no se acercaba a su
hermana. Era una completa desconocida.
Luego de estar fuera de la casa, marcó a un número
celular, el de la única persona que le contestaría a esa hora
—¿Louis? ¿qué pasa? —preguntó Ed al otro lado de la
línea.
—Oye, Sheeran. ¿Podrías venir por mí en tu coche? Tengo
que ir a un lugar y no tengo dinero para un taxi —dijo él, su
voz se escuchaba necesitada, Ed frunció el ceño al otro lado
de la línea.
—Sólo a ti se te ocurre levantarme a las nueve de la
mañana para que la haga de tu chofer —bufó, molesto. Pero
no se rehusó.
—Prometo que te pagaré el favor después, pero esto es
urgente.
Ed se quedó pensativo al otro lado de la línea, sopesando
la idea de rechazarlo. Al final escuchó la urgencia de su voz
y decidió acceder.
—Te veo en cinco minutos. Más te vale no hacerme
esperar.
||
Felicite se levantó de la cama con cuidado cuando decidió
que había dormido lo suficiente. No fue una mala idea,
necesitaba caminar, estirarse, deseaba con todas sus ganas
conocer el lugar, deseaba conocer personas, deseaba
hablar.
Y también quería ver al mismo chico de ayer, a Niall. Le
había agradado y se había quedado con ella hasta que se
había quedado dormida, quería hablarle y que le enseñara
el edificio.
No tardó en encontrarlo, puesto que a penas y salió de la
habitación el pequeño Niall iba corriendo directamente a
ella, su cabello rubio saltaba sobre su rostro y tenía la boca
semi-abierta respirando por ella, estaba algo sonrojado de
las mejillas. Se veía tan tierno que Felicite se esforzó por no
soltar un ''aaaaaw''.
—¡Fizzy! —saludó él con un poco de entusiasmo, ella
juzgó que Niall se veía mucho más animado que el día de
ayer — ¡H-hola!
Él seguía estando nervioso, seguía sintiendo un poco de
miedo respecto a entablar una conversación con ella... Pero
no pareciera que a ella le molestara en lo absoluto su
presencia, es más, pareciera que él le caía bien y eso le
daba ánimos a Niall de seguir intentando romper la barrera
que había creado el miedo.
Ella también lo saludó, le sonrió anchamente y Niall se
puso algo nervioso cuando ella se acercó a él, pero por
suerte Felicite notó la tensión en el adolescente y prefirió
alejarse para que se relajara.
—Hola Niall —correspondió su saludo. Volteó a ver a su al
rededor y vio que todo estaba desierto, era un largo pasillo
con varias puertas, al parecer habitaciones, pero no se
escuchaba mucho ruido por lo cual le dio curiosidad—
¿Dónde están los demás?
—H-Harry me mandó a buscarte —explicó ahora bajando
la mirada, hablaba casi a murmullos, ahora sí se sentía
nervioso—. Es hora del desayuno, debemos bajar.
Felicite asintió y se acomodó el cabello sobre el rostro,
poniéndose un fleco a mitad de la cara. No quería verse al
espejo pero se imaginaba la condición en la que estaba. No
quería que la vieran con esas heridas, no quería que vieran
lo débil que había sido y que no se había defendido lo
suficiente.
Niall la vio con la mirada teñida de curiosidad cuando
Fizzy se cubrió la mitad de su rostro pálido con su cabello
castaño largo, pero no dijo nada. Retiró la mirada
inmediatamente cuando Felicite alzó la vista y lo atrapó
mirándola.
—Vamos abajo, Ni —habló ella con voz suave, Niall no se
negó y se posicionó a su lado para bajar.
||
Habían pasado apenas unos minutos cuando Louis divisó
la Jeep negra de Ed. Cuando paró frente a él, no dudó en
entrar inmediatamente y cerrar la puerta algo fuerte.
—Espero que esto sea importante Louis, de lo contrario
puedes despedirte de mí y de tu regalo de navidad —
advirtió Ed mientras ponía en marcha la camioneta.
Louis asintió.
—No te preocupes, esto es suficientemente importante
como para levantarte a esta hora, sólo necesito que
conduzcas a este lugar —le mostró la dirección que tenía
escrita en la palma de la mano izquierda y Ed frunció el
ceño al verla, tratando de identificar en dónde se
encontraba—, es urgente.
Ed volteó a ver a su amigo y se le quedó viendo unos
segundos aprovechando un semáforo en rojo. Jamás lo
había visto así, tan eufórico, tan agotado, tan nervioso.
Evidentemente estaba enojado, ya conocía las facetas de
Louis. La cuestión era por qué.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Ed extrañado y
preocupado al ver la euforia de su amigo, que no dejaba de
moverse en su asiento.
—Te lo explicaré en cuanto lleguemos, no te preocupes.
Pero vayámonos ya.
El viaje fue quizá demasiado pesado con el incómodo
silencio que se formó en el ambiente. Louis no dejaba de
tamborilear el asiento con sus dedos o de mover sus pues
frenéticamente causando un ruido constante dentro del
coche.
—¿Podrías dejar de golpear el asiento? Me estás poniendo
nervioso, Louis.
—Lo siento —se disculpó sin prestar demasiada atención a
la queja de su amigo. Dejó de golpear el asiento.
—No te preocupes, está bien. Sólo no estés tan eufórico
¿sí? —le aconsejó—Cualquier cosa que tengas que hacer en
ese lugar va a salir bien. Cálmate un poco.
Louis asintió y dejó de moverse, comenzó a relajarse un
poco pero otra duda lo invadió. Una vez allí ¿qué se suponía
que haría?
El hecho de que traería a Fizzy devuelta estaba claro,
pero, ¿qué haría con ese tal Harry?
Estaba claro que necesitaba darle una lección, estaba
claro que necesitaba decirle que no podía simplemente
llegar a la vida de su familia y hacer que todo se fuera a la
mierda. Estaba furioso, estaba triste, estaba confundido. Y
no sabía por quién sentía más furia, si por el maricón ese, o
si por él mismo.
Negó con la cabeza lentamente, no era momento para
ponerse histérico. Necesitaba relajarse para pensar con
claridad, necesitaba pensar en dónde golpearía primero a
ése tipo cuando lo viera.
||
Eran las once de la mañana cuando el auto del pelirrojo se
estacionó frente a un gran edificio clásico de color gris, en
una esquina estaba colgada la bandera del orgullo gay que
iluminaba el color apagado del edificio con su característico
arcoríris.
Ed realmente se sorprendió, literalmente pudo haber
abierto la boca de la impresión. ¿Qué querría hacer Louis en
un lugar como ese? Frunció el ceño e intentó ver la mano de
Louis, seguramente se había equivocado de dirección.
Antes siquiera de poder preguntarle algo a su amigo, vio
que éste ya se había bajado y se dirigía corriendo a la
puerta del edificio.
—¡Louis espera! —le gritó Ed, pero el castaño ni hizo el
menor de los casos— ¿¡Qué vas a hacer Louis!? ¡¡Louis!!
Vio que Louis tocó varias veces la puerta de la entrada del
edificio, y un muchacho le abrió dejándolo pasar.
Ed se cuestionó apenas unos minutos, ¿qué hacia Louis en
un lugar así? Louis, su amigo sin cerebro y sin moral se
encontraba en la Fundación Styles... ¿Qué mierdas
tramaba? Se veía bastante enojado cuando salió, y sabiendo
que Louis enfadado podía hacer un montón de cosas...
Luego Ed recordó que el chico que era el encargado de esa
fundación era el mismo que le había ganado el juicio a su
padre, Troy, hace ya varios meses.
Ed lo había visto todo, se había enterado de todo gracias
a los reportajes, a las noticias y a todo lo que habían pasado
sobre... ¿cuál era su nombre? ¿Cómo se llamaba aquél
chico? No lo recordó inmediatamente, tuvo qué pensarlo.
Y todo se entrelazó de una manera inesperada. Quizá
Louis estaba buscando una pelea contra... Harry Styles.
—No sé por qué presiento que esto va a salir muy mal —
susurró para sí mismo y posteriormente salió disparado del
coche dispuesto a ir en busca de Louis.
||
Louis se había olvidado de los nervios y el enojo y la furia
habían subido a su cabeza, desapareciendo por completo su
poco sentido común.
Esos malditos maricones se habían llevado a su hermana
y le habían metido mierdas a la cabeza haciéndole pensar
que era una de ellos. Pero ya sabía quién tenía la culpa y
pagaría lo que había hecho.
Cuando un joven le abrió la puerta no dudo en entrar
ignorando las preguntas del muchacho que lo perseguía.
—Joven, ¿qué es lo que desea? Joven, ¿podemos ayudarlo
en algo? ¿Joven? ¡Joven! —decían detrás de él pero hacía
caso omiso.
Entró a una especie de living, sin saber exactamente a
dónde ir, simplemente tomó el pasillo izquierdo para
adentrarse a un comedor considerablemente grande,
habían muchas personas sentadas y otras cuantas paradas
platicando animadamente, el alboroto era bastante grande,
y había un montón de risas entre la gente. Louis tuvo ganas
de taparse los oídos y no escuchar nada. Los odiaba. A
todos y cada uno de ellos.
Louis comenzó a buscar frenéticamente a su hermana con
la mirada, recorrió un montón de rostros desconocidos
fracasando en su búsqueda hasta que la encontró. En la
mesa del fondo, sonriendo anchamente. Tenía un fleco en el
rostro que tapaba la mayoría de los moretones que tenía y a
Louis se le hizo un nudo en el estómago al verla tan herida.
Estaba rodeada de un montón de personas, todos
platicaban animadamente y sonreían, pero a Louis le
sorprendió ver con quién se encontraba... Estaba... ella
estaba...
—¡Felicite Tomlinson! —bramó con voz potente, haciendo
que la mayor parte de las personas que se encontraban
hablando hizo silencio.
Fizzy estaba sentada a un lado de Harry Styles.
||
Fizzy abrió los ojos como platos cuando vio a Louis entrar
al comedor con las mejillas encendidas y el ceño fruncido,
lucía despeinado y su mirada lo indicaba todo; estaba
furioso.
Se quedó paralizada en su lugar sin saber qué hacer ¿qué
estaba haciendo allí? Cuando él la vio, quiso desaparecer o
echarse a correr en ese mismo instante, habría problemas,
de eso estaba segura.
—¡Felicite Tomlinson! —bramó su hermano, dirigiéndose a
ella.
Harry escuchó un grito llamando a Fizzy y alzó la vista, no
pudo evitar alzar las cejas sorprendido de verlo allí.
¿Louis? ¿Era el mismo chico de la marcha? ¿Era el mismo
del callejón? ¿El mismísimo hijo de Troy Tomlinson?
Tomlinson, el apellido... Por dios, ¿cómo lo habría olvidado?
Volteó a ver a Felicite que se encontraba paralizada contra
su silla, aquello era obvio. Le había dado la sensación de
conocerla porque joder, tenía el mismo color azulado que
poseía Louis en sus ojos.
Ese chico era el mismo que había rechazado a su
hermana, el mismo chico que había hecho a un lado su
deber como hermano y la había dejado desprotegida.
El paso de los días había afectado a su memoria y lo
recordaba perfectamente, Louis Tomlinson, el chico que
había lanzado una bomba contra la marcha. Y ahora estaba
ahí, con aspecto amenazante.
Harry se levantó lentamente y Louis lo pasó de largo para
dirigirse a su hermana, literalmente estaba escupiendo
fuego, daba bastante miedo.
Louis tomó fuertemente a Fizzy del brazo y la jaló para
que se levantara, le lastimó las heridas.
—¿¡Qué mierdas estás haciendo aquí!? —gritó él.
—¡Suéltame Louis! ¡Estás lastimándome! —le gritó de
igual manera, porque era verdad, sus heridas dolían al
menor contacto y Louis la estaba apretando demasiado
fuerte.
Todos veían la escena con sorpresa, Jeff y Ed también se
levantaron de inmediato al ver que ese chico lastimaba a
Felicite. Harry se alarmó aún más cuando comenzó a
arrastrarla para llevársela. Inmediatamente retiró la silla y
se dirigió a ellos a grandes zancadas.
—¡¡Cállate, maldita sea!! —bramó Louis— ¡¡Nos vamos a
casa!!
—¡Esa ya no es mi casa!
No dejaría que su familia le hiciera daño. Harry le
prometió que la protegería.
Finalmente llegó a ellos y tomó a Felicite de los hombros,
deteniendo el zarandeo de Louis contra su hermana. Ella
inmediatamente aprovechó el momento de distracción de
su hermano para soltarse de su agarre.
—No dejaré que te la lleves ni dejaré que la lastimes de
nuevo, no voy a permitir que la destrocen y la obliguen a
hacer algo que no es, Fizzy se queda conmigo —dijo
totalmente seguro de si mismo, viéndolo desafiante.
Louis soltó a su hermana y apretó los puños a su lado,
contendiendo su enojo. Le enfurecía que su hermana
prefiriera estar con un completo desconocido y que para su
pesar era un depravado sexual y un maldito homosexual.
—Tú... Maldito bastardo. Por tu culpa ella se ha vuelto así
—le dijo con la sangre hirviendo en sus venas.
Antes de que pudiera controlarse o de que el chico alto se
apartara sabiendo lo que Louis haría a continuación, su
puño voló a la cara de Harry, dándole un puñetazo a la
mandíbula con todas sus fuerzas.
||Capítulo 13.

Doncaster, Reino Unido.


Harry se tambaleó hacia atrás cuando sintió el impacto
del puño de Louis en su mandíbula. Escuchó el grito
ahogado de las personas que los observaban y pronto sintió
un líquido invadir su boca, sabía a sangre.
La golpes no cesaron y otro puñetazo voló a su cara, esta
vez, Harry consciente de que Louis estaba demasiado
enfadado, retrocedió esquivándolo.
Louis se dio cuenta al tercer puñetazo que Harry no le
regresaría ningún golpe así que paró de intentar golpearlo y
se alejó de él, se cruzó de brazos y vio satisfactoriamente la
sangre que se resbalaba de los labios de Harry.
—¿Qué pasó? —le preguntó con burla— ¿eres tan maricón
que no pensarás en defenderte por miedo a quebrarte las
unas? —estalló en una carcajada sonora.
Harry negó con la cabeza, en un gesto elegante y lento se
limpió la sangre que brotaba de su boca y Felicite
inmediatamente se interpuso entre ellos dos, protegiendo a
Harry con su cuerpo.
—¡Louis! ¡Basta! —le gritó de manera urgente.
—No te regresaré ningún golpe —dijo Harry con
tranquilidad, como si no le doliera la mandíbula—, porque
los verdaderos hombres saben defenderse con palabras.
—¿Verdadero hombre? ¿tú? —preguntó y luego soltó una
carcajada— No eres más que un desperdicio de vida al igual
que tu grupito de psicópatas y enfermos mentales —dijo
señalando a toda la sala—. Y no permitiré que hagas lo
mismo con mi hermana, no permitiré que le contamines la
mente como lo has hecho con ellos.
Louis se acercó a ellos e ignoró por completo a Harry
mientras tomaba a Felicite de nuevo, esta vez, de la
muñeca.
—Nos vamos a casa —sentenció, jalándola con él.
—¡No Louis, suéltame! ¡Vuelves a lastimarme, maldita
sea! —le gritó desesperada, sus muñecas también le dolían
como el infierno.
—Me importa una mierda, te curaré cuando volvamos a
casa —gruñó.
Harry veía cómo Louis arrastraba a Felicite hacia la salida.
No quería emplear la fuerza física, no quería hacer enojar a
Louis, esta vez le tocaba a Fizzy salir sola de aquel
problema, ella era la única que podía decidir quedarse o
irse.
Harry no se vio decepcionado cuando Fizzy alzó el puño
de la mano derecha y le propinó un golpe a su hermano en
la cara, no había sido tan fuerte pero si causó que la soltara.
Cuando vio su muñeca liberada, corrió hacia Harry, quien
la recibió con los brazos abiertos, abrazándola y
protegiéndola contra su pecho. Lo había elegido a él y no la
defraudaría.
Harry rodeó a Felicite protectoramente e interpuso su
cuerpo entre ambos hermanos para que Louis no pudiera
acercarse a ella, Louis bufó exasperadamente.
—Fizzy, suelta a ese enfermo y vayámonos a casa —le
ordenó, poniéndose rojo de la cara, indicando que volvía a
estar enojado.
—No iré a ninguna parte, en todo caso vete tú, me
quedaré con Harry —habló ella con determinación—. Y con
los demás, porque ellos sí me aceptan, no me rechazaron
como tú lo hiciste.
—¡Pero Felicite, tú no eres una de esas cosas!
—Suenas exactamente igual a mi padre, Louis —hizo una
mueca, le dolía escuchar a su hermano así.
Aquel hermano que la había apoyado siempre, el que la
había abrazado, el que la había protegido... Ahora la trataba
como si fuera un simple objeto inservible... Se sentía tan
despreciada, y peor aún por su familia.
—Sólo quiero protegerte Felicite, sólo queremos
protegerte —dijo Louis con más calma—. Quiero cuidarte...
Al escuchar esas palabras, Fizzy se deshizo de los brazos
de su protector y se dirigió a su hermano, quedando frente
a él. Se sintió ofendida al instante, ¿protegerla? ¿de quién?
¿de él mismo?
—Me hubieras protegido las veces en las que Troy me
pegaba hasta casi dejarme inconsciente, me hubieras
cuidado y apoyado cuando les dije que me gustan las
mujeres y entonces me habría ido contigo y creería en tus
palabras. Pero no lo hiciste, me dejaste sola y mientras tú
sigues pensando que ser lo que soy es repugnante y
asqueroso, Harry me trata como un ser humano, mientras
tú y mi familia me tratan como un bicho asqueroso.
Louis frunció los labios y quedaron hechos una fina línea,
demostrando su insatisfacción al ver que lo defendía. ¿Por
qué lo hacía? Estaba realmente indignado con su hermana,
¿acaso no le habían una y mil veces que los homosexuales
no deberían de existir, y que en definitiva no eran
humanos?
—Eres una terca, necia y reacia —siseó con la sangre
hirviendo en su cuerpo— ¿Qué le diste, imbécil? —dijo,
dirigiéndose a Harry— Ella era normal hasta que tú
apareciste en nuestras vidas, ¿no te basta con arruinar las
de estos pobres diablos? ¿¡Necesariamente tenías que
meterle mierdas a la cabeza a mi hermana!? —gritó.
—Louis... —advirtió Felicite.
—¡Todos ustedes se irán al infierno por malditos hijos de
puta! ¡Ustedes lo único que hacen es reclutar a más
enfermos como ustedes sin importarles quiénes sean! —
gritó a toda la multitud que lo veía con los ojos bien
abiertos, sorprendidos.
—Louis basta... —dijo Felicite, cada vez más enojada de
que su hermano sólo hubiera ido a desatar el caos.
—Son unos fenómenos Felicite, ¿acaso no lo puedes ver?
—Louis estaba completamente fuera de sí— ¡Y tú te volviste
uno de ellos, maldita sea!
Niall había estado observando desde su asiento todo, pero
cuando vio que ese tal chico, Louis, estaba agrediendo a
Felicite no pudo evitar levantarse y acudir al lado de la chica
para defenderla. ¿Por qué la agredía? Felicite era una buena
chica, de hecho, una de las mejores personas a parte de
Harry.
No iba a soportar que la trataran mal frente a él, así que
le tomó de la mano y con el ceño fruncido se dirigió al chico
castaño. Felicite lo miraba algo sorprendida de que
estuviera ahí, a su lado. Apretó la mano que tenía libre en
un puño.
—El único fenómeno aquí eres tú —Niall habló en voz alta
por primera vez, defendiendo a Fizzy, con un leve sonrojo en
las mejillas— ¡Deja de molestarla y vete!
Louis lo miró con el ceño fruncido, ¿quién era ese? ¿de
dónde había salido? De seguro era uno más, un imbécil
más. No le importa.
—¡Todos ustedes se irán al infierno! ¡Y más tú, por
animarlos a hacerlo! —gritó abalanzándose de nuevo contra
Harry, dispuesto a golpearlo otra vez.
Unos brazos lo retuvieron por la espalda y lo sujetaron
fuertemente antes de que pudiera avanzar, Louis quiso
darse la vuelta y zafarse de los brazos que lo sostenían
hasta que vio una cabellera pelirroja detrás de él.
—Louis, ya basta —ordenó con voz seria.
Ed jadeaba por el esfuerzo que hacía puesto que Louis era
bastante fuerte. Pataleaba y se movía sin cesar tratando de
zafarse del agarre de su amigo.
—¡Suéltame Sheeran! ¡suéltame maldita sea! —gritó.
—Te dije que no fueras un idiota, Louis. No puedo creer
que hayas llegado a este punto. Deja a Fizzy ser libre y
déjala vivir. Te lo advertí, te advertí que la defendieras antes
de que fuera demasiado tarde y terminara odiándote por lo
que le has hecho.
Cuando Ed entró a la habitación no tuvo que observar
mucho para ver lo que estaba pasando, Felicite estaba ahí
parada frente a Louis, ambos discutiendo, un chico alto de
cabello castaño largo y ondulado estaba detrás de ellos,
mirando a Louis con el ceño fruncido. Tenía sangre en el
labio y parecía bastante confundido y dispuesto a que no se
acercara a Felicite.
Después le pediría explicaciones a Louis de qué había
pasado para que Felicite dejara su hogar, pero ese no era el
momento. Felicite veía a su hermano con expresión neutra,
pero tenía los ojos algo cristalizados. La había lastimado.
Harry observó cómo Louis se calmó poco a poco hasta
dejar de forcejear. Parecía que la alteración poco a poco se
le bajaba y un tono carmín apareció en sus mejillas, sin
embargo, nunca dejó su expresión de seriedad.
Louis observó el rostro de Harry y vio la sangre que aún
salía de su labio. Desvió su mirada rápidamente, maldita
sea, sí que le había hecho daño.
Finalmente el pelirrojo lo soltó y Louis dio media vuelta y
se fue, literalmente, corriendo en dirección a la salida. Harry
lo miró con expresión confusa. ¿Armar una pelea y salir
corriendo?
—Lamento tanto todo el problema que hemos causado —
dijo Ed, avergonzado por la actitud de su amigo—. De
verdad lo siento.
Él también se dirigió a la salida, persiguiendo a Louis.
Harry por un momento se lo pensó, pero no pudo
controlarse. Se limpió de nuevo la boca para limpiar
cualquier rastro de sangre fresca o seca y corrió hacia la
salida, cuando alcanzó a ver a Louis, sólo era un manchón
castaño dirigiéndose a la puerta.
—Oye, espera... ¡Louis! —alzó la voz tratando de captar su
atención.
Louis efectivamente se detuvo pero con cierto fastidio,
aún mantenía su expresión de seriedad. No quería voltear,
ni siquiera sabía por qué mierda se había detenido. Ed que
lo seguía no supo que hacer cuando vio que el chico de
adentro lo estaba llamando, así que se hizo el desentendido
y siguió caminando hacia la Jeep.
—Ya te dije que no quiero que mi nombre salga de tu
estúpida boca lamepenes, creí que te lo había dejado en
claro la última vez —comentó Louis con voz seria, seguía
dándole la espalda a Harry.
Harry trató de calmarse y respirar, no podía creer el punto
de idiotez y odio que irradiaba Louis hacia él. Su belleza
estaba cegada por la estupidez que tenía. A Harry no le
gustaba en lo absoluto que él fuera la causa de su mal
genio.
Sabía que la mejor decisión era darse media vuelta e irse
para evitar peleas, pero no pudo neutralizar su sentimiento
de confusión y profunda curiosidad hacia Louis. ¿Qué era lo
que le pasaba por la cabeza? ¿por qué había abandonado a
su hermana así? ¿Por qué se comportaba así?
—Según tú —preguntó Harry mientras se cruzaba de
brazos—¿Cuáles son tus argumentos para pensar que un
homosexual es tan ''repugnante, vulgar y erróneo''? No lo
entiendo, no logro entenderte.
—La homosexualidad es repelente, perversa. Los hombres
y las mujeres se la pasan pensando en que los follen, siendo
el sexo una práctica insaciable a diferencia de los
heterosexuales —contestó sin pensarlo.
—Habló el chico que tuvo sexo en el callejón... —susurró
Harry para que Louis no lo escuchara.
Louis volteó a verlo, completamente furioso de nuevo. Sin
duda lo había escuchado y esta vez le tocó a Harry sentirse
apenado.
—No quiero desperdiciar mi tiempo hablando con lo que
sea que seas, me voy —sentenció Louis.
—Louis, no pienses sólo en el sexo cuando hables de una
relación homosexual —dijo Harry, deteniéndolo— Hablas
como si el sexo fuera lo peor del mundo, y tú eres el menos
indicado para hablar de eso. Realmente de eso no va una
relación seria. Deberías pensar más en lo que vas a decir
antes de quedar como un verdadero ignorante.
—Si alguno se junta con varón como con mujer,
abominación hicieron; ambos han de ser muertos, sobre
ellos será su sangre —citó Louis un paraje de la biblia.
—No se te puede ganar, ¿cierto? —dijo Harry con
resignación— Hay muchos más pecados que la
homosexualidad, Louis. Está la avaricia, la envidia, asesinar.
Nunca he visto tanta vehemencia por desaparecer esos
pecados como lo han hecho con la homosexualidad. Jamás
he visto tantas marchas contra los asesinatos, contra el
maltrato infantil, contra la violencia familiar... Es increíble
cómo al ser todos iguales ustedes se afanan en juzgarnos
por las pequeñas cosas que nos hacen diferentes.
—Tú no eres igual a mí en ningún aspecto, no seas imbécil
—lo cortó Louis, completamente indignado—. Yo soy una
persona completamente normal mientras tú eres un
enfermo mental lleno de absurdas ideas sobre tu
sexualidad. Mereces ser tratado como la peor de las
personas, porque eso es lo que eres. Sólo estás gastando el
oxígeno de una persona que lo merece más que tú.
Harry no quiso, pero eso le afecto peor de lo que se había
esperado.
Los comentarios de los demás siempre se los había
pasado por el arco del triunfo, nunca le había importado lo
que comentaran sobre él, insultos, malas críticas, todo. Pero
algo hacía Louis que a sus palabras les diera una pizca de
importancia.
Sintió como si metieran sus sentimientos en una
trituradora, se sintió por primera vez en mucho tiempo
lastimado y ofendido. Harry se había olvidado de cuán
sensible podría ser y el que Louis hubiera dicho eso causó
un estrago en él.
—Louis —habló Harry con calma, tratando de que no se
notara lo herido que se sentía—, somos personas, no
animales. Ni siquiera podrías tratar a un animal indefenso
de la manera en la que me tratas. Los homosexuales tienen
sentimientos, así que no tienes derecho a lastimarme
porque yo no te juzgo por ser heterosexual.
Por medio de sus ojos azulados, Louis pudo ver el dolor
reflejado en las facciones del rizado y se calmó un poco, no
tanto porque tenía empatía por él, ni siquiera le agradaba.
Pero se sentía mal por hacerlo sentir mal... Era un tanto
extraño, pero ahí estaba, el sentimiento de culpabilidad.
Louis también se dio cuenta de que en todo el tiempo que
se habían conocido, él nunca le había faltado al respeto
mientras que Louis ya le había partido el labio.
Aunque no estaba dispuesto a pedirle perdón, claro que
no. No se lo merecía. O al menos, él no dañaría tanto su
orgullo, así que se limitó a mirarlo con hostilidad, como si no
hubiera causado una maraña de confusión en él.
—Dime Louis —susurró Harry, en su voz había un matiz
quizá demasiado triste— ¿Me odias por mi manera de amar?
¿Me odias simplemente porque me gustan las personas de
mi mismo sexo? Creo fielmente en que amar no es un delito,
¿tú lo crees así?
Louis lo observó con el ceño fruncido, eso realmente no se
lo esperaba.
—Si fuera heterosexual —dijo, acercándose más a Louis,
logrando que se pusiera ligeramente nervioso y diera un
paso atrás, alejándose de él— ¿Te caería bien entonces?
Louis dejó a un lado su expresión incrédula y hostil para
dar paso a la sorpresa. Maldita sea, lo había puesto
nervioso. Se sentía muy raro el estar cerca de ese chico, era
un sentimiento completamente contradictorio. Lo odiaba y
no lo hacía. Louis tuvo que alzar la cabeza para verlo a la
cara pero no contestó a su pregunta.
—Tu no me tienes fobia Louis —le dijo, avanzando un paso
más—, ni miedo, ni asco. A tu hermana tampoco, ni a
ninguno de nosotros. Aquí el único maricón eres tú, porque
un verdadero maricón es aquel que maltrata a una mujer.
Búscalo en el diccionario si quieres.
Dicho esto dio media vuelta y se adentró de nuevo al
edificio, dejando atrás a un Louis muy sobresaltado y
sorprendido. Maldito hijo de... no se había esperado ni un
poco lo que le había dicho Harry. Se sentía ligeramente
humillado.
Cuando salió de su shock posiblemente habían pasado ya
varios minutos y su amigo pelirrojo lo esperaba impaciente
en el coche.
—Me debes miles de explicaciones, Louis —le indicó Ed,
mientras quitaba el freno de mano—. Quiero saber a qué ha
venido todo esto.
—Sólo cállate y vayámonos a casa, por favor.
||
Troy vio como su hijo entraba en casa y no pudo evitar
sonreírle. Estaba tan feliz de lo que había hecho, el celular
aún posaba frente a él debido a la llamada que acababa de
hacer.
No pudo evitar sonreír más ampliamente al escuchar las
reacciones y las múltiples maldiciones que soltaba el padre
de Jennifer al decirle que su hija era un engendro
homosexual, que había incitado a su hija a tener una
relación con ella y la había reclutado a ser una lesbiana de
mierda.
Una vergüenza y un desperdicio de vida humana, a decir
verdad.
—¿Qué pasa? —preguntó Louis al ver que su padre no
dejaba de sonreírle a la pared, parecía un completo
desquiciado.
—Nada, nada —contestó, aún sonriéndole.
Oh, cuánto sufriría Felicite al darse cuenta. Y eso era lo
que Troy quería, que sufriera. Que su cuerpo no soportara el
dolor y terminara rompiéndose, todo por haberlos dejado y
por haber preferido la vida de pecado y libertinaje que su
propia familia.
Oh, Fizzy. Sería una pobre desgraciada a partir de ese
momento. Y no podía esperar a ver su cara cuando le dieran
la noticia.
No podía esperar a golpearla para llevarla de nuevo al
buen camino.
Al igual que lo había hecho con Louis hace más de diez
años.
||
Felicite y Niall se encontraban en la habitación del
adolescente, ambos estaban jugando al Uno, un juego de
cartas. Niall se sentía muy feliz de haber comenzado a
sentir confianza gracias a Felicite, y era la primera persona
y amiga a la que le hablaba desde que había llegado, que
no fuera Harry o Jeff.
—¿Te encuentras bien Fizzy? Pareces perdida —le
preguntó Niall a la chica cuando vio que no ponía la carta
correspondiente de color amarillo y ya había llegado su
turno.
—No puedo creer lo que ha hecho Louis hoy, Ni—dijo
Felicite haciendo una mueca—. No puedo creer que le hayan
funcionado las pocas agallas que tiene y me haya venido a
buscar para agredirlos a ustedes y decirles esas
estupideces. Lo lamento, enserio —se disculpó por milésima
vez con Niall.
De hecho Fizzy se había disculpado con todos como mil
veces aquel día, estaba realmente apenada por el
comportamiento de su hermano y porque había lastimado a
Harry, la persona más buena del mundo.
Harry estaba abajo, con Jeff. Estaban hablando acerca de
no-sé-qué mientras que todos esperaban el momento de la
cena. Habían decidido que Fizzy dormiría en la habitación de
Niall puesto que gracias a ella Niall comenzaba a hablar
más, y les emocionaba el hecho de que Niall comenzara a
tener más confianza en sí mismo.
—No te preocupes Fizzy, lo importante es que estás bien—
dijo Niall, sonriéndole.
—Eres adorable —ella se acercó a él y le despeinó el
cabello rubio, Niall soltó una risita.
En la parte de abajo, en la gran sala para ser más
específicos, Jeff y Nick hablaban animadamente acerca de
algo, Harry no sabía de qué puesto que tenía sus propios
pensamientos y sus propios problemas.
Harry había estado tan cerca de Louis y a pesar de que
era un completo imbécil, le había puesto completamente
nervioso. Tenía miedo de lo que pudiera sentir con ese
chico, en verdad, temía por su propia dignidad y por su
salud mental. Louis no era feo, tenía que admitirlo.
Pero estaba firmando su propia sentencia de muerte,
porque, vamos ¡Estaba considerando que le gustaba un
homofobico! Definitivamente para eso tenía que ser
masoquista. Harry se sentía tan confundido. Jamás le había
gustado nadie, y ¡bam! Ahí estaba, sintiéndose atraído por
la persona menos indicada.
Los ojos de Louis eran tan claros, tan bonitos... ¡Basta!
quiso gritarse. No debía de pensar en él, estaba
ilusionándose demasiado pronto y peor aún, si trataba de
acercarse a él terminaría con un ojo morado o sin un brazo.
Quiso reírse de su propia mala suerte. De las billones de
personas que había en la tierra, precisamente tenía que
sentirse atraído por un chico, que peor aún, lo odiaba y
pensaba lo peor de él.
—¿Saben? Deberíamos ir a cenar ahora mismo, mi
estómago ruge —se quejó Nick, levantándose del sofá.
—Yo también muero de hambre —coincidió Jeff.
—¿Qué opinas tú, Harry?
Harry se dio cuenta de que le estaban hablando a él y se
incorporó en su asiento al ver que ambos chicos ya estaban
frente a él, esperando su respuesta a quién sabe cuál
pregunta..
—¿Eh? Uhm. Sí.
Ambos se dieron cuenta de que Harry ni siquiera había
puesto atención a la pregunta, pero de igual manera se
dirigieron al gran comedor.
||
Todos se encontraban en el comedor para la última
comida del día. Niall y Felicite estaban sentados en
sillas continuas a las de Harry y Jeff, Nick había salido
puesto que parecía que alguien había llamado a la puerta.
Sin embargo, cuando todos terminaron de comer, Nick
entró a la sala, blanco como la cal debido al susto que tenía
encima. Se dirigió finalmente a Fizzy y sintió que se le
encogía el corazón con cada paso que daba. Le arruinaría la
vida a la pequeña y le cortaría las esperanzas.
—Felicite —dijo atrayendo su atención, y por ende, la de
Harry, Jeff y Niall que se encontraban a su lado—, hay unas
personas que te buscan en la puerta.
—¿Quiénes? —preguntó extrañada y confundida. De
pronto sintió un pinchazo en el pecho, eso no le daba buena
espina, en lo absoluto.
Era como una de esas sensaciones de vacío en el
estómago cuando te entraba el miedo y sabías que algo no
iba bien, Felicite se sentía así justo en ese momento. Se
sentía fatal, estaba asustada. Aquello no era bueno.
Nick negó con la cabeza sin darle respuesta y se limitó a
esperar a que la siguiera.
Fizzy finalmente se levantó de su asiento y sintió que le
temblaron las piernas, sin duda aquello era malo, muy malo.
—Espera, iré contigo —le dijo Harry levantándose tras ella.
—Y yo —dijo Jeff.
—Espérenme —terció Niall.
Fizzy sintió el apoyo de sus amigos tras de sí, pero con
cada paso sentía que el mundo se le venía encima. Afuera
llovía torrencialmente y allí en la puerta habían dos agentes
policiales vestidos de negro con impermeables del mismo
color. La esperaban en el marco de la puerta con la mirada
seria. Felicite sintió escalofríos y ya no quiso avanzar más.
Se acercó y se detuvo frente a ellos.
—¿Es usted Felicite Tomlinson? —le preguntó uno de ellos.
Fizzy levemente asintió y a continuación el mismo hombre
que le había cuestionado sacó de algún bolsillo un sobre
blanco. Se lo entregó con sumo cuidado y ella lo tomó
leyendo el nombre que de encontraba escrito en letra bonita
y cursiva;

Para Fizzy.

Conocía esa letra, sabía de quién era...


—¿Qu-qué es esto? —preguntó en un hilo de voz, el miedo
se apoderó fuertemente de ella y comenzó a temblar de
pies a cabeza.
Empezó a suponer lo peor. No, no. Maldita sea no. Rogó a
cada uno de los dioses que conocía para que no fuera lo que
ella pensaba. Si existía alguien capaz de ayudarle, que
escuchara sus plegarias en ese momento. Por favor, no.
—Hemos encontrado este sobre para usted en la
residencia de la señorita Jennifer Peneloppe.
—¿Qué?... —su voz se perdió pero apareció de nuevo para
formular la pregunta aunque lamentablemente ya sabía la
respuesta— ¿Qué ha pasado? ¿Ella está bien?
Se preparó, o al menos trató de hacerlo. De pronto
imaginó la mirada de Jenn posándose en su rostro y cómo la
miró la última vez que se vieron, cómo sus labios se
juntaron jurando que se encontrarían de nuevo y que serían
felices al fin.
El oficial negó con la cabeza.
—Ella está en el hospital en estado inconsciente, hoy a las
ocho treinta de la noche la hemos encontrado malherida en
su residencia, y ha dejado ese sobre para usted—el oficial le
dio una mirada de compasión a la adolescente que parecía
a punto de soltarse a llorar—. Dudo mucho que pase de esta
noche.
||Capítulo 14.

Doncaster, Reino Unido.


Jennifer se encontraba en su habitación, una pequeña y
discreta maleta estaba bajo su cama, lista para usarse.
Tenía la ropa que se llevaría y un tanto de dinero escondido
entre la base de la cama y el colchón. Desde que recibió el
mensaje de Fizzy sobre la fundación de Harry Styles se
había preparado inmediatamente, sólo tenía que esperar el
momento en el que su padre saliera y entonces ella
escaparía y protegería a su novia del mundo, como le había
prometido.
Aquella noche, su padre tomaría hasta quedar
inconsciente. Lo hacía cada vez que compraba una caja
entera de bebidas alcohólicas, sería la ocasión perfecta para
escaparse. Por eso mientras esperaba ansiosa la hora para
que George se marchara, anotaba la dirección de la
fundación Styles en un papel y se lo escondía en la bolsa.
No podía arriesgarse a ser descubierta, por eso no se
atrevió a mandar ningún mensaje a Felicite acerca de que
ese día se iría. Hace varios días que no sabía nada de ella
pero le rogaba a los dioses que estuviera bien, porque
Felicite era todo lo que tenía en ese momento.
No sabía si todo iba a salir bien o no, pero lo único que
quería era que su novia estuviera a salvo.
||
Estaba bastante nerviosa a decir verdad, el nudo en su
estómago se hacía cada vez mas grande debido a la
emoción y a la felicidad que sentía, cada minuto que pasaba
era un minuto menos para ver a Fizzy y eso la alegraba. Por
fin podría tomarle la mano y nadie se lo impediría. Podría
besarla y ya no habría nadie para prohibírselo.
Decidió que disfrutaría lo que quedaba del día en su casa,
después de todo, sería el último.
Su padre era la única familia que le quedaba desde que
era una pequeña niña, su madre los había dejado y su padre
no quería hablar de ella. Aunque lo amaba con todo su ser
él nunca la apoyaría en algo así, jamás. Conocía demasiado
bien a su padre como para imaginarse ligeramente la
reacción que tendría si le contaba sobre Felicite. Por eso
sería mejor que hablara con él una vez que se fuera, que se
calmaran las cosas un poco.
Jennifer vio a su padre, era muy parecido a él. Era
bastante prejuicioso y muy rencoroso, algo brusco y a veces
parecía estar loco cuando se enojaba, pero seguía siendo su
padre y lo amaba.
—¿Quieres comer más? —le preguntó su padre, pasándole
la ensalada de pollo que había preparado para la comida.
—Sólo... sólo un poco más —contestó, tomándola y
sirviéndose otra porción en su plato.
Los dos integrantes de la familia estaban en el comedor,
ambos estaban absortos en las noticias que estaban
pasando en la televisión. Cuando el reportero cambió de
historia pasaron en toda la pantalla un vídeo de la marcha
homosexual que había sido efectuada en las calles del
centro de Doncaster hace unos meses y posteriormente,
una imagen de Harry, el acreedor de aquel movimiento.
De título de la noticia, decía: Homosexuales luchan por
sus derechos, Harry Styles organiza marcha del orgullo gay
y lucha por la igualdad en la unión legal de las parejas y la
adopción en Doncaster.
A Jenn se le iluminaron los ojos al ver aquello y se imaginó
a sí misma en una marcha, tomando la mano de Fizzy. Se
imaginó casándose con ella y adoptando una pequeña niña.
Bajó la mirada para que su padre evitara ver su gesto
esperanzado, puesto que no faltaban muchas horas para
que eso pudiera ser posible.
—Esto es un asco, ahora por cualquier lugar veo a esos
imbéciles —dijo su padre, asqueado.
Apagó la televisión y con ella se esfumó la imagen de
Harry y la voz del reportero. El comedor se quedó en
completo silencio y después de varios instantes sin ruido
alguno, su padre habló.
—Creo firmemente en que esas personas están
exagerando con sus asuntos y quieren que los demás los
tomen en cuenta como si lo merecieran "luchar por sus
derechos" —se burló él con brusquedad y Jenn se encogió
un poco— ¿Qué derechos han de merecer?
Jenn se quedó silencia mientras escuchaba hablar a su
padre, miraba la ensalada de pollo como si fuera lo más
interesante del mundo.
— Y lo peor de todo, adoptar niños, ¿están jodiéndome?
Imagínate al pobre niño que esté ahí, ¿a quién le dice papá
y a quién le dice mamá? Y cuando los vea en sus prácticas...
Dios mío, se va a pervertir y va a seguir ese camino.
Reclutarían a más de sus fenómenos. Pobres ilusos, espero
que haya al menos un poco de gente común y se den
cuenta de que lo que realmente deberían hacer es expulsar
a todos aquellos homosexuales de Doncaster para así poder
vivir en paz. Lo único que ellos atraen son problemas sin
mencionar su asquerosidad.
Jenn se quedó muda sin saber cómo reaccionar ante sus
palabras. Vaya, otra señal de que su padre la rechazaría
inmediatamente de saber sus sentimientos hacia Felicite.
Jenn de pronto ya no sintió hambre, sentía asco. Retiró el
plato un poco.
—Realmente yo como buen padre mataría a mi hijo si
saliera homosexual, no estaré dispuesto a condenarlo a la
vida del pecado, prefiero que muera antes de caer en esas
mierdas. Lo bueno es que mi pequeña es completamente
normal, ¿cierto, Jenn? —le preguntó George, mirándola
fijamente con una sonrisa.
Jenn asintió levemente mientras miraba su plato medio
lleno, ya no quería comer. Reprimió las ganas de tomar del
vaso con agua y responderle ''claro que sí'' en un tono
sarcástico.
Los comentarios homofobicos de George le habían quitado
el apetito y habían provocado que su emoción y su
autoestima se fuera hasta el suelo. Le dolía saber que su
padre pensaba así y quería soltar insultos al aire,
reclamándole el por qué pensaba esas cosas de ella.
Tenía que mantenerse fuerte, después de todo tendría que
sufrir el rechazo de más personas cuando supieran su
sexualidad, así que más valía ir haciéndose a la idea de que
no todo el mundo la recibiría con los brazos abiertos al
saber que era una ''maldita lesbiana''.
||
La tarde transcurrió según lo planeado, su padre se
encontraba en el piso de abajo y comenzó a escuchar el
sonido característico de las botellas siendo destapadas.
Estaba seguro de que su padre en esos momentos ya casi
no tenía consciencia sobre sí mismo así que no pasaría
demasiado para que se ahogara en su bebida y se quedara
dormido. Jenn estaba alistándose para irse cuando una
llamada entró al teléfono de la casa, provocando que
sonara.
Jenn no se preocupó en lo absoluto, diariamente entraban
llamadas a la casa así que no era motivo para que le
entraran los nervios, sin embargo algo en sí misma le
advirtió que eso no estaba bien y la maraña de nervios
creció dentro de Jenn.
Cualquier cosa la estaba poniendo nerviosa y comenzaba
a preguntarse si se volvería loca o algo. Comenzó a meter la
ropa con más rapidez a su maleta y una vez que terminó la
cerró con alivio. Ahora lo único que necesitaba era salir de
la casa.
Pasados diez minutos, la llamada todavía no terminaba y
eso sólo hizo incrementar su preocupación, ¿quién estaba
hablando? ¿de qué estaban hablando? Aquello no le gustaba
en lo absoluto.
Finalmente después de un buen rato la llamada cesó y
minutos después la puerta de su habitación se abrió
bruscamente, dando paso a un George furioso y con sus
ojos literalmente echando fuego Estaba borracho, sus ojos
rojizos lo comprobaban y el hedor a cerveza llegó hasta Jenn
quien retrocedió unos pasos al verlo tan enfadado.
—¡¡Cómo te atreves a hacerle esto a tu única familia!! —le
reprochó su padre antes dirigirse a ella y soltarle una
bofetada.
Jenn vio estrellas al recibir el impacto de la palma de su
padre contra sus mejillas, soltó un grito ahogado a causa de
la sorpresa y retrocedió otro paso. Abrió mucho los ojos,
estaba muy asustada.
—Eres un defecto humano igual que ellos ¿cierto, maldita
perra? —preguntó su padre apenas pudiendo mantenerse
de pie, hablaba con dificultad—Una mujer te ha parido y yo
me he matado trabajando para que nos pagues así... ¡Para
que seas una lesbiana de mierda!
Tomó valor y miró directamente sus ojos, aspirando aire
por la nariz. No dejaría que su padre la controlara, no
dejaría que le infundiera miedo.
—Déjame ir —dijo con voz firme y se acercó un paso—
Déjame ir y no volveré jamás. No volveré a molestarte en tu
jodida vida. Sí, tengo una novia desde hace meses —admitió
ella con la barbilla en alto— ¿Y qué? ¿Cuál es mi penitencia?
¿Qué he hecho mal?
Otra bofetada voló directo a su cara, esta vez, del lado
opuesto de la última. La sangre comenzó a correr por su
nariz y Jenn no se inmutó si quiera. Sería fuerte y saldría de
allí con vida, por Fizzy. Y por su futuro juntas. Por su propio
futuro.
—Eres una desagradecida, maldigo el momento en el que
tu madre decidió no abortarte —susurró George entre
dientes.
—Es mejor que me odien por lo que soy, que me amen
por lo que pretenden que sea —citó Jenn y se encaró de
nuevo a su padre, la mejilla le dolía como un infierno pero
eso no impidió que se sintiera fuerte y valiente— No puedo
negarte nada y no puedo cambiar, sencillo. Si me aceptas,
que bien, y si no, déjame marchar de una vez, no volveré a
molestarte jamás.
—¿Dejarte marchar? —se burló su padre mientras se
tambaleaba hacia ella— ¿Recuerdas lo que dije en la
comida? Prefiero matar a mi propio hijo antes de que sea
homosexual y cause lastimas en el mundo por su existencia.
George se acercó peligrosamente lento a Jenn y esta
comenzó a tener miedo, miedo de verdad. Sintió que las
piernas le temblaban un poco y paso a paso retrocedió
hasta que se topó con la pared, aferrándose a ella.
—Pero antes... —dijo, en su voz ya no había matiz de furia,
sus ojos estaban inyectados en sangre y la miraba como si
fuera un objeto.
Comenzó a desabrocharse el cinturón del pantalón y Jenn
no tuvo que pensárselo dos veces. Si su padre se atrevía a
hacer todas esas cosas era mejor salir corriendo de ahí. La
chica aprovechó el movimiento para empujarlo, haciendo
que perdiera el equilibrio y cayera aparatosamente sobre el
piso. Su padre se quejó y con dificultad comenzó a pararse
de nuevo, estar ebrio no le ayudaba mucho.
Su maleta estaba sobre la cama, y su cama estaba detrás
de su padre. ¡A la mierda la maleta! Saltó sobre su padre y
metió la mano entre el colchón y la base para sacar
rápidamente el dinero, sintió que la mano de su padre se
aferró
—No entiendo por qué piensas que te irás tan fácilmente
—dijo éste con dificultad mientras se aferraba con más
fuerza a su tobillo, Jenn chilló de dolor ligeramente y pisó la
mano de su padre con el otro pie.
Su padre gritó de dolor y se incorporó del suelo, Jenn no
tuvo ni una pizca de duda entonces, con todas sus fuerzas
noqueó a su padre con un puño y éste se desvaneció sobre
el suelo.
Tenía al menos unos jodidos minutos, tenía la oportunidad.
Pero no pensó en irse que era lo que debía de haber hecho,
si no que se dirigió hacia otra habitación y tomó una pluma
y un papel. Comenzó a escribir con rapidez y pronto su letra
ocupaba toda la página. Se la guardó en la bolsa trasera del
pantalón. Era una carta para su Felicite, la hizo sólo por si
acaso, sólo por si algo salía mal.
George estaba completamente loco, no podía irse
sabiendo que él estaría suelto una vez que estuviera con
Felicite, quién sabe qué haría si las encontrara. No iba a
arriesgar la vida de la única persona que amaba en el
mundo, si escapaban ambas y su padre las encontraba, no
soportaría verla sufrir a manos de un monstruo como él.
Buscó el teléfono en la habitación y marcó con urgencia a
la policía.
||
George se despertó antes de lo pensado, seguía muy
ebrio y muy enojado. Comenzó a buscar a Jenn por la
habitación y no la encontró. Gritó lleno de furia y Jenn desde
la otra habitación supo que había despertado. Jenn colgó a
la policía quien ya había asegurado que no tardarían menos
de veinte minutos en llegar.
Jenn se echó a correr cuando vio que su padre se
acercaba a su habitación, George la vio y la siguió. Jenn
sentía los pasos de George detrás de ella y corrió con más
rapidez. No la alcanzaría, no lo lograría. No la retendría ahí
para hacerle quién sabe qué cosas.
Sólo tenía que aguantar veinte minutos, veinte minutos
para que la policía llegara.
Cuando llegó a las escaleras trató de bajar de dos en dos,
pero su padre la alcanzó con facilidad y la tomó del cabello.
Jenn gritó.
—¡No irás a ningún lugar, eres una puta! —exclamó su
padre.
Ella entonces vio desatado el infierno que había estado
evitando desatar.
Su padre estrelló su cabeza contra la pared varias veces y
después la empujó, haciendo que cayera por las escaleras
pegándose en diversas partes de su cuerpo con los filos de
los escalones. Jenn sintió que todo abandonaba su cuerpo,
su aire, su coherencia, sus pensamientos... Todo. Llegó al
primer piso y por más que quiso no pudo incorporarse. Su
padre llegó hasta ella y se hincó junto a ella, Jenn tenía la
mirada borrosa.
Su padre se subió a horcajadas encima de ella.
—Ahora te enseñaré quién manda —siseó en voz baja.
Estaba sobre ella, Jenn se sentía asquerosa, se sentía
sucia. Quería morirse. La tomaba del cabello y se lo jalaba
hacia atrás mientras se reía. La manoseaba, la apretaba. No
tenía piedad. Resultó imposible, cuando menos se dio
cuenta, los gruñidos de su padre se hicieron más fuertes y
sintió una punzada de dolor insoportable. Jenn comenzó a
llorar de verdad, no paraba de hacerlo y de suplicar que
parara.
Nunca se detuvo.
||
Felicite corrió hacia el área de urgencias, Harry iba detrás
de ella seguidos de Nick. Los tres habían emprendido el
camino hacia el hospital de manera casi inmediata. Los
agentes policiales les habían indicado en qué hospital se
encontraba y Harry había preguntado por Jennifer en la
recepción.
—Ella sigue en terapia intensiva, la señorita está
gravemente herida y lastimada —avisó la señorita
recepcionista.
Felicite se detuvo una vez que le dijeron que no podía
pasar a verla, que debía esperar. Harry también se detuvo
detrás de ella y la sostuvo por los hombros. Ella parecía
perdida y lucía bastante preocupada, estaba temblando
ligeramente y Harry no pudo sentirse más inútil que en ese
momento.
Desearía poder curar a la chica, desearía poder brindarle
algún tipo de fuerza a Fizzy. Pero ahora la situación sólo
dependía de ellas.
—Tenemos que esperar por noticias, Fizzy —dijo Harry en
voz baja mientras la abrazaba ligeramente— Debemos
sentarnos...
—No puedo, Harry —contestó ella de inmediato mientras
se aferraba a su cuerpo— No puedo sentarme y esperar
sabiendo que ella está en peligro.
La situación se tornó un tanto difícil cuando el tiempo
pasó, no hubo noticias de la chica y Felicite comenzó cada
minuto a suponer lo peor. Se aferró al dije de mariposa que
tenía colgado en el cuello mientras estaba recargada sobre
Harry, quien la cuidaba.
Nick se sentó a un lado de ellos y constantemente iba y
venía a la pequeña cocina con varios vasos de café para los
tres. A pesar de que Felicite se negó Harry insistió en que
tomara y comiera algo. Los minutos se transformaron en
una hora completa.
—Ella me lo prometió —susurró Felicite mientras Harry la
veía con un gesto de melancolía— Ella prometió que nos
veríamos, ella no rompe sus promesas.
Finalmente y después de un largo rato de espera un
médico entró a la sala de espera con su uniforme azul, se
quitó el tapabocas y miró a toda la cantidad de gente que
esperaba por noticias de sus familiares.
Felicite y Harry alzaron la vista esperanzados de que ese
médico les diera información sobre el estado de Jenn.
—¿Familiares de la señorita Jennifer Peneloppe? —
preguntó él en voz alta.
Ambos se levantaron inmediatamente de sus asientos,
con urgencia se dirigieron al médico. Harry tomó la mano de
Fizzy y ella se aferró a él como si su vida dependiera miedo.
Estaba evitando temblar, estaba demasiado asustada por lo
que él les pudiera decir.
—Nosotros —habló Harry con claridad.
El médico los miró con compasión y con seriedad. Felicite
dedujo que esa no era una buena mirada. No estaba
preparada para eso, definitivamente nuca se preparó para
lo que el médico les dijo. Y cuando lo hizo todo se derrumbó
para ella. Sus sueños, sus esperanzas, todo se fue dejando
solamente el recuerdo de Jenn de un ''te lo prometo'' que
nunca se cumplió.
El señor tomó el hombro de Harry y le dio un ligero
apretón como reconfortándolo.
—Hicimos todo lo que pudimos, lo siento mucho.
||
El pequeño pájaro había extendido sus alas para volar
libremente, como debió de haber sido desde el principio,
ella era libre, Jenn era libre. Pero se había olvidado
ligeramente que Felicite la había estado esperando y la
había dejado atrás.
Felicite llegó a la fundación de nuevo acompañada por
Harry y Nick, quienes la veían con preocupación al ver el
estado en el que estaba. Parecía tan perdida, tan herida. Y
Harry seguía sintiéndose inútil, no podía consolarla de una
perdida tan grande como la que había tenido.
Niall los esperaba en la entrada, estaba ligeramente
asustado por lo que podría haber pasado. Cuando la vio
supuso que había sucedido lo peor. Felicite alzó la vista y
Niall vio que tenía los ojos rojizos e hinchados de tanto
llorar. Felicite vio a su amigo y corrió inmediatamente a él,
abrazándolo. Buscando consuelo.
Niall no dudó ni un minuto en corresponderle y abrazarle
con la misma fuerza. Le acarició tímidamente el castaño
cabello. Niall era demasiado sensible ante eso y que Fizzy
sufriera tanto le hizo querer llorar también.
—Lo siento mucho, Fizzy —la consoló él en voz baja—. De
verdad lo siento.
—Jenn me juró que estaríamos siempre juntas, NIall... ¿Por
qué no cumplió su promesa? —preguntó, su voz se
escuchaba ronca y se quebraba a ratos.
Niall no pudo hacer más que consolarla, la estrechó más
contra sí mismo mientras Harry llegaba a su lado y le
acariciaba la espalda a Felicite. Verla tan destrozada y tan
herida les hacía mal a todos.
—Ella debería de estar conmigo, aquí y ahora —dijo ella
débilmente—. Jenn había prometido que tendríamos una
familia y que seríamos libres, juntas...
Dicho esto, tanto Niall como Harry sintieron cómo el peso
de Fizzy se reducía y se desvaneció unos segundos en los
brazos de ambos chicos, mientras Nick corría hacia adentro
por ayuda.
||
La policía le explicó la situación a Harry mientras Felicite
dormía, ajena a todo.
La adolescente Jennifer había sido encontrada en su casa
completamente herida, con la ropa rasgada e inconsciente.
Presentaba graves golpes en la cabeza y en el resto de su
cuerpo, a causa de los golpes tuvo un traumatismo y esa
fue la causa de su muerte.
No tuvieron que hacerle autopsia para ver que la
adolescente había sufrido de un abuso sexual, osea, una
violación.
Jennifer había llamado a la policía con urgencia dando a
entender que necesitaba apoyo puesto que su padre estaba
presentando signos de violencia y que ya la había golpeado
varias veces. Estaban seguros de que su padre había sido el
causante de todos esos golpes y que también la había
violado, pero no había nada seguro.
Su padre, George, había desaparecido y hasta el momento
no lo habían encontrado. Había también una gran cantidad
de bebidas alcohólicas en su casa y todo indicaba a que su
padre las había consumido antes de la agresión hacia su
hija.
Harry lo comprendió al instante. Jennifer había sido
asesinada por su propio padre.
||
Dos días posteriores a la muerte de Jennifer se hizo un
funeral, y Fizzy no quiso asistir. Quiso guardarle luto a su
manera quedándose en casa y recordándola como era.
Después de todo ¿de qué servía ir a verla si sólo vería un
recipiente vacío, carente de vida? Aquel cuerpo en definitiva
era de Jennifer, pero ella ya no se encontraba en él.
De igual manera no quería derramar más lágrimas, sentía
que se había deshidratado de tanto llorar.
Todos la trataban con suma delicadeza y eso le
desesperaba, la hacía sentirse más vulnerable, más
propensa a ser lastimada. En su mesita de noche aún se
encontraba su carta y no se atrevía a leerla todavía. No se
atrevía a abrirla y a descubrir que Jenn la había escrito para
ella antes de morir. No quería pensarlo, no quería que se le
pasara por la mente.
||

Habían pasado más de tres días desde la muerte de su


novia y Fizzy estaba sola con la carta de Jenn entre sus
manos, sentía cómo le quemaba en las palmas y en los
dedos como si quisiera que la leyera, pero la adolescente no
se sentía con la fuerza necesaria para hacerlo.
Seguía en cama y ya era más de las dos de la tarde, no
tenía apetito, no tenía sueño, no tenía ánimos. Simplemente
quería estar sola, inclusive ya había corrido a Harry de la
habitación un millón de veces.
La duda la carcomía por dentro, y entonces decidió abrir
la carta. Y se sintió aún peor cuando lo hizo.
||
Los días pasaron y Felicite seguía sin salir de su
habitación. No comía, no bebía, no hacía nada y a Harry y a
Niall comenzaba a preocuparle su estado de salud.
Ese día particularmente a Harry le dieron la noticia de que
el padre de Jennifer había sido encontrado y posteriormente
arrestado. Iba a ser juzgado y posteriormente encarcelado
por lo que había hecho. Ya tenían demasiadas pruebas para
asegurar que él mismo había matado y abusado
sexualmente a su hija.
Tenía que decírselo a Felicite, así que en ese momento se
encontraba fuera de su habitación. Tocó la puerta
suavemente y ella se incorporó lentamente para poder
atender.
—¿Fizzy? —se escuchó una voz detrás de la puerta—
¿puedo pasar ahora?
No quería ser grosera con la única persona que le había
ayudado y apoyado en los últimos días, pero sinceramente
sentía que si lo veía otra vez, estallaría en llanto. Así que no
contestó. Se quedó callada y se abrazó a sí misma.
—Por favor, me preocupas —le rogó él.
No pudo resistirse y dejó que entrara, ella susurró un ''sí''
en respuesta. Harry cerró la puerta tras sí y se sentó en la
orilla de la cama. Felicite se veía tan mal, tan agotada, tan
triste... Verla lo destrozaba de todas las formas posibles, no
soportaba que alguien que estaba bajo su cuidado estuviera
tan mal.
—¿Quieres algo de comer? —cuestionó él.
—No tengo apetito, gracias —rechazó de inmediato.
—¿De beber tal vez?
—No tengo sed.
—No puedes matarte de hambre, Fizzy —suspiró Harry
mientras se acercaba a ella—Jenn no hubiera querido que
estuvieras así. Yo no quiero que estés así, te haces daño...
Felicite suspiró y se sintió miserable. Todos se habían
estado preocupado por ella y ella no hacía más que
desperdiciar sus buenas intenciones.
—Vine a darte una noticia —habló Harry mientras
apartaba el cabello que Felicite tenía enredado en el rostro
—. Hoy detuvieron al padre de Jennifer, lo arrestarán y le
darán una condena según lo dicte el juez.
—¿Entonces fue él? —el tan sólo imaginarse al padre de
Jenn, George, haciéndole ese tipo de cosas... ¡Joder! ¡Quería
matarlo! ¡Quería quemarlo vivo!
—Sí...
Se quedaron ambos callados, con el descubrimiento de
aquello carcomiendo en su consciencia. ¿Hasta dónde había
llegado aquel hombre? ¡Ése no era un padre! ¡Era un
maniático!
—Ella era mi vida, Harry —susurró ella con la voz rota—.
Ahora que la he perdido y que se me ha ido de las manos a
causa de él... ¿Qué puedo hacer ahora?
—Ve por otro motivo de vida, Fizzy. Sé que duele perder a
alguien que amas, yo ya he pasado por eso antes...
A e le cerró la garganta al recordarlo, el ataúd, el dolor y
el cuerpo de su hermana inerte, sin vida.. Tuvo que cerrar
los ojos fuertemente y alejar el pensamiento de inmediato,
no podía permitirse sentirse triste y asfixiado cada vez que
pensaba en ella. No podía...
—Por eso estoy en esto, Fizzy —explicó Harry después de
un rato de silencio—, para salvar la vida que ha sido
arrebatada anteriormente.
—¿Y qué tengo qué hacer entonces? —susurró.
Harry se quedó callado un rato hasta que se convenció de
su propuesta.
—Lucha, Fizzy. Lucha por ti misma —aconsejó Harry—. No
dejes que esto vuelva a suceder. Troy es tu padre, y lo
sabemos, lo quieres, es de tu sangre... Pero si quieres que
una situación como la de Jenn se repita debes de poner el
ejemplo y ser capaz de hablar en voz alta. Habla todo lo que
él te ha hecho. Que el mundo sepa que ser adulto y padre
no significa tener la razón en todo y estar justificado para
maltratar a los hijos.
||Capítulo 15.

Mullingar, Irlanda.
Liam veía el cuerpo inerte del joven muchacho que se
había encontrado a orillas del río. Respiraba lentamente,
con un respirador artificial administrándole oxígeno.
Al dar el diagnóstico del paciente, el doctor había dicho
que estaba fuera de peligro y que en cualquier momento
despertaría, pero que los golpes eran bastante fuertes y
sería un milagro si recordaba su vida antes de ser
encontrado inconsciente.
Liam escuchaba el pitido constante de las máquinas y se
preguntó a sí mismo por qué no lo había dejado allí en
medio del río. Entonces se puso a admirarlo de verdad y se
dio cuenta de que el chico era quizá demasiado guapo.
Inclusive perfecto.
No sabía su nombre, ni siquiera sabía su vida y aún así
estaba ahí, preocupado por él y su salud. ¿Por qué? Admiró
sus facciones, estaba dormido en la camilla. Era de un tono
de piel algo más morena que la suya, tenía largas y espesas
pestañas, unas cejas bien formadas y rectas. Su piel parecía
tan suave...
En cuanto se acercó más a él sintió una punzada en el
corazón, vaya que era hermoso. Era más que eso, era
malditamente hermoso. Entreabrió la boca preso del
nerviosismo y se sonrojó ante el repentino pensamiento.
Le apetecía besarlo.
Pero, ¿en qué estaba pensando? Lo acababa de conocer,
es más, ni siquiera le conocía, no había escuchado su voz ni
sabía cómo era su carácter y sentía que cada vez le gustaba
más aquel desconocido.
Liam se cuestionó una sola cosa en ese momento: El amor
a primera vista existía todavía, ¿cierto?
||
Liam llevaba más de cuatro horas en la habitación del
hospital junto al morocho cuando éste comenzó a
removerse y a parpadear lentamente.
Zayn sintió un dolor de cabeza bastante fuerte, que le
impidió incorporarse del todo. ¿Dónde estaba? ¿qué había
pasado? Su visión se encontraba ligeramente borrosa y tuvo
que esperar a que se despejara un poco para mirar en
dónde se encontraba. Estaba en una habitación de hospital,
eso lo sabía. Pero, ¿por qué estaba ahí? Observó a su al
rededor para buscar respuestas y lo único que se encontró
fue el olor a pastillas y a limón del cuarto del hospital y a un
chico castaño sentado a su lado, mirándole con los ojos bien
abiertos.
Zayn frunció el ceño confundido ¿quién era él? El chico
castaño sonrió lentamente al verlo despierto.
—Por fin has despertado —dijo, ampliando su sonrisa.
Su voz era bastante dulce y era muy guapo. Tenía una
cabellera lacia y castaña, sus ojos eran muy grandes y
expresivos de un color café. Algo dentro de él se removió
incómodo, le recordaba a alguien. A alguien que tenía la
misma expresión de inocencia y la misma mirada triste que
él.
—¿Te sientes mejor? ¿necesitas que traiga al médico? —le
ofreció amablemente.
—Hmm, no —contestó con evidente desconfianza—. No,
estoy bien, no te preocupes.
—¿Recuerdas el motivo por el cual has llegado aquí? —
Liam se acercó aún más a él para mirarlo más de cerca. Sí,
efectivamente, era hermoso.
—Yo... yo... —se llevó una mano la cabeza, masajeándola
ligeramente. No, no lo recordaba— La verdad es que no
recuerdo mucho. Solamente son imágenes fugaces, como
pequeños fragmentos de una película, todo es tan... confuso
—Zayn volvió a fruncir el ceño—. Lo último que recuerdo es
que me han golpeado fuertemente en la cabeza repetidas
veces.
Liam no lo dudaba, el pobre chico tenía múltiples heridas
en el cuello, el cuerpo y la cara. Debió de haber sido
brutalmente golpeado antes de desmayarse.
—¿Cuál es tu nombre? El mío es Liam Payne.
Zayn tuvo que admitir que él se veía bastante simpático a
decir verdad.
—Zayn... —contestó receloso— Zayn Malik.
Él suavizó su mirada y Zayn se dio cuenta, su mente no
dejaba de insistirle la idea de que ya había visto ese tipo de
ternura antes, en algún lugar. En algún lugar... lo pensó
demasiado. ¿Esa persona era una chica o un chico? Se
imaginó a un chico... Un chico de ojos... ¿cafés, verdes,
azules? Un chico de ojos azules... con una cabellera... rubia.
Y con una mirada muy expresiva como la de ese chico...
¿Cómo sería su nombre? ¿Con qué letra empezaría? ¿A, M,
C?...
Con N.
''Sabía que vendrías por mí...''
No tardó mucho en encontrar las respuestas, puesto que
la imagen de la carita tierna de Niall apareció ante sus ojos.
Los flashbacks lo golpearon con tanta intensidad que tuvo
que aferrarse a la cama. Niall, su Niall...
—¿Niall? ¿¡dónde está Niall!? —exclamó preocupado
repentinamente, olvidando su dolor de pronto y sentándose
rápidamente en la cama.
Su novio estaba en peligro, lo recordaba. Recordaba la
amenaza de la que escapaban, pero no lograba encontrar
de qué estaban huyendo.
—¿De qué hablas? —preguntó Liam, extrañado— ¿Quién
es Niall?
—¡Niall! Un chico rubio y bonito, ¿no lo has visto? ¿no
estaba contigo? —preguntó, su angustia aumentó al ver que
el chico negaba, no sabía de qué hablaba.
Los recuerdos eran bastantes borrosos e inclusive algunos
pedazos no lograba recordarlos, lo último que logró hurgar y
ver con claridad en sus recuerdos fueron las manos de
ambos entrelazadas. El moreno y el rubio tomándose
firmemente.
Y después, nada.
—Necesito encontrarlo —suplicó al joven que se
encontraba a su lado, tomándolo de las manos—, necesito
saber dónde está.
En lo único que podía concentrarse Liam era en las manos
del joven apretando las suyas. Era sumamente extraño y un
cosquilleo leve le invadía el cuerpo allí donde ambas manos
se tocaban.
—Niall, Niall Horan. Necesito tenerlo a mi lado, necesito
encontrarlo. Si le pasa algo a él, yo... Yo no sé qué voy a
hacer. Mi vida sin él no es vida ¿entiendes? —en sus ojos
había dolor, se notaba. Y Liam sintió un nudo en el
estómago al verlo tan preocupado— Necesito saber que
nada le ha pasado.
Mientras que él seguía preocupado, el joven de cabellos
lacios se bajó de su ilusión, ¿aquel chico estaba enamorado
de otra persona? Era evidente que sí. Bajó la mirada algo
triste, iluso, había imaginado en sólo unos minutos hasta
una vida entera junto al tal Zayn y había sido en vano.
—No... no te preocupes —le dijo, bajando la mirada un
poco, intentando que su voz no sonara decepcionada en lo
absoluto—. Te... te ayudaré a encontrarlo. Mientras tú estés
aquí y en lo que te recuperas, haré todo lo posible por
encontrar a ese chico Niall.
—¿Harías eso por mí? ¿de verdad? —los ojos de Zayn lo
miraron fijamente, esperanzado de que él pudiera
encontrarlo. Él sólo ver a su novio de nuevo, necesitaba
verlo.
No sabía por qué pero de pronto sentía celos del tal Niall
Horan, era casi imposible que alguien tuviera a una
perfección de persona a sus pies. Se sentía egoísta, pero la
verdad era que ni siquiera tenía ganas de buscar al chico.
Sin embargo lo haría por Zayn.
—Claro.
Aunque claro, todavía estaba la posibilidad de que Zayn
pudiera quedarse con él, aunque fuera por un tiempo
mientras encontraba a Niall.
||
Doncaster, Reino Unido.
Louis se encontraba en su habitación más perdido que
nunca. En su pecho se encontraba una Eleanor
desparramada y desnuda completamente, habían tenido
sexo por segunda vez en el día y aún así no dejaba de
imaginarse a Felicite y al tal Harry.
Seguía sintiendo la cercanía del chico, seguía sintiendo su
respiración en la frente y la mirada que le había dedicado
cuando le había insultado, sus ojos verdes reflejando la
tristeza... Desde entonces, no se había dejado de sentir
culpable, aunque fuera un poco.
Al llegar a su casa ese mismo día y al cruzar su habitación
y tirarse en la cama repitió las imágenes del día y se dio
cuenta por primera vez, sin la rabia que se había apoderado
de él en ese momento, que todos parecían amar al tal Harry
Styles, inclusive Fizzy.
Y se dio cuenta también de que Harry era mejor persona
con Felicite que él, aún así fuera un desconocido. La había
defendido de él y Louis se sentía más monstruo que nunca.
Una idea extraña y alocada fue abriendo paso en sus
pensamientos, ¿y si los homosexuales no eran lo que Louis
había llegado a pensar sobre ellos?
Pudo ver claramente cómo Harry sangraba al recibir el
puñetazo que le había propinado, pudo ver cómo a Harry se
le llenaban los ojos de lágrimas al ser grosero con él.
Evidentemente era un humano y al parecer uno mejor que
él, sin duda.
Recordaba sus palabras quizá demasiado bien. Meditó
unos momentos sobre aquello, efectivamente Louis no tenía
miedo de Harry, era un imbécil y le tenía asco, y
repugnancia... Sentía muchas cosas en ese momento y
tenía miedo de aceptar ningún otro pensamiento que no
fuera un evidente odio hacia ese muchacho.
Entonces ¿cuál era la razón por la cual estar cerca de él
no le molestaba tanto como imaginaba y le daba tanto
miedo al mismo tiempo?
Quizá él ya sabía la razón, lo que no quería era
entenderla.
||
Harry se encontraba en su despacho, una pequeña oficina
que se ocupaba para hacer los trámites legales de cualquier
cosa que fuera a parar al a corte para abrir la demanda
contra Troy Tomlinson.
En ese momento, se encontraba haciendo papeleo y
checando trámites para que se pudiera hacer una denuncia
legal y obtener una orden de aprensión contra Troy. No
bastaba con tener de testigo a Fizzy, tenía que conseguir
pruebas y eso era lo más desgastante.
Un tímido toque se escuchó en la puerta, pidiendo
permiso para entrar.
—Adelante —dijo con amabilidad mientras removía
papeles en una mesa.
Nick y Jeff entraron juntos a la oficina de Harry y cerraron
la puerta tras de sí.
—¿Estás muy atareado? —le preguntó uno de ellos, no
supo quién porque estaba demasiado concentrado en otras
cosas.
—Un poco —contestó distraído— ¿Por qué? ¿Se les ofrece
algo?
—Vamos a ir a Sweet un rato, ya sabes, hace mucho que
no salimos —dijo Jeff encogiéndose de hombros—. Hace
falta sexo y acción con desconocidos en mi vida, Harry.
Harry soltó una carcajada ante el comentario de su amigo
y Jeff sonrió también.
—Nos gustaría que nos acompañaras. Has estado muy
presionado estos días, necesitas relajarte un rato —comentó
Nick, acercándose más a él y tomándole de la mano para
que se levantara.
—Me encantaría de verdad chicos —admitió Harry—, pero
estoy muy atareado por aquí con todos los trámites legales
y...
—Shhh, cállate —le ordenó Jeff caminando hacia él y
levantándolo de su silla junto a Nick—. Ya habrá tiempo
después para hacer todo esto, es más, te ayudaremos.
También te tienes que atender a ti mismo.
—Pero...
La mano de Jeff voló hasta su boca, tapándola y evitando
que hablara. Hizo un gesto con la otra mano, indicando que
no importaba.
—Vístete y vayámonos. No es un ofrecimiento, es una
orden.
||
Louis decidió levantarse de la cama hasta las seis de la
tarde, Eleanor seguía dormida entre las sábanas y tenía los
brazos enredados al rededor del chico. Con mucho cuidado
de no despertarla, se movió y por fin se libró de ella.
Cuando estuvo fuera de la cama de dirigió al baño y se dio
una rápida y bien merecida ducha. Se cambió y se salió
rápidamente de su casa. Por alguna razón estar allí ya no le
gustaba en lo absoluto, tenía el presentimiento de que algo
terriblemente malo estaba ocurriendo en su familia y él no
quería ser parte de aquello.
No sabía a dónde ir, lo único que quería era estar lejos y
pensar con claridad porque sus pensamientos y creencias
justo en ese momento se estaban volviendo un nudo que
parecía no querer cooperar para volver a la normalidad. Se
estaba confundiendo cada vez más.
Una idea cruzó fugazmente su mente, quizá comprobando
por sí mismo que los homosexuales eran o no malos
ejemplos y/o cosas despreciables, podría dejar el tema y
volver a su vida normal de una jodida vez por todas.
Podría seguir creyendo que los miembros de la comunidad
gay seguían siendo asquerosidades y desperdicios. Pero
mientras no lo comprobara por su cuenta y sin la influencia
de su padre, seguiría dudando.
Ya sabía a dónde ir, aunque le intimidara un poco el
simple hecho de pisar el lugar.
||
Harry, Nick y Jeff entraron a la discoteca, de igual manera
que el día de la marcha homosexual, Jeff se perdió en el
gentío, no sin antes lanzarle un guiño cómplice a Nick
causando que se sonrojara. Harry no se dio cuenta de
aquello, por lo tanto no supo qué tramaban.
—¿Quieres ir a la barra? —le preguntó Nick al chico de
ojos verdes, que parecía ligeramente sorprendido de que lo
invitara.
—Bien —accedió y ambos se dirigieron a la zona de
bebidas.
Una tras otra, ambos chicos fueron perdiéndose a sí
mismos en la bebida y conforme más tiempo pasaba, más
alcohol ingerían y más estruendosas se hacían sus risas al
decir alguna tontería.
Lo peligroso de beber era que sacaba la verdadera
personalidad de una persona, y eso era perjudicial para
ambos. Llegó un momento en el que Harry ya no sabía lo
que era mantener un secreto y mantener sus pensamientos
a raya, Nick estaba algo más consciente que él, lo suficiente
como para sacar provecho de eso y sacar a un tema a
relucir.
—Harry, ¿te gusta alguien? —le preguntó y el aludido olió
el olor a cerveza en su aliento.
Como Harry estaba quizá demasiado borracho, contestó
sinceramente. Después de todo, los borrachos y los niños
jamás mienten. Pensó en él, en el chico de ojos azules. En el
mismo que lo había golpeado, en el mismo que lo había
ofendido. En Louis Tomlinson y no pudo evitar soltar la
lengua.
—N-no me gusssta, me parece lindo —dijo arrastrando las
palabras. Efectivamente, estaba borracho hasta la médula
—. En realidad él es precioso en toda la palabra —hipó
ligeramente— aunque es un estúpido hasta la médula.
Hizo un puchero al mencionar lo último y tomó otro trago
al líquido de su vaso. Nick frunció el entrecejo al escuchar
su respuesta, pero de igual manera él también estaba
borracho, así que lo olvidaría enseguida.
—¿Y cómo es éeeeeel? —quizá ya estaban excesivamente
pasados de copas, muy apenas podían mantenerse de pie, y
eso era porque estaban apoyados sobre la barra.
Harry sonrió al imaginárselo.
—Él —dijo Harry de nuevo hipando—, es herrrrmoso. Tiene
unos ojos azules preciosos y es muy bajito —Harry sonrió y
habló con dificultad—. Cuando frunce las cejas se ve más
tierno que enojado...
Cuando dejó de describirlo, tomó otro trago de cerveza.
Nick observó que cada vez se ponía más atractivo. Tenía los
labios de un color rojo sandía, unos cuántos botones de más
estaban abiertos de su camisa de estampados y su cabello
estaba bastante despeinado. Y joder, estaba guapo. Era
perfecto.
—Harry —susurró mirando fijamente sus labios.
—¿Sssí?
No se resistió más y atacó la boca de Harry con la suya,
besándolo por sorpresa.
||
Sus ojos azules miraban extrañado y receloso la Zona
Rosa del centro de la ciudad de Doncaster. Estaba a unos
cuantos pasos de entrar y se sentía levemente avergonzado
al recibir miradas por parte de las personas que pasaban a
su lado. Algunos lo miraban extrañados y otros con rechazo,
sabían muy bien quién era él. Era el hijo de Troy Tomlinson.
Nunca pasó por su cabeza la idea de que exactamente se
sentían los miembros de la comunidad gay al ser señalados
y ser el centro de burla.
Finalmente y tras mucho pensar decidió entrar.
Allá al final de la Zona Rosa, destacaba un local, el último
edificio del lugar estaba iluminado por luces rosas, era de
dos pisos por lo que se alcanzaba a ver y era el más grande.
Una discoteca gay.
En letras rosas parpadeantes la palabra "Sweet"
destacaba. Observó con cierta fascinación y curiosidad toda
aquella gente que entraba y salía del local, personas
arregladas hasta el extremo, disfrazadas, travestis... De
todo.
Parecía simple gente divirtiéndose a mitad de semana un
día en la noche y de pronto la cosa le dejó de parecer
aterradora y extrañamente, se sintió ligeramente aliviado.
Entró y la emoción invadió su organismo, estaba repleto
de gente. Y lo mejor de todo es que parecía normal. Nada
de la extravagancia que había imaginado encontrarse, no
había orgías, no había ritos satánicos u alguna cosa extraña,
simplemente se estaban divirtiendo.
Sonrió poco a poco y una herida menos se sanó en su
corazón. La primera suposición que había sido clavada por
su padre fue desmentida; los homosexuales no son cerdos
asquerosos sedientos de sexo y perversos.
Ellos no eran para nada las cosas que se imaginó que
serían. Inclusive parecían simpáticos. Pasó a un lado de una
pareja de dos chicas que se abrazaban con amor, una de
ellas, una chica castaña y de ojos azules parecidos a los de
él lo vieron y le dedicó una sonrisita de saludo. Él se la
devolvió un poco extrañado.
Había quizá una centena o más de gente bailando en una
pista que tenía luces de colores abajo. El local no tenía
mucha iluminación, por lo tanto aquella luz le daba un toque
bastante exótico al lugar.
Estaba convenciéndose cada vez más que aquello no era
completamente malo cuando lo vio a él en la barra de
bebidas. Primero se le aceleró el corazón un poco, luego se
llenó de incredulidad.
Se estaba besando... Con un chico.
||
Harry primero sintió bien el contacto de otros labios
contra los suyos después de tanto tiempo de no haber
besado a nadie, pero después se sintió completamente
incómodo. No le gustaba, en lo absoluto. Se separó poco a
poco de Nick y abrió los ojos, encontrándose con los de su
compañero.
—Me gustasss, Harry —le confesó con las palabras siendo
balbuceadas, no podía hablar bien por el efecto del alcohol.
Harry no supo que decir o qué hacer. Pero era evidente
que no correspondía a los sentimientos de su amigo. Estaba
borracho, sí, pero no estaba estúpido y sabía muy bien que
si cruzaba esa raya, no habría vuelta atrás y le rompería el
corazón a su amigo al darle esperanzas.
—Te-tengo que irme —tartamudeó con dificultad.
Su organismo seguía repleto de cerveza, por lo tanto no
se sorprendió en lo absoluto al no ser tan consciente de lo
que hacía. Se levantó con algo de dificultad de la barra y se
dirigió algo tambaleante hacia la pista de baile para intentar
perderse entre la multitud antes de que Nick lo encontrara e
hiciera alguna cosa rara gracias al efecto de la bebida.
Buscó a Jeff entre la multitud para intentar volver a casa con
su compañía.
Sin embargo lo único que pudo ver con claridad y que le
hizo hervir hasta las venas fue dirigir su mirada a la pista de
baile y ver a un chico bailándole a nada más y nada menos
que a Louis Tomlinson.
||
Louis sintió cómo alguien lo tomó de la cintura en el
mismo momento en el que decidió salir de la discoteca. Le
había hecho mal ver a Harry besando a alguien más en la
barra. Se sentía patético, y pensar que por él había
intentado comprender a los suyos y a sus fenómenos.
Sin embargo, cuando sintió que un chico desconocido lo
tocaba por la cintura, un escalofrío lo recorrió, lo peor es
que no se retiró o intentó empujarlo, se quedó ahí estático
como si le hubieran puesto una pistola en la cabeza.
Comenzó a temblar ligeramente, con temor.
—¿Vienes solo, guapo? —le preguntó este chico, parecía
que estaba ronroneando.
—Suélteme, por favor —le pidió, estaba paralizado de
miedo.
En verdad, no estaba jugando ni fingiendo. Louis tenía
mucho miedo, tenía los ojos bien abiertos y quería
encogerse. Se sentía tan desprotegido, tan... Louis quiso
moverse un poco pero éste chico lo tenía sujetado algo
fuerte. ¡Mierda! ¡Sabía que no había sido una buena idea ir!
Era un chico alto y rubio, de ojos grises. Parecía bastante
joven y Louis se removió nervioso y asustado. Quería huir
inmediatamente de ahí.
—¿Quieres bailar un poco, lindura? —se acercó más a él y
lo tomó por los hombros, pegándolo a su cuerpo. Louis no
pudo hacer nada más que abrir los ojos como platos.
Sin embargo antes de que Louis pudiera entrar en pánico
verdaderamente, un chico se puso frente a él y Louis tuvo
que alzar la vista para verlo. Él miraba al chico que lo
sostenía de la cintura con el ceño fruncido y parecía algo
molesto. Louis tragó saliva casi audiblemente y si antes se
sentía nervioso ahora sentía que se iba a desmayar. Estaba
incrédulo al verlo ahí, la persona que tenía enfrente estaba
sonrojada por el subidón de adrenalina y por el alcohol.
Era Harry.
—Quítale las manos de encima —ordenó Harry de
inmediato, con su voz grave y con la mirada fija en el chico
que lo sostenía.
—¿Por qué debería de hacerlo? —preguntó el chico rubio,
provocándole— ¿Acaso él es de tu propiedad?
Quizá fue el efecto de la bebida, quizá fue que realmente
no lograba conectar su cerebro con su boca y lograr algún
enlace coherente para hablar con ese chico y lograr que
soltara a Louis. Louis se veía asustado, lo presentía. Lo veía
por la expresión en su rostro, y porque él jamás se había
comportado así en el poco tiempo que llevaba de conocerlo.
—Él no es ningún objeto —dijo Harry lentamente y medio
sonrió hacia el chico rubio, Louis se encogió ligeramente
cuando vio que Harry se acercó un paso hacia él—. Pero
efectivamente, es mío.
Louis se sentía evidentemente extraño y no pudo abrir la
boca hasta el punto de que ésta amenazara el desencajarse
de rostro al escuchar las palabras de Harry. El joven no
cedió por un rato y entre más se negaba, más fuerte
tomaba el cuerpo de Louis, quien se encontraba
evidentemente paralizado ante aquel contacto. Tenía
muchísimo miedo.
Ese chico no soltó a Louis hasta que Harry le lanzó un
puñetazo a la cara haciendo que se tambaleara y cayera
hacia atrás, logrando así liberar el agarre de su
cintura. Mientras tanto, Harry tomó del brazo a Louis y
ambos salieron casi corriendo del establecimiento, cuando
estuvieron algo lejos y se adentraron en un callejón, Louis
hizo fuerza para que Harry lo soltara.
Harry y él se miraron por unos minutos, ambos viéndose
con el ceño fruncido. Harry se veía muy... bien. Tenía el
cabello rizado revuelto sobre el rostro y los labios de color
sandía, debido a que se los había mordido repetidas veces
antes. Louis estaba muy confundido, y jodidamente
nervioso. Nervioso, asustado, confuso... ¡Y tener a Harry
cerca de él no ayudaba en lo absoluto!
Harry olía a alcohol, por lo que Louis dedujo que había
estado tomando.
—Suéltame, maldita sea. No quiero que uno como tú me
toque —al parecer su actitud se negaba a cambiar, aunque
sus pensamientos sí.
Louis estaba dispuesto a cambiar su forma de pensar si
encontraba a alguien digno de que la cambiara, pero eso no
significaba ceder ante Harry. No lo conocía, no sabía quién
era...
—¿Entonces qué hacía él tocándote si tanto odias que lo
hagan? —preguntó Harry, lo miraba con tal intensidad que
Louis quería retirar la mirada.
El alcohol en las venas de Harry estaba eliminando el
sentimiento de enojo y lo estaba volviendo a hacer que
pareciese un niño de nueve años. Un niño que nunca
miente, un niño que dice la verdad. Un niño que habla sobre
sus sentimientos por más erróneos e inmaduros que sean.
Harry volteó a ver a Louis, ¿quién sabe cuándo más lo vería?
Tenía que aprovechar la oportunidad de que estaba ahí.
—Qué te interesa a ti que me toquen o no.
—Me interesa —dijo Harry y acorraló a Louis contra la
pared con un brazo—, porque tú me interesas, Louis.
Los ojos azulados se abrieron de par en par
evidentemente sorprendido por aquello. Había esperado de
todo menos eso, un sermón, una risa burlona, una broma
pesada, un comentario que hacía que se quedara callado
como era característico de Harry. ¡Pero no eso! Louis se
pegó completamente a la pared.
Harry se acercó más a él y lo miró directamente a los ojos.
—¿Sabes? —cuestionó Harry en voz baja mientras
entrecerraba los ojos y sonreía como un niño pequeño— Me
gustarías mucho si no supiera tu nombre y quién eres, Louis
Tomlinson.
Louis sintió entonces el aliento cálido de Harry contra su
frente de nuevo y todas sus supersticiones se disolvieron
poco a poco. Estaba flaqueando, maldita sea. ¡Estaba
dudando de todo por culpa de ese chico! ¡Necesitaba salir
de ahí!
Quiso irse pero Harry le impidió el paso, quedando aún
más cerca de su rostro que la última vez. Louis maldijo a
todos los dioses por darle tal mala suerte y una mala
voluntad.
—Y si no fuera porque eres heterosexual, te hubiera
besado hace un buen rato porque... —Harry rió por lo bajo y
negó con la cabeza, algo divertido. Tenía los ojos brillantes.
Sí, evidentemente estaba borracho— Joder, eres tan
adorable Louis. Eres adorable, tierno y aunque no lo seas
conmigo, sé que eres una excelente persona.
Siete centímetros más y sus narices se rosarían. Así de
cerca estaban. Ambos respiraban rápidamente, tratando de
calmar sus nervios. ¿Qué estaban haciendo?
No, Louis no quería. ¡Maldita sea, era un chico! ¡Un chico
con el que estaba a punto de besarse! ¡Un chico, y lo peor,
Harry Styles! Louis estaba a punto de gritarle al mundo que
parara, pero no lo hizo. Louis alzó la vista un poco más y vio
los ojos verdes de Harry fijamente, podía ver su rostro
reflejado en sus orbes.
Adiós auto control, fue un gusto conocerte.
—Y yo... yo... Si no fuera porque te odio.... No dudaría en
pedirte que me besaras —murmuró Louis, cerrando los ojos
y dejándose llevar.
¡A la mierda!
Harry sonrió ligeramente mostrándole los hoyuelos. Le
echó toda la culpa al alcohol y decidió dejarse llevar
también. Era una apuesta y lo estaba apostando todo para
llevarse el premio mayor o nada. Decidió arriesgarse y
hacer lo más atrevido que había hecho en su vida.
—¿Y por qué no dejamos de lamentarnos e imaginarnos y
nos besamos justo ahora, aunque tú tengas novia y yo sea
un homosexual al que tanto aborreces? —le preguntó,
acercándose más a su rostro.
Esperó una respuesta negativa, de verdad esperó que
Louis lo pateara, lo maldiciera o lo golpeara. Ya estaba listo
para lo peor... Pero se sorprendió al ver que Louis no dijo
nada, ni un sí o un no. Sólo se quedó ahí, observándolo.
Tenía las manos contra la pared y estaba completamente
pegado a ella, pero no parecía querer emitir una respuesta
negativa.
Con cuidado y esperando a que Louis no le diera un
manotazo acarició su rostro apenas con las yemas de sus
dedos, sus pómulos marcados, sus mejillas... Inclusive rozó
sus labios y eso hizo que el sentido común en Louis
desapareciera. A la mierda su miedo a la sexualidad, eso
era el ahora y tenía que vivirlo. Ya después entraría el
remordimiento, pero en ese momento...
Louis cerró los ojos lentamente y Harry lo interpretó como
un ''sí''.
Harry puso sus manos en los hombros del chico, el
castaño se quedó inmóvil con ambas manos a sus costados,
pero no se apartó. Harry también cerró los ojos y se acercó
al rostro de Louis.
Entonces Harry retrocedió de manera rápida
sobresaltando a Louis ligeramente y vomitó en el suelo,
deshaciéndose de los litros de cerveza que había ingerido.
Aquello devolvió a la realidad a Louis y se dio cuenta de lo
que había estado a punto de hacer ¡iba a besar a un
homosexual! ¡y Louis ni siquiera era gay! ¿Qué demonios le
pasaba? Podrían ser todo lo "normales" que quisieran, pero
estaba mal, muy mal. ¡¡Había estado a punto de besar a
Harry Styles!!
Aprovechó el momento en el que Harry seguía vomitando
en el suelo para irse corriendo y tomar el primer taxi que
encontró en la avenida.
||
Aquella noche Louis se dio cuenta de dos cosas muy
importantes que marcarían una nueva forma de pensar en
él. Ambas positivas y negativas al mismo tiempo. Positivas
porque poco a poco iba aceptando todo lo que ocurría a su
alrededor y consigo mismo. Negativas porque eso iba en
contra de sus principios, de su manera de pensar y de su
religión.
Uno: los homosexuales efectivamente tenían vidas y eran
personas con sentimientos, había quedado más que claro y
estaba dispuesto a aceptarlo poco a poco.
Dos: Harry tenía unos ojos verdes muy claros y bonitos.
||Capítulo 16.

Doncaster, Reino Unido.


Harry se despertó poco a poco con un dolor de cabeza
tremendo y con unas ganas terribles de vomitar, la noche
anterior se había excedido demasiado con la bebida y
sinceramente no sabía lo que le había ocurrido, él nunca
tomaba y lo hacía en raras ocasiones, pero no hasta el
punto de emborracharse como todo un alcohólico.
Cuando se levantó un poco de la cama se dio cuenta de
varias cosas. Uno; si lo hacía demasiado rápido corría el
riesgo de que las arcadas le ganaran y se vomitara encima.
Dos; parecía un completo vagabundo con la ropa que tenía
puesta, estaba sucio y su cabello olía a vómito. Tres; Nick se
encontraba a su lado, mirándolo fijamente.
—Por fin has despertado —le dijo él de manera sonriente,
Harry lo miró confundido—. Parece que la noche anterior te
afectó un poco, ¿no es así?
Él se sintió algo incómodo puesto que no recordaba
absolutamente nada de la noche anterior, ¿qué había
pasado? Vagamente habían imágenes de él vomitando en
un callejón, eso lo tenía presente, pero ¿qué había pasado
antes?
—¿Estás cansado? ¿necesitas algo? —dijo Nick, tomándolo
de la mano izquierda.
Quería que se quedara callado unos minutos más, le dolía
la cabeza y parecía que el chico le estaba gritando en los
oídos. Uy, no volvería a tomar en su vida, jamás. Se sobó un
poco la cabeza tratando de despertarse de manera absoluta
y de pronto se dio cuenta de que la mano de su compañero
tomaba firmemente la suya, la retiró inmediatamente,
abochornado. Harry se sonrojó ligeramente, era fácil hacerlo
sentirse avergonzado.
Nick lo observaba detalladamente, quizá Harry no
recordara la noche anterior pero Nick claro que lo hacía, por
eso estaba tan entusiasmado al verlo despierto. La razón de
eso era que le había hecho una pregunta que quizá Harry no
recordara. Al ver que su compañero no decía nada respecto
a eso, decidió dar el primer paso él mismo.
—Harry, no es por presionarte —comienza a hablar él de
manera algo tímida—, pero ayer te hice una pregunta. Una
importante, y me gustaría saber la respuesta.
Harry frunció el ceño. ¿Pregunta? ¿cuál pregunta? La
mirada de Nick era insistente y tenía el ceño fruncido,
pidiéndole una respuesta a lo que no sabía responder
porque desconocía la pregunta. ¿Qué se suponía que le
había pedido? ¡No recordaba absolutamente nada!
Se sintió tan avergonzado, definitivamente no volvería a
tomar en su vida.
—Quizá podrías volvérmelo a preguntar, para pensar
mejor lo que diré —le sugirió intentando que no se diera
cuenta de que no lo recordara.
Nick se dio cuenta al instante de que Harry no sabía a qué
pregunta le tenía que dar respuesta, suspiró. Todo su trabajo
había sido, literalmente, tirado a la basura. Le había costado
tanto pedirle aquello a Harry antes de que se desmayara
para que saliera con esas cosas. Se tomó la cara entre las
manos, sin saber qué hacer.
—Harry, no recuerdas nada de la noche anterior,
¿cierto? —cuestionó él.
Harry negó con la cabeza y bajó la mirada evidentemente
avergonzado, Nick susurró un ''no puede ser''. Estaba muy
frustrado. Si lo quería de verdad, se arriesgaría y no
necesitaría el alcohol para decirle lo que sentía por él y
decirle aquella propuesta. Nick tomó valor.
—Ayer, cuando te encontrabas en el callejón desechando
las bebidas que te habías tomado —se acercó un poco al oji-
verde, que se removió un poco—, yo te hice una propuesta.
Harry tragó saliva, no estaba seguro pero creía bien por
dónde estaban yendo las cosas. No, por favor que no sea
eso, suplicó silenciosamente al cielo.
—Y esa fue que...
—¡Harry! —gritó Fizzy, entrando a la habitación de golpe.
Nick se separó de Harry rojo hasta las orejas y el rizado
suspiró aliviado, se había salvado. Le debía algo grande a
Fizzy y silenciosamente le agradeció. No es que no quisiera
desperdiciar los sentimientos de Nick pero... ¡era su mejor
amigo, por dios! ¡Lo último que quería era lastimarlo con su
indiferencia hacia su amor!
Felicite vio la situación en la que ambos se encontraban,
parecían bastante apenados y Harry se veía bastante
avergonzado. Había interrumpido o algo muy importante o
algo muy incómodo, se sintió ligeramente como un mal
tercio.
—¿Interrumpo algo? —preguntó ella, alzando una ceja
interrogativamente.
—No, no —Harry negó con la cabeza, levantándose de
golpe. El mareo se apoderó de él y se tambaleó un poco
antes de establecer sus pies firmemente en el suelo—. Para
nada, ¿qué pasa Fizzy?
—Han llegado algunos papeles de la comisaría, los he
dejado en el despacho de Jeff, quiere que vengas para
revisarlos entre los tres, es sobre la denuncia que se va a
efectuar.
—Ya voy, sólo dame un segundo, tengo que cambiarme.
No puedo salir así de sucio —se señaló así mismo con una
sonrisa de disculpa.
Felicite asintió y se retiró. Por un segundo pensó que se
veía un poco más animada. Su cabello estaba recogido en
una coleta, parecía más pequeña. Inclusive pudo ver que
sus mejillas tenían un poco de más color y el brillo en sus
ojos poco a poco volvía. Sin duda la muerte de su novia le
había afectado más que nada. Pero por lo menos se había
aferrado a algo que hacer en la vida, al igual que Harry
cuando su hermana se suicidó.
Sacudió la cabeza, ese no era el momento de pensar,
tenía que hacer otras cosas mucho más importantes.
—Tengo que irme, Nick, ¿hablamos de esto luego? —le
pidió con una sonrisa de disculpa sincera, Nick asintió y
Harry salió rápidamente de aquella habitación.
Y en un momento, Harry se encontraba corriendo lejos de
Nick en dirección a su propia habitación. No estaba listo
para escuchar a Nick confesarle algo incómodo y mucho
menos para romperle el corazón.
||
Jeff, Fizzy, Harry e inclusive Niall (quien había insistido
completamente en acompañar a Felicite y no dejarla sola)
se encontraban sentados en la mesa, inspeccionando el
papeleo que había mandado la correccional. Fizzy reprimía
las ganas de gritar de impotencia mientras el pequeño
adolescente rubio le acariciaba la espalda, tratando de
controlarla.
—¡Esto es una estupidez! —exclamó Felicite,
evidentemente enojada—, no puedo creer que necesiten
tres testigos más acerca de esto, ¿no vieron mis heridas?
¿no tú diste el testimonio, Harry? ¿no les basta saber que
estoy hecha una mierda?
—Fizzy... —susurró Niall y la miró con preocupación.
—Lo siento —pidió disculpas ella, calmándose un poco—,
pero esto es tan frustrante.
—No es tan fácil, Felicite —dijo Jeff en un tono más
calmado—. Para conseguir una orden de aprensión se
necesita mucho papeleo y suficientes pruebas. Creo que
ante la ley lo nuestro es un poco deficiente.
—No, no es eso —interrumpió Harry de inmediato—.
Saben tan bien como yo que Troy es un miembro reconocido
en la política, no pueden apresarlo tan fácil, esa es una de
las ventajas de su trabajo. No dejarán que lo arresten tan
rápido y menos si no tienen al menos una pequeña multitud
que gente que piense lo mismo.
—Esto es ridículo, ¿cómo pueden dejar pasar un caso así?
Estamos en desventaja porque somos parte de la
comunidad gay, ya he visto casos de violencia familiar por
parte de algunas compañeras y la ley intercede
inmediatamente, esta vez es diferente, sólo porque el señor
Troy es importante y la mayor parte de la gente de la
política aborrece a nuestra comunidad.
—Creo que eso es lo más cruel y realista que he
escuchado en mi vida —dijo Jeff, tomando la mano de Fizzy
y tratando de calmarla—, pero sabes que no dejaremos que
esto se nos vaya de las manos, Felicite. Te prometo que
encontraremos la manera de hacer que Troy pague por lo
que hizo, pero tienes que ser consciente de que una vez que
lo hagamos, ya no habrá marcha atrás.
—¿Y tú crees que una vez que todo esté funcionando, yo
me arrepentiré? —dijo ella con una ligera mueca— Puede
que él sea de mi sangre y me haya criado, pero eso no lo
paró al momento de tratarme como si fuera un objeto y de
pegarme como si fuera un simple recipiente. Troy me hizo
sufrir hasta derramar sangre... —su voz se cortó un poco a
causa del dolor que sintió, pero se aclaró la garganta y
prosiguió— No voy a ceder, no voy a descansar hasta que lo
vea aceptando que lo que ha hecho está mal. Esto no es
sólo por mí, si no también por el daño que le ha echo a
nuestra familia.
Harry asintió más para sí mismo que para nada más. Ya
había pensado aquello antes, mucho antes y sabía que Fizzy
estaba en la razón. Él sabía que Felicite era fuerte, lo daba
por hecho, pero también era sólo una adolescente y por
ende debía de estar asustada, sólo que no quería
demostrarlo. La observó con algo de compasión, sabía
exactamente el cómo se sentía con esa situación. Después
de todo Harry había dicho algo parecido en la corte el día
del juicio de su padre a causa de la muerte de Gemma.
Niall veía todo con una tremenda impotencia, Fizzy estaba
realmente disgustada por esa situación y él se sentía
completamente inútil y no le gustaba ese sentimiento.
—Si necesitan testigos, yo también puedo participar,
aunque no sepa muy bien de esto podría ser de ayuda —dijo
Niall, con la mirada baja y con las mejillas teñidas en un
color carmín.
Fizzy rió y se acercó a él para abrazarlo fuertemente, éste
correspondió al instante. Niall entendía lo que Fizzy sufría al
perder a Jenn, porque él lo había experimentado en carne
propia al perder a Zayn. Por eso la quería tanto, porque le
alegraba encontrar a alguien similar a él.
—Necesito que ustedes tres arreglen este papeleo y
hagan sus testimonios para antes del fin de semana —
ordenó Harry con lentitud mientras se levantaba—, yo iré al
juzgado a solicitar al juez un juicio para el Domingo en la
mañana y para tratar de conseguir testigos ya sean vecinos
o amigos de Troy.
Se dirigió a la puerta y se despidió con un ''nos vemos en
la cena''. Cuando se encaminó a la puerta tomó una maleta
y metió su laptop dentro de ella, tendría que revisar algunos
artículos con el señor juez para ver qué se podría hacer al
respecto y si se podría obtener una orden de aprensión
contra Troy o simplemente se solicitaría su presencia en el
juzgado.
Comenzó a caminar en línea recta, cuidándose al
atravesar las avenidas, cuando dobló la esquina y se
encaminó a pedir un taxi no se dio cuenta que una Jeep se
aproximaba a él a toda velocidad. No se dio cuenta del color
verde del semáforo.
Luego logró oír fuertemente el pitido del coche.
||
Eleanor se encontraba encima de Louis, besándole el
cuello con delicadeza, le retiraba el cabello de forma
delicada y le susurraba la palabra ''te quiero''
repetidamente mientras lo besaba. A cada lado del cuerpo
de su novio se encontraba una pierna mientras buscaba
ansiosamente con sus manos tocar el cuerpo del castaño.
Subió su boca hasta sus labios y lo besó en un suave y
tierno beso. Louis tenía los ojos cerrados y sus manos se
aferraban a su cintura.
—Te quiero —repitió Eleanor.
Louis no contestó. ¿Louis la quería? ¿Realmente Louis
correspondía a sus sentimientos en ese momento? Antes no
habría dudado en contestarle un ''te quiero'', ¿qué había
cambiado ahora? ¿qué había de diferente?
Efectivamente, se sentía diferente, se sentía algo
atontado. Todo había cambiado para él de manera tan
rápida que no lograba comprender con exactitud la
situación en la que se encontraba. Harry, Harry Styles era
su maldito problema. ¿Qué le había hecho?
Eleanor le acarició la espalda con las yemas de sus dedos,
Louis abrió los ojos. Recordó la cercanía de Harry que
habían tenido ambos la noche anterior. ¡Había estado a
punto de... de besarlo! No podía sacar de sus pensamientos
ese sentimiento que lo había embriagado al tenerlo tan
cerca.
El fantasma de los labios de Harry seguía presente,
cuando habían estado a punto de besarle a Louis se le había
olvidado su heterosexualidad por completo. ¿Qué demonios
le había pasado por la cabeza? ¡era un homosexual! ¡había
estado a punto de besarse con uno de ellos! Aunque claro,
en sus pensamientos ya no eran tan malos como pensaba,
simplemente no eran correctos.
Pero, sin embargo, ¿qué había pasado con Harry? Él era
guapo, sí... Y no era que lo estuviera admirando mientras
estaban hablando en el callejón. Sus ojos eran de un
hermoso color y tenía hoyuelos, lo cual lo hacía muy
agradable a su vista. Y sus labios, sus malditos labios
rosados, había estado tan cerca de tocarlos, de besarlos, de
poseerlos... Pero no podía, Harry era un... un...
—Louis —ronroneó Eleanor, sacándolo de sus
pensamientos mientras ella se deshacía de su blusa y le
quitaba a él la suya.
Bajó la vista sonrojado hasta su pantalón y vio que allí se
encontraba una reciente erección, abrió los ojos como
platos y respiró agitadamente. Definitivamente eso no era a
causa de ver a su novia con el torso desnudo, si no por estar
pensando en él. En Harry...
Se asustó entonces de verdad, no, él no podía...
—No. Esto no puede ser posible, prefiero morirme —
susurró, asustado y enfadado consigo mismo.
Eleanor se separó ligeramente de Louis y lo miró, confusa.
Ladeó la cabeza ligeramente y lo miró a los ojos, su novio
parecía distraído.
—¿Qué dijiste, cariño? —le preguntó ella confundida.
—Nada... Lo siento amor, tengo que salir a refrescarme —
dijo Louis rápidamente, quitando a Eleanor de sus piernas
con delicadeza.
Salió apurado de la habitación en dirección al baño, como
sus padres estaban en la habitación de abajo pudo entrar
con libertad y cerró con seguro tras de sí. Se sentó en el
suelo y la desesperación se apoderó de él.
Se tomó la cara entre las manos, ¿en qué se estaba
convirtiendo?
||
Ed trató de frenar al ver a aquel alto peatón que cruzaba
despreocupadamente la calle, sonó el claxon de la Jeep
justo cuando el chico pasó enfrente suyo, se detuvo
inmediatamente y las llantas chirriaron.
Harry hizo algo increíble, se alejó de un salto de la Jeep
pero ésto no impidió que posteriormente se cayera hacia
adelante y se golpeara contra la parte delantera de la
camioneta. Su mejilla rozó la placa y abrió una herida en su
mejilla, no muy grande, pero si lo suficiente como para que
le doliera.
El pelirrojo se bajó inmediatamente de la Jeep y corrió
hacia el herido mientras las personas a su al rededor se
detenían a observar el accidente.
—¿Oye, oye, estás bien? —preguntó Ed con urgencia,
mientras tomaba del brazo al joven que se encontraba en el
suelo y lo ayudaba a incorporarse—, demonios tengo que
afinar los frenos. ¿¡Estás bien!? —cuestionó de nuevo.
—Estoy bien, no te preocupes —comentó éste chico con
su voz grave mientras sonreía ligeramente y se llevaba una
mano en la mejilla—, sólo un pequeño rasguño, nada grave.
Él alzó la vista y Ed lo reconoció al instante. No era
cualquier chico que había cruzado la avenida sin fijarse en
el semáforo, era Harry. Harry Styles. Ed abrió ligeramente la
boca en señal de sorpresa. ¡Casi había matado a Harry!
—¿Harry? —preguntó evidentemente sorprendido,
inspeccionó su cuerpo, no había heridas graves,
simplemente una cortada en la mejilla. Suspiró de alivio.
Todo lo demás estaba bien, o al menos, aparentemente—.
Estás bien... ¡Oh por dios! ¡Estás bien!
Lo ayudó a estabilizarse por completo de pie mientras la
gente se iba al ver que el accidente no había sido
aparatoso. Harry se quedó extrañado de que él supiera su
nombre y lo miró con el ceño ligeramente fruncido,
recordaba haberlo visto en alguna parte... pero no lograba
identificar en dónde.
—Por Dios Harry... ¡Me diste un susto de muerte! —chilló
el pelirrojo asustado. Le costaba respirar.
—Yo me alegro de no haber ensuciado tu coche con mi
sangre —comentó Harry con una pizca de humor.
Toda la mejilla le dolía, Harry sentía mucha picazón y le
ardía un poco, por suerte, había saltado lejos del coche.
Porque de no haber sido así en ese momento su cabeza
estaría entre las llantas del coche del pelirrojo.
Ed se dio cuenta de que no se había presentado así que
se adelantó a hacerlo.
—Supongo que no nos conocemos —dijo Ed algo apenado
y extendió su mano hacia él—, mi nombre es Ed Sheeran y
enserio lamento casi haberte arrollado con mi coche.
Harry sonrió anchamente ante su presentación, realmente
resultaba hasta graciosa la situación en la que se habían
conocido. Tomó la mano de Ed en un amigable apretón.
—Que peculiar manera de presentarnos —se rió algo
dolorido, pero divertido—, yo soy...
—Harry Styles —lo interrumpió casi de inmediato—. Sí, te
conozco, ya nos habíamos visto antes.
Harry se quedó pensativo, ¿se habían visto antes?
¿dónde? Trató de recordar algún momento en el que su
rostro se le hiciera conocido, ¿en la marcha? ¿en el juicio?
¿en la panadería? ¿en el centro comercial? Harry no paró de
pensar hasta que lo recordó.
—¡Tú eres el amigo de Louis! —exclamó Harry y Ed asintió
dándole a entender que su respuesta era afirmativa— ¿Qué
hacías por acá? ¿hacia dónde ibas?
—Vengo a ver a Fizzy, quiero saber cómo está. Hace días
que no sé de ella y sinceramente me preocupa mucho su
salud —admitió Ed—. Louis nunca quiere decirme nada y
tampoco lo he visto, así que es difícil saber qué está
pasando con la pequeña...
—No creo que sea buena idea que la veas ahora mismo —
Harry fijó su vista en el suelo e hizo una pequeña mueca,
realmente le dolía la situación por la que Fizzy pasaba, todo
era tan difícil para ella y sólo era una adolescente—. Está
pasando por cosas muy difíciles y no sé si le afectará verte
en estos momentos porque le recuerdas mucho a tu
hermano. ¿Tienes tiempo? Será mejor que platiquemos
sobre esto si quieres estar informado acerca de Fizzy.
||
Ed invitó a subir a Harry a su coche y ambos se dirigieron
a un pequeño hospital cercano para que le atendieran la
herida, obtuvo unas dos o tres puntadas y posteriormente le
taparon la mejilla con una gran gasa blanca. Dijeron que no
era nada grave y que cerraría en algunos días, pero que
tendría que cuidarse mucho para que no se infectara.
Una vez que salieron (no se llevaron más de veinte
minutos), Ed lo invitó a una cafetería cercana de allí para
que pudieran conversar. Harry accedió debido a que
necesitaban hablar y soportando las miradas curiosas de los
clientes debido al gran parche blanco que posaba en su
rostro, entraron.
Después de un pequeño lapso de tiempo los atendieron y
posteriormente comenzaron a ponerse al día con todo.
—Ella la ha pasado muy mal desde que se fue de casa,
¿sabes? —comenzó a hablar Harry, tenía una taza de café
humeante entre las manos mientras miraba a Ed a los ojos
— Han pasado muchas cosas sin contar los traumas que
tiene, desde que Jennifer murió los problemas psicológicos
de Fizzy no han ido más que aumentado.
Ed parpadeó rápidamente al escuchar la noticia.
¿Jennifer? ¿La mejor amiga de Felicite?...
—Espera, ¿Jenn... murió? —preguntó, exaltado por la
noticia.
—Creí que ya lo sabías —Harry se mostró evidentemente
extrañado—, esa es la razón por la cual Fizzy está tan herida
y tan dañada, sin mencionar los problemas familiares con
los que ha tenido que lidiar hasta que se fue de casa...
Quiere levantar una denuncia en contra de su padre por
maltrato familiar.
—¿Y Louis lo sabe? —cuestionó.
—No lo sé, pero de lo que tengo certeza ahora mismo es
de que Fizzy a pasado tantas cosas que si no paran ahora
terminarán por romperla —dijo con temor—. Por eso hemos
decidido intervenir legalmente, pero todo es un total fracaso
hasta ahora, puesto que necesitamos testigos y no tenemos
más. Necesitamos condenar a Troy ante la justicia, lo que ha
echo no tiene nombre y merece ser castigado, todo los
daños que ha provocado en la pobre de Felicite no son
simples y superficiales, es un trauma y un dolor demasiado
profundo.
Ed no podía creer lo que sus oídos escuchaban, pero ya lo
había supuesto. Sabía que Louis no era el único que sufría
un trauma a causa de su padre, le enojaba que no se
hubiera detenido con su amigo, no le bastó arrebatarle la
libertad a Louis, si no que lo intentó con Fizzy.
Quizá él podría ayudar, debía ayudar. Él sabía con
exactitud todo lo que había ocurrido dentro de la familia
Tomlinson... Ed podría ser un testigo y con eso también
salvaría a Louis.
—¿Sabes? —interrumpió a Harry, sabía que lo que diría se
lo debía de callar, pero no quería—, Louis sufrió de abuso
físico por parte de su padre cuando era apenas un bebé. Sé
muy bien la historia de Louis porque he sido su mejor amigo
desde siempre, Louis tuvo indicios de homosexualidad un
poco antes de los diez años y Troy le pegó y lo insultó hasta
que lo hizo cambiar de opinión y lo hizo odiarse a sí mismo.
Su novia Eleanor se la consiguió él hace algunos tres años y
cree ser totalmente heterosexual, pero no es más que la
secuela de todo lo que le hizo su padre. Recuerdo que su
padre gritó una vez ''Los homofobicos son gente sana y
buena que repudia las conductas aberrantes de los
enfermos mentales de los homosexuales''—citó—. Louis
tiene esos pensamientos a culpa de Troy, y creo que Fizzy se
ha salvado de eso por un poco.
Harry lo había sospechado desde el principio, pero que se
lo confirmaran era otra cosa. De pronto sintió lastima por el
muchacho que conoció y su corazón se ablandó. Louis era
homofobico... a causa de su propio creador. No era porque
quisiera, era porque
De pronto lo quiso, de un momento a otro un sentimiento
floreció en el corazón de Harry. Quería proteger a Louis,
quería cuidarlo en todo lo que le fuera posible y su familia
no era de ayuda, tenía que alejarlo de ella para que tuviera
su propia felicidad. Ahora no sólo Felicite estaba en juego,
también Louis.
Ed alzó la vista y vio a los ojos a Harry con determinación.
No sabría si se arrepentiría de eso más tarde, o si cuando
Louis se enterara de lo que haría lo odiaría y dejaría de
hablarle... Y sin embargo...
—Sé que si Louis se entera de esto me matará y me
odiará por el resto de su vida, pero...—hizo una pausa y
aspiró aire profundamente, sonrió poco a poco hacia Harry
quien le devolvió la sonrisa al instante— Te ayudaré. Seré tu
testigo y respaldaré lo que digas en contra de Troy porque
yo he visto lo que ha hecho, y no quiero que perjudique a
más gente. Y menos a Louis, no lo merece. Cuenta conmigo
para esto.
||Capítulo 17.

Doncaster, Reino Unido.


Louis se disculpó con su novia mediante una sonrisa
nerviosa al salir de casa.
—¿Realmente tienes que salir, amor? —preguntó Eleanor
formando un pequeño puchero mientras se sentaba en el
sillón y veía con gran melancolía a su novio ponerse su
chaqueta.
—Acabo de recordar que tengo un pendiente qué hacer,
amor, lo siento—se disculpó y se dirigió hacia ella mientras
le plantaba un beso en la frente con cariño—. Regreso en
una hora, ¿te parece? Espérame aquí, no tardaré.
Eleanor suspiró y asintió de manera lenta. Louis era
alguien muy especial en su vida y le dolía cuando no estaba
cerca de él, era su primer novio y realmente lo amaba.
Llevaban ya varios años de relación y podía decirse que ya
casi estaban casándose, ella tenía muchas ilusiones con él.
Louis era el hombre más perfecto que conocía y si no era
con él con quien se casaba, no sería con nadie.
—Te extrañaré —anunció ella antes de que Louis saliera
de casa y le dedicó una media sonrisa, Louis se la devolvió.
—Y yo a ti —Louis sonrió más anchamente y salió de casa
cerrando la puerta tras de sí.
Louis realmente necesitaba relajarse un rato, no podía
pensar con todos aquellos pensamientos torturándole cada
minuto. Necesitaba pensar la situación que estaba viviendo,
tan confusa, tan extraña, tan... mal y tan bien al mismo
tiempo.
Aquello parecía perforarle y herirle, todo lo que siempre
había creído acerca de lo que era se estaba yendo al caño y
eso no hacía más que aumentar su miedo. De lo único que
estaba consciente era de que si Troy descubría lo que sentía
en esos momentos le pegaría y le gritaría como cuando era
más pequeño. Lo torturaría y seguramente no pararía hasta
que dejara de pensar como un completo maricón, porque
eso era en lo que se estaba convirtiendo.
Y Louis definitivamente no quería eso.
—No por favor, ya no —susurró negando con la cabeza,
abrazándose a sí mismo mientras caminaba.
El frío que hacía no era para nada la causa de sus
temblores, si no los recuerdos traumatizantes que le
invadían. Su infancia había sido algo duro para él, recordarlo
era muy difícil para Louis y recordarlo no hacía más que
aumentar su miedo hacia lo que sentía.
Por algo Troy había hecho aquello con él cuando apenas
un niño, era porque no quería que su hijo se volviera
homosexual porque era malo ¿cierto? Su padre sólo quería
su bien, el de nadie más. Lo hacía porque lo quería, no por
hacerle daño.
Mientras caminaba pensó en un montón de cosas, entre
ellas estaba evidentemente Harry. Si todo era realmente
malo como su padre decía, entonces... ¿Qué pasaba con
Harry? ¿por qué de pronto parecía que ser homosexual era
tan bueno y tan malo a la vez? ¿cómo era que Harry se
sentía cómodo con el fenómeno que era?
Tiritó de nuevo y sus dientes castañetearon, a causa esta
vez, del viento helado que se coló en su chaqueta. Si tan
malo era ser un gay, ¿por qué aquel chico actuaba como si
fuera lo mejor del mundo? ¿por qué sus padres nunca lo
corrigieron como a Louis? Quizá sus padres no le querían y
por eso permitieron que se fuera por un mal camino...
Sacudió la cabeza, todo en su mente estaba mal. Todo era
una maraña de recuerdos, suposiciones y sentimientos.
Necesitaba hablar con Ed, él lo hacía sentirse bien y
siempre lo hacía entrar en razón con sus consejos. Sólo
esperaba encontrarlo pronto.
Primero se dirigió caminando a su casa ya que no estaba
tan lejos y caminar lo tranquilizaba un poco, cuando llegó se
dio cuenta enseguida de que Ed no se encontraba, sin
embargo aunque lo sabía tocó la puerta varias veces antes
de rendirse y darse por vencido.
Bufó derrotado cuando chequeó entre sus bolsas y se dio
cuenta de que no traía su celular encima. Tendría que
limitarse a caminar y a ir a lugares donde suponía, podría
estar.
||
Harry y Ed conversaban algo más serios acerca del tema
que se trataría más tarde en la comisaría, el té que había
pedido el pelirrojo se había enfriado y el café del rizado
había sido ingerido hace demasiado tiempo.
Un plato con galletas de diversas formas y tamaños se
encontraba al centro de la mesa, la cafetería se había
llenado poco a poco hasta el punto de que ya no había
mesas disponibles, ellos dos estaban ajenos a eso.
—He sido amigo de Louis desde hace años —siguió
contando Ed, mientras tomaba pequeños trozos de galletas
y las hacía polvo poco a poco con sus dedos para después
soplar los restos—, sé muy bien cómo es y es bastante débil
y pequeño cuando se trata de un tema tan delicado como la
homosexualidad, lo que pasa con él es que tiene miedo de
saber más y engancharse con ello. Tiene miedo de
comprender lo que es porque se le fue educado con esas
malas enseñanzas, ya sabes, el típico "la biblia condena la
homosexualidad" —Ed suspiró y negó con la cabeza
ligeramente—. Louis aún no lo entiende, pero espero que
comprenda que lo que hizo cuando era pequeño no es malo
y que todo lo que piensa se debe a Troy, no a él mismo.
Harry arqueó ligeramente las cejas, ¿quién lo habría
pensado? Louis teniendo indicios homosexuales desde
pequeño y siendo ''corregido'' severamente por su padre.
Sintió una opresión en el pecho, Louis debió haber sufrido
demasiado al lado de su familia.
—Entonces estás diciendo que Louis es un... homosexual
homofobico —dijo Harry en voz baja mientras dirigía su
mano al pequeño plato de galletas, tomaba una y la dirigía
de manera lenta a su boca.
—Sí —asintió Ed— Tú mejor que nadie sabe que hay gays
y lesbianas homofobos, igual que hay heterosexuales
homofobos, ser homosexual no es ningún antídoto y ojalá lo
fuera —suspiró Ed y se encogió ligeramente en la mesa—.
Muchos gays y lesbianas no soportan los esfuerzos de las
comunidades gay por la visibilidad y normalidad. Los
homosexuales que más se ocultan suelen ser también los
más homofobos.
—Hace años conocí a una chica que era molestada por
otra chica en su escuela... —contó Harry en voz baja
mientras llevaba su mirada hacia el suelo y miraba
fijamente hacia abajo— Ella no pudo más y se suicidó a
causa de tantas agresiones por parte de su escuela, el
resultado fue que el chico adolescente que la molestaba
también era homosexual...
—Louis tiene lo mismo que esa chica, sólo está tratando
de sentirse más hombre y de alejar todos esas atracciones
homosexuales de su cabeza.
—Entonces, si mal no lo entiendo... ¿Louis recurre a las
agresiones hacia las personas de diversidad sexual porque
está en la oscuridad del clóset, como un intento de
reafirmar su masculinidad? —cuestiona Harry.
Para Harry, todo se volvía más obvio de un segundo para
otro. Las agresiones de Louis, su hostilidad, su manera
brusca de hablarle... Todo porque tenía miedo de sí mismo.
Irónico y doloroso, Harry quiso correr hacia Louis y deberle
una gran y sincera disculpa por haberlo juzgado mal, se
sentía tan mal por él...
—Sí, y esto sólo por causa de su padre. Creo que si Troy
no hubiera puesto tanto empeño en rechazar a Louis en sus
primeros indicios de homosexualidad en él, Louis sería otra
persona diferente.
—¿Crees que después de que todo este mal asunto
termine... Louis debería tomar una buena terapia con un
psicólogo? —preguntó Harry mientras tomaba otra galleta y
se la metía en la boca para masticarla.
Ed asintió ligeramente.
—Es lo más probable si queremos que Louis esté bien
después de tanto lo que ha sufrido...
Ambos se quedaron en silencio y se dedicaron a comer las
galletas sobrantes del plato, Harry se removió algo
intranquilo. Ahora que sabía todo lo que implicaba estar en
la piel de Louis Tomlinson, y deseaba con todas sus fuerzas
brindarle la misma protección que le estaba dando a
Felicite.
Cuando terminó de escuchar a Ed, Louis dejó de ser el
hombre homofobico para ser el niño pequeño, confundido,
golpeado y abusado. Un pequeño niño de ojos azules y de
cabello castaño que lloraba mientras su padre le llenaba de
mierdas la cabeza y de moretones el cuerpo.
No merecía más dolor, y Harry iba a impedirlo a toda
costa a pesar de que Louis no quisiera tenerlo cerca.
Ed decidió que ya había sido suficiente plática seria, y que
era tiempo de preguntarle a Harry cosas más juguetonas y
divertidas. Ed no era un chico que pasara algo por alto y se
había dado cuenta de lo confundido e irritable que se ponía
Louis cuando Harry estaba cerca. Y también se había dado
cuenta del especial cuidado que Harry parecía tenerle a su
amigo.
—Oye, Harry... —lo llamó Ed, mientras miraba sus manos
por abajo de la mesa, con una sonrisa pícara.
—¿Sí?
—¿Louis no te parece atractivo? —preguntó de pronto, y
las mejillas de Harry se encendieron pintándose de un color
rojo intenso al escuchar su pregunta.
¿Qué? ¿qué tipo de pregunta era esa? ¡Claro que Louis era
atractivo! ¡Condenadamente y malditamente atractivo! Pero
eso no lo contestaría, obviamente que no. Harry se sonrojó
hasta el cuello y Ed rompió en risas, atrayendo la atención
de varios clientes que se encontraban en las mesas de al
rededor.
—Ed, te van a escuchar —dijo, avergonzado.
—Oh vamos, no vas a negar que es bastante atractivo,
¿verdad? —preguntó alzando una ceja— Si yo fuera una
chica, sin duda él me encantaría.
—Pues... Yo... No sé... —tartamudeó con dificultad, y de
pronto dirigió la vista a las pocas galletas y las tomó en su
mano, llevándoselas rápidamente a la boca para comérselas
— ¡Oh, que ricas galletas!
Ed soltó una carcajada más alta que la anterior. Entonces
vio el gran parche blanco que tenía pegado con cinta en la
mejilla, allí donde estaba su herida y se serenó un poco, le
incomodaba mucho el saber que él mismo había causado
esa herida. Se inclinó un poco en la mesa y le puso la mano
en la mejilla al chico.
—¿Estás bien? —preguntó en un tono un poco más serio.
Harry se sintió bien al saber que Ed se estaba
preocupando por él y se encogió ligeramente de hombros al
escuchar su pregunta.
—La verdad es que no me duele tanto como lo imaginaba
—sonrió, tranquilizándole y mostrándole sus encantadores
hoyuelos.
—De verdad, no quería causarte esto, Harry... —dijo con la
pena irradiando en cada centímetro de su rostro— Lo siento
muchísimo.
—No te preocupes, eso ya no tiene importancia —Harry
hizo un gesto con la mano dándole a entender que no
importaba—. Le pudo haber pasado a cualquiera y me
alegro de que hayas sido tú porque cualquier otra persona
habría aprovechado la oportunidad para tener mi cabeza
entre sus llantas.
Ambos rieron algo divertidos ante aquel comentario,
porque no era del todo mentira. Muchas personas odiaban
extremadamente el hecho de que Harry Styles era un chico
bastante conocido por la comunidad gay y cualquiera le
tomaría rencor muy fácilmente por su sexualidad.
Estaban tan absortos en sí mismos y en su plática que
continuó después de aquel gesto tan íntimo entre amigos
que no se dieron cuenta de la silueta que los observaba
detrás del cristal, fuera de la cafetería.
||
Louis miraba con cierto aire incrédulo y con resentimiento
la escena que sus ojos contemplaban, su mejor amigo
estaba con... él. ¡¡Su mejor amigo!! Frunció el ceño y el frío
se le olvidó por completo porque su sangre comenzó a
hervir del enojo.
La única pregunta que reinaba en su cabeza no era el por
qué Ed estaba viendo a Harry, o por qué ese idiota estaba
con su mejor amigo. Si no ''¿Qué estaban haciendo juntos,
solos?''.
Otro tipo de sentimiento inclusive peor que lo que había
sentido anteriormente lo invadió en cuanto vio a su amigo
levantarse e inclinarse sobre la mesa para tocar la mejilla
de Harry. Tensó ligeramente la mandíbula al ver que Harry
no se retiraba del tacto de Ed. Inclusive le estaba sonriendo.
¡Le estaba sonriendo a Ed!
¿Qué era lo que sentía? No lo quería averiguar, pero sí
sabía que aquello parecía quemarlo por dentro y apretar los
puños. Recordó la noche anterior, ¿acaso Harry hacía lo
mismo con cualquier persona que se le cruzara? ¿acaso
también lo intentaría besar a él?
Decidió entrar decidido a la cafetería para alejar a Ed de
aquel fenómeno, o al menos esas eran sus ''intenciones''.
No quería pensar en cualquier otra cosa que no fuera eso, el
de querer alejar a Ed de Harry porque era un completo
fenómeno. Se trataba de convencer de que sólo era eso, de
que sólo estaba protegiendo a su mejor amigo.
Sin embargo él sabía muy bien que quería alejar a su
amigo de Harry porque le daban celos, y eso era lo peor de
la situación.
||
—¿Crees que debamos contarle algo del asunto a Louis?
—cuestionó Ed mientras jugaba con una servilleta que había
estado debajo del plato lleno de galletas unos minutos
atrás.
—No lo sé, pero Fizzy quiere que él aporte algo al caso,
después de todo necesitamos un testigo más —suspiró
Harry y pensó que quizá ese sería un asunto demasiado
delicado y difícil de llevar. Tratar de convencer a Ed de
atestiguar contra su padre... Suspiró de nuevo—. Quizá si le
decimos las razones y todo lo que ha pasado con su
hermana puede que ceda y-
—¿Qué mierdas está pasando aquí?
Ambos -tanto Ed como Harry- voltearon al mismo tiempo
para ver un par de ojos azulados mirándolos con recelo.
Parecía verdaderamente enfadado y eso a Ed no le dio muy
buena espina, porque lo conocía de toda la vida y sabía todo
el problema que se armaría a causa de eso. No era natural
que Ed tuviera una expresión tan furiosa en su rostro.
Harry lo miró con los ojos bien abiertos, Louis tenía el
cabello despeinado. Quería recordar algo... recordaba
haberlo visto. Vagamente recordaba haberlo visto la noche
anterior en el lugar a donde había asistido con sus amigos.
Quizá sólo era el efecto del alcohol y se lo había imaginado.
Pero no olvidaría a esos ojos tan fácilmente. Sabía que
algo había pasado la noche anterior con Louis. Harry ladeó
la cabeza un poco, algo confundido consigo mismo. Y Louis
vio ese gesto tan tierno que quiso darle un puñetazo en el
rostro para que parara de hacerlo. ¡Si seguía así no podría
mantener una cordura entre su corazón y su mente!
Como ninguno de los dos reaccionaba y sólo lo miraban
como si fuera un completo desconocido (aunque era más en
realidad que estaban demasiado sorprendidos de verlo ahí),
Louis decidió tomar a Ed del codo y jalarlo para que se
levantara, sacándolo a rastras.
—Louis, ¿qué te pasa? —preguntó su amigo, intentando
zafarse. Volteo a ver a Harry con un gesto de evidente ''no
sé qué está pasando aquí''.
—Cállate y camina, traidor —siseó Louis en voz baja
mientras lo seguía arrastrando tras sí.
Al ver que los dos se alejaban, Harry saltó literalmente de
su asiento para ir tras ellos. Harry estaba muy confundido
pero realmente necesitaba hablar con Louis sobre la
situación que estaban viviendo. Así que se puso a correr
detrás de ambos.
—¡Louis! ¡espera Louis! ¡tenemos que hablar de algo muy
importante! —gritó Harry, tratando de atraer la atención del
castaño mientras la gente del local entero los veía salir por
la puerta.
Louis volteó hacia Harry y fue entonces consciente del
gran pedazo blanco que le invadía la mejilla derecha.
Frunció los labios intentando ocultar su sorpresa, ¿qué le
había pasado? Por un momento se preocupó, pero después
no le importó. Estaba demasiado enojado como para
tomarle importancia.
—Tú y yo no tenemos nada de que hablar, no
desperdiciaré mi tiempo en alguien como tú —dijo
sencillamente y se dio la vuelta, listo para irse.
—Louis espera esto es importante... —le pidió Ed
intentando persuadirlo de quedarse a escuchar a Harry.
—Cállate—le ordenó a su amigo y posteriormente siguió
caminando, ignorando por completo a Harry y dejándolo
atrás—. No tienes derecho de hablar.
||
—¿Se puede saber qué estabas haciendo con él, Ed?
¡sabes que lo odio! ¡Es una traición de tu parte!
Louis y Ed se habían detenido a penas y habían perdido
de vista al rizado, Louis observaba a su amigo con un
evidente enfado y con el ceño fruncido mientras Ed jadeaba
por un poco de aire, estaba realmente cansado. También
necesitaba darle una explicación de la situación, así que
aspiró fuertemente y comenzó a hablar intentando que el
cansancio no le afectara.
—Louis, ni siquiera me has dejado explicarte lo que está
pasan-
—Lo único que pasa aquí es que tú te estás haciendo uno
como ellos, ¿de verdad, Ed? —cuestionó Louis con evidente
resentimiento, lo veía como si fuera un completo
desconocido, como si lo hubiera decepcionado—. Confiaba
en ti, te quería y me sales con estas cosas. Harry ya hizo
cambiar a Fizzy, no quiero que te cambie a ti también. Sabía
que esas cosas te podían contagiar fácil de su enfermedad.
El último comentario de su amigo sacó de quicio a Ed,
¿realmente Louis seguía pensando esas mierdas? ¡Creía que
había madurado un poco para darse cuenta de la realidad
de las cosas! Esta vez el pelirrojo bufó, molesto.
—Parece que aún no entiendes lo que realmente pasa a tu
al rededor, Louis —dijo Ed mientras se cruzaba de brazos,
bajó un poco la mirada para verlo directamente al rostro—.
¿Cuándo te darás cuenta de la realidad en la que vives?
—¡Yo sé en la realidad que vivo! —protestó su amigo—
Parece que el único que no está bien ubicado eres tú.
—Te empeñas tanto en hacer a las demás personas a
odiar a los homosexuales, a ser un homofobico que no te
das cuenta de que el único mal aquí eres tú, Louis —dijo Ed
con más calma, esta vez más decepcionado que enfadado
—. Dices que convivir con ellos nos pone en riesgo de
contagio, sin embargo jamás he escuchado de la boca de
Harry decir algo como "vamos a juntarnos con un
heterosexual a ver si lo volvemos gay como nosotros".
Louis abrió la boca sorprendido, tratando de decir palabra
alguna, y sin embargo nunca llegó una para responder a lo
que su amigo había dicho. Ed jamás le había llevado la
contraria de esa manera y sin embargo ahí estaba, la gran
protesta.
—Se suponía que debía de decirte algo importante, pero
ya no tengo ganas de seguir hablando contigo, no al menos
hasta que cambies tu forma de pensar respecto a eso —Ed
se alejó de él—. Espero y que cuando veas de qué se trata
todo esto, tengas el valor y los pantalones como para
enfrentarte a ello. Realmente quise protegerte, Louis, pero
no dejas que lo haga. Suerte.
Comenzó a caminar en dirección a su auto y Louis se
quedó inmóvil sin saber qué decir, qué hacer o cómo
reaccionar. Bajó la mirada con muchos sentimientos
encontrados dentro de él, ahora también estaba perdiendo
a su mejor amigo...
—Oh, por cierto —Ed volteó a verlo y le sonrió
ligeramente, agregó antes de irse;— nos vemos en el juicio.
Dicho esto, su amigo de cabellos rojizos se retiró
caminando entre la multitud y perdiéndose. Louis se quedó
solo en medio de la banqueta, recibiendo algunos
empujones de parte de la gente.
Estaba solo, y siempre lo estaría.
Fue ese pensamiento el que lo orilló a querer hacerse
pequeño en una esquina. Quería desaparecer, lo estaba
perdiendo todo; a su hermana, a su mejor amigo... Lo único
que le quedaba eran sus padres...
Nunca nadie lo llegaría a comprender porque ni él mismo
se comprendía.
||
Era viernes por la noche, ya habían pasado varios días
desde que los trámites legales para la denuncia habían sido
revisados y autorizados por la corte, estaba decidido; esa
noche arrestarían a Troy Tomlinson para abrir el caso de
violencia familiar por parte de Felicite.
En ese momento, Fizzy, Nick, Harry y Jeff se encontraban
en el coche de la policía, iban rumbo a casa del señor Troy
Tomlinson porque habían conseguido la orden de aprensión.
Lo mantendrían en las oficinas judiciales hasta que pudieran
declarar al día siguiente. Fizzy estaba ligeramente nerviosa,
pero segura de lo que haría.
Esto era por el bien de ella y de su familia, trataba de
convencerse Felicite a sí misma, era por el bien de su
hermano para que ya ninguno tuviera que sufrir más.
Harry iba a un lado de Fizzy y veía cómo ésta se removía
temblorosa en su ligar, la rodeó con su brazo y ella se
recargó al instante en él. Se sentía ligeramente más
protegida por Harry cuando la abrazaba. Una protección que
le correspondía a Louis, no a él. Y sin embargo Harry estaba
haciendo su trabajo.
—¿Te sientes bien? —susurró Harry a modo de pregunta.
Felicite asintió y borró cualquier duda de su mente,
ninguna persona merecía ser abusada físicamente y
psicológicamente a causa de sus gustos sexuales. Y si así
fuera, tenía todo el derecho de defenderse mediante la ley.
Recordó su última estadía en su casa, el dolor que había
sufrido a lado de su padre y las últimas palabras de
Troy"volverás rogarme que te vuelva a golpes una persona
normal". Se lo merecía, lo merecía después de tantas cosas
que le había hecho.
—Hemos llegado —escuchó que alguien dijo débilmente a
su lado.
Inmediatamente todos comenzaron a bajar del coche y
otras dos patrullas se estacionaron en silencio, con varios
oficiales saliendo de ellas. Todos listos para tomar preso al
señor Troy.
Harry volteó a ver a la chica y se inclinó hacia ella,
mirándola con cariño.
—Esta vez te toca enfrentarlo ti, Fizzy —dijo Harry,
abrazándola un segundo—. Sé valiente, y no dudes que si
pasa algo te protegeremos. No dejaré que nada te pase. Te
lo dije el primer día, conmigo estás a salvo.
Fizzy asintió y se dispuso a subir los escalones uno a uno
hasta llegar a la puerta de su casa mientras que los demás
posicionaban detrás de ella, había un oficial de policía a
cada costado de la adolescente. Con una mano temblorosa
y llena de sudor frío la tocó.
Harry estaba detrás de Felicite, la tomó de la mano
ligeramente y le dio un suave apretón. Minutos después la
puerta se abrió y Troy parpadeó un par de veces al ver a su
hija en la puerta, luego sonrió burlón. Troy no veía a las
personas que estaban con ella, las ignoraba por completo
porque no le importaba, sólo estaba centrado en observar a
Felicite.
—Te dije que no durarías nada allá afuera, nadie querría a
alguien como tú y yo no te quiero aquí — le dijo Troy con
brusquedad, luego sonrió aún más, burlándose de ella—.
Aunque si por lo que vienes es por un correctivo para volver
a la buena vida, te lo daré.
Troy sonrió con maldad y le heló las venas a Fizzy. En ese
momento se imaginó todo lo que Troy había hecho con ella
y realmente, aunque no quisieran, que su padre se
comportara así con ella le dolía. Porque antes su mismo
padre la había adorado muchas veces, la había tratado
como a una hija. Y ahora realmente parecía que la odiaba.
—¿Qué pasa? ¿lamer tantas vaginas te dejó estúpida? No
lo creo, lo eras desde antes.
Basta, dolía. Quería que parara de decir todas esas cosas,
¡era su padre! ¿acaso no tenía sentimientos hacia ella? A
pesar de lo que Troy había hecho con ella Felicite no podía
guardarle el suficiente rencor como para odiarlo.
—No eres más que otro error al ser homosexual.
Harry apretó los puños, no lo soportaba. No soportaba
cómo Troy ofendía a la adolescente así, era consciente de
cuánto le afectaban sus comentarios a Felicite. Quiso
avanzar un paso para posarse entre Troy y la adolescente
pero sintió cómo alguien posaba sus manos en sus
hombros, deteniéndolo.
—Espera Harry, todavía no es tiempo —le susurró Jeff al
oído.
¿Cuánto más tenía que soportar? No podía, no podía
seguir escuchando aquellas cosas tan hirientes. ¡Era su
propio padre, maldita sea! Se le retorcía el estómago de tan
sólo oír todo lo que Troy decía.
Fizzy vio claramente cómo dentro de la casa su hermano
bajó las escaleras y se detuvo en el último peldaño,
mirándole con sorpresa y con los ojos bien abiertos. Louis
había bajado al escuchar a su padre hablar en voz alta con
alguien, y se había encontrado con la sorpresa de que
Felicite estaba en la puerta. Y no sólo estaba ella, iba
acompañada de varias personas, y lo que más lo confundió
fue ver a Harry Styles detrás de ella. ¿Qué hacía él allí?
Joanna también se unió a la escena saliendo de la cocina y
observando a Felicite con una expresión indescifrable. Su
hija estaba ahí.
Cobarde, quiso gritarle Felicite a Louis cuando se dirigió
también a la puerta para poder observarla de cerca.
También quiso reclamarle a su madre por no haberla
defendido jamás. Pero ya no era necesario que ella la
defendiera, puesto que ahora estaba dispuesta a
defenderse sola.
Louis era un cobarde, y ella no estaba dispuesta a serlo.
No más.
Felicite alzó la vista hacia su padre y lo encaró, aspiró aire
fuertemente y cerró los puños reuniendo valor.
—Me encantaría quedarme a charlar sobre los muchos
golpes que me darás y sobre los correctivos que me
aplicarás, pero no me voy a quedar mucho tiempo —dijo,
mirándolo a los ojos—. Esta vez te toca a ti pagar todo lo
que me has hecho.
Justo en ese momento, los policías decidieron actuar y
quitaron con suavidad a Fizzy del camino para dar paso a
Troy, que los miró con evidente confusión.
—Troy Tomlinson, queda detenido por violencia familiar y
agresión física en contra de la señorita Felicite Tomlinson.
Tiene derecho a guardar silencio o todo lo que diga a partir
de ahora será usado en su contra —dijo un policía mientras
tomaba por sorpresa al Troy y lo tomaba del brazo para
comenzar a guiarlo hacia el auto.
Harry, Jeff y Nick se hicieron a un lado para que los
oficiales pudieran pasar, Harry tomó a Felicite de los
hombros intentando reconfortarla mientras ella veía todo
intentando no romper en un ataque de histeria. Todo era
demasiado difícil para ella. Todo era demasiado complicado,
sus emociones eran un lío. No quería que se lo llevaran pero
a la vez quería que lo hicieran.
—¿Pero qué? —exclamó Troy sorprendido y con la furia
despertándose por dentro.
Fue jalado hacia afuera mientras que la madre de Fizzy,
Joanna, salía llorando de la casa con expresión preocupada
cuando vio que se llevaban a su marido.
—¡¿Por qué se lo llevan?! —gritó preocupada— ¡No se lo
lleven, no! ¡él es un buen hombre!
¡Buen hombre! quiso comentar Harry con sarcasmo, pero
se contuvo. Felicite se aferró a la camisa del chico quien la
sostenía con fuerza.
—¡Maldita desgraciada malagradecida! —le gritó a Felicite
mientras que ella veía cómo se llevaban a su padre hacia la
patrulla— ¡Tu madre no debió de haber parido un engendro
como tú!
Las lágrimas de la adolescente comenzaron a fluir, sus
palabras se le clavaban al corazón como dagas. No lo pudo
contener más, no pudo contener más tensión en su cuerpo
y lo dejó salir todo. Troy subió al coche y los oficiales
cerraron la puerta, Nick subió con ellos para acompañarlos
ya que él era el encargado legal de todo ese movimiento,
dejando a Jeff, a Harry y a Felicite ahí.
A la adolescente le dolía ver a su padre en esa situación,
obviamente era una escena demasiado fuerte para ella, y
más el saber que ella era la causa por la que Troy se
encontraba en esos problemas. Quizá todo había estado
mal, quizá ella jamás debió haberlo denunciado... Comenzó
a dudar, sólo quería que todo volviera a ser como antes.
Que volvieran a ser una familia.
Harry vio que ella comenzaba a temblar más
notablemente y la abrazó mientras ella se desahogaba en
sus brazos.
||Capítulo 18.

Doncaster, Reino Unido.


Louis miraba atónito la escena que se estaba desatando
fuera de su casa, su padre estaba siendo metido en una
coche seguido de los oficiales, a su al rededor las personas
de las casas vecinas comenzaban a salir discretamente de
sus casas para observar el escándalo que se armaba afuera.
Harry estaba ahí junto a Felicite, había otro chico detrás
de él que lo sujetaba del hombro. Su madre Joanna estaba
llorando diciendo repetidas veces las frases ''Él no ha hecho
nada malo'' y ''No se lo lleven, por favor'' y sin embargo eso
no los detuvo. Su padre se fue.
Louis vio cómo su hermana se apretaba al cuerpo de
Harry para buscar su protección, una protección que bien
sabía Louis jamás le daría porque era un cobarde.
Harry apretó más a la pequeña adolescente mientras ésta
lloraba las lágrimas amargas, se le veía destrozaba, y lo
estaba. A Harry le destrozaba ver a Felicite así, era lo que
menos quería; herirla. Y estaba muy herida en esos
momentos.
—Pensé que podría soportar esto después de todo lo que
Troy me ha hecho, pero sigue siendo mi familia y me duele
Harry, me duele mucho —susurró, intentando calmarse un
poco y recobrar la compostura de chica fuerte que tenía.
—Te entiendo, lo sé. Sé que esto es duro y difícil para ti,
pero me tienes aquí para apoyarte en esto, Fizzy. No estás
sola —acarició levemente las hondas del cabello castaño de
Fizzy y ella cerró los ojos—. Tienes a tu familia de la
comunidad, te adoramos.
—Yo también los quiero —dijo en voz baja, acurrucándose
más en el cuerpo del chico que la rodeaba su cuerpo en sus
brazos y aspirando fuertemente, convenciéndose de que
todo estaría bien.
Al oír aquello -la conversación que Harry y Felicite habían
sostenido-, el resentimiento se apoderó del cuerpo de Louis
y se le heló la sangre. Eso no era posible, Harry estaba
arruinando su vida. Volvió a ver el coche que se alejaba por
la calle con su padre adentro. ¿Por qué se lo llevaban? Él no
había hecho nada malo.
Volteó a ver de nuevo a su hermana junto a Harry y a su
madre llorosa y temblorosa en la orilla de la banqueta,
también observando el coche que se alejaba cada vez más.
Louis llegó a una conclusión;
Harry estaba destrozando a su familia. Harry lo estaba
destrozando.
Entonces sintió odio, odio puro contra aquel estúpido
joven. No le bastaba con ser gay y vivir entre una sociedad
que quería ser pura, no. Si no que además se había llevado
primero a su pequeña hermana llenándole de ideas
erróneas la cabeza, después a su mejor amigo y no
conforme con eso se había llevado a su familia. ¿Qué más
quería? ¿acaso no veía que Louis sufría?
Porque si esa era la intención lo estaba logrando.
—¡Maricón hijo de puta! —le gritó furioso, aprovechó que
la adrenalina corría por su organismo y corrió hacia él.
Harry escuchó la voz de Louis gritarle, vio que éste se
había salido de la casa y se dirigía hacia él. Retiró a Felicite
rápidamente del abrazo y posteriormente sintió el impacto
un cuerpo con tanta fuerza contra el suyo que terminó en el
suelo que estaba cubierto de pasto húmedo.
Sintió cómo un puño impactó contra su nariz una y otra
vez hasta que la sangre comenzó a brotar. Harry sintió un
fuerte dolor. Louis se puso encima del pecho de Harry para
seguir golpeándolo y para hacerle daño.
El daño físico que éste sufriera, se aseguró Louis, lo
sentiría como el daño emocional que Harry le estaba
provocando.
—¿Qué más quieres de mí? —le preguntó con dificultad
gracias al esfuerzo que estaba haciendo mientras sus puños
volaban hacia su cara— Te lo has llevado todo, mi hermana
—un golpe—, mi mejor amigo —otro golpe—, y ahora has
destrozado a mi única familia. ¿Qué más te tienes que llevar
para verme tan miserable cómo lo deseas? ¡¿Qué?! —las
lágrimas de Louis comenzaron a aflorar en sus ojos.
Harry estaba muy dolorido, los golpes de Louis lo estaban
lastimando físicamente pero eso no era lo que le dolía tanto,
le dolían sus palabras. No se retiró, dejó en cambio que
Louis lo golpeara y se desahogara con él. Se quedó callado,
no iba a contestar a aquello porque se sentía pésimo. Oír
eso de la boca de Louis Tomlinson, sabiendo lo que sufría, lo
que era y por lo que había pasado le rompía el alma.
Harry sólo quería ayudarlo y en cambio se sentía la peor
persona del mundo porque lo estaba dañando más.
—¡Louis! ¡Yo sólo quiero ayudarte! —habló con dificultad
el oji-verde mientras sentía cómo su labio se reventaba a
causa de un mal golpe de Louis y éste dejaba de golpearlo,
como si lo hubieran congelado.
Jeff llegó rápidamente a la escena y tomó a Louis del
brazo para separarlos a ambos, Felicite corrió hacia Harry y
lo ayudó a levantarse del suelo. En el rostro de Harry sólo
abundaba la sangre que fluía de su nariz y de su labio
partido. Louis respiraba agitadamente y Harry lo miraba
como si fuera un cachorrito desprotegido, aunque
evidentemente no lo era. Él podría haberse protegido si lo
hubiese querido.
¡Louis quería que él dejara de mirarlo así! ¡Quería que
dejara de tratarlo como si el que estuviera mal ahí fuera él!
Louis apretó los puños mientras Jeff lo tomaba de los
hombros fuertemente para frenar cualquier movimiento
agresivo que pudiera hacer. Jeff estaba muy confundido
puesto que jamás había visto a nadie agredir de esa manera
a Harry, y estaba aún más confundido al ver que Harry no
había hecho nada para evitarlo.
—¿Ayudarme? —preguntó Louis como si fuera un chiste—
Más ayuda me vas a brindar si desapareces de mi vida junto
con tu secta de anormales. Todo estaba muy bien hasta que
llegaste tú, no debiste de entrometerte, no debiste de haber
aparecido, no debiste de existir.
Vio de re-ojo a Fizzy y el que hubiera ayudado a Harry
antes que a él a incorporarse del suelo lo enfureció aún
más. ¡Él era su hermano! ¡A él debía de brindarle apoyo, no
a ese maldito maricón! Felicite lo veía con el ceño fruncido,
como si hubiera hecho algo realmente malo y
decepcionante. La encaró y le habló.
—¿Sabes qué? No me arrepiento de no haberte defendido,
te mereces todo lo que te ha pasado, todo. Si eres capaz de
hacer que le hagan esto a nuestros padres, no mereces ser
llamado ser humano. Y más si eres parte de algo tan ruin y
tan horrible como lo es él —señaló Louis con la barbilla a
Harry con asco y repugnancia.
Jeff vio con enfado todo lo que estaba pasando entre los
hermanos, quiso hablar con Louis y decirle que era
suficiente de agresiones. Fizzy sintió las palabras de su
hermano como un trozo de hielo perforándole el corazón.
¿De verdad había dicho aquello? ¿Le estaba diciendo que se
había merecido aquellos golpes y moretones de parte de
Troy? ¿Todo el daño que él había causado en ella de verdad
se lo merecía?
—Al menos yo no estoy escondida como tú, Louis,
temiendo sobre todo y a todos —dijo con seriedad, tratando
de que no se notara lo herida que estaba—. Al menos yo
estoy orgullosa de quién soy y soy libre. Al menos yo sé
quién soy y a dónde pertenezco.
—Piensa lo que quieras, pero no estés orgullosa de
funcionar mal y de ser un fenómeno. No entiendo por qué
en este país no está penada con muerte la homosexualidad,
así evitaríamos la existencia de cosas como tú, y como él —
dijo Louis, señalando a Harry, quién reposaba su peso
ligeramente en su hermana para pararse completamente.
—Me tienes harta, Louis. ¿Cómo puedes pensar todas
estas cosas sin sentir ningún remordimiento? Sabes tan bien
como yo que esto sucedería, sólo se estaban posponiendo
las cosas. El abuso que ambos hemos sufrido por parte de
Troy no es normal, todos aquellos golpes no eran normales y
sus palabras hirientes menos. Sus enseñanzas contra los
homosexuales no son ciertas, sólo son sus prejuicios
erróneos que tiene contra las personas homosexuales, y lo
sabes —habló Felicite con seriedad y miró a su hermano,
implorándole que entendiera por qué estaba haciendo todo
eso—. Apóyanos en esto Louis, apóyanos en este caso
contra Troy y prometo que después viviremos una vida
juntos, como famili-
—No pienso apoyarte en nada —dijo secamente
interrumpiéndola—, no iré en contra de mi padre. ¿Por qué
él está mal? Si nuestro padre nos educó así es porque está
en lo cierto, los papás siempre están en lo cierto. Lo único
que realmente pasa aquí es que tú eres una mal agradecida
y has tomado ejemplos de estas cosas que no merecen ser
catalogadas como ser humano.
Louis quiso acercarse a Fizzy pero Jeff se lo impidió,
tomándolo con fuerza del brazo y deteniéndolo.
—No le hagas más daño —susurró Jeff detrás de él con voz
suave, intentando persuadirlo—, ya ha pasado por mucho,
por favor...
—Tú no tienes derecho a decirme cómo tratar a mi familia
—respondió Louis sencillamente y con agresividad se retiró
del agarre de ese hombre.
Se acercó a su hermana mientras Harry lo miraba con el
ceño fruncido, antes de que pudiera estar lo
suficientemente cerca Harry se interpuso entre ellos, no se
atrevió a decir nada pero su deber era proteger a esa chica.
Y aunque Louis fuera su hermano la estaba lastimando, y no
lo permitiría.
Louis no dijo nada acerca de la actitud de Harry, lo ignoró
por completo como si no estuviera.
—¿Qué ha pasado contigo Felicite? —cuestionó Louis,
ahora con la voz más suave, más relajado—. Eres mi
hermanita, por favor, recapacita. Vuelve a ser normal, ¿qué
ha pasado con la pequeña bebé que seguía los ejemplos de
su padre? Podemos solucionar esto, deja tus problemas a un
lado y entrégate a Dios, encontraremos la cura contra tu
enfermedad, sólo te han contagiado y-
—¿Enfermedad? —lo interrumpió Felicite inmediatamente
sin poder dar crédito a lo que Louis decía— ¿Cuál
enfermedad? El único enfermo aquí es Troy por atreverse a
hacer tantas cosas sólo porque no tiene respeto por la
diversidad sexual y porque piensa que sus prejuicios contra
nosotros están bien.
¡Y seguía haciéndolo! ¡Felicite seguía hablando como
ellos! Louis negó con la cabeza, enfadado de nuevo.
—Olvídalo, no quiero escuchar más —dijo, callándola al
instante—. Te voy a preguntar esto una vez más ¿Estás
dispuesta a cambiar y a regresar?
Felicite ni siquiera se lo pensó, negó lentamente con la
cabeza, dándole a entender a su hermano su evidente
respuesta.
—¿Ahora me vas a odiar por lo que soy, Louis? —
cuestionó Felicite tratando de esconder lo herida que estaba
—¿No me vas a aceptar?
Louis ni siquiera se lo pensó, negó inmediatamente con la
cabeza. Tenía el ceño fruncido y se le veía serio. Felicite se
sintió aún peor cuando vio la determinación y el odio con el
que la miraba. Se suponía que eran hermanos... ¿cuándo la
situación se había tornado tan difícil y tan hiriente?
—No quiero tener una hermana homosexual, Felicite —dijo
Louis con sequedad, apretando los puños a sus costados.
Ambos se miraron y Louis vio tanta decepción en los ojos
de su hermana que sintió que esa mirada lo mataría en
cualquier momento. Se veía tan herida, tan expuesta, tan...
decepcionada. Louis flaqueó por unos instantes
preguntándose realmente si lo que había hecho había
estado bien, pero no lo demostró. Simplemente le sostuvo la
mirada decidido.
Felicite se aclaró la garganta, ¿así quería Louis que la
situación se tornara? Bien. Ella también tenía algo de
dignidad.
—Entonces a partir de ahora tú ya no tienes una hermana.
Y esa oración quedó flotando en el aire, había una
evidente tensión entre todos, y ambos hermanos se veían
con los ceños fruncidos. Como si no se conocieran, como si
no hubieran compartido toda su vida juntos, como si no
hubieran nacido de la misma madre.
Harry se quedó sorprendido totalmente ante las palabras
de Felicite y de Louis, inclusive abrió la boca ligeramente.
Jeff observaba la escena con la misma incredulidad y
sorpresa.
—Bien —sentenció Louis—. A partir de ahora tú ya no
tienes una familia, quédate con tu zoológico de animales.
Trataré de sacar a mi padre —recalcó la palabra— mientras
que tú tratas de refundirlo en la cárcel sólo porque trató de
educarte bien.
Las palabras de Louis resonaron en el ambiente mientras
se alejaba de la escena y se metía a su casa para cerrar la
puerta tras de sí y subir corriendo a su habitación con la
desesperación por dentro. Quería estirarse el cabello y
pegarse contra la pared. Aquello que estaban viviendo era
demasiado intenso para soportarlo él solo. Necesitaba
pensar, necesitaba aclararse. Necesitaba respirar y todo lo
que hacía era empeorar desde que ese tal Harry Styles llegó
a su maldita vida de mierda.
Harry miró cómo Felicite aspiraba fuertemente aire y
posteriormente se echaba a llorar fuertemente, corrió hacia
Harry y volvió a abrazarlo haciendo presión contra su torso.
Harry la tomó del cabello y comenzó a acariciarlo
lentamente. Vio a Jeff con un el rostro afligido y él sólo hizo
una ligera mueca.
Aquello no había salido nada bien.
—Esto será más difícil de lo que pensé —se dijo a sí
mismo con algo de tristeza.
Harry se pasó ligeramente el torso de la mano que tenía
desocupada por la nariz y por la boca para intentar borrar
todo rastro de sangre mientras seguía mirando la puerta por
la que el joven había entrado.
¿Cómo podría proteger a Louis si hasta él mismo se
dañaba?
||
Él estaba jugando baloncesto y las suelas de sus tenis
resonaban en el polivalente.
El chico de ojos azules oscuros lo había visto antes,
siempre lo veía, siempre sabía dónde estaba. Hacía días que
no podía quitar su vista de él. Lo seguía algunas veces hasta
la cafetería o lo veía entrenar baloncesto con su equipo,
faltaban varios días para el gran juego de la preparatoria y
él era un prometedor jugador.
Él no notaba su presencia, y lo sabía.
Suspiró, estaba pareciendo un tonto idiota. ¡Sólo era un
chico! ¡Un chico! ¡Nada más! ¿Qué hacía sentado en las
gradas esperando a que terminara su entrenamiento para
hablarle? ¿Por qué de pronto se encontraba tan nervioso?
Aquello no estaba bien, definitivamente no lo estaba.
Tenía que irse, recordaba que su madre le había hablado de
ese sentimiento prohibido que podría experimentar alguna
vez y que eso estaba mal, que era un pecado. Su padre lo
mataría si se enteraba de aquello.
No quería ser un pecador.
Se levantó inmediatamente y bajó las escaleras de las
gradas. Al ser despistado no se fijó y la punta de su zapato
se atoró en el último peldaño. Se fue de rostro directamente
contra el suelo.
Todos se rieron al presenciar su caída. Se avergonzó por
completo y quiso salir corriendo. ¡Era un idiota! Intentó
levantarse y tratar de arrastrar consigo su dañada dignidad.
Sin embargo cuando alzó la cabeza se encontró una mano
extendida frente a él, dispuesto a ayudarle a levantarse.
No podía creerlo.
De cerca él tenía los ojos verdes.
—Hola —sonrió y sus hoyuelos se marcaron ligeramente.
Troy despertó al instante.
Estaba cegado por la furia y el enojo. ¿Qué hacía soñando
esas cosas? Esa había sido otra vida, otra completamente
distinta a la que vivía ahora. Estaba furioso, estaba
antipático. ¡Maldita sea! ¡Maldita sea el destino por
recordárselo!
Troy se encontraba en la comisaría, cuando lo habían
llevado ahí se había apegado a sus derechos y había
guardado silencio hasta que le consiguieran un buen
abogado y poder hablar con él acerca de la situación en la
que se encontraba.
Recordó con claridad la mirada de satisfacción que le
dirigía aquel hijo de puta de nombre Harry, ni siquiera se
merecía un nombre, las personas como él no merecían ni
nombre ni apellido. ¿Quién se creía para meterlo a él tras
las rejas? Cuando metieron a Troy en su celda y sintió el frío
de los barrotes se juró a sí mismo que aquello no se
quedaría así. Lograría que lo pusieran en libertad y entonces
se vengaría de aquel chiquillo ingenuo.
El tan sólo ver la cara de aquel estúpido homosexual le
recordaba la razón por la cual odiaba a aquel tipo de
personas. Recordó a la perfección su rostro, tan
malditamente parecido a él, tan malditamente
similar. Tembló de rabia, por esa misma razón, aquel tipo de
personas debían morir por sus intenciones mórbidas y por
sus pensamientos retorcidos. No dejaría que sus dos únicos
hijos cayeran en las tinieblas de la homosexualidad y que se
convirtiera en un pervertido de mente.
Recordó un momento de su adolescencia, el momento en
el que cambió todo. Lo recordó como si no fuera un simple
recuerdo, si no algo que lo marcó para siempre. Y Harry era
la viva imagen de esa persona que le arruinó la vida, y por
la cual no podía vivir en paz.
||
Eran exactamente las siete de la mañana cuando Harry
recibió una llamada del juez avisándole que el juicio se
había adelantado a esa tarde, puesto que el abogado del
señor Troy exigía un juicio lo más pronto posible para poder
probar que su cliente era inocente, petición que se había
aceptado.
El chico se levantó de su cama y se bañó rápidamente
para llamar por teléfono a Nick y a Jeff que se encontraban
en la fundación para avisarles y para que se prepararan
junto con Felicite y otros miembros de la comunidad
gay. Hasta el último habló con Ed, quién accedió y dijo que
lo encontraría en el camino.
Bajó las escaleras rápidamente y estaba hecho un lío,
estaba algo nervioso, sí, tenía que admitirlo, pero al fin
había llegado el momento de afrontar la verdad y protegería
a Felicite a toda costa.
Anne vio que su hijo estaba demasiado agitado, corriendo
de un lado a otro mientras se veía en el gran espejo de la
sala para arreglar su atuendo. Llevaba un traje con un saco
negro y una camisa blanca y se pasaba la mano por el largo
cabello repetidas veces.
—¡Mamá! —exclamó mientras se miraba en el espejo y se
arreglaba el saco— ¿no has visto mi corbata?
Su madre rodó los ojos ligeramente y sonrió divertida,
realmente estaba muy distraído y nervioso.
—La tienes en la mano, Harry.
—Oh —exclamó mientras la veía y se la ponía sonriendo
genuinamente, una hermosa sonrisa heredada de su madre
—, gracias.
Anne suspiró un poco, sabía que su hijo era una excelente
persona y caritativo además, muy altruista y la persona más
noble que había conocido. Estaba orgullosa de ser su
madre.
Pero Troy Tomlinson era un asunto serio. Ella misma sabía
perfectamente qué tipo de persona era cuando se ponía
furioso. Siempre obtenía lo que quería y hace muchísimo
tiempo que había aprendido a no meterse con él porque
haberlo hecho una vez cuando ambos eran mucho más
jóvenes que en esos momentos le había traído muchos
problemas.
Por eso se había apartado del camino y se había mudado
a Holmes Chapel, había desaparecido del mapa mucho
tiempo intentando alejarse del pasado que ambos
compartían para no volver a enfrentar tanto sufrimiento y
dolor, tantas agresiones y tantas verdades ocultas que
Harry no sabía y que Anne no estaba dispuesta a contarle.
Y ahora Harry estaba de nuevo introduciéndole al mundo
del que había querido salir, a un mundo donde existía Troy
Tomlinson. No podía evitar sentirse mal al recordar todo el
dolor que le había hecho pasar. Ella también era culpable en
esa situación, culpable de que Troy fuera infeliz.
—Harry, esto es un tema mucho más serio que una lucha
por la comunidad gay —habló Anne con calma, tratando de
calmarse a sí misma y asegurarse de que todo saldría bien
—. Estás peleando para que metan a Troy Tomlinson a la
cárcel por violencia familiar, es algo... delicado.
Harry observó a su madre a través del espejo y le sonrió
ligeramente, intentando tranquilizarse. Se notaba que ella
también se encontraba nerviosa.
Pero ella estaba preocupada por otras razones, se
preocupaba por Felicite, por la pequeña adolescente y por
su bienestar, sí. Pero lo que le ponía los nervios de punta
era que Troy intentara hacer algo para dañar a Harry
directamente si se daba cuenta de que era el hijo de Des
Styles.
Y a esas alturas seguramente ya se había dado cuenta del
gran parecido que había entre su padre y él. Estaba
completamente asustada. Se acercó hasta su hijo y le miró
la ancha espalda. Temía por él. Temía que cosas malas
pudieran pasar.
—Lo sé —asintió Harry—, por eso estoy dispuesto a sufrir
hasta las últimas consecuencias para ganar esto. He visto lo
que ese señor ha causado y no descansaré hasta verlo en la
cárcel. El lugar donde merece estarlo.
Anne se dedicó a anudarle la corbata y un escalofrío le
recorrió el cuerpo, su instinto de madre no le fallaba e intuía
que aquel asunto no era nada bueno porque estaba
involucrado Troy...
Y no saldría bien.
||Capítulo 19.

Doncaster, Reino Unido.


No, Harry no estaba nervioso y trataba de convencerse de
que no lo estaba. En lo absoluto. Y no sudaba hasta los pies
porque estaba nervioso, no, era porque hacía demasiado
calor en el tribunal e ignoraba el hecho de que el clima
estaba encendido y que probablemente estuviera haciendo
un poco de frío.
De pronto parecía como si el traje le quedara demasiado
ajustado y la corbata le apretara demasiado el cuello. Nick
estaba a su lado sentado en la primera banca, que quedaba
pegada justo a las espaldas a los asientos de Jeff y de
Felicite. Jeff era el encargado del juicio y de proteger a toda
costa los derechos de Felicite y de exponer al señor Troy
Tomlinson con la acusación de violencia familiar y maltrato
físico contra Fizzy.
Todo saldría bien, se aseguró Harry a sí mismo. Ya habían
ganado una vez, no perderían. Esta vez no estaba en juego
una marcha, no, estaba en juego la vida de Fizzy. Todo por
tener a Troy Tomlinson en la cárcel para que no pudiera
causar más daño en la adolescente... Y en Louis.
La sala parecía inclusive más llena que la última vez,
ahora estaba lleno de más cámaras y más periodistas.
Había una gran cantidad de personas a las que les
interesaba el posible hundimiento del famoso Troy
Tomlinson y el saber que su propia hija había puesto una
demanda contra él era aún más atrayente. Harry estaba
algo incómodo con aquel alboroto.
Eso a Harry le irritaba un poco, aunque Troy fuera una
persona tan mala y tan cruel ¿cómo podría estar feliz la
demás gente de su hundimiento? Él no estaría feliz si Troy
fuera perdedor del caso y lo arraigaran. No. Sólo estaría
satisfecho de algo de justicia en el mundo, pero hasta allí se
acababa su felicidad respecto al tema.
—¿Cuándo empezará Harry? —le susurró Fizzy nerviosa,
removiéndose en su lugar una y otra vez. Harry se acercó a
ella por detrás y le tocó ligeramente el hombro,
tranquilizándola.
—Quizá en unos cuantos minutos—habló en voz baja y
esperaba, de verdad esperaba, que todo saliera bien—.
Falta tu padre y el juez, quizá no tardan en llegar y...
Justo en ese momento se abrió la puerta del tribunal y
Troy Tomlinson entró con la cara en alto y con las esposas
en ambas manos. Parecía como si estuviera orgulloso de
aquello que había causado, se limitó a caminar con la vista
al frente cuando llegó al lugar en donde se encontraba su
hija y aquel maricón que la había hecho cambiar tan
drásticamente. Junto a él estaba su abogado, con el rostro
impasible.
—Esto me pone nerviosa, Harry —le dijo ella a su
acompañante mientras se envolvía a sí misma en sus
brazos—. No sé si podré soportarlo. Sé que yo he hecho
esto, pero ahora que lo veo allí, por más miserable que
piense que sea... Sigue siendo mi papá y me duele.
El oji-verde no dudaba de aquello, a él también le había
dolido ver a su padre tras las rejas. A pesar de todo el daño
que habían causado eran sus padres, las figuras paternas
con las que habían crecido año tras año...
Harry sabía de sobra que Felicite tenía un corazón
demasiado frágil y puro cuando se lo proponía, y si Troy se
quedaba o salía bajo fianza, no dudaba en que ella tendría
que padecer una gran cantidad de sufrimiento antes de
aceptar que lo que había hecho su padre estaba perdonado.
—Ya hemos avanzado demasiado como para echarnos
atrás justamente ahora—Harry se limitó a decirle mientras
le pasaba la mano por el brazo suavemente, como una
caricia, tratando de reconfortarla.
Ojalá pudiera ser más fuerte, ojalá pudiera ser mejor. Pero
no, Harry seguía flaqueando y derribándose. Y eso le
impedía poder transmitir su fuerza a los demás. Si tan sólo
fuera todo lo que quisiera ser, entonces podría ayudarlos a
todos sin tener miedo por sí mismo.
Entonces llegó el juez, y no hubo vuelta atrás para
ninguno de los dos, ni para Felicite ni para Troy. Todo estaba
hecho. Y Troy no podía sentir más odio contra Harry Styles.
Todos se pusieron de pie y esperaron.
—Este no es un evento público, les pido a los medios de
comunicación, prensa y demás que abandonen la sala para
poder dar inicio al juicio —anunció con voz calmada pero
evidentemente autoritaria.
Los miembros de la prensa comenzaron a salir, uno a uno.
Pronto la sala quedo un poco más vacía y Harry se sintió
menos presionado y pudo respirar un poco. Felicite se tensó
un poco porque sabía lo que seguía a continuación.
Ya estaba hecho, como había dicho Harry, no había vuelta
atrás. No era tiempo para sentir simpatía y cariño por su
padre, no se lo merecía después de todo.
—Se declara abierta la sesión—anunció el juez—. Por el
señor secretario se va a dar la lectura de los escritos de
acusación y defensa.
—Felicite Tomlinson, hija de Troy Tomlinson acusa a su
padre de violencia familiar y de agresión física contra su
persona siendo defendida por el señor Jeff Azoff.
Troy volteó a ver a su hija, tan asustada y tan valiente a la
vez, pretendiendo que todo estaba bien y que se saldría con
la suya. Estaba vestida como toda una señorita, tenía
puesta una falda gris y un saco del mismo color. Se sintió
ligeramente orgulloso de que mostrara tanta valentía como
para atreverse a ir en contra de él, de su propio padre.
Pero luego echó un ligero vistazo a Harry Styles, el
maricón que la acompañaba y el poco orgullo que tenía
hacia su hija se desvaneció al instante. Había aceptado
ayuda de él, se había convertido en uno de ellos... Ahora su
hija sólo le repugnaba y le daba asco. Igual que ellos.
Felicite había dejado de ser su hija desde su partida y jamás
lo volvería a ser. Porque lo había desobedecido, porque lo
había contradecido a pesar de toda la buena educación que
le brindó.
Nadie se dio cuenta de que mientras el fiscal hacía
preguntas hacia ambas partes, Troy Tomlinson veía a Harry
Styles con más y más rencor en su mirada, con sus ojos
azulados llenos de rabia contenida y resentimiento.
Se parecía tanto a su padre, tanto, que a Troy en cierta
manera le dolió el parecido. Esa manera arrogante de ver
hacia el frente, de saber que el mundo era suyo, esos ojos
verdes con el ceño fruncido y esa manera de despeinarse y
volverse a arreglar el cabello cuando estaba nervioso...
Seguramente era igual de hijo de puta que él.
||
—Que se llame al testigo Ed Sheeran —ordenó el juez.
Así fue, Ed se encontraba en la salita de afuera donde se
encontraba la mitad de la prensa, esperando noticias. Lo
hicieron pasar y le hicieron jurar que diría solo y
simplemente la verdad, le hicieron un par de preguntas
sobre él antes de comenzar.
—Conozco a los hijos de la familia Tomlinson desde que
era pequeño —dijo Ed cuando lo llamaron a testificar, se
encontraba sentado en una silla justo a un lado del juez
hablando sin ver a nadie que no fuera Felicite con una
expresión de 'todo saldrá bien'—. Sé muy bien cómo
funcionan las cosas en su casa y sé también que su padre
siempre abusó, no sexualmente, pero sí verbal y
físicamente a sus dos hijos a causa de su gran fobia contra
los homosexuales. Temía que ambos tuvieran alguna
diferente sexualidad que no fuera la heterosexual, cosa que
me parece demasiado irónica —ladeó la cabeza un poco—.
Aunque, esta última vez se ha pasado demasiado, al tal
grado de realmente lastimar a Fizzy tanto física como
emocionalmente. ¿Se han puesto a pensar en todos los
daños psicológicos que le ha causado tanto abuso y tantos
golpes a su persona?
La gente de la audiencia comenzó a murmurar y a
comentar cosas sobre lo enfermo que estaba el padre de la
pobre niña. Troy miró a su al rededor evidentemente
enfadado, le molestaba que hablaran de él. Harry le sonrió
un poco a Ed y silenciosamente le dio las gracias al pelirrojo
por todo su apoyo en el caso y por aportar su testimonio,
éste le devolvía un poco la sonrisa mientras bajaba y se iba
a los asientos de la audiencia al terminar su declaración.
||
Posteriormente se llamó a Harry Styles como testigo,
haciendo el mismo procedimiento que Ed. Dio su testimonio.
—Conozco a Felicite desde hace poco tiempo —dijo Harry,
algo nervioso y mirando a sus manos mientras hablaba y
trataba de encontrar algo que le infundiera valor para
levantar la mirada—, pero en cuanto la vi literalmente
destrozada frente a la puerta de la fundación, supe que algo
demasiado malo estaba pasando en su vida y no me
equivoqué. He visto con mis propios ojos los maltratos
graves que le hace su propio padre, y no es algo que se
deba de tomar a la ligera, ya que por cosas como estas los
adolescentes son aún más propensos a ser dañados con
cualquier palabra ofensiva, y llegan al suicidio o a estados
graves de depresión y decaen. Y esto, lo que le hace a su
hija, es sólo por su sexualidad y eso no es justo.
—Yo no tengo nada en contra de los homosexuales; si
nacen así, pues qué se le va a hacer, pero que no digan
encima que están orgullosos de funcionar al revés —gritó
Troy desde su asiento, interrumpiendo a Harry
inmediatamente. El abogado de Troy enseguida lo tomó del
hombro para que se sentara de nuevo. Estaba furioso de
todo lo que estaban diciendo en su contra— ¿Acaso criar a
sus hijos como Dios manda era un pecado?
—Orden en la corte, por favor —pidió el juez, medio
hablando medio gritando—. Puede proseguir, joven Styles.
—Gracias —agradeció Harry—. Lo único que quiero es que
Felicite se encuentre bien y Troy, su supuesto padre, pague
por lo que le hizo sufrir y por la difícil situación que le hizo
pasar. Porque golpear a sus hijos es violencia familiar, y si
tanto alardean de Dios deben de apegarse a sus leyes,
levantarle la mano a un hijo sin razón también es un
pecado.
Felicite observaba en silencio la riña que estaba
desatando su padre contra Harry, no sabía qué decir o qué
hacer. Estaba completamente asustada de lo que todo eso
pudiera desatar, pero no se arrepentía del todo. Jeff, que
siempre estuvo serio e impasible durante todo el juicio, vio
su evidente nerviosismo y la tomó de los brazos para
tranquilizarla.
El juez vio la escena con nuevos ojos debido a la actitud
de Troy y la actitud de Harry. Así que asintió y le pidió a
Harry que bajara, el testimonio ya estaba dado. Un
descanso le daría unos minutos para pensar en todo lo que
estaba pasando con la familia de Troy y en pensar en una
decisión sensata para no perjudicar a nadie inocente.
—Tomen un pequeño receso de diez minutos —anunció el
juez—. Una vez que termine se hará pasar a un testigo más
de ambas partes y deliberaremos para la sentencia.
¿Un testigo más? Harry no estaba enterado de que eran
tres personas, Jeff había dicho que dos personas cercanas a
la familia... Frunció el ceño ligeramente y volteó a ver a
Nick. ¿Podría atestiguar él? No tenían un testigo más
pensado. Nick también notó la tensión de Harry y se
encogió ligeramente de hombros.
Entonces justo en ese momento volteó hacia atrás y se
encontró con los ojos azulados de Louis Tomlinson
observándolo desde el fondo de la sala.
||
En cuanto Louis se percató de que Harry le devolvía la
mirada y de que se había dado cuenta de que estaba ahí,
salió inmediatamente por la puerta, cerrando tras de sí con
un fuerte portazo. Se dirigió al baño de manera rápida.
Escuchaba perfectamente los pasos de Harry tras de sí,
¿por qué lo perseguía? ¿Qué mierda quería de él? Abrió la
puerta del baño y se metió de manera rápida. Pensaba
meterse en un cubículo pero Harry se le adelantó y se
plantó justo frente a él. Louis tuvo que alzar ligeramente la
vista.
—Louis, espera —le pidió Harry, tenía la respiración un
poco agitada debido a la persecución.
—¿Qué quieres ahora, maricón? —preguntó Louis de
forma brusca, no quería ni verle la cara, le daban ganas de
vomitar de asco— No tengo tiempo para perder contigo,
tengo cosas más importantes que hacer como verte
hundirte en la miseria.
Louis dio media vuelta dispuesto a irse sin embargo Harry
tocó su hombro y lo obligó a voltearse hacia sí. Louis lo miró
con los ojos abiertos totalmente sorprendido, bien, no se
esperaba eso. Justo en ese momento Louis se dio cuenta de
que había una bandita pegada con cinta adhesiva de color
piel a su nariz, tapando una herida que Louis había
provocado previamente en su pelea contra él cuando se
habían llevado preso a su padre.
Se sintió un poco desconcertado ahora que lo veía desde
otra perspectiva ¿Él le había hecho eso? Ahora que lo
pensaba, realmente Louis siempre había estado en contra
de la violencia, solía pensar que las personas que recurrían
a los golpes para lastimar a un ser humano eran
monstruos...
¿Desde cuándo el monstruo se había vuelto él?
No, Harry no era ningún ser humano, era una maldita
basura, un homosexual... Con él valía la pena cada maldito
corte, cada maldito rasguño y rastro de golpes en su rostro.
Sí... con él estaba bien...
O eso quería creer.
—Por favor, Louis, sé que tú tienes prioridades con tu
familia —comenzó a hablar Harry de manera desesperada,
urgente—. Sé que amas a tu padre y amas que tu familia
sea unida, pero Fizzy te necesita ahora, te necesita de su
lado. Apóyala por favor, testifica a su favor y protégela, eres
su única esperanza de fami-
—Voy a atestiguar a favor de mi padre —interrumpió Louis
de inmediato, con el rostro serio e impasible, apartándose
de Harry un paso— Y no voy a cambiar de opinión, para mí
el tiene razón e hizo bien en hacerle lo que le hizo a Felicite.
Él precisamente quería evitar que se volviera alguien como
tú.
Harry abrió los labios ligeramente dispuesto a debatir lo
que Louis había dicho pero al final los volvió a cerrar de
nuevo.
Nadie los haría cambiar de opinión, nadie. Louis estaba
tan aferrado a la idea de que los golpes de Troy era una
forma de arreglarlos, de demostrarles su amor por ellos...
Estaba equivocado, su padre no debería de hacer eso ni
debería de haberles inculcado tan mala forma de amar. Eso
no era amor de padre, era maltrato familiar y psicológico.
Los estaba dañando más que enderezarlos o educarlos. Y
con Louis ya no había vuelta atrás, tenía un
comportamiento masoquista.
Harry se dio cuenta en un instante que Louis estaba
realmente mal, su cabello despeinado en exceso, sus ojos
tenían ojeras y estaban abiertos de par en par. Hasta ese
momento se dio cuenta de que no sólo estaba mal
mentalmente, si no físicamente. ¿Qué tanto debería estar
sufriendo él debido a todo eso? A la separación de su
familia, al abuso de Troy, a su homofobia...
Harry bajó la vista, le pesaba que él en parte fuera la
causa de su sufrimiento... Pero si Louis no quería que lo
ayudara, no podía hacer mucho.
Harry finalmente suspiró mientras Louis lo veía con el
ceño fruncido. El rizado comenzó a caminar hacia él pero le
sacó la vuelta al final, abrió la puerta del baño pero antes de
salir se detuvo y le dirigió unas palabras al castaño.
—Tenía algunas esperanzas de ti, Louis.
Louis pudo jurar que había algo de decepción en sus
palabras.
||
Tanto Louis como Nick dieron sus testimonios al final. El
juez se dirigió al ministerio fiscal para que resumiera el caso
y se diera por sentado la inocencia o la culpabilidad de Troy
Tomlinson. Troy se mostraba seguro de sí mismo, sabía de
sobra que sería declarado inocente, no podían condenarlo
por enseñarle valores a su hija y por corregirla, era el deber
de todo padre. Alzó la barbilla, triunfante.
—Tiene la palabra el Ministerio Fiscal, en turno de informe
—anunció el juez.
—Dados los testimonios de los testigos y de los propios
participantes del caso, amigos y familiares tanto del señor
Troy Tomlinson como dela señorita Felicite Tomlinson —el
hombre hizo una pausa y volteó a ver a los dos
mencionados—, y dado también el testimonio y las pruebas
del abogado Jeff Azoff, el acusado es declarado culpable y
responsable de violencia familiar, tanto como de maltrato
físico como mental y psicológico y se le es retirada la
custodia de su hija menor, Felicite Tomlinson a ambos
padres.
Fizzy abrió los ojos de más, completamente sorprendida
de todo lo que el hombre dijo. Jeff se acercó a Felicite de
inmediato puesto que de un momento a otro comenzó a
sollozar de manera baja, estaba llorando. Harry
inmediatamente se puso de pie dispuesto a ir con ella en
cuanto el juez dijera la última palabra. Un murmullo se
levantó en la sala y Troy Tomlinson apretó los puños a sus
costados. ¿Qué acababan de decir?
El juez ordenó silencio en la sala. Dictó su sentencia.
—Silencio, silencio —ordenó él y alzó la vista, mirando a
Troy directamente—. Declaro a Troy Tomlinson culpable con
una sentencia de cuatro años de prisión con libertad bajo
fianza,se le impondrá la perdida de los derechos inherentes
a la patria potestad sobre su hija menor, Felicite Tomlinson.
Y con esas palabras, tomaron a Troy de la espalda dos
guardias e hicieron que se dirigiera hacia la salida a
empujones mientras veía completamente incrédulo a su hija
correr a abrazarse de Harry y buscar refugio en él.
Troy intentó convencerse de que él estaría bien y que una
vez que saliera de ese maldito problema Harry y Fizzy la
pagarían, y caro. A su paso vio a su esposa, Joanna, llorando
de manera desconsolada a un lado de su hijo, Louis, que
bajó la mirada cuando pasó a su lado.
Oh, Harry Styles, pensó Troy con amargura mientras lo
sacaban de la sala y los reporteros comenzaban a tomar
fotos para tener la exclusiva ''Troy Tomlinson es preso a
causa de su propia hija''... No se imaginaba ni un segundo lo
que le esperaba.
A él y a su hija, por traidora y pecadora.
||Capítulo 20.

Doncaster, Reino Unido.


El encarcelamiento del padre de Louis y Felicite, Troy
Tomlinson, marcó una gran diferencia entre el antes y el
después en la vida de la familia Tomlinson. Todo cambió
drásticamente en cuestión de días, todo el mundo se volteó
de cabeza y la familia que Joanna y Troy habían construido
se vino abajo con facilidad.
Joanna fue la primera en comenzar a cambiar. Las
primeras horas después del encarcelamiento de su esposo
entró como en un inmenso trance, en un estado de shock
completo. Tenía los ojos llorosos y las manos temblorosas.
Pensaba en las cosas que había hecho mal y en qué le había
fallado a su familia para que quedara destruida. Aunque
claro, la respuesta era obvia; no había defendido a sus hijos
cuando éstos la habían necesitado.
Ese fue el primer error de muchos que logró identificar en
su vida como madre de dos maravillosos hijos.
Louis en cambio se mantuvo activo de aquí para allá.
Habló con el juez para que le diera información específica
acerca de su padre, trató de sobornarlo un par de veces
pero eso no dio resultado, ni de lejos. Al parecer Troy había
cometido un grave delito y no había marcha atrás, debía
cumplir su condena.
El juez también le dio información sobre su hermana,
Felicite, y sobre cómo Harry Styles había pedido ser el tutor
de la menor, cómo le había rogado para que comenzara a
organizar el papeleo y que abriera un juicio para poder
decidir con quién se quedaba la adolescente. Al no tener
familiares cercanos (como tíos), era algo difícil decidir sobre
ella.
El odio de Louis hacia Harry seguía en aumento, cada vez
más. Décima por décima sentía en sus venas la palabra
''odio'' cada vez que mencionaban a ese idiota, o cada vez
que lo recordaba de casualidad. Al principio pudo creer
alguna cosa sobre él, sobre que era bueno, sobre que quizá
él estaba equivocado. Pero cada día sentía que su rencor
hacia él aumentaba.
La familia de Louis, al poco tiempo, se destruyó. Y por
más intentos de él para mantenerla en pie aquella situación
no tuvo mucho éxito. Joanna nunca volvió a ser la misma,
más que nada por el dolor que le causaba el darse cuenta
de que nunca fue ni podría ser una madre ejemplar, y ahora
que había perdido a Felicite, Louis podría bien haber pasado
a segundo plano.
Troy no quiso recibir visitas y no se dignó a ver ni a hablar
con alguien. Por las noches tenía pesadillas y soñaba con
cosas que lo avergonzaban y que lo atormentaban. Soñaba
con un par de ojos de color y deseaba con todo su ser poder
devolverlos al rincón de su mente donde se habían ocultado
tantos años.
||
Tres semanas después del encarcelamiento de Troy las
cosas empeoraron del todo y sucedió lo que,
eventualmente, algún día tendría que pasar.
Joanna dejó a Louis.
No fue nada amorosa, realmente, ni atenta, ni se despidió.
Simplemente Louis despertó un día y ella ya no estaba. Ya
no volvió. A pesar de que sólo eran ellos dos en la casa, a
pesar de que se suponía debían estar juntos para apoyarse
y para sobrevivir a ese golpe tan duro que les había dado la
vida, ella lo dejó. Ni siquiera le dio una razón, o una
explicación. Esa fue una de las cosas más dolorosas que
pudo haberle hecho.
Louis pensó que una madre es incondicional a sus hijos,
que jamás los abandona, que siempre los apoya y más en
esos momentos tan difíciles para todos... Pero se equivocó,
como siempre. Se sintió muy, muy traicionado y olvidado.
Un sentimiento inexplicable. Su propia madre lo había
dejado para que lidiara solo con la situación.
A Louis le costó un poco de trabajo comprender lo que
estaba pasando en realidad, a pesar de ya no ser un
adolescente en lo absoluto todavía se sentía dependiente de
sus padres, dependiente de vivir de ellos. Nunca había
tenido que trabajar, o tener que ir a buscar de comer
porque siempre lo tenía todo a la mano... Se sentía
completamente inútil y muy estúpido, pero conforme fueron
pasando los días y la comida se fue agotando, tuvo que
comenzar a considerar sus opciones y decidir que era
tiempo de madurar.
Su madre le había dado la espalda, su hermana también y
su padre se rehusaba a verlos o a recibir visitas. Estaba
completamente solo ahora, y tenía que comenzar a vivir de
manera independiente. Hacer lo que sus padres nunca le
habían permitido porque siempre habían decidido por él;
madurar.
||
El gran problema de Louis fue que era muy estúpido y no
tenía ni un poco de sentido común.
Su primer error fue salir de casa sin nada, sin una
dirección, sin alguna meta. Simplemente salió porque sí, y
lo peor es que sin alguna chaqueta para tan maldito frío que
hacía esos días.
El segundo error fue olvidar las llaves adentro de su casa.
El tercer error fue no aprender a trepar hacia el techo de
su casa y tener una vía alternativa de entrar a ella.
—Demonios, lo que me faltaba —bufó Louis mientras
golpeó la puerta de una patada, enojado por su propia
idiotez. Golpeó la puerta una vez más y recargó su frente
contra la fría madera—. Debí hacer un juego de llaves
cuando tuve la oportunidad —se lamentó en voz baja.
Pero bien dicen que donde se cierra una puerta, se abre
una ventana. Aquel error, aquel pequeño error y el orgullo
de Louis al negar a toda costa pedir ayuda de sus vecinos y
hasta de su novia fue el primer paso para comenzar la
mayor lección de su vida, aprendiéndola de una de las
mejores personas que existían.
Sin embargo él no lo sabía, y por lo tanto se la pasó al
rededor de quince minutos maldiciendo en voz baja y alta
frente a su casa la idiotez que acababa de hacer, y que
tenía que pensar en algo pronto antes de que se muriera de
frío afuera. Realmente era muy débil respecto al frío, y
usualmente cuando se quedaba mucho tiempo expuesto a
temperaturas bajas, tendía a enfermarse gravemente.
Más le valía encontrar una solución a ese problema,
pronto.
||
Louis recorría las calles bajo la noche con el frío helándole
hasta las venas. No tenía pensado volver y romper una
ventana para entrar en su casa, todo su orgullo se iría a la
mierda después de eso y tampoco estaba dispuesto a
hablarle a Eleanor. Tampoco estaba dispuesto a hablarle a
Ed, lo quería, pero sentía que debía lidiar con eso solo.
Debía aprender a valerse por sí mismo hasta en la situación
más estúpida. La que estaba pasando era un ejemplo claro.
Pero sinceramente... comenzaba a enfermarse. Y sus
ganas de estar calientito al menos un poco estaban
tentándole mucho.
Era de noche ya, y el clima no dejaba de bajar. Su camisa
ya ni siquiera le brindaba un poco de calor. Se sentó en la
banqueta y comenzó a lamentarse de todo, era su fin.
¿Cómo es que se había puesto a sí mismo en una situación
tan tonto?
Se cubrió todo lo que pudo con sus brazos y empezó a
sentirse mal, enfermo. No sabía lo que pasaba, de verdad se
sentía enfermo. ¿Quizá era por que no había comido bien en
esos días?¿Cuándo había sido la última vez que se había
alimentado bien? No lo recordaba muy bien, todos esos días
se había mantenido muy activo respecto a lo de su madre y
a tratar de mantener a su madre viva. Era probable que
hubiera descuidado un poco su salud puesto se sentía algo
enfermo y sumado al frío y a su alergia... Estornudó varias
veces seguidas.
—Si me voy a morir, que sea rápido por favor —dramatizó
Louis y estornudó una vez más.
Detrás de él una señora detuvo su andar y por ende a sus
acompañantes, ésta se acercó a Louis y lo tomó por el
hombro, sintiendo lo helada que estaba su piel. Louis
comenzó a ver que su visión se tornó borrosa ligeramente,
pensó muy vagamente en ese instante que era una forma
muy estúpida de morir.
—¿Joven? —dijo la voz calmada de una mujer—, ¿se
encuentra usted bien?
Louis no pudo contestar porque justo en ese instante, se
desmayó.
||
Anne vio cómo el chico se desvanecía en medio de la
banqueta y se preocupó, se hincó junto a él para removerlo,
intentando en vano despertarlo. Sus acompañantes, más
específicamente sus compañeras de trabajo se hincaron con
ella y comenzaron a zarandear el cuerpo de Louis con
cuidado para que recobrara la consciencia. No pudieron.
—Oh por dios, se ha desmayado —dijo una de sus amigas,
evidentemente preocupada por aquel desconocido—.
¿Debemos llamar a una ambulancia?
—Está helado —comentó otra.
Anne se quitó el abrigo que tenía puesto y envolvió el
cuerpo de Louis con él. Le quedó casi a la medida, así que
pensó en qué podía hacer. Aunque no había muchas
opciones, no lo conocían, no sabían su nombre y se había
desmayado en plena calle. Anne no podía dejarlo allí y no lo
haría, no quería desamparar a alguien. Hace mucho tiempo
que se había propuesto ayudar a todas las personas que le
fueran posibles. Era un compromiso que tenía con la vida y
no rompería su promesa.
—Vamos a llevarlo a mi casa —decidió Anne y le indicó a
sus compañeras que la ayudaran a levantar al joven del
suelo.
Así que con mucho esfuerzo, y dejando a un lado que el
chico castaño pesaba probablemente un poco más que ella,
entre sus compañeras y ella lo arrastraron casi inconsciente
hasta llegar a su casa, donde lo depositaron en el sofá de
manera cuidadosa y Anne preparó un té y ropa limpia para
cuando despertara.
||
Un rato después de estar cuidando al joven desconocido y
taparlo con un par de sábanas para mantenerlo calientito y
a salvo, Anne vio con alivio cómo los ojos de Louis se abrían
poco a poco y sus orbes azulados miraban todo con
curiosidad y miedo, inclusive a ella. Louis inmediatamente
que despertó se preguntó dónde estaba, quién era esa
señora y cómo mierda había llegado ahí.
Él vio que ella le sonrió tranquilizadoramente para
infundirle algo de confianza, cosa que causó lo contrario,
Louis simplemente se hizo para atrás con desconfianza y
frunció el ceño.
—¿Hola? —preguntó él, Anne pudo notar que su voz era
melodiosa y aguda, sin embargo habló de forma brusca—
¿Quién es usted y qué hago aquí?
Anne sonrió de nuevo ligeramente, sabía que
probablemente él estaba asustado y confundido, así que se
apresuró a darle una buena explicación de por qué había
decidido llevarlo a su casa y cuidarlo.
—Oh, no, tranquilo cariño no te asustes, no te he traído
aquí para nada malo, sólo quiero ayudarte —explicó Anne,
era una señora muy cálida y tenía unos hermosos ojos de un
color claro— Te he traído aquí porque te he encontrado en
muy malas condiciones, te has desmayado y quería
asegurarme que no te pasara nada allá afuera.
Louis se sintió ligeramente avergonzado por mostrar su
lado desprotegido a una total desconocida, sintió su orgullo
por los suelos. Se sintió muy, muy tonto. Y eso hizo que se
pusiera a la defensiva de inmediato. Frunció el ceño de
nuevo y lentamente se quitó las sábanas que lo cubrían de
encima.
—Disculpe, pero nadie le ha pedido que se haga cargo de
mí —dijo de forma brusca, Anne abrió ligeramente los
labios, sorprendida de su actitud.
—No quería ofenderte de alguna manera... —dijo Anne,
algo dudativa aún sobre la reacción del joven.
—Habría preferido que me dejara morir en la calle a esto
—contestó Louis de inmediato y sin pensarlo.
Anne se ofendió, Louis lo vio y por primera vez en la vida
se sintió como si fuera un completo cerdo sin valores y
hubiera hecho algo completamente malo. Se sintió como un
niño a punto de ser regañado y sintiéndose culpable de lo
que había hecho. Anne estaba algo indignada, más no
enfadada.
—¿Es que tus padres no te enseñaron a respetar,
jovencito? —Anne se hizo hacia adelante y le dio un
golpecito en la frente a Louis, cosa que le extrañó
demasiado. Louis simplemente parpadeó varias veces.
Ese había sido un gesto demasiado maternal, su madre
nunca le había hecho algo así. Se sintió muy extraño así que
por lo tanto no respondió a la pregunta de la señora, que
ahora estaba un poco más relajada. Volvió a tener ese gesto
sonriente en su rostro. Ella, sin duda, era muy hermosa... Al
parecer no sólo en su rostro, Louis no sabía con seguridad
que Anne era una mujer de extraordinarios sentimientos.
—Sólo quiero que te quedes en esta casa en lo que te
recuperas y si no tienes a donde ir, aquí eres bienvenido—
dijo Anne, más tranquila— Si te sientes incómodo eres libre
de irte, pero no ahora, al menos come algo, por favor —le
pidió ella mientras lo miraba a los ojos. Su mirada era
sincera, Louis se encogió ligeramente.
''Sólo quiero ayudarte'' no supo por qué lo hizo, pero
inconscientemente recordó las palabras de Harry y quiso
azotarse la cabeza contra la pared. ¿Cuándo dejaría de
recordar a ese chico? Algo en la mirada de aquella señora le
recordaba a él. Tan sincera, tan calmada, tan sabia... A ratos
pensaba en ese tal Harry y eso le incomodaba, le hacía
sentirse mal. ¿Por qué no desaparecía de su mente del
todo? Lo peor de todo es que a veces ni siquiera le
incomodaba recordarlo. Era absurdo. Necesitaba librarse de
ese problema.
—No quiero ser una carga... —comenzó a decir Louis en
voz baja y se cruzó de brazos, como enfurruñado. Anne
sonrió.
—No eres una carga, puedes quedarte hasta que te
sientas bien y sólo entonces podrás irte —aseguró Anne,
tenía el rostro serio. Estaba hablando en serio.
Louis lo dudó unos instantes. No conocía a esa señora en
lo absoluto, no conocía si ayudarlo era su verdadera
intención, no sabía en dónde se encontraba ni el nombre de
ella... Pero aún así...
—Le pagaré lo que gaste en mí, lo haré —prometió Louis
un tanto brusco, intentando tapar con enfado la vergüenza
que sentía en esos momentos.
—Bah, tonterías.
Anne sonrió anchamente y sólo entonces a Louis se le
escapó un pequeño gesto, una media sonrisa. Se sintió un
poco más a gusto y se dio el lujo entonces de respirar
profundamente y liberar poco a poco la tensión que había
sentido desde que había despertado en la casa de esa
desconocida.
—Pero ni siquiera me conoce, podría ser un asesino y
usted me está dando cobijo en su casa—advirtió Louis a ella
mientras ella se levantaba de su lugar e iba a la cocina por
el té que había preparado previamente para él—. No es
justo, no sabe mi nombre, no sabe quién soy.
Anne volvió y le dio una taza humeante con sumo
cuidado, la depositó en las manos del joven que las recibió
con algo de felicidad. El calor que desprendía la taza le
calentó la piel fría.
—Hago esto no porque sepa quién eres si no porque
realmente quiero ayudarte.
—No sabe ni mi nombre... —bufó Louis en voz baja,
incrédulo de lo desinteresada y lo calmada que era aquella
mujer.
—Entonces dímelo —le pidió ella, sonriendo una vez más.
A Louis esta vez le agradó esa sonrisa, le brindó un poco
más de confianza.
—Louis, mi nombre es Louis.
Anne vio los ojos azulados de Louis y meditó el nombre
unos minutos, era un bonito nombre. Tendió su mano y se la
ofreció para estrecharla con él. Louis se le quedó mirando
unos segundos antes de tomarla despacio, Anne le dio un
apretón.
—Mi nombre es Anne Cox —se presentó ella por primera
vez, Anne... con que ese era su nombre—. Mucho gusto,
Louis.
De alguna manera en ese momento cuando Anne le sonrió
como cuando una madre le sonríe a su hijo se sintió algo
incómodo, algo sorprendido. Anne lo trataba con tanta
confianza, con tanto cariño y ni siquiera lo conocía. En su
vida había conocido a alguien así, tan desinteresado por
recibir lo que daba.
Anne preparó algo de comida para Louis mientras
hablaban y éste terminó de comer apenas unos minutos
después de que se le fuera entregado su plato repleto de
buena y rica comida. Estaba tan hambriento que de no ser
que Anne le quitó el plato y le sirvió más, en esos
momentos estaría masticando vidrio.
Aunque Louis seguía algo receloso con todo ese asunto,
estaba evidentemente más cómodo y se mostraba con más
confianza. La mamá de Harry veía a Louis con satisfacción,
le alegraba saber que estaba haciendo algo bueno con lo
que le restaba de vida y Louis... no lo sabía con exactitud
pero ese joven le daba una buena corazonada. Algo le
indicaba que ese chico estaba destinado a grandes cosas.
Le agradaba también la idea de tener algo de compañía al
menos un rato.
Al no tener a Harry en casa, quedarse sola no era una
opción. Se sentía tan vacía aunque su compañía fuera la
soledad y las novelas del canal cuatro. Su hijo venía y era
tan amoroso como siempre, pero sólo la visitaba cuando
tenía tiempo y no estaba agobiado salvando al mundo...
Estaba tan orgullosa de él.
—¿Quieres más? —preguntó Anne riéndose ligeramente
cuando vio que Louis había acabado su segunda ronda.
Louis se sonrojo un poco, sus mejillas bronceadas se
tornaron color rojo y eso lo sorprendió. Se sintió aún más
tonto pero aún así tenía algo de hambre... Así que
tragándose su orgullo y toda su dignidad, agachó
ligeramente la cabeza y asintió varias veces. ''Sí''.
—A este paso te acabarás la comida de la alacena, Louis
—bromeó ella.
Louis se sonrojó aún más y Anne lanzó una carcajada
desde la cocina al verlo. ¿Tan pronto y tanta confianza?
Louis se sintió completamente avergonzado. Regresó con el
plato lleno de comida, de nuevo. Antes de que Louis
comenzara a comer, él habló con ella.
—De verdad, gracias por esto que usted hace por mí y-
Anne sonrió con amabilidad y lo hizo callar con un gesto
de mano.
—No me hables de usted, me siento vieja Louis.
—Gracias por todo lo que haces por mí —corrigió, parecía
en verdad sincero, algo apenado, pero sincero. Louis alzó la
vista y la miró a los ojos—, de verdad.
Anne no estaba acostumbrada a que le dieran las gracias
de esa manera, negó con la cabeza y se levantó de la silla.
—Basta de cosas, jovencito —le hizo callar—. Come y
cállate antes de que te saque a patadas de mi casa —
bromeó.
En ese instante Louis se dio cuenta y secretamente lo
pensó. Se sintió algo culpable pero aún así no pudo evitar
Louis quería una madre como Anne, Joanna ya ni siquiera le
importaba. Si Anne supiera lo que él había sido en un
instante, ¿lo querría todavía?
||
—Así que en resumen... ¿No tienes a dónde ir? —
cuestionó ella, recargándose en la mesa con los codos y
mirándolo intentando con todas sus fuerzas el ocultar la risa
que le había causado la situación de Louis.
—Prácticamente sí —corrigió Louis—, pero...
—No tienes las llaves.
Louis sonrió, apenado por su estupidez. Ya le había dicho
adiós hace bastante tiempo a su dignidad y hasta ahora las
cosas no pintaban tan mal como pensaba que irían. Así que
decidió depositar su confianza en Anne a pesar de aún ser
unos completos desconocidos.
—Sí.
Louis no había podido ocultar por mucho tiempo la
situación en la que se encontraba. La confianza que le
brindaba Anne y la manera tan sincera de brindarle su
ayuda... había terminando diciéndole la situación por la que
había pasado para estar ahí, y Anne se había reído un rato
al terminar de escuchar su relato, pero ahora estaban
serios.
—Pues podrías quedarte aquí, Louis —ofreció ella.
—Oh no, eso sí que no —se negó rotundamente Louis—.
No me quedaré, no me aprovecharé de tu hospitalidad.
Tengo que regresar a casa de todas formas.
—Louis, no estás aprovechando anda. No tienes a dónde ir
por esta noche, al menos puedes quedarte a dormir y
mañana por la mañana podrás irte a buscar una solución y
yo te ayudaré. ¿Te parece?
—No, en verdad...
—Si no aceptas, me enojaré.
Unas cuantas condiciones más de Louis, y éste aceptó
quedarse.
||
Esa misma noche/madrugada, Louis decidió darse una
ducha. Bueno, no decidió, fue obligado por Anne e inclusive
ella fue quien lo empujó al baño para que lo hiciera. La
objeción de él para negarse a hacerlo fue que no tenía ropa
y que ya no estaba dispuesto a abusar a tal grado de su
hospitalidad, ella dijo que arreglaría ese asunto.
—Hueles a zorrillo —había dicho Anne para que Louis al
final aceptara.
Y después de mucha insistencia, Louis lo hizo. Anne le
caía cada vez mejor, era tan cálida, tan confiada, tan
buena... Era todo lo que una madre debía tener, cuidadosa,
atenta, amorosa... Y de nuevo Louis pensaba que si ella
tenía hijos, ellos debían de ser muy afortunados al tener a
una madre tan increíble. Cuando Louis salió del baño
envuelto en un par de toallas que le había entregado Anne,
ésta le había dejado un cambio de ropa en el lavamanos.
—Aquí tienes, ropa. Te lo dije, eso no es problema —Louis
escuchó la voz de Anne amortiguada detrás de la puerta de
la habitación, Louis sonrió ésta vez ante su audacia— Usa el
cuarto de la segunda puerta del pasillo como cambiador, allí
te dormirás —le avisó felizmente detrás de la puerta del
cuarto de baño y posteriormente se fue.
Louis admiró a Anne en ese momento, de verdad lo hizo.
Ella actuaba como si lo conociera de toda la vida, no lo
trataba mal ni le reprochaba nada. Lo único que conocía
sobre él era su nombre y aún así lo hacía sentir querido por
ella. Lo hacía sentir especial por el trato que le daba.
Esa mujer, definitivamente, tenía merecido el cielo.
Cuando se puso las ropas que le había dado Anne; un
pantalón de dormir, una camisa negra e inclusive ropa
interior, se dio cuenta de que le quedaban demasiado
grandes. Y tenían un olor peculiar, un olor muy agradable y
al jabón que él había usado del baño. Le gustó ese olor, más
que nada porque le recordaba a los días tranquilos de
invierno, a los días de paz.
Y sabía que conocía ese olor, pero no sabía de dónde. Lo
peor de todo, es que independientemente de su origen,
tenía la impresión de que no importara cuántas veces lo
inhalara, nunca se hartaría de olerlo.
—¿Cómo te han quedado las prendas? —le preguntó Anne
una vez que bajó a la primera planta.
Louis sencillamente se veía muy adorable, con todas las
prendas holgadas y el cabello revuelto a causa de habérselo
secado con la toalla, con ese gesto fruncido tan peculiar de
él... Se veía tan pequeño.
—Bien, algo grandes —dijo jalándose la playera con un
poco de disgusto, le hacía sentirse muy pequeño—, pero
todo muy bien. Muchas gracias.
—No es nada, Louis.
Él tenía algo de curiosidad y quería saber más sobre Anne,
así que no pudo detener su lengua y preguntó lo que quería
saber.
—Por cierto ¿de dónde ha sacado las cosas? ¿y de quién
es la habitación?
—Todo es de mi hijo, pero él se ha ido hace bastante
tiempo —Anne bajó la mirada y sonrió de manera
melancólica, Louis se sintió algo mal por ella, parecía que le
afectara un poco—. Viene sólo de vez en cuando y no creo
que lo haga ahora muy seguido, tiene mucho trabajo en
estos momentos..
Anne se veía bastante triste respecto al tema, así que
Louis no preguntó nada más.
||
Esa noche, Louis durmió muy cómodamente en la cama
del hijo de Anne que rebosaba del olor que tanto le gustaba.
No sabía que estaba durmiendo justamente en la cama de
Harry.
||
En la mañana cuando ambos despertaron, Louis parecía
recargado de energías positivas, pareciera como si de la
noche a la mañana todo él hubiera cambiado. Tenía el rostro
adormilado pero tenía un gesto bastante amable a
comparación del día anterior. Anne ya estaba en la cocina
haciendo el almuerzo así que él se dirigió con ella.
—Buenos días, Anne —saludó él.
—Buenos días, Louis. Ya casi está el desayuno —avisó ella
con entusiasmo—. Pasa algunos platos a la mesa, por favor,
y comeremos.
Louis hizo lo que Anne le pidió y le ayudó a traer la
comida, se sentaron los dos y se dispusieron a comer.
—Cuando acabemos iré con un amigo, creo que ya lo he
decidido —avisó Louis mientras Anne tomaba jugo—.
Intentaré solucionar el asunto de mi casa y si no funciona,
supongo que tendré que conseguir
—Podrías quedarte aquí-
—No, eso sí que no —se negó Louis rotundamente e
impidió que hablara—. Ni hablar, Anne.
—Tómalo como última opción, Louis —pidió ella—. Puedes
estar aquí el tiempo que necesites y no tiene que ser gratis,
puede ser como una renta pero prométeme, por favor
prométeme que si tienes problemas regresarás aquí.
Louis la miró con algo de duda. ¿Podría prometerle volver?
Si no funcionaba nada, si al final no tenía alguna opción
para arreglar lo de su casa... ¿podría volver con Anne? Louis
la miró por interminables segundos. Esa mujer tan amable
le estaba ofreciendo vivir en su casa por un tiempo...
Como última opción, se recordó. Louis sabía que había
más opciones y que alguna tendría que funcionar. No
tendría que regresar entonces y tampoco tendría que darle
más molestias de las que ya le daba.
Pero si algo no funcionaba... Anne estaba dispuesto a
ayudarlo, a apoyarlo. Louis lo pensó unos segundos más.
—Bien, lo prometo —dijo Louis al final.
Anne pareció más tranquila entonces porque su postura
se relajó y dio un largo suspiro, parecía más aliviada. Ambos
siguieron comiendo hasta que Louis decidió hablar de
nuevo. Seguía teniendo curiosidad sobre la familia de Anne
y el por qué se veía tan sola siendo una increíble mujer.
—Anne, ¿y dónde está tu hijo? —preguntó él, su
curiosidad había despertado de pronto.
—Está trabajando —avisó ella de una forma tan orgullosa
que se notó en su voz—. Es un hombre muy bueno y le
gusta ayudar a la gente, siempre haciendo el cambio y la
excepción... De hecho hace un rato llamó para decir que
vendría a desayunar pero no creo qu-
Justo en ese momento, la cerradura de la puerta sonó con
un *click*, indicando que se había abierto, interrumpiendo la
plática que apenas comenzaría de Anne y Louis.
La puerta dio paso a una silueta alta que estaba abrigada
hasta los dientes, la bufanda roja le tapaba el cuello y su
cabello largo y rizado estaba despeinado a causa del viento
que soplaba fuerte en la calle.
—Mamá, ya llegué —avisó gritando sonriente.
Se detuvo en el marco de la puerta, sus ojos verdes vieron
la escena con cierta sorpresa. Anne no estaba sola como
usualmente lo usaba (a menos de que algunas de sus
compañeras de trabajo vinieran a desayunar con ella), la
acompañaba una persona que se había quedado
increíblemente atónito ante su presencia. Se había quedado
con la taza de café a medio camino de sus labios.
Entonces reparó en la figura delgada y en la cara atónita
que lo miraba con los ojos como platos, alzó las cejas
sorprendido cuando se dio cuenta de que la camisa negra y
el pantalón de mezclilla que él traía puestos eran suyos.
Louis juraba que se atragantaba y quería morirse en ese
mismo instante. Quería ahogarse con la comida que estaba
ingiriendo. Ambos se miraron varios segundos, procesando
lo que estaba pasando. Harry estaba viendo al hijo de Troy
Tomlinson almorzando con su madre, el chico que lo odiaba.
Y Louis veía a Harry como siempre; el maldito idiota que le
había quitado a su familia.
Pero esta vez había algo diferente. Quizá el momento los
había tomado por sorpresa, o quizá porque estaban algo...
¿aliviados? De verse. Anne vio la escena algo confusa sin
saber qué pasaba.
—Louis —susurró, sorprendido.
—Harry...
El hijo de Anne era nada menos que Harry Styles.
||
N/A: Regresé de mi tumba, mis bebés 7u7r
||Capítulo 21.

Doncaster, Reino Unido.


Ambos chicos se quedaron en un completo shock sin
saber cómo reaccionar o qué hacer. ¿Cómo es que la suerte
de Louis estaba tan maldita que en el billón de personas
que había en el mundo entero había caído en la casa
precisamente de Harry Styles?
Vio todo con nuevos ojos y se retiró casi inadvertidamente
de Anne, ¿así que ella era la madre de ese engendro, de ese
maldito anormal, de aquella persona que le había quitado
todo? Louis frunció el ceño al ver a Anne. ¿Cómo es que
había llegado a confiar en ella? Se sintió... traicionado, por
decir algo.
—Hola Harry, hijo —saludó ella con entusiasmo,
levantándose de la mesa rápidamente y yendo hacia su hijo
a abrazarlo con un inmenso cariño— Tenemos visitas,
cariño. Él es...
—Louis, sí, ya lo conozco mamá —asintió Harry algo
confuso aún, acercándose con cautela un poco hacia la
mesa del desayuno, dejando su abrigo en el sofá
despreocupadamente.
Louis no sabía qué mierda hacer. Se sentía como entre la
espada y la pared, se sentía encerrado, acorralado y sin
salida. Era gracioso hasta cierto punto el pensar que de
verdad era un completo desgraciado y que por eso se
encontraba ahí, en un nido de maricones.
Y había pensado que Anne realmente era una buena
mujer, ¡No lo era! ¡Había criado a un maricón! De pronto
Anne no le agradaba tanto como antes. Aunque era algo
muy tonto puesto que Anne tenía una mirada cálida, y lo
había tratado bien a pesar de todo, le había hecho un gran
favor al hospedarlo en su casa. Lo había atendido y le había
dado su ayuda... Pero aún así eso no justificaba el hecho de
que había criado a una aberración. A Harry Styles.
—Que bueno que has llegado Harry —anunció ella
sentándose de nuevo en la mesa e invitándolo con un gesto
amable a que tomara asiento, sonriente aún— Estamos a
punto de desayunar y quería que conocieras a Loui-
La acción que tomó Louis interrumpió a Anne de decir
cualquier cosa, Louis se levantó inmediatamente de la mesa
y se alejó rápidamente de ellos dos.
—Tengo que irme —interrumpió Louis de forma rápida y se
levantó de la silla haciendo ruido al arrastrarla con fuerza
hacia atrás—, adiós.
La actitud del chico los tomó por sorpresa a los dos, tanto
a Anne como a Harry que se miraron confundidos entre ellos
sin saber cómo reaccionar a la actitud que había tomado el
chico. Louis caminó de manera rápida a la puerta y tras
varios intentos la abrió, quería salir de ahí, quería correr
lejos. Sentía vergüenza de sí mismo por haber aceptado la
ayuda de ella.
—¡Louis, espera! —pidió Anne en voz alta antes de que
Louis saliera de la casa.
Louis ni siquiera se detuvo. Prometió internamente que se
encargaría de pagar cada cosa que Anne hubiera gastado
en él y que se los devolvería pronto para no sentir que le
debía algo y así poder estar bien consigo mismo y con su
poca dignidad. ¿¡Cómo se había atrevido si quiera a aceptar
la ayuda de un Styles!? ¡¿Cómo?!
A Harry no le sorprendió mucho la actitud que había
tomado Louis, realmente lo comprendía, no del todo pero lo
hacía. Desconocía los motivos por los cuales Louis había
estado con Anne hace unos momentos, pero algo le decía
que el chico no estaba enterado de la situación completa,
que Harry vivía en esa casa. Harry pudo haberlo detenido,
pero no lo hizo, se quedó expectante a sus acciones.
—No se moleste, estaré bien—dijo Louis a Anne en voz lo
suficientemente alta para que ella lo escuchara—. No me
busque, le pagaré todo lo que le debo mañana por la
mañana. No voy a deberle nada.
Cerró la puerta de la casa. Anne y Harry la observaron por
un largo rato, cuestionándose internamente qué había
pasado. Anne volteó a ver a Harry algo confundida, sin
embargo había prestado atención a la primera vez que él y
Louis se vieron y daba a relucir que ellos dos ya se habían
tratado antes.
—¿Por qué me da la impresión de que ese muchacho y tú
se conocían, Hazz? —preguntó su madre, llena de
curiosidad.
||
Harry terminó explicándole cada cosa a Anne, la manera
en la que ambos se habían conocido, por qué se conocían,
por qué probablemente Louis había reaccionado así. No dejó
pasar un detalle por alto para que Anne estuviera al tanto
de la situación. A Anne le sorprendió muchísimo escuchar la
historia, pero lo hizo, atenta y pensativa. Y entonces,
cuando terminó de escuchar el relato de su hijo, comprendió
un poco el por qué Louis había salido literalmente corriendo
de casa. Sin embargo, a ella Louis le pareció un poco
descortés. Aunque no podía juzgarlo, porque no eran sus
problemas. Así que al final lo compadeció un poco...
—No creo que sea bueno dejarlo ahora, hijo —comentó
Anne aún pensativa—, tiene muchos problemas y no sería
nada humano dejarlo solo...
—¿Cómo sabes que está solo, mamá?
—Bueno, es lo más probable Harry... Teniendo en cuenta
que cuando lo encontré estaba solo y estaba helado
sentado en la banqueta de la calle. Y se veía bastante
apagado y triste antes de que yo llegara a hablarle y a
traerlo a casa.
—¿En la calle?...
Anne no le contó la historia a lujo de detalles, pero le dijo
en resumidas formas lo que había ocurrido con Louis. Harry
y su madre en esos momentos estaban sentados en la sala,
pensando acerca de Louis. Realmente ninguno de los dos lo
conocía mucho pero era evidente que había problemas con
el chico. Y era triste, Harry lo pensaba, que a pesar de cómo
se había comportado en el pasado no era su culpa teniendo
en cuenta el padre que tenía...
Harry era muy comprensivo a veces, y Anne lo sabía. Así
que más tarde cuando Harry fue a su habitación para hablar
con ella acerca de ir a buscar a Louis no le sorprendió en lo
absoluto, al contrario, se sintió satisfecha de que tomara la
decisión correcta.
—Mamá... Quiero salir a buscar a Louis, quiero saber que
está bien y que no está pasando por momentos difíciles.
Probablemente pienses que no es mi prioridad, ni mi trabajo
o mi responsabilidad. Pero sí me siento algo culpable, su
hermana está bajo mi tutela ahora y él está sufriendo por la
separación de su familia, por más mala que haya sido... —
habló Harry con cierto remordimiento— Mamá, ambos
sabemos qué es lo que se siente pasar por eso y sólo quiero
saber si necesita algo, y brindarle mi apoyo... Aunque no lo
quiera.
Anne asintió con entusiasmo, y no lo desanimó. Al
contrario; le brindó su ayuda. Ella ayudaría a encontrar a
Louis y a ayudarlo. Anne no se sintió decepcionada, su hijo
siempre tomaba las decisiones correctas.
Sin embargo mientras platicaban madre e hijo, la mente
de Harry no dejaba de merodear en torno a un pensamiento.
No pasó un detalle por alto del momento en el que vio a
Louis; era la primera vez que Louis decía su nombre... Y no
sabía por qué eso le aliviaba tanto. Le tranquilizaba un poco
el que le hubiera llamado por cómo se llamaba y no un
insulto hubiera saltado a la primera. Al menos era un
progreso. ¿Acaso Louis había cambiado de opinión aunque
fuera un poco respecto a él? Rogaba a los dioses que fuera
así, que recapacitara poco a poco y que se diera cuenta de
la realidad de las cosas, que se diera cuenta de que Harry
sólo quería ayudarlo, y no perjudicarlo.
Jamás en todo ese tiempo de conocerse Louis lo había
llamado por su nombre, el que lo hiciera en ese momento
era como si lo hubiera tomado desprevenido. Y muy
secretamente, en lo más profundo y oscuro de sus
pensamientos le gustaba cómo se escuchaba siendo
mencionado por su voz aguda y chillona, ligeramente
cantarina. Aunque sabía que entusiasmarse por eso estaba
mal, muy mal. Si seguía pensando ese tipo de cosas se
estaría metiendo en un pozo sin salida.
Y el recordarlo, el recordar el momento en el que lo vio...
¡Traía puesta su ropa! ¡Por supuesto! Tenía que admitir que
Louis se había visto adorable envuelto en sus ropas, que
probablemente eran un par de tallas más grandes que la de
él... Pero que admitiera que se veía tierno no significaba
nada, ¿cierto? ¡Eso no contaba!
Harry suspiró, lleno de lastima por sí mismo. Y lleno de
preocupaciones por los problemas en los que se metería
próximamente si seguía pensando de esa forma acerca de
Louis.
Realmente estaba mal, muy mal...
||
Louis caminó un rato más por las calles de Doncaster
mientras pensaba en qué mierda hacer con su desastrosa y
monótona vida. Acababa probablemente de pasar el
momento más vergonzoso, más penoso y más tonto de toda
su vida. Él, Louis Tomlinson metido en el nido de la abeja
reina homosexual... el recordarlo le daba escalofríos, ¡cómo
había podido entrar en un lugar así! ¡Cómo podía haber
podido confiar en Anne, la persona que crío a ese maldito
depravado sexual!
Louis sintió asco de sí mismo y decepción, por culpa del
hijo de Anne su padre estaba injustamente en la cárcel y
tenía ese tipo de problemas. Por su culpa... por su culpa
todo en su vida estaba mal, y estaba sufriendo
injustamente. Por culpa de Harry su familia se había
separado, su padre estaba preso, su hermana era una
maldita enferma, su madre se había ido y él estaba solo.
No aceptaría bajo ninguna circunstancia ayuda de
aquellas personas, ni aunque fuera su última opción. No
aceptaría la ayuda de Harry Styles directa o indirectamente.
Y tenía que encontrar a Ed, porque ansiaba por quitarse
esas malditas prendas del homosexual de encima. Justo en
ese momento se daba mucho asco, se despreciaba a sí
mismo y se preguntaba constantemente; ¿cómo es que
había caído tan bajo?
||
Al final Louis terminó pidiéndole ayuda a Ed. A su mejor
amigo. Y él se río bastante de él cuando le contó en la
situación en la que estaba metido. Ed lo recibió muy bien en
su casa cuando llegó, y lo invitó a sentarse en el sofá para
que le relatara qué había pasado.
—Espera, espera, Louis. Más despacio... —pidió Ed
tratando de aguantarse las ganas de soltar una gran y
sonora carcajada— Me estás diciendo que has pasado un
día entero en la calle porque... ¿se te han olvidado las llaves
dentro de casa?
—Si te ríes idiota, te juro que te rompo la guitarra que te
ha regalado tu famila en navidad.
Ed simuló tener compostura ante lo que pasaba... Sin
embargo soltó la carcajada en cuanto vio a Louis tan serio,
intentando hacerse el enojado. Ed se rió hasta que le dolió
el estómago y hasta que Louis bufó enfadado y le aventó
uno de los cojines de adorno que estaba en la sala directo a
la cara.
—No da risa —comentó Louis, cruzándose de brazos y
viéndolo con evidente enojo.
—Eso lo dices porque tú eres el que está viviendo la
situación, pero evidentemente es gracioso Louis —Ed se
limpió las lágrimas de risa de sus ojos para estar un poco
más serio—. Pero bueno, ¿dónde has pasado la noche si no
has estado en tu casa, Louis?
Louis volteó para no verle la cara. Eso no quería decírselo,
no quería contarle que se había ido a casa de Anne y de su
hijo el maricón, no quería decirle que había pasado la noche
allí. Estaba asqueado de sólo recordarlo. Estaba
decepcionado de sí mismo y se sentía extraño. Rechazaba el
hecho de haber pasado por aquello y nadie tenía que
enterarse, podría mantener el secreto y morir con su
vergüenza. Sí, eso haría.
—Te lo he dicho ya Sheeran, la he pasado en la calle —
contestó de mala manera—. ¿Me vas a bombardear con
preguntas de cosas que no interesan o me vas a ayudar,
Ed?
—Oye, tranquilo Louis. No tienes que ponerte en ese plan.
Sabes que yo te ayudaré siempre, porque soy tu amigo. Y
puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras en lo que
conseguimos un cerrajero que arregle el problema y ya, ¿sí?
—Ed se levantó del sofá y abrió una habitación continua a la
sala—, puedes quedarte aquí si lo deseas, el baño ya lo
conoces y si necesitas ropa aunque te quede grande,
también puedo prestarte.
Louis asintió mientras se levantaba del sofá para ir con su
amigo hasta la habitación.
—¿Eleanor sabe de esto, Louis? —aunque el simple hecho
de mencionar el nombre de la novia de su mejor amigo le
daba hasta asco, se las arregló para no sentirlo. Eleanor no
le caía bien, pero ella quería a su amigo así que debería
estar preocupada si no lograba comunicarse con él.
Louis negó con la cabeza algo abatido al escuchar el
nombre de su novia y al recordarla. Para Ed esa respuesta
bastó y no se veía con muchos ánimos de llamarla, así que
dejó el asunto pasar. Louis llegó a la cama y se sentó en la
orilla mientras veía a Ed.
Ed vio a Louis y se dio cuenta de que se veía bastante
distinto a otras veces. Era normal; su padre en la cárcel, su
hermana separa da de él, su familia totalmente destruida y
separada... Estaba pasando momentos difíciles y se sentía
algo culpable por haber testificado en el juicio en contra de
Troy, pero era necesario. No iba a dejar que le siguieran
haciendo más daño a Louis, porque evidentemente él
también estaba siendo perjudicado. Se notaba desde antes,
desde que había intentado aceptar a su hermana Fizzy, y
desde que había intentado defenderla en vano.
Pero sentía que había algo más, como su amigo notaba
cuando habían más problemas de lo normal. Pero ya era
noche, y quizá Louis quería algo de tiempo para pensar.
Mañana por la mañana sería otro día, y podría hablar con él
tranquilamente.
—Estaré viendo la televisión si me necesitas, mañana voy
a trabajar así que las luces se apagan a las once, ¿está
bien? Si ya te dormirás, descansa Louis.
Ed salió de la habitación y encendió la luz para que su
amigo pudiera instalarse cómodamente, sin embargo antes
de salir se puso algo dudativo y antes de despedirse volteo
hacia su amigo.
—Aún tienes cosas que explicarme, Louis—suspiró Ed, con
calma—Como el por qué te quedaste fuera de tu casa si tu
mamá está allí, o cómo te va todo porque te has
desaparecido un tiempo... Aún hay cosas que debemos de
hablar y espero que tengas la confianza de decírmelas,
¿está bien?
Louis no dijo nada, simplemente asintió hacia las palabras
de su amigo. Se quedó callado y pensó que realmente le
debía varias explicaciones, pero no por ahora.
Ed cerró la puerta tras de sí una vez que salió. Louis se
levantó y se miró al espejo. Tenía unas ojeras terribles, el
cabello despeinado y se veía tan... ¿deteriorado? Era un
completo desastre. Tenía tantas cosas juntas en la cabeza,
¿a dónde había ido Joanna? ¿dónde estaba Fizzy? ¿estaba
bien su padre?... ¿Qué le diría a Eleanor si la llegaba a ver
de nuevo? ¿Qué le explicaría? Le daba tanta vergüenza
admitir que estaba en problemas muy fuertes (y algunos
estúpidos) frente a ella.
Entonces cayó en cuenta de algo mientras miraba su
reflejo.
Estaba usando la ropa de Harry.
Rápidamente se quitó la camisa, el pantalón y la ropa
interior. ¡Tenía tantas ganas de vomitar! ¡Había estado hasta
la ropa interior de Harry! ¡Maldita sea con Anne! No se había
dado cuenta hasta ese momento de lo que llevaba puesto y
de lo que implicaba. ¡Podía haberle contagiado su asquerosa
enfermedad de homosexual! ¡Debía bañarse rápido! Se
daba tanto asco a sí mismo.
''Son ropas de mi hijo''.
Que se pudra su hijo en el infierno.
Louis sintió arcadas y por poco vomita en el piso.
—¡ED! —gritó Louis con ansias— ¿¡Tienes ropa que me
prestes!?
||
Una vez que se bañó y se preparó Louis se fue a la cama y
se quedó allí pensando mirando hacia el techo. Ya era algo
noche, y hacía frío. Louis estaba derrotado, sentía que no
podría mucho más con el peso que tenía en sus hombros.
Había tantos dilemas que rondaban en su cabeza, había
tantas cosas en las que quería evitar pensar para no
causarse más problemas de los que tenía. Había también
tantos sentimientos que quería reprimir y no sacarlos a la
luz de nuevo.
Lo peor de la noche es que saca los más profundos
pensamientos del ser humano porque está solo y lo deja
reflexionar, el ser humano entonces es sincero porque no te
puedes mentir a ti mismo, sabes lo que eres.
Vio la ropa de Harry en el suelo y se estiró un poco para
recogerla... ¿Realmente era justo tratarlo así? ¿Qué le había
hecho para recibir su odio? Sí, ser homosexual... Pero
¿aparte de eso? Quería con todas sus fuerzas pensar que
también había destruido su familia y que debía odiarlo por
eso, pero debía admitirlo... su familia siempre había estado
rota. Y profundamente.
Harry era un buen tipo, y todos lo querían. Su madre, los
miembros de su comunidad le daban su apoyo, su mejor
amigo lo apreciaba, hasta su hermana se había ido con él...
Sentía un poco de celos, ¿por qué Louis no podía tener ese
tipo de amor? ¿ese tipo de apoyo?...
¿Por qué todos lo querían? ¿Qué tenía de extraordinario?
—Estás pensando tonterías Louis, deja de pensar —se
regañó a sí mismo y sacudió la cabeza para deshacerse de
las estúpidas ideas que tenía.
No, debía alejarse de todo eso. Del tal Harry, de Anne, de
todo y comenzar a tener su vida. Debía dejar a todos de
lado e irse, arreglar sus problemas solo. O irse con Eleanor,
después de todo le apoyaría; era su novia. Y la quería, sí.
Con Harry sólo se había confundido y Dios le había dado
una mala jugada para confundirlo y probar su fe. Sí, quizá
era eso. SÓLO eso. Debía volver a ser el Louis de antes y
dejar de tener sus problemas existenciales.
No volvería a ese lugar jamás a casa de Anne aunque ese
fuera el único lugar seguro del mundo en una guerra
mundial, él preferiría morir. A sangre fría si era necesario.
Y definitivamente jamás volvería a ver a ese maricón de
mierda.
Comenzó a quedarse dormido, a divagar entre los
pensamientos de la consciencia y los sueños. Estaba muy
cansado de luchar contra sí mismo así que se durmió
definitivamente de un momento a otro.
Sin embargo dejó la camisa de Harry sobre la cama, a un
lado de él.

||
N/A: Hola, lo siento por ser una lenta en actualizar, la tía
Mafi los ama <3, gracias por esperarme:c
Yours Sincerely,
Mafer.
PD: Este capítulo fue re-escrito por la increíble banda
sonora de Glee y sus grandiosos covers, comenzando con
Teenage Dream:V
||Capítulo 22.

DEDICACIONES, MUY BONITAS Y CARIÑOSAS PARA


TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE ME AYUDARON EN
MI PROYECTO, ¡MUCHAS GRACIAS!
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si me faltó alguien, háganmelo saber aquí:D ¡Es mi
parte favorita de escribir el capítulo! :')

Doncaster, Reino Unido.


Louis despertó ya casi entrando la tarde, había dormido
bastante bien gracias a la cama blandita que le había
brindado su mejor amigo, y debía agradecérselo una y mil
veces, el darle alojo en su casa era algo que no sabría cómo
pagarle. Realmente Ed se preocupaba por él y lo hacía
notar.
Hizo caso omiso de la prenda negra que estaba en el
suelo y pasó por encima de ella, en realidad pasó
pisoteando la ropa de Harry sin importarle nada sólo para
demostrarse a sí mismo que eso no le interesaba en lo
absoluto. O al menos algo parecido. Se talló los ojos y se
dirigió a la puerta sin embargo se quedó parado en la
puerta, escuchó a Ed hablar por teléfono muy bajito. Se
pegó a la puerta para escuchar mejor, no supo ni siquiera
por qué lo hizo.
—Sí, él está aquí —escuchó Louis que Ed decía— Sí... Yo
cuidaré de él no tienes por qué preocuparte, ha tenido algún
problema respecto a su casa así que se quedará aquí
probablemente unos días... ¿Cómo está ella, ha estado
llevando bien las cosas? Lo sé, es una chica fuerte... Te
hablaré después si ocurre algo, ¡cuídate!
En el mismo instante en el que Ed colgó el teléfono Louis
salió con una mirada con muchas cuestiones en ella, lo miró
con desconfianza. Ed volteó a verlo y le sonrió muy
amablemente.
—¡Buenos días Louis! —saludó efusivamente— Estaba
considerando seriamente que habías entrado en estado de
hibernación, dormiste un montón.
—¿Con quién hablabas?
—Vaya —exclamó Ed sorprendido de que Louis hubiera
escuchado esa conversación—¿Ya empezamos con los
interrogatorios? ¿no te parece que es demasiado en la
mañana, Louis? ¿Puedo comenzar a preguntar yo también?
A Louis no le pareció, así que se hizo oídos sordos y actuó
como si nada y se dirigió a la mesa a comer. Ed se rió y dijo
un ''lo suponía'' por lo bajo y se dispuso a servirle algo de
comer. Sabía que a Louis no le agradaría responder sus
preguntas y sabía que era un tema delicado el entrar allí.
Así que prefería darle espacio y cuando estuviera listo lo
diría.
Su conversación había sido con nada menos que Harry, él
había llamado para ver si tenía alguna información sobre el
paradero de Louis, y se cuestionaba si estaba bien o si sabía
dónde se encontraba. Obviamente Harry había tenido que
decir por la situación que había pasado para que Ed pudiera
decirle algo sobre él. Le había sorprendido al principio, pero
de hecho no le había parecido imposible. Doncaster no era
precisamente un lugar grande y Anne era un amor de
persona, la había conocido cuando iniciarion el juicio contra
Troy y durante el proceso también, cuando iba a visitar a
Fizzy, Anne estaba allí.
Era una mujer encantadora con un gran corazón. Alguien
increíble. A Louis también la habían flechado sus encantos,
por eso no había sospechado que era la mamá de Harry.
Aunque Harry había heredado ese carácter de su madre...
—Louis, hay muchas cosas que debes...
—No voy a hablar, por ahora dejemos las cosas así, ¿sí? —
cuestionó Louis con la mirada baja— Primero hay que
solucionar lo de mi casa, sólo quiero volver y olvidar todo lo
que ha pasado hasta ahora... Por favor.
Ed no mencionó nada más sobre el tema y ambos se
concentraron en comer.
—¿Vas a hablarle a Eleanor? Ha estado preocupada por ti,
no contestabas tu celular y pasó a buscarte a tu casa hace
un rato, me envió un mensaje que rara vez hace sólo para
preguntarme si estabas bien...
Louis pareció algo sorprendido sobre la preocupación de
su novia, pero era de esperarse, es decir, había sido su
novia por más de tres años... Se sorprendía ligeramente de
recordar que realmente había alguien que se preocupaba
por él en al menos un sentido. Pero realmente eso lo hacía
sentir peor en vez de hacerlo sentir aliviado y querido. Sus
sentimientos eran un tremendo caos y corresponder a los de
su novia sería como una traición.
Sí, había sido una mierda de persona con todos siempre, y
estaba seguro de que siempre sería así con tal de
protegerse a sí mismo... Pero Eleanor realmente no lo
merecía. Se había levantado demasiado compasivo consigo
mismo y realmente pensaba en las consecuencias de
pensar tantas cosas y tener tantos problemas. Lo estaban
haciendo pensar por primera vez en su vida. Y por eso
mismo, veía que su vida no siempre había sido lo que
pensaba, volteaba al pasado y veía que no estaba
satisfecho con nada de lo que había hecho, pero que era
demasiado apegado a sus creencias para admitirlo.
Profundos pensamientos para estar viendo un plato de
cereal. Nadie lo imaginaría.
—Hablaré con ella después —dijo, Ed pareció satisfecho
con su respuesta.
Louis estaba cambiando, una era de cambio. Louis ahora
veía al vacío y pensaba... Algo estaba pasando, jamás lo
había visto así ni siquiera cuando eran pequeños y llegaba
con moretones en la cara a la escuela. Ed lo vio con
curiosidad, con tremenda preocupación y a la vez
fascinación. Realmente... su mejor amigo estaba haciendo
algo con su vida, algo que valdría la pena, pero... ¿a qué
costo?
Ed se le quedó mirando un buen rato, Louis ni siquiera lo
notó. Louis estaba mal.
||
Había sido una gran mañana al saber dónde se
encontraba Louis y Harry se encontraba algo satisfecho con
su búsqueda, le alegraba saber que Louis se respaldaba en
su gran amigo Ed y que estaba a salvo, era un gran
sentimiento de alivio. Pareciese como si volviera a respirar
después de estar una hora bajo el agua.
Claro, hipotéticamente hablando porque si fuera así
estaría muerto.
Harry se encontraba en la fundación después de avisarle a
su madre el paradero de Louis y que podía dejar de
preocuparse por él ya que había hablado con Ed en la
mañana y estaba con él.
—Ah, ¿el joven pelirrojo?
—Sí, él mismo.
Harry había dejado el número de Ed anotado en un papel
por si acaso Anne quería hablarle más tarde, puesto que por
alguna razón se había encariñado con Louis en un solo día.
Aunque no se lo cuestionaba mucho, a él le había pasado
lo mismo... ¿desgraciadamente?
Ese día llegó sonriente a saludar a todos los huéspedes y
a revisar que todo estuviera en buenas condiciones y en
orden, que no hubiera problemas mayores y supervisar las
sesiones que Jeff como psicólogo tenía con la mayoría de las
personas que habitaban allí, que era un trabajo rutinario ya
que Harry era como el pilar de la fundación, todos se
sentían a salvo cuando él llegaba.
La única que se negaba un poco a atenderse
psicológicamente era Fizzy, era razonable era una de las
pocas personas que eran como un caparazón que se
reforzaba cada vez que pasaba algo. Y aunque le doliera,
siempre encontraba la manera de ocultarlo y volver a
reforzarse. Jeff se preocupaba mucho por ella aunque ella
dijera siempre que estaba bien. Harry sabía que era una
chica fuerte pero... Aunque seas fuerte, siempre necesitas
reconocer que estás mal porque eso te rompe por dentro,
no a tu caparazón.
—¿Y cómo está Niall? —cuestionó Harry cuando Jeff tuvo
un pequeño tiempo libre, él estaba sentado en el sillón
enfrente de su compañero.
—Pues está mucho mejor que cuando vino, Harry,
realmente ha habido una mejora aunque no es muy
apegado a las personas, aún tiene miedo de relacionarse
con otros y sigo trabajando con su autoestima y todas las
ideas que tiene acerca de sus padres. Ha vivido de las
peores cosas a corta edad y eso no se supera fácilmente, y
menos en unos días. Pero al menos ha mostrado cariño
especial por Felicite, se ve más animado y menos serio que
los primeros días, ya no se muestra tan exaltado como
antes...
—¿Con Fizzy?
Jeff asintió.
—Parece que encontró en ella la suficiente confianza
como para desarrollar relaciones amistosas y demás.
Esperemos que ese sea el primer paso y luego lo demás, no
queremos abrumar a Niall. Iremos con pasos de bebé.
Harry asintió, dándole la razón. Realmente había tantos
problemas en la fundación que se olvidó por completo de
Louis Tomlinson y sus extraños sentimientos hacia él, era
mejor así, no despertar nada que no debía ser. Si seguía así
sólo iba a recibir un ojo morado y un corazón roto. Prefería
su ojo intacto y su corazón también.
Debía dejar las cosas fluir y dejar de pensar en él de una
forma rara, Louis era lo que era y cambiarlo sería difícil,
debía entender que eso que hacía por Louis, preocuparse
por él, era porque su hermana pequeña estaba a su cuidado
y debía unirlos de alguna manera para que su familia no
acabara de la peor forma... Sólo eso, allí debía acabar su
trabajo. Jamás debía involucrar sus sentimientos personales
tan profundos en casos como ese... y mucho menos en
Louis.
Aún así, pensaba que el azul de sus ojos era como el mar,
calmado, profundo... Hermoso.
||
La situación de Louis mejoró cuando Ed fue inteligente (no
como él) y fue a buscar a un cerrajero que pudiera
ayudarles. La solución era tan obvia que casi le hizo pasar
vergüenza. Eran las cuatro de la tarde y se encontraban en
casa de Louis, habían ido inmediatamente y se suponía que
en unos momentos todo quedaría arreglado para que
pudiera entrar sin ninguna dificultad.
—¿Por qué nunca se me ocurrió, maldita sea? —se
cuestionó Louis cuando el hombre hacía su trabajo enfrente
de ellos, abriendo la cerradura para poder entrar a su casa.
—Porque eres estúpido —respondió Ed casi de inmediato.
Louis lo volteó a verlo como si le fuera a soltar veinte
puñetazos en cinco segundos, Ed reprimió las ganas de
reírse. Louis también deseaba reírse hasta de sí mismo,
porque había sido verdad.
—¡Tú preguntaste! —contestó Ed de inmediato como si no
tuviera la culpa, pero había un poco de diversión en su tono
de voz.
—Que graciosito Sheeran, que graciosito. Luego no te
quejes de que hago chistes sobre tu sobrepeso, osito
cariñosito.
—A mí el sobrepeso se me quita pero a ti lo imbéc-
Ed se quedó callado rápidamente porque Louis tomó una
de las herramientas del cerrajero amenazando con soltarle
un golpe en la cabeza. Ed sólo se rió y alzó las manos en
son de paz.
—Ya no digo nada más —dijo con tono obediente y junto
las manos como si fuera un santo.
Louis negó con la cabeza y rió también, realmente estar
con su mejor amigo le hacía falta y llevarse con él algunas
bromas pesadas o inocentes era lo que lo animaba en ese
momento. Realmente sólo unos segundos olvidó la situación
por la que pasaba y se relajó lo suficiente como para pensar
que todo estaba bien. Eran pocos los momentos que
compartía con él ya que en el pasado su tiempo era dividido
entre su familia, estar en casa y su novia. Ahora no tenía
familia, su casa estaba vacía y su novia estaba retirada de
él por su orgullo de hombre, debido que no quería decirle su
situación.
—Ya está —avisó el hombre mientras se levantaba y abría
la puerta para que los tres pasaran— Le recomiendo joven
que haga otro juego de llaves y los deje afuera de la casa
donde sólo usted sepa que están, un lugar que no esté a la
vista. No es extraño que pasen estas cosas, así que esa es
una posible solución —aconsejó a Louis.
—Muchas gracias, de verdad —agradeció Louis— ¿Podría
decirme cuánto es para pagarle?
—Oh, no es necesario. Su amigo ya me ha pagado antes
—dijo el hombre mirando a Ed con una sonrisa— Hasta
luego joven Tomlinson y joven Sheeran, cualquier cosa
pueden llamarme.
—¡Muchas gracias! —agradeció Ed con una gran sonrisa.
Louis se le quedó viendo a Ed como si no lo pudiera creer
mientras que el señor se retiraba y cerraba la puerta tras de
sí dejándolos dentro de la casa solos. Ed lo volteó a ver.
—¿Qué pasa, por qué me miras así?
—Ed, ¿por qué demonios pagaste? No soy un mantenido,
puedo hacer las cosas por mi cuenta.
Ed se quedó boquiabierto, incrédulo de su actitud. ¿Cómo
podía actuar de esa manera? ¿Qué pasaba?
—Louis, sólo fue un favor...
—¡Pues yo no te pedí ni un maldito favor, no puedes hacer
esto, pretender que no puedo pagar ni eso! —Louis lo
interrumpió gritando.
Ed realmente se mostró confundido, ¿por qué se ponía tan
a la defensiva sólo por eso? ¿Un pequeño gesto de amistad
al pagarle algo? Louis se puso cada vez más agresivo con
cada comentario que Ed decía, y eso realmente preocupó a
su amigo.
—Louis, no lo hice con esa intención, disculpa-
—¡No te lo he pedido, deja de pretender que yo necesito
ayuda en lo más mínimo!
—¡Disculpame por ser un maldito amigo que quiere
ayudarte! —gritó Ed de igual manera.
—¡Nadie les ha pedido nada! —gritó Louis aún más alto,
realmente enfadado— ¡Primero el maldito homosexual,
luego su madre, y ahora tú! ¡No necesito su ayuda!
—¡LOUIS MALDITA SEA, NO QUERÍA HACERLO CON MALA
INTENCIÓN, YO SÓLO QUERÍA AYUDARTE, SOY TU AMIGO!
—¡QUE MI MAMÁ ME HAYA ABANDONADO TAMBIÉN NO
TIENE QUE VER QUE SEA UN MISERABLE EN BUSCA DE TU
AYUDA!
Louis estaba furioso que ni siquiera se había dado cuenta
de que había soltado la verdad, respiraba de manera
acelerada sin ser consciente que había confesado su
problema. Cuando lo captó, Ed lo veía tan sorprendido y
compasivo a la vez que se enfureció más. ¡Otra persona que
lo miraba de esa manera! ¡Estaba harto de obtener lástima!
¡Primero Anne, luego Harry, y ahora él!
—Louis... ¿por qué no me lo dijiste? —habló Ed en voz
baja, sin poder creerlo.
Así que era eso. Su amigo realmente estaba pasando por
problemas graves. Su familia siempre había pretendido al
menos estar unida, y Louis se había acostumbrado a vivir
con ellos, todos juntos. El que se fuera Fizzy, luego su padre
y luego su madre debía ser algo fuerte para él debido a que
estaba solo. Ed trató de acercarse y darle un abrazo de
apoyo pero Louis retrocedió de inmediato.
—Vete.
Louis sólo pronunció esa palabra en voz baja, pero fue lo
suficientemente fuerte como para que Ed retrocediera. Louis
se veía tan frágil en ese momento, tan pequeño, tan
lastimado. Como un cachorrito que te encuentras en la calle
que está herido y triste. Louis mostraba sus sentimientos en
frente de él de una manera tan abrumadora por primera
vez. Era su mejor amigo y jamás lo había visto tan mal,
quizá sólo cuando Fizzy se fue de casa, pero eso no se
comparaba en nada a la expresión facial de puro dolor que
Louis tenía en ese momento.
—Louis, no quise...
—¡Vete maldita sea! ¡VETE! —ordenó Louis con voz
autoritaria, gritando esta vez— ¡VETE!
Ed asintió y salió de la casa rápidamente antes de que
Louis se pusiera peor. Justo cuando cerró la puerta se
escuchó que se estrelló algo de vidrio contra el suelo o la
pared. Louis estaba demasiado herido.
Ed se fue y lo obedeció... pero sólo para traer refuerzos.
||
Louis se encontraba en su cuarto, tirado en el suelo
recargando su espalda en la cama. Tenía una cortada en la
mano debido a que había roto un jarrón de vidrio y cuando
había intentado levantar los trozos de vidrio se había
enterrado uno en la palma.
—Hasta para esto soy un inútil y un miserable —sonrió
con evidente tristeza— ¿Cuándo aprenderé a ser menos
idiota?
Louis se encontraba sumido en la oscuridad de su cuarto,
la casa estaba sola a excepción de él. Se encontraba vacía
de cariño, de comprensión, de amor, de personas... De una
familia. Louis volteó a ver una foto que se había tomado su
familia el año pasado cuando habían ido a nadar y se veían
realmente felices... ¿Había sido una verdadera felicidad o
sólo una farsa? ¿Realmente había sido su familia aquella
que lo había abandonado de aquella manera?
Primero su hermana, luego su padre, luego su madre.
Ahora que estaba solo se cuestionaba si realmente hubo
algún momento en el que se trataron como familia, o que lo
trataron como un hijo del que estaba orgulloso. Louis no
recordaba su infancia del todo, recordaba algunas cosas...
Pero tenía la impresión de que no todo había sido color de
rosa. Había algo que le decía que siempre había sido una
decepción desde niño y que por eso siempre habían
considerado a Felicite como la favorita...
¿En qué había fallado él para que lo dejaran de esa
manera?
¿Falló como hijo, como hermano o como ambos?
Louis suspiró. Se sentía como sumido en el sentimiento de
tristeza, y de que no fue lo suficientemente bueno como
para haber mantenido a su familia junta, al menos a un
miembro de la familia junto a él. Ni siquiera a su madre.
Cuando se encontraba sumido en sus pensamientos
alguien tocó la puerta varias ocasiones sin que él lo notara
hasta después de unos minutos. Alguien se encontraba
abajo insistiendo en que abrieran. Por un momento se abrió
paso a él la esperanza de que fuera su madre, o mejor aún,
su hermana que había vuelto y recapacitado.
Pero cuando bajó las escaleras y abrió la puerta no le
quedó nada más que retroceder un paso y mirar incrédulo y
con sorpresa a la persona que estaba del otro lado del
umbral.
Era Harry.
—Hola, Louis —saludó él, dedicándole una sonrisa de
medio lado, amable como si no hubiera tenido una pésima
actitud con él el día anterior— ¿Puedo pasar?
||
Estaba solo.
Su padre lo veía como si lo odiara, estaba solo.
Se encontraba en el suelo, con la nariz goteando sangre
contra el mármol del piso blanco, contrastaba de una forma
horrible. Se sentía tan débil de todo; física, mental y
emocionalmente. Se sentía tan roto, realmente había
deseado y soñado que ese momento jamás llegara, que su
padre jamás descubriera sus sentimientos y que mantuviera
su amor en secreto. Temblaba de sobremanera y sentía que
se le acababa el mundo, realmente nada era peor que eso.
Alguien le había dicho, porque no había sido posible que
se diera cuenta por él mismo si vivía bajo los efectos del
alcohol todos los días de la semana a todas las horas del
día, no era posible que él lo hubiera deducido y mucho
menos encontrado.
Su padre tenía un cinturón en la mano y un cigarro en la
boca, lo miraba con asco, como si no fuera su hijo y como si
no lo reconociera, al niño que crió desde que era un bebé
cuando su madre murió en el parto. Se sentía tan
desprotegido ante él. Si su madre no hubiera huido eso no
estaría pasando, pero ella se había salvado del infierno que
viviría con él más tarde.
Ojalá se lo hubiera llevado también a él.
Había descubierto la foto que le había tomado a
escondidas a él cuando jugaba baloncesto, todo sudado y
sonriente, lo había evidenciado. Esa foto la había guardado
bajo cien candados, jamás podría haberla encontrado por él
mismo. Una hermosa foto en blanco y negro tomada desde
la cámara de una de sus amigas. Se la había tomado
cuando estaba descuidado y la había atesorado hasta ese
momento porque era lo más cerca que estaría de él, porque
él jamás lo notaría ni se acercaría con él de ninguna manera
posible. La primera vez que se hablaron sólo había sido
amable... Trataba de mantenerse a flote y con cordura con
esa foto ante su pesadilla viviente en casa.
Era su salvavidas en el mar de maltratos que su padre le
hacía pasar cada día.
Su padre rompió la foto en pedacitos, pequeños,
diminutos. Lo único que tenía de él fue hecho pedazos ante
sus ojos abiertos de par en par, sin poder hacer nada,
débil... Débil, débil, débil.
—Vas a ser un hombre por las buenas o por las malas.
Su padre se acercó a él y alistó el cinturón de nuevo en
sus manos, haciéndolo sonar en un fuerte tronido.
—No, por favor —suplicó— Papá, me duele el cuerpo. Por
favor para... No es lo que tú crees... Puedo explicarlo... Es
sólo una foto.
Su padre se tronó el cuello moviéndolo de un lado a otro.
—Por favor... —suplicó una última vez.
Lloró en silencio.
Troy despertó en la cama de su celda con la espalda
empapada de sudor y con la respiración agitada, pestañeó
varias veces para poder adaptarse a la poca luz que se
filtraba por los barrotes. ¿Por qué en esos momentos? ¿por
qué todos esos malditos sueños lo atormentaban? Maldijo
por lo bajo a toda la maldita conspiración que sus
pensamientos hacían al mostrarles esos sueños cada
maldita noche, cada maldita noche en esa maldita celda. Se
pasó las manos por la cabeza y quiso estrellarla contra la
dura y fría pared que estaba a su lado. Quiso que haciendo
eso todos sus pensamientos se fueran al carajo y con suerte
tener amnesia.
La cárcel de día era un cielo a comparación de lo que su
memoria estaba reavivando por la noche. Su única cuestión
era ¿por qué justamente en ese momento tenía que
recordar todo lo que ya había pasado años atrás? ¡Ya lo
había superado! ¡Se suponía que eso estaba muy enterrado
en sus pensamientos!
Troy aspiró fuertemente por la boca y quiso gritar de
enfado, de coraje, de frustración. ¡Maldita sea el mundo!
¡Maldita sean todos! Cuando saliera de esa maldita condena
iría inmediatamente con el responsable del infierno que
estaba viviendo.
Y lo haría pagar.
||Capítulo 23.

Doncaster, Reino Unido.


Harry se dirigía rápidamente a casa de Louis sin
importarle que su cabello estaba húmedo debido a que
acababa de salirse de la ducha, ni que hacía frío y tan sólo
tenía una camisa de manga corta y unos pants de estar en
casa. Había salido inmediatamente de su casa cuando Ed le
había dicho lo que pasaba con Louis y en qué condiciones
estaba. No le importaba realmente el clima cuando había
cosas más importantes que hacer. Como ayudar a Louis.
Realmente esa tarde había tratado de convencerse que el
interés por Louis se debía a que era una persona rota y a él
le gustaba ayudar a reparar los corazones de los demás, y
se obligó a creer al menos por unas horas que sólo estaba
interesado en él porque su hermana estaba a su cargo,
porque a él le gustaba unir familias. Era sólo por eso. Y
porque Louis realmente parecía mejor persona de la que se
mostraba públicamente.
Pero en ese momento, mientras se dirigía a su casa,
derribó todo aquello y se dijo a sí mismo que no importaba
cuándo, o dónde se encontrara, o qué estuviera haciendo. Si
le decían que Louis necesitaba ayuda allí estaría a su lado. A
pesar de que él lo odiara, a pesar de que lo aborreciera por
el simple hecho de ser homosexual, algo que siempre Harry
había intentado era alejar de su vida, a personas tóxicas
como él... Se dio cuenta de que luchar contra sí mismo sólo
traería problemas.
Admitió entonces, cuando llegó a la puerta y tocó varias
veces, que los ojos de Louis eran compasivos algunas
veces, y que si algún día le mostraban un poco de cariño,
aunque fuera con la mirada, con eso bastaría toda la vida.
No necesitaba su amor de vuelta, sólo un poco de cariño.
Cuando Louis abrió la puerta y su corazón dio a mil por
hora, descubrió también el sentimiento de alivio de que él
no hubiera hecho alguna tontería estando tan solo en la
situación que se encontraba. Estaba aliviado de que
estuviera bien.
Y cuando sus ojos celestes se encontraron con los verdes
suyos, sintió la calma del mar. Sólo allí se atrevió a hablar.
—Hola Louis —Harry se atrevió a sonreír un poco,
intentando controlar sus emociones pasadas y tratar de ser
amistoso y calmado— ¿Puedo pasar?
||
Harry era la última persona en el mundo que pensaba
estaría detrás de la puerta. La última cosa que imaginaba
en su vida era estar viendo a Harry frente a su puerta, con
esa maldita expresión en su rostro de amabilidad que
siempre había tenido con él.
Louis lo observó con tantas emociones a la vez. Todas
contradictorias, todas abrumadoras. Incrédulo, sorprendido,
enfurecido, ofendido... Aliviado. De que alguien estuviera a
esas horas visitándolo. En lo más profundo de su ser se
aliviaba de que alguien realmente se preocupara por él. Al
verlo con el cabello húmedo cayéndole sobre el rostro y
exaltado como si hubiera caminado un largo rato de manera
rápida para llegar a su casa se sintió extraño. Pero
evidentemente eso no lo demostró. Al contrario, arrugó su
frente demostrando evidente enfado al encontrar su
presencia en su propia casa. Un homosexual.
Había tantas cuestiones en su cabeza que atender, ¿qué
hacía él allí? ¿por qué motivo lo había visitado a esa hora?
¿a él qué mierda le interesaba ir a visitarlo? ¿con qué
derecho se sentía merecedor de ir y visitar su casa?
De nuevo, sus creencias pudieron más que todo lo
demás.
—¿Qué mierda haces aquí, maldito homosexual? —
cuestionó de manera brusca y ofensiva, Harry suspiró de
sobremanera.
Harry suspiró de sobremanera. Allí iban de nuevo con el
mismo insulto y con la misma historia. ¿Por qué? Harry no
retiró la mirada, pero la sonrisa que tenía se desvaneció un
poco.
—Louis, por favor no empecemos con esto... —dijo Harry
algo cansado— Por favor deja esto de lado...
—¿Que deje esto de lado dices?—se burló Louis de
manera irónica— Dejando esto de lado no voy a recuperar a
mi hermana, ni a mi padre. Tú echaste a perder mi familia
desde que apareciste, la mandaste a la mierda y por tu
culpa me encuentro en esta estúpida situación. Todo lo malo
de mi vida apareció desde que tú apareciste.
Louis se acercó a Harry y lo empujó fuertemente hacia
atrás tomándolo desprevenido, Harry sorprendido retrocedió
al instante por su golpe. No opuso resistencia pero
realmente se sintió mucho más agredido que las ocasiones
pasadas, recurrir a la violencia en primer lugar no era algo
que le gustara.
—¿Quieres que te deje entrar a mi casa después de todo
lo que has hecho, imbécil? —cuestionó Louis realmente
enfurecido— ¿Con qué derecho vienes aquí y me dices que
te deje entrar a la casa de la familia que arruinaste, maldito
idiota?
Harry realmente iba con la guardia baja, cosa que no
debió de haber hecho ya que Louis siempre estaba a la
defensiva. Sus comentarios lo golpearon mucho peor que
sus empujones y golpes del pasado. Realmente tocaron algo
de él y se dio cuenta de que una de las razones por las
cuales Louis se encontraba mal también era por su causa,
aunque sus intenciones nunca habían sido esas. No dijo
nada y se quedó callado, recibiendo sus palabras como
torpedos.
—Es tu culpa que todo esto esté pasando, es tu culpa que
me encuentre lleno y sumido de mierda, es tu culpa que mi
familia esté separada y que todo sea una desgracia. Es tu
culpa que mi padre esté en la cárcel —Louis lo empujó de
nuevo, esta vez con más fuerza—, que mi hermana sea una
enferma como tú —otro empujón, aún con más fuerza—...
¿Necesitamos más razones para que te largues de aquí?
¡Vete!
Louis lanzó un puñetazo fuertemente hacia su rostro...
Pero Harry lo detuvo. Tomó en su mano el puño, lo cubrió
por completo y se escuchó un gran choque. Lo detuvo justo
antes de que impactara con su rostro y Louis puso gran
fuerza para intentar golpearlo. Harry también se resistió, se
sonrojó un poco a causa de la resistencia que oponía, Louis
sí que era fuerte.
Harry se veía evidentemente abatido, como si no tuviera
argumentos para debatir a eso. Comprendía las razones por
las cuales Louis decía tales cosas y que aún no era lo
suficientemente consciente para comprender el por qué
Harry se había metido con su familia... No para
perjudicarlos, si no para que ya no hubiera más sufrimiento
de por medio. Los ojos de Harry eran sinceros, llenos de
culpa, llenos de infelicidad al ver a Louis tan dañado.
Hubo un silencio mientras ambos forcejeaban, uno para
evitar que le pegaran y el otro para emplear aún más fuerza
y poder dañarlo de alguna forma. Louis quería dañarlo de
manera física, quería que sufriera por fuera los estragos que
sentía por dentro por su maldita culpa.
Entonces Harry habló.
—Lo siento —dijo él de forma sincera, con la mirada llena
de culpabilidad, una mirada tan hermosa y tan evidenciada,
tan llamativa y expresiva...
Bien, eso no se lo esperaba. Louis titubeó ante la
sorpresiva disculpa.
Harry sabía que era hablar en ese momento o nunca, se
presentó la oportunidad. Louis no se apartó ni dijo una sola
palabra puesto que aún pensaba en lo que Harry le había
dicho, en cuán sincera había sido su disculpa y a qué se
refería con eso. Estaba como en trance, no se esperaba un
''lo siento''.
—Lo siento Louis, por arruinar tu familia. Lo siento por
haberte traído sólo sufrimiento y tristeza, por traerte tantas
dificultades desde que llegué... No lo hice por perjudicarte
directamente eso debes entenderlo —comenzó a hablar él
midiendo sus palabras—. No lo hice para hacerte sufrir, no
lo hice por querer verte mal... Ni siquiera te conocía cuando
me encontré a Fizzy en la fundación, cuando llegó malherida
a pedir ayuda. No fue mi intención traerte problemas...
Simplemente... Quería ayudarte, quería ayudar a Felicite. A
ambos. Desde el principio yo lo quise, quise hacerme
responsable de tu hermana y de alguna manera, también
llegar a ti, porque sé que la situación es difícil. Pero no
puedo hacerlo aún si tú no me aceptas.
Louis dejó de emplear la fuerza y poco a poco bajó el puño
al verlo directamente, frente a frente. Sus ojos fijos en los
del otro.
—Tampoco fue mi intención ser gay y que me odiaras
desde el primer día que me viste, o darte una mala
impresión con mi sexualidad. Simplemente no quise ser
juzgado por ti sobre eso y tampoco quise faltarte al respeto
de ninguna manera. Me disculpo de nuevo si te ofendí con
mi sexualidad o mi presencia en el pasado —Harry sonaba
tan sincero, Louis jamás había visto su lado tan humano, un
humano que se hacía responsable de sus acciones y que
pedía disculpas por ello. Louis se sintió abrumado de alguna
manera—. Prometo que ya no me verás más si es mi
presencia la que te incomoda, pero vine aquí por ti. Porque
deseo que regreses con Felicite. Sé que la situación de tu
familia es difícil y muy poco llevadera, también sé que hay
mucho sufrimiento de por medio y por eso deseo unirlos a
los dos, porque sé lo importante que es el apoyo emocional
familiar para cualquiera, hay cosas que aún tienen solución
y ustedes se necesitan más ahora. Pero mi intención, la más
profunda de todo esto, la más escondida al venir aquí es...
Harry se acercó a Louis, quien para ese entonces se
encontraba con la mirada perdida en alguna parte del suelo
y con la boca ligeramente abierta, analizando todas y cada
una de las palabras de Harry.
—Asegurarme que estabas a salvo —confesó él en voz
baja.
Louis se dejó vencer por completo, bajó el brazo y Harry
siguió sosteniendo su mano de manera inconsciente,
ninguno la apartó. Era hablar en ese momento o nunca, se
presentó la oportunidad. Louis no se apartó ni dijo una sola
palabra. Quizá fue por toda la confusión que sentía.
—He mantenido contacto con Ed sólo para saber si
estabas bien. Vine de inmediato cuando supe tu situación.
Lo siento por ser el causante de todo esto.—Harry lucía
realmente arrepentido—Lo siento, Louis. Perdóname. Por
favor permíteme ayudarte...
Harry se acercó un paso hacia Louis, la misma distancia
de lo que lo había empujado. Louis no retrocedió. Estaba
como hechizado por sus palabras, escuchando atentamente
cada una. Era su efecto, el maldito efecto que Harry tenía
en él en ese momento con su puñetera mirada sincera y
reflexiva. Y verde. Un verde vivo. Y era su manera de
disculparse y de explicar las cosas lo que lo mantuvo
plantado en su lugar.
—Mi intención siempre fue ayudarte desde el primer
momento que te conocí Louis —confesó Harry, mordiéndose
ligeramente el labio decidiendo si continuar o no—. Fue
ayudarte a sobrellevar toda la situación que precisamente
pasas ahora, como a Fizzy. Mi intención siempre ha sido
ayudarlos a ambos a reconciliarse porque sé que la familia
es importante, y no quería que ustedes estuvieran
separados cuando se enfrentan a un problema emocional
tan fuerte como es la ruptura de una familia de esta
manera. No quise dañarte, nunca.
La casa de Louis no tenía ninguna luz encendida, ni
adentro ni afuera por lo cual la única luz que tenían era la
de las otras casas (que era algo tenue) y la de la luna. Así
que todo le daba al ambiente algo mucho más sentimental
de lo que era. Harry seguía sosteniendo el puño ahora sin
fuerza de Louis y éste decidió abrir la palma de su mano
lentamente.
Harry entonces decidió lo más valiente hasta ese
momento en toda su vida: Sostuvo la mano pequeña de
Louis entrelazando sus dedos de manera lenta.
Louis inspiró profundamente al sentir el roce de sus dedos
contra su mano. No dijo nada, arrugó el ceño pero no se
apartó tampoco. Bajó su mirada hasta su mano entrelazada
y se quedó viéndola unos minutos. Sentía su agarre, sentía
un hormigueo pasar por su mano, luego por su brazo y
después por todo su cuerpo. Juraba que sentía los latidos
del corazón de Harry allí, donde sus manos se juntaban.
¿Por qué estaban tomados de la mano? ¿Por qué mierda
Louis lo permitía?
Louis se sentía tan confundido y abrumado, ¿por qué
Louis dejaba que pasara eso? Sentía que si cruzaba ese
límite, ya no habría vuelta atrás... ¿Pero vuelta atrás de
qué?
—Si yo pudiera guardarte en un frasco de vidrio hasta que
pase toda esta tormenta lo haría —confesó Harry— Ya no
quiero que resultes dañado de todo esto, porque sé que el
que más has sufrido todo este tiempo... has sido tú.
Eso lo hizo reaccionar.
Deshizo el agarre de sus manos de manera brusca y entró
a su casa casi corriendo, no dándole tiempo a Harry de
reaccionar también de manera rápida. Cerró la puerta de su
casa forzadamente, en un golpe fuerte, dejando a Harry
afuera.
Harry tocó la puerta.
—Louis, por favor abre —pidió Harry casi suplicando, Louis
podía jurar que tenía la voz entre cortada.
—¡Vete, no quiero tener nada que ver contigo, maldito! —
contestó Louis de igual manera, intentando no sobrellevarse
de nuevo por el ciclón de emociones que tenía en su
cabeza. Se sentía hasta mareado.
—¡Louis! —exclamó Harry de manera desesperada— Por
favor, déjame apoyarte en esto, sé que podemos salir de
esta juntos...
—¡LÁRGATE! —ordenó Louis— ¡LÁRGATE! ¡YO NO
SUCUMBIRÉ A TUS MALDITOS PECADOS! ¡LÁRGATE, YO NO
SOY TAN DÉBIL COMO FELICITE! ¡A MÍ NO ME VAS A
CONVENCER CON TUS PALABRAS, ERES UN ASCO!
—Louis... —Harry se escuchaba débil, como si estuviera a
punto de llorar— Por favor déjame quedarme y arreglar el
daño que hice. Todo esto es mi culpa...
—¡ERES UN ASCO! ¡UN MALDITO FENÓMENO! ¡LÁRGATE!
—gritó con todas las fuerzas que tenía, sacó su enfado y le
dio una patada fuerte a la puerta, retumbó— ¡YO NO LE
PEDÍ AYUDA A NADIE, Y TE ASEGURO QUE SI LO HICIERA AL
ÚLTIMO QUE ACUDIRÍA ES A TI! ¡LÁRGATE, MALDITA SEA!
¡DEJA DE INTENTAR HACERME UN MARICÓN COMO TÚ!
¡¡ERES REPUGNANTE!!
No se escuchó respuesta audible, sólo al final después de
un largo rato se escucharon pasos al otro lado de la puerta.
Louis la abrió después de unos minutos para comprobar que
estaba solo...
Y sí, no había nadie.
Esta vez, Louis había alejado a Harry con todas sus
buenas o malas intenciones. Y ese había sido su error, no de
nadie más, ni de Harry, ni de sus padres o de su hermana.
Había sido su error. Pero obviamente no lo reconoció.
Primero había alejado a Ed, y ahora Harry. Después de un
tiempo comprobó en sus recuerdos que realmente Harry
nunca lo había ofendido ni le había dicho nada malo. Jamás
había hecho algo para dañarlo en aquella plática que
tuvieron. Si no que había sido Louis.
Habían hablado de persona a persona, no de homosexual
a homofóbico y de los dos, Louis era el que se había
comportado como un idiota. Pero no le interesaba, no le
importaba. Ya era suficiente de aquella mierda.
Louis encendió entonces la luz de la sala y se tiró en el
sofá. Puso las manos sobre su rostro y las pasó sobre su
cabello, despeinándolo. Estaba pensando, profundizando la
razón de sus acciones. Era un idiota. Esa era la única
solución que tenía a su situación. Todo eso había pasado por
sus acciones, era como una cadena. Todo tenía sus
consecuencias. Y esa era la suya.
Estar solo era la consecuencia de su actitud. Pero quería
creer con todas sus fuerzas que prefería estar solo que con
alguien como Harry a su lado, ''apoyándolo''.
Y sus sentimientos... maldita sea, ni hablar de ellos.
Estaba tan confundido con absolutamente todo que se
sentía tan perdido, no sabía dónde comenzaban ni
terminaban sus pensamientos y eso era lo peor. Harry, su
familia, sus creencias, su infancia. Su sexualidad. Todo eso
lo absorbía por completo. Y estaba solo.
—Todo esto es una completa mierda —habló para sí
mismo, abatido, mientras se veía la mano que Harry había
tomado momentos antes entre la suya— Yo no deseo ser
como él... Por favor, no un asqueroso... repugnante...
Troy.
—¡¡Papi!! ¡¡Por favor, ya no!!
Sólo entonces, después de haber pasado por todo eso,
Louis se permitió llorar.
||
Harry lloraba.
Había sido débil y había dejado sus sentimientos fluir,
había mezclado su trabajo con su situación sentimental y
había sido lastimado por eso. Louis sólo debía de ser su
responsabilidad por Felicite, no por que le gustara o algo
parecido pero justamente eso había hecho, lo había casi
confesado cuando fue a casa de Louis. Louis sólo debía ser
su responsabilidad por los traumas psicológicos de su
infancia y porque quería cuidarlo de sí mismo... porque se
había convertido... En alguien importante.
Harry había despertado en sí mismo esos sentimientos,
había quizá confundido la preocupación y la cara bonita de
Louis con atracción. Debía dejar de hacer eso en sí mismo,
debía dejar de pensar así y de sentir eso por Louis. Ya
bastaba de tantos maltratos hacia su persona y de que lo
lastimaran de verdad. Debía separar sus emociones
personales.
Había pasado toda su vida ignorando malos comentarios
de parte de tantas personas, había sido fuerte y de repente
llegaba Louis y lo desarmaba con una sola mirada que había
sido involuntaria, a Louis ni siquiera le gustaba.
No era mutuo.
Era la primera vez que se enamoraba siendo adulto... y
realmente, era un completo desastre.
Primero se había intrigado por él debido a sus ojos, y a su
posición al lado de su padre. Se había interesado en su
forma de pensar y el qué lo había llevado a ser así. Luego al
descubrir su situación con su padre y lo que había pasado
en su infancia se prometió que lo ayudaría a superar sus
traumas. Y ahora se sentía enamorado de él y obviamente
muy mal al hacerle pasar semejantes malos momentos,
aunque fuera de manera involuntaria. De alguna parte todo
era su culpa, si él no hubiera hecho nada legal contra Troy,
Louis sería feliz... O superficialmente feliz...
Harry llegó a su casa Anne se encontraba tejiendo en el
sofá un suéter que estaba aprendiendo a hacer... aunque
por lo pronto eran solo jirones de hebra enredados. Se
levantó inmediatamente cuando vio los ojos llorosos de su
hijo que entraba por umbral de la casa. Habia pasado
mucho tiempo desde que Harry lloraba, ya ni siquiera
recordaba la última vez. Su hijo se veía realmente
destrozado.
—¿Hazz? —cuestionó ella preocupada— ¿Qué pasa cielo,
estás bien?
—M-mamá... —susurró Harry muy apenas audible y se
lanzó a los brazos de Anne.
Anne tenía abrazado a Harry que lloraba fuertemente
entre sus brazos, debía haber pasado algo verdaderamente
feo para él para que llorara de esa forma. Él jamás lloraba, o
si lo hacía procuraba no hacerlo frente a ella para no
preocuparla. Pero en esos momentos parecía un niño
pequeño buscando consuelo en su madre después de haber
sufrido una caída aparatosa y dolorosa.
—N-no pude haberme enamorado así tan rápido y de la
nada, n-no de él...—se lamentó él mientras lloraba.
Anne no comprendió lo que pasaba en ese instante, pero
lo abrazó con todas sus fuerzas como si fuera el pequeño
niño que lloraba porque su padre se había ido, y lo apoyó.
Como siempre. No lo dejó solo ni un momento esa noche, y
se encargó de hacerlo sentir querido y apoyado por su
presencia. Se juró a sí misma que protegería a Harry de
todo.
Aunque para su madre era raro, porque Harry nunca había
llorado por un enamoramiento, así que las cosas debían ir
difíciles como para que se lo confesara a ella, él era muy
reservado en esos temas y sin embargo había explotado.
Harry se consoló en brazos de su madre y por la noche,
sólo un pequeño lapso de tiempo, se preguntó cómo sería
de feliz su vida si Louis correspondiera al menos un poco a
su intento de ayudarlo...
O mejor aún, secretamente, a sus sentimientos...
Sin embargo sólo fue por un momento. Y ese momento se
sintió algo mejor. Pero luego recayó en su realidad y sólo le
quedó dormir, porque así al menos no pensaría en lo difícil
que era Louis respecto a todo. Deseaba realmente que lo
dejara entrar a su vida y mejorarla, pero eso era imposible.
Aunque no lo culpaba a él...
Todo era culpa de Troy.
Y eso, a su vez, era culpa del padre de Troy...
||Capítulo 24.

Mullingar, Irlanda.
Liam podría estar pasando por una crisis emocional o
existencial, estaba casi seguro. Estaba completamente
perdido en todo y sus acciones ya ni siquiera las
consideraba buenas. Zayn sería dado de alta en unos
cuantos días y él en lo único que pensaba es que cuando lo
hicieran, el chico se iría detrás de ese tal Niall y jamás
volvería. En que perseguiría aquello que deseaba con todas
sus fuerzas encontrar y que Liam se quedaría solo.
Liam se encontraba en su habitación de una casa que
ahora, después de que su madre estaba sospechando la
posible bisexualidad de su hijo, estaba sola
constantemente. Karen salía mucho con sus amigas y era
extraño que estuviera con él. Ni siquiera le cuestionaba por
qué iba al hospital ni por qué se encontraba tan triste todos
los días. Básicamente ignoraba el hecho de que tuviera un
hijo. No sabía como hablar con ella, ambos sentarse en una
mesa y tener un poco de comunicación madre/hijo. No sabía
cómo decirle que realmente la necesitaba. Mucho.
Era una cruel indiferencia, Liam creía que era mejor que lo
insultara o que le dijera algo, que al menos hablara con él.
Pero su madre hacía caso omiso de su hijo que estaba solo
en casa y eso lo hacía sentir aún peor.
Sin amigos y sin familia, la única cosa en el mundo que
Liam tenía era Zayn. Sentía que era una de las cosas que lo
impulsaba al menos a comer y lo hacía sentir mejor cuando
iba a visitarlo al hospital y a actualizar información sobre
Niall aunque eso lo hiciera sentir ligeramente mal. Zayn se
había convertido en su flotador personal para evitar que se
ahogara en todo aquel vacío que estaba ocurriendo. Liam
sabía que eso estaba mal, el que su salud mental
dependiera de una persona no era sano... Pero entendía sus
sentimientos, por más egoístas que fueran, él sólo quería un
poco de compañía y realmente se encontraba atraído por
Zayn.
Zayn tenía una hermosa sonrisa que le alegraba los días
porque lo recibía con ella en su rostro cada vez que Liam
entraba por la puerta. Lo hacía sentir bien, aunque quizá
Zayn le brindaba un cariño de amigos, a él le bastaba como
para ilusionarlo un poco.
Después de todo, soñar era gratis.
Aunque él no lo conociera lo suficiente, aunque no supiera
nada de él... Se aferró a Zayn para mantenerse a flote.
||
Zayn se encontraba en la cama de hospital. Había dejado
de llevar la cuenta de los días porque cada hora que pasaba
era una incertidumbre para él sobre el paradero de Niall, y
era una hora menos que no quería contar para salir de ese
lugar y buscarlo inmediatamente. Se sentía impotente.
Lo recordaba todo, hasta el mínimo detalle de lo que
había pasado para llegar allí, a ese extremo. Niall y él
habían querido escapar y el padre de su chico le había
pegado con una pala y lo había dejado abandonado en un
río para que la policía no hubiera tenido que dar con él. O al
menos eso pensaba. Había pasado mucho tiempo solo por
las noches como para no recordar todo lo que había
sucedido. Los padres de Niall habían sido crueles y los
habían herido a ambos. Habían causado que Zayn estuviera
en el hospital y que Niall desapareciera, quién sabe dónde y
cómo estaría en esos momentos.
La rabia y la preocupación lo comían por dentro.
Pero eso no se quedaría así. Una vez que saliera del
hospital y al tener al menos una noticia del paradero de
Niall, iría con la policía y levantaría una denuncia en contra
de la familia Horan. Porque ambos habían hecho lo
imperdonable. Y sobre todo tenía evidencias físicas y, si
lograba reunir algún testimonio, estaría feliz. Aunque no
sabía muy bien aquello de leyes y denuncias, encontraría a
alguien que le ayudara.
Sólo que estaba lo primordial; encontrar a Niall.
Niall... Dios, cuando pensaba en él y en dónde podría
estar se le enchinaba la piel. Niall era hermoso, un chico
hermoso y frágil que podía ser lastimado fácilmente. Y Niall
era el amor de su vida. Si le había llegado a pasar algo, por
más mínimo que fuera... No se lo perdonaría nunca, jamás
se perdonaría el no haber sido lo suficientemente fuerte
como para protegerse ambos. Lo había dejado irse y
ahora... estaba perdido.
Niall pasando hambre, Niall pasando frío... Niall...
—Necesito encontrarlo y sentado en esta maldita cama
nunca podré —dijo con evidente frustración, el que lo
tuvieran en chequeo constante y que no lo dejaran ir le
estresaba.
Él estaba malditamente bien, sólo quería salir y proteger a
Niall. Niall era el que necesitaba ayuda, no él. Su pequeño y
tierno Niall solo en un mundo tan mierda y cruel... Sin
familia (que eso hasta cierto punto era bueno, al menos no
tendría que sufrir allí adentro de casa con su madre y su
padre maltratándolo) y peor aún, sin él. Zayn era su
protector. Zayn era su novio... Debía protegerlo de todo el
mundo para que nadie se aprovechara de lo bueno que era.
Se levantó de la cama lentamente, sentía un poco de
mareo al no mover mucho su cuerpo la mayor parte del
tiempo y cuando puso los pies en el suelo, se desplomó. El
peso pudo más en su cuerpo pues se sentía aún algo débil,
pero su instinto de ir por Niall podía más que su dolor y su
deteriorada condición física.
Liam entró por la puerta y vio a Zayn fuera de su cama, se
asustó de verlo en el suelo levantándose con algunos gestos
de dolor. Se preocupó al instante.
—¡Zayn!—exclamó con mucha preocupación— ¿Qué
haces fuera de cama? ¡Necesitas descansar!
Liam ayudó a Zayn a volver a recostarse en su cama de
hospital y acomodó encima de él las sábanas blancas.
—¡Estoy harto de ser un inútil! —le reprochó a él—
Necesito encontrar a Niall y estando en esta estúpida cama
de hospital nunca lo haré, he pasado demasiado tiempo
aquí, necesito encontrarlo Liam. Necesita de mí y yo de él,
no podré vivir sin saber de él un minuto más.
Claro, Niall. Liam no pudo evitar sentirse triste acerca de
su situación. La prioridad de Zayn siempre sería Niall...
Debía dejar de aprovecharse del estado de Zayn y seguirse
ilusionando con que Zayn se quedaría.
—Prometo que aparecerá Zayn, pero debes de descansar
y reposar al menos hasta que el doctor te de indicaciones
de levantarte. Debes cuidarte si quieres cuidar a Niall
también —aconsejó Liam con un tono que intentaba
realmente no parecer triste.
—¿No hay ninguna noticia de Niall? —cuestionó Zayn de
inmediato aprovechando que él estaba allí y que había
vuelto.
Liam negó con la cabeza. Eso era vedad. Por más que
intentaba investigar todo el mundo decía que no conocía a
Niall, u otros que no sabían de su paradero. Todavía no
estaba muy enterado de la historia que había detrás de
ellos, pero le parecía un poco masoquista el preguntar. No
quería darse por vencido tampoco con su investigación.
Aunque no quisiera llevarla a cabo, se lo había prometido a
Zayn.
Liam pensaba que era muy rápido, pero realmente le
atraía Zayn. Él era una persona hermosa. Tenía unos ojos
hipnotizadores, y unos labios tentadores. Pensaba en que
había sido una fortuna que fuera gay, pero una verdadera
tristeza que estuviera enamorado y que su corazón
estuviera ya ocupado.
Zayn miró a Liam y se dio cuenta de su expresión
extraña.
—¿Qué pasa Liam? Te ves algo cansado...
Zayn lo veía, el chico castaño se veía evidentemente
exhausto y sin ganas. Tenía dos notables ojeras en su rostro
claro que estaba usualmente sonrojado y con su sonrisa
tímida, pero ahora se veía apagado y sin vida. Se veía como
si no hubiera dormido una semana seguida. Liam se
sorprendió un poco porque lo notó y se tomó el rostro entre
sus manos. Se sintió apenado.
—Oh, sí. Lo siento. La escuela, ya sabes —mintió.
—Liam, no tienes que seguir viniendo. Ya han contactado
a mis padres y ellos vendrán los próximos días. No te
preocupes —Zayn se sentía como si fuera un peso encima
—. Ve a casa a dormir, de todas formas, no me puedo mover
de aquí. Estaré esperándote.
—No, en serio, no deseo ir a casa... Realmente es el
último lugar en el que me gustaría estar. Siempre está sola
—confesó—, me la paso mejor aquí.
Zayn pudo haber supuesto un millón de cosas debido a la
expresión de Liam al hablar de su casa, podría imaginarse la
situación familiar en la que se encontraba... Se veía que era
un chico solitario, pero animado a pesar de todo. Era un
lindo chico, agradable, tímido y solidario. Zayn podría
deducir que era un buen amigo, y había hecho mucho por él
que ni siquiera lo conocía.
—Puedes dormir aquí si quieres —ofreció—, hay mucho
espacio en la cama y la verdad son más cómodas de lo que
pensé y creo que lo necesitas.
Liam juró que estaba sonrojándose, pero quiso ocultar su
rostro con su largo cabello castaño aunque no fuera
suficiente. Miró hacia abajo e intentó no tartamudear
cuando habló.
—¿Qu-qué?
—Sí, ven, acuéstate —ofreció por segunda vez, ahora con
un poco más de énfasis como si fuera una orden—. Has
estado al pendiente de mí desde que me encontraste casi a
morir y debes descansar. Ven conmigo.
Zayn se corrió un poco a la izquierda dejando un espacio
para que Liam pudiera acostarse, él no aceptó al instante
pero esa era una tentadora oferta y el estar en la misma
cama que Zayn, ambos dormidos, le daba escalofríos.
Lentamente y procurando no mirar a Zayn al rostro se
recostó en la cama y, procurando dejar un buen espacio
entre los dos, recostó su cabeza en la almohada.
Sí estaba cómodo, eso era verdad.
—Por cierto, nunca he tratado el tema contigo
oficialmente, pero quiero agradecerte todo lo que has hecho
por mí, todo lo que hiciste por mí. Sin tu ayuda
probablemente yo estaría muerto ahora, gracias por
salvarme la vida. Te debo todo —agradeció Zayn con la más
grande honestidad que se encontraba en su corazón.
Liam sonrió realmente satisfecho de eso. Olía a Zayn y
sentía su corazón a mil por hora. Era algo agradable y
realmente se sentía por primera vez en muchos días en paz.
Como si hubiera encontrado realmente su hogar en una
cama de hospital, y con un chico a su lado.
Al menos en ese instante podría fingir que su vida era
perfecta, que su madre lo amaba, que tenía una familia que
lo esperaba a que llegara a casa, que Zayn podría
corresponderle a sus sentimientos, que sus amigos lo
querían y que ser bisexual ya era aceptado en él. Y que así
lo querían.
Aunque fuera sólo una vaga ilusión que él tenía, el estar al
lado de Zayn parecía darle algunas esperanzas, así que
durmió varias horas en paz... y a su derecha.
||
Los padres de Zayn pagaron la cuenta del hospital, pero
sólo hicieron eso con él, ya que días más tarde le
informaron que no querían meterse en líos y que no les
hablara más para que resolvieran sus problemas.
Básicamente aparecieron, hicieron muecas, corroboraron
información, pagaron, regañaron a Zayn y se fueron.
En ese orden.
Todo eso con Liam enfrente de ellos. Ni siquiera se
inmutaron cuando las enfermeras entraron para el chequeo
rutinario de Zayn y se quedaron escuchando la pelea.
—¡Deja de darnos tantos problemas! ¡Estamos cansados
de tu actitud! —lo reprendieron— ¡Aprende a cuidarte, ya
eres grande, no eres un niño!
Al parecer Zayn no se veía muy afectado con eso, ya que
él estaba acostumbrado a que sus padres no lo apoyaran en
nada desde que era niño, así que el que hubieran ido al
hospital a ver cómo se encontraba y que hubieran pagado,
ya era como decirle que lo amaban. Él se encontraba
satisfecho con eso y no pedía nada más. Aunque había
crecido sin el amor paternal de sus padres aún había un
pequeño hueco en su corazón allí donde decía ''apoyo
familiar'' y ''amor incondicional familiar''. Pero como decía;
era más que suficiente con eso que ellos hicieron.
Sus padres se despidieron con un seco ''ponte a trabajar si
quieres dinero'' y se fueron. Zayn se rió cuando salieron de
la habitación.
—Yo también los quiero Yaser y Trisha—dijo con sarcasmo.
—¿Ellos son tus papás? —cuestionó Liam con sorpresa.
Vaya, y él se sentía mal con su mamá.
—Pues desgraciadamente sí... Pero al menos pagarán la
cuenta del hospital, ya es un peso menos.
—¿Por qué te tratan así? —Liam se veía tan preocupado
por la situación familiar de Zayn que a él le dio ternura el
que alguien que no conocía hace más de un mes se
preocupara tanto por su situación.
—No lo sé, siempre ha sido así. Me dicen que me rasque
con mis propias manos, supongo que siempre quisieron
prepararme para el rudo mundo, así que... no les reprocho
nada. Un poquito de cariño no me vendría mal, pero así son
ellos, los acepto —Zayn se encogió de hombros como
restándole importancia al asunto.
—¿Y vives con ellos?
—Realmente sí pero no... ¿Cómo explicarlo? Ellos siempre
están fuera, y la casa prácticamente es mía. Siempre estoy
solo, así que no puedo decirte que vivo con ellos porque
rara vez los veo o se preocupan de que tienen un hijo.
Por más que Zayn quería mostrarse fuerte ante todo, y
pretender que la actitud de sus padres no le hacía daño,
Liam percibió en él una pequeña muestra de tristeza. Quizá
en sus ojos expresivos que miraban a la nada o trataban de
evitar su mirada.
Lo que hizo Liam realmente fue sin pensarlo dos veces,
fue algo que dijo tan rápido como se le ocurrió.
—Iré a hablar con ellos —dijo de manera determinada.
Zayn si hubiera tenido agua en la boca, la habría escupido
sin duda. Abrió la boca incrédulo.
—¿Qué? ¡N-
Zayn no alcanzó ni siquiera a completar una frase porque
Liam salió disparado de la habitación como una bala en
dirección a los padres de Zayn.
Liam corrió entre los pasillos del hospital buscándolos con
la mirada recibiendo algunas reprimendas de las
enfermeras, que tuviera cuidado, que se fijara por donde
iba. Corrió velozmente hasta alcanzar a ver la silueta de los
padres de Zayn casi llegado a la salida. Se apuró un poco
más y llegó hasta ellos deteniéndolos poniéndose frente a
ellos en seco. Ambos pararon al verlo llegar.
—¿Hola? —saludó su madre, Trisha, más como un
cuestionamiento de qué hacía.
—¿Se te ofrece algo? —preguntó su padre, Yaser.
Los padres de Zayn eran realmente parecidos a él, más en
los ojos y las facciones. Zayn era una perfecta combinación
de ambos, obviamente joven y radiante aún, puesto que
ambos ya eran adultos y no era lo mismo. Aún así seguían
siendo atractivos.
—Soy amigo de Zayn... —indico él con un poco de
nerviosismo. Había actuado sin pensar y ahora se
cuestionaba qué demonios estaba haciendo allí.
—¿Y?
—Yo lo encontré cuando fue herido en la orilla de un río y
fui quien le habló a la ambulancia para que lo atendieran —
explicó.
—Ah, gracias por evitar que mi hijo miserable muriera,
aunque hubiera sido mejor que lo hubieras dejado así a su
suerte —dijo su padre con un gesto serio—. Es un
descuidado, creí que le habíamos dado valores pero sigue
metiéndose en peleas callejeras, siempre era lo mismo
cuando tenía diez años, siempre se metía en problemas y
estamos hartos de que nos cause tantas dificultades, no
somos millonarios para pagarle el hospital cada vez que se
pelea. Es un malcriado y nosotros trabajamos para darle lo
que necesita, pero es un mal agradecido. Siempre lo fue.
—No, esto no fue así. Esperen un segundo...
—Disculpa, no tenemos tiempo... —interrumpió su madre
tomando a su esposo de la mano y caminando de nuevo a la
puerta.
—Por favor, ¡No se vayan sin escuchar lo que
verdaderamente pasó!
—En otra ocasión, hasta luego.
Liam suspiró cuando los vio decididos a seguir su camino
(parecían dispuestos hasta a pasar por encima de él) y no
hizo otra cosa más que ceder el paso a ellos. Se sentía algo
impotente, es decir, estaba consciente de que era un chico,
un adolescente, pero que tuviera esa edad no significaba
que pudieran ignorarlo y no tomarlo en cuenta. Realmente
deseaba defender a Zayn de todo lo que sus padres decían.
Pero, ¿cómo lo iba a defender si ellos no lo dejaban hablar?
Resignado no encontró otra opción más que volver al
cuarto del hospital de Zayn, suspirando y algo enfadado
consigo mismo. No tenía fuerza de voluntad.
Zayn no dijo nada cuando entró, sabía exactamente lo
que significaba esa mirada, él había tenido las mismas
millones de veces cuando había tratado de hablar con sus
padres y había sido rechazado por la falta de tiempo de
ellos dos. Sus padres, ninguno de los dos, nunca le dieron la
atención que necesitaba. Aunque se los rogara. Así que al
instante comprendió sus facciones.
No dijo nada, pero se corrió a la izquierda de la cama de
nuevo y dejó que Liam se recostara a su lado, derrotado.
—Lo sé, lo siento —se disculpó el chico morocho y volteó a
ver el rostro triste del castaño.
||
—Tú ya sabes la mayor parte de mi historia, Liam —
empezó a hablar Zayn con cierta curiosidad—, dime la
tuya.
—No hay mucho que decir realmente—sonrió Liam.
—Eso no es algo que te quede, seguramente hay muchas
más cosas que un simple ''no hay mucho que decir''.
Cuéntame sobre ti —insistió Zayn con una sonrisa en el
rostro, dispuesto a conocer más al chico que le salvó la
vida.
Se encontraban en la camilla, ambos recostados y
mirando hacia el techo, en la habitación había una ventana
que dejaba que la luz de la noche, Liam se había quedado al
turno nocturno y la enfermera después de algunas
advertencias, indicaciones y un par de amenazas de
''pobres de ustedes si se escapan'' le había dado permiso.
Ambos estaban muy cómodos y se notaba, pareciera
como si la noche fuera un tiempo mágico en el que abres
fácilmente tus sentimientos y te sientes menos expuesto,
más sincero. Así se sentían ambos. Como si hubiera llegado
algún momento emotivo.
En ese entonces pareciera como si no hubiera problemas
en el exterior y que Zayn no había sido casi asesinado por el
papá de su novio y posteriormente tirado a un río, ni que su
novio al cual amaba estaba desaparecido y al cual buscaba
locamente. Quizá también era causa de los calmantes que
le dieron debido a que estaba muy alterado pero hasta
cierto punto él se sentía relajado, como nunca.
—Pues... soy hijo único—contestó Liam a su pregunta—.
Mi nombre completo es Liam James Payne pero no me gusta
realmente mi segundo nombre. Es algo odioso pero a mí
mamá le gustaba. Mi papá nos dejó cuando era muy
pequeño y vivo con mi madre en una casa acogedora,
supongo que podría decirse así.
—¿Y cómo es ella contigo?
—Pues... siendo sincero, no tenemos la mejor
comunicación en este momento. Es complicado.
—¿Problemas familiares?—cuestionó Zayn, no había tanta
sorpresa en su voz, estaba consciente de que los problemas
así siempre estaban presentes— No te preocupes, cuando
entras a la edad de la adolescencia es demasiado común
tener enfrentamientos con tus padres, cualquiera de los
dos. Existen muchas bajas emocionales y todo eso, tuve
amigos más grandes que yo y siempre me decían que era
normal sentirse incomprendido la mayoría de las veces.
—No es eso, es algo más... elaborado que sentirse
incomprendido.
—¿Qué es?
—Probablemente a mi mamá le incomode un poco mi...
etapa de encontrarme a mí mismo.
—¿Hablas de...?
—Hace un año tuve una novia llamada Danielle, la quería,
inclusive puedo decir que la amaba con todo mi corazón,
pero ya sabes, todos me decían ''es un amor de
adolescentes, no duran nada'', ''es cuestión de tiempo para
que terminen'', ''no sabes nada del amor si tienes dieciséis
años''. Ciegamente creí todos los comentarios de personas
mayores porque ''hablaba la voz de la experiencia'' y yo solo
me fui metiendo ideas sobre que todo eso no iba a durar y
terminé la relación por inseguridad. Ella encontró a un chico
meses después y se enamoró. Yo la superé.
El castaño suspiró y Zayn lo observo expectante, atento a
su relato.
—Pero poco después me di cuenta de que ella había sido
mi excepción. Comencé a darme cuenta de que me gustaba
un chico de mi salón y mucho tiempo rechacé ese
sentimiento. Y de pronto me empezaron a atraer los chicos.
Empezaba a pensar en mi futuro al lado de un chico. Nunca
me enamoré de una chica que no fuera Danielle y todo fue
tan confuso... Tuve problemas en mi escuela porque en una
apuesta besé a un chico y me di cuenta de que en mi
interior se removieron tantas cosas. Me gustó. Me
molestaban, me recluían... Mi madre se enteró de ese
suceso y poco a poco se fue alejando de mí cuando lo que
yo más quería era que me explicara el por qué me siento
así... cuál es mi sexualidad.
—Aceptate—aconsejó Zayn de inmediato antes de que el
chico siguiera, interrumpiéndolo.
—¿Mande?
—Ese es mi consejo, aceptate —Zayn sonrió con un poco
de melancolía, él también había pasado por eso—. Tal vez
yo no sea tu mamá, ni mi opinión sea tan válida como la de
ella pero debes mostrar coraje hacia lo que decides y lo que
sientes. No puedes prohibirle a tu cuerpo, a tu mente y a tu
corazón sentir algo, eso te impone. No puedes reprimirlo.
Sea tu felicidad al lado de un hombre o una mujer siempre
piensa en ti y no en lo que vaya a pasar más adelante, todo
lo que te ha pasado estoy seguro de que fue por una razón
y la razón es fortalecerte. Algún día te tendrá que tocar
hablar con tu mamá frente a frente y darle la opción de
apoyarte y vivir con una buena relación hijo y madre
siempre o decirle que deje de interponerse en tu camino. Es
una de las lecciones más sabias que la vida me ha dejado, y
eso que aún me faltan varios años para los veinte.
Liam sonrió de sobre manera al escuchar el consejo de
Zayn, nadie en los últimos meses le había dado un consejo
real, ni se había sentido con la confianza de contar cómo se
sentía. Zayn podría considerarse un extraño aún y sin
embargo ya había compartido un momento que apreciaba
junto a él, y sus palabras, más que a nada, las apreciaba.
Las sentía reales.
—Tienes una linda sonrisa, te queda. Al igual que esos
ojos que pones cuando estás triste.
Liam se sonrojó esta vez y Zayn sonrió al verlo tan cerca y
ver con lujo de detalles lo realmente adorable que era. Tenía
unas lindas mejillas, unas cejas que hacían relucir sus
grandes ojos cafés, una sonrisa muy dulce. Estaban muy
cerca debido a que estaban recostados juntos en la camilla
y el morocho sonrió con el simple hecho de verlo. Raro.
Zayn y Liam se sentían protegidos uno al lado del otro.
—Si sigues sintiéndote mal y no apoyado por tu mamá, no
dudes en venirte a mi casa Liam—pidió él de manera seria,
pensando en todo lo que le había platicado sobre su
situación—. No puedo ofrecerte un castillo allí, pero al
menos tienes mi amistad incondicional y yo jamás te
desatenderé, así como tú no lo has hecho conmigo.
A Liam se le taparon los ojos a causa de su ya algo larga
cabellera castaña y realmente apreció el gesto de Zayn. Se
preocupaba más por él que cualquier amigo que hubiera
tenido hasta ahora, o que su mamá misma. No pudo evitar
sentirse apenado debido a la propuesta de Zayn, el pensar
en ellos dos solos en una casa le hacía sentirse nervioso y
emocionado a la vez. Zayn le devolvía las esperanzas de
todo, era un buen muchacho, agradable.
—Gracias—agradeció, tenía la voz algo temblorosa como
si estuviera conmovido.
Ambos se quedaron en silencio mirando el techo, la
habitación medio oscura por ser noche y ambos pensando
que realmente había sido una bonita casualidad que el
destino los hubiera unido de esa manera.
—¿Crees que tu mamá se preocupe si te quedas toda la
noche?—Zayn lo volteó a ver de nuevo y Liam hizo lo mismo
— Sé que me veo muy valiente pero el hospital de noche da
algo de miedo y realmente apreciaría compañía.
Liam soltó una carcajada sonora y desde afuera se
escuchó un ''shhh'', ambos recordaron de inmediato las
condiciones que la enfermera les había puesto y se
quedaron callados al instante, conteniendo una risa.
—Me quedo, no te preocupes.
Ambos, de alguna u otra manera, salvaron al otro. Y
agradecían en silencio.
Ninguno de los dos se dio cuenta porque no estaban
concentrados en ello, pero sin querer e inconscientemente
Zayn no pensó en Niall ni un minuto en toda la noche y
ambos se quedaron de nuevo dormidos, juntos.
El corazón de Liam no dejó de latir a mil por horas.
''¿Encontraré mi felicidad aquí?''
||
—¿Por qué?
—Lo siento tanto, en serio...
Ambos se miraban con tanta tristeza que sus cuerpos no
podían contenerla, había tanta melancolía, tanto dolor,
tanta miseria. Dos pares de ojos de colores hermosos que se
veían tan profundamente. El rostro del menor estaba
infestado de golpes, de cicatrices, una gasa adornaba su
mejilla. Lo había soportado todo por él, golpe tras golpe,
insulto por insulto. Había soportado a su padre todos esos
meses y se había levantado del suelo por él aunque su
cuerpo le pidiera que se quedara allí y que se rindiera.
Despertaba todas las mañanas con el maravilloso e iluso
(muy iluso) pensamiento de que quizá, sólo quizá, ese día
sería el día en el que ambos admitirían sus sentimientos y
darían a conocer su relación sin tener que esconderse
detrás de las canchas a darse un beso prohibido, a
abrazarse, a demostrarse cariño. A quererse un poquito.
Eran las seis de la tarde, pero su reloj ya no avanzaba ni
un segundo. Su vida se había detenido allí y con eso sus
ilusiones. Estaba tan malditamente enamorado pero tan
malditamente destrozado que ya no sabía si llorar de amor,
o de dolor. O de ambos.
Él sostenía su mano y el menor lo miraba como si le
hubiera dado la noticia de que iba a morir.
Él tenía novia.
Una novia. Una chica.
¿Y sus sentimientos dónde quedaban? ¿Le habían pasado
una demoledora por encima? Así se sentía. Como un gran
dolor sobre el pecho que lo hacía querer correr lejos y gritar
que la vida, definitivamente, no era justa. Bajó la vista y las
lágrimas ya le picaban en los ojos. No deseaba llorar.
—¿Por qué hiciste esto? —preguntó en voz baja, el chico
que estaba frente a él tenía ganas de abrazarlo al notar lo
frágil que se veía.
—Sabes que es la única manera de que estemos a salvo...
—¿Que estemos a salvo, o que estés a salvo?
No contestó a su pregunta y no tuvo que hacer otra más
para comprobar el miedo real que tenía de que ambos
fueran descubiertos en la escuela por su ''sucio'' romance.
Ya comentaban demasiado el hecho de que Troy llegara con
el rostro y el cuerpo molido a golpes, no necesitaban saber
la real razón por la cual llegaba así cada día.
Troy soltó el agarre de sus manos lentamente y lo miró
fijamente, lleno de pesar.
—¿Qué más quieres de mí? Que me quede esperando y
viendo como la besas a ella en medio de toda la escuela, o
ver cómo la tomas de la mano como sueles tomarme a
mí... —su voz se quebró al recordar todas aquellas escenas
que le habían calado hasta lo más profundo de su ser.
No lo iba a olvidar, jamás. Todos aquellos momentos
estaban tatuados en su mente, incluso antes de correr hacia
detrás de las canchas para asimilar todo y sufrir en silencio
como siempre. Él había corrido detrás de Troy cuando lo
había visto irse. Lo había presenciado todo; desde el
momento en el que tomó su mano delicadamente hasta ese
beso en la frente.
En algún lugar de su mente, deseaba realmente ser ella.
—Piensa lo que quieras, yo hago esto para protegerte, por
favor... —dijo él evidentemente agobiado, todo tenía una
razón y Troy no quería escucharlo— Te quiero.
Troy a pesar de todo el dolor que tenia acumulado le tomó
de la mano suavemente, con todo el amor que le tenía y
rozó su palma con la punta de sus dedos. Él cerró los ojos y
suspiró. Lo quería. Lo quería para toda la vida. Quería sus
sonrojos tímidos, sus ojos azulados como el mar, quería su
manera de ser y quería mucho más que nada, tener la
valentía que poseía. Troy dirigió la mano del chico que con
sus ojos verdes ahora observaba expectante sus
movimientos hacia su rostro y la posó sobre su gasa blanca
con cuidado.
—Dime... ¿Cuándo me has protegido de esto, Des?
||Capítulo 25.

Doncaster, Reino Unido.


Eleanor estaba sentada en el suelo de su habitación con
las piernas cruzadas y en pijama. Tenía el celular en las
manos mientras miraba la pantalla con confusión como si le
hubiera llegado un mensaje de un extraterrestre, y fue algo
así, pero al contrario, fue un mensaje de Ed, el amigo de su
novio.
Él está bien, su teléfono no funciona, no te preocupes.
-Ed
Era el primer mensaje y contacto que hacían ambos y era
algo extraño. Ed y ella vivían la vida mayormente peleados
y ese buen gesto de parte de él la hacía sentir rara. No le
contestó pero a regañadientes le dio las gracias
internamente.
Hacía días que no sabía nada de Louis y precisamente ya
había ido a su casa varias veces y no lo había encontrado.
Estaba consciente de toda la mala situación que él estaba
enfrentando y ella no se comportaba como la novia que era.
Lo había dejado a un lado y eso estaba mal. Él siempre la
había apoyado en todo y ella se había comportado mal
pensando que todo eso él podría superarlo solo puesto que
no le había pedido ayuda nunca.
Lo extrañaba mucho.
Su relación los últimos meses se había vuelto tan
dependiente al sexo, tan dependiente a sentirse de una
forma meramente física... Pero entonces, ¿dónde quedaban
los sentimientos de ambos? Ella lo amaba y no lo había
demostrado. Por Dios. ¡Él era el amor de su vida! No podía
dejar que él se derrumbara, tenía una vida difícil y ella lo
sabía. No había sido la novia ejemplar antes pero cambiaría
por él. Amaba el azul de sus ojos, amaba su risa cuando
estaban juntos, amaba compartir momentos con él, amaba
su sonrisa, amaba su forma de ser, amaba su belleza. Lo
amaba a él. Sintió las lágrimas en los ojos... ¿En qué se
había convertido? ¿En una chica de un rato? No... Ella era su
novia.
Se levantó del suelo decidida. No dejaría que su relación
se convirtiera en una rutina. Lo amaba y se lo iba a
demostrar estando cuando más la necesitaba.
||
Ed se encontraba en la puerta de la casa de Louis indeciso
sin saber si tocar o no. Se sentía algo nervioso debido al
confrontamiento que habían tenido la última vez que se
vieron y al parecer Harry no había hecho ningún efecto
positivo en él. Al contrario, cuando Ed llamó al chico para
preguntarle si Louis había reaccionado mejor Harry se había
escuchado tan melancólico que lo hizo comprenderlo todo
sin necesitar una palabra más.
Habían pasado semanas, fácilmente dos, desde que lo vio.
Todos acordaron darle tiempo a Louis para adaptarse (más
que nada fue una sugerencia, Louis rechazaba a todo aquel
que se acercara con la intención de ayudarle), hasta Harry
que era el más insistente en ayudar a Louis había aceptado
la sugerencia con la condición de que en cuanto Ed
decidiera que era tiempo (porque era el que más lo
conocía), él iría también.
Louis estaba tan herido, tan abandonado, tan necesitado
de amor que comenzaba a tornarse agresivo. Era como un
cachorrito amoroso que había crecido a base de golpes y
violencia y que ahora mordía o gruñía a todo aquel que
quisiera acercarse. Y lo entendía perfectamente. Pero se
sentía impotente al no poder ayudarlo de algún modo
porque simplemente no lo dejaba.
Tocó varias veces la puerta. Creyó realmente que no había
nadie porque pasó mucho rato intentando conseguir una
respuesta, de pie frente a la puerta balanceándose
nerviosamente de un lado a otro esperando. Era temprano
por la mañana así que por su cabeza pasó la idea de que
había salido a caminar y a tomar aire fresco. O quizá estaba
dormido.
O no le abriría simplemente.
Estaba a punto de irse cuando la puerta se abrió dando
paso a un Louis somnoliento y despeinado con cara de
pocos amigos. Pero había algo más aparte de ese mal
humor que detonaba su rostro. Ed se alegró tanto que quiso
de verdad abrazarlo. Pero quería evitarse un puñetazo
porque desde otro país se veía que no estaba de buen
humor.
—¿Puedo pasar? —preguntó Ed algo bajo, como si ya
estuviera escuchando una respuesta negativa.
Louis se le quedó mirando unos segundos. Ed lo observó
también, se veía completamente... destrozado. En todo el
sentido de la palabra. Tenía grandes ojeras, el cabello
revuelto (y seguramente enmarañado), estaba ligeramente
pálido, se le veía algo demacrado, más delgado. Unas
grandes ojeras adornaban su rostro y sus ojos azules
anteriormente llenos de vida lucían sencillamente
apagados, sin el brillo que antes tenían.
Ed se quedó sin palabras al verlo tan mal...
—Louis... —dijo él en un susurro.
—¿Vienes a compadecerte de mí otra vez, Ed?—
interrumpió Louis con voz cansada, bastante mal—Si es así,
vete de una vez por favor.
Louis tenía la voz algo ronca, notó que sus labios estaban
resecos... y tenía los ojos hinchados y algo rojos. Ed tragó
saliva. Había sido mala idea dejarlo solo. Mala, muy mala.
Louis lo observó con evidente recelo, Ed lo veía como si lo
estuviera estudiando; con el ceño fruncido y viéndolo de
arriba a abajo. Le incomodaba. Él mismo era consciente de
su mísera imagen. Él solo se daba cuenta de lo mal que se
veía, no necesitaba eso.
—¿Puedo pasar? —pidió su amigo pelirrojo, Louis se
encogió de hombros.
—Como quieras. De una vez te digo, no huele muy
agradable, no quiero limpiar.
Ambos pasaron a la sala de Louis y se sentaron en un
respectivo sofá cada uno. Ambos al principio incómodos y
en silencio, pasaron al rededor de unos minutos para que
uno de los dos pudiera empezar a entablar una
conversación. El ambiente de la sala era pesado, incómodo,
oscuro...
En soledad. Como lo estaba Louis justo ahora.
—¿Cómo... estás? —preguntó Ed finalmente, casi
susurrando.
—Estoy pasando por la mejor época de mi vida, nunca me
había sentido tan vivo —casi canturreó con evidente
sarcasmo.
—Louis, hablo en serio...
—Yo también hablo en serio. Estoy muy bien. Me ha
encantado la idea de que toda mi familia esté destrozada
gracias a un imbécil homosexual que mete las narices
donde no le importa, que mi hermana sea un fenómeno
gracias a él, que mi padre esté en la cárcel y que mi madre
me haya abandonado como cualquier trapo de ropa sucia.
En serio, ¡Me siento perfectamente, Ed! —gritó esto último,
como si tratara de convencerse a sí mismo.
Ed realmente sentía mucha compasión por su mejor
amigo. Habían crecido juntos, ambos hombro con hombro.
Siempre habían protegido al otro y le dolía mucho que Louis
pensara que de alguna manera le había dado la espalda. Y
sinceramente así sentía que lo había hecho, no por el hecho
de que hablara con Harry (a quien su amigo castaño
'odiaba'), si no el no haber notado desde el inicio lo que
pasaba con Louis, no haber reconocido las señales de que
algo grave pasaba en su mente y en su corazón.
—Louis, estás muy mal. Harry nunca quiso hacerte daño,
nosotros sólo queremos tu seguridad y protección. Eres mi
mejor amigo —hizo énfasis en mejor amigo—, nunca voy a
hacer algo que te dañe. No más. Ni Harry.
A Louis casi le da un tic nervioso cuando escuchó a Ed
mencionar al imbécil.
—Ay sí, olvidaba que ambos ya son íntimos amigos. Ya
hasta hablas en plural por él —sonrió de una forma
sarcástica, llena de odio—¿Qué? ¿Ya se pone de rodillas
frente a ti?
La expresión de Ed era pura ingenuidad. ¿Qué demonios
tenía Louis en la cabeza? ¿En serio?
—¡Louis, ya basta!
—Por favor dime que no has venido hasta mi casa para
defender al subnormal, porque si es así te puedes largar y
volver cuando tengas más sentido común.
Ed se levantó de su sofá y se dirigió hacia Louis, él
también se levantó de su lugar y se quedaron viendo frente
a frente.
—Yo soy tu mejor amigo, Louis. Yo te conozco mejor que la
palma de mi mano desde que éramos niños y tú a mí. Tú
sabes que yo jamás haría algo para dañarte, que conozco
bien a las personas que te hacen daño y no hace mucho
tiempo tu familia era parte de ese círculo. Sabes que he
estado a tu lado en esos días donde las cosas se salían de
control y lo único que deseabas era escapar de casa. Y que
todos esos maltratos no pararon hasta que Eleanor entró a
tu vida como 'la novia perfecta'—hizo comillas con los dedos
—. Sé que todo esto duele, sé que todo está mal para ti al
crecer en una familia disfuncional y que este asunto se salió
de control y de tus manos. Que te sientes solo. Pero me
tienes a mí. Siempre. Porque somos amigos.
Louis escuchó a Ed con excelente claridad sin decirle nada
en contra, sin dudar. Le conmovió de alguna manera su
discurso y le tocó una fibra sensible en su corazón. En el
fondo sabía que Ed tenía razón y que jamás haría algo para
dañarlo. Pero nunca, nunca le tendría absoluta confianza
hasta que le dejara de hablar a Harry, a la persona que le
causó tantos problemas desde el inicio.
Harry, podían pintarlo muy bueno y verse como una
persona que no le haría daño a una mosca. Pero
evidentemente le había hecho daño a él destruyendo todo
lo que quería en la vida; a su familia unida.
Por eso...
—No pienso tenerte confianza en lo absoluto hasta que
dejes de considerar a ese como tu amigo —sentenció Louis.
Ed casi se da de golpes contra la pared al escuchar su
respuesta. Maldita sea...
—Te acabo de ser lo más sincero posible Louis. Pareces
niño de primaria, de esos que dicen 'te juntas conmigo pero
no te juntas con ese otro'. La vida no es así. Harry ni
siquiera es una mala persona, ni siquiera te has tomado la
molestia de conocerlo. Lo juzgas sólo porque es gay y
porque tu padre te lo impuso. Deja de actuar como si todas
esas personas fueran el fin del mundo y la abominación de
la humanidad.
—Pues lo son.
—No, ¿sabes quién sí realmente lo era? Tu padre. Porque
te hizo tantas cosas y por eso piensas de ésta manera. ¡Él
fue el que realmente te hizo sufrir todos éstos años! ¿O ya
olvidaste las cosas por las que pasaste, por las que tuviste
que enfrentarte en tu niñez y adolescencia? Yo estuve allí en
cada una de ellas junto a Felicite, tu hermana, la que
amas...—Ed se veía desesperado por hacer entrar a su
amigo en razón— No olvides eso Louis, no olvides a la gente
que vio por ti y por tu salud siempre.
Louis estaba consciente de que lo que decía tenía
coherencia. Pero se negaba, estaba como en un proceso
donde creía que sus padres no habían hecho nada malo
porque se sentía solo. Haría lo que fuera con tal de
recuperar su compañía aunque eso fuera justificar sus
acciones.
Louis negó con la cabeza, sacudiendo las ideas de Ed.
—Si tanto alardeas que siempre estuviste para mí en lo
más difícil... ¿qué pasó contigo cuando te necesité?
Había tanto resentimiento en su voz que Ed retrocedió un
poco ante el reclamo. Se sorprendió a estas alturas que esa
hubiera sido su reacción... Esperaba todo menos eso.
—No lo sabía Louis, no lo supe.
—Te fuiste por semanas Ed.
—Creí que sería lo mejor para ti el estar solo para pensar
las cosas—Ed casi tartamudea al decir la última palabra. Era
imposible poner una excusa. Ante esa lógica, sí lo había
abandonado.
Louis juraba que no iba a llorar. No lo iba a hacer.
Suplantó la tristeza por el odio profundo y el resentimiento
que tenía contra todos. Contra su padre, contra su madre,
contra su hermana, contra todos. Contra Ed...
Contra Harry.
—Nunca es bueno quedarse solo cuando uno necesita
apoyo...
No iba a llorar. No lo haría...
—Y yo necesitaba a mi amigo.
No...
—No he podido dormir, ni comer, o pensar en otra cosa
que no sea estar solo y triste aquí. Mi mente está llena de
pensamientos confusos, no sé qué hacer, no sé qué pensar.
Me siento abandonado. Siento como si todo estuviera
cambiando a mi al rededor a tanta velocidad que no lo
puedo asimilar.
Lo habían dejado solo. Como todos, como siempre...
—No tengo a mi papá, ni tengo a mi mamá, ni tengo a mi
hermana... Tampoco te tengo a ti. Lo único que tengo es
repugnancia por todo lo que está tratando de 'ayudarme'.
Me hacen mejor cuando no están. Yo sólo quiero que las
cosas vuelvan a ser como antes. Tener a mi mamá, a mi
familia.
Ed estaba sensible. De haber sabido que todo estaría mal
al irse maldita sea, nunca se hubiera ido. Había dañado y
dejado a Louis también. Lo había abandonado en su tiempo
difícil. Y eso no se lo perdonaría.
—¿Aunque eso signifique que vuelvas a ser infeliz a su
lado?—preguntó con melancolía. Louis cerró los ojos.
Tanto tiempo aguantando tantos sentimientos en su
interior, sin decir nada, sólo aceptándolo todo. Tanto tiempo
guardando su rencor, su odio, su tristeza, su amargura.
Todos esos sentimientos negativos se arremolinaban en su
cabeza 'Me dejaron solo', pensaba, 'no les importó en los
absoluto'.
No les importará que muera.
Louis cerró las manos en dos puños hasta que los nudillos
se le hicieron blancos por la fuerza.
—Sólo vete—ordenó a Ed entre dientes, casi temblando
por tantas cosas que querían fluir desde su interior.
Ed se dio cuenta del cambio. La atmósfera cambió
agresivamente y de pronto sintió como si algo malo fuera a
ocurrir. Sacó su celular discretamente de su bolsillo y pidió a
Dios que estuviera marcando el número correcto. Rezó
también para que contestaran y entendieran la situación sin
ni siquiera hablar él.
—Louis...
Louis retrocedió unos pasos hacia la cocina y le gritó:
—¡No pretendas preocuparte por mí cuando ni siquiera te
interesó el hecho de dejarme solo! ¡Déjame en paz! ¡No te
importará ni a ti ni a los demás!
Louis corrió hacia la cocina velozmente con Ed pisándole
los talones. Pero Louis fue más rápido.
Tomó un cuchillo.
Se apuntó a la garganta.
—¡LOUIS! ¿QUÉ HACES? ¡¡¡LOUIS!!!
||
Harry estaba acostado en su recámara revisando
información que le pasaba Jeff sobre los progresos de todos
los pacientes con los que lidiaba cada día. Estaba casi
recién levantado ya que se había quedado hasta tarde y se
sentía algo agotado, pero tenía responsabilidades que
cumplir. Jeff se esforzaba mucho en cada uno de ellos, era
un espíritu salvaje, nunca se dejaba rendir por la nada y a
veces le preocupaba su propia salud mental.
Harry no podía estar más orgulloso de su amigo.
Con tantos problemas que lidiar también tenía que lidiar
con los suyos, así que Harry lo llamaba cada noche para
escucharlo hablar por algún lapso de tiempo hasta que Jeff
sentía que liberaba alguna carga y podía irse a dormir... al
menos un poco.
Leía en su tableta electrónica información de Felicite y de
Niall, quienes eran su principal foco de atención ahora que
las cosas se habían puesto feas. Niall estaba progresando
muy bien, iba muchísimo mejor que cuando llegó pero aún
mostraba signos de trauma.
Felicite... era Felicite. Audaz, directa, fuerte... Pero
también dañada. Mucho. Seguía viviendo su luto y decía que
ahora que su papá estaba en la cárcel sentía que había
justicia para su Jenn.
Harry dudaba mucho en su palabra. Sus ojos decían
muchas cosas que su boca no dejaba salir.
Niall había hablado recientemente sobre qué había
pasado en Mullingar. Pero sólo fragmentos. Había revelado
un nombre. Zayn. Había llorado durante casi una hora
completa después de mencionarlo. Aún cuando la hora de
terapia terminó, Niall no pudo evitar quedarse mucho más
tiempo sólo llorando en el consultorio. Jeff le tendió algo
tímido unos pañuelos para que pudiera secar sus lágrimas y
sonar su nariz.
Al parecer era su novio... O había sido su novio.
Necesitaban saber más de eso.
Su teléfono sonó justo cuando pasaba de Niall a otro chico
que recién había sido ingresado.
Llamada de ED
Harry sonrió, ojalá ya hubiera hablado con Louis y le
tuviera noticias de su condición. Necesitaba saber que él
estaba bien y estable para poder también verlo. Había
salido muy dañado de la última visita que le había hecho...
Pero no quería pensar en sus sentimientos no
correspondidos. Era mejor pensar en el bienestar de Louis.
—¡Hola Ed! ¿Qué haces, ya fuiste con Louis? —contestó la
llamada animadamente.
Pero lo que se encontró no fue un saludo cordial. Fueron
gritos... Gritos reales de pánico de Ed... Mencionando a
Louis.
—¡¡LOUIS!! ¿QUÉ HACES? ¡¡¡LOUIS!!!
—Aléjate Ed—era la voz aguda de Louis la que hablaba. Se
escuchaba agitada.
Harry no entendía nada pero su corazón latía al mil por
hora. Algo estaba pasando. Al otro lado de la línea telefónica
algo pasaba y no podía verlo. No sabía qué pasaba con
exactitud.
—Baja ese cuchillo Louis... Por favor, no te lastimes de esa
manera... No nos lastimes de esa manera. —A Harry se le
erizó el vello de sus brazos. Un cuchillo.
—Estoy muerto desde que me arrebataron a mi familia.
Harry se incorporó inmediatamente de la cama y se puso
los zapatos que tenía más cerca y se dispuso a bajar las
escaleras casi corriendo. Al llegar al primer piso casi choca
de frente con Anne, su madre. Anne lo vio con gesto
preocupado al ver las facciones llenas de terror de su hijo.
—Louis —susurró Harry.
Anne no tuvo que pedirle más explicaciones. Lo asoció
todo y simplemente asintió con la cabeza y ambos corrieron
hacia la puerta de entrada y después hacia el coche.
Harry no tuvo que pedirle a Anne que se quedara. Ella iría
a cualquier lugar donde Louis estuviera mal o en peligro.
||
En la casa de Louis reinaba la tensión, a pesar de que se
filtraba muy bien la luz dentro de la casa por ser tan
temprano en la mañana, Ed sentía el ambiente tan oscuro.
La vida de su amigo tendía de un hilo y dependiendo de lo
que dijera iba a decidir hacer lo incorrecto o no. Ed estaba
en una posición llena de tensión, por cada milímetro que se
acercaba Louis acercaba otro milímetro del filo del cuchillo a
su garganta.
¿Así era como iba a terminar todo?
Ed levantó los brazos en señal de acercarse de forma
indefensa. Louis retrocedió.
—Louis... No tomes una decisión precipitada de la cual te
puedas arrepentir —habló con tranquilidad, en voz baja,
persuasiva— Baja el cuchillo, vamos a hablar con calma...
—¿Y a mí quién me habló con calma y me explicó con
calma lo que le iba a pasar a mi papa? ¿Quién me dijo
calmadamente que mi mamá se iba a ir?
Louis estaba temblando, abrumado por todo lo que
pasaba, pero sostenía el cuchillo firmemente. No iba a tener
miedo.
Se repitió nuevamente; no iba a llorar.
—No fue tu culpa Louis, ellos tomaron sus propias
decisiones y esas fueron las consecuencias de sus actos —
explicó con total calma, buscando la mirada fija de Louis,
quien lo esquivaba—, no tuviste la culpa de nada, te topaste
con problemas y cargas que no te pertenecían...
—Aléjate Ed —advirtió Louis cuando lo vio demasiado
cerca.
—Por favor Louis, por favor suelta el cuchillo para que
hablemos mejor.
—No —sentenció con las manos temblorosas pero la voz
firme.
Se escuchó un rechinido afuera como un frenado en seco
de un coche. Ed casi suspiró de alivio al darse cuenta de
quienes eran los que habían llegado.
Casi.
Porque en cuanto Louis se dio cuenta de lo que pasaba se
puso más a la defensiva. Con más furia de la que tenía
antes (si eso era posible) se dirigió hacia Ed.
—¿A quién llamaste? —cuestionó receloso, agresivo—
¡Contesta Sheeran!
Ed tragó saliva.
Afuera de la casa antes de que Harry casi tumbara la
puerta de una patada, su madre Anne lo de tuvo poniéndole
un brazo en el pecho. Harry estaba impaciente pero aún así
se detuvo por ella y la miró.
—¿Qué pasa?
—Será mejor si entro yo primero. Si la situación es grave,
es mejor que me vea primero a mí...
Estaban en una crisis y Anne había pensado con la mejor
lógica posible. Claro. Louis lo odiaba y si en todo caso lo
veía primero era posible que todo terminara en una
tragedia. Harry asintió energéticamente dándole a entender
que lo había entendido a la perfección y acto seguido su
mamá abrió la puerta y después Harry, quedándose a una
distancia prudente.
Louis se quedó estático al ver a Anne entrando a la cocina
despacio, Ed también. Anne se detuvo unos segundos a
estudiar la situación y se dio cuenta de que todo era mucho
más difícil de lo que había pensado. El filo del cuchillo la
amenazó por varios segundos y se imaginó todo tipo de
finales... No deseaba que ninguno fuera dentro del cuerpo
de Louis, no quería perderlo cuando estaban en proceso de
salvarlo.
No supo qué hacer. Así que saludó normalmente a Louis.
—¡Hola Louis! ¿Cómo estás? —preguntó Anne con una
sonrisa deslumbrante, de esas que te dan las madres
cuando te dicen que están orgullosas de ti— He venido a
verte.
Harry se quedó en la sala, donde Louis no podía verlo y
preparó su celular por si acaso tenía que llamar a los
servicios de emergencia médicos.
—¿Qué hace ella aquí? —preguntó a Ed, seguía furioso,
pero ahora estaba también desconcertado de que ella
estuviera allí presente ante esa situación.
Ed actúo con cautela y encogió los hombros ligeramente.
Volteó a ver a Anne, esperando que pudiera decir algo que
alejara ese cuchillo de la garganta de Louis.
—No queremos hacerte daño Louis—dijo Anne tanteando
terreno— Tanto Ed como yo queremos ayudarte, queremos
que vuelvas a ser feliz, que tengas una vida de lo más
normal... Que puedas estabilizarte y puedes hacerlo junto a
mí Louis. En mi casa hay un cuarto muy bonito que podrías
utili-
—No quiero nada tuyo ni de tu asqueroso hijo —la
interrumpió de inmediato—. No quiero tener nada que ver
con ninguno de los dos.
—Bien, bien —accedió Anne con tranquilidad aún—,
acepto que no vengas a casa ni que quieras nada de
nosotros. ¿Pero qué tal si hablamos? Podrías contarme cómo
te sientes y yo podría ayudarte en todo lo que necesites,
podemos ir al sofá y yo te escucharé en todo. ¿Qué te
parece? ¿Es buena idea?
Louis vio a ambos con evidentes intenciones de ayudarlo
y quiso entender sus intenciones. Pero en su cabeza sólo
estaba una idea y era difícil reemplazarla. No servía en ese
mundo, no era para él. Había mucho dolor que manejar y no
tenía ni idea de dónde comenzar. No podía. Y allí estaban
ellos, todos ingenuos, pensando que lo podían ayudar.
—¿Ustedes creen que esto es una broma? ¿Creen que
realmente pueden pararme a tomar una decisión así?
¿Creen que hablando conmigo mágicamente mis problemas
se irán y podré ser feliz y tener todo lo que he merecido
siempre; una familia estable? —habló Louis con tanto dolor
que a Anne le dieron ganas de llorar— Lamento
arruinárselos, pero no es así. Desde hace tiempo que no es
así. Los necesité y nadie estuvo aquí, ya no los necesito.
Nunca más.
Él volvió a empuñar el cuchillo esta vez con más fuerza y
se lo acercó peligrosamente a la garganta con tanta
velocidad que creyeron que era el fin. Louis cerró los ojos y
suspiró fuertemente. Ya no quería volver a sentirse así
nunca más en su vida.
Ed y Anne gritaron llenos de terror.
Harry no pudo esconderse más y se adentró a la cocina a
toda velocidad con su teléfono marcando al 911.
Louis abrió los ojos y lo vio.
Un hilillo de sangre recorría su garganta allí donde el filo
había traspasado una fina capa de piel, se detuvo a tiempo
cuando vio a Harry al final del pasillo, detrás de Anne y Ed.
Tenía el cabello largo despeinado, una pijama llena de
avioncitos de papel y el rostro más asustado que había visto
nunca, con la cara pálida.
Más que inclusive los de las dos personas que estaban
frente a él.
Se veían de nuevo desde aquel episodio y... en esa
circunstancia... No sabía lo qué sentía, se sentía mareado
por tantas emociones contradictorias y aún peor, no las
reconocía a todas.
Pero en cuanto sus ojos se cruzaron y Louis vio el verde de
los ojos de Harry, la preocupación real dentro de sus
pupilas... Algo simplemente lo frenó. Como si ese gesto
fuera el que hubiera estado buscando desde el principio. O
quizá fue la genuina simple preocupación de alguien por él.
Pero las otras dos personas también se preocupaban por él.
Entonces, ¿qué?
Pero lo frenó más las palabras que el chico rizado
mencionó.
—Por favor suelta el cuchillo Louis —habló con su voz
ronca, llena de calma, llena de sinceridad, lleno de todo.
Louis sintió algo inexplicable cuando mencionó su nombre
de nuevo—. No quiero perderte a ti también.
Ed aprovechó el momento de distracción y se acercó lo
suficiente a Louis como para tomarlo de la mano y
arrebatarle el cuchillo para luego lanzarlo lejos en dirección
al suelo.
Louis se derrumbó contra el piso lentamente, aún mirando
a Harry. Todo pasó tan rápido. Un segundo tenía un cuchillo
y al siguiente estaba en el piso, ¿qué había pasado? Harry
de pronto tenía el celular en la mano y hacía una llamada
mientras lo veía sencillamente pasmado por lo que acababa
de pasar.
—¿Sí? ¿Emergencias médicas? Tengo un herido en...
Anne se acercó a él con sumo cuidado y se inclinó allí
donde había caído. Le apartó el cabello lleno de sudor de la
frente y le acarició con cautela la mejilla, con un gesto
protector y maternal. Ed también se hincó a su lado y le
acarició el hombro, más para sí mismo que para reconfortar
a su amigo, como para confirmar que estaba ileso.
—¡Maldita sea Louis Tomlinson! ¡¿En qué demonios
estabas pensando?!
Louis asintió vagamente sin saber exactamente por qué lo
hacía y luego miró a Anne, siendo tan maternal como podría
serlo esa mujer.
Se imaginó a su madre, hincada a su lado cuando era niño
y se caía de una bicicleta.
—No te preocupes Louis. Ya no estarás solo. Tu hogar está
con nosotros.
No voy a llorar...
No lo haré...
No...
Louis se permitió llorar.
El mundo se detuvo a su al rededor al escucharlo hacerlo,
todos contuvieron la respiración cuando lo escucharon. Ed
se sorprendió tanto que abrió la boca tanto como pudo.
Anne lo abrazó inmediatamente y Louis se dejó.
Y el corazón de Harry se hinchó de amor. No había vuelta
atrás.
||Capítulo 26.

Doncaster, Reino Unido.


Corría, corría y no encontraba la salida. Todo era oscuro,
tenebroso, horroroso, tenía los vellos de los brazos erizados
de los escalofríos que le daban. Tenía miedo. Mucho. Sentía
pasos detrás suyo y no quería voltear, sabía lo que era y por
qué lo perseguía.
—¡Mamá! ¿Dónde estás? ¡Mami!
Tenía sudor en la frente y en la nuca, su cabello
comenzaba a humedecerse, corría buscando a su mamá.
Quería que lo protegiera, necesitaba sus brazos a su al
rededor para que detuviera la pesadilla. Necesitaba su
refugio. Brazos de mamá, ¿dónde está? por favor, la
necesito.
Giró a la derecha y se metió en una de las habitaciones de
la casa. Se escondió en el clóset con rapidez y respiró
exaltado, intentando volver a recobrar el aliento. Sus
pequeñas piernas no daban para más, era muy pequeño
aún.
Se abrió la puerta de la habitación de golpe, sus ojitos
azules se abrieron con miedo. Esperó.
Una lenta agonía.
La puerta del clóset se abrió con violencia y Louis gritó
con terror. Troy lo tomó un brazo fuertemente.
—Maldito maricón.

—¿Louis?
Louis despertó de golpe y enfocó su vista para ver quién
le había hablado. Había sido una pesadilla horrible, un
horrorífico sueño de su vida real. Aún sentía la piel de
gallina. Estaba en una habitación con las paredes muy
claras y una lámpara de noche con la luz encendida a su
lado. Anne estaba a su lado viéndolo con evidente
preocupación, se acercó a la cama para tocarle la frente y
corroborar si tenía temperatura.
Se alegró al comprobar que no la tenía y volvió a sentarse
en la silla que había colocado al lado del chico para tenerlo
en observación.
El cuello de Louis estaba vendado, los paramédicos le
habían dado los primeros auxilios y habían diagnosticado
que la herida era muy superficial, como cualquier cortada
por accidente. Lo habían curado bajo un Ed deteniendo a
Louis para que se dejara y con un Harry paseando
nerviosamente por la habitación.
—¿Sabes dónde estamos Louis? —cuestionó Anne con
tranquilidad, esperando que Louis recordara la decisión que
había tomado.
Él asintió despacio, acostumbrándose un poco a la calidez
de las sábanas que lo cubrían. Se sentía más tranquilo
ahora, sentía que el haberse abrumado por tantas
emociones había sido hace días y no hace horas. Asintió
lentamente.
—Vinimos a tu casa... —respondió cautelosamente.
—¿Recuerdas por qué?
Louis quiso esconderse entre las sábanas en ese
momento.
—Porque me dijiste que éste sería mi hogar...
Anne sonrió.
—Y lo es Louis, el tiempo que necesites para ti lo puedes
obtener aquí. Hay comida, compañía y nunca estarás solo.
Sé que quizá esta familia no te cae bien —Anne hizo un
diminuto gesto triste, fugaz, pero Louis lo notó—, pero
haremos lo posible para que ésto funcione, ¿está bien para
ti?
Al no obtener una respuesta Anne sonrió de nuevo y se
levantó de la silla donde lo esperó a que se despertara. Se
dirigió hacia la puerta y antes de abrir escuchó la débil voz
de Louis admitir lo que no había querido admitir durante
semanas.
—Sé que ésto debía pasar algún día, sólo no estoy listo
para asimilarlo.
Anne volteó a verlo despacio, las palabras de Louis llenas
de dolor y sufrimiento le hacen pausar un rato antes de
decir cualquier palabra. Debe sentirse solo. Profundamente
herido. Anne no era su madre, ni su familiar, pero
comprendía el no poder procesar tanto dolor en tan poco
tiempo.
Se acercó a Louis de nuevo y en un segundo lo tuvo entre
sus brazos.
Un abrazo cálido.
Louis abrió los ojos sorprendido. Pero luego se dejó llevar
y la abrazó con las pocas fuerzas que tenía.
Se sentía apoyado, un sentimiento de calidez se extendía
por su pecho. Lo que tanto había esperado y al fin tenía.
Apoyo.
—No estás solo, Louis. Nos tienes a todos. Esperaré a que
tu corazón sane lo suficiente para que podamos hablar, para
que puedas encontrar el consuelo que necesitas.
Esperaremos todos el tiempo que necesites.
Cuando Anne se separó de Louis después de darle un par
de apretones cuidadosamente, Louis tenía los ojos
humedecidos y trató de justificarlo, medio riéndose.
—Lo siento, quería estornudar y no pude.
Anne le dedicó otro tipo de sonrisa que no le había visto;
una de completa ternura. Louis se sonrojó al ver que su
mentira había sido pésima.
||
Louis tuvo comida en su cuarto en una bandeja muy
bonita adornada por flores de jardín que Anne había
insistido llevarle, habían comprado nueva ropa para él,
nuevas toallas, nuevo cepillo de dientes. No lo dejaron
moverse de su cama, lo dejaron en completo reposo.
Encendieron la televisión y dejaron que él escogiera lo que
quería ver.
Al final puso películas animadas.
Lo único que le faltó a Anne fue darle de comer en la
boca.
Ed y Harry se mantuvieron en acción, yendo de aquí a allá
en casa de Louis empacando todo lo que pudieran necesitar.
Harry limpió, barrió y trapeó la casa de arriba a abajo,
eliminó las gotas de sangre del suelo de la cocina, sacudió
los muebles, lavó los trastes. Dejó la casa como nueva.
Cuando Ed le preguntó que por qué lo hacía, él
simplemente dijo:
—Puede que Louis quiera volver a casa.
Ed no quiso decir ningún comentario, pero más tarde
cuando iban en su coche se puso a molestar a Harry.
Iban en dirección a su casa, ya había anochecido y
sinceramente ambos estaban cansados. Anne le había
ofrecido también a Ed que se quedara pero él no había
querido. Había declinado la invitación, pero se mostraba
agradecido.
En un alto Ed volteó a ver a Harry con una sonrisa
maliciosa, habían pasado mucho tiempo tensionados y
necesitaba relajarse.
—¿No crees que cuidas mucho a Louis?
Harry reaccionó como si hubieran descubierto un secreto
vergonzoso de hace años. Se sonrojó al instante y balbuceó
un poco.
—¿Q-qué?
—Sí... cuidas mucho a Louis, ¿no?
—P-pues s-sí... —Harry se rascó la cabeza con nerviosismo
—, es mi amigo.
—Louis también es mi amigo y no por eso le voy a limpiar
toda la casa.
Ed casi soltó una carcajada cuando Harry rió
nerviosamente y volteó a otro lado.
—Me gusta la higiene.
Está bien, ahora Ed sí soltó una carcajada.
—Ay Harry —dijo cuando dejó de reírse a mil escalas—,
eres imposible. Tarde o temprano dejarás de negarlo frente
a mí.
Harry sabía perfectamente a qué se refería, pero lo dejó
pasar y trató de que el rojo de sus mejillas se esfumara.
||
Ed y Harry llegaron y Harry literalmente brincó del auto y
arrastró las dos maletas llenas con él. Anne a penas salió a
recibirlos su hijo corrió a su lado intentando cubrir su rostro
para que ella no lo viera.
Anne volteó a ver al pelirrojo con evidente confusión.
—¿Qué le pasa a mi hijo y por qué está rojo como un
tomate?
Ed casi se volvió a reír a carcajadas al recordarlo, pero
mantuvo la compostura por Anne.
—Cosas que no quiere admitir.
Anne no cuestionó más pero se sonrió con Ed. Ya se
imaginaba por dónde iba todo.
||
Louis se despertó justamente a las 11 de la noche,
desorientado un poco por haber dormido tanto pero
recargado de energías. Se sentía bastante mejor que días
anteriores y que la casa donde dormía estuviera habitada
por otras personas lo hacía sentirse mejor y acompañado.
Quería bañarse, le habían dicho que por favor no se mojara
la venda al menos un par de días así que salió a buscar una
bolsa para cubrir su cuello.
Cuando salió se topó sorpresivamente con un Harry
sentado y recargado contra la pared... dormido.
Louis frunció el ceño al verlo de esa manera. Su rostro se
veía relajado, tranquilo. Los rulos largos que llevaba hasta
los hombros invadían su cara y tapaban una parte de su ojo
derecho, sus pestañas largas y espesas rozaban sus mejillas
y su gesto era pacífico...
Hermoso.
Louis se inclinó a él para verlo de cerca. Había algo en él
que lo jalaba como hacia el fondo de algo, algo profundo,
íntimo, irremediable. Cada vez que se acercaba a Harry
sentía que iba a un callejón sin salida aparente.
Y se moría por ganas de seguirlo a ese maldito callejón.
Harry le había salvado la vida en múltiples ocasiones y allí
estaba otra vez, salvándosela una vez más. Hospedándolo
en su casa, tratándolo tan bien como si él no le hubiera
hecho todo el daño del mundo.
Se sentía una persona de mierda.
Habían pasado tantas cosas entre ambos, la mayor
negativas, que le parecía increíble el hecho de que siguiera
tan insistente en salvarlo a él una y otra vez, ¿por qué lo
hacía? ¿Realmente era una persona tan buena, existía
alguien así actualmente? Había salvado a su hermana de
una brutalidad y ahora lo había salvado a él de su propia
existencia.
Justo allí, sentados ambos, Louis no veía la diferencia
entre homosexual o no, se esfumó sólo un segundo la gran
brecha que los separaba y sintió ansias de estirar la mano y
acariciar el brazo de Harry. Recordó lo que le había dicho.
''No quiero perderte a ti también''.
—Yo tampoco quiero...
—¿Tú tampoco qué?
Louis se cayó al suelo de la impresión y Ed se rió al verlo
tan sorprendido. Louis parecía un niño al que habían
atrapado casi haciendo una travesura. Luego hizo silencio al
instante al recordar que Harry estaba dormido justo frente a
ellos, Louis hizo lo mismo.
—Llego un segundo más tarde y lo hubieras besado.
Louis abrió los ojos de sobremanera y luego hizo un gesto
de vomitar.
—Eres un imbécil, ¿qué te pasa? Qué asco Sheeran.
No me dijo que no, pensó Ed con cierta diversión, pero no
dijo nada.
—Ay sí, qué asco.
Ambos se quedaron viendo a Harry unos segundos más y
luego el pelirrojo centró su atención a su amigo, hablando
en susurros.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
—Me iba a bañar, iba a salir a buscar una bolsa para
cubrir la herida.
Ambos sabían que era momento de hablar sobre eso... Ed
indicó con la cabeza que lo siguiera y Louis no hizo un gesto
negativo. Simplemente continuó el camino detrás de él.
Los dos salieron a la pequeña azotea de la casa donde se
encontraba un columpio grande donde fácilmente cabían
dos personas. Ed se sentó de un lado y Louis de otro. Se
quedaron en silencio observando las estrellas y respirando
el aire que los tranquilizaba de una noche aparentemente
tranquila.
—Debería de echarte agua hirviendo en la herida para
que no se te ocurra hacerlo otra vez, ¿sabes?
Louis sonrió ante el comentario de su amigo, habían sido
momentos llenos de tensión y no había pensado bien las
cosas. Se había asustado, se sentía como en un callejón sin
salida y ahora se sentía mucho mejor. No se sentía solo.
—Han sido semanas muy difíciles Ed... Por mi cabeza han
pasado tantos pensamientos, tantas posibilidades. Ahora
estoy actuando así, pero no sé cómo vaya a reaccionar
mañana, o pasado mañana o inclusive ésta madrugada.
Louis esperó un momento antes de volver a hablar. Era
una de las primeras veces que hablaba con tanta sinceridad
que en su interior un extraño sentimiento se desarrolló. No
tenía por qué mentirle a su mejor amigo sobre su estado, al
menos no por hoy. Podía permitirse el pensar en sí mismo al
menos una vez y buscar su bienestar emocional.
—No estuve listo para asimilarlo todo, todo fue tan rápido,
tan difícil para mí. Todo lo que quise se vio destruido en
cuestión de días y ahora... ahora no tengo nada de lo que
amé alguna vez. Estuve días solo pensando en que todo era
una pesadilla y mi familia aparecería al día siguiente, pero
no aparecían nunca. Despertaba llorando, despertaba sin
ganas de vivir, despertaba sin nada.
Ed se acercó a Louis y le pasó el brazo por atrás de su
cuello. Louis se alejó al instante.
—¿Qué haces?
—Te daré un abrazo.
Louis frunce el ceño.
—De manera no-gay—explica Ed.
—Juntarte con Harry te hace desarrollar raros
comportamientos.
—Cállate.
Al final Louis se dejó abrazar.
Ed bajó a la cocina un tiempo después por una bolsa para
Louis y se la dio para que se pudiera bañar, cuando Ed casi
volvía a entrar a la casa su amigo lo detuvo.
—¿No te quedarás?
—No, ya debo irme a casa —él señaló su reloj indicando
que ya era tarde—. Pero mañana me paso con gusto para
ver cómo sigues.
Louis asintió y le deseó las buenas noches, Louis volteó de
nuevo a ver las estrellas pero Ed esta vez le habló a él.
—Oye.
—¿Qué?
—Harry te esperó unas buenas horas—dijo él, como si no
esperara nada pero quisiera darle el dato—. Pero estabas
dormido y no quiso despertarte. Y al final el que terminó
más cansado de todos fue él, créeme.
—¿Y qué esperas que haga? ¿Que le de palmaditas en la
espalda?
—Sólo te di la información, no soy tu consciencia.
Ed se fue antes de que Louis pudiera debatirle eso.
||
Cuando Louis terminó de bañarse y deshizo el nudo que
había hecho al rededor de su cuello se vio en el espejo, por
primera vez reconoció que aquel chico destrozado y con
grandes ojeras era él.
Estaba lleno de problemas, lleno de un pasado tormentoso
que le dolía recordar, lleno de remordimiento, de decisiones
de las cuales se arrepentía. Que tenía recuerdos que quería
olvidar y momentos que quería borrar. Que tenía una gran
herida no sólo en el cuello, si no en su corazón.
Y que estaba completamente lastimado.
Era Louis Tomlinson, el chico que ahora no tenía una
familia... Pero que desearía que fuera mejor la próxima vez.
Y que quería esforzarse por volver a recuperarlos a todos.
Pero que quería hacer las cosas mejor.
Era un chico con problemas y aún así había personas que
lo apoyaban.
Como Anne. Como Ed.
Como Harry.
No sabía cuánto le duraría ese pensamiento pero deseaba
poder cambiar, sabía que estaba mal, aún no se atrevía a
admitirlo en voz alta. Pero iría a su paso, poco a poco, sin
prisas. Tenía una vida para enmendar sus errores.
De regreso a la habitación zigzagueó entre las piernas de
Harry para no tropezarse ni despertarlo, unos minutos
después salió con una sábana que había encontrado en un
cajón y literalmente se la aventó a Harry rápidamente.
—Buenas noches, Harry —dijo Louis apresurado y se
metió como un rayo al cuarto.
Afuera, Harry abrió uno de sus dos ojos y mostró
encantadoramente sus hoyuelos, su corazón latiendo al mil
por hora.
Se aferró a la delgada sábana que Louis le había dado y
con cuidado la acarició.
¿Sería ese un nuevo comienzo?
||
Louis se levantó con todo el ánimo del mundo, nada podía
derrumbarlo, se sentía poderoso, renovado, genial.
Increíblemente lleno de energía. Cuando salió se encontró
con la sorpresa de que ya no había un Harry en el suelo y la
sábana estaba cuidadosamente doblada allí donde él había
estado.
Trató de ignorar el hecho de que le daba miedo que
descubriera que él se la había puesto y se dirigió a la cocina
y llamó a Anne. No encontró a nadie, tímidamente se metió
al área del refrigerador y el lavatrastes. Encontró una nota.
''Salí a hacer compras para el desayuno, si ves a Harry
dile que por favor no compre nada porque hoy cocino yo.
¡Buen día, Louis!''
Louis suspiró, estaba solo. ¡Bien! Se animaría un poco y
limpiaría la mesa y el suelo mientras ellos llegaban. Se
sentía inútil de no haber hecho nada todo el día de ayer y
que lo hayan tratado tan bien como si se lo mereciera lo
hacía sentir mal. Porque en el fondo sabía que no lo
merecía.
Louis se hizo el cabello hacia atrás con agua, buscó una
escoba, encendió la radio y se puso a barrer. Quería que el
suelo brillara y mostrar el agradecimiento que Anne
merecía.
Cuando llevaba la mitad de la planta baja la puerta sonó y
Louis medio contento de ya no estar solo mucho tiempo
más literalmente corrió hacia la puerta y la abrió.
Un Harry cargado de bolsas se hizo presente del otro lado,
a penas y podía con todo. Se adentró a la sala y procuró
dejar las cosas con cuidado en el suelo. Louis lo observó
mientras hacía todo eso y vio como en su camiseta blanca
se tensaban los músculos al transportar las cosas y cómo se
relajaban cuando los dejó en el suelo.
Louis creyó realmente que él mismo estaba actuando algo
raro.

—Gracias por abrirme —comentó Harry agradecido,


realmente las cosas que traía pesaban bastante—¿Dónde
está Anne?
Louis sacudió la cabeza. Ya basta de pensamientos tontos.
Ya basta, ya basta, ya basta.
—Salió —respondió algo seco mientras seguía barriendo.
Ambos se quedaron en silencio, realmente resultaba algo
incómodo que ambos estuvieran allí juntos después de todo
lo que había pasado y después de tantas cosas
contradictorias que se habían dicho en el pasado. Bueno,
Louis a Harry.
—Harry —comenzó Louis a hablar, sintió un tremendo
nudo en la garganta, era difícil admitir que lamentaba ser
tan duro con él cuando Harry ni siquiera le había hecho
algo.
—¿Sí?
—Tú... —su garganta se cerró y no pudo continuar, no, aún
no estaba listo, no era tiempo aún— Tu ropa es muy cómoda
—dijo rápidamente, cambiando de tema.
Harry no se había dado cuenta hasta ese momento, pero
es cierto. Louis tenía su ropa. ¿Por qué? Se supone que le
habían llevado las dos maletas a su cuarto, y que aparte
Anne le había comprado algo más. ¿Por qué llevaba puesta
su ropa tan incómoda?
—Por lo que veo te queda demasiado grande —comentó
Harry, acercándose un poco a Louis— Ayer Ed y yo trajimos
tus pertenencias de tu casa, ¿quieres que te traiga la
maleta para que te cambies? Más bien parece que estás
envuelto en cobijas con mis playeras...
Louis se alejó un largo paso de Harry, puede que
intentaba cambiar, pero eso no significaba que lo haría de
un momento a otro, aún le incomodaba tenerlo tan cerca.
Aún sentía ese cosquilleo en las puntas de los dedos y
recordaba el momento de la noche anterior donde había
estado a punto de tocarle los brazos.
—No gracias —contestó cortante de nuevo—. Realmente
estoy bien, ahora, ¿podrías por favor irte arriba o algo?
Estoy intentando limpiar aquí y no me dejas hacer mi
trabajo.
—Podría ayudarte un poco, no es tu casa Louis, eres el
invitado, no tienes por qué hacer esto. Debes descansar,
debes reposar—le comentó haciendo una mueca.
Definitivamente no le gustaba que las visitas hicieran ese
trabajo y mucho menos Louis. Él estaba allí para ser
atendido, no para atender.
—No, no quiero ayuda —dijo fastidiado.
—No es necesario que hagas esto, yo lo haré —se acercó
a Louis e intentó quitarle amablemente la escoba, Louis la
retiró de su alcance.
—No, no seas necio por una vez en tu vida. Yo voy a
limpiar aquí. ¿O qué? ¿me vas a traer a tu abogado? ¿me
denunciarás a mí también por querer barrer tu casa? —Louis
se estaba enojando, Harry lo notaba.
Harry retrocedió dos pasos de él con el rostro asustado.
¿Cuándo habían pasado de estar bien a pelear?
—Lo lamento, no era mi intenció-
—Cállate y déjame limpiar en paz. No soporto ver tu cara
por aquí.
—Pero Louis, este es mi trabajo, no tuyo—insistió—Y por
más objeciones que pongas, no te dejaré limpiar, es una
falta de respeto de mí contra ti.
Intentó quitarle la escoba de nuevo, pero Louis la retiró
más atrás impidiendo que la tomara. Harry dio un paso más
para intentar alcanzarla y se tropezó con la alfombra
accidentalmente.
Louis para evitar que Harry cayera lo tomó del brazo por
inercia y el peso del chico provocó que chocara su espalda
contra la pared. El impacto lo dejó sin aire y parpadeó unos
segundos para enfocar la vista y ver lo que había pasado.
Pero más lo dejó sin aliento el sentir la proximidad de
Harry a su cuerpo. Cuando alzó la vista, vio que sus rostros
estaban muy cerca. Íntimamente cerca... Demasiado.
Justamente como en el callejón la otra noche y las ligeras
cosquillas en su estómago renacieron en Louis.
Ambos estaban tan concentrados en la proximidad que
tenían y en lo incómodos que los hacía sentir, pero no había
tanta incomodidad después de todo, Harry estaba como en
shock, se comenzó a ruborizar y se preguntó si la palabra
''belleza'' realmente daba crédito a lo que Louis era. Podía
verlo de cerca, ver su rostro a la perfección y Louis igual.
Louis se dio cuenta de que un inicio de barba comenzaba
a crecer en Harry. Y que tenía varios lunares en el rostro.
Los ojos de Harry brillaron cuando hicieron contacto con
ese azul mar de los ojos de Louis y pudo ver como él tragó
saliva, estaba nervioso, igual que él.
A ambos les sudaban las manos.
¿Por qué no se quitaban? ¿Cuánto iba a durar ese
momento?
Louis se relamió los labios un poco. Inconscientemente.
Harry casi se desmaya al ver ese gesto.
—¿Qué pasa aquí?
Anne entró por la puerta y miró la escena atónita.
Emocionada inclusive (en secreto), pero la proximidad de
ambos le sorprendió.
Louis reaccionó primero, violentamente empujó a Harry
hacia atrás, haciendo que cayera de espaldas contra el
suelo. Se limpió la camisa y los pantalones.
—Nada, nada. No pasó nada —dijo con indiferencia, tomó
la escoba y se dispuso a barrer de nuevo.
Ese ''nada'' ni Louis mismo se lo creía. Obviamente había
pasado algo con Harry a nivel emocional, y eso
sinceramente le asustaba como nada en la vida. Harry
respiraba agitadamente y procesaba lo que había pasado.
Volteó a ver a su mamá y ella le devolvió la mirada,
divertida.
Louis barrió efusivamente cada rincón de la salita y el
comedor antes de sentarse a comer, quería enfocar su
mente en la limpieza para no pensar en lo que había
pasado. Pero allí estaban, los latidos de su corazón al mil
por hora al recordar cada detalle memorizado del rostro de
Harry.
Maldita sea.
Louis evitó la mirada de Harry durante todo el desayuno, y
Harry miró hacia sus manos y hacia su comida como si
fueran realmente interesantes.
Y no sabía cómo evitarlo, Louis no sabía cómo evitar todo
lo que sentía, todo lo que su corazón y su mente
desconocía. Y no quería conocer del todo. Porque una cosa
era respetar, y otra muy diferente era ser. Porque él era
heterosexual.
... ¿Cierto?
||Capítulo 27.

Doncaster, Reino Unido.


Al día siguiente tuvieron un día más bien rutinario. Louis
se sentía cada vez mejor aunque su estado físico tan
delgado alarmaba a Anne, aunque a penas había pasado un
día. Así que lo arrastró por toda la avenida hacia una
farmacia para comprarle vitaminas y poder obtener los
nutrientes que le faltaban.
Louis se sentía querido. Y su mirada brillaba con gran
sinceridad y gratitud hacia Anne. Se sentía... comprendido.
Feliz.
En el desayuno, Louis tosió e intentando parecer lo más
normal e indiferente posible preguntó por Harry.
—¿No va a desayunar?
—¿Por qué lo preguntas? ¿Te da curiosidad?
Anne había sonreído cómplice a Louis y lo hizo sentir
incómodo.
—Está trabajando —dijo—, se fue muy temprano en la
mañana. Dijo que tenía muchos pendientes y que había
dormido en mala posición, se fue algo adolorido de la
espalda.
Louis no hizo ningún otro comentario y se mantuvo
calladito. Al fin y al cabo había obtenido su respuesta.
Harry no apareció en todo el día. Estaba de allá para acá
haciendo trámites de inscripciones de escuela a un año
escolar y transacciones de escuela para los adolescentes
que se encontraban en la fundación.
Louis, de manera muy secreta y casi imperceptible para él
mismo, extrañó la cara estúpida del chico en la comida.
||
Estoy agotado, pensó Harry antes de llegar a su casa y
abrir la puerta, agobiado, algo estresado. Cuando dejó su
maleta en uno de los sillones se aventó al sofá y se
desabrochó cuatro botones de su camisa de vestir. Estaba
exhausto. Quería dormir. Pero también deseaba pensar en
todo lo que estaba pasando a su al rededor.
Aún no dejaba de pasar por su cabeza el hecho de que
ayer Louis le había aventado una sábana en la cara. Por más
brusco que sonara, a Harry le había palpitado el corazón al
sentir la suave tela entre sus dedos y saber que Louis se la
había dado específicamente a él...
Y el que le diera las buenas noches... Que dijera su
nombre como si no quisiera vomitar hacía que se sonrojara
y quisiera soltar una risita tonta.
Se puso triste.
Sabía en la posición en la que se encontraba, sabía por lo
que pasaría si su corazón seguía dándole falsas esperanzas
a un romance que nunca florecería. Louis no lo quería, ni
siquiera lo consideraba una persona, para él era una cosa
asquerosa.
Harry tuvo la sensación de que estaba entrando a un pozo
profundo del que difícilmente escaparía. Y lo peor de todo
es que mientras caía al vacío iba sonriendo, feliz de estar
cayendo por Louis.
Harry suspiró. No tenía remedio.
||
Harry se encontraba en la azotea de su casa, hace unas
cuántos minutos que todos habían cenado. Había resultado
un tanto... incómodo el tener a Louis mirándole de re-ojo
como si verlo comer fuera algo nuevo y extraño para él.
Como si fuera raro que comiera siendo gay.
Aunque debía admitir, que se sentía feliz de ser el dueño
de las miradas furtivas de Louis.
El viento estaba fresco, pero no era un frío en exceso. Se
iba a quedar a dormir en la habitación de Gemma mientras
que Louis estuviera allí, eso era lo único que no le gustaba
de la estancia del chico, el tener que lidiar con el dolor que
le provocaba estar cerca de las cosas de Gemma de nuevo.
Por eso la noche anterior se había sentido estupendamente
durmiendo en el suelo, al menos no durmió llorando.
Había tardado tanto en superar el asunto (es más, hasta
la fecha la herida en su corazón estaba abierta totalmente,
irremediablemente), que el simple hecho de aspirar el olor
de su hermana de nuevo que estaba impregnado en la
cama en la que alguna vez se había acostado, le exprimía el
corazón de una manera dolorosa.
Por eso en esos momentos, se encontraba despierto y sin
la fuerza suficiente como para ir y entrar a su cuarto a
dormir, porque sería lo último que haría.
Harry creía que era él el único que estaba levantado, no
se había dado cuenta de que Louis lo había estado
observando desde que se había salido a tomar aire fresco.
Louis notaba la respiración en el movimiento de sus
hombros y le llamaba la atención la forma en la que su
cabello largo se movía a causa del viento.
No sabía si era por el sueño, o si le había llegado un
momento de valentía, pero decidió salir a acompañarlo. No
quería más problemas con Harry, sólo eso. No era por otras
intenciones, se aseguró a sí mismo. Simplemente quería
una tregua de paz. Ahora que vivirían en la misma casa
sería cansado discutir siempre.
Así que abrió la puerta y se dispuso a caminar para
posicionarse a un lado de Harry. Éste volteó al escuchar el
ruido de la puerta siendo abierta y miró con sorpresa cómo
Louis caminaba hasta llegar a su lado y quedarse allí,
mirando siempre al frente.
—¿Puedo hacerte compañía? —preguntó con dificultad.
Asintió en respuesta y ambos se quedaron silencios,
mirando a las luces de la calle. Viéndolo de perfil, Harry
parecía una persona completamente normal, nada de
anormalidades en sus gustos y en su persona. ¿Por qué
simplemente no era heterosexual? Eso haría que no fueran
tan complicadas las cosas...
—¿Por qué decidiste ser gay? —soltó la palabra con algo
de repulsión, miedo inclusive— ¿por qué no simplemente
ser normal como los demás?
Bien. Harry se esperaba todo menos eso.
Harry se dio el lujo de divagar por su mente antes de
darle una respuesta concreta. Se estaba cansando de que
cada una de las personas de su al rededor le cuestionara el
por qué de sus gustos sexuales, ¡Y simplemente no sabía la
respuesta! Él había nacido así, no se había hecho así ni lo
había elegido. ¿Por qué no ellos aceptaban sus
preferencias?
Él meditó sus palabras antes de decírselas.
—La sexualidad no se escoge Louis... se descubre. Uno no
decide qué es lo que será, sólo está en sí mismo aceptarse
o rechazarse y cegarse por las críticas sociales —respondió.
Louis no lo aceptó y contraatacó sin saber bien por qué.
—Pero la biblia dice...
Harry alzó la mano para acallarlo, sin ser grosero del todo.
No le gustaba pelear.
—Sinceramente Louis, no me gustaría meter a la religión
en un tema cómo este. Sé lo que piensas, sé tus creencias,
sé que probablemente me repudies. Pero si tú crees en Dios
y sabes que él nos creó, él me creó así. Si quieres
reclamarme algo, ve y reclámaselo a él.
—¿Cómo explicas entonces el hecho de que dos
homosexuales no puedan tener hijos? Dios creó al hombre y
a la mujer para eso, para procrear. Ustedes no pueden
porque sus relaciones están prohibidas.
No sabía si era por el sueño, o por el día tan pesado. Pero
sentía que su paciencia tenía un límite y trató realmente de
que lo que iba a decir a continuación no sonara tan
ofensivo. Pero quizá sí sonó un poco.
—¿Hablaste directamente con Dios y él te dijo todo eso?
¿Sólo lo has supuesto o te lo ha contado tu papá? —
preguntó.
Louis se quedó callado sin darle una respuesta, Harry se
arrepintió al instante de haber dicho aquel comentario.
Genial, ahora él se sentía muy mal por haber dicho eso. No
tenía derecho de indagar en sus temas personales con su
padre, aún no. Aún Louis no le daba esa confianza y estaba
herido. No era algo que pudieran tratar a la ligera.
Sus ojos verdes miraron a Louis directamente a su rostro y
sus ojos brillaron cuando comenzó a hablar. Louis se quedó
callado, escuchando con atención.
—Mira Louis, lo único de lo que soy consciente en la biblia
que sé que es cien por ciento cierto, es que Dios nos ha
mandado aquí para amarnos los unos a los otros y tratarnos
con respeto. Y lo único que tú y los demás están haciendo
es hacer incumplir esa petición al luchar contra nuestros
gustos. No están luchando contra el matrimonio gay, no
están luchando contra tener un hijo gay, están luchando
contra el amor. ¿Quién en su sano juicio lucha contra el
amor?
De nuevo, otro silencio de parte de Louis.
—No puedo aceptar algo así, simplemente no me puedo
meter en la cabeza tu forma de pensar y tus ideologías —
confesó Louis—. Parece todo tan asqueroso, tan repugnante.
No puedo creer que un hombre sea capaz de estar con otro
hombre.
—Los heterosexuales hacen exactamente lo mismo,
ambas sexualidades tienen sexo con otras personas, no le
veo la diferencia. Después de todo... —murmuró, distraído.
Louis se sonrojó un poco ante el comentario de Harry. Le
recordó vagamente a la segunda vez que lo había visto, los
había escuchado a Eleanor y a él tener sexo en el callejón.
Y pensar que en esos momentos, el cuerpo de Eleanor y
su noviazgo era lo último que le importaba cuando estaba al
lado de Harry.
—La homofobia que ustedes han creado no viene de la
iglesia, o de las religiones. Viene de las personas. Dios no es
capaz de odiar a nadie.
Harry se pasó la mano por el cabello, peinándolo un poco.
Intentó encontrar las palabras correctas para transmitirle a
Louis una idea diferente de la homosexualidad. Cuando por
fin las encontró, lo miró a los ojos y citó:
—No está mal amar a quien sea sin importar su género
mientras sea amor de verdad, lo que está mal es verlo de
manera errónea.
Mientras Harry hablaba, Louis seguía procesando todo
aquello que le había dicho. Podría... podría manejarlo. Podría
tolerarlos como se había prometido, por él mismo, por
Fizzy... E incluso por el propio Harry, no quería darle más
problemas de los que ya le había causado en el pasado. Era
consciente del daño que había provocado antes, intentaría
arreglarlos un poco antes de que fuera demasiado tarde.
Quería a su pequeña hermana de vuelta, quería a su
familia unida. Y si Fizzy era la única persona que podía
recuperar lo intentaría, con todas sus fuerzas. Intentaría
cambiar aunque eso significara destruir todo lo que pensó
alguna vez.
Louis habló, decidiendo terminar con el problema de una
sola vez.
—Harry... Yo... —tragó saliva con dificultad, no quería ver
el rostro de Harry porque sentía que se le cerraba la
garganta así que se limitó a bajar la mirada— Lo lamento
tanto, de verdad.
Harry había esperado de todo, una queja, una objeción a
sus palabras, inclusive un insulto, pero jamás una disculpa
de parte de Louis Tomlinson. Volteó a verlo a la cara con el
rostro ligeramente ladeado, parecía la expresión de un
perrito curioso.
—¿A qué te refieres, Louis?
—Lamento tanto de verdad el hecho de cómo te traté
desde el principio, cómo traté a Fizzy, cómo los traté a
todos. Fui de verdad un estúpido, soy un estúpido porque
sigo pensando lo mismo de ustedes, sigo pensando que son
unos asquerosos y realmente, me siguen repugnando —lo
dijo con tanto arrepentimiento que a Harry se le encogió el
corazón—. Quizá no puedo cambiar mis pensamientos
drásticamente sobre ustedes, pero puedo intentar tolerarlos
y-
Louis carraspeó cuando sintió su garganta seca. Harry lo
veía de cerca, más en shock que nada. Estaba sorprendido
de su decisión, estaba... Alagado, increíblemente feliz.
Había un sentimiento en él que creía y creía conforme Louis
iba pronunciando las palabras. Estaba emocionado.
— Simplemente no puedo cambiar de parecer de un
momento a otro, necesito tiempo. Sólo te pido por ahora
que aceptes mi perdón temporal —habló rápidamente,
estaba algo (muy) nervioso.
Harry no lo pensó ni un segundo y lo aceptó. Le sonrió un
poco mostrándole sus hoyuelos para demostrarle su
respuesta y Louis suspiró algo aliviado, no necesitaría
hablar más.
Unos hoyuelos preciosos.
Lo único que quería era sentirse algo menos culpable de
todo lo que había hecho y que él lo perdonara era un gran
progreso. De igual manera seguía faltando Fizzy y eso sería
mil veces más complicado, quizá la había roto a causa de
sus palabras, y sentía vergüenza por sí mismo.
—Gracias —le murmuró rápidamente antes de darse
vuelta y dirigirse a la puerta con rápidos pasos.
Los ojos verdosos del joven siguieron su pequeña figura
hasta la puerta, antes de entrar, Louis volteó a verlo.
—Por cierto... —dijo antes de irse, tomó la manija entre su
mano listo para abrirla. Aspiró profundamente y se armó de
valor ¿por qué se sentía tan nervioso?— Duerme bien,
Harry.
Habló rápidamente, casi inaudible antes de ingresar a la
casa. Harry se quedó algo desconcertado ante aquello, pero
allí estaba de nuevo, su nombre en sus labios.
Sonrió con dulzura y se quedó mirando a la puerta, el aire
tenía un ligero aroma al perfume natural del joven de
cabello castaño. Sin duda Louis era una excelente persona
cegada por los malos tratos y los traumas psicológicos de la
infancia.
Le daba un poco de lástima todo lo que él había sufrido a
causa de su padre, esperaba que eso fuera a cambiar
pronto.
—Buenas noches, Lou —murmuró para sí mismo,
probando por primera vez el bonito diminutivo de Louis.
||
Habían pasado ya varios días desde la última plática de
Louis y Harry, algo en su relación había cambiado y se veían
relajados, pero eso no había acabado con la tensión y el
nerviosismo que sufrían al verse o al dirigirse la palabra.
Pero sin duda todo estaba mucho más calmado que al
principio.
Harry trabajaba en su laptop con fluidez mientras que
Louis leía un libro en la sala, uno de los tantos que Anne le
había prestado para que pudiera entretenerse. Ella se había
ido a acostar ya que evidentemente era de noche. Louis se
había quedado en la planta de abajo con la excusa de que
no tenía sueño, pero era una vil mentira y sólo él lo sabía.
Había estado haciendo eso las últimas tres noches, cada
vez le encontraba algo más interesante a Harry. La manera
en la que pensaba todo antes de decirlo con tal de no herir
a las personas, la calma con la que tomaba las cosas, lo
dedicado que estaba en su trabajo, lo importante que era la
fundación para él.
Viviendo con Harry, Louis se había dado cuenta de varias
cosas sobre él, y se arrepentía cada vez de haber tratado
mal a Harry, pero seguía allí el sentimiento de rechazo y
duda que tenía. Era difícil alejarlo del todo.
Lo había perdonado cuando lo había insultado por primera
vez, había soportado sus insultos y sus golpes con
paciencia, a pesar de que de la boca de Louis salían sólo
palabras en contra de Harry, él jamás le había faltado al
respeto, ni una vez.
No lo trataba diferente, lo trataba igual que a todos. A
pesar de que había sido una horrible persona con él y con la
comunidad gay. Había ayudado a sabotear su marcha, le
había amargado los días, le había llamado de mil maneras y
lo había golpeado.
Y aún así, Harry lo había perdonado y lo había aceptado
en su casa junto a Anne. Y Louis no podía estar más
agradecido. Se sentía como dentro de una familia real.
Harry sintiendo su mirada alzó la vista de la laptop y de
pronto Louis volvió a ver el libro como si hubiera encontrado
el secreto del universo en él.
—¿No irás a dormir, no tienes sueño? Ya es noche, debes
descansar —aconsejó él.
—No me digas qué hacer —contestó lo más cortante que
pudo. Harry sonrió un poco, se estaba acostumbrando a esa
personalidad tan a la defensiva que ocultaba un chico
sensible.
Louis decidió regresar a su lectura un rato, no quería
interrumpir a Harry a causa de su mirada que lo observaba
fijamente y que se diera cuenta otra vez.
Mientras Harry ordenaba trámites legales y algunos
documentos para que ingresaran a Niall y a Felicite a una
escuela, recibió un correo electrónico. Curioso lo abrió y
reconoció el destinatario. Josh Devine.
Lo abrió rápidamente y comenzó a leer.
Harry:
Perdona comunicarme contigo hasta ahora, he estado
investigando sobre Niall Horan y su pareja todo este tiempo
y tengo malas noticias.
Supongo que aún no conoces la historia del chico o no te
la ha dicho. Sus padres, ambos, pertenecen a una iglesia
con una religión terriblemente homofobica, la comunidad
gay de Mullingar acaba de hacer que legalmente cierren esa
iglesia a causa de que promueven los actos asesinos contra
los homosexuales. Esa religión permitía y transmitía a la
demás gente ideas asesinas contra las personas de la
comunidad... Por lo tanto, cuando los padres de Niall se
enteraron de sus preferencias sexuales, cometieron un
terrible delito.
Los vecinos dicen que escucharon muchos gritos en la
casa el día en que Niall Horan fue reportado como
desaparecido, denuncia que interpusieron sus padres. Sin
embargo, los vecinos interpusieron una denuncia contra
ellos al ver que su padre al creerlo responsable de los gritos
que se originaron en su casa ese día y lo están
investigando. Intentan encontrar pruebas para verificar que
ellos fueron los culpables de la desaparición de Zayn Malik
(novio del chico) y el intento de suicidio de Niall Horan.
Aún no se sabe nada de Zayn, ni de su paradero. Pero
seguimos investigando en hospitales cercanos para ver si
alguien de ese nombre ha sido ingresado recientemente o si
se ha dado de alta.
Niall debe tener algún fuerte trauma por haber
presenciado todo esto, así que te recomiendo que lo trates
con delicadeza y no lo forces a hablar hasta que esté listo.
También te recomiendo que vengan aquí cuando puedan
para interponer una denuncia en contra de sus padres, aún
no sabemos qué ha pasado, pero estoy seguro de que
ocurrió algo horrible.
Espero una respuesta, por favor, notíficame si Niall está
bien y si todo está bien por allá.
Saludos, Josh.
Harry abrió ligeramente la boca al leer aquello, Niall jamás
le había dicho algo así, sabía que su caso era difícil, pero no
se lo había imaginado así. Jadeó ligeramente con horror,
¿quién sería tan despiadado como para hacerle algo así?
¡Niall era casi un bebé y había sido tratado como un
delincuente!
Y para colmo, sus propios padres le habían hecho eso, lo
habían maltratado tanto. Le dolió imaginar al pequeño Niall
sufriendo todo, dando gritos de dolor sin ser escuchado
hasta días después.
Aspiró profundamente, se había olvidado de cuán
despiadado podía ser el mundo. Sus problemas no eran
nada al lado de Felicite y de Niall, ya habían vivido de todo y
habían tenido que soportar pérdidas importantes como
aquellas siendo unos adolescentes...
Bien dicho era:
El mundo prefería ver a dos hombres con armas en las
manos asesinando a sangre fría, que a verlos tomados de la
mano.
||
Eran las dos de la madrugada cuando Louis dejó de leer,
alzó la vista exaltado al ver la hora y se encontró con la
imagen más tierna del mundo.
Harry se había quedado dormido encima de la laptop,
había dejado un documento de Word abierto, y como sus
mejillas estaban encima del teclado, una lista interminable
de letras y números se habían agregados al documento.
''GAsgdhgjaklsñda{sokijashnfjkalsd145254asd13...''
Louis rió en voz baja, divertido por la situación, le quitó
cuidadosamente la laptop de debajo de la cara, concentrado
en no tocarlo. La cerró y la dejó en la mesa.
Estaba claro que Harry no tenía pensado moverse de allí,
así que con mucho esfuerzo pasó el brazo del chico por sus
hombros para que su cuerpo dormido se apoyara en él.
Intentando no ponerse nervioso con la pesada respiración
de Harry contra su cabeza, e intentando por todos los cielos
que no le recorrieran escalofríos en sus brazos al tocarlo ni
tenerlo tan cerca.
Tan sólo lo vas a mover al sofá, maldita sea, qué te
sucede Louis.
Parece imposible, pero Louis pudo medio cargarlo hasta
que llegaron al sofá más grande y lo recostó en él, con
cuidado de no despertarlo.
Subió escaleras arriba y bajó con una sábana, lo cobijó y
Harry se acomodó un poco, estaba profundamente dormido.
Inclusive roncaba un poco.
Louis vio el rostro de Harry, a veces en sus sueños
recordaba la primera vez que lo había visto dormir sentado
en el pasillo esperando por él. Su semblante lucía tan
relajado y tranquilo que le daban ganas de mandarlo a
dormir a todas horas.
Louis algo temeroso de lo que iba a hacer a continuación,
acercó su mano a la cara de Harry y acarició su mejilla con
su pulgar, sólo tocándolo con la yema de su dedo, lejos. Su
rostro era suave y Harry se removió un poco al contacto.
Bien, ahora podía confirmar que era de carne y hueso.
Su mano siguió su recorrido a lo largo de su cara por unos
momentos y luego la retiró como si quemara, como si de
repente se diera cuenta de lo que realmente estaba
haciendo.
Se alejó varios pasos de Harry, se tambaleó hacia atrás y
corrió escaleras arriba para encerrarse en la habitación y
recargarse contra la puerta, mientras sentía su corazón latía
y su pecho subía y bajaba a causa de la adrenalina.
Eso tenía que parar, ¡Ya!.
||Capítulo 28.

Mullingar, Irlanda.
Zayn había sido dado de alta hace tres días, había pasado
más de un mes desde que Liam lo había encontrado en las
orillas del río malherido y en esos momentos, ambos se
dirigían a casa del castaño para que se quedara vivir con él
temporalmente, con las claras objeciones de su madre.
'No dormir en la misma habitación', 'Nada de cosas
sucias', 'No me molesten mientras esté en casa'.
Liam se sentía más que feliz de tener a Zayn a su lado y
de que hubiera aceptado el quedarse con él a pesar de
todo. Se sentía dichoso, como si pudiera tocar el cielo con la
punta de los dedos. Zayn estaba agradecido y sentía que
tenía un verdadero amigo a su lado, pero tenía una mirada
triste, vaga, perdida. Sabía más que nadie que la melancolía
y la preocupación llenaban su corazón a cada minuto y
ahora que al fin estaba dado de alta quería seguir buscando
a Niall. Lo necesitaba.
—¿No hay ninguna noticia de Niall? —preguntó Zayn
melancólico a Liam, mientras caminaban por las calles de
Mullingar, hacía esa pregunta diariamente, con la esperanza
de saber el paradero de su novio.
—No Zayn, lo siento. Nadie sabe a dónde ha ido o si está
vivo. He tratado de buscar tanto como se me ha permitido,
pero nadie sabe —contestó, apenado y triste por la
situación.
Y era real, no sabía dónde se encontraba Niall, pero
tampoco es como si hubiera investigado lo suficiente.
Realmente su lado racional sabía que era necesario, que
realmente debía cumplir con su palabra y ayudar a Zayn a
encontrar a su novio.
Pero él no quería dejarlo ir, sentía una extraña esperanza
de que alguien lo pudiera querer, y ese alguien era Zayn
Malik. Se sentía egoísta y sabía que eran malos deseos pero
él necesitaba más a Zayn cada día que pasaba. Era como si
estuviera dentro de un mundo de fantasía a su lado, no
estaba listo para apartarse.
Liam tenía toda una batalla en su interior. Y el lado
egoísta iba ganando.
—Quizá... quizá ya no aparezca nunca —murmuró el
adolescente morocho mientras sentía que se quebraba por
dentro — Pude haber encontrado y salvado a Niall mientras
yo estaba inconsciente y en recuperación, ahora quizá ya es
demasiado tarde Liam...
—Hay que mantener las esperanzas, Zayn —dijo Liam,
disimulando las dagas en su corazón—. No dudes que
aparecerá, tendremos pronto una noticia de él. Él es fuerte,
te aseguro que sobrevivió a cualquier cosa que tuvo que
pasar.
En sus deseos más egoístas y más ocultos en el fondo de
su corazón de donde no deseaba que saliera nada nunca,
dseaba más que nada que Niall nunca apareciera en sus
vidas, jamás. Deseaba que Zayn se enamorara de él y que
lo pudiera olvidar.
Liam siempre se sentía mal al auto-explorar sus
sentimientos y darse cuenta de que tenía unos
pensamientos tan oscuros. No estaba bien. No.
Porque él mismo se había enamorado de Zayn, las
miradas que le dedicaba mientras dormía en la cama del
hospital, las palabras del chico, su forma de ser, sus
pensamientos. Inclusive su forma de amar a Niall lo había
enamorado.
No quería cortarse las alas de la esperanza. No estaba
listo.
||
—Liam, ¿realmente está bien que me quede aquí? —
preguntó Zayn dudoso, la madre de Liam los había recibido
con tanto enfado e irritación que lo había incomodado.
—No te preocupes por ella —comenzó a caminar por la
habitación, tratando de controlar sus nervios. Zayn estaba
en su habitación personal y eso lo ponía ciertamente
incómodo... No había ordenado su ropa—. Sé que puede
llegar a ser algo bochornoso, pero te acostumbrarás.
Se quedaron en silencio mientras que Zayn acariciaba las
sábanas que por cierto, pensaba eran muy sedosas. La casa
de Liam era muy bonita, pero todo lo que veía le hacía
recordar a la casa de su novio y cada vez estaba más
preocupado por él.
¿Por qué lo había dejado solo? ¿Por qué no correr junto a
él? ¿Por qué no escapar juntos? De haber sido así, los dos
serían felices perteneciéndose el uno al otro, como lo
habían deseado al principio.
Todas esas preguntas le torturaban en su mente
gritándole constantemente ''¡Imbécil!''
Sin embargo allí estaba, sin saber su paradero y sin poder
volver a casa.
—¿Podría... podría usar tu baño para cambiarme? —
preguntó apenado— Siento que estoy algo sucio después de
pasar tantos días sin bañarme debidamente y no solamente
con toallitas húmedas.
Liam se sonrojó al instante e intentó disimularlo al
máximo, tosiendo. Zayn era demasiado sexy a veces y le
abochornaban muchas cosas que él decía (y que no se daba
cuenta, afectaban a Liam).
—Oh... Uhm... Sí... —aceptó éste—, dejaré ropa en el
lavabo para que te cambies cuando salgas.
Zayn asintió y se dirigió al baño personal que Liam tenía
dentro de su habitación. Cerró la puerta tras de sí y Liam se
sonrojó con la idea de tener al moreno desnudo en la misma
habitación que él.
Pronto se escuchó que el agua de la regadera comenzó a
caer rápidamente, Liam apresurado buscó ropa dentro de su
cajón que probablemente pudiera quedarle al chico y la
tomó, la dejó cerca del baño y se dispuso a salir
rápidamente.
Estaba completamente apenado.
||
Dos semanas viviendo en casa de Liam, y se sentía como
si realmente fuera su hogar. La presencia de la madre del
castaño cada vez era menos frecuente, si acaso llegaba a
dormir tres o cuatro veces a la semana. Zayn entonces
comprendió que Liam necesitaba a alguien que lo quisiera
de verdad, y en cierto modo, él lo estaba haciendo. Liam era
su amigo y lo protegía de todo.
Realmente lo intentaron, intentaron saber el paradero de
Niall por todos los medios posibles. En las redes sociales
Niall había estado inactivo desde lo que pasó, ninguno de
sus amigos conocía su paradero y la situación de sus padres
era un constante chisme y estaba en boca de todos los
rincones de Mullingar.
''La familia que es acusada por maltrato a su hijo por sus
preferencias sexuales''.
Era todo una noticia y aún así no podían localizar a Niall. Y
cada vez Zayn se sentía más resignado y deprimido que
nada. Sabía que lo más probable era que su novio estuviera
muerto, y no podía ir en contra de eso.
Liam era la única razón por la que se levantaba a comer
todos los días, y por la que era más o menos llevadero el
peso que tenía dentro. Liam miraba la televisión sentado en
el sofá en esos momentos y el moreno lo miró por unos
largos segundos.
La verdad es que el castaño a veces le daba la impresión
de ser un cachorrito herido por todas las palabras que
callaba y por todo lo que transmitían sus ojos; dolor.
—¿Qué pasa? ¿tengo algo en la cara? —preguntó Liam
preocupado al percatarse de la mirada de su amigo.
—No, no. No es eso —se apresuró a decir.
A veces le gustaba mirarlo.
—No me gusta que me miren así —confesó Liam en voz
baja y Zayn lo dejó continuar—. Me siento juzgado, me
siento mal cada vez que pillo a alguien haciendo eso. Eso
hacían en mi escuela cuando hablaban de mí en voz baja,
me miraban fijamente.
—Yo no tengo nada que juzgarte Liam. Eres una excelente
persona, una preciosa persona con unos sentimientos puros
—aseguró Zayn—. No hay persona más valiosa que tú.
Excepto Niall.
Liam miró de re-ojo a Zayn y se sintió menos enseguida.
La forma en la que le quedaba el cabello, sus cejas rectas,
sus labios rosados y finos, sus pestañas largas y rizadas.
Todo él era hermoso en cierta manera, inclusive el arete en
su oreja izquierda.
Y él era sólo él, una insignificante cosa. Aparte de ser gay,
era feo. Y eso lo sentenciaba.
—Sé que estoy horrendo, no tienes por qué mirarme todo
el rato la cara para obviar que soy un fenómeno —murmuró
bajito, sintiéndose tan poca cosa. Porque lo era. Agachó su
mirada y se observó las manos.
Zayn alzó una ceja, extrañado y algo confundido. Vio
como Liam se empequeñecía y se hacía sentir menos. Zayn
y él habían sido amigos durante ese tiempo y jamás lo había
visto reaccionar de una manera tan a la defensiva.
—Liam, ¿pero qué cosas dices? —lo miró curioso,
realmente confundido.
—Sólo digo la verdad, las personas tienen razón, soy un
simple error. Los demás tenían razón, soy una bestia y un
fenómeno. No me basta con ser gay...
—¡Liam, no digas eso! —exclamó horrorizado.
Liam no pudo más.
Se quebró.
Liam comenzó a soltar lágrimas y sollozos, recordando
todos los abusos que había sufrido por parte de sus
compañeros, los gritos constantes y los golpes, ''gay'',
''maricón'', ''puto'', ''error'', ''malnacido''. Todos esos insultos
afloraron en su cabeza.
—Todo el mundo lo piensa —dijo con la voz congestionada
—, no me sorprendería que lo hicieras tú.
Hasta ese momento todo había sido perfecto, pero ahora
recordaba la verdadera razón del por qué lo odiaban tanto...
Era un ser despreciable por dentro y por fuera. Era un
egoísta. Un maldito.
Quería llorar, quería romper a sollozos descontrolados. Ni
siquiera su propia madre lo quería. La única esperanza que
tenía de descubrir qué era el amor ya estaba tomada por
alguien más. Estaba solo, porque era una porquería de
persona.
Y lo peor de todo era que se lo merecía, por todo lo que
estaba haciendo.
—No merezco nada en el mundo, Zayn. No merezco ni
siquiera tenerte a ti como un simple amigo, soy una horrible
persona, no debería de existir porque nadie me quiere a su
al rededor. Porque soy feo, porque soy horrible, porque soy
ga-
Fue acallado por los cálidos brazos de Zaym. Sintió como
éste apretaba fuertemente su cuerpo contra el suyo con la
intención de que se callara. La mano del chico moreno se
posó sobre su cabello que en esos momentos estaba
ligeramente despeinado y ondulado.
Liam tenía los ojos abiertos del asombro. No sabía qué
hacer, sólo podía sentir los cálidos brazos del chico. Podía
sentir su respiración, podía oler su esencia, podía sentir su
calor y se dio cuenta de que eso era justo lo que necesitaba.
Un abrazo de él.
Zayn, Zayn, Zayn. Zayn estaba en cada extremo de su
ser. Su cabeza divagó, voló, exploró sentimientos nunca
antes experimentados. Explotó.
No existió más que ese momento. Nada más importaba, ni
siquiera sus problemas de autoestima y sus problemas
psicológicos. Nada. Ni Niall.
Mientras todo eso pasaba, Zayn recordaba el momento en
el que había besado a Niall por primera vez. Niall lo había
callado a él también, pero con un beso. Se sentía
trementamente triste por tener esos pensamientos en su
cabeza cada vez que hacía algo que le recordara a él, pero
era imposible no hacerlo, todo le recordaba a su novio.
Zayn se retiró y se quedó lo suficientemente cerca para
ver a Liam a la perfección. Él respiraba agitadamente,
asustado, extasiado, con millones de emociones a flor de
piel.
—Cállate, no hables más —susurró Zayn—. No eres una
horrible persona, y yo te quiero.
Liam tuvo el acto más valiente de su vida. Él alzó la vista
ligeramente y con sus labios tocó ligeramente la mejilla
izquierda de Zayn. Fue fugazmente. Una cosa de nada. Zayn
contuvo la respiración pero al dejar de sentirlo lo abrazó
fuertemente otra vez.
Ambos se quedaron así un rato.
||
Después de aquel abrazo, nada volvió a ser lo mismo, ni
para Zayn, ni para Liam. Por un lado, Zayn se sentía se
sentía culpable porque sentía que estaba engañando a Niall
al estar desarrollando un extraño sentimiento en su
corazón. Había algo en Liam que lo inspiraba a quedarse,
pero luego volteaba atrás y sabía que no pertenecía allí.
Pero luego estaba Liam, y sentía que sus sentimientos
hacia él se hacían mucho más fuertes con el paso del
tiempo, y le asustaba. Pero se sentía tan bien a su lado, se
sentía bien cuando lo abrazaba para confortarlo o cuando lo
besaba para que dejara de decir tantas estupideces en
contra de sí mismo.
Por eso, esa misma tarde, bajó las escaleras con la ropa
con la que había salido del hospital puesta, no más ropa de
Liam. Se iría de esa casa para no causar más dolor a nadie.
—¿Qué tal Zaynie? —saludó el castaño de espaldas a él
mientras hacía de comer, movía la sartén intentando que la
comida no se quemara.
Liam volteó a ver a Zayn con una sonrisa en el rostro tan
grande que podría iluminar al mundo, todo rastro de
felicidad se borró cuando vio al chico vestido con sus
propias ropas.
—¿Qué pasa? —preguntó preocupado.
—Me voy a ir —sentenció Zayn mientras caminaba más
rápido, rumbo a la salida—, no puedo seguir aquí. No puedo
ser feliz si no sé algo de Niall, no merezco ser feliz si él no lo
es. Él sigue siendo mi novio y hasta que no lo encuentre, no
podré vivir en paz. Él no merece mi engaño y yo lo amo
Liam, lo lamento, lo lamento tanto.
Zayn arrugaba el rostro en un tremendo esfuerzo por no
llorar, sabía que lastimaba a Liam con sus palabras, porque
realmente le gustaba y no quería herirlo. Pero tampoco se
merecía la felicidad momentánea que estaba recibiendo de
su parte.
Liam lo había protegido cuando nadie más lo había hecho.
Liam había sido esa alma lastimada y hermosa que lo había
abrazado mientras se recuperaba. No le había importado el
hecho de estar cansado y quedarse a verlo dormir, o
quedarse en el hospital largas horas del día.
Zayn no quería lastimarlo más.
Liam parecía a punto de desmayarse.
—Z-Zayn... —Sintió un nudo en la gargante. No quería que
se fuera, era su soporte, era su salvavidas... Su Zayn...
—No quiero hacerte las cosas más difíciles, Liam. Lo
lamento de verdad, pero le pertenezco a Niall, y sólo él es
dueño de mi corazón...
Liam veía con cierta desesperación como Zayn estaba
más cerca de la puerta, estaba a punto de irse y no podría
detenerlo, porque iba a buscar a su novio. Porque Niall era
más importante, porque Zayn siempre lo había amado. Liam
siempre supo que ese momento llegaría pero no estaba
preparado a que fuera tan pronto.
No quería que se fuera, deseaba que se quedara para
siempre, lo deseaba tanto que le retumbaba el corazón cada
vez que daba un paso más cerca de la puerta. Liam no se lo
tuvo que pensar dos veces en busca de una decisión
desesperada.
Tal vez, tal vez si le mentía, se quedaría con él. Y no sólo
por un rato, inclusive podría ser para siempre. Tal vez podría
Zayn enamorarse lo suficiente de él para olvidar a Niall y
perdonarlo por la mentira que diría. Quizá no lo odiaría
tanto.
Quizá si se quedaba con él ni siquiera recordaría quién es
Niall. Sí. Eso debía hacer. Luchó contra su más sano juicio y
se convenció a sí mismo que eso era lo mejor. Hundió hasta
lo más profundo de su corazón a su culpabilidad.
Él lo necesitaba más que Niall.
Cerró su corazón en un puño, escondió la culpabilidad
detrás de un caparazón blindado y sin remordimiento y sin
culpabilidad, susurró:
—No, no puedes ir por él, es demasiado tarde.
Los pasos del joven moreno se detuvieron de golpe al
escuchar aquellas palabras, volteó a verlo alarmado,
intentando descifrar el significado.
—¿A qué te refieres?
Liam aspiró aire por la nariz, y viéndolo a los ojos
francamente, como si dijera la verdad, dijo:
—Niall Horan está muerto, Zayn.
||Capítulo 29.

Doncaster, Reino Unido.


Louis se acostó muy tarde, casi estaba amaneciendo
cuando logró conciliar el sueño. Toda la madrugada se la
pasó observando su mano, intentando aclarar sus
pensamientos y escuchar a sus sentimientos. Estaba tan
confundido que llegó a dudar en alguna parte de la noche
sobre quién realmente era.
Estaba mal y lo sabía, todo su ser le gritaba un rotundo
'¡NO!'. ¿Qué era lo que sentía? ¿Qué era lo que pasaba?
Al final no pudo hacer otra cosa más que sentir todavía el
hormigueo en la punta de sus dedos y simplemente dormir.

||
Cuando amaneció y los rayos del sol comenzaron a cubrir
hermosamente Doncaster, Louis por primera vez en su vida
se emocionó de poder despertar y levantarse. Se sentía
renovado, feliz. Algo confundido, pero intentó disimularlo
del todo cuando se duchó rápidamente y se puso (¡al fin!)
un poco de su ropa y no algo de Harry.
—Buenos días.
Él entró a la cocina puesto que el delicioso olor del
desayuno lo había atraído, saludó distraídamente pensando
que se encontraría a Anne cocinando, o inclusive que sólo
se encontraría el plato solo en la repisa puesto para él.
Pero cuando abrió la nevera, sacó la leche y volteó, dio un
respingo al descubrir a Harry con un mandil rosa que decía
''el mejor cocinero'' mientras cortaba alguna verdura en una
tablilla de madera.
—Hola Louis —saludó sonriente.
No lo miró porque estaba concentrado cocinando, lo cual
Louis agradeció. Así no se daría cuenta de su mirada
asustada y de que se había puesto algo pálido a causa del
susto.
Y es que precisamente no quería verlo en esos momentos
por el bochorno que sentía al saber que esos mismos labios
que Harry estaba mordiendo en signo de concentración, los
había visto él con tanta claridad la noche pasada y había
pasado las yemas de sus dedos por su cara.
Se sentía estúpido. Pero se puso rápidamente a la
defensiva intentando controlar lo que sea que fuera a salir
en ese momento.
—Hola —dijo secamente—. ¿Dónde está Anne?
—Salió y me dejó a cargo del desayuno, dijo que tardaría
un poco en regresar —realmente ni siquiera le dedicaba una
miradita, y eso no sabía si lo aliviaba o lo irritaba—, ¿Por
qué lo preguntas?
—No, por nada.
Louis y Harry siguieron con sus respectivas tareas, Harry
siguió preparando la comida y Louis se dedicó a servir leche
en un vaso transparente para después tomarla de un trago.
Estaba sediento y le gustaba la leche por las mañanas.
—Lou, ¿podrías pasarme la pimienta que está encima de
la repisa? Es el frasquito verde.
Casi se atraganta con la leche.
¡Lou! ¡L-O-U! ¡le había dicho Lou!
Tenía ganas de voltear a verlo y meterle un puñetazo,
pero a la vez se sentía desconcertado, y también irritado, y
feliz. Hace muchos años que no escuchaba que alguien le
dijera así. Ese diminutivo había quedado en el pasado,
enterrado desde que era un niño.
Comenzó a respirar entrecortadamente y por un momento
dudó el hecho de que Harry hubiera estado dormido durante
el momento de ayer, ¿Y si lo había sentido? ¿Y si se había
dado cuenta? ¿Y si esa era la razón por la cual estaba
actuando tan generoso y cariñoso con él?
Estaba pisando una zona peligrosa, y no quería adentrarse
más en ella. Aún no era tiempo de tomar decisiones
precipitadas, tenía que mantener la calma si quería que ese
momento fuera suyo para siempre y nadie se enterara
jamás.
—Cl-claro —susurró, dirigiéndose a la repisa de madera
para darle a Harry lo que le había pedido.
Cuando llegó a la repisa, tuvo que alzar la vista y con
cierto fastidio y pena observó que estaba demasiado alta.
Que vergüenza, no la alcanzaba.
Se alzó de puntitas para poder tomar por fin el frasco,
pero ni así alcanzó. Su estatura no era suficiente. ¿Acaso
aquella casa estaba diseñada para gigantes? Con cuidado
de que no se escuchara, comenzó a dar saltitos, uno tras
otro, tragándose su orgullo para pasarle la maldita pimienta
a Harry y así terminar con su pena.
—¿Qué pasó Louis? ¿no la encuen-
Harry interrumpió su frase cuando vio a Louis dando
brinquitos para alcanzar la repisa, y aún así, no lograba
tomar lo que le había pedido. Quería sonreír, quería soltar
una risita de lo tierno que se veía. Se tapó la boca con sus
largos dedos para evitar emitir un ruidito pero ni así pudo
ocultar su gran sonrisa.
Louis volteó de inmediato a Harry con el ceño fruncido de
enojo y con las mejillas encendidas de rojo hasta más no
poder, teñidas de vergüenza. Se sintió tan impotente
cuando el rizado soltó una pequeña risita a causa de
aquello.
—Anda, ríete porque no alcanzo las repisas. No importa,
me da igual. No es mi culpa de que todos sean yetis de dos
metros en esta casa —contestó enojado y se retiró a toda
marcha hacia la habitación de Harry, donde cerró dando un
portazo.
Justo entonces, Harry se echó a reír hasta que le dolió el
estómago. Sin duda no conocía a una persona más
testaruda y a la vez más linda que Louis Tomlinson.
||
La tarde del día después de lo sucedido en la cocina, Nick
llegó a casa de Harry para enviar el papeleo de Niall y
Felicite a un colegio privado.
Louis abrió la puerta para recibirlo y puso mala cara al
verlo. Lo recordaba del día del juicio, pero no sabía quién
era. Enseguida frunció el ceño cuando Nick se acercó
sonriente a saludarlo.
—¡Hola! ¿Está Harry por aquí?
—¿Y tú quién eres?
—Soy Nick Grimshaw, su mejor amigo. Un gusto—extendió
la mano para saludarlo con un apretón pero Louis no lo
saludó de vuelta, es más, se cruzó de manos y vio su mano
con asco.
—Yo no toco gays, gracias.
Nick puso un gesto confuso y antes de decirle algo Harry
bajó las escaleras a toda prisa y lo recibió con un gran
abrazo.
—¡Hola Nick! Un gusto verte, ¿Quieres pasar y ordenamos
aquí el papeleo?
—Claro Harry, gracias.
—Genial, una reunión de maricones.
Harry sonrió de medio lado a Nick a modo de disculpa por
el comentario del chico oji-azul.
—Él es Louis Tomlinson, Nick.
—Ningún gusto de conocerte —comentó de manera
tajante. ¿Por qué se sentía más enojado que nunca ante la
presencia de ese tal Nick?
Esa tarde Louis no despegó los ojos del tal Grimshaw
mientras hacían su trabajo y lo pilló viendo de re-ojo a Harry
mientras éste tecleaba en su laptop. En ese momento se dio
cuenta de una sola cosa; ese tipo estaba enamorado de
Harry.
El cómo hacía a Harry reír, la chispa de amabilidad que
Harry tenía cuando estaba con él le hacía sentir mal. Como
si hubiera creído que él único que podía hacer sonreír a
Harry fuera Louis y descubrir que no era así le quitaba lo
único especial que tenía.
Y por alguna razón, después de su descubrimiento
reciente sobre los sentimientos de Grimshaw, el simple
hecho de que nombraran al tal chico en su presencia, lo
irritaba.
||
Dos noches después de lo sucedido en la cocina, Louis se
despertó a causa de unos sollozos provenientes de la
habitación continua. Primero los escuchó vagamente
creyendo que eran producto de su imaginación a causa de
leer tantos libros de terror que Anne le había prestado.
No volvería a leer Stephen King, se aseguró.
Pero no, cuando fue a revisar a la habitación, se encontró
a un Harry Styles en posición fetal, recostado en la
alfombra. Sollozando y tiritando por el frío. Louis se quedó
en un shock tremendo sin saber qué hacer o qué decir.
Así que optó por su sentido más común y se arrodilló a su
lado con rapidez, le tocó los hombros para que pudiera
voltear a verlo y observó sus ojos verdosos llenos de
lágrimas, rojos e hinchados.
—¿Harry? ¿Harry estás bien? —preguntó alarmado.
—No-o, so-soñé con e-ella —logró decir, mientras
tartamudeaba e hipaba.
Louis no sabía qué pasaba, no sabía qué sucedía, quién
era ella, con quién había soñado pero no podía dejarlo así.
Harry le había ayudado y se había quedado cuando lo había
necesitado y la escena de él durmiendo en el piso
esperando por él aún la tenía muy presente.
Así que contra todo pronóstico se quedó y se sentó en la
alfombra junto a él, esperando que eso hiciera que se
sintiera mejor, acompañado.
—¿Puedo quedarme aquí contigo un rato?
Harry asintió mientras sus sollozos se iban haciendo más
débiles, intentaba controlarse y se veía, Louis realmente no
sabía qué hacer. No sabía si debía abrazarlo, si debía
consolarlo, ¿de qué lo iba a consolar exactamente?
Harry comenzó a hablar por sí mismo con la voz
entrecortada y con el corazón en la mano, expuesto a Louis
de una manera tan íntima que le incomodó y le sorprendió
al mismo tiempo.
—M-mi h-hermana... —hipó varias veces y suspiró para
calmar sus lágrimas— Ella dormía aquí.
Louis ni siquiera sabía que ella tenía una hermana. ¿Quizá
se había ido de viaje y la extrañaba mucho? ¿Era eso?
—¿Extrañas a tu hermana Harry? Ella volverá, ya verás...
Harry lloró con más fuerza y débilmente confesó.
—Ella murió...
Louis se sintió estúpido, como si hubiera dicho la tontería
más grande jamás inventada. El comentario lo lastimó tanto
y el ver a Harry tan destrozado lo hizo simpatizar con él.
Louis se imaginó un millón de emociones, el sufrimiento de
perder a alguien tan cercano como tu hermana. Louis tenía
una hermana y la adoraba con todo su corazón. El simple
hecho de pensar en perderla hacía que se le erizaba la piel.
Perder a tu hermana de verdad parecía insoportable.
Ayudó al chico a levantarse y Harry no protestó ni le
cuestionó. A pesar de que era evidentemente más alto, hizo
que se apoyara en sus hombros para ayudarlo a caminar.
Cerró la puerta del cuarto de su hermana tras de sí y se
dirigieron ambos a la habitación actual de Louis.
El oji-azul hizo que se sentara en la cama y bajó
rápidamente a la cocina. Volvió con un vaso de agua y un
par de pañuelos que había tomado del baño. Se los dio y
Harry los tomó tímidamente.
Louis en serio no tenía palabras, así que optó por ser él
mismo y decir lo primero que se le venía a la mente, no
pensar tanto las cosas.
—No sé si quiero preguntarte qué pasó... Pero pareces
muy afectado por ello.
—Lo estoy —confesó Harry un poco más tranquilo en
cuanto se tomó el vaso de agua de un par de tragos y se
limpió los ojos y la nariz—. Han pasado años y jamás podré
superarlo, nunca. El dolor sólo se renueva con cada día que
pasa. Nunca se va.
Louis lo veía nervioso y su compañero lo notaba. Sabía
que no se le daban bien esas pláticas, él no era tan
comprensivo como Harry o Anne, o inclusive Ed. Era algo
inexperto en expresar emociones y tener empatía.
Harry se mostró algo serio y su rostro cambió. Había
ocultado en su corazón el dolor que le había provocado la
noticia y la historia detrás de la noticia. Tenía que hablarlo,
que sacarlo. Louis estaba allí para él y no lo iba a juzgar se
aseguró, él lo entendería y le brindaría su apoyo.
Louis se quedó callado cuando él comenzó a pronunciar
las primeras palabras. No lo interrumpió.
—Ella se fue cuando yo era aún un niño. Se fue con mi
papá. Él no la cuidó, no le dedicó tiempo, no se tomó la
molestia suficiente de comprender que su hija sufría por
todo lo que pasaba a su al rededor. Él no la acepto.
Volvió a sollozar y ésta vez Louis se acercó junto a él y le
pasó una mano por su hombro con inseguridad al principio
con la intención de reconfortarlo un poco. Dentro de Harry
había una batalla increíble y se podía ver en sus ojos que se
debatía sobre decir la verdad.
—Ella se suicidó.
Louis paró sus caricias al instante y lo observó
preocupado. Esa era una impactante noticia hasta para él.
—Su cuerpo estuvo en casa varios días y papá jamás
habló a la policía para notificar. Los vecinos denunciaron el
mal olor y fueron a investigar la casa. ¿Sabes lo que él dijo?
Louis negó con la cabeza al indicar que no tenía una
mínima idea.
—Ella no es mi hija, yo nunca tuve hijas lesbianas.
Todo aquello era horrible, era inaceptable. Se imaginó un
pequeño Harry inocente recibiendo la noticia de que su
hermana había muerto y más tarde en qué condiciones lo
había hecho. Le dolió absolutamente todo, desde su
imaginación hasta el ambiente trágico y triste en el que se
estaban desarrollando las cosas.
Tomó una decisión.
—Quédate a dormir aquí—dijo con determinación.
—N-no Louis. No pu-pue do dormir a-aquí.
—Es tu habitación después de todo, tienes todo el derecho
de dormir aquí.
—¿P-pero y-y tú?
Louis lo pensó tan sólo unos segundos, no necesitó más
para obtener una respuesta.
—Dormiré contigo ¿sí? Dormiremos juntos. No te dejaré
solo en esto.
Harry le necesitaba, y Louis evidentemente no estaba en
condiciones de decir que no. Porque aunque no se lo
pidiera, él necesitaba apoyo y se lo brindaría de la manera
que pudiera, si durmiendo junto a él todo estaba mejor para
su salud emocional lo haría y le devolvería un poco del
favor.
Louis hizo que Harry se recostara en la cama, lo tapó con
sus cobijas para que produjera calor porque su cuerpo
estaba helado. Posteriormente él también se metió a la
cama y se acercó un poco a Harry, pero no excesivamente,
le dio también su espacio.
Unos minutos después, cuando ambos lograron estar
tranquilos de nuevo, Harry comenzó a hablar otra vez.
—Cuando estaba recostado en la alfombra me quedé
dormido un rato y soñé con ella —murmuró, totalmente
quieto. Mientras se acomodaba mejor entre las sábanas
como si éstas fueran a arrebatarle todos aquellos sueños
feos— Hace mucho que no lo hacía y en mis sueños a veces
ella aparecía y me saludaba, o me abrazaba y me decía
cuánto me quería, pero hoy apareció y me dijo que me odia,
que fue mi culpa todo lo que le pasó, que de no ser por mí y
por mi sexualidad, ella seguiría viva y se hubiera quedado a
vivir aquí con nosotros, con mamá...
—Eso no es cierto —dijo Louis, bajándo la voz al
escucharse demasiado alto—, no eres el culpable de nada.
Tú no causaste su muerte, nunca digas eso Harry.
—Ella dice que si yo no hubiera salido del clóset, Des no
nos hubiera dejado, mis padres no se hubieran separado y
ambos seguiríamos juntos. Si ella no se hubiera ido con Des
no se hubiera suicidado...
—Es sólo un sueño, Harry. No es real —susurró, para
tranquilizarlo—. Todo lo que has hecho hasta ahora ha sido
muy valiente —admitió, sorprendiéndose a sí mismo.
—Pero si yo no hubiera dicho nada, ella seguiría viva...
—Sí, ella seguiría viva pero quizá nunca hubieras tenido la
fundación. No hubieras salvado a Fizzy, o a no habrías
ayudado a las muchas personas que siguen adelante
gracias a ti —Louis se acercó aún más a Harry, quedando
cerca—. A veces la vida te pone esas pruebas para hacerte
más fuerte, y tú lo eres, sin duda. Mira hasta dónde has
llegado a pesar de todo lo que te han hecho, a pesar de lo
que tú mismo has sufrido. Tu hermana está en un mejor
lugar ahora, eso no lo dudes, y no pienses que tú fuiste el
causante de esa desgracia, porque de lo único que eres
causante es de la felicidad y de la seguridad de los demás...
Louis tragó saliva y la pasó duramente, evidentemente
nervioso. Estaba hablando con el corazón en la mano y
esperaba que Harry apreciara aquel gesto porque le estaba
costando mucho trabajo hacerlo.
—Inclusive de la mía. Tú junto con Anne son la causa de
mi felicidad, por todo lo que has hecho por mí y por mi
hermana... Así que no pienses que eres una mala persona
porque no tienes ni una pizca de eso.
Harry estaba llorando de nuevo, cierto. Las palabras de
Louis habían llegado hasta el fondo de su corazón, y no
podía pedir más en la vida. Nunca había imaginado que él
fuera a decirle algo así de esa magnitud. Quizá era la
sensibilidad del momento, quizá era para hacerlo sentir
bien, pero se dio el lujo de guardar esas palabras en su
mente y en su corazón.
Inconscientemente había querido escuchar esas palabras
desde hace tiempo.
Louis no se tranquilizó lo suficiente hasta que escuchó la
respiración de Harry volverse cada vez más pausada
indicando que estaba conciliando el sueño.
—Mi hermana se llamaba Gemma —susurró él antes de
quedarse dormido.
¿Qué estaba haciendo con su vida? ¿A dónde habían ido
las enseñanzas de su padre? Se las estaba pasando por el
arco del triunfo seguramente. Porque en esos momentos,
estar con un hombre en una cama mientras lo veía dormir
no estaba tan mal.
Y más si esa persona tenía de nombre Harry Styles.
||
En la mañana Louis despertó mucho antes de lo previsto y
se levantó dirigiéndose a la azotea para sentarse en el
columpio y ordenar sus pensamientos un poco y todo lo
sucedido en la noche anterior.
Anne ya estaba allí cuando él llegó y veía con aire ausente
la mañana fresca. Tenía el cabello suelto y una bata muy
suavecita. Ella estaba sentada y Louis fue a su lado y se
sentó. Ella dio un respingo cuando lo vio y luego sonrió
dejando atrás su mirada perdida y su rostro triste.
—Buenos días Louis—saludó sonriente, animada—, ¿Cómo
amaneciste?
—Mucho mejor ahora, Anne. Te debo mucho. Gracias por
preocuparte por mí.
Anne lo vio y se dio cuenta de muchas cosas. Que tenía
los mismos ojos azules que Troy, que tenía esa mirada de
ocultar tanto sufrimiento que nadie se podía imaginar.
Recordó cuántas veces había visto esos ojos llenos de dolor
y lágrimas y su corazón dio un vuelco. Se arrepentía tantas
veces de lo que había hecho y no esperaba que Troy la
perdonara algún día.
Pero esperaba poder salvar a Louis a tiempo, al menos a
él...
—Te pareces mucho a tu padre.
Louis alzó las cejas.
—¿Conociste a mi padre?
—Él y yo compartimos un pasado, pero no me
corresponde a mí contarlo Louis porque ambos tenemos
perspectivas diferentes de la historia...
No preguntó más. Le daba la impresión de que era un
territorio en el que no se quería meter.
||Capítulo 30.

Doncaster, Reino Unido.


¿Qué tenía ella que no tuviera él? Era lo que se
preguntaba Troy cada vez que veía a Des pasear de su
mano.
Cierto, ella era hermosa en toda la extensión de la palabra
con su cabello largo, castaño y ondulado y esa sonrisa
tierna. Esos ojos que parecían nunca haber tenido que
ocultar largas horas llorando y ese aire de pureza que
soltaba.
No podía odiarla. La envidiaba. Envidiaba que ella sí
pudiera pasar tiempo con Des, que ella sí pudiera ponerse
de puntitas a su lado y darle un fugaz beso en los labios,
que pudiera besarlo contra los casilleros y abrazarlo en los
partidos de basquetball. Le dolía verlos juntos y apartaba la
vista cuando sabía que él la iba a besar a ella.
Le dolía imaginarse a sí mismo en esa situación, al fin de
lado de su novio, siendo feliz como aquella chica
seguramente lo era. Ella lo veía de una manera especial
como si no estuviera fingiendo su amor en lo absoluto y él
también la veía así. Le dolía, quemaba en lo más profundo
de su ser cuando se habían dicho tantas veces 'te quiero' y
se habían visto de aquella forma.
Su corazón le pertenecía a tal punto que soportaba
aquello tan sólo con estar juntos, aunque fuera a
escondidas.
Suspiró, lleno de tristeza en su interior. Era como un
agujero negro que se tragaba toda la felicidad que alguna
vez había tenido. Des y él cruzaron fugazmente sus miradas
y Troy bajó la vista, evitándolo totalmente. Quemaba, ardía,
el dolor arrasaba con todo a su paso. Quería que se fuera
lejos.
—Eres un cobarde —susurró y Des alcanzó a leer sus
labios.
Troy despertó lentamente y miró absorto al techo gris, con
aire melancólico y cansado. ¿Por qué cada noche que
pasaba soñaba peores y peores cosas? Estaba lleno de odio,
de rencor, de repudio...
Pero también estaba lleno de tristeza, de desconfianza, de
soledad. De heridas que jamás sanarían porque morirían
con él. Había desperdiciado la mayor parte de su vida y
estaba ahora más podrido que nunca.
Respiró profundamente. Había tocado fondo el día en el
que lo habían sentenciado a pasar años en la cárcel por
causarle el mayor de los daños a su hija y cada noche que
pasaba pagaba una penitencia recordando momentos que
había enterrado en lo más profundo de su oscura alma.
Estaba pagando caro sus errores. Pero a veces le ganaban
sus pensamientos por la noche y sin poder conciliar el sueño
en la madrugada se preguntaba; ¿Realmente él había
merecido esto?
||
Harry se despertó en su cuarto, con un Louis dormido en
el suelo, con una almohada en su cabeza y un par de
sábanas que lo tapaban. Le había dejado dormir en su cama
y él había decidido dejar su comodidad y velar por su sueño
en el duro piso. Louis dormía con la boca ligeramente
abierta mostrando su dentadura y creyó que no había nadie
tan hermoso como él lo era en esos momentos.
Harry sonrió, lleno de dulzura y con su corazón
bombeando al mil por hora. ¿Por qué se sentía tan feliz y al
mismo tiempo tan triste ese día? Había llorado hasta dormir
y ésta vez no había soñado a su hermana, pero hubiera
deseado que sí lo hiciera. Aún así a pesar de todas las
palabras de Louis, sentía como si fuera culpa de él lo que le
pasó.
Le hubiera gustado ser lo suficientemente grande para
protegerla.
Cuando bajó a la cocina se encontró con que Anne se
había ido a desayunar con la vecina que ya era una mujer
entrada en años y que su madre solía visitar bastante para
vigilar su estado de salud y su alimentación.
Harry revisó su celular por primera vez en el día y vio que
tenía un nuevo mensaje de Jeff.
''Harry, necesitamos que vengas. Ayer un chico vino y
tenía heridas en su cuerpo causadas por su padre, después
llegó él y bueno, él es... importante. No sabemos cómo
manejar la situación. Te ha amenazado de muerte
directamente a ti, ¿necesitamos notificar a la policía?''
Frunció el ceño lleno de preocupación, había faltado
porque no sentía la fuerza necesaria para ir y ahora al
parecer había una situación seria. Ser amenazado por
alguien aparentemente 'importante' era bastante aterrador.
A Harry a veces le fallaba la valentía pero reafirmaba su
decisión con el simple hecho de que tenía que defender a
esos chicos y no les iba a fallar.
Pero no le gustaba el dejar a Louis solo en una casa tan
grande, no después de todo lo ocurrido los días anteriores.
Le había mostrado tanto apoyo y sabía muy bien que él
también necesitaba salir, necesitaba tener compañía que no
fueran la escoba, los libros y la habitación. Estaba
considerando seriamente el hablarle a Ed para que fuera a
ver a su amigo el día de hoy pero una idea se le cruzó por la
cabeza.
Louis se despertó unos minutos después con el cabello
revuelto y un rastro de saliva en sus labios donde había
babeado dormido. Se fue al piso de abajo al averiguar que
el chico rizado ya se había levantado. Sentía algo extraño
creciendo en él. Se sentía raro. E incómodo. No quería ver a
Harry, necesitaba pensar más.
Pero sí vio a Harry, y lo vio con los ojos hinchados, con el
cabello lleno de frizz, con sus labios rojos de mordérselos
tanto y con unas ojeras que lo delataban y se acordó
inmediatamente de lo sucedido en la noche.
Pero vio sus ojos brillantes y se alegró de que siguiera
habiendo luz en él. A pesar de todo.
—Buenos días Louis.
—Hey—saludó y se rascó la cabeza, visiblemente
incómodo—¿Dónde está Anne?
—Salió, pero, Louis... ¿Tienes planes para hoy?
Louis retrocedió inmediatamente, ¿Lo invitaría a salir?
Se asustó.
Definitivamente no estaba listo para eso. Una cosa era
intimidad dentro de su casa y otra era cosas en la calle.
Es decir, lo invitaría como amigos, ¿Cierto?
—Oye yo sé lo que pasó ayer pero soy heterosexual,
tengo una novia ¿Recuerdas? —se apresuró a decir Louis,
con las manos alzadas como queriendo detenerlo.
Harry ladeó la cabeza confundido.
—¿Qué dices?
—¿No tratabas de...? ¿De eso?
—¿De qué?
—De aprovecharte.
—Louis te juro que no sé de lo que me estás hablando.
—Olvídalo, comeré cereal. Déjame en paz y no me
molestes.
Louis cambiaba tanto de opinión que a veces lograba
confundir tanto a Harry al punto de no saber si lo que vivió
en la noche era producto de sus sueños y de su
imaginación. En ese momento frunció el ceño intentando
ver en qué momento había ganado esa actitud tan
agresiva.
No sabía si Louis un día sería el sol o la lluvia, era muy
impredecible.
Tampoco sabía si Louis era consciente de los sentimientos
que estaban desarrollándose entre ambos, esa extraña
conexión que cada vez era más fuerte y más firme. ¿No lo
notaba? ¿No se daba cuenta o simplemente lo ignoraba?
Porque Harry sí la sentía, y ya lo había admitido. Louis le
gustaba.
Y se sentía algo deprimido al intuir que el oji-azul no
pensaba y mucho menos sentía lo mismo.
Lo siguió hasta la cocina.
—Louis, no me dejaste terminar. Estaba pensando en que
quizá si no tenías planes tú... Podrías acompañarme a la
fundación...
Louis se detuvo de golpe como si le hubiera dicho una
grosería.
—¿Y yo para qué quiero ir a tu fundación? —preguntó en
un tono arrogante.
—Es que... Es que no quiero dejarte solo... Anne no
volverá en un buen rato y podríamos ir juntos y regresar
juntos.
—Estoy bien solo, gracias.
—¡Por favor Lou!
—No —contestó alzando por primera vez la vista y
mirando a Harry con fastidio— y es mi respuesta definitiva.
Déjame leer en paz. No quiero ir a tu circo de fenómenos.
Retomó su tarea de hacer su fácil desayuno y Harry sintió
el desprecio como si fuera el peor del mundo. Nadie se daba
cuenta que detrás de toda esa fuerte apariencia, Harry se
podía herir fácilmente y más si las palabras crueles que lo
herían provenían de personas que le importaban.
Harry apretó las manos y su labio inferior tembló. No le
había gustado que lo ofendiera, pero mucho menos le había
gustado que hubiera llamado tan ofensivamente a los
demás. Le dolía que hubiera sido tan comprensivo como si
realmente hubiera cambiado algo entre los dos y al final no
hubiera pasado nada.
¿Realmente ese era el mismo Louis que le había abrazado
y consolado ayer?
—No tenías que ser tan cruel ¿sabes? —dijo, en un tono
tosco, evidentemente enfadado y sentido— El simple ''no''
bastaba para dar tu respuesta, gracias.
Louis alzó de nuevo la mirada y solamente alcanzó a ver
cómo Harry subía escaleras arriba a toda velocidad.
Así que se duchó, se secó, se cambió tomó su chaqueta y
se fue pensando en que había sido muy ingenuo al pensar al
menos un momento en que Louis cambiaría de un momento
a otro su parecer.
Para él seguía siendo el fenómeno, el raro, el asqueroso,
el vulgar, el homosexual de mierda, el pecado, el
desubicado y todos aquellos insultos que le había dicho
alguna vez.
¿Por qué le tomaba tanta importancia a las palabras que
salían de la boca de Louis?
||
Louis se quedó solo en casa cuando Harry se fue de casa
y Anne no llegó en un buen rato, se quedó viendo la puerta
varios minutos pensando en que él regresaría pero nunca
volvió y cada vez que pasaban los segundos y los segundos,
la culpabilidad se iba apoderando de él. ¿Qué demonios le
había pasado y qué le había hecho a Harry?
Estaba viviendo en su propia casa, lo estaban
manteniendo, Harry estaba intentando llevarse bien con él y
aún así Louis no cedía, ¿Qué era lo que tenía en mente
cuando actuaba de esa manera? Se lo había dicho él mismo,
no merecía que a Harry lo trataran de esa manera y allí
estaba él, cometiendo el mismo error de nuevo,
lastimándolo. Parecía un círculo vicioso y tenía que salir de
él si no quería seguir rompiéndole el corazón a Harry.
La noche anterior lo había consolado hasta que se había
quedado dormido y hoy lo había ofendido de una de las
peores maneras. ¿Es que él mismo no tenía corazón?
Lo esperaría hasta que llegara, se aseguró, le pediría
disculpas de la manera que más considerara convincente y
le diría que no deseaba herirlo más.
Porque esa era la única verdad y de lo que estaba cien por
ciento seguro: no deseaba lastimarlo nunca más.
||
Harry terminó todo su trabajo exactamente a las 8 de la
noche, se despidió de Jeff y de Nick evidentemente cansado,
había recibido al nuevo residente y habían dejado pasar los
trámites legales con la policía (respecto a la amenaza de
muerte) por lo menos ese día porque todo era aún muy
confuso y tenso para el chico que estaba expuesto a un
claro estrés.
Estaba demasiado agotado, quería dormir de una vez,
quería descansar. El día había sido cansado, y para rematar,
tenía que llegar y verle la cara a Louis. Esa noche no quería
verlo, se ordenó. No estaba de humor, seguía destrozado
por los comentarios anteriores y deseaba poder pensar con
la cabeza fría para pensar en una solución.
También tenía que llegar a hacer la cena, a organizar su
agenda... El tan sólo pensar en todo el trabajo le dio pereza.
Tenía que ordenar sus prioridades, definitivamente era
demasiado trabajo para una sola persona y la falta de sueño
no ayudaba mucho.
Todavía estaba pensando en todos sus asuntos, cuando al
llegar a la esquina una camioneta grande y oscura se
detuvo a su lado. Se bajaron dos personas vestidas
completamente de negro con pasa montañas y uno de ellos
lo tomó desprevenido por la espalda.
Comenzó a forcejear fuertemente para que lo soltaran, el
miedo se apoderó de él.
—¿Pero qué...? ¡Suéltenme! —gritó— ¡Ayuda! ¡Auxilio!
Un puño impactó fuertemente contra su mandíbula y lo
noqueó inmediatamente, haciendo que cayera en brazos del
hombre que lo sujetaba. Ambos subieron el cuerpo
inconsciente del joven y con un chirrido, la camioneta
arrancó, llevándose a Harry.
||
Eran las once de la noche cuando Louis se despertó a
causa de la voz de Anne que hablaba preocupadamente en
el teléfono. Se había quedado dormido en la sala, esperando
a Harry junto a su madre.
—¿No está contigo? —Anne habló a través de la bocina
del teléfono— Bueno, gracias por la información, estaré al
pendiente de todo lo que pueda ocurrir. Sí, gracias.
Colgó y Louis vio que Anne tenía los ojos llorosos y estaba
algo pálida. Parecía desgastada y cansada.
—¿Anne? ¿qué pasa Anne? —preguntó con preocupación,
incorporándose del sillón para mirarla mejor.
Anne negó con la cabeza, se tapó la boca para evitar
sollozar. Estaba tan preocupada por su hijo, él jamás llegaba
tarde sin avisar. Le había prometido que esa noche saldrían
a cenar juntos y que tenía algo qué contarle. Sus amigos no
sabían nada de su paradero, estaba totalmente consciente
de que muchas personas estaban en contra de él pero
nunca nadie había llegado al extremo de lastimarlo. Jamás.
Harry nunca enviaba sus llamadas al buzón. Jamás. Y
menos a ella.
Louis también intuyó que aquello no iba nada bien, volteó
a su al rededor y se dio cuenta que sólo ellos dos estaban
en la sala. Su corazón retumbó fuertemente, advirtiéndole
que algo malo estaba pasando al no notar la presencia de
Harry.
—Anne, ¿Dónde está Harry?
Las manos le temblaban cuando lo dijo:
—Harry no está aquí, Louis. No ha llegado, está
desaparecido.
||
Cuando estuvieron a las afueras de Doncaster, en la
carretera, bajaron el cuerpo de Harry que comenzaba a
despertarse. Lo tiraron a las orillas de la carretera y
posteriormente, con una señal de la persona que los había
contratado para hacerle daño a aquel muchachito,
comenzaron a golpearle tan duramente que el muchacho
volvió en sí inmediatamente.
No les importaba el lugar en donde lo pateaban, no les
importaba que Harry implorara clemencia y que gritara de
dolor por cada golpe que recibía, lo único que les importaba
era la buena suma de dinero que recibirían por el trabajito.
Harry sintió una patada en su estómago, el dolor resonó
en todo su cuerpo y se encorvó más intentando bloquear la
siguiente, ésta dio un poco más abajo de su pecho. Se
cubría con lo que podía, con sus brazos y con sus piernas,
evitando así que el daño de los golpes fuera menos.
Una de las patadas que estaba recibiendo dio en su nariz.
Sintió un dolor extremadamente fuerte y con una mano se
cubrió, que comenzó a sangrar por dentro. La piel comenzó
a hacérsele morada poco a poco, estaba siendo lastimado
severamente.
La punta del zapato de uno de los agresores dio en su
boca, haciendo que su labio chocara fuertemente con sus
dientes, partiéndolo. Jamás en sus tantos años de vida había
sentido tanto dolor, sentía que se iba a desmayar, no lo
soportaba.
Ni siquiera cuando estaba en sus tiempos de estudiante lo
habían tratado así, lo habían golpeado e insultado varias
veces, pero jamás habían llegado a ese límite porque él no
lo había permitido. Pero en esos momentos no podía
defenderse, le era imposible. Eran dos contra uno.
Otro impacto llegó a su entrepierna y jadeó de dolor,
soltando el poco aire que tenía. No podía más, realmente
no. Su visión comenzó a tornarse borrosa y la noche no
ayudaba mucho, cada vez veía menos y menos...
Un tercer agresor salió de la camioneta, y con
indicaciones de su contratante, sacó una navaja de su
bolsillo trasero.
Las dos personas que se encontraban masacrándolo
pararon al instante y Harry realmente se sintió aliviado, pero
cuando sintió el filo de algo cortar su costado derecho, quiso
que lo volvieran a patear mil veces más, porque demonios,
eso dolía en demasía.
El agresor hundió la navaja todo lo que pudo en el costado
derecho del joven y la sangre comenzó a brotar en exceso.
Era demasiada, pronto su camisa negra quedó empapada
del líquido aunque no se notaba por su color oscuro.
Entonces un hombre salió de la camioneta, caminando
lentamente y con pasos perezosos, vio como Harry se
retorcía de dolor en el suelo y de su boca comenzaba a
emanar sangre, tosió un par de veces porque a causa del
líquido y de estar boca arriba, se quería ahogar. Él sonrió
victorioso y al llegar a su cuerpo, lo pateó fuertemente para
que quedara boca abajo, escupiendo en la tierra.
—Espero que te sirva de lección para que aprendas a
meterte en lo que no te importa y que no juzgues la manera
de educar a mis hijos —dijo él, mirándolo con desprecio.
Harry no lo conocía en lo absoluto—. Mi asqueroso engendro
se fue a tu fundación con tal de que yo no lo juzgara por ser
un marica. Espero que se pudra allí y tú también—pateó a
Harry allí donde la herida de arma blanca era reciente.
El chico nuevo, pensó Harry, el chico que llegó la noche
anterior. Él es el importante por las amenazas de muerte. Lo
recuerdo, lo recuerdo...
Volvió a patearlo otra vez y Harry sintió que no podía más.
Se le estaba yendo hasta el alma. Se sentía tan mareado
por la perdida de sangre y todo su cuerpo gritaba dolor.
Quería hablar, quería contradecirlo, pero no pudo. En el
último momento sintió otro dolor agudo atravesando su
cuerpo, la cuchilla volvía a atravesar su piel, esta vez, su
brazo izquierdo. Era el fin. Harry gritó.
La imagen de la camioneta arrancando rápidamente fue lo
último que vio antes de que la vista se volviera una mancha
negra gigante invadiendo su visión, llevándolo a la
inconsciencia de nuevo. Aquello había sido todo.
Todo se oscureció.
||Capítulo 31.

Doncaster, Reino Unido.


Harry llevaba más de cuatro horas desaparecido.
El sentimiento de culpabilidad y de preocupación no hacía
más que crecer en el pecho de Louis. La idea de que había
desperdiciado el tiempo que pudo haber tenido al lado de
Harry no dejaba de aparecer en su mente.
No quería pensar que algo malo le había pasado, porque
eso sería pensar negativamente. Harry estaba bien, se
repitió a sí mismo, Harry estaba bien... Harry aparecería en
cualquier momento...
Jeff y Nick llegaron casi corriendo y tumbando la puerta,
Ed también ya había estado allí desde que un Louis nervioso
lo llamó, todo tartamudeos y voz preocupada.
—Harry fue amenazado de muerte ayer por la noche
cuando no fue por un padre de uno de los chicos nuevos
ingresados. La cosa puede ir por allí pero no hay nada
seguro, tendría que ir a la fundación y plantear bien los
hechos. Si raptaron a Harry, seguro hubo testigos —dio
información Jeff enseguida que llegó.
Jeff hizo respectivas llamadas y Nick parecía a punto de
tener un ataque al corazón. Harry, el chico del que había
estado enamorado desde que lo conoció, ahora estaba
desaparecido y él no había podido defenderlo. Se sentía
estúpido.
Pero no más que Louis. Louis se sentía el rey de los
estúpidos.
—¿No hay noticias? —preguntó por centésima vez Louis a
Anne, ésta negó con la cabeza.
—Siguen sin haber noticias. No podemos reportarlo como
desaparecido, la policía toma la denuncia hasta las
veinticuatro horas de ausencia —dijo, su voz estaba
quebrada.
—Todo es mi culpa Anne —confesó, sintiendo como el
hueco en su estómago crecía—. Si yo no lo hubiera
ofendido, si yo no le hubiera faltado al respeto y hubiera ido
con él, esto no estaría pasando.
—No digas esas cosas Louis, no es así. No debe de tardar
en llegar, de verdad —o al menos, eso era lo que querían
creer.
Ambos se quedaron en la sala, esperando alguna llamada,
alguna noticia, alguna señal de que Harry apareciera. Y
nada de eso llegó, jamás.
Pasaron los minutos, y esos minutos se convirtieron en
horas. La denuncia nunca se pudo hacer porque ninguno
aguanto hasta el día siguiente y empezaron a correr la voz.
Todos salieron en la madrugada aún cuando estaba muy
oscuro y comenzaron a hacer búsquedas para encontrar
cualquier cosa que indicara su paradero. Anne y Louis
salieron en el coche de Harry y emprendieron su búsqueda
por la ciudad.
||
Lo primero que fueron a visitar fue a la comunidad gay de
Doncaster, la fundación de Harry. Nadie lo había visto allí
desde el día anterior en la noche, aproximadamente
desapareció a las 8 de la noche, que era la última hora
donde se había despedido de la recepcionista porque ''iba a
casa''.
El chico nuevo no tenía absolutamente ninguna idea sobre
lo que podía haber pasado. Decía que su padre era muy
agresivo, pero que sus amenazas sólo eran palabras. Que
nunca podría haber sido capaz de hacer algo así.
Pero la verdad es que ninguno se creyó eso.
Louis comenzó a considerar seriamente la idea de que
habían secuestrado a Harry, todo apuntaba a eso. Una cosa
era pensarlo y otra muy distinta era sentirlo. Y él lo sentía,
en cada fibra de su interior.
Anne ya sabía la respuesta a esa cuestión, lo sentía en su
corazón, la angustia creciendo y elevándose minuto a
minuto.
Cada minuto que pasaba eran menos las esperanzas de
encontrarlo sano y salvo. Esperaban poder encontrarlo si
acaso lastimado, golpeado. Nick, Jeff, Anne y Louis se
encontraban fuera de la fundación, comentando posibles
respuestas.
—Sigue sin contestar el celular, manda directamente a
buzón —dijo Nick exasperado, dejando el celular de nuevo
en su bolsillo.
—Harry no desaparece así solamente porque sí, no lo hace
porque quiere —la cara de Jeff transmitía preocupación.
Estaba realmente asustado por su mejor amigo—. Jamás
había pasado algo igual a esto, ¿creen que podrían
haberlo...?
Nick lo calló antes de que dijera otra cosa. Ya tenían
suficientes tensiones.
—¿Crees que en serio el padre del chico lo hizo?
—Sabes tan bien como yo que hay muchas personas a las
que no les gusta Harry, ni lo que hace. Sabiendo cómo son
las personas y qué tan influyente se ha vuelto en la
comunidad gay, no me sorprendería en lo absoluto que esté
pasando esto. Podrían haberlo golpeado, o peor... No
sabemos si fue el padre del chico, pero fue el único que
puso una amenaza.
—¿Creen que podríamos encontrarlo en un hospital? —se
metió Louis por primera vez en la conversación, recibiendo
miradas extrañadas de todos— Si lo que dicen puede ser
cierto, quizá alguien lo encontró malherido y pudo haberlo
llevado allí...
No habían pasado ni tres minutos cuando todos se
encontraban ya en camino al hospital central de Doncaster
con la esperanza de recibir noticias.
||
Anne llegó apurada con los pasos de los demás tras ella,
nadie había comentado nada, simplemente corrieron hacia
la recepción y Anne fue la encargada de hablar con la
señorita.
Describió los rasgos de Harry y Louis las ropas con las que
había salido, la enfermera asintió y les dio indicaciones para
que esperaran. Cuando regresó asintió hacia ellos.
—Efectivamente, hace una media hora se ha ingresado a
un jovencito con las características que me han dado —
informó—. Lo ha traído aquí una chica que lo encontró en
medio de la carretera a las afueras de Doncaster, para ser
sinceros, está muy malherido. Tiene golpes muy graves en
el cuerpo y dos heridas profundas en el costado y en el
brazo. Sigue en emergencias.
Anne ahogó un grito espantado y Nick apretó los puños,
furioso. Louis se quedó en su sitio como si hubiera plantado
raíces. Era su culpa, si él lo hubiera acompañado nada de
aquello estuviera pasando.
Harry estaba mal herido...
—¿Todos ustedes son familiares? —preguntó
amablemente la enfermera.
—Yo soy su madre —logró decir Anne, temblando.
—Señora, quiero ser sincera con usted. Su hijo está en
una situación crítica. Al parecer cuando lo le provocaron la
herida en el costado alcanzó a rozar un órgano y se
desangró tanto por internamente como externamente.
Sumado a la gran pérdida de sangre que sufrió antes de que
lo encontraran, es muy poco probable de que salga con vida
de esto. Está débil.
Louis se sintió tan mal al escuchar lejanamente los
alaridos llenos de dolor de Anne al recibir la notificación de
la enfermera, si no fuera tan egoísta, si no tuviera una
mente tan cerrada y si no tuviera tanto afán en rechazar a
Harry y a la diversidad sexual que le rodeaba, no estuviera
pasando nada de eso.
No quería que por su culpa, una persona tan buena como
Anne sufriera. No quería que por su culpa, un alma tan
buena como lo era Harry se fuera para ya no volver.
El odio daña al odiado pero también al que odia.
Y allí estaba su daño, estaba pagando caro todo lo que le
había hecho a Harry y a Fizzy. Todos sus insultos, todos sus
prejuicios, sus desprecios. Sólo quería que en ese momento
ver a Harry y decirle que lo lamentaba de verdad, que
quería comenzar desde cero y comportarse como una
persona, no como un monstruo.
Cuando vio a Anne llorar desconsoladamente entre los
brazos de Nick, mientras era consolada tanto por él como
por Jeff, lo supo.
Había estado mal desde el principio al pensar que al ser
gay, él no sería un humano. Había estado mal al ofenderlo
cuando no sabía que él sentía puñaladas en el corazón cada
vez que un insulto salía de su boca. Había estado juzgando
a una persona gay sin conocerla porque se dejó llevar por lo
que sus padres decían e inclusive, por lo que la iglesia
decía.
Y en esos momentos, por aquel gravísimo error, se
encontraba sufriendo también. Porque a pesar de que sabía
todo lo que Harry sufría, había agregado más dolor a su
lista. Porque lo había tratado como si fuera la peor de las
personas cuando en realidad era la persona más buena que
había conocido en toda su vida.
Porque el ser homosexual no era sinónimo de anormal, de
inhumano, de monstruo y de animal. Esas sólo eran
etiquetas que se les habían impuesto por hombres que
tenían miedo de aceptar que a ellos también les gustaban
las personas de su mismo sexo y querían sentir que su
hombría se fortalecía al molestarles y al hacerles sentir
menos de lo que eran.
Hombres con miedo de su sexualidad, hombres como
Louis.
||
Harry había estado metido en urgencias hasta que se
reconoció y pasó a terapia intensiva. Anne y Louis habían
sido los únicos en quedarse toda la noche y hasta ese
momento. Nick y Jeff tenían que ir a trabajar y quedarse en
la fundación ya que sin Harry, el trabajo era doble.
—¿Usted es la mamá del joven Harry Styles? —preguntó
un doctor, acercándose a ella.
Ambos se pararon de sus asientos rápidamente, el médico
tenía un traje de látex y un cubre bocas puesto.
—¿Qué pasa? —preguntó Anne nerviosa— ¿cómo está mi
hijo?
Un silencio que pareció durar horas se cernió sobre ellos
hasta que el médico se quitó la tela azul de la boca, para
hablar más claramente.
—Su hijo está fuera de peligro, se ha logrado detener la
hemorragia que se había causado internamente a causa de
la herida de la cuchilla. Está estable por lo pronto, pero eso
no durará mucho. Necesitamos que tres donadores para el
banco de sangre para que así podamos reponer la sangre
que se use para el joven...
—¿Y qué esperan para ponerle la sangre a Harry?—
interrumpió Louis a la ofensiva.
—Tenemos que tener los donado-
—Sáqueme a mí todos los litros que quiera—exigió él,
poniéndose frente al médico con una Anne confundida y
bastante sorprendida detrás de él.
—Louis, no es necesario, ya has hecho demasiado—
susurró Anne detrás suyo. Louis negó con la cabeza.
—Yo seré un donante —habló Louis con seguridad—, yo
donaré sangre para Harry.
El hombre de bata blanca asintió, comprendiendo la
situación.
—Bien, entonces sígueme. Veo que tienes tatuajes,
necesitas llenar un formulario diciendo cuándo te hiciste tu
último y someterte a pruebas de sangre para ver que no
haya ninguna infección. Si no hay, podrás donar.
Anne frenó a Louis antes de que se fuera con el doctor y
Louis habló antes de que ella pudiera pronunciar una sola
palabra.
—Esto ha sucedido por mi culpa, es lo menos que puedo
hacer. Puedo conseguir los demás donantes en unos
minutos, no te preocupes por eso.
Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de Anne y
cerca de su destino, Louis volteó a verlo y le tomó el
hombro para que pudiera parar. Lo miró con ojos
suplicantes, llenos de sentimientos encontrados y con las
manos temblorosas. No quería que nada aquello pasara y
sentía que eso pasaba por su culpa.
—Haga todo lo posible para que siga con vida, por favor —
le suplicó con la voz rota—, por favor, sálvelo.
El doctor volvió a asentir y le puso una mano enguantada
a Louis en el hombro, le dedicó una leve sonrisa.
—Haré todo lo posible por salvar a su novio, jovencito.
Louis abrió los ojos exageradamente y comenzó a ponerse
nervioso.
—Pe-pero él n-no es mi...
—No se preocupe, aquí no juzgamos a nadie por su
sexualidad.
Acto seguido el doctor se retiró del lugar dejando a Louis
tartamudeante y con las mejillas sonrojadas. Y no sabía si
era de pena o de rabia. Aunque dudaba mucho que fuera la
segunda.
¡Había creído que era su novio!
Anne al contemplar la escena desde lejos se tapó la boca
evitando soltar una risita. A pesar de estar triste, le divertía
el hecho de que Louis actuaba tan tímidamente porque a
simple vista era notorio que él estaba nervioso.
||
Nick, Ed y Louis se encontraban siendo picoteados por las
agujas de las enfermeras que trataban de encontrar la vena
en su brazo.
Después de una pequeña toma de sangre determinaron
que tanto Louis como Ed no tenían ninguna infección en sus
venas debido a los tatuajes y los dejaron donar.
Louis había llamado a su amigo desde un teléfono público
explicándole brevemente la situación, Ed había aceptado
inmediatamente y lo había insultado un par de veces por
ser tan estúpido. Incluso en ese momento lo veía como si
quisiera golpearlo en medio de la sala y Louis se hundió en
su asiento.
Una vez que a todos le sacaron la sangre indicada, les
dieron un jugo y un pequeño sándwich para reponer lo que
habían dado puesto que se sentirían mareados de no ser
así.
—Así que, Louis —se acercó su amigo pelirrojo lentamente
a él hasta llegar a estar a menos de cinco centímetros de él
— ¿Tuviste que esperar hasta la casi muerte de Harry para
admitir que él te importaba y que su sexualidad no tenía
nada de malo? ¿En serio?
—No me hables en ese tono tan irónico, Sheeran —lo
cortó Louis, algo antipático—. A ti qué te importa si he
cambiado mi punto de vista o no.
—Vaya, me salió fiera la gatita —alzó las manos, en signo
de 'no quiero peleas'—. Sólo quería saber si habías dejado
atrás tu lado arrogante para hacer las pases con Harry.
—Sigo diciendo, a ti qué te importa.
Louis estaba tan a la defensiva, que a Ed le pareció un
buen momento para comenzar a molestarlo y para hacer
despertar dudas en él.
—¿Y Eleanor? ¿Dónde está? Que raro que no la he visto
contigo, normalmente no se despega ni un minuto de ti en
el día.
—No he hablado con ella desde hace tiempo —contestó
algo incómodo.
—¿Y eso? —preguntó fingiendo sorpresa, llevándose una
mano a la boca.
—Las cosas cambiaron —su tono arrogante le indicó a Ed
que estaba llegando a un tema incómodo.
—¿No será porque ya no quieres verla?
—Yo n-nunca dije que fuera eso —tartamudeó con
nerviosismo.
Ed sonrió anchamente y supo que había dado en el
blanco.
—¿No será que ya hay alguien más que llame tu atención?
—alzó una ceja, acusándolo. Bien Louis sabía a lo que se
refería.
—¿Qu-qué? —realmente su amigo lo hacía sudar la gota
gorda.
Ed se acercó más a Louis y los labios del pelirrojo se
acercaron confidentes a su oído.
—¿No te estará gustando Harry o sí?
Louis empujó el cuerpo de su amigo lejos de él y se
sonrojó hasta la frente, Ed estalló en una sonora carcajada,
burlándose de él.
—¡No es gracioso, para nada! —bufó molesto, lo estaba
poniendo en vergüenza— ¡Yo no soy gay y lo sabes
perfectamente!
—¿Vas a ir de nuevo a negarte que no sólo las mujeres te
llaman la atención? ¿De verdad? Ya hemos progresado
mucho, ¿No es tiempo de que cambies de opinión? Hay
muchas ventajas de ser gay...
—Yo no le veo ninguna ventaja —contestó, cortante—. La
única ventaja que puede haber es que te traten como lo
inmoral y lo aberrante que eres.
—Te equivocas Louis.
—¿A sí? ¿cuál? —lo retó.
—La ventaja de ser homosexual, es que no se vive la
angustia de creer serlo.
Antes de que Louis pudiera responderle, Ed se alejó para
irse del hospital.
—Si necesitas ayuda, házmelo saber. Fue un placer hablar
contigo,iré con Anne y esperaré junto a ella noticias de
Harry—se despidió sonriendo de oreja a oreja y agitó la
mano en signo de 'adiós'. Le guiñó un ojo para volver a
caminar.
Uy, como lo odiaba.
A pesar de todo, Louis sonrió un poco.
||
Al final todo había sido un éxito en la operación de Harry y
en esos momentos se encontraba bajo observación todavía,
pero ya había sido trasladado a un cuarto más privado.
Necesitaba como mínimo un mes de descanso en el que
pudiera recuperarse ''por completo''. Quedarían secuelas de
su operación por un buen tiempo, así que no podía
arriesgarse a que se le abriera la herida. Si quería sanar
completamente, tenía que dejar el trabajo por un tiempo.
De la chica que lo había llevado para que lo atendieran no
se supo más, no había dejado ni teléfono ni nombre,
simplemente lo había botado allí.
Anne se había ido a descansar mientras que Louis se
había querido quedar haciendo turno en la noche para
quedarse a cuidar a Harry. Habían dicho que necesitaban
algún familiar o amigo que pudiera estar con él en el turno
de la noche, tenían que estar al pendiente de su salud y de
que no ocurriera nada anormal.
Por eso en esos momentos, Louis se encontraba en esa
habitación a un lado de la cama del joven, viéndolo dormir.
Le dolía tanto verlo así.
Tenía el ojo derecho morado, allí donde había recibido un
golpe crítico, sus labios estaban partidos y magullados a
causa de que se habían herido. Sus brazos descubiertos
tenían tantos moretones que el color de su piel ya casi no se
notaba. Su cabello estaba enmarañado y se le veía tan
pálido y tan cansado. Su cara había perdido color al igual
que sus labios.
Hasta la estrella más hermosa pierde su brillo.
Se levantó un poco y le pasó las manos por el cabello,
intentando arreglarlo. Sus dedos siguieron su curso hasta su
cara y tocó su rostro, explorando su piel con las yemas de
sus dedos, sintiendo su suavidad.
No sabía cuándo despertaría, lo haría en cualquier
momento seguramente.
Quería ver su característica sonrisa, quería ver sus
hoyuelos, quería ver que esos lindos ojos que poseía lo
miraran de nuevo. ¿Por qué había sido tan estúpido? No se
había dado cuenta de que había estado haciendo mal hasta
que había estado a punto de perderlo.
—¿Louis?
Su voz ronca y rasposa llegó a sus oídos por sorpresa y se
separó de Harry cuando éste comenzaba a despertarse. Si
antes había sufrido de sonrojos, nada se comparaba a ese
momento.
Harry estaba desorientado, pero habría reconocido en
cualquier lugar la fragancia de Louis. Se sentía pesado,
dolorido, exhausto, demasiado mal. Se sentía muy débil,
como si hubieran golpeado cada parte de su cuerpo hasta
sangrar.
Y así fue.
Sus ojos verdes y curiosos observaron la imagen cansada
del castaño sentado a su lado sobre una silla observándolo
fijamente, con atención.
Estaba allí, con la ropa holgada, con un par de ojeras que
a pesar de ser bastantes no opacaban sus ojos, con el rostro
lleno de preocupación y estaba allí por él. Había esperado a
su mamá, a Nick o hasta Jeff. Pero jamás a Louis. Verlo allí
sentado a su lado le pareció un milagro.
—¿Estoy acaso en el cielo?
Louis no esperaba que eso fuera lo primero que dijera
después de estar en terapia intensiva y cerca de la muerte.
Frunció el ceño.
—¿Qué estupideces dices?
Harry se sonrojó bajo su piel pálida. Lo había dicho en voz
alta y ahora tenía vergüenza. ¿Realmente había dicho algo
tan tonto? Desvió el tema rápidamente.
—Tienes ojeras, ¿Qué ha pasado? —preguntó, preocupado
por él— Te ves más delgado ¿Has comido bien últimamente?
¿Estás bien?
Louis lo vio sorprendido y ofendido a la vez debido a que
Harry no era consciente de que el verdaderamente herido
era él.
—¿De verdad me preguntas esto? ¿Tú, el que está
hospitalizado con daños internos?
—Oh...
Harry no recordaba mucho, sentía su cabeza dar vueltas
buscando recuerdos y todos llegaron al mismo tiempo,
agitándose en su mente, desordenándose. Recordó cada
dolor, cada alarido, la sensación de su cuerpo ser
atravesado por una navaja. Se estremeció de la impresión al
recordarlo con tanta claridad.
Louis se alarmó.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Debo llamar a una
enfermera?
—¿Quieres una respuesta sincera? —le preguntó y Louis
asintió lentamente—, me duele hasta el alma.
—Iré por la enfermera —comenzó a levantarse pero Harry
lo detuvo de la muñeca.
—No, no, no es necesario en verdad. Siéntate un rato...
Louis volvió a sentarse sin decir una sola palabra.
—Harry. Quiero saber qué pasó.
Él sonrió con tristeza, como si no fuera demasiado obvio
lo que le había sucedido.
—Me secuestraron.
Y así, una palabra tan sencilla inspiraba tanto miedo,
tanto dolor. Louis sintió como si le hubieran dado una
patada imaginaria en el estómago y se sintió a desfallecer.
Habían secuestrado a Harry y no había hecho nada para
evitarlo.
—¿Cómo...?
—Salí de la fundación y me raptaron. Me subieron a una
camioneta y me bajaron en un lugar desierto, sin nada. Era
como una autopista. Me golpearon muchas personas a la
vez y casi me matan. Es todo lo que recuerdo.
—¿Recuerdas a tu agresor?
Harry tardó unos segundos en responder. Buscó en su
mente rostros y no conoció a ninguno. Todo era demasiado
borroso, oscuro.
—No.
—Maldita sea...
Los encontraría, se juró Louis. Encontraría a cada uno de
ellos y los haría lamentarse hasta el haber nacido algún día.
No volverían a dañar a Harry de esa manera, no mientras él
estuviera allí. ¡Malditos bastardos!
—Perdón por darles tantas preocupaciones, no quería
causarles tantos problemas —se disculpó.
Louis quiso darle un golpe en la cara. ¿Él se estaba
disculpando por estar en el hospital después de que lo
hirieran mortalmente? Tenía que estar loco.
Aún así miró a Harry a los ojos y el chico de ojos verdes
vio tanta intensidad en su mirada que se quedó mudo un
momento.
—Tú no eres el que debería de pedir perdón —dijo en voz
alta—. Ese debería ser yo, por ser tan grosero contigo desde
el principio y después de pedirte disculpas. Fui un completo
estúpido, de verdad. Lo siento tanto, si yo no hubiera sido
un terco y hubiera ido contigo, no estarías pasando por
esto.
—Si tú hubieras estado conmigo te habrían dañado a ti
también. Prefiero llevar este tipo de cosas solo, no quiero
que lastimen a la gente que quiero.
—¿A qué te refieres con eso?
Harry no le contestó y en cambio volteó a ver a la cara al
castaño y le pareció de un momento a otro lo más hermoso
y lindo de la vida.
Verlo allí sentado a su lado le pareció un milagro. Era
tan... guapo. Su nariz delicada, sus pequeños y rasgados
ojos, sus labios finos, sus pupilas tan azuladas. ¿Estaría bien
definida la palabra perfección? Porque estaba segura de que
el significado era Louis Tomlinson.
—Louis —llamó su atención— ¿Podrías acercarte un poco
por favor?
Él no formuló ninguna pregunta y atendió a su petición, se
acercó lentamente a su rostro. Sintió que la mano derecha
de Harry subía hasta su cara y le acariciaba la mejilla. Se
quedó paralizado sintiendo los dedos del chico pasear por
su cara como si ya la conociera muy bien. Sintió sus dedos
por sus pómulos, por sus mejillas, por su barbilla pero no se
retiró.
Sentía las mejillas calientes, y se sentía nervioso como si
supiera que entraban en un territorio del que no se podía
salir jamás.
—Lo siento—se disculpó—, a veces me gusta comprobar si
eres real.
—¿Qué mierda dices?
Harry se durmió en un instante antes de una respuesta y
Louis sólo siguió sintiendo el hormigueo en sus mejillas muy
confundido por mucho tiempo más.
||Capítulo 32.

Doncaster, Reino Unido.


Hacía frío, las manos le temblaban y las tenía metidas en
las bolsas de su chaqueta. Estaba detrás del edificio del
gimnasio espiando a Des mientras entrenaba. El chico tenía
el cabello goteando de sudor y las mejillas encendidas,
sonreía. Se veía increíble. Aunque le dolía reconocer lo
apuesto que era él ahora que ya no era suyo más. Troy
estaba herido, confundido y destrozado, pero lo que más le
dolía era que ese amor que tenía por él jamás acabaría.
Sabía que ella debería de estar por allí. Lo sabía porque
era su novia oficial y porque la veía en cada partido que él
tenía. La veía rondar por sus al rededores como una
encantadora mariposa a la que no podía odiar aunque
quisiera. Observaba como ella tiernamente pedía un beso
cerrando los ojos frente a él y cómo era correspondida con
dulzura. Todos la adoraban. Hasta Des...
Troy deseó eso mucho tiempo y empezaba a caer en
cuenta de que jamás podría tenerlo. Deseaba ser ella hasta
tal punto que se imaginaba cómo debería sentirse portar
orgullosamente la mano del chico por los pasillos escolares.
Pero... no. Su destino era observar a Des de lejos y
disfrutar las pláticas secretas con él en la helada
madrugada. Su destino era subir al techo de su casa con
una manta y quedarse allí por horas mientras hablaban.
Quedarse dormido sobre la fina manta que subía en su
compañía y despertarse temprano para volver a la cama y
que su padre no sospechara.
Su destino era llegar todos los días con moretones en los
brazos y la espalda.
Su destino no era amarlo en voz alta.
Troy suspiró lleno de pesar. Estaba mal. Estaba muy mal lo
que estaba haciendo. Debía dejarlo ir por el poco amor
propio que se tenía. Por más que amara a Des éste nunca
iba a aceptarlo nunca. No iba a corresponderle como a ella
ni a tratarlo como ella. Siempre lo negaría aunque todos los
días llegara molido a golpes.
Dio un par de pasos dispuesto a retirarse e irse a casa a
vivir su propio infierno cuando chocó fuertemente con una
persona que estaba de espaldas a él. Tartamudeó
rápidamente una disculpa lleno de nerviosismo y culpa pero
entonces la vio. Se quedó a mitad de oración incapaz de
decir más.
—Hey, ¿Yo te conozco cierto? Te he visto antes. ¿Eres
amigo de Des?
Él se quedó mudo. Parpadeó.
Anne le sonrió.
||
Louis veía al chico que tenía enfrente y realmente no
sabía qué pensar.
Tenían los ojos cerrados. Louis no sabía si lo que hacía
estaba bien o estaba mal, pero de igual manera no podía
apartar la mirada de su rostro. Veía cada parte de él de
cerca. Notó que tenía lunares esparcidos por doquier. Se
recostó un poco en la cama para descansar sus brazos que
hormigueaban gracias a la mala posición donde se
encontraba.
Sus latidos desenfrenados se podían oír claramente en la
habitación encima del ruido de las máquinas que ayudaban
a saber los signos vitales de Harry. O quizá simplemente él
lo escuchaba en sus oídos, lo sentía hasta la punta de sus
dedos. ¿Por qué su corazón latía como un caballo
desbocado? ¿Se debía al nerviosismo que había pasado
horas atrás cuando no encontraban al chico?
Le dolió ver a Harry tan herido. Su ojo era lo que más le
llamaba la atención, ¿Realmente se sanaría solo? Parecía
algo realmente grave. Jamás dejaría de pensar que había
sido su culpa, no toda, pero al menos no habría pasado algo
tan horrible si hubiera accedido a acompañarlo.
Seguía estando cerca de él, así que con cuidado y
sintiendo que estaba haciendo algo malo rozó su mano
derecha con la punta de los dedos, tratando de hacer el
menor contacto posible. Tenía dedos largos de aspecto
frágil.
Sabía que estaba profundamente dormido y sentía en su
garganta verdades que se desbordaban y querían salir.
Estaban más cerca cada día que pasaba con Harry ¿Por qué
quería contarle su vida de repente a un chico dormido y
malherido?
Harry siguió dormido. Eventualmente por el silencio Louis
también durmió.
||
Nick abrió ligeramente la boca en sorpresa a lo que veía.
Había asistido a la primera hora de visitas para ver cómo
estaba Harry y brindarle su apoyo pero se había encontrado
con un chico inconsciente y mal herido. Había regresado
después pero se encontró a Louis y a Harry durmiendo
juntos.
Harry estaba algo reclinado a la izquierda, al lugar de
Louis, mientras que éste estaba volteado completamente a
él mientras que un brazo le pasaba por el estómago para
rodearle completamente, como si no quisiera dejarlo ir.
Aquello lo desconcertó ¿Por qué tocaba así a Harry? Lo
había ofendido y maltratado, lo había hecho trizas en su
debido tiempo y aún así estaba mostrando demasiada
atención. En un lado egoísta (y muy escondido) de su
mente, Nick pensaba que él debía de estar a su lado, no
Louis.
Rápidamente desechó el pensamiento. No quería... no
quería pensar de esa manera. No quería ser así.
Pero su mente siguió dando rumbos. A Louis ni siquiera le
gustaban los hombres, tenía una novia, entonces ¿Cuál era
el afán de aquello? ¿Lastimar a Harry más de lo que ya lo
había hecho? Estaba confundido. Entró al cuarto y movió a
Louis ligeramente de la silla, dándole unas palmaditas en
los brazos.
—Louis —susurró—, despierta, me toca hacer guardia.
Louis despertó por completo con un sólo llamado,
sobresaltándose.
Se incorporó tan rápido de la cama que hasta él mismo se
sorprendió de su alto nivel de reflejos, se sintió arrepentido
de haberlo hecho tan pronto porque se mareó. Tomó la
camilla con una mano para evitar caerse y pronto Nick se
acercó a él para sujetarlo de los hombros al notarlo mal.
Rápidamente Louis volvió a la consciencia, lo suficiente
para recordar que no le gustaba Nick, frunció el ceño, por él
se podía tirar de un barranco y le daría absolutamente lo
mismo.
—¿Qué?
—Que me toca hacer guardia, puedes ir a descansar y por
ahora yo cuidaré a Harry. Luego nos turnaremos, seguirá
Anne, luego Jeff...
Louis asintió aún somnoliento, estaba dispuesto a salir del
cuarto cuando Nick habló deteniendo su avance.
—¿Louis? ¿Puedo pedirte un favor?
No. No me puedes pedir nada.
—¿De qué se trata?
—Como sabes, Harry tendrá al menos un mes de
incapacidad para sanar sus heridas —explicó—, nadie se
podrá hacer cargo de la fundación y de las actividades
cotidianas que se realizaban por él, Jeff está a cargo del
área de psicología, yo del político y Harry era el que llevaba
el orden de todo. Como él no podrá hacerlos necesitamos a
alguien que suplante su qué hacer. Pensaba que a raíz de
esto podrías... ¿Ocupar su lugar?
Eso le sorprendió. Alzó las cejas.
—¿A mí? —preguntó, sinceramente confundido— Pero yo
no sé cómo trabajan, ni qué hacen. Puede que tu feria de
fenómenos sea llamativa pero no seré su maestro de
ceremonias.
Nick cambió su postura al escucharlo hablar.
—Mira Louis, quiero que te quede algo bien claro y que
esto no salga de nosotros dos —Nick estaba evidentemente
enojado, logró intimidar una décima de segundo al chico—.
Harry ha hecho lo posible por ti cuando has estado mal,
también por tu hermana. Él también merece que le
respondan de la misma forma y te estoy pidiendo por favor
que dejes de ver por tu bienestar y veas por el de él. Al
menos hasta que se ponga bien.
—¿Crees que a mí no me molesta tener que vivir de la
limosna que me da esta cosa? —se refirió a Harry y lo
señaló un poco— Me siento como un mantenido, sin contar
que no me gusta vivir entre las personitas raras que los
rodean a Harry y a-
—Pues ojalá puedas soportarlo —lo interrumpió—, porque
mientras él siga aquí alguien tendrá que ocupar su lugar. Y
estoy seguro de que a él le habría gustado que te
involucraras un poco más, por tu bienestar y...
—No hables más —alzó la mano para que no dijera más—,
me lo pensaré.
Cuando decidió dar media vuelta y marcharse la voz de
Nick lo detuvo una segunda vez.
—¿Sabes por qué Harry se mudó a Doncaster, Louis?
—No me interesa en lo absoluto.
Louis hirviendo de enojo salió definitivamente, cuando
pasó por el vidrio que daba a la habitación de Harry pudo
ver la imagen de un Nick tomando su mano y susurrándole
cosas como ''estarás bien'', ''cuidaré de ti''.
No le gustó en lo absoluto la rabia que sintió en su interior
al ver sostener la mano que él había sostenido hace unas
horas. Pero no lo admitió. Se tragó su molestia.
El verdadero significado de admitir que quería romperle
la cara a Nick cada vez que lo veía cerca de Harry
significaba que estaba admitiendo que le importaba Harry.
No volvió a mirar atrás.
||
Louis se removía nervioso en la recepción de la fundación
Styles, le sudaban las manos y sentía que se desmayaría en
cualquier momento. Maldita había sido la hora en la que se
había contactado con ese tal Jeff y se había 'ofrecido' como
voluntario para cuidar de aquel lugar.
Lo decidió en la madrugada después de haber estado
dando muchas vueltas en el sofá de Anne. Ella le había
pedido que se quedara a dormir porque estaba muy
cansada y se sentía mal. Louis no había dudado un instante
e inmediatamente se fue con ella.
Cuando por curiosidad le preguntó si venían de otro lugar
y la razón por la que se habían mudado, Anne torció el
gesto y de pronto se mostró triste por algún motivo.
—Creo que deberías preguntárselo a él mismo. Son cosas
de las que a nadie le gusta hablar Louis.
No volvió a mencionar el tema.
Más tarde había hablado con un tal Jeff por teléfono
(proporcionado por Anne) y él le había respondido que lo
esperaban temprano por la mañana.
Y allí estaba. Louis veía todo con nuevos ojos. Había
muchas personas como Harry, iban de allá para acá como si
nada, eran... gays. Todos ellos tenían una preferencia sexual
diferente a la heterosexualidad y Louis no podía estar más
alterado que en ese momento.
Una cosa era poder aceptar lo que Harry era, eso podía
manejarlo, pero con los demás era simplemente distinto...
No podía, realmente era un trabajo imposible. Y peor si
vería a su hermana prácticamente todos los días cuando la
cara se le caía de vergüenza por todo lo que le había hecho
y por haberle hablado tan mal el último día que se vieron.
—Según me lo indica el señor Azoff, usted tiene que ir al
área de psicología para hablar con él, se le darán sus
asignaciones y trabajos mientras suplanta al joven Styles —
una especie de secretaria emergió de un cuarto con un
legajo lleno de papeles, se lo entregó a Louis en las manos,
como si él supiera qué hacer—. Lo espera en su consultorio,
es el último que encontrará en el séptimo pasillo, pasando
el gran comedor y las habitaciones —le explicó antes de
desaparecer de nuevo con prisa, como si hubiera estado
ocupada y la hubiera interrumpido.
Louis se movió con pasos indecisos, parecía que
conseguiría su propia muerte si se adentraba más en aquel
lugar, lo que no sabía era que en vez de encontrar la
perdición. Sentía que caminaba a su tumba.
No se adentró al lugar mucho porque un hombre alto, con
cabello castaño oscuro y un principio de barba lo recibió en
la puerta. Lo reconoció al instante, tenía su rostro muy
presente desde el día del tribunal.
—¿Louis? Hola, soy Jeff, amigo de Harry—saludó sonriente
y quitó todo el papeleo de sus brazos, Louis se alejó al
instante—. Oye, tranquilo, no te voy a morder, juro que soy
pacífico.
Había un tono de jugueteo en su voz, a Louis le irritó. A
pesar de todo lo siguió por el largo pasillo viendo todo a su
al rededor. Sabía a dónde llevaba aquello, ya había entrado
una vez... Desgraciadamente.
—Todo debe parecerte una total locura. Le dije a Nick que
no te sugiriera todo esto, es un trabajo pesado y tedioso
pero como siempre ese hombre no me escucha. No
entiendo para qué tiene tanta cabeza si no utiliza lo que
tiene adentro de ella. Estamos muy nerviosos sin Harry,
estamos muy perdidos sinceramente, ¿Te asignaron un rol?
Demonios, se me olvidó preguntar en lo absoluto. Le llamaré
a Christina y le preguntaré qué hay pendiente, ella es la
señorita de la recepción. ¿Te gusta la pizza? Hemos pedido
una...
Louis sonrió un poco, a penas notorio. Jeff era hablador. Se
sintió ligeramente más cómodo. Le recordaba a Fizzy.
||
Los días pasaron volando, Harry había estado la mayor
parte del tiempo dormido debido a los fuertes sedantes que
le daban para evitar que le doliera lo suficiente como para
causarle molestias, se despertaba muy difícilmente para
comer o ir al baño, pero hasta allí se acababan sus
obligaciones.
Por otro lado, Louis estaba más ocupado que nunca. Ya no
se quedaba en casa de Anne, ahora se dormía en una de las
tantas habitaciones de la Fundación a causa del gran
trabajo que necesitaba realizar. En esos momentos, Harry
era como una persona a seguir, jamás se veía cansado,
siempre tenía una sonrisa que brindar a los que lo rodeaban
a pesar de las toneladas de cosas que estaban sobre su
espalda. Era como el apoyo de las personas que necesitaba
ser apoyado por los demás.
Louis era todo lo contrario, era notorio el cansancio en él,
había mucha tensión ya que se había cruzado con Felicite
en más de tres ocasiones en los pasillos y ella le había
volteado la cara cuando pasaba por su lado o cuando
intentaba pedirle perdón.
—No sabía que esto implicaría tanto desgaste —suspiró
frustrado, restregándose las manos en el rostro.
Resultaba que aquellas personas también comían,
dormían, tenían obligaciones y trabajaban, todo bajo un no
tan estricto horario. Cada quien tenía una tarea en aquel
lugar y el trabajo de Harry era mantenerlo todo en orden.
Ver que las más de cien personas que vivían allí se sintieran
cómodas.
Tenía varios presupuestos para mantener a toda aquella
gente, por lo tanto su trabajo también constaba en hacer
cuentas de lo que faltaba y comprarlo.
—Louis, ya es algo noche, ¿Quieres ayuda? No debes de
dormirte tan tarde, te ves muy cansado —le comentó Jeff
mientras salía de su consultorio y miraba al joven algo
preocupado, estaba algo más delgado y pálido que de
costumbre.
—Estaré bien—le aseguró haciendo un gesto con la mano,
restándole importancia al asunto—. Vete a dormir y no
molestes.
En todo ese tiempo que había estado ocupado encerrado
en una habitación, admirando la pantalla del computador,
también se dio sus ratos en los que comenzaba a hablar con
sí mismo y se preguntaba ¿Cómo es que había llegado a
parar allí?
Antes de que Jeff saliera por la puerta, Louis lo detuvo
porque una idea llegó a su mente.
—¡Espera!
—¿Sí?
—¿Sabes por qué Harry se mudó aquí?
La pregunta lo detuvo en seco. Volteó a ver a Louis como
si le hubiera crecido una cabeza extra.
—¿Qué sabes tú de eso? ¿Qué te han dicho?
El que actuara tan a la defensiva hizo que Louis dudara
sobre seguir con su pregunta o retirarla.
—Yo... nada realmente. Sólo ese amigo tuyo mencionó
algo y quiero saberlo.
—Por favor dime que no le mencionaste nada a Harry
sobre esto. Dime que no lo hiciste Louis.
—Tranquilízate, a ese no lo he visto en días. ¿Por qué
tanto misterio? ¿Es que Harry en realidad es un asesino? —
rió Louis, intentando encontrarle un chiste a todo eso, ¿qué
podría ser tan importante?
—Louis, ¿Tú nunca supiste de la marcha de Holmes
Chapel? ¿Nunca viste los periódicos o las noticias de hace
dos años? ¿Nada?
—No recuerdo nada de esa mencionada ciudad.
—Fue algo trágico, muy trágico. Algo horrible. Harry llegó
marcado aquí a Doncaster dispuesto a pelear con uñas y
dientes todo lo que le arrebataron allí.
—No tengo idea de lo que me estás hablando, en serio.
Jeff lo miró por lo que parecieron unos largos minutos y
luego suspiró como si fuera a dar malas noticias. Y lo
fueron.
—Mataron a varias personas—dijo finalmente—. Entre
ellos estaba el chico que pretendía a Harry.
||
A veces no podía dormir.
A veces el peso de su consciencia lo hacía divagar entre
sus recuerdos más horrorosos y sin querer salían a la luz.
Veía la sangre, a veces juraba que la sentía entre sus
manos. Al principio caliente luego fría, y más helada hasta
que se secaba y se le quedaba pegada.
Recordaba la presión que hacía en la cabeza del chico con
tal de que no brotara más sangre. Recordaba los espasmos
que había sufrido y cuando finalmente se detuvieron.
Escuchaba las sirenas de las ambulancias, de la policía. A
veces hasta podría escucharse a sí mismo llorar y suplicar
que no cerrara los ojos y se quedara.
Obviamente eso no dependía de él. Le habían dado un
golpe tan fuerte en la cabeza que le habían causado un
sangrado y una fractura de cráneo que lo hizo morir casi al
instante. Pero para él los segundos fueron eternos.
A veces pensaba horrorizado en Niall, en Jeff, en Nick. En
Louis.
No quería perderlos como perdió a tanta gente ese día en
la marcha gay de Holmes Chapel dos años atrás.
No quería perderlo. A Louis no.
||
Poco a poco iba soportando la presencia de aquellas
personas que rodeaban el día a día de Harry, cada vez los
veía más normales y hasta más humanos que otras
personas. La mayoría de ellos tenían problemas de
autoestima y psicológicos gracias a todo las agresiones que
habían sufrido antes de llegar allí y ser acogidos por el alma
bondadosa que era el joven Styles. Sentía tanta pena por
ellos.
No dejaba de pensar en lo que Jeff le había contado. A
pesar de ser poco y de haberle dicho tan pocos detalles no
dejaba de sentirse mal. De saberle amargo.
Una de las noches siguientes a la revelación del pasado
de Harry se dio cuenta en un momento de iluminación de
algo importante que había dejado pasar:
Nada que un hombre haga lo empequeñece más que el
permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien por su
sexualidad.
||
Cada Lunes se hacía un círculo de terapia, se acomodaban
varias sillas al rededor e iba quien quería, como una terapia
de grupo. Según Jeff, les ayudaba a recuperar confianza
sobre sí mismos. Louis se encontraba en la puerta del
pequeño salón donde se celebrara la reunión, viendo todo
con curiosidad renovada.
Todos se removían nerviosos, mientras que Jeff los miraba
a todos con expresión expectante, tenía su libreta de
anotaciones para escribir cualquier cosa o cambio que se
pudiera presentar entre los miembros del círculo.
—Bien, ¿Alguien quiere comenzar haciendo un comentario
sobre cómo sintió el decirle a sus padres lo que sentía?
—Yo no les dije a mis padres —comentó una chica bajita y
castaña, Louis no pudo evitar pensar que se veía algo
arrogante—, simplemente les presenté a mi novia.
—¿Y por qué no prepararlos antes de presentarles a tu
novia? —preguntó Jeff, ligeramente interesado en la
situación de aquella señorita.
—Un día vi un vídeo, que decía: Las personas no dicen
'mamá, tengo que decirte algo, soy hetero', así que no
entiendo la razón por la cual uno sí necesita decirle a sus
padres 'mamá, soy homo'. Lo pensé y vi que tenían razón.
Es lo mismo, si no hay necesidad de hacer lo primero,
tampoco lo segundo.
—Interesante... —exclamó Jeff pensativo— Bien, ¿qué
sienten ustedes cuando los insultan por su sexualidad?
—Creo que una persona que le dice a otra 'anormal' a otra
por sus gustos sexuales, es estúpido. Dejen de ver mal
gustos distintos a los suyos, si no tienen esos gustos, no
significa que sea extraño, raro o anormal —comentó un
chico que se encontraba algo alejado, tenía los brazos
cruzados y se veía enojado, como si estuviera reflejando en
su comentario su vida personal.
Pasaron más de una hora platicando de lo mismo y Louis
sintió como si un candado en su cabeza se abriera y dejara
pasar aquella información, desbloqueándolo, haciéndolo
cada vez más consciente de la situación.
Jeff volteó a verlo ocasionalmente un par de veces. Louis
hizo como si no hubiera visto ese gesto en él. A veces sentía
que ese hombre podía ver a través de él, que podía
descubrir lo que se encontraba en su interior y se sentía
expuesto. Como si Jeff supiera todos sus secretos con sólo
mirarlo. Era una idea estúpida.
Louis se retiró después de un tiempo pero con algo en
mente: Una frase de una canción que mencionó un chico se
quedó grabada en su cabeza y no pudo dejar de pensar en
ella...

''Vive y lucha por tener derecho a elegir con qué cabeza


tu almohada compartir, siéntete orgulloso de ser quien eres
y no como deberías ser''.
—Mago de Oz.
||Capítulo 33.

Doncaster, Reino Unido.


Lo miraba como si fuera un caramelo al cual desenvolver.
Troy empezó a sentir un miedo subir por su garganta. De
pronto estuvo consciente de que su situación era más mala
de lo que aparentaba. Olía mal y era un cuarto con un
colchón en el suelo. Nada más.
Des le había llamado a mitad de la noche diciendo que
estaba tomado y que lo necesitaba. Era una casa
abandonada donde se celebraban fiestas universitarias.
Empezaba a creer que ese 'necesitaba' era otra cosa.
Des le había dicho que era especial y que lo quería, pero
en ese momento teniéndolo frente a él con los ojos
inyectados en sangre se sentía como si fuera su presa.
Tembló.
—Des, por favor, tranquilízate, estás borracho. En realidad
no quieres esto...
—Prometo que te va a gustar.
—¿D-de qué estás hablando?
Se acercó a la puerta y le puso seguro. Aquello ya no le
gustaba de pronto. ¿Por qué había tenido que ir a donde le
había dicho como su perrito faldero?
—¿Por qué le pusiste seguro a la puerta? ¿Dónde está
Anne, Des?
—Para que nadie nos molestara, ni siquiera ella. Te deseo,
Troy.
—No, así no —negó con la cabeza el chico repetidas
veces, como si eso ayudara—. Des, no me hagas algo de lo
que te arrepientas mañana. Por favor. Merezco rosas,
merezco amor, yo...
Des lo empujó fuertemente y eso lo lanzó a la cama de
espaldas. El impacto le sacó el aire y apareció un pitido en
sus oídos. Algo iba a salir mal. Desgracia, desgracia,
desgracia...
Uno de los resortes se saltó del colchón y le hizo un corte
en la palma de la mano. En sus pensamientos sólo había un
''No, no, por favor, no así''.
—No, no es ti-tiempo. Des, merecemos algo lindo, algo
planeado para ambos. Nuestro amor no puede consumarse
así... No estoy listo Des.
—Ya no hay tiempo para dar marcha atrás, ya esperé
demasiado—exclamó exasperado, aventándose a él.
—¡No!
Troy gritó. Realmente gritó con pavor. Gritó cuando Des le
abrió el botón del pantalón, gritó cuando empezó a
manosearlo de una manera obscena y cuando comenzó a
abusar de él. Realmente lo hizo.
Por un momento se olvidó de que lo amaba y se sintió
sucio, lleno de miedo, de pavor. Sintió cómo si perdiera el
último pedazo íntegro que tenía de él. Gritó de dolor.
—¡Basta! ¡no quiero! ¡no!
Des siguió besándolo y tocándolo.
Cada vez gritó más fuerte. 'Nadie me escucha, nadie me
salvará'.
Escuchó sus jadeos mientras lo hacía más fuerte, más
rudo y Troy comenzó a llorar. No, eso no era normal. Él sólo
pensaba en sexo, yo Troy quería amor. ¿Cómo podía
lastimarlo de aquella manera?
Troy pensó en todo lo que le había dicho antes. En el amor
que le había demostrado. ¿Todo había sido mentira? Le dijo
que nunca lo lastimaría y allí estaba... él estaba...
Des se bajó el bóxer.
Cuando todo terminó, Troy vomitó.
||
Las semanas pasaron volando y era evidentemente
notorio que en Louis estaba ocurriendo un gran cambio.
Nunca llegó a dirigir buenas palabras o llegó a entablar una
conversación que no fuera con Jeff, pero al menos se
quedaba más tiempo en el comedor o en la sala de
reuniones que encerrado en un cuarto de huéspedes. Era un
gran avance y Jeff lo notó al instante.
Había que tenido que pensarlo días, noches inclusive
madrugadas tratando de resolver el gran enigma que era su
mente, una bola de marañas tratando de desanudarse. No
había llegado al principio de todo pero se acercaba.
Ese día Felicite se había ido a la escuela junto con Niall,
Louis había aprovechado para entrar en la habitación que le
habían asignado para vivir allí y allí sobre la cama, había
encontrado un papel roto por la mitad, era una hoja con
palabras casi inentendibles gracias a que la tinta se estaba
desvaneciendo gracias a tanto uso.
Había pensado que era una simple hoja de la escuela,
pero de igual manera le había entrado la curiosidad y había
decidido leerla.
Era la carta que Jenn le había escrito a Fizzy antes de
morir.
Fizzy, mi mariposa. Quizá haberte llamado a ti primero
haya sido una estupidez. Estoy esperando a la policía y no
sé si llegarán a tiempo. Estoy encerrada en una habitación y
tengo los nervios a flor de piel.
Pero a pesar de eso, no pierdo la esperanza de volver a
verte. Eso me ha mantenido viva todos estos años. Desde
que te conocí supe que serías el motivo por el cual
despertaría feliz cada mañana del resto de mi vida. Vivo
estos momentos con nervios, con miedo. Pero el miedo no
me desequilibra porque haré lo posible porque nos
volvamos a encontrar. No pienso morir sin verte al menos
una vez más.
Pero en todo caso... si la policía no llega a tiempo, si
llegan demasiado tarde quiero que seas feliz y que tengas la
certeza de que me hiciste lo más humanamente feliz a mí.
Eres como la libertad para mí. Siempre me imaginé a mí
misma como un prisionero encadenado, como una persona
que jamás saboreó la luz contra su piel o el viento contra su
cabello. Eres como si de pronto hubiera sido liberada y
conociera cada rincón de este mundo. Porque eso es lo que
tú siempre fuiste, mi mundo.
¿Es normal sentir que me va a explotar el corazón? Espero,
amor, volver a verte pronto. Pelearé. Si esta es mi última
batalla, que sepas que la luché por ti.
Te ama, siempre (en esta vida y otras)
Jenn.

Cuando logró leerla, lloró al darse cuenta de lo que había


causado, lo que le habían causado él y su familia a su
hermana. Añadió otras tres o cuatro gotas de agua al papel
que ya estaba deshaciéndose gracias a las tantas lágrimas
que había derramado su hermanita sobre él. No lo negaba,
leerlo había sido su perdición, en ese momento entendió
que todo lo que le había pasado era gracias a él y a haber
sido tan inútil.
Si él la hubiera defendido la primera vez que su padre la
golpeó, si él la hubiera apoyado la vez que sus padres la
rechazaron, si él la hubiera seguido cuando se fue de la
casa porque su propia familia la había corrido, no hubiera
pasado nada de aquello y Felicite sería feliz junto a Jenn,
ella estaría viva y Fizzy no fuera tan seca y estuviera tan
herida. Ella había buscado a otra persona para que le
brindara apoyo porque estaba segura de que ninguno de
ellos, aunque fueran de su sangre, la ayudarían en su
situación.
Hacían a la gente creer que eran heterosexuales para así
ahorrarles la pena de que 'sufrieran' a causa de su
sexualidad. Lo que no sabían era que uno no podía ser feliz
siendo obligado a actuar y a ser de una manera distinta a la
suya. No podían obligar a los homosexuales a volverse
heterosexuales, así como no podían obligar a un león
volverse un ratón.
Su padre había hecho eso con Fizzy. Con ambos.
Louis había vivido cegado todo aquel tiempo, negándose a
sí mismo y negando a todo lo que lo rodeaba que estuviera
'mal', por miedo. Por miedo a ser lo que más temía en el
mundo, por miedo a que lo juzgaran y a que lo excluyeran
de la sociedad como hacían la mayoría de las veces.
Por eso él había preferido excluir a los demás antes de
aceptarse. Y en esos momentos quería enmendar el error
tan grave que había cometido aunque ya fuera demasiado
tarde.
||
—¡Felicite! ¡Quiero hablar contigo! ¡Felicite! —gritó
cuando vio a su hermana entrar al gran comedor, se levantó
de su lugar rápidamente para alcanzarla.
Felicite no sabía cómo sentirse con la presencia de su
hermano en la Fundación.
Al principio había sido sorprenderte ver a Louis de aquí a
allá con un montón de papeleo, ayudando a Jefff, cocinando
la comida. Era como ver a un Louis de hace muchos años,
cuando él la amaba y la ayudaba con la tarea y cocinaba
para ella.
Un Louis que sí la había querido como su hermana.
Luego sintió rencor, ¿qué se creía para aparecer en su
vida como si nada hubiera pasado? Louis había sido la única
familia que le quedaba y aún así le había dado la espalda en
lo absoluto.
Así que cuando Louis la llamó Fizzy lo ignoró. Con cierto
fastidio vio cómo su hermano se dirigía a ella,
inmediatamente dio la media vuelta y se dirigió a la zona de
los dormitorios. Momentos antes se dirigía a la cocina para
comer algo pero el apetito se le había quitado.
—¡Fizzy! ¡Espera por favor! —pidió implorando.
No tuvo otra opción más que detener su andar para que él
lograra alcanzarla. Aspiró una, dos, tres veces. No quería
estar cerca de él, no cuando había sido un cobarde y había
preferido que un asesino y un hijo de puta como Troy (le
dolía pensarlo, era su padre, pero era la verdad) escapara y
en esos momentos, estuviera libre como si no hubiera
causado tanto daño. Troy había hecho tantas cosas para
dañarlos y aún así lo había defendido.
Pero era su hermano... aquel niño que la había cuidado
cuando ella apenas era una bebé y que había visto por ella
tantos años. Eso la dejó plantada en el suelo sin poder
moverse. Lo que Louis significaba para ella la detuvo.
—¿Se te ofrece algo? Tengo que hacer mi tarea de la
escuela y tu cara no ayuda.
—Por favor —rogó—, por favor necesito hablar contigo.
Fizzy se mostró algo irónica. ¿Ahora sí quería hablar?
—¿De qué? ¿Quieres hablar sobre cómo te quedaste
parado observando la paliza que me propinaron por
defenderme y defender a mi novia? ¿Prefieres hablar del día
que me ofendiste por ser homosexual? ¿Qué tal si hablamos
del día que me echaron a la calle como basura y no hiciste
nada para impedirlo? ¿Y si hablamos de la vez que viniste
aquí y me maltrataste físicamente, como a Harry? La lista es
larga, podemos hablar de lo que quieras.
—No se trata de eso, de verdad lo lamento tanto, yo-
—¿No te parece que es un poco tarde para pedir
disculpas? —preguntó, su enojo iba cada vez en aumento.
—En serio yo-
—Creo que ya no vale pedir disculpas cuando el daño está
hecho —lo interrumpió— las palabras ya no son suficientes
para sanar las heridas.
—Fizzy, he estado pensándolo, sé que fui un completo
idiota, de verdad, lo lamento.
—Yo también lamento que hayas sido un idiota, y que
sigas siéndolo.
—Fizzy, por favor, compréndeme, estaba cegado con todo
lo que había pasado, no lo pensé lógicamente, no supe lo
que había provocado en ti mi rechazo hasta ahora —los ojos
de Louis comenzaron a humedecerse al ver la actitud
indiferente de su hermana. No iba a llorar, no frente a todos.
—No te hagas la víctima que no te queda, tú y yo
sabemos que el que menos debería de sentirse así eres tú,
te vez tan hipócrita —Fizzy sintió un nudo en la garganta. Ya
no podía más.
Louis se hincó frente a Fizzy y después de tanto tiempo,
comenzó a llorar de verdad. Estaba desesperado por
obtener su perdón y sus malos tratos le dolían.
—Fizzy, perdón, lo lamento —sollozó, roto—. Déjame
enmendar el error, quiero que me perdones... Eres mi
hermana, mi única familia, yo no... No puedo...
Felicite lo miró unos segundos y Louis notó que ella
también estaba llorando.
—No sabes cuántas veces soñé con que reconocieras tu
error, Louis. No sabes cuántas veces te necesité...
La poca gente que se encontraba en las habitaciones
comenzó a salir a causa del escándalo. Vieron a Louis
hincado en el suelo y a su hermana. Rápidamente volvieron
adentro. Ellos necesitaban su privacidad.
Fizzy limpió sus lágrimas con el dorso de su mano.
—Pero hubieras pensado en esto antes de actuar,
hubieras pensado en lo que podrían acarrear tus errores y
sin embargo preferiste tener la aceptación de los demás
antes que aceptarte a ti, antes que aceptarme a mí. Y tenlo
por seguro, que mientras yo viva no te perdonaré. Después
de todo tú mismo lo dijiste el día que fuimos con la policía a
tu casa ¿No? —sonrió con amargura y tristeza— Que yo ya
no era tu hermana, que yo ya no tenía familia.
—N-no es eso —hipó entre lágrimas.
—Juegas con los sentimientos de los demás como si de
verdad los quisieras y te interesaran, hipócrita, no me
sorprendería en lo absoluto que comenzaras a jugar con los
sentimientos de Harry también, ¿Nunca vas a parar de
lastimar a la gente, cierto?
Felicite se alejó dejando a un Louis destrozado y herido en
el suelo. Siguió allí, sollozando con el eco de las palabras en
su mente.
Sintió la mano de alguien posarse sobre sus hombros. Jeff
le ayudó a pararse y a incorporarse, le pasó un pañuelo
para que se limpiara los residuos de lágrimas.
—Vamos al consultorio, tenemos que hablar.
||
—Sé por lo que está pasando Fizzy, son momentos
difíciles para ella. Quizá al momento de la muerte de su
novia y del rechazo familiar no demostró todas sus
emociones y eso a la larga empeoró por jugar a ser fuerte,
es mil veces más dura y a la vez sensible que antes, pero
tenemos que dejarla ser antes de proceder a darle
medicación si es que tiene alguna etapa depresiva o alguna
otra enfermedad ocasionada por todo lo que ha vivido.
Jeff se encontraba en el consultorio, Louis estaba sentado
frente a él mientras comía una rebanada de pizza que Jeff
había pedido para comer allí.
Una rebanada de pizza que sabía a lágrimas de Louis,
genial.
—Estoy consciente de que quieres cambiar Louis, no sé
cuáles son las razones —Harry— o cuál es tu motivación
para hacerlo —Harry— pero es una aportación gigante que
quieras cambiar tu forma de pensar sobre todo. Sin
embargo tienes que ser consciente de que no puedes
hacerlo de la noche a la mañana, no puedes cambiar
fácilmente las creencias y los valores que se te han
inculcado desde tu infancia. No te presiones, lo harás poco a
poco con el tiempo.
—Lamento haber perdido la cabeza allí afuera. Sólo quería
hablar con Felicite...
—Lo sé, de verdad. Pero tienes que dar pequeños pasos,
no quieras correr. Al menos ya diste el primer paso.
—¿Y cuál es el primer paso? —preguntó.
—El primer paso para cambiar es admitir el error. Y creo
que tú ya has tocado fondo en eso Louis.
||
El plazo de la estancia de Harry en el hospital se había
cumplido, esa mañana lo darían de alta. Nick se había
quedado día y noche junto a él. Harry se sentía realmente
agradecido con él. Es decir, se había comportado como un
verdadero amigo y más de una vez Anne había sugerido que
eran pareja. Eso lo había sonrojado varias veces. A Nick
igual.
Harry esperaba impaciente que llegar a el doctor para una
última revisión antes de que pudiera darlo de alta, mientras
tanto, Louis estacionaba el coche que le había prestado Jeff
para llegar a tiempo y poder presenciar el primer minuto en
el que Harry salía del hospital.
¿Qué pensaría después de tantas semanas de no verlo?
¿Lo odiaría por haberlo dejado solo y no haberlo visitado
ningún día? ¿Qué tal si lo había extrañado inclusive? Seguro
que Nick no era ni la mitad de gracioso que Louis, ¿cierto?
Seguramente se la había pasado aburrido con su compañía.
¿Por qué debería importarle en lo absoluto cómo Harry
pensaría si lo veía? No debía interesarle. Harry era sólo
Harry, pfff, había pasado tanto tiempo solo que ahora
pensaba idioteces.
Sin embargo cuando iba caminando en dirección al
hospital vio un puesto de flores naturales y se detuvo un
instante.
¿A los hombres gays se les regalaban flores cuando los
daban de alta después de casi morir?
||
Anne llegó al hospital con un cambio de ropa para Harry,
éste ya se encontraba listo para salir, le permitieron que
usara un baño y se diera una ducha con la regadera que
incluía. Dio un saltito cuando el agua fría lo tocó, pero sin
duda se sentía bien.
Cuando se encontró cambiado y listo, salió junto a Nick y
a su madre quienes lo acompañaban a los lados mientras lo
sostenían.
—De verdad, estoy bien, no es necesario que hagan esto
—rió ligeramente apenado.
—Es un tipo de prevención —le avisó Anne mientras lo
tomaba más fuerte—, te extrañé mucho Harry, la casa sin ti
y sin Louis no son nada...
—¿Sin Louis? —exclamó Harry, parándose de repente y
sintiéndose asustado momentáneamente— ¿Se fue?
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué nadie me dijo nada?
—Cálmate cariño, él no se fue —lo tranquilizó Anne, sabía
muy bien que a él le preocupaba Louis en demasía—. Tomó
tu lugar en la fundación mientras estabas incapacitado.
A Harry se le hinchó el corazón y comenzó a latir
desbocado, ¿Louis había estado haciendo eso mientras
había estado en el hospital? ¿Había tomado el trabajo... por
él?
—¿Por qué nunca nadie me avisó nada? —le reprochó a
Nick.
—Era una sorpresa—Nick sonrió a modo de disculpa—.
Queríamos que lo vieras con tus propios ojos, de no ser así
no nos habrías creído. Jeff dice que es un excelente auxiliar.
—Tienes razón, no les creo en lo absoluto —Harry soltó
una risita, todo hoyuelos y buen humor, ¿Louis estaba
realmente ayudando en la fundación?
Anne tenía la mirada fija frente a ella y por alguna razón
ajena a la conversación sonrió ampliamente. Harry la miró
extrañado.
—¿Qué pasa mamá?
—Bueno, hablando del rey de roma...
Anne dejó de hablar cuando las puertas eléctricas se
abrieron dando paso a la calle, Louis se encontraba allí,
frente a la puerta, con un ramo de rosas y sus mejillas
bañadas en carmín. Intentaba distraer el rubor que tenía en
el rostro con el ceño fruncido que hacía. Como si en vez de
estar apenado estuviera enojado. O acalorado.
Pero era imposible camuflajearlo. Podría decirse que el
mismo color escarlata que tenían las flores lo tenían sus
mejillas.
Miraba al suelo mientras los tres salían, Harry
inmediatamente se soltó del agarre de ambos y se quedó
mirando a Louis. Su memoria no hacía justicia a lo guapo
que era en persona. Sus facciones delicadas y afiladas, las
ojeras eran más presentes en sus ojos por el extenso
trabajo que tenía en la fundación. Su cabello castaño estaba
revuelto y la ropa que tenía le quedaba algo holgada.
Seguía utilizando su ropa.
—¿Louis? —preguntó, una explosión de sentimientos
viajaron a través de su cuerpo.
Se mostró indiferente aunque pareciese como si estuviera
a punto de explotar.
—¿Qué? ¿No podía venir?
Ambos se quedaron mirando un poco. Como
reconciéndose, tanteando terreno. Había pasado ya un
tiempo desde que se habían visto una última vez y se sentía
diferente. Había algo realmente diferente. Harry se veía algo
pálido pero sus ojos brillantes delataban vida, delataban
ganas de seguir, ganas de luchar. Era un guerrero.
—Te eché de menos molestándome—dijo Harry.
Las palabras de Harry sonaban tan sinceras, tan llenas de
sentimientos que Louis no pudo evitar respingar a causa de
la carga emocional. Se sentía una vibra en el aire muy
extraña, sintió lo mismo que había sentido aquella primera y
única noche que lo cuidó cuando estaba en cama.
—Yo no.
El corazón de Louis corazón latió rápidamente cuando de
manera lo más desinteresada posible le lanzó (literalmente)
el ramo de rosas a la cara. Harry lo tomó al aire y olió las
rosas de forma discreta. Estaban frescas, tenían gotitas de
agua.
Louis le dio la espalda a Harry para no ver la reacción que
tenía en su rostro. Pero Harry pudo jurar que cuando se dio
la vuelta había una pequeña sonrisa posada en su boca.
||Capítulo 34.

Mullingar, Irlanda.
¿Había... había escuchado bien?
Zayn volteó a ver a Liam con la boca semi-abierta,
queriendo decir algo. Lo procesaba, ¿Qué era lo que había
dicho, lo había escuchado bien? ¿Niall...? No, no, no, no.
Todo era mentira, todo debía ser mentira.
Zayn se quedó en blanco por largos y eternos minutos,
mirando a la pared mientras Liam lo veía fijamente a él en
espera de una reacción. Las palabras lo torturaban en su
cabeza, sentía que explotaba. ¿Estaba... Niall estaba...?
¿Definitivamente...? ¿Cómo Liam sabía...?
—Mientes —dijo al fin en voz baja, monótona.
Liam negó vacilante con la cabeza. Primero despacio,
luego firmemente. Sabía que eso estaba mal pero Liam lo
necesitaba. Nadie necesitaba tanto a Zayn como él. Lo
quería, había hecho de su mundo un todo. Una unión de
felicidad inmensa que nunca había tenido, sólo con él. No
quería dejarlo ir, no DEBÍA dejarlo y no lo haría,
definitivamente. Eso era egoísta y lo sabía, demasiado...
pero el peso de que Zayn se fuera no podía soportarlo.
—No lo hago —dijo en voz baja, luego carraspeó y alzó la
voz—. Él está muerto, Zayn. Lo siento.
Las lágrimas comenzaron a salir al recordar el rostro de
Niall antes de que pudiera pararlas. Ni siquiera podía
considerar el hecho de no llorar. Tensó los labios y apretó los
puños en un intento de no empezar a sollozar. Una serie de
imágenes fueron proyectadas cual película en su cabeza:
Niall sonriéndole, Niall con las mejillas teñidas de rojo
cuando le decía que lo quería, Niall con el cabello
despeinado después de correr.
Niall confesándole su amor ese día en su casa.
¿Nunca volvería a verlo de nuevo? ¿Era un hecho? No,
nunca podría verlo de nuevo. Era una afirmación. Nunca
vería el rostro del amor de su adolescencia, de su mejor
amigo de la infancia. Nunca escucharía su risa de nuevo y
tampoco haría su desayuno. Nunca volvería a abrazarlo ni a
confesarle en secreto que lo amaba.
Nunca podría protegerlo, porque no pudo hacerlo cuando
lo necesitó.
Apretó los puños hasta que los nudillos se volvieron
blancos. ¿Una vida... sin Niall?
Zayn miraba con recelo a Liam. Era una mirada
completamente nueva; herida, llena de dudas.
—¿Cómo lo sabes? —empezó en voz baja, pero luego la
alzó— ¡Contéstame Liam! ¿Cómo lo sabes? ¿Has sabido
cosas de él todo este tiempo y nunca me has dicho nada?
Liam se quedó paralizado. Comenzó a sentir la ansiedad
creciendo en él como en espiral, primero un poco, luego
mucho, se hacía grande, insoportable.
No, no des el brazo a doblegar, tú lo necesitas, tú
necesitas que Zayn se quede.
Plantó los pies firmemente en el suelo, hizo de sus manos
dos firmes puños y lo miró a los ojos.
Yo lo necesito más que Niall.
—Lo supe hace pocas horas. Niall falleció el día en el que
pasó todo.
Lo siento, yo lo necesito más que tú.
||
Quizá habían pasado días desde la última vez que Zayn
había salido de la habitación. Ya no llevaba la cuenta, todos
los días eran eternos sin Zayn a su lado. Se había quedado a
dormir en su cama y Liam dormía temporalmente en el
sillón.
Cada vez que se metía a la habitación, recibía la mirada
llena de sentimiento de Zayn, sus pestañas llenas de
pequeñas gotas por haber llorado recientemente, los ojos
hinchados, los pómulos rojos, la nariz congestionada.
Zayn se había vuelto loco, literalmente, cuando había
escuchado de los labios del joven que su novio estaba
muerto...
Liam entró por décima vez en el día a la habitación,
viéndolo allí acostado en la misma posición que hace un
rato, ausente, perdido... Definitivamente no quería verlo
así.
—¿Zayn...? ¿Quieres algo? ¿Puedo quedarme contigo? —
habló el castaño en voz baja desde la puerta.
Como en todas las veces anteriores, él ignoró cualquier
palabra, Liam salió nuevamente de la habitación, resignado.
||
Liam se dirigió nuevamente a la habitación de Zayn,
estaba afligido de que éste se la pasara día a día llorando la
pérdida de Niall.
Había creído que por decirle aquella mentira, Zayn
correría a buscar amor y consuelo a sus brazos y resultó
contraproducente. Ahora no sólo renegaba de los buenos
tratos, si no que renegaba la compañía de Liam. No quería
verlo.
Desde hace días sólo escuchaba sus sollozos ahogados.
No quería verlo sufrir, quería hacerlo feliz. Llegó a su
habitación y tocó la puerta dos veces.
—Zayn, abre la puerta —le ordenó.
No hubo respuesta del otro lado. Liam completamente
roto abrió la puerta porque sabía que él no se dignaría a
abrirle.
La comida estaba intacta, justo donde la había dejado el
día anterior, la ropa estaba desparramada por el suelo y
había quizá hasta cientos de bolitas de papel higiénico al
rededor de la gran cama. Zayn estaba tirado en esta boca
abajo en ropa interior, con los ojos cristalinos y la mirada
ausente.
Liam abrió la boca sorprendido, estaba observando a una
persona que había considerado llena de fortaleza,
totalmente derrumbada, destrozada. Zayn tenía los labios
resecos y Liam tomó una decisión: Si sufriría por alguien, lo
haría por él. Por nadie más.
—¡Bien, he tenido suficiente! —gritó, dirigiéndose a Zayn
y sacudiéndolo para reaccionara y para sentarlo a la orilla
de la cama.
Éste simplemente se dejó manejar. Tenía un principio de
barba que no se había rasurado en días.
—¡No puedes rendirte a la vida sólo porque alguien se a
muerto! —soltó, desesperado.
—¿No lo entiendes Liam?... ¿Realmente no te das cuenta
de... de lo que perdí?
Liam se quedó callado, observándolo. Zayn se dio cuenta
de que estaba callado para que hablara.
—Niall era mi mejor amigo desde que éramos niños,
hacíamos todo juntos. Conforme fuimos creciendo Niall se
fue haciendo parte de mí y finalmente mi todo cuando me
confesó su amor y me di cuenta de que yo también lo
quería. Liam, perder a Niall es como perder la mitad de mi
cuerpo, un brazo, una pierna, un ojo, un oído, es perder todo
lo que alguna vez quise y no pude protegerlo... —se le
quebró la voz antes de terminar— N-ni siquiera pude ir al
funeral...
Zayn tragó saliva para evitar llorar de nuevo, él no lo
entendía. Él no entendía que ese ''alguien'' no sólo era una
persona, que era lo que más había querido en este mundo.
—Rendirse ante la vida está mal —reconoció—, pero
puedes rendirte una vez que has perdido el motivo de vida,
y él era mi motivo... El único que tuve y tendré. Si él ya no
está, no veo alguna razón por la cual sonreír todos los días
si no es por su causa.
—¡Pueden haber otros motivos! Si no te funcionó uno,
puedes ir tras otro, luego por otro. No debes rendirte...
—¿Y cuál sería el motivo de levantarme cada mañana con
ganas de vivir, si no es Niall?
Liam lo miró a los ojos, estaba cansado, cansado de verlo
sufrir por alguien más, triste al no ser correspondido. Él
quería que lo dejara amarlo. Quería tenerlo para él. Zayn
era el único que le alegraba la vida con tan sólo ver su
rostro. Gracias a él había dejado de sentirse solo, había
dejado de hacerse menos. Si no era él, no era nadie.
—Yo.
Zayn alzó los ojos y sus pestañas se batieron un poco al
ver qué tan cercano estaba Liam. Éste tomó su barbilla con
delicadeza y lo acercó lentamente a él, besando sólo un
poco sus labios. Su ligera barba le hacía cosquillas.
—¿Zayn? —murmuró mientras seguía pegado a él.
—¿Sí?
—Por favor, por favor, olvida a Niall, olvida todo lo que
viviste con él —le rogó— Empecemos una nueva vida en
donde sólo existamos tú y yo.
Se detuvo un poco y aspiró aire. Se separó de Zayn y lo
miró fijamente a los ojos. No, no le bastaba con ser un
simple novio temporal. Se había enamorado de él y él era su
salvavidas, no se hundiría nunca si vivía siempre a su lado
¿cierto? Era una decisión precipitada pero...
—Quédate conmigo, por favor. Elígeme a mí.
||
Doncaster, Reino Unido.
Toda la familia de Harry y Louis se dirigieron a casa de
Anne con el afán de que todos descansaran mejor, habían
sido unas semanas terroríficas, la noche en la que Harry
desapareció dejó en todos una semilla de incertidumbre,
con los nervios de punta. Habían visto la vida sin Harry por
unas horas y ahora todos querían cuidar de él...
Y Harry sólo quería cuidar de Louis.
Ed veía con cierta sonrisita de suficiencia cómo Harry veía
de reojo al chico de ojos azules, totalmente embelesado,
como si un ciego descubriera el amanecer por primera vez,
como si sus ojos hubieran descubierto los colores.
Empezaba a dudar que Louis fuera ciego, porque nunca
en ningún momento se dio cuenta de las miradas furtivas de
Harry.
Cuando se bajaron del coche y Ed lo ayudó a bajarse, le
susurró al oído:
—Tranquilo Harry, déjanos un poco de Louis a nosotros
también, te lo vas a gastar de tantas miradas.
Se sonrojó al instante y Ed soltó una risita, todos estaban
lo suficientemente lejos para no escucharlos y aún en más
susurros, empezó a hablar con él.
—Me mentiste cuando me dijiste que no te gustaba, Harry.
Harry sonrió de medio lado y se sonrojó, traía en sus
brazos las flores que Louis le había tirado casi a la cara y las
vio mientras su sonrisa se ensanchaba, realmente eran unas
flores muy bonitas...
—Supongo que todos mentimos alguna vez —dijo Harry y
soltó una pequeña risa.
Louis volteó a ver a Harry justo en el momento en el que
se reía y parpadeó un par de veces cuando se empezó a
poner nervioso. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué estaba así?
Sólo se había reído, ¿qué demonios pasaba? Era una risa y
ya, qué tontas reacciones.
Negó con la cabeza y se metió a la casa junto con Anne
para ordenar las cosas del chico en el sillón.
Harry se sentó en el sillón principal mientras todos lo
atendían a la vez. Empezó a aturdirse.
—¿Quieres algo?
—¿Necesitas descansar?
—Vamos arriba, necesitas dormir.
—Oigan, en serio, estoy bien —dijo Harry un par de veces
para tranquilizarlos a todos.
Nick era el que más se estaba acercando a Harry, a Louis
le irritó que cada vez que tuviera la oportunidad le pusiera
la mano en el hombro, el su cabello o en sus mejillas, así
que con un gesto no muy discreto lo empujó con las caderas
y Nick lo vio confundido.
—Quítate, me estorbas —se limitó a decir.
Ed desde lejos veía la escena y fue incapaz de soltar una
carcajada.
—Bueno, creo que todos atenderán muy bien a Harry y no
me necesitan por aquí, pasaré a retirarme y cualquier cosa,
saben donde me encuentro. En estos días volveré a
visitarte, Hazz, para ver cómo han progresado las cosas —lo
vio y le guiñó un ojo, Harry entendió el doble sentido y se
sonrojó ligeramente.
—Muchas gracias por habernos ayudado Ed, eres
realmente una gran persona y no dudes que cuando quieras
venir, tu casa está aquí —agradeció Anne y lo abrazó con
gran cariño.
Era cierto, Ed había ayudado en el proceso de
recuperación de Harry como nadie, había ido de aquí para
allá atendiendo a Anne y a los demás, llevándoles comida,
medicinas, cualquier cosa que necesitaran. Ed le devolvió el
abrazo fuertemente y se despidió de Nick también.
Cuando llegó a Louis, le preguntó si quería irse a su casa a
pasar la noche o si quería quedarse en el departamento de
Ed.
—Quiero... quedarme.
Ed pudo no haberse sorprendido de su respuesta, pero lo
hizo, vaya que sí. ¿Louis Tomlinson quedándose a cuidar a
alguien que no sea sí mismo? ¿Cuándo había pasado esto?
¿Cómo las cosas habían cambiado tanto?
Estaba increíblemente en shock, pero un buen sock. Tenía
la boca abierta pero se las arregló para cerrarla de nuevo.
—¿Quieres... quedarte? —preguntó, aún perplejo para
confirmar si había escuchado bien.
Louis se encogió de hombros como si no fuera la gran
cosa (¡Y sí lo era!)
—Ya sabes, a cuidar a Harry.
Ed sonrió.
—Ajá.
Louis resopló.
—Ed, cálmate por favor, no empieces con tus cosas. Harry
me cuidó cuando... bueno, cuando pasó lo de mi casa,
¿Recuerdas? Le voy a devolver el favor que me hizo, es
todo.
—Ajá.
—¡Deja de decir ajá!
—Ajá.
Ed rió de nuevo.
—Louis, sé que no soy tu papá y que quizá mi palabra no
vale nada ante ti... Pero yo estoy muy orgulloso de ti.
Louis pestañeó pero no le dio tiempo de preguntarle la
razón porque ya se dirigía a la puerta para salir.
Sin embargo al momento de abrir la puerta apenas se
escuchó un toquido. Louis vio como Ed abría la puerta
entera y hacía un gesto extraño en su cara, como si hubiera
recibido un puñetazo. Todos se quedaron viendo a Ed, que
seguía sin moverse.
—¿Quién es? —preguntó Anne con expresión confusa.
Louis se acercó a su mejor amigo y por fin la vio.
Allí, de pie ante la puerta, vestida con un pantalón negro y
una de las tantas playeras que le había regalado, con el
cabello suelto y las mejillas calientes de haber corrido.
La reconoció a simple vista y fue como si todo volviera a
ser como antes, como si nada hubiera cambiado... aunque
había cambiado todo.
—¿Eleanor...?

||
N/A: Adivinen quiÉN REVIVIÓOOOOOOOOOO
||Capítulo 35.

Doncaster, Reino Unido.


Louis reaccionó al instante, poniéndose frente a ella con la
misma expresión de haber visto a un fantasma, su corazón
latía al mil por hora y ver aquel rostro, con el que había
pasado días enteros, le trajo tantos recuerdos de golpe que
se sintió en shock unos momentos. Eleanor en efecto estaba
pálida y más delgada... ¿Hace cuánto que no la veía? Desde
el juicio. No, antes...
Eleanor lo veía con los ojos brillantes, una pequeña
sonrisa fue abriendo paso a sus labios. Louis se quedó
plantado allí en la puerta junto con todos los demás,
ninguno había podido reaccionar, hasta Ed estaba
sorprendido de ver a la chica allí.
¿Cómo había dado con la casa de Harry? ¿Cómo sabía que
Louis se encontraba allí?
Eleanor lo veía con sus castaños ojos, anhelante, en
espera. Como nadie decía nada y la situación comenzaba a
tornarse incómoda, comenzó a hablar ella.
—¿Louis...? —habló en voz baja.
—¿Qué haces aquí?
Eleanor parpadeó sorprendida ante la voz defensiva de
Louis, ¿Qué había pasado? Él la amaba, sabía que no había
estado haciendo las cosas bien, pero no era para que la
tratara así. Quería arreglar las cosas, quería volver a los
días de tomar el sol con su novio.
—Te estuve buscando... por semanas —explicó
pausadamente—. Yo... quería saber si estabas bien.
Louis volvió a quedarse en silencio y Ed, que estaba a su
lado, empezó a sentirse incómodo por la tensión que
emanaba la situación. Volteó a ver discretamente la
reacción de Harry y éste parecía como si le hubieran pegado
una patada en el estómago, tenía los ojos bien abiertos,
igual de sorprendido que todos.
—¿Todo bien, Louis? —preguntó Eleanor ahora un poco
más alto.
Eleanor iba a tomar la mano de Louis pero él
inmediatamente se retiró. Ella se sorprendió al ver su gesto
y fue cuando cayó en cuenta de las personas que estaban
en la sala. Estaba Ed, otras personas que no conocía y
sentado en un sillón estaba un chico de cabello largo que la
miraba fijamente, y en cuanto se dio cuenta de que ella
también lo veía desvió la mirada y se sonrojó.
Frunció el ceño. A él lo conocía, definitivamente lo había
visto antes. En serio. Su mente divagó por sus recuerdos
intentando identificar de dónde provenía aquel rostro. Sí... lo
recordaba... Él era...
El chico representante de la marcha gay.
Eleanor dio un paso al frente, metiéndose en la casa con
autoridad. Louis retrocedió de nuevo, sorprendido ante su
reacción.
—¿Qué haces con ese maricón, Louis? —casi gritó frente a
él, Harry abrió la boca sorprendido de sus palabras.
Louis parecía aturdido y no dijo nada. Eleanor lo miró en
busca de una explicación y al sólo encontrar un Louis mudo,
empujó ligeramente a su novio con ambas manos.
—¿Qué haces en esta casa?
De nuevo, silencio.
—¡Contéstame! —exigió— ¡Dame una explicación!
Todos parecían no brindarle ninguna respuesta, así que
empujando a Louis, caminó hasta Harry y lo encaró.
—¿Qué le diste para tenerlo aquí? —gritó— ¿Por qué él
está en tu casa? ¿Qué le hiciste, marica de mierda?
Nick se interpuso inmediatamente entre los dos dispuesto
a dar la cara por Harry, tenía la cara roja de furia. Estaban
acostumbrados a recibir bastantes insultos fuera de la
comunidad y en las calles. ¿Pero de eso a que fueran a la
propia casa de Harry y lo ofendieran? Nick iba a hablar
hasta que se escuchó la voz de Louis a sus espaldas.
—No le digas así.
Esa voz no fue de Nick.
Eleanor volteó, ahora sorprendida. Louis la miraba con
cierta determinación en la mirada y con los puños
ligeramente cerrados. Una postura que no había visto hace
mucho, mucho tiempo.
—¿Qué? —preguntó Eleanor, creyendo haber escuchado
mal.
Louis carraspeó un poco. No esperaba que todos lo vieran
con esa misma cara de haber visto a un fantasma, se puso
ligeramente nervioso pero pronto recuperó la compostura.
—Dije que no le hables así, no te expreses así de él —dijo
nuevamente Louis, ahora con un poco más de volumen en
su voz—. No es tu casa, es la de él. No vengas a ofenderlo
aquí.
Si bien antes todos habían estado sorprendidos por la
presencia de la novia de Louis, ahora todos los ojos se
centraban en él. El corazón de Anne se hinchó de orgullo y
Harry sentía que en el pecho los latidos le estallaban ¡Lo
había defendido, Louis Tomlinson!
Louis Tomlinson había defendido a Harry Styles.
Ed... Bueno, Ed si tenía la mandíbula hasta el suelo.
—¿Cómo...? —empezó a hablar Eleanor casi
tartamudeando— ¿Qué está pasando...?
—Vamos afuera.
La respuesta del chico fue tajante y cortante, no
explicaciones. La tomó del brazo y ambos salieron juntos
afuera. Louis cerró la puerta detrás de sí.
La sala se quedó en silencio unos minutos más hasta que
Ed chifló y soltó una risa nerviosa.
—Wow, eso fue intenso.
||
Era una tarde algo soleada y bella en Doncaster, Louis y
Eleanor se dirigieron casi corriendo a un pequeño parque
que se encontraba cerca de la casa de Harry. Louis más bien
la llevaba a rastras detrás de él mientras ella lo
bombardeaba con preguntas que no contestaba.
—Louis, ¡Contéstame maldición! ¿Qué demonios está
pasando? ¡Necesito saberlo! ¡Necesito que me lo digas
ahora!
—¿Puedes calmarte, maldita sea, por favor?
Louis estaba a punto de perder los nervios. Con el único
que había enfrentado esa situación y que sabía que vivía en
casa de Harry era Ed, pero nunca había imaginado que en
algún futuro no lejano habría que enfrentar a su familia... o
a Eleanor, específicamente.
—¿Por qué estabas en esa casa, Louis? ¿Por qué? ¡Dime!
¡Te lo exijo como tu novia!
Él detuvo el paso en seco y la volteó a ver fijamente,
Eleanor dio un paso atrás, intimidada.
—¿Mi novia? —sonrió incrédulo— Llegas a casa de Harry
ofendiendo a todo mundo, pero llevas ignorándome desde
que mi papá fue encarcelado y mi familia se fue a la
mierda.
—¿Así se llama, Harry?
Louis casi sonrió con ironía, de todo lo que le había dicho
sólo le importaba el nombre del chico. No su situación, ni lo
que Louis había pasado, todo lo que mantenía histérica a
Eleanor era que estabaen casa de Harry.
—No tengo por qué darte explicaciones Eleanor, vete a
casa. Hablamos después. No quiero que te metas en mi vida
más.
Eleanor parecía realmente indignada, ambos estaban en
vía pública así que discretamente varios transeúntes los
miraban al pasar a su lado, intentando escuchar algo de la
acalorada pelea entre ellos.
Louis decidió no hablar más y emprendió el camino otra
vez a casa.
—¡Soy tu novia Louis, tengo derecho de saber de tu
vida! —gritó ella.
Él se detuvo en seco y volteó a verla como si le hubiera
dado una bofetada. Caminó con decisión a ella y la encaró,
Eleanor dio un paso atrás.
—Cuando empieces a comportarte como mi novia,
hablamos seriamente tú y yo. Cuando dejes de comportarte
como una niña encaprichada.
—Louis, yo...
—Estuve esperando por ti, por la única supuesta persona
que me amaba, ¿sabes? —Louis sonrió con tristeza— Esperé
que llegaras a mi casa y me apoyaras en este momento
difícil que estoy pasando. Esperé que me abrazaras, que me
brindaras tu maldito único apoyo. Que te quedaras conmigo
cuando más te necesitaba y sólo obtuve mero polvo de ti. Te
desapareciste por semanas, Eleanor, no supe nunca nada
de ti... ¿Y ahora me vienes a exigir derechos y cuentas?
Eleanor abrió la boca para decir algo, pero lo único que se
le pudo ocurrir fue:
—¿Acaso eres un maricón sentimental ahora?
Louis temblaba de rabia, tenía los puños cerrados y los
nudillos blancos, moría de enfado, se sentía terrible... Y
Eleanor le había dado la gota que derramaba el vaso.
—Escúchame bien, Eleanor... Sólo lo diré una vez —dijo en
casi un susurro—. Primero me muero antes de ser un
maldito maricón, ¿Me escuchaste bien?
Él volvió a acercarse a ella y Eleanor pudo ver el azul de
sus ojos como un mar agitado, enfurecido. Daba miedo.
—Pero que haya esperado por ti... Por tu apoyo... —Louis
negó con la cabeza y dio un paso atrás, alejándose de ella—
Es lo único malo que hay en mí justo ahora.
Dicho eso dio media vuelta y se fue, dejando a una
Eleanor muy confundida y sola.
—Louis espera, ¡Yo te amo! —gritó por última vez.
—Díselo a quien te crea —gritó él en respuesta.
||
Esa misma tarde cuando Harry vio llegar a Louis a casa
supo que las cosas no estaban bien, la forma en la que
miraba hacia el suelo en vez de verlo a él, los ojos irritados,
la nariz roja. Seguramente había llorado.
Ed se había ido hace apenas unos minutos y Anne y Nick
se habían ido a surtir las compras, desde que Harry había
sido ingresado al hospital la casa había estado algo
descuidada e intranquila, con gente corriendo de aquí a allá.
El que Harry llegara al fin sano y salvo era algo que aliviaba
a todos.
Harry se encontraba sentado en el sillón cuando él entró y
quiso ponerse de pie para recibirlo, pero Louis lo ignoró por
completo y se dirigió a la cocina para servirse un vaso con
agua y tomárselo.
Cuando volvió, Harry quiso hablar.
—Louis... ¿Está mal preguntar si-
—No quiero hablar de esto, no me lo menciones.
Como si el hermoso hechizo en el que habían estado
metidos cuando Louis le dio las flores se hubiera roto, Harry
vio con cierta tristeza como aquel hombre subía de nuevo
sus defensas. Lo escuchó alejarse y se quedó mirando
fijamente las flores que Louis le había regalado, estaban en
la mesa en un jarrón lleno de agua.
||
Al caer la noche Louis se encontraba en la azotea, le
gustaba mucho salir y sentir el viento, sentir el silencio, ver
la ciudad. Había ocasiones en las que se imaginaba a sí
mismo viviendo otra vida, con otra familia, en otro lugar. Se
imaginaba feliz, contento.
A veces dudaba de sus visiones, porque cuando se
imaginaba feliz también se imaginaba a Harry, como si la
felicidad y él vinieran en combo y eso lo confundía
muchísimo.
Harry abrió la puerta dispuesto a salir él también pero se
encontró a Louis sentado en la gran silla/columpio. Se
detuvo en seco.
—Lo siento, no sabía que estabas aquí —se disculpó
rápidamente dispuesto a volver a entrar.
—No, espera —lo detuvo— puedes quedarte.
Harry asintió lentamente y volvió a emprender su camino
hacia una silla alejada de Louis para no interrumpirlo. No
quería incomodarlo ni mucho menos hacerlo sentir mal
después de lo que había pasado hace rato.
Harry bajó la mirada y pudo notar un par de bebidas
alcohólicas en el suelo. Eso podría explicar el por qué Louis
había aceptado el que Harry estuviera allí, no se encontraba
en sus cinco sentidos. Estuvo a punto de levantarse e irse
pero Louis habló con él por iniciativa propia.
—¿Nunca quisiste... vivir otra vida, Harry?
Harry volteó a verlo y éste miraba directamente a la luna,
embelesado por su imagen y perdido.
—A mí si me hubiera gustado vivir otra vida —habló—.
Una donde mis padres me hubieran amado y estuvieran
orgullosos de mí, donde tuviera una familia a la cual acudir
y un hogar en el cual esconderme cuando todo vaya mal.
—Louis, yo puedo ser tu familia y esta casa puede ser tu
hogar —habló Harry con un tono bajo—. Puede que no te
ofrezca mucho, pero te ofrezco todo lo que soy y puedo ser.
Anne te ama, ama tu presencia, desde que estás aquí ella
se volvió mil veces más feliz, eres como un hijo para ella.
Louis volteó a verlo también y vio en su mirada un brillo
hermoso.
—Yo creo... que la vida te pone en cierta posición para
aprender y sacar lo mejor de ti —explicó Harry—. No serías
lo que eres ahora si no hubieras cometido errores en el
pasado y vivido todas esas experiencias. Has pasado tantas
cosas Louis, muchas. Y aún así he visto tus ojos brillar, y es
algo muy hermoso, créeme.
—¿Soy hermoso? —Louis frunció el ceño.
—Definitivamente sí.
Harry se dio cuenta muy tarde de la estupidez que había
dicho y el calor se le subió por las orejas. Louis parecía
incómodo pero tenía una sonrisa casi divertida en el rostro.
Harry quería morirse.
—Q-quiero decir... Ya sabes...
Louis rió lleno de bochorno y volteó a ver la luna de
nuevo. Harry estaba sonrojado. A la luz de la luna los ojos
de Louis parecían transparentes. De un azul muy cálido y
claro.
—Gracias Harry.
—¿Por decirte hermoso? —bromeó él, intentando relajar la
situación.
—No, por darme un hogar.
||
—¿Tenemos noticias del agresor de Harry? —habló Jeff
mientras metía meticulosamente unas cuantas hojas en un
legajo que tenía encima del escritorio.
—La verdad no, y no creo que haya noticias por el
momento Jeff —habló Yessica, la chica que era la
recepcionista de la fundación— Llamaron hace rato porque
están haciendo una línea de investigación y el papá de
Norman, el chico recién ingresado, no es encontrado por
ningún lado. Sabiendo la cantidad de dinero y poder que
maneja, si lo encuentran, no creo que vayan a aceptar
ninguna clase de castigo. Ni siquiera creo que los culpen
aunque es evidente que fueron los que lo hicieron. La
cámara del restaurante captó a una de sus camionetas, una
de las cuales pudieron haber utilizado para secuestrar y
malherir a Harry. Pero la policía dice que 'no es suficiente
evidencia'.
—Me lo suponía, la verdad sabía que abrir un caso iba a
ser difícil contra ese tipo de gente, pero no me voy a quedar
de brazos cruzados mientras veo como atacan a mi mejor
amigo como si se tratara de un trapo. Vamos a ir hasta las
últimas consecuencias, lo sabes.
—Sí, lo sé, estoy en eso. Recuerda que Nick también sabe
moverse muy bien en el ámbito legal... Cambiando de
tema —Yessica carraspeó y le entregó otro documento
doblado—. Quería hablar con Harry o Nick de esto, pero ya
que ellos no están y no puedo llamarles para que vengan
porque ambos están ocupados en el recuperamiento de
Hazz... Quiero que veas esto.
Yessica le entregó una hoja cuidadosamente doblada a la
mitad. Jeff la vio con curiosidad y la desdobló poco a poco.
Era una foto en blanco y negro de lo que era al parecer la
recepción de un hospital. La foto enfocaba a dos personas
jóvenes, de aspecto adolescente, que caminaban por el
vestíbulo.
—Esa foto fue enviada hace dos días por el señor Josh
Devine, la persona con la que Harry se alió para abrir otra
fundación en Mullingar, el lugar natal de Niall Horan.
—No entiendo qué significa esto —habló Jeff, confundido.
Tenía el ceño fruncido.
—Josh ha estado intentando ponerse en contacto con
Harry pero no ha podido porque Harry no tenía acceso a su
correo en el hospital, necesitaba absoluto reposo, ¿Cierto?
Me ha contactado a mí y me contó que tiene una
investigación abierta junto con Harry sobre el caso de Niall.
Sus padres por el momento se encuentran en un segundo
juicio, pero no puede haber culpables si no hay alguien que
testifique en su contra. No saben que Niall sigue vivo y
necesitamos preparar a Niall lo antes posible para que vaya
y aplique la denuncia y esto no quede impune.
—¿Y esto qué tiene que ver con la fotografía?
—En el caso de Niall, Niall no fue el único afectado,
también lo fue su novio, Zayn Malik. Las personas decían
que había muerto y por lo tanto, es un 'testigo' menos. Sus
padres querían deshacerse de él....
Yessica señaló la foto de nuevo. Específicamente al chico
que llevaba una playera blanca.
—Fallaron. La foto fue captada hace algunas semanas por
el sistema de seguridad del hospital. El nombre con el que
estaba registrado como paciente era distinto. Estaba
registrado como Javadd Malik, que es su segundo nombre.
Fue dado de alta, se trataron las mismas heridas que el
papá de Niall le había causado.
Jeff sintió que su corazón se aceleraba y Niall se le vino a
la mente en un milisegundo. Todas las noches que el chico
había llorado, lo difícil que había sido para todos ayudarlo a
salir de su caparazón, lo difícil que había sido para él hacer
que Niall se aceptara a sí mismo y que se quitara de encima
la supuesta responsabilidad que tenía sobre la muerte de su
novio.
Y ahora... todo eso había sido mentira.
—Ese chico de allí es Zayn Malik —dijo Yessica finalmente,
como en un suspiro.
—Está vivo —susurró Jeff.
||
Des Styles presumía su tercera victoria en el equipo de
baloncesto junto a su novia, Anne Twist. La chica más
hermosa de la preparatoria. No era ninguna novedad que
hubieran terminado juntos, ambos en el mismo círculo
social, con la misma belleza.
Estaban en la cafetería con él y Troy los observaba desde
la distancia, en soledad. Habían pasado incontables
ocasiones en las que se había imaginado a sí mismo como
Anne, una chica hermosa con la que Des se encontraba
orgulloso de presumir.
Él también quería que lo presumieran.
La noche anterior había pasado el incidente de la fiesta.
Se había regresado a casa caminando, solo. Des estaba muy
ebrio como para caminar. Aún se encontraba adolorido y no
podía sentarse con comodidad... No habían hablado desde
entonces.
Para salir de la cafetería tenía que salir exactamente por
el lado de la mesa donde se encontraban todos ellos, así
que se armó de todo el valor posible y finalmente caminó.
Justamente cuando se encontraba a su lado, sintió que se
tropezaba con algo y cayó directamente al suelo, humillado
una vez más.
Todos en la mesa rieron. Incluso Des... Troy se sentía a
llorar.
Sintió unas manos en él y reconoció esas uñas perfectas
con tan sólo mirarlas. Anne. Lo ayudó a levantarse y ella,
con el ceño fruncido, vio a uno de los amigos imbéciles de
Des que había provocado la caída.
—No tienen por qué ser tan crueles con él, idiotas —habló
ella en un tono severo.
—¿Por qué no? Es un maricón.
—No, no es ningún maricón, es mi amigo —aclaró ella.
—¿Tu amigo? —preguntó Des y no pudo disimular su cara
de sorpresa.
—Sí, mi amigo, y a partir de ahora se va a sentar aquí, les
guste o no. Y lo van a respetar, cada uno de ustedes.
Anne se sentó e hizo que Troy se sentara a su lado, él hizo
una pequeña mueca cuando su trasero tocó la madera,
gesto que no fue desapercibido para Des. La conversación
de la mesa siguió a pesar de su presencia y Troy se sintió
tan fuera de lugar como siempre. Se encogió de hombros e
intentó hacerse pequeñito o invisible, lo que pasara
primero.
Troy sintió unos toquesitos debajo de la mesa, alguien
estaba rozando sus manos con las de él. Volteó hacia
enfrente y vio a Des que lo observaba con intensidad, movió
los dedos y entrelazaron sus manos lentamente. Era él.
'Lo siento' articuló Des cuando lo volvió a ver.
Troy no pudo evitar que las ganas de llorar lo invadieran
de nuevo.
Estaba bien, la noche anterior había pasado eso... pero...
era porque lo amaba, ¿no? Des lo amaba y por eso habían
hecho el amor. No había importado que doliera, o que no
hubiera sido como esperaba. Se había entregado en cuerpo
y alma a él porque siempre sería de él. Su vida y su
juventud eran suyas.
Troy se sonrojó y asintió poco a poco, intentando
disimular. Lo amaba. Más que nunca. Y soportaría cualquier
cosa por él.
Cualquier cosa.
||Capítulo 36.

Doncaster, Reino Unido.


Louis movió la cabeza hacia la derecha, tenía un leve
dolor en el cuello. Sentía como unas punzadas detrás de su
nuca. Frunció el ceño. ¿Qué había pasado, dónde estaba? No
se sentía como en su cama, su cama era más blanca y
aquello sobre lo que estaba recostado era sobre algo más
duro.
Abrió los ojos lentamente, primero uno y luego otro. Había
mucha luz y escuchaba el cantar de los pájaros por la
mañana. Ni siquiera se encontraba dentro de la casa, estaba
fuera, en el patio, en la mecedora grande que había para
recostarse...
Y dormido, casi encima de él, estaba Harry.
—¿Qué mierda...?
Quiso recordar la noche anterior pero por más que hizo
memoria no pudo. Había tomado, recordaba el sabor de
cerveza en su boca, tenía una horrible resaca encima y
Harry había llegado en algún punto de la noche. Se había
quedado hablando con él y después... nada. No recordaba
nada más.
Volteó a ver a Harry y admiró su forma de dormir,
respiraba pausadamente. Las pestañas rozaban sus
pómulos y se veía tranquilo. Tenía los labios entreabiertos y
ligeramente rozados de estarlos relamiendo entre sueños.
Tenía mechones de cabello rizado en el rostro y otros
despeinados detrás de su oreja.
Louis sintió un extraño cosquilleo en la base de su vientre.
Se levantó de golpe y Harry cayó a la dura banca,
despertándose al instante, desconcertado y adolorido.
—Mal, mal, esto está mal —dijo Louis repetidas ocasiones
mientras se limpiaba la ropa con desesperación, como si se
le hubiera subido un bicho.
Harry aún no comprendía del todo, pero vio a Louis
alejarse a gran velocidad de su lado y meterse a la casa.
Hizo un gesto de dolor y confusión y se acarició la parte que
había sido golpeada. ¿Qué había sido eso?
||
La vida parecía ligeramente distinta, pensó Louis mientras
se miraba al espejo, él se veía distinto a antes. Vio las
apenas cicatrices en sus brazos y recordó el momento en el
que casi se quitaba la vida de no ser porque Harry y los
demás llegaron a su lado.
Vio su torso desnudo en el reflejo del espejo, visualizó las
marcas de heridas profundas que le había causado Troy a lo
largo de su infancia en un intento de corregirlo. Vio su
cabello, ahora un poco largo, el flequillo le daba en los ojos
y era increíble el hecho de que ahora estaba un poco
ondulado. Su padre jamás le había permitido llevarlo así, lo
habría matado de sólo verlo.
Su vida era un desastre, seguía siendo un desastre. A
veces pensaba en su familia que había quedado destruida y
era inevitable no tener cierto resentimiento a Harry. Pero al
final, ¿Quién de todos había sido el culpable de que la
desgracia se desatara?
Él sabía la respuesta, sólo que no quería aceptarla al cien
por ciento de todas formas.
Y Eleanor... ¿Qué iba a hacer con ella? Pensó en su novia,
en lo diferente que la veía ahora. Intentó pensar en algún
momento que hubieran compartido que le pareciera lo
suficientemente feliz como para llamarla y decirle que
podrían volver, pero no encontró ninguno. Buscó en vano
entre sus memorias, entre sus recuerdos juntos. Incluso
trató de reavivar las veces que habían tenido sexo y ver si
eso causaba una mínima reacción en él, la que fuera.
Y esperó.
Y esperó...
Pero no obtuvo nada, meramente tristeza. Ni siquiera su
cuerpo reaccionó al imaginarse el cuerpo de su novia
cuando estaban en su cuarto solos. Desnuda,
completamente hermosa (porque sí, era hermosa), sudada,
completamente despeinada y con su sonrisa coqueta
posada en los labios, completamente abierta para él,
dispuesta.
Pero no.
Louis observó el espejo, frustrado. Es que no sólo había
cambiado su vida, también había cambiado él. Si Eleanor no
le excitaba ahora, ¿Qué demonios era lo que lo ponía así?
Sabía la respuesta, y la tenía en la punta de la lengua. Abrió
los ojos como platos ante la posibilidad.
¿Podría...? ¿Acaso...?
Se bajó ligeramente la ropa interior y comenzó a tocarse.
Pensó en Harry.
Pensó en la forma en la que sus rizos se enredaban
cuando se movía, pensó en sus labios rojos cuando se los
mordía porque estaba nervioso, pensó en su carcajada
sonora cuando alguien decía un chiste, recordó su voz ronca
por las mañanas, reavivó el recuerdo de sus hoyuelos
cuando sonreía de oreja a oreja. Cerró los ojos y se imaginó
sus piernas, largas, esbeltas, hermosas. Louis gimió en voz
baja antes de que se diera cuenta y echó la cabeza hacia
atrás.
Siguió reviviendo su recuerdo en su mente, a solas, en
privado.
—¿Louis?
La puerta del baño sonó y el hechizo se rompió. Louis se
quedó petrificado y como si le hubieran echado encima una
cubeta con hielos se quedó quieto, completamente
sorprendido y horrorizado.
—¿Sí? —dijo apenas en una voz ahogada.
—Necesito ir a la fundación... ¿Podrías acompañarme?
Era Harry quien estaba del otro lado de la puerta. Louis
aspiró aire fuertemente varias veces y cuando estuvo lo
suficientemente seguro de que su voz no iba a flaquear,
habló de nuevo.
—Claro, estaré abajo en un momento.
Louis suspiró, preso del pánico y volvió a subirse la ropa
interior. ¿Qué demonios estaba haciendo?
||
Camino a la fundación ninguno de los dos habló, de
hecho, Louis se encargó de poner la música lo
suficientemente alta como para que se pudiera emitir
alguna palabra. La canción de 'Secret Love Song' de Little
Mix se comenzó a reproducir en la radio y Louis no pudo
evitar tragar saliva audiblemente.
Genial, lo único que le faltaba, una canción con la cual
podía identificarse.
Louis se maldecía internamente cuando Harry habló por
primera vez y se dirigió a él en un semáforo en alto.
—Bonita canción, ¿No?
—Sí...
Tomlinson casi rezó del puro alivio de llegar a la
fundación, en serio, se sentía tan agradecido que apenas el
coche se detuvo salió corriendo de allí. Dejando a un Harrry
muy confundido que apenas se quitaba el cinturón de
seguridad.
Harry no dejó de ver a Louis hasta que ingresó por la
puerta, preguntándose si había hecho algo mal. Pero
inconscientemente sonrió, Louis había aceptado su
invitación.
||
Cuando ingresó a la fundación, después de haber
saludado a la señorita recepcionista, se dirigió al lugar de
las habitaciones y comenzó a buscar a Fizzy. Sabía por Harry
que Felicite estudiaba junto a Niall debido a que estaban
pagando su matrícula en la escuela. No tenía muy en claro a
qué hora regresaba pero ya era tarde, así que se dedicó a
deambular por aquí y por allá.
Encontró, pronto, la silueta de espaldas de su hermana al
final del pasillo hablando con el chico rubio con el que
siempre estaba. Caminó más despacio juntando valor para
dirigirse a su propia hermana. Qué estúpido se sentía ahora
que la veía, fuerte, saliendo adelante sola. Sin el estúpido
apoyo de Louis.
Había sido un mal hermano, y ese sentimiento quizá
jamás se iba a ir hasta poder enmendarlo.
—Hola.
Fizzy volteó a verlo después de reconocer su voz, sus ojos
azulados, igual a los de él, se veían brillantes, tenía menos
ojeras y de todas formas su ceño fruncido lo intimidó un
poco.
Felicite se había convertido en toda una persona adulta,
su expresión era algo herida, triste, pero su postura era
recelosa. Antes había sido una niña muy abierta, feliz,
sonriente. Y ahora actuaba como si cualquier persona a la
vuelta de la esquina fuera a lastimarla.
Había crecido y madurado primero que él. Había pasado
por muchas cosas. Y aún así... estaba parada allí frente a él.
—¿Qué quieres? —preguntó a la defensiva.
Bien, al menos no lo había mandado a la mierda.
—¿Podemos hablar?
—Ya lo estamos haciendo.
—A solas...
Fizzy volteó a ver a Niall y volteando de nuevo a él cruzó
los brazos.
—Cualquier cosa que quieras hablar la podemos hablar
con mi mejor amigo adelante, si no, puedes irte por donde
viniste o puedes irte a la mier-
—Fizzy —la interrumpió Niall con los ojos bien abiertos,
siempre le había sorprendido su gran carácter—, tranquila.
—Bien... lo haré —Louis tragó saliva— Sólo pasaba a
buscarte para saber si has estado bien, si has comido bien.
Su hermana notó algo en él que hace mucho tiempo no
notaba. Le recordó a cuando Louis era un simple
adolescente temeroso, sin saber quién era, con dudas, pero
que aún así siempre iba a verla a su habitación y a
cerciorarse de que estaba bien, que nada le hacía falta.
Vio que había aumentado un poco de peso, que sus
mejillas estaban ligeramente teñidas de rosa, que no había
dicho ningún comentario estúpido (y creo que eso fue lo
mejor del mundo, que Louis no dijera estupideces) y decidió
contestarle.
—He estado bien, he comido bien y he dormido bien —
sonrió de manera pícara al pensar en lo que iba a decir a
continuación— ¿Tú, cómo estás en la casa de Harry?
¿Duermes en sus brazos o cada quién en su cama?
Louis se puso rojo hasta las orejas y balbuceó una
respuesta que no se entendió en lo absoluto. Felicite rió a
carcajadas y Niall se tapó el rostro para disimular una risita.
—Hmm, estem, yo, sólo venía a ver si estabas bien. C-
creo que estás muy bien, te veo muy sana, sigue comiendo
frutas y vegetales.
Dio media vuelta y se dirigió en dirección contraria a ellos,
recorriendo de nuevo el pasillo por el comedor.
Quizá debería darle una oportunidad a su hermano.
Después de todo, era un imbécil. Pero un buen (y perdido)
imbécil.
Sonrió admitiendo a sí misma que la próxima vez que lo
buscara lo invitaría a comer y volvió a su tema de
conversación con Niall.
||
Louis buscó a Harry por todos lados, pero no lo encontró.
Tampoco vio a Nick y a Jeff así que supuso que deberían de
estar los tres juntos. Cuando preguntó a la recepcionista dijo
que no los había visto salir y que Jeff no se había presentado
en el día y posteriormente volvió al interior.
El único lugar que no había visitado había sido el
consultorio de Jeff y decidió ir allí. Sin embargo, antes de
entrar se detuvo en la puerta al escuchar de lo que estaban
hablando. No quiso interrumpir y se quedó allí,
escuchándolo todo con claridad.
—... Por eso necesitaba hablarte del caso de Niall, es
delicado aún decirle que en realidad Zayn está vivo, aún no
concluye su terapia y para él será un shock difícil después
de todo lo que hemos trabajado para que acepte su
experiencia traumática. Debo decirle yo, pero todo debe ser
aquí y con tiempo. Hay que preguntarle si quiere ir a
Mullingar, si está listo para irse. Es una decisión que él debe
de tomar y debemos apoyarlo, te pido discreción en el tema
Harry.
—Claro que puedes estar seguro que de mi boca no saldrá
nada Jeff, sabes cuánto queremos a Niall aquí y lo que
menos quisiera es que se llevara otro golpe duro. Es muy
joven para estar viviendo todo esto, y me lamento mucho
por él. Pero es lo que tenemos y no nos queda más que
apoyarlo.
—De todas formas, necesitas contactarte con Josh. Ha
estado buscándote desde que ingresaste al hospital. Es
probable que tengas que viajar tú también, hay algunas
cosas que aún no se aclaran.
—Hablaremos de eso cuando se dé el tiempo, por lo
pronto vamos a centrarnos en Niall. ¿Cómo va Felicite con
sus terapias?
—La verdad nunca había visto a alguien que progresara
tanto en las terapias como ella, es muy consciente y muy
fuerte, su habilidad de resiliencia es increíble. Hay heridas
que siempre van a estar, pero parece estar consciente de
que algún día serán cicatrices, que siempre formarán parte
de ella pero que no tienen por qué torturarla el resto de su
vida. Es un ejemplo a seguir y Niall sigue mucho sus pasos.
—Bien, ¿Cómo va...?
Louis dejó de escuchar un momento, se sentía como si
estuviera escuchando algo que no debía, un tema privado.
Dio un paso adelante dispuesto a tocar la puerta pero se
detuvo el mismo instante en el que escuchó su nombre.
—¿Ya le dijiste a Louis?
—¿Qué?
—Que te gusta.
—Jeff, por favor.
—Harry, no tienes por qué fingir conmigo, tenemos años
de conocernos, años de estar juntos y de convivir
diariamente, te conozco bien y soy psicólogo por el amor de
Dios. Sé reconocer un enamoramiento en etapa de negación
cuando lo veo.
—Jeff...
—No puedes hacerte esto Harry, no después de todo lo
que pasaste en Holmes Chapel. Sabes que esa experiencia
marcó tu vida, específicamente porque reprimiste tus
sentimientos como ahora y todo terminó fatal. No puedes
pasar por miedo toda tu vida, Harry.
—Él ni siquiera es gay, no sabes en lo que me voy a meter
si se lo digo.
—Ay por favor, Louis tiene de heterosexual lo que tú
tienes de heterosexual, Harry.
—Pero tiene novia, Jeff, es Eleanor, ¿Lo recuerdas?
—Tú y yo hemos visto decenas de casos como este, sabes
que la homosexualidad reprimida existe, sabes que los
homosexuales homofóbicos existen. No sabemos con
exactitud todo lo que Troy le hizo a Louis, pero si los pocos
días que Felicite pasó al lado de su padre después de haber
salido del clóset la destruyeron, imagina lo que hicieron con
Louis todos estos años.
—Jeff, sólo... No quiero perderlo de ninguna manera. Si le
digo que en serio me gusta y yo a él no, voy a arruinarlo
todo, hasta su amistad.
Louis se retiró al instante de la puerta como si ésta
quemara, como si fuera radioactiva y tocarla hiciera que le
crecieran siete brazos al instante.
¿Cómo era posible? ¿Harry...?
¿Le gustaba a Harry?
Sintió terror, sintió miedo, sintió confusión. ¿Pero qué...?
¿Cómo?
Louis se alejó rápidamente del lugar y saliendo a la calle
corrió.
||
Había algo en su piel que lo tranquilizaba, quizá era la
suavidad al tocarla, quizá era ese aroma a vainilla que
siempre tenía impregnado, pero sin duda le gustaba. Sin
embargo, había algo que faltaba cada vez que acariciaba su
piel desnuda y lo notaba al cerrar los ojos.
Louis caminaba y algunas gotas de sudor cubrían su
frente, sabía a dónde se dirigía y sus pies actuaban de
manera automática, se la pasó dando vueltas de aquí para
allá pero no podía pensar, estaba concentrado en no hacerlo
porque si lo hacía, su mente comenzaría a vagar y
terminaría haciendo algo estúpido.
Su piel blanca y su cabello negro eran hermosos, su
cabello era tan oscuro que hacía contraste contra su piel y
sus ojos claros le devolvían la mirada con una gran sonrisa
en su rostro. Era hermosa, Anne era hermosa y Des lo sabía.
Era un chico afortunado al tener a una chica tan hermosa
como lo era ella.
Vio su destino y su corazón comenzó a palpitar al mir por
hora, no quería detenerse, porque si lo hacía, no podría
reanudar la marcha después. No podía permitirse eso, no
podía permitir... Harry... No. Harry... Ni siquiera podía pensar
con claridad.
Sin embargo, ella estaba sobre él, luciendo salvaje, tierna.
Y en su mente de todas formas si cerraba los ojos venía la
imagen de aquel chico de ojos azules que le encantaba, que
lo volvía loco. Sentía sus labios en los besos robados que se
habían dado, sentía las yemas de sus dedos cuando sus
manos se rozaban o podía tomarlas, sentía su perfume y su
cuerpo delgado entre sus manos, su cabello, sus mejillas.
Podía cerrar los ojos e imaginar que el que estaba encima
de él era Troy.
Eleanor podía hacerlo feliz, sin duda, y no tendría que
pasar por todo lo que estaba pasando en ese momento,
podría simplemente ser feliz o medianamente feliz al lado
de una chica que lo quería y no tendría que pensar en ser
un 'homosexual reprimido' nunca más. Podría alejarse del
mundo en el que Harry lo había metido, aún estaba a
tiempo. No quería eso más.
Anne se acercó a Des y lo besó tiernamente, y Des no
pudo no imaginarse a Troy haciendo lo mismo. Anne era
hermosa sí...
Eleanor era hermosa, se dijo a sí mismo Louis mientras
subía los escalones de la entrada de dos en dos.
Anne podía hacerlo feliz, podía darle una familia normal,
podía alejarlo del ojo del huracán.
Eleanor podía darle hijos, podía sacarlo de ese mundo,
podía simplemente darle la vida normal que siempre quiso.
Pero había un pequeño detalle...
Sólo había una cosa...
Ella no era él...
Eleanor no era Harry.
Tocó la puerta varias veces y al tercer toque Eleanor abrió,
luciendo su cabello recogido, una gran sudadera y
pantalones. Estaba descalza. Su boca se abrió ligeramente y
luego sonrió poco a poco.
—Louis...
—Hola Eleanor... Regresé. Quiero quedarme.
||Capítulo 37.

Doncaster, Reino Unido.


Louis no volvió esa noche a casa.
Anne recibió una llamada de Louis donde le explicaba que
se quedaría en su propia casa, debido a que Eleanor quería
estar con él un par de días y quería pasar tiempo con su
novia para una posible reconciliación.
Cuando Harry llegó a casa, confuso al haber salido y no
haberlo encontrado, Anne le explicó la situación y aunque
eso disminuyó sus nervios al no encontrarlo, sintió una
opresión en el pecho cuando se dio cuenta de que estaba al
lado de Eleanor.
Lo dejó pasar, desechó poco a poco el feo sentimiento que
pensar en ellos dos juntos le provocaba y decidió dormir.
Sin embargo, antes de dormirse, discretamente pasó su
habitación para dirigirse a la de Louis y vio un par de
camisas que estaban dobladas en la esquina de su cama.
Tomó una con cuidado y la olió. El aroma de Louis estaba
impregnado en ellas y no pudo evitar sentirse triste.
Pensó en los ojos de Louis, en su sonrisa contagiosa, en
sus groserías, en sus cambios de humor, en sus mejillas
teñidas de rojo cuando se avergonzaba.
Suspiró.
¿Estaría con ella en ese momento...?
||
Louis se encontraba en su casa, Eleanor se había ofrecido
a hacer la cena y se habían dirigido directamente allí. Hace
mucho que no pisaba su casa, así que era de esperarse que
hubiera algo de polvo en el suelo.
Regresar allí le causaba una sensación agri-dulce. Era la
casa en la que había crecido y ahora estaba completamente
sola. No había nadie que le hiciera compañía allí más que
Eleanor abajo en la cocina.
Y Harry... ¿Por qué estaba pensando tanto en Harry? Él
había decidido eso, él era el que quería eso. ¿Por qué estaba
pensando en él? Lo consideraba un homosexual
homofobico, le habían hecho un diagnóstico sin siquiera
haberlo hablado con él. Y peor aún, había vivido en la casa
de Harry sin ser consciente de sus sentimientos. Nadie
había sido sincero con él.
No iba a volver, se dijo a sí mismo, no lo iba a hacer en lo
absoluto.
—¡Louis! ¿Puedes bajar? La cena está lista —gritó Eleanor
desde abajo y él suspiró.
Tenía tantos pensamientos en la cabeza, y ahora con su
novia allí, sentía que todo había sido una decisión
precipitada.
Finalmente ambos tomaron asiento en el comedor y Louis
ayudó a servir la cena. Cuando estuvo a punto de probar el
espagueti que ella había hecho, le hizo un gesto para que se
detuviera.
—Louis, no sé por dónde empezar a hablar.
—¿Tienes algo que decirme?
Ella asintió y se acomodó en la silla. Louis se incorporó
para prestarle más atención.
—Siento que todos... todos estos meses nunca fui lo
suficientemente atenta contigo, y tampoco fui la mejor
novia. Debí haberte apoyado más cuando lo necesitaste.
Esta tarde, cuando te encontré, me enfurecí cuando te vi
con... con... —hizo un pequeño gesto pero luego sacudió la
cabeza— Sobre-reaccioné, no quería hacerte sentir mal con
mis comentarios. Debí estar contigo cuando me necesitabas
para que no te apoyaras en alguien más que te diera lo que
yo no te di. Te debo una disculpa. Por absolutamente todo.
Soy tu novia, yo debo apoyarte y complementarte. Lo
siento.
—Eleanor-
—No, espera, déjame terminar —prosiguió ella—. Sé que
quizá no te di suficiente cuando pude haber dado más,
siento que no estuve allí cuando más me necesitabas,
cuando más necesitabas de tu novia dándote un abrazo
después de un largo día. Sé que lo que has pasado es algo
horrible y no quiero recordártelo, pero por favor, permíteme
demostrarte que puedes confiar en mí, que yo, al final del
día, puedo ser tu hogar.
Aquella última palabra dejó a Louis helado.
Su hogar.
Tuvo un pequeño flashback y recordó el momento en el
que Harry y él estaban en la terraza, Louis algo ebrio y
Harry sonriendo con él. Había visto sus ojos verdes, sus
pupilas habían estado dilatadas. ¿Qué le había dicho?
''Yo puedo ser tu familia y esta casa puede ser tu hogar''.
No, se negaba a recordar eso, se negaba a recordar un
solo momento más con él. No podía. No debía. Estaba
cansado de eso, de que todos le ocultaran cosas. Harry sólo
lo había tratado bien porque estaba enamorado de él. ¡No
era su objeto! ¡No era su conejillo de indias!
Levantándose rápidamente de la mesa, se dirigió a
Eleanor con la sangre hirviendo en las venas y la levantó
para luego cargarla. Ella sorprendida aún le enredó las
piernas en las caderas y se besaron con gran
desesperación, dejando un rastro de saliva. Louis volteó y se
dirigió a la sala aún con su novia en los brazos. La depositó
con cuidado en el sofá y procedió a quitarse la playera.
||
Eran las diez de la mañana y no había rastro de Louis en
casa.
Harry y Anne se sentaron a desayunar en el comedor
mientras las noticias se reproducían en el televisor. Harry se
desabotonó un par de botones de la camisa y se puso a
comer. Anne observó pensativa a su hijo que no paraba de
mirar el reloj y la puerta cada cinco segundos.
Es cierto, en la casa había una especie de silencio triste
sin Louis. Los gritos y ofensas del chico eran pan de cada
día y hasta cierto punto era muy divertido escucharlo
hablar. Sin Louis allí, Harry se veía como si lo hubieran
desinflado con una aguja.
Una vez terminado el desayuno, retiraron los platos al
fregadero y mientras lavaban y secaban, a Anne le fue
imposible no hablar.
—Te ves afectado por la ausencia de Louis, hijo. ¿Todo
bien? —preguntó Anne con calma, mientras detenía a Harry
de echarle jabón a un plato blanco.
—No, no, me alegra saber que él está bien, y que está en
su casa pasando un buen rato —se apresuró a decir Harry
con voz nerviosa y soltó una risilla nerviosa, estando
consciente de que se lo había tomado muy a pecho—. Louis
lo necesitaba, necesitaba despejarse y yo siempre apoyo la
felicidad de los demás.
—Pero no te alegra saber que está con Eleanor, ¿Verdad?
—Mamá...
—Hijo, no me mientas, soy tu madre, sé todo lo que pasa
en tu cabeza incluso antes de que te des cuenta.
Harry la miró con desesperación y ella lo tomó de las
manos y se dirigieron al sofá. Una vez allí se sentaron.
—Harry...
—¡Oh, mira la hora! Se me hace tardísimo para ir a
trabajar.
Se levantó rápidamente y tomó sus cosas listo para irse,
se abrochó los botones de su camisa nuevamente y con un
'Nos vemos en la noche mamá' salió disparado a la puerta.
Anne suspiró, su hijo evidentemente estaba enamorado
de Louis, y no lo culpaba en lo absoluto, era un hombre
encantador. Le recordaba a Troy cuando era joven,
ciertamente tenían un gran parecido y a veces, cuando
Louis estaba en casa, a Anne se le estremecía el corazón.
Suponía que ese era el don de los Tomlinson, una vez que
conocías a uno, era imposible no querer protegerlos o
querer meterlos en un búnker para que no les hicieran daño
nunca más.
Louis todavía estaba muy a tiempo para ser salvado,
desgraciadamente ella nunca pudo salvar a Troy de eso. Y
es algo que siempre se va a reprochar todos los días, el no
haber podido salvar un alma tan pura como la que era él.
Sí, a ella la habían lastimado, la había lastimado enterarse
de Des, de su engaño, y de que le habían visto la cara, la
traición de su mejor amigo y de su novio le había dolido
muchísimo. Le había costado superarlo... Pero el daño que le
hicieron a Troy... Miró el dedo donde se suponía había ido su
anillo de bodas. Se estremeció. Ese daño no se iría jamás.
||
Mullingar, Irlanda.
Hace ya más de una semana que Liam le había propuesto
matrimonio repentinamente. Zayn seguía en algún tipo de
estado de shock, todavía no lo asimilaba bien del todo.
¡Todavía eran muy jóvenes! ¿Casarse?
Era de madrugada, Zayn se encontraba sentado a un lado
de un Liam que ardía en fiebre, se había enfermado
recientemente y él lo cuidaba con delicadeza, ponía toallas
en su frente para absorber el sudor y traía sus medicinas
cuando le tocaban.
Liam estaba profundamente dormido, respiraba
pausadamente y con los labios entreabiertos algo resecos,
le recordó tanto a Niall que hasta le dolió seguirlo viendo.
Niall, Niall, ¿Cuándo podría olvidarlo? Necesitaba hacerlo
ya, él ya estaba muerto, no podía seguir solo para siempre.
No valía la pena esperar. Era tan joven. El dolor era palpable
todavía, pero no podía seguir así por toda su vida, debía
seguir y dejarlo atrás.
Había llegado a amar tanto a Niall Horan en su debido
tiempo, inclusive había pensado mientras estaban juntos,
que en un futuro no muy lejano podrían casarse e inclusive
adoptar hijos, pero esa ilusión se había ido junto con su
novio.
Le partía el corazón pensar que tendría que pasar el resto
de su vida con una persona que no era Niall. Toda su vida
había sido planeada para pasarla junto a él. ¿Qué iba a
hacer ahora?
Le dolía ni siquiera tener un lugar al cual ir a llorar su
pérdida, no había información de Niall, de su paradero, sus
papás tenían oculta tanta información que le desesperaba
no poder ir y armar una guerra para encontrar aunque fuera
sus restos.
Observó a Liam. Liam... Sus cabello estaba pegado a su
frente por el sudor. Lo retiró con cuidado y Liam suspiró
entre sueños por el movimiento.
Ese chico era tan solitario, igual que él. Podían comenzar
una vida juntos si quisieran y en eso tuvo razón. Observó su
perfil, tenía una nariz muy bonitas y unas pestañas largas.
El lunar de su mejilla era muy bonito y lo acarició con
cuidado para no despertarlo. Era muy guapo.
Zayn también merecía su propia felicidad.
Pero por el momento iba a cuidar de él y a mantener a
ralla su temperatura.
O al menos hasta que la palabra Niall no doliera tanto...
Había algo en su corazón que lo paraba, algo lo llamaba y
le decía 'espera, no te precipites, Niall está allí, debes
buscarlo'. Aún tenía la esperanza (por más mínima que
fuera) de que Niall estaba vivo.
||
Doncaster, Reino Unido.
Por la tarde, la puerta sonó y Anne se dispuso a abrirla,
sonrió anchamente cuando descubrió a Louis del otro lado
de la puerta y después de un largo abrazo, lo dejó pasar.
—¡Louis! Creí que ya no ibas a volver, ¿Estás bien? ¿Cómo
te la pasaste?
—Bien Anne, sólo vengo por un par de cosas para
llevarme a casa, pienso pasar un par de días más allá. Sigue
siendo mi hogar, lo tengo un poco descuidado, y Eleanor se
va a quedar conmigo.
Ambos pasaron a la sala y mientras Anne se sentaba,
Louis se dirigió escaleras arriba para tomar un par de
cambios de ropa, evitando a toda costa mirar el cuarto de
Harry.
—¿Hubo reconciliación? —preguntó Anne cuando Louis
bajó con lo que se iba a llevar en los brazos.
—Sigue siendo mi novia, nunca rompí con ella y no pienso
hacerlo ahora —aclaró—. Ayer Eleanor y yo limamos
asperezas y ahora todo irá mejor. La quiero.
—Contra el amor no se puede hacer nada ¿verdad? Es
como ir contra corriente.
Él asintió pero Anne percibió en sus ojos algo de
nerviosismo. Los movía constantemente y miraba a la
puerta, como si en cualquier momento temiera que Harry
entrara por allí. Anne frunció el ceño casi
imperceptiblemente. ¿Había pasado algo?
—¿Has visto a Harry?
—No —contestó casi inmediato y a la defensiva, luego se
tranquilizó al instante al ser consciente de su contestación.
Ah. Había pasado algo.
—¿Irás a la fundación esta tarde? —insistió Anne.
—Quizá después.
—Hoy Harry se veía bastante desanimado, pensé que
quizá te gustaría pasar por allí y animarlo. Siempre se pone
de buen humor cuando te ve.
—No me imagino por qué —respondió cargado de
sarcasmo y cerró la boca al instante.
Anne ahora sí torció el gsto visiblemente y Louis se dio
cuenta de su tono. Estaba siendo demasiado grosero con
Anne y ella no lo merecía. Sacudió la cabeza y se acercó a
ella, se sentó a su lado. Tomó sus manos de manera
delicada y la vio a los ojos.
Anne se estremeció al ver el verde de sus ojos.
Últimamente pensaba mucho en él. ¿Qué pasaba?
—En fin, muchas gracias por recibirme Anne, te estaré
llamando para saber de ti y de todo. Muchas gracias por
brindarme esta casa como mi casa todo este tiempo. Nunca
sabré agradecerte debidamente. Nunca podré pagarte lo
que hiciste por ti.
Ella negó con la cabeza para ahuyentar las lágrimas y lo
abrazó.
Era una deuda pendiente. No pudo hacer nada por Troy, al
contrario, ella misma lo destrozó.
Pero por Louis... se encargaría de estar a su lado el tiempo
que le quedara de vida.
||
Era de noche y Harry se encontraba saliendo de la
fundación después de otro día largo. Sacó su celular y vio
que aún era 'relativamente temprano' para hacer una
llamada. Marcó el número de Louis una vez y no contestó,
luego otra y tampoco contestó.
Lo dejó pasar y cuando estaba subiéndose a su coche,
recibió una llamada. Vio Louis Tomlinson en la pantalla e
inmediatamente contestó.
—¿Hola, Louis?
—Escucha, sé que eres ese maricón de la fundación y no
sé qué haces llamándole a mi novio, pero quiero que nos
dejes en paz a ambos. Louis es feliz conmigo y no necesita
que ningún intento de hombre venga a consolarlo. Estoy yo,
me tiene a mí, y no hay necesidad de tu amistad. Él no te
necesita. Ya no más.
Eleanor era la que se encontraba al otro lado de la línea,
escupiendo veneno. Harry se quedó estático por unos
minutos procesando sus palabras. Definitivamente no
estaba listo para eso.
—¿Eleanor? ¿Estás allí arriba?
La voz de Louis se escuchó de fondo y Harry casi quiso
gritar 'Louis, estoy aquí'.
—Él es mi novio. No hay nada para ti aquí. Aléjate de
nosotros, fenómeno.
La llamada se colgó y Harry se quedó allí, con el teléfono
en la mano pegado a la oreja y con la vista al frente. No
quería llorar, no era momento de llorar.
Sólo había llamado para ver cómo estaba Louis. No había
querido más...
Condujo como pudo hacia su casa, con las lágrimas
empañándole ya la visión y aparcó afuera. Con lentitud se
dirigió a su puerta, tomó aire, con una mano se hizo el
cabello para atrás y abrió la puerta.
Anne se encontraba casi dormida en el sofá, como pocas
veces lo hacía, y se despertó un poco al ver a su hijo, lo
saludó con una radiante sonrisa.
Pero en cuanto vio su nariz enrojecida y sus ojos repletos
de lágrimas se levantó de un salto y corrió a abrazarlo.
Harry escondió la cara en el hueco del cuello de su madre y
la sujetó con fuerza.
—Mamá, Eleanor me llamó.... —dijo con voz rota.
Anne no necesitaba saber muchas cosas para notar el
amor especial que Harry le tenía a Louis, lo comprendió
todo. Eleanor estaba celosa de Harry.
—Sé lo que es Louis, Harry. Sé de quién es hijo, sé qué
tipo de persona es, sé que ha pasado por muchas cosas
duras y a pesar de eso es un gran hombre con un gran
corazón. Entiendo el por qué lo quieres. Sé que quieres su
felicidad, pero... Tu felicidad se convirtió en él. Hay cosas
que no podemos evitar, el amor duele y más cuando no es
correspondido. No podemos obligar a la gente que amamos
a que nos ame de vuelta.
Anne se separó y se sentaron en el sofá mientras le
acariciaba el cabello y le desenredaba los rizos con
cuidado.
—Harry... —susurró Anne mientras se aferraba a su hijo
que lloraba destrozado.
—No quería que esto pasara, mamá. No quería sentir todo
esto. No con él.
—Te enamoraste de Louis.
A pesar de que sonaba más como una afirmación que
como una pregunta, Harry se separó de su mamá por un
segundo, la vio a los ojos (una mirada herida, inconsolable)
y dijo:
—Sí.
¿Era posible que el amor del verde y el azul continuara
con ellos dos...?
||Capítulo 38.

Doncaster, Reino Unido.


¿Habría algo que doliera más que el amor no
correspondido?
Harry apenas comía, hablaba poco, sus sonrisas brillaban
por su ausencia, se sentía perdido en días, revisaba su
celular cada cinco minutos esperando noticias de Louis en
algún momento... y ese momento jamás llegaba.
Louis se había ido a su casa a pasarla con su novia y con
su aparente reconciliación parecía haberlo olvidado por
completo. Pero claro, ¿Qué esperaba? ¿Que Louis se
quedara con él cuando eran claras las señales de que no
estaba interesado?
Lo había sabido, desde un principio, que la posibilidad de
una relación entra ambos era vaga, ilusa, tonta. Y ahora se
encontraba sufriendo las consecuencias de su ilusión, de su
terrible error al siquiera pensar que Louis lo miraría, aunque
fuera un segundo.
Dolía, ese sentimiento al que le había huido le dolía, le
quemaba, le rasgaba el alma y sentía que entraba en un
pozo profundo, interminable, oscuro, maldito.
¿Por qué se había enamorado de alguien que no podía
tener?
Había sido imposible no hacerlo, desde el momento en el
que había visto ese azul en sus ojos sabía que había caído.
||
—Harry, deberías salir con nosotros hoy, iremos a cenar,
invitamos a Ed, por favor ven.
Nick estaba haciendo todo lo que estaba en sus manos
para poder animarlo, pero no podía, incluso sus mejores
intentos habían fallado. 'Hey, vayamos al cine, está esa
película que te gusta', 'Vamos a casa de Jeff y veamos otro
episodio de Rupaul's Drag Race', 'Escuché que en la Zona
Rosa abrieron un nuevo lugar, podríamos ir...'
Era difícil mantener su sonrisa por más de cinco
segundos, Harry se veía cansado y desgastado, como si la
vida se le hubiera escurrido de las manos, llevaba su cabello
largo algo enmarañado y ya era usual verlo con su cabello
recogido, cuando antes amaba llevarlo suelto y libre.
Harry se encontraba ordenando papeles de entrada de
dos chicas que habían ingresado por violencia familiar, eran
hermanas y Harry les había ofrecido asilo en la fundación
mientras comenzaba el proceso legal. Jeff se encontraba en
la última sesión del día y posteriormente todos irían a comer
a un restaurante chino donde se encontrarían a Ed, que era
quien los había invitado.
Últimamente todos estaban en sus propios asuntos, la
reunión consistía en volver a verse y charlar sobre las
novedades de todo. Excepto que Harry no quería ir. Llevaba
días así, salía del trabajo y se iba directamente a casa,
llegaba muy temprano a la oficina para seguir ordenando,
visitaba a los huéspedes de la fundación uno por uno,
monitoreaba su situación psicológica, charlaba con Jeff
sobre todos (especialmente sobre Niall y Fizzy) y volvía a la
oficina, para salir y repetir la rutina diariamente.
—Nick, de verdad, muchas gracias, pero no deseo ir. Estoy
seguro de que ustedes pasarán un mejor tiempo sin mí. Si
voy, sería como tener a un zombie ahí, estoy algo cansado,
no puedo asistir.
—Harry, todos te queremos ahí, la reunión no es lo mismo
sin ti, por favor, ven. Por mí y porque queremos verte bien.
Harry levantó la vista y vio a su amigo tan esperanzado
que suspiró. Realmente no tenía ánimos de nada y no se
encontraba en posición de decir que no tampoco, ya había
rechazado suficientes salidas y una más le pesaba. Quería a
sus amigos, pero no era un buen momento.
—Nick, la verdad...
—Por favor Harry, prometemos que nos portaremos bien,
y que no haremos estupideces, pero te queremos con
nosotros.
Harry sopesó la respuesta... ¿Qué era lo peor que podría
pasar? Ya era suficiente de estar sufriendo una y otra vez
por lo mismo. Louis había tomado su decisión y se había
distanciado. Hace tiempo que no sabía de él y estaba claro
que ahora que estaba con Eleanor al fin estaba bien.
La había elegido a ella.
A veces Harry cerraba los ojos y deseaba ser ella. Tener su
cabello ondulado y oscuro, su estructura ósea delgada,
tener aquellos ojos con largas pestañas, expresivos.
Deseaba ser ella para que Louis lo notara también. Para que
se fijara en él.
Pero Harry no era Eleanor. Y por más que anhelara serlo,
eso no iba a pasar nunca.
Se levantó lentamente de la silla mientras terminaba de
apilar un par de documentos en los folder beige encima del
escritorio. Vio a Nick y sonrió lentamente.
—Pero no quiero cargarlos de regreso a casa,
compórtense.
Nick sonrió ampliamente y se cercó a él, dándole un
abrazo corto pero reconfortante. Le dijo las gracias en voz
alta y algo sobre que saldrían en cinco minutos.
Harry se quedó solo otro rato en el despacho y poco a
poco la sonrisa se fue eliminando de su rostro. ¿Por qué no
podía olvidarlo ni siquiera un segundo? Minutos más tarde,
el que entró a la habitación no fue Nick, fue Jeff que se
había cambiado la ropa del trabajo y usaba algo mucho más
casual.
—Hey, nunca había visto a Nick tan feliz como lo está
ahora y sólo porque irás. ¿Estás seguro Harry? No necesitas
sentirte obligado para acompañarnos. Entiendo que no han
sido tus mejores días con todo lo que pasó con Louis, pero
te comprendemos, ambos, y no queremos que te sobre
esfuerces.
—No pasa nada Jeff. Sabes que todo esto para mí no es
nuevo... Sólo, a veces olvido que el dolor puede llegar a ser
así de intenso.
Jeff agachó la cabeza y se sintió demasiado empático con
su amigo. Sabía lo mucho que apreciaba a Louis y lo muy
enamorado que estaba de él a pesar de que no fuera lo más
sano para su salud mental.
A veces le costaba pensar que ese chico tan bueno tenía
unas conductas tan auto-destructivas. Atraía a la gente que
le hacía daño como un imán gigante. Siempre tomaba las
peores decisiones para su corazón, aunque para ser
sinceros, ¿Quién manda en sus sentimientos?
Louis tenía su encanto y había que reconocerlo.
—Algún día llegará alguien que te valore por quién eres,
llegará la persona que admire lo que haces, que te vea
como lo más perfecto que existe en el mundo y no habrá
necesidad de sufrir por si te tiene que elegir o no, porque lo
hará sin tartamudear ni pestañear.
—Lo sé Jeff... pero en el fondo tenía unas ciegas ganas de
que Louis fuera esa persona que lo notara.
Su amigo sonrió con tristeza. Caray. Esto le había
afectado. Jeff se acercó y lo abrazó también. El segundo
abrazo de la noche, ¿Cuántos abrazos más tendría que
soportar sin tener que echarse a llorar?
—Vamos, antes de que me arrepienta de esto.
||
Louis se encontraba en casa, habían pasado escasos días
desde que se había mudado de nuevo a su casa y Eleanor
seguía ahí, paseando a sus anchas, jugando a la casita, a su
casita. Se sentía lo suficientemente tranquilo como para no
hacer nada al respecto, pero a la vez el sentimiento de que
había tomado una decisión precipitada no lo dejaba en paz.
¿Había sido muy mal agradecido al dejar la casa de Anne
así? Le habían brindado su apoyo, ambos, tanto ella como
su hijo, y podría pensar lo que quisiera, pero lo habían
tratado como a una persona que valía, como nadie nunca lo
había hecho.
Aún estaba el hecho de la conversación que había
escuchado con Jeff. A Harry le gustaba él. No sabía cómo
sentirse al respecto.
Sabía identificar la emoción que crecía en su interior por
más que la empujara hacia abajo una vez que deseaba
emerger: lo extrañaba.
Anhelaba ver sus sonrisas por la mañana, escuchar sus
carcajadas, verlo desenredar su largo cabello con los dedos
mientras leía algún documento, ir a la fundación y a pesar
de ser tantos problemas traer color a la vida de la gente.
¿De dónde había salido ese ser humano tan especial? ¿Por
qué Harry, de entre todos los seres humanos, despertaba en
él emociones tan contradictorias?
—Louis, llevo muchos días aquí y me encanta pasar
tiempo contigo, pero creo que debería ir a casa para lavar
un poco de ropa y traerme una nueva para pasar más días
contigo, ¿Está bien?
Eleanor llevaba una bolsa deportiva repleta de lo que
suponía era su ropa. Llevaba el cabello recogido en una
coleta improvisada. Su novia era bella, guapa, atractiva.
¿Por qué de pronto se sentía tan vacío?
—Claro, está bien, yo te esperaré Eleanor.
—Te amo —se acercó a darle un beso en los labios, corto y
sonoro.
—Yo también te amo.
¿Las palabras eran reales o mero compromiso? La cabeza
le dolía y le daba vueltas de tanto pensar el asunto.
Una hora más tarde, aproximadamente, se escuchó un
coche aparcar frente a la casa de Louis y posteriormente el
sonido de la puerta siendo golpeada. Louis se levantó del
sofá en el que estaba sentado leyendo y abrió. Ed, su mejor
amigo pelirrojo, lo miraba con una sonrisa de suficiencia.
—¿Viernes en la noche y estás desperdiciando así tu
tiempo, Lou? ¿No haciendo absolutamente nada cuando
bien podríamos estar en el centro, embriagándonos?
—¿Qué haces aquí, Ed?
—¿Tu vida es tan miserable que sólo conoces a tu novia y
no sales de tu casa? Antes solíamos ser amigos y salir.
Incluso viviendo con Harry tu vida era más interesante que
esto.
Louis puso la mirada en blanco, con fastidio. Estuvo a
punto de cerrarle la puerta en la cara pero Ed básicamente
lo empujó para entrar.
—Tienes quince minutos para arreglarte, si no, comenzaré
a poner música de antro gay aquí mismo en la sala y no te
gustará el espectáculo que te voy a dar. Así que mueve tu
culo gordo y lárgate al cuarto de arriba en lo que yo te
espero.
Los ojos incrédulos del chico lo vieron fijamente, como si
no entendiera nada de lo que estaba diciendo. Realmente
no tenía ganas de salir y muchas cosas qué pensar. Sí, era
cierto que su casa era algo solitaria, pero Eleanor regresaría
mañana y volvería a tener algo de compañía. No pasaba
nada.
Pero la amenaza de Ed... se veía bastante seria. Había
determinación en sus ojos, y cuando su amigo estaba
dispuesto a algo, no se iba hasta lograrlo. Eso significaba
que aunque decidiera quedarse en casa, Ed no dudaría en
poner 'Pluma gay' toda la noche.
Suspiró y con rendición subió a ponerse algo más
presentable que su playera de pijama y su pantalón
deportivo.
||
—Exactamente a dónde vamos, Ed.
—A un lugar donde hay personas y alcohol. No entiendo
por qué te preocupas por más, es todo lo que necesitas
saber.
Había algo en su mirada que lo delataba. No sólo iban a
una simple noche de diversión y alcohol entre dos amigos.
Ed estaba algo nervioso, revisaba el celular cada minuto y
se rascaba el brazo continuamente.
Louis se había puesto lo más presentable posible, y por
presentable se refería a un pantalón negro, una playera
negra y sus vans de toda la vida. Hacía días que no se había
rasurado y el cabello le había crecido ligeramente. Se
encontraba un poco ojeroso y se le seguían notando los
pómulos del peso que había perdido en los días
transcurridos de su profunda tristeza.
—¿Sólo seremos nosotros dos?
—Ajá.
—¿Por qué tengo la impresión de que me estás mintiendo
Sheeran?
—Oh, cállate, si fueran más personas a ti qué más te da,
sólo disfruta el puñetero momento y deja de cuestionarme
Tomlinson. Vas a embriagarte, no a hacer novillos. Tu novia
puede dejar de preocuparse por una infidelidad en
potencia.
Estacionaron el coche y Louis se bajó junto con Ed
pensando en lo que le había dicho. Se dirigieron a un antro
bar muy famoso en la ciudad y se adentraron en él una vez
que pagaron la entrada. La música era lata, había luces de
colores cambiando en el techo y muchísima gente bailando
y tomando, algunos más de la cuenta que otros.
El pelirrojo pareció encontrar a alguien, puesto que sonrió
y saludó con la mano, Louis estaba un poco cegado por la
oscuridad y las luces neón así que le costó adaptar su vista
ante el gentío y los colores. Sin embargo no le costó tanto
trabajo identificar a Nick entre la multitud y casi se hace
para atrás.
Le había tendido una trampa sin piedad, iban a ver a los
amigos de Harry.
Y donde estaban los amigos de Harry también estaba él...
—¡Hey! Muchísimo tiempo sin verlos chicos, ¿Cómo
están? —saludó sonriente— ¿Cómo estás Louis? Tengo
tiempo sin saber de ti desde que te fuiste de la fundación y
no regresaste más. ¿Las cosas van mejor?
Louis no hizo otra cosa más que asentir lentamente ante
la interrogativa de Jeff. Ed siguió hablando con él y aunque
no quiso hacerlo de manera consciente, al no ver de
inmediato a Harry o a Nick se puso a buscarlos entre la
multitud.
No era un antro bar dedicado exclusivamente a la
comunidad LGBT+ como Sweet, pero había parejas de
chicos y chicas bailando. Louis no se sintió tan incómodo
pero algo hizo repiqueteo en su interior, pensó en Harry y
en las millones de veces que lo vio moviéndose al compás
de una canción.
Se imaginó bailando ahí, en medio, sin pena, luciendo
como toda una estrella.
—¿Buscas a Harry?
Louis se volteó sin ser consciente de que le había dado la
espalda a sus amigos y sólo vio a Jeff. Ed se dirigía a la
barra, imaginó que para pedir bebidas, y se quedó mudo.
—Louis, puedes ser completamente sincero conmigo. Sé
guardar secretos, pero también sé identificarlos aunque no
se digan en voz alta.
—¿Qué podrías saber tú de secretos, Jeff? —habló él a la
defensiva, cruzándose de brazos, de mal humor.
—Harry también la está pasando mal.
Se quedó en silencio al instante. ¿La estaba pasando mal
por él?
—¿Vas a dejar que todo esto te destruya Louis? —
cuestionó de nuevo, hablando un poco alto gracias a la
música ensordecedora— ¿Hasta dónde quieres llegar
negándote a ti mismo lo inevitable? ¿Realmente eres capaz
de renunciar a toda tu felicidad con tal de no dar tu brazo a
torcer?
—No sé de qué hablas.
—Mírame a los ojos y dime que cuando ves a Harry no te
sientes feliz, Louis.
—No lo hago.
Louis quiso maldecirse al haber sonado tan patético. Pero
al contrario de su comentario, Jeff sonrió, casi compasivo.
Quiso romperle la cara.
—Dios te ayude.
El chico se encogió de hombros y fue detrás de Ed, Louis
se quedó en medio del establecimiento, sin bailar pero sin
tomar, quedándose ahí unos minutos repasando su
conversación.
¿No se sentía feliz cuando veía al chico de ojos verdes?
Quería cerrar los ojos y hacer memoria, ¿Hubo alguna vez,
en algún lugar, donde no viera a Harry y le dedicara una
sonrisa furtiva? ¿Que sintiera algo diferente en su pecho,
como expandirse, hacerse grande?
¿Negarse a sí mismo? ¿Pero exactamente qué se estaba
negando?
Sacudió la cabeza. ¿Para eso había salido de su casa? Para
tener más malditas crisis existenciales. Maldijo en voz baja.
Maldito Ed. Maldito Harry. Malditos todos.
Se dirigió a la barra y alejado de sus amigos pidió un
trago. Dos. Tres. Cuatro. Perdió la cuenta de cuántos se
tomó y no se sentía lo suficientemente ebrio. Necesitaba
más. Necesitaba perderse, olvidar. Pero no podía, seguía
consciente, terriblemente consciente y entre más quería
olvidar más recordaba.
Harry. Harry. Harry.
De pronto tuvo una necesidad bestial de verlo. Si ahí
estaba Jeff, ¿Dónde estaba Harry? ¿Por qué no lo había visto
desde que entraron al local? O es que estaba demasiado
ocupado en sí mismo como para no haberlo visto.
Se levantó y, para su desgracia, seguía teniendo sentido
de la orientación y equilibrio. Se dirigió al baño para lavarse
la cara y quitarse esa sensación. ¿Qué demonios le estaba
pasando? ¿De nuevo lo estaba traicionando aquello?
El baño era bastante amplio y bonito, pero estaba casi
solo. Tenía una sección para los baños y detrás había una
especie de estancia con pequeños sillones. Justo lo que
necesitaba. Estaba a punto de sentarse cuando escuchó a
dos personas medio hablar/ medio discutir del otro lado. Se
quedó paralizado.
Él sabía de quién era esa voz.
La habría reconocido en cualquier lado, con el sonido alto
taladrándole los oídos.
Siendo incluso sordo.
Harry.
—Puedo hacerte feliz, Harry.
—Nick, no, es-espera.
—Te deseo, Harry.
—N-no.
Louis avanzó lentamente hacia la estancia hasta que
divisó a dos figuras recargadas en la pared. Bueno... casi
recargadas. Más bien sólo Harry. Harry llevaba el cabello
revuelto, la camisa desaliñada y las mejillas sonrojadas.
Parecía confundido. Reconoció a Nick de espaldas, él
sostenía su hombro contra la pared y estaba lo
suficientemente cerca.
—Harry, dame una oportunidad. Te he amado desde que
te he conocido y sé que puedo darte lo que necesitas.
—Nick eres sólo mi amigo, p-por favor para.
—Bésame una vez más y cambiarás de opinión.
—No...
Harry parecía afectado con sus palabras. Nick se acercó a
Harry con velocidad y él desvió el rostro. Nick lo tomó de la
mandíbula y lo hizo girar para quedar cara a cara.
Aquello hizo hervir las venas de Louis. ¿Cómo se
atrevía...? ¿Quién demonios se creía Nick para tratar a Harry
así, para hacer algo que él no deseaba hacer?
Se acercó a grandes zancadas y cegado por la furia jaló a
Nick hacia atrás y le dio un puñetazo.
—¡Te dijo que no, idiota!
Nick terminó en el suelo y se acarició la mejilla como si no
creyera lo que había ocurrido. O estaba lo suficientemente
alcoholizado también y ya no pensaba ni siquiera las cosas.
Louis apretó los puños. Quería seguir golpeándolo y borrarle
aquella mueca del rostro.
Volteó a ver a Harry, de nuevo tuvo ese sentimiento
recorrerlo. Tenía días sin saber de él, días evitándolo, días
sin ver personalmente su rostro y aún así, cerrando los ojos,
podría imaginárselo tan real y tan presente. Y ahora que lo
tenía enfrente...
Hizo lo más valiente que recordaba haber hecho en
semanas.
Caminó hacia el frente y entrelazó los dedos con su mano.
Harry aún se veía como si estuviera procesando la
información. Salieron juntos, Louis casi arrastrándolo detrás
de él y se dirigieron afuera del antro bar.
Una vez que se encontraban respirando aire fresco, Louis
volteó a ver al chico. Seguía sonrojado pero se veía un poco
más consciente y de la nada sintió sus largos dedos
acariciar sus mejillas. Se quedó helado.
—¿Lou? ¿Eres tú?
—Pues claro, ¿Quién más sería?
Harry sonrió, y pudo jurar que aquella sonrisa iluminó
todo Doncaster como si fuera de día. ¿Por qué se sentía así?
¿Por qué su corazón bombeaba tanta sangre? ¿Por qué
sentía que se sonrojaba?
—Harry, debes de dejar de permitir eso. Deja de permitir
que otras personas que quieres te lastimen, ya no debes de
ser así. Si yo no hubiera llegado Nick habría hecho más
cosas, necesitas ser más duro.
Se sintió algo estúpido. Se sentía estúpido al darle
consejos, ¿No él mismo lo había lastimado en infinidad de
ocasiones y Harry lo había perdonado sin dudarlo si quiera?
Quizá no era la persona indicada para hablar de eso.
Notaba cómo sus manos no dejaban de estar
entrelazadas, pero no se atrevió a retirarla y al parecer
Harry tampoco. Se sentía cálida. Como si estuviera
destinada a estar ahí. Esa sensación siempre la había tenido
y ya la había experimentado antes porque no era la primera
vez que se tomaban de las manos.
¿Qué estaban haciendo...?
—¿No te parece un poco irónico que la primera vez que yo
vine aquí tú me salvaste de una situación así, y ahora yo te
estoy salvando del estúpido de tu amigo?
—¿Hmmm?
—Nada, Harry, nada. Iré a dejarte a casa, vamos.
||
El taxi los dejó frente a la casa de Harry y a pesar de que
probablemente Louis jamás se había divertido tan poco en
la vida, se sentía bien de asegurarse de que el chico volvía
sano y salvo a casa.
Utilizó las llaves que estaban en su bolsillo para entrar,
sabía que era algo tarde y que probablemente Anne ya
estaría dormida, así que no dudó en entrar y llevar a Harry
casi a rastras a su habitación.
Aún no entendía cómo había personas que se querían
aprovechar de él de esa manera. Entendía que Harry podría
considerarse guapo y atractivo, pero el serlo no significaba
que debía corresponderles a todos los que intentaran
besarlo o hacerle otro tipo de cosas.
Intentó tranquilizarse porque si no, volvería directamente
a partirle la cara a Nick sin dudarlo. Necesitaba pensar con
la cabeza fría y no dejarse llevar por esas emociones que lo
contrariaban.
Harry comenzó a quitarse la camisa y Louis se sonrojó
como un tomate. ¿Qué demonios le pasaba? ¿Estaba tan
ebrio que ni siquiera le importaba que él estuviera en la
habitación? Pero descubrió que debajo llevaba una playera
blanca.
—Ve a dormir Harry, sinceramente espero que recuerdes
lo que te dije mañana. Ya no puedes permitir que la gente
abuse de ti y tu amabilidad. Y eso me incluye a mí. Si
necesitas mandarme a la mierda hazlo.
Quiso ayudar al oji-verde a tumbarse a la cama pero en
cambio lo vio mirándolo con tal intensidad que retrocedió.
Harry lo siguió y Louis sintió sus piernas temblar. ¿Por qué
se estaba mordiendo así los labios?
—Bésame Louis.
—¿Qué?
—P-por favor.
—Harry, estás borracho, no quieres esto.
—¿C-cómo sabes que no lo quiero? Quizá siempre lo he q-
querido.
Bien, Louis ahora sí estaba paralizado completamente.
¿Besarlo? ¿Besar a Harry en ese mismo instante? ¿Estaba
consciente Harry de lo que estaba diciendo o estaba lo
suficientemente ebrio para pedirle aquello sin pensarlo?
Pero Harry no dudaba y tenía una mirada de cachorrito
herido. Lo veía a cierta distancia pero el aire comenzaba a
cambiar, sentía cierta tensión que lo jalaba hacia él como
un imán.
Sí quería besarlo.
—Si no me elegiste a mí, al menos dame algo con lo que
pueda quedarme para siempre.
¿No lo había elegido a él? No, claro que no, había elegido
a Eleanor, a su novia, se había ido de casa de Harry por eso,
porque quería estar con Eleanor.
¿Por qué la había elegido?
Todo era un caos en su cabeza, ya no pensaba con
claridad pero se obligó a fijar sus pies en donde estaba. No
quería tomar una decisión así, pero sentía la emoción crecer
en la base de su vientre.
Una parte de él se moría por huir.
La otra parte se moría por cortar distancia y besarlo.
—No quieres besarme.
Harry hizo un puchero al ver que Louis no tenía una
respuesta concreta, que no se acercaba pero tampoco le
decía que no. Louis estuvo a punto de decir algo pero se vio
interrumpido.
—Debo verme patético... Debo verme patético
pidiéndotelo. No sé qué estoy haciendo. Sé que no te gusto,
sé que todo esto sólo es producto de mi imaginación y de
idealizarte, sé que me odias y aún así te estoy pidiendo que
me beses —Harry sonrió, lastimero—, debo de darte tanta
pena justo ahora...
Louis se acercó un paso sin ser consciente.
—Maldito alcohol, no vuelvo a tomar, hace que diga cosas
raras. Y ahora te vas a asustar, como siempre, y te irás. Y
cada vez que te vas me duele más que la última vez...
—Cállate, maldita sea. Cállate de una vez.
—Sé que no soy tu tipo Louis, sé que soy horrible, sé que
no te gusto, sé que me odias, sé que no eres gay. ¿Por qué
me pierdo tanto en tus ojos si sé que no podré navegar el
mar que hay detrás de ellos? ¿Por qué anhelo tanto tu
aroma, siendo que siempre te vas? ¿Por qué quiero
escuchar tanto tu voz, cuando sé que las palabras bonitas
no son para mí?
—Cállate.
—¿Por qué tengo que verte y aceptar que eres de alguien
más y me tiene que doler tanto?
—Basta.
—¿Por qué tengo que estar tan inútilmente enamorado de
ti?
Harry ni siquiera pudo terminar bien la oración porque de
pronto sus labios ya no estaban libres.
Louis se encontraba frente a él, alzado de puntitas,
pegado a sus labios. El contacto soltó chispas de mil colores
distintos, hormigueos en los brazos, sensaciones
indescriptibles ahí donde los labios de ambos se tocaban.
Louis suspiró, sintiéndose abrumado mientras tenía un
contacto tan íntimo con Harry.
Besando, se estaban besando.
Un beso de verdad.
No estaba soñando.
Chispas, fuego, luz, oscuridad, una explosión, algo
quebrarse, algo reparándose. Juntos.
Harry se inclinó ligeramente para profundizar el beso y
Louis se abrumó. Era demasiado. Su perfume, su contacto,
sus emociones. Los labios de Harry eran suaves, perfectos,
húmedos.
Louis se retiró y echó a correr escaleras abajo mientras el
otro chico se quedaba parado en la mitad de su habitación.
||
Anne entró a su cuarto temblorosa, con los ojos llorosos y
con una expresión de sorpresa en el rostro. Se tapó la boca
con tal de no soltar la exclamación ahogada que se había
tragado en el momento en el que había visto a su hijo y a
Louis juntos y al instante siguiente al oji-azul bajando la
escalera como si lo estuviera persiguiendo un asesino
serial.
—Por Dios... Louis y Harry acaban de...
Se quedó muda.
||Capítulo 39.

Doncaster, Reino Unido.


Louis llegó a su casa y cerró la puerta tras de sí, se quedó
estático un momento y respiró profundamente. Intentó
calmar el pulso que latía desesperado en su pecho. ¿Por qué
había hecho eso? Había besado a Harry, literalmente había
juntado sus labios contra los de él.
Era ahora una maraña de emociones. ¿Por qué había
tomado esa tonta decisión? Ni siquiera él mismo se había
esperado esa reacción. Se sintió como si no hubiera sido él,
como si sus piernas hubieran reaccionado antes de que él lo
hiciera, como si sus manos hubieran tomado la decisión por
sí mismas de tomar el rostro de Harry, como si sus labios
hubieran ansiado ese momento desde que lo conoció ahora
que lo había hecho al fin se sentían satisfechos.
Se sentía como si hubiera aguantado la respiración mucho
tiempo y al fin pudiera respirar.
Se llevó los dedos cuidadosamente a los labios y los tocó,
estaban húmedos de tanto relamerlos. Cerró los ojos y se
imaginó el contacto de Harry. Piel con piel.
¿Qué había hecho? ¿Había besado a Harry? ¿¡Había
besado a un hombre!? Y lo peor de todo, es que se sentía
tan bien.
Cerró los ojos con fuerza y esperó a que llegaran y lo
encadenaran al infierno como su padre se lo había contado
cuando era pequeño, sin embargo el momento jamás llegó.
Nunca llegó nadie, solamente entre el silencio de la casa.
Horrorizado abrió los ojos al darse cuenta de lo que sentía,
quería más.
No ocurrió nada interesante esa noche, lo único que pasó
que afectó a Louis fue que no pudo dormir durante la mayor
parte de la madrugada. No podía porque tenía la imagen
mental de Harry admitiendo su amor frente a él, y sentía el
eco del beso en sus labios.
¿En qué se había convertido?
||
Pasaron dos años...
Troy estaba sentado debajo del árbol donde él y Des se
encontraban cada semana. Eran las 3 de la tarde, estaba
literalmente del otro lado de la ciudad. Tenía que tomar 3
autobuses para llegar ahí y nunca llegaba ni un minuto más
de la hora acordada.
Naturalmente, siempre era el primero en llegar ahí.
Anne era su amiga... y eso le hacía cada vez más difícil
estar con Des en esa mentira.
Ella lo defendía de absolutamente todo y todos. Era la
única persona que lo trataba normal, como un ser humano.
Lo invitaba a salir, al cine, al café, a ver películas juntos.
Ella le había regalado su primer pluma de brillos. Él la
tenía guardada en el fondo de su cajón, como un tesoro. La
utilizaba para dejarle mensajes bonitos entre sus libros,
para agradecerle lo buena amiga que era todos los días.
Anne lo abrazaba, Anne lo consolaba cuando llegaba
llorando y no le pedía explicaciones porque evidentemente
no se las iba a dar. ¿Qué le iba a decir? ¿Que estaba
enamorado de su novio desde hace tiempo y que ella sólo
era una tapadera para encubrir su pecado?
Aquel día le había costado tomar la ruta conocida hacia
ahí, iba dudando sobre todo. Quizá lo mejor era dejar ir a
Des por más que le doliera en el alma, por más que lo
amara Anne era su primer amiga, la única persona a la que
le importaba de verdad. No podía ni debía hacerle eso.
Sentía que no estaba bien y que no era la decisión correcta.
No quería lastimar a la única persona con la que su cariño
era mutuo y sincero.
No podía traicionarla así, simplemente no podía.
Estaban juntos en la universidad ahora, todos en carreras
distintas pero en el mismo sitio. Des y Troy habían logrado
ocultar su relación por muchísimo tiempo, era mucho más
difícil con la práctica el fingir que no existía el uno para el
otro, fingir que no les importaba en lo absoluto la presencia
del otro, pretender que no había nada entre ellos más que
un mero conocimiento de existencia.
Y cuando al fin se encontraban a solas... eran una
explosión, fuego, gasolina, besos, anhelo, esperanza.
Nunca hablaron de formalizar más, nunca hablaron de
decirle al fin a todos la verdad sobre su relación.
—Cuando llegue el fin de la universidad y nos graduemos,
al día siguiente nos iremos de aquí, lo prometo, nos iremos
lejos y nos casaremos. Viviremos la vida que siempre hemos
querido tener juntos —había dicho Des una de las tantas
veces que habían estado juntos en ese árbol.
Troy suspiró, estaba cansado de mentirle a todos, de
mentirse a sí mismo y de engañar a su mejor amiga. A la
única real que tenía y que siempre había visto por él. Eso
tenía que acabar ya. No importaba cuántas vueltas le diera
al asunto, mientras Des y ella siguieran juntos él no podía
estar con Des, aunque eso lo matara.
No podía cargar con el peso de romperle el corazón si ella
se llegaba a enterar.
Des llegó media hora después de lo acordado, venía con
el cabello goteando de sudor por haber corrido y las mejillas
sonrojadas. Troy se levantó del suelo para recibirlo, sin
embargo, no se acercó a él como antes o se lanzó a sus
brazos. Des se paró en seco, confundido.
—¿No me vas a besar? ¿No vas a recibirme?
—Des, creo que tenemos que hablar.
Des frunció el ceño y se acercó más a Troy, cuando
intentó besarlo él se desvió y su beso dio en la mejilla.
—Necesito que pares de querer besarme cinco minutos y
me veas a los ojos. Ya no lo soporto más.
—¿Qué pasa?
—Des, ya no quiero seguir con esta farsa. No sé cuántas
veces he llorado por ti desde que te conozco, no sé cuántas
veces te he rogado para que no me ocultes más. No deseo
ser el secreto de nadie y ahora que las cosas están tan
formales con Anne yo no deseo hacerle daño. Sabes bien
que ella ha sido la única persona que me ha defendido
cuando alguien ha intentado hacerme daño, incluyéndote a
ti y a tus bromas hirientes en el pasado.
—Troy, ya habíamos hablado de esto...
—No, espera, no he terminado. ¿Qué va a pasar si un día
Anne se entera de que ella ha estado siendo nuestra
tapadera todo este tiempo? ¿Que ella no es nada para ti,
sólo tu mero juguete? ¿Qué va a pensar de mí cuando sepa
que le oculte la verdad todo este tiempo?
—Ella nunca se va a enterar, Troy, y si lo hace, tú y yo
estaremos graduados de la universidad y muy lejos de este
maldito lugar.
—¡Estoy cansado! ¡Ya no deseo jugar este juego sin fin,
Des! —gritó Troy, dio un paso al frente y cerró los puños con
fuerza, intentando no llorar en ese momento— Quiero que
terminemos.
Des retrocedió un paso como si lo hubieran abofeteado.
¿Qué era lo que su novio estaba diciendo?
—¿Estás terminando conmigo?
—Sí, estoy terminando contigo. Ya no quiero saber más de
ti mientras sigas con Anne. No deseo hacerle daño a la
única persona que quiero.
—Yo te quiero... Troy, te amo, no me hagas esto.
—¡No! ¡Tú no me hagas esto! —Troy se acercó a él— Te
metiste con Anne, ella me platica todo, soy su mejor amigo,
¿Recuerdas? Ella me habló de cómo te la llevaste a la cama,
de cómo fue su primera vez, las flores que le llevaste, el
cuarto de hotel que reservaste. A mí prácticamente me
violaste en aquella fiesta, esa fue mi primera vez y no te
importó en lo absoluto. Me dijo que fue el momento más
feliz de toda su vida. ¿Puedes imaginar por un momento
cómo me sentí? ¿Cómo me rompió el corazón saber que las
manos del hombre que he amado prácticamente toda mi
vida tocó a mi mejor amiga también? ¿Cómo de sucio me
sentí? ¿Cómo de traicionado me sentí? Tuve que fingir ser
feliz por ella mientras por dentro todo se derrumbaba.
Troy respiró profundamente, intentando deshacerse el
nudo en la garganta.
—Tengo que fingir ser feliz por ustedes dos cada vez que
son la pareja perfecta frente a mis ojos, mientras anhelo ser
así de feliz contigo. Tengo que sonreír cuando ella me
enseña las flores que le das, cuando yo deseo que llegues
con un ramo de cien rosas a mi casa. Tengo que abrazarla
cuando me dice que te desapareces de pronto por días
porque estás muy ocupado, cuando sé que nos fuimos a
encerrar a un hotel por horas. Tengo que dividirme entre
amarte y amarla a ella, porque ambos son importantes para
mí y yo ya no puedo con este corazón partido, Des. Esto
tiene que acabar ya.
Des se acercó a él y lo sostuvo entre sus brazos mientras
Troy se retorcía débilmente de su agarre.
—No, tú no me vas a dejar.
—Ponte por una vez en mi lugar y si realmente me amas o
me amaste antes respeta mi decisión. Ya no lo soporto Des,
ya no puedo seguir con esta mentira. Al principio me
pareció bien, ahora me parece horrible. No quiero, no
puedo. No soy capaz de mirar a Anne a la cara sabiendo que
te amo a ti.
—Troy...
—No quiero... No quiero que un día ella llegue y me diga
que se han dicho su primer 'te amo'... O que le has dado un
anillo de promesa y me lo enseñe. No quiero romperme
más. Por favor Des, si no me amaste lo suficiente para
enfrentarte a la vida conmigo, déjame ir y ser feliz por mi
cuenta. No seas egoísta, no me quites a Anne, a lo único
bueno de mi vida.
—¿Ella es lo único bueno de tu vida? ¿Y qué soy yo?
Se quedaron viendo ambos directamente a los ojos con
intensidad. Azul con verde. Parecía que entre ellos saltaban
chispas.
—Una desgracia.
Des suspiró y se acercó a él, lentamente. Lo besó y, como
cada vez que lo hacía, se removieron las cosquillas en su
vientre y Troy se alzó de puntitas para besarse mejor.
—Eres horrible... —murmuró contra sus labios— Obligarme
a pasar por todo esto sólo por amarte...
—Lo sé, lo siento tanto...
Volvieron a besarse y a fundirse el uno al otro con
melancolía. Con tristeza, Troy aceptó su destino. Esa sería
su vida siempre hasta el final de la universidad, amar en
secreto, soportar las mentiras una y otra vez, fingir que todo
estaba bien.
Anne, desde la distancia, soltó la nota que había estado
aferrando en su mano desde el principio.
''Árbol. 3:00 pm''
||
Harry despertó con un sentimiento de terrible resaca y
recordó por qué no le gustaba irse de fiesta así. Sentía que
todo daba vueltas, que la cama se movía y que tenía los
labios tan resecos como si no hubiera tomado agua en un
año entero.
¿Qué había pasado y cómo había llegado a su casa? No
recordaba muchas cosas. No recordaba qué había pasado
después de haberse tomado unos tragos con Nick. Sentía
que había pasado algo importante, y debía recordarlo pero
no se iba a apresurar. Lo recordaría en algún momento de la
tarde.
Se levantó a como pudo y se dirigió al baño, se miró al
espejo y se lavó la cara. Tenía ojeras de no haber dormido
bien los días anteriores. Suspiró. Quizá no se había visto
muy presentable últimamente, debía cuidarse un poco más.
Se hizo un moño en el cabello y bajó despacio a la cocina
para prepararse algo de comer. Más tarde tenía que ir a la
fundación y seguir arreglando el asunto de Niall y su
programación de ida a Mullingar. Era un asunto delicado.
Anne bajó después de él y le sonrió.
—¡Buenos días hijo! Te ves terrible, no vuelvas a tomar así
por favor —soltó una risita y lo abrazó, Harry sonrió
encantado y abrazó a su mamá con fuerza.
—No volverá a pasar —prometió.
Anne asintió y se dirigió a la nevera a sacar leche y se
sirvió en un vaso. Se quedó pensativa, dudando entre
preguntar y no hasta que suspiró y soltó la bomba.
—¿Cómo llegó Louis a casa, Hazz?
—¿Hmm?
—Sí, ¿Sabes si llegó bien a casa? Ya era algo tarde cuando
vino a dejarte en la madrugada, debo agradecerle por
asegurarse de que llegaras bien a casa, hasta te acompañó
a tu habitación.
La taza que sostenía Harry se cayó y ambos respingaron
ante el ruido. ¿Qué había dicho Anne? ¿Que Louis qué?
—¿Qué?
—Quizá venías algo tomado y no lo recuerdas... —Anne
habló cuidadosamente, intentando no delatarse a sí misma
de lo que había visto— Pero ayer, cuando llegaste, Louis
venía contigo y te ayudó a llegar a tu habitación...
Harry no pudo recordarlo todo, pero pudo recordar
fragmentos. El baño, Nick borracho intentando besarlo,
Louis llegando, sus manos entrelazadas, el proceso de
esperar un taxi para regresar a casa, recordaba las
escaleras y el umbral de su cuarto...
No recordaba nada más.
Se sonrojó al pensar en sus dedos entrelazados con los de
Louis. ¿Lo había ayudado a volver a casa? ¿Qué más había
pasado? ¿Por qué sentía que el calor invadía su cuerpo
entero?
El mero hecho de pensar en que Louis había estado a su
lado ayer lo hacía emocionarse como loco, ¿Cómo habían
coincidido en ese lugar y en ese momento? ¿Cómo es
posible si quiera que lo hubiera olvidado?
—¿Recordaste algo? —Anne lo sacó de sus pensamientos,
se veía interesada.
Harry titubeó.
—Sí... debería ir a visitarlo pronto y agradecerle por
haberme traído a casa.
—Si vas, llévale algo de fruta de mi parte —sonrió y
procedió a dirigirse al comedor.
Sentía como si se estuviera perdiendo algo. ¿Qué más
había pasado?
||
Nick llegó más tarde a su casa, Harry recordaba lo que
había pasado con él ahora con demasiada claridad y no se
sentía cómodo con su presencia en lo absoluto.
Necesitaba hablar con él definitivamente, no podía ser
posible que cada vez que salieran de fiesta Nick quisiera
aprovecharse de su condición. Recordaba vagamente a
Louis hablando con él. 'Deja de permitir que otras personas
que quieres te lastimen'.
¿Eso aplicaba también con Louis?
—Harry, lo lamento, yo...
—No quiero escucharte por ahora, pero necesito que me
escuches tú a mí.
Harry nunca había sido así de severo con Nick y eso le
sorprendió hasta a sí mismo. El chico pareció respingar al
escuchar el tono serio de su voz pero asintió obediente y lo
miró como cachorrito regañado.
—Nick, entiendo tus sentimientos hacia mí y eso me
halaga, de verdad. Sé que esos sentimientos han estado ahí
por mucho tiempo y creo que he sido claro desde el
principio cuando te dije que no te veía de esa manera. No es
la primera vez que intentas besarme estando ebrios y deseo
que el día de ayer haya sido la última.
Nick parecía verdaderamente arrepentido y culpable, eso
tranquilizó a Harry un poco pero no por completo.
—No soy alguien que puedas obligar a sentir lo mismo
que tú. No deseo romperte el corazón pero deseo que veas
que no te veo más que como un amigo, espero puedas
entenderlo. Ojalá encuentres a alguien que te haga sentir lo
mismo que tú sientes por mí y te enamores de una manera
bonita y sana, lamentablemente yo no soy esa persona
Nick.
Harry se acercó, un poco más tranquilo y lo envolvió en
sus brazos amistosamente. Nick lo aceptó.
—Lo lamento Harry... yo nunca quise que pensaras mal de
mí o hacerte daño, esas nunca fueron mis intenciones,
simplemente quería gustarte.
—Lo lamento Nick, de verdad lo siento. Eres una gran
persona pero no puedo corresponderte. No soy el indicado
pero llegará alguien que lo será y esto quedará en el
pasado, lo prometo.
Nick vio los ojos del chico, verdes, hermosos, la naturaleza
entera residía en ellos. ¿Por qué le era tan difícil dejar ir a
Harry?
||
Harry llevaba una canasta rídiculamente grande llena de
fruta que Anne había preparado para Louis, llevaba una
gran nota de agradecimiento de su parte por haber dejado a
Harry sano y salvo en casa. Se encontraba en la puerta,
dudativo sobre si tocar y hablarle o simplemente dejar la
canasta afuera.
Ya era noche, pero no lo suficiente. Se sentía nervioso,
quería preguntarle a Louis sobre qué había pasado. Por
alguna razón se sentía abochornado. ¿Y si había dicho algo
comprometedor y ahora el chico oji-azul no quería verlo
nunca más?
Cuando estaba a punto de tocar la puerta escuchó ruidos
extraños del otro lado de la puerta, justo del otro lado, como
si estuvieran muy cerca.
Con los nudillos golpeó la superficie tímidamente, quizá
Louis no estaba solo y tenía visitas. Se escuchaba un débil
ruido, como murmullos. El ruido se detuvo
momentáneamente y luego siguió. Harry volvió a tocar, esta
vez más insistente.
—¡Lárgate! —gritó una voz femenina desde adentro de la
casa.
Eleanor.
Era Eleanor la que estaba dentro de la casa.
Harry retrocedió horrorizado al darse cuenta de que los
ruidos no eran murmullos, eran gemidos.
Louis estaba con Eleanor dentro de su casa, y estaban...
Juntos.
Se retiró de la puerta y dejó la canasta en el suelo antes
de alejarse caminando rápidamente en dirección a la parada
del autobús.
¿Qué había pensado al ir ahí? ¿Qué demonios había
pensado que iba a suceder? Que Louis iba a salir a recibirlo
con un gran abrazo, invitarlo a pasar a tomarse un café,
invitarlo a salir, decirle que haberlo llevado a casa ebrio era
lo mejor que le había pasado en su vida, que se iban a
casar...
¿Qué tan iluso era para haber pensado todo eso en tan
solo un maldito día? Harry ni siquiera se encontraba en sus
cinco sentidos cuando lo vio.
Tomó el autobús y miró el paisaje que era Doncaster de
noche. Afuera, todos tenían una vida y él se sentía
paralizado por ilusiones rotas.
Recordó a Louis una vez más.
Deja de permitir que otras personas que quieres te
lastimen.
Ya no lo iba a permitir más. Ya no estaba dispuesto a
ilusionarse sólo a sí mismo y luego ser votado como si nada.
Louis jamás le había dado razones para pensar que sus
sentimientos eran correspondidos y no tenía por qué sufrir
más por las decisiones que el chico tomaba en su vida
privada.
Quizá sólo había sido un mero capricho y ya no podía
lastimarse más a sí mismo pensando que tenía
posibilidades.
Se armó de valor. Harry era mucho más que sólo un chico
persiguiendo a otro, y peor aún, a un heterosexual. Harry
era el fundador de la Fundación Styles, Harry era la
esperanza de todos sus huéspedes y no podía derrumbarse
mientras otros lo necesitaran.
Tenía un futuro por delante, y si Louis no lo había querido
¡No pasaba nada! Algún día llegaría alguien que lo amara y
lo aceptara como era en verdad. Sólo era cuestión de
esperar.
Miró al exterior y sonrió. Todo mejoraría a partir de ahora.
||Capítulo 40.

Doncaster, Reino Unido.


—Basta, Eleanor, espera.
Eleanor se encontraba encima de él mientras le besaba el
cuello, Louis había vuelto de su casa por la madrugada
intentando que no se le notara en el rostro aquellos
sentimientos que sentía que explotarían en cualquier
momento. Con el rostro lleno de vergüenza y de otras cosas
que no sabía bien interpretar.
Eleanor había llegado hace una hora y lo primero que
había hecho había sido abalanzarse contra Louis. Su novia
era hermosa y se lo repetía a sí mismo mil veces al día, no
sabía si estaba elogiándola o tratando de convencerse a sí
mismo, pero estaba seguro de que ya no podía más con la
incomodidad de su pecho. Sentía que le mentía.
¿El beso que se había dado con Harry contaba como
infidelidad? No estaba seguro, pero que Eleanor se besara
con otra chica no lo pondría exactamente feliz. Debía
decirle, tenía que ser sincero con ella y decirle lo que estaba
pasando.
Harry era lo único en lo que pensaba, lo único que estaba
presente en su mente. No había otra cosa que no fuera el
beso que se dieron en su casa, o la confesión de Harry
estando ebrio, recordaba con mucha exactitud cómo se
habían sentido sus labios contra los suyos.
Ya no podía con esa situación de presión en el pecho, se
sentía abrumado y Eleanor gimiendo arriba de él no
ayudaba en nada.
—Tenemos que hablar, para, siéntate conmigo un
momento por favor El —pidió de nuevo intentando
encontrar la calma.
Eleanor paró un segundo haciendo un puchero pero volvió
a besarlo cuando vio que Louis no decía nada, comenzó a
moverse encima de él y a gemir, Louis no pudo negar que
eso le gustaba un poco, pero por más que intentaba
excitarse al mismo nivel que ella no podía.
Porque de nuevo, cuando cerraba los ojos, sólo estaba la
imagen de Harry con los ojos cerrados frente a él y sentía
sus labios tocándose.
Estúpida imaginación, estúpidos recuerdos.
Justo cuando pensaba en pedirle otra vez que por favor
parara, la puerta sonó tímidamente y Eleanor paró
nuevamente. Volteó a ver la puerta de manera incrédula y
cuando volvió a sonar, insistente, ella gritó.
—¡Lárgate!
—Eleanor, te dije que pares —dijo Louis a modo de
advertencia, un poco más fuerte que antes— Iré a ver quién
es.
Louis pensó en la mínima posibilidad de que la persona
que estuviera detrás de la puerta fuera Harry, así que quitó
a Eleanor de sus piernas y se puso rápidamente una camisa,
se alisó el cabello a como pudo con los dedos e intentando
verse de lo más normal abrió la puerta.
Para cuando llegó ahí ya no había nadie, sólo una canasta
a sus pies con una pequeña nota. 'Gracias por traer a Harry
a casa' se leía y Louis sintió una punzada de culpabilidad
por no haber abierto la puerta a tiempo.
||
Habían pasado ya un par de días desde la última vez que
Harry y Louis se vieron y Harry jamás había estado tan
determinado que en ese momento. Parecía un rayo, se
movía de un lado a otro, ordenando papeles, administrando
las citas psicológicas, hablando con los huéspedes,
haciendo el inventario de comida, contactando con más
abogados para los distintos casos de violencia familiar que
existían en la fundación.
Parecía un rayo, Jeff y Nick veían su claro cambio. Algo
había pasado, se veía esperanzado. La tristeza parecía no
ser una opción para él. Pero no se atrevían a preguntar.
Se acercaba el caso más importante de todos: el de Niall
Horan.
Niall, un precioso adolescente rubio de 17 años que había
sufrido una situación de violencia extrema en su natal
Mullingar. Había llegado a la fundación gracias a Harry, se
había convertido en su adoración. Era un adolescente
tierno, hermoso, noble. A pesar de lo que había pasado
siempre tenía una gran sonrisa en el rostro. Felicite, su
eterna cómplice, siempre estaba a su lado.
La denuncia que había procedido gracias a Josh Devine,
fundador de su propia fundación en Irlanda. Se habían
reunido pruebas necesarias y gracias al estado catatónico
de Niall él no había estado presente en el proceso de
detención de sus padres, estaban recluidos en la espera del
juicio.
Pero había algo que no sabía, algo que no estaban
seguros de decirle.
—Jeff, ¿Por qué no se me había notificado antes esta
noticia? ¿Qué esperaban para decirme?
—Harry, lo siento mucho —se disculpó Jeff lleno de pesar
— Estabas pasando por momentos difíciles y decidimos en
ese momento que lo mejor era no sobrecargarte de trabajo
y emociones. Yo he estado trabajando con Niall en la terapia
para prepararlo para la noticia. A pesar de que será su
mayor felicidad el saber que Zayn está vivo, no podemos
negar que será otro shock importante.
—¿Hace cuánto lo sabían, Nick?
La mirada de Harry era acusante, Nick se encogió un poco
y volteó a ver a su amigo Jeff, que estaba igual de
acongojado.
—Dos semanas.
El oji-verde suspiró y se pasó los dedos por el cabello,
gesto que hacía cuando estaba algo estresado. Negó
lentamente con la cabeza en desaprobación pero finalmente
volvió a alzar la vista hacia sus compañeros.
—No quiero que vuelvan a ocultarme información así,
chicos, sea por mi bien o no, las personas que están aquí
nos tienen confianza y nosotros manejaremos de la mejor
forma sus casos, Niall es prioridad para nosotros,
¿Entendido?
Ambos asintieron con la cabeza con afirmación.
—Bien, ¿Ya encontraron a Zayn Malik en Mullingar? —
siguió con sus inquietudes mientras tomaba el folder que
tenía absolutamente toda la información del caso, desde su
seguimiento psicológico hasta el legal.
—Josh se está encargando de eso, desde que nos
enteramos está en movilización para encontrarlo. El hospital
en el que estuvo tiene la dirección de Zayn, pero fueron a
buscarlo y no había nadie, lo más seguro es que se está
hospedando en otro lugar.
—Muy bien —asintió Harry pensativo—. Planearemos un
viaje con Niall a Mullingar, tenemos que encontrar a Zayn y
los podemos reunir bajo supervisión en la fundación de Josh.
Los necesitamos a ambos para atestiguar en la corte.
Necesitamos encontrarlo primero, hay que tener
movilización. Vayan preparando a Niall para la noticia y no
lo dejen solo por ningún motivo.
—Felicite no se despega de Niall, ya se ha abierto por
completo y hay mucha diferencia entre sus primeros días
aquí y ahora. Definitivamente está listo y estará preparado
para todo.
—Bien, también llevaremos a Fizzy a Mullingar con
nosotros. Le preguntaremos en cuanto hayamos confirmado
el viaje.
Todos se detuvieron un momento, tenían que avisarle a su
tutor legal sobre el viaje.
Jeff y Nick miraron a Harry quien parecía haber dejado de
respirar.
Tendrían que hablar con Louis.
||
Louis y Eleanor habían salido tomados de la mano al
parque más cercano, se encontraban paseando viendo el
atardecer.
Era increíble lo que un simple fenómeno natural como que
el sol se ocultara podía causar. Le encantaba desde
pequeño observar el amanecer y el anochecer. Cómo salía y
cómo se escondía, siempre se preguntaba de qué estaba
huyendo el sol.
Era un ambiente muy bonito y romántico, la verdad, pero
no para Louis que estaba nervioso y estaba a punto de
cometer, quizá, la mayor estupidez de su vida. Pero ya no
podía más. No podía ver a Eleanor a la cara sabiendo lo que
había pasado.
No podía besarla, no podía abrazarla, no podía hacer
absolutamente nada sin que eso no lo conectara a Harry de
nuevo. Necesitaba hablar con ella de una vez por todas y
sacar eso que no dejaba de atormentarlo.
—Eleanor, cariño, ¿Podemos parar y sentarnos un
momento? Necesito hablar contigo un momento de algo
serio.
Eleanor frunció el ceño confusa, pero accedió.
Había intentado ser la mejor novia posible desde que se
había reencontrado con él. Le gustaba abrazarlo, besarlo y
dormir juntos al final del día. Procuraba hacer el desayuno
para él tal y como le gustaba y admitía no ser tan buena,
pero cada día se proponía mejorar.
Louis y ella habían sido novios por ya muchísimo tiempo y
ésta era la prueba más dura que habían pasado juntos. A
pesar de que lo había dejado solo, no estaba dispuesta a
hacerlo nunca más. Había cometido un error y esperaba
estar enmendándolo.
Pero que su novio le pidiera hablar seriamente, ¿Era aquel
el momento en el que Louis le pediría matrimonio al fin? Se
sentía nerviosa. ¡Ni siquiera se había puesto aquel vestido
rojo bonito!
—Dime amor, qué pasa.
El oji-azul se sentó en una banca a su lado y la tomó de
las manos, Eleanor esperó, mirándolo directamente a los
ojos. Vio sus pupilas dilatadas, sabía que ella estaba
enamorada de él pero ya no podía mentirle a ella ni a él
mismo. Estaba siendo valiente.
Sólo los valientes podrían hacer eso. Sólo los valientes
podrían admitir sus sentmientos.
Recordó a Harry. ¿Por qué tengo que estar tan inutilmente
enamorado de ti?
Estaba cansado de correr toda su vida. De pronto todo se
veía con claridad ahora.
Había corrido de niño, cuando su padre lo había
perseguido con el cinturón en la mano y la biblia en otra.
Cuando más grande, en su adolescencia, se había
escondido para que su padre no le pegara cuando lo vio
tomado de la mano con un niño llamado Ed Sheeran.
Cuando más tarde, descubrió que quizá nunca tendría novia
y Troy hizo que conociera a Eleanor en un noviazgo
arreglado.
Había corrido cuando Harry le confesó sus sentimientos.
Pero ya no podía correr de sí mismo y tampoco disfrutaba
haciendo sufrir a Eleanor.
—Hice algo, Eleanor, algo por lo que quizá me vayas a
odiar de por vida. Y no te culpo si después de esto decides
no verme nunca más. O si incluso me abofeteas. Estás en tu
derecho de hacer lo que te plazca en este momento y yo lo
comprenderé.
Eleanor se asustó un poco por la confesión y retrocedió.
—¿Qué hiciste, Louis? —susurró con la voz rota. No. No.
No.
El se imaginó todos los escenarios posibles, Louis la había
engañado con otra chica, había conocido a alguien más y
estaba enamorada de ella, ya no era suficiente, quería
terminar...
El oji-azul cerró los ojos con fuerza intentando encontrar la
valentía que había tenido hace un momento y la
determinación. Era ahora o nunca. Debía decírselo.
—Yo besé a Harry.
El sol se escondió al fin, dejando que los débiles rayos
desaparecieran. La oscuridad de la noche los sustituyó y la
luna brilló después de un largo día esperando salir.
Libre.
Eleanor se quedó en silencio un momento, mirándolo
fijamente sin ningún tipo de emoción en su rostro. Cada
segundo que pasaba era una eternidad.
—Yo... lo besé hace un par de días cuando salí con Ed.
No... no esperaba hacerlo y no quiero romper tu corazón,
lastimarte es lo último que quiero. No sé en qué momento
pasó Eleanor, ni cómo. Tampoco sé en qué momento
comencé a sentir todo esto pero no puedo ocultártelo más.
Ya no puedo mirarte a la cara sabiendo lo que hice.
—Lo... Lo besaste... —Eleanor parecía estar en shock,
intentando conectar todo en su cabeza.
—Sí... —Louis parecía a punto de llorar— Lo siento mucho,
discúlpame. Sé que mil disculpas no van a borrar lo que
hice. Ya no podemos estar juntos.
—¿Eres... Eres gay? ¿Te gusta Harry?
La pregunta quedó en el aire y Louis la sintió como mil
agujas en su cuerpo, clavándose, creándole dudas.
Tuvo muchos días para pensar acerca de eso, tuvo
muchas horas a su disposición para llegar a la conclusión
correcta. ¿Qué sentía respecto a Harry?
Harry, el chico que había ayudado a su hermana a salir de
ese agujero del infierno llamado casa, que la había acogido
en la fundación y que la había apoyado como él no lo había
hech1o. Harry, que lo había ayudado también a él y que le
había dado asilo en su propia casa. Harry, que le había
abierto su corazón contándole lo que había pasado con su
hermana. Harry, que sonreía cada minuto del día y con sus
hoyuelos enamoraba a las personas. Harry, que se peinaba
el cabello con los dedos cuando estaba estresado o
nervioso. Harry, que ayudaba a todos sin esperar nada a
cambio. Harry que lo había querido incluso cuando él no
había hecho otra cosa que rechazarlo.
Harry... que lo había cautivado desde el primer momento
que lo vio en aquella marcha, con aquella corona, dispuesto
a darlo todo por proteger a aquellos que ama.
—Sí.
Sintió una bofetada en la mejilla izquierda y vio a Eleanor
sonrojada por la rabia, con los ojos llenos de lágrimas y con
la expresión más dolorosa que recordaba haberle visto.
Louis se sintió la peor persona del mundo y no hizo otra
cosa más que llevar su propia mano a su mejilla adolorida.
—Lo sabía... —fue lo único que dijo.
Posteriormente se fue, dejándolo solo en aquel parque.
Louis se miró las manos, se sintió estúpido.
||
Llegó a casa derrotado y sintiendo una terrible resaca
emocional, quizá había sido algo brusco al confesarle a
Eleanor lo que había pasado y lo que sentía, pero no se
arrepentía, había hecho lo correcto.
La carga en su pecho había aminorado desde que se lo
dijo, se sentía evidentemente más ligero pero aún estaba el
problema de qué iba a hacer a partir de ese momento. ¿Qué
seguía ahora?
Subió al piso de arriba y al ir a su habitación se encontró
con la habitación de sus padres. Nunca había pensado
realmente en entrar ahí. Cuando era pequeño entró una vez
a ponerse la ropa de su madre y todo había salido
terriblemente mal. Nunca más había vuelto.
Pero en ese momento sintió la extraña necesidad de ir.
Abrió la puerta despacio y encontró la cama tendida y todo
ordenado. Exactamente como lo habían dejado el día en el
que su madre se había ido para nunca más volver.
Louis se dirigió al clóset y lo abrió, dejando libres los
vestidos de su madre y los trajes de su padre que se ponían
para ir a la iglesia. A veces los extrañaba a ambos.
Extrañaba haber sido feliz a su lado, cuando eran una
familia y la religión no estaba de por medio. Cuando iban a
comer helados, cuando nació Felicite, cuando cenaban
juntos y hablaban de sus días, cuando Felicite y él eran dos
hermanos cercanos. Cuando todos se amaban.
Estuvo a punto de cerrar el clóset de nuevo cuando vio la
esquina de una caja debajo de una sábana, parecía que la
habían movido y no habían puesto bien la sábana encima.
Se concentró. Jamás había visto esa caja en su vida. Se
agachó para tomarla con cuidado y se dirigió a la cama con
ella.
La abrió lentamente y vio papeles dentro de ella. Parecían
papeles importantes, se leía en ellos el nombre de Troy,
seguramente eran papeles de su padre. Estaban su
certificado de la secundaria, de la preparatoria y
posteriormente de su licenciatura. Había una foto de su
madre y Louis se le quedó viendo un poco, era en blanco y
negro. Pocas veces Troy había hablado de su abuela, de su
abuelo no sabía casi nada.
—¿Qué estoy haciendo? —rió Louis un poco, teniendo la
sensación de ser un entrometido.
Una hoja se cayó cuando metió todos los papeles dentro
de la caja de nuevo y Louis se inclinó para recogerla.
Era una foto.
La vio con detenimiento y no supo reconocer quiénes
eran. Eran tres jóvenes, dos hombres y una mujer, que
posaban sonrientes vestidos de gala. La chica y un chico
estaban tomados de la mano y el otro abrazaba a la chica.
Se veían felices.
Volteó la fotografía y vio un escrito al reverso.
Des Styles, Anne Twist y Troy Tomlinson, preparatoria de
Doncaster.
Louis abrió la boca, sorprendido.
¿Qué hacía Troy con los padres de Harry?
||Capítulo 41.

Doncaster, Reino Unido.


Anne estaba esperando en la puerta de la universidad,
tenía el rostro hinchado de tanto haber llorado la noche
anterior y las uñas muy cortas de habérselas mordido. Tenía
la nota aún, la llevaba en el bolso trasero del pantalón y le
quemaba como si tuviera un trozo de carbón.
Sentía un nudo en la garganta y una ansiedad gigante
creciendo en su vientre y subiendo. Necesitaba hablar con
Troy pero no se había atrevido a ir a su casa. Necesitaba
saber qué estaba pasando y por qué su mejor amigo y su
novio se habían estado besando debajo de aquel árbol.
Después de haber presenciado eso se quedó ahí un buen
rato, intentando pensar qué hacer. Podría bien haber ido y
enfrentarlos pero prefirió observarlos, ver cómo Des le
acariciaba las mejillas a Troy con amor y ternura y como
Troy se escondía debajo de sus brazos.
Estaba rota de una y mil maneras. Eso jamás se lo había
esperado jamás. Se supone que Des era el amor de su vida,
con quien se iba a casar una vez terminando la universidad.
Tenían tantos años juntos y era el estereotipo de hombre
perfecto: educado, caballero, un buen estudiante, caritativo,
gentil.
Él siempre había odiado a los gays y sabía que Troy lo era,
entonces de repente tenía ciertas actitudes groseras con su
amigo que a ella le molestaban y le exigía que lo respetara.
¿Por qué entonces se habían besado? ¿Todo era una farsa?
¿Ella era la que sobraba ahí?
No tenía idea de lo que estaba ocurriendo y necesitaba
respuestas. Tenía tantos sentimientos juntos: tristeza,
decepción, sorpresa, dolor... odio.
Finalmente y después de haber transcurrido bastante
tiempo divisó a Troy entre la multitud. Él la vio y le sonrió
ampliamente, ella mantuvo el semblante serio y hasta que
estuvo lo suficientemente cerca él pudo ver las grandes
ojeras que reinaban debajo de su rostro por no haber podido
dormir.
—Anne, ¿Qué pa-
—¿Cuánto tiempo llevas engañándome?
Eso frenó en seco a Troy y la miró a la cara asustado. No...
—¿De qué hablas?
Anne sintió las lágrimas acudir a sus ojos una vez más,
sintió el estómago revuelto y le dieron ganas de vomitar,
aquello era demasiado. Troy estaba fingiendo demencia, era
demasiado malo para mentir, era demasiado obvio.
Sentía sus piernas temblar pero no podía demostrarlo, no
debía demostrar que se estaba derrumbando, que aquella
situación sobrepasaba sus límites por mucho. Suspiró y
reunió todo el valor que le quedaba.
—¿Hace cuánto tiempo que están saliendo Des y tú? —
preguntó finalmente.
Troy la miró lleno de terror y él lentamente comenzó a
llorar también. Lo sabía, era el fin. No iba a pedirle
explicaciones de cómo lo había sabido, ni si alguien se lo
había dicho, ya nada valía la pena en ese momento.
Se arrepintió en aquellos instantes, en aquellos segundos,
de no habérselo dicho nunca. Porque cuando la miró a los
ojos y vio aquella inmensa tristeza se sintió horrible, la peor
persona existente del mundo.
—Cuatro años —confesó.
Ella negó con la cabeza mientras se llevaba una mano a
los labios para que no se vieran los temblores, suspiró
fuertemente un par de veces tratando de no estallar en
sollozos. Troy quiso acercarse a abrazarla pero ella lo alejó.
—Eras mi amigo, Troy... —susurró mientras lo veía a los
ojos, rota, herida— Eras la única persona en la que confiaba.
—Déjame explicártelo, Anne —dijo Troy con desesperación
— Por favor, déjame decirte qué está pasando en realidad.
—No quiero escuchar ni una palabra más de ti. A partir de
ahora no existes más para mí. No quiero que te me vuelvas
a acercar.
—Anne, por favor —Troy quiso acercarse una vez más y
ella no se lo permitió— Anne eres mi mejor amiga, no quería
lastimarte, mi intención jamás fue herirte. Eres lo más
importante para mí, no quiero perdert-
Anne le propinó una fuerte bofetada que hizo que Troy
volteara la cabeza, miró a Anne sorprendido y adolorido. Se
lo había merecido. Sabía que se merecía eso más.
—Lo hubieras pensado mejor antes de mentirme así a la
cara. Antes de meterte con mi novio.
Ella estaba llena de dolor y de rabia. Levantó la mano
para propinarle un golpe más, Troy cerró los ojos con fuerza
y esperó al segundo golpe.
—¡Hey, hey, hey! —gritó Des cuando llegó a la escena,
tomando la mano de su novia para detenerla— ¿Qué está
pasando aquí? ¿Qué te pasa Anne?
—Bien, ya vienes a defenderlo, adelante, defiéndelo.
Des frunció el ceño ante su actitud brusca, ella jamás le
había hablado de aquella manera y eso lo sobresaltó un
poco. Se alejó.
—¿Qué te sucede, Anne?
—¿Cuándo me ibas a decir que me estás engañando con
Troy, Des? ¿Cuándo me ibas a decir que mientras yo me
enamoro de ti, tú tienes a Troy en cuatro en tu cama?
—Shhhh —Des le puso la mano en la boca al ver que los
demás estudiantes los veían— ¿Qué demonios estás
diciendo?
—Los vi, Des. Ayer, debajo del árbol. No puedes mentirme.
No puede mentirme ninguno de los dos. Troy me lo dijo, que
salen desde hace cuatro años. ¿Qué estoy haciendo yo
entonces aquí? Son unos malditos.
Anne se dirigió ante Troy que parecía que su vida se había
detenido en aquel momento.
—Siempre te apoyé, jamás te di la espalda por tu
sexualidad, jamás dejé que nadie te molestara por eso, creí
que éramos amigos, Troy.
Los ojos azules de Troy brillaban, le dolía escuchar todo
eso de su mejor amiga pero se lo merecía, sabía que todo
iba a acabar de aquella manera, sabía que tenía que
haberle hablado con la verdad desde el principio. Se acercó
a Des un poco. Ahora que los había descubierto no tenía
sentido ocultarlo más.
Era tiempo de que ambos salieran del clóset juntos. Miro a
Des a los ojos, a ese verde que siempre lo llamó y vio
determinación en ellos. Quizá estaban pensando lo mismo.
Iba a hablar pero Des lo cayó al instante.
—Te está mintiendo, Anne.
—¿Qué? —Troy frunció el ceño, confuso.
—Te mintió —reafirmó Des y le dio la espalda para ver a
Anne frente a frente— Él y yo no hemos estado saliendo por
cuatro años. Él ha estado enamorado de mí por cuatro años
pero nunca le hice caso porque yo estoy enamorado de ti.
Ayer me citó en el árbol diciéndome que si no lo besaba iba
a mostrar pruebas falsas para que tú terminaras conmigo
porque él es tu mejor amigo y le creerías y que si no quería
que lo hiciera, tenía que besarlo al menos ese día.
—Des...
—Yo te quiero a ti, Anne, sólo lo hice para que nos dejara
en paz. Sólo lo hice por ti. No quiero perderte.
Anne volteó a ver confusa a ambos, parecía que aquellas
palabras la habían dejado sin habla. Pasó la mirada de uno a
otro en cuestión de segundos,
—Te amo, Anne.
Eso rompió el corazón de Troy. Jamás en su vida le había
dicho aquellas dos palabras a Anne porque estaban
reservadas exclusivamente para Troy. Parecía que le habían
quitado el aire entero de los pulmones. Se sentía a morir.
Anne vio eso como una muestra de sinceridad y
lentamente le extendió la mano a su novio para que se la
tomara. Entrelazaron sus dedos y ambos vieron a Troy
fríamente.
—Anne, no le creas, por favor, te está mintiendo. Te dije la
verdad, yo soy el que no quería perderte, eres la única
amiga que tengo, por favor, créeme a mí.
—No voy a descansar hasta ver tu vida destrozada por
esto que me has hecho —habló con seriedad y firmeza
— Nuestra amistad terminó aquí. No quiero volver a verte
nunca. Ni cerca de Des. Maldito marica.
||
Ed observaba sobresaltado e incrédulo a Eleanor que
estaba sentada en su sillón con una taza de té entre las
manos que él mismo le había preparado ¿Qué demonios
quería esa mujer a las dos de la mañana? Eleanor era la
última persona que se habría esperado estuviera tocando su
puerta esa hora.
Pero ahí estaba, con el cabello en una coleta, con
pantalones deportivos y una blusa de tirantes, en sandalias
y sin una gota de maquillaje, estaba sonrojada y tenía la
nariz roja.
La verdad así se veía un poco mona.
—Eleanor, lamento interrumpir tu bebida pero, ¿Se puede
saber qué estás haciendo aquí tan tarde? ¿Tienes una
mínima idea de la hora que es?
—Louis me terminó —dijo así sin más.
—¿Qué? —Ed sonó sorprendido y la verdad lo estaba.
¿Louis había decidido al fin que Eleanor no debía estar a su
lado?
—Sí, me terminó —dijo sin ninguna emoción en la voz—.
Me confesó que se besó con Harry.
Ed no estaba tomando nada en ese instante pero sintió
como si se ahogara. Eleanor lucía triste pero no destrozada,
como si ya se lo esperara. Como si en el fondo supiera que
eso tarde o temprano iba a pasar.
Ed literalmente pudo haber escupido agua, ¿Louis había
besado a Harry? ¿Cuándo, exactamente? ¿Por qué nadie se
lo había dicho? ¿Por qué Louis no se lo había dicho?
Tendría que llamarle y pedirle explicaciones más tarde.
—Bueno, El, lamento mucho su ruptura... Pero tampoco es
como si no se le notara a Louis que él batea para otro lado,
¿No? —Ed sonrió un poco intentando animar la situación y
Eleanor volteó a verlo como si lo quisiera golpear en ese
instante.
Ed borró su sonrisa al instante y Eleanor lo miró fijamente,
volvió la vista su té y de pronto sonrió débilmente ella
también, muy a su pesar.
—Supongo que tienes razón... Pero no puedo evitar sentir
que perdí los mejores años de mi vida a su lado —confesó
débilmente mientras dejaba la taza de té en la mesita que
se encontraba en frente—. Estoy con Louis desde hace
mucho tiempo, siento como si sólo hubiera desperdiciado
interminables días.
—Eleanor, eres joven y guapa, encontrarás a alguien que
te ame tal como eres algún día no muy lejano. Tú sigues en
tus mejores años. Vas a ser feliz, lo prometo.
Se sentó a su lado y de la manera menos
comprometedora posible le dio un abrazo de lado,
intentando ser un buen amigo. Eleanor se recargó en su
hombro y se puso a llorar. A llorar en serio, con sollozos y
mocos incluidos. Ed tuvo que reprimir una mueca
incómoda.
Eleanor ni siquiera le caía bien, ¿Por qué se estaba
comportando así de hospitalario con ella? Si ella había sido
una desagradable persona en el pasado desde que la
conoció.
Pero verla así de destrozada y frágil. Sentía que tenía una
parte de la culpa porque él también siempre había sabido la
verdad sobre los sentimientos de Louis y jamás se lo había
dicho. Así que una parte de su moral le decía que tenía
responsabilidad, aunque fuera mínima.
—No quiero volver a casa Ed —confesó en voz baja,
temblorosa—. Todos me preguntan siempre cuándo Louis y
yo nos vamos a casar, siempre me decían que éramos la
pareja perfecta y que esperaban hermosos nietos de
nosotros. ¿Cómo los voy a mirar ahora y decirles que a Louis
y a mí nos gustaba lo mismo? —exclamó, horrorizada.
Ed tuvo que reprimir una carcajada que supo disimular
bien.
—Tengo un cuarto de invitados y una cama extra —
admitió—. No tienes por qué volver a casa si no lo deseas,
puedes dormir ahí. No tienes por qué darle explicaciones a
nadie de tu estado si no lo deseas. Sé que te sientes triste.
Termina tu té y ve a descansar, hablaremos mejor por la
mañana.
Eleanor asintió y dejó de recargarse en Ed, se limpió con
un kleenex que el pelirrojo le ofreció y volvió a tomar su té.
Ed suspiró. Las cosas que hacía por Louis.
||
Louis se encontraba observando el techo de su habitación
mientras estaba recostado en su cama. Miles de
pensamientos invadían su mente y lo hacían pensar. ¿Qué
hacía su papá con el papá de Harry de jóvenes? ¿Que no se
suponía que Harry venía de otra ciudad llamada Holmes
Chapel? Y más importante, ¿Qué hacía Anne en esa foto
también?
Estaba decidido a ir al día siguiente a casa de Anne a
pedir respuestas. Y lo haría. Pero por lo pronto tenía que
llamar a Ed, tenía que hacerlo y confesarle a él de una vez
por todas lo que había hecho, porque necesitaba un
puñetero consejo y no sabía por dónde empezar.
—Tengo que distraerme un segundo o me voy a volver
loco —suspiró, con su cabeza a punto de estallar por tantas
vueltas que le daba al asunto.
Sabía perfectamente que algo raro ocurría en sí mismo
cada vez que estaba cerca de Harry, el chico hacía
despertar en el sentimientos que jamás había
experimentado con otras personas. El simple hecho de estar
a un lado de Harry lo ponía lo suficientemente emocionado
y nervioso como para comportarse como un verdadero
imbécil sólo para obtener su atención.
Sacudió la cabeza. Tomó su celular de la mesita y marcó a
la única persona que estaba segura, lo atendería a esas
altas horas de la noche.
Sorpresivamente Ed contestó de inmediato y eso
confundió a Louis. Quizá todavía no se había dormido.
—¿Te das cuenta de qué horas son, Louis? Son las tres de
la mañana, los que trabajamos necesitamos dormir, así que
si quieres a tu culo, me dirás en cinco minutos máximo las
razones por las que me despertaste en medio de mi sueño
embellecedor —su voz se escuchaba rasposa, indicando que
afirmativamente, la llamada lo había despertado.
Ed Sheeran, su mejor amigo se había graduado de la
carrera de música. Cuando sus padres provenientes de otro
país supieron los planes de su hijo acerca de poner una
academia de música y de convertirse en un famoso canta-
autor, no dudaron en ayudarlo económicamente para rentar
un local en el centro de Doncaster donde podría impartir sus
clases. La Academia de Música Sheeran. El alquiler no era
muy barato, pero con el dinero que se sacaba de las clases
de los tantos niños y adolescentes que se encontraban
estudiando allí pronto podría pagar el alquiler y comprarlo
para ya no rentarlo. Era muy talentoso a decir verdad.
—Necesito hablar contigo sobre algo... —murmuró muy
bajito, no muy convencido de su decisión.
—¿De Harry?
Ed procuró bajar la voz. Desde el otro lado de la línea su
amigo pelirrojo tenía una invitada totalmente dormida en la
habitación continua, lo que menos quería era despertarla
después de que había tardado tanto tiempo en conciliar el
sueño. Ed ya estaba harto de sus lloriqueos pero sólo le
había dado palmaditas en la cabeza esperando que se
acabara antes de que cayera rendida en la cama. A decir
verdad no era muy bueno para consolar.
—Tú nunca te equivocas, Ed... Sí, quiero hablarte
justamente de él.
El interés de su amigo aumento cuando admitió que
quería hablar de él, bingo, podría enterarse del chisme
jugoso que había pasado entre su amigo y Harry. Quería
saberlo ya.
—Tienes cinco minutos para decirme cuál es tu problema,
si no, te colgaré y volveré a dormirme en mi cama
calientita. Inclusive, si me interesa el tema, te daré seis
minutos como máximo y consideraré el hecho de darte uno
que otro consejo.
—¿Sólo cinco minutos? —preguntó, irritado. Necesitaba
contárselo todo y no sabía si ese era el tiempo suficiente.
—Cinco minutos y dos segundos —corrigió Ed—, porque
somos amigos.
—Uy, qué buen amigo —habló con sarcasmo.
—El tiempo corre.
Louis tomó aire, listo para comenzar. Sería algo difícil
puesto que no era un tema fácil, pero si quería ayuda de Ed,
tendría que decírselo todo. Bien.
—Hace no mucho tiempo las cosas comenzaron a cambiar
para mí... —comenzó Louis, armándose de valor— No sé
cuándo, no sé cómo, pero ahora veo la vida de una forma
un tanto distinta. No, veo a alguien de forma distinta. Cada
vez me le he prestado más atención a Harry que a nada en
el mundo y de un momento a otro me ha llegado a... —el
oji-azul tragó saliva y negó con la cabeza— Cuando lo veo
ya no siento ni una pizca de la repugnancia que antes
experimentaba al verle la cara, ahora son sentimientos
mucho más diferentes. Cada vez que lo veo... es como si ya
no saciara, como si ya no tuviera suficiente de él.
El aire se acabó y Louis tuvo que hacer una pausa para
poder proseguir.
—Hace unos días hice algo de lo que pensé que me iba a
arrepentir pero no fue así, Ed. Yo besé a Harry. Yo.
Voluntariamente. Pensé que eso me iba a arruinar la vida
pero no lo hizo, al contrario, me quedé con ganas de volver
a hacerlo una y otra vez. No podía con esos sentimientos y
me obligué a mí mismo a decirle la verdad a Eleanor, por lo
cual terminamos. Ahora no sé qué hacer, no sé qué sigue.
¿Qué se supone que haces cuando admites que te gusta
Harry Styles?
El silencio reinó en la línea, ni siquiera una respiración
vaga se escuchaba. Louis se preocupó, ¿Qué tal si no lo
había escuchado y tendría que repetírselo todo de nuevo?
¿Tendría agallas para admitirlo en voz baja?
—¿Hola? —preguntó, nervioso— ¿Podrías decir algo?
—¿Es enserio Louis? ¿Tuviste que esperar todo un año
para admitir esto? —gritó exasperado— ¡No puedo creerlo!
—Lo siento...
—¡Anne me debe dinero! —exclamó emocionado—, le dije
que algún día admitirías que estabas enamorado de su hijo,
¿Por qué justamente hasta ahora? Hace tiempo que lo
necesitaba ¿Por qué tienes que ser tan lento?
—¿Qué?
—¡Doscientos billetes! ¡A este paso me volveré rico! Me
alegro tanto de haber apostado con ella hace unas
semanas. Sabíamos que algún día lo admitirías, aunque te
tardaste bastante, eh. Deberías pensar con la cabeza más
seguido, Louis.
||Capítulo 42.

Mullingar, Irlanda.
Liam veía a Zayn dormido mientras cuidadosamente
revolvía su cabello, puesto que Zayn se había dormido
encima de sus piernas cruzadas. Suspiró relajado, estaba en
la sala con el chico de sus sueños, con la persona que
siempre había deseado tener a su lado.
Se sentía... feliz, vivo, con ganas de seguir una vez más.
Toda negatividad se había ido, Zayn lo había elegido a él, se
había quedado al fin y podrían ser felices juntos. Había
ganado.
A base de mentiras.
No podía evitar sentirse algo mal respecto a cómo había
logrado que Zayn dejara la búsqueda de su novio y se
resignara a su inminente muerte. No se sentía muy
orgulloso de sus actos pero había hecho lo necesario para
que permaneciera junto a él.
No se arrepentía. En lo absoluto. Liam necesitaba a ese
chico más que Niall, Zayn era la única razón por la cual
seguía de pie, luchando, viviendo, respirando. Porque Zayn
se había robado cada latido de su corazón desde que lo
había encontrado mal herido a la orilla de aquel río. Desde
que lo había acompañado en el hospital y había visto su
lenta recuperación.
Lo destrozaba el hecho de que los primeros días y
semanas Zayn no tuviera otra cosa que Niall en su cabeza.
Sabía que los estaban buscando a ambos pero no quería
enterarse mucho, entre más lejos estuviera de aquello
sentía que sería más difícil encontrarlos.
Por lo pronto Zayn era suyo. Suyo, suyo, suyo.
Completamente.
Volteó la vista hacia abajo y vio su rostro sereno, hermoso
de un modo casi doloroso. Sonrió un poco y posteriormente
encendió el televisor en el canal de las noticias, todo
mientras seguía acariciando su cabello lentamente. Procuró
bajar el volumen para no interrumpir su sueño y su
descanso.
Pasó de un noticiero a otro hasta que se quedó estático
con el control en la mano, como si hubiera sufrido una
petrificación instantánea, como si hubiera visto a la
mismísima Medusa.
En el noticiero había un hombre rubio con una foto de
Zayn en la mano mientras hablaba con un entrevistador.
Personas desaparecidas era el titular que ocupaba el
centro de la pantalla.
Se busca joven desaparecido de nombre Zayn Malik, tiene
una complexión delgada, mide 1.75, piel aperlada, cabello
oscuro. Fue dado de alta hace dos meses del hospital San
Lucio en Mullingar, si tienen alguna información pónganse
en contacto al número...
||
Doncaster, Reino Unido.
—Niall, ¿Cómo has estado últimamente?
Niall Horan se encontraba sentado en el sofá frente a Jeff,
no era una novedad que todos lo amaran. En serio,
literalmente todos. Niall era el pequeño chico al que todos
veían la necesidad de proteger, era aquel niño con una
sonrisa de iluminar casi tanto como el sol, con sus dientes
desarreglados en un proceso de odontología, estaban
seguros que le pondrían brackets. Sus ojos celestes eran
expresivos y dulces.
No era un secreto tampoco que era el mejor amigo de
Felicite y que él la perseguía a todos lados como un
cachorro. Felicite, la gran y fuerte Fizzy que había superado
con fuerza aquella situación de sus padres y su hermano,
del homicidio de su novia y que se había ganado un gran e
inquebrantable carácter en terapia. Era algo dura, se había
vuelto un poco menos accesible que antes, ya casi nadie se
ganaba su corazón a excepción de Niall. Sus risas eran
contadas pero cuando se reía el mundo callaba para
escucharla.
Harry de repente se quedaba mirándola a lo lejos, sin ser
muy consciente, debido al gran parecido entre ella y su
hermano, Louis.
—He estado bien Jeff, voy bien en la escuela, mis clases
se regularizaron —dijo en una gran sonrisa, orgulloso—, no
perdí el año escolar gracias a ustedes.
—Me alegra muchísimo, Niall, de verdad, ver tus
progresos siempre me enorgullecen —admitió Jeff—. Pero
hoy deseo hablar de otro asunto contigo y es algo que
hemos estado evitando por semanas, tú ya lo sabes, pero
una cosa es saberla y otra es decírtela. ¿Estás listo?
Niall sabía perfectamente de qué se trataba, el juicio para
el encarcelamiento de sus padres, ese que llevaba mucho
tiempo aplazando hasta que se sintiera listo de poder
atestiguar contra ellos. Fizzy había hablado muchísimo con
él respecto a eso porque ella lo había hecho también, le
había dado consejos, habían hecho una simulación incluso y
en todas y cada una de ellas Niall se echaba a llorar
desconsolado y Felicite resoplaba, pero corría a abrazarlo.
Atestiguar contra sus padres era quizá una de las cosas
más difíciles que podría enfrentar, pero nada podría ser más
difícil que ver cómo su novio se desangraba a causa del
golpe en la cabeza que le había dado su padre antes de
escapar de casa.
Zayn le había brindado la libertad que tanto había
deseado tener, Harry le había ayudado a vivirla, Felicite y
Jeff le enseñaban cómo sobrellevar la situación de la mejor
manera posible.
Se lo debía, a Zayn. Recordarlo seguía siendo doloroso y
no podía evitar que su labio inferior temblara al aguantarse
las ganas de soltarse a sollozar, desconsolado. Le debía
justicia a su memoria, merecía paz.
Asintió débilmente, primero despacio y dudativo para
después hacerlo de manera firme y con la mirada fija en los
ojos de Jeff.
—Iremos a Mullingar, Niall. Iremos todos y te vamos a
apoyar. Probablemente se quede Nick o me quede yo aquí
para cubrir las responsabilidades, pero Harry
definitivamente irá y Fizzy también irá a apoyarte mientras
todo eso sucede.
—¿En cuánto tiempo? —de verdad quiso que su voz
sonara fuerte, pero apenas se escuchó como un susurro.
—Tres semanas. Tenemos tres semanas para prepararnos
para el juicio dictado por el juez.
Y para encontrar a Zayn Malik.
Aún no le habían dicho y era probable que no le dijeran
hasta que estuviera la fecha cerca o hasta que lo
encontraran y pudieran reunirlos a ambos en un espacio
controlado para medir sus reacciones y entrar en caso de un
colapso nervioso.
Necesitaban la salud mental de Niall intocable,
enfocándose en superar ese miedo a sus padres y
enfrentándolos.
Niall asintió, era un chico valiente. Sería valiente como
Harry, como Fizzy, como Jeff.
Por Zayn, le debo esto a Zaynie.
—Estoy listo.
||
Louis tomó el legajo color beige que había dejado encima
de la mesa para posteriormente salir por la puerta principal
y cerrar con llave. Sabía a dónde se dirigía e iba con paso
firme dispuesto a encontrar respuesta.
Después de que le confesara a Ed sus sentimientos por
teléfono (y que él se burlara de él, claro, eso nunca lo iba a
olvidar, maldito desgraciado) había colgado sin más y se
había quedando observando el techo gran parte de la noche
sin poder conciliar el sueño.
Por una parte estaban los sentimientos hacia Harry, sabía
que iba directamente a casa de Anne y había una gran
posibilidad de que encontrara a Anne ahí. Lo tenía bastante
presente mientras se limpiaba las manos llenas de sudor en
los pantalones. Estaba casi temblando de puro nerviosismo.
Pero también había una gran probabilidad de no
encontrárselo y no sabía si eso lo ponía triste o feliz. Podría
ser un 50-50.
Mientras caminaba pensaba en la vida de Troy, casi no
sabía mucho de ella, de si tenía amigos, de sus estudios. Él
nunca había platicado nada de eso y su mamá tampoco
sabía mucho al respecto, cuando Louis cursaba en la
preparatoria tuvo una pequeña charla con su papá (de las
pocas que tenían de hombre a hombre) y cuando le había
preguntado sobre su etapa de preparatoria su papá había
reaccionado mal.
Lo había volteado a ver como si le estuviera enterrando
cien cuchillos dispersos en el cuerpo y Louis se quedó sin
habla durante varios minutos.
—Esa maldita mierda es mejor que se olvide —finalmente
dijo Troy, lleno de odio.
Después de un trayecto no tan largo al fin Louis llegó y se
detuvo unos metros antes de la entrada principal. Vio el
legajo y se preguntó exactamente qué le iba a cuestionar.
'¿Conociste a mi papá en la secundaria? Wow, qué
sorpresa', 'Hola, ayer vi esta foto y me gustaría que me
platicaras qué había entre Troy y tú', 'Hola Anne, encontré
esta foto y quería saber qué demonios hace mi papá ahí'.
Finalmente llegó el valor y tocó la puerta. Y no sabía por
qué estaba más nervioso, si por las respuestas que podría
obtener o por el hecho de que Harry podría abrirle esa
misma puerta.
Pero no sucedió, la puerta se abrió y Louis sintió un poco
más el sentimiento de decepción al ver a Anne del otro lado
con el cabello recogido y con una gran sonrisa en el rostro,
recibiéndolo.
—¡Louis! —saludó llena de entusiasmo como si estuviera
viendo al mismísimo Papa— Pasa, me alegra tanto tenerte
en casa otra vez.
Louis sonrió con un poco de timidez ante el cálido
recibimiento y se adentró a la casa cerrando la puerta
detrás de él, de pronto era mucho más consciente de las
cosas que llevaba dentro de aquel folder y sintió que se
sonrojaba un poco.
¿No se estaría metiendo en cosas que no le importaban?
Seguramente a Anne no le molestaría contar algunas
cosas de su juventud, también podría saber más de la etapa
de preparatoria y de la carrera universitaria de su papá.
—Hola Anne, ¿Cómo estás? —al menos si se iba a meter
en su vida privada tenía que ser cordial.
—Bien, ya sabes, soy una señora —soltó una risita
mientras se dirigía a la cocina a seguir bebiendo de la taza
que tenía en la encimera— Me la paso tomando té con las
vecinas y esperando a que mi hijo llegue a casa y-
—¿Qué hacías con mi papá en esta foto?
—¿Qué?
A la mierda la cordialidad.
Realmente no había querido ser grosero pero lo mataba la
curiosidad, en serio, de una mala manera que lo único que
quería era que Anne viera la foto que ya había sacado del
legajo y que le tendía con una mano para que la tomara y la
viera.
Por una fracción de segundo Anne tuvo mil reacciones
distintas en el rostro: horror, miedo, tristeza, enojo,
felicidad, nostalgia, lástima.
Pero luego volvió a ver a Louis y parecía como si se
hubiera vuelto más dura de lo que jamás la había conocido
ocultando todo sentimiento que esa fotografía había
provocado.
—¿De dónde sacaste eso, Louis? —preguntó con cautela,
devolviéndole la foto como si le quemara en la mano.
—De una caja de zapatos que papá tenía escondida en el
clóset —explicó con naturalidad, comenzaba a preocuparle
la reacción de Anne—. La encontré ayer mientras arreglaba
el cuarto.
Bueno, una pequeña mentira no le hacía daño a nadie
respecto a cómo la había encontrado. No le iba a decir que
se la había topado de casualidad mientras metía sus narices
en lo que no era de su incumbencia.
—¿Puedes platicarme una historia de Troy de joven? —
pidió Louis— Él casi no hablaba de nosotros de esa etapa de
mi vida y me gustaría saber algo...
—No puedo hacerlo —respondió ella de inmediato
mientras se sentaba lentamente en una silla.
—¿Cómo que no puedes hacerlo? ¿No lo conocías?
—Louis, esas historias no me corresponden contártelas a
mí. Soy la menos indicada para esto.
—Anne, sólo te estoy preguntando algo sencillo.
Ella negó con la cabeza, parecía severamente afectada
por la foto que Louis ahora tenía entre sus manos. Ella se
frotó lentamente el rostro signo de estrés.
—Cariño, si quieres respuestas necesitas ir con tu padre y
pedírselas. No puedo darte las respuestas que necesitas, lo
siento. No puedo hablar de eso.
—¿Por qué no Anne? ¿Tanto daño te hizo él? —Louis se
llenó de enojo de pronto, pensando que su padre pudo
haber lastimado a una gran mujer como Anne mientras era
joven— Por favor dime que no te lastimó porque juro que
voy y-
—No, Louis, te equivocas —Anne volteó hacia arriba y le
dedicó la mirada más triste que pudo haber visto en su vida
entera—. Yo fui la que lo lastimó, yo fui la que lo hirió y le
hizo las cosas más horribles. Yo soy la razón por la que él
fue así el resto de su vida y aún no me lo puedo perdonar.
—¿De qué hablas?
Louis no entendía absolutamente nada y Anne se levantó,
podía verse que estaba al borde de las lágrimas, sus ojos
verdes brillaban gracias a la cantidad de lágrimas
acumuladas que tenía. Se levantó de la silla y se dirigió
arriba.
El chico se quedó observándola un rato pensando que no
bajaría más, estuvo a punto de irse resignado y confundido
ante sus palabras cuando Anne bajó con otra hoja y un par
de fotografías.
Le tendió una hoja al oji-azul que tomó lleno de intriga.
Mejores amigos por siempre, en esta vida y las
siguientes. Troy y Anne.
Letras de brillitos.
—Me descubriste, Louis. Descubriste una de las cosas que
estoy pagando en vida, porque Dios nunca me va a
perdonar el haber herido a un ser humano inocente.
Le dio otra hoja.
Insuficiencia cardíaca, estudios realizados a Anne
Styles.
Louis volteó a verla boquiabierto. ¿Qué significaba todo
aquello? ¿Qué era todo aquello? Ella ahora sí lloraba con la
expresión de haber estado herida toda su vida y al fin
liberarlo.
—No puedo contártelo todo, esta historia no me
pertenece, yo soy la mala, siempre he sido la mala y ahora
sólo intento arreglar todo lo que hice, contigo y con tu
familia —su voz se quebró.
Él hizo ademán de soltar las hojas e ir a abrazarla pero
ella con un gesto lo detuvo.
—Hay una razón por la cual los Tomlinson y los Styles
están destinados a encontrarse de nuevo.
Señaló la fotografía que Louis le había dado.
—Y la razón soy yo.
No entendía nada, no entendía que estaba pasando.
¿Acaso Anne...? ¿Troy... su papá? ¿Styles y Tomlinson? ¿De
qué demonios...?
—Yo los separé y ahora se están encontrando otra vez,
porque yo no dejé que estuvieran unidos en un principio. Yo
fui la culpable desde el inicio.
||Capítulo 43.

Doncaster, Reino Unido.


Su caminar era lento, daba pasos pequeños, tenía la
mirada agachada (se había acostumbrado a mirar el suelo
para no tener que mirar a nadie a la cara), tenía grandes
ojeras y el cabello grasoso casi todos los días, nadie se le
acercaba.
Había rondado el rumor por la universidad (de manera
extrañamente rápida) sobre Troy Tomlinson persiguiendo y
acosando a Des Styles, el novio de Anne. Todos lo veían con
repulsión, los chicos se reían de él y las chicas se alejaban
con el miedo de que se fijara en sus novios también.
Anne lo veía, sabía que lo hacía desde la distancia, sentía
su mirada en su espalda como agujas. Deseaba correr hacia
ella y abrazarla, decirle que por favor le hablara otra vez,
que extrañaba todo de ella. Desde despertarse juntos para
desayunar, ver películas, leer a la sombra de un árbol, ir a
comer a los lugares menos pensados, hacerse peinados,
escribir en sus libretas cosas para el otro y que las leyeran
cuando más se necesitaban.
Hace días había descubierto en su libreta al final de las
hojas la letra de Anne donde le había escrito 'cada día te
ves más precioso' y eso le había causado horas de llorar
hecho un ovillo en su habitación.
Su relación con Des... había terminado, definitivamente,
no tanto porque Troy tuviera la fuerza para al fin deshacerse
de su noviazgo después de 4 años de luchar infinitamente
por eso, si no porque Des había elegido a Anne y ahora no
le hablaba, no le dirigía ni siquiera la más mínima mirada, ni
siquiera le había dado explicaciones. No existía más para
él.
Mientras iba absorto en sus pensamientos divisó una
figura al final del pasillo que caminaba en su dirección.
Alcanzó a ver un par de zapatos negros que él reconocía
muy bien, los había visto a los pies de las camas que habían
compartido a lo largo del tiempo.
Troy alzó los ojos azules, vibrantes, llenos de tristeza,
reprimió una mueca de sollozo.
Des lo vio por una milésima de segundo, con los ojos
verdes llenos de indiferencia, de crudeza. Muertos.
Pasó a su lado como si se tratara sólo de una ráfaga de
viento.
Perfectos desconocidos...
||
Louis abrazó a Anne cuando ella se lo permitió hacerlo,
hecha un mar de lágrimas. Su mejor amigo, él había sido su
mejor amigo y ella le había dado la espalda de la peor
manera posible, se había enterado de la verdad muy tarde y
ahora no había nada qué arreglar, no había nada qué hacer
para devolverle a Troy todo lo que ella le arrebató.
Vio a su hijo consolándola, lo sentía en sus abrazos, la
misma vibra de vulnerabilidad que le inspiraba Troy estaba
en Louis, el mismo corazón herido, la misma vida
destrozada, el mismo miedo en sí mismos...
¿Qué le había hecho? ¿Cómo es que seguía viva después
del dolor que le había causado? ¿Cómo tenía el derecho de
ser feliz y de tener un hijo maravilloso si ella era la causante
de la desgracia de alguien tan inocente como lo había sido
Troy?
Claro estaba que la vida le había cobrado uno a uno los
errores de su pasado... Empezando por Gemma.
Se dobló de dolor al pensar en la pérdida de su hija, en la
pérdida de la luz de sus ojos. Louis la apretó con más
fuerza, estaba muy preocupado por ella y por cómo las
lágrimas no dejaban de salir como si se tratara de un grifo
abierto.
Y Des... cada vez que pensaba en él estaba esperando
que se pudriera en el mismísimo infierno.
—Anne, por favor, dime qué pasa, por favor háblame.
¿Qué pasa con todo esto? ¿Qué pasa con tu corazón, por
qué ahí dice que tienes insuficiencia cardíaca? ¿Harry lo
sabe? —suplicó Louis al ver el estado de Anne.
—Louis, discúlpame, por favor, por todo lo que causé en
tu vida, por hacer que todo esto pasara... —habló al fin,
congestionada y con un hilo de voz al llorar tanto.
—¿De qué estás hablando? Sigo sin entender nada de lo
que me dices. No tienes culpa de nada de lo que ha pasado
en mi vida.
Louis estaba muy confundido intentar conectar los hilos,
¿Por qué Anne se disculpaba? Ella no le había hecho nada,
ni siquiera la había conocido antes, ¿Cómo era posible que
pensara que por su culpa él estaba sufriendo de alguna
manera?
¿Anne estaba enferma? ¿Lo había ocultado todo ese
tiempo?
—Tienes que ir a ver a tu padre, Louis —susurró ella
mientras al fin se llevaba las manos a los ojos para limpiarse
las lágrimas—, tenemos que ir a verlo, tenemos que...
La puerta se abrió antes de que Anne pudiera terminar la
frase y Harry entró a la casa, con el cabello revuelto de
habérselo peinado y con la camisa abierta, tenía la corbata
desanudada a un costado de su cuello, no se había
percatado de la presencia de ambos porque iba felizmente
anunciando su llegada mientras de una bolsa sacaba un par
de cosas.
—Mamá, ya vine, traje un poco de leche y harina que me
pediste aye-
Harry frunció el ceño cuando vio a Louis y a su madre
juntos en la sala mientras ella lo abrazaba, tenía los ojos
hinchados y rojizos y él tenía la expresión más acongojada
que le había visto en el tiempo que llevaba de conocerlo.
Louis sintió que su corazón explotaba en un millón de
sentimientos, Harry se veía... se veía muy atractivo así.
Tenía los labios de un color casi sandía, probablemente de
habérselos mordido en el transcurso a casa. No lo había
visto desde el día en el que se habían besado e ignoraba el
hecho de si él lo recordaba o no, pero el simple observarlo
ahí, viéndolo fijamente, hizo que se le erizara la piel.
Harry se quedó estático en la puerta sin saber cómo
reaccionar. Anne volteó a ver a Louis con terror y lanzó su
mirada de él a la mesa, donde los papeles y la foto estaban
expuestos a la vista.
No supo si identificó bien su mirada, como si estuviera
asustada y desesperada por la confidencialidad de lo que
había ahí, pero se levantó con rapidez y se puso a juntar
todas las hojas y las fotos y las puso rápidamente en el
folder beige que había traído de su casa.
Esto se queda entre nosotros.
Anne pareció mucho más aliviada en ese momento y se
arregló un poco el cabello intentando verse presentable. Le
dedicó a Louis una mirada agradecida y cómplice.
—¿Está todo bien aquí? —preguntó Harry con cautela—
¿Mamá?
—¡Sí! Todo está perfectamente.
Su excesivo entusiasmo hizo que su hijo dudara de la
veracidad de su respuesta pero suspiró y lo dejó pasar un
poco, si ella no quería decirle era porque tenía sus razones
en ese momento y no iba a presionarla. Así que cerró la
puerta tras de sí y caminó a la cocina con la mayor
naturalidad posible ignorando el hecho de que Louis lo
estaba observando.
—Voy a dejarte esto aquí, subiré para... darles un poco
más de privacidad —anunció con cautela y volteó a ver al
oji-azul por última vez dándole un asentimiento respetuoso
— Buenas noches, Louis.
Harry subió las escaleras de dos en dos con sus piernas
largas y Louis no pudo desviar su mirada ni siquiera cuando
él ya no se veía más. Anne lo observó con intriga y recordó
lo que había pasado entre ellos dos la última vez que Louis
había ido a casa.
—¿Quieres ir a hablar con él?
Sus ojos se fijaron en ella, tenía los sentimientos a flor de
piel. No sabía si la mejor opción era salir de esa casa
inmediatamente o perseguir a Harry y agradecerle mínimo
por la canasta con fruta que le había llevado ese día, porque
ni siquiera lo había recibido a tiempo para darle las gracias.
—Louis, tenemos... tenemos que hablar de un par de
cosas, pero eso puede esperar. Podemos continuar con la
plática mañana y te explicaré qué pasa. Necesito tiempo
para poder decírtelo todo sin más secretos porque tu rostro
me refleja las dudas que tienes. No puedo decírtelo todo
porque no es mi historia, yo soy la mala, no me corresponde
contártelo... Pero hay alguien que sí puede hacerlo.
Troy.
—Ve con Harry, yo... iré a dormir en breve y ustedes
podrán estar solos, tenlo por seguro.
Louis no supo identificar bien el tono de su voz, como si
hubiera un mensaje implícito en ello pero pudo observar la
pequeña sonrisa de complicidad que tenía cuando se dio la
vuelta y subió las escaleras también.
¿Por qué tenía la sensación de que se estaba perdiendo
de algo?
||
Harry se encontraba en la azotea, se había quitado la
camisa y el pantalón de vestir y ahora vestía una sencilla
pijama y una playera negra. Estaba recargado en la
barandilla mientras el ligero viento le peinaba los rizos hacia
un lado. Louis salió viendo a Harry, con cautela, intentando
no molestarlo. Intentó no hacer ruido pero el oji-verde
volteó casi al instante en el que Louis puso un pie afuera.
Se quedaron viendo unos segundos sin saber qué decir o
qué hacer, Louis frunció los labios intentando encontrar las
palabras correctas para iniciar una conversación mientras
Harry lo observaba con curiosidad.
Louis tenía todas las palabras que le había dicho Harry
guardadas en su pecho, cómo le había confesado que
estaba enamorado de él, las cosas hermosas que aún
hacían que su pecho hormigueara, el beso que hacía que
inmediatamente se llevara las yemas de los dedos a los
labios.
—Hola Harry.
La voz de Louis era apenas un susurro, temblaba de
nervios, sus manos estaban inquietas a sus costados. ¿En
serio? se recriminó ¿Es lo mejor que tienes que decir?
Pero Harry le dedicó una mirada cálida y sincera y pareció
relajarse.
—Hola Louis.
Paso a paso quedó a un lado de Harry haciéndole
compañía, sus brazos casi se rozaban por su cercanía y la
respiración del oji-azl comenzó a volverse un poco irregular,
estaba eufórico. Toda su presencia le imponía demasiado. Y
el hecho de lo que había pasado la última vez no le ayudaba
mucho a su tranquilidad.
Los recuerdos todavía estaban demasiado frescos y podía
volver a sentir con exactitud lo que había sido tocar los
labios del chico con los suyos.
—Harry yo...
—Louis, antes de que hables he querido buscarte estos
días para decirte un par de cosas... —interrumpió él, Harry
parecía decidido, volteó a verlo y sus ojos verdes brillaron
con la luna encima de ellos, ¿Se había visto alguna vez tan
atractivo como se veía esa noche?— Fui pero... creo que no
estabas.
Sus rizos volaron hacia otra dirección y ocultaron una
parte de su rostro sonrojado al recordar lo que había
presenciado en su casa. Louis quiso darse un puñetazo a sí
mismo por ese día, se había sentido tremendamente
culpable por no haber podido recibirlo en ese momento.
—Te agradezco muchísimo la canasta de frutas, Harry,
fue... un buen gesto de tu parte.
—En realidad fue idea de Anne, por el día en el que me
ayudaste a volver a casa y yo estaba borracho. Realmente
te debo una por haberme ayudado, Louis.
Louis se puso tenso al escuchar eso. Iba a sacar el tema.
Pero a eso venía ¿No? A hablar sobre lo que había pasado
ese día, a aclarar lo que había pasado.
¿Pero exactamente qué iba a decir? Había terminado con
Eleanor ¿Pero y qué? ¿Se le iba a confesar a Harry así como
así? ¿Le iba a confesar que ese beso lo venía persiguiendo
desde que se lo había dado, que pensaba en él día y noche,
que sus insomnios se debían a sus ojos, que en sus labios
seguía el fantasma de él, que su aroma lo perseguía en la
calle y se volteaba con la esperanza de que fuera él?
Que se moría, literalmente, por cortar la distancia y darle
otro beso. Aunque fuera un segundo, aunque fuera uno,
aunque fuera el último.
—De todas formas... —siguió Harry— Quiero ofrecerte una
disculpa, Louis. Esa noche tomé muchísimo y no recuerdo la
mayor parte de la madrugada y tampoco recuerdo si te dije
algo que te pudo haber ofendido o incomodado, y quiero
realmente que me perdones.
Louis se quedó callado, sintió cómo se le iba el aire de los
pulmones y las esperanzas se le hacían añicos. Se sonrojó.
No podía ser.
Carajo.
No lo recordaba.
¿Cómo le iba a explicar que lo que había pasado esa
madrugada le había cambiado la vida?
—Tú... Creo que ya has soportado mi presencia por
suficiente tiempo, Louis. Y lamento muchísimo si te herí, si
te hice daño, si te incomodé con mis acciones. Lamento
haber sido una carga para ti desde el día en el que me
conociste —sonrió con melancolía—. Y lamento más haberte
hecho sufrir por lo que pasó en tu familia, por Felicite. Mi
intención nunca fue herirte.
Harry volteó a verlo y Louis se sobresaltó de ver su mirada
tan triste, tan llena de pena. Nunca le había dedicado ese
tipo de mirada, no desde hace mucho tiempo al menos,
cuando arrestaron a su padre frente a él y Louis corrió a
golpear a Harry porque había sido su culpa que se lo
llevaran.
En realidad no había sido su culpa, reflexionó, Troy causó
todo eso haciéndole daño a Fizzy, sólo fueron las
consecuencias.
—Si algún día te presioné para gustarte jamás fue mi
intención, no mereces ni merecías nada por lo que pasaste
y tampoco mereces a un asqueroso gay que esté detrás de
ti —soltó una risita triste—. Voy a dejar eso, lo prometo, y
espero que podamos ser amigos de ahora en adelante.
Harry volteó su cuerpo totalmente a él y le extendió su
mano en señal de paz. Louis la vio como si estuviera viendo
un perro de tres cabezas enfrente de él.
Amigos.
Quiere que seamos amigos.
Louis bajó la vista a ver sus zapatos y se sintió estúpido,
tonto. Ya estaba, lo había perdido. No tenía ni sentía la
fuerza para contarle con lujos de detalles lo que le había
dicho y cómo le había confesado que estaba enamorado de
él.
Y pensar que Louis estaba a punto de decirle que él se
sentía de la misma manera.
Llegué demasiado tarde. Cambió de opinión.
Se dio media vuelta sin importarle dejar a Harry con la
mano extendida hacia él y se dirigió a la puerta. Harry sintió
una punzada dentro de él, se sentía como el rechazo. ¿Ni
siquiera quería ser su amigo más? ¿Había dicho algo que lo
había ofendido a tal grado?
—¿Louis?
—Espero que podamos serlo —dijo simplemente y se fue.
Louis sintió algo extraño, un sentimiento que no había
experimentado nunca, estaba cerca del pecho, como si de
pronto le hubieran sacado todo el aire, como si no pudiera
volver a respirar con normalidad ¿Por qué le había dolido
tanto la palabra amistad?
¿Acaso ya no quería conformarse con eso?
||Capítulo 44.

Doncaster, Reino Unido.


Mi nombre es Lindsey, tengo 5 años, vivo en una casa
color blanco...
Mi nombre es Lindsey, tengo 5 años, tenía un perrito
blanco y se escapó. Lo amaba...
Mi nombre es Lindsey y vivo en...
El estruendo de un golpe hizo a la pequeña niña morena
esconderse y abrazar sus piernas debajo de la mesa. Su
cabello negro azabache estaba recogido en un moño
desaliñado y sus ropas estaban un poco arrugadas, la blusa
estaba sucia de las mangas.
Sus largas pestañas negras estaban empapadas de
lágrimas. Podía escuchar los lloriqueos de su mamá y sus
quejidos desde ahí, aunque la mesa tampoco estaba muy
lejos del cuarto de sus papás.
Su mejilla estaba roja y adolorida, su padre le había
propinado una bofetada cuando no había querido salirse de
la habitación de su madre. Su madre le había escupido
diciéndole que la odiaba cuando le había pedido que la
protegiera.
Lindsey temblaba como una hoja en un ventarrón. Si fuera
más fuerte no permitiría que papá le pegara.
Una figura salió del cuarto de manera lenta y con pasos
fuertes, la visión borrosa de la niña hizo arrugar las cejas,
no distinguía quién era.
—¿Mamá? —susurró con voz débil, asustada.
Sorpresa.
||
—¿Que Harry te dijo qué?
Louis se encontraba en la Academia de Música Sheeran
mientras Ed afinaba una de las trescientos mil guitarras que
tenía, preparándolas para los alumnos de la clase siguiente.
Miraba con una sonrisita divertida (evidentemente oculta de
Louis) mientras él le expresaba la vergüenza por la que
había pasado la noche anterior.
El andar del chico de arriba abajo y su evidente
nerviosismo y conmoción era entretenido para su amigo,
que intentaba tanto como él comprender la respuesta
—¡Quiere que seamos amigos, Ed! —casi gritó— Me dijo
que esperaba que tuviéramos una buena amistad.
—Louis, ¿Qué le dijiste? —apoyó la guitarra contra la
pared y lo miró de manera severa— ¿De qué manera lo
ofendiste para que de la nada dejara de quererte? Debes
haberle hecho algo horrible, Harry no desiste de esa
manera, le gustas básicamente desde el momento que te
vio.
—¿Qué?
—Nada —Ed negó con la cabeza, era mejor que no supiera
tanto para que no se abrumara con tanta información,
suficiente había sido con aceptar que le gustaba Harry. ¡Un
milagro!— Solamente digo que los sentimientos de Harry
son muy hermosos. Me sorprende que sin previo aviso te
haya mandado a la mierda. Pero la verdad te lo mereces.
—No me estás ayudando, Sheeran.
—Sabes que es verdad y te consta. Harry te apoyó y te
valoró desde el momento uno de manera incondicional.
Nunca te pidió que le correspondieras de ninguna manera
pero siempre fuiste grosero con él, sin mencionar patán y
estúpido. Ah, y homofóbico.
Louis bajó la vista evidentemente avergonzado.
—Uno se gana lo que siembra.
—¿Y entonces qué haré? —dijo afligido, suspirando— ¿Me
retiro y ya? ¿Hago como si nada hubiera pasado? ¿Como si
no me hubiera dicho que está enamorado de mí?
—No puedes cambiar el pasado Louis, lo que le hiciste a
Harry durante todo éste tiempo tiene consecuencias y quizá
te diste cuenta demasiado tarde y él ya no siente lo mismo
por ti.
—¿Entonces sólo fui un juguete?
—No me mal interpretes, enfócate idiota —advirtió—. Lo
que trato de decir es que... Jamás le demostraste un gesto
de amabilidad suficiente como para que él pensara que
también lo aprecias de esa manera. Siempre lo rechazaste
porque no lo querías. Ahora que tú lo quieres es tu turno de
demostrarle lo que sientes por él, si tanto te interesa.
Louis dejó de caminar al instante y volteó a ver a su mejor
amigo con la mirada más incrédula que pudo haberle
dedicado.
—No sé qué hacer Ed, yo no sé cortejar a un gay.
Volvió a caminar y ésta vez mucho más rápido y nervioso.
—¡Es más, yo ni siquiera sé si soy gay! ¿A un gay le puede
gustar una chica?
Su amigo pelirrojo lo observó detenidos minutos mientras
perdía el control y se soltaba a decir groserías que ni a un
camionero había escuchado decir. Negó con la cabeza.
—Paciencia, necesito diez kilos de paciencia...
||
Jeff estaba saliendo de la Fundación Styles cuando
encontró a Louis recargado contra la pared. Decir que
estaba sorprendido era poco, hace ya un tiempo que no lo
veía por ahí y su presencia siempre era sinónimo de
alboroto.
Ya fuera por Harry o por Felicite, siempre que Louis iba era
un mar de emociones contradictorias que duraba un par de
días hasta que las aguas se calmaban de nuevo.
Últimamente Harry se encontraba tan bien y en paz,
parecía que nadie ni nada le perturbaba lo suficiente como
para robarse su estabilidad emocional y mental. No quería
preguntarle el por qué de tan drástico cambio y tampoco se
sentía a gusto de hacerlo, era su vida personal y a pesar de
que eran buenos amigos, Harry mismo decidía qué contarle
y qué no y no deseaba presionarlo por respuestas.
Pero no dudaba que Louis tuviera algo que ver, porque su
vida había dado un giro drástico desde que lo había
conocido, a él y a sus preciosos ojos azules.
—Hola Louis, ¿Cómo estás? ¿Buscas a tu hermana? —
saludó de manera cordial y se acercó a él mientras
desabrochaba el botón más próximo de su cuello con el afán
de relajarse.
El chico lo miró unos segundos y luego bajó la vista, Jeff
pudo jurar que había un ligero color carmesí en sus mejillas
y se preguntó si estaba viendo bien o si estaba alucinando
por la increíble carga de trabajo que había en esos días.
—En realidad te buscaba a ti.
Vaya, quizá después de todo sí era una alucinación.
Jeff se quedó estático apenas unos segundos pero supo
recobrar fuerzas y asintió.
—Claro, ¿Necesitas ayuda con algo?
—Quisiera hablar pero... no aquí, ¿Podemos caminar?
Veinte minutos después de haber dicho su última palabra,
Jeff y Louis se encontraban vagando a pie por las calles de
la preciosa Doncaster, sin saber muy bien qué esperarse Jeff
sólo se encontraba callado intentando verse lo más relajado
que pudiera para que Louis desarrollara confianza y pudiera
decirle la verdadera razón por la cuál estaba ahí.
La mente de Louis poco a poco se iba destejiendo, podía
casi ver los hilos que se desenredaban lentamente en su
mente con tal de formular las preguntas correctas y poder
darle un orden a sus pensamientos de una vez por todas.
—Quizá debas hablar con Jeff, Louis —dijo Ed
aconsejándolo una vez que se le había pasado su ataque de
vulgaridad—. Si realmente sientes que no te estás
identificando con nada y no sabes a dónde pertenece tu
sexualidad, debes expresarle tus ideas. Él puede ayudarte a
aclarar la mente mucho más que yo.
Así que ahí estaba, tomando valor y fuerza para poder
terminar con esa maldita duda existencial de una vez por
todas. Sentía sus mejillas sonrojadas por la vergüenza que
sentía en ese momento.
—Jeff... ¿Siendo gay te puede gustar una chica? —
preguntó de manera lenta y cautelosa— Es decir... Cuando
eres gay simplemente te gustan los hombres, ¿Verdad?
—Louis, ¿Sabes lo que es una orientación sexual?
—No.
Ahí estaba, el gran dilema por el que se había enfrentado
Louis al pedir su ayuda.
No podía negar el hecho de que se sintiera orgulloso de
las preguntas de Louis, la diversidad sexual era un tema que
siempre había querido tratar con él desde que lo conoció
junto con prejuicios y traumas.
Ese era un gran paso debía admitir, para alguien con el
historial de Louis algo así debía de costarle bastante trabajo
emocional o algún tipo de presión. Vivir tantos años en la
sombra de sus padres y de pronto descubrir que ya no
estaba en una cárcel, que era libre...
Eso debía ser abrumador.
Por un segundo quiso abrazarlo pero luego se lo pensó
dos veces, no estaba deseoso de un puñetazo en la cara.
—Cuando te gustan ambos sexos Louis, tanto hombres
como mujeres, no es que estés confundido ni mucho menos
y tampoco tienes que escoger forzosamente uno, ni tienes
por qué sentirte orillado a ser heterosexual u homosexual.
—¿Entonces?
—A eso se le llama bisexualidad.
Bisexual.
—Hay personas que se sienten atraídas por ambos sexos
y no tiene nada de malo, tampoco son indecisos. Te puede
gustar un hombre o una mujer de manera romántica o
sexual. El amor no respeta género ni sexo.
Soy...
—Puedes haber encontrado a una chica que te atrajo y a
la que quisiste —Jeff intentó ir un poco más profundo y se
arriesgó—. Pero después conociste a un chico que te atrajo
de tal manera que no pudiste evitarlo y no por eso tu vida
siempre estuvo mal, solamente estuvo vista desde un mal
enfoque.
Pertenezco a algún lugar.
||
Toda su vida luchó contra su familia y contra sus ideales,
pero de manera muy pasiva. Siempre aceptó qué hacer y
qué decir, cómo vestir, qué usar, cómo caminar. Su padre
Troy siempre le impuso la idea de la masculinidad radical,
que él era un hombre y tenía que comportarse como tal,
que debía y tenía la obligación de buscar una esposa y darle
un legado.
Pero nadie nunca le dijo y le explicó el complicado tejido
de sus sentimientos, se odió toda su vida pensando que
había algo malo en él, se pudrió el cerebro intentando
pensar en por qué no podía ser igual que sus compañeros,
igual que sus amigos. Por qué no se sentía a gusto con algo
de él mismo y que por más que buscaba no podía encontrar
qué.
Acató y aceptó reglas, rechazó todo lo que no le habían
enseñado sus padres en casa y la iglesia, dio la espalda a su
propia hermana en un odio a que ella sí pudo aceptar lo que
era y él no. Y que a pesar de ser más chica ella siempre
tuvo bien en claro lo que quería, y Louis no. Jamás.
O quizá su voluntad estaba quebrada hasta cierto punto,
por eso era tan maleable. Por eso lo aceptó todo sin peros,
sin discutir, sin abogar.
Louis se miró al espejo una vez que llegó a casa. Por
primera vez vio a una cara conocida, alguien que se parecía
a sí mismo que le devolvía la mirada. No tenía miedo de él
ni tampoco de los crecientes sentimientos que había en su
interior. Tampoco del rumbo de sus pensamientos.
Hombres y mujeres.
Pensó en Eleanor, en todos los años que estuvieron juntos
y en todos los momentos que compartieron, pensó en las
sonrisas, en las carcajadas de ambos, en los besos robados,
las caricias, los ojos brillantes y el cariño constante que
sentía cada vez que ella estaba cerca. Ciertamente no se
arrepentía de eso. ¿La había querido? Sí. Y mucho.
Atracción.
Pensó en Harry, en cómo su corazón se había acelerado
desde que lo conoció y cómo lo siguió haciendo durante
mucho tiempo hasta la actualidad, pensó en cómo su
cuerpo reaccionaba a su presencia, a su toque. Pensó en
ese beso y la piel se le erizó. Pensó en él como persona y su
pecho pareció expandirse. Pensó en lo que él hacía por toda
una comunidad, por su familia, por lo que había hecho por
él.
Amor.
—Soy Louis Tomlinson.
Tomó aire y se miró de frente de nuevo, sin dudas, con
valentía y sin temor alguno. Ya no se sentía como un barco a
la deriva, se sentía firmemente guiado por una brújula. El
mar estaba agitado pero él no perdía el rumbo a casa.
—Soy fuerte.
Suspiró, el labio le tembló ligeramente pero sacudió la
cabeza. Al fin era libre. Al fin era él mismo.
—Y soy bisexual.
||
Anne tenía una pequeña bolsa en su cama con un par de
cosas que tenía pensado llevarse al día siguiente. La visita
había sido preparada meticulosamente para que nadie se
diera cuenta de a dónde se dirigía. Esperaba y rogaba a
todos los Dioses existentes que ni Harry ni Louis la vieran
salir por la mañana porque entonces todo estaría arruinado.
Debía ir, tenía que hacerlo. Tenía que contarle que su hijo
estaba bien, que no había nada por qué preocuparse, que él
no correría el mismo destino porque lo cuidaría, porque
ahora sabía quién había sido el culpable de todo. No dejaría
que se destrozara un corazón más.
Tenía que pedirle perdón. Tenía que arrodillarse ante él y
llorar sobre sus piernas, tenía que devolverle hasta la última
lágrima que él había derramado con esos ojos azules frente
a ella.
Sabía que iba a ser duro, no se esperaba nada menos de
Troy Tomlinson y de todo el odio que se había vuelto amargo
y crudo con el pasar de los años, del odio que le había
amargado y quemado el corazón. Sabía que iba a sufrir y
mucho. Pero si ese era el precio a pagar por volver a ver a
su mejor amigo lo iba a hacer.
Se dirigió a sus cajones y de entre su ropa sacó una
pequeña cajita de madera, sencilla, con las iniciales T T. La
abrió con cuidado y sacó un anillo de color plata, delgado y
discreto con una pequeña piedra en medio de color blanca.
—Esto debió pertenecerte a ti. Y voy a dártelo.
||Capítulo 45.

Doncaster, Reino Unido.


Cada día que despertaba era sólo un día más de
sufrimiento, un día más de recordar cada época pasada y
cada momento de su vida. Estando solo ahí en una celda
con todo el peso y la responsabilidad de lo que había
hecho...
Su vida jamás fue como lo deseaba, nunca, desde que
nació la vida se encargó de demostrarle que sólo iba a ser
miserable y que ese era el camino que iba a conocer: la
miseria.
Con un padre que lo odiaba, con su familia que le daba la
espalda, con asco en sí mismo cada vez que se veía en un
espejo, con pocas probabilidades económicas de conseguir
mejores estudios en la universidad. Nunca tuvo lo que
necesitaba, estuvo lleno de situaciones precarias, siempre
trabajó más que los demás y aún así lo pisoteaban y le
escupían en la cara.
Aún así, en algún punto de su vida, fue feliz. Recordaba
unos ojos verdes que le devolvían la mirada y una sonora
carcajada de una chica que iluminaba su vida. Recordaba
días cálidos llenos de sonrisas, recordaba helados, horas de
estudio, promesas después de la universidad. Recordaba
haber sido genuinamente feliz.
Recordaba haber subido al cielo y bajado al infierno en
cuestión de días.
Des Styles, el gran amor de su vida, había sido su chico,
había robado su corazón tanto tiempo y a la fecha había un
hueco ahí donde había estado su nombre. La persona que
había destrozado su vida y sus emociones por completo. La
única persona a la que se había entregado en cuerpo y
alma.
Anne Cox, su mejor amiga, la persona que había robado
sus esperanzas, que se había llevado a la felicidad consigo,
que le había quitado el sol y el calor por tantos años. La
chica a la que había amado y que habría protegido siempre
si se lo hubiera permitido, si no lo hubiera traicionado.
Aunque claro, él la había traicionado primero al no decirle
que Des era en realidad su novio y no el de ella. Que ella
sólo era una apariencia bonita que los protegería hasta que
dejaran la universidad y pudieran huir juntos. Y tal vez algún
día regresaría sólo para pedirle perdón por lo que había
hecho.
Esa habría sido su vida...
Se acomodó en su incómoda cama de celda y sintió el
duro colchón debajo de sí mismo.
''Te amo, Troy, te amaré hoy y siempre y no importa
dónde esté, mi corazón pertenece aquí contigo.''
Cerró los ojos con un dolor queriendo perforar en su ya
podrido corazón. Todo era tan diferente a aquellos años
distantes que lo habían marcado para siempre. Había
terminado siendo peor basura que su padre, había tenido
hijos que no deseaba con una mujer de la que no estaba
enamorado y nunca lo estuvo.
Toda su vida era y había sido una farsa y ahora sólo
estaba pagando el precio de no haber sido valiente, fuerte,
independiente y de haberse dejado llevar por el odio y la
miseria que siempre había llevado adentro.
Había una persona muerta por su culpa, él había causado
la muerte de Jenn aunque no lo hubiera hecho
directamente.
La familia que no había querido ahora estaba arruinada y
su hijo... Oh Louis... Veía el mismo camino en sus ojos, lo
veía en ese azul triste, apagado. Lo había intentado
proteger, Dios sabía que sí. Vio el mismo camino cuando se
cruzó con esos ojos verdes en la marcha y el cómo Louis
titubeó a su lado de manera casi imperceptible. Lo vio en el
juicio, mientras Louis trataba de evitar a Harry, el hijo de
Des, que era su viva imagen. Casi pudo sentir el golpe en el
pecho.
Jamás quiso que viviera esa sexualidad y maldición tan
terrible con la que él había nacido. Ni Fizzy... Nunca quiso
condenarlos a ambos.
Ojalá pudiera volver a nacer.
Cerró los ojos. Soltó una lágrima y una plegaria.
Ojalá nunca hubiera existido.
||
Harry comenzó a preparar maletas en su propia casa y en
la fundación y empezó a costear gastos de viaje, contactó a
Josh para que todas las personas que irían al juicio en
Mullingar pudieran hospedarse en su fundación. Se irían en
tres semanas, tiempo suficiente para que Jeff preparara a
Niall a la presión emocional y psicológica a la que iba a
estar sometido y para que Fizzy se quedara a apoyarlo
cuando lloraba en las sesiones en un breve momento de
debilidad cuando recordaba que tenía que ver a sus padres
y recordar lo que le hicieron a Zayn.
Zayn... El chico estaba vivo y ahora todos lo sabían...
Excepto Fizzy y Niall.
Felicite porque no sabía guardar un secreto hacia él, y
Niall porque aún no estaba listo para enfrentar esa noticia
sin que eso desbalanceara su salud mental y se viera
incapaz de hablar en el juicio.
Aunque el testimonio de Zayn daría muchísima más
validez aún no lo encontraban en Mullingar y no sabían a
dónde había ido después de las grabaciones del hospital del
que había salido después de tratar las heridas mortales que
le hicieron los padres de Niall.
—¿Cómo te sientes, Ni? —preguntó Jeff por segunda vez
en la semana en la sesión matutina— ¿Estás listo para
viajar?
—Pues... me siento un poco nervioso pero...
Harry observó hacia el exterior mientras se encontraba en
el consultorio con su compañero y el chico adorablemente
rubio que miraba hacia el suelo con las mejillas sonrojadas.
Hace dos días que había visto a Louis por última vez y le
había ofrecido su amistad como signo de paz. Él al parecer
había estado de acuerdo con eso aunque el tono de su voz
cuando le dijo que estaba bien parecía molesto incluso.
¿Quizá ser amigos era demasiado para él todavía?
Harry suspiró lentamente tratando de no ser escuchado e
interrumpir la sesión. ¿Qué hacía pensando en eso? Louis
era una persona libre y así como tenía derecho de decir que
sí tenía derecho de decir que no. Quizá ni siquiera quería ser
su amigo en lo absoluto y debía respetar esa decisión.
Bien, no iba a pensar en ello, no iba a presionarse. No lo
iba a hacer a pesar de que cada parte de su cuerpo quisiera
salir corriendo para ver sus ojos azules y su expresión
enojada siempre. No iba a pensar en su voz, ni en su cabello
castaño, ni en el principio de su barba que tenía cada tres
días, ni en las manos delicadas o en las largas pestañas, ni
en su voz cantarina y en su acento que lo había hechizado.
No iba a recordarlo más. Iba a superar ese amor platónico.
Algún día lo haría y podría superar esa sensación de que le
apretaban el corazón y le faltaba la respiración cada vez
que pensaba en él.
Volteó a ver a Niall con determinación mientras admiraba
a ese ser valiente enfrentarse a su miedo, frunció el ceño
con determinación, tenía cosas más importantes en mente
en ese momento.
||
La policía encontró a la niña Lindsey de 5 años tirada de
manera despreocupada en el patio de su casa,
completamente débil e inconsciente al rededor de la una de
la madrugada. Los vecinos comunicaron a las autoridades
que durante toda la tarde se habían escuchado gritos y
lloriqueos de la casa color blanco.
La infante presentaba fuertes golpes en su vientre y
costillas, tenía la mejilla morada y lágrimas secas en los
ojos. Ambos padres estaban dentro de la casa, la madre
también estaba lastimada físicamente y se encontraba en
un estado de shock, tenía heridas internas causadas por los
brutales golpes de su marido, fue trasladada
inmediatamente al hospital donde fue sometida a terapia
intensiva.
No fue necesario aclarar que el padre de la niña fue
llevado a juicio por violencia y abuso a menores.
Lindsey también fue llevada al hospital a tratar sus
heridas y pronto fue contactada a la única persona a la que
se confiaría la vida de la niña en el transcurso del tiempo en
el que encontraban familiares con los cuales ella pudiera
quedarse y su madre salía de la batalla por seguir con vida.
—Tengo una amiga que está implicada en una fundación
que ayuda y da asilo a personas que pasan por algún tipo
de violencia del hogar y familiar —dijo una enfermera que
atendía a ambas, tanto a la niña como a su mamá—,
podremos seguir cuidando a Beatriz mientras Lindsey es
cuidada por personas responsables.
Anne Styles, madre de Harry Styles, contestó la llamada
de la fiscalía esa madrugada y dijo que sí cuando le
preguntaron si podía darle hospedaje en su fundación
porque protección de menores estaba lleno y no podían con
una pequeña alma más a su cuidado.
||
Louis estaba en el consultorio personal de Jeff sin saber
exactamente por dónde comenzar. Había decidido tomar
terapia por su propia voluntad y aunque había sido un gran
paso aún se encontraba aterrado por tantas cosas que
sentía y no sabía expresar.
Era un pequeño consultorio ubicado en la planta baja de
su casa, tenía unas paredes pintadas de color madera y
bonitos y dos bonitos sillones amplios de color beige
mirando uno enfrente de otro. Había títulos y
reconocimientos en las paredes sobre la carrera de
psicología de Jeff y Louis admitió en sus adentros que era un
chico bastante preparado. Lo había subestimado.
Siempre los subestimó a todos.
Para sus adentros tuvo que admitir que aunque Nick no le
cayera bien también era un abogado excelente. Pero él se
podía caer de un quinto piso, aún no podía verle la cara.
—Louis, puedes tomarte tu tiempo, no es necesario que te
sobre esfuerces, fue muy valiente de tu parte dar un paso
hacia la salud mental y te llevas todo el crédito, la mayor
parte de las personas no desea en lo absoluto revivir
traumas y sanarlos, así que te felicito en primer lugar.
Asintió y tragó saliva de manera audible. Le sudaban las
manos y quería hablar, sentía las palabras en la punta de la
lengua y cuando empezó a sentir el temblor de su cuerpo
Jeff se levantó y le ofreció un vaso de agua.
—No sé por dónde comenzar —dijo con absoluta
sinceridad y a Jeff se le pudo haber derretido el corazón al
ver su mirada de dolor expuesta hacia él.
—Puedes comenzar desde el principio Louis, ¿Cuándo fue
que tu papá comenzó a tratarte diferente?
Louis asintió y tomó agua lentamente sólo para aclarar su
garganta seca por los nervios, dejó el vaso con lentitud en la
mesita y cerró los ojos un momento.
Recuerda, recuerda...
—Yo... era un niño, no tengo presente mi edad pude haber
tenido 5 o 6 años, sólo recuerdo que era muy pequeño y mi
mamá tenía unos tacones rojos que me gustaban mucho.
Pensaba que yo también quería unos porque sólo tenía esos
zapatos negros y me parecían aburridos. Mi mamá era una
mujer hermosa y yo quería ser igual que ella, alguien
bonito, alguien que se admirara. Veía cómo las amigas de
mi mamá decían que ella era toda una preciosidad y yo era
muy feo, así que un día decidí ponerme sus zapatos, un
labial que ella había dejado en su tocador y un par de
collares de perlas. Me sentía... bonito como ella. Pero papá
me vio y —hizo un gesto de dolor, Jeff lo veía con
demasiada atención— le pegó a mi mamá porque quiso
defenderme de él. Me golpeó mucho ese día... No pude
sentarme con normalidad en semanas y las heridas en mis
piernas y mis pompis me dolían incluso en mis sueños,
durante mucho tiempo sólo pensé en eso ¿Sabes? En el
grito de mi mamá cuando mi papá le pegó y el dolor de mis
heridas y mis lloriqueos que no pararon a Troy.
... Tuve un par de sentimientos encontrados cuando
conocí a Ed, fue mi amigo desde que éramos muy pequeños
empezando la escuela. Yo era un niño muy retraído y él fue
el único que se me acercó en el recreo cuando todos los
demás jugaban mientras yo juntaba hojas y fingía que eran
personas y casas y luego las pisaba todas simulando que
era un gigante como Godzilla. Cuando crecimos empecé a
sentir cosas extrañas y de pronto quería tomarle la mano o
cosas así. De hecho, mamá nos descubrió un día corriendo
tomados de la mano y me prohibió totalmente su amistad
un tiempo. Creo que eso fue muy difícil para mí ya que Ed
era mi mejor amigo y el único que tenía. Un tiempo después
creo que mamá se olvidó de ese asunto y dejó que volviera
a ser su amigo pero pienso que jamás lo dejó pasar. A veces
nos veía con demasiada atención o nos veía desde la
ventana de la casa mientras hablábamos en el patio. Pero
alejarme de él fue suficiente castigo para no volver a sentir
cosas extrañas jamás.
... No sabía que me estaba pasando, sinceramente nunca
pude encajar perfectamente con mis amigos en la
secundaria o preparatoria. Siempre pensé que... había algo
que no embonaba de manera correcta. Había muchas chicas
que tenía a mi lado y ellas me decían que yo era muy lindo
pero jamás tuve un interés romántico por ninguna. Las
chicas eran atractivas y bonitas pero nunca sentí ninguna
conexión... Con el tiempo mi papá creo que comenzó a
asustarse de que no tuviera pareja y ahí apareció Eleanor,
hermosa en todo su resplandor con un carácter divertido y
sincera. Mi papá se arregló con su familia para que ambos
fuéramos pareja y ya teniendo una novia no tuve que seguir
preocupándome por no tener ninguna. Me obligó a salir con
ella y me insultó interminables ocasiones cuando a veces yo
no quería hacerlo y a pesar de que Eleanor me gustaba de
alguna manera, no quería una novia en ese momento
cuando estaba tan confundido. Así que al final simplemente
me dejé llevar y me aseguré que si no había tenido novia
antes no es porque no me gustaran las chicas, si no que
nunca había sabido declararme a ninguna. Dejé el tema
terminado porque pensé que era demasiado tímido para no
admitir sentir nada por nadie.
... Mi sexualidad nunca la cuestioné, Eleanor me gustaba y
mucho, disfrutaba mucho pasar tiempo con ella. Ella fue la
primer y única mujer en mi vida y la amaba, o al menos eso
creía. Nunca quise preguntarme el por qué el asunto de los
gays me aterraba y a la vez me daba tanto asco, pensé que
cuando creciéramos más estaría al lado de Eleanor y nos
casaríamos y tendríamos una familia pero a la vez me
sentía tan frustrado todo el tiempo, sentía que seguía
habiendo algo malo conmigo, sentía que estaba...
¿Incompleto? Era una sensación de un hueco permanente
en mí, como si hubiera algo que no supiera de mí, como si
hubiera algo que no estuviera funcionando correctamente,
como los engranajes de un reloj que no marca la hora. Así
me sentía. Y cada vez el sentimiento de frustración era más
y más fuerte y cada vez que veía algo de homosexualidad, a
una pareja gay o lesbiana me daban ganas de gritar, de
enojarme, de golpear. Nunca supe a qué se debía tanta
rabia interna pero la tenía, quería destrozarlo todo.
... Conocí a Harry Styles y todo revolucionó, no supe
exactamente qué hizo él en mí o qué desató esa marcha en
mi ser para provocar tantas cosas y emociones. Lo vi en la
marcha cuando salvó a una chica que se había intoxicado
con una bomba de gas que lanzamos nosotros y lo vi
ayudando a la gente. Pero antes de eso lo vi en el carro
alegórico con su corona y simplemente... me perdí. Me perdí
en él, todo yo. Me perdí en sus rizos color chocolate, en su
alta figura, me perdí en su sonrisa cuando lo vi y en su
rostro lleno de felicidad. Estuve a punto de aventar una
bomba de gas yo también pero me detuve y no pude
hacerlo. No pude, simplemente no me pude mover cuando
lo vi por primera vez. De repente no estaba colgando en el
vacío si no algo me sostenía a mí, evitando caer más. De
pronto el mundo pareció teñirse multicolor y mi corazón que
había estado obligado a sentir cosas por alguien más
comenzó a sentir cosas por sí mismo. Nadie nunca me
obligó a enamorarme de Harry en aquel momento, fue la
primer decisión consciente que tomé aunque me costó
tiempo identificar qué sentí en aquel momento. Harry me
jalaba hacia él con un hilo invisible que jamás pude cortar, a
partir de ese momento no pude evitar pensar en él en cada
ocasión que tenía.
... Y luego Fizzy salió del clóset —hizo una pausa entre sus
confesiones, todo era tan profundo y abrumados y Louis
sentía las lágrimas correr en sus mejillas pero no se detuvo,
su rostro estaba húmedo y estaba bien, estaba hablando en
voz alta—, sentí tanto miedo, rabia, repulsión. Sentí cosas
horribles dentro de mí, sentí que estaba al lado de un
monstruo y que no conocía a mi hermano en lo absoluto,
que estaba al lado de un fenómeno y de una desconocida,
entonces ella dijo que en sí misma tenía valor para
enfrentar qué era y yo no... Y no supe qué pensar de eso.
Felicite era mi hermana pero también mi compañera de vida
y ella había visto cosas en mí que yo jamás noté. Como
cierta atracción a los hombres que yo desconocía que tenía
o que simplemente ignoraba por todo el miedo provocado a
lo largo de los años. Vio todas las cosas que me hizo mi
padre en nombre de su religión y su moral, todos los golpes
e insultos y presiones que puso sobre mí para tener una
novia y hacerme 'hombre' de una vez por todas, todos sus
roles impuestos y la carga que debía de tener. Todas las
conductas que me hizo aprender, todos los rezos que me
hizo memorizar y Fizzy siempre vio cómo yo huía de todo
eso cada vez que podía.
Louis paró, siendo consciente de que la hora de sesión ya
había pasado y miró a Jeff con cierta pena, no se había
percatado en lo absoluto del tiempo, parecía que sólo
habían pasado sólo un par de minutos.
Jeff sonrió a modo tranquilizador y Louis se relajó
visiblemente, sonriendo hacia él también.
—Parece que esta hora la tengo desocupada, ¿Quieres
que sigamos?
||
Mullingar, Irlanda.
Bien, le había costado cielo, mar y tierra encontrar la
bendita dirección pero lo había logrado, el universo había
conspirado y había alineado la luna y las estrellas para al fin
encontrar la información que necesitaba.
Josh se encontraba en su coche afuera de una casa blanca
sencilla y bonita en una zona residencial casi alejada de la
civilización, le había tomado casi hora y media en su coche
llegar pero ahí estaba, sonriendo triunfante con el papel de
la dirección en su mano, marcaba la #118 y esa tenía que
ser, tenía que ser la casa donde vivía Zayn Malik.
Gracias al cielo que se había podido comunicar con los
padres de Zayn (difíciles personas por cierto) quienes le
dijeron que alguien llamado Liam Payne estaba
acompañando y encargado de su hijo ahora. Se deslindaron
de toda responsabilidad diciendo que 'cualquier cosa que
hubiera hecho su hijo no les importaba' y que no los volviera
a llamar, por favor.
Le sorprendió el poco tacto y apego que tenían hacia su
propio hijo que había sufrido apenas hace unos meses por
parte de los padres de su novio pero... a la vez no le
sorprendía tanto, con razón le había tomado tanto tiempo
encontrarlo.
A Liam lo encontró gracias a su mamá (que por cierto
también había sido difícil de localizar, ¿Es que todos vivían
debajo de piedras?) que le dio la dirección donde estaba
viviendo su hijo y este chico. Al parecer no se encontraba
muy feliz con eso.
Finalmente suspiró y se bajó del coche, caminó en
dirección a la puerta de la casa y tocó el timbre tres veces
seguidas.
Tenía que cuidar sus palabras, a lo que sabía, Zayn no era
consciente de que Niall estaba vivo y que pronto iniciaría el
juicio contra sus padres pero lo necesitaban ahí para
atestiguar contra ellos, necesitaba todo el apoyo posible
para que se hiciera justicia lo que le hicieron a él y a Niall,
que ahora estaba en Doncaster con Harry Styles, su aliado
en la fundación.
Necesitaba llevárselo a la fundación y ahí podría
prepararlo para la noticia que le daría. Le rogaba a Dios que
el chico no se fuera a desmayar de un shock.
La puerta se abrió lentamente y frente a él visualizó a un
chico apuesto (muy apuesto) con largas pestañas negras,
tez aceitunada y cabello negro revuelto como si acabara de
levantarse. Se aclaró la garganta de pronto nervioso ante
ese tipo de presencia, a su lado se sentía un mazapán. De
verdad que ese chico era guapísimo.
—Hola, soy Josh Devine, ¿De casualidad aquí vive Zayn
Malik?
Él frunció el ceño pero asintió con lentitud.
—Soy yo.
Las ruedas del destino empezaron a girar.
||Capítulo 46.

Doncaster, Reino Unido.


Los pasos resonaban en el suelo como si fuera el único
sonido del mundo, sin embargo, el pasillo estaba lleno de
personas que iban y venían con rostros serios y
destrozados, con las mejillas enrojecidas llenas de lágrimas
y los ojos hinchados. Anne suspiró y se aferró a la pequeña
caja que su mano sostenía y se preguntó del uno al diez qué
tan mala idea había sido tomar la decisión precipitada de ir
ahí sola, sin aviso, sin decirle a nadie, sin una señal de que
después de tantos años se presentaría como si nada
hubiera pasado, como si fuera todavía esa joven de la
universidad y no le hubiera destrozado la vida.
¿Qué exactamente le diría? 'Hola, soy yo, lamento haber
arruinado tu vida porque sé que lo hice, pero también me
lastimaste aunque eso no es justificación', '¿Me recuerdas?
Nunca te olvidé, no hubo día en el que no pensara en ti'.
No detuvo su andar a pesar de que el corazón le latía
rápidamente contra su pecho, había tomado su medicación
y el doctor le había dicho que evitara disgustos y problemas
por sus problemas cardiacos. Pero esto no podía esperar
más tiempo y se reprochaba el hecho de que no lo hubiera
hecho antes, de que no hubiera reaccionado antes y hubiera
buscado a Troy desde el segundo en el que desapareció de
su vida.
Estúpida, había sido estúpida, necia y terca al quedarse
con Des y creerle, al creer su mentira, al creer sus palabras
cuando él la había visto a los ojos y le había jurado que Troy
solamente estaba obsesionado con él y que realmente
quería separarlos. Todo era claro ahora, el dolor de Troy en
sus ojos no reflejaba el dolor de alguien a quien lo
descubren en una mentira, estaba destrozado. Era el dolor
de un corazón roto.
''Anne, no sabemos cuándo puede fallar tu corazón,
puede ser mañana o puede ser en diez años y eso depende
de cómo te trates y te cuides. Eres una mujer buena y sé
que la vida te tendrá entre nosotros muchos años porque
mereces vivir''.
Mentira, los doctores le decían cosas falsas. Ella no
merecía vivir por todo lo que había hecho. Ella y Des habían
sido la causa de todos los problemas de los demás en el
futuro, eran los causantes de la cadena que los fue
derribando a todos. Eran las espinas de las rosas.
—Buenas tardes, ¿A quién viene a visitar? —preguntó el
oficial en la entrada, parecía bastante desinteresado y tenía
ante él una computadora (quizá para anotar el nombre de
los reclusos que tenían visitantes).
Anne respiró y miró fijamente al guardia. Ella se veía
como si estuviera en una lucha consigo misma y él la esperó
paciente, muchos familiares de las personas que se
encontraban encarceladas se sentían mal en las visitas las
primeras veces. Querer a alguien que había cometido un
delito y perdonarlo era un proceso difícil, muchas veces ni
siquiera los podían ver a los ojos, la mayoría lloraban (y no
dejaban de hacerlo).
—A Troy Tomlinson.
Era tiempo de que todos supieran la verdad. Incluida ella
misma.
||
Después de dos meses Troy dejó de ir a la universidad.
No volvieron a verlo jamás, no volvió para terminar el
semestre y definitivamente no volvió para la graduación.
Nadie supo qué había sido de él y era preferible no
preguntar, nadie lo quería cerca.
Des lo buscó con la mirada todos los días después del
incidente y cuando Troy le devolvía la mirada lo ignoraba
por completo, pero al menos tenía el consuelo de verlo.
Nunca intentó hablarle porque quería que pasara más
tiempo antes de volver con él mientras Anne se calmaba,
pero de pronto un día nunca lo encontró. Intentó contactarlo
cuando Anne no estaba cerca y cuando fue a su casa ya no
había nadie habitándola, ni su padre ni él. Unos meses
después un letrero con el anuncio de 'se vende' estaba
colgado en una de las ventanas.
Lo buscó por meses, preguntó por él con sus vecinos e
intentó encontrar una explicación a su desaparición
repentina, aunque el motivo estaba muy claro. Troy había
perdido a su mejor amiga y a él por la mala decisión de Des
y ahora por su culpa el amor de su vida se había ido.
No regresó.
||
Troy estaba recostado en la cama mirando hacia el techo
cuando un guardia llegó a su celda y la abrió con
brusquedad. No podían pedir modales en aquel lugar, era
una cárcel y los trataban como criminales, ni más ni menos.
No importaba si sus delitos eran menores y mayores, eran
igualitarios y daba igual si habías robado un trozo de pan o
si habías asesinado a alguien, eras un preso.
—Tienes visitas.
La voz del guardia era aburrida, neutra, lo miraba
impaciente desde las rejas y Troy se limitó a mirarlo con
tranquilidad, volteó de nuevo al techo y respiró
profundamente.
—No quiero salir.
El guardia bufó y se adentró a la celda, le pegó a la pared
con las esposas que traía en la mano causando ruido
sobresaltando a Troy que no pudo disimular su susto y se
sintió estúpido por eso, él estaba listo para ponérselas. Era
requisito de cualquier recluso que tuviera que salir de la
celda, se las ponían a todos y eran tremendamente
incómodas y lastimaban las muñecas.
—Me da igual si quieres ir o no, tienes visitas y tienes que
ir. Ya soportamos mucho tus berrinches de querer pudrirte
solo aquí, no volveremos a dar una respuesta negativa por
ti. Si no quieres verlos ve y diles tú que ya no te visiten
más.
—No me importa quién sea, diles que no quiero visitas. No
iré. Creí que había dejado claro que no quería recibir a
nadie.
Troy intentó actuar valiente y fuerte pero sabía que en
algún momento tenía que cerrar la boca o se tendría que
atener a las consecuencias. El oficial estaba perdiendo la
paciencia y rogaba para que por favor lo dejara en paz.
¿Tanto era pedir quedarse solo en esa cárcel hasta cumplir
su condena? No quería ver a nadie, no quería soportar el
hecho de mirar a los ojos a nadie. Estar solo le había traído
todos los recuerdos que había intentado matar por muchos
años y cualquier persona que fuera (su familia, sus amigos)
terminaría de romper el poco espíritu que le quedaba. Todo
era una farsa, todo había sido una farsa y quería que su
vida terminara ahí. Quería morir.
—Te busca una señora —dijo por última vez.
—Si es Joanna Tomlinson dile que me morí, no me interesa
verla a ella o a ninguna otra, haz que se retire.
Bien. Sabía que había excedido el límite de paciencia del
guardia y sintió el puñetazo en el rostro antes de si quiera
recibirlo. Vio estrellas detrás de sus ojos y sintió latidos
punzantes ahí donde sabía que estaba desarrollándose un
horrible moretón. Se lo merecía, lo sabía, pero de todas
formas lo tomó por sorpresa.
El guardia hizo que se levantara bruscamente en contra
de su propia voluntad y lo esposó de manera rápida, Troy
seguía adolorido y bastante atontado por el golpe así que no
puso objeción (y tampoco era lo suficientemente idiota
como para pelear con un policía) así que se dejó guiar fuera
de la celda y luego caminar por el pasillo.
Bien, quien quiera que fuera (su esposa, Louis, un amigo)
le diría que se fuera a la mierda y lo dejara solo. No merecía
a nadie a su lado apoyándolo y eso lo sabía, simplemente lo
ahuyentaría y regresaría a ser miserable por diez años más.
Sin embargo sintió que los pies le dejaron de funcionar y
que la respiración no llegaba a sus pulmones cuando el
hombre entre dientes le farfulló de manera irritada:
—Se llama Anne Twist.
||
Un joven Troy de 23 años caminaba por la avenida, era
una tarde preciosa de Octubre y los árboles de la avenida
tenían unas tonalidades de hojas naranjas y cafés que
contrastaban maravillosamente con el clima fresco.
Suspiró fuertemente y se vio a sí mismo en el reflejo de
un local de café. Era guapo para muchas personas, todo
ojos azules y sonrisas tímidas. Su papá había fallecido el
año pasado de una enfermedad en el hígado y se quedó
solo a partir de entonces. Había lamentado la muerte de su
padre y había sufrido mucho, se sorprendió a sí mismo
llorando cada noche a pesar de lo que su papá le había
hecho durante años por su sexualidad. Después de todo, él
era la única familia que le quedaba y haberlo perdido sí
había afectado en su vida.
Se había mudado a otra ciudad después de lo que había
pasado en la Universidad y no había vuelto... Ahora se
encontraba trabajando con un conocido suyo en un bufet de
abogados, trabajaba como secretario y agendaba citas y
fechas importantes para ellos y poco a poco aprendía de
leyes gracias a todo lo que veía y observaba. En cuanto
tuviera experiencia y dinero suficiente iría a la universidad
de leyes. Sabía que era lo que quería ser: abogado. Quería
defender a toda persona indefensa de situaciones difíciles e
injustas, lo deseaba. Deseaba proteger a personas como él.
Personas que sufrieran violencia intrafamiliar.
Se había dejado el cabello un poco largo. En una ciudad
donde nadie lo conocía y nadie lo juzgaba podía conocer
gente nueva, podía fingir un nuevo comienzo y eso
exactamente era lo que estaba haciendo. Deseaba ser feliz,
por encima de todo.
Des... Todavía le dolía en el alma. Todavía pensaba en él y
sentía que su corazón se rompía. Y Anne... Siempre soñaba
con ella, con sus bromas, con su sonrisa, con su precioso
cabello que dejaba que peinara. Soñaba con su voz, a veces
parecía que la veía en la calle. La extrañaba tanto... Incluso
a veces más que a Des. Había sido la única persona que lo
había amado tal como era y nunca lo había rechazado, lo
había cuidado y respaldado por mucho tiempo hasta que
descubrió su traición.
¿Con qué ojos podría haberla juzgado de alejarse de él?
Ahora que había pasado tiempo y que veía las cosas desde
otra perspectiva... No la culpaba de haber reaccionado de
esa manera, había confiado en él y la había traicionado para
siempre. Era una herida que jamás iba a sanar, haber
perdido a su mejor amiga y haber perdido al hombre que
amaba para que ambos pudieran estar juntos.
¿Podría darse una oportunidad de volver a querer? No lo
sabía. Su corazón aún no había sanado y cuando veía ojos
verdes le daban ganas de llorar. Pero lo intentaba, cada día
intentaba ser mejor persona y no dejaría que nadie
derribara el avance personal que llevaba. Esperaba ver a
Anne algún día y pedirle perdón por todo lo que le hizo, por
todo el dolor que le causó y por haberla dejado ahí sin
ninguna explicación.
Y Des...
Troy entró a la cafetería, pidió un capuchino y se sentó
con vista a la calle mientras lo esperaba. Vio una pareja de
novios que caminaba mientras se tomaban de las manos y
suspiró. Si su plan de haberse escapado después de la
graduación hubiera funcionado, ¿Así es como ambos se
hubieran visto? Felices, lejos de casa donde pudieran
comenzar de nuevo, huyendo a Canadá para poder casarse
legalmente, juntos hasta la muerte...
¿Su amor por él había sido tan intenso que no imaginaba
ese futuro con nadie más?
Deseaba volver a verlo, aunque fuera sólo una vez, sólo
un momento, sólo un instante para decirle que no lo había
olvidado a pesar de que lo había intentado, que no hubo un
momento de todos esos años en donde no tuviera presente
su nombre, en donde no soñara son su aroma y se
despertara abrazando las sábanas pensando que era él, que
su cuerpo, su mente y su corazón seguían perteneciéndole y
quizá le pertenecerían par siempre.
Una vez más por favor, una última vez.
Su capuchino llegó y dio las gracias de manera educada,
tomó un sorbo y miró por la ventana nuevamente. Casi se le
cae la taza cuando un par de ojos verdes le devolvieron la
mirada desde el otro lado.
Troy se atragantó y dejó el café de manera inmediata en
la mesa, salió casi cayéndose del local tropezando con sus
propios pies. Des del otro lado hizo lo mismo y se
encontraron al mismo tiempo. Troy saltó literalmente a los
brazos del chico oji-verde y se aferró fuertemente a sus
brazos.
—No puede ser —susurró contra su cuello—, no eres real,
no eres real, no puede estar pasando, no puedes estar aquí.
Troy estaba temblando cundo se separó de él para ver su
rostro finalmente. Des lo tomó del rostro con ambas manos
e hizo que lo viera fijamente, sus ojos estaban llenos de
lágrimas. Azul con verde fusionándose de nuevo.
—Te he estado buscando... Por todas parte —dijo Des con
una sonrisa genuina en el rostro, Troy parpadeó un par de
veces, esa sonrisa... había soñado tanto tiempo con ella
—. Finalmente te encontré.
El anillo en su mano brillaba en un bonito tono plateado y
Troy no lo vio porque estaba viendo el brillo verde de sus
ojos.
||
Anne vio cómo el guardia guiaba hacia el salón de visitas
a un señor esposado, se dio cuenta que había dejado de
respirar cuando comenzó a ahogarse. El peso en el
estómago era doloroso y las manos le sudaban, la cajita que
había estado entre sus dedos ahora estaba a su lado,
intacta y fuera del alcance de la vista de otras personas.
Vio el azul de sus ojos. Lo reconoció, de pronto no habían
pasado años entre ellos y era el chico que había conocido
en la secundaria, era aquel muchacho tímido y hermoso que
había estado a su lado por años, era su confidente y mejor
amigo con el que había compartido su adolescencia, era la
persona a la que le había destrozado la vida.
Troy también la vio y no supo leer las emociones detrás de
aquellos ojos que parecían muertos, su piel tenía un tono
blanquecino y de su precioso cabello castaño no quedaba
nada más. Su sonrisa había sido sustituida por una mueca
dura.
Lo guiaron hasta la mesa y se sentó frente a ella. Pudo
verlo de cerca y sintió ganas de llorar. Pudo ver que los ojos
de él comenzaban a tornarse vidriosos.
Pero antes de que pudiera decir algo, él le escupió en la
cara.
||
Cuando Louis salió de su segunda terapia con Jeff se
sentía mucho mejor, más liberado y con un peso menos en
su corazón. La primer cita había sido... bastante dura.
Bueno, difícil se quedaba corto. El tener que hablar sobre
todos sus problemas y tener que recordar todos sus
traumas le había costado caro, ese mismo día había tenido
pesadillas de su infancia pero cuando se lo había
comentado a Jeff aquella mañana le dijo que era
relativamente normal, que no se preocupara, entre más
profundo llegaran más recuerdos desagradables iba a tener
y como consecuencia, llegarían las pesadillas. Mientras
caminaba por la calle llamó a Anne a su casa pero nadie
contestaba así que suponía que nadie estaría ahí así que se
dirigió a la fundación directamente para ver a su hermana y
monitorear cómo estaba.
Anne había estado actuando raro desde que le dijo que su
papá y ella tenían un pasado juntos. No había podido
descifrar qué tipo de relación habían tenido los dos y
tampoco qué tanto daño se habían hecho que Anne lloraba
de tan sólo recordarlo pero habían quedado de hablar
pronto. 'No me corresponde decírtelo'. Sus palabras lo
habían dejado confundido y sinceramente dudaba si quería
saber qué había pasado.
También lo había dejado pensando sobre su enfermedad.
¿Debería contárselo a Harry? No. No debería. Era un asunto
de Anne y sólo ella debería poder decidir a quién decírselo,
había tenido confianza con él y no la traicionaría. Ella le
diría a su hijo cuando estuviera lista.
Cuando llegó a la fundación se encontró con un gran
número de puestos de comida afuera y lo dejó pensando un
buen rato en si debería ir o no. No sabía nada de eso y Jeff
tampoco le había comentado nada. ¿De pronto se había
convertido en un tipo de restaurante masivo?
—Oh, Louis, ¡Hola de nuevo! —saludó efusivamente Jeff
con una gran sonrisa en el rostro— ¿Decidiste venir a
ayudarnos con el comedor para los más necesitados?
—No entiendo —respondió con sinceridad y con una
sonrisa apenada—, no estoy enterado de nada esto Jeff, lo
siento.
Jeff se dio un pequeño golpe en la frente y se sonrojó.
—Discúlpame Louis, Harry me dijo que te preguntara si
querías participar pero sinceramente se me olvidó con todas
las actividades que íbamos a hacer. A veces Harry organiza
un gran bufet para personas de bajos recursos o personas
sin hogar para que puedan venir a comer lo que deseen
completamente gratis. Podría considerarse una pequeña
fiesta, quizá, todo el mundo está invitado a comer y
también a participar, después de todo necesitamos manos.
Justo en ese momento, como si hubiera sido conjurado por
un mago, Harry salió con una sonrisa brillante en el rostro y
con el cabello recogido en una coleta, con una camisa de
estampados de flores oscuras y un montón de platos para
pequeños niños que lo esperaban con entusiasmo.
A Louis se le aceleró el corazón. Tanto que sintió sus
propios latidos en las yemas de los dedos.
—¿Quieres ayudar? —preguntó Jeff con amabilidad— Aún
hay muchas personas que necesitan comer y necesitamos
ayudar a servirles.
—¿Quién paga todo esto, se hizo una cooperación o algo
así? Puedo ayudar con eso también...
—Oh no, Louis —sonrió— Todo esto salió del dinero de
Harry, no quiso que ninguno de nosotros ayudáramos en
esto.
—Ayudaré, sólo... Dame un momento.
Jeff asintió y se retiró dándole espacio a Louis. Alcanzó a
ver a Niall y a su hermana Fizzy desde donde estaba y vio
que ellos ayudaban a servir platos también para las
personas que estaban formadas esperando su turno. Se
enorgullecía muchísimo de ver el gran corazón y
crecimiento de su hermana y se preguntó si algún día
llegaría a ser una persona hermosa igual que ella: valiente,
fuerte, independiente y maravillosa.
Volteó dando la espalda a ellos y se sintió de pronto
pequeño e insignificante, ¿Harry podría si quiera fijarse en él
nuevamente? Realmente Louis no se consideraba una mala
persona después de todo pero... Harry era otro nivel de
amabilidad y altruismo. Quizá Harry buscaba a alguien de
un corazón tan puro para él, quizá Louis estaba demasiado
manchado de traumas y maldad que no podría ganarse su
afecto y cariño. Viéndolo así, ayudando a todo aquel que lo
necesitaba.
Harry iba a cambiar el mundo, eso lo sabía... ¿Louis
estaba a la altura?
¿Podría merecerse si quiera que ese chico lo mirara?
—No es justo, Harry es tan perfecto... —suspiró, lleno de
pesar.
—¿Qué yo soy qué, Louis?
||Capítulo 47.

Doncaster, Reino Unido.


Harry vio a Louis en el instante en el que llegó. No tardó ni
cinco minutos en identificarlo en la multitud. Con ese azul
que lo atraía podía reconocerlo hasta en la más pesada
oscuridad.
Lo observó intentando pasar desapercibido mientras
servía un par de platos a más niños que se formaban en la
fila y les sonreía a cada uno agradeciéndoles por haber ido,
pero a pesar de eso no podía evitar mirar de reojo a Louis.
Estaba hablando con Jeff de manera amena y relajada y eso
le dio una pizca de curiosidad, ¿De qué estarían hablando?
Un sentimiento parecido a los celos se le instaló en la boca
del estómago.
No es mi asunto, no es mi asunto, no es mi asunto,
tranquilo Harry por favor, se rogó internamente mientras
intentaba deshacerse de la idea de ir con ellos y entablar
una conversación. A como habían terminado las cosas entre
ambos era mejor dejar las cosas tranquilas por la paz
mental.
Aún así y con todos esos pensamientos cuando Jeff se dio
la vuelta y dejó a Louis sólo sus pies reaccionaron antes que
él y de pronto se dirigía hacia el chico oji-azul como movido
por un imán. Basta, para. No podía detenerse, no podía
ignorarlo, sólo necesitaba saber que estaba bien y podría
seguir su día en paz. Llevaba muchos días sin verlo y el
estar ahí tan cerca de él sin hablarle era una completa
tortura.
Eran amigos, ¿No? Era normal preocuparse por sus
amigos.
Se acercó a él y se prometió a sí mismo que sólo le
preguntaría su estado de ánimo y si las cosas estaban bien
en casa, después de su respuesta se alejaría y no volvería a
dirigirle si quiera la mirada.
Intentó hablar pero lo frenó que Louis estaba hablando
solo, cuando estuvo a punto de interrumpirlo pudo escuchar
su susurro.
''Harry es tan...''
Frunció el ceño. No alcanzó a escuchar lo demás.
Seguramente es otra cosa agresiva y grosera.
—¿Qué yo soy qué, Louis?
Él volteó evidentemente sobresaltado por su presencia y
lo miró hacia arriba haciendo contacto visual. Harry suspiró,
¿Qué esperaba? ¿Un comentario bonito? Quizá Louis había
aceptado ser su amigo por mero compromiso y por su
disculpa, pero quizá jamás iba a cambiar de opinión
respecto a él.
Louis no pudo articular palabra y supuso que lo había
pillado en algo negativo que no tenía explicación, así que lo
dejó pasar y fingió demencia.
La decepción y la tristeza se apoderaron una vez más de
él y quiso hacerse chiquito y nunca haber tenido la
intención de hablarle a Louis, pero se aguantó y fingió una
muy buena sonrisa para él.
—Me alegro que hayas venido —dijo con toda la
neutralidad que pudo encontrar—, Fizzy está adentro con
Niall y hay muchas cosas qué hacer si deseas unirte.
No esperó a su respuesta y se dio media vuelta para
seguir con sus actividades. Se sentía tan fuera de lugar ahí
con Louis, tan incómodo, así que simplemente respiró
profundamente y se dijo a sí mismo que todo estaba bien.
Un sentimiento de bochorno empezaba a hacerse presente
en sus mejillas teñidas de rojo.
—Harry, espera por favor —pidió Louis— La verdad es que
quisiera decirte algo.
Su voz. La voz de Louis tan melodiosa y bonita. ¿Cómo iba
a deshacerse de su enamoramiento si Louis seguía
hablando y pronunciando su nombre? El simple hecho de
estar cerca de él le aceleraba el corazón. Tenía que parar.
Volteó a verlo y le prestó toda la atención posible. Louis se
mordía el labio con nerviosismo y tenía la mirada fija en sus
pies, jugaba con sus manos apretando sus dedos.
—Yo...
Su voz sonaba ronca y temblorosa, Harry se preguntaba
qué era eso tan urgente que quería compartirle. Esperó
paciente a que Louis hablara y no lo presionó en lo absoluto,
simplemente ambos estaban ahí, parados, uno frente al
otro.
—¿Sí? —Harry ladeó la cabeza.
Louis levantó la vista y se dio cuenta de que ese no era el
momento ni el lugar para decirle nada, sin mencionar que
no tenía la fuerza necesaria para hacerle frente a sus
emociones. Su lengua y su boca se negaban a ceder a lo
que quería decir y su voz parecía fallar.
No estaba listo, no estaba ni remotamente listo para
decirle cualquier cosa a Harry. Tiempo, necesitaba tiempo
para planteárselo bien sin quedar como un completo
imbécil. Tragó saliva cuando Harry mordió su labio inferior
también.
Iba a volverse loco.
—Se te ve bien el cabello hoy —terminó diciendo después
de tomar aire, estaba tan agitado que parecía que hubiera
corrido un maratón.
Harry torció el gesto divertido y confundido pero asintió y
tiró de su coleta para enfatizar el cumplido. Sonrió, una
sonrisa genuina llena de dientes deslumbrantes y perfecta,
sólo para Louis y él se derritió.
—Gracias —agradeció en voz tímida y se retiró.
Louis se agachó ligeramente para apoyar sus manos en
sus rodillas, estaban ligeramente cubiertas de sudor por el
nerviosismo. ¿Ya está? ¿Eso había sido todo? Le había dado
un cumplido y así se había puesto, ¿Cómo iba a ponerse
cuando le confesara sus sentimientos? ¿Se iba a desmayar
acaso? Era tan tonto, por Dios. Parecía un adolescente
flirteando.
—Qué patético intento de ligar, Tomlinson.
La voz de su hermana se escuchó detrás de él y volteó a
verla.
Su rostro se veía más perfilado y su cabello estaba
recogido en una trenza. Estaba más alta, ¿Cuándo había
crecido tanto? Era hermosa, era preciosa, era perfecta. Su
hermana llena de seguridad y confianza en sí misma, llena
de fortaleza y bondad. Parecía que ella era la mayor en
muchos aspectos, realmente Louis se sentía muy pequeño
en ese momento, en un lugar lleno de personas hermosas
por dentro y por fuera. ¿Qué iba a estar haciendo él ahí con
tanto brillo y él sólo era una mancha café en el pavimento?
—¿Hoy es el día de que todos lleguen asustándome por la
espalda? Debieron avisarme.
—Eso le quita lo divertido a tus expresiones.
Louis se acercó a ella y ella lo miró con más tranquilidad,
sus ojos detonaban una paz que él jamás había sido capaz
de alcanzar en lo que llevaba de su vida.
—Jeff me ha contado que has avanzado mucho en tus
terapias, Fizzy, sólo me daba la vuelta para ver cómo
estabas.
—¿Sólo para verme a mí? ¿Seguro? ¿Tu visita no tiene
nada qué ver con Harry?
Louis pudo sentir que el sonrojo subía por sus mejillas
pero disimuló bien su vergüenza y no contestó.
—Yo estoy bien, gracias por preocuparte y por preguntar,
deberías preocuparte un poco más por tu vida personal de
vez en cuando.
—Terminé con Eleanor —soltó Louis de manera abrupta.
Bien, al menos había podido decir eso. Felicite lo vio con
el ceño fruncido por unos minutos con incredulidad
intentando verificar si realmente había dicho eso o sólo era
una mentira más, pero al observar la determinación en las
facciones de su hermano supo que estaba diciendo la
verdad.
—Bueno, te felicito por ver por tu felicidad por una vez en
tu vida. Enhorabuena.
Felicite estaba siendo brusca y ella misma lo sabía. Aún le
estaba costando trabajo aceptar a su hermano después de
todo pero sabía que él también estaba haciendo sus
esfuerzos por mejorar, de vez en cuando escuchaba a Jeff
decir que se iba a ir temprano porque tenía una cita de
terapia con Louis.
No quería meterse en eso, era el crecimiento personal de
su hermano y así como había decidido comenzar a ser
mejor persona era mero problema de él el mejorar día a día,
pero tampoco quería ser una despiadada como él lo había
sido. Estaba bien consciente de que las actitudes de Louis
no se debían solamente a él, si no a todo lo que su padre les
había hecho en el pasado.
Después de todo, el peso de la homofobia de Troy siempre
cayó en Louis y la protegió a ella para que no tuviera que
pasar por lo mismo.
Se dio por vencida, al menos ese día podía aceptar a su
hermano un poco. Sólo ese día.
—¿Quieres pasar y comer algo antes de comenzar a
ayudar? —preguntó en voz baja, como si la estuvieran
obligando.
Louis sonrió poco a poco y sintió cómo un sentimiento
abrumador le subía por la garganta. Se aclaró la voz con un
carraspeo antes de hablar.
—Sólo si comes conmigo.
—No me presiones, basura.
Louis soltó una carcajada sonora pero asintió.
Felicite era la única familia que le quedaba y no
encontraba las palabras correctas para pedirle perdón por
todo lo que había hecho en su contra y por todo lo que no la
había apoyado cuando ella había necesitado su ayuda. Pero
su mirada severa le hizo sentir que ella sabía por lo que
estaba pasando y que lo aceptaba, a pesar de todo.
||
La pequeña Lindsey se encontraba dentro de la fundación,
estaba sentada en una silla balanceando los pies
tristemente mientras veía a la gente pasar de un lado a
otro. Estaba sola y sus heridas habían sido tratadas, Anne
Cox era la mamá de Harry (el chico bonito y alto de rizos)
que la había recibido con amor y cuidados y ahora estaba
ahí, esperando a su tía.
Eran muchas cosas qué procesar para una pequeña
cabeza de una niña de cinco años. Su mamá seguía en el
hospital pero ella ya no podía estar ahí porque le decían que
no estaba enferma. Claro que estaba enferma, ¿Acaso no
veían todos los golpes que tenía en su cuerpo? Quizá si
volvía y los señalaba la dejarían estar con su mamá.
Pero también se sentía bien ahí, todos la trataban bonito y
le regalaban dulces entre comidas, la mimaban y la hacían
sentir cuidada y amada. Algo que no había sentido nunca en
esa casa blanca.
¿Qué pasaría con su familia? Sabía lo suficiente para
entender que la palabra cárcel y policía implicaban cosas
malas.
Su tía, la hermana de su mamá, hacia muchísimo tiempo
que no sabía nada de ella, casi desde que había nacido.
Había escuchado muchas peleas sobre ella con sus padres,
decían que su tía siempre iba a verlos pero nunca le habrían
la puerta.
Era la hermana menor de su madre, ella siempre había
querido una hermana menor...
Un par de ruidos provenientes del comedor hicieron que
Lindsey volteara a ver la pelea que estaban organizando
dos personas extrañamente parecidas.
—Felicite compórtate.
—No me digas qué hacer, no eres mi jefe.
—No, pero soy tu hermano mayor.
—¿Ahora sí eres mi hermano mayor? Qué extraño,
recuerdo que me dijiste que ya no tenías una hermana...
—Ya no me lo recuerdes, por Dios.
Lindsey se aferró al peluche que le había regalado Anne
cuando llegó a ese lugar, se levantó de su silla y se acercó
para ver un poco más de cerca la discusión. El chico y la
chica estaban discutiendo mientras comían y ella parecía
tener comida en el cabello mientras un chico rubio que
estaba sentado a su lado se aguantaba la risa mientras que
otro los veía desde una distancia segura, a él ya lo había
visto antes, siempre estaba con Harry. ¿Jeff? ¿Se llamaba
Jeff? De pronto eran muchos nombres que recordar y su
cabeza dolía.
El chico de enfrente parecía avergonzado y era el que
estaba peleando con ella.
Se acercó lo más que pudo y pidió:
—Por favor, no griten.
Las cuatro personas voltearon a verla y se sintió
abrumada por tanta atención de adultos, se sentía igual que
cuando llegó al hospital y de pronto había muchas personas
grandes con batas blancas al rededor de ella haciéndole
preguntas.
—Genial, ¿Ya viste lo que hiciste? —dijo la chica con tono
medio irritado-medio en broma— Intimidaste a la pobre
niña.
—Parecen dos niños chiquitos —negó Jeff con la cabeza.
¿Jeff? Se levantó de su asiento y se dirigió hacia ella, le
ofreció su mano que ella tomó enseguida.
—¿Te acompaño a tu cuarto para que tomes una siesta,
Lindsey?
La niña asintió pero no pudo evitar fijar sus ojos en el
chico bajito, tenía unos ojos celestes muy bonitos y cuando
ella le dijo adiós con la mano él le dedicó una tímida
sonrisa.
||
La tarde fue agitada y movida y el resto del grupo se
mantuvo ocupado de aquí para allá atendiendo personas,
Louis se sentía fuera de lugar pero todos los demás se
encargaron de incluirlo en las actividades, era su primer
voluntariado después de todo, el primero que estaba
tomando a consciencia.
Niall lo veía con cierto recelo y eso lo hacía apenarse, no
era malo que todos tomaran sus precauciones respecto a él
por todo lo que había hecho y cómo había actuado en el
pasado, pero una vez que pasaron las horas y ningún
comentario negativo de él salió de su estúpida boca (más
que balbuceos porque estaba tremendamente nervioso),
Niall supo aceptarlo y le sonrió.
En ese momento pudo entender el por qué todos querían
proteger a Niall.
Se sumó uno más a la lista.
Louis iba al exterior con todos los pretextos del mundo y
Jeff lo observaba con una sonrisita de suficiencia de yo-sé-
porque-estás-haciendo-eso, pero una mirada de advertencia
de Louis hacía que Jeff se volteara antes de que alguien
pudiera interpretar su sonrisa. Harry era de las muchas
personas que se encontraban afuera atendiendo gente, las
personas pasaban a comer al comedor y ahí eran donde
entraban los servicios de Jeff, Fizzy, Niall, los demás y él.
Harry cada vez más se veía más acalorado y agotado pero
se veía radiantemente feliz. Había algo en él que inspiraba,
que traía calma y Louis se preguntaba a sí mismo el por qué
jamás lo pudo notar antes. Por qué tuvo que esperar tanto
tiempo para aceptar lo que sentía. Temía que el daño que
recibió Harry de él fuera tan irremediable que jamás lo
pudiera ver de la forma en la que Louis lo veía ahora a él.
Pero cada minuto que pasaba ahí sin su presencia era una
completa tortura, cada vez eran más excusas para salir y
verlo al menos unos segundos, y cuando Harry lo sorprendía
viéndolo Louis tomaba cualquier cosa que estuviera a la
vista y se metía al edificio con ella.
Una de esas ocasiones salió y cuando lo pilló
observándolo tomó una servilleta.
Una miserable servilleta.
Louis quería salir y decírselo todo, que había terminado
con Eleanor porque al fin había dejado de estar ciego y que
ahora podía ver con claridad todo.
Que siempre había sido Harry la persona que él había
querido.
Todo acabó a las diez de la noche cuando la fila se acabó
y la comida se agotó. Comenzaron a recoger el servicio de
comedor y las pocas personas que llegaban después de eso
recibían platos para llevar. Harry estaba sudando pero
estaba satisfecho con el trabajo y mandó llamar a todos los
presentes que habían ayudado a su causa.
—Hola, realmente sé que el día de hoy no fue fácil —habló
en voz alta cuando todos se encontraron en la recepción—.
Recibimos a muchísimo más personas de las que
acostumbramos a recibir y a veces ser amable bajo presión
cuesta muchísimo trabajo y ustedes lo han sido, han tenido
paciencia y han ayudado y alimentado a mucha gente
regalando un día libre de sus vidas, así que estoy muy
agradecido con cada uno de ustedes por hacer esto posible.
Son unas grandes personas y espero que la vida los llene de
sorpresas más adelante y que les pague todo lo bueno que
hacen por nosotros. Gracias.
Harry aplaudió a sus compañeros y Louis no pudo evitar
tener la sensación de que él era muchísimo más de lo que
esperaba, que Harry era todo un ángel y que necesitaba
(desesperadamente) mejorar para merecerlo.
Todos comenzaron a dispersarse y Louis para ese
momento sentía que ya no podía más. Ya era demasiada
presión la que sentía en el pecho. Una cosa, sólo bastaba
con decirle una cosa. Un perdón era suficiente, era un buen
inicio. Por favor, por favor deseo tener las agallas para esto.
—Ha-
—¡Harry! —se escuchó más elevada la voz de Nick por
encima de la suya— Harry, te buscan en la entrada, creo
que es la tía de Lindsey, ya se presentó con una credencial
oficial, viene por ella.
El chico oji-verde asintió y se dirigió hacia la entrada
antes de que Louis pudiera decirle algo, aún así fue detrás
de él mientras sentía la mirada inquisidora de Felicite en la
espalda. Sabía que se estaba divirtiendo con eso.
Había una chica rubia en la entrada que esperaba que
fueran por ella para darle noticias sobre su sobrina, había
pasado años detrás de su hermana mayor para que dejara
esa relación tóxica que tenía con aquel hombre y ella
siempre le había cerrado la puerta en la cara y una vez que
se dio cuenta que fruto de ese amor nació una niña no dejó
de llamarlos y acosarlos para que dejaran ver a la niña.
Siempre había temido por ella, siempre había tenido
miedo del ambiente en el que crecería pero su hermana
siempre decía que estaba bien y cuando iba a visitarla (que
era cada semana) nadie abría la puerta. Varias veces su
hermana amenazó con irse de la ciudad y no decirle a
dónde se mudaría si seguía hostigándolos. Pero sabía que
todo era obra del patán que tenía como marido.
Y cuando había recibido la llamada... por Dios, casi le da
un ataque al corazón, había manejado varias horas por la
carretera para llegar a Doncaster y llevarse a su sobrina
lejos con ella.
Estaba lista para exigir ver a su sobrina cuando lo vio.
Se le cayó la pequeña bolsa que traía en la mano por
mero instinto, no pudo sostenerla. No podía ser posible, el
mundo no podía ser tan pequeño. Lo había buscado por
tanto tiempo, en las noticias, en los periódicos, en cualquier
lugar donde pudiera ver su nombre y nunca lo había
encontrado... Y encontrarlo justamente ahí...
Tenía que ser el destino, él tenía que estar destinado para
ella. Tenía que ser el amor de su vida.
Había soñado con él día y noche, con el miedo que había
sentido al verlo mal herido a un lado de la carretera, con la
sangre, con su voz ronca pidiendo ayuda. Se había
arrepentido una y mil veces de no haber vuelto por él y
cuando volvió al hospital para revisar si seguía ahí dos
meses después ya era muy tarde, nadie sabía quién era.
Nadie le dio un nombre jamás.
Y sin embargo...
—Hola —saludó él, la voz que había escuchado tantas
veces en su mente— ¿Vienes por Lindsey?
Harry era el chico que había salvado y del que se había
enamorado aquella vez.
||Capítulo 48.

Doncaster, Reino Unido.


Louis observaba la escena que se estaba desarrollando
frente a él con el ceño fruncido, ¿Por qué esa chica miraba a
Harry como si hubiera descubierto los colores? Un
sentimiento de incomodidad se instaló en la base y quiso
(con todas sus fuerzas) tomar a Harry del brazo y llevárselo
lejos.
Rubia, alta (casi tan alta como Harry), con los labios rojos,
con pestañas espesas y oscuras... era sencillamente
perfecta. Vio con cierta envidia cómo Harry la observaba
con los ojos llenos de curiosidad y algo parecido a
¿Admiración? Pues claro, quién no iba a detenerse a admirar
el porte de aquella señorita.
¿A Louis alguna vez lo miró de esa manera?
La bolsa de la chica se había caído al suelo, se le había
resbalado de las manos y ahora se encontraba unos
centímetros más adelante de ella. Harry se inclinó y tomó la
bolsa entre sus manos para después tendérsela
respetuosamente.
Es él. Él es el que quiero.
—Se le cayó esto.
La chica parpadeó saliendo del trance en el que parecía
estar y asintió, tomó la bolsa con delicadeza y Louis alcanzó
a ver cómo los dedos de ambos rozaron. Sentía las mejillas
sonrojadas de celos así que tuvo que apartar la vista. Había
visto a Harry hablar y convivir con muchas mujeres y
hombres antes, ¿Por qué con ella ahí se sentía tan...
amenazado?
Era normal que vieran a Harry como si estuvieran viendo
al mismísimo Dios, era la impresión que tenías de él la
primera vez que lo observabas... Pero ella lo veía con
anhelación.
—¿Está Lindsey aquí? —preguntó. Su voz, era tan bonita,
delicada, hablaba con elegancia y soltura.
Harry asintió y le mostró el camino para que la siguiera y
ver a la pequeña Lindsey, la niña que los había regañado en
el comedor por gritar. Ella lo siguió, en sus preciosos
tacones negros repiqueteando en el piso de recepción y su
traje tipo ejecutivo ajustándose a su cuerpo esbelto y él de
pronto sintió que no tenía nada qué hacer en esa habitación
después de que una presencia así se apareciera. Así que
bajó la mirada y se retiró.
||
Lindsey dormía en una de las tantas habitaciones de
huéspedes que había, la cuidaban las 24 horas del día y le
daban de comer siempre que ella quería. Todos la adoraban
y la procuraban, era una niña con un pasado tormentoso
lleno de violencia y maltrato familiar, Jeff la monitoreaba
psicológicamente pero decía que lo mejor era llevarla a un
psicólogo especializado en niños, un psicólogo infantil,
seguía moviendo entre sus contactos para encontrar el
candidato perfecto para ella. No dudaba en que todo lo que
ella había vivido iba a dejarle repercusiones en un futuro y
necesitaban tratarla cuanto antes.
La pequeña Lindsey aún tenía el cuerpo lleno de
moretones, algunos estaban desapareciendo y otros se
veían muy recientes, Fizzy le trenzaba el cabello o se lo
recogía y Lindsey decía que nadie la había peinado antes y
que se sentía extraña. La primera vez que Fizzy le preguntó
si le podía hacer una trenza ella dijo ¿qué es?
La chica se sentó en la orilla de la cama y suspiró al ver a
su sobrina. Era tan pequeña y frágil y aún así ya había
recibido suficiente daño para todo una vida. Le tocó el brazo
con las manos temblorosas como si ella pudiera romperse si
lo hacía mal. Harry llegó a ver lágrimas en el rostro de la
chica.
—Yo... no... No sabía que estaba tan mal —susurró con la
voz cortada.
Harry no pudo imaginarse el dolor que estaba sufriendo
así que se limitó a asentir. La chica se limpió las lágrimas
con el dorso de la mano y Harry le tendió un pañuelo
Kleenex de la cajita que se encontraba en la mesita de
noche.
—Mi nombre es Verónica, soy la hermana de su mama, se
llama Katherine. Katy y yo vivimos juntas hasta que ella
entró en una relación con un tipo que no le convenía y que
era violento. Vivimos una infancia difícil sin nuestros padres
porque fallecieron cuando nosotras éramos jóvenes aún...
Así que ella se fue con él cuando le prometió que iba a
casarse con ella y a darle una casa, ya sabes... Así nos
ilusionan, nos prometen cosas y no las cumplen nunca, y lo
vemos hasta que es demasiado tarde.
Se levantó con cuidado de no mover a la pequeña Lindsey
y volteó a ver a Harry, se veía bastante afligida y conmovida
por el estado de su sobrina.
—La visitaba a diario cuando se fue, nunca me abrió y las
pocas veces que lo hizo fue cuando él no estaba, primero
fueron pequeños moretones en los brazos y piernas. 'Me caí
de la cama', 'me caí en el baño'. Luego todo fue más
peligroso, un moretón en el ojo, sangre en un labio partido...
Llamaba a la policía siempre que notaba ese tipo de cosas
en mi hermana y ella nunca abría. Luego, cuando aún
contestaba mis llamadas, me dijo que estaba embarazada y
que un hijo podría traer paz a la relación, que podía
salvarla... Sentí más miedo que nunca. Un hijo jamás salva a
una relación llena de violencia. Se cambiaron de casa más
lejos de mí y me costó encontrarlos al principio, cuando
comencé a visitarlos ella me advirtió que si lo seguía
haciendo iban a mudarse de nuevo y jamás los encontraría
jamás.
Volteó a ver a la niña de nuevo con ojos conmovidos y
volvió a llenarse de lágrimas que esta vez no se molestó en
limpiar.
—Es la primera vez que conozco a mi sobrina.
Deseaba que hubiera ido Jeff con ellos, él sabría qué hacer
o decir, era psicólogo, a veces no se tomaba las cosas tan a
lo personal y lo veía desde un punto de vista clínico, pero el
corazón de Harry era de un pollito así que se sintió igual de
triste que ella, empatizando. Cortó la distancia entre ellos y
le dio un largo abrazo. Era alta, sus ojos le daban a la altura
de la barbilla.
Verónica se relajó entre sus brazos y hundió la cabeza en
su cuello, inhalando y exhalado, recuperando fuerzas.
Rompió el abrazo cuando recuperó la compostura y
fortaleza y respiró hondo una vez más.
—No quiero que culpen a Katy de todo esto. Ella no
decidió meterse de lleno en una relación así, ella no eligió
esta vida llena de golpes, maltratos y abusos, fueron años
de maltrato psicológico lo que la orillaron a no encontrar
una salida nunca hasta que pasó esto. Vengo de verla del
hospital y sigue en terapia intensiva, no me dejaron entrar y
le prometí desde lejos que cuidaría a Lindsey de cualquier
persona en lo que ella salía de esa situación de vida o
muerte. No me perdonaré nunca el no haberle arrebatado a
las dos personas que más amo a ese hijo de perra, son la
única familia que me queda. Voy a defenderlas hasta que
muera.
—Nadie va a juzgarlas nunca, Verónica, puedes estar
tranquila sobre esto —dijo Harry con toda seguridad—. Este
es un entorno seguro para ustedes y nos encargaremos de
eso siempre. Puedes estar tranquila.
Ambos se quedaron callados unos minutos, observando a
la pequeña niña que dormía tranquilamente ajena a todo a
su al rededor. Verónica parecía dudar sobre decir algo más,
se podía ver en los pequeños gestos que hacía con la boca
pero al final lo dejó pasar. Volteó a verlo una vez más y
Harry admitió la gran belleza que ella poseía. Era fuerte,
determinada y hermosa.
Le tendió la mano y él la miró curioso.
—Gusto en conocerte...
Oh, una presentación formal, que educada señorita. Harry
sonrió mostrándole una hilera de dientes perfectos y sus
ojos se hicieron chiquitos. ¡Hoyuelos, tenía hoyuelos! Ella
sonrió de vuelta y en ese momento se dieron la mano
mutuamente. Sus manos eran diminutas en contraste a las
de él.
—Harry, me llamo Harry.
—Gracias Harry.
Deseo, por favor, ser la chica que buscas también.
Desde afuera a una distancia segura, Louis veía cómo
ambos se quedaban tomados de la mano unos segundos y
vio sus propias manos, recordando que Harry había puesto
las suyas ahí y que Louis las había quitado penoso y
aterrado.
Daría lo que fuera para que volviera a tomar su mano
entre las suyas.
||
Todos barrían y recogían el lugar para volver a la
normalidad, Jeff estaba en el consultorio de la fundación
arreglando horarios para citas y revisando expedientes para
continuar con las consultas de esa semana. La de prioridad
era la de Niall, había aumentado a dos horas e intentaban
prepararlo para darle la noticia de Zayn sin que eso le
causara un colapso nervioso, llevaban desde que entró en la
fundación aceptando la muerte de su novio para que de
pronto le informaran que todo era mentira y que en realidad
no estaba muerto... Iba a ser difícil, muy difícil, pero
confiaba en que el alivio de su vida contrarrestara el estrés
psicológico que le daría ante la noticia.
Un toquido tímido se escuchó en la puerta y Jeff cerró la
carpeta con lentitud, al alzar la vista se encontró a Louis
parado viéndolo con expresión preocupada y le hizo señas
de que pasara inmediatamente.
—Hola Louis, ¿Estás bien? ¿Quieres re agendar alguna de
nuestras citas?
—No Jeff... La verdad es que quería preguntarte algo.
Jeff le hizo ademán de que cerrara la puerta y que se
sentara en el sofá de enfrente. Louis asintió e hizo lo que le
pidió. Asintió cuando estaba listo para escucharlo.
—Dime cuál es tu duda.
—¿Es posible que a Harry le gusten las chicas también...
como a mí?
Si Jeff no pudo disimular su sorpresa fue porque no tenía
nada cubriéndole la cara completamente, como una bolsa
de papel o algo así. Porque tenía los ojos muy abiertos y la
boca ligeramente también, tardó varios minutos en recobrar
la postura.
—Louis... ¿Sabes lo que el término gay significa, verdad?
—Que sólo le gustan... ¿Los hombres?
—Exacto, sólo se sienten atraídos sentimental y
sexualmente por hombres, en todo caso si no se sintieran
atraídos únicamente por los hombres serían bisexuales,
como tú u otras personas con orientación sexual bisexual.
—Pero... ¿Entonces no es posible que le guste una chica?
—Si es gay... No. La verdad es que no hay probabilidad,
conozco a Harry desde hace muchísimo tiempo y su
sexualidad está definida desde que era un niño
básicamente, supo su orientación desde que jugaba con
carritos sin embargo no lo confirmó totalmente hasta mucho
después, en su adolescencia, cuando un chico en Holmes
Chapel le gustaba y... —Jeff se quedó callado
inmediatamente— Bueno, eso es otra historia.
Sus ojos azules se veían preocupados pero asintió...
—Pero y si a Harry llegara a gustarle alguna chica, Jeff,
¿Qué pasaría?
—Bueno, Louis, si en el hipotético caso de que eso
sucediera... Pues no pasaría nada, es la vida de Harry, son
sus sentimientos y emociones y nadie lo juzgaría por
encontrar el amor de maneras inesperadas. Siempre ha
estado enamorado de chicos y se ha sentido atraído a
chicos, pero nosotros respetamos cualquier decisión que los
demás hagan, después de todo, aquí no juzgamos a nadie
por amar.
Eso pareció alterar más a Louis que tranquilizarlo, Jeff
estaba a punto de preguntarle qué pasaba cuando Louis se
levantó de la silla sin más y salió del consultorio. No sin
antes chocar con una persona que apenas iba entrando.
Harry sostuvo a Louis en los brazos para que no se cayera
ninguno de los dos y Louis volteó a verlo hacia arriba para
encontrarse con sus preciosos ojos verdes que lo hicieron
titubear unos minutos.
—¿Todo bie-
—Me tengo que ir —dijo rápidamente y se deshizo de sus
manos en un abrir y cerrar de ojos.
Harry se hizo a un lado para que Louis pudiera pasar y lo
vio con el ceño fruncido, debatiendo en si debía ir con él o
no, al final negó con la cabeza y se dijo a sí mismo que ese
era algún problema personal de Louis y que tenía que
aprender a no meterse más en sus asuntos.
—¿Pasó algo con Louis?
Jeff sabía que en ese momento podía sentar a Harry y
decirle todo, absolutamente todo lo que Louis sentía por su
amigo, que podía darle con lujo de detalle el cómo Louis
estaba profundamente enamorado de él y que se moría por
contárselo, podía resumirle sus traumas y hacer que
estuvieran juntos en ese mismo instante.
Pero no lo haría, porque ahora Louis era un amigo y sobre
todo un paciente y estaba bajo su silencio y su compromiso
profesional, que estaba fuera de su ética laboral decir
cualquier cosa fuera de la terapia con otras personas. Así
que simplemente negó a la pregunta de Harry y se dijo a sí
mismo que Louis estaría listo en algún momento de su vida
y que se lo podría decir él mismo a Harry.
||
Los guardias se acercaron de manera inmediata cuando
vieron que el recluso escupió a su visita, no alcanzaron a
llegar para evitar que Troy le diera una bofetada a la señora
que se encontraba sentada en la mesa.
—¿¡CÓMO TE ATREVES!? —gritó— ¿¡CÓMO TE ATREVES A
VENIR AQUÍ DESPUÉS DE TANTO TIEMPO!?
Anne se limpió el rostro y las lágrimas surcaban como
fuente su rostro, estaba llena de dolor y se notaba, la mejilla
roja era el menor de sus problemas.
—Troy... —susurró.
—NO CONFIASTE EN MÍ, NO CREÍSTE EN MÍ Y ESO NOS
LLEVÓ A LA MISERIA A LOS DOS, NO TIENES NADA QUÉ
HACER AQUÍ, LÁRGATE, NO VUELVAS, NUESTRAS VIDAS SE
ARRUINARON DESDE QUE DES STYLES ENTRÓ A ELLAS Y
DESDE QUE EL DÍA DE TU BODA IGNORASTE MIS SUPLICAS
DE QUE TE ALEJARAS DE ÉL.
El personal de seguridad le puso las esposas con las
manos detrás de su espalda y comenzaron a arrastrarlo
hacia la salida, sin embargo Anne también se levantó e
intentó acercarse a él, los guardias la detuvieron con
gentileza por los hombros y le susurraron que era peligroso,
que se mantuviera alejada.
De pronto eran los dos jóvenes que se habían conocido,
de pronto veía a ese chico en el suelo de la iglesia,
rogándole, implorándole que no se casara con Des y ella de
pronto estaba infundada en un bonito vestido de novia
blanco, una farsa.
—Era tu mejor amigo... Tu mejor amigo y no me creíste.
—Eras mi mejor amigo y me ocultaste por años que tenías
una relación con mi novio.
Troy parecía haber sido golpeado en el estómago por una
fuerza en el estómago, puso resistencia para no irse, clavó
los ojos en ella, llenos de arrepentimiento, de terror, de
enojo, todo, estaba abrumado y bajó la mirada. Los oficiales
siguieron jalonéandolo y forzándolo hacia la salida.
—Perdóname... —dijo en voz baja antes de voltearse y
dejarse llevar.
Anne lo escuchó y se zafó del agarre de manera rápida,
desesperada. Todos en la sala de visitas la miraban
expectantes sin saber exactamente qué estaba pasando.
Los oficiales la siguieron de cerca intentando detenerla.
Cuando la alcanzaron y la detuvieron del brazo Troy ya
estaba saliendo de la sala.
Ella gritó para ser escuchada.
—¡TROY! ¡TE PERDONO! ¡TE CREO! ¡POR FAVOR NO TE
VAYAS OTRA VEZ! ¡TROY!
||
La vista nocturna desde el hotel se veía preciosa, Troy
descansaba y respiraba desde unas sábanas limpias y de
color celeste, aspiraba fuertemente el aroma que Des había
dejado en su almohada después de pasar toda la tarde
juntos en la intimidad de esa habitación, sus piernas se
sentían temblorosas y adoloridas aún y sentía una ligera
incomodidad al moverse, pero se sentía feliz, dichoso,
amado.
Des lo había hecho suyo cuantas veces quiso, ahí, dentro
de esas cuatro paredes ninguno de los dos se había
detenido ni a respirar. El chico ojiverde se encontraba semi
desnudo viendo el anochecer y las luces de la ciudad desde
la gran ventana que abarcaba casi desde el techo hasta el
suelo, era un lugar preciosos y Troy se quedó embobado a
verlo tanto tiempo como quiso. Era hermoso, fuerte y un
adulto, nada había quedado de los dos niños que se habían
enamorado en la secundaria.
Y ahora se habían buscado y elegido, ambos, no había
necesidad de esconderse, no había necesidad de volver a
darse besos en la oscuridad. Quería amarlo a la luz del sol,
lo iba a hacer, estaba dispuesto a renunciar a todo por él si
se lo pedía, ya tenía dinero suficiente para establecerse.
—¿Des, te sientes bien? —preguntó en voz baja, como la
voz de dos amantes en la intimidad.
Des volteó a verlo y sonrió, Troy se derritió, se acercó a la
cama y le plantó un beso tierno en los labios.
—Deberías dormir unos minutos más, cielo —siempre le
había gustado que le dijera cielo, decía que sus ojos le
recordaban a eso—, yo te despertaré.
—¿Despertarme? ¿Tienes algo que hacer?
—Debo volver a casa más tarde, deben de estarse
preguntando dónde estoy. Me bañaré, ¿Está bien?
Troy asintió aún relajado y medio adormecido. Des le dio
un beso en la frente y se dispuso a dirigirse a la ducha. Troy
sentía algo extraño en el pecho, algo sobre que eso era
demasiada perfección para tantos años de sufrimiento.
Frunció el ceño pero no quiso darle mucha importancia.
Sin embargo no pudo dormir, cuando se abrió la regadera
y escuchó el cancel abrirse y cerrarse se incorporó
cuidadosamente en la cama y dirigió su vista hacia la
mesita de noche, toda su ropa estaba regada por la
habitación sin ningún cuidado, más que el celular de Des, su
cartera y el anillo que había decidido quitarse estaban en la
mesita de noche. Volteó de reojo a la regadera y dudativo
decidió tomar el anillo, era de plata y estaba aparentemente
liso. Lo inspeccionó con los ojos entrecerrados y prendió la
lámpara porque con la luz de la luna no podía ver
exactamente bien. Había un grabado de letras dentro del
anillo y su respiración se cortó.
A&D
No.
Troy dejó el anillo con los dedos temblorosos en el buró y
tranquilizó su respiración agitada, sentía un pitido en los
oídos. No, esto no puede ser posible. Quizá es un anillo viejo
que decidió seguir usando, es un anillo bonito, yo lo seguiría
usando sin duda... Tomó el celular en sus manos y vio que
estaba apagado, así que lo prendió y mientras se ponía en
marcha agarró la cartera en sus manos y la abrió, dejando a
primera vista una preciosa foto de Anne con dedicatoria
abajo.
Con amor para la persona con la que compartiré mi vida,
te amo.
¿Compartir... su vida? ¿A qué se refería con eso? Cada
segundo sentía más los latidos de su corazón, latía fuerte,
era demasiado ruido para el silencio que reinaba en la
habitación más que el sonido sordo del agua cayendo.
Cuando al fin el celular prendió en la pantalla comenzaron a
llegar muchísimos mensajes, la vibración de la llegada de
los mensajes exaltaba a Troy y lo hacía preocuparse. Por
favor, que no sea lo que estoy pensando, por favor...
El último mensaje lo destrozó.
Futura Sr. Styles. 8:40 pm.
¿Disfrutando de tu despedida de soltero, eh? No llegues
demasiado tarde ni hagas demasiadas locuras, mañana
oficialmente seré tu esposa y créeme que si haces algo feo
no dudaré en que pases la luna de miel en la terraza.
—¿Qué demonios haces?
Las lágrimas de Troy lo confirmaban todo y Des estaba
furioso, comenzó a vestirse rápidamente a pesar de que
tenía el cabello escurriendo de agua aún. Troy lo miró con
ojos inexpresivos y vacíos.
—Me... Me utilizaste —su voz sonaba distante, en shock.
—¿Cómo lo adivinaste, Sherlock? —preguntó en tono
sarcástico— Fuiste mi despedida de soltero.
—Anne y tú... Se casarán...
—No hagas tanto drama Troy, ¿Esto es lo que siempre
quisiste no? Que te follara como a ti te gusta.
—Pensé que... pensé que estabas buscándome, que me
habías buscado para estar conmigo.
—Claro que te estuve buscando, siempre lo hice, no hubo
un día en el que no estuviera preguntando por ti. Pero
nunca apareciste y después la búsqueda se hizo sólo para
tenerte una última noche antes de casarme con Anne, no
sabes la suerte que tengo al haberte encontrado
especialmente el día antes de mi boda. Me casaré feliz de
que estuve contigo una última vez.
—Maldito.... Maldito... ¡Eres un jodido cerdo!
Troy se levantó rápidamente y comenzó a golpear a Des, a
empujarlo, a llorar mientras le decía que se iba a morir, que
lo mataría. Des se deshizo rápidamente de él dándole un
puñetazo en el rostro que hizo que Troy cayera al suelo.
—No fuiste más que un juego para mí Troy, con tus
lloriqueos siempre, me seguías como un perrito faldero
siempre. Te quise en algún momento pero ahora no quiero
nada de ti y deseo no volverte a ver nunca. Por mí puedes
morirte a partir de mañana.
Troy lo miró como si no reconociera al monstruo que
estaba delante de él. Había estado tan equivocado desde el
inicio pensando que Des era el hombre de sus sueños,
pensando en que era perfecto y que lo amaba. No lo amaba,
nunca lo había hecho. Lo habían utilizado como un vil
juguete sexual.
Des terminó de ponerse el cinturón y le tiró un par de
billetes al suelo mientras que Troy se sostenía la mejilla
dañada y lo miraba como si quisiera asesinarlo en ese
mismo instante. El ojiverde río.
—Estuvo deliciosa la despedida. Ten una buena vida.
Maldito... Malditos homosexuales...
||Capítulo 49.

Mullingar, Irlanda.
Zayn se encontraba del lado de copiloto del auto
evidentemente nervioso, sus pies temblaban de manera
involuntaria y se mordía el interior de las mejillas mientras
Josh Devine manejaba el auto en el que se había subido
apenas había escuchado la frase 'tenemos que hablar sobre
Niall Horan'.
Con Liam Payne en la parte de atrás teniendo aspecto de
que había visto un muerto, porque claro, en cuanto había
visto a Josh en su puerta y escuchó Horan supo que su vida
iba a acabar en ese mismo instante si no ideaba un plan
para salir de ese apuro en el que él mismo se había metido.
Ya está, estoy acabado, Zayn se enterará de que todo fue
mentira y se irá.
Josh intentaba concentrarse todo lo que podía en la
carretera y no mirar a ninguna de las dos personas que lo
acompañaban en lo absoluto, sus nudillos estaban blancos
de sostener el volante con fuerza, sentía la tensión en todos
sus músculos y se respiraba en el aire. Tenía ganas de sacar
la cabeza por la ventanilla como si fuera un perro con tal de
dejar de sentir esa electricidad extraña que fluía entre
ellos.
Zayn tenía la mirada perdida en el paisaje que los dejaba
atrás con el movimiento, recordando constantemente cada
momento con Niall, sus ojos celestes, preciosos, brilantes,
su sonrisa pura que podía enternecer hasta a la persona
más dura, sus mejillas sonrojadas con cada carcajada, cada
beso, cada caricia. Zayn sentía que el corazón le estallaba
contra el pecho, ¿Esta persona, Josh Devine, venía a decirle
la localización de la tumba del amor de su vida para que
pudiera despedirse de él finalmente? ¿Lo llevaba con sus
padres para maldecirlos y escupirles en la cara por lo que le
habían hecho?
Quería verlo, aunque fuera su nombre en una lápida, una
afirmación de que ya no estaba a su lado, un lugar a donde
podía llevarle flores y hablar de sus largos días sin él, de
cuánto lo extrañaba, quería aceptar que finalmente se había
ido y no volvería, la persona que él había amado más jamás
volvería.
—¿Me dirás al fin por qué has venido? —preguntó
finalmente Zayn con la voz ronca, intentando reunir todo el
valor posible.
Josh se sobresaltó al escuchar su voz por primera vez
desde que se metieron en el auto, no esperaba que se
rompiera el silencio tan abruptamente. Se aclaró la
garganta un poco.
—Primero necesito que lleguemos a mi oficina para
poder... mostrarte, qué está pasando en realidad. Zayn,
¿Recuerdas con exactitud qué pasó ese día?
Así se referirían al incidente, al día en el que le habían
quitado todo por lo que vivía, el día en el que se había
resignado al vacío en su pecho sin Niall. No tenían derecho
de habérselo arrebatado aunque fueran sus padres, prefería
mil veces que lo hubieran matado a él las veces necesarias
antes de que hubieran borrado de la existencia al ser más
hermoso.
—Lo recuerdo como si hubiera sido hace cinco minutos.
Realmente no quería sonar rudo pero el coraje ya estaba
hirviendo en sus venas al recordar todo con detalle.
—Bien, lo necesitaremos para el juicio.
—No tiene sentido todo esto —terció Liam evidentemente
incómodo, tenía las mejillas sonrojadas— ¿Un juicio? ¿Por
qué no dejan el asunto y ya? Lo que pasó, pasó.
Josh vio al adolescente por el espejo retrovisor y frunció el
ceño, entendía que quizá tendría miedo, la ley y los juicios
son intimidantes y definitivamente agotadores pero,
¿Prefería que Zayn y Niall no obtuvieran justicia? Era
extraño.
Finalmente llegaron al edificio que era su destino y Josh
estacionó el coche con cuidado, abrió las puertas y le hizo
señas a ambos para que bajaran, lo siguieron adentro con
cautela hasta que atravesaron una puerta de madera donde
se encontraba un escritorio, varias sillas de apariencia
cómoda y estantes llenos de libros, carpetas y hojas. Parecía
una oficina administrativa o algo así.
El chico inclinó la cabeza hacia las sillas para que cada
uno tomara su lugar y él tomó un folder de color beige
bastante grueso que se encontraba en el escritorio y luego
se recargó en la pared viéndolos.
—Lamento haberlos traido aquí con tanta prisa y sin
presentaciones, quizá les debe parecer raro que un extraño
vaya a su puerta y de pronto los lleve a una oficina. Mi
nombre es Josh Devine y estoy asociado con Harry Styles, el
fundador de la Fundación Styles.
—¿La fundación Styles? —preguntó Liam, su interés por
esto dejó a un lado su nerviosismo— ¿La de Doncaster?
¿Qué hace asociándose con alguien de tan lejos?
—Queremos hacer una sede aquí, necesitamos más
lugares seguros para la comunidad LGBT y no
exclusivamente para nosotros, si no para otras personas
que sufren violencia intrafamiliar, mujeres en situación de
peligro, niños en situación de abuso, adolescentes en
riesgo, adultos mayores en situación de calle... La ayuda
entre más lejos llegue mejor.
Zayn parecía estar escuchando con atención pero seguía
sin entender en lo absoluto qué estaba pasando, Josh
pareció leer la confusión en sus ojos.
—Eso me lleva a ustedes.
Los vellos en los brazos de Liam se erizaron al sentir la
mirada de aquel chico en él, como si lo estuviera
estudiando, midiendo, deduciendo quién era y cuál era su
papel en ese momento. Quería desaparecer, quería morir,
se sentía como cuando de niño hacía algo muy muy malo y
su madre lo descubría.
Excepto que esto era mil veces peor.
—Zayn, sabemos todo lo que pasó con los padres de Niall
Horan, en estos momentos están retenidos en una cárcel
preventiva y nuestros mejores abogados están dando
seguimiento a su caso, el juicio será en dos semanas a
partir de hoy y necesitamos tu testimonio explicando qué
pasó, necesitamos que nos ayudes para esclarecer la
situación y que podamos hacer que cumplan una condena
por lo que hicieron. Eres una de las dos únicas personas que
pueden ayudarnos.
Dos únicas personas.
Liam comenzó a prepararse para levantarse de la silla,
posicionándose, listo.
—¿Dos únicas personas? ¿Hubo más testigos?
—Bueno sí, hubo más, algunos vecinos escucharon gritos
y demás, pero me refiero a que tu testimonio es el de
víctima junto con el de Niall, y el de ambos cuenta.
Zayn parecía haber sido mojado con un valde de agua
helada y se quedó mirándolo fijamente, frunció el ceño y
sacudió la cabeza una y otra vez como si quisiera
deshacerse de la idea, pronto pasó de estupefacto a
molesto.
—¿Qué clase de broma es esta? —gruñó— ¿Qué
estupideces estás diciendo? Niall está muerto, ¿Me
escuchaste? Muerto, no puede testificar, maldito, eres un
insensible y me das asco.
El pelinegro comenzó a levantarse de la silla y Josh no
podía dar crédito a lo que estaba escuchando, ¿Muerto?
¿Zayn creía que Niall había fallecido? Volteó a ver a Liam
que también se levantaba junto a su compañero y por un
instante pudo ver la culpa en sus facciones, la culpa de
haber mentido y ser descubierto.
Las ideas de Josh se conectaron más rápido que lo que
Zayn procedió a caminar hacia la puerta.
—¿Quién te dijo esa mentira?
Zayn paró en seco y volvió a mirarlo, esta vez con los ojos
llorosos y la boca en una expresión sorprendida, tenía la
nariz roja y sus manos temblaban.
—Niall está vivo, está en Doncaster en la fundación Styles.
Más rápido de lo que nadie había visto, Liam corrió hacia
la salida.
||
Doncaster, Reino Unido.
Definitivamente Louis estaba cansado de sus gay panic.
O ese era el nombre que le había dado Ed al arruinar cada
ocasión en la que tenía la oportunidad de hablar con Harry y
no podía porque su miedo, ansiedad y emociones podían
más.
Ni siquiera podía tener una simple conversación normal
por Dios, era sinceramente ridículo.
—Entonces me cuentas que tuviste la ocasión perfecta
para poder hablar con Harry, incluso técnicamente te
abrazó y tú... ¿Saliste corriendo? —soltó una carcajada—
Cada vez que estoy triste lo único que necesito es hablarte
para que me cuentes tus intentos de ligue y se me pasa,
soy tan feliz.
—Cierra el osico, Sheeran.
—Qué agresivo.
Louis se rió pero aún así ese sentimiento de inutilidad
seguía ahí, ¿Por qué no podía hablarle a Harry sin más? ¿Por
qué no podía simplemente entablar unas palabras con él, un
saludo, algo amistoso? Siempre salía corriendo. Si seguía así
¿Cómo sería posible confesarle sus emociones?
—Ed, me estoy volviendo loco y no me estás ayudando.
—Louis, ¿Qué quieres que te diga? Te di el consejo de
hablar con él, yo no sé cómo lidiar con ataques de pánico
con tu crush, me pides demasiado. La única vez que me
gustó alguien fue en la secundaria y le aventé una roca para
que se diera cuenta de que me gustaba.
Su amigo pelirrojo volteó a verlo y supo que diría una
tontería a continuación por el brillo travieso de sus ojos.
—Quizá podrías aventarle una sandía a Harry para que se
dé cuenta de que le gustas, ya sabes, para variar.
—No volveré a pedirte consejos en la vida.
Ambos se dirigieron al sofá para sentarse con grandes
tazones de palomitas y diferentes tipos de chucherías en las
manos, habían pasado ya por tanto estrés que se les había
olvidado por completo pasar una tarde relajada y feliz como
amigos, ahora que Louis tenía libertad (por más extraña que
fuese), debía aprovecharla.
—No quiero tratar temas serios hoy Louis, lo prometimos,
nada que implique un bajón emocional pero... ¿Te sientes
bien? ¿Seguro?
Louis se lo pensó un poco, la terapia con Jeff le había
ayudado muchísimo y había tratado muchos temas con él
que variaban desde su niñez hasta el abandono de su
madre en la actualidad y cómo sentía una extraña
satisfacción de que su padre estuviera en la cárcel.
Hizo un repaso de sus emociones y la única que reinaba
en ese momento era el constante enamoramiento que
sentía por Harry.
Estaba bien.
—Estoy bien —respondió con sinceridad por primera vez
en muchísimo tiempo.
Ed aceptó su respuesta y se dispusieron a poner la
película mientras se recostaban en el sillón.
Al finalizar Louis se quedó completamente dormido sobre
los cojines y Ed sonrió al verlo, pensó seriamente en ponerle
un bigote con un marcador pero dejó pasar la oportunidad,
su amigo había pasado por días difíciles y merecía
descansar así que lo dejó.
Recogió todo el desastre que entre los dos habían
causado al comenzar a aventarse palomitas entre ellos
como cuando eran niños. Louis Tomlinson había sido su
primer y único amigo desde la infancia y hasta ahora era la
amistad más preciada que tenía. Limpió con cuidado de no
despertarlo y se dirigió a la cocina para lavar los utencilios
que habían utilizado.
Un toquido tímido se escuchó en la puerta y Ed corrió
literalmente para que no sonara más y no despertar a Louis.
Abrió la puerta y pareció genuinamente sorprendido cuando
vió la visita que lo esperaba del otro lado.
—Eleanor, ¿Qué haces aquí?
||
Harry visitaba la fundación varias veces al día, a veces
una solamente dependiendo de su atareada agenda, pero
esa mañana se dirigió de manera entusiasta a la habitación
de la pequeña Lindsey con toda la intención de hablar con
ella y llevarla con la psicóloga infantil que habían
conseguido especialmente para ella, era una amiga de la
facultad de Jeff.
Sin embargo al entrar se encontró con Verónica dentro ya,
acariciando el cabello de su sobrina con delicadeza y
cantándole canciones mientras ella estaba aferrada a su tía
en un abrazo. Harry se apenó al interrumpir ese momento
tan íntimo de familia pero de todas formas tocó la puerta.
Ambas se sobresaltaron al escucharlo pero no se soltaron.
Verónica llevaba el precioso cabello rubio en una coleta y
esta vez no llevaba el extravagante traje ejecutivo del día
anterior, si no que vestía ropa cómoda y casual, toda de
negro con unos zapatos de apariencia cómoda. Le gustaba
su estilo.
—Buenos días —saludó Harry, todo hoyuelos y cabello
rizado, precioso— Perdonen por interrumpirlas tan temprano
pero una amiga nuestra quiere conocer a la bella Lindsey.
—¿Escuchaste tía? Alguien quiere conocerme —anunció
ella orgullosa y Verónica le sonrió.
—Sí cielo, pero, ¿Le diste los buenos días a Harry?
—Oh no, lo siento, buenos días a Harry.
La pequeña Lindsey se bajó de la cama a como pudo y
parecía estar lista para la acción. Harry señaló el pasillo que
llevaba al comedor.
—Hay una señorita con un vestido morado sentada en una
silla en la primer mesa, ella es la chica que te está
buscando y le encantaría hablar contigo.
La niña asintió y se fue corriendo en la dirección que
Harry le dio. Mientras tanto Verónica tendió la cama de su
sobrina y ordenó la pijama debajo de una de las almohadas.
Harry se quedó en la puerta unos minutos más mientras
veía a Verónica sin saber cómo comenzar a hablar. Esa
mañana le habían hablado del hospital y le comunicaron
que la mamá de Lindsey, Katherine, tenía lesiones internas
graves y que estaban intentando de todo para salvarla pero
que estaba en una situación crítica. También tenía
fracturadas las costillas.
—Harry, tu cara me dice que quieres hablar conmigo de
algo, pero antes de cualquier cosa quiero agradecerte por lo
que has hecho por Lindsey y por dejarme verla y acercarme
a ella, es lo único que tengo y la atesoraré y cuidaré por
siempre. Gracias.
Sus palabras acariciaron el corazón de Harry y se sonrojó,
tímido, estaba acostumbrado a que la gente le agradeciera
por distintas cosas que él hacía pero seguía sin saber cómo
reaccionar, así que asintió y murmuró un 'de nada'.
Sin embargo había cosas más importantes de qué hablar
y rápidamente recobró la compostura.
—Quizá quieras sentarte, Verónica, esto... Es algo serio
de lo que necesito hablar contigo.
—Adelante Harry, no necesito sentarme, sea cual sea la
noticia la podré soportar. Creo que ya sé por dónde va el
asunto.
A pesar de lo seguía y de que aseguraba que estaba bien,
Harry pudo percibir el ligero temblor de sus piernas y el tic
que tenía de morderse las uñas porque enseguida comenzó
a hacerlo.
Harry suspiró, no le gustaba dar malas noticias.
—Es sobre... tu hermana, sobre Katy. Hoy el doctor me
llamó poniéndome al tanto de la situación en la que se
encontraba y es algo... delicada.
—¿Sobrevivirá?
Harry se tomó unos minutos antes de responder a su
pregunta. Verónica era fuerte, lo presentía, podría soportar
la noticia y lidiar con ella, todos éramos débiles cuando se
trataba de nuestra familia, todos llorábamos, todos
entrábamos en ese abismo que parecía no tener fondo del
dolor.
—Los médicos creen que hay poca probabilidad de que sí.
La chica había dicho que no había necesidad de sentarse
pero lo primero que hizo fue recargarse en la cama con la
respiración entrecortada. Harry se acercó inmediatamente
preocupado pero ella le hizo un signo de que se detuviera.
—Estoy bien.
Era obvio que no por la manera en la que había
reaccionado pero lo esperaba, ¿Quién iba a estar bien
después de una noticia así? El ojiverde se sentó a su lado en
la cama y la tomó de la mano dándole un apretón ligero.
—Los médicos se equivocan a veces, tu hermana es
fuerte, tiene a Lindsey, te tiene a ti, tiene que estar bien
para verlas a ambas y estar juntas.
Verónica asintió despacio, quería aferrarse a esa
esperanza y a las palabras de Harry. Los médicos podían
equivocarse, estaban completamente tontos si pensaban
que la fortaleza de Katherine era poca, claro que no, de
niñas ella se había perforado la mano con un clavo gracias a
una pistola de aire y ni siquiera había llorado.
Era fuerte, era invencible, la vería otra vez.
Le devolvió el apretón de manos y Verónica vio a los ojos
a Harry, sonrió y él le correspondió.
Sin embargo unos ojos azules se instalaron en sus
pensamientos con insistencia y lo hicieron estremecer
ligeramente, separándose de la mano de la chica. 'Harry...'
Louis, sal de mi mente por favor, necesito seguir.
Los ojos fueron reemplazados por una preciosa sonrisa
junto con unos bordes en los ojos, esos que se le hacían
cuando reía o cuando estaba feliz, imaginó el sonido de su
carcajada.
No podía dejarlo ir aún. Su corazón se encogió de dolor.
||
Ed bloqueó la puerta instantáneamente como si hubiera
sido descubierto con una escena vergonzosa dentro de su
departamento y Eleanor se extrañó de su comportamiento.
—No seas ridículo Sheeran, déjame pasar.
—Eleanor, no puedes venir aquí sólo porque sí, ¿Qué tal si
tengo una cita?
—Ay por favor, tú no tendrías una cita ni aunque te
pagaran, ahora déjame entrar.
Lo primero que vio la chica fue a Louis dormido en el
sillón, su rostro quieto y sereno soñando, su cabello revuelto
y su boca entreabierta. El corazón de Eleanor dió un vuelco
y se quedó paralizada justo en donde estaba sin poder dar
un paso adelante o atrás.
Tenía mucho tiempo sin verlo, casi desde que habían
terminado y no lo habían hecho en los mejores términos,
todo había sido una gran revelación para ella y todo ese
tiempo se había hecho amiga de Ed, saliendo, asimilándolo
todavía, distrayéndose, siguiendo sus consejos para seguir
con su vida y que eso no fuera el final.
Y ahora, tenerlo ahí... Esperó el sentimiento de enojo, de
coraje, algo que hiciera que su ira se desatara y quisiera ir
directamente en contra de Louis.
Nada. No había ni una pizca de sentimiento negativo
hacia él, sólo una profunda tristeza al haber pasado todos
aquellos años de su vida para que terminara en... nada.
—¿Esta era la razón por la cual no querías dejarme pasar?
¿Qué tipo de persona crees que soy? ¿Crees que lo voy a
asesinar? No seas absurdo, ve por una chaqueta y
acompáñame a cenar, no creo que se levante en un buen
rato.
En la mirada de Ed había algo parecido a la sorpresa y
admiración pero Eleanor dejó pasar eso y le hizo signo de
que se apurara con la mano.
Ed nunca dejaría detrás a Louis, era su mejor amigo desde
siempre y eso se lo dejó claro desde que ambos iniciaron
esa extraña amistad que se había desarrollado entre ambos,
tenía que admitir que tenerlo cerca le traía paz,
tranquilidad, una estabilidad que jamás pensó que tendría,
siempre había querido un amigo sincero en el cual pudiera
confiar, pudiera sentirse bien y valorada, que fuera una
amistad recíproca.
No podía creer que había odiado a ese hombre durante
tantos años.
Todavía lo odiaba por todos los comentarios que le había
dicho en el pasado, pero ella también le había dicho cosas
hirientes así que lo consideraba un empate. Recordó la
ocasión en la cual escondió las llaves de Ed en una maceta
para que no se llevara Louis con él a su casa y pasaron tres
horas buscándolas hasta que las encontraron. Eleanor quiso
reírse, seguro sería una buena anécdota para después.
Escuchó cómo Ed entraba a su habitación y abría el
clóset, disimuladamente se acercó a Louis y ese sentimiento
de que le estaban apretando el pecho apareció de nuevo.
Iba a pasar un tiempo más para que pudiera deshacerse de
todas las emociones encontradas que aún tenía respecto a
Louis, habían compartido tanto tiempo juntos, tantas
experiencias, tanta vida que la idea de seguir sin él había
sido extraña, desconocida e imposible.
Sin embargo ahí estaba, soltera, sin él a su lado,
tranquila, intentando seguir lo mejor que podía.
Eleanor estaba a unos centímetros de él cuando
reaccionó, acarició su rostro con las yemas de sus dedos
procurando no tocarlo en lugares donde sabía que era
sensible y despertaría, pasó la mano por su cabello y se
acercó lentamente a él, depositándole un beso delicado en
la frente.
Un último beso para mí, mi despedida para ti.
Se separó y se limpió disimuladamente una lágrima que
había salido de sus ojos sin que se diera cuenta. Sonrió con
dulzura, Louis Tomlinson siempre sería una persona
importante para él y por más que le hubiera dolido su
decisión en el corazón no se manda.
Había sentido algo entre Louis y Harry desde la primera
vez, quizá había fuerzas que los unían. Quizá a eso se le
llamaba destino.
Esperaba que el destino llegara un día hacia ella.
—Deseo que seas feliz, Louis.
||Capítulo 50.

Doncaster, Reino Unido.


Anne lucía preciosa en aquel vestido blanco, se veía al
espejo con entusiasmo y embelesada, jamás se había
sentido tan bonita y tan feliz, las piernas se sentían como si
fueran gelatinas y las manos le temblaban de manera casi
imperceptible. Sus amigas le ayudaban a perfeccionar
detalles como algún cabello que se había salido de su
peinado o a ponerse los tacones blancos que se
encontraban ahí, esperando por ella. Revoloteaban como
mariposas a su al rededor pendientes de cualquier cosa que
ella necesitara y sentía que explotaba de la emoción, en tan
sólo una hora sería la esposa de Des Styles, el amor de toda
su vida, el hombre con el que compartiría el resto de su vida
y ese sentimiento tan abrumador la hacía querer llorar.
Miró su reflejo una vez más y descubrió que estaba
llorando, limpió una lágrima de manera cuidadosa para que
no se corriera el maquillaje que tenía aplicado, no quería
arruinarlo. Pero en ese instante al ver a todas sus amigas
hablando emocionadas a su al rededor pensó
inconscientemente en Troy.
Su mejor amigo... Tenía años de no verlo. A veces soñaba
con él y sus ojos azules llorosos por lo que había pasado la
última vez... de sólo recordarlo le daban escalofríos. Aún así,
a pesar de lo horrible que había sido no podía evitar
recordarlo. Recordaba todas las cosas que habían hecho
juntos y lo mucho que le había dolido su traición, había
memorizado cada sentimiento, cada detalle y cada emoción
de ese día que era difícil olvidarlo.
Y recordaba el inmenso amor que tenía hacia él. Lo mucho
que lo extrañaba a veces le dolía físicamente y quería correr
a buscarlo, era entendible, habían sido muy cercanos
durante muchísimo tiempo, Troy había sido la mitad de ella,
su confidente, su otro corazón y no sabía qué la había
destrozado más, el hecho de que la había engañado con su
novio, o el hecho de que hubiera sido él.
—¿Te sientes bien? —preguntó preocupada una de sus
damas de honor, Anne se limitó a asentir.
||
Las horas transcurrieron con rapidez a pesar del
nerviosismo de Anne que jalaba el vestido de su falda
intentando calmarse a sí misma, sus amigas la
acompañaban y una por una se ponían broches de flores de
color rojo en el cabello. La temática era amor pasional, el
eros, entonces la iglesia estaba adornada de flores blancas
y rojas por doquier. Había hecho su tesis sobre los diferentes
tipos de amor según la psicología y eso la había inspirado.
Cuando ella entró a la iglesia podía jurar que iba a
desmayarse, de verdad, sentía que dejaba de respirar a
lapsos y que el aire abandonaba todos sus pulmones,
intentó no pensar en Troy y en cuánta falta le hacía, pero
cada paso que daba hacia el altar se le hacía más pesado.
Evitó mirar hacia el frente del todo, sabía que en el altar
estaría Des esperándola para unir su vida con ella, pero
comenzó a tener dudas sobre si esa era la mejor decisión.
Sus amigas casadas le advirtieron que eso pasaba muy
seguido, cuando contemplabas un futuro tan certero
empezabas a cuestionarte si eso era lo que de verdad
querías.
Pensó en Des y en Troy, en cómo los había encontrado
besándose en aquel árbol, ¿Por qué Des no se separó de
Troy en ese beso si tanto asco le daba? Recordaba que los
había visto abrazarse después de eso, ¿Eso también había
sido un chantaje de Troy o Des había decidido hacerlo?
Tenía miedo de que el ramo de flores se le cayera por lo
mucho que sus manos temblaban de manera notoria ahora,
se podía percibir el ligero movimiento en los pétalos de las
rosas. Vio a todos sus invitados mirándola con entusiasmo,
sonriendo, felices de compartir esos momentos con ella.
Se imaginó a Troy ahí, en la primer banca como siempre
habían dicho que estaría, apoyándola, aplaudiendo para
ella, sonriendo para ella... Sintió un nudo en la garganta,
tenía ganas de salir corriendo de ahí.
¿Dónde estaría Troy en ese momento?
Antes de decidir cualquier cosa ya había llegado al altar y
Des le ofrecía una mano amorosa para ayudarla a subir, la
veía con amor, con devoción, apasionado por su belleza. La
tomó y se aferró a ella como si se tratara de un salvavidas,
sintió que el peso de su dolor aminoró, Des siempre la había
apoyado... Iban a casarse, necesitaba soltar todo el asunto
de una vez, Troy no estaba más y no formaba parte de su
vida y así tenía que ser.
Anne se veía simplemente perfecta en aquel vestido,
parecía una muñeca de porcelana. Los invitados
murmuraban sobre lo afortunado que era Des al tenerla a su
lado.
¿Lo era?
Des también se veía nervioso y todo lo atribuía a la boda,
claro, era el momento más importante de sus vidas. El
padre de la iglesia los miraba lleno de paz y tranquilidad y
les indicó que tomaran su lugar para poder empezar la
ceremonia.
Sin embargo, antes de que Anne pudiera caminar un paso
más un estruendo se escuchó en la entrada y todos
(absolutamente todos) voltearon a ver quién lo había
ocasionado. Anne pudo jurar que en ese momento sintió
que el alma se le iba al ver al mismo Troy Tomlinson en
medio del pasillo, sudando, respirando agitadamente y con
el cabello desordenado de haber corrido seguramente.
Anne dio un paso al frente como pudo y lo miró
boquiabierta. Des soltó su mano como si estuviera
quemándolo.
Troy se puso a gritar mientras caminaba y la miraba
fijamente.
—¡Paren esta boda! —declaró en el mejor tono que pudo a
pesar de su cansancio— ¡Deténganla ahora mismo!
Se detuvo a escasos metros de la pareja y los vio a
ambos, Anne notó la mirada de repulsión que le dedicó a
Des y luego volteo a verla, sus ojos comenzaron a llenarse
de lágrimas y Anne sintió que su corazón se rompía al ver el
sufrimiento en ellos.
Había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo
había visto y aún así... Él...
—Anne, por favor —suplicó— No te cases con él.
||
Eleanor y Ed se encontraban en un restaurante de comida
rápida cerca del departamento del pelirrojo, pidieron
hamburguesas y se sentaron a esperarlas mientras que ella
jugaba con una servilleta que había tomado intentando
hacer figuras con ella.
—¿Me puedes explicar, por favor, el motivo de tu visita
inesperada?
—Tenía ganas de salir a comer —se encogió de hombros
—, y tú nunca tienes planes porque estás solo como un
perro siempre, no me pareció una mala idea.
Ed alzó al ceja con cierta diversión.
—Bien, es un buen punto, ahora dime la razón real.
Eleanor pareció ofendida al ver que él no le creía y antes
de que dijera algo Ed la silenció con un gesto.
—Por favor, ¿Piensas que no te conozco? A pesar de que
nos hemos vuelto cercanos en relativamente poco tiempo
llevo años de conocerte. La razón real ahora o vas a
tragarte esas hamburguesas tú sola con tu miseria.
—Me sentía mal, ¿Sí? Quería salir y despejarme y
obviamente no le iba a decir a mi familia 'Oigan, ¿Podemos
salir todos juntos? Es que todavía me siento triste acerca de
que a mi ex novio le gustara un chico y haya vivido
engañada toda mi vida haciendo planes bonitos sobre un
futuro que no íbamos a tener'.
La comida llegó antes de que el chico pudiera responder
y Eleanor la vio fijamente, Ed alcanzó a ver las lágrimas en
sus ojos y se sintió estúpido al preguntar, claro que era eso,
nadie supera una relación de tantos años en tan pocas
semanas. Suspiró y se acomodó en la silla.
—Eleanor, no tiene nada de malo sentirte así, es
relativamente normal y no debes sentirte culpable por no
superarlo, fue un golpe duro y no voy a decirte que estuvo
bien lo que hizo Louis, se besó con alguien más mientras
estaba contigo y eso, independientemente de que sea mi
amigo, no se hace. Sigue siendo traición y tú tienes todos
los sentimientos encontrados del mundo. Lo superarás y
estarás bien, eres joven, bonita y encontrarás el amor algún
día, la vida no es una carrera para ver quién se casa
primero.
—También me siento mal por haber agredido a Harry el
día en el que fui a su casa, ¿Lo recuerdas? Hice otros
comentarios hacia él de los cuales no me enorgullezco, a
veces pienso en eso y me da vergüenza.
Ed estiró la mano y comenzó a comer, meditaba su
respuesta mientras sostenía una papa frita, estaba seguro
de que no se veía nada sabio con esa imagen pero le daba
igual, sí estaba agradecido con Eleanor, tenía mucha
hambre y el estúpido de Louis se había comido todo.
—Si te sientes mal simplemente ofrécele una disculpa y
ya.
—No lo entiendes Ed, un día le llamó a Louis queriendo
preguntar por él y yo contesté diciéndole que Louis era feliz
conmigo y que no lo necesitaba más —Eleanor hundió su
rostro en sus manos queriendo tapar el sonrojo que tenía en
las mejillas—. Quedé como estúpida.
La carcajada de Ed se escuchó por todo el restaurante y
Eleanor se contagió de su risa, cuando recobraron la
compostura siguieron comiendo y el semblante bochornoso
de la chica no se quitaba del todo.
—Supongo que así pasa a veces... La verdad, qué
vergüenza El, pero Harry no es rencoroso ni mucho menos,
deberías pedirle hablar con él y estoy seguro de que
accederá. Te pasaré su número y la dirección de la
fundación si quieres.
Eleanor asintió tomando el consejo. Ed la miró fijamente
durante unos segundos intentando no parecer acosador, la
verdad estaba sorprendido con el avance personal que ella
había decidido tener.
—Te estás tomando en serio esto de empezar de nuevo,
¿Eh?
La chica volteó a verlo y asintió con un poco de timidez.
Ed sonrió.
—Bien, la próxima vez consigue un novio heterosexual por
favor.
Ed sintió un pedazo de tomate en la cara antes de que
pudiera reaccionar.
||
Louis caminaba por las calles oscuras de Doncaster, se
había quedado dormido en casa de su mejor amigo y ni
siquiera se había dado cuenta, cuando se despertó se
encontraba solo y decidió que lo mejor era volver a su
propia casa, así que se puso los zapatos y cerró la puerta
para salir.
Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo y se
alegraba de tener como psicólogo a Jeff, de lo contrario
estaría vuelto loco, había muchas cosas que necesitaba
aclarar en su mente y él lo ayudaba siempre a hacerlo poco
a poco.
Lo había logrado, se había aceptado a sí mismo y a su
enamoramiento con Harry y ahora estaba lo más difícil:
confesárselo.
A veces se avergonzaba de su patético intento por
hacérselo saber.
La vida era extraña, te cruzaba con las personas correctas
en el tiempo exacto. El destino era un sabio jugador, movía
las piezas para que todo resultara como tenía que ser. Como
en ese momento, ahí estaba Harry, a unos pasos de él,
observando un semáforo para cruzar.
Louis detuvo su andar casi abruptamente, abrió los ojos
sorprendido y antes de pudiera caminar en sentido contrario
o reaccionar, Harry comenzó a caminar sin fijarse y un
automóvil se acercó a él a toda velocidad.
—¡Harry! —gritó— ¡HARRY!
||
Harry estaba muy cansado... De verdad.
Sentía el peso de todas las emociones en sus huesos,
sentía el peso de las responsabilidades y de que si algo salía
mal sería meramente culpa suya. Veía la ilusión en las
personas de que él tenía el poder de cambiar todas las
cosas, que él tenía el potencial de volver este mundo mejor
pero también sentía la presión en su espalda de que si eso
no sucedía sería culpa suya.
Había estado luchando por años para mejorar su entorno,
intentaba concientizar a la gente, intentaba el diálogo y
todos los métodos posibles para que el odio no alcanzara a
nublar el juicio de la gente y aún así seguía viendo sufrir a
todos: violencia, abuso, muerte.
Tenían que irse con Niall pronto a Mullingar y las cosas
estaban preparadas para que la semana siguiente los
involucrados tomaran un vuelo y procediera el juicio con sus
padres, aún no le habían notificado a Niall sobre que Zayn
seguía vivo y la presión lo estaba comiendo vivo.
Decidió regresar a casa caminando para sentir un poco de
aire fresco en el rostro y despejar su mente, tranquilizarse a
sí mismo y asegurarse de que todo saldría bien. Había
dejado a Verónica en la fundación que no se separaba de
Lindsey nunca y estaba agradecido con que hubiera tomado
la noticia de su hermana de la manera más fuerte posible.
Y Louis... Su Louis... Seguía pensando en él como si se
aferrara a su mente, seguía viéndolo en cada esquina, en
sus sueños, seguía sintiendo el fantasma de su mirada
cuando le había dicho que sólo serían amigos y luego todos
esos comentarios confusos que le hacía.
Sentía que iba a explotar.
Se detuvo en un semáforo para esperar a cruzar y se
sintió más solo que nunca, él siempre apoyaba a todos y los
amaba, pero duramente quería que alguien escuchara sus
problemas, Jeff se lo había advertido por mucho tiempo, lo
peligroso que era que suprimiera sus emociones y no las
sacara con nadie. Harry extrañamente lloraba y cuando lo
hacía es porque ya no podía más. Pero se sentía tan
diferente ese día... Como si pudiera... Simplemente caminar
la calle sin cruzar y dejar que las cosas pasaran sin él.
No se dio cuenta en el momento en el que comenzó a
caminar, simplemente sintió como si sus pies fueran una
parte independiente de él.
Sintió la luz de unos faros y escuchó un grito que decía su
nombre.
—¡Harry! ¡HARRY!
Harry despertó su consciencia y se quedó estático al ver
que el coche frenaba en seco a un par de metros de él, una
persona se acercó corriendo a él pero no pudo distinguirla
bien por lo cegado que estaba de la luz.
—¿Qué te pasa? ¿Estás completamente loco? —dijo esa
voz totalmente desesperada, la reconocía, la reconocería
toda su vida...— ¿Por qué hiciste eso Harry?
Volteó a verlo y el rostro de Louis fue tomando forma ante
él, sus ojos estaban abiertos totalmente por el shock y el
azul que había en ellos era tan intenso que podía
compararse con el mismo mar. Louis puso sus manos en el
rostro de Harry y lo sostuvo con fuerza.
—Harry, Harry contéstame, ¿Qué tienes? ¿Qué pasa?
La persona del automóvil gritaba malas palabras hasta
por los codos, había estado a punto de atropellar a una
persona que había cruzado distraídamente la calle y la luz
del semáforo se puso en rojo. Harry vio a Louis y se agachó
para abrazarlo.
Louis se quedó inmóvil cuando sintió su cuerpo en
contacto con el de él pero no lo quitó, una oleada de nueva
preocupación lo invadió cuando escuchó que Harry se puso
a llorar en su hombro.
||
El chico oji-verde se encontraba sentado en el sillón con
las mejillas sonrojadas llenas de vergüenza, sostenía una
taza de café mientras Louis lo inspeccionaba con una
mirada que decía 'estás fuera de tus cabales' y a la vez se
veía tan preocupado. Harry quería hacerse pequeño y
desaparecer. Louis había llamado a Jeff inmediatamente
para que estuviera enterado de que llevaría a Harry a su
casa y que pasara por él cuando terminara sus terapias,
evidentemente él estaba más calificado para tratarlo. No
quería dejar solo a Harry, claramente había sido un intento
de...
Louis ni siquiera quería pensar en eso.
Mientras esperaban, Louis se sentó enfrente de Harry en
la mesita de la sala y lo vio fijamente, el susto que le había
metido el chico le había eliminado los nervios de hablarle al
cien por ciento.
—¿Qué fue eso Harry? —preguntó Louis con la voz más
dulce que había escuchado en él.
—No, no, estoy bien, sólo...
—Harry, te metiste en medio de un carril de alta velocidad
en luz verde, esas excusas de que estás bien no me van.
—No quería preocuparte, lamento todo esto y que me
hayas traído a tu casa, pero estoy bien, debería volver...
Harry se levantó del sillón pero Louis lo tomó firmemente
de la muñeca para detenerlo, se vieron fijamente unos
segundos y Harry volvió a sentarse lentamente. Louis quitó
su mano rápidamente de la piel de Harry aunque sentía que
la piel le hormigueaba en ese momento.
—Harry, no sé si quieras decirme lo que está pasando o
no y si decides no hacerlo yo lo entiendo, a veces son cosas
que son difíciles de expresar, pero no estás solo. Está Jeff,
Anne, Ed, yo, cualquier persona con la que quieras hablar
está dispuesta a escucharte.
—Sólo estoy cansado... de ser el soporte de todos, quiero
serlo, quiero que sepan que puedo apoyarlos pero... A veces
no puedo más, todo esto está... sobrepasándome.
—No tienes por qué sentir que estás solo en esto Harry,
puedo estar contigo.
Las palabras salieron de su boca antes de siquiera
pensarlas y Louis respingó ante su atrevimiento, Harry
volteó a verlo con las mejillas sonrojadas y sonrió
ligeramente a pesar de la situación, verlo abochornado
—Es decir... Tú sabes... Como amigos...
Amigos, pensó Louis, ¿Así es como quieres salir de ahí,
recalcándole lo que son?
—No sé si soy la mejor opción para consolarte ahora
Harry, elijo las peores palabras siempre y quizá no soy la
mejor persona para decirte esto... Sé que te he lastimado
mucho en todo lo que hecho —admitió—. Pero lo intento, de
verdad, no quiero que te sientas solo cuando... bueno, estoy
aquí.
Louis desvió la vista y sus ojos verdes lo observaron de
manera furtiva, intentando pasar desapercibido.
Se preguntaba si estaba soñando con toda esa situación,
todo se veía demasiado irreal, todo era demasiado para él.
El tener a Louis ahí consolándolo a él... Era algo que no se
hubiera esperado jamás vivir. Sentía la calidez y la
sinceridad de sus palabras y se preguntaba cómo es que
había cambiado tanto, cómo es que él mismo no se había
dado cuenta de todo eso.
—Gracias Louis —lo decía de verdad, estaba agradecido
con sus palabras.
Louis asintió y se levantó, parecía nervioso y jugaba
constantemente con sus dedos de manera inconsciente.
Comenzó a dar vueltas por la casa y antes de que se diera
cuenta el gay panic se apoderó de él nuevamente.
—¿Seguro que te encuentras mejor?
—Sí, seguro.
—Perdóname si no hay té para ofrecerte... sólo tenía café
y... ¿Sí te gustó el café?
—Me gustó Louis, muchas gracias.
—¿Quieres otro?
Harry sonrió y sus hoyuelos se hicieron visibles, Louis
sintió que se derretía. Tenía que salir de ahí rápido, estúpido
Ed, ¿Por qué no le dio una guía?
—No, está bien, gracias.
—Bueno pues yo sí, voy a la cocina.
Louis caminó rápidamente a la cocina y a como pudo puso
la cafetera de nuevo con las manos temblorosas, hasta en
ese momento fue consciente de que Harry Styles estaba en
su casa, en su sillón, y estaban completamente solos...
Por favor, no pienses cosas raras, por favor.
Pensó en muchas posibles escenas que podrían
desarrollarse en ese momento que implicaban a Harry a
centímetros de él y se abochornó, no era momento ni lugar
y tenía que tranquilizarse de una puñetera vez. Necesitaba
un vaso con agua helada.
Cuando sirvió el vaso estaba tan nervioso que se le
resbaló de las manos y cayó al suelo rompiéndose en
pedazos.
—Me lleva la...
—Louis, ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
—Todo bien —gritó en respuesta y se dispuso a recoger
los pedazos de vidrio del suelo diciendo más groserías que
un camionero.
Terminó rápidamente y tomó la taza de café que había
dejado a un lado, lista para beber. Louis salió de la cocina y
chocó con Harry que se había dirigido hacia él para revisar
que no se hubiera lastimado con los vidrios rotos. El café de
la taza de Louis empapó la camiseta de Harry y se pegó a su
cuerpo inmediatamente, dejando a la vista su abdomen.
Louis entreabrió la boca, si antes había sentido pánico
ahora quería volverse loco de la vergüenza.
—No puede ser, ¡Discúlpame en serio! Maldita sea,
perdóname, no me fijé que venías, ¿No te podías quedar
quieto en el estúpido sofá?
Harry lo miró con el ceño fruncido intentando debatir
entre sentirse divertido o regañado.
—Rápido, quítate la ropa.
—¿Qué?
Harry se quedó mudo cuando Louis comenzó a quitarle la
camisa rápidamente y en un segundo estaba frente a él con
el torso desnudo.
—Traeré una toalla y espero que te quede una de mis
playeras porque...
Louis volteó a ver a Harry a los ojos y abrió la boca para
articular alguna palabra y no salió ninguna. Sentía como si
su cuerpo lo llamara como un imán, como si tuviera que
estar cerca, como si lo necesitara más cerca, agradeció no
ser el único con ese sentimiento ya que Harry hizo lo
mismo.
—Louis, yo...
Harry estiró el brazo lentamente y acarició un segundo la
mejilla de Louis mientras sus ojos azules brillaban con
intensidad. Louis tragó saliva audiblemente y decidió que
ese era su momento.
—Harry, me gus...
El timbre de la casa los hizo respingar a ambos y alejarse
de manera inmediata saliendo de su trance, Jeff ya había
llegado por Harry y Louis maldijo a todas las personas
posibles por haber arruinado quizá el único momento
decente en el cual pudo haberle dicho a Harry sus
sentimientos.
Podría esperar unos días más.
—Me gustaría que me esperaras un minuto aquí mientras
voy por la ropa —dijo Louis finalmente y se dirigió escaleras
arriba hacia su habitación.
Estúpido Jeff.
||Capítulo 51.

Doncaster, Reino Unido.


Louis todavía respiraba agitadamente cuando entró en su
habitación, sentía su corazón latiendo al mil por hora y sus
manos temblaban ligeramente, sentía el bochorno en las
mejillas y estaba seguro de que lucía igual de rojo que las
esferas de navidad que odiaba de niño.
Se tomó un minuto para procesar lo que estaba pasando,
porque parecía que había sufrido de un corto circuito. Todo
había ido demasiado rápido y apenas lo estaba registrando:
Tenía a un Harry Styles semidesnudo en la sala porque lo
había llenado de café y, literalmente, lo había desnudado él
mismo, había dejado que le tocara la mejilla y habían
estado tan cerca que pudo jurar que alcanzaba a contar sus
pestañas, había estado a punto de confesarle sus
sentimientos sin filtro alguno y eso había pasado en...
Menos de diez minutos.
Dios santo, en qué problema se había metido.
—Tranquilízate Tomlinson —se dijo a sí mismo—, sólo es
Harry, no entres en pánico. Bajas, le das la playera y ya
está.
Se lo repitió mil veces y aún así no se sintió seguro de que
esa tranquilidad llegara, tomó la playera más grande que
pudo encontrar para que le quedara lo más decente a Harry
y salió de la habitación. Antes de bajar las escaleras se
aseguró de aspirar hondo al menos diez veces.
Y sin embargo, a pesar por sus miserables intentos de
tranquilizarse, se le olvidó hasta su nombre cuando vio la
ancha espalda de Harry frente a él, tenía un par de lunares
en la parte alta y no quiso ver más abajo, desvió la mirada
rápidamente.
—Harry, necesito que hagas algo.
—Dime, Louis.
La voz de Harry se escuchaba entrecortada también, si
Louis pudiera ver el rostro de Harry vería lo abochornado
que se encontraba por la situación también. Louis sentía un
ambiente tan... tenso. Pero no un tenso incómodo, si no un
tenso 'si no se abre esa maldita puerta en los próximos
cinco minutos voy a comenzar a desnudarme también'.
Respira, respira, respira.
—Necesito que estires la mano hacia atrás, te pasaré la
playera y me voltearé para que te cambies, ¿Está bien?
Harry asintió y su cabello ondulado se meció en
respuesta.
Louis se acercó despacio al chico y sobre su mano puso la
playera negra, Harry la tomó rápidamente y comenzó a
ponérsela, Louis le dio la espalda para que se cambiara
cómodamente y cuando Harry murmuró un tímido 'listo' el
oji-azul volvió a mirarlo.
Harry le dedicó una pequeña sonrisa a Louis, una que sólo
mostraba un hoyuelo, tenía la vergüenza en el rostro y el
cabello revuelto por haberse pasado la playera por la
cabeza. Louis se concentró lo suficiente para seguir
manteniendo la calma y le dedicó una sonrisa también por
0.02 segundos.
—Oye Harry, una última cosa.
Harry lo miró expectante.
—Gracias por confiar en mí.
Antes de que el chico pudiera responder Louis se dirigió a
la puerta y la abrió, dejando paso a un Jeff que se veía como
si se hubiera tomado siete bebidas energizantes y diez
cafés.
—¿Y Harry? —entró prácticamente gritando— ¿Dónde
está? ¿Está bien, está estable? Gracias por llamarme Louis,
de verdad vine lo más rápido que pud-
Jeff se detuvo en seco a mitad de la sala cuando vio a un
Harry con una playera que le quedaba ajustada y le
quedaba a la altura del vientre, muy a penas le tapaba el
ombligo, volteó a ver a su vez a Louis que parecía estar
buscando hormigas en el suelo pero alcanzó a distinguir su
nerviosismo en el tic que tenía de mover su pie derecho. No
quiso suponer cosas, de verdad, pero el escenario de Harry
y Louis, solos, con toda esa tensión sexual que se
cargaban... Sonrió pícaramente.
—Bonito top.
El tono de rojo del rostro de Harry pasó de tenue a
escarlata y Louis bufó.
—Cierra la boca, Jeff.
||
Todos se dirigieron a la fundación, específicamente al
consultorio de Jeff. Louis también decidió acompañarlos
porque Harry le seguía preocupando, a pesar del (muy)
intenso momento que había pasado entre ellos y que
todavía no sabía describir, estaba el asunto urgente de la
salud mental de Harry y que era entendible que se hubiera
derrumbado a causa de todas las responsabilidades en sus
hombros, pero eso no justificaba el arrebato del chico de
cruzar las calles sin mirar.
Harry llevaba una chaqueta arriba por el frío pero aún así
Louis sentía el bochorno siempre que alcanzaba a ver la
playera negra que tenía abajo.
—Louis, me gustaría hablar con Harry a solas un
momento, ¿Te molestaría esperar afuera unos minutos?
—No, está bien, yo... volveré en un rato. Iré a ver si Fizzy
sigue despierta.
Jeff asintió y Louis cerró la puerta detrás de ellos para
darles la privacidad que necesitaban. Harry estaba en un
cómodo sofá con la expresión de ser un niño regañado y Jeff
lo observaba con detenimiento.
—Por favor, no me psicoanalices.
—Harry, hemos llevado terapia todos estos meses para tu
salud mental, sabes muy bien que cualquier cosa que te
sobrepase es esencial hablarla, ¿Qué pasó?
—Sólo... he estado en mucho estrés Jeff. De verdad no
quise preocupar a nadie y sólo me desconecté un segundo,
no pensé que las cosas fueran a resultar tan mal —Harry se
pasó los dedos por el cabello intentando peinarlo, era algo
que siempre hacía cuando estaba estresado o nervioso.
Jeff se levantó de su silla y se recargó en la pared
intentando buscar las palabras correctas para decirle a su
amigo.
—Hazz te entiendo, entiendo el peso en tus hombros,
entiendo la responsabilidad que cargas, es muchísima y a
veces te quiebra saber que tantas vidas dependen de ti.
Pero tienes que meterte en la cabeza que no estás solo,
Nick y yo también somos parte de la fundación y también
tenemos responsabilidades. Esto va a sonar muy duro, pero
necesito que comiences a separar los problemas de los
demás de los tuyos si no te van a comer vivo. Está bien
empatizar con la gente y reconocer que sus problemas son
importantes, pero los tuyos también los son y son los que
tienen prioridad. Eres la base de todo, sin ti nos caemos.
Harry emitió un sonido como si comenzara a llorar y Jeff
se acercó a él con los brazos abiertos, su amigo recibió el
abrazo de manera cálida.
—Una última vez Harry, necesito que seas fuerte para que
podamos sobrellevar el caso de Niall que es lo que nos está
absorbiendo toda la energía. Después de esto te prometo
que las cosas saldrán bien y no volverás a sentir esa carga
en ti.
Sus ojos verdes tenían tonalidades rojizas cuando se
separó del abrazo de Jeff, sentía el alma pesada pero asintió
y reunió toda la fortaleza que pudo.
—Y no pienso meterme en donde no me llaman pero, creo
que a Louis también le duele que estés mal.
Ya dije suficiente, dejaré que Harry conecte las neuronas y
saque sus propias conclusiones.
||
Louis deambulaba por la fundación, la mayoría de las
personas estaban dormidas, había luces tenues en el pasillo
y el comedor estaba vacío. La salita de estar el único lugar
donde se encontraban las personas que sufrían de
insomnio.
Como Felicite Tomlinson.
Su hermana estaba sentada en el suelo en medio de
varios cojines mientras leía un libro y se acariciaba el
cabello con una mano. Louis sonrió al verla y se dirigió
inmediatamente a ella. Cuando Fizzy sintió a alguien
acercarse levantó la vista y frunció el ceño.
—¿No te cansas de acosarme? Primero en el día y luego
en la noche, eres insufrible, ¿Acaso no te quieren en tu
casa?
—No —sonrió más.
—Bueno, a mí tampoco me querían, te puedes sentar si
quieres.
Louis soltó una risa en voz baja y se sentó a su lado. Jeff le
había comentado que a veces el mejor mecanismo de
defensa de alguien era tomarse las cosas con humor... por
más oscuras y crudas que sean. Parecía que a Fizzy le
funcionaba.
Fizzy leyó un rato más y Louis se dedicó a mirar a sus al
rededores hasta que ella decidió hablar.
—¿Quieres ir a fumar? —preguntó su hermana alzando
una ceja.
—¿Qué? ¿Desde cuándo fumas?
—Desde que me di cuenta de qué tan miserable era mi
vida. Bueno, eso no, lo hubiera hecho desde que nací. Fumo
desde ayer.
Louis quería regañarla, de verdad, quería gritarle y decirle
que era un vicio sin sentido y que iba a destruir su vida, que
iba a generarle muchas enfermedades en un futuro y que
prefería morir antes que ver a su hermana menor fumar.
Pero al final asintió con la cabeza y ambos se levantaron
en dirección a la calle para poder fumar al aire libre y no
molestar a nadie con el olor. Fizzy le ofreció uno de su
cajetilla y Louis lo tomó. Ambos le dieron una calada al
mismo tiempo y soltaron el humo lentamente. Louis observó
cuidadosamente a su hermana que tenía la mirada perdida
y de pronto se veía veinte años más grande. Louis sintió que
se le encogía el corazón.
El dolor te hacía crecer de una manera en la que los años
no.
—¿Sigue doliendo? —se atrevió a preguntar.
—Me dolerá por el resto de mi vida, Louis. Jenn era... Era
mi compañera, era la persona con la que se supone iba a
morir. Y ella murió sin mí.
El silencio se instaló en ellos por un rato más mientras
que Fizzy intentaba disimular las lágrimas que rodaban por
sus mejillas, Louis intentó acercarse un paso a ella pero lo
detuvo con un severo gesto. Si bien ambos habían acordado
llevarse mejor aún era difícil pasar por todas las barreras
que Felicite había levantado en contra del mundo.
Aún no podía... si quiera acercarse a las emociones que
había sentido su hermana (y seguía sintiendo) ante la
perdida de Jenn y pensarlo si quiera hacía que le temblara el
alma, el tan sólo hecho de imaginar que a Harry pudiera
pasarle algo... Negó con la cabeza intentando desechar la
desagradable la idea.
—Troy sigue en la cárcel.
—Lo sé, espero que se pudra ahí adentro —admitió Fizzy y
luego volteó a verlo— ¿Tú no?
—A veces quisiera saber... Qué pasó para que él fuera así
y nos tratara de la manera en la que nos trató, por qué se
esmeró tanto en... separarnos del camino de descubrir
nuestra sexualidad y por qué nos negó el derecho a decidir
con quién estar tan rotundamente.
—Siempre fue un maldito hijo de perra, ¿Qué esperabas?
No hay respuestas Louis, no hay un por qué, las personas
como él nacen siendo bastardas.
—Encontré una foto, Fizzy... De Troy y de los padres de
Harry juntos —confesó en voz baja, Felicite casi suelta el
cigarrillo de la impresión—. Cuando fui con Anne a
preguntarle me dijo que era una historia que no le
correspondía.
—No me interesa saber nada de él, no me importa, por mí
que se muera.
Louis quería seguir debatiendo con ella, decirle que había
algo que lo llamaba al asunto, que lo atraía como un imán.
Se moría por saber historias y darle respuestas a sus
interrogantes de todos esos años, le quemaba la curiosidad
de saber qué había sido de aquel Troy sonriente que
encontró en la fotografía y por qué Anne había reaccionado
como si hubiera visto un muerto cuando le preguntó sobre
eso.
Pero entendía completamente su deseo de mandarlo al
demonio. Troy había arruinado la infancia y la adolescencia
de Louis pero había podido recuperarse (aunque seguía en
su proceso de sanación), en cambio a Felicite le había
arruinado el resto de su vida.
—Iremos a Mullingar la próxima semana —soltó su
hermana después de un silencio prolongado—. Es el juicio
contra los papás de Niall. Iré con él porque él es mi mejor
amigo y no pienso dejarlo solo en algo tan delicado y tan
duro como eso. Sólo quería hacértelo saber.
Eso lo tomó por sorpresa.
—Felicite, ¿Me estás diciendo que te irás a otro país sin
supervisión de un adulto y esperas que te de permiso?
—No te estoy pidiendo permiso Louis, tú mejor que nadie
sabe lo que es enfrentar un juicio contra los padres que te
hicieron daño. Voy a ir aunque me digas que no, eso ya está
decidido. Sólo quería avisarte.
Louis la miró fijamente durante varios segundos y Felicite
le retuvo la mirada. Ella tenía razón y él no podía
argumentar nada en contra de eso, era duro enfrentar a tus
padres solo y ya había conocido a Niall, era un alma buena
como Harry. Algo así lo destrozaría.
—Sólo... ten cuidado, ¿Sí?
Fizzy asintió y le dio otra calada a su cigarrillo.
—Además, no iremos solos. Irán todos, Harry, Jeff, Nick...
—¿Harry se irá a Mullingar?
—Sólo irá al juicio, no sé si se quede más tiempo para
arreglar asuntos legales —admitió—, por lo que he sabido
hay un chico allá que tiene una fundación también y quiere
asociarla con Harry. Si nosotros iremos un par de semanas,
lo más seguro es que Harry se quede un par de meses como
mucho.
—¿Meses?
—Así es —asintió Fizzy y volteó a verlo—, así que yo que
tú le organizaba una despedida, una noche de pasión, un
anillo, embarazarlo, no sé. Algo para asegurarse que
volverá.
Louis soltó una carcajada pero por dentro sentía un vacío,
¿Harry se iba a ir?
||
Mullingar, Irlanda.
Josh estaba preocupado, en serio. Estaba a nada de llamar
a emergencias médicas.
Zayn Malik estaba sentado frente a él en un intento por
respirar, inhalaba y exhalaba despacio llenando sus
pulmones del aire que evidentemente le faltaba, sentía su
corazón en las yemas de sus dedos y los oídos le pitaban
aún. En sus manos sostenía el celular de Josh Devine, en la
pantalla había una divina foto de Niall sonriendo junto a una
chica castaña de ojos verdes de aspecto rudo. Era más alta
que él.
—¿C-cómo?
Zayn apenas podía articular palabra, balbuceaba y sentía
que el pecho le iba a explotar, Niall, su luz, su novio, el
amor de su vida... Estaba... vivo. Vivo, con el corazón
palpitante en su pecho, con su mejillas teñidas de rojo como
siempre estaban, estaba respirando aire, caminando,
riendo, hablando... su preciosa voz no había sido borrada, su
existencia seguía iluminando los caminos de todos.
Comenzó a llorar.
—M-mi Niall. Está v-vivo.
Lloró de verdad, con temblores, con sacudidas en el
cuerpo, con mocos escurriendo por todos lados y Josh
tímidamente le tendió un pedazo de papel para que se
secara. La pantalla del celular se movía con frenesí por el
temblor de sus manos y la sonrisa en su rostro amenazaba
con partirle el rostro en dos.
Nunca se había sentido tan... Tan vivo, tan dichoso,
realmente no recordaba un momento de su vida en el que
fuera tan feliz como en ese momento al saber que Niall
estaba bien... Oh, cuánto había sufrido ante su ausencia,
pensando en que jamás pudo despedirse, que nunca
volvería a ver el celeste de sus ojos, que jamás iba a poder
acariciar su cabello, que nunca sentiría la pureza y certeza
de su amor. Se torturó día y noche intentando recordar una
y otra vez las palabras y el acento de Niall.
La vida le había brindado una oportunidad más de tenerlo
a su lado, de protegerlo, de cuidarlo de todo y todos y esta
vez no iba a fallar porque era la única que tenía. Sentía que
explotaba de la felicidad, el temblor no cesaba y las
lágrimas seguían saliendo inconscientemente.
Lo imaginó corriendo hacia él con los brazos abiertos,
como siempre lo hacía. Lo imaginó llenándole las mejillas de
besos y aferrándose a él. Se maravilló pensando en que
volvería a hacerlo.
—¿Estás bien? —preguntó Josh mirándolo fijamente y con
una mano en el teléfono fijo que tenía en la oficina—
¿Necesitas que llame a una ambulancia?
Zayn rio y negó con la cabeza aún con una sonrisa en el
rostro.
—Estoy mejor que nunca. Nunca había estado tan bien...
Zayn se levantó de la silla y sintió las piernas como
gelatina, la emoción en su cuerpo era tanta que iba a
desbordarse. Josh se acercó a él por precaución.
No tenía ni idea de que Zayn pensaba que Niall estaba...
muerto, la noticia de que le habían mentido por tanto
tiempo al chico lo tomó por sorpresa y de haberlo sabido
desde un principio habría sido más cuidadoso al decirle la
verdad. Sólo esperaba que a Zayn no le diera un colapso
nervioso o ahí sí estarían todos en problemas.
—¿Dónde está ahora? ¿Niall?
—Está en Doncaster en la fundación Styles, cuando Harry
vino hace unos meses a hablar conmigo sobre crear una
alianza entre nuestras fundaciones lo encontró mal herido y
se lo llevó con él mientras yo iniciaba una investigación en
contra de sus padres, no fue difícil proceder pero han sido
meses duros, han estado preparando a Niall
psicológicamente por lo que pasó y ha estado en terapia
básicamente desde que llegó allá. La próxima semana harán
el viaje hacia aquí y Niall vendrá para el atestiguar en
contra de sus padres.
—Harry... —Zayn lucía consternado— No tengo con qué
pagarle lo que hizo por Niall, tampoco a ti por lo que has
hecho por mí, por ambos... Yo... No sabía que había sufrido
tanto, estaba inconsciente, nunca hubiera permitido que le
hicieran algo, yo quería salvarlo, quiero salvarlo.
—Lo sé... Estamos al tanto de la relación que tienes con
Niall y de lo que pasó, pero ahora para ayudarte a obtener
justicia de lo que cometieron en contra de ustedes necesito
que me lo cuentes todo, por favor.
Zayn vio determinación en los ojos de Josh, estaba
agradecido con él, tenía tantas emociones encima que se
preguntó cómo es que seguía en pie pero no le importó,
asintió seriamente y se dispuso a contarle con detalle todo
lo que había pasado aquel fatídico día.
El final estaba cerca.
||
Troy sangraba de la nariz mientras veía a Anne
observándolo con una expresión de enojo y de rabia que no
había visto jamás, los nudillos de ella estaban rojos a causa
del golpe que había dado y si le había dolido lo había
disimulado muy bien. Des estaba detrás de ella y tenía la
misma expresión de asombro que estaba seguro de que
tenía en su propio rostro.
La iglesia se había quedado en completo silencio y todos
los invitados, incluido el sacerdote, miraban la escena
expectantes sin saber qué decir o qué hacer.
—Anne...
—Lárgate.
—Anne por favor, escúchame —suplicó Troy una vez más,
la sangre le llegó a la camisa.
—¡No tienes ningún derecho de estar aquí y ningún
derecho de interrumpir esta boda! No sé quién te has creído
que eres, no eres más que una basura.
Des caminó unos pasos más para quedar a la altura de
Anne e intentó parecer lo más calmado posible, aunque Troy
lo conocía y sabía que estaba nervioso como el demonio.
—Ya la escuchaste, maldito marica —secundó Des—,
lárgate.
Troy soltó una carcajada llena de amargura mientras lo
veía con desprecio y le hacía frente. Ya no te tengo miedo,
pensó, ya no más.
—¿Ahora sí soy un maldito marica? —preguntó— ¿Ayer
cuando me follabas no lo era?
Anne emitió un sonido ahogado y Des la tomó de la mano
y se la apretó, Anne estaba completamente pálida gracias a
todas las emociones que estaba teniendo y sentía que su
visión se nublaba por segundos. Se suponía que ese día iba
a ser perfecto, que sería el mejor día de su vida, uniría su
alma con Des y se convertiría en la señora Styles, era lo que
siempre había soñado, lo que siempre había deseado desde
que en la universidad Des le había propuesto matrimonio.
Troy la veía con intensidad, con una intensidad que la
incomodaba y la hacía dudar, no despegaba sus ojos de ella
y pudo percibir que Des le apretaba demasiado la mano,
hizo una mueca de dolor y se soltó de él.
—Quiero que veas la basura de persona que es, Anne —su
voz sonaba desesperada, por favor créeme, le suplicaba su
mirada— Me buscó ayer, me mintió y me utilizó para su
placer sabiendo que su boda era hoy y no le importó. No le
importas, yo tampoco le importo, no ama a ninguno de los
dos y nunca lo hará porque no tiene corazón. Por favor
Anne, no tengo razones para mentirte, te mereces algo
mejor.
Troy se acercó a ella y le tendió la mano. Vámonos. Era
una invitación para huir de ahí.
Anne dio un paso al frente de manera inconsciente.
—Por favor, créeme. Por el amor que nos teníamos, por
favor créeme.
Los preciosos ojos de Anne lo miraban, habían dejado de
hablar hace años pero la conocía muy bien, veía la duda en
el movimiento incesante de su mano, en su manera de
fruncir el ceño, sabía que lo estaba pensando y tendió más
su mano hacia ella. Podían irse, podían correr lejos de ahí y
empezar una vida lejos del cáncer que era Des Styles.
Casi podía sentir el futuro que tenían juntos.
Sin embargo vio cómo Des entrelazaba nuevamente su
mano con la de ella y ese simple gesto hizo que el futuro se
volviera añicos.
—Eres un mentiroso —dijo finalmente Anne y su mirada se
cargó instantáneamente de odio.
—No.
Troy bajó su mano lentamente, preso del pánico. Por favor,
no lo elijas a él.
—Sólo estás enojado porque al final me eligió a mí y no a
ti.
—Anne, no.
—Eres un asco, ojalá nunca seas feliz por arruinar el día
más importante de mi vida —las lágrimas caían sobre su
rostro y fue imposible cuidar su maquillaje en esas
condiciones—. Deseo que te vaya mal, que tengas la peor
vida de todas, que te pudras, eres un envidioso, mal
agradecido, eres un asqueroso homosexual que sólo buscó
a Des porque sabía que me amaba a mí... Te odio, te odio,
te odio.
Anne lo empujó con el ramo de rosas y lo golpeó en
repetidas ocasiones hasta que las flores se deshicieron y no
quedó nada más que flores maltrechas. Sus palabras
retumbaron en el corazón de Troy una y otra vez como un
eco, se sorprendió muchísimo de saber que el fondo de su
dolor no había sido la noche anterior cuando había
descubierto que siempre había sido el juguetito de Des, si
no había otro nuevo fondo: el innegable hecho de que había
perdido a Anne para siempre y que ahora su vida estaría
arruinada... como la de él.
Había sacrificado todo: su dignidad, su dolor, su
vergüenza. Había dejado de lado todo eso para advertirle a
Anne como último acto de amor para que no cometiera el
mismo error que él al confiar en Des y aún así había
ignorado todo eso y lo había elegido.
Des sonreía triunfante, sabía que había ganado. Anne
volteó a verlo y le plantó un beso en los labios, reafirmando
ante Troy que nada los separaría jamás. Estúpido, había sido
un estúpido al pensar que con sus advertencias y con su
verdad iba a cambiar algo.
—Te amé, Anne, muchísimo, por ese amor que te tuve me
atreví a venir... Pero veo que ustedes son el uno por el
otro —dio varios pasos atrás en dirección a la puerta pero
sin dejar de verlos— Bien, en ese caso váyanse al infierno
los dos.
||Capítulo 52.

Doncaster, Reino Unido.


Anne se encontraba profundamente dormida en su cama
con las almohadas esparcidas a su lado, la sábana tapando
la mitad de su cuerpo y el cabello revuelto, el reloj marcada
las 5:50 de la madrugada y apenas hace un par de horas
había podido conciliar el sueño, aún en la profundidad de su
descanso se sentía intranquila, llena de deudas del pasado,
llena de peso en el corazón. Su encuentro con Troy
Tomlinson la había desestabilizado y sin nadie a quién
contarle lo que había pasado sentía que le quebraba el alma
y que se hundía en un pozo profundo.
Troy... Cuánto daño le habían hecho los años. De aquellos
dos jóvenes mejores amigos ya no quedaba nada,
solamente estragos hechos por el mismo hombre.
El anillo de bodas de Anne estaba escondido en una de las
cajas de su armario y el anillo que ella misma había
descubierto una vez en casa de Des Styles para Troy estaba
en la mesita de noche, al lado de la lámpara que encendía
para poder dormir, era un constante recordatorio que la vida
de ambos había sido una farsa. Las luces la acompañaban
siempre, nunca había podido superar su miedo a la
oscuridad.
Des... ¿Alguna vez la había amado a ella o había sido un
premio de consolación? ¿Una llave a una 'mejor vida'? ¿Se
conformó con ella? Nunca lo supo y tampoco lo sabría
jamás, no era una opción llamarle por teléfono a Des o
visitarlo en la cárcel, después de lo que pasó con Gemma...
Lo que le hizo a su propia hija... Lo odiaba con todas y cada
una de las partes de su ser. Quería que se muriera, que
nadie más en el mundo recordara su miserable nombre. Se
arrepentía una y mil veces de no haber tomado la mano de
Troy cuando la invitó a huir en el altar, ¿Qué sería de su vida
si lo hubiera hecho? ¿Habría sido feliz?
A veces soñaba con eso, con la posibilidad de un futuro
mejor. Se imaginaba a sí misma tomando la mano de Troy y
corriendo fuera, tirando su ramo de flores en el suelo,
tomando un taxi a algún lugar lejos de ahí, viviendo juntos,
durmiendo juntos como siempre lo hacían, saliendo,
viajando, haciéndose viejos como muchas veces lo
imaginaron.
Pero si lo hubiera hecho jamás hubiera tenido a sus dos
maravillosos hijos, a Harry y a Gemma, su orgullo y la razón
por la cual se levantaba cada día... Uno había partido hacia
un lugar mejor y cada día rezaba a su alma para que
encontrara la felicidad y la paz donde quiera que estuviera,
y le prometía a su hija que tarde o temprano iría con ella
para que no tuviera que estar sola nunca más.
Aún recordaba la llamada de los oficiales preguntando por
su nombre, preguntando su parentesco con Gemma Styles y
diciéndole que tenía que ir a Holmes Chapel de inmediato a
reconocer el cuerpo en la morgue. Recordaba las lágrimas
de Harry, sus gritos, las manos temblorosas, el borroso
recorrido en auto mientras Harry se aferraba a la blusa de
su hermana en el asiento del copiloto, lo que sucedió
después fue una horrible pesadilla que aún tenía en las
noches. los meses siguientes fueron borrosos y traumáticos.
Des seguía en la cárcel y esperaba que muriera ahí, en la
miseria, donde merecía pudrirse después de todo lo que le
hizo... No sólo a ella, a Troy. Los quebró a ambos.
Esa noche uno de sus mayores anhelos se hizo realidad,
un regalo de la vida hacia ella y hacia Troy, una posibilidad
de libertad.
El teléfono sonó tres veces antes de que una Anne
desorientada contestara, tenía la voz ronca y veía borroso,
los primeros rayos de la luz del sol se colaban por la
ventana dándole a la habitación un tono naranjoso, Anne
parpadeó un par de veces para enfocarse y le pidió
amablemente a la persona detrás del teléfono que
reformulara su pregunta.
—Disculpe, no lo escuché, sigo algo dormida —se disculpó
ella— ¿Podría repetirme lo que dijo, por favor?
—Le pregunté si usted es la señora Anne Styles.
La otra voz al lado de la línea se escuchaba lejana y Anne
se incorporó en su cama para alejar el sueño de sí misma y
traer su consciencia. Se talló un ojo con la mano libre.
—Anne Twist —lo corrigió amablemente— Anne Styles era
mi nombre de casada, soy divorciada ahora.
—Lo lamento —se disculpó la voz—, sólo quería contactar
con la ex esposa de Des Styles y verificar que este era el
número correcto, ¿Si es usted?
—Sí, soy yo.
El corazón de Anne comenzó a latir con ferocidad y fuerza,
tanto que se llevó una mano al pecho, el sentimiento de una
mala noticia se hizo presente y antes de que la persona
pronunciara palabra alguna Anne ya lo sabía todo. Una
mezcla agridulce se hizo presente y estiró su mano
temblorosa y débil hacia el bote de pastillas que se
encontraba a su lado, el sentimiento le llegó a la garganta
cerrándosela e impidiéndole a hablar más. Comenzó a llorar
de manera inconsciente sin identificar si era tristeza o
felicidad, o un poco de ambos.
—El motivo de esta llamada es para informarle que hoy
hace quince minutos a fallecido Des Styles en su celda,
producto de una asfixia. Un objeto se ha atorado en su
garganta y no hemos podido salvarlo, lo lamentamos
muchísimo, le comunicamos nuestras más sinceras
condolencias.
||
Harry se encontraba en la cocina preparando un té
caliente para Anne que estaba frente a él con aspecto
pálido y pensativo.
La llamada para comunicar el fallecimiento de Des Styles
se realizó a las 6:15 de la mañana y los había movilizado a
todos, Harry se había levantado en el momento en el que
escuchó a su madre llorar y cuando vio que estaba
consumiendo un bote de pastillas que en su vida había
visto, empezaron las preguntas.
Aparentemente Anne no pensaba darle respuesta a
ninguna porque todavía tenía la mirada ausente y los ojos
llorosos, Harry le pasó con cuidado la taza caliente y su
madre la sostuvo entre sus manos intentando encontrar
calor.
—Des falleció... ¿Qué sigue ahora?
Harry intentó sentirse mal al recibir la noticia pero por
más que buscó en su pozo de recuerdos no encontró
ninguno que lo hiciera sentir tristeza por el fallecimiento de
Des, no había señal de emoción positiva hacia él. Se sentía
hasta mal y culpable del suspiro de alivio cuando había
escuchado la noticia, pero sinceramente no podía culparse.
¿Acaso iba a sentirse mal por no llorar en el funeral del
responsable del suicidio de su hermana? Jamás.
Gemma ahora podía descansar en paz sabiendo que se
había hecho justicia con su muerte.
Una muerte muy dolorosa.
—¿Tú? Ir a la fundación y seguir con las cosa que tengas
pendientes —respondió Anne después de un rato—, yo
necesito... organizar un pequeño viaje a Holmes Chapel en
los próximos días para poder poner en venta la casa que
teníamos ahora que Des no está y... contratar una mudanza
para... sacar todas las cosas de ahí...
—Mamá, por favor, antes de seguir con todo esto
necesitas decirme qué era lo que te estabas tomando en la
mañana —suplicó desesperado por una explicación—.
Nunca había visto que tomaras pastillas, no puedes
ocultarme cosas, si te estás sintiendo mal o si hay alguna
complicación de salud debes decírmelo, nos decimos todo
¿Recuerdas?
—Harry, hijo, son sólo pastillas que me recetó el doctor
para mi dolor de cabeza —intentó tranquilizarlo—,
últimamente tengo jaquecas que me mantienen despierta
por la noche y estas pastillas me las dio el doctor para que
pudiera descansar bien, solamente es eso.
—No me mientes por no preocuparme, ¿Verdad?
—Claro que no Hazz, jamás te mentiría.
Mentirosa.
Harry asintió poco convencido pero de todas formas se
acercó a abrazarla de manera dulce intentando consolarla,
su madre había estado destrozada en ocasiones anteriores
como en el fallecimiento de Gemma y la había visto
derrumbarse por completo, pero ahora se veía tan...
agotada, que le preocupaba el hecho de que la noticia le
hubiera afectado más de lo que debería.
—Lamento que todo esto terminara así, mamá. Merecías
un esposo mejor y cosas mejores, merecíamos una buena
familia y la vida no pudo dártela.
—Quizá a veces las personas obtienen lo que merecen
Harry.
—¿De qué estás hablando mamá?
Anne negó con la cabeza y sólo abrazó a su hijo un rato
más antes de separarse a limpiarse las lágrimas que salían
otra vez de sus ojos. Miró a Harry y se sintió absolutamente
orgullosa del hombre en el que él se había convertido y
estaba feliz de las decisiones que había tomado, siempre.
Nunca invalidó ninguna de las emociones de su hijo y por
muchos años sólo fueron ambos contra el mundo, ahora era
todo un hombre capaz de tomar sus propias decisiones y
seguir con su vida. No quería arruinar la vida de Harry y
Louis como había arruinado la de Des y Troy y la de sí
misma, estaba dispuesta a todo para no repetir la misma
historia dos veces, una historia llena de horror y
sufrimiento.
Quizá necesitaba contarle todo, toda la historia de lo que
había pasado y explicarle que el dolor que estaba sintiendo
en ese momento no era exactamente por la muerte de Des,
si no porque secretamente deseó que sucediera eso durante
muchísimos años y que por fin la vida le daba tranquilidad
al llevarse a ese infeliz.
Antes de que Anne pudiera decirle otra cosa el teléfono
celular de Harry comenzó a sonar y resultó ser Jeff
diciéndole que la hermana de Verónica ya había salido de
terapia intensiva y que ahora se encontraba en un piso,
estable, que necesitaban ir a firmar unos papeles del
hospital y a hablar con la policía sobre un posible
interrogatorio para levantar una denuncia formal en contra
de su esposo, quizá hasta el divorcio para que pudiera ser
libre de manera total
Anne vio la urgencia en los ojos de Harry y sólo asintió
haciéndole saber que estaba bien que se fuera, Harry siguió
hablando por teléfono le dio un beso en la frente de
despedida.
Con las manos temblorosas aún a causa de tantas
emociones, una vez que Harry salió disparado de la casa en
dirección al hospital, Anne le llamó a Louis.
||
La vida te da respuestas cuando menos te lo esperas,
cuando menos lo pides, cuando crees que todo está claro
alguien viene y te dice que toda tu vida es una mentira y
que todo lo que creías sobre una persona es totalmente lo
contrario.
Que te criaron bajo ciertas ideologías para protegerte de
lo que ellos pasaron, que intentaron mantenerte alejado de
las cosas que más los lastimaron para no verte sufrir a ti
también.
Louis se encontraba frente a Anne sentado en el sofá con
las mejillas sonrojadas y el cabello casi húmedo de sudor
gracias a la prisa de llegar lo antes posible a su casa por la
llamada de 'carácter urgente' que había recibido de ella.
Anne tenía los ojos rojos de haber llorado tanto y el cabello
hecho un desastre.
Harry había salido una hora antes y no se encontraba en
casa (no es que lo estuviera buscando, la pregunta se dio
ocasionalmente).
—¿Harry no está en casa?
—No, salió por un asunto de carácter urgente. Ya sabes,
de la fundación.
—Oh —la decepción que sintió en ese momento fue muy
real.
Aún sin la presencia de Harry, Louis sentía el corazón a
mil por hora y le temblaban las manos, frente a él había un
anillo puesto en la mesita y dentro habían iniciales que no
alcanzaba a distinguir del todo, frunció el ceño ante el
nerviosismo que le causaba aquello tan urgente que Anne
tenía que comunicarle pero le dio tiempo para que ella lo
sacara de su sistema, a juzgar por su apariencia también le
había costado trabajo asimilarlo.
—Ya alargamos mucho esto, y aunque te dije que la
historia de Troy no me corresponde contarla, sí me
corresponde contar la mía y mi perspectiva, aunque estás
avisado, estás viendo la perspectiva de una villana.
—Anne, no entiend-
—Des falleció esta mañana mientras estaba encerrado en
su celda —soltó abruptamente—, finalmente murió, el
primero de esta historia, y no sabemos cuánto tiempo nos
quede a los demás.
Louis abrió los ojos de manera sorprendida y antes de que
hablara para darle sus condolencias Anne negó con la
cabeza y levantó la mano en señal de que guardara silencio
y no pronunciara palabra sobre eso.
—No me siento mal por eso, definitivamente fue un alivio
saber que ahora mi Gemma, mi corazón, tiene la certeza
que la persona que la hizo sufrir un infierno ahora va para
allá.
Anne sacó una cajita de detrás de ella y la puso en medio
de los dos.
—Antes de que pase otra cosa al menos una persona
tiene que saber lo que pasó y por qué estamos pagando la
penitencia que nos tocó a cada uno. Des ya la pagó,
faltamos Troy y yo. Louis, tienes que saberlo todo y tienes
que prometerme que llegado el tiempo, podrás decírselo a
tu hermana y a Harry porque no sé si yo seré capaz de
hacer esto nuevamente... Prométemelo Louis, prométeme
que lo harás si yo muero pronto.
Louis estaba en shock y se notaba por la manera en la
que miraba a Anne, se notaba por el movimiento
tembloroso de sus pies y por la manera en la que empezaba
morderse la parte interna de las mejillas.
—Anne, tú no vas a morir —fue lo único que pudo
articular.
—No lo sabemos Louis —su voz sonaba resignada, como si
estuviera aceptando un destino—. No sabemos cuándo será
el tiempo pero necesito contarte... Necesitas saber para que
pueda liberarme de este peso y para que puedas hablar con
tu hermana Fizzy respecto a lo que pasó, a lo que nos pasó
a Des, Troy y a mí. Mereces una explicación de por qué las
cosas sucedieron de esa manera. Razones por las cuales tu
vida fue así.
||
Antes de seguir tienes que saber que estoy hablando
desde una posición en la que no fui víctima, quizá fui más
villana que víctima... Pero era lo que sentía en ese entonces,
eran mis emociones desbordantes las que decidían por mí y
no mi juicio, era una adolescente enamorada persiguiendo a
un chico lindo que me hacía ojitos a lo lejos y que todo el
mundo aseguró que era el indicado para mí, conocí a Des
Styles en mi adolescencia de preparatoria y me flechó por
completo su forma de pensar y de actuar, al principio era
sólo un amor adolescente más y no sabía que iba a durar
tanto.
Conocí a Troy Tomlinson en las mismas fechas, Troy era un
chico tímido y bastante molestado por la escuela... Louis,
tengo que decirte esto y probablemente no te lo vayas a
tomar muy bien, pero... Troy no en ese entonces no era la
persona que tú piensas que es, creció lleno de odio y de
rencor pero en aquel entonces era un joven muy dulce y
comprensivo, era la persona con más dificultades
económicas y psicológicas de la escuela y probablemente
nunca te contó historias de su padre que vendría siendo tu
abuelo, pero casi siempre llegaba golpeado por él, estaba
lleno de moretones, sangre seca y heridas en el corazón y
en lo más profundo de su ser, yo lo conocí lleno de
problemas y lo quise desde el primer momento en el que lo
vi, me dediqué a ser su mejor amiga y su confidente todos
los años que siguieron, éramos un grupo los tres: Des, Troy
y yo. Des era mi novio y también era amigo de Troy aunque
siempre lo molestaba con comentarios despectivos, Troy era
una persona hermosa pero era pequeño y poco masculino,
así lo denominaban y era objeto de burlas constantes, yo lo
defendía todo lo que podía y llegué a pelearme muchísimas
veces con las personas por cómo lo llegaban a tratar.
La amistad que Troy y yo tuvimos fue masiva, inigualable,
por muchísimo tiempo pensé que si al final no terminaba
con Des o con alguna otra pareja quería casarme con él y
vivir juntos y recorrer el mundo a su lado, eso cambió
abruptamente cuando... decidí estar con Des y dejé de lado
a Troy por completo...
—No lo entiendo —logró decir Louis a como pudo después
de procesar todo lo que Anne había dicho, interrumpiéndola
antes de que siguiera—. Des y Troy se pelearon por... ¿Tu
amor? ¿Tuviste que decidir de entre los dos y cuando no
escogiste a Troy se amargó la vida?
Louis lucía visiblemente confundido y Anne se dio cuenta
de que había omitido el detalle más importante, le dedicó la
sonrisa más llena de melancolía que el oji-azul había visto
en toda su vida y le tendió el anillo a Louis con cuidado, le
señaló las iniciales escritas con tristeza.
—Troy y Des estaban enamorados, Louis.
||
El edificio era enorme, más de lo que se había imaginado,
Eleanor caminaba con inseguridad y con las mejillas teñidas
de rojo, presa del pánico y del miedo que estaba sintiendo
en ese momento, ¿Qué exactamente estaba haciendo ahí?
¿Por qué había tomado una decisión tan precipitada por ir y
no haber preparado algo antes? Ni siquiera sabía si Harry
Styles iba a estar ahí, sólo sabía que necesitaba quitarse
ese peso incómodo que tenía encima, lo deseaba con todas
sus fuerzas. Sólo quería cambiar de página y vivir una vida
feliz.
Se acercó con cautela a la entrada y vio la gran recepción
que había, estaba siendo atendida por una señorita detrás
de una separación de mármol y tecleaba frenéticamente en
la computadora, Eleanor se inclinó hacia ella un poco
llamando su atención y la señorita sonrió amablemente.
—¡Hola! Bienvenida a la fundación Styles, ¿Qué puedo
hacer por ti?
—Hola... Estoy buscando a Harry... Styles.
—Oh, el joven Harry ¿Tienes una cita con él o sólo venías
a verlo?
—Digamos que somos socios—sonrió Eleanor con un poco
de ironía.
—Ya veo, por lo que leo en la agenda de Harry hoy tiene la
tarde atareada así que podrías tomar asiento en la
recepción para esperarlo o volver más tarde, si no tienes
cosas pendientes también puedes pasar al comedor a tomar
alguna bebida caliente o algún alimento si tienes hambre y
pasar tiempo mientras Harry llega, cualquier cosa que
decidas está bien.
Eleanor agradeció y asintió, tomó asiento en el sofá más
cercano a la puerta y vio la hora en su celular. Cada minuto
que pasaba era una tortura para ella, ese sentimiento de
incomodidad se le instaló en el estómago y no la dejaba en
paz. Aún se sentía mal y un poco celosa por lo que había
pasado entre Louis y Harry y el cómo había percibido la
chispa entre ambos antes de que alguno siquiera dijera
algo.
¿Podía culparlos por enamorarse? No. ¿Podía culpar a
Louis por haberla engañado? Sí.
De todas formas, iba ahí con un sólo motivo: pedirle
disculpas a Harry por todas las veces que le faltó al respeto
y salir corriendo. Ese era su objetivo y deseaba que saliera
bien, realmente quería iniciar una nueva vida mucho más
sana, con menos odio, con menos rencor. Y el primer rencor
que tenía que dejar ir era ese.
Así que cruzó los brazos y esperó.
||
Enamorados.
Troy y Des.
Troy, su padre, la persona que le había pegado tantos
años intentando erradicar lo que Louis sentía, la persona
que había llamado al padre de Jenn para provocar la
tragedia que se la había llevado, la persona que había
golpeado hasta el cansancio a Felicite sin remordimiento
alguno por sus preferencias sexuales, que había conseguido
una novia para Louis para evitar que sintiera 'cosas
extrañas' por los hombres.
Troy, la persona que le había arruinado la vida a su
hermana y que les había causado incontables traumas.
No podía ser posible.
Louis sentía que se iba a desmayar, en serio, sentía que el
aire le faltaba en los pulmones y que de pronto la habitación
era demasiado pequeña, demasiado sofocante para él y
para procesar toda esa información.
Troy, su padre, la persona más homofóbica de todo
Doncaster, la que había armado todo un escándalo cuando
se realizó la marcha gay y que había conseguido de alguna
manera interrumpir el evento lo suficiente como para salir
en la televisión.
Troy... ¿Enamorado de un hombre?
Específicamente de Des Styles.
Ahora sí que se iba a volver loco.
—¿Louis, estás bien? —preguntó Anne, se escuchaba
lejos, como si le estuviera hablando desde otra habitación.
Louis negó con la cabeza a como pudo y aferró sus manos
a ambos lados del sofá. No era real, no era posible que la
persona que más les había causado daño por sentir lo que
sentían era igual que ellos. Tenía que ser una maldita
broma. Tenía que ser un invento.
Porque no era posible que Troy después de todo...
Después de todo lo que ellos sufrieron tuviera el cinismo de
decir que era por su bien y que eran unos enfermos por su
sexualidad.
¿Troy había estado enfermo también?
—Puedo parar si quieres Louis —dijo Anne preocupada por
la reacción de Louis— Podemos parar de contar esto, no
tienes que procesar todo esto, hay más días para hablar, no
debí haberte dicho esto tan rápidamente...
Era demasiado, aquello era demasiado para Louis, había
crecido pensando tantas cosas y una vez más todo lo que
había pensado que era real se derrumbaba justo frente a
sus ojos. ¿Qué había esperado Troy con todos los
comportamientos violentos y los pensamientos radicales
que les impuso? ¿Por qué había hecho todo eso si él sabía lo
que se sentía estar enamorado de alguien de tu propio
sexo? ¿Por qué... les había mentido todos aquellos años?
Era lógica, demasiado lógica la razón por la cual lo había
hecho.
Louis sentía que no había suficiente aire en la Tierra.
No quería que fuéramos como él.
—Necesito que me lo digas todo Anne —dijo Louis
después de respirar profundamente, tomó valentía— Por
favor dime qué pasó.
||
Harry Styles era una maraña de emociones encontradas,
era alguna hora por la tarde y no sentía ánimos ni siquiera
de ver la hora porque sabía que le esperaba una jornada
larga de trabajo en la fundación, cada día estaban más
cerca de irse a Mullingar y las cosas estaban más tensas, ya
habían comenzado las terapias de preparación de Niall y Jeff
cada vez estaba más agotado, definitivamente ese caso iba
a quitarles una parte a cada uno.
Des había fallecido y ni siquiera valía la pena para vestir
de negro, ni siquiera valía la pena mencionarlo para vestir el
luto. Era mejor olvidar que esa persona había existido y
pretender que Des Styles nunca pasó. Aún así sintió el peso
de un muerto en el corazón, en un lugar donde no merecía
estar.
Harry rezó por su alma sólo una vez durante el día cuando
vio el cielo y recordó que su preciosa hermana Gemma
probablemente lo estaba viendo desde algún lugar, así que
hizo un pequeño acto de voluntad a un hombre que no
merecía nada y esperó que en cualquier lugar donde se
encontrara, estuviera pagando por lo que hizo.
Cuando llegó a la fundación suspiró fuertemente y entró
por la puerta principal, preparándose para darle la noticia a
la pequeña Lindsey de que su mamá había salido de terapia
intensiva y que probablemente la vería pronto, hace un
momento había estado en el hospital monitoreando la
situación con los doctores y pidiéndoles amablemente a los
oficiales que volvieran otro día porque la paciente
necesitaba descansar y que ellos les llamarían cuando
estuviera lo suficientemente consciente para declarar.
Estaba bien una noticia buena en medio de tanto
sufrimiento. Deseaba más noticias buenas pronto para
todos, para Niall, para Fizzy, para sus compañeros Nick y
Jeff, para Ed... Para Louis...
Recordar a Louis le sacó una pequeña sonrisa
involuntaria. Las actitudes confusas de Louis lo ponían
nervioso, pero también lo sonrojaban. Aunque no debería
tener tantas alas en eso, sabía perfectamente que Eleanor
seguía siendo su novia y prefería alejarse del todo antes de
que volviera a sentir su corazón roto otra vez. Necesitaba
canalizar sus sentimientos y desecharlos para que Louis y él
pudieran tener una amistad normal.
Aunque últimamente cuando hablaban Harry sentía ese
hilo que lo jalaba hacia Louis y era muy difícil desprenderse
de eso. ¿Por qué persistían sus sentimientos con tanta
fuerza? ¿Por qué se empeñaba en seguir a su lado? Suspiró.
El destino no hizo esperar mucho a la chica que estaba
sentada, perdió la cuenta de todas las veces que contó los
cuadritos de azulejo del piso hasta que finalmente divisó
una alta figura entrando por la puerta, sus movimientos
llenos de gracia y su cabello suelto le daban un aire divino y
Eleanor esquivó la pizca de celos que le pinchó el corazón
en ese momento. Sabía que le dolería y se había preparado
para eso, por eso ignoró sus emociones por completo y se
levantó de su asiento dirigiéndose a Harry Styles.
Era más guapo de lo que recordaba.
Él parecía metido en sus pensamientos y una pequeña
sonrisa adornaba su rostro. Eleanor se acercó con cautela y
le habló cuando estaba lo suficientemente cerca.
—¿Harry?
Harry respingó al ser sacado tan violentamente de su
mente y sus reflexiones y reconoció inmediatamente a
Eleanor, que lo veía con aspecto nervioso y balanceaba el
peso de un pie al otro.
Eleanor... la novia de Louis... Estaba ahí justo frente a él,
la preciosa Eleanor con su cabello suelto y un pantalón
negro y una camisa, se veía... Justo como alguien que
merecía estar al lado de Louis por su belleza. No tenía ni
idea de lo que ella hacía ahí pero se preparó en un segundo
para los mil insultos que podría lanzar en su contra en
cualquier momento.
Pero para su sorpresa la chica se acercó completamente
roja de las mejillas hacia él.
—Lo siento —dijo apenas en un susurro.
Si Harry no hubiera estado tan cerca ni siquiera la hubiera
escuchado. Harry abrió los ojos totalmente asombrado.
—Eleanor...
—Lo lamento... por cómo te traté en el pasado... Sé que
sabes que soy la ex novia de Louis y sólo quería venir a
pedirte disculpas porque es parte de mi intención de seguir
adelante con mi vida el arreglar los errores que tuve, y tú
eras el más importante de mi lista porque jamás fui tan
agresiva y grosera con nadie como lo fui contigo —admitió
llena de pesar, hablaba con rapidez como si quisiera que el
momento se terminara pronto—. Lamento haberte
lastimado en algún momento Harry... Me cegó el enojo y la
ignorancia. Espero que puedas perdonarme.
¿Ex novia?
—Supongo que siempre estuve celosa de ti por cómo
Louis te veía y te trataba, con más atención, con más
fascinación de la que yo había sentido a su lado en toda mi
vida —Eleanor seguía hablando y por cada palabra el
corazón de Harry se hinchaba más y más de esperanza y
estaba completamente alucinado—. Nunca quise lastimarte,
ni a ti, ni a Louis ni a ninguna persona de tu fundación si en
algún momento lo hice con mis palabras. Realmente espero
que hagas feliz a Louis.
Eleanor ni siquiera le dio tiempo de responderle a nada de
lo que ella dijo, se veía algo incómoda y fuera de lugar pero
el reconocimiento de su acto de bondad y de superación
estaba ahí, se llevaba absolutamente todo el crédito del
mundo. Las manos de la chica sudaban e intentó secárselas
pasándoselas repetidamente por el pantalón con discreción.
Eleanor se acercó, le dio un abrazo fugaz (y extraño, como
un abrir y cerrar de brazos a su alrededor) y se dirigió
rápidamente a la puerta.
Antes de salir se detuvo como si hubiera olvidado algo
importante y volteó a un Harry confundido y sonriendo de
una manera en la que sus dos hoyuelos se notaban, una
sonrisa entre tierna y sorprendida se asomaba junto con sus
ojos brillosos.
—Oh, y no te preocupes, no estoy enojada por el beso que
se dieron Louis y tú... —Eleanor sonrió de medio lado—. Me
dolió muchísimo que Louis lo hiciera mientras estaba en una
relación conmigo... Pero si tú y él son felices juntos sólo
puedo desearles buena suerte.
||Capítulo 53.

Doncaster, Reino Unido.


No fui la buena del cuento Louis, no hice las cosas como
debía hacerlas y sobre todo lastimé a la única persona que
se preocupaba por mí, que me quería. Me enteré de la
relación de Des y Troy de una manera abrupta y eso me
destrozó para siempre, me nubló el juicio y en vez de
sentarme un momento a pensar con lógica me dejé guiar
por las excusas que Des me dio porque realmente quería
creerle, quería creer que Troy me mentía cuando me decía
que ellos eran pareja desde hace muchísimo tiempo que me
habían utilizado para tapar su relación, porque realmente
quise aferrarme a Des lo suficiente como para pasar por alto
todos los momentos extraños que siempre noté en ellos, la
tensión, el dolor que a veces emitía la mirada de Troy al
vernos juntos...
Cuando me casé con Des en la iglesia Troy llegó a impedir
nuestra boda y me dijo todo lo que había pasado entre ellos
dos, que Des, el único amor de mi vida y el único hombre
que siempre amé me había enamorado a base de mentiras
y que ahora nuestro futuro matrimonio iba a estar hecho de
todas ellas, me ofreció irme con él y correr juntos y no lo
hice porque en mi testarudez quise creer de nuevo que
aquello era sólo para lastimarme, para darme en donde más
me dolía y quería pensar que Troy simplemente no
soportaba verme feliz junto con la persona que él amaba
también.
El infierno comenzó después cuando, antes de darme
cuenta, estaba sometida a una relación llena de abusos
junto a un hombre violento que respaldaba su homofobia
por el miedo a sí mismo, Harry siempre estuvo seguro de su
orientación sexual y de niño cuando comenzó a descubrirse
a sí mismo nos dijo a ambos y Des explotó de una manera
que me abrió los ojos y me dije a mí misma que no
permitiría que jamás lastimara a Harry, así que decidimos
separarnos y Des se quedó con Gemma en Holmes Chapel
ya que ella no quiso venir con nosotros porque tenía a sus
amigos cerca y nosotros nos mudamos a otra casa en la
misma ciudad, nos mudamos a Doncaster mucho tiempo
después del fallecimiento de mi hija y del encarcelamiento
de Des.
Estoy arrepentida de muchas cosas Louis, sé muy bien el
daño del que soy responsable y lo mucho que participé en
que el carácter de Troy se endureciera y pudriera de esta
manera, siempre que te veo a la cara me siento culpable y
miserable por lo que hice, por no creerle, por no haberme
escapado, siempre que hablas de Fizzy se me clavan
espinas en el corazón porque yo sé que si ese día en la
iglesia hubiera elegido cosas diferentes probablemente
habrías tenido un futuro diferente, probablemente ni
siquiera habrías tenido que sufrir todo esto al lado de Troy y
no te hubiera envenado el alma también, no hubiera hecho
lo que hizo con Felicite y lo que le hizo a su pobre novia... Lo
lamento tanto, en serio te pido perdón por todo el daño que
te causé inconscientemente.
Te juro que si la vida me permitiera volver de nuevo haría
las cosas diferentes, aprendí de mis errores y fueron
lecciones muy duras. No quiero que Harry sufra preso de las
decisiones que tomé, no quiero arrastrar a nadie a la
penitencia que debo... Perdóname Louis por todo.
A pesar de que Louis estaba temblando visiblemente
mientras absorbía toda la información que Anne le había
brindado, a como pudo se levantó lentamente del sofá y le
envolvió ambas manos con las suyas mientras las lágrimas
de Anne rodaban por sus mejillas como cascadas; sin
detenerse y en abundancia. Louis hizo ademán de besar sus
manos y su gesto compasivo la llenó de consuelo.
—No tengo nada qué perdonarte Anne —dijo Louis en voz
baja aún conmocionado—, nosotros no somos responsables
de las decisiones de los demás, sólo somos responsables de
nuestras acciones. Troy decidió tratarnos así y nadie lo
obligó, el dolor hace estragos en nosotros y decidimos si eso
afectará permanentemente en nuestras vidas o si
seguiremos a pesar de eso.
Louis se acercó más a ella y la abrazó por completo
mientras Anne se desplomaba en su abrazo cálido y
consolador.
—Has hecho suficiente para saldar las cuentas que creías
tener, tuviste hijos maravillosos, trajiste a Harry como una
esperanza al mundo y mira todo lo que está haciendo, el
cambio que está realizando porque tú se lo inculcaste.
Llevas cicatrices en el cuerpo Anne, todos las tenemos y
probablemente nunca van a sanar, pero no es demasiado
tarde para arreglar cosas y para pedir perdón sobre lo que
hicimos.
Los ojos azules de Louis brillaban con lágrimas que
intentaba alejar de sí mismo cuando se separó del abrazo y
fijó su vista en la pared de enfrente sin un punto específico
de ver. Sentía que todavía su mente y su alma estaba
asimilando tal información y se sentía tan tonto y estúpido
al no haberse dado cuenta antes de lo obvio de las heridas
de su padre.
Era demasiado obvio, Troy siendo violento, agresivo,
homofóbico, controlador, obsesivo porque fueran
heterosexuales... Exactamente para no recorrer el mismo
camino traumatizante que él recorrió.
Oh papá, qué equivocado estuviste...
—Iremos a ver a Troy hoy —anunció Louis con
determinación brillando en sus ojos—. Los dos.
||
Eleanor salió disparada hacia la salida antes de que Harry
pudiera cuestionarle cualquier cosa y Harry se quedó viendo
la puerta por la que ella salió con aspecto ausente. Aquello
había sido demasiado en pocos minutos y sentía como las
neuronas le fallaban, tenía que ser un juego, Eleanor TENÍA
que haber estado jugando con sus sentimientos y con él
aunque aquello se sintió tan real, tan lleno de sinceridad
que descartó ese pensamiento de inmediato.
Primero: Eleanor y Louis no eran pareja, se habían
separado.
Segundo: Se habían separado por él, por su causa, porque
aparentemente Louis estaba enamorado de él.
Tercero: Supuestamente se habían besado mientras Louis
y Eleanor tenían una relación, un beso que Harry no podía
recordar por más que buscaba en su memoria, ésta le
cerraba la puerta en la cara.
¿Él y Louis habían... ellos dos se habían...?
¿Cuándo? ¿Cómo? Y lo más importante, ¿Por qué él no
podía recordar absolutamente nada del supuesto beso?
Harry pensaba fuertemente tanto que sentía sus latidos en
la frente, ¿Cómo es que había olvidado algo por que había
esperado todo este tiempo? Tenía que ser un invento, no
había manera humana de que Harry hubiera olvidado un
beso y mucho menos si era con Louis. No era posible.
Caminó pensativo a la entrada y saludó a la señorita
recepcionista con una sonrisa, el rubor de sus mejillas no
podía abandonarlo aún, sentía que era demasiado qué
procesar en ese momento pero sentía un cosquilleo en el
estómago 'esto es lo que estabas buscando, acéptalo, no le
pongas peros'. Tenía que hablar con Louis... Tenía que
preguntarle, tenía que verlo, necesitaba verlo.
El oji-azul entró a la oficina de Jeff mientras se peinaba el
cabello con los dedos y Jeff lo miró curioso y ladeó la cabeza
hacia un lado.
—Parece que te hubieran dicho que Freddie Mercury es tu
tío, ¿Qué pasó?
Harry volteó a verlo con una sonrisa confusa en el rostro,
sus ojos brillaban con intensidad y Jeff podía jurar que había
un aura divina a su al rededor, era felicidad pura.
—Creo que me besé con Louis.
||
El teléfono de Ed sonó 5 veces antes de contestar, Ed
estaba sentado leyendo cuando su celular sonó y lo maldijo
por interrumpirlo en la parte más interesante, vio que el que
lo llamaba era Louis y sonrió haciéndolo esperar antes de
contestar rogando para que colgara, pero luego se le ocurrió
que podría ser algo importante y contestó con rapidez.
—Hola basura —saludó Ed animado— ¿Qué quieres?
—Ed —Louis sonaba agitado (por caminar o por algo que
iba a decir a continuación, no lo sabía con certeza—,
necesito tu ayuda.
—Oh, qué casualidad, siempre me llamas cuando
necesitas mi ayuda, soy tu hada madrina, ¿Qué puedo hacer
por ti hoy? ¿Vas a un baile, necesitas un vestido? ¿Un
príncipe? ¿Le llamo a Harry?
—Necesito transporte —se escuchó un ruido del otro lado
del teléfono, como si se hubiera bajado del autobús—. Por
favor llévame a la fundación con Fizzy y después
necesitamos ir a la cárcel.
Eso alarmó a Ed lo suficiente como para que se le quitaran
las ganas de molestar a Louis.
—Santo Dios Louis qué hiciste —su voz cambió de
diversión a preocupación en un segundo.
—Acabo de enterarme de algo horrible.
—¿Qué pasó?
Unos segundos de silencio se hicieron presentes en el
teléfono y Ed escuchaba cómo Louis luchaba por respirar
adecuadamente, de llenar sus pulmones de aire para
escupir la noticia que tenía para él.
—Al parecer Felicite y yo sacamos los gustos de Troy.
||
—No puedo creerlo, tiene que ser una broma Louis.
Ed y Louis se dirigían a toda velocidad a la fundación
Styles, Ed iba a más rapidez de la que se había atrevido a
utilizar en su auto y Louis parecía estar a punto de
hiperventilar, con el cabello despeinado, los ojos bien
abiertos (asimilando todavía) y las uñas de los dedos cortas
de habérselas mordido todas.
—Basta, te vas a comer los dedos también, tienes que
parar.
Louis lo volteó a ver con el ceño fruncido.
—Intenta parar de morderte las uñas tú cuando te enteres
que tu papá es gay.
—Louis, entiendo que esto nos haya tomado de sorpresa a
ambos pero, vamos, en el fondo es algo que todos nos
hubiéramos esperado —Ed volteó a verlo un segundo y
enumeró con una mano— Homofóbico, tremendamente
frágil de su masculinidad y con su sobre-esfuerzo de que
ustedes no fueran gays, que por cierto fue en vano.
—¿Puedes dejar tu humor sarcástico por un rato? Necesito
que te concentres y hagamos un plan para decirle a Felicite
porque ella es la que me preocupa, va a querer matarlo. Lo
asesinará con sus propias manos al enterarse que su papá
hizo todo eso por un enfermo intento de protegerla, pero no
puedo mentirle. Necesitamos verlo, necesito explicaciones
de todo esto.
Ed asintió y volvió a concentrarse en el camino, el resto
del viaje fue silencioso y pesado mientras ambos estaban
sumidos en una buena explicación qué darle a Fizzy para
convencerla que los acompañara en busca de más
respuestas... Con Troy Tomlinson.
El anillo que Louis guardaba en su bolsa del pantalón
quemaba como hierro, el único motivo no era ir y
preguntarle por qué había sido un hijo de perra con ellos si
también había sufrido, si no también entregarle eso que le
pertenecía, según Anne, desde hace muchísimo tiempo.
||
Louis y Ed entraron corriendo a la fundación como dos
asaltantes entrando a un banco: asustando y gritándole a
todos.
—FELICITE TOMLINSON, ¿DÓNDE ESTÁS? —gritó Louis
mientras recorría la mirada por todas las personas que lo
miraban con el ceño fruncido.
—FELICITE TOMLINSON, SOLICITAMOS TU PRESENCIA EN
EL ÁREA DE LA SALA EN ESTE MOMENTO.
Fizzy salió de entre la gente unos minutos después con
aspecto de haberse levantado de una siesta de 18 horas
con la pijama puesta y el cabello enredado al rededor de su
hermoso rostro. Los vio como si quisiera ahorcarlos a
ambos.
—Maldita sea, ¿Qué les pasa? —gruñó— ¿Por qué me
gritan como si me estuvieran boceando en una tienda en el
departamento de frutas y verduras?
Louis se acercó a ella y la tomó de la mano para alejarla
de la multitud, Fizzy estuvo a punto de darle un puñetazo
por la invasión a su espacio personal pero se dejó al ver la
angustia en ambos chicos, esa expresión no decía más que
problemas y el vello del brazo de Felicite se erizó un
momento. Problemas, problemas urgentes. Nadie nunca me
había venido a gritar así desde que Louis se presentó por
primera vez aquí... Algo pasó.
Se detuvieron fuera de la habitación de la chica y Louis la
miró a los ojos.
—Fizzy, necesito que te cambies y que salgamos de
manera urgente, necesito que confíes en mí y quizá no has
tenido muchas razones para hacerlo pero hoy hazlo, en el
camino te explico qué pasó, pero por favor, vámonos
pronto.
Felicite tuvo sus dudas y los miró a ambos, Ed asintió
confirmando las palabras de Louis así que ella suspiró con
resignación, dijo un malhumorado 'ya qué' y se metió a su
cuarto para cambiarse de ropa.
Ed lo vio antes que Louis, lo vio parado en una esquina
viendo a Louis como si un ciego hubiera abierto los ojos y
dándose cuenta de que podía ver de nuevo, con todo el
amor y devoción en una mirada así que Ed se alejó un poco.
—Oye Louis, iré al coche porque creo que se me ha
olvidado cerrarlo —se excusó—, te estaré esperando
afuera.
Louis asintió y se quedó viendo a la puerta de Fizzy
mientras la esperaba sin darse cuenta de que Harry estaba
a unos pasos de él, para cuando se dio cuenta de su
presencia ya era demasiado tarde y Ed ya se había ido. No
había nadie que lo salvara de sufrir otro gay panic.
Harry se acercó lentamente, cada paso hacía latir más y
más fuerte a Louis, las palmas de sus manos comenzaron a
sudar y comenzó a mover el pie. De pronto fue muy
consciente de la belleza que Harry irradiaba y de lo poco
presentable que se veía en ese momento, con sus jeans
negros y una camisa deslavada que había tomado del cajón
en un intento de salir pronto de su casa para ver a Anne, se
sonrojó.
—Hola Louis.
Sus ojos se veían fijamente y ninguno de los dos apartó la
vista, estaban hipnotizados en algún tipo de hechizo que
sólo funcionaba entre ellos dos y quienes los veían
rápidamente pasaban a su lado para no interrumpirlos, ya
que la tensión se podía sentir en el aire.
—Hey, hola Harry... Vine a llevarme a mi hermana un rato
por un asunto urgente familiar —explicó mientras señalaba
la puerta, intentó hablar lo más pausado posible— ¿Cómo
estás?
Oh sí, una conversación muy normal y bonita después de
haberlo visto semi-desnudo.
Louis se sonrojó aún más al ver el rumbo en el que iban
sus pensamientos y se mordió fuertemente el labio con tal
de no reírse. Harry parecía estarse debatiendo entre decirle
algo o no pero al final suspiró con fuerza y habló con
determinación.
—Louis, quería... Preguntarte algo.
—Dime.
—Hace una hora vino Eleanor —Louis se tensó
visiblemente y Harry negó ligeramente con la cabeza—, no
es lo que crees, no sucedió nada malo... Pero me dijo un par
de cosas que quiero confirmar contigo, por... Mera
curiosidad.
Harry también estaba rojo hasta las orejas y se peinaba el
cabello hacia atrás con los dedos en repetidas ocasiones,
tenía las cejas fruncidas, como intentando encontrar las
palabras correctas para él.
—Me dijo que ya no eran novios.
Louis asintió. ¿No le había dicho a Harry?
—Terminamos hace un par de semanas —afirmó.
—Y también me dijo que... Estaba celosa de mí por ti
porque te hago feliz.
Maldita sea con Eleanor, no debí haberle dicho nada, soltó
la sopa. Iré a su casa y poncharé las llantas de su carro, le
diré a Ed que vayamos y aventemos huevos a su puerta.
—Y me dijo que tú y yo nos habíamos besado.
Ya está, voy a secuestrar a su perro.
Louis se acercó a Harry un paso más boqueando como un
pez por aire intentando expresarse adecuadamente. No
había sido la manera que él había planeado confesarle su
beso, o sus sentimientos hacia él, pero ya estaban dichos y
mínimo le habían ahorrado el fatal primer paso (y
desastroso) que iba a hacer por su cuenta. Harry lo miraba
expectante y con una luz de esperanza en el rostro. Quería
creer que todo eso era verdad, quería aferrarse a las
palabras de Eleanor y saber que en realidad el único
enamorado de ellos dos no era Harry, si no también Louis.
Y si ambos estaban enamorados el uno del otro
significaba que... Que ellos podían...
—Harry yo- Bueno... yo...
Felicite abrió la puerta lista para irse y vio a Louis y a
Harry frente a ellas, que parecían haber tomado el sol por 7
horas seguidas porque ambos tenían el rostro de tono
carmesí. Ambos se separaron automáticamente y voltearon
a verla, de pronto tuvo la sensación de que había
interrumpido algo.
—Oh, hola Harry.
Louis volteó a ver al oji-verde de nuevo mientras le
indicaba con la mano a Fizzy que caminara hacia la salida
(cosa que no dudó dos veces en hacer).
—Hablaremos de esto cuando llegue ¿Sí? —suplicó Louis,
en sus ojos veía desesperación por quedarse pero al parecer
el asunto urgente que tenían debía ser atendido ya—
Regresaré aquí para dejar a Fizzy y hablaremos de esto y
aclararemos todo, lo prometo.
Harry asintió confundido pero complacido de que Louis no
decidiera ignorar el tema por completo y Louis le sonrió a
modo de disculpas, decidió entonces que debía hacer algo
para compensar el momento que había sido interrumpido y
tomó la decisión más valiente que sus capacidades de no
tener un ataque nervioso le permitieron.
Estiró la mano derecha lentamente y tomó la de Harry con
las suyas, en contraste las de él eran mucho más pequeñas
que las de Harry. Los ojos verdes del chico resplandecieron y
Louis le dio un ligero apretón, sus manos eran suaves y
preciosas. Se retiró después de un momento y salió
corriendo detrás de Felicite y no logró verlo después de que
cruzó la puerta de salida.
Harry se quedó pensando mientras veía fijamente la mano
que había sostenido Louis con una sonrisa que marcaba sus
hoyuelos.
No lo negó.
||
Ahora tres personas iban en el coche discutiendo y Ed
rezaba para no perder la paciencia mientras conducía por la
autopista en dirección a la cárcel, no había manera sana de
decirle a Felicite lo que habían descubierto y sinceramente
estaba a punto de explotar, ya no soportaba los gritos de
Louis y su hermana.
—Díganme a dónde vamos ahora —exigió Fizzy— Esto es
secuestro imbéciles, llamaré a la policía.
—Felicite puedes calmarte cinco minutos por favor —pidió
Louis mientras volteaba a verla desde el asiento de
adelante—, Te diremos pero no mientras estés actuando
como una lunática.
—Oh, creo que es de familia —sonrió Fizzy de manera
dulce y él negó con la cabeza, irritado—. Ahora díganme a
dónde vamos o me voy a poner lunática en serio.
Ed apretó el volante hasta que sus nudillos se volvieron
blancos intentando controlar el sentimiento de estrés que le
causaba que ambos hermanos se estuvieran peleando
dentro de su coche.
—¡Basta ambos! —les gritó— ¡Basta ya! ¿Sabes a dónde
iremos Felicite? Iremos a ver a Troy a la cárcel, vamos para
allá.
La chica se quedó en silencio mientras los veía fijamente
a ambos sin saber qué decir después de eso, ¿Para eso la
habían sacado como tema de urgencia? ¿Para ir a ver al
desgraciado de Troy? Volteó a ver a su hermano con los ojos
entrecerrados sintiendo el enojo correr por las venas.
—Maldito traidor.
La furia la tenía en la garganta y antes de hacer algo que
se arrepintiera decidió recargarse en el asiento y respirar
profundamente mientras contaba hasta el diez, Louis la miró
preocupado y volteó a ver a Ed con impotencia, Ed se
avergonzó por haberle dicho de manera tan repentina y se
dedicó a mirar el camino para evadirlos a ambos.
—Felicite, hay una razón para que vayamos, te lo juro.
—No la quiero saber.
—Te pedí que confiaras en mí y quizá esta no es la mejor
manera de ganarme tu confianza, pero esto lo hago por
ambos... Descubrimos cosas que necesitan una explicación
y... Necesitamos ir Fizzy, de verdad.
—Parece que has olvidado completamente quién es Troy
Tomlinson, Louis —su voz estaba llena de veneno—, es el
hombre que arruinó mi vida por completo, es el hombre que
nos pegó hasta que se cansó, que maltrató y denigró a
nuestra madre, el que decidió una vida para nosotros y
después nos hizo pasar un infierno, el hombre responsable
de que nuestros traumas, por Dios Louis, es el hombre que
me arrebató a mi Jenn, ¿Entiendes lo que me estás
pidiendo? ¿Entiendes lo que estás haciendo? Estás
llevándome directo al hombre que arruinó mi vida por
completo.
—También arruinó la mía Felicite —admitió tristemente
mientras veía las cicatrices fantasma que tenía en el brazo,
lo perseguían y cada una tenía su historia—, arruinó todo lo
que era y saboteó mi mente para hacerme creer cosas que
no creía, hice cosas malas en su nombre, dañé a personas
por lo que él me enseñó, golpee e insulté a mucha gente y
crecí lleno de odio y de asco por mí mismo. Pero esto no es
una competencia de a quién destruyó más Troy.
Felicite seguía pareciendo que en cualquier momento iba
a explotar a golpear a todos o a llorar, Louis se acercó a ella
todo lo que pudo con el cinturón de seguridad como
limitación y la tomó de la mano, sorprendentemente ella se
dejó.
—Esto es importante, esta es una historia que quieres
escuchar y sé que Troy no tiene absolutamente ninguna
justificación de lo que hizo, no vamos a ir y a perdonarlo
como si nada hubiera pasado, como si no nos hubiera
generado traumas y hubiera dividido la familia. Iremos por
respuestas y porque no puedo hacerlo solo... No soy tan
fuerte, necesito a mi hermana conmigo —admitió Louis.
Fizzy volteó a la carretera también y se mantuvo ausente
un buen rato más, ninguna palabra o sonido salió de su
boca mientras pensaba y se hundía en sí misma
recordando, sintiendo el mismo dolor que siempre,
respirando profundamente en un intento de sobrevivir al
mar de emociones que era. Pero no soltó a Louis en ningún
momento y tampoco insistió para regresar a casa.
||
Cuando llegaron a la cárcel, específicamente al área de
visitas, revisaron a los dos hermanos de pies a cabeza
(como proceso de rutina) antes de dejarlos entrar al cuarto
donde todos esperaban para ver a sus familiares.
Ed se había quedado esperando en el coche
argumentando que esa conversación que tendrían era
exclusiva de ellos y que sería descortés meterse en un
asunto tan delicado, aunque más que por eso la razón por la
cual había decidido quedarse era por cobardía, no quería
estar presente cuando Felicite quisiera arrancarle el cuello a
Troy.
Ambos hermanos iban hombro a hombro con los rostros
impasibles, Louis abrazó a Felicite por los hombros de
manera fuerte y lo dejó por el simple hecho de que
necesitaba el peso de su mano en ella, necesitaba saber y
sentir que no estaba sola, le urgía ese apoyo porque por
dentro sentía el mayor de los miedos, sentía las piernas
temblorosas y como gelatina e intentó sin éxito que el
temblor de sus manos pasara desapercibido.
Ahí estaban ambos llenos de miedo y con ganas de exigir
respuestas, no se irían sin haber visto a Troy y hablado con
él, Louis metió la mano hacia su bolsa y sintió que el anillo
todavía seguía ahí. Finalmente se abrieron las puertas de
donde salían los presos para ver a sus familiares y ahí
estaba.
El dueño de sus pesadillas, el monstruo de sus cuentos de
niños y de adultos, la persona que los había hecho
miserables y que había arruinado sus respectivas vidas,
quien les había quitado el valor de ser humano y los había
reducido a basura maleable, Felicite enterró sus uñas en su
pantalón y lo miró fijamente, con una mirada que podía
matar a cualquiera y que hizo sentir incómodos a los
guardias que escoltaban al hombre directamente a su mesa.
El hombre los vio a ambos con aspecto ausente, los ojos
básicamente sin vida y la mandíbula apretada. En su
persona sólo se veía el peso de la cárcel, de la soledad y de
lo duro que era estar ahí adentro. Louis no soltó a Felicite en
ningún momento y parpadeó al ver el mismo color de olor
de ojos frente a él.
—Hola papá.
Troy no contestó.
||Capítulo 54.

Doncaster, Reino Unido.


Louis escondió sus manos debajo de la mesa para que no
temblaran pero fue imposible que el escalofrío no le
recorriera todo el cuerpo, Troy, su padre, estaba frente a él
con la mirada perdida y parecía haber envejecido 30 años,
estaba delgado y su rostro se encontraba demacrado, un
par de ojeras profundas adornaban sus ojos, estaba pálido y
tenía aspecto de vomitar en cualquier momento.
No pudo ver la reacción de Felicite pero por el rabillo del
ojo percibió que su cuerpo se erguía y el apretón en su
mano izquierda se hizo más fuerte, Louis respiró
profundamente y se obligó a tranquilizarse.
Pero su hermana no hizo lo mismo, en el momento en el
que Troy se sentó en la mesa completamente, Fizzy soltó su
mano abruptamente, se levantó de su asiento y le propinó
un puñetazo en la mejilla que hizo crujir sus nudillos. Troy
inmediatamente comenzó a sangrar del labio inferior.
—Maldito animal.
La furia de su hermana era visible y palpable, tanto que
los guardias no se atrevieron a acercarse a pesar de la
violencia ejercida. Su padre pareció en estado de shock
unos segundos pero finalmente se llevó la mano a la boca y
limpió la sangre que se había acumulado, Louis estaba
seguro que le había tumbado algún diente. Sin embargo
Troy alzó la vista, altanero y habló.
Se le heló la sangre.
—Quisiera saber qué es lo que trae a mis dos hijos a
visitar a su padre, pensé que los extraños y asquerosos
hábitos que desarrollaron gracias a sus amiguitos los habían
alejado de mí.
El tono de su voz era algo que jamás podría olvidar, ese
tono frío y lleno de odio, esa voz que lo había acompañado
en sus peores pesadillas y en los recuerdos que aún le daba
miedo recordar en terapia. Al parecer Fizzy era pura energía
y odio porque ni eso la detuvo, se limitó a sobar su mano de
manera discreta unos segundos y volvió a sentarse, tenía en
el rostro una extraña expresión de satisfacción.
Felicite sacó la pequeña mariposa que tenía su cadena y
la tocó con las yemas de los dedos, parecía aferrarse a ella
como si la vida dependiera de ella y a pesar de que quizá
estaba llena de emociones y sentimientos no había ni
indicios de una lágrima en sus ojos.
Jenn.
—¿Te gusta la cárcel? —se burló ella— Al fin estás en tu
paraíso, lleno de hombres.
A pesar de ser un comentario sarcástico Louis pudo ver
cómo los hombros de Troy se tensaron y hasta él mismo
sintió un hormigueo, Fizzy no pudo haber dicho un
comentario más acertado para que le doliera que ese, sin
duda le llegó a los huesos a su padre. Recobró la
compostura muy pronto.
—Mereces la muerte —siseó Felicite incapaz de
controlarse—, mereces todo lo malo que te ha pasado y
mereces más, ojalá te mueras de la manera más dolorosa.
—Lo mismo digo —su padre sonrió, sus dientes llenos de
sangre le daban un aspecto más lúgubre.
—En ese caso, nos volveremos a ver en el infierno.
Fizzy le hizo una señal obscena con el dedo y se dio media
vuelta, lista para irse, no se detuvo cuando Louis le gritó
que volviera. Había sido una pésima idea haberla traído y se
lo esperaba, esperaba ese torbellino de furia en el que se
había convertido, tenía que admitir que él no se hubiera
atrevido si quiera a pensar en la idea de lastimar
físicamente a padre, pero ahí estaba ella, su hermana
menor, llena de valentía y coraje, probablemente con una
mano lastimada pero con la satisfacción de haberle
destruido un diente a la persona que destruyó todo de ella.
Sin embargo Louis de verdad había imaginado contar con
el apoyo de su hermana toda su estancia ahí, porque el
simple hecho de tener a su padre frente a él hacía que
sintiera ganas de vomitar.
Troy volvió a centrar su atención en su hijo y lo miró con
su expresión arrogante. Recordaba esa mirada, tenía
pesadillas con esos ojos.
Es un método de defensa, su actitud arrogante y violenta
recordó, está haciendo esto por todo lo que vivió. Una
persona llena de traumas no debe de darte miedo.
—No vine a sólo verte... Tengo una pregunta qué hacerte,
Troy.
Su padre lo miró y parpadeó lentamente un par de veces,
¿En qué se había convertido aquel hombre todos esos años?
¿Quién era realmente? ¿Alguna vez conocería al verdadero
Troy antes de su final? No lo sabía, Louis se remojó los labios
un poco ya que estaban secos del nerviosismo, sus manos
sudaban pero eso no lo detuvo del todo, respiró
profundamente y soltó el aire, listo.
—¿Quién es Des Styles para ti, papá? —preguntó
finalmente Louis después de que ambos se sumieran en un
incómodo silencio.
Ese nombre...
Los ojos de Troy se abrieron completamente en cuestión
de segundos y Louis notó un ligero temblar en su mano
derecha.
Por primera vez en toda su vida Louis vio a su padre como
lo que era: Un hombre vulnerable con el corazón roto, con la
vida destrozada, lleno de momentos traumatizantes, una
persona que no tuvo el mínimo cariño o amor y si lo tuvo, le
hizo mal. Cualquier expresión altanera de Troy desapareció
en cuanto Louis hizo su pregunta.
—¿Qué? —preguntó finalmente en voz baja.
—Falleció hoy.
El corazón de Troy se detuvo un segundo mientras veía
directamente la mesa intentando concentrarse en alguna
cosa coherente que no diera a luz las emociones
encontradas que reinaban su cuerpo ahora. ¿Louis lo sabía?
¿Había averiguado su pasado? ¿Qué tanto sabía? ¿Quién se
lo había dicho?
Y sobre todo... ¿Des había fallecido? ¿Des Styles
finalmente... estaba muerto?
''Te amo Troy, en esta y otras vidas''.
—Y a mí qué me importa lo que le haya pasado —Troy
apenas pudo pronunciar esas palabras, el nudo en la
garganta cada vez era más intenso—, ni siquiera lo conozco.
—¿No lo conoces? —Louis lo presionó— ¿Estás
completamente seguro de eso?
Troy volteó a ver a su hijo y le sorprendió por un momento
lo maduro y grande que se veía, sin duda ya no era el niño
que él había intentado arreglar, ahora era todo un hombre...
Uno que sabía demasiado. Pero no estaba dispuesto a torcer
su brazo ya dejar sus oscuros secretos al aire, lo
perseguirían hasta el final de sus días cuando estuviera
enterrado bajo 10 metros de tierra en su tumba.
Fingir demencia fue la mejor opción que se le presentó.
—No sabes nada —dijo finalmente.
Louis lo miró un largo rato... Ahí estaba, el dueño de sus
pesadillas más horribles y profundas, el hombre al cual tenía
tanto miedo y temor y por el cual también había sacrificado
los mejores años de su vida, tuvo una vida falsa con tal de
que Troy estuviera orgulloso de él y nunca lo estuvo,
siempre se esforzó por hacer todo lo que su padre quería
para que tan sólo una vez... Sólo una... Le diera el cariño
que un hijo merecía.
Troy nunca los quiso... Nunca quiso a Felicite y a él. Un
padre jamás haría eso. Anne amaba a Harry y jamás lo hizo
pasar por algo así, el amor no hace que cometas cosas
dolorosas para la persona que quieres, al contrario, las
cuidas siempre.
—Dime entonces lo que debería saber.
—No eres nadie para exigirme ese tipo de respuestas.
—Nos destrozaste la vida a Felicite y a mí, papá —habló
con toda la calma posible que pudo reunir—. Lo mínimo que
merecemos es saber por qué.
—Haberlos educado bien no significa que les haya
arruinado la vida —su voz fue tiñéndose de furia cada vez
más dejando atrás la melancolía que se reflejaba en sus
ojos—, no fue mi culpa que ustedes eligieran ese camino
lleno de asquerosidades y condena.
Louis no podía soportarlo más. Tenía que sacarlo de su
pecho o iba a explotar. No podía soportar la indiferencia de
su padre ante sus emociones y su búsqueda de respuestas,
¿Qué exactamente esperaba? ¿Que Troy por arte de magia
hubiera cambiado y que le dijera todo? ¿Que le aclarara lo
que había pasado? Ingenuo y estúpido eran los adjetivos
que pensaba Louis para describirse a sí mismo.
—Sólo venía a pedirte explicaciones y como no quieres
dármelas está bien, todos cargamos con un pasado y este
no es tu momento para hablar pero vendré a visitarte
pronto... —Louis reunió el valor que le quedaba y se atrevió
a mirarlo fijamente a los ojos con toda la firmeza que pudo
— Puedes liberar esa carga que tienes en tu podrido
corazón si lo deseas, pero no puedes ayudar a alguien que
no quiere ayudarse.
Troy no parecía estar escuchando ya que tenía la mirada
fija en la pared de lado izquierdo, Louis se encogió de
hombros y cuando se dispuso a levantarse recordó lo más
importante.
—Por cierto, terminé con Eleanor y me gusta un chico, te
daré detalles la próxima vez que venga a verte.
Su padre se levantó inmediatamente apenas Louis dejó de
hablar y tenía los ojos inyectados en sangre, los guardias se
acercaron rápidamente al ver la brusquedad de Troy y lo
sujetaron de ambos brazos para retenerlo con mayor
facilidad. El repentino cambio en la actitud de su padre hizo
a Louis respingar.
—¡Suéltenme imbéciles! —gritó— ¡Déjenme ir, esto no
puede quedarse así, necesito corregirlo! ¡Necesito
golpearlo!
Los ojos celestes de Louis estaban desorbitados por la
reacción de Troy, le sorprendió un momento y por lo tanto
tardó en reaccionar, Troy alcanzó a darle un manotazo
fuerte en el cuello antes de que los guardias de seguridad lo
tomaran fuertemente para inmovilizarlo.
—No, no puede ser, te crie, te cuidé, te eduqué para que
rechazaras todo eso, eras todo gracias a mí. Eres un maldito
mal agradecido —soltó Troy con la voz teñida de odio—. Te
dejará por una mujer, estoy completamente seguro, te
dejará y se cansará de ti porque así son todos, se aburrirá y
te convertirá en su puñetero juguete y nunca más volverás
a ser feliz. Estás condenado a vivir en el infierno por
siempre.
Louis sonrió de medio lado intentando calmar el latir
desbocado de su corazón y respiró, una, dos, tres... Diez
veces. Cerró los ojos intentando alejar todo lo que su padre
le había dicho, recordó las técnicas relajación que Jeff le
había enseñado pero nada le funcionó. Las palabras se
clavaron en su corazón como agujas, un juguete...
Harry no me haría eso.
Recordó a Harry, su sonrisa tranquilizadora, su cabello
ondulado moviéndose de un lado a otro mientras ayudaba a
las personas, lo recordó en la marcha con su rostro radiante
y la corona dorada en su cabeza, recordó su sonrisa que era
capaz de iluminar la habitación más oscura, recordó sus
ojos frente a él mirándolo lleno de amor, un amor que no se
habían confesado aún.
Harry era como un arcoíris en medio de una tormenta.
Eso lo tranquilizó.
No le daría a Troy el poder sobre sus emociones ni se
dejaría engañar por él. NO MÁS. Él ya no era un niño y ahora
tenía personas que lo amaban.
Finalmente sacó el anillo de su bolsillo y Troy
inmediatamente se quedó mudo al verlo, su boca titubeó
como si alguna palabra quisiera salir pero no lo hizo,
simplemente volteó a ver a los ojos a su hijo. Azul con azul.
Un pasado y un presente totalmente distintos.
Dejó el anillo en la mesa.
—Eres todo en lo que evité convertirme.
Louis se levantó con la barbilla en alto de su asiento, dio
media vuelta y salió tras su hermana. Aunque sentía que
sus piernas eran gelatina.
||
—¿A eso me trajeron ustedes dos? ¿A golpear a mi padre?
Muy bien, me siento satisfecha, les doy permiso de no
regalarme nada de cumpleaños —dijo Fizzy en el asiento de
atrás mientras veía a Louis y a Ed con cierto aire de
satisfacción en el rostro.
Ed tenía que admitir que el semblante de Louis estaba
serio, pero no completamente serio, su amigo salió quince
minutos después de que Fizzy se subiera a su coche y
cerrara con un portazo, el pelirrojo en ese momento temió
sobre si su auto se rompería por la brusquedad y el enojo
magistral de la chica y afortunadamente no lo hizo, pero
estaba cien por ciento seguro de que había roto algo.
Fizzy tenía curiosidad sobre qué habían hablado su
hermano y el estúpido de Troy dentro pero se tragó las
ganas, si Louis no quería hablar en ese momento estaba
dispuesta a no preguntar hasta que estuviera listo. Aún así
cuando lo dejó quiso volver inmediatamente, se dio cuenta
muy tarde de que había dejado a su hermano solo con un
loco maniático, no tuvo más remedio que esperar.
—Por favor Louis —pidió su hermana, Louis volteó a verla
a los ojos y escondió todo rastro de emoción que hubiera en
sí mismo para no preocuparla—, quiero que sea la última
vez que haces esto de traerme a la fuerza a ver a Troy, dejó
de ser un padre para mí desde que me corrió de su familia y
me negó como su hija, no quiero tener nada qué ver con él
ni ahora ni cuando se muera, por mí le pueden echar cal a
su cuerpo y no enterrarlo jamás. Échenle cal si quieren.
—Felicite, tener odio por alguien no está bien, te estás
envenenando el corazón.
—¿Tú crees que por perdonarlo mágicamente se van a
resolver todos mis problemas? —negó con la cabeza,
totalmente disgustada—. Eso no pasará, yo vivo muy bien
odiando a Troy con todo lo que soy aunque no lo creas, ese
odio jamás me ha detenido ni me ha privado de disfrutar las
cosas buenas que tengo, no necesito perdonar a nadie para
tener mi alma en paz, jamás lo haré y no intenten
persuadirme para hacerlo ni hoy ni nunca, si quiere perdón
que vaya con un sacerdote a la iglesia, deseo que se rompa
el cuello pronto.
Ed rio un poco pero sintió la mirada severa de Louis a su
lado y decidió disimularlo con una tos discreta. Louis suspiró
profundamente procesando lo que había pasado y cerró los
ojos en un intento de dormirse y descansar de las
emociones tan pesadas que había experimentado ese día.
Pero no pudo argumentar contra la decisión de su
hermana, si bien él se estaba haciendo un adulto, ella
también y eso implicaba que podía tomar sus propias
decisiones y Louis tenía que respetarlas todas. Así que
asintió y tomó seriamente su respuesta.
—Está bien Fizzy —dijo—, no volverás a tener contacto
con él jamás y te protegeré de todo esto, lamento haberte
hecho pasar un mal rato. Troy no existe más aquí y no
volveremos a verlo jamás.
Por supuesto que Louis estaba mintiendo porque él sí
planeaba regresar, pero esta vez solo.
Eran las ocho de la noche cuando llegaron a la Fundación
Styles, nadie volvió a decir nada en el camino a regreso,
pero cuando llegaron a su destino Fizzy tenía los ojos y la
nariz ligeramente rojos. Louis la abrazó todo lo que ella
permitió antes de empujarlo y decirle 'me das asco', no
volvieron a mencionar el tema.
||
Harry veía el reloj con inquietud y tenía la emoción en el
estómago, Louis no le había dicho una hora exacta de
cuándo regresaría pero dijo 'por la noche', así que Harry se
había puesto a ver el reloj desde las 7 PM y la puerta con la
esperanza de que cruzara en algún momento.
Jeff lo miraba sonriendo burlonamente, lo había molestado
desde que le había contado lo de Eleanor y posteriormente
su plática fugaz con Louis y su promesa de aclarar todo de
una vez por todas.
—Necesito imprimir una foto tuya y ponerle veladoras
para que mi crush me haga caso al fin.
Harry se sonrojó y Jeff soltó una carcajada.
—Esperaba mejoría en Louis respecto a muchas cosas,
pero definitivamente no me esperaba esto. ¿Un beso? ¿En
serio te besó? Si no fuera porque soy su psicólogo se lo
restregaría en la cara, toma tu homofobia Louis.
Jeff se acomodó en su asiento y miró fijamente a su amigo
que parecía haber visto al mismísimo Dios, tenía un aura
divina a su al rededor y verdaderamente jamás había
notado lo feliz que era Harry al pensar en Louis, se alegraba
muchísimo que todo el pasado tormentoso que ambos
tuvieron poco a poco se fuera superando.
—Pero hablando en serio Hazz, tienes que tomar en
cuenta algo. Louis está en proceso de terapia y tiene mucho
peso sobre sus hombros aún, tiene flashbacks de traumas
constantemente, vivió un infierno al igual que Felicite, si
estás con él no intentes arreglar heridas profundas de su
corazón, eso es algo que le corresponde a él solamente.
Puedes quererlo o apoyarlo, pero jamás te acredites la
responsabilidad de sanar a una persona con problemas,
¿Está bien?
—El amor no lo sana todo... Supongo.
—No, no lo hace —afirmó su amigo—, pero tampoco
significa que no sirva, el amor nos inspira a ser mejores
cada día, así que eso también puede beneficiarlo...
—En fin, que buen chisme, sabrosísimo, repitamos en otra
ocasión ¿Está bien? Estoy al pendiente de mi celular para
los detalles jugosos que tengas que contarme cuando lo
vuelvas a ver. ¡Pasa una buena noche Hazz! Y recuerden
usar protección, ser gays nos priva del embarazo pero las
ITS siguen ahí.
Jeff vio el reloj y tomó sus cosas, las 8 pm era su hora de
salida (cuando no había tanto trabajo como para quedarse
ahí hasta altas horas de la madrugada), Harry todavía lo
veía con las mejillas sonrojadas intentando ignorar por
completo sus consejos sexuales.
Su amigo volteó a verlo y adoptó su tono de voz de
'consejo serio'.
—Caras vemos, pitos no sabemos.
—Oh Dios, ya lárgate.
Jeff volvió a reírse con ganas y se despidió con la mano
alegremente, Harry hizo lo mismo desde su asiento y se
puso a revisar los papeles de los vuelos programados para
la próxima semana a Mullingar, Jesucristo, tenía que
empacar su ropa pronto y arreglar los papeles judiciales,
llamar a Josh para prepararse para el juicio y todavía no le
decían nada a Niall sobre Zayn, aunque Jeff ya había
comenzado los ejercicios de terapia con preguntas de
'¿Cómo te sentirías si Zayn todavía estuviera vivo?', '¿Cómo
crees que cambiarían tus planes si Zayn estuviera aquí?'.
Fizzy pensaba que eran crueles para Niall porque siempre
salía llorando de terapia, pero era lo mejor que podían hacer
a provocarle un shock emocional al soltarle la noticia en
cinco segundos.
Harry seguía leyendo cuando la puerta de la oficina sonó y
el corazón le latió tan fuerte que lo sintió en los oídos, tragó
saliva intentando quitarse el nudo de emoción de la
garganta para poder hablar.
—Oh Louis, te estaba esperan-
—Harry, hola —la voz de Verónica hizo que el chico
volteara a verla con cierta sorpresa—. Lamento
interrumpirte, ¿Esperabas a alguien?
—No, no, está bien, yo solo... Te confundí con alguien.
Verónica, la preciosa chica era la que había entrado, lucía
encantadora vestida de negro con unas botas militares y el
cabello recogido, Harry siempre la miraba con admiración
cada vez que la veía, si hubiera sido una chica le hubiera
gustado lucir exactamente como ella. Su semblante lucía
tranquilo así que Harry se relajó de que fueran malas
noticias.
—¿Qué te trae por aquí? —saludó él amablemente y la
invitó a sentarse frente a él con un gesto de mano—, ¿Todo
está bien? ¿Sucedió algo?
—No, todo bien, sólo vengo a informarte que mi hermana
salió de terapia intensiva y ahora está en supervisión
solamente, su salud mejoró y está estable, dicen que un par
de días podrá despertar —la enorme sonrisa de la chica
amenazaba con partir en dos su rostro—. Acabo de ir con
Lindsey para informarle lo que pasó con su mamá y pronto
nos iremos de la fundación, la demanda está en proceso
contra el imbécil de su esposo y deseo que pronto se
divorcien.
Toda la familia de Verónica había sufrido muchísimo, su
hermana presa de una relación tóxica de la cual no podía
escapar, su sobrina Lindsey fruto de esa unión siendo
violentada, Verónica presa del pánico de que le pudiera
pasar algo a su familia, deseaba sinceramente que la
felicidad y la paz las encontraran muy pronto. Harry estaba
satisfecho con eso y sintió un peso menos en el corazón.
—Aunque eso no es lo único que vengo a hablarte
Harry —admitió Verónica y el tono de voz que adaptó hizo
que Harry frunciera el ceño—, cuando me vaya
probablemente no vuelva a verte... Así que quiero decirte
algo antes de que mi etapa aquí termine y no llevarme esta
confesión también.
Verónica le hizo señas de que se acercara, Harry lucía
claramente confundido pero asintió y se levantó de su
asiento para caminar hacia ella.
—La verdad es que yo... te conozco desde antes. Te
encontré hace meses en la orilla de la carretera y te llevé al
hospital más cercano que encontré. No te imaginas el miedo
que sentí cuando te vi mal herido y lleno de sangre y a
como pude llamé al hospital para que me recibieran en
urgencias y te dejé ahí... —confesó— Pero a partir de ese
día no pude sacarte de mi mente, pensar en ti y pensar en
si estabas bien... Y te encontré aquí.
—¿Fuiste tú?
Harry de verdad estaba sorprendido con eso, ¿Por ella se
había salvado de morir desangrado aquel día? ¿Gracias a su
amabilidad él se encontraba con vida? Procesó la
información durante unos segundos y se dispuso a darle las
gracias de corazón pero Verónica siguió hablando.
—¿Crees en el destino? —soltó de pronto.
—Pues... Sí, no sé, siento que todas las personas que se
cruzan en nuestro camino están aquí por alguna razón —
asintió—, así que podría decirse que sí creo en el destino.
—Harry... He pensado esto por días, en cómo de grande es
Doncaster y que precisamente te apareciste tú para ayudar
a mi familia, tú de entre miles de personas que viven aquí...
Cuando te vi no pude evitar pensar en eso, que la
coincidencia era demasiada y que quizá la vida nos estaba
juntando para algo.
—Me gustas Harry, ven a vivir conmigo. Sé mi novio.
Harry se alejó a modo de reflejo y chocó con el escritorio
abruptamente, provocando la caída de varias cosas que se
encontraban en las orillas, el sonido de la grapadora
rompiéndose fue lo que sacó de su shock a Harry.
—Vero, yo, espera.
Verónica se levantó de su silla y lo tomó de los hombros
dispuesto a besarlo. Harry levantó una mano y la puso en
medio de ambos de manera inmediata esperando no ser
rudo ni ser descortés.
—¡Espera!
La chica se sobresaltó al escuchar su tono de voz elevado
y se alejó sorprendida, lo miró esperando una explicación, a
decir verdad, la pura mirada de Harry detonaba rechazo y
Verónica se sintió patética.
—Verónica, eres preciosa, de verdad, eres una persona
guapísima, sumamente fuerte y valiente por todo lo que has
pasado, Lindsey te ama muchísimo y creo que todos hemos
llegado a apreciarte porque te preocupas por todos
nosotros —habló suavemente—, pero creo que... Estás mal
interpretando las cosas.
Harry suspiró y la miró con una sonrisa llena de timidez.
—Te admiro mucho y admiro tu belleza pero yo bueno,
uhm, soy gay.
Verónica abrió la boca ligeramente y la cerró de
inmediato. Sin embargo antes de que pudiera dejarla hablar
una sombra se movió detrás de la puerta y la figura de Louis
se hizo ver por el espacio entreabierto, caminaba en
dirección a la salida con pasos firmes, su mero caminar
denotaba enojo.
—¿Louis? —preguntó Harry en voz suficientemente alta
para que lo escuchara.
Louis comenzó a caminar más rápido y Harry salió
rápidamente de la habitación dejando a la chica dentro,
Verónica estaba llena de pena por lo tanto decidió no
moverse del bendito lugar y que se la tragara la tierra en
ese instante. Una muerte rápida, por favor, llévate mi
humillación Dios.
—¡Louis, espera! —gritó Harry cuando vio que el chico
cruzó las puertas de salida.
||
Louis salió como alma que lleva el diablo de la fundación,
podía sentir el enojo en las venas, ¿Qué estaba haciendo
Harry en su oficina con Verónica tan cerca? Básicamente
casi se besaban y todo frente a su cara, intentó bloquear las
palabras de su padre a como pudo pero no evitó
recordarlas.
Te dejará por una mujer, estoy completamente seguro, te
dejará y se cansará de ti porque así son todos, se aburrirá y
te convertirá en su puñetero juguete y nunca más volverás
a ser feliz.
¿No se suponía que a Harry le gustaba él? ¿No se suponía
que iban a hablar de sus sentimientos cuando regresara?
Era un estúpido iluso, por supuesto que Harry sólo estaba
jugando con él, era el títere de todos. Su corazón se hizo
bolita.
Se desvió por la calle de atrás de la fundación, el callejón
que daba a la gran avenida para poder tomar un taxi e irse
a su puñetera casa, justamente iba a sacar la billetera de su
bolso del pantalón cuando sintió que una mano lo detuvo
suavemente de la muñeca.
Harry Styles estaba detrás de él con el cabello despeinado
por haber corrido para alcanzarlo, una estúpida y hermosa
sonrisa adornaba su rostro y sus hoyuelos siempre
presentes estaban ahí también.
Idiota.
—¡Louis! —saludó alegremente— Te estaba esperan-
—¿Qué demonios Harry?
La enorme sonrisa de Harry se borró por completo
dejando a ver una mueca de preocupación.
—¿De qué hablas?
—¿No se supone que eres gay? ¿No se supone que no te
gustan las mujeres?
Harry frunció el ceño intentando averiguar de qué estaba
hablando Louis.
—Louis...
—¿No se supone que yo soy la persona que te gusta?
—Sí me gustas, Louis. Mucho.
Tanto Louis como Harry se quedaron mudos mientras se
veían el uno al otro con el rostro sonrojado y evidentemente
exaltados, el rostro de Harry tenía mechones pegados a sus
mejillas y Louis podría jurar que podían poner un huevo en
su cara y se cosería de lo caliente que sentía las mejillas.
Evidentemente no se esperaban esas palabras tan pronto
pero salieron de la boca de Harry de manera automática.
Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos
mientras se miraban con intensidad y procesaban lo que
había pasado. Harry sentía esa mano que lo empujaba a
decir lo que sentía, sentía esa presión en el pecho que si no
liberaba explotaría, no esperaba que Louis confesara sus
sentimientos, esta vez podría hacerlo. Podría decirle lo que
sentía.
—Me gustas desde el momento en el que te vi —comenzó
a hablar, su voz era baja al principio pero fue cobrando
volumen conforme reunía coraje—, me gustas incluso desde
antes de escuchar tu preciosa voz, me gustas desde que me
acerqué a ti y vi tus ojos azules y sentí como si nunca más
tuviera que separarme de ti. Me gustaste a pesar de todo y
jamás quise asustarte con mis sentimientos y por eso jamás
te dije nada, no quería alejarte... no soportaría verte lejos.
Cuando te fuiste quedé destrozado y ahora que estás aquí
no puedo dejar que te vayas de nuevo sin que sepas cómo...
cómo se siente mi corazón cuando estás cerca de mí.
Louis tenía los ojos bien abiertos y las pupilas de sus ojos
estaban completamente dilatadas, una línea celeste era
todo lo que se veía en ellas. Sus manos comenzaron a
temblar ligeramente y las escondió disimuladamente detrás
de su espalda. Su corazón se expandió más, más y más...
Sus sentimientos cambiaron radicalmente, olvidó
totalmente a Verónica y lo que había visto anteriormente,
encontraría una explicación luego cuando fuera el
momento, pero ahora...
Sentía ese terror en sí mismo de decir una palabra tonta,
de hacer algo, de volver a echarle agua encima a la playera
de Harry o de hacerlo sentir mal inconscientemente... Sin
embargo en el momento en el que escuchó la confesión de
amor... Todo simplemente desapareció y quedó la única
emoción de que le gustaba Harry, que lo quería. No deseaba
nada más que decírselo en ese mismo instante.
—No quiero asustarte... No quiero alejarte con mis
sentimientos hacia ti. Una sola vez necesitaré que me digas
que no sientes lo mismo por mí y jamás volveré a
mencionar este tema, mi boca se cerrará para siempre y
jamás te molestaré Louis, te lo prometo.
Louis sonrió y negó con la cabeza, este era el momento
que había estado esperando y buscando desde hace
muchísimo tiempo, esto era lo que había querido desde
hace tanto tiempo... Por fin Harry estaba ahí, a un par de
metros de distancia, completamente solos y sobrios (que
era lo importante). Este momento Harry no lo olvidaría y por
su puesto que quedaría grabado en la memoria de Louis.
El chico oji-verde esperaba su respuesta expectante, Louis
se acercó un paso a él lentamente.
—No me asustas... —admitió Louis— Al principio sí y
mucho, me aterraba la idea de que te gustara porque me
daba miedo que yo sintiera lo mismo por ti...
Louis sonrió y miró al suelo.
—También me gustas Harry —la voz de Louis se entrecortó
cuando vio lágrimas en los ojos de Harry—, me gustas
desde que te vi en la marcha, me gustas desde que conocí
todo lo que hacías por los demás sin intenciones de que te
dieran las gracias, tienes un corazón hermoso y puro, eres
el ser humano más lleno de luz y colores que haya
conocido, me tienes desde el segundo uno cuando nos
conocimos aunque me haya dado cuenta muchísimo tiempo
después... Lamento haberte hecho esperar tanto.
Louis se acercó más a Harry, sus piernas parecían
gelatinas por la emoción que reinaba entre ellos pero
mantuvo sus pasos firmes, rodeó lentamente con sus brazos
el torso de Harry y vio (con cierta vergüenza) que su cabeza
quedaba a la altura de su pecho pero lo dejó pasar, recargó
su mejilla izquierda al lado de su corazón para escucharlo
latir desbocado contra la tela de su ropa y aspiró su aroma.
Los brazos de Harry no tardaron en rodearlo y Louis sintió
un beso en la frente que lo hizo sonrojar y esconder su
rostro un poco más en su pecho. Se abrazaron así un rato
simplemente sintiendo los latidos del otro y respirando,
asimilando sus realidades.
Louis y Harry estaban completamente enamorados el uno
del otro... Esa era la única verdad.
—No importa si el día está gris, Harry... —murmuró contra
su pecho— Eres como mi arcoíris, sólo te necesito a ti para
que todo se llene de color otra vez...
El oji-azul separó su rostro pero no dejó de abrazarlo, lo
hizo sólo para mirarlo a los ojos y encontrar que Harry lo
estaba mirando fijamente también. Las chispas que se
dieron entre ambos en ese momento hicieron que acercaran
sus rostros pausadamente, manteniendo el contacto visual
y respirando lo más pausado que su nerviosismo les
permitía.
Harry dejó de sujetar a Louis con ambas manos, soltó una
para sostener con cuidado la barbilla del chico, como si
fuera de porcelana, como si en cualquier momento se
pudiera romper. Cerraron los ojos cuando estuvieron lo
suficientemente cerca y en algún momento sintieron el
ligero toque de los labios del otro.
Un beso fue suficiente para que las llamas se avivaran y el
tiempo se detuviera, no se escuchaba nada más que sus
respiraciones y Louis estaba demasiado consciente de todas
las partes que estaban tocando a Harry en ese momento.
Dejó de abrazarlo de su torso y subió las manos a su cuello,
las dejó ahí, acariciando las ondulaciones sedosas de Harry
mientras se besaban.
¿Cuánto tiempo habían soñado con eso? Toda una vida...
Louis tenía la necesidad de pellizcarse un brazo para
comprobar que eso era real pero se vería muy estúpido
hacerlo en ese momento y cortar con las emociones que
tenían ambos. Quizá lo haría en un rato más.
Se separaron unos momentos después y cuando volvieron
a verse fijamente a los ojos ambos sabían lo que tenían que
decir a continuación.
—Te quiero.
—También te quiero, Harry.
||Capítulo 55.

Doncaster, Reino Unido.


Louis y Harry se veían a los ojos sumamente perdidos en
su burbuja, el pecho de ambos subía y bajaba preso de la
emoción que sentían, era tanta que parecía que explotarían
en cualquier momento, la sonrisa de Harry no había
desaparecido desde que Louis pronunció ese 'te quiero' y
ciertamente Louis sentía que en cualquier momento se iba a
poner a llorar de tantas cosas que sentía, pero se aguantó
de manera digna.
Louis quería acariciarle la mejilla, necesitaba hacerlo,
deseaba hacerlo y rozar su hoyuelo con las yemas de sus
dedos pero la pena de invadir su espacio sin pedirle permiso
(y la pena que le daba preguntarle si podía hacerlo) lo
detuvo.
—He estado esperando tanto tiempo para poder decirte lo
que siento, Harry... —susurró Louis— No había tenido el
valor para poder mirarte a los ojos y decirte que estoy
completamente enamorado de ti, supongo que el amor es
sólo para valientes.
—Ya eres valiente, Louis —reconoció él y le regaló una
sonrisa dulce—. Eres la persona más valiente y fuerte que
conozco, todos estamos orgullosos de ti.
Está orgulloso de mí... el pensamiento lo hizo sonreír y
Harry se acercó un poco más a su rostro, sus ojos brillaban
como si hubieran capturado toda la luz del mundo y se
peinaba el cabello con nerviosismo. A Louis le agradaba la
idea de saber que no era el único que se estaba derritiendo
por dentro.
—Así que... ¿Me quieres? —preguntó Harry sonrojándose
por enésima vez.
Louis lo miró directamente a los ojos, ahora que sabía que
ese chico (que no era para nada común, si no el mismísimo
Harry Styles) lo quería también, lo ponía aún más nervioso
estar a su lado. Louis miró directamente sus zapatos para
tratar de ocultar un poco las emociones que en cualquier
momento se desbordarían dentro de él.
—Sí.
—Por favor, repítelo. Necesito escucharlo una vez más
para poder creerlo.
Louis sintió que la garganta se le cerraba y no pudo
articular palabra alguna, en cambio recordó súbitamente
todas las situaciones en las que había tratado mal a Harry,
haciéndolo sentir como si no valiera nada, ofendiéndolo en
un millón de maneras y se sintió chiquito y patético.
¿Cuánto daño le había provocado al maravilloso hombre que
tenía enfrente? Muchísimo. Jamás terminaría de pagar por lo
que le hizo.
No pudo decirle que lo quería, así que se puso de puntitas
y le dio un beso rápido en la comisura de los labios, fue todo
lo que su nerviosismo y vergüenza por sí mismo le permitió
hacer.
El cabello largo de Harry se meció con el viento y fue el
único movimiento que hizo porque no quiso moverse de su
lugar y asustar al chico, Louis desvió la mirada y se tocó
nerviosamente las manos.
—Gracias, Louis —agradeció Harry con una preciosa
sonrisa en el rostro—. Gracias por regalarme esto, por
darme esta oportunidad.
—No Harry... gracias a ti... Por aceptarme a pesar de todo
lo que te hice... Sinceramente creí que en algún punto no
querrías volverme a ver, lamento... Me avergüenzo por todo
lo que te hice pasar.
Louis bajó la mirada y se quedó viendo fijamente el suelo
incapaz de voltear a ver a Harry a los ojos, la culpabilidad se
estaba haciendo presente en sí mismo como si no hubiera
podido ser consciente de todo lo que había hecho hasta en
ese momento, sintió una mano suave en su barbilla y Harry
alzó su rostro con cuidado para que pudieran verse
fijamente.
—Hey —murmuró él, inclinándose para que lo escuchara
—, todos tenemos heridas Louis, algunas más difíciles de
sanar que otras y eso nos impulsa a actuar como lo
hacemos. Yo te perdoné desde que te conocí aún sin saber
lo que pasaría después.
Louis abrió la boca para contestarle y al final se dio la
media vuelta, Harry se mostró confundido creyendo que el
chico se iba a ir pero lo que hizo Louis fue ofrecerle la mano
extendida para que la tomara y caminaran juntos.
—¿Vienes conmigo? —preguntó en voz baja, esperándolo.
Harry asintió y lentamente puso su mano sobre la de
Louis. Entrelazaron sus dedos delicadamente saboreando la
experiencia de lo que ese amor hacía en ellos, Louis sintió
que se le erizaba la piel al contacto y sonrió de manera
tímida al apretar sus manos finalmente.
Al parecer la noche estaba llena de sonrisas, Louis podía
vivir felizmente con eso. Nunca se imaginó ni en sus sueños
poder caminar así al lado de un chico (específicamente de
él), tomarlo de la mano y sentirse libre de expresar su amor
y devoción, de no sentirse juzgado o señalado (y que si
fuera así le daba exactamente igual). El sentimiento de
orgullo que sentía en sí mismo al haber enamorado a una
persona hermosa como Harry lo llenaba y quería presumirlo
a su lado por el resto de la vida.
Quería que la gente los viera, que los notaran, que
voltearan a verlos y que se dieran cuenta de que Louis
Tomlinson era la persona más afortunada y bendecida del
mundo porque tenía a Harry a su lado. Nunca dejaría de
tomar la mano del chico, se la tendrían que amputar.
Comenzaron a caminar lentamente pegados el uno al
otro, era todo un territorio nuevo para ambos, el amor
correspondido después de tanto sufrimiento y negación, de
tanto dolor... Aún tenían muchas cosas de qué hablar y
Louis guardaba muchísimos secretos que no sabía si era
prudente contar. Harry era una persona llena de personas
que dependían de él y responsabilidades, tenía una multitud
que lo amaba y el mundo tenía depositadas sus esperanzas
en él... Louis sólo era... Louis.
Negó discretamente con la cabeza para sí mismo, sus
pensamientos definitivamente no tomarían ese rumbo, no
estaba dispuesto a considerarse menos de lo que Harry
merecía, ambos se merecían, habían cruzado todo el
camino para encontrarse justo a tiempo. Habían caminado
por fuego para encontrarse. No dejaría que sus
pensamientos despreciativos hacia sí mismo arruinaran la
única cosa que lo hacía feliz: estar a su lado.
—Volvamos adentro —pidió el oji-azul—. Creo que todavía
tenemos cosas de qué hablar y no quiero que nos
congelemos aquí, vamos por un abrigo y luego salgamos a
caminar, sigo teniendo algo de frío por más caliente que me
ponga verte.
Harry volteó a verlo escandalizado, soltó una risita
nerviosa.
—¿Qué?
Louis se dio cuenta de su error tarde, pésima elección de
palabras Tomlinson.
—¡No, no, no! ¡Espera! —se corrigió rápidamente— ¡Fue
una mala elección de palabras! Me refería a que- Bueno, yo-
Ya sabes que las mejillas se calientan por- Oh, sólo cállate y
camina por favor.
Harry soltó una carcajada sonora y aunque Louis se sentía
lleno de gay panic y vergüenza porque había dicho
probablemente una obscenidad, se permitió ser feliz al
escuchar su risa y lo bonito que se sentía en la parte baja
de su vientre al escuchar que la persona que quería era feliz
a su lado por su causa.
||
Louis y Harry entraron de la mano a la fundación y si la
recepcionista lo notó no dijo absolutamente nada, pero
cuando pasaron por las puertas y se desaparecieron de su
vista levantó el teléfono para contar a sus compañeras lo
que había visto y pasar el cuchicheo del siglo, tecleó
rápidamente en su celular y mandó el mensaje a cinco, diez,
quince personas.
'Finalmente están juntos.'
Los susurros mientras avanzaban entre la gente se hacían
cada vez más constantes y Louis intentó ignorar las miradas
curiosas de todas, aunque se sentía... ¿Juzgado? Bajó un
poco la cabeza incomodado por la situación pero cuando
volteó a ver a Harry éste lucía como si hubiera descubierto
oro y fuera el mismísimo Louis así que su corazón se
estabilizó y se concentró únicamente en Harry y su tacto en
las manos que tenían unidas.
Felicite salió de su cuarto con el cabello mojado y con la
pijama puesta lista para dormir cuando los vio cruzando el
comedor y frunció el ceño intentando enfocarlos a ambos.
¿Iban tomados de la mano? ¿Su hermano y Harry?
¿Tomados?
¿De la mano?
Se talló los ojos intentando averiguar si era mera
imaginación suya pero ahí estaban ambos, caminando
juntos con aspecto de haberse pasado una brocha con
pintura roja por las mejillas. Felicite alzó las cejas en
sorpresa genuina, vaya plowtist, definitivamente no
esperaba eso en ese momento. Sabía que Louis estaba
enamorado de Harry (aunque nunca lo hablaron
abiertamente), pero esperaba que pasaran mínimo unos
cien años para que finalmente se confesara.
La mano de Fizzy estaba vendada, había sido curada
inmediatamente llegó a la fundación y le informaron que se
había roto el dedo anular y que necesitaba férula, la
inflamación iba a tardar en bajar y lo mejor era no hacer
esfuerzo con esa mano al menos un mes. Eso la había
puesto triste, pero cada vez que veía su mano vendada
recordaba el puñetazo que le había dado a Troy y se le
pasaba, definitivamente esperaba que esa herida dejara
alguna marca para recordar que ella era una sobreviviente,
que había vivido a pesar de tener a un padre como él.
Mientras se secaba el cabello con las manos se acercó a
su hermano y a Harry e intervino en su camino para
detenerlos, ambos lo hicieron y Louis le dedicó una mirada
nerviosa que decía claramente 'por favor no vayas a decir
alguna estupidez'.
Fizzy sonrió.
—Me desaparezco cinco minutos y te ligas a Harry, no
pierdes el tiempo ¿Eh?
Por dentro Felicite se sentía claramente feliz... Louis y su
sexualidad... Era algo que jamás había sido mencionado
oficialmente en la familia y aunque a ella le dolía muchísimo
pensar en su pasado, en su historia e incluso en las cosas
que la destrozaron, también recordaba lo difícil que había
sido para Louis atravesar los tormentos que Troy le hacía
pasar, recordaba la adolescencia de su hermano llena de
golpes, advertencias, violencia y correcciones de Troy que lo
habían obligado a actuar al pie de la letra de sus mandatos.
Tanto él como ella habían sufrido un infierno y lo mínimo
que se merecían era ser felices.
Y ahí estaba su hermano frente a ella... Nunca lo había
visto tan dichoso como en ese momento, con las esquinas
de los ojos llenas de arrugas por su excesiva sonrisa, con
esa expresión brillante en el rostro, nunca había visto tanta
dicha en su mirada y le parecía bien que al menos uno de
ellos encontrara la felicidad.
Espero encontrarla yo también.
Louis vio el momento exacto de la sonrisa malvada de su
hermana y deseó de todo corazón que el comentario de
Fizzy no pusiera incómodo a Harry pero fue todo lo
contrario.
—No tienes idea de la cantidad de veces en las cuales
Louis me contó los sueños húmedos que tenía contigo, se
había tardado en declararse, enhorabuena, les deseo una
relación llena de sexo, felicidad y amor entre ustedes.
¡Buenas noches!
Ni siquiera les dio tiempo para reaccionar o para que Louis
procesara lo suficiente lo que había dicho para poder decirle
algo, porque se dio la media vuelta con una expresión de
satisfacción en su rostro y se fue directamente a su
habitación, contoneándose por la expresión atónita que
tenía Harry.
||
Louis y Harry habían tomado sus respectivos abrigos y
caminaban por el centro de la ciudad tomados de la mano
sin decir absolutamente nada, era un silencio cómodo y
tranquilo mientras pensaban en qué decir a continuación,
en qué pasaría con ellos ahora que sus sentimientos
estaban oficialmente dichos.
¿Qué harían después? Louis tenía muy poca experiencia
romántica, la relación que había tenido con Eleanor había
sido más bien un plan maquilado por su padre y no por
iniciativa propia, jamás había tenido una relación amorosa
porque quisiera a alguien con todas sus fuerzas, ¿Qué
seguía a continuación exactamente? ¿Tenía que llevarle
mariachis y pedirle que fueran novios? ¿Tenía que comprarle
un ramo de rosas? ¿Poner su relación en Facebook?
Realmente se encontraba confundido y aunque quería
hablarlo, sentía ese nudo de nerviosismo en la garganta.
Pero volteó a ver a Harry y éste se veía bellísimamente
feliz. Con una expresión de tranquilidad en el rostro, como si
hubiera esperado muchísimo tiempo para ese momento,
como si hubiera soñado con eso.
Yo también esperé por ti.
Se detuvieron en un alto en el cruce peatonal y Louis
recargó lentamente su cabeza en el brazo de Harry,
tomándolo por sorpresa. El chico rodeó con sus brazos sus
hombros y lo pegó a él mientras recargaba su cabeza en la
suya. Louis suspiró lleno de paz y se quedaron así unos
segundos.
Esos segundos terminaron cuando Louis elevó la vista y se
encontró con una mujer mayor mirándolos con expresión de
asco desde el interior del coche que estaba esperando la luz
verde.
Frunció el ceño.
—Consígase una vida, señora chismosa —dijo lo
suficientemente alto para que ella lo escuchara.
La mujer lo vio con expresión indignada y antes de que
Louis pudiera hacerle una seña obscena se pasó el rojo con
tal de no verlos. Louis rio como si hubiera hecho una
travesura pero se dio cuenta de que Harry lo veía
directamente, todavía no sabía leer bien las emociones de
Harry reflejadas en su rostro, pero podía ver la tranquilidad
en sus facciones (y probablemente el sorpresa).
—Gracias por no avergonzarte de mí.
—Jamás lo haría Harry. Eres... Eres increíble, ¿Cómo podría
pensar en esconderte si quiera? Todo el mundo merece
verte, por más miserable que sea.
Harry abrió la boca y fue su turno de quedarse sin
palabras, todavía era un torbellino de emociones. Sentía el
ir y venir de las olas en su pecho, se sentía nadando en un
mar llamado Louis Tomlinson.
Nunca ni en sus más locas fantasías habría imaginado ese
momento, el momento en el que Louis le dijera que también
lo quería, que le gustaba y que aparte de todo no sintiera
pena de ir caminando de la mano a su lado. ¿Estaba
soñando? ¿Había tenido algún accidente y esos momentos
eran alucinaciones de un coma? Probablemente, pero
rezaba para que jamás terminara, para que ese sueño fuera
eterno. Para que Louis lo quisiera siempre...
Lo había dejado ir cuando estaba junto a Eleanor, había
aceptado una vida sin él y había intentado vivir alejado, a
pesar de eso, el amor que le tenía jamás desapareció. Al
contrario, pareció intensificarse más y ahí estaba, ardiendo
en llamas por él. Con más fuerza por cada segundo que
pasaba.
Así que lo único que hizo fue agachar su cabeza un poco y
atrapar los labios de Louis en el segundo beso de la noche.
Al separarse Louis se rio ante un recuerdo que se le cruzó
fugazmente por la mente y Harry lo miró extrañado pero
sonrió también.
—Por cierto, no vuelvas a ponerte ebrio para besarme,
¿Está bien? No sabes la vergüenza que pasé cuando fui a tu
casa al día siguiente para aclararlo todo y resulta que no lo
recordabas.
Harry abrió la boca y ésta amenazó con zafarse de su
cara.
—¿Fui yo quien te...?
—Ahorremos detalles —Louis le restó importancia con la
mano—, la próxima vez que quieras besarme como ahora,
simplemente hazlo, corresponderé a cada uno de esos
besos por el resto de mi vida.
||
La noche era bellísima, el destino había conspirado para
ese momento, todas las estrellas y los planetas se habían
alineado para que Harry y Louis disfrutaran de un precioso
clima. Ambos chicos se encontraban en casa de Louis
sentados en la azotea con las manos firmemente unidas, se
miraban con intensidad y sus ojos decían todo lo que su
boca no podía. Había un sentimiento extraño creciendo en
el vientre de Louis pero no era incómodo... era... increíble.
Lo sentía al ver a Harry, al ver sus labios, su cabello, sus
ojos, su mano, sus piernas...
Había un viento que los refrescaba a ambos mientras
guardaban silencio, el viento mecía los sedosos rizos de
Harry hasta que Louis comenzó a confesarse hacia él.
—Este lugar era mi hogar, siempre lo fue hasta que hace
tiempo me di cuenta de que no lo era, fue un calvario, fue
algo que nos destrozó a mi hermana y a mí. Crecí con la
idea de que hacía lo correcto y que sólo tenía un camino
que seguir, cuando te conocí y conocí a los demás no me
había dado cuenta de que tenía más alternativas que sólo
complacer los deseos de mi padre. Cada día me levanto y
no hay momento que no lamente todo lo que les hice pasar
a todos... me siento culpable por no haberme dado cuenta
antes de todo el daño que causaba pero... quiero mejorar,
quiero ser alguien que te merezca Harry.
—Eres todo lo que quiero y merezco, no necesitas hacer
nada más. Ya has sufrido lo suficiente todo el camino hasta
aquí.
—El punto es que no sé cómo amarte Harry, no sé cómo
empezar esto... Nunca tuve... Un novio. No tengo
instrucciones de qué hacer, todo esto es lo que quería
pero... No quiero perderte por ser inexperto en esto.
—Tengamos paciencia, aprenderemos con el tiempo.
Tenemos muchísimos días más juntos para saber darnos lo
que necesitamos. Venimos de pasados tormentosos y lo
mejor es ir a nuestro paso sin prisa.
Ambos se miraron fijamente.
—¿Qué pasa si te lastimo de nuevo?
—No lo harás, confío en ti y sé que lo último que harás
será lastimarme.
—¿Y si me equivoco y lo hago?
—Te perdonaré mientras sea sano y te ayudaré a
encontrar un camino a mí de nuevo. Todos tenemos errores
y algún día algo de mí podría herirte también, seamos
sinceros y digamos qué no nos gusta desde ahora.
Louis se acercó al chico, sentía más confianza en sí mismo
en aquel momento así que pudo tomar la mejilla de Harry
con la palma de su mano.
—Todo lo que deseo, justo ahora, es estar contigo Harry.
Déjame estar aquí, por favor, y déjame compensarte lo
necesario para que sienta que merezco tu perdón después
de todo lo que hice aunque digas que no tienes nada qué
perdonarme. Sólo así estaré tranquilo.
Harry asintió y acercaron sus rostros lentamente, rozaron
las puntas de sus narices en un movimiento delicado y
pegaron sus labios de manera lenta, sintiendo, probando,
explorando. Louis alzó la mano y acarició el cabello de Harry
de arriba hacia abajo con delicadeza, el chico posó la mano
sobre la barba creciente en la barbilla del oji-azul y la
acarició con el pulgar. En algún momento el sentimiento en
la base del vientre de Louis se extendió por todo su cuerpo,
empezando por su espalda, bajando por su columna, sus
piernas, sus brazos, sus manos, sintió las mejillas calientes
y en ese momento pudo identificar la creciente erección de
sus pantalones.
Se separó abruptamente del beso y se sintió a morir de
vergüenza cuando la cosa fue demasiado notoria. Harry no
dejó de mirarlo a los ojos aunque era bien consciente de
que algo estaba en medio de ambos.
—Quiero... Yo... Bueno...
Louis tartamudeó y bajó su playera todo lo que pudo para
taparse, las mejillas las sentía abochornadas y sintió un
sudor frío en la espalda, sintió escalofríos y le temblaron las
manos mientras intentaba disimular absolutamente todo.
Pero claro que Harry se había dado cuenta, sin embargo
jamás bajó la vista de su rostro ni un segundo.
—No es algo de lo que tengas que avergonzarte Louis —
dijo con toda la tranquilidad del mundo—, esto es
completamente normal, no pasará nada que no queramos
en este momento. Está bien si decidimos esperar a...
—¡No, no! —lo interrumpió— Sí quiero, es decir... Quiero.
Se acercó un poco a él y pudo jurar que el aire se había
detenido porque sentía muchísimo más calor.
—Sólo que nunca he tenido... bueno, ya sabes. Esto con
un chico, no soy un experto.
Harry le dedicó una sonrisa de un hoyuelo mientras sus
mejillas también se sonrojaban.
—Ni yo.
—Tengo pena de hacer algo mal —admitió—. Tengo miedo
de hacer algo que no te guste, no sé qué hacer.
—Podemos averiguar qué hacer juntos, Louis. Guíame. Sé
mi brújula y yo seré la tuya.
Louis se mordió el labio, quería tocarlo, quería recorrer su
garganta con la boca, quería tocar sus hombros desnudos y
recorrer las yemas de sus dedos por sus clavículas, quería
verlo a los ojos mientras un montón de escenas explícitas se
le ocurrían en su cabeza, pero tenía tanta vergüenza que lo
frenaba a hacer cualquiera de esas cosas, sin embargo la
tensión en su vientre crecía y crecía. Harry lucía una mirada
seria, parecía dispuesto a darle lo que necesitara aunque
notó el ligero temblor de sus dedos.
¿No es tiempo aún?
—No haremos nada mientras que no estemos listos y
seguros, Lou —aseguró mientras le acariciaba el cabello
castaño de manera tranquilizadora—. Tenemos más tiempo
que vida y yo esperaré por ti mil años más.
—Aún así yo... quiero, quiero intentar algo contigo.
Harry asintió y se dejó hacer.
Louis le tendió la mano a Harry que aceptó y lo acompañó
a pasos lentos (pero firmes) a su habitación. Una casa
oscura y sin vida los recibió pero parecía llenarse de color
por cada centímetro que Harry recorría. Louis descubrió
hace tiempo que su hogar no era aquella casa que brillaba
por la ausencia de amor y cariño, que no era la habitación
que había sido testigo de su sufrimiento tantos años.
Su hogar caminaba junto a él, y sería cualquier lugar
donde Harry estuviera.
Cuando llegaron al umbral de la puerta Louis aspiró aire
fuertemente y volteó a ver al chico que se encontraba
detrás de él, había firmeza en su mirada, convicción, deseo,
respeto, amor. Estaba a punto de dar un paso que siempre
había querido y nunca se había atrevido a pedirle, pensar
estar con Harry de una manera íntima hacía que su sangre
se convirtiera en gasolina y él era el fósforo que lo haría
estallar en llamas.
Lo invitó a pasar con la mirada y ambos se sentaron al
borde de la cama, las manos de Louis estaban sudadas por
el nerviosismo y las limpió discretamente en la cama.
—Dime si algo te incomoda, ¿Está bien?
Harry asintió e intentó no temblar cuando Louis se acercó
a él y comenzó a besarlo lentamente, cuando se separó de
él bajó a su cuello y lo llenó de pequeños besos, Harry lo
tomó de la cintura de la manera más suave que pudo, en
algún momento se recostaron en la cama sin darse cuenta y
la habitación se quedó en absoluto silencio, lo único que se
escuchaba fueron las respiraciones agitadas de ambos y
pequeños sonidos de satisfacción desde lo más profundo de
sus gargantas.
Ninguno de los dos dijo muchas palabras esa noche.
||Capítulo 56.

Doncaster, Reino Unido.


Louis despertó lentamente sintiendo los rizos de Harry en
su rostro, estaban haciéndole cosquillas en la nariz, los
apartó suavemente intentando no despertar al chico que
yacía dormido a su lado y se incorporó en la cama un poco
al ver que ya había amanecido y que la habitación
comenzaba a ser iluminada por la luz tenue del sol.
Se habían quedado dormidos con la ropa puesta y la cama
sin destender, el calor que había sentido en la madrugada
había sido suficiente para que no le diera frío en el
transcurso de la noche. Volteó a ver a Harry que respiraba
profundamente y que seguía tan perdido en sus sueños que
no se dio cuenta cuando Louis se levantó de la cama.
Sonrió con dulzura, Harry tenía los ojos cerrados y la
pestañas le rozaban los pómulos, tenía el cabello revuelto
(probablemente porque Louis no había parado de tocarlo y
acariciarlo toda la noche hasta que se había quedado
dormido), en algún punto el chico sugirió recogerlo en un
moño porque cuando se besaban algunos cabellos se
colaban en sus besos y Louis los tenía en la boca de pronto,
eso los hacía reír a ambos.
Pero no lo hizo, porque Louis adoraba la manera en la que
se veía así: despeinado, con el cabello color chocolate
completamente enredado entre sus manos.
La madrugada había sido todo menos sexual, el encuentro
íntimo entre ellos fue todo caricias, besos apasionados,
toques curiosos y susurros delicados. Louis en algún
momento había tenido miedo de dar el siguiente paso y
Harry había parado completamente.
—Harry, espera, por favor —anunció él con la voz
temblorosa mientras sentía un escalofrío recorrer su
columna en el momento en el que Harry rozó su vientre
desnudo con sus manos—. Creo que no estoy listo,
¿Podemos parar?
Harry había quitado sus manos inmediatamente de él
como si le hubiera hecho daño y sus ojos lucían realmente
preocupados.
—Lo siento Louis, yo-
—No, no, no hiciste nada malo —lo interrumpió, la
urgencia en su voz era real—. Sólo... Creo que no... No
puedo... Ahora....
La mirada de Harry se suavizó al instante y lo abrazó
fuertemente, poniendo su rostro en su pecho mientras le
daba pequeños besos al rededor de su rostro. Louis respiró
de manera audible y se relajó en sus brazos.
—No haré nada que te dañe, Louis, jamás —prometió en
voz baja mientras Louis se colocaba en el hueco de su
cuello—. No va a pasar nada esta noche y no pasará hasta
que estés completamente listo. Vamos a descansar, ¿Sí?
Se quedaron dormidos abrazados el uno al otro,
completamente satisfechos por ese momento de
complicidad que habían compartido juntos durante horas,
con los labios hinchados y una sonrisa en el rostro.
Louis se miró las manos y recordó el cómo se había
sentido tocar su maravillosa espalda ancha, cómo había
recorrido con sus labios los lunares de su rostro, cómo había
apretado suavemente su cintura y lo suave que era su
cuello. Harry era el ser más perfecto que había en ese
mundo y se sentía afortunado de estar ahí con él, el ser más
dichoso y bendecido. La vida era tan buena al haberlo
dejado nacer en la misma época.
He recorrido el mismísimo infierno para encontrarte.
Se inclinó y le dio un beso en la frente, salió de la
habitación lo más silencioso que pudo procurando cerrar la
puerta detrás de él y se dirigió a la cocina donde puso sus
pensamientos en perspectiva y pensó en qué pasaría
después de todo eso.
Harry se iría a Mullingar pronto y no había recibido alguna
propuesta de acompañarlo, ¿Debería mencionar el tema
primero? ¿Debería decirle que se moría ir con él porque no
había manera humana en este mundo de separarlo de él
ahora que por fin estaban juntos? Tampoco quería agobiarlo
si llevaban meses queriendo ir a Mullingar, no debía arruinar
sus planes... Pero no se creía capaz de poder dejarlo ir.
Por otro lado estaba Anne y su insuficiencia cardiaca que
no le había comentado a Harry y Louis se sentía mal por
ocultárselo también, sintió un vuelco en el estómago ¿Qué
tanto Harry lo conocía para notar sus mentiras? No quería
iniciar una relación con él mintiéndole sobre algo tan
delicado, tenía que ir con Anne y hablarle de la relación
amorosa que compartía con su hijo ahora y que lo mejor era
que le dijera el estado de su salud antes de que se enterara
por sí solo.
No deseaba que Harry perdiera la confianza en él por
ocultar ese secreto tan grande y grave, se sentía mal, Anne
era su madre, debía estar al tanto de la situación por más
daño que le hiciera la noticia, él merecía saber la verdad,
¿No?
¿Y Troy? ¿Qué pasaría con él? ¿Con todo lo demás?
Suspiró. Al parecer sus problemas no habían terminado y
no terminarían pronto.
||
Las personas hablaban, susurraban y pasaban la voz uno
a uno, dando las noticias a aquellos que se habían quedado
dormidos en el transcurso de la noche y se habían perdido
de las novedades. Era la noticia del momento y al parecer la
fundación Styles entera sólo hablaba de eso, no había algún
otro tema de conversación.
Un grupo de personas conversaban mientras Ed y Eleanor
entraban por la puerta principal, su objetivo era buscar a
Louis, Eleanor quería hablar con él y Felicite como fase final
de la recuperación de su corazón. Necesitaba dejar ir todo
aquello que le afligía y de verdad pedirle disculpas a ambos
por todas las cosas negativas que había dicho y hecho a su
persona durante todos aquellos años.
Ed y ella se habían pasado la noche hablando por teléfono
para decidir lo que probablemente harían, cómo abordarían
el tema y como Eleanor hablaría con ambos sin romper en
llanto, haber decidido dar el siguiente paso no implicaba
que dejara de doler, porque ella se sentía destrozada.
Tranquila, le había dicho él en un intento de tranquilizar
sus sollozos del otro lado de la llamada, después de todo
fueron largos años de tu vida al lado de Louis, Ele, no se van
a superar de la noche a la mañana.
Tenía que tenerse paciencia y perdón por sí misma y
también pensaba que los hermanos Tomlinson eran
maravillosas personas que, una vez recuperado su corazón,
le gustaría tener cerca.
—¿Ya supiste? Harry y Louis están juntos, ¡Sí, juntos! Ayer
iban tomados de la mano.
Aquel comentario los hizo frenar en seco a ambos al
mismo tiempo al lado de la bolita de personas que
conversada acaloradamente, Eleanor se acercó
instintivamente de la manera más cautelosa que pudo a
ellos para escuchar la conversación.
Ed le dedicó una mirada de qué-demonios-estás-haciendo.
Cierra le pico, articuló.
—¿Será Louis suficiente para Harry? —preguntó uno de los
chicos con evidente curiosidad— Ser el novio de alguien tan
grande implica demasiada competencia, lo odiarán cuando
se enteren de que él ha sido el que se ha ganado su
corazón.
—¿Recuerdas cómo lo trató al llegar? —comentó una chica
negando con la cabeza en señal de desaprobación— Deseo
que no lo lastime... ¿Harry ya lo habrá perdonado?
—Déjenlos en paz —terció otra chica, era rubia y bajita—,
Louis ha mejorado mucho y es una buena persona ahora,
como si todos nosotros no hubiéramos tenido errores en el
pasado. Si son felices no necesitamos opinar sobre eso,
alégrense por ellos.
Eleanor se alejó rápidamente y tomó a Ed de la mano
para conducirlo a la puerta de la entrada, si bien había
sentido un pinchazo en el pecho al saber que Louis y Harry
ya estaban juntos también se sentía complacida de que
hubieran elegido su felicidad finalmente. Si el camino que
Louis estaba tomando era lo que lo hacía feliz... Bueno, ella
también lo sería.
—Parece que se confesaron, los vieron juntos ayer —le
comunicó a su amigo pelirrojo mientras intentaba que no se
le quebrara la voz—. Enhorabuena.
Los imaginó juntos y se sintió más adolorida de lo que
imaginaba, pero Ed le apretó la mano en un gesto de apoyo.
Eleanor se limpió discretamente las lágrimas de los ojos y le
dedicó una media sonrisa.
—Ningún sufrimiento es para siempre, El —la apoyó—.
Algún día parará te lo aseguro. No hay desamor que dure
cien años.
Ella asintió y respiró profundamente antes de soltar su
mano, reunió todas las fuerzas que pudo para poder
enfrentarse a lo que fuera que había adentro y su amigo la
esperó pacientemente sin presionarla, le había comentado
que podrían irse en algún momento si ella deseaba
posponer ese momento.
—Quiero que todo acabe de una vez —admitió—, ya no
puedo darme el lujo de huir, Harry y Louis estarán presentes
toda mi vida de alguna u otra manera así que entre más
rápido lo acepte mejor para mi salud mental. Además,
hacen una pareja malditamente adorable y no puedo
odiarlos si se ven tan bonitos los idiotas.
Cuando estaban dispuestos a entrar otra vez una preciosa
chica rubia caminó hacia ellos, tenía el cabello suelto y sus
pasos estaban llenos de fuerza y seguridad en sí misma,
unos lentes negros adornaban su rostro impidiendo ver sus
ojos pero sus mejillas estaban rojas y probablemente había
llorado, a Ed se le daba bien identificar personas con la cara
hinchada, había visto demasiados lloriqueos en su vida.
Ella se detuvo al verlos en la puerta y suspiró como si no
hubiera querido encontrarse a nadie, de todas maneras los
saludó educadamente y se dispuso a cruzar la entrada,
hasta que sintió una mano detenerla con cuidado del
hombro, Verónica volteó y el chico pelirrojo la miraba
fijamente.
—¿Está todo bien? —preguntó él.
Maravilloso, otro chico amable. Ella se las arregló para
dedicarle una media sonrisa. Asintió y se adentró al edificio
buscando a su sobrina Lindsey, cuando la encontró ya
estaba lista para irse a su lado. Los médicos darían de alta a
su hermana en un par de semanas y sinceramente quería
correr de ahí antes de ver a Harry: recordar lo vergonzoso
que había sido decirle que le gustaba, proponerle vivir
juntos y después de todo enterarse que sólo había mal
interpretado su amabilidad.
Tomó de la mano a la infante y se dirigió hacia la
recepción para firmar algunos papeles de salida, después de
todo le había agradecido a Harry sobre sus intenciones y su
ayuda antes del desastroso final entre ambos, ¿Algún día lo
superaría? Sentía que quería chillar de la pena ajena por sí
misma.
La chica castaña de la entrada se paró a su lado con los
brazos cruzados y tardó unos segundos en darse cuenta de
que la estaba mirando a ella.
—Sé identificar a las personas rotas cuando las veo —dijo
ella mientras la veía con una mirada seria—, ¿Quieres
hablar de eso? No nos conocemos pero probablemente algo
de apoyo no te vendría mal, te ves como esas chicas
intimidantes a las que nadie se les acerca por ser hermosas
y perfectas.
Ella la escaneó de arriba a abajo intentando no ser
demasiado evidente ni incomodarla, no la estaba juzgando
físicamente, estaba descifrando si era una persona de fiar,
sus ojos se veían igual de heridos que los de ella. Las cosas
rotas se atraen.
—Me le declaré a un chico ayer sin saber que era gay y
me rompí el corazón yo sola.
Soltó con confianza y se sorprendió de lo rápido que sus
palabras salieron de su boca antes de que pudiera frenarlas,
no quería ser grosera ni mucho menos, no quería ofender a
nadie de esa maravillosa comunidad que le había abierto las
puertas a su familia, que la había apoyado. Se sintió tonta
de haberlo dicho, ¿Ese era el mayor de sus problemas? ¿Un
chico que le gustaba era gay? Tenía que revisar sus
prioridades.
Eleanor alzó una ceja.
—Bienvenida al club.
||
Louis y Harry llegaron juntos a la fundación una hora
después de que Ed y Eleanor llegaran, ambos iban con las
manos entrelazadas y cruzaron la recepción así, a él le
pareció que la manera en la que se tomaban las manos era
similar a la forma en la que lo hacían las nutrias: Cuando las
nutrias se quedan dormidas en el agua, suelen tomarse de
la mano para no perderse por la corriente.
Así de adorables se veían ambos, como si se aferraran el
uno al otro.
Ed se levantó del asiento en el que estaba y se dirigió a su
amigo, alguien llamó a Harry urgentemente desde adentro
(parecía ser la voz de Jeff) así que le dio un beso rápido en
la frente a Louis y corrió hacia la persona que lo estaba
llamando, Louis se quedó ahí unos segundos, pensativo.
Louis percibió un cabello ridículamente rojo a su lado y
volteó a verlo, su amigo se encontraba ahí, sonriente.
—Las noticias eran ciertas entonces —dijo mientras se
acercaba a abrazarlo y Louis le daba palmaditas en la
espalda con una sonrisa que parecía que le partiría la cara
en dos—, finalmente te le declaraste a Harry y te dijo que sí,
guau, no sé si estoy más sorprendido de ti por haberlo
logrado o de Harry por el amor y la paciencia que te tiene y
por haberte esperado tanto tiempo.
—Buenas tardes para ti también, Ed.
Louis lucía un aura divina, como si hubiera visto al
mismísimo Dios. Sus ojos resplandecían y parecían iluminar
la habitación, parecía aún perdido en sus propios
pensamientos y volteaba hacia la puerta para intentar ver a
Harry desde ahí. Ed lo miró intrigado.
—Esa mirada yo la conozco, habla ya, dame los detalles
jugosos. ¿No será que la ropa de Harry es la misma que
traía puesta ayer?
Louis se sonrojó hasta las orejas.
—Ed, por favor baja la voz...
—¿Te manoseaste con Harry? —soltó escandalizado.
Louis le cerró la boca inmediatamente con una mano.
—Dilo más alto, Ed —dijo de manera sarcástica—, no te
escucharon en París.
La mandíbula de su amigo parecía capaz de tocar el suelo
en cualquier momento.
—¿Cómo es que pasamos dos meses intentando que te le
declararas a Harry porque no eras capaz de hablarle sin
tartamudear y en un día ya se conocieron las partes
íntimas? Tú sí que sabes a lo que vas.
Louis le propinó un puñetazo en el hombro (medio juego,
medio violento), eso fue suficiente para que Ed se callara y
comenzara a acariciar el lugar donde le había propinado el
golpe. Volteó a ver a su al rededor para verificar que nadie
los hubiera escuchado y no vio ninguna señal de que les
estuvieran prestando atención.
—No hicimos nada, sólo dormimos juntos —confesó Louis
en voz baja—. Fue la noche más importante de toda mi vida
así que no la ensucies con tus tontas bromas, por favor.
—Siento como si estuviéramos en el colegio de nuevo y
me dijeras que ya no eres virgen después del baile de
graduación —bromeó su amigo una vez más pero después
adoptó un tono serio—. Lo que tienen ustedes... Es muy
especial, Louis. Les deseo una hermosa relación que les
dure toda la vida.
Louis le dedicó una preciosa sonrisa a Ed y asintió,
tomando sus buenos deseos y guardándolos en su corazón.
Sin embargo cuando se volteó dispuesto a ir tras Harry vio a
Eleanor que lo miraba fijamente: su cabello largo y
ondulado lo tenía recogido en un moño, sus ojos eran...
¿Diferentes? Esa expresión que tenía en el rostro llena de
madurez, de seriedad, el ceño fruncido... Era como si
hubiera crecido de golpe 10 años en un par de semanas.
Louis se quedó mudo, no la había visto desde la vez que
habían roto y recordaba muy bien sus palabras.
''Lo sabía''
Le daba vergüenza admitir que se había comportado
como un imbécil también con ella.
—Hola Louis —saludó ella de manera tranquila y la piel del
chico se erizó al escuchar su voz—, ¿Podemos hablar?
||
Harry revisó los documentos que tenía en la mesa sin
saber qué le preocupaba más: el hecho de que el juicio se
había adelantado y necesitaban de manera urgente que los
testigos (Niall y Zayn) estuvieran preparados, o el hecho de
que Niall aún no sabía que Zayn estaba vivo.
—Jeff, lamento ser grosero pero, ¿Qué está pasando? ¿Por
qué Niall no tiene avances en su terapia psicológica?
Debimos haberle dicho hace semanas, estará en shock o en
estado catatónico para el juicio, no podemos presentar un
testigo así, Niall ya ha pasado por demasiado y sé que es
fuerte pero ¿Podrá sobrellevar todo esto con tan pocos días
de anticipación?
—Lo lamento Harry —el psicólogo parecía realmente
apenado—, Niall es muy fuerte pero... Hemos intentado por
todos los medios darle la noticia sobre Zayn y en todas las
terapias que tocamos el tema le da una crisis, en todos mis
años como psicólogo nunca me había tocado dar noticias
tan buenas que causaran tanto daño. Es realmente
problema mío, no he encontrado una buena manera de
canalizar sus emociones y sobre todo de conservar su salud
mental.
Harry negó con la cabeza y se frotó el cabello con las
yemas de los dedos como solía hacerlo cuando estaba
nervioso o estresado, soltó una aspiración fuerte y se dejó
caer en la silla.
—Esto tiene que suceder ya, Jeff, va a sufrir un shock,
pero hay que asegurarnos de sacarlo de ello. Niall será feliz
con la noticia pero le generará cierto trauma el haber
sufrido tanto de manera injustificada, vamos a centrarnos
en arreglar eso después de la noticia. Lo primordial ahora es
que se entere de que Zayn está vivo y que lo está
esperando en Mullingar para poder tomar el vuelo e irnos.
Jeff asintió y tomó varias anotaciones en su libreta, le hizo
una seña con la cabeza y se despidió para salir finalmente a
la oficina. Cuando iba de camino a su consultorio se aseguró
de pasar por la habitación de Niall para informarle que la
terapia se adelantaría una hora y que se preparara porque
sería una sesión fuerte.
¿Podría Niall ser capaz de soportar todo eso? Para ser
precisos, Niall era una de las personas (junto con Felicite)
que mayor aguante psicológico tenían, la resiliencia era un
arma poderosa que ambos poseían y suponía que su
habilidad para reponerse de las cosas trágicas era lo que los
había unido como amigos, el identificarse a sí mismos en el
otro.
No pudo evitar sentir un escalofrío, ¿Y si nada pasaba
como lo habían planeado? ¿Y si habían esperado demasiado
tiempo para decirle la verdad a Niall?
¿Niall los perdonaría por saber la verdad y haberla
escondido tanto tiempo?
||
Eleanor hizo un gesto leve con la cabeza para que lo
siguiera afuera de la fundación y el día estaba nublado, el
clima estaba fresco y la gente pasaba caminando frente a
ellos ajena a la situación en la que se encontraban, un
incómodo e inquietante silencio se apoderó de la ex pareja y
se recargaron en la pared mientras esperaban la incómoda
plática.
—Me enteré de que Harry y tú ya son una pareja —
anunció ella intentando que su voz sonara lo menos
quebrada posible—, felicidades por perseguir tu felicidad
Louis, nunca... Nunca te había visto tan feliz como te veo
hoy.
Louis volteó a ver a Eleanor que miraba el paisaje con aire
ausente, logró ver una lágrima cayendo por su mejilla que
ella limpió despistadamente con el torso de su mano. Se
sintió mal, realmente la única razón por la que ella estaba
destrozada era porque él no había sido lo que ella
necesitaba.
—Lamento no haber sido la persona que esperabas —se
disculpó ella en apenas un susurro.
—Lamento haberte lastimado, no lo merecías Eleanor —
habló Louis con urgencia, como si quisiera transmitir todo el
consuelo del mundo en sus palabras—. Te mereces una
pareja que te ame y te respete, mereces muchísimo más de
lo que yo te di...
La chica asintió y varios mechones de su cabello se
soltaron de su coleta, Eleanor lo miró con los ojos llorosos
que ya no se molestaba en ocultar y le dedicó una media
sonrisa melancólica.
—Cuando se casen quiero ser una de las damas de honor
o lloraré, ¿Está bien? —pidió.
Él asintió y se acercó a ella para darle un pequeño abrazo
que esperaba (realmente esperaba) que resultara
reconfortante.
—Siempre quise ver la sonrisa sincera en tu rostro... —
confesó Eleanor— Y de todas las personas en el mundo, me
alegra que Harry sea la causa.
Eleanor se despegó de la pared y comenzó a caminar en
sentido contrario, parecía que finalmente había decidido
irse y antes de que cruzara la calle Louis recordó algo.
—¡Eleanor, espera!
Ella volteó enseguida y lo miró con las lágrimas
escurriendo en sus mejillas, Louis sintió un nudo en la
garganta pero de todas formas lo dijo.
—Sé que esto es una tontería pero gracias por ayudarme,
sin ti... La verdad es que nunca hubiera podido declararme a
Harry.
Su ex novia negó con la cabeza riendo y gritó un 'jódete',
Louis rio también.
||
Felicite estaba preparando sus maletas para el viaje que
se oficiaría en un par de días, empezaron a llegarle noticias
de que probablemente sería en dos días ya que el juicio
sería adelantado y necesitaban irse de manera urgente para
arreglar asuntos legales y verificar la declaración de Niall.
Niall... su pequeño Niall... Había crecido tanto esos meses
y era una persona completamente fuerte, sin embargo le
daba tanto terror el hecho de que siguiera luciendo tan
pequeño, tan vulnerable, tan susceptible al cambio
repentino de sus emociones.
¿Por qué maldita sea nadie le había comentado que Zayn
seguía vivo? Ella se moría por decirle, por compartir la
noticia con su pequeño y precioso amigo rubio, deseaba
regresarle su felicidad, deseaba regresar su esperanza de
encontrarse con el amor de su vida. Y nadie (por supuesto)
le dejaba decirle absolutamente nada, ni siquiera Jeff.
¿Cuál era la técnica que su terapeuta tenía reservado
para él? No lo sabía, pero estaba muy segura de que se
enterara apenas un par de días antes sobre la noticia de
que su novio nunca había estado muerto y que por el
contrario había estado buscándolo sin duda lo sacaría de
sus casillas, sería capaz de irse en bicicleta hasta Mullingar
en el instante en el que lo supiera.
Suspiró audiblemente y justo en ese momento escuchó el
toquido de los nudillos de Louis en la puerta.
—Qué buen día para ya no estar en el clóset, ¿Verdad? —
dijo ella a modo de saludo.
Louis sonrió y le dio un golpe juguetón (e inofensivo) a su
hermana que ella regresó con una violenta patada en la
pierna derecha. Él aulló de dolor.
—Estoy preparando mis maletas, pero me encuentro
intranquila, tengo la ligera sensación de qeu esto no irá
nada bien y no sé descifrar qué es.
—Cuéntamelo, quizá pueda ayudarte, dos cerebros
piensan mejor que uno, ¿No crees?
—No veo a nadie más que tenga cerebro a parte de mí.
Louis hizo su mejor gesto de indignación y su Felicite soltó
una rosa traviesa, pero dejó de jugar a los pocos segundos y
adoptó un rostro serio.
—La situación de Niall es... Complicada —suspiró—. Hay
cosas legales de por medio, hay un juicio, le toca testificar,
está listo para darle la espalda a sus padres sin el menor
remordimiento como ellos lo hicieron con él pero lo más
importante es que... Niall está enamorado de un chico que
pensó que estaba muerto todo este tiempo pero en realidad
no lo está, está vivo. Y también estará en los tribunales. No
hemos encontrado una manera de decirle sin crearle un
shock emocional, no tengo permitido hablar sobre eso, de
hecho ninguno de nosotros que no sea Jeff puede hacerlo...
Me preocupa la reacción que tendrá.
Niall que había visto a los hermanos Tomlinson desde el
otro lado del edificio decidió acercarse para saludarlos
animadamente, en quince minutos sería su terapia con Jeff
y prefería irse relajado al haber platicado con su mejor
amiga. Cuando se acercó a ellos empezó a escuchar la
conversación tan acalorada e intensa que tenían, en algún
punto escuchó su nombre así que decidió quedarse a
escuchar sin intenciones de esconderse en lo absoluto
(deseando no estar haciendo nada malo), así que sólo se
quedó en la puerta de su habitación esperando a que lo
notaran.
—¿Cómo es posible que nadie le haya dicho a Niall que su
novio está vivo y va a testificar también? ¿Qué tipo de
gente se guarda esa información?
—¿Qué?
Fizzy y Louis voltearon inmediatamente a ver a Niall que
los observaba con la cara pálida y de aspecto horrorizado, el
color de sus mejillas sonrojadas desapareció
inmediatamente y sintió que las piernas se le doblaron al
instante, Niall se desmayó antes de decir cualquier otra
palabra y Fizzy lo vio lleno de terror desplomarse en el
suelo, Louis inmediatamente corrió a él y lo tomó antes de
que su cabeza golpeara en el tapete. La gente empezó a
aglomerarse fuera de su habitación con tal de revisar al
chico y el estado en el que se encontraba, Louis lo tenía en
brazos mientras intentaba entender el tumulto de voces que
se mezclaban. El chico rubio estaba completamente fuera
de sí.
Louis miró fijamente a su hermana lleno de pánico, se
escuchó la voz de Jeff en medio del caos intentando alejar a
la gente y ella simplemente suspiró negando con la
cabeza.
—Gracias por mandar nuestros esfuerzos a la basura,
Louis.
||
Anne sintió el dolor agudo antes de abrir los ojos y ser
totalmente consciente.
Eran las 10 de la mañana, la habitación estaba llena de la
luz del sol que se filtraba por las cortinas de colores claros.
No había nadie en casa, Harry no había llegado la noche
anterior y le había mandado un mensaje de texto diciendo
que estaría con Louis, no insistió en detalles pero tenía la
esperanza de que ambos hablaran y arreglaran los detalles
que tenían entre ellos.
Era lo que más quería en el mundo, que si ambos eran su
felicidad mutua se eligieran y decidieran luchar por eso. Ella
había criado a un guerrero y estaba segura de que Louis lo
era también.
Anne estaba dormida cuando un ligero dolor creciente
comenzó a incomodarle, proveniente del corazón, frunció el
ceño ligeramente entre sueños y luego emergió a la
consciencia poco a poco, se llevó una mano temblorosa al
pecho intentando calmarse a sí misma y respirar
pausadamente.
¿Había tomado los medicamentos la noche anterior? Hizo
memoria rápidamente, sí, los había tomado, había subido
un vaso de agua y los había ingerido minutos antes de
dormir.
Estiró la mano todo lo que pudo hacia su celular,
intentando tomarlo con sus dedos temblorosos que apenas
podía mover gracias al dolor punzante de su pecho.
Un ataque.
Estaba pasando finalmente.
Troy, Troy, Troy, aún no, aún tengo que...
Necesito ir al hospital.
||Capítulo 57.

Mullingar, Irlanda.
Liam se sentó en el suelo con las manos en el rostro, lleno
de lágrimas y con el nudo en la garganta persistiendo. Miró
las cosas de Zayn todavía acomodadas en su cuarto: sus
playeras y un par de zapatos que había dejado a medio
camino cuando había salido corriendo en busca de más
noticias de Niall.
Estúpido, idiota, imbécil, se repetía a sí mismo. ¿Qué
había esperado que pasaría? La mentira algún día saldría a
la luz ¿Y luego qué? Zayn tenía su respuesta clara, siempre
la tuvo, eligió a Niall desde el inicio, siendo sinceros, Liam
jamás fue una opción de felicidad para él.
Nunca lo había querido, nunca lo había amado y ahora lo
odiaba, lo había visto en sus ojos esa mini fracción de
segundo antes de salir corriendo por la puerta, todavía
recordaba bien su expresión atónita y dolida, el hecho de
que había hecho una conexión muy rápida de los hechos:
me mentiste.
Se abrazó mientras se ponía en posición fetal sobre la
alfombra y dejaba que sus lágrimas llegaran al suelo. Sentía
que moriría, el dolor era intenso y demoledor, se acumulaba
dentro de él junto con la vergüenza que sentía en sí mismo
por haberle mentido y peor aún, ser descubierto. Se sentía
apenado, abochornado, culpable en todos los aspectos
posibles. Y se sentía aún peor sabiendo que Zayn iba a
tener siempre esa imagen de él: alguien que se había
aprovechado de su amabilidad y que le había mentido sólo
para que se quedara. Era completamente egoísta, la peor
basura del mundo.
Jamás lo volveré a ver... Jamás...
Liam soltó un alarido lo suficientemente fuerte para
lastimar su garganta.
—Quiero verte, por favor —dijo lleno de dolor a la nada—.
Perdóname Zayn...
||
Doncaster, Reino Unido.
Niall inhaló cuidadosamente el alcohol que Jeff puso en su
nariz con un algodón, hizo caso cuando le indicaron que
aspirara y exhalara lentamente y que se recostara sobre la
cama, se concentró en los rápidos latidos de su corazón y
sus oídos pitaban como locos, como si quisieran explotar.
Louis y Felicite parecían dos pajaritos desesperados a su al
rededor, esperando ver si reaccionaba adecuadamente al
despertar.
Niall comenzó a moverse, agitó la cabeza varias veces de
un lado a otro y sus manos sujetaron con fuerza su propia
playera.
—Zayn —dijo a como pudo, mientras intentaba levantarse
—, Zayn, necesito, necesito verlo, díganme dónde está, ¿P-
por qué me mintieron?
Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y sus labios
temblaron al pronunciar cada palabra, entre la línea delgada
de la consciencia e inconsciencia, Niall comenzó a tener
escalofríos violentos por todo su cuerpo.
—Necesitamos que venga un doctor, hay que sedarlo,
podría darle un ataque —indicó Jeff con voz autoritaria,
Felicite asintió de manera seria y salió rápidamente de la
habitación—, Louis, ven a ayudarme a sostener sus manos,
podría hacerse daño. Está en estado de conmoción.
Niall comenzó a llorar y a gritar unos segundos después
de que Louis tomara sus manos e hiciera un esfuerzo real
para que no se moviera demasiado. Le sorprendió la fuerza
física que tenía el chico pese a parecer tan pequeño.
—¡Me mintieron! —gritó lleno de dolor con el rostro rojo—
¡Todos ustedes me mintieron, me hicieron enterrarlo! ¡Los
odio!
El médico llegó unos minutos después seguido de Fizzy,
había estado cerca porque una chica había tenido un
accidente con un cuchillo de cocina y ese día tocaba
retirarle las puntadas, obligaron a salir a todos de la
habitación (sólo se quedó el psicólogo) y más tarde los
gritos y sollozos de Niall perdieron volumen hasta que se
apagaron, Jeff salió con el rostro pálido de la habitación y
apretando las manos en señal de estrés. El médico cerró la
puerta detrás de sí.
Harry venía cruzando el edificio hacia ellos con sus largos
pasos, tenía los labios color sandía de tanto habérselos
mordido y una expresión de preocupación genuina en el
rostro, tenía las cejas fruncidas. Louis sintió que moría y que
quería hacerse pequeño en ese momento, se sentía tan
responsable de eso en aquel momento.
—¿Qué pasó? —preguntó Harry con la voz llena de
urgencia— ¿Qué pasó con Niall?
—Al parecer Louis nos evitó la molestia de decirle a Niall
lo que estaba pasando, soltó la bomba así, como si nada. Y
tiró varios meses de terapia al bote.
Louis sintió que le ardía la cara, susurró un pequeño 'lo
siento' lleno de pesar. Harry volteó a verlo y su instinto al
observarlo tan vulnerable fue abrazarlo al instante, lo
sostuvo contra él con fuerza mientras sentía los temblores
involuntarios de las manos de Louis contra él.
—Hey, calma —advirtió Harry a su amigo, éste lo ignoró
por completo.
—Jeff, Louis y yo estábamos hablando de eso sólo
nosotros —quiso aclarar Fizzy—, no teníamos ni idea de que
Niall estaba detrás de nosotros, no fue su culpa. Lo de los
esfuerzos a la basura fue broma, no era en serio.
—Pudieron haber tenido mucho más cuidado con revelar
esa información a los cuatro vientos, Fizzy. Sabían que Niall
también está aquí y pasea por los pasillos de manera libre,
no lo íbamos a tener encerrado, ni siquiera se me pasó por
alto la posibilidad de que pudiera enterarse de esta manera
y por eso tuve la confianza de platicarte qué pasaba, porque
necesitaría tu ayuda y tu apoyo emocional —la señaló con el
dedo—. Son responsables de esto, de su estado de
conmoción.
—Quizá su un psicólogo no hubiera sido incompetente y le
hubiera dicho a Niall la verdad desde hace mucho tiempo,
ahora sólo nos estaríamos centrando en hacer maletas e
irnos —escupió con enojo.
La cara de Jeff se puso completamente roja (por una
mezcla de pena y coraje) y Harry finalmente intervino
poniendo una mano entre ellos. Ambos voltearon a ver al
chico evidentemente alterados por la situación.
—Basta ya, —ordenó— fue suficiente de estar buscando
culpables de la situación de Niall. Pasó lo que tenía que
pasar que era que se enterara de la situación de Zayn y ya
está. Nadie va a responsabilizarse de su estado de shock,
sabíamos que esto pasaría independientemente de si le
decíamos ahora o mañana. Así que paren de estar gritando
y ofendiendo aquí, este es un entorno seguro para todos y
no quiero verlos golpeándose como niños. Compórtense al
nivel de la situación y quédense con Niall para cuando
despierte, Jeff, canalízalo inmediatamente, necesitamos que
esté estable.
Louis veía todo como cachorrito regañado y en serio, en
serio, se sentía muy mal de haber causado eso, su culpa
estaba ahí, incapaz de calmarse a pesar de las palabras de
Harry. El cómo Jeff lo había mirado y responsabilizado de
algo que no había hecho intencionalmente lo había puesto
hasta dudar de sí mismo. Harry vio la inseguridad en sus
ojos y decidió que jamás dejaría que hicieran sentir mal a
Louis de nuevo, jamás.
Ambos asintieron y, aunque todavía estaban furiosos el
uno con el otro, se dieron un pequeño apretón de manos. Se
dieron la vuelta para introducirse a la habitación de nuevo
para esperar a que Niall reaccionara otra vez pero Harry
habló antes de que entraran por completo.
—Y Jeff.
Su amigo volteó.
—No vuelvas a hablarle así a Louis.
||
El asunto de Niall se arregló durante el transcurso de la
tarde-noche. Fue difícil estabilizar sus emociones y sus
pensamientos pero finalmente pudo guardar la calma lo
suficiente para escuchar explicaciones y en medio de sus
lamentos y lloriqueos, por fin pudo comprender la situación
(aunque con el sofocante peso en el pecho de que
necesitaba verlo, ya).
—Encontramos a Zayn hace un par de semanas en
Mullingar, primero seguimos paradero después de lo que
pasó en casa de tus padres Niall. Un chico lo encontró
moribundo y lo llevó inmediatamente al hospital, acto que le
salvó la vida. Estuvo en recuperación al rededor de dos
meses y después desapareció por completo. Encontramos
una dirección y Josh Devine, la persona asociada con Harry
hizo toda la investigación por nosotros, sólo nos pasaba la
información. No quisimos decirte antes hasta que
estuviéramos cien por ciento seguros de que era él porque
darte falsas esperanzas de que estuviera vivo podrían
afectarte en caso de que no lo estuviera. Así que callamos
durante todo tu proceso de sanación aquí hasta que
confirmamos que era Zayn Malik. Él testificará contigo en la
corte en el juicio y te está esperando allá, pero necesitamos
que te tranquilices para irnos en un par de días. Todo lo
hicimos por ti, Niall, por favor no pierdas la fe en nosotros.
Niall se había quedado en blanco por unos minutos hasta
que finalmente había estirado los brazos hacia Felicite y le
había susurrado palabras que Jeff no alcanzó a comprender,
ella asintió y se aferró más a su amigo, cuando se separó de
ella había una gran sonrisa en su rostro que amenazaba con
tensar sus mejillas pero la felicidad hizo que el alivio en su
psicólogo entrara a su cuerpo, eso era positivo.
Un lado positivo dentro de todo eso, Harry había tenido
razón en cuestión de que el peso de la felicidad y el alivio
estaban en su lado dominante. Niall se puso a llorar más y
Jeff le ofreció tímidamente papel para que limpiara su nariz.
Él asintió, murmuró un gracias y dejó solos a los dos
adolescentes.
Dos adolescentes que ya tenían el peso de mil vidas en
sus hombros.
—Está vivo, Fizzy —dijo con una voz temblorosa, llena de
emoción y sentimientos que no podía describir, él mismo
estaba temblando—. Zayn, mi Zayn está vivo...
Finalmente cuando pudo tranquilizar los temblores en su
cuerpo Niall escogió la maleta más bonita que encontraron
y se dedicó a empacar sus cosas para emprender su viaje.
Fizzy lo ayudó a doblar la ropa y a meterla cuidadosamente
a su maleta. Sentía las piernas hechas gelatina, el corazón
desbocado y la mirada borrosa, pero estaba más que seguro
de viajar, estaba dispuesto a todo lo que le dijeran que
hiciera, estaba dispuesto a ir al infierno si se lo indicaban
una sola vez. Todos los recuerdos aparecían en su mente
como una película, el rostro de Zayn era lo único que podía
pensar y sus manos picaban de la emoción de poder tocarlo
otra vez.
La necesidad de tenerlo cerca era abrumadora, no podía
esperar un segundo más, él quería irse en ese mismo
momento, tomar el avión, cruzar una puerta y ver a Zayn
Malik al otro lado, esperándolo como siempre lo hacía: con
las manos en los bolsillos y una sonrisa de lado. Recordó su
aroma, lo mucho que olía su camisa a perfume cuando lo
abrazaba y ponía su cabeza en su pecho. Recordó su tacto,
lo mucho que le gustaba que se tomaran de las manos y
caminaran así, unidos. Miles de millones de emociones
estaban en su pecho y amenazaban con salir pero las
contuvo, ya tendría tiempo de demostrarle a Zayn lo mucho
que lo amaba, lo que le agradecía haberlo salvado y lo
mucho que lo había extrañado.
Emprendería un viaje una vez más. Otro sin retorno.
A reencontrarse con el amor de su vida.
||
Harry tomó de las manos a Louis cuando la gente
comenzó a irse a sus habitaciones y lo dirigió hacia la
oficina administrativa, donde tenía todos los documentos y
cosas de procesos legales que enfrentaba cada persona que
se hospedaba ahí. Louis todavía se encontraba un poco
afectado por los comentarios de Jeff acusándolo del asunto
y sentía ese sentimiento de insatisfacción en el pecho.
Lo invitó a sentarse en un sillón que estaba frente a él
para que así pudieran verse a los ojos ambos.
—Primero que nada —comenzó—, quisiera pedirte una
disculpa por la manera en la que Jeff te trató y los
comentarios que te pudieron hacer sentir mal. Estaba
alterado pero eso no es ninguna justificación para que la
gente haga o diga lo que quiere sin saber si te lastima o no,
espero puedas perdonarlo pero si no quieres no es tu
obligación hacerlo, ¿Está bien?
Louis asintió mientras se miraba las manos con
nerviosismo.
—Yo sé que no fue su intención hacerme sentir mal
Hazz —dijo con la voz todavía en un tono bajo—, hablaré
con él cuando vuelva a verlo menos... estresado.
Harry sonrió enseñando sus hoyuelos por el diminutivo de
su nombre pero asintió por su respuesta, se quedaron
viendo a los ojos unos intensos segundos.
Era difícil y emocionante la situación nueva por la que
ambos estaban pasando, las miradas intensas que se
dedicaban que decían todo lo que sus bocas no podían decir
y los momentos que ya habían pasado juntos hasta ese
momento, todo era simplemente maravilloso.
Y sin embargo aún no habían hablado de su relación como
tal: ¿Qué es lo que ambos eran o aspiraban a ser? ¿Una
relación pasajera? ¿Una relación seria? Necesitaban definir
su relación aunque quizá era algo pronto. A pesar de hablar
sobre límites la noche anterior, disculparse por el pasado y
admitir su amor, había algo también importante que debían
aclarar.
¿Eran novios ya? ¿Algo más? ¿Algo menos?
—Louis, probablemente ya te lo dijo tu hermana y pues,
con todo lo que pasó hoy es imposible que no lo sepas
pero... Nos iremos pronto a Mullingar para continuar con el
proceso legal de Niall. Necesitamos la demanda de sus
padres, exigir justicia por lo que le hicieron a él y a Zayn, su
novio. Estamos dispuestos a las últimas consecuencias ahí
aunque todo es un poco más peligroso porque está
involucrada una iglesia que hace abiertamente ataques de
odio a las comunidades lgbt ahí. Nos iremos en un par de
días...
Claro que por su puesto ya lo sabía, había estado
obsesionado con eso desde que Felicite le había dicho que
Harry no simplemente se iría, si no que se quedaría un par
de meses allá.
—No estaba muy enterado del tema, la verdad —dijo con
toda la inocencia que pudo fingir.
—Sí... —Harry entrelazó sus manos mientras jugaba con el
par de anillos que tenía en los dedos— Sólo que todos irán
de manera temporal, un par de semanas a lo mucho... Yo
pienso quedarme un periodo más largo de tiempo. Josh
Devine, la persona encargada del caso de Zayn y Niall tiene
pensado abrir una fundación allá y... Quiero quedarme para
organizarme con él, conseguir asociaciones que nos ayuden,
financiamientos, apoyo gubernamental... Todos esos
trámites que me tocó realizar aquí deseo facilitarlos en
Mullingar porque sé todo el proceso que debe llevarse... Me
quedaré seis meses, Louis.
¿SEIS MESES?
Louis casi se ahoga.
—Así que quiero darte dos opciones, si deseas
escucharlas.
Asintió a como pudo, pero en un milisegundo pensó en lo
horrible que sería la vida sin él durante un día, no podía
imaginarse seis meses con Harry lejos por cientos de
kilómetros.
—Puedes quedarte aquí en la fundación como encargado
temporal junto con Jeff, obviamente tendrías un sueldo, no
es mucho pero creo que sería lo suficiente para que puedas
llevar una vida tranquila. Tendrías que hacer muchas cosas
de servicio social, atenderías los casos, te encargarías de su
seguimiento, tendrías que ser amable y paciente con todas
las personas nuevas que llegan y sin duda alguna te iría
bien administrando todo porque tienes un carácter amable y
fuerte.
Harry se levantó de su asiento mientras veía el rostro de
Louis conmocionado, el chico intentó suavizar sus facciones
cuando vio que se acercó a él y sus ojos azules brillaban con
intensidad. Harry se puso delante de él mientras se
recargaba en el escritorio y tomó lentamente una de sus
manos entre las suyas. Con delicadeza le dio un pequeño en
los dedos y después lo miró a los ojos. Louis suspiró de
manera apenas visible.
—O puedes venir a Mullingar... y quedarte conmigo.
El corazón de Louis latió desbocado y abrió la boca
mientras se quedaba sin palabras.
—Sé que es una decisión difícil desprenderte de tu hogar
durante casi medio año y menos con tan poco tiempo para
pensarlo, así que no te voy a pedir que me des una
respuesta ahora Lou. Es... Esta situación que estamos
viviendo es completamente nueva para nosotros y entiendo
que tome su tiempo adaptarse. No deseo presionarte a
nada pero deseo darte opciones por si... Por si no quieres
separarte de mí, porque claramente yo no deseo separarme
de ti.
Harry acercó su rostro al de él y levantó una mano para
acariciar su mejilla, Louis inclinó su cabeza hacia su palma y
descansó su rostro ahí. Harry sonrió con dulzura.
—Desearía no separarme de ti nunca más.
Louis lo miró, admiró su rostro, los lunares que tenía
repartidos en su cara, los rizos color chocolate que caían de
manera casi artística al rededor de él, los ojos verdes
mirándolo fijamente, juraría que jamás había visto un verde
tan bonito como el de Harry. Los hoyuelos ligeramente
marcados por la media sonrisa que dedicaba hacia él. El hilo
que los unía los jaló a ambos, más cerca, por favor...
Louis se estiró en su asiento lo suficiente para rozar su
nariz contra la suya y recargaron sus frentes unos
segundos. El oji-azul se humedeció los labios y los levantó
ligeramente.
El tono de llamada del celular de Louis los asustó a ambos
e hizo que se separaran abruptamente. Harry soltó una
risita nerviosa y Louis contestó inmediatamente. El chico
cambió su humor drásticamente y su rostro serio apareció
casi al instante, el color abandonó inmediatamente su rostro
y volteó a ver a Harry con expresión asustada.
—¿Está todo bien?
El chico colgó el teléfono y lo miró mientras abría la boca
para saber qué decir.
—Tengo que ir con Ed... Pasó algo en su casa, es urgente,
perdón Harry.
Tomó sus cosas rápidamente y el oji-verde lo vio confuso.
—Puedo llevarte si quieres, sólo dame un minu-
—¡No! —respondió con rapidez— No de verdad, no te
preocupes, es urgente pero no es grave, sólo es Ed con
problemas de tuberías, ya sabes cómo es de inútil. No tardo,
¿Está bien? Te llamaré cuando todo esté bien.
Louis dio un par de pasos hacia Harry y le dio un fugaz
beso en la mejilla, se ruborizó y lo miró con intensidad,
parecía realmente preocupado pero le dedicó una tímida
sonrisa.
—Te daré una respuesta mañana, te lo prometo.
Asintió y Louis se dirigió rápidamente a la puerta, antes
de salir le habló una última vez.
—Harry.
—¿Sí?
Volvió a sonrojarse y le tomó un instante volver a hablar,
pero Harry sintió mariposas en el vientre cuando lo escuchó.
Literalmente sintió ese escalofrío satisfactorio recorrer todo
su cuerpo.
—Yo tampoco quiero separarme de ti.
||
Louis llegó como alma que lleva el diablo al hospital,
sentía que sus piernas temblaban y se sentía sin aire en los
pulmones debido a correr tanto, tenía el cabello revuelto y
despeinado por el viento y atravesó rápidamente el edificio
hasta llegar a la recepción donde varias enfermeras estaban
llenando cosas en hojas de manera rápida, se atendían
teléfonos y de vez en cuando entraban personas en
camillas.
—Buenas noches señorita —saludó de manera educada y
a como pudo, porque no tenía aire para nada más—, ¿Está
Anne Twist aquí? M-me llamaron diciendo que... Que le
había pasado algo...
La señorita lo miró unos segundos, asintió haciéndole
saber que lo había escuchado y se puso a buscar en el
sistema su nombre. Louis sentía que esos segundos eran
eternos pero pudo tomar esos instantes para volver a llevar
aire a su sistema.
Sentía el pecho a explotar, por favor, que no sean malas
noticias, por favor que todo esté bien, por favor, por favor,
por favor.
—Anne Twist... —susurró la mujer más para sí misma que
para Louis— ¿Qué es usted de ella? ¿Tiene una
identificación?
El chico sacó rápidamente su cartera y se la mostró, ella
frunció el ceño al ver el apellido Tomlinson que claramente
no estaba relacionado con ella.
—Es la mamá de mi pareja —explicó de manera simple.
Ella encogió los hombros y asintió, registró sus datos, le
pidió que pusiera su número de teléfono y le dio la
información que necesitaba.
— Ya, aquí está. Su situación es delicada pero de
momento está estable, tuvo un pre infarto y lograron
canalizarla exitosamente antes de que llegara a algo más.
Está en la habitación 209, el horario de visitas termina a las
nueve de la noche. Es el tercer piso.
El chico dijo un 'gracias' efusivo y se dirigió con rapidez a
la habitación, sentía las manos sudadas y una presión en el
pecho. ¿Pre infarto? ¿Había sucedido eso gracias a la
enfermedad de Anne? ¿Por qué le habían llamado a él
directamente y no a Harry? Había pillado la indirecta sobre
la situación y había decidido ocultárselo a él a pesar de
todo. ¿Cuáles serían las repercusiones de esa decisión?
No quería pensarlo del todo, negó con la cabeza. Deseaba
solamente pensar en Anne y en que iba a mejorar, que esto
no era nada, que podría ser sólo un episodio y ya. Anne iba
a salir de ese hospital, Anne no iba a sufrir nada más.
Cuando llegó a la habitación sintió tanto nerviosismo que
dudó sobre si entrar o no, tenía tanto miedo de ver la
condición en la que estaba, ¿Le dolía algo? ¿Podría hacer
algo -lo que fuera- para ayudarla? ¿Podría soportar ver a
una mujer tan maravillosa como ella estando en una
situación así, una situación que no merecía?
Tocó la puerta suavemente intentando ocultar el temblor
de sus manos y se escuchó un débil 'pase', Louis entró
cautelosamente sin hacer mucho ruido temiendo que eso
fuera a molestar a Anne, cuando la vio finalmente acostada
en la camilla y conectada al aparador se le fue el alma al
suelo.
Anne había sido toda mejillas rojas, sonrisa paciente,
cabello brilloso y sedoso, actitud radiante, llena de vida. La
mujer que vio Louis en la camilla era una mujer con el peso
de los años encima, con el peso de los errores cometidos
que la habían desgastado a lo largo de su vida. Sus ojos
lucían tristes...
Resignados.
—¿Anne?
—Louis... Lamento tanto cargar este peso en tus hombros
pero... Por favor, no le digas a Harry que estoy aquí.
—No, no por favor... No me pidas eso Anne, no puedo
escondérselo —rogó—, es tu hijo, no puedo ocultarle algo de
esta magnitud. Pudiste... Tú pudiste haber...
—Pero no lo hice —aclaró ella de manera dulce, su voz
seguía sonando tranquilizadora a pesar de que ella había
estado cerca de la muerte—, sigo aquí y es lo único que
importa. No está en mis planes morir, tengo muchas cosas
qué hacer antes de irme.
Louis comenzó a llorar casi inconscientemente.
—No puedo ocultarle esto, Anne. No puedo mentirle más
ni tú tampoco. Harry merece saber la verdad, está a punto
de irse a un viaje de seis meses, si te pasa algo no se va a
perdonar a sí mismo jamás el no haber estado aquí si te
pasa algo.
—Lo sé.
—¿Entonces si lo sabes por qué no se lo dices?
—Porque si se lo digo se va a quedar y yo no quiero
interferir en sus planes, pequeño Lou. Debe vivir su vida tal
cual la está planeando, conmigo o sin mí.
Se acercó a ella y la tomó del brazo, ella sonrió de manera
tranquilizadora (tan dolorosamente parecida a Harry) y le
acarició la mano de manera lenta.
—La gente muere todos los días Louis, más la gente que
ya es adulta. Vivir sin mí es algo que van a tener que
aprender a hacer los dos.
Tomó la decisión entonces, llegó rápido y dolorosamente.
Vio a Anne, una gran mujer que no merecía estar sola
mientras pasaba por este difícil proceso, había ocultado la
verdad a todos y nunca había dicho nada acerca de su
condición por no preocupar a nadie.
Algo tan tonto, tan altruista, tan... Una decisión que sólo
tomarían Anne y Harry porque así de bondadosos eran, así
de grande era su corazón y jamás querían preocupar a
nadie con sus problemas. No pensaba dejarla sola.
Harry no se enteraría. Él iría tranquilamente al viaje que
tenía planeado y se quedaría ahí seis meses.
Louis lo esperaría.
Cuidaría de Anne en su ausencia.
—Si Harry no se queda, entonces yo me quedaré contigo.
No iría a Mullingar.
||Capítulo 58.

Doncaster, Reino Unido.


—Louis, no es necesario, yo-
—Anne, ya basta, ¿Sí? Ya basta de poner a todos por
encima de ti, ya basta de poner en prioridad a todos menos
a ti. Le enseñaste a Harry a ser una maravillosa persona,
todas las cualidades positivas las ha sacado de ti. Los veo a
ambos y no sé quién es más altruista —su voz temblorosa
subió de tono—. Pero no deseo ver cómo te quedas sola sólo
porque no quieres que nadie esté aquí, cuidándote. Yo
quiero cuidarte, es mi decisión. No estoy sacrificando nada.
Anne comenzó a llorar también en algún momento y
suspiró, se acercó a Louis con los brazos extendidos y él le
dio un abrazo largo y cálido. La mujer que estaba en sus
brazos había sufrido tanto de manera injustificada, habían
roto su corazón mil veces. No merecía un instante más de
sufrimiento.
—Por favor, ponte en prioridad —rogó Louis—. No eres una
mala persona, no importa qué haya pasado antes, todo lo
que hiciste ya se pagó, yo lo declaro. No tienes por qué
sufrir más.
—Louis...
—Mi condición de no decirle a Hazz es que yo me quede a
cuidarte —su expresión lucía seria y decidida—, es lo único
que me va a detener de llamarle ahora mismo y obligarlo a
venir al hospital.
—Pero no deseo que desperdicien su vida en esto, Louis —
ella lucía realmente acomplejada, su expresión denotaba
dolor y no podía averiguar en qué nivel era emocional o
físico.
—Anne, básicamente le estás quitando la oportunidad de
decidir a Harry si quiere cuidarte o no, estás viendo por sus
intereses pero no sabes qué tanto él está de acuerdo con lo
que estás haciendo, me siento mal de ocultarle algo tan
grave como esto, peor aún, si él se llega a enterar...
—No lo hará —lo interrumpió al instante—, no se va a
enterar. Planeo salir de aquí con vida, Louis. Hay varias
cosas que necesito arreglar antes de irme.
Louis suspiró y pensó en Harry, en lo hermoso que había
sido escuchar sus palabras, el cómo se había hinchado su
pecho de emoción al oírlo pedirle que se fuera con él, había
imaginado por unos segundos lo que podría ser la felicidad
al lado de Harry sin barreras que lo detuvieran.
Felicidad lejos de Doncaster, en un lugar nuevo. Miles de
probabilidades a su al rededor, conocer otra vida y recorrer
el mundo a su lado, tomado de su mano. Había pensado en
cómo habría sido despertar al lado de Harry en una ciudad
desconocida donde sólo fueran ellos dos, en cómo sería
peinar su cabello con los dedos al despertar, ver los
amaneceres de otras ciudades, observar las estrellas juntos,
salir a comer y a dar caminatas, descubrir, explorar.
Enamorarse juntos, de la vida y el uno del otro.
La opción le había durado poco y sin embargo, a pesar de
que había sido todo lo que había querido en ese momento,
estaba seguro de que quedarse con Anne era la mejor
decisión que podía haber tomado. Necesitaba estar con ella
y si Harry tenía una responsabilidad tan importante y
grande como irse y durar tanto tiempo... Lo esperaría.
El gran acto de amor de Louis sería esperar a Harry, fuera
el tiempo que fuera.
Yo te esperaría mil vidas más si eso implica sólo verte de
nuevo.
Se sentía completamente mal de ocultarle algo tan grave
como eso pero deseaba creer en Anne y que sólo había sido
un pequeño episodio, que sólo era una alerta para estar
más al pendiente de su salud, que debía decirle
desesperadamente a su hijo su condición física.
Ella vio el ceño fruncido de Louis lleno de preocupación,
era egoísta agregarle más carga a su vida pero... Quería
permitirse eso, guardar su secreto una vez más y Louis era
su confidente. Era un ángel que había caído del cielo, era un
ángel que había estado en el infierno muchísimo tiempo.
Había crecido tanto ante sus ojos y ahora estaba ahí,
dispuesto a todo por su bienestar.
—Cuando salga de esto y vuelva a ver a Harry, ten por
seguro que le diré lo que está pasando conmigo Louis y no
comentaremos nada al respecto sobre que tú ya sabías —
aseguró ella—, pero por favor, por favor, guarda el secreto
por mí.
Tomó de la mano a Anne con determinación y le dio un
apretón reconfortante asegurándole así no decir nada sobre
eso. Ella lo miró durante un largo periodo mientras se
quedaba dormida gracias al cansancio que tenía en el
cuerpo.
—Lo único de lo que me arrepiento en esta vida, Louis...
Ella cerró los ojos lentamente y murmuró adormilada:
—Es de no haber escapado con tu padre el día en el que
tuve la oportunidad.
||
Troy colocó el anillo en la palma de su mano y lo vio como
si fuera irreal, lo miró detenidamente y de cerca, atónico,
totalmente adolorido del pecho, convencido de que eso era
sólo una mala broma del destino, que era algo horrible que
eso estuviera sucediendo en ese momento cuando habían
pasado tantos... tantos años...
Muerto, está muerto.
Anne... Louis... Todos habían vuelto y le habían recordado
su miserable vida, cada vez que veía a sus hijos veía el
fracaso de sí mismo de no haber podido evitar lo que había
pasado él mismo, vio a su hijo totalmente enamorado de un
Styles, lo vio en sus mejillas, en el brillo de sus ojos
mientras hablaban, lo había notado desde el primer día en
la marcha...
Ese era el efecto de los Styles, caías por su encanto, te
hechizaban con sus mentiras, te tiraban cual basura a la
calle cuando no les servías más.
Ese anillo que tenía entre las manos era una burla hacia
él, era una blasfemia, era sólo lo que lo había detenido a
irse muchísimo tiempo. Gracias a ese estúpido anillo se
había quedado toda la vida detrás de una persona que no lo
amaba y sólo lo había utilizado.
Había sido un títere, un juguete sexual, una mentira, un
trapo viejo.
Pensó en Des, se imaginó su muerte. El dolor llegó de
todas formas, imaginarse a la única persona que había
llegado a amar sin vida era algo que te lastimaba aunque no
quisieras. Troy se dobló de dolor un par de segundos y se
mordió la boca para no llorar de manera audible.
Su vida era una miseria, había terminado en la cárcel
porque había estado lleno de equivocaciones, porque había
decidido lo mejor para los demás y sólo había matado,
lastimado, destruido.
Igual que su padre.
Era sólo el espejo de lo que su pasado había creado, era
justo lo que su padre le dijo que era: un monstruo.
Vio el anillo en su mano con sus iniciales. Lo odiaba. Lo
odiaba con cada fibra de su alma, odiaba su existencia,
odiaba que estuviera ahí, odiaba que ese anillo hubiera
sobrevivido más que el amor que le había jurado Des en
algún momento de su vida.
Esperaba que se estuviera pudriendo en el mismísimo
infierno, lo deseaba más que nada en el mundo.
Y otra parte de él, la parte más oscura, enferma y dañada,
la parte a la que más le temía y la que lo había orillado a
llevar una vida infeliz y a reducirse a esto... Deseo arder en
el infierno con él pronto...
Se puso el anillo en el dedo mientras llevaba su mano a la
altura del pecho, aún le quedaba. Se deshizo en llanto sobre
su cama.
||
Harry se quedó hasta tarde en la fundación debido a la
gran cantidad de papelería que tenía que arreglar antes de
irse a Mullingar, buscó desesperadamente el folder donde
se encontraban los boletos de avión que habían comprado
con anticipación y se dio cuenta de que no había ninguno
para Louis en dado caso dijera que sí a su propuesta de
irse.
Él mismo le compraría un boleto si su respuesta era
positiva y al final decidía irse a su lado, había sido quizá
precipitado pedirle eso pero realmente deseaba... en serio
quería ir con Louis. Lo imaginaba a su lado en el avión,
dormidos en el hombro del otro, teniendo toda una ciudad
que descubrir a sus pies, siendo sólo ellos y dejando todos
los problemas fuera... Sólo... Juntos.
Suspiró y no ocultó la gran sonrisa que se hizo en su
rostro al imaginar ese posible futuro, lo deseaba, quería con
todas sus fuerzas que fuera el día de mañana y escuchar la
respuesta de Louis.
De todas formas, estaba totalmente seguro de que no se
sentiría mal (o al menos trataría de no estarlo) si su
respuesta era negativa. Si Louis le decía que no a irse juntos
era totalmente válido y no debía sentirse triste o
decepcionado, le había dicho con muy pocos días de
anticipación y dejar su hogar claro también debía ser...
difícil.
Su celular recibió un mensaje entrada la madrugada y
Harry corrió a revisarlo, era de su mamá.
Hazz, ha surgido una emergencia y me he ido, la señora
Sara, ¿La recuerdas? ¿La que siempre te apretaba las
mejillas y vive en su pequeña granja fueras de la ciudad?
Tuvo un accidente en casa y me ofrecí a cuidarla un par de
días mientras sus hijos llegan. A medio camino he recordado
que será tu viaje muy pronto y lo he hecho muy tarde, así
que no pude despedirme de ti como se debe. ¿Podrías
perdonarme? Prometo hacerte una gran fiesta cuando
vuelvas, haces tantas cosas buenas, eres un super héroe
como los que deseabas ser cuando eras niño,
inconscientemente te convertiste en uno, guauuu.
¡Estoy muy orgullosa de ti! Eres una luz maravillosa en
este mundo, cada día que te despiertes decide ser brillante.
Llámame cuando quieras, estoy al pendiente de ti.
Mamá (que te quiere mucho)
Harry sonrió y se sintió melancólico al no poder
despedirse de ella, pero decidió restarle un poco de
importancia porque ella lo había perdonado muchas veces
las ocasiones en las cuales salía de la ciudad de emergencia
para ayudar a los demás. Su madre era una mujer tan
increíble y deseaba llegar a ser como ella. Guardó el celular
en el bolsillo trasero de su pantalón, tendría mucho tiempo
para abrazarla cuando volviera.
||
A la mañana siguiente comenzó la movilización del viaje
de manera oficial, Harry tenía un par de ojeras adornando
su rostro gracias al poco sueño que había podido conciliar y
gracias al gran trabajo que había tenido que realizar en la
madrugada, se hacían maletas, Jeff se encargó de hablar
con Niall más metódicamente sobre el juicio y cómo éste
episodio no debía afectar su declaración.
Felicite seguía viendo a Jeff como si quisiera arrancarle la
garganta, pero tenía toda la justificación para seguir
enfadada con él.
Louis entró a la fundación de manera tímida y nerviosa,
había estado pensando en las mil y un excusas que le diría
a Harry respecto a su decisión y a pesar de haber estado
repasando todo eso en la noche mientras se quedaba en la
sala de espera del hospital, no había encontrado ninguna
totalmente válida.
Oh Harry, discúlpame no podré ir, mi perro se murió. (No,
ni siquiera tengo perro).
Perdóname Harry, no podré acompañarte, Ed quiere que
lo acompañe a un maratón de películas de 6 meses
seguidos y no podré ir a Mullingar contigo.
No podré ir y ya, agradece que te vine a avisar.
No quería mentirle, de verdad que no, pero necesitaba
protegerlo de eso y le había prometido a Anne hacerlo. No
podía escoger entre los dos, su lealtad y amor incondicional
estaba con ambos, Anne por haber confiado en él y Harry
por ser el amor de su vida.
Quiso ganar un poco más de tiempo evitando entrar por
completo mientras encontraba alguna excusa y no pudo
hacerlo por mucho porque Harry venía caminando...
Directo hacia él.
—¡Louis! —su sonrisa era enorme y contagiosa, el chico
sonrió con él de manera inconsciente— Buenos días,
¿Dormiste bien?
Estaba tan feliz de verlo que Louis se sintió tan culpable
de lo que haría a continuación, Harry llegó y le dio un gran y
amoroso abrazo, poniendo sus brazos al rededor de sus
hombros y recargado su barbilla en su cabeza, se sonrojó y
correspondió al abrazo sin pensarlo, aspiró su aroma y pegó
su frente a su pecho. Se permitieron durar unos segundos
así hasta que finalmente Louis rompió el abrazo y lo miró
fijamente intentando no tartamudear.
—¿Podemos hablar? —preguntó finalmente.
El oji-verde lo miró y asintió de manera automática, lo
tomó tímidamente de la mano y lo guio a una salita de estar
que se encontraba vacía en ese momento, ninguno de los
dos se sentó en ese momento.
—Harry, ayer... Ayer que hablamos me dijiste que
deseabas que me fuera contigo a Mullingar, pero también
me diste la opción de quedarme aquí en la fundación,
encargándome de todo mientras te ibas...
Louis apretó los puños de manera discreta, vamos Louis,
tú puedes, es por su bien...
—En la noche pensé bien las cosas, pensé en lo
maravilloso que sería irme contigo, en empezar y
experimentar una vida nueva a tu lado...
El chico lo miraba expectante con un brillo esperanzado
en su rostro, sabía que quería que se fueran juntos, ayer
había expresado su deseo de no separarse de él.
Yo tampoco quiero Harry, no quiero alejarte más.
Se le estrujó el corazón.
—Y la verdad es que todavía no puedo perdonarme lo que
te hice, Harry. No puedo... No siento que merezco tu amor
en ningún aspecto. Sé que me has dicho que eso no es
importante, pero para mí sí lo es, quiero sentir que te
merezco, que realmente te he ganado...
Harry pareció dispuesto a debatir su manera de pensar en
ese momento pero Louis negó con la cabeza,
interrumpiendo su intento de decir lo contrario.
—Fui un idiota, un imbécil, te violenté, te golpee, te agredí
física y verbalmente y es algo que no me puedo perdonar
hasta ahora, a veces tengo pesadillas con eso —admitió—, a
veces vuelvo a soñar que te daño y tú sigues
perdonándome y... Es horrible pensar y recordar que yo fui
la causa de tus lágrimas muchísimo tiempo.
Louis sentía que se le cerraba la garganta, había verdad
en su mentira, lo destrozaba el hecho de saber, recordar y
admitir que había sido una mierda de persona con quien
menos lo merecía, que era Harry. El amor de su vida había
sido maltratado por él y no podía soportar esa idea aún. Sí
era algo que él deseaba, hacer tantas cosas, mejorar para
ser una persona digna de Harry. Porque por más que él lo
hubiera perdonado desde un inicio, Louis todavía no se
perdonaba a sí mismo.
—Desearía poder ser más de lo que soy ahora, desearía
poder estar a tu lado en este momento... Pero creo que es
demasiado pronto... Para todo, ¿Sabes? Demasiado pronto
para pensar en estar juntos si llevo esta carga de todo lo
malo que he hecho. Quiero compensarlo, quiero hacer
karma positivo para mí, quiero hacer acciones que me
hagan decir 'finalmente lo merezco' y poder estar contigo
todos los días, si tú me lo permites.
Harry lo miraba sin comprender, queriendo refutar todo lo
que le estaba diciendo, sabía lo que le transmitía en su
mirada, una expresión de 'no tienes idea de lo mucho que
ya me mereces', lo habían hablado esa noche cuando
habían estado juntos, había tomado su mano asegurándole
que ya había sufrido lo suficiente para merecerlo, lo había
tomado entre sus brazos y lo había besado hasta que el
pensamiento se le había ido de la cabeza.
Louis sentía que él no le creía, lo veía en su expresión
confundida y en sus ganas de negarle todas aquellas
palabras que le había dicho. Hurgó en su interior, tenía que
haber algo más que podría decirle para que Harry no se
cuestionara más su decisión, algo que no lo lastimara pero
que fuera lo suficientemente duro.
Perdóname Harry, perdóname por esto, lo hago porque te
quiero y deseo protegerte. A ti y a Anne. Perdóname.
—Y creo que me sentí un poco presionado por la
propuesta.
La expresión de Harry cayó al suelo y su mirada pasó de
confusión a preocupación, Louis sintió que se le clavaban
mil agujas en el pecho y tomó aire de manera lenta para no
ponerse a llorar ahí mismo. Vio el dolor y el pánico en sus
ojos.
—¡No! —negó de inmediato él— No, no, Louis,
perdóname, de verdad, no fue mi intención jamás- yo
nunca... Nunca quise... Presionarte de alguna manera,
pensé que...
Louis hizo un puño de su corazón y se obligó a sí mismo a
controlarse, se acercó a él pero se lo pensó dos veces y
volvió a su posición inicial, quería y tenía que mantener su
postura hasta el final.
—Todavía no es tiempo... —murmuró él mirando al suelo—
Perdóname por mi decisión, Harry, pero... Quiero quedarme
aquí.
Harry asintió efusivamente demostrando acuerdo a su
decisión y alzó la mano con duda hacia él, quería tocarle la
mano, el rostro, darle un gesto amoroso. Sin embargo su
mano se quedó a medio camino y frunció el ceño, Harry
parpadeó ahuyentando sus ganas de llorar y se sonrojó,
sentía vergüenza.
—Iré a preparar todas las cosas porque hay mucho qué
hacer —dijo rápidamente de manera atropellada—,
gracias... por tu respuesta Louis. Nick también se quedará y
él... te dirá qué hacer.
El oji-verde le hizo una seña de despedida con la mano y
se alejó de él a grandes zancadas, llegó un momento en el
que lo perdió de su campo de visión. Se llevó una mano al
pecho intentando controlar el dolor permanente que se
había instalado ahí.
Había tantas cosas que jamás podría contarle, tantas
cosas que le había ocultado. Anne sólo era el asunto más
urgente y grave pero también estaba Troy y Des, la historia
de su padre junto al suyo. Harry no tenía ni idea de todas
aquellas cosas y Louis pensaba jamás decírselas, ya había
pasado por muchas cosas en el pasado y sinceramente no
merecía una cosa más en su vida para que le pesara.
Harry era la persona más hermosa y fuerte que conocía, la
última que merecía que le hubieran pasado cosas tan
horribles y sin embargo la vida lo había destrozado de
muchas maneras, incluido él mismo.
Louis cargaría con todo el peso de esos secretos, Harry no
tenía por qué sufrir más. Ya lo había hecho durante toda su
vida y Louis estaba dispuesto a recibir todas las balas por
él.
||
Mullingar, Irlanda.
Zayn escuchaba atentamente las instrucciones de Josh
sobre el juicio, cómo se daría, en qué lugar se daría, qué
dirían y cuál sería la defensa. Le pidió que le contara lo
sucedido varias veces para verificar que ninguna de esas
ocasiones variara su testimonio, ya que si variaba (aunque
fuera un detalle mínimo) el juez podría anular el caso.
—Necesitas ser completamente específico mientras estés
dando tu testimonio, hora, lugar, objetos, detalles.
Absolutamente todo lo que recuerdes, uno de los abogados
de la fundación de Harry vendrá y él será tu defensa, creo
que se llama Jeff. Llegará en dos días y tendrás un par de
días más para hablar con él y pulir todo.
Josh se veía estresado pero era totalmente normal, había
muy poca gente ayudando en el caso y él era el mayor
organizador de todo eso, se encontraban bebiendo agua
mientras repasaban los detalles y lo que necesitaban hacer.
Sin embargo, aunque Zayn de verdad quería poner de su
parte y estar a todo lo que Josh dijera, no dejaba de pensar
en Niall y en el hecho de que realmente lo vería, estaba
muy cerca la fecha, estaba totalmente a la vuelta de la
esquina el verlo e imaginarlo hacía que temblara de la
emoción.
—Necesitamos todas las pruebas posibles así que llamé al
hospital y estuvieron de acuerdo en darme las radiografías y
el historial clínico que te hicieron en el momento en el que
ingresaste. Tenemos detalles de las heridas y tu cicatriz nos
ayudará a que vean lo que te hicieron. Estarán en la cárcel
pronto y no van a hacerle daño a nadie más.
—Josh, perdón por interrumpirte, me alegra saber que
están luchando por obtener justicia para Niall y para mí y
evitando que esto vuelva a pasarle a alguien más —
agradeció de corazón—, pero quería saber si... ¿De
casualidad sabes algo de Niall? ¿Podré hablar por teléfono
con él pronto?
—Lo siento Zayn —se disculpó Josh mientras le dedicaba
una mirada llena de pesar—, no sé nada de Niall, sólo sé
que está bien y que vendrá junto con todos, aún no me han
llamado y las pocas veces que yo me he comunicado con
ellos ha sido por correos, todos están muy ocupados allá y a
veces es difícil contactarlos.
Zayn asintió y el simple hecho de saber que Niall estaba
bien lo tranquilizó lo suficiente, aún así tenía esa emoción
permanente en el estómago, era como... Cuando te subes a
una montaña rusa y estás en lo más alto, el sentimiento que
te da en el vientre cuando ves hacia abajo y sabes que
caerás rápidamente.
Niall... Su novio, el chico que era dueño de literalmente
todo de él, el dueño de cada una de sus respiraciones.
—Hay algo que... no hemos hablado y que me gustaría
decirte antes del juicio Josh —habló Zayn con cautela—. La
iglesia a la que pertenecían los padres de Niall era... pues,
hasta cierto grado violenta cuando se trataba de
orientaciones sexuales, ¿Ya ha sido desmantelada?
—Fue denunciada por crímenes de odio y la iglesia fue
retirada —asintió Josh—, ¿Por qué la pregunta?
—No lo sé, esa gente... Odiaba con todo su ser, ¿Sabes?
Las pocas veces antes de ser novios, Niall y yo íbamos
juntos a esa iglesia con sus padres y era... Todo un
espectáculo, estaba lleno de personas rabiosas, realmente
agresivas y peligrosas. No es una sorpresa que el papá de
Niall haya estado dispuesto a matarme por eso.
—¿A qué te refieres?
—¿No hay alguna posibilidad de que... —dudó antes de
hablar— intenten algo violento en el juicio? Que lo
interrumpan, que nos impidan pasar o algo así.
Josh se incorporó en su silla.
—No lo había pensado... —dijo pensativo mientras
revisaba mentalmente las posibilidades de que algo así
pasara— No he revisado bien los antecedentes de las
personas que están involucradas de manera indirecta en el
juicio, en este caso, la comunidad a la que pertenecían.
—¿Habrá manera de que haya vigilancia y policía que nos
cuide? La verdad tengo un poco de miedo —admitió y miró
al suelo—. No estoy dispuesto a perder a Niall dos veces.
Josh lo miró fijamente entendiendo su preocupación y
malestar, asintió. Vio el dolor en el rostro de Zayn, claro que
no perdería a su novio otra vez, preferiría morir antes de
dejar que algo así pasara.
—Tienes mi palabra de que no va a pasar nada malo.
Zayn creyó en él.
||Capítulo 59.

Doncaster, Reino Unido.


Harry miraba el cielo desde la ventana de su habitación
en una casa a solas, sus cosas estaban listas y equipadas
para el próximo viaje y se miró las manos, incapaz de evitar
sentirse mal.
Presionado.
Lo había presionado y le había dicho esa idea de un día
para otro, ¡Claro que Louis se había asustado! ¡Claro que
Louis había querido correr lejos de él! Había sido demasiado
pronto y a pesar de la clara mejoría del chico respecto a sus
traumas, Harry se había adelantado demasiado.
Lo quería, adoraba y amaba a Louis de una manera que
no podía explicarle a nadie, no había ni una palabra que
pudiera describir de manera concreta lo que sentía por él,
ese amor, admiración, dedicación y adoración que sentía a
ese chico estaba totalmente fuera de este mundo.
Pero se sentía... Avergonzado de sí mismo en algún
punto.. Por haberlo orillado a tomar una decisión tan
drástica.
Quizá esos seis meses que no vería a Louis les ayudaría a
ambos a lidiar mejor con sus emociones, a enfocarse en
otras cosas, a ver la vida de otra manera y a seguir con sus
procesos de terapia, Louis tenía aún muchas cosas qué
superar y Harry no deseaba ser una piedra en su camino.
El ir al paso de Louis no implicaba ningún sacrificio para
él, quizá sólo necesitaba más espacio y tiempo a solas para
que decidiera si quería estar con Harry o no, pero aún así se
le estrujó el corazón al pensar en su respuesta, en el tono
de su voz, en sus ojos heridos.
Ambos tenían mucho que superar si deseaban estar
juntos en un futuro, su pasado tormentoso y todo lo que eso
implicaba necesitaba sanar. La distancia ayudaría si
realmente estaban hechos el uno para el otro... o no.
Sin embargo otra parte de Harry, la menos madura e
intensa, quería llamarlo; quería escuchar su voz, ir corriendo
a su casa y tenerlo entre sus brazos. Quería besarlo, tocar
su espalda y sus brazos, mirar sus dulces ojos que lo hacían
perderse y divagar. Deseaba tenerlo cerca, tocar sus manos,
explorar su boca, escuchar su voz en un susurro y disfrutar
de su hermosa sonrisa.
Louis, Louis, Louis. Todo en su cabeza era Louis en ese
momento. El azul de sus ojos se había colado hasta lo más
profundo de su alma.
Alargó la mano para tomar su celular y llamarle pero se
detuvo casi al instante.
Me sentí algo presionado.
Inhaló y soltó el aire lentamente. Necesitaba dejarlo solo.
¿Incluso si eso significa no verlo más? ¿Y si al final decide
no estar contigo por lo que le propusiste?
Harry dudó, decidió ir a dormir para no pensar más.
||
10:20 A.M.
El día del vuelo llegó más rápido de lo planeado, el clima
era frío y todos tenían sus abrigos y chaquetas a la mano,
las maletas estaban listas en la puerta y etiquetadas, Nick
las llevaría al aeropuerto en su coche.
Niall era una maraña de emociones y nerviosismo, parecía
que había consumido 27 tazas de café porque no dejaba de
moverse desde que se había levantado ese día, estaba
temblando y no sabía identificar qué parte de esos
temblores se debían al frío y cuáles a la emoción que sentía
emanando de su pecho. Las uñas de sus manos estaban
cortas y sin forma de todo lo que las había mordido la noche
anterior.
Fizzy se encontraba detrás de él y lo envolvió en un
abrazo tranquilizador, recargando su cabeza en la suya,
Niall se aferró a sus brazos y se relajó contra ella.
—Ni, pequeño, necesito que respires y trates de
tranquilizarte un segundo con los ejercicios que hizo Jeff
para ti —aconsejó—, recuerda que tu presión puede subir y
es riesgoso también para tu salud, no quiero que vayas en
estado inconsciente en el vuelo, por favor. ¿Luego a quién le
voy a contar chistes obscenos?
Niall soltó una risita pero asintió y apretó los puños
intermitentemente como le había enseñado Jeff. Aún así
sentía que el sentimiento iba subiendo lentamente desde su
vientre hasta su garganta, estaba... eufórico. Esa era la
palabra para lo que sentía.
Los días se habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, el
paso del tiempo se había convertido en nada con la
prioridad que tenían encima que era llegar a Mullingar para
el juicio y para lo más importante: reunir a los dos
adolescentes que se habían perdido hace meses.
Sin embargo Felicite lo veía, ese estado de tranquilidad
antes de la tormenta, olía a problemas. Había muchas más
cosas que sólo reencontrar a Zayn y a Niall y no sabía
exactamente qué era, pero Harry se veía triste los últimos
días y Louis no se había parado ni un segundo en la
fundación. ¿Habría pasado algo entre ellos? No tenía
oportunidad de preguntar y de todas formas, no eran sus
problemas.
Jeff los miró inspeccionando que trajeran todo lo que
necesitaran y anunció que en diez minutos se irían al
aeropuerto para tomar el avión con destino a Mullingar. Niall
hizo un chillido de clara emoción, Fizzy le acarició el cabello
con cariño.
—Todo estará bien —prometió.
||
10:00 A.M.
Louis se levantó de su sueño de golpe y miró hacia el
reloj, maldijo en voz alta todas las palabras que se encontró
y se dispuso a darse una ducha rápida y a cambiarse de
ropa, se le había hecho tarde.
Ese sería el día en el que Harry y los demás se irían y no
habían hablado desde la última vez que lo vio, ni un
mensaje, ni una llamada, ni un correo, ni una señal de vida
de parte de Harry a su celular. Louis se había pasado cada
segundo mirando su pantalla, revisando sus notificaciones,
cualquier mínima vibración hacía que diera un respingo y se
disponía a revisar el celular inmediatamente.
Nada que no fueran sus estúpidas promociones de saldo.
—Vamos, suena pedazo de basura —había dicho frustrado
hacia su teléfono.
Aunque claro, a él tampoco se le había ocurrido decir
absolutamente nada y llamarlo lo ponía nervioso, después
de lo que había dicho ¿Qué otra cosa podía decirle? Claro
que no se había sentido presionado por su pregunta de irse
juntos, era lo que más había deseado. Había visto la
decepción y el horror en su mirada al pensar que había
hecho alguna cosa mal.
La única cosa mala que quizá había hecho Harry era
enamorarse de él.
Louis salió corriendo de casa y tomó un taxi rápidamente,
planeaba darle la despedida en la fundación para al menos
aclararle que lo quería, que realmente estaba enamorado
de él y que lo esperaría. Que quedarse era únicamente por
su bien, que lo protegería desde Doncaster a él y a sus
intereses. Quería pedirle perdón por haber no haberle dado
las mejores explicaciones.
Y luego estaba Anne.
Seguía en observación, pero el doctor decía que podía irse
a casa pronto con los medicamentos correspondientes, le
habían hecho estudios y la causa de su pre infarto había
sido un coágulo en una vena, tal cual. Le habían dado
medicamentos, así que podría decirse que estaba más
estable que otros pacientes que habían pasado por lo
mismo.
Ella había tenido razón cuando le había dicho que no
pensaba terminar ahí, era una mujer muy fuerte y decidida
a que ese no sería su final, pero Louis no pensaba dejarla
sola de todas formas, por más bien que la viera.
Harry, espera por mí, no te vayas sin mí por favor...
Cuando llegó el taxi a la fundación, Louis le aventó todos
los billetes que tenía en la cartera (que estaba seguro que
era más de lo que le tenían que cobrar) y salió rápidamente
del automóvil, corrió a toda velocidad hacia la puerta con el
corazón desbocado.
||
8:30 A.M.
Harry miró su reloj y vio con melancolía las pocas maletas
que llevaba para el vuelo, era temprano por la mañana y el
vuelo sería casi hasta el medio día. Sin embargo quería dar
una última vuelta a casa para asegurarse que dejaba todo
en orden, cuando Anne volviera no querría verla hecha un
desastre.
Felicite ya estaba despierta cuando Harry salió de la
oficina, estaba bebiendo algo dentro de un termo y volteó a
verlo de manera curiosa, ella siempre parecía percibir los
problemas antes que todos los demás, así que lo miró un
buen rato mientras caminaba, Harry fingió que eso no lo
había puesto incómodo en lo absoluto.
—Hola Fizzy —saludó de manera animada—, ¿Ya estás
desayunando? ¿Quieres que vaya a conseguir algo más?
—No tienes que fingir conmigo que todo está bien,
¿Sabes? —dijo totalmente seria mientras sorbía de su
bebida— Todos estamos nerviosos y estresados por esto,
podemos pretender frente a Ni porque ya sabes cómo es de
receptivo... Pero frente a mí no.
Harry la miró durante unos segundos, si antes se sentía
admirado por su inteligencia emocional cada día lo
sorprendía más y más. Él carraspeó un poco.
—No estoy fingiendo.
Felicite se rio por lo bajo un poco, mentir se le daba muy
mal. Harry observó cómo su sonrisa burlona era muy similar
a la de Louis y le dolió.
—¿Es mi hermano? ¿Es por Louis? ¿Te hizo algo?
—No.
El tono de su voz lo delató seguro porque ella le dedicó
una expresión seria, como si estuviera pensando en todas
las probabilidades que hubieran ocurrido, él
inmediatamente habló antes de que se fuera por el lado
equivocado.
—Louis ha tenido avances increíbles, Fizzy —aclaró él—,
no es lo que todos conocíamos, tenía toda la justificación de
ser así... Y cambió por él mismo, porque quería una vida
mejor.
—Sigue siendo una basura para mí, a veces —confesó ella
mientras se cruzaba de brazos.
—Pasó por muchas cosas, Felicite, pasó por más años de
traumas y por cosas horribles que jamás te dijo, te protegió
y cayó en él todo el peso de Troy para que no tuviera que
caer en ti durante toda tu infancia, y al final también te
dañó, por más esfuerzos que él tuviera para protegerte —
Harry se acercó a ella—, siempre te ha querido y siempre ha
deseado estar contigo, a veces las personas nos
demuestran su amor desde sus limitaciones, ¿Sabes? Pero
eso no significa que no nos amen. Nadie debería presionarlo
ni él debería sentir que nos debe algo a todos. La vida ya le
ha hecho sufrir lo suficiente.
Ella asintió pero no dijo nada más, se veía pensativa así
que se dedicó a volver a tomar a su termo. Harry pasó a su
lado y le tomó ligeramente del hombro, sabía que el
contacto físico a veces era incómodo o estaba de más así
que se aseguró de sólo recargar su palma un poco y dejarla
ahí un par de segundos.
—Ha hecho más de lo que nos imaginamos, siempre. Es
una persona que intenta recuperar su vida, no creo que
darle la espalda sea lo más sensato ahora. No todos
cambian, algunas personas están rotas y lo estarán para
siempre, pero eso hará que rompan todo a su paso también.
Louis decidió terminar con ese círculo de sufrimiento.
Intenta no ser tan dura con él —aconsejó.
||
9:30 A.M.
Harry avisó a todos que se iría más temprano para ir a
hacer cosas pendientes, así que ahí estaba en su casa,
acomodando los muebles, barriendo y trapeando el piso,
dejando las sábanas limpias, metiendo todo al refrigerador y
poniendo llave a las puertas de manera correcta.
Se sentía melancólico pero poner todo en perspectiva con
Felicite le había hecho ver también que Louis era una
persona llena de problemas, Jeff se lo había dicho y se lo
había advertido, Harry no era un centro de rehabilitación y
no podría arreglar todos los traumas que tenía.
Pero sí estaba en él tomar la decisión de estar a su lado
en ese difícil y duro proceso.
¿Se sentía mal por su respuesta negativa ante su
invitación? Claro que sí, se sentía abochornado y triste,
rechazado. Pero era una respuesta natural de sus
emociones ya que él había esperado un sí.
¿Pero Louis estaba mal al haber decidido que no? Jamás,
Louis era libre de decidir todo lo que creyera conveniente
para él y para su salud.
Así que le daría su espacio y su tiempo, no interferiría en
su proceso y le haría saber que seguía apoyándolo a pesar
de todo, prefería que Louis sanara de manera correcta antes
de involucrarse en una relación como tal. Sí, eso haría.
Aún así, pensar en todo lo que habían hecho hacía que el
corazón se le fuera al estómago en un segundo, le dolía.
Le mandó un último mensaje a Anne cuando todo estuvo
listo. Sacó su celular y escribió:
¡Hola mamá! Es curioso decirte Anne y luego mamá,
siempre te llamé de las dos formas y todos me miraban raro
cuando te llamaba por tu nombre, ¿Qué de malo tenía? Es
tu nombre y siempre me ha gustado mucho!
En fin, la casa está limpia, no sé cuánto tiempo estarás
allá pero metí todo al refrigerador para que ningún alimento
pueda echarse a perder. Todo está limpio y me aseguré de
cerrar con llave antes de salir (justo mientras te escribo esto
estoy verificando, sí, está cerrado con llave, lo prometo)
No te preocupes por nada, te mandaré mensajes cuando
el vuelo vaya a despegar y cuando llegue a Mullingar, serás
la primer persona que llame.
Bueno, tú y Louis, creo... Hay muchas cosas que no te he
contado sobre nosotros y... Nos queremos, mamá, Louis y yo
confesamos nuestros sentimientos hace unos días y es
mutuo, ya lo discutimos.
Lo invité a venir a Mullingar conmigo porque no me veía
sin él tantos meses, deseaba... una oportunidad de conocer
y expandir mi mundo junto a él.
Pero me dijo que no y lo entiendo, quizá no se siente listo
:( y no quiero presionarlo de ninguna manera , así que si lo
ves cuando regreses cuídalo mucho, porque los voy a
extrañar.
¡Te quiero ma! Gracias por ser tan espectacular y por
apoyarme siempre, ¡El juicio saldrá bien, vamos a
ganar! Hazz x.
Harry guardó sus llaves y su teléfono en su mochila y
emprendió su viaje hacia el aeropuerto.
||
10:40 A.M.
Estaban subiendo las últimas maletas a la parte trasera
del coche cuando un Louis muy agitado llegó y se detuvo de
golpe al ver a Fizzy, buscó como loco con la mirada y su
hermana reconoció el pánico iluminar su rostro, ella suspiró
y dejó lo que estaba haciendo para acercarse a él.
Pelearon y venía a despedirse a último minuto, típico de
novela.
—Harry se fue desde hace como hora y media, dijo que
nos alcanzaría en el aeropuerto porque tenía cosas que
hacer —explicó ella cruzándose de brazos.
Louis respiró fuertemente y bajó la mirada,
completamente decepcionado de la situación, apretó y cerró
los puños intentando aguantar el sentimiento de impotencia
que tenía encima. Se fue, ya está, no lo volveré a ver en
mucho tiempo...
—Louis, no me quiero meter en sus mierdas amorosas y
eso pero... Literalmente tenían como 3 horas de novios,
¿Qué demonios pasó?
Su hermano volteó a verla y la vio genuinamente
preocupada por él, a pesar de sus palabras ella se veía
interesada en ayudarlo, Louis se acercó a ella y la abrazó,
ella se quedó estática reprimiendo el instinto de empujarlo
lejos, pero se dejó al final.
Felicite le dio tres palmaditas incómodas (y demasiado
fuertes) en la espalda.
—No quiero pensar que tomé las decisiones equivocadas,
Fizzy —confesó—. Sólo quería ayudarlos a todos, protegerlos
a todos.
—No eres un súper héroe de comics Louis, nuestra ayuda
tiene límites y está bien decir no a ciertas cosas, no te sobre
satures.
—Decidí mentirle a Harry para protegerlo, me invitó a
irme con él a Mullingar y le dije que no por... Ayudar a otra
persona y encubrirla, una persona importante para él, no
quería preocuparlo, no queríamos. Todo está mejor ahora y
no puedo evitar sentir que tomé una mala decisión.
—Bueno, mentirle no es una manera muy buena de
empezar una relación... Aunque sea para protegerlo. La
gente siempre tiene derecho de saber la verdad y sólo ellos
sabrán cómo lo tomarán, nuestro deber es apoyarlos desde
nuestras limitaciones, no decidir sobre ellos.
Louis se alejó de ella y realmente se veía bastante
afectado. Muchísimo. Sus palabras calaban en lo más
profundo de su ser re-afirmando que había actuado mal
desde el inicio.
—Pero tampoco te voy a decir que estás completamente
mal, el amor es subjetivo, ¿Sabes? Para ti amor es proteger
a Harry y no decirle cosas que podrían lastimarlo, para mí el
amor es decir las cosas aún sabiendo que podrían lastimar a
la otra persona y quedarme ahí, apoyando. Pero es cuestión
de perspectiva, siempre hay que hablar de eso con tu
pareja, creo. ¿Qué es el amor para él? ¿Crees que él
también te habrá mentido para protegerte?
Su hermana vio cómo el chico limpiaba discretamente su
nariz congestionada.
—No voy a preguntarte los secretos que ocultaste...
Porque creo que tienes una muy buena razón para
guardarlos, son secretos que no tienen que ver contigo y
por eso los has mantenido. ¿Harry se fue sin saber nada de
esto? ¿Le dijiste alguna otra cosa para quedarte aquí?
Louis asintió y suspiró, se tomó el cabello con ambas
manos y apretó los labios en una línea delgada, lleno de
estrés y de tristeza.
—No quiero que Harry se haya ido con la idea de que no lo
quiero, cuando cada parte de lo que soy existe para él.
—Afortunadamente para ti existen los celulares y puedes
llamarle, explicarle todo y decirle qué pasó... —dijo ella
animada, sacando su celular del bolsillo y aventándoselo—
Sé que Harry se irá un tiempo así que depende de ti que
estos seis meses te la pases lamentándote sobre lo que
pasó y cuando él regrese ya no vuelvan a verse... O
esperarlo con ansias porque hablaron sobre eso, lo
aclararon y cuando regrese tengan tanto sexo que alguno
de ustedes se embarace.
La miró a ella y al teléfono simultáneamente durante unos
segundos, dudando.
—Mira, no lo hagas ahora, estás presionado y estoy
segura de que sólo vas a balbucear como imbécil. Mejor
llámalo después cuando ya hayas pensado qué decirle. Lo
único que harás ahora es quedar como un tonto.
—¿Te gusta insultarme acaso? En esa oración me dijiste
dos cosas malas.
—Pues ahí va la tercera: estúpido.
Louis sonrió y negó con la cabeza, un grito de parte de
Nick en la parte de atrás le indicó que ya casi era hora de
irse por no-sé-qué-tráfico y Louis torció el gesto, en parte
por Nick, en parte porque Felicite tendría que irse. Ella gritó
que le diera unos minutos y luego volvió a ver a su
hermano.
—Tengo que irme, ¿Quieres que le diga algo a Harry de tu
parte? No voy a decir ninguna cursilería tuya, así que
piénsatelo bien.
—Por favor, dile que... Que espere por mí. Que encontraré
la manera de llegar a él. Y que me perdone, por favor.
—Anotado —asintió ella—, le daré mi toque personal y
dramático al mensaje.
—Ten cuidado también, ¿Sí? —pidió su hermano— Estoy...
Estoy muy orgulloso de ti, Felicite.
Su hermana volteó a verlo como si le hubieran crecido dos
cabezas más, frunció el ceño ante la incomodidad que tenía
al reconocimiento o de muestras de cariño, no estaba muy
acostumbrada a eso, pero se sintió bien de... de saber que
no era la única que se sentía orgullosa. Ella trató de sonreír
sin hacer muecas y recibió el cumplido.
—Me cuidaré.
Comenzó a alejarse y Louis le habló una vez más cosa que
la hizo detenerse de nuevo.
—Fizzy, cuando vuelvan de Mullingar...
Ella volteó a ver a su hermano intrigada y un poco
fastidiada, le dijo un 'qué' con la mirada.
—¿Te gustaría... volver a casa?
—Si dejas de ser un imbécil, sí —sonrió—. Vas por buen
camino, sigue así.
Louis vio como su hermana se alejaba con una sonrisa en
el rostro, Felicite tomó de la mano a Niall mientras se subían
al coche de Nick, Niall lo vio y lo despidió con la mano
izquierda. Adiós.
Él pidió en voz baja que todo saliera bien para ese chico.
Le rogó a todo el universo que ambos adolescentes tuvieran
la fuerza necesaria para enfrentarse a eso. Sabía muy bien
todo lo que significaba tener a tus padres en un tribunal
juzgándolos por el daño que te hicieron.
||
Anne se encontraba en su habitación del hospital cuando
Louis entró con una botella de agua en sus manos, ella se
veía tranquila y despreocupada, los signos vitales en la
pantalla se escuchaban y veían bien. Su celular estaba a su
lado en la mesita, parecía que lo había utilizado. Quizá
había llamado a Harry.
—¡Hola Anne! —saludó efusivamente— ¿Ya te revisaron
los doctores, han dicho algo?
—¿Por qué no me dijiste que te irías con Harry a
Mullingar?
Louis se detuvo inmediatamente.
—¿Qué?
—¿Por qué no me dijiste que quedarte aquí implicaba
renunciar a ir?
Louis volteó a verla preocupado, ella ahora tenía el ceño
fruncido y lo veía como si hubiera ofendido a sus ancestros.
Se sentía como si lo hubieran atrapado en una travesura
cuando era niño.
—No quería que pensaras que esto era una carga para mí,
Anne —contestó afligido—. De verdad no quería.
—¿Y cómo crees que me hace sentir enterarme de que le
arruiné la felicidad a dos personas que se quieren?
—No me arruinaste nada, yo decidí quedarme. Tengo
mucha ropa que lavar —se excusó.
Anne lo invitó a que se sentara en la camilla con una
palmada en las sábanas, Louis se acercó lentamente y con
la cabeza agachada de pena, se sentó ligeramente en la
orilla de la cama cuidando no aplastar la pierna de Anne.
—No quiero repetir la misma historia, Louis, de verdad —
confesó ella—. Te veo y veo a Harry, sé que se quieren y yo
no soy ninguna tonta, lo vi desde el primer día, su química,
lo que hacían, lo que se decían... Yo sabía que iban a estar
juntos de alguna manera y saber que yo y mi enfermedad
se están interponiendo me hace recordar cosas horribles. No
quiero ser la razón de que se separen, no otra vez.
Justo en ese momento se abrió la puerta, el sonido del
click asustó a Louis y por un mili-segundo su corazón se
aceleró pensando que Harry sería la persona que estaría
detrás de esa puerta.
Sin embargo esa ilusión se le pasó cuando el cabello rojo
de Ed se hizo presente y pasó a la habitación con
naturalidad, como si hubiera estado en hospitales toda su
vida, lo saludó con la mano y con una gran sonrisa.
—Hola, perro.
Louis los miró a ambos simultáneamente, pasando de Ed
a Anne sin comprender la situación del todo.
—No entiendo —dijo confundido.
—Ed se quedará conmigo, hablé con él hace un par de
horas cuando recibí un mensaje de Harry de que se iría a
Mullingar y que no irías con él.
El chico oji-azul entre abrió la boca y ningún sonido salió,
por más que buscó no sabía qué decir, comenzó a
sonrojarse cuando sintió que ambos lo miraban expectantes
esperando su respuesta.
—No quiero que no disfrutes tu vida por las razones
equivocadas Louis, esto fue un susto que me hizo reaccionar
y recapacitar sobre las decisiones que estaba tomando.
Harry debe saber esto, merece saber sobre mi enfermedad
y es muy tarde para decirle en este momento, pero voy a
cuidar de mi salud y Ed me ayudará estos seis meses para
mi recuperación. Voy a vivir hasta que ustedes vuelvan.
—Me va a dar sus pasteles caseros a diario como forma de
pago—asintió él.
Ed se acercó a ambos, le dio un sobre a Anne y ella lo
miró durante un rato, se lo pasó a Louis luego que lo recibió
dudando, casi tenía un signo de interrogación en la cara.
—Es un boleto de avión —explicó—, estás en deuda
conmigo toda tu vida porque salió carísimo conseguir el
vuelo de un día para otro, sale mañana por la noche.
Él abrió los ojos de manera exagerada.
—Anne, no puedo aceptar esto, en serio no, no tengo
dinero para pagarlo —comenzó a decir rápidamente, de
manera atropellada.
—La forma en la que quiero que me lo pagues es que a
partir de ahora decidas por tu felicidad.
Louis sentía que el corazón le iba a explotar en el pecho.
Tengo una oportunidad de ir tras Harry, una oportunidad
real de quedarme ahí, de aclararle mis sentimientos, de
decirle que quiero estar con él.
Ella sonrió de manera triste, acercó su mano al cabello de
Louis y lo acarició.
—Lamento haberte dado este peso horrible en los
hombros —se disculpó con sinceridad—, no le digas a Harry
jamás la razón por la cual te quisiste quedar en un principio,
esto se quedará entre nosotros. No quiero que una mentira
por mi culpa dañe tu relación con él. Vamos a fingir que esto
jamás pasó, ¿Sí?
Él asintió y al no poder emitir ni una palabra se inclinó a
ella y la abrazó. Estaba temblando.
Voy en camino a encontrarte, Harry.
||Capítulo 60.

Doncaster, Reino Unido.


Todo en la cabeza de Niall era Zayn. Absolutamente todo.
No había ningún pensamiento dentro de él que no fuera
estar al lado de su chico: el dueño de su corazón, de la
persona que reinaba en su alma. Niall no conocía otra
palabra en ese momento que no fuera Zayn, todo
vocabulario o gesto estaba demás, toda su energía estaba
concentrada en eso.
Temblaba y recordaba una y otra vez el momento en el
cual se lo habían arrebatado, se lo habían quitado de su
lado, habían tomado lo que más amaba y lo habían hecho
trizas. Habían herido a Zayn (y por milagro había
sobrevivido), Niall pasó meses pensando que jamás volvería
a verlo, que tenía que superarlo y luchar por obtener justicia
para su muerte. Tenía pesadillas recurrentes sobre esa
noche, el día en el que lo perdió todo.
Recordaba la sangre, los gritos, la desesperación que
había sentido al no haber sido capaz de defenderlo ni de
haber podido regresar por él. Había visto el rostro de Zayn
lleno de líquido rojo, había escuchado el impacto de la pala
contra él. Ese sonido todavía podía escucharlo si cerraba los
ojos.
Había pasado meses reviviendo ese momento de manera
infinita, lamentando ser tan pequeño, tan incapaz, tan inútil.
Había estado a punto de matarse con tal de reunirse con
Zayn de nuevo y no lo había hecho, porque lo salvó Harry.
Harry... La persona más pura que había conocido en todos
sus años de existencia. Lo había ayudado sin importarle si
podía pagarle o no, lo había recibido con los brazos abiertos
en la fundación y gracias a eso, pudo conocer a Felicite y a
los demás.
Qué extraño, cruel y maravilloso era el destino.
Niall volteó a ver a su amiga que estaba en el aeropuerto
con él, se estaba peleando con un joven que al parecer
estaba encargado de revisar los boletos de avión. Resistió el
impulso de reír y la miró por un rato sin que ella se diera
cuenta.
¿Si eso no hubiera pasado jamás, Niall la hubiera conocido
en algún momento de su vida? A una persona a kilómetros
de distancia de su hogar que, definitivamente, no tenía
nada qué ver con Irlanda. Si nada de eso hubiera pasado, si
todo hubiera resultado de manera distinta... Él jamás
hubiera conocido a personas tan maravillosas.
Harry venía detrás de ella, se había encargado de
registrar exitosamente el equipaje. Cruzó algunas palabras
con el joven de la aerolínea, él asintió y se fue, después le
susurró unas palabras a Felicite que la hicieron
tranquilizarse de manera casi inmediata, ella asintió y siguió
su camino hacia él.
—Estúpido —susurró ella hacia Niall, acto seguido le tomó
la mano para seguir caminando—. Sólo me controlé porque
hay gente aquí y no quiero una acusación de intento de
asesinato.
Él la miró comprendiéndola y la abrazó por los hombros.
Estaba rodeado de personas maravillosas que tenían
vidas difíciles... como él. Vidas llenas de terror, de tristeza,
remordimiento y dolor. Felicite, su mejor amiga, había vivido
el infierno en vida y por un tiempo pensó que ambos podían
ayudarse a levantarse de nuevo ya que habían pasado por
situaciones similares: habían perdido al gran amor de su
vida.
Pero en realidad Niall jamás lo había perdido, había estado
vivo siempre y estaba agradecido con la vida por eso, por
brindarle una segunda oportunidad, por no quitarle a Zayn
el resto de sus días. Sentía que el pecho se le inflaba y el
corazón revivía. Había soñado con esto tantos días y el
hecho de que ahora fuera real simplemente le resultaba
tan... mitológico. No descansaría en paz hasta tener a su
novio entre sus brazos.
Miró de reojo a Fizzy de nuevo y pudo ver un ligero dolor
en su expresión, sabía muy bien lo que ocurría... Sabía
exactamente cómo podía sentirse ella respecto a la
situación por más que quisiera ocultarlo en su personalidad
dura y ruda.
Ojalá me hubieran dicho lo mismo con Jenn, que está viva,
esperándome en algún lugar, que podemos vivir juntas, que
tenemos una última oportunidad.
Felicite lo tomó de la mano y lo apretó con delicadeza y
seguridad. Estoy aquí, le dijo a Niall con su gesto. Él asintió
y siguieron caminando con Harry detrás de ellos. No tenía
miedo, no tenía miedo, no tenía miedo...
||
Abordaron el avión sin problemas y dejaron su equipaje en
donde les correspondía, con algo de ayuda de las azafatas.
Niall, Harry y Louis estaban en la hilera de en medio y les
tocaron asientos continuos, así que Harry se sentó entre los
dos y se dedicó a revisar mentalmente que no faltara nada.
Esperaron para despegar.
Parecía todo concentrado y tranquilo, por lo que Niall
decidió cerrar los ojos un momento y recargar su cabeza en
el asiento. Harry le tocó tímidamente el brazo y él abrió sus
ojos azules, entrecerrándolos para enfocarlo.
—Niall... Lamento muchísimo todo lo que pasó y no haber
podido llevar tu caso de otra forma —se disculpó él mientras
lo miraba fijamente, lleno de pesar—. Sé que todo esto ha
sido difícil para ti y fueron meses y meses de tortura. Todo
lo que hicimos, lo hicimos pensando en tu bienestar y en tu
salud... Te ofrezco disculpas enormemente por no saberlo
lidiar mejor, me avergüenza pensar que pude haber hecho
las cosas diferentes y que pudiste haber salido menos
lastimado de esto. Perdónanos y perdóname.
Niall estaba un poco adormecido pero le dirigió a Harry la
mejor mirada de sinceridad que tenía.
—Ustedes hicieron mucho sin conocerme, me dieron un
hogar, me atendieron, me ayudaron... No podría haber
pedido más y... Me dolió que me lo ocultaran —admitió en
voz baja, dirigiendo su mirada al suelo intentando que no le
temblara la voz—, pero ahora todo está bien. Vamos en
camino al juicio de mis padres, a que obtengan lo que
merecen. No voy a permitir que todo esto sea en vano. El
dolor que sentí y que sintió Zayn debe ser pagado.
Niall volvió a posar su cabeza hacia atrás y cerró los ojos
nuevamente. Harry asintió tomando el coraje y la fuerza de
esas palabras. Justicia. Es lo que hemos buscado todo este
tiempo. Justicia para Niall Horan y Zayn Malik.
Una vez más, sólo tenía que ser fuerte una vez más. No
dejaría que la situación lo derrumbara, sería decidido,
perspicaz y enfrentaría el juicio al lado de Niall. Parecía
curioso, había estado rodeado de autoridades, tribunales y
juicios toda su vida.
Gracias a uno había conocido a Louis.
Felicite lo miraba desde el otro lado con el ceño fruncido,
el dirigió sus ojos verdes hacia ella ahora. Era tan parecida a
Louis: ambos tenían esa mirada seria y el mismo ceño
fruncido. Le robó el aliento por un segundo. Ella le habló.
—¿No se supone que Nick o Jeff vendrían también? —
preguntó— Sólo Nick nos vino a dejar pero no volví a ver a
Jeff desde ayer.
—No podían, era un plan traerlos a los dos, o a alguno de
ellos pero... Al final había ciertas cosas que arreglar en la
fundación y no podía quedarse sola, así que decidí que se
quedaran los dos. Después de todo en el juicio al que iremos
ya hay un abogado encargado. Y creo que podemos manejar
las emociones de Niall tú y yo, así que está bien.
Ella asintió.
—Muy bien, porque todavía no puedo verle la cara a Jeff,
lo quiero golpear —admitió—. La única persona que ofende
a Louis y está bien soy yo, otros no pueden.
—Lamento muchísimo lo que pasó con Jeff, Fizzy. De
verdad jamás pensé que iba a reaccionar así de agresivo
con la situación, lo entiendo pero no lo justifico. No debió de
hacer todos esos comentarios fuera de lugar. Pero te pido
que no pierdas la fe en él como psicólogo porque aunque es
muy bueno en lo que hace, también es una persona y a
veces se deja dominar por sus emociones... por más
profesional y tranquilo que sea.
—Tengo que admitir que eres el ser humano más...
humano que he visto en mi vida, Harry. Nadie admite
fácilmente un error o una equivocación porque duele saber
que no tenemos la razón de todo. Pero tú siempre estás
dispuesto a ofrecer disculpas, incluso si no fue tu culpa.
—A veces debe ser así... Alguien tiene que ofrecer
disculpas, nadie es perfecto. Sé que tengo errores y no me
gusta que esos errores hagan daño a los demás.
—¿Y quién te las ofrece a ti, Harry? —se incorporó ella en
su asiento— Cuando se equivocan, cuando te ofenden,
cuando te tratan mal... ¿Quién se disculpa contigo?
Louis.
Harry sonrió de medio lado.
—Amaneciste muy reflexiva hoy, Felicite —apuntó él con
un acento juguetón.
—Y también muy comunicativa. Vi a Louis antes de venir y
tiene un mensaje para ti.
Eso sí llamó totalmente la atención de Harry que la volteó
a ver completamente de frente.
—¿Viste a Louis? —intentó que sus palabras no sonaran
desesperadas— ¿Dónde?
—En la fundación, fue por ti... Pero ya te habías ido.
Harry se imaginó a un Louis corriendo a toda velocidad
hacia la puerta, intentando buscarlo, llamándolo por su
nombre. Se le encogió el corazón. Se imaginó sus ojos llenos
de pánico al no encontrarlo, recorriendo cada habitación,
preguntando por él, gritando por él.
El corazón se le aceleró y pensó en que si tan sólo se
hubiera quedado ahí con los demás podría haberlo visto una
última vez. ¿Habría ido quizá para arreglar las cosas? ¿Qué
era lo que había ido a decirle? Se puso nervioso intentando
imaginar las miles de respuestas a sus preguntas.
Deja de fantasear, Harry. Dale su tiempo. Sólo quería
despedirse porque no volverás a verlo en un rato.
Suspiró intentando ser más razonable.
—¿Cuál era el mensaje? —dijo, intentando que la emoción
no se filtrara por su voz.
—Siempre encontraré la manera de llegar hacia ti, no
importa qué tan lejos estés —citó—, así que espera por mí,
por favor.
El tono teatral de Felicite le sacó una risita a Harry, pero
todo lo demás fue una explosión en su interior.
Él cerró los ojos y dejó que esas palabras se filtraran por
su alma, que lo llenaran, que lo tranquilizaran. ¿Eso significa
que me quiere? Tiene que significar algo, ¿No? Si no, ¿Por
qué habría mandado ese mensaje con Felicite?
—A veces las personas que amamos nos demuestran que
nos quieren desde sus limitaciones. Tú me dijiste eso, ¿No
es así?
Él asintió con el sentimiento creciéndole en el pecho.
—Aplica de Louis para ti también... Harry. Nunca vi a mi
hermano amar a nadie, ni siquiera a sí mismo... Tú llegaste
a hacer una revolución en él simplemente con mirarlo a los
ojos. Me alegra mucho que se hayan conocido.
Ella dio por terminada la conversación cuando se recargó
en el asiento y decidió descansar también, Harry sintió un
escalofrío que le recorrió desde la espalda hasta la punta de
los dedos. Aspiró aire profundamente.
A veces está bien utilizar tus propios consejos, Harry.
—Aparte —agregó ella, con la voz cansada—, ustedes dos
podrían tener un hijo bellísimo.
Sonrió y negó con la cabeza. Felicite se durmió en
seguida.
Llegaré hacia ti, espérame por favor. ¿Esperarlo? ¿A qué
se refería exactamente con eso?
Ni siquiera tendría que habérselo pedido. Por supuesto
que lo esperaría.
Toda la vida de ser necesario.
||
Louis preparó una maleta con lo básico de sus cambios,
bueno, más o menos. Metió los brazos a su cajón de ropa y
metió todo lo que sus manos abarcaron sin mirar qué era.
Miró la hora y se dio cuenta que era relativamente
temprano por la tarde, pero el ansia ya lo estaba matando
completamente y todavía faltaba un día entero para irse.
Quería quedarse dormido y despertar en el avión de
camino a Mullingar. Después de eso, ¿Qué iba a hacer?
Maldita sea, no tenía la dirección de donde estarían todos,
¡Ni siquiera tenía idea de dónde estaban! Llamaría a Felicite
para que les pasara la dirección o para que fuera al
aeropuerto por él. Tendría que ingeniárselas.
Sacó el resto del dinero que quedaba debajo del colchón
de sus padres, el plan de ahorro que ellos habían hecho
durante su vida había sido guardar billetes debajo de su
colchón porque no confiaban lo suficiente en el banco.
Contó el dinero y decidió que sería suficiente para su
estadía allí y que encontraría un buen trabajo cuando
regresara a Doncaster.
Quería... quería ser aún mejor y responsable, si Felicite
volvía deseaba tener suficiente dinero para que a ella jamás
le faltara nada, que viviera con comodidades, con
oportunidades de estudio, que viviera una vida tranquila y
feliz con él. Que sintiera esa casa como su hogar y él se
encargaría de ser el mejor hermano que pudiera tener.
Bajó la maleta a rastras por las escaleras y fue a la cocina
a tomar un vaso con agua, hizo una lista con un papel que
encontró y una pluma sobre los pendientes: ¿A quién dejaría
encargada la casa mientras no estaba? Ed, ¿Tenía suficiente
dinero para volver en un vuelo? Sí, sí había, sólo tenía que
moderar sus gastos. Recordatorio: darle las llaves de la casa
a Felicite por si quiere volver aquí cuando regrese del viaje.
Se encontraba pensando cuando tocaron la puerta
principal, eso lo sobresaltó un poco gracias al silencio que
había en la casa, dejó las cosas en la mesa y se dirigió a
abrir la puerta.
Sintió el sol en los ojos y los entrecerró un poco, gracias a
que adentro estaba más oscuro. Divisó la silueta de una
mujer de cabello largo que lo miraba desde el otro lado. La
reconoció al instante y su pulso se aceleró, le robó la
respiración, sintió un temblor que le recorrió toda la
columna. Sintió justo en ese momento que el mundo se
derrumbaba, que todo se hacía más y más pequeño.
¿Por qué hasta hora, por qué después de todos estos
meses? ¿Por qué está aquí? ¿Qué es lo que quiere?
—Hola, Louis.
Joanna le devolvía la mirada desde el otro lado.
||
Mullingar, Irlanda.
El avión aterrizó sin ningún problema, habían sido cuatro
horas de vuelo así que ninguno estaba tan cansado por el
viaje. Bajaron ordenadamente y se introdujeron al
aeropuerto mientras Felicite miraba todo con curiosidad, se
encontraba en un lugar nuevo después de todo, Niall iba
pegada a ella tomados de la mano. Recordó la última vez
que había estado ahí.
Cuando Harry lo había rescatado y había decidido irse con
él a Doncaster, ese aeropuerto había sido testigo de las
innumerables lágrimas que había llorado. Ese hecho había
marcado un antes y un después de toda su vida y ahora
estaba ahí de nuevo. Más fuerte, más decidido, más
maduro. Volteó a ver al chico de ojos verdes y supuso, por
su mirada perdida, que probablemente también pensaba en
lo mismo.
Harry les pidió que lo esperaran unos minutos mientras
conseguía un taxi que los pudiera llevar y ambos asintieron
y lo esperaron, viendo cómo Harry se alejaba y se dirigía a
la salida con su maleta.
Pasado un rato Niall simplemente ya no podía quedarse
quieto. Estaba completamente nervioso, excesivamente
lleno de terror y emociones por lo que pasaría a
continuación. Respiró profundo una, dos, tres veces. No
podía controlar ese sentimiento de emoción intensa en su
pecho y en su estómago, sentía que se iba a desmayar.
Felicite lo volteó a ver con preocupación.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? Estás algo pálido.
¿Necesitas un doctor Niall? Mírame por favor.
Niall dirigió sus ojos azules hacia ella y vio la seriedad en
su rostro así como su inquietud. Asintió lentamente ya que
no quería preocupar a nadie.
—Sólo... ¿Qué pasa si... Zayn ya no me quiere? —preguntó
él, lleno de terror— ¿Qué tal si todos estos meses que
hemos estado separados ya no... no siente nada por mí?
Lo miró llena de escepticismo.
—Niall, de qué demonios estás hablando.
—Tengo miedo de llegar, que me vea y... Que sólo yo sea
el que hubiera estado amándolo hasta ahora. ¿Qué pasa si
me ve y no me abraza? ¿Si ya no me ama y sólo quiere
ayudarme en el juicio? ¿Y si conoció a alguien más? ¿Y si-
Felicite le tapó la boca con la palma de su mano.
—Primero que nada, por favor deja de crear escenarios
ficticios en tu cabeza. Vas a desmayarte o algo —ordenó, él
asintió—. Segundo, ¿Tú crees que él ya no te ama Niall? ¿De
verdad? He escuchado su historia mil veces, siento que
Zayn es hasta mi amigo de tanto que me has hablado de él,
y por lo que me has contado, no es del tipo de personas que
hace que el amor muera.
Ella lo soltó lentamente y le pidió que respirara
profundamente otra vez hasta que se sintiera más tranquilo.
Lo hizo. Cerró los ojos mientras Felicite le acariciaba el brazo
y la ansiedad disminuyó poco a poco pero no desapareció
del todo.
—Vas a verlo, Niall. Van a reencontrarse después de que
dieron a Zayn por muerto. La vida les acaba de dar una
segunda oportunidad, él también te buscó, si no, ¿Por qué
estaría ahora con Josh? ¿Y aún así no crees que están
hechos el uno para el otro?
—¿Y el juicio? ¿Qué pasará? ¿Cómo voy a ver a la cara a
mis padres después de lo que hicieron? ¿De lo que nos
hicieron?
—Deja de llamarlos así, no son tus padres, no se merecen
ese título.
—¿Y si todo sale mal? ¿Y si no sale como queríamos? ¿Y si
los dejan libres? ¿Y si no hay suficientes pruebas?
—Niall, la idea de que te vayas inconsciente en el taxi
está siendo muy tentadora, por favor, para. No supongas
nada, no esperes nada. Van a ganar el caso, esas personas
van a pagar por lo que hicieron y podrás vivir una vida
tranquila y feliz al lado de Zayn. Aférrate a esa idea más
que nunca. ¿Sí? No van a salir impunes del delito que
cometieron, ninguno de ellos.
Eso tranquilizó un poco. Estaba sobre pensando
demasiado y eso lo estaba llenando de miedo, tenía que
detenerse por su paz mental. Empezaba a ser consciente de
su realidad cada vez más y ver a Zayn no era la única cosa
que tenía que hacer en Mullingar.
No estaba mal querer que sus padres se pudrieran en el
infierno, ¿Verdad?
—¡Chicos! ¡Encontré un taxi!
La voz de Harry a lo lejos los hizo respingar a ambos y
Felicite miró a Niall mientras tomaba las maletas de ambos.
Ella estaba llena de determinación que contagió
rápidamente a su amigo.
—Te prometo que pase lo que pase estaré a tu lado
siempre. Aleja esas ideas negativas. Nada malo va a pasar.
Tomó su mano de nuevo con fuerza y salieron casi
corriendo hacia Harry que los esperaba sonriente, lleno de
esperanza.
||
Doncaster, Reino Unido.
Louis tenía los ojos muy abiertos y las manos temblorosas.
—¿Por qué has vuelto? —preguntó él mientras se
acercaba a su madre un paso.
Fue lo único que pudo decir en ese momento, el temblor
de sus manos se extendió al resto de su cuerpo y sintió un
fuerte nudo en la garganta. Ella lo miró afligida, llena de
dolor. Sus ojos expresaban un profundo pesar y Louis sintió
que el suelo bajo sus pies temblaban.
Se veía más grande, más acabada, más triste de lo que
jamás la había visto en su vida.
—Sé que no me quieres ver, Louis —comenzó ella con
cautela—. Sé que les he hecho mucho daño a ti y a Felicite y
no cumplí mi rol como madre desde el principio. Sé que hice
mal al irme sin más pero yo los amo, son mis hijos, no los
merezco y lo sé. Pero por favor, quiero hablar con ustedes,
quiero...
Louis levantó una mano e hizo un gesto de ya no hables
más.
—¿Por qué volviste? —la voz de Louis denotaba recelo, la
miró con el ceño fruncido— ¿Por qué después de tanto
tiempo? ¿Qué es lo que quieres de nosotros, mamá?
—Quiero hablar contigo, ¿Por favor? Louis, déjame
explicártelo todo, déjame darte la razón por la cual me fui.
No te pido que me aceptes en tu vida de nuevo... Sólo por
favor, déjame hablarles.
Louis suspiró y se lo pensó muy bien. Se imaginó a Harry,
su compasión, su habilidad de comprender a los demás, en
que si él hubiera estado ahí lo hubiera tomado del hombro y
le habría dicho con la mirada que todos merecemos una
segunda oportunidad. Después de todo, Harry se la había
dado a él.
Todos podíamos cambiar, admitir nuestros errores y e
intentar redimirlos, esa idea fue la que lo movió un paso
adentro y, aunque estaba tentado a cerrar la puerta y fingir
que eso no estaba pasando, asintió (aún con dudas) e invitó
a Joanna con la mirada a entrar, ella cerró la puerta con
cuidado detrás de sí y se sentó en uno de los sofás de la
sala.
La casa que había sido su hogar y su tortura por
muchísimos años ahora era extraña para ella, observó que
las fotos familiares ya no estaban colgadas de las paredes.
Louis se sentó en un sillón frente a ella, entrelazó las
manos en su regazo intentando no temblar. ¿Por qué justo
hoy?
—Antes de que digas nada, si tienes la idea de que
puedes volver y todo estará como antes, no pasará. Nada
de eso va a pasar. Nuestra familia somos Felicite y yo, nada
más. Si necesitas dinero, lamento decirte que no tengo
mucho pero en un futuro estoy dispuesto a ayudarte. Sólo
eso. No quiero ningún lazo que me una a ti.
Joanna se mantuvo unos segundos callada y luego aspiró
profundamente. Asintió.
—Sé que no me aceptarán fácilmente, pero estoy
dispuesta a poco a poco...
—No —negó Louis inmediatamente—, no importa el
tiempo que pase... Decidiste abandonarnos, decidiste
abandonarme cuando más te necesitaba. Me dejaste solo
aquí en esta casa, Joanna. No te importó que estuviera
destruido al ver que toda mi familia se desmoronaba.
Joanna intentó alargar la mano para tocarlo y él se separó
cuidadosamente para que no lo alcanzara, ella ahogó un
sollozo.
—Eras la única persona que me quedaba y decidiste irte.
No sabes lo que me costó salir de ahí.
—Nunca fue mi intención lastimarlos, Louis... —susurró
ella con la voz entrecortada— Siempre fue mi intención
protegerlos.
—No sabía que proteger a alguien implicaba dejar que su
padre le pegue y lo maltrate para después desaparecer por
meses, acabas de cambiar mi idea del concepto.
—No uses ese tono conmigo, Louis.
—¡No! ¡Tú no uses esa cara de persona arrepentida
conmigo, Joanna! —se levantó del sillón, preso de las
emociones que reinaban en él— ¡No tienes ningún derecho
a decir que nos amabas y que querías protegernos!
Ella se llevó una mano al pecho y le dedicó la mirada más
seria que pudo sacar de sí misma, llena de franqueza, dolor
y dureza.
—Los amo, tuve mis errores y eso me costó todo. Pero sí
los amo Louis... Tú y Felicite son mis hijos... Lamento no
haber sido lo suficientemente fuerte para soportar todo
esto, tuve que irme porque ya no podía más. Tuve que irme
porque ya no lo aguantaba más, ni el amor que tuve por
ustedes me hizo lo suficientemente fuerte para admitir que
toda mi vida era horrible y que era mi culpa que ustedes
estuvieran así. Mi culpa por haberlo elegido como esposo.
Louis se tranquilizó un poco al escuchar los sollozos de su
madre y respiró profundamente. Soltó el aire de manera
lenta y se relajó poco a poco. Claro que ver a Joanna frente
a él lo hacía sentir mal, enfadado, enojado, furioso, triste,
melancólico. De todas las personas en el mundo era la
última que imaginaba ver ahí, justo en ese momento.
Estaba lleno de emociones encontradas.
—Pensé que jamás volvería a verte, mamá —dijo él en voz
baja mientras la miraba fijamente—. Pensé un sin fin de
cosas cuando llegué a casa y no estabas, con el pasar de los
días jamás volviste y nunca dijiste nada...
—Me fui porque era la única manera de encontrar la paz,
Louis... Lamento no haberte dicho nada, para cuando pensé
bien las cosas ya era demasiado tarde y ya no podía volver.
Todos estos meses han sido una tortura pensando en que
quería verlos de nuevo y no sabía cómo hacerlo, quería
pedirles perdón.
—Pudiste haber llamado, ¿Sabías que existe algo llamado
teléfonos públicos?
Ella siguió llorando un rato más, la voz se le entrecortaba
y sus ojos ya estaban hinchados a esas alturas. Louis volvió
a sentarse lentamente en el sofá y comprendió su falta de
valentía. ¿Cómo vuelves a una familia que abandonaste en
medio de tal sufrimiento? Lo entendió.
—Cuando Troy se fue... No pude soportarlo más. Soporté
años encadenada a él, soporté maltratos, humillaciones,
golpes, insultos. Lo soporté todo por ustedes Louis —se
limpió las lágrimas que le bajaban por las mejillas como
cascadas—, yo hice todo lo que pude para defenderlos,
incluso si eso significaba que Troy me pegara. Hasta que
hubo un momento en el que ya no pude más, ya no supe
quién era y simplemente... me sentaba a ver cómo destruía
la vida de todos, incluida la mía. Sólo me veía como una
decepción y un fracaso. Un total fracaso al no haberlos
apoyado y defendido como mis hijos. Yo los amaba. Los amo
aún.
—Mamá...
—Troy jamás me amó, eso lo supe siempre. Pero yo sí lo
quería, al principio no existía nada que no fuera una vida
con él. Justifiqué todo lo que hacía, todas sus actitudes, todo
su odio. Lamento haberles dado un padre horrible. Fue mi
culpa...
—Estabas enamorada y eso te cegó. No te culpo por eso y
jamás lo haría, la gente hace cosas horribles por amor.
—Louis, perdóname —suplicó Joanna entre lágrimas.
Louis estaba muy consciente de que no tenía derecho de
juzgar a Joanna porque él no había pasado por su situación
y tampoco había sentido lo que ella, sabía muy bien los
estragos que desencadenaba amar a alguien así de
violento. El amor incorrecto te destruía, te mataba en vida.
Él le ofreció tímidamente un papel para que pudiera
limpiar sus lágrimas, ella agradeció en voz baja y se puso a
llorar aún más por el gesto de amabilidad de su hijo hacia
ella.
—Entiendo si no quieres volver a verme, entiendo
completamente eso Louis... Sólo quería venir y verte,
porque es lo único que he deseado con todas mis fuerzas
todos estos meses, verte a ti y a Felicite...
—No te puedo prometer que podré perdonarte, mamá. Lo
que hicieron tú y Troy con esta familia fue horrible y no
puedo asegurarte que todo se arreglará entre nosotros...
Pero intentaré mantenerme en contacto contigo si eso te
hace sentir más tranquila, todo a su tiempo, ¿Sí?
Hablaremos, intentaremos encontrar una solución a esta
situación que nos persigue a todos, pero la verdad llegaste
en un muy mal momento, Fizzy y yo estamos ocupados y no
tengo cabeza para pensar en esto.
Ella asintió, comprendiendo todo, su hijo se veía... mayor.
Más maduro de alguna manera. Había cambiado
evidentemente, era más... consciente. Tenía una mirada
llena de perspicacia. Louis había crecido completamente y
quiso escapar un sollozo de su boca cuando se dio cuenta
de que lo había hecho solo y ella no había estado presente
mientras eso sucedía.
Louis la miró, ser adulto no significaba que tomabas
buenas decisiones y errar significaba que seguías siendo un
ser humano. Aún así todas las decisiones que habían
tomado (Joanna y Troy) lo habían marcado de por vida, a él
y a Felicite.
Su madre se levantó de la sala, quizá lo mejor sería irse y
dejar a Louis solo para que pudiera pensar lo que habían
hablado, se dirigió a la puerta y le tendió un papel con su
número de teléfono en él. Louis lo aceptó pero ni siquiera lo
miró.
—Tenía tanto miedo de que no volver a ver a ninguno de
ustedes... Sólo quería despedirme una última vez si eso
significaba poder hablar contigo una vez más... Contigo y
Felicite. Lo lamento tanto, voy a ganarme su perdón.
—Volveremos a vernos algún día.
Ella asintió y Louis vio a su madre alejarse con el corazón
retumbando en su pecho, tenía suficientes problemas para
pensar en uno más en ese momento. Cerró la puerta con
lentitud y se recargó de espaldas contra ella, quería
dormirse tres años y despertar cuando todo estuviera
solucionado, ya tenía suficiente con todo lo demás como
para agregar el hecho de que Joanna había vuelto.
Su madre... Todo parecía tan distante, decirle mamá
sonaba extraño, se dirigió de nuevo a la cocina para seguir
tomando agua, sin embargo una sensación extraña fue
apoderándose de él, recordando las palabras de Joanna.
Despedirse una última vez...
Tenía algo pendiente: una última visita. Lo había
prometido (a sí mismo) y después no lo volvería a ver.
Terminaría con el reinado de traumas y de terror que habían
dejado en sí mismo y después de eso podría vivir la vida
que quisiera sin ningún remordimiento.
Un capítulo concluido...
Louis tomó sus cosas rápidamente y salió corriendo en
dirección a la avenida.
||
Una joven Joanna se encontraba en la iglesia, en una
banca sola, mientras oraba en silencio.
Su cabello castaño estaba recogido en una preciosa coleta
que incluía un lazo color blanco, sus padres estaban lejos,
hablando con el padre de la iglesia mientras ella estaba
sentada. Su vestido rosa pastel hacía resplandecer su piel
contra ella.
La iglesia era grande, espaciosa, con grandes ventanales
que explicaban la historia de la crucifixión en la cruz de
Jesús, observó uno a uno los colores vivos que destellaban
contra el sol. Más arriba en el techo una gran pintura de
Dios y del hombre tocándose con un dedo, en símbolo a la
unión espiritual de los humanos con el ser divino Dios.
Vio el altar lleno de colores dorados y se quedó quieta
cuando la conversación de sus padres llegó a sus oídos.
—¿Ya pensaron lo que he hablado con ustedes? ¿Acerca
del matrimonio?
—Claro, lo hemos pensado, pero no estamos
completamente seguros de...
—¡Por Dios! ¿Qué más están pensando? Su hija y mi
sobrino son perfectos, es una unión que Cristo ha
bendecido, sólo mírenlo, Dios los guio hasta esta iglesia
para que pudieran conocerse, para que coincidieran en esta
vida. Yo mismo los casaré y -
—Pero la diferencia de edad... —intervino su madre— ¿No
cree que es algo grande? Él es mayor veinte años... y...
—Eso no tiene nada qué ver, si Dios bendice esta unión
por medio de mí, significa que está bien. No entiendo qué
más duda tienen, a su hija no le faltará absolutamente
nada.
—Pero si aún es una niña...
—Entiendo que ustedes piensen que Joanna aún pequeña
porque es su única hija, estoy segura de que será una
excelente ama de casa y madre, podemos esperar a que
cumpla los 17 años para su boda y con un permiso especial
ella podrá...
Ella cerró los ojos con fuerza y fingió no escuchar aquellas
palabras, se concentró en su respiración y en rezar,
implorar, pedir que no la casaran con aquel hombre. Dios
tenía que ser grande, había sido su único amigo todos
aquellos años y estaba segura de que escucharía sus
plegarias que estaban siendo arrojadas con fuerza.
Un ruido la sacó de sus oraciones, un chico se dirigía a
una banca cercana a la figura de Cristo, estaba hecho un
mar de lágrimas. Se veía destrozado y desaliñado, con la
mejilla roja y lo que parecían una marca de dedos. Sus
sollozos se escucharon en toda la iglesia gracias al eco.
Sollozos desesperados y completamente heridos.
Joanna se levantó con lentitud, ella era considerada una
de las más valiosas y amables integrantes de su comunidad,
era reconocida por su gran habilidad de comprensión y
consuelo. Todos iban a ella en busca de consejos y amor, de
paz. Por eso es que el padre quería llevarla a casar con su
sobrino.
Un señor que le doblaba la edad.
Se acercó al muchacho que lloraba destrozado contra la
banca, tenía sus manos en su rostro que lo escondía por
completo, intentando ahogar sus lamentos. Nunca lo había
visto en la iglesia, quizá era nuevo por allí. Quizá era una
persona más que quería acercarse a Dios, buscar consuelo
en él.
Casi todas las personas que se acercaban a Dios era
después de una experiencia dolorosa, querían explicaciones,
querían consuelo divino, querían seguridad.
—Disculpa, ¿Estás bien?
La voz de Joanna era suave y hermosa, justo como ella. La
voz de una niña. Él detuvo un segundo sus lamentos y se
destapó el rostro despacio, a ella le robó el aliento. Sus ojos
azules, preciosos, la miraban detrás de esas espesas
pestañas.
Él asintió afirmando que se encontraba bien, ella le puso
una mano en el hombro, reconfortándolo, se sintió nerviosa,
un escalofrío recorrió su ser. Ella abrió la boca y no ejerció
sonido alguno, embobada totalmente por su belleza.
De alguna forma encontró su voz.
—¿Puedo saber tu nombre?
—Troy.
La historia se había comenzado a escribir.
||Capítulo 61.

Mullingar, Irlanda.
Zayn caminaba de un lado a otro por la habitación,
impaciente, con las manos empapadas en sudor que
disimuladamente limpiaba contra su playera cada cinco
minutos. Se peinaba el cabello con los dedos en gesto de
nerviosismo y se mordía el labio con fervor (y fuerza).
—Zayn, te puedes lastimar, cuidado.
La voz de Josh parecía lejana a pesar de su advertencia y
de estar en la misma habitación. El edificio donde se
encontraban ahora era diferente, un poco más grande, la
construcción tenía un bonito acabado en tono ladrillo y las
puertas eran de una madera gruesa y barnizada, según le
había platicado Josh antes de que no pudiera poner más
atención era un préstamo del gobierno.
Les habían obsequiado un edificio que ya no estaba en
uso, que antes había sido el edificio de administración de
datos. Ahora estaba completamente espacioso y solo, así
que habían firmado papeles para tenerlo a total disposición
de la fundación de Josh. A cambio de que cuando tuviera
entrevistas dijera que había sido idea del gobierno el apoyo
que podían dar (no de él), básicamente estaban pidiendo
todo el crédito.
Josh era una persona sumamente desinteresada en
obtener reconocimiento, sólo quería estar haciendo las
cosas bien, así que le pareció un trato muy justo el darle lo
que él necesitaba a cambio de desacreditarse la idea.
Tenía grandes ventanales de cristal para que entrara la luz
del día, a Josh le parecía excelente idea ya que todo estaba
muy iluminado. Zayn y él estaban en el área más grande del
edificio (que bien podría haber sido una sala de recepción).
El chico castaño ya le había dado cien vueltas al edificio
completo preso de su nerviosismo.
—¿T-te dijeron a qué hora llegan? —preguntó Zayn
demasiado rápido y tartamudeando— ¿Te dijeron si Niall
estaba bien? ¿Por qué no me dejaron hablar con él? ¿Por
qué-
—Van a llegar en unos minutos, Harry me mandó un
mensaje cuando tomaron el taxi, Niall está bien y está igual
de nervioso que tú, necesito que respires y trates de
tranquilizarte un poco.
Zayn inhaló aire fuertemente y trató de tranquilizarse,
pero la emoción creciente de su vientre no hacía más que
intensificarse y sentía que le cortaba la respiración.
Necesitaba moverse, tenía energía suficiente para correr un
maratón de 16 horas. ¿Tranquilizarse? ¿Cómo demonios iba
a tranquilizarse después de todo lo que había pasado?
Había casi muerto para proteger a Niall, lo amaba, su
corazón anhelaba mucho más que cualquier cosa a ese
chico, lo necesitaba a su lado. Había llorado al pensar que
estaba muerto, lo había buscado, estaba dispuesto a irse
hasta el mismísimo abismo si eso significaba ver a Niall una
vez más.
Estaba dispuesto a morir por él, siempre lo había estado.
Por eso en ese momento parecía haber ingerido diez kilos
de azúcar. Estaba incapaz de controlarse a sí mismo porque
lo único que lo movía en ese momento era la idea de ver a
Niall.
El sonido de un coche deteniéndose en la entrada del
edificio hizo que su respiración se detuviera,
inmediatamente paro su andar y volteó a ver a Josh con la
esperanza (y las lágrimas) reluciendo en su mirada.
—Espera, iré a ver...
Zayn negó con la cabeza. Ya había esperado demasiado.
Se dirigió a la puerta con pasos firmes y con la respiración
entrecortada, alzó la mano temblorosa para girar la perilla
mientras pestañeaba para ahuyentar las lágrimas que ya le
salían por los ojos. El taxi (el bendito taxi) estaba afuera y
las personas que iban en él bajaban uno a uno.
La primer persona que vio fue un chico alto de cabello
largo que se dedicó a bajar las maletas de la parte de atrás,
llevaba una playera blanca y un pantalón negro a juego con
unas botas café, parecía un modelo de una revista.
Luego salió una chica castaña, su cabello iba recogido en
una coleta, tenía un pantalón deportivo y una playera
negra, su ceño fruncido hacía parecer que estaba enfadada
pero luego suavizó su expresión cuando se dirigió a una
tercera persona que aún estaba en el coche y le ayudó a
salir.
El último en salir fue un chico... Zayn se llevó la mano a la
boca para ahogar sus sollozos, identificó el cabello rubio
cuando comenzó a salir del coche y le temblaron tanto las
piernas que no tuvo más opción que ponerse de rodillas
contra el pavimento.
El joven salió por completo y volteó su mirada hacia él,
sus ojos azules lo miraban fijamente y de manera intensa,
notó su boca abierta y su expresión desorbitada de
emoción, por favor di mi nombre, por favor compruébame
que esto es real.
—¡Zayn!
Su voz, su melodiosa y hermosa voz que creía haber
olvidado, era aún más dulce y suave de lo que recordaba.
Zayn comenzó a sollozar con más fuerza mientras intentaba
ponerse de pie a toda velocidad para ir hacia Niall.
No se atrevía a apartar la vista ni un segundo y por lo
visto el chico rubio tampoco, porque inmediatamente
comenzó a correr hacia él sin desviar la mirada de su
rostro.
—¡ZAYN! —gritó Niall con más fuerza.
Ambos corrieron a encontrarse y chocaron con tanta
intensidad que se tumbaron al suelo los dos, con las manos
temblorosas recorrieron el torso, la espalda, los brazos y los
rostros de ambos en un mar de reconocimiento. Niall tocó
las mejillas de Zayn con firmeza y se puso a llorar mientras
el morocho lo abrazaba fuertemente contra sí, aspirando su
aroma, pasando su nariz por su cabello sintiendo cosquillas.
—E-eres tú... E-estás vivo.
Zayn sonrió mientras el sentimiento de calidez en el
pecho lo llenaba y se asentaba en él. Se separó lo suficiente
para ayudar a Niall a levantarse y estando de pie volvió a
abrazarlo con fervor, cubriendo su rostro de pequeños besos
mientras su novio reía y lloraba a la vez.
Niall puso sus manos al rededor de Zayn para estrecharlo
con más fuerza, parecía que si se soltaban podrían
desaparecer en cualquier momento y ninguno de los dos
estaba dispuesto a perderse una vez más.
—Te estuve esperando todo este tiempo, Ni —habló él con
tanta emoción en la voz que lo quebraba por dentro—.
Nunca dejé de buscarte, la esperanza me decía que estabas
bien, te buscaba en cada calle, en cada hospital, en cada
casa desconocida. Nunca me di por vencido y ahora estás
aquí, conmigo, y no pienso dejar de verte ni un segundo
porque no pienso perderme tu hermoso rostro.
Los ojos azules se fusionaron con los castaños por unos
segundos eternos, la mirada de Niall transmitía tanta
emoción como curiosidad, Zayn tomó una de sus manos y la
llevó hasta su rostro de nuevo, haciendo que acunara su
mejilla con delicadeza. Las yemas de los dedos del chico
hormigueaban ahí donde sus pieles se tocaban.
—Soy real.
Niall cerró los ojos y acercó su rostro lentamente, Zayn
hizo lo mismo y en algún punto sus labios se tocaron
ligeramente, presionaron sus labios con más fuerza
uniéndose en un beso lleno de anhelo, desesperación,
miedo y amor profundo, que era lo que sentían ambos en
ese momento. Niall sintió las lágrimas de su novio en sus
propias mejillas lo que lo hizo pegarse con más fuerza.
Cuando se separaron pegaron sus frentes y se tomaron de
las manos fuertemente. El barco estaba a flote de nuevo,
dispuesto a ir contra el viento y la marea.
El chico rubio se retiro un momento para ver a Zayn a los
ojos. Esos ojos preciosos que tanto amaba y había tenido
presentes en sus mejores sueños y sus más horribles
pesadillas, vio una cicatriz en su frente (producto de lo que
probablemente habían sido las heridas causadas por su
padre) y tembló. Tembló de rabia y enojo.
Acercó sus dedos a su cicatriz y la tocó con timidez, Zayn
lo dejó, dócil para después darle un beso en la mejilla. Estoy
bien, aseguró con la mirada.
—Te extrañé con fuerzas que el infierno desconoce, Ni.
—No pienso irme, así no tienes que extrañarme nunca
más.
—No lo hagas de nuevo o moriré y en mi lápida dirá
'falleció por estar lejos de Niall Horan'.
Él negó con la cabeza soltando una risita.
—Zayn... No hubo día que no pensara en ti.
—Si me pagaran un peso por cada vez que soñé contigo
sería dueño de todos los continentes del mundo, Ni, porque
habría tenido dinero suficiente para comprarlos.
Niall sonrió de oreja a oreja mostrando ese brillo
espectacular que siempre lo había caracterizado y Zayn no
pudo contener el impulso de cargarlo y dar vueltas con él en
sus brazos, causando que su carcajada sonora retumbara en
los oídos de todos.
Felicite, una desconocida para Zayn pero la mejor amiga
de Niall, veía la escena con lágrimas en los ojos e intentaba
(de manera fatal) contener los sonidos de dolor y alivio que
le salían por la boca.
Harry le ofreció tímidamente un pañuelo desechable
mientras la veía lleno de comprensión.
—Tengo tos —mintió.
El oji-verde asintió pero la trajo hacia sí mismo en un
abrazo, incluso él tenía ganas de llorar de lo emotivo de eso
pero se sentía feliz, plenamente satisfecho de que todo
hubiera salido bien y que dos personas que se amaban
tanto hubieran podido reencontrarse después de una
historia tan trágica.
Dejaron a los dos adolescentes reencontrarse y amarse,
Harry y Felicite se dirigieron a Josh que desviaba la mirada
lleno de pena al presenciar ese acto de amor tan sincero.
Pareció totalmente aliviado cuando los vio acercarse y los
saludó formalmente a ambos.
—Josh, me alegra mucho que todo esto haya salido a la
perfección —admitió Harry complacido, el chico asintió—.
Sin tu ayuda jamás podríamos haber localizado a Zayn y
podríamos haber iniciado el proceso legal en contra de los
padres de Niall. Serás un gran presidente de la fundación.
Josh se sonrojó ante el cumplido.
—Muchas gracias por ser una inspiración de todo esto,
Harry. El voluntariado ya está en proceso y tenemos varios
candidatos para comenzar. Pero antes de hablar de la
fundación quisiera hablarte de algo... Urgente.
Al decir esto volteó a ver a Felicite de manera discreta. Ya,
lo capté, no quieren que escuche. Ella desvió la mirada.
—Iré por las maletas. Ustedes hablen de su secreto.
Harry asintió con una sonrisa divertida ante el tono de
Felicite y volteó a ver a Josh de nuevo quien le indicó que lo
siguiera adentro del edificio. El chico oji-verde miró todo con
curiosidad, era inmenso y tenía unos ventanales enormes
que eran ciertamente preciosos. Josh se introdujo a una
habitación y Harry fue tras él.
Era una habitación igual de grande pero con un pequeño
escritorio improvisado y cajas y cajas de papeleo. Harry
frunció el ceño al ver que Josh sacaba un legajo de entre
tantas cosas, se inclinó para tomarlo mientras lo ojeaba.
—Zayn me brindó muchísima información de los padres
de Niall, como sabes, eran pertenecientes de una iglesia de
ideas radicales que fomentaban el odio, la violencia y la
homofobia. Se hacían terapias de conversión y muchísimas
cosas más que no hemos podido llegar a demostrar, la
iglesia y la comunidad actualmente se desmanteló. Sin
embargo, las únicas personas que fueron puestas a
disposición de la ley fueron Maura y Bobby.
—No sabía lo de las terapias de conversión —murmuró
Harry lleno de confusión mientras leía y veía las cosas que
Josh había copilado para el juicio.
—Nos enteramos hace poco. Pero Zayn me planteó una
posibilidad que me dejó pensando y hace unos días llamé a
la policía, tengo en mis contactos a alguien que es jefe de
una unidad, se ofrecieron a cuidarnos las espaldas antes,
durante y después del juicio.
—¿Crees que...?
—Creo que hay una pequeña posibilidad de que intenten
hacer algo durante el juicio para impedirlo. Eran muy
unidos, eran básicamente una secta más que una
comunidad de la iglesia. Tenemos que tener cuidado.
Harry asintió y comenzó a trazar planes y soluciones en su
cabeza, estaba en territorio totalmente desconocido y si se
tratara de Doncaster, probablemente ya habría patrullas
afuera de la fundación y gente cuidándolos por sus amigos
dentro de la policía. Pero allí no sabía básicamente nada.
—Procuremos que siempre estén dentro del edificio, y si
alguno tiene que salir, que no salgan solos. ¿De acuerdo?
Tomaremos medidas de seguridad.
—Los abogados y testigos llegarán mañana, tendremos
una pequeña sesión práctica de simulación para saber qué
se dirá el día del juicio, que es en dos días. Confío en que
todo saldrá bien, tengo fe en eso.
Era mejor tener fe que no tener nada. Harry estaba
preocupado pero por fuera mostró determinación y
seguridad, si alguien perdía la cabeza todo se vendría
abajo.
'Eres la base de todo, Harry, sin ti nos derrumbamos'.
Tenía que ser fuerte por todo. No mostrar miedo ni duda.
—Yo también confío en eso Josh.
||
Doncaster, Reino Unido.
La cárcel era un lugar triste; lleno de violencia y odio. A
Louis definitivamente no le gustaba ir, estaba en su top 7 de
lugares a los que no iría aunque le pagaran. Pero ese viaje
(el último) tenía que hacerlo por sí mismo, para dejar ir de
una vez por todas su pasado tormentoso que lo perseguía.
No tenía la necesidad de tener un padre ni una madre,
podía vivir muy bien sin su familia.
Su nueva familia únicamente estaba conformada por
Felicite. Vería por ella, trabajaría por ella y por tener una
relación mucho más sana de lo que habían tenido jamás.
Así que por eso en ese momento, dispuesto a cortar todos
y cada uno de los lazos que lo amarraban, se encontraba en
el semáforo de la avenida principal mirando su celular y
checando la hora. Movió el pie con nerviosismo, ¿Dónde
demonios estaba? Le había dicho que lo vería a las 4 de la
tarde.
El coche de Ed aparcó a toda velocidad frente a él y el
chico estiró el brazo para abrirle la puerta a su amigo.
Cuando Louis subió el pelirrojo lo miraba como si lo hubiera
interrumpido de su maratón de 8 horas seguidas de una
telenovela mexicana.
—¿Sabes? —dijo él mientras se reincorporaba a los
carriles, tenía ambas manos firmemente en el volante—
Estoy cansado de ser tu chofer personal Louis, me hablas
sólo cuando quieres que te lleve a algún lugar, estoy
considerando seriamente comenzar a cobrarte una tarifa de
Uber. La gasolina no se paga sola.
—Saliendo de esto te compro una hamburguesa.
Ed sonrió mientras se detenía en un alto.
—Al fin comenzamos a entendernos —asintió complacido.
Louis soltó una carcajada mientras se ponía el cinturón de
seguridad, pero las palmas de la mano le sudaban, preso
del pánico creciente en su interior. Se las arregló para
actuar normal.
—A la orden, ¿A dónde iremos hoy? ¿Cuál será la aventura
peligrosa que tendremos juntos? ¿Nos robaremos calcetines
de la tienda de ropa? ¿Haremos globos de agua y se los
lanzaremos a los coches en el puente? Tú dime la actividad
criminal.
—Iremos a visitar a Troy nuevamente.
Su amigo volteó a verlo como si le hubiera crecido otra
nariz.
—Louis, ¿Qué? ¿Cómo por qué quieres ir a verlo? ¿No te
bastó el trauma que te hizo pasar cuando viniste la última
vez con Felicite? Mándale una carta o algo, no es necesario
que tengas que verlo otra vez.
—La verdad sí es necesario Ed, necesito cerrar todo esto.
No puedo avanzar en nada porque siento que algo me ata a
Troy, que algo todavía sigue ahí atormentándome por las
noches. Sigo teniendo pesadillas de él y a pesar de que ya
sé toda la verdad, no puedo estar en paz. Necesito un
último intento de respuestas y después me voy. Troy se
olvidará de que tuvo una familia algún día. Yo también
olvidaré que tuve un padre.
—Lou lou, la verdad no sé qué es lo que quieras obtener
de él. ¿Crees que libremente te va a decir 'oh sí hijo, soy
gay, tú también lo eres, por eso somos familia'? ¿Y después
se pondrán a ver un episodio de RuPaul's Drag Race? Así no
funciona esto.
Ed se imaginó la escena de Troy y Louis sentados en el
sofá mientras en la pantalla RuPaul salía con un atuendo
extravagante haciendo lip sync de Britney Spears. Se rio
pero cuando volteó a ver a su amigo que lo miraba con
aspecto amenazante dejó el tema por la paz.
—No pretendo arreglar las décadas de traumas que tenga
mi padre, Ed. Sólo quiero despedirme de él y asegurarle que
jamás volveremos a vernos. Quiero ver que aún queda algo
humano en él, que tiene una última oportunidad de decirme
la verdad y no morir solo con esa carga.
—Suerte con eso. No estoy para juzgarte, sólo soy el
chofer.
El camino fue silencioso e incluso algo incómodo pero
ninguno de los dos mencionó el tema más. Louis revisó sus
mensajes en el celular, sólo tenía el de Felicite cuando le
avisó que habían aterrizado sanos y salvos en Mullingar y
otro más cuando llegaron a la fundación de Josh.
Ninguno de Harry.
Quizá no quería volver a verlo más. No lo culpaba si esa
era su decisión.
No iba a alterarse por eso, pero eso sólo lo hacía sentir
más nervios respecto a su viaje el día siguiente, ¿Qué tal si
Harry no lo recibía?
Antes de pensar otra cosa el coche aparcó en el
estacionamiento indicando que ya habían llegado a su
destino, Louis se desabrochó el cinturón de seguridad y se
dispuso a bajar.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, no, estoy bien. Espérame aquí, espero no tardar
mucho.
—Bien, te espero, si no regresas en media hora significa
que Troy hizo un acto homicida y entraré por ti, ¿Okey?
Louis quiso tomarse eso como una broma pero por alguna
razón no le pareció una opción descabellada, es algo que
podría hacer Troy en un arrebato de violencia, así que
asintió ante esa propuesta y Ed miró la hora para calcular
en qué tiempo tendría que salir corriendo del auto.
—Gracias Ed.
—Un gracias no me paga esto, quiero mi hamburguesa. Y
que sean dos, por el cargo extra de tener que ir a buscarte.
Los ojos azules de Louis se hicieron rasgados gracias a la
gran sonrisa que adornaba su rostro, asintió y cerró la
puerta del coche tras de sí.
||
Troy estaba en el área común mientras ingería la comida
desabrida que les daban cada día, una manzana era lo único
decente que había en su bandeja así que decidió dejarla
para el final, para que pudiera quitarle el mal sabor de boca.
Había grupos de reos a su al rededor, todos habían
cometido delitos en su vida y por eso estaban ahí, algunos
juraban ser inocentes atrapados por malas jugadas del
destino. Troy no creía en eso, todas aquellas personas
tenían ese peso en el rostro. El peso de haber cometido
muchas equivocaciones.
El peso que él mismo cargaba.
El guardia llegó hacia él y le dio un pequeño y brusco
empujón en la espalda.
—Tienes visitas.
Más visitas, más gentes, más caras que reconocían y le
pesaban en el alma. Se incorporó de su asiento de manera
lenta y caminó con algo de dificultad hacia la puerta que lo
llevaba a la sala de visitas. Había visto a sus compañeros de
ala en esas salas, los visitaba gente que amaban, sus
familias, sus parejas, sus amigos.
Él no tenía nada de eso. Los había alejado a todos. Qué
pena tenía por sí mismo.
Cuando la puerta se abrió para introducirlo en la sala
divisó la silueta de Louis de espaldas a él, lo reconocería en
cualquier lugar. Su cabello castaño que ya se había dejado
ligeramente largo y esas ropas negras con las que iba a
todos lados. Troy suspiró lleno de pesar intentando no
sucumbir al dolor que sentía dentro de sí mismo que le
repetía una y otra vez que ya acabara con todo eso.
Cuando Louis vio llegar a su padre con esposas
inmediatamente se levantó de su asiento para recibirlo pero
no emitió palabra alguna, simplemente lo miró y desvió sus
ojos cuando los guardias lo empujaron violentamente a la
silla.
—¿Qué quieres?
La voz de su padre era apenas un hilo, como si todo ese
odio y energía que había tenido la última vez se hubiera
esfumado, como si las ganas de vivir hubieran dejado su
cuerpo de un momento a otro.
Era sólo un cascarón lleno de malos recuerdos.
Louis tuvo que carraspear un poco.
—Vine a decirte adiós, papá.
Los ojos celestes de Troy se alzaron un poco hacia su
rostro como si la palabra adiós realmente le hubieran
afectado en algo, pero no mostró emoción alguna en sus
facciones.
—Hay... muchas cosas que jamás pude preguntarte pero
ahora he crecido, todos lo hicimos... ¿Por qué no buscaste tu
felicidad antes de crear una familia que no ibas a amar,
Troy? ¿Por qué decidiste arrastrarnos a la miseria contigo?
Su padre se quedó callado.
—Lo sé todo —murmuró Louis—. Sobre Des.
Eso lo hizo reaccionar, el simple nombre de Des despertó
todos y cada uno de sus sentidos junto con el odio que
llevaba pudriéndose en sí mismo durante años. No, no
puede saberlo, lo borré todo, lo rompí todo...
—No es cierto.
—Sé quién fue para ti. Qué tan importante fue en tu
vida... ¿Esa es la razón por la cual no querías que yo fuera
igual que tú? ¿Qué fue lo que te hizo tan terrible que
tuvieras miedo de que me enamorara de un chico también?
Troy comenzó a temblar (de dolor o de rabia), se sentía a
desbordar de emociones pero lo único que Louis podía ver
era su ceño fruncido por la cólera.
—¿Quién te lo dijo?
—Descubrí tu caja en el clóset, la de zapatos. Tenían una
foto juntos.
Y Anne.
Esa estúpida caja que había decidido conservar por
alguna razón, maldita sea aquel día en el que había
guardado esa foto y la había atesorado más que a nada en
ese mundo. Esa simple fotografía incluía a las dos personas
que más había amado en toda su vida y que le habían roto
completamente el corazón.
—No tenías ni tienes ningún derecho de buscar mi
pasado —comenzó él, alzando la voz poco a poco—. No sé
quién mierda te crees que eres para buscar cosas que no te
incumben.
—Soy tu hijo.
Louis sintió el enojo también hirviendo por sus venas. Ya
había sido bastante comprensivo y suave.
—Todos los años de maltrato y violencia a los que me
sometiste, todas las cosas que me hiciste odiar de mí
mismo, todo el odio que sentía por mí... Eras sólo tú y tu
estúpida proyección hacia mí.
—Detente.
—Felicite y yo aguantamos todo por ti, aguantamos las
palizas, los insultos, tu intento de controlarnos la vida.
Bajamos la mirada cuando pasabas, nos quedamos callados
por ti, nunca tuvimos un padre, sólo un maldito abusador.
—Louis, cállate ahora.
—Y resulta que sólo era porque el pequeño niño que
tenías en ti estaba tan asustado y no querías admitir que te
gusta el pen-
La bofetada que Louis sintió fue tan fuerte que lo tumbó
hacia atrás de su asiento, vio estrellas por un segundo y
sintió el piso antes de que pudiera verlo. Todos voltearon a
verlo gracias al sonido del impacto y los guardias se
acercaron unos metros hacia Troy.
—Te ordené que cerraras la boca.
Louis tenía los ojos desorbitados pero supo reponerse de
aquel ataque lleno de violencia, se levantó de manera lenta
mientras se llevaba una mano a su mejilla, estaba
totalmente caliente y adolorida. Afortunadamente no había
sangrado por ninguna parte. No volvió a sentarse, sólo se
quedó parado frente a su Troy.
—No te odio, me das lástima... —dijo Louis en voz baja,
mientras el dolor en su mejilla se convertía en latidos—
Quisimos ayudarte, todos y preferiste el camino del odio, la
violencia, la tortura. Decidiste no confiar en nadie y gracias
a eso trajiste a dos hijos que jamás amaste, que sólo
intentaste convertir en una versión horrible de ti. Destruiste
a una familia entera por tu profundo rencor.
Louis quitó su mano de su mejilla y señaló a Troy con un
dedo.
—Quise apoyarte, quise comprender tu postura, quise
ayudarte e incluso ahora, estando aquí, me di cuenta de
que fue un error pensar que había algo de humano en ti,
eres un monstruo, te convertiste en uno desde hace
muchísimo tiempo y no me di cuenta hasta hoy.
Su padre ni siquiera se inmutó.
—Tomaré un avión a Mullingar mañana, iré por el amor de
mi vida. Se llama Harry Styles y no voy a acobardarme ni a
decidir odiarme a mí mismo por el hecho de que es un
hombre. Estoy enamorado de él y nada de lo que digas me
hará sentir lo contrario.
El rojo subió a las mejillas de Troy y manchó su cuello
también, estaba totalmente sonrojado de coraje pero estaba
bien consciente de que no podía hacer nada porque los
guardias que lo custodiaban ya estaban muy cerca de él. Si
intentaba algo lo más seguro es que le aplicarían la
máquina de toques en un costado. Lo había visto varias
veces.
—No soy igual a ti, preferiría morirme antes de tener una
pizca de ti en mí. Por eso a partir de hoy no existen Felicite
Tomlinson y Louis Tomlinson para ti. Dalos por muertos.
—Te dejará —Troy sonrió y Louis sintió un escalofrío en la
columna—. Te abandonará cuando más lo ames, te irá mal,
sufrirás, llorarás y volverás de rodillas a pedirme perdón
cuando te des cuenta de que yo siempre tuve razón. Yo te
maldigo, Louis. Maldito tu vida con ese bastardo y espero
que te vaya muy mal. Que alguno de los dos muera.
Louis abrió la boca y no emitió sonido alguno. ¿Qué
demonios había estado pensando en ese momento? ¿Que
Troy mágicamente cambiaría, que se convertiría en una
buena persona? ¿Que confesaría sus más grandes miedos?
¿Que todo dolor en su vida se eliminaría de la noche a la
mañana?
—Seré feliz a pesar de ti —fue lo último que dijo Louis
antes de darse la vuelta para dirigirse a la salida.
Por el reflejo del cristal de la puerta vio a Troy siendo
levantado por los brazos, los guardias lo sostenían
firmemente. Su padre no le quitaba la mirada de encima
hasta que se dirigió a la puerta contraria también. El
temblor en sí mismo estaba apareciendo de nuevo. La
adrenalina que sintió en ese momento le había servido para
no sentir el dolor de su mejilla pero ahora volvía, más fuerte
e intenso.
Eso le daba una respuesta. No importaba el tiempo que
pasara ni las veces que Louis intentara a hablar con Troy,
era un caso totalmente perdido. No había esperanza para él
y debía aceptarlo y seguir adelante, justo como Felicite.
Hay historias que mueren con nosotros.
Troy había tenido el anillo de Des en el dedo todo el
tiempo. Louis fingió no verlo en lo absoluto.
||
—¿De verdad Troy se comportó así?
—Anne, por favor, no vayas a verlo. Sólo va a tratarte mal.
Louis se encontraba en el hospital, Anne estaba sentada
en una cómoda silla frente a él en su habitación, el olor de
los antisépticos aún mareaba a Louis cuando entraba, pero
después de un rato se acostumbraba.
Al rededor de las 8 de la noche Ed había dejado a Louis
allí después de haber comprado sus dos hamburguesas y
sus respectivas papas a la francesa, su amigo se había ido
feliz así que el dinero gastado había valido la pena.
Louis le había contado todo el encuentro de Troy y él en la
cárcel desde el momento en el que había entrado a la
habitación y no habían dejado de hablar desde entonces.
—Troy ya no es ese mejor amigo que tenías, no es ese
adolescente y ese joven que amaste. Ahora es un monstruo
lleno de odio, maldad y violencia. No quiero que te haga
nada, así que prométeme que no volverás allí. No es un
lugar para ti Anne.
Ella lo miró con una profunda tristeza, con ese peso que
tenía en el alma aún. De todas formas asintió lentamente y
con resignación.
—Supongo que una parte de mí se rehusaba a admitir que
Troy es una persona... distinta ahora. Esperaba poder
mirarlo a los ojos y pedirle perdón por lo que le hice...
—También fuiste una víctima, Anne. También te hicieron
daño y Troy jamás te buscó para pedirte disculpas por lo
que te había hecho. Te engañó con Des. Ambos lo hicieron.
Sólo fuiste una víctima más de ese par de imbéciles.
—¿Seguro que te sientes cómodo hablándole a tu padre
de esa manera?
—Ya no es mi padre, he decidido que Fizzy y yo somos
huérfanos.
—Bueno, en ese caso, sabes que tú también eres mi
familia Lou, tú y tu hermana, mi casa es su casa siempre.
Louis sonrió ante su dulzura y sucumbió a la idea de Anne
recibiéndolos con un fuerte abrazo a ambos.
—Gracias Anne... Por favor olvida a Troy. Sé que es muy
fácil decirlo que hacerlo pero si vuelves a esas celdas lo
único que vas a encontrar será más dolor del que puedes
soportar.
—Supongo que una parte de mí realmente... esperaba
pagar por lo que hice, ¿Sabes? Que Troy me ofendiera, me
abofeteara... algo para sentir que ya se había desquitado el
daño que yo le hice a él.
Los ojos de azules del chico la miraron con una expresión
incrédula, con los ojos entrecerrados.
—Eso es lo más masoquista que he escuchado.
Anne sonrió un poco.
—Anne, no podemos cambiar el pasado, ya está hecho.
Eso es lo malo del tiempo, no podemos arreglar las cosas
horribles que hicimos, el presente está para compensarlas y
darnos cuenta de que hicimos las cosas mal y tenemos la
oportunidad de comenzar a hacerlas bien. Mira lo que
cambiaste, mira lo que lograste. Amas y aceptas a tu hijo, le
diste una vida llena de amor y apoyo, creaste a un hombre
maravilloso que se dedica a ayudar a más personas porque
lo inspiraste a eso, tienes personas que te quieren y
estiman a tu al rededor por la maravillosa mujer que eres
¿No es esa suficiente redención? ¿No puedes ver en la gran
persona en la que te has convertido?
—Pero...
—Basta —hizo una señal con la mano y ella sonrió de
nuevo, apenada—. No voy juzgarte y nadie va a hacerlo,
eras joven, estabas enamorada y cegada en una relación
tormentosa. Nadie te odia así que deja de odiarte a ti
misma, por favor.
Antes de que Anne contestara Louis miró la hora en el
reloj de manecillas que estaba colgado en la pared, era
redondo y de un color bonito... Y marcaban las 9 pm. Se
levantó de su asiento de un salto.
—Ay no, ya es muy tarde. Perdóname tengo que irme,
dejé las cosas a medias en casa y mañana sale el vuelo, así
que tengo que seguir preparándome, ¿Qué se supone que
llevas a un viaje? Ni idea, sólo metí lo que se me ocurrió en
la maleta pero creo que es una mala idea así que revisaré...
La mujer vio completamente enternecida cómo Louis se
volvía loco en un segundo enumerando cosas pendientes de
su lista y lo tomó de la muñeca con suavidad cuando se
acercó a ella.
—Lleva ropa interior y cambios de calcetines, lleva tres o
cuatro pantalones y todas las playeras que puedas para
combinar. Lleva tres cambios de zapatos, no olvides tus
artículos de higiene personal y el boleto de avión. Procura
siempre el boleto de avión, no lo pierdas de vista porque es
tu pase para ver a Harry.
Louis asintió y se perdió un momento en sí mismo como si
estuviera haciendo anotaciones en su cabeza. Unos
segundos después su mirada se suavizó y volteó a ver a
Anne.
—No tengo palabras para agradecerte lo que haces por
mí, esto... Es algo que siempre voy a recordar.
—Saluda a Harry de mi parte, ¿Sí? Cuídense mucho.
El oji-azul se inclinó para abrazar con delicadeza a Anne
como si pudiera romperse en cualquier momento, el
aspecto frágil que le daba la bata del hospital le daba
pánico pero sabía que era una mujer fuerte, que cumplía
sus promesas.
La promesa de esperarlos hasta que regresaran de
Mullingar.
—Gracias por darme la oportunidad de ir por Harry, Anne.
Gracias por dejarme quererlo.
—No le confiaría la vida de Harry a nadie más que no seas
tú, Louis.
Él asintió tomando esas palabras llenas de confianza y se
despidió con la mano lleno de entusiasmo cuando salió por
la puerta. Anne contuvo las lágrimas al darse cuenta del
gran ser humano en el que se había convertido Louis.
Había entrado a su vida como un ciclón creando desastres
por doquier, lastimando a otros, destruyendo todo a su
paso. Era una persona tan fuerte y amable, tan admirable. A
pesar de todo el dolor él mismo había decidido cambiar.
No dejaría que una decisión (una mala decisión) que había
tomado ella misma arruinara la vida de Louis junto a Harry.
Sabía a qué hijo había criado, uno lleno de amor y
comprensión por los demás, un hombre empático lleno de
buenas intenciones, abierto al diálogo...
Abierto a las explicaciones.
Tomó su sencillo celular de la mesita de noche que se
encontraba al lado de su cama, marcó el número de su hijo
y esperó dos tonos para que contestara.
—Hola Harry, soy yo cariño.
—¡Hola mamá! —saludó su hijo lleno de felicidad al otro
lado de la línea—, ¿Cómo estás? ¿Está todo bien?
Anne miraba por la ventana que daba al espacio exterior,
la luna brillaba en todo su esplendor y se le hizo un nudo en
la garganta que tragó con un poco de dificultad, su voz
sonaba un poco ronca cuando empezó a hablar de nuevo.
—Escucha, tengo que decirte algo importante...
||Capítulo 62. (Final)

Doncaster, Reino Unido.


Eran las 6:30 de la tarde y Louis se mecía lentamente
intercalando su peso de una pierna a otra simultáneamente,
una maleta color café estaba bien sujeta a su mano
izquierda que ya tenía los nudillos blancos de apretar el
agarre fuertemente. El pase del vuelo (el conductor a su
felicidad) se encontraba en su mano derecha y lo veía como
si fuera un boleto de lotería premiado.
Sacó su celular del bolsillo y revisó su bandeja de
mensajes, lo había estado haciendo durante el transcurso
de la mañana antes de salir de casa. Se había asegurado de
que todos los asuntos estuvieran resueltos, que no hubiera
pendientes, que las luces de su hogar estuvieran apagadas
y todos los electrodomésticos desenchufados, no quería
toparse con su casa hecha cenizas por culpa de un
cortocircuito. Ed tenía las llaves.
También había estado hablando con Felicite respecto al
viaje debido a que era la primera vez que pisaba Mullingar
como tal y no quería perderse o terminar en el mercado
negro mientras vendían sus órganos al mayoreo. Louis
releyó los mensajes que habían estado mandándose.
Cuál es la dirección Fizzy?
Qué te importa jsjs
No estoy jugando Felicite Tomlinson, contéstame
¿De dónde sacaste dinero para comprar un boleto de
avión a Mullingar? No es que cuesten tres pesos. ¿Vendiste
tu cuerpo?
Me lo dio Anne para poder ir a ver a Harry
Esa Anne es una santa, sólo por ella te daré la dirección.
Por favor no vayas a caminar fuera del aeropuerto pide un
taxi allí y te esperaré afuera del edificio donde estamos.
Necesitaré que me llames cuando aterrices, okey?
Está todo bien?
Hay unas cosas... pero no quiero preocuparte,
concéntrate en no perderte, te estaré esperando. No le diré
nada a Harry, deseo ver sus caras de tontos enamorados
cuando vuelvan a verse. Ya tengo la cámara lista
La fila avanzaba con rapidez y en unos minutos se
encontró con la señorita que revisaría su pasaje, Louis se lo
entregó amablemente con una sonrisa y ella asintió, tomó el
pase en sus manos, le dio un rápido vistazo. Louis se
encontraba evidentemente nervioso con el sentimiento a
flor de piel ¿Qué tal si no es un pase a Mullingar, qué tal si
es a otro lugar?, la señorita levantó su mano demostrándole
por dónde tenía que ir.
—Tenga un buen viaje, disfrute su estancia.
Sus palabras amables le dieron ánimos a Louis y se dirigió
al pasillo que la señorita le había indicado, adelante de él
iban más personas que también compartían su destino de
viaje, todos abordarían el mismo avión.
Envió otro mensaje.
El vuelo sale a las 7 y no hay retrasos. Llego en un
par de horas
¿A qué Felicite se refería exactamente con 'hay unas
cosas'? ¿Estaba pasando algo? ¿Se encontraban en una
situación delicada o de peligro? Eso sólo lo hizo pensar más
y preocuparse por las posibles cosas que estuvieran
pasando en Mullingar mientras Louis todavía estaba en
Doncaster.
Tranquilo, si fuera algo grave ya te lo habría dicho.
No podía con la emoción que cabía en su pecho, con el
ardiente sentimiento de ver a Harry y definir lo que sentían
de una vez por todas: sin secretos, sin mentiras, sin
situaciones de por medio que no fueran Louis y él, nada
más, nadie más.
Había renunciado a todo gracias a Harry y era algo que
agradecía cada día al despertar. Se había despojado de su
religión, de sus creencias, de sus juicios, de su odio. Cada
cosa negativa se había desprendido de Louis gracias a él. Lo
había dejado todo atrás con tal de ser una mejor persona
para sí mismo... Una persona que mereciera a Harry Styles.
Y lo amaba de manera jodidamente intensa. Lo amaba, lo
amaba, lo amaba...
La sonrisa en su rostro se hizo más visible mientras se
acercaba más al lugar donde abordaría el avión y miró el
cielo. Estaba más lleno de esperanza que nunca, más lleno
de felicidad y de ganas de vivir de lo que jamás había
estado. Todo por él.
Siempre has sido tú.
Louis se llevó una mano al pecho cuyo corazón latía con
fuerza mientras respiraba lentamente para tranquilizarse.
Llegaría pronto, se lanzaría a los brazos de Harry y le diría
finalmente que quería pasar el resto de sus días a su lado.
Esperaba que su respuesta siguiera siendo positiva ante
sus sentimientos... porque si le decía que no... Realmente
no había pensado en un plan b.
||
Mullingar, Irlanda.
Felicite se inclinó a ver la pantalla de su celular mientras
estaba sentada en el suelo, leyó el mensaje y se relajó
visiblemente, Louis ya había tomado el vuelo para ese
entonces ya que el mensaje había sido enviado hace casi
treinta minutos. Reclinó su cabeza hacia atrás descansando
contra la pared y flexionó los dedos de sus manos
entumidas por el frío del edificio. Estaba bastante helado ha
decir verdad.
Ellos habían hecho casi tres horas de viaje en el avión así
que daba por hecho que Louis haría el mismo tiempo de
viaje, llegaría en el transcurso de la noche.
El juicio se realizaría al día siguiente y ella ya no podía
aguantar los nervios que se instalaban en sí misma al haber
espiado la conversación de Harry y Josh, sabía que lo que
había hecho estaba mal y que no debía escuchar cosas
ajenas, pero le había sido imposible no hacerlo, no cuando
sus vidas y la justicia que Niall y Zayn merecían estaba en
riesgo.
'Es probable que intenten algo...'
Volteó a ver a Niall que se encontraba en una colchoneta
en el suelo con un Zayn que lo tenía tomado entre sus
brazos, manteniéndolo seguro y cálido allí. Estaban
profundamente dormidos después de haber soportado una
simulación de juicio (que había sido bastante difícil, Niall
había llorado tres veces seguidas después de contar lo que
su familia había hecho). La cara de su amigo estaba roja e
hinchada y a pesar de eso tenía una expresión pacífica
ahora que estaba en los brazos de aquel chico.
El pinchazo en el pecho fue inevitable, le encantaba y
adoraba ver a su amigo dichoso. Adoraba ver a dos
personas que se amaban y que finalmente volvían a estar
juntas, la vida era tan cruel y maravillosa. Niall respiró
profundamente en su sueño y Zayn lo acercó más a su
pecho. Felicite desvió la mirada.
Josh también se encontraba en el edificio, estaba en la
oficina improvisada junto a Harry quienes conversaban
arduamente, veían papeles, leían, acomodaban. Las ojeras
del chico oji-verde eran notorias y el brillo de su rostro lucía
apagado, no tan intenso como antes. Josh también lucía
bastante agotado.
¿Qué estaría por pasar? ¿Por qué toda aquella situación se
sentía como la calma antes de la tormenta? Ese sentimiento
de estar esperando por algo la estaba asfixiando.
Cerró los ojos con la cabeza hacia atrás y se dedicó a
contar hasta 50 de manera lenta mientras concentraba su
mente en no pensar en nada más. Sintió el dije de Jenn
subir y bajar en su pecho al compás de su respiración.
¿Te acordarás de mí allá donde estás? ¿O eres feliz sin mí?
—¿Quieres irte a dormir?
La voz de Harry la hizo abrir los ojos de nuevo quitándole
esa paz que había logrado conciliar por unos minutos, se
encontraba un poco somnolienta. Se talló los ojos
suavemente con ambas manos y negó con la cabeza.
—¿Qué está pasando allí adentro? —señaló la pequeña
oficina con la cabeza— ¿Y por qué ambos tienen cara de
estar previniendo un ataque de bombas? ¿Qué está
ocurriendo Harry?
Él sonrió intentando permanecer tranquilo y transmitirle
paz también a Felicite, lo menos que deseaba era alterarlos
a todos, perder la poca estabilidad que tenían en ese
momento.
—No es nada, Felicite, debes descansar y...
—Harry creo que en todos estos meses te he demostrado
que soy una persona de confianza y alguien en quien
puedes contar. ¿Recuerdas cómo me recibiste en la
fundación? —insistió— ¿Recuerdas cómo me animaste a
hablar y a confiar en los demás? Confía en mí, Harry.
El chico miró a la vivaz adolescente que tenía enfrente y
se dio cuenta de que parecía muchísimo mayor de la edad
que tenía. La vida la había tratado tan rudo y tan mal que
no había tenido otra opción más que crecer y atenerse a las
situaciones que le pasaran. Sabía que podía confiar en
Felicite, estaba deseoso y ansioso de contarle lo que estaba
pasando, el riesgo que estaban viviendo por el juicio del día
siguiente. Principalmente confesarle que jamás había tenido
tanto miedo en su vida.
Pero se lo guardó, decidió el silencio por la paz de todos a
costa de la suya. No necesitaba que 3 personas más
estuvieran llenas de pánico como él, entre más tranquilos
los viera a todos más podría fingir que él también tenía ese
estado de paz en sí mismo.
—Duerme, Fizzy —dijo finalmente después de un largo
silencio, se inclinó hacia ella y le apretó la mano con
delicadeza en un gesto reconfortante.
Felicite estuvo a punto de debatir su respuesta, pero de
pronto se dio cuenta de lo cansado que estaba su cuerpo,
de lo agotada que se encontraba después del viaje y de
todas las emociones que habían pasado ese día. Felices y
tristes. Ella había llegado a su límite emocional y más le
valía ponerse a dormir un par de horas en lo que Louis
llegaba al aeropuerto, necesitaba estar completamente bien
para poder brindarle la dirección y recibirlo. No deseaba
otra tragedia.
Harry observó como los chicos se dormían en sus camas
improvisadas y una vez que los vio cerrar los ojos a todos se
dirigió al cuarto continuo que se encontraba solo.
Únicamente en ese momento se permitió llevarse una mano
al pecho y llorar en silencio mientras se recargaba en el
marco de un gran ventanal.
—He estado enferma mucho tiempo Harry... Jamás te lo
dije porque te amo y no deseaba interrumpir tu vida de esta
forma... Perdóname por la mala madre que fui al no
contártelo, perdóname por haberte lastimado de esta
manera. Estoy bien y estaré bien hasta que vuelvas a casa...
Su madre, Anne... Enferma del corazón. ¿Cómo es que
jamás se había dado cuenta? ¿Cómo es que jamás había
cuestionado las pastillas que se tomaba? ¿Por qué nunca lo
había mencionado?
—¿Louis? ¿Louis lo sabe?
La desesperación que sentía dentro de sí mismo era
anormal, grande, masiva. Quería regresar a Doncaster en
ese momento y quedarse con Anne, cuidarla, procurarla.
¿Qué tan mal hijo era si no se había dado cuenta de lo que
sufría su madre gracias a que su trabajo lo consumía?
La conversación que habían tenido por teléfono lo había
dejado marcado.
—La razón por la cual Louis te dijo que no al viaje fue por
mi causa, Hazz... Él se enteró y decidió quedarse a cuidarme
para que no tuvieras que cancelar el viaje. Él quiso
sacrificarlo todo por mí... Y para ti.
Las emociones agridulces que Harry sentía eran gigantes
y contradictorias. Louis, ese chico... Ese hombre
maravilloso...
Le había mentido.
—Yo fui la que le dijo a Louis que no te dijera, Harry. Por
favor no te enojes con él, yo fui la culpable de todo al no
habértelo comunicado. Lo llamé a él primero cuando me
internaron en el hospital y él corrió a cuidarme. Cuando te
dijo que no podía ir a Mullingar contigo fue porque me
prometió que no te diría nada hasta que yo lo hiciera.
Louis le había mentido y le había destrozado el corazón.
Lo había mirado a los ojos y lo había rechazado.
—Por favor Hazz... No lo odies por mi culpa.
Y lo había hecho para poder cuidar a su madre, a la
persona más maravillosa e importante de su vida. Para que
Harry no tuviera que sacrificar nada, para que Harry pudiera
realizar el viaje y ayudar a las personas que lo necesitaban,
para poder cumplir sus promesas.
No lo odiaré, no puedo odiarlo. Yo lo quiero...
—Te veré pronto Hazz. Regresa bien a casa y estaré
esperando por ti. Por ambos.
—¿Por ambos? Louis está contigo, ¿No?
—Tengo que colgar Harry, te quiero cariño.
Harry vio su celular y se debatió duramente cuando vio el
número de Louis en su lista de contactos. Visualizó su
número una y otra vez mientras las lágrimas en sus ojos
cesaban y su respiración se estabilizaba. Le dolía la cabeza
un poco.
Una llamada, llámale para confirmarlo todo. Llámale y
arreglen esto. Llámale y dile que lo primero que harás
cuando vuelvas a Doncaster es ir hacia él. Dile que lo sabes
todo. Dile que no tiene que mentirte más. Dile que lo
perdonas.
Su dedo se movió automáticamente hacia el ícono de
llamada y con las manos temblorosas se llevó el celular a la
oreja.
Uno...
Dos...
Tres tonos...
¡Hola, soy Louis! Si es importante deja un mensaje, si no,
jódete.
Beep beep.
Quizá era demasiado tarde.
||
La oscuridad engullía todo a su paso. El pecado
tentaba.
El pecado consumía a los seres humanos hasta que
dejaba ver lo peor de sí mismos.
La negrura se contagiaba, se transformaba, iba,
venía...
El abismo estaba cerca, el fin estaba cerca. Todos
saltarían en busca de la gloria de Dios.
La tercera persona de izquierda a derecha juntó las manos
y se puso a rezar, primero en voz baja, después su tono de
voz fue haciéndose más y más fuerte hasta que se convirtió
en un grito.
Un grito que se contagió a las demás personas a su
alrededor, hombres y mujeres de entre 35 y 50 años que
rezaban tan alto que sus gargantas dolían, que sus
tímpanos adoloridos apenas y registraban las voces tan
altas a su alrededor.
Una mesa frente a ellos tenía una cruz grande con
Jesucristo crucificado en ella, los detalles se veían tan reales
y espeluznantes como la mejor obra de un asesino.
Los seres humanos eran asesinos por naturaleza. Ellos
habían matado a Jesús, Jesús había muerto por ellos para
absorber sus pecados.
Estaban dispuestos a matar por el mal, a erradicar, a ser
justicieros de Dios como se hacían llamar a sí mismos. Se
tomaron de las manos unos a otros y se mecieron de
derecha a izquierda llenando sus corazones de fervor.
—¡Admiren, hermanos míos, el perdón que nos da Dios en
estos momentos por lo que estaremos por hacer a
continuación! ¡Dios nos ama y purificaremos este mundo de
todo pecador que ensucie el paraíso!
Las voces se unieron a lanzar gritos, profesando paz,
profesando odio, profesando amor. Se emocionaron y
cantaron una alabanza más mientras en la mesa varias
personas con túnicas negras depositaban grandes cajas de
cartón con diversos artículos dentro.
Hicieron una fila como el más perfecto ejército, uno a uno
se posicionaron detrás del otro. Hombres y mujeres tenían
las manos en posición de oración y se abrieron las cajas.
Cada persona tomó un artículo dando gracias a Dios.
Un hombre mayor salió de entre las sombras y se detuvo
en el improvisado podio que se encontraba en medio del
salón. Alzó sus manos con regocijo y emoción, todos los
oyentes se detuvieron y voltearon a verlo completamente
extasiados, llenos de respeto. Inclinaron su cabeza hacia él.
—Dejad que purifique las armas que traerán justicia a este
mundo. Dejad que purifique sus almas antes de la
depuración del pecado.
Esperaron, esperaron... Se unieron de las manos de
nuevo, cerraron los ojos y agacharon su mirada hacia el
suelo. La hora se acercaba.
||
¿Por qué no podía simplemente ir hacia el edificio y tocar
la puerta?
Las piernas de Liam fallaban y se sentía como si fuera una
gelatina viviente. Había encontrado finalmente el edificio
después de haberlo buscado la mayor parte del atardecer.
No había recordado bien el lugar después de que saliera
corriendo hacia la avenida y no había prestado atención a
las calles, sólo había corrido como alma que lleva el diablo.
Ya era tarde por la noche, se podría decir que incluso era
una hora peligrosa pero el centro de Mullingar no era
específicamente inseguro. Liam no alcanzaba a distinguir el
interior a pesar de los grandes ventanales que se
encontraban afuera. No había podido ir más temprano
porque simplemente no había reunido el suficiente valor.
Sabía que había luz porque se veía el brillo a través de las
ventanas, pero el pánico creciente en su vientre lo
desanimaba a ir.
¿Qué tal si Niall ya está allí?
¿Qué tal si Zayn ya no quiere verme más?
¿Qué pasa si voy y pregunto por él y me cierran las
puertas en la cara?
El miedo constante y las preguntas que surgían en su
cabeza le generaban más pánico, era una gran posibilidad
el que Zayn probablemente no quisiera saber de su
existencia más y, en todo caso, si Niall ya estaba a su lado...
Ya no tendría ojos para nadie más.
¿Qué había hecho mal? La pregunta tenía respuestas
bastantes claras, pero... Sólo se había permitido soñar un
final feliz al lado de alguien que le gustaba mucho y que
había llegado a querer. Lo que había hecho estaba mal,
haberle mentido sobre Niall había estado fatal, era una
pésima persona y lo admitía.
Sin embargo... Si le hubiera dicho la verdad ¿Habría tenido
oportunidad de entrar en el corazón de Zayn Malik? ¿Habría
tenido la más mínima posibilidad de que lo hubiera escogido
a él? Lo deseaba, deseaba haberle podido decir todo y que a
pesar de eso Zayn se quedara con él. Anhelaba ese futuro
que jamás iba a poder suceder.
Quizá nunca hubo una oportunidad.
Sólo quería despedirse de él, de la persona que le brindó
una pizca de amor y de esperanza.
Dio un paso al frente y dudó un poco. Quizá ir a caminar le
aclararía las ideas y le brindaría valentía. Decidió vagar
entre las calles un poco (cuidando no perderse) mientras
ideaba en su cabeza lo que le diría a Zayn... Y a Niall... si lo
encontraba allí también.
||
Doncaster, Reino Unido.
Troy veía el anillo fijamente mientras se encontraba
sentado en su habitación.
¿Qué le quedaba ahora?
Lo había perdido todo, lo había sacrificado todo por una
vida que sólo le había traído dolor y sufrimiento. Había
estado a punto de morir del dolor tantas veces que la
muerte no le asustaba en lo absoluto, el vacío en su alma
jamás podría llenarse.
Pensó en Louis y en sus ojos llenos de rencor, de coraje.
¿Así se veía cuando tenía 16 años cuando odiaba a su padre
por todo lo que le había hecho? ¿Así era como había
terminado, como su padre?
Louis y Felicite habían logrado algo que él había intentado
hacer por años y que jamás pudo, vivir sus propias vidas sin
importar el daño que les hicieran. El daño había sido él
como padre, el daño se los había inyectado en las venas y
habían crecido odiándolo, aborreciéndolo, rechazándolo.
En esa celda oscura todo lo que le quedaba era un anillo.
Un estúpido anillo que no significaba nada.
Antes de salir Louis había regresado, Troy estaba siendo
dirigido adentro de nuevo y los guardias se habían detenido
al detectar a su hijo en movimiento. Siguieron sujetando a
Troy de manera ridículamente fuerte, se lo merecía por el
golpe que le había propinado a Louis.
Su hijo tenía la mejilla sonrojada aún, sin embargo lo
miraba con determinación. Aún más que con la que había
llegado, Troy lo esperó porque sabía que diría algo más.
—No, olvídalo, no pienso vivir con esto Troy —negó con la
cabeza y se puso una mano en el pecho—. No pienso vivir
con este odio hacia ti que me pudrirá el corazón y que no
me dejará avanzar si no es odiándote. No pienso pagar por
tus errores, no pienso ser un espejo de ti. El ciclo termina
aquí, ahora, conmigo.
Troy sintió el dolor en el alma que supo disimular bien y
reencontró la compostura detrás de su rostro ilegible.
—Ya no deseo vivir con el karma de tu vida, Troy. Ni yo ni
Felicite. Ella no te perdonará, pero yo sí. Lo hago por mí y
por Harry porque merecemos una vida feliz después de todo
lo que ha pasado.
Louis se acercó un poco más y dentro del mar de sus ojos
pudo ver compasión, calma, afecto. Troy se obligó a sí
mismo a mantenerse firme, impasible, aunque por dentro
era una marea.
—Yo te perdono, papá. Por todo lo que me hiciste pasar y
por haberte proyectado en mí. Lamento que tu vida haya
sido horrible, lamento todo lo que pasó y lamento que nadie
te haya salvado, porque me hubiera gustado ahorrarte todo
el dolor que sentiste. Mi elección es ser feliz ahora, no
volveremos a vernos. Deseo que encuentres la paz algún
día.
Troy volvió a mirar el anillo consciente de que ya no había
nada más por lo cual quedarse. Ya no tenía una segunda
oportunidad de vida, ya no tenía nada más. Des también
había muerto, ¿Eso significaba justicia para él? ¿O era sólo
una prueba más de que no había superado absolutamente
nada y seguía amándolo?
El deceso de Des... ¿Era su premio o su castigo?
—¿La paz...?
||
Anne rezó todo lo que pudo y lo que se supo en ese
momento.
Con la visita fija en el cielo, esa visión hermosa que tenía
del paisaje, la luna y las nubes se puso a orar por las dos
personas que más quería en el mundo. Por Harry y por
Louis.
Que se encuentren, que se reconozcan, que se
reconcilien... Que vuelvan bien a casa.
Anne sentía esa opresión fuerte en el pecho que no tenía
nada qué ver con su enfermedad, sentía esa ansiedad de
intuición. Algo intranquilo, algo que no estaba bien. La
calma que antes de un huracán.
Rezó por ambos, deseó protegerlos desde lejos, los
bendijo con toda su energía. Deseó alcanzarlos.
Los estaré esperando...
El instinto de protección de Anne se extendió más, más y
más...
La vida no la había tratado bien, pero deseaba con toda
su alma que sí tratara bien a Harry y a Louis, que el destino
reconociera que estaban destinados a estar juntos... El
karma de todas las generaciones no debía interferir en ellos.
Todos habían sufrido para llegar hasta allí, para que ellos
pudieran conocerse y coincidir.
||
Era tan de noche que no había ni un alma caminando por
las calles.
La figura negra caminó sigilosamente por el patio de la
casa, se perdió entre las sombras, se camuflajeó con los
arbustos y los grandes árboles de las casas continuas.
Delicadamente se enredó un pedazo de tela en la mano y
con toda la fuerza que pudo golpeó el cristal de la ventana.
Una, dos, tres, cuatro veces hasta que cedió y comenzó a
agrietarse. Finalmente se rompió en un estruendo mucho
más fuerte de lo que pensaba que se escucharía y volteó a
todos lados intentando esconderse automáticamente por si
algún vecino curioso salía a ver el origen del ruido.
Con alivio se dio cuenta de que nadie detectó el ruido, si
lo hicieron quizá pensaron que era alguna persona tirando
alguna taza o un vaso. Tanteó con cuidado entre los restos
de vidrio hasta que encontró una pequeña caja negra y la
tomó con sus manos para sacarla.
La abrió. Allí estaba la llave.
Troy siempre había querido poner una llave en un sitio
seguro donde pudieran alcanzarla si algún día se quedaban
fuera, había sido una gran idea haberla conservado y no
mencionar ni una palabra de eso frente a los chicos, de
haber sido así, probablemente Louis se la hubiera llevado
consigo.
Se adentró a la casa a oscuras y aspiró el aroma
traumáticamente familiar. El sillón seguía siendo el mismo,
la televisión se encontraba en el mismo lugar y el reloj de
pared marcaba las 12 en punto. Madrugada.
Subió las escaleras con pasos hábiles gracias a la
adrenalina que sentía, se dirigió a la habitación y levantó el
colchón con toda la fuerza que tenía, su sorpresa fue grande
cuando no encontró ni un solo billete debajo del colchón.
—¿Pero qué demonios...?
No estaba, el dinero no estaba en ninguna parte. Se lo
habían llevado, Louis lo había tomado. Sólo había regresado
por eso ya que era lo mínimo que podía tener después de
todos aquellos años sacrificándolo todo y ahora no tenía
absolutamente nada.
Llena de frustración tomó la ropa de los cajones, la bajó y
la posicionó en el suelo de la sala. Hizo unas seis o siete
vueltas más hasta que no quedó ni una prenda en el cuarto.
Después revisó el clóset y sacó una pequeña caja del fondo
que contenía las pocas joyas valiosas que tenía. Eso le
bastaría para sacar algo de dinero y comenzar de nuevo, las
bases de su nueva vida.
Revisó las habitaciones de Louis y de Felicite dándose
cuenta del frío que sentía. Quizá era porque esa casa estaba
sola y no era un hogar más. ¿Alguna vez lo fue? ¿Alguna vez
representaron esas cuatro paredes un lugar seguro? Quizá
no. Dentro de esa casa sólo se encontraba el mismísimo
infierno.
Bajó las escaleras de dos en dos y se dirigió a la cocina,
de la alacena sacó una cajetilla de cerillos. Utilizó uno para
encender el cigarrillo que se había guardado hábilmente en
la bolsa del pantalón.
Caminó de un lado a otro con total calma y a la vez
eufórica. Tenía días queriendo hacer eso, tenía meses
planeando eso. Casi lo había logrado de no haber sido
porque hace días había querido regresar a casa pensando
que estaba completamente sola y se había encontrado con
la sorpresa de Louis.
Louis... Pobre e ingenuo. ¿Se habría dado cuenta ya de
que toda su vida había sido una farsa? ¿Que Troy Tomlinson
sólo había estado con ella y se habían casado porque ella
estaba demasiado asustada para contraer nupcias con un
señor que casi le triplicaba la edad y él estaba demasiado
destrozado?
Quizá le habría esperado un mejor futuro si simplemente
hubiera aceptado casarse con aquel señor, quizá la habría
tratado bien, quizá le habría dado una vida que quisiera.
Y en cambio... Sólo le había brindado miseria. Tantos años
ocultándolo todo, siendo la esposa perfecta, intentando ser
la madre perfecta. Claro que sentía remordimiento por todo
lo que había hecho pasar a sus hijos.
Pero ahora ya no la necesitaban más... Ni ella los
necesitaba. Era libre. Sería libre.
Se aferró a la cajetilla y volvió a la sala de estar, observó
la pila de ropa mezclada, algunas prendas eran suyas, otras
de Troy. Encendió el cerillo y miró la flama un poco antes de
que alcanzara a quemar sus dedos.
En todos aquellos segundos observó su pasado lleno de
temor, de angustia, de golpes, de insultos, de abusos.
Recordó el asco que Troy sentía al tocarla y la habilidad que
Joanna tenía para fingir que eso no le dolía en lo absoluto.
Recordó su noche de bodas, cada uno acostado en un
cuarto distinto. La primera bofetada, el primer puñetazo, el
primer insulto.
¿Cómo es que había soportado todo aquello?
Lo soporté por esto, por la libertad que obtendría después.
Joanna sonrió ampliamente y lanzó el fuego directamente
a la pila de ropa que rápidamente comenzó a propagarse.
Que todo arda, que esta casa se queme, que desaparezca
mi historia, que desaparezcan todos.
Observó cómo el fuego lo engullía y se extendía
alcanzando el sofá, olió el humo cada vez más fuerte y un
poco más espeso a medida que seguía avanzando. Joanna
dio un paso hacia atrás.
Que el pasado fuera consumido hasta convertirse en
cenizas, hasta convertirse en nada.
No soy nada ahora.
Troy y ella habían querido salvarse mutuamente y en el
proceso se habían destruido.
Joanna salió de la casa sintiéndose un fénix renaciendo.
En algún momento el fuego alcanzó la estufa y el gas, un
gran estruendo se escuchó. Los bomberos llegaron hasta
que no había nada más que cimientos y cenizas.
Joanna ya no estaba.
||
Mullingar, Irlanda.
Eran las 12 am cuando el vuelo de Louis aterrizó en la
pista.
Los pasajeros se dirigieron a las puertas una vez que las
azafatas lo indicaron y él no fue la excepción, con las manos
temblorosas llenas de euforia tomó su maleta y bajó las
escaleras para salir. Miró expectante a su alrededor, el cielo
nocturno y las personas que llamaban por teléfono una vez
que comenzaban a caminar en dirección al interior del
aeropuerto. Todos iban a ese lugar por alguna cuestión,
viaje de negocios, viaje familiar. Él tenía su propia misión:
encontrar a Harry y amarlo de una vez por todas.
Sacó su celular y lo encendió, tenía poca batería gracias a
haberlo utilizado toda la mañana y sintió un alivio cuando su
porcentaje seguía siendo un decente 12 por ciento. Buscó la
lista de contactos y enseguida dio con el nombre que
buscaba, Felicite contestó al tercer tono.
—¿Sí? —su voz ronca indicaba que había estado dormida.
—Ya llegué Fizzy —habló él lleno de emoción.
Desde el otro lado de la línea se escuchó un arrastrar de
sábanas y pudo imaginar a su hermana tallándose los ojos
para poder despejarse del todo. Volvió a escuchar su voz
unos segundos después.
—Muy bien, necesito que salgas del aeropuerto y tomes
un taxi libre. No me cuelgues, pásame al chofer cuando lo
tengas para que yo pueda darle la dirección. No quiero que
se la des tú porque siempre das las direcciones mal y vas a
terminar en otro continente.
Louis sonrió y recordó las muchas veces que se había
perdido por recitar las direcciones mal a los taxistas, Felicite
había sido testigo de todo eso y ella era la que recordaba
bien el camino de regreso a casa.
Una vez que salió y tomó un coche, le pasó el celular
haciendo caso a sus instrucciones y emprendieron el camino
hacia el edificio que le indicaba. Revisó su cartera y deseó
(realmente deseó) tener lo suficiente para sobrevivir a ese
viaje.
Miró por la ventana extasiado, la vista de un nuevo y
refrescante lugar le devolvía la mirada. Todo era tan bonito,
las casas tenían un estilo estético similar unas a otras al
igual que los edificios, todo se veía tan pacífico... Se aferró a
su maleta mientras los nervios lo comían vivo y el
sentimiento de pesadez se le instalaba en el estómago.
¿Qué pasaría una vez que llegara? ¿Cómo le explicaría a
Harry que estaba allí de nuevo y que deseaba, con toda su
alma, que lo aceptara de vuelta?
¿Con qué cara lo miraría después de todo lo que le dijo?
¿Si quiera Harry se dignaría a dirigirle la palabra si quiera, a
mirarlo, aunque fuera un segundo?
Habían avanzado tanto y él lo había arruinado todo...
Justificadamente, claro. Pero daría lo que fuera por volver
días atrás y estar entre los brazos de Harry, a besar su
boca, a tocar sus mejillas con sus manos, a recorrer su
cabello con vehemencia.
¿Harry lo dejaría hacerlo una vez más?
Suspiró e intentó, sin éxito, tranquilizarse a sí mismo.
Vamos Louis, puedes hacer esto. Viniste hasta aquí por
Harry y no te irás sin él.
||
Felicite vio a Harry distraído con Josh cuando salió casi en
puntillas a la calle, procurando no hacer mucho ruido con la
puerta al abrirla y cerrarla de nuevo. Se quedó allí afuera
abrazándose a sí misma dándose cuenta del frío que hacía,
quizá lo mejor sería regresar por una sudadera.
Pero no podía, había calculado el tiempo y no faltaba
mucho para que Louis llegara, le había prometido estar
afuera para recibirlo y que él pudiera identificar el edificio
así que su única opción era esperar.
Fizzy veía a Harry tan tenso... ¿Qué estaría pasando?
Se recargó en la pared resignada y esperó paciente.
||
—¿Cómo que los oficiales vendrán hasta mañana en la
mañana? —la voz de Harry siempre tranquila y comprensiva
ahora estaba visiblemente alterada— Prometieron venir hoy
por la tarde, Josh. No podemos arriesgarnos a que pase
algo, es tarde y estamos vulnerables.
—He estado llamando, pero me dicen que tienen asuntos
más importantes que atender y una vez que se desocupen
vendrán en el transcurso de la madrugada... o de la
mañana.
—No tenemos tiempo para exponernos de esta manera,
no podemos arriesgar a los chicos. Sea lo que sea estas
personas están completamente fuera de sus cabales y a
juzgar por el perfil psicológico que manejan...
—Yo también tengo ese sentimiento de desesperación
Harry. Pero no podemos hacer nada —la voz de Josh estaba
tan afligida que se sentía su impotencia en sus palabras—,
lo único que podemos hacer es tomar medidas de seguridad
y recorrer a todos al salón del fondo, cerrar bien con seguro
y esperar.
Harry se pasó una mano entre el largo cabello y resopló
lleno de rabia. ¿Algo más importante? ¿Qué es más
importante que personas corriendo riesgos? ¿Qué es más
importante que una comunidad siendo atacada sin piedad?
Intentó relajarse y pensar que todo estaría bien, que todo
saldría bien, sin embargo, tenía tantas cosas en la cabeza
que sentía que en cualquier momento iba a explotar. Anne,
Louis, Niall y Zayn, la posibilidad de que algo les ocurriera.
Josh se acercó a él y le dio un apretón en los hombros,
intentando tranquilizarlo.
—Harry, no nos queda otra opción más que protegernos a
como podamos y confiar en que todo estará bien. Despierta
a los chicos y diles que muevan las colchonetas a la
habitación final. Me quedaré en la puerta el resto de la
noche para asegurarme de que nada ocurra.
El chico oji-verde asintió con un poco más de confianza en
sí mismo al tener un plan de contención.
—Yo me quedaré vigilando contigo. Necesito protegerlos
también, son mi responsabilidad.
Le prometió a Louis que cuidaría a Felicite.
Ambos comenzaron a moverse, Josh procedió a ir a la
última habitación para limpiarla un poco en lo que los chicos
despertaban, Harry se dirigió al salón principal a despertar a
Zayn y a Niall.
Tímidamente los movió suavemente a ambos viendo lo
profundamente dormidos que estaban, le dio un poco de
pena privarlos de su sueño porque se veía que estaban
descansando muy bien. Niall instintivamente abrió los ojos a
su toque y respingó un poco, pero después se estabilizó.
Seguía teniendo pesadillas.
Zayn despertó cuando sintió a Niall moverse entre sus
brazos.
—Chicos, lamento despertarlos —habló Harry casi en un
susurro—, pero necesito que movamos su colchoneta a la
última habitación.
—¿Pasa algo? —preguntó Zayn poniéndose alerta
inmediatamente mientras miraba a su alrededor buscando
inconscientemente un peligro.
Harry dudó sobre si decirles o no la verdad, pero no quería
asustarlos ni exponerlos más. Así que finalmente negó con
la cabeza.
—Es para mayor comodidad —decidió mentir—, mañana
vendrán más personas antes del juicio y probablemente los
despierten, en esa habitación podrán dormir hasta tarde sin
ser interrumpidos.
Zayn y Niall asintieron y se levantaron lentamente y
procedieron a recoger sus sábanas mientras arrastraban la
gran colchoneta por el suelo. Josh ya los esperaba en el
marco de la puerta.
Harry entonces se dirigió a la colchoneta de Felicite y al
ver de cerca se dio cuenta de que no había nadie, sólo un
par de almohadas debajo de la sábana café.
—¿Felicite? —la llamó en voz alta y no obtuvo respuesta—
¿Fizzy?
||
Louis llegó muchísimo más rápido de lo que esperaba.
Las piernas le temblaron instantáneamente una vez que
sintió que el taxi iba descendiendo de velocidad indicando
que se acercaban a su destino, miró a su alrededor nervioso
dándose cuenta de lo bonitos y sencillos que eran los
edificios. A ambos lados de la calle había coches
estacionados de manera intercalada haciendo que todo
pareciera más angosto.
Se aferró a la maleta que traía consigo con ambos brazos
y sintió el corazón retumbar en su pecho, comenzó a
sentirse mareado por el nerviosismo que recorría en su ser y
trató de respirar profundamente otra vez.
Verde. Los ojos verdes de Harry.
Cerró los ojos y se recordó a sí mismo que precisamente
esa era la razón por la cual había realizado aquel viaje; para
poder encontrarse con Harry, para poder hablarle y
aclararle todo lo que había sucedido, para poder decirle que
lo único que deseaba era poder estar a su lado hasta que él
se lo permitiera.
Deseaba que siguiera sintiendo lo mismo que Louis sentía
por él.
Divisó en algún momento la alta figura de su hermana en
la puerta de un edificio sencillo con grandes ventanales y se
sintió fugazmente feliz. Su hermana implicaba estabilidad,
la señal de una esperanza de que había alguien en ese
mundo que aún confiaba en él, que tenía la esperanza de un
cambio real. Seguía teniendo una familia después de todo y
ahí estaba Felicite para demostrarlo, enfundada en un
suéter temblando a mitad de la noche.
Esperándolo.
El taxi se detuvo suavemente frente al edificio y Louis se
encargó de pagarle el monto exacto antes de bajar, se
aseguró de no estar olvidando nada y cerró la puerta tras de
sí. Volteó a ver a su hermana que lo miraba expectante.
—Bien, parece que no te perdiste. Bienvenido a Mullingar
Louis.
Su hermano sonrió y las arrugas en sus ojos no tardaron
en aparecer, se dirigió hacia ella y le dio un abrazo fuerte y
fugaz. Fizzy se retorció entre sus brazos.
—Puagh, suéltame —exclamó imitando un sonido de asco
y arcadas—, nos acabamos de ver hace literalmente dos
días Louis.
Louis rio y la soltó inmediatamente. Sin embargo, Felicite
se veía agridulcemente feliz de ver a su hermano, un rostro
conocido, en aquella inmensa y desconocida ciudad. El ruido
del taxi al irse fue algo ruidoso, lo que los dejó a ambos
aturdidos fuera de la puerta.
Los ojos azules recorrieron el edificio expectantes,
absorbiendo cada detalle de los grandes ventanales
identificando que adentro había luz, no podía ver más allá
de la pequeña brecha que mostraba la puerta hacia
adentro. Fizzy llamó la atención de Louis con un gesto con la
mano.
—Escucha Louis, Harry está dentro, también lo están Zayn
y Niall. Josh, el dueño de esta próxima fundación, se
encuentra en una especie de oficina y lo más seguro es que
no se irá porque hoy todos nosotros dormiremos aquí. No
tengo ni la menor idea de lo que está pasando, pero creo
que hay algo porque estoy inquieta, están hablando entre
susurros y los secretos no me gustan. Sobre todo, porque
veo la cara de Harry y sé identificar problemas.
—¿A qué te refieres con...?
Antes de contestar la puerta se abrió bruscamente dando
paso a un Harry agitado y con los ojos inyectados con
preocupación, las facciones tensas y los labios fruncidos. El
cabello estaba totalmente liso hacia atrás como si se
hubiera pasado la mano tantas veces hasta el punto de
perder sus ondulaciones.
Sin embargo, a pesar de la visible inquietud que tenía, no
pudo evitar respirar profundamente y abrir ligeramente los
labios al tener la imagen de Louis frente a él. El mismísimo
Louis.
Louis, Louis, Louis, Louis.
Pum, pum, pum, pum...
Las pupilas en los ojos verdes de Harry se dilataron de
manera inmediata mientras observaba a Tomlinson frente a
él, con las mejillas sonrojadas y el cabello castaño revuelto
por el viento. Tenía una chaqueta de mezclilla que resaltaba
sus ojos profundos como el océano y sus labios, un poco
agrietados por el frío, formaron una ligera sonrisa al verlo.
Se derritió. Se volvió lava misma y derritió todo a su paso.
Todas sus preocupaciones, sus inquietudes, sus miedos, sus
inseguridades desaparecieron en ese momento. Todo pasó a
segundo plano y una sola cosa se instaló en su consciencia,
en su vivir, en su presente: Louis Tomlinson.
Se acercó un paso y fue un poco consciente aún de que
Felicite volvió dentro del edificio tan rápida como un rayo.
Louis bajó lentamente la maleta que tenía sujeta a dos
manos contra el piso, la depositó ahí a un lado suyo.
Era como si dos elementos de la tierra se mezclaran
perfectamente, absolutamente, maravillosamente. Harry
descendió el pequeño escalón de la entrada y se posicionó
frente a Louis, mirándolo fijamente. De cerca.
El chico oji-azul alzó la vista hacia él, se relamió los labios
y se mordió el interior de las mejillas un poco, encontrando
las palabras, encontrando la fuerza necesaria. Harry estaba
frente a él, finalmente estaba en el lugar que había deseado
desde hace días.
¿Qué haría a continuación?
—Hola Harry.
¿Hola Harry? ¿Era lo mejor que podía hacer? ¿Era lo único
que podía hacer en ese momento? Que patético. Se quiso
golpear en la frente, ¿Así es como saludas al amor de tu
vida?
Sin embargo, Harry sonrió anchamente y de una manera
que hizo que el corazón de Louis flaqueara. La noche de
pronto pareció tener demasiada luz gracias al brillo que
transmitía que Styles sonriera. Las piernas de Louis dejaron
de temblar. Se decidió.
A la mierda las palabras. Quizá jamás podría transmitirle a
Harry lo que sentía por él si era tan malo hablando, si
tartamudeaba, si dudaba una vez que las oraciones querían
salir de su boca. Quizá debería demostrárselo.
Demostrarle por qué había ido ahí, por qué después de
todo jamás se había rendido.
—Hola Lou-
Su tierna y dulce voz inundó los oídos de Louis, se bañó
en ella, dejó que fluyera por su cuerpo como una señal de
reconocimiento, 'estamos aquí, estamos en casa'. La voz
melodiosa de Harry viajó por su sistema y bailó en su
mente. Lo llenó.
Antes de que siquiera completara su nombre decidió,
audazmente, cortar el espacio que los separaba y lo tomó
suavemente del rostro con ambas manos, poniéndose de
puntitas se acercó a Harry y le dio un largo y profundo beso
mientras el oji-verde intentaba mantener el equilibrio y
mantenerse a sí mismo de pie debido a la sorpresa.
Louis acarició sus mejillas con los pulgares, entreabrió sus
labios para poder succionar suavemente el labio inferior de
Harry entre los suyos y eso hizo al chico suspirar. El mundo
se llenó de colores vibrantes, fuertes, llenos de vida. Harry
abrazó a Louis en su totalidad y profundizó el beso de una
manera que hizo temblar a Louis. Recorrió su espalda con
sus manos, posó sus dedos por sus caderas suavemente
mientras el oji-azul respiraba entrecortadamente frente a él.
Louis rompió el beso lentamente para después darle un
beso en la punta de la nariz a Harry.
—Lamento no haberte dicho que sí cuando debí hacerlo,
me moría por venir, me moría por estar contigo, era todo lo
que deseaba —la voz de Louis se entrecortaba entre
palabras, pero era firme debido a sus convicciones—. Deseo
ser el mejor hombre para ti Harry, deseo ser la persona que
realmente te merezca, no te mentí cuando te dije que
quiero hacer las cosas bien para tener la mínima esperanza
de que soy alguien a tu lado. Yo sé que no soy el mejor, pero
quiero serlo.
—Eres el mejor para mí, Louis —Harry tomó ambas manos
de Louis con cuidado y se las llevó al pecho—. Eres lo que
quiero, lo que deseé y lo que soñé, quiero que todos los
cambios que hagan sean por ti, para mejorar tú. No lo hagas
por mí, siempre te he querido, incluso antes de que lo
supieras y me correspondieras.
—Quiero darte el mundo Hazz. Quiero darte todo lo bueno
de mí y estoy tan asustado de jamás lograrlo porque eres
demasiado y yo no soy nada.
Harry sonrió con dulzura y se acercó al rostro
congestionado de Louis, le dio un suave beso en la frente y
lo miró fijamente, con ese verde que le recordaba a los más
hermosos veranos.
—Eres todo Louis, me encantaría que te vieras a ti mismo
como yo te veo para que pudieras darte cuenta de lo
extraordinario que eres. Deja de menospreciarte así, estoy
aquí para asegurarte que siempre has sido mucho más de lo
que imaginas.
El abrazo que se dieron después de eso los unió, los
reforzó, los hizo sentir como estar caminando en una gélida
noche y de pronto entrar en casa con la chimenea
encendida, paz, calidez, pertenencia, hogar.
—Perdóname por no haber venido contigo Harry, de
verdad quería, era mentira que me sentía presionado y
todos los días que pasé sin ti me sentí como un idiota por
haberte lastimado, yo...
—Lo sé, Lou —lo tranquilizó él de inmediato—. Anne me lo
contó todo.
El castaño volteó a ver a Harry con absoluta
preocupación, así que lo sabía... Pero el rostro del chico
estaba sereno, tranquilo. Lo estudió unos segundos
intentando encontrar el más mínimo avistamiento de
rencor, de enojo, de rabia por la mentira. Y lo único que
pudo encontrar fue su belleza absoluta y su espíritu
inquebrantable.
—Gracias por cuidar a mi mamá, siempre he tenido
razones para quererte, pero esta es una razón más para
confirmar que jamás me equivoqué contigo, que eres un ser
humano lleno de cualidades y un corazón cálido que merece
ser amado. Deseo ser yo quien lo ame si me lo permites.
Volvieron a unirse en un beso lento, dejando atrás todos
sus problemas momentáneamente. Louis sintió su pecho
expandirse más, más y más conforme sentía el toque de los
labios de Harry contra los suyos. Aspiró aire profundamente
y cuando finalmente se separaron unieron sus frentes el uno
contra el otro, Harry sonrió anchamente y soltó una risita al
ver a Louis de puntillas.
Todo era felicidad hasta que el oji-verde recordó los
verdaderos problemas.
—Volvamos adentro, ¿Sí? Hace frío y es un poco tarde,
podría ser peligroso estar afuera justo ahora.
Louis asintió y tomó la mano de Harry que se entrelazó
con la suya. Cuando cruzaron la puerta la dejaron abierta un
poco entreabierta tras ellos, Felicite y Josh estaban en
medio del vestíbulo, parecían estar hablando
apasionadamente por algo ya que la chica tenía las mejillas
sonrojadas y no precisamente de vergüenza. Louis conocía
esa mirada. Era una mirada salvaje.
—¿Qué pasa Felicite? —preguntó su hermano lleno de
curiosidad al ver la expresión enfadada de su hermana.
—¿Hasta cuándo nos iban a decir sobre la comunidad de
los padres de Niall, Harry? —volteó a ver al chico que
inmediatamente se detuvo al escuchar sus palabras—, ¿Por
qué nos ocultaron el peligro real que hay? ¿Hay probabilidad
de que vengan hoy? ¿Por qué demonios no nos dijeron
nada?
—Hey, no le hables así a Harry —advirtió Louis.
Ella volteó a ver a su hermano con cara de pocos amigos
y negó lentamente con la cabeza, era una clara señal de no-
te-metas.
—Felicite, no quisimos hacer todo esto más grande —
Harry sonaba genuinamente alertado—, estábamos seguros
de que teníamos protección policial pero no llegaron jamás,
no quisimos preocupar a nadie y queríamos protegerlos de
la mejor manera...
—Harry, esto no es un juego, estamos hablando de dos
personas que casi matan a Niall y a Zayn por ser gays por el
amor de Dios.
—Claro que sé que esto no es un juego, Felicite, los quiero
sanos y salvos a todos, por favor confía en mí y en que
estoy haciendo todo lo que está en mis manos para
mantenerlos bien. Sacrificaría mi vida por la de ustedes si
llega a ser el caso.
Louis escuchó todas esas palabras con terror, ¿Ataque?
¿Comunidad homofóbica? ¿Intento de homicidio? Harry lucía
tan estresado y asustado al mismo tiempo así que tardó
unos minutos en procesar esa información. Josh lucía
exactamente de la misma manera.
Detrás de ellos aparecieron Niall y quien parecía ser Zayn,
un adolescente morocho de largas pestañas, estaban
presenciándolo todo con aspecto de haber recién
despertado.
Antes de que alguien pudiera hablar o decir algo, Zayn dio
un paso al frente y observó justo atrás de Harry y Louis,
hacia la puerta. Se puso pálido y abrió ligeramente la boca
intentando omitir alguna palabra, Felicite, Josh y todos los
demás dirigieron la mirada exactamente hacia donde el
adolescente estaba mirando.
Un chico de cabello lacio y castaño los observaba y
parecía estar a punto de gritar.
—¿Liam?
Un estruendo los hizo salir de su shock colectivo, una gran
piedra azotó los ventanales haciendo crujir y romper
posteriormente el vidrio. Todos se alejaron
instantáneamente y Zayn corrió a la puerta con toda la
velocidad que sus pasos le permitieron, tomó al chico de la
muñeca y lo obligó a entrar. Eso hizo que Harry saliera de su
trance y se apresuró detrás de él para cerrar la puerta con
seguro detrás de los adolescentes.
—¡Agáchense todos y corran hacia atrás!
Una segunda piedra azotó el cristal de nuevo. Harry pisó
el vidrio haciéndolo crujir mientras corrían a toda velocidad
lo más alejados de los ventanales.
||
La noche era cómplice de muchas cosas. De los amantes
secretos, de los besos prohibidos, de los pecados...
Siempre los pecados, siempre de noche. Esa no sería la
excepción.
La pequeña multitud conformada únicamente diez por
hombres se acercó lentamente al complejo lleno de
perversión, rezando uno a uno se posicionaron según lo
acordado, todos con sus instrumentos preparados,
caminando sigilosamente, viendo a su alrededor procurando
no ser vistos. Se pusieron las máscaras negras cuando
estuvieron seguros de que podían comenzar.
—Dios los bendiga a todos, bendiga nuestras acciones,
bendiga a los humanos que pagarán por sus pecados hoy.
Todos volvamos al camino del señor.
El unísono amén hizo eco entre los presentes, cerraron los
ojos elevando sus plegarias y uno de ellos, el más joven,
sacó un par de piedras de considerable tamaño.
Enviarían a los pecadores a donde pertenecían, al infierno.
Dios los perdonaría después.
||
Estaba sucediendo.
El sentimiento de que todo había terminado se instaló
como una espesa niebla entre todos los habitantes del
edificio, Felicite miró llena de incredulidad y miedo la gran
piedra que se encontraba casi enfrente de ella, por una
fracción de segundo alcanzó a distinguir figuras oscuras en
la calle.
—Es demasiado tarde para irnos, están enfrente, los he
visto —Felicite estaba llena de terror, sus ojos estaban
desorbitados.
Josh llamó rápidamente al 911 con las manos temblorosas
y la voz entrecortada, pero intentó ser lo más claro posible
respecto a eso.
—Soy Josh Devine de la fundación Styles, hay una
multitud de sujetos afuera y estamos siendo atacados,
están intentando entrar para hacernos daño, por favor
vengan pronto, nuestras vidas corren peligro, la dirección
es...
Miedo, pánico creciendo en la base del estómago, todos
(absolutamente todos) estaban temblando de alguna
manera y Niall parecía a punto de desmayarse, Zayn lo
sujetaba fuertemente entre sus brazos mientras el chico
castaño (que ahora sabían que se llamaba Liam) estaba a
su lado con el rostro pálido. ¿Qué iban a hacer estando
rodeados?
El sonido de la puerta siendo forcejeada desde afuera los
hizo emitir un chillido de pánico puro a todos. Cada vez se
ponía más violento, más insistente. Quieren entrar, quieren
entrar y matarnos a todos.
—¿No hay una salida trasera? —preguntó Louis intentando
mantener la calma, escuchando el bullicio detrás de la
puerta principal—, ¿Algún lugar por el que podamos irnos de
emergencia?
Deseaba con toda su alma una respuesta, una ventana,
una pequeña puerta, una escalera, lo que sea que pudiera
sacarlos de ahí. En su pecho todo parecía que iba a
explotar, sintió un pitido en los oídos. Harry lucía por
primera vez, desde que lo había conocido, como si todo
hubiera acabado realmente y no quedara nada, lucía lleno
de desesperanza.
—Todo esto es mi culpa, debí sacarlos de aquí, debí de
haberlos llevado a un lugar más seguro, ahora están
expuestos por mí.
El corazón de Louis se encogió del dolor al escuchar el
tono de su voz, lleno de arrepentimiento. Harry intentó
controlar algo que no podía y en ese momento estaba lleno
de impotencia porque terminó pasando lo que había estado
intentando evitar todo ese tiempo.
Tomó su rostro entre sus manos y lo obligó a verlo.
—Encontraremos una salida y una solución. Nada de esto
es tu culpa, encontremos la manera de estar a salvo todos,
de salir de esto, ¿Okey?
Harry no hizo mucho más que asentir mientras intentaba
tragarse el miedo a morir que tenía en ese momento,
latente, como si hubiera sabido siempre que ese día llegaría
y que moriría esa noche. El sentimiento de que eso era una
realidad cada vez era más espeso en su ser.
Quizá todo el camino que he recorrido termina aquí.
—La policía dice que llega en quince minutos.
El tono de desesperanza de Josh lo dijo todo.
El oji-verde volteó a ver a Louis y se echó a llorar mientras
más piedras eran lanzadas contra el edificio, rompiendo
todo el vidrio a su paso, cayendo más cerca de ellos.
—Perdóname por traerte a esto Louis —lloriqueó él, con la
voz entrecortada y el tartamudeo de sus labios—, no q-
quiero... jamás quise ponerte en peligro. Ni a ti, ni a Felicite,
ni a nadie...
—No me digas eso, por favor —rogó el chico, tomó sus
manos fuertemente—, no me digas esto porque suena a que
nos estamos rindiendo, vamos a protegernos, saldremos de
esto.
No quería que Harry hablara más porque sus palabras
sonaban como si supiera que todo eso era una despedida.
La puerta comenzó a crujir, como si quisieran romperla
desde afuera. Felicite se armó de valor y recogió una de las
piedras más pequeñas entre sus manos, cuidando no
cortarse con los pedazos de cristal.
—No podemos evitar que entren, pero sí podemos intentar
protegernos, tomen todo lo que vean que puedan usar como
arma, no se toquen el corazón porque si no son ellos los que
resulten lastimados, seremos nosotros.
Josh siguió su ejemplo, seguido de Zayn que tenía un
profundo enojo en la mirada, un sentimiento de odio que
había crecido lentamente y se había asentado en su alma,
no volvería a pasar por esa situación, no volvería a arriesgar
la vida de Niall mientras pudiera evitarlo y pelearía, con mil
personas de ser necesario, con tal de que Niall viviera.
Niall detrás de él tenía las mejillas y la nariz roja junto con
los ojos llorosos, pero su expresión tenía una mezcla de
pavor y determinación.
Nadie estaba dispuesto a irse sin luchar.
Louis tomó una piedra también y se posicionó frente a
Harry a la defensiva.
—Harry, no tienes que pelear si no lo deseas —intentó
tranquilizarlo Louis—, sabemos que odias la violencia, no
tienes que quedarte aquí a presenciar esto.
—Hay una escalera estrecha que conduce a la azotea —
comunicó Josh señalando la parte trasera hacia la pequeña
escalera en espiral que subía—. Felicite, Niall, Zayn y...
Liam, pueden subir mientras nosotros nos quedamos e
intentamos detenerlos. La prioridad es que ustedes estén a
salvo, los necesitamos para hacer justicia, quieren
silenciarnos y no los dejaremos.
Felicite volteó a ver a Louis llena de pánico. Verdadero,
real, tangible. Su hermano la veía con una tranquilidad
inhumana. Le estaba pidiendo que se pusiera a salvo.
No, no, no.
—No pienso irme sin ti —fue lo único que pudo decir antes
de sentir las lágrimas subiendo por su garganta. Las detuvo.
—Lamento no haberte podido proteger antes, Felicite —se
disculpó él con la mejor sonrisa tranquilizadora que le pudo
dar—. Es mi momento de hacerlo ahora.
Niall la tomó por el brazo y la jaló para que caminara junto
a él haciendo caso de la petición de Josh.
—Niall, déjame, quiero luchar, quiero estar al lado de
Louis —su voz se fue haciendo más y más baja conforme
era más difícil aguantar las ganas de llorar—. Niall,
suéltame por favor.
—Sabes que no puedo hacer eso, Fizzy —dijo él lleno de
pesar—. No puedo soltarte a ti, por favor quédate conmigo.
Más tiempo.
Quiero más tiempo al lado de mi hermano.
Lo siento, lo siento, lo siento Louis...
Felicite sintió el mundo en cámara lenta, la torpeza de los
pasos que dio para subir a la escalera, Niall la puso delante
de él para que ella fuera la primera en estar arriba. La
sonrisa de su hermano le recordó a momentos de su
infancia, momentos donde Louis era regañado y golpeado
por Troy y ella lloraba por horas, él se acercaba a ella y le
acariciaba el cabello.
Estaré bien.
Se cubrió la boca para evitar un sollozo.
Louis volteó a ver a Harry y sintió que el alma se le caía a
sus pies, los golpes insistentes en la puerta cada vez eran
más constantes y estruendosos, los crujidos que ésta
producía les hacía entender que todo estaba llegando a su
fin.
No puede terminar así, me niego rotundamente a que
éste sea nuestro final.
—Harry, debes subir con los chicos, Josh y yo estaremos
bien y contendremos a estas personas hasta que llegue la
policía. No quiero que te hagan daño en lo absoluto, por
favor ve arriba y quédate ahí hasta que todo esté más
seguro.
Harry negó con la cabeza reiteradamente, con efusividad.
Sus ojos verdes estaban llorosos y tenía el ceño fruncido
intentando reunir todo el valor que tenía en su interior.
—Me quedaré contigo siempre, Louis. Creía que había sido
claro desde el principio, que estaré a tu lado no importa
qué.
No estaba dispuesto a renunciar a Louis, jamás. Ni
siquiera si eso significaba perder la vida, prefería perder eso
a perderlo a él. Soltó un sollozo y luego aspiró aire
fuertemente, intentando alejar ese sentimiento abrumador
de él.
—Apaguen las luces —dijo Harry con voz seria intentando
recobrar la compostura—, les dificultaremos el trabajo de
encontrarnos. No hay que separarnos, impidamos que
lleguen a los chicos. Eviten el contacto cuerpo a cuerpo todo
lo que puedan, hagan lo que tengan que hacer desde una
distancia segura.
Josh asintió y se dispuso a correr hacia todos los
interruptores de luz para apagarlos. Poco a poco el edificio
comenzó a quedarse a oscuras y en silencio, lo único que se
escuchaba era el forcejeo de la puerta y el estruendo del
cristal. Louis retrocedió un paso y se topó con el pecho de
Harry que estaba tras de sí.
—Silencio todos —pidió Harry y todos asintieron, aunque
no los vieran.
A Louis le costó un poco acostumbrarse a la oscuridad,
pero una vez que se adaptó pudo distinguir a Harry entre la
negrura, su boca estaba en una tensa línea y parecía
temblar ligeramente, le tomó de la mano mientras ambos
miraban fijamente la puerta, no se vieron los rostros.
—Harry...
Crack.
—Si salimos de esto...
Crack, crack, crack.
—Quiero que te cases conmigo.
La puerta se rompió.
||
Niall y Zayn estaban tomados de la mano a mitad de la
escalera, presenciando el escenario de terror que se estaba
desarrollando, Zayn percibió el temblor del cuerpo de Niall y
lo atrajo hacia sí mismo.
—Zayn, tengo miedo de que nos pase algo... —dijo Niall
con voz temblorosa.
—No dejaré que nada te pase —le aseguró—. Teme por mi
vida, no por la tuya. Antes me muero yo que dejar que te
hagan algo, Ni. Porque no dejaré ni que te miren, no estoy
dispuesto a perderte otra vez.
Felicite tenía la mano en la boca mientras rezaba, rezaba
a un Dios que había ignorado sus plegarias por años, a un
Dios que la había ignorado mientras crecía. Que había
ignorado sus súplicas de un mejor padre, de una mejor
familia, sus súplicas para que Jenn se quedara con ella, que
sobreviviera.
Pero en ese momento era lo único que podía hacer,
suplicar, llorar, rogar porque esa era la única y más grande
petición de todos los tiempos que podría hacer, por favor,
que mi hermano y Harry estén bien, que llegue la policía.
Déjalos vivir, ya nos viste sufriendo lo suficiente. Déjalo
vivir. Prometo no odiarlo más, pero por favor, déjalo
conmigo.
Liam que estaba a espaldas de todos no sabía realmente
en lo que se había metido, solamente había querido hablar
con Zayn y había terminado en esa situación de horror. Miró
al morocho frente a él que sujetaba con fuerza al chico
rubio, lo sujetaba con amor, diciéndole 'aquí estoy'. Se le
encogió el corazón.
Finalmente, todos voltearon hacia abajo cuando el gran
estruendo sonó, la puerta finalmente había sido derribada.
Dos figuras entraron de manera veloz y Felicite pudo
identificar una barra de hierro en las manos de uno de ellos.
Niall se cubrió la boca para no gritar. Volteó a ver a su
hermano que retrocedía un par de pasos más dentro de la
oscuridad con Harry a su lado.
Identificó un grito en la oscuridad, Josh había sido
alcanzado por alguien. Zayn salió disparado escaleras abajo
antes de siquiera pensarlo con la roca en la mano. Niall
sintió como el aire abandonaba todo su cuerpo.
NO. NO. NO.
Niall corrió detrás de él mientras sentía cómo Felicite lo
tomaba de la camisa para detenerlo, pero se zafó
rápidamente y se perdió entre la oscuridad.
||
¿Qué era el destino si no un cruel jugador? ¿Qué era la
vida si no una manera hiriente de demostrar que no siempre
obtenías lo que querías, a pesar de que lo anhelaras con
todo tu ser?
Eso había querido Louis, a Harry. Le había tomado tanto
tiempo darse cuenta de que era la persona que quería, que
amaba, que anhelaba. Le había costado meses aceptar la
idea, abrazarla, aceptarla. ¿Acaso Harry era tan difícil de
amar? Jamás, solamente él había sufrido el peso del daño
de su padre y eso le había costado horas valiosas al lado del
amor de su vida. De la única persona que amaba.
Y ahora esas horas estaban, quizá, acabadas. No podía
volver el tiempo y decirle a ese Louis 'hey, ese chico es la
persona que amas, no desperdicies esto porque jamás
volverás a tenerlo'. Una vez que vio que la puerta se
derrumbó, tuvo esa sensación de desear que todo eso fuera
un simple sueño, despertar 6 meses antes y dirigirse a casa
de Harry para besarlo y así poder aprovechar todo el tiempo
a su lado.
Pero no estaba dispuesto a dejar pasar un centímetro más
a nadie, no estaba dispuesto a que nadie tocara un solo
cabello de Harry o de su hermana, preferiría morir. Si era su
destino y si eso implicaba mantener a las personas que
amaba a salvo, lo aceptaría con gusto.
Tomó la piedra entre sus manos fuertemente hasta que
sus nudillos se volvieron blancos y, una vez que alcanzó a
distinguir una silueta oscura casi enfrente de él, la atacó
violentamente en el rostro haciendo que cayera. Harry
detrás de él soltó un sonido ahogado, pero se mantuvo
silencioso. El quejido de la persona se acabó cuando Louis
soltó una patada en su estómago dejándolo sin aire.
Josh soltó un alarido a un lado de ellos, se había alejado
un par de metros y había sido alcanzado por una persona
que al parecer tenía una barra de hierro.
—¡Josh cuidado!
Harry se dio cuenta del gran error que había cometido al
alzar la voz, había revelado que estaba ahí, alcanzó a
distinguir cómo Louis volteaba a verlo con la mirada llena
de terror. De un momento a otro una nueva silueta apareció
detrás de Louis y le pegó fuertemente en la espalda con un
bate.
Louis cayó al suelo.
Harry respiró lleno de furia y su cuerpo reaccionó antes
que él, tembló de ira, de impotencia, de rabia. Se llenó de
preocupación, miedo, horror. Un gran sentimiento de osadía
se apoderó de su cuerpo y con fuerza soltó un puñetazo al
rostro de esa persona uno, dos, tres, finalmente el agresor
cayó hacia atrás y pareció desmayarse. Los nudillos le
dolieron.
||
Zayn tacleó a la persona que había atacado a Josh y de un
momento a otro ya estaban forcejeando en el suelo, la
fuerza de aquel hombre era considerable pero el
adolescente estaba rebosante de rabia que estaba ansiosa
por salir, le arrebató a como pudo la barra de hierro y la
lanzó lejos de ambos.
Escuchó pasos detrás de sí, los reconocería donde fuera,
sabía de quienes eran incluso en la profunda oscuridad
como esa. Niall había bajado de las escaleras detrás de él y
eso lo hizo perder la absoluta cordura, no podía estar ahí
abajo era peligroso. Le propinó un golpe a la persona que
estaba debajo de él con el codo en la mejilla, eso debería
dolerle lo suficiente para quedarse ahí un rato.
Se levantó con rapidez y se dirigió hacia Niall, que estaba
ayudando a Josh a levantarse. Josh estaba sangrando de
alguna parte de su frente, no podía distinguir la herida entre
tanto color rojo, parecía desorientado. Su novio estaba
sosteniendo a Josh y éste parecía aún confundido por todo
lo que estaba pasando gracias a la pérdida de sangre.
—¡Niall cuidado!
Todo pasó tan rápido que no pudo hacer nada para
evitarlo.
Niall cerró los ojos cuando vio a una persona frente a él.
Una vida por una vida.
El estruendo sonó antes de que cualquiera pudiera
moverse, fue un sonido claro, de algo rompiéndose,
quebrándose, un sonido horrible lleno de dolor. Nadie
sobreviviría después de eso, fueron huesos deshaciéndose
contra una barra de hierro.
La estúpida barra de hierro que Zayn había intentado
alejar ahora volvían estar a manos de su agresor.
Todo se quedó en silencio un par de segundos como si
supieran que una vida se había acabado, la sangre comenzó
a brotar despavorida buscando una manera de salir de su
cuerpo.
Liam cayó de rodillas al suelo y puso las manos en las
baldosas para no caer tan estrepitosamente, comenzó a ver
borroso y sintió el sabor del hierro en la boca. Comenzó a
llorar sin siquiera poder evitarlo. Vio las manchas oscuras
caer al suelo frente a él, en la oscuridad su sangre se veía
negra.
El golpe lo había recibido él.
Zayn se acercó a toda velocidad y retiró el arma de aquel
asesino, la usó en su contra y salió corriendo una vez que
no podía defenderse más, maldito cobarde. El morocho se
acercó a toda velocidad a Liam que todavía estaba en la
misma posición. Niall dejó a Josh recargado en la pared para
correr junto a su novio y aquel chico castaño que lo había
salvado.
Zayn tomó al chico entre sus brazos mientras que Liam
boqueaba en busca de aire.
Pronto se dio cuenta de que sus manos tocaban un líquido
en la parte trasera de la cabeza del chico, miró sus manos.
Era sangre. A brotones. La hemorragia no paraba.
—L-Liam...
¿Así terminará todo? ¿Así es como voy a morir?
—Liam, mírame, quédate aquí, Liam. Estarás bien y te
pondrás bien.
El chico intentó detener el sangrado en vano, era
demasiado tarde, ya no había nada qué hacer. Niall se
posicionó a su lado y tomó a Liam también con los ojos
llenos de lágrimas. Aquel desconocido había sacrificado su
vida por la suya. Liam miró sus ojos azules llenos de paz y
pureza, lo observó hablar, pero no alcanzó a escuchar lo que
decía.
—Me salvaste, me salvaste, por favor resiste...
Liam ya no alcanzaba a distinguir nada, todo era tan
distante. Miró débilmente a Zayn que lo miraba y decía
cosas que no podía entender, los ojos se le cerraban, ya no
podía permanecer despierto más tiempo.
Sólo había ido ahí en busca de su perdón, en busca de
que pudieran arreglar las cosas y en algún momento
pudieran ser amigos... Pero al ver a esa persona atrás de
Niall queriendo acabar con su vida... No podría haber
soportado la idea de ver a Zayn sufrir la pérdida del amor
de su vida dos veces, ni siquiera lo había pensado al
posicionarse frente a Niall para defenderlo.
Te quiero. Te quise.
—Perdóname, Zayn... —murmuró con el último aliento.
Su respiración se detuvo. Liam Payne no volvió a abrir los
ojos ni se quedó a escuchar cómo lloraban por él.
||
Libertad.
Harry vio cómo una persona más entraba al edificio y esta
vez con un objeto en las manos, una brillante navaja
iluminaba tenuemente el ambiente de oscuridad y caos.
Escuchaba lloridos y quejidos, pero Harry jamás había
tenido tanto miedo en su vida como en ese momento.
Miedo real, del que te paraliza, del que no te permite
emitir ni una palabra.
Se dirigió a Louis con rapidez y lo ayudó a levantarse, aún
estaba aturdido y adolorido por el golpe, pero estaba bien,
intacto, no había sangre, podía moverse.
—Louis por favor, por favor necesitamos movernos,
necesitamos irnos —rogó Harry—, por favor levántate
conmigo.
Louis asintió lentamente y aceptó la ayuda del chico para
incorporarse de nuevo, la espalda le dolía como el demonio,
sin embargo, estaba bien. Pronto el dolor comenzó a
dispersarse y pudo ser consciente de nuevo de la realidad
que estaban viviendo.
Las sirenas de la policía comenzaron a escucharse,
primero lejanas, como si fueran una ilusión, después más
cerca, poco a poco los agresores que quedaban dentro
comenzaban a huir como viles ratas sin embargo uno se
quedó.
Caminaba amenazante... directo hacia Harry y Louis.
Sólo alcanzaría la libertad de una sola manera... Sólo
conocía la libertad de la única manera que rondaba en su
mente ahora. Sólo sería libre si estaba muerto.
Louis y Harry caminaron lo más rápido posible hacia la
parte trasera, donde Felicite ya estaba gritando
advertencias sobre la persona que iba armada con un objeto
punzocortante, bajó las escaleras rápidamente pero ni así
los alcanzaría. El tiempo se volvió lento, eterno, a pesar de
que escuchaban las sirenas de la policía parecían aún
distantes.
La cuerda que había estado en su celda tanto tiempo de
pronto apareció en sus manos, de no haber nacido nada de
eso hubiera pasado.
La figura negra corrió hacia la pareja que estaba tratando
de huir y levantó la navaja justo al tiempo en el que Louis se
giraba y sujetaba su muñeca, intentando detenerlo.
Su vida llena de miseria acababa ahí, en ese momento.
Había pensado meses sobre esa decisión y finalmente se
había dado cuenta que la muerte le ofrecía una paz que en
la vida no podría obtener.
—¡Harry, vete! —gritó Louis con esfuerzo sobrehumano,
intentando frenar al hombre frente a él. Forcejeó tanto que
apretó los dientes y las venas de su cuello se notaron.
Harry se acercó a él para detener a esa persona juntos,
pero antes de llegar Louis soltó un alarido lleno de dolor y
se dio cuenta de que había perdido la batalla, la navaja
estaba incrustada en el costado del chico.
—¡NO! —el grito desgarrado de Harry los sobresaltó a
todos, Louis se llevó una mano al costado y frunció el ceño
cuando notó el líquido entre sus dedos.
Colgó la cuerda de un tubo de la cañería que se
encontraba frente a él. Siempre, cada noche de sus días en
esa celda, lo había notado y mirado. Sabía que en algún
momento ese sería el instrumento que lo ayudaría a
trascender. Se subió a la silla.
El sujeto salió corriendo una vez que logró su cometido,
las sirenas finalmente se sintieron cerca y Louis cayó al
suelo nuevamente en un sonido seco. Respiró
entrecortadamente siendo consciente de que la herida cada
vez le dolía más.
Perdónenme por no haber superado todo.
Louis comenzó a ver borroso.
Sintió las reconfortantes manos de Harry a su alrededor,
las luces se encendieron en algún momento y pudo ver al
chico oji-verde con claridad, las mejillas llenas de lágrimas y
la expresión llena de dolor y desesperación. Sintió el cuerpo
adolorido en cada rincón y de pronto se sintió tan cansado.
¿Por qué lloras Harry? No quiero que llores... No me gusta
hacerte llorar...
De pronto su hermana entró a su campo de visión,
angustiada, comenzó a gritar y a moverse a su alrededor,
sintió presión en su herida que lo hizo quejarse, le dolió,
pero la sangre se detuvo un poco. Felicite lloraba también.
¿Por qué lloran todos?
—Louis, Lou, Lou... Resiste, la ambulancia llegará pronto.
Respira conmigo Louis... Despacio...
—¿Están todos a salvo? —susurró Louis mientras
intentaba mirar a su alrededor para asegurarse que se
encontraban todos bien.
Harry asintió efusivamente, confirmando que habían
sobrevivido. Podía escuchar las sirenas ahora, sonrió
ligeramente y con algo de ironía, era un poco tarde para
llegar. Los rizos del chico caían sobre su rostro y le daban un
toque angelical, quizá ya había muerto y Harry Styles era el
ángel que lo recibiría en el cielo.
—Mírame amor —la voz de Louis sonaba cada vez más
apagada.
—Louis, ya no hables, por favor guarda energías, por
favor...
Los sollozos de Harry eran cada vez más intensos, parecía
que iba a perder el control en algún momento y Louis con
las pocas fuerzas que le quedaban alzó su mano y le tocó
suavemente el rostro.
—Yo elegí esto... —dijo él con más calma y certeza de la
que había tenido jamás— Te elegí a ti, elegí protegerte y
quedarme. Si debo morir ahora, moriré feliz.
Harry sollozó y negó con la cabeza, sus ojos eran dos
cascadas que llenaban las mejillas de Louis con sus
lágrimas.
—No me digas eso, Louis... No vas a morir jamás, no
puedes... Me dijiste que íbamos a casarnos —la voz de Harry
se quebró.
Louis le dedicó una sonrisa tranquilizadora, llena de amor.
Lo único certero en ese momento era el amor que sentía por
el chico que lo tenía entre sus brazos. Es un gran final,
pensó, morir en los brazos de la persona que amo.
—Te amo Harry.
Louis cerró los ojos.
Troy saltó al vacío.
||Epílogo.

Doncaster, Reino Unido.


La multitud vivía una especie de euforia colectiva llena de
colores y movimiento, había personas de todos los sexos,
colores y edades en la calle, esperando que los coches
alegóricos salieran del gran taller para poder comenzar la
marcha. La emoción era vibrante y traspasaba a cada
persona que estaba siendo, en ese momento, parte de la
segunda marcha por la visibilización de la comunidad
LGBT+.
''Es un gran día para la comunidad LGBT+. Hoy,
diecinueve de julio, se realiza la segunda marcha a favor de
los derechos homosexuales y la visibilización de las
orientaciones sexuales. Una gran parte de la población está
de pie en esta marcha preparándose para salir a las calles a
exigir, pedir respeto y total validez a su comunidad...''
Las noticias y los periódicos no dejaban de hablar de eso,
entre textos amarillistas, noticias sensacionalistas e intentos
por manchar el nombre de la comunidad, la marcha
finalmente había sido aceptada por el consejo del estado y
llevada a cabo esa tarde. Habían sido meses de preparación
previa, campañas de concientización, movimientos legales...
Todos estaban exhaustos y felices por el resultado.
La Fundación Styles era pionera en el movimiento gracias
al antecedente de la primera marcha y al gran equipo que
formaban sus fundadores: Nick, Jeff y Harry Styles.
Harry Styles...
Una figura alta con el cabello corto se encontraba al fondo
de la bodega, intentando arreglar los desperfectos que se
habían presentado en los coches alegóricos que rebosaban
de arcoíris, brillantina y globos de colores. El coche
alegórico principal contenía un gran arcoíris armado
meramente por globos que él mismo había hecho una noche
anterior del cual estaba enormemente orgulloso y deseoso
de mostrar al mundo. Aunque Felicite había sido de gran
ayuda, apoyándolo a acomodar pieza por pieza hasta lograr
su creación.
Un gran moño negro adornaba la parte de abajo, visible
para todos, mostrando luto.
Harry se arregló el cabello hacia atrás limpiando algunas
gotas de sudor que perlaban su frente y respiró
profundamente intentando no caer en el agotamiento, había
dormido poco y estaba un algo cansado. Sin embargo, no
podía dejar la marcha, no cuando él había insistido y
luchado tanto para poder realizarla otra vez, para poder
continuar con su lucha a pesar... A pesar de...
—Harry, ¿Estás bien?
Jeff estaba frente a él cuando alzó la vista, su voz sonaba
genuinamente preocupada y con suavidad le quitó la
herramienta que tenía de la mano, Jeff negó con la cabeza
un poco.
—¿No crees que ya has estado trabajando lo suficiente,
Hazz?
—No.
Los últimos meses habían sido difíciles para Harry, su
amigo estaba completamente consciente de eso porque
había estado a su lado presenciándolo todo; las noches sin
dormir, las lágrimas en el rostro, horas y horas de sollozos
en la oficina, grandes ojeras debajo de los ojos. Había
presenciado cuán duro había sido para Harry atravesar
aquella lucha y a pesar de todo ahí estaba, como el ángel
que era: ayudando a todos, peleando por todos, exigiendo
los derechos de todos sin siquiera pensar en recibir nada a
cambio.
Anne lo había criado tan bien y sin duda estaría orgullosa
de él en aquellos momentos.
—Sé que es difícil Harry —dijo Jeff en voz baja, intentando
que su tono de voz fuera lo suficientemente suave para no
herirlo de alguna manera—, pero matándote trabajando no
vas a hacer que el dolor se olvide. Va a seguir doliendo
mucho, sí, pero estamos aquí para ti, todos. No estás solo ni
tienes que pasar por este proceso en soledad.
Harry lo miró por unos segundos intentando contener las
lágrimas, pero cerró los ojos firmemente y cuando los volvió
a abrir estaban secos. Su mirada era determinada y herida,
pero ahí estaba.
Todo ese dolor no hacía más que seguir presente, no
aminoraba, no se esfumaba. Cada día se renovaba y cuando
veía la habitación vacía de Anne el agudo dolor en su
corazón se incrementaba aún más. La extrañaba, la añoraba
cada día que pasaba y deseaba, con todas sus fuerzas,
encontrarse de nuevo con ella, aunque fuera en sueños. Se
sentía como si hubieran arrancado una parte de él y se la
hubieran llevado para siempre, jamás olvidaría su última
petición y por eso se encontraba ahí, dándolo todo de sí
mismo. Por Anne.
—De verdad la extraño, Jeff.
—Todos la extrañamos, Harry. Si te sirve de consuelo...
todos seguimos sufriendo desde que se fue, era tu mamá,
pero también era la nuestra.
Harry asintió y su amigo le apretó cariñosamente el
hombro antes de devolverle la llave e irse. Suspiró
profundamente y se dio unos minutos para volver a recobrar
la compostura, todo seguía martirizándolo a un nivel tan
profundo... Tenía pesadillas, casi todas las noches, soñando
con esa noche. Jamás había sentido tanto miedo y tanto
dolor como esa noche... Pensar y recordar Mullingar le
causaba escalofríos, lo paralizaba, le recordaba la fragilidad
humana con la que había nacido y que no había podido
evitar que le hicieran daño a la gente que amaba. La
sangre, el dolor, los alaridos, las lágrimas... la pérdida de la
vida seguía persiguiéndolo constantemente, todavía podía
sentir que el alma le salía del cuerpo por segundos hasta
que se recordaba a sí mismo que...
—¿Necesitas un abrazo? Te veo cansado.
Harry sintió que el pecho se inflaba y se llenaba de ese
sentimiento agradable cada vez que escuchaba esa voz,
volteó lleno de júbilo y se encontró al amor de su vida frente
a él, sonriente, perfecto, hermoso y con una mirada cálida
dirigida hacia él. Azul del mar.
—Sí, necesito un abrazo tuyo, esposo.
||
Los paramédicos corrieron dentro del edificio con una
rapidez sorprendente, tenían un gran botiquín con el que
atendieron de inmediato a Louis que se encontraba en los
brazos de Harry.
—Señor, tendremos que pedirle que se retire para que
podamos identificar y detener el sangrado.
Harry se había movido, a duras penas, mientras sus
alaridos y sus sollozos resonaban entre las paredes junto
con los quejidos constantes de Josh por el dolor. Otro grupo
de paramédicos se dirigió al cuerpo de Liam que se
encontraba tendido en el suelo, no fue necesario tomar sus
signos vitales al constatar que ya no estaba respirando y
que el golpe en su cabeza había sido lo suficientemente
fuerte para quitarle la vida.
Louis había entrado en un estado de shock por la pérdida
de sangre y el dolor, estaba inconsciente pero vivo y se
encargaron de aplicar la presión necesaria en la herida para
detener el sangrado y llevarlo al hospital más cercano para
realizar lo necesario y salvar su vida.
En el transcurso de la ambulancia se pidió que una sola
persona los acompañara y Harry entró con él, tomó su mano
fuertemente durante todo el camino. Susurró plegarias,
rezos y súplicas a todas las fuerzas existentes, a todos los
dioses, a todo el mundo.
Que salvara al amor de su vida, que no permitiera que se
fuera, que no le quitara la vida que apenas había
comenzado a vivir, que no apagara a esa estrella brillante
porque eso era Louis, luz entre la oscuridad.
Verificando su respiración y la constante de sus latidos,
Harry se acercó a Louis todo lo que el caos le permitía y le
susurró:
—No te rindas, Lou, por favor, quédate a ser feliz a mi
lado.
Tres horas más tarde, después de una ardua operación
exitosa, los doctores se acercaron a la sala de espera a
notificar a la familia del señor Tomlinson que todo había
salido perfectamente y que Louis había sobrevivido.
||
Harry sonrió anchamente y se dirigió a un Louis que ya lo
esperaba con los brazos abiertos, lo envolvió contra sí y
recargó su barbilla en la cabeza del chico que rio
ligeramente, Louis apoyó la cabeza contra su pecho y lo
apretó firmemente escuchando los desbocados latidos de su
corazón.
Era algo que nunca paraba: la constante emoción entre
sus abrazos y sus besos.
Finalmente, algo dentro del oji-verde se rompió y sus
manos comenzaron a temblar, entre el cálido amor que su
esposo le transmitía y la vulnerabilidad emocional que tenía
en ese momento, fue imposible controlar las lágrimas que
comenzaron a surcar su rostro.
Louis escuchó el respirar agitado y el movimiento brusco
de su pecho y se dio cuenta de que Harry estaba llorando, lo
estrechó con cuidado y amor mientras lo dejaba expulsar de
sí mismo el dolor que cargaba desde hace dos meses,
cuando Anne finalmente había fallecido a causa de su
enfermedad.
Anne... una gran mujer, la mujer que había considerado su
propia madre. Había sido duro verla perecer poco a poco,
cómo su vida se iba apagando e iba caminando cada vez
más lejos de ellos... Pero había sido feliz, muchísimo, todos
los días de su vida restante los había disfrutado como el
último día y cuando finalmente llegó la hora de partir, lo
hizo con la gente que la amaba a su alrededor.
La enfermedad había ganado la batalla, pero ella no lo vio
así. Les hizo prometer, a cada uno de ellos, que sus vidas
iban a seguir con o sin ella presente y que la recordarían
con amor, que recordarían cada petición personal que les
había hecho.
A Louis le hizo una especial.
—Te pido, por favor, que decidas ser feliz y ser tú mismo
antes que cualquier otra cosa. Que finalmente después de
haber respondido ante los deseos de los demás veas por los
tuyos.
Louis había llorado como magdalena frente a ella todo ese
día, sabían que le quedaba poco tiempo de vida y el hecho
de que Anne los hubiera citado a todos para pedirles algo
en específico no era una buena señal, el rostro de Louis
estaba tan hinchado como una bola y sus ojos tan rojos que
Anne había estado riéndose de él durante un par de
minutos.
Harry había fingido muy bien que estaba tranquilo, lo
último que deseaba era causarle una preocupación a su
madre, la cuidó, mimó y abrazó tanto como el resto de su
vida se lo permitió. Una vez que falleció se encerró una
semana en la habitación con la ropa de Anne entre sus
brazos, dormía con la almohada de su madre y lloraba hasta
desfallecer. Louis tímidamente le llevaba comida y agua y le
brindaba sus brazos cuando los necesitaba para retomar
fuerzas.
Louis sintió que los sollozos de Harry disminuían y alzó sus
manos para limpiar las lágrimas de sus mejillas con
delicadeza, besó la punta de su nariz y lo miró lleno de
ternura.
El dolor jamás se iría, pero aprenderían a vivir con él.
—Estoy segura de que ella está feliz por lo que estás
haciendo hoy, Hazz. Tanto o más que todos nosotros.
Harry asintió y respiró profundamente de manera lenta,
tomando las fuerzas para seguir de su esposo. La multitud
fuera del taller se escuchaba cada vez más enardecida y
llena de energía, comenzarían pronto y todavía tenían que
ponerse los trajes. Se tomaron de la mano firmemente y
caminaron hacia el improvisado vestuario que habían
armado para que cada persona se cambiara cómodamente
de ropa. Tomaron sus respectivos trajes y se prepararon: el
espectáculo estaba a punto de comenzar.
||
Todas las personas que se encontraban nerviosas por
comenzar la marcha ese día habían perdido algo, un ser
querido, el amor, la oportunidad de una vida digna, la
seguridad en sí mismos, familia, amigos... Y el único factor
constante en todo eso era la homofobia.
La razón principal de la marcha era la visibilización de las
orientaciones sexuales, los derechos igualitarios y
equitativos, el constante mensaje de que el amor no tenía
por qué ser juzgado o rechazado, no tenía por qué ser cruel
o violentado. El amor debía ser sentido y aceptado.
Todos habían cruzado una lucha, todos habían vivido un
martirio hasta llegar ahí, pero se encontraban aún lejos de
la meta: la finalidad de poder convivir en un mundo donde
fueran aceptados e integrados completamente en la
sociedad sin prejuicios, miramientos ni miedos.
Louis Tomlinson.
Harry Styles.
Felicite Tomlinson.
Niall Horan.
Zayn Malik.
Todos habían sufrido y habían sido los protagonistas de su
propia historia, habían cruzado por un camino de dolor, de
heridas, de coraje, de resentimientos, habían andado por un
sendero de muerte... Y todos deseaban justicia, deseaban
paz, recorrían el camino para lograr la felicidad de alguna u
otra manera, aunque la vida jamás volvería a ser tranquila
del todo.
El juicio final en contra de los padres de Niall Horan se
había efectuado de manera positiva, al enfrentar los cargos
de agresión física y homicidio los miembros de aquella
iglesia habían quedado detenidos y a disposición de las
autoridades. Los papás de Niall habían sido declarados
culpables y enfrentaban una condena de 25 años de prisión
sin derecho a libertad bajo fianza.
Niall ni siquiera los había mirado cuando se los llevaron
del juzgado directo a la penitenciaría, no merecían ni
siquiera un vistazo suyo, no merecían nada.
Liam seguía siendo un constante dolor en el pecho para
ambos, para Niall y Zayn, a pesar de la historia que había
detrás lo que había sucedido fue un hecho que los marcó
para siempre. Eso jamás hubiera ocurrido si se hubieran
eliminado los prejuicios de su sexualidad desde el primer
momento y tragedias así seguirían ocurriendo hasta que las
personas cambiaran su mentalidad.
Niall y Zayn se encontraban en un pequeño grupo de
personas conformados por los miembros más destacados de
La Fundación Styles, iban tomados de la mano y llevaban un
pequeño listón negro colgado de un pasador sobre sus
playeras en su honor, en su memoria.
El sacrificio de Liam era algo que todos recordaban, a
diario. El hecho de haber dado su propia vida por la
seguridad de Niall era algo que conmemorarían en ese
momento, el rostro del adolescente estaba en un marco que
Niall abrazaba con fervor y fuerza, dispuesto a mostrarle al
mundo a su salvador y a honrar su memoria en toda la
extensión de la palabra.
Tu muerte jamás será en vano, mientras yo viva me
aseguraré de que nadie tenga que pasar por lo que tú
pasaste.
—Niall...
Sus ojos azules se dirigieron a su novio que lo miraba con
completa fascinación, como si Niall fuera la creación más
perfecta del universo. Zayn acunó su mejilla izquierda con
una mano y le dijo con dulzura:
—No sabes lo agradecido que estoy con el universo de
estar vivo, y de poder vivir junto a ti.
||
La emoción colectiva que se sentía era bastante vibrante,
tanto miembros de la comunidad como acompañantes
estaban llenos de fervor por poder comenzar la marcha y
Eleanor y Ed caminaban de aquí para allá repartiendo
botellas de agua gracias al calor que comenzaba a sentirse
debido a la gran concentración de gente que había.
La vida era curiosa, ambos habían comenzado como
enemigos y en esos momentos eran los mejores amigos, la
chica rebosaba de vida y de esperanza, siendo amable y
vulnerable. El día que Louis contrajo matrimonio con Harry
ella había llorado discretamente, no de tristeza, sino de
felicidad al darse cuenta de que la persona que había
amado finalmente había encontrado un camino qué recorrer
al lado de una persona que lo valoraba.
Ed, claramente, había estado ahí y le había pasado
sigilosamente papel para que pudiera secar sus lágrimas,
aunque él también había llorado. Había sido una ceremonia
de lo más hermosa.
Todos habían llorado, sinceramente.
Ed volteó a ver a la chica mientras ella abría una botella
de agua para sí misma y la bebía.
—¿Te imaginas? Que te reconozcan y digan '¿Qué ella no
es la ex novia del esposo de Harry Styles?'
Eleanor tosió y escupió el agua, haciendo ademán de
ahogarse, Ed soltó una carcajada sonora, pero se acercó a
su amiga de todas formas y le dio un par de palmaditas en
la espalda para que se deshiciera de la sensación. Ella lo
miró indignada.
—Cierra la maldita boca, Sheeran.
Sin embargo, sonrió también. Se encontraba
sencillamente muy extasiada y feliz en ese momento para
tener un enfado o una indignación real. Volteó a ver la
bodega por donde saldría el coche alegórico y se preguntó
si faltaría mucho tiempo para comenzar.
||
Había aún muchas incógnitas por resolver y muy poco
tiempo para vivir, la casa de Louis y el extraño incidente en
la que se había quemado por completo aún era un asunto
sin resolver, había perdido gran parte de los muebles, pero
la estructura había quedado intacta, por lo tanto, se
encontraba aún en proceso de remodelación y una vez lista
entraría en venta.
Aunque no vivían ahí, la pareja de esposos había decidido
vender la casa de Anne y mudarse a otro lugar para
comenzar una historia en un nuevo lugar, donde los
recuerdos no los atormentaran para siempre, donde el
karma del pasado no pudiera encontrarlos. Un hogar para
ambos.
Troy... Finalmente había fallecido también. Ambos mejores
amigos se habían ido juntos y Louis esperaba, de todo
corazón, que allá donde se encontraran pudieran hacer las
pases y perdonarse a sí mismos por todo el dolor que
pasaron juntos y que claramente, no fue su culpa. Que
encontraran amor, comprensión y un nuevo inicio. Que Anne
y Troy pudieran encontrar la paz que buscaban desde el
inicio.
Louis se arregló el traje color verde pastel que Felicite
había conseguido para él, no estaba acostumbrado a utilizar
trajes, pero la situación lo ameritaba. Llevaba una camisa
blanca abajo y se miró sonriente al espejo, reconociéndose
a sí mismo feliz, pleno y finalmente se encontraba en el
lugar donde quería estar, con la persona que más amaba.
Salió del vestidor improvisado para encontrarse a Harry
frente a él con el traje celeste que también había comprado
Fizzy.
—Creo que sería una idea bonita que ambos llevaran un
traje con el color de ojos del otro —dijo llena de emoción
cuando supo que la marcha se había aprobado.
Harry sonrió al ver a Louis y se acercaron, se unieron en
un abrazo lleno de amor y el oji-verde le plantó un suave
beso en la frente.
—¿Estás listo?
—Más que nunca.
Ambos se dirigieron a la salida del taller y con un gesto
hicieron ademán de que podían comenzar a abrir las
grandes puertas para sacar los coches alegóricos. Harry y
Louis irían en el coche principal.
Felicite se acercó a ellos corriendo desde afuera y le puso
a cada uno de ellos el pequeño listón negro a un costado del
traje.
—Hagamos que su historia valga la pena.
Felicite... se había convertido en una gran mujer, una
activista hecha y derecha que había decidido comenzar a
matricularse en la escuela de leyes para poder ser abogada
algún día y seguir sirviendo a La Fundación Styles. Ese sería
su primer año en la universidad y se veía más preparada y
lista que nunca.
Con el tiempo... pudo perdonar finalmente a Troy. No del
todo, a veces hacía una ligera mueca cuando escuchaba a
alguien hablar de su padre o de su historia. Pero el odio iba
disminuyendo cada vez más, esperaba que algún día
desapareciera por completo.
La mariposa de Jenn seguía adornando su cuello. Lo haría
el resto de su vida. La acompañaría a donde quiera que
fuera.
Alguien llamó a Harry diciéndole una serie de
instrucciones sobre los guardias que irían cuidando a todos
por ambos lados de la marcha, se volteó hacia su esposo
primero.
—Dame un minuto, Lou, enseguida subo contigo.
Louis asintió y Felicite lo ayudó a subir al coche alegórico,
escuchó y vio cómo se abrieron las grandes puertas
lentamente y como todos se posicionaban en el lugar que
les correspondía, se subió hasta lo más alto, sin embargo.
no se acomodó aún, se quedó observando el cielo azul de
aquel día soleado y un dolor extraño se apoderó de su
pecho.
—Troy... ¿Finalmente eres feliz? —preguntó él en voz baja.
Las personas de su alrededor comenzaron a hacer ruidos
de emoción, los gritos y silbidos pronto se recorrieron a las
personas que estaban enfrente y así sucesivamente, la
música en los altavoces comenzó a sonar.
Volteó a ver a Harry, estaba irrevocablemente enamorado
de él... Le había mostrado un mundo totalmente nuevo y lo
había invitado a vivirlo a su lado. El corazón en su pecho se
expandió.
—Yo lo soy.
Troy había decidido irse, Louis quedarse. La marca en su
costado era el constante recuerdo de lo que había vivido, lo
que había luchado. Louis había deseado quedarse con tanta
fuerza que Dios lo había escuchado. Por fin había
respondido a sus plegarias.
—¡Muy bien todos! —gritó Jeff— ¡Ya es hora de comenzar!
Harry subió al coche junto a Louis, los globos de colores
eran sencillamente preciosos y se veía muy orgulloso de su
obra. Felicite les pasó un par de coronas que Louis tomó
soltando una risita, las coronas eran de color dorado. Le
puso una cuidadosamente a su esposo en su cabello corto y
le dio un beso, Harry hizo lo mismo por Louis.
Se gritaron un par de indicaciones más y la gente
comenzó a caminar. Ambos entrelazaron sus manos, un par
de anillos brillaban con intensidad en sus dedos.
Harry lucharía, día a día, para que todas las personas
pudieran besar a la persona que amaban sin miedo ni
prejuicios, para que no se aterraran del amor, para que
decidieran desde la libertad. Lucharía para que no hubiera
otra Anne, otro Troy, otro Liam... Otro Louis.
Era curioso... cómo ambos se habían conocido en una
marcha, qué distinta era la situación en ese entonces.
Pareciese que hubieran pasado diez años desde la primera
vez que se vieron, desde el click en el destino que los hizo
recorrer el camino hasta ese preciso momento, que los juntó
para jamás separarlos. Louis miró a Harry y sonrió
anchamente, él hizo lo mismo, un par de hoyuelos
adornaban su rostro.
Aún tenían mucha historia por escribir.
Harry y Louis se posicionaron detrás del arcoíris.
Y la marcha comenzó.
Detrás del arcoíris en FÍSICO

¡Hola!
Un placer conocerles a todos, soy Mafer Muñoz, la
escritora de esta larguísima novela.
Primero que nada quiero agradecerles por su apoyo todos
estos años, meses, semanas o días en los cuales han estado
aquí apoyando y leyendo DDA, para mí siempre es un placer
leer sus comentarios, sus mensajes, sus reacciones y todo lo
que me dicen que les causa esta fanfiction. Estoy muy feliz,
siempre, de recibir su apoyo y su amor, es algo que jamás
terminaré de agradecerles de manera correcta, sólo me
queda mandarles todo el amor que tengo.
Jamás me imaginé cuando comencé a escribir que la
novela tuviera tanto alcance y que llegaría a ser tan
reconocida por el fandom, por personas externas y que
fuera a tener tanta aceptación, sigue siendo una sorpresa
para mí recibir día a día notificaciones y mensajes de gente
que comienza a leer/termina de leer y que le gusta, que les
causa emociones. Creo que como aspirante a escritora
profesional es algo que me llena muchísimo, saber que lo
que escribo les llega al corazón. Deseo que sea así siempre.
Vengo a darles la gran, gran, GRAN NOTICIA de que a esta
novela se le ha dado la oportunidad de ser publicada en
físico bajo el sello de la Editorial Naranja, así que
próximamente se contará con el libro en papel (muy
pronto).
Los detalles a considerar para la publicación son estos:
•Se cambiarán los nombres de los protagonistas, pero
tendrán las mismas características físicas de HyL y los
demás personajes.
•Se agregarán escenas extras que se requieren para
aclarar ciertas cosas de la trama que quedaron al aire (junto
con una escena muy especial)
•Se dividirá en dos, parte 1 y parte 2 por el ancho del libro
(son casi 850 páginas, sí, todo eso se leyeron aquí).
•La fecha de lanzamiento está próxima a saberse junto a
los países donde estará disponible.
(Lo de la división del libro sigue en veremos, pero es lo
más probable)
Por si gustan estar al pendiente de la publicación en físico
y del proceso de edición, pueden seguir a dicha editorial y a
mí en Instagram que es donde más se hace contenido para
estar al tanto.
Mi Instagram es maf.munoz
El de Editorial Naranja es editorialnaranja
De ahí derivan muchísimas más redes sociales, pero igual
estoy por aquí para aclarar en comentarios todas las dudas
que tengan (y las que me sean posibles contestar).
Muchísimas, muchísimas, muchísimas gracias por todo lo
que me han brindado a lo largo de los años. Este logro es
debido principalmente a ustedes y por eso está dedicado a
ustedes. A la hermosa comunidad que han creado aquí y
que yo estoy muy feliz de tener.
Sigan brillando, sigan viviendo, sigan respirando. Vivan
sus vidas de manera digna y feliz.
¡De nuevo, gracias!
Con mucho amor,
Maf.
||DETRÁS DEL ARCOÍRIS DISPONIBLE
EN AMAZON

¡Holi holii!
Es un honor volver a saber de ustedes por este medio, les
he extrañado muchísimo. Extraño que esta historia esté en
emisión pero hace rato ya que llegó a su fin.
Vengo a darles la excelente noticia de que esta novela YA
es libro en físico y lo pueden encontrar en AMAZON.
El link está en mi biografía para ir directamente, pero
pueden poner 'Detrás del arcoíris, Editorial Naranja' y ese
es.
Está bajo el sello de Editorial Naranja y varía el precio
según cada país, si quieren encontrarlo en físico en las
librerías de su ciudad/país voy a estar dando comunicados
en mi perfil de Instagram (maf.munoz) y también por aquí
para la disponibilidad en tiendas.
Existen cosas nuevas en el libro y contenido extra para su
disfrute, espero que les guste muchísimo. También existen
un par de ilustraciones en el libro que deseo les fascine.
Aunque es un libro grueso eh, no por nada son 64 capítulos
JAJAJAJAJA tiene más de 600 páginas. Felicidades porque se
leyeron una biblia.
Cualquier cosa estoy aquí para resolver su dudas.
Muchísimas gracias por su apoyo y su amor, son dos cosas
que les agradezco de todo corazón. Deseo que si compran
la versión física puedan disfrutarla tanto como aquí.
LA NOVELA NO SE RETIRARÁ DE WATTPAD. SE
QUEDA AQUÍ DONDE TODO COMENZÓ.
Cuídense muchísimo y tengan una vida plena.
¡Mucho amor siempre!
Maf.

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