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Published: 2022
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CallMaferMuñoz.
||Prólogo.
Mullingar, Irlanda.
El joven rubio se encontraba en el comedor junto con su
amigo, Zayn Malik. Ambos estaban atareados debido a que
su profesora de química había decidido que ese fin de
semana tendrían tarea hasta morir, por lo tanto, ambos
hacían su proyecto que parecía interminable.
Zayn Malik y Niall Horan eran amigos desde hace años,
vivían la época más bonita de su vida; la adolescencia.
Ambos tenían diecisiete años y cursaban la preparatoria. Su
vida era la de un estudiante común de Mullingar, ambos
eran casi vecinos (Zayn vivía a unas cuadras de la casa de
Niall). Zayn y Niall eran completamente distintos, como el
blanco y negro. Zayn era muy callado y reservado, en
cambio Niall era muy hablador pero tenía una actitud frágil
y tímida, por lo cual Zayn siempre mantenía su rol de
cuidarlo.
Habían pasado toda la secundaria juntos y ahora cursaban
otro ciclo escolar juntos, se conocían tan bien que podrían
decir de memoria los gustos del otro, y sin embargo Zayn
no podía descifrar lo que Niall sentía por él a pesar de
conocerlo tan bien...
A pesar de tantos años de amistad, Niall sentía algo
prohibido por su amigo, algo que ningún amigo debía sentir
por otro pero que a esas alturas era imposible no sentir.
Niall veía con atención a Zayn, más de la que debería
prestarle, lo observaba con anhelo, con los ojos brillantes.
Había algo en la presencia de su amigo a su lado que le
abochornaba, había algo que le incomodaba y es que jamás
se había sentido tan enamorado de él como se sentía en ese
momento.
Estaban tan cerca que podría besarlo sin dificultad alguna.
Zayn entrecerró los ojos y se mordió el labio cuando pegó
una figura en el cartón y Niall se sonrojó un poco. Lo
observaba tan detenidamente que cualquiera pensaría que
lo memorizaba para plasmarlo en dibujo después.
Las pestañas espesas del morocho eran largas, sus cejas
negras estaban fruncidas y sus ojos negros brillaban. Se
relamía los labios un poco cada vez que se le resecaban y
aquella imagen ponía al pequeño a delirar.
—Creo... creo que ya casi está —susurró Zayn refriéndose
al trabajo.
¿Cómo era posible que se hubiera enamorado de su mejor
amigo? Y peor aún, que era heterosexual. Niall lo sabía, a
Zayn le gustaban las chicas, ya habían sido varias ocasiones
en las que el morocho hablaba con él acerca de alguna
chica de la clase que le llamaba la atención, y él tenía que
hacerse el fuerte para animarlo a que le hablara.
Era difícil enamorarse de tu mejor amigo, sin duda.
Sintió algo punzante en su interior, como si doliera. Niall
observó cómo Zayn fruncía las cejas en un gesto bastante...
sexy, y se sonrojó. Realmente si seguía sonrojándose de esa
manera le daría calentura en cualquier momento, y no le
extrañaría puesto que Zayn lo ponía en una de las facetas
que jamás había pensado experimentar hasta los veinte
años.
Estaban solos, no había nadie en casa. Sólo estaban él y
su amigo. Parecía que el cielo le estaba dando una
oportunidad de ser valiente y arriesgarse después de tantos
años callado. Pero ¿tomaría esa oportunidad? Parecía que
ese era el momento de hacer algo, no había nadie en la
casa, sus padres no estaban. Sólo estaban Zayn y él...
Acercó vacilante su mano al brazo del morocho,
tembloroso, inseguro. ¿Realmente iba a arriesgar tantos
años de amistad sólo por un amor que bien podría ser
pasajero? Quizá si Zayn no le correspondía podría decirle
que sólo había sido un error y volver a la normalidad... Bien,
podría vivir con eso.
Tocó a su amigo del brazo, apenas un roce, y Zayn dejó de
hacer lo que hacía para prestarle un poco de atención, sin
embargo no volteó a verlo porque observaba concentrado la
maqueta que estaba armando.
—Zayn... —comenzó a hablar Niall con su vocesita chillona
tan característica de él, y luego se detuvo al instante.
—¿Sí? —preguntó Zayn quien seguía concentrado en su
trabajo.
—Yo...
Quizá nunca encontraría las palabras correctas para
confesarle algo así a su amigo, ¿qué le diría? ''Soy gay y
siempre me has gustado''. Simplemente no podía, su
garganta se cerraba en un síntoma de no querer soltarlo.
Quizá se había apresurado demasiado, podría esperar
algunos días más, o unos años más... no había diferencia.
Suspiró y alejó su mano del brazo de Zayn.
Sin embargo Zayn volteó al ver que Niall no hablaba, y
encontró su rostro que usualmente era pálido
completamente sonrojado, hasta las orejas.
Niall quien había desviado su vista al suelo no se dio
cuenta cuando las manos de Zayn se dirigieron a sus
mejillas y respingó cuando su amigo lo tocó, Zayn posó sus
manos en ambas mejillas y se acercó a verlo de cerca.
—¡Por dios, Ni! —exclamó cuando sintió el calor que
emanaban sus cachetes— ¡Estas ardiendo!
Niall realmente sintió que podía morir de vergüenza en
ese momento, negó con la cabeza completamente
abochornado y se separó un poco de Zayn, lo ponía
increíblemente nervioso en esos momentos.
—Estoy bien —dijo en un susurro, tratando de no llamar
su atención.
Zayn le dedicó una pequeña y diminuta sonrisa, una de
esas sonrisas que Niall amaba recibir de su parte y que
hacía que le flaquearan las piernas.
—Espera a que termine esto, enseguida iré por el botiquín
para ver si hay algo para que se te baje la fiebre.
Zayn volteó hacia la maqueta y comenzó a trabajar con
más rapidez para poder atender bien a su amigo, mientras
que Niall sentía que ya no podía más con el anhelo de
abrazarlo, de besarlo y de decirle lo que sentía por él. Quizá
jamás habría palabras para poder expresar lo que sentía por
Zayn.
Así que... decidió que con hechos se expresaría mejor.
Se acercó de nuevo a él y e tocó el hombro para que éste
volteara hacia él, sus miradas se encontraron y Zayn vio
algo en Niall que lo confundió, había algo diferente en sus
ojos brillantes... expresaban algo más. Se confundió al verlo
así y se acercó más a él, quizá realmente estaba enfermo
por la fiebre, se preocupó.
—¿Qué pa...?
No pudo articular más palabras puesto que su boca fue
acallada por los labios de Niall. Abrió los ojos sorprendido y
sintió que el calor subía a su cara, vio que su amigo tenía
los ojos cerrados y su mano acariciaba su mejilla derecha.
No sabía qué hacer, comenzó a confundirse y la cabeza le
dio vueltas, ¿por qué hacía eso? ¿qué sucedía y por qué lo
hacía tan de pronto? Sentía la respiración de Niall en su
rostro y sus labios estaban tan... tan... no podía pensar.
Después de unos segundos de besarse, Niall se separó de
él completamente avergonzado, creía que Zayn se iría justo
en ese momento, que lo empujaría, que lo insultaría o peor
aún que daría por terminada su amistad, pero se alivió al
ver que al pasar el tiempo Zayn no se fue como lo había
pensado, se animó a hablar.
—Zayn, me gustas.
El morocho abrió los ojos como platos y entonces el chico
rubio vio el miedo reflejado en ellos, tal vez había ido
demasiado rápido, tal vez había sido demasiado precipitado.
Inmediatamente se arrepintió de haberlo besado, de haberle
confesado sus sentimientos.
Posteriormente Zayn se levantó rápidamente de la silla y
sin decir nada tomó su mochila y corrió a la puerta para
salir, cerrando de un portazo dejando a Niall completamente
solo en el comedor, con un montón de objetos para la
maqueta esparcidos por la mesa y con sus sentimientos por
el suelo.
A Niall se le juntaron lágrimas en los ojos y comenzó a
hipar, era evidente que a él no le gustaba.
||
El pequeño no había salido de su habitación por horas, se
había echo de noche y no había bajado de su cuarto por la
tremenda tristeza que sentía en su cuerpo. Se la había
pasado acostado sobre su cama, con la melancolía de que
quizá había perdido a la única persona que quería
sinceramente en su vida. No había querido salir para nada,
ni siquiera para recibir a su padre del trabajo como siempre
lo hacía.
Su madre, Maura, se preocupó ante la actitud de su hijo
porque por lo general era el primero en bajar a comer, por
lo tanto decidió subir a ver a Niall. Cuando llegó se encontró
con la puerta de su habitación cerrada, era increíble, porque
él jamás cerraba la puerta.
—¿Niall? ¿bebé, estás bien? —tocó la puerta, pidiendo
permiso para entrar.
—Puedes pasar —le dijo él sin ánimos.
Maura entró en silencio y cerró la puerta tras sí quedando
en completa oscuridad, se acercó a la cama donde se
encontraba una lámpara y un reloj que anunciaba que eran
las ocho de la noche. La encendió y la habitación se iluminó,
dando paso a un Niall desparramado en la cama, con los
ojos rojos.
—¿Qué pasa, cielo? —le preguntó, sentándose en la cama
—, no bajaste a cenar... ¿Hay algo que quieras contarme?
No, no podía decirle. No sabiendo cómo era su madre.
Pero aún así su inocencia de niño le pidió a gritos que le
dijera, que le pidiera un consejo. Su madre siempre le
ayudaría, le había prometido ayudarlo y apoyarlo en todo.
Quería que lo orientara sobre su sexualidad, con su
inocencia no pensó que su madre podía tomárselo a mal
porque ella le había jurado apoyarlo en todo, por lo que lo
hizo, habló con ella sobre su problema.
—¿Tú crees que ser gay esté completamente mal? —
preguntó en voz baja, con pena.
La reacción de Maura fue completamente inestable, se
paró de inmediato de la cama y jaló a su hijo del brazo para
que se levantara junto a ella, él gimió de dolor pero a ella
no le importó. Cuando estuvo incorporado le soltó una
bofetada en la mejilla, tomándolo por sorpresa. Niall
comenzó a llorar y se tomó la mejilla, notando como el dolor
incrementaba.
—Escúchame bien, Niall James Horan —siseó—. Esa
palabra, la que acabas de decir no se pronuncia en esta
casa, eso es abominable, Dios lo prohíbe, Dios prohíbe la
existencia de esas criaturas echas por el demonio.
De su bolsillo sacó un rosario y se lo insertó a Niall entre
las manos, con su fuerza hizo que éste se hincara y mirara
hacia el techo. Niall sabía de sobra que su madre era
extremadamente religiosa, pero no sabía que llegaría a ese
extremo, al extremo de no aceptar su sexualidad y de no
poder brindarle un consejo respecto a eso. Niall amaba a
dios, y según su madre dios lo odiaba a él.
—Ahora reza, reza para que Dios borre los pecados
impuros de tu mente y los deseos sucios de tu cuerpo. Reza
para que esa palabra desaparezca de tu cabeza y tu
vocabulario, de lo contrario irás al infierno junto con todas
aquellas bestias sexuales.
Niall lloraba mientras rezaba lo que Maura le indicaba
¿acaso ser gay era tan malo? Él sólo quería amar, quería
amar a Zayn aunque éste no le estuviera correspondiendo
como se lo imaginaba. Sólo quería amar, ¿dios le estaba
impidiendo amar?
||
Zayn se encontraba indeciso tocando la puerta de la casa
de su amigo Niall, estaba preocupado por él y había estado
pensándolo mucho antes de dirigirse su residencia, era su
mejor amigo y obviamente tenía un lugar muy alto en la
lista de personas que le importaban, por lo tanto no podía
pasar ni siquiera dos días sin verlo y sin pensar lo peor.
Ya era una semana completa en la que su amigo estaba
desaparecido, no contestaba sus mensajes y no había ido a
la escuela. Le importaba mucho y por eso estaba ahí frente
a su casa, intentando y rogándole que abriera la puerta para
poder hablar.
También quería aclarar el asunto del beso por que
ciertamente él había reaccionado de una manera estúpida,
porque sólo Dios sabía que Zayn había esperado un largo
tiempo para que aquello sucediera, porque Niall le gustaba.
Estaba enamorado del chico rubio.
Jamás había querido hablar sobre sus sentimientos por
miedo a no ser correspondido y arruinar su amistad, y ahora
que se le había presentado la oportunidad de saber que
Niall sentía lo mismo lo había desperdiciado. Necesitaba
aclarar que Zayn también lo quería... y no específicamente
como un amigo.
—¿Niall? ¡Por favor abre la puerta! —gritó Zayn, tocando
la puerta por décima vez.
Se escuchaba ruido al interior de la casa, el coche de los
padres de Niall no estaban por lo cual debían estar fuera,
como siempre. Pero Niall sí que estaba, escuchaba sus
pasos adentro, no quería abrir.
—¡Niall por favor, tenemos que hablar! —gritó de nuevo.
El ruido se dejó de escuchar dentro de la casa y pronto la
puerta se abrió apenas un poco, Niall estaba del otro lado
temeroso de que Zayn pudiera insultarle o decirle algo que
lo hiriera. Sus ojos celestes se dejaron asomar por la
pequeña brecha de la puerta.
Ver a Zayn después de días de no hacerlo fue como volver
a respirar, Niall se sintió ligeramente feliz de volverlo a ver
pero al instante la tristeza regresó a él. No quería
ilusionarse y pensar que había vuelto por él y por sus
sentimientos.
—¿Que quieres? —le preguntó en voz baja, vulnerable.
—¿Puedes dejarme entrar? —le pidió.
—¿Para qué? —se mostraba receloso, todavía estaba algo
herido, le había dolido que lo dejara así, que lo mirara como
si fuera un fenómeno.
—Para hablar, por favor, déjame pasar —le rogó.
Niall finalmente accedió y se alegró de que nadie se
encontrara en casa en esos momentos. Abrió la puerta por
completo y se hizo a un lado para que su amigo pudiera
entrar, cuando Zayn se introdujo del todo cerró la puerta
tras sí.
—Bien, aquí estás—dijo Niall en un suspiro mirándolo
fijamente, apretó los puños buscando la valentía necesaria
para escuchar esas palabras ''sólo eres mi amigo, Niall''—.
Dime lo que quieras decir para que podamos terminar con
esto de una v-
Sintió cómo el morocho lo abrazaba fuertemente
tomándolo por sorpresa, Zayn pasó sus brazos por la cintura
del chico y Niall se quedó como una piedra sin poder
reaccionar. A continuación sintió sus labios chocar contra los
suyos en un inesperado beso que duró demasiado poco
para su gusto, puesto que Zayn se retiró inmediatamente
sonrojado y mirando hacia el suelo.
Ambos se quedaron en silencio, completamente
abochornados y tontos, como los dos adolescentes
confundidos y enamorados que eran.
—Yo... —dijo Zayn mientras veía hacia la pared y se
rascaba la mejilla con nerviosismo— Estoy seguro de que
estoy enamorado de ti. También me gustas, Ni —le confesó
cariñosamente mostrando una ancha sonrisa.
Una sonrisa se fue posando en el rostro de Niall que se
ensanchó poco a poco para dejar ver sus dientes chuecos y
sus ojos brillaron en actitud tierna.
Zayn subió la vista para mirarlo a la cara y su expresión lo
paralizó de nuevo, era hermoso, ¿cómo no lo pudo notar
antes? Tenía un hermoso mejor amigo al que quería... y éste
le correspondía.
—¿En serio? ¿en serio te gusto Zayn? —preguntó Niall con
las mejillas bañadas en carmín y con una sonrisa tímida en
su boca.
Zayn asintió y se acercó a él, lo tomó de la barbilla con
lentitud y lo obligó a alzar la vista para verlo fijamente. Éste
se encogió ante su tacto pero no se apartó.
—Mucho —contestó.
Niall se abalanzó hacia a su rostro y lo tomó entre sus
manos para profundizar el beso, el cual ahora fue
correspondido. Fue un beso lento, lleno de amor, lleno de
inocencia, lleno de amor de mejores amigos. Zayn lo abrazó
por la cintura de nuevo y Niall llevó sus manos hacia su
cuello para profundizar el beso, poniéndose de puntitas.
Cuando se separaron, ambos respiraban agitadamente
totalmente nerviosos.
—Nuestro primer beso... —susurró Niall.
—Y no será el último —le dijo Zayn con una voz ronca
mientras sonreía de manera pícara.
Niall lo tomó de la mano y con risitas subieron ambos a la
habitación del rubio para seguir besándose.
||
Él estaba consciente de que aquello que estaban haciendo
estaba incorrecto, que ser gay no era para nada normal.
Pero no le importaba, porque él estaba enamorado, y en ese
caso, Zayn le correspondía. No le importaba compartir
caricias secretas con él, o vivir momentos prohibidos, o
escabullirse con él por las noches a observar las estrellas en
el parque...
No le importaba nada, porque estaba enamorado de Zayn.
Y amaba cuando se tomaban de la mano, o cuando se
daban besitos, o cuando se abrazaban y su novio le
brindaba más calor que una sábana.
—Zayn, ¿hasta cuando ocultaremos esto? —preguntó Niall
entre los brazos de su novio.
—No lo sé, Niall —contestó mientras le acariciaba el
cabello lentamente y con cariño—. Yo sólo estoy
consciente de que siempre quiero estar contigo.
La pareja estaba recostada en la habitación del morocho,
ambos llevaban tres meses saliendo como pareja oficial y
sentían que nada era suficiente mientras estaban juntos; no
era suficiente el tiempo que pasaban en compañía del otro,
no eran suficientes las caricias que se daban, no eran
suficientes los besos que compartían, no era suficiente
nada.
Sentían que el tiempo escondidos los estaba asfixiando,
no podían seguir así. Pero tampoco podían revelarse puesto
que eso atraería problemas, por los padres de su pequeño
novio y con sus padres propios.
—¿Por qué nos odian, Zayn? —le preguntó Niall a su
novio, acurrucándose más contra él.
Zayn estaba completamente consciente de que la familia
de Niall sería la primera en oponerse en su relación, estaba
al tanto del latente odio a la diversidad sexual que la
religión de su familia les impulsaba a tener. Y no quería
arriesgar a Niall a que le hicieran algo o a que lo alejaran de
él.
Por eso se escondían, por eso su amor esa secreto. Zayn
se aferró a su novio y le besó la frente. Si llegara a perder a
Niall en algún momento... no sabría lo que podría ser de él,
se volvería loco y probablemente moriría.
—No lo sé, sinceramente odiar a un homosexual es como
odiar a alguien por ser zurdo —dijo tratando de dar una
respuesta a la pregunta de Niall—. Es estúpido...
—Mi familia dice que los homosexuales son tachados de
enfermos en la biblia, que son anormales... —dijo con aire
triste— Yo no quiero que mi familia me odie, Zayn. Yo los
amo...
Zayn también sabía que Niall era demasiado tierno y
vulnerable, que no entendía completamente la manera de
funcionar el mundo o la religión en la que sus padres se
encontraban involucrados. Niall sentía el posible rechazo de
su familia como un golpe demasiado fuerte. Zayn podía vivir
sin sus padres, pero Niall... Niall era demasiado frágil.
Y precisamente lo quería proteger de eso, de que su
corazón se rompiera.
—La biblia dice que la homosexualidad no es natural ¿y
una serpiente que habla lo es? —preguntó con osadía.
Niall rió ligeramente y se sintió culpable ante el
comentario de su novio. Recargó su rostro en el cuello de
Zayn y aspiró aquel aroma que tanto le gustaba. Zayn besó
su frente de nuevo y pasó sus manos por la cintura del rubio
acariciando su piel por encima de la ropa.
Era de tarde y se suponía que debían estar haciendo la
tarea pero últimamente Niall no dormía a causa de la
preocupación de qué pasaría si su familia se enteraba de
que quería a Zayn, así que el morocho decidió que después
haría la tarea por él y que debía de aprovechar ese
momento para dormir un rato.
Zayn comenzó a tararear una canción arrullando a Niall, y
Niall pudo quedarse dormido poco a poco gracias a que los
brazos de Zayn se sentían seguros, se sentía protegido
entre ellos. Como si nada malo pudiese ocurrir y como si
aquello que sentían era correcto, era bueno.
Cuando Niall estuvo inconsciente completamente encima
del torso de Zayn, cuando lo vio dormido así, tan pacífico,
tan tranquilo... él decidió que Niall era lo que quería
proteger más que nada en el mundo, no quería que nadie lo
lastimara, no quería que nadie lo tocara, no quería que
sufriera con su familia.
Trabajaría, dejaría la escuela y conseguiría un trabajo.
Ahorraría dinero y se llevaría a Niall muy lejos de ahí, donde
pudieran comenzar de nuevo, donde pudieran ser felices sin
la necesidad de la aceptación de alguien.
—Espera un poco más, bebé —le susurró—. Espera un
poco más y seremos libres. Escaparemos a algún lugar y
nadie nos podrá molestar. Podremos amarnos entonces, sólo
espera...
||
—¡Allí va el jotito! —gritaron los compañeros de escuela
de Niall, señalándolo.
—¡Rápido, que no escape! —gritaron otros.
Un viernes por la tarde Niall estaba saliendo de sus clases,
había terminado un largo día de escuela y Niall por fin
sentía que descansaría el largo fin de semana. Zayn no
había asistido a clases por lo cual se había sentido un poco
solo, pero le alegraba saber que lo vería más adelante y
ambos irían a su casa.
Se encontraba cruzando un pequeño parque que tenía
que cruzar para llegar a su casa, cuando lo escuchó. Gritos
y una persecución detrás de él, un montón de adolescentes
hombres y mujeres iban tras él. Pronto Niall sintió que era
perseguido por una gran cantidad de gente y echó a correr.
Su mochila pesaba así que le impedía ir más rápido. ¿Por
qué lo perseguían? Estaba asustado.
Más pronto de lo que pensó fue jalado hacia atrás y cayó
sobre el duro pavimento en un golpe seco, sintió que el aire
abandonó sus pulmones.
Ya estaban fuera de la escuela así que ningún profesor
podría ir en su ayuda, sintió patadas ser regadas por todo
su cuerpo y una le dio en el estómago, robándole el aliento
y se hizo un ovillo intentando proteger su cuerpo.
Hicieron que se levantara y le propinaron golpes en la
cara, pudo sentir como su labio se abría, brotando sangre
de inmediato, Niall chillaba con cada golpe que le daban.
Los insultos a su al rededor eran muchos; ''maricón'',
''puto'', ''culo abierto''. ¿Por qué lo insultaban? ¿qué había
hecho de mal? Niall quiso defenderse de verdad, tiró un par
de manotazos al aire tratando de alejar a todos lo que lo
rodeaban.
Era débil, era inservible.
—¿Qué se siente que te metan hasta las bolas por el culo?
—le preguntó uno, riéndose ante su comentario.
Niall sentía que se ahogaba.
—De seguro le gusta chuparla hasta atragantarse...
—Es una putita de primera...
—Maldito maricón...
Los puñetazos, golpes, arañazos e insultos llovían por
doquier y Niall comenzó a llorar. ¿Por qué odiaban a una
persona por su manera de amar? ¿Sus golpes equivalían a
lo que debía de sufrir por ser feliz? Él sólo quería ser feliz
junto a Zayn, no pedía nada más.
No pedía ser golpeado, insultado o criticado. Quería vivir
feliz junto a su novio...
—¡¿Qué mierdas están haciendo?! —escuchó un grito
enfurecido, esa voz la conocía.
Inmediatamente todos pararon de golpearlo y se
dispersaron abriendo paso a Zayn, este comenzó a golpear
severamente a cada persona que se resistía a dejar de
molestar a su novio. Los puños de Zayn se tiñeron de sangre
y no le importó realmente si golpeaba a un chico o a una
chica, sólo le importaba tener a Niall entre sus brazos.
No resistieron mucho, aquellos eran imbéciles que ni
siquiera sabían pelear, Zayn no era muy fuerte pero su
aspecto en sí intimidaba. Pronto la audiencia de la pelea y
otras personas comenzaron a correr e irse dejándolo solo
junto a su novio.
Cuando el morocho estuvo seguro de que no quedaba
nadie que pudiera hacerle daño a Niall se arrodilló junto a él
y los ojos azulados de su novio se alzaron para mirarlo a la
cara. Zayn lo acercó a él y le acarició la mejilla con extrema
delicadeza temiendo romperle.
Estaba terriblemente golpeado, estaba magullado y lo
habían lastimado... y aún así le sonreía.
—Gracias por venir por mí, Zayn —le susurró agradecido.
Zayn no pudo más y lo abrazó allí, comenzando a llorar.
Era la primera vez que lloraba por alguien, y las lágrimas se
sentían extrañas al resbalar por sus rostro. No había podido
llegar a tiempo y por eso lo habían lastimado. Niall se
sorprendió al verlo llorar y se aferró a sus brazos tratando
de calmarlo.
—Estoy bien, Zayn —le dijo con la voz ronca—. Sabía que
vendrías por mí.
—Perdón por no protegerte, perdón por no poder cuidarte
amor. Lo lamento tanto, lo lamento... —su voz se quebró y
sollozó, Zayn se había roto también.
—Zayn, no es tu culpa. Sabíamos a qué nos
arriesgábamos al ser novios, ¿y sabes qué? No me
arrepiento de nada —Niall se alejó de Zayn un poco para
verlo a los ojos y le sonrió, una hermosa y radiante sonrisa
de dientes chuecos—. Si para estar a tu lado debo sufrir
esto diario, lo aguantaré.
Zayn negó con la cabeza y le dio un beso en la frente.
—Te amo, te amo demasiado. No volveré a dejarte solo, lo
juro.
||
Zayn y Niall se encontraban besándose en la habitación
del más pequeño, se suponía que nadie estaba como todos
los sábados por la noche y habían aprovechado para verse,
como una de sus tantas reuniones secretas.
Estaban recostados en la cama compartiendo caricias
cuando las cosas comenzaron a subirse de tono, Zayn
comenzó a hacer movimientos demasiado eróticos y el oji-
azul comenzó a sonrojarse de manera excesiva al sentir
como su entrepierna rozaba con la de su novio. Zayn se
encontraba encima de él, besándole el cuello y la barbilla.
—Za-Zayn —tartamudeó y gimió avergonzado.
—Lo... lo siento —se disculpó él, separándose un poco—.
Me... me dejé llevar. Perdón.
Zayn comenzó a levantarse dándose cuenta de que
estaba yendo demasiado lejos, pero sintió el agarre del
menor en la orilla de su camisa. Cuando lo miró pudo jurar
que jamás había visto nada más erótico y hermoso en la
vida. Niall estaba sonrojado, con el cabello alborotado y la
camisa subida.
Éste lo miraba con algo de vergüenza y se mordía el labio.
—Por favor, continúa —pidió en voz baja, en confidencia.
—¿Estás... estás seguro de esto Niall? —preguntó algo
inseguro pero encendido.
—Creo que ha llegado la hora —asintió—, quiero ser
tuyo... definitivamente.
Volvieron a acercarse lentamente, Zayn acarició la mejilla
de Niall y él cerró los ojos al sentir las yemas de sus dedos
rozar su piel, encendiéndola y calentándola. Entonces el
amor se adueñó de la habitación y estuvieron seguros de
que nadie ni nada los iba a detener, ni siquiera su propio
amor los iba a limitar...
||
Todo era miel sobre hoyuelas dentro de la habitación, sin
embargo ambos chicos no se dieron la precaución de ver la
hora y darse cuenta de que ya era demasiado tarde y que
los padres de Niall ya casi llegaban. No fueron conscientes
de la camioneta que se estacionó frente a su casa indicando
que su familia había llegado antes de tiempo.
No fueron conscientes de su padre que habría la puerta
dando paso a su madre y a su padre.
No fueron conscientes de Maura subiendo las escaleras en
dirección a la habitación de su hijo para avisarle que habían
llegado, para ver cómo estaba y ver cómo seguía.
No fueron conscientes cuando la madre de Niall abrió la
puerta y se quedó pasmada al encontrar a un adolescente
trepado sobre su hijo, manoseándolo.
||
Maura chilló horrorizada al ver a su hijo a punto de tener
relaciones sexuales con su mejor amigo, Zayn.
Comenzó a llorar y a estirarse el cabello en
desesperación, Bobby su esposo se dirigió arriba al
escuchar el grito horrorizado de su pareja que se
encontraba en la puerta del cuarto de Niall. Pero al llegar a
su lado vio lo mismo que ella.
Niall y Zayn estaban semi desnudos encima de la cama,
ambos algo sonrojados y asustados. No tenían camisa y se
separaron inmediatamente al verlos, Niall estaba
evidentemente sorprendido y asustado de lo que pudiera
ocurrir.
—¿Mamá? —dijo en un hilo de voz—¿qué haces aquí? Creí
que volverías hasta dentro de unas horas...
—¿Qué estaba haciendo ese tipo encima tuyo, Niall James
Horan? —le gritó su madre, furiosa.
Ambos se quedaron callados sin saber qué hacer, Zayn
estaba dispuesto a pedir disculpas a sus padres por aquello
pero Niall decidió que era demasiado. Sus compañeros, sus
amigos, lo último que faltaba era su familia y si no lo
aceptaban como era realmente no eran su familia.
Ni siquiera necesitó armarse de valor, no callaría más no
estaba dispuesto a ser débil. Se levantó de la cama junto a
Zayn y lo tomó del brazo. Zayn se mostró algo confundido.
—¿Niall? —preguntó intentando saber qué estaba
haciendo.
Bajó su mano por su brazo hasta dar a su mano y
entrelazó sus dedos, Zayn apenas dudó unos segundos
antes de tomar su mano con fuerza. Si esa era su decisión
la respetaría.
—Mamá, papá... Estoy enamorado de Zayn —dijo
firmemente y en voz alta.
Sus padres no reaccionaron en unos minutos, tiempo en el
que ambos chicos se vistieron completamente y enfrentaron
a sus padres. Zayn se puso frente a Niall protegiéndolo con
su cuerpo y encaró a los padres de su novio. Niall los veía
desde la espalda de Zayn, algo temeroso pero fuerte, su
novio le daba fuerzas y valentía.
—Si ustedes no aceptan a su hijo, no tienen el derecho de
ser padres —les dijo con voz seria, totalmente decidido a
proteger a Niall—, si ustedes deciden correrlo yo lo llevaré a
vivir conmigo, tengo el dinero suficiente para mantenernos
a ambos. Yo amo a Niall, y eso no cambiará.
Entonces se desató el caos. Con aquella confesión su
padre los miró y se abalanzó contra ambos, Zayn empujó
lejos a Niall para que no lo atacara y el padre, Bobby, le dio
un puñetazo en el rostro al morocho provocando que éste
cayera contra el suelo.
Su frente comenzó a sangrar debido al golpe y se quedó
allí, parpadeando, recuperando el sentido de lo que había
pasado.
—¡Zayn! —chilló Niall preocupado, el ver sangrando a su
novio en el suelo lo asustó, intentó acercarse pero Zayn hizo
un gesto negativo con la mano rápidamente.
—¡Niall, vete!
Zayn fue callado por una patada que le dio Bobby en el
estómago, dejándolo sin oxígeno. Niall no podía irse, no sin
Zayn. Tampoco iba a permitir que su padre le pegara así que
se acercó a él y tomó su brazo con la poca fuerza que tenía,
deteniéndolo.
—¡Basta papá, no le pegues! —le gritó a su padre.
Bobby volteó hacia él y le propinó un puñetazo de igual
manera.
—Mi hijo no será un lamebolas, mi hijo no será gay —su
voz resonó en la habitación, Bobby miró a Niall como si
fuera un bicho, como si fuera un delincuente. Algo
asqueroso—. Prefiero matarte con mis propias manos antes
de que te conviertas en esa cosa. ¡Nadie en mi familia lo
será!
Bobby tomó un objeto de la habitación en sus manos. La
lámpara estaba entre sus palmas, iba destinada a la cabeza
de Niall de no haber sido porque Zayn se incorporó y lo
empujó con todo su peso, inmediatamente Niall se levantó y
ambos se tomaron de las manos para salir corriendo del
lugar, Niall aún pudo escuchar los rezos y oraciones de su
madre.
—No lo dejes caer en la tentación señor, has que
recapacite y líbralo del pecado de la carne. Has que el
deseo inhumano de estar con uno de su propio sexo
desaparezca de él y cúralo, cúralo de esa horrible
enfermedad...
Ambos bajaron corriendo las escaleras de manera rápida y
salieron de la casa como un rayo. Siguieron corriendo hasta
la mitad del jardín y se detuvieron para darse un respiro.
Ambos suspiraron creyendo que habían sobrevivido a los
instintos asesinos de su padre, Zayn sentía un dolor
increíble en la cabeza pero eso no le importaba en lo
absoluto, sólo importaba que Niall estuviera bien.
Niall estaba temblando del miedo y quería soltarse a
llorar. Sabía que algo así pasaría en algún momento pero no
había querido creerlo, Zayn al ver que temblaba lo abrazó
rápidamente.
—Estás herido por mi culpa, Zayn —dijo Niall
evidentemente culpable, las lágrimas todavía salían como
chorros de sus ojos—. Lo la-lamento.
—Shhh —lo silenció—. Todo estará bien, Niall. Ahora estás
conmigo.
Ambos deshicieron su abrazo y se tomaron de la mano de
nuevo, la noche era fría y no llevaban más que unas
camisas de manga corta, así que decidieron emprender el
camino a casa de Zayn.
—No te preocupes bebé, iremos a mi casa y tomaremos
algo de dinero para irnos. Mientras estés conmigo no te
pasará nada, te lo prome-
Antes de que pudiera terminar la frase, Zayn cayó al suelo
desparramándose en el pasto del jardín y soltando la mano
de Niall, Niall gritó llamándolo por su nombre. Pensó que era
un efecto secundario del golpe en la cabeza que su padre le
había dado, pero no fue esa la razón por la que se
encontraba en el suelo. Lo vio, vio a su padre con una
laya(*) en la mano, le había dado en la cabeza haciendo que
se desplomara en el suelo.
Con un débil suspiro, Zayn susurró.
—Ni, mi amor, corre. Ahora.
Niall no podía, realmente no podía dejarlo ahí a su suerte.
Pero no tuvo otra alternativa que dejarlo, tenía miedo, no
pensaba las cosas con claridad y su padre parecía estar
dispuesto a todo con tal de separarlos. Niall salió corriendo
rápidamente con el corazón en la boca y cuando ya estaba
a unas cuantas casas alejado volteó a ver a su casa, donde
su padre se encontraba pegándole una y otra vez en la
cabeza con aquel instrumento mientras que él seguía en el
suelo.
A esas alturas, su novio ya debería de estar inconsciente,
o peor aún...
Las lágrimas afloraron de nuevo en su rostro pero no se
permitió detenerse, al contrario, corrió más rápido,
queriendo alejar aquella imagen de su cabeza y queriéndolo
olvidar todo. ¿Jamás iba a poder ser feliz? ¿eso era lo que la
vida le daba a entender? Zayn, quería regresar, de verdad
quería hacerlo pero sus piernas caminaban contra su
voluntad, obligándolo a alejarse más y más.
Ahora, en efecto, tenía la libertad que había anhelado.
Sólo necesitaba aprender a usarla sin Zayn, si el amor de su
vida y con el peso de su muerte en su espalda.
(*)Laya; Pala.
||Capítulo 6.
Mullingar, Irlanda.
Harry se levantó muy temprano en la madrugada para
cancelar la cita que tenía con el miembro de la comunidad
gay de Mullingar, Josh. Niall se encontraba dormido en la
cama y Harry había dormido en el sofá que estaba incluido
en la habitación, sentía que el adolescente necesitaba
descansar y definitivamente estaba más cansado que Harry,
así que lo había dejado en la cama.
En esos momentos eran las ocho de la mañana y se
encontraba en la alcoba mientras esperaba en la línea para
hablar con Josh. Debía de cancelar la cita puesto que ese
día regresaría a casa para tratar el asunto de Niall,
realmente le interesaba juntarse con Josh y hablar con él,
pero eso podrían hacerlo después, en esos momentos
estaba preocupado por el adolescente que dormía
placidamente entre las sábanas.
Marcó desde su celular al teléfono que le habían dado
para comunicarse con Josh, y no tardaron en contestar.
Harry se sentía realmente avergonzado en esos momentos
por cancelar una cita, pero era más importante Niall.
—¿Hola? ¿es usted el señor Josh Devine? —preguntó Harry
cuando le contestaron la llamada mientras paseaba por la
alcoba, lejos de la puerta para no despertar a Niall.
—Sí, soy Josh Devine, pero no soy señor, soy un joven —
rió nervioso y al otro lado de la línea rascó su brazo
sonriente, su voz era bastante agradable y Harry pensó al
instante que se llevaría bien con él—. ¿Desea algo?
Harry a pesar de tener la edad que tenía, y de aparentar
ser un adulto maduro, realmente le ponía nervioso todo eso.
Sentía que todavía tenía la necesidad de pasarle el teléfono
a Anne y decirle ''dile tú lo que pasó''. Sin embargo Anne no
estaba ahí, así que tendría que lidiar con el problema él
solo.
—Bue-bueno —comenzó a hablar entre tartamudeos—,
soy Harry Styles y...
—¡Oh por dios! —exclamó éste chillando de emoción,
interrumpiendo a Harry y causándole un buen susto gracias
a haberle gritado en el oído, separó el celular de su oreja un
poco aturdido— ¿¡Tú eres Harry Styles!? Ay, no sabes cuánto
te admiro —habló rápidamente, apresurado, como
queriendo expresar toda la admiración que sentía por Harry
en unos segundos—. He visto una grabación de lo que has
dicho en la corte defendiendo los derechos homosexuales, y
déjame decirte que eso ha sido lo más inspirador que he
escuchado en mi vida... ¡Y la marcha del orgullo gay! ¡Y
todo lo que haces por esos chicos que no tienen un hogar
por culpa de su sexualidad! Todo lo que haces es tan...
¡wow! Soy Josh Devine, estoy para lo que gustes, te admiro
bastante, todos te amamos aquí y estamos esperando con
ansias a que vengas...
Harry disimuló un poco la gran sonrisa que se comenzaba
a formar en su rostro debido a las palabras de Josh, se
sentía sorprendido ante la repentina situación en la que se
encontraba de pronto, lo estaba idolatrando, le estaba
diciendo que estaba orgulloso de lo que hacía... Y eso por
ende lo hacía sentir orgulloso de sí mismo. Sus mejillas se
tornaron carmesí a causa de la vergüenza que tenía, estaba
realmente avergonzado de tener que cancelarle la cita a
Josh, pero siendo tan bueno como lo parecía esperaba que
entendiera la situación.
—Eh, bueno, no sé qué decir —dijo tímido y se revolvió el
cabello intentando dejar de sentir esa vergüenza que se
apoderaba de él—. Es muy lindo de tu parte, Josh. Muchas
gracias...
—No necesitas decir nada, sólo necesitas escuchar a un
chico que te adora aunque nunca te haya visto —Harry pudo
percibir una risita detrás del teléfono, Josh estaba
sonriendo, y el joven de ojos verdes también—. Por cierto,
¿cómo te ha ido con el hospedaje? ¿te sientes cómodo?
¿necesitas algo?
—Bueno, pues, muchas gracias por todo lo que has hecho
por mí —agradeció súbitamente—, no me falta nada y es
muy considerado de tu parte insistir en pagar mi hospedaje
en un hotel tan bonito y cómodo, realmente gracias —
agradeció de nuevo—. Aunque lamentablemente no te
llamo para todo esto Josh, de echo, es un asunto algo
importante y algo delicado.
—Claro, dime, estoy a tus ordenes —dijo Josh, de pronto
su tono de voz se volvió más serio y profesional, listo para
escuchar a Harry.
—Bueno, pues... el verdadero problema es que no podré ir
hoy a la junta que habíamos acordado, lo siento mucho Josh
por no poder verte —dijo lentamente, sentía que sus
mejillas estaban extremadamente calientes, se sentía muy
mal por cancelar la cita, pero era necesario.
—¿Pe-pero por qué? —preguntó éste, ahora con la voz un
poco más apagada, realmente deseaba con todas sus
fuerzas reunirse con Harry y hablar con él acerca del
proyecto que iban a iniciar.
—Ha sucedido algo un tanto... delicado, Josh —le dijo
Harry, bajando la voz— Ayer cuando me dirigía para el hotel
me he encontrado a un adolescente muy herido, a punto de
suicidarse —le dijo en un susurro, sintió como Niall se
removió en la cama y volteó hacia él, su alivio volvió cuando
observó que estaba profundamente dormido entre las
sábanas—, y está ahora aquí conmigo, se encuentra
durmiendo. No pienso dejarlo desamparado y creo que lo
mejor será que me lo lleve a Doncaster conmigo, no sé qué
es exactamente lo que ha vivido aquí, pero no quiero que
todo sea más difícil para él y le traigan malos recuerdos...
Por eso hoy mismo regresaré a Doncaster para que lo
atiendan y para saber qué es lo que pasó con él, no quiero
que lo dañen más.
Admiró su cabello rubio desordenado entre la almohada y
su boca entreabierta a causa de no poder respirar por la
nariz, era una imagen muy tierna viéndolo de ese modo.
Niall parecía como un chico frágil, un chico gentil y sobre
todo cariñoso. Seguía sin poder que alguien en su sano
juicio lo hubiera maltratado hasta el punto de incitarlo al
suicidio. Seguía sin poder creer que sus propios padres lo
hubieran orillado a eso.
—¡Ay no! ¿está bien? ¿está herido? —su voz sonaba
preocupada, se escuchó un alboroto del otro lado de la línea
— ¿Puedo hacer algo por él?
—Él está bien, lo tomé antes de que soltara de un puente
—lo tranquilizó Harry— El problema no es ése, el problema
es que este chico se ha escapado de su casa porque lo
rechazaron. La misma cosa pero algo más violenta. Me ha
dicho un par de cosas que parecen ser la clave para
averiguar otro motivo que lo pudiera orillar al suicidio,
parece muy afectado y no paró de llorar hasta que se
durmió. Este chico...—volteó a ver a Niall de nuevo—tiene
algo más que la simple tristeza del rechazo, yo lo he visto y
lo he experimentado. Algo me dice que el chico tiene una
historia más triste detrás de todo esto.
—¿Sabes cuál es su nombre? —cuestionó Josh. Estaba
dispuesto a ayudar a Harry con ese caso, averiguaría todo
sobre Niall y lo ayudaría tanto como pudiera.
—Sí, se llama Niall Horan —Josh anotó el nombre
rápidamente en su pc para guardarlo y averiguar más tarde
quién era él—. Por lo que sé a Niall no lo aceptaron sus
padres y por eso huyó, pero creo que es otra cosa la que lo
ha echo reaccionar así... De igual manera necesito llevarlo a
Doncaster, necesito que revisen sus heridas y que sea
tratado con un psicólogo, ha sufrido bastante... Ayer por la
noche no dejó de gritar la palabra ''aléjate'' y susurró varias
veces un nombre entre sueños...
—¿Cuál fue?
Harry no quería ni imaginarse todo lo que había pasado el
adolescente, lo duro que debió haber sido vivir una
situación como la suya. Pero se prometió a sí mismo no
permitir que volvieran a abusar de un adolescente, así como
le había pasado a él en su debido tiempo, o a Gemma.
—Algo así como... Zayn.
Ambos quedaron callados en el momento en el que Niall
comenzó a despertar, se estiró un poco y luego fue abriendo
los ojos poco a poco hasta ver una figura borrosa fuera del
balcón, era Harry, y se encontraba viéndolo con
preocupación. Tenía una camisa larga verde y un pantalón
de pijama, él le sonrió cuando se dio cuenta de que lo había
estado observando.
Se alarmó de inmediato temiendo que lo habían
secuestrado o que inclusive lo violarían en ese momento, se
incorporó de la cama asustado y con la respiración agitada,
pero al instante esa sensación se esfumó. Lo recordó, ése
chico no era ningún desconocido, estaba con Harry, el chico
que le había salvado la vida.
—Harry, creo que Niall Horan es de por aquí—aseguró
Josh, observó su nombre anotado en la pantalla—déjame
investigar un poco más sobre él, yo también quiero
ayudarlos a él y a ti en todo lo que pueda. Te avisaré
cualquier cosa que averigüe. No te preocupes por nuestra
reunión, puedes venir cuando el asunto se haya arreglado
un poco, ¿te parece?—le ofreció con amabilidad.
—Me parece bien —asintió Harry con gratitud—, muchas
gracias por tomarte tantas molestias, de verdad no deberías
Josh, ya te debo mucho y...
—Es como una manera de agradecerte que has salvado a
tantas personas como se te ha podido —lo interrumpió Josh
y Harry le sonrió al teléfono. Ese chico Josh le caía
absolutamente bien.
Niall escuchó cómo Harry se despedía risueñamente de
alguien detrás del teléfono y después de unos minutos
colgó. Éste se volvió hacia él con una enorme sonrisa y se
encaminó hacia la cama.
Niall se talló los ojos, aún se sentía algo cansado pero
mucho mejor. Harry se sentó a un lado de su cuerpo, en la
orilla de la cama. Lo miró fijamente, así como cuando un
gran amigo ve a otro cuando está realmente preocupado
por su salud. Niall se sonrojó por toda la confianza que
Harry estaba depositando en él.
—¿Cómo has dormido? —preguntó amablemente y sonrió,
mostrando sus característicos hoyuelos.
—Bi-bien —susurró tartamudeando, estaba
evidentemente nervioso pero se sentía ligeramente feliz de
que alguien como Harry estuviera a su lado en esos
momentos.
—Excelente, porque enseguida ordenaré la comida y nos
iremos a Doncaster en unas dos o tres horas —le avisó
levantándose de la cama y dirigiéndose al clóset para sacar
su maleta.
Niall parpadeó algo confundido, era verdad, se irían a
Doncaster... Pero, ¿tan pronto? ¿no podían quedarse un poco
más? Quería, de verdad, anhelaba tener noticias sobre
Zayn, sobre su familia, sobre el paradero de su novio... Tenía
en lo más profundo de su corazón la esperanza de que Zayn
estuviera vivo, que se hubiera escondido en algún lugar,
que hubiera escapado... Pero eso era como esperar a que
nevara en primavera, sabía que sólo había una mínima
posibilidad, y aún así...
Deseaba verlo una vez más. Aunque fuera una, antes de
irse a Doncaster con Harry.
—¿Tan... tan pronto nos iremos? —preguntó con la voz
teñida de melancolía, era imposible no ponerse triste al
pensar en todo lo que dejaría atrás, su familia, sus
recuerdos con Zayn...
—Claro —respondió con dulzura, intentando no sonar
brusco— ¿Recuerdas que te dije que no permitiría que te
hicieran más daño? No quiero que los recuerdos de
Mullingar te hagan daño, Niall. ¿Recuerdas que te dije que
te protegería? Pues lo voy a hacer, por eso hoy en la tarde
nos iremos y te irás a mi casa unos días hasta que arreglo
unos papeles hasta que puedas entrar en el programa para
la fundación.
De los ojos del oji-azul empezaron a caer gotas de
lágrimas sin ser consciente y se encontró temblando, jamás
nadie había sido tan amable con él. Todos absolutamente
todos (exceptuando a Zayn) habían abusado de su fragilidad
siempre, se habían aprovechado de cómo era y jamás le
habían demostrado que lo querían.
Y ahí estaba, un chico que había conocido hace menos de
24 horas, comportándose como si Niall valiera oro...
Harry volteó a ver a Niall y vio que se encontraba
llorando, se acercó a él inmediatamente y de manera rápida
lo abrazó para reconfortarlo, el adolescente no rechazó el
abrazo, más bien se aferró a Harry.
—¿Por qué haces esto? ¿por qué? —susurró sin poder
entender la manera de pensar del rizado, apenas se
conocían y ya le había salvado la vida, y aparte quería
construir una nueva vida para él.
—Porque creo que eres muy especial, Niall. Porque vales
mucho y porque...
A Harry se le cerró la garganta al pensar en ella pero
nuevamente recobró la compostura, ya habían pasado más
de ocho años desde que Gemma se había ido, y la veía en
cada chico que acogía en su fundación, la veía en las
lágrimas de los adolescentes que sufrían rechazo por sus
familias... La veía en absolutamente todo. Y se había ido por
su culpa.
—Porque hace años conocí a una persona igual a ti, a una
chica igual de linda y tierna que tú a la que quería ayudar —
dijo Harry en voz baja y sonrió con tristeza. Evitaba con
todas sus fuerzas el soltarse a llorar ahí mismo.
Niall se separó de Harry y lo miró mientras ladeaba la
cabeza, así que Harry también estaba triste...
—¿Ella? ¿y cómo se llama? —preguntó con curiosidad
mientras se limpiaba las lágrimas lentamente, ahora atento
a Harry.
Harry se quedó en silencio y no contestó la pregunta que
Niall le había formulado, no era momento de hablar de ese
tema, no quería recordarlo. Realmente sentía como un
millón de espinas clavándose en su cuerpo cada vez que
quería hablar de Gemma, su hermana mayor... La única
persona que lo había apoyado hasta el final a parte de
Anne.
—Se llamaba, Niall. Se llamaba... —dijo mirando fijamente
el suelo, negando con la cabeza y cerrando los ojos
fuertemente.
Pero era casi imposible no pensarla todos los días, ella
siempre estaba en sus pensamientos y más cuando veía los
ojos azulados del chico rubio mirarlo con inocencia. Gemma
tenía la misma expresión de cachorro desprotegido que Niall
tenía, y la misma inocencia que Niall poseía.
Niall observó curioso cómo se perdía entre sus
pensamientos, se dio cuenta en ese momento de que Harry
también tenía una historia que contar.
—Algún día te contaré lo extraordinaria que fue —fue todo
lo que dijo y se limitó a mirar hacia la puerta abierta del
balcón, mientras el aire soplaba y movía las cortinas
blancas.
||
Doncaster, Reino Unido.
Era domingo por la noche, y Felicite Tomlinson llegó
temerosa a su casa, temblaba de miedo por lo que podría
pasar a continuación. Sus piernas parecían flaquear y cada
paso que daba hacia la puerta de su ''hogar'' era un paso
más para su condena de muerte. No le daba miedo
enfrentarse a su familia, le daba terror el pensar en lo que
su padre podría hacer.
Ya le había pegado una vez, ser su hija no lo había frenado
al momento de soltarle una bofetada. Ahora nada lo pararía.
Y ni hablar de su madre, ella no la defendería. Y Louis...
Louis era un cobarde, y tampoco lo haría. Estaba solo en
eso.
Recordaba cada uno de los consejos de Jenn ''no te dejes
intimidar pero tampoco contestes'', ''olvida la diversidad
sexual que te rodea, actúa normal'', ''di que tu reacción fue
producto de las hormonas, que no pensabas lo que
decías'' e ''inventa cualquier pretexto para salir corriendo a
tu habitación''.
Por fin entre sus manos tomó la perilla, la hizo girar
lentamente y la puerta se abrió, entró y cerró tras de sí.
Pensó que ya estaba a salvo pero apenas y puso un pie
dentro de la casa se vio tirada al suelo por un puñetazo que
salió volando directo a su ojo pero que terminó impactando
en su cabeza.
Fizzy se sintió algo mareada y las estrellas estallaron tras
sus ojos. Dolía, no quiso emitir ningún ruido pero le fue
imposible no quejarse ligeramente al caer al suelo, pero
simplemente se limitó a parpadear varias veces y alzar su
cabeza con el ceño fruncido hacia arriba.
—Hasta que te dignas a llegar, maldita sea —gritó Troy,
frente a ella, mirándole amenazante.
Ella se quedó callada poniendo a prueba el primer consejo
de Jenn, ''mantente sumisa y callada, así acabará más
pronto. No digas nada que le lleve la contraria''. Se llevó la
mano a la cara y cuando la retiró vio la sangre plasmada en
sus dedos, se había re abierto la herida de su labio que ya
tenía sangre seca.
—Lo normal es ser hombre o mujer, ¿lo sabes o no? —le
preguntó con despreció mientras la miraba desde arriba.
—S-sí —susurró ella, dolorida. De verdad se estaba
mordiendo la lengua, porque ella también tenía unas dos o
tres cosas que decirle.
—¿Entonces por qué apoyas a algo que está prohibido,
Felicite? —gritó, aturdiéndola unos segundos— ¡Dios los
odia, los odia a todos ellos!.
''Porque Dios odia al pecado, no al pecador'' quiso decir,
pero se limitó a soportar el interminable dolor que crecía por
su cuerpo. No sólo era dolor físico, también sentía una
increíble opresión en su pecho. Se sentía inservible por no
poder defenderse.
—La presencia del maligno se encuentra en la sociedad, y
son los homosexuales representantes de éste —citó Troy.
Frase por frase contra la homosexualidad, golpe tras golpe
que iban a parar a alguna parte de su cuerpo: a su
estómago, a su pecho, a sus piernas, a su espalda, a
cualquier lugar, Felicite se fue dando por vencida una y otra
vez. Hasta que su padre dejó de pegarle.
Mientras tanto Louis veía asustado cómo Troy le pegaba a
la única hija que tenía, los observaba desde las escaleras
incapaz de moverse, incapaz de interferir, incapaz de
interponerse entre su hermana menor y su padre. Felicite lo
vio una sola vez antes de que le diera una bofetada, lo vio
con gesto suplicante para que le dijera a Troy que parara.
Louis desvió su vista y pretendió que Felicite no lo había
visto, pretendió no existir. Evidentemente le dolía ver a su
única hermana siendo tratada así, pero el miedo que le
infundía Troy era mayor que cualquier cosa.
Cobarde, quiso gritarle ella. Aunque ella también era una
cobarde, por no alzar la voz y parar a su padre.
Fizzy no había hecho nada malo, no había faltado el
respeto a nadie ni había ofendido a su padre o a su familia,
simplemente... había apoyado la sexualidad de una persona
que quería y había admitido que le gustaba Jenn.
Igual que el chico de ojos verdes. El chico que defendió a
su gente en la marcha...
—Recuérdalo bien, Felicite —le siseó por última vez—. Lo
ideal en toda relación es la búsqueda de lo opuesto y por
eso el mundo homosexual es algo anormal, es un pecado. Si
se te ocurre salir con esto otra vez, dejarás de tener una
familia. No aceptaré una machorra en esta familia—le
advirtió.
Posteriormente le dedicó una mirada de desprecio a su
propia hija y se dirigió escaleras arriba evitando la mirada
aterrorizada de su hijo Louis, quien lo observaba con temor,
se encogió un poco cuando pasó a su lado.
En cuanto él estuvo seguro de que Troy ya no lo veía se
dirigió a su hermana con preocupación, ésta estaba echa un
ovillo en el suelo y tenía los ojos cerrados, con ambas
manos hechas. Tenía ganas de gritar, de ir corriendo tras su
padre y encararlo. Pero también era una cobarde, también
tenía miedo.
¿Por qué no podía aceptarlo? ¿por qué no podía apoyarla
en algo tan sencillo como eso? ¿por qué tenía que ser tan
extremista? No había cometido un homicidio, y Felicite
estaba segura de que si hubiera matado a alguien, Troy
habría reaccionado mejor.
—Fizzy, Fizzy —susurró contra el cuerpo malherido de su
hermana pequeña—, Fizzy ¿estás bien?
—No imbécil, evidentemente no estoy bien —dijo con un
hilo de voz, ya no estaba para sutilezas.
Louis se sintió confundido y triste, ella jamás le había
dicho algo como aquello y menos lo había ofendido. ¿Qué le
pasaba? ¿qué le sucedía? Louis le ofreció una mano para
que se levantara, pero ella negó con la cabeza y comenzó a
incorporarse lentamente ella sola haciendo algunos gestos
de dolor, a pesar de que le dolía hasta el último músculo de
su cuerpo no aceptó la ayuda de Louis, se sostuvo de la
pared para apoyarse.
—¿Qué tienes? —le preguntó Louis frunciendo el ceño—
No entiendo qué te pasa, desde que salimos de la iglesia te
has comportado extraño...
—¿Qué qué es lo que pasa?—preguntó algo irónica—
Resulta que la única persona en la que confiaba en esta
familia resultó ser aún más homofobica que mi padre mismo
—dijo con algo de amargura.
—Yo no tengo la culpa de...
—¿La culpa de que me golpearan hasta casi desmayarme
o romperme el cuerpo? Claro que no la tienes —soltó una
risa sin gracia—, sin embargo eso no te da el derecho de
presenciar la escena a tus anchas y escondido entre la
escalera. Pudiste haber traído unas palomitas y un par de
gomitas para disfrutar el espectáculo mejor —habló con
sarcasmo.
Louis abrió la boca, realmente sorprendido de cuán
enfadada estaba Felicite, no tenía nada qué contestar ante
eso porque evidentemente lo que había dicho era verdad.
—Sé que tienes miedo Louis, yo también lo tengo —
admitió—, pero eres un cobarde al soportar esta situación
como si no supieras que hacerle esto a un hijo sólo por
defender la homosexualidad es terriblemente enfermizo. Yo
defiendo lo que es justo y ustedes me reclaman y me
golpean porque hago lo que es correcto. Querer no está
mal, y ustedes lo ponen como si fuera lo peor del mundo.
¡Cobarde! ¡eres un cobarde! —gritó.
—¡Basta! ¡cállate! —la interrumpió desesperado, no
soportaba que su hermana fuera tan dura con él— ¡Pareces
una de esas cosas! ¡parece que no eres alguien normal!
—Deja de pensar por un minuto que la palabra
heterosexual es sinónimo de ser humano, imbécil, y apoya a
tu maldita hermana.
Louis se cayó al instante y no supo nada que decir.
Realmente ya ni siquiera le importaba lo que diría su
familia de ella o lo que pensaría después de aquello. Tenía
que irse de allí, tenía que buscar algún lugar en donde
querer no fuera ser diferente, si no fuera ser una persona.
Comenzó a caminar hacia la escalera sin importarle Louis
un poco, era su hermano, había esperado un poco más de
él, pero estaba completamente decepcionada.
—¿Sabes Louis? —dijo antes de subir el primer escalón de
la escalera—, Todo el mundo sabe o cree saber lo que es la
homosexualidad. Muy pocos saben lo que no es.
—¿Acaso tú eres lesbiana, Fizzy? —le preguntó incrédulo y
con algo de asco. Asco de su propia hermana.
Fizzy volteó a verlo y lo miró directo a sus ojos, que
estaban más celestes de lo que deberían debido a la
descarga de adrenalina que hervía en sus venas.
—Defender el derecho de elegir la preferencia sexual no
es un asunto exclusivo de las lesbianas y los gays, Louis—
dijo de manera cortante, empleando el mismo tono que él
había empleado en ella—. Hay algunas personas que tienen
neuronas en la cabeza y por esa razón tienen la habilidad
de pensar, no como esta familia que está llena de enfermos
en la que estás incluido tú.
Dicho esto la adolescente se fue jadeando de dolor en voz
baja, dejando a un Louis totalmente confundido y sin saber
qué hacer en la sala.
||Capítulo 9.
Harry Styles.
Inmediatamente las opciones de páginas volaron, y Fizzy
abrió una tras otra observando la foto de Harry en cada una
de ellas. Era bastante atractivo ese chico a decir verdad,
tenía un cabello ondulado y algo largo y unos ojos bastante
atractivos, eran de un color verde muy bonito y cálido. Al
parecer era bastante alto y tenía una sonrisa encantadora.
Felicite observó que se formaban hoyuelos en sus mejillas al
sonreír.
Inclusive había una foto donde tenía una corona puesta
encima de un carro alegórico el día de la marcha del orgullo
gay.
Investigó más sobre él, abriendo link tras link hasta que
encontró algo que le llamó obsesivamente la atención. El
título de por sí ya era demasiado llamativo y supo que lo
había encontrado.
Fundación Styles.
No hay heterosexuales, no hay homosexuales, no hay
bisexuales. Sólo personas amando a otras personas.
Mullingar, Irlanda.
Liam caminaba apresuradamente hacia su casa,
constantemente volteaba a su al rededor para asegurarse
de que nadie lo seguía. Se sentía algo asustado, sentía
como el nerviosismo corría por su cuerpo. Demonios, sabía
que había sido un error hacerlo, pero había sido un reto y se
habían terminado dando cuenta de que a él le gustaban los
chicos.
Liam Payne tenía diecisiete años y cursaba la preparatoria
en Mullingar, era un chico agradable y simpático, nunca se
callaba y por eso siempre era reprendido por sus profesores.
Tenía buenas calificaciones y era una humilde persona. Era
bastante apuesto y tenía las facciones muy dulces. Era
perseguido por muchas chicas y en su vida sólo había
tenido una novia, Danielle. Su preferencia sexual se definía
por ''bisexual'', porque había llegado a querer a una chica
tanto como a sí mismo.
Pero había sido una sola excepción, puesto que lo que
más le llamaba la atención eran los chicos. Y no, no era
mero capricho suyo, él no decidía de quién enamorarse, y
guiarse por el sexo de alguien le resultaba tan tonto. Él se
enamoraba no de lo que veía, si no de lo que una persona
se transmitía.
Y justo en ese momento estaba seguro de que estaba
ligeramente enamorado de un chico de su clase.
Había sido una muy mala idea besar a su compañero
Ulises en la clase del día anterior. Una pésima idea. Todos
comenzaron a molestarlo todas las horas del día gritándole
cosas como "maricón" o "cerdo asqueroso" e inclusive
"puto".
Se sentía tan pésimo ser la víctima de las burlas y las
críticas. No podía pasar por los casilleros con sus libros
entre sus brazos porque escuchaba los murmullos de los
alumnos hablando cosas sobre él.
A pesar de tener esa edad, Liam aún no sabía lo que
quería y estaba aclarando su sexualidad. Pero en esos
momentos ya ni siquiera quería descubrirla puesto que sería
juzgado con cualquier decisión que tomara.
—Esto es pésimo —susurró contra el viento, a la nada.
Escuchó pasos detrás de él, algo alejados. Tuvo miedo de
verdad y sus pies reaccionaron antes que su cerebro, pronto
se encontró corriendo en dirección a su casa, no quería que
le hicieran nada. No soportaría más cosas contra su
persona, porque aunque los demás no lo notaran, su
rechazo y sus burlas dolían.
||
—¿Cómo te ha ido hoy, cariño? —le preguntó su madre,
Karen, acariciando su lacia y algo larga cabellera castaña al
pasar a su lado. Liam sonrió ante ella.
—Bien, supongo —dijo con sencillez, intentando sonar
completamente normal.
—Me alegra oír eso, hijo.
No, nada estaba bien, ¿no veía el sufrimiento reflejado en
los ojos de su hijo? ¿no veía que todo estaba mal? ¿no
presentía que su hijo tenía problemas con descubrir su
sexualidad?
Liam no estaba precisamente lleno de amor, su madre
trabajaba todo el día y siempre estaba con sus amigas, su
padre había muerto cuando él estaba muy pequeño como
para recordarlo. No tenía a nadie en esos momentos y sus
amigos se la pasaban criticándolo.
Liam necesitaba a alguien que lo apoyara, que lo
aconsejara, que le dijera que no había por qué temer a
sentir, a amar... Porque justo en ese momento se sentía muy
asustado.
—Bueno —dijo temeroso—, de hecho hoy ha pasado algo,
un poco extraño a decir verdad...
Liam quería hablar, quería desahogarse, pero decir lo que
le estaban haciendo sería como condenarse a muerte. Sabía
de sobra que a su mamá no le agradaban en lo absoluto las
personas de la comunidad gay, al contrario, se oponía en
cuanto podía.
Sin embargo el peso del sufrimiento le aplastaba, no
quería llorar puesto que sentía que sería débil al hacerlo. Así
que su única opción era hablar con su madre, claro, sin
mencionarse a sí mismo dentro del tema.
—¿Qué ha pasado? —le preguntó, despreocupadamente.
—Hoy han molestado a un chico porque hace varios días
besó a un chico. Ha sido horrible, le han pegado, lo han
juzgado e inclusive hacen bromas sobre su sexualidad.
Supongo que ha sufrido mucho el pobre, alguien debería de
parar todo lo que le hacen... —dijo con sentimiento, estaba
narrando su historia.
Su madre se encogió de hombros ligeramente cuando lo
escuchó, a ella no le gustaban ellos, sentía que eran una
mala influencia y se aseguraría de ir después a la escuela
para advertir a la dirección sobre esa conducta errática.
—Pues a mí me parece perfecto todo lo que le han hecho
y es más, deberían de hacerle más cosas —la rubia
cabellera de Karen se alzó un poco cuando volteó a ver a su
hijo, que se encontraba sentado en la mesa del comedor—.
Cuando yo tenía tu edad, esas cosas no se veían, con el
paso del tiempo la situación ha ido empeorando y no me
molesta en lo absoluto que la gente los desprecie, así
volverán a ser normales. Aunque sea a la fuerza.
Liam se quedó pasmado al escuchar las palabras de
Karen, sintió que se le iba la respiración un poco.
¿Ella estaba a favor de que lo molestaran? ¿estaba a favor
de que lo hicieran mierda? Vaya, que total sorpresa.
Sabía que eso podría haber pasado, pero no hizo caso.
Ahora estaba mucho más herido que antes, ni siquiera su
propia madre lo apoyaba. Vaya mierda era todo. Liam bajó
la mirada hacia sus manos que temblaban ligeramente con
el afán de aguantar las ganas de llorar.
—Entonces, ¿tú no querrías a un hijo gay? —estaba
tocando territorio neutral, estaba tanteando las reacciones
de su madre y dependiendo de eso, soltaría la verdad.
—¿Qué tipo de pregunta es esa? ¡Claro que no! —dijo
horrorizada—. Que el mundo completo sea homosexual,
pero mi hijo no. No lo aceptaría, antes que se fuera de mi
casa a tener que soportarlo. Los aborrezco Liam, y lo sabes
—dijo algo enojada—. Y en todo caso si tuviera uno, trataría
de arreglarlo, eso no es normal.
Listo, esa fue la gota que derramó el vaso, se levantó
lentamente de la mesa y la vio cara a cara, tampoco era
para que hablara así de él. Él no estaba seguro de lo que
era, estaba confundido, estaba perdido... pero eso no
significaba que su padre podría ofenderlos. ''Normal'', la
palabra normal estaba fuera del vocabulario de Liam.
—¿Sabes mamá? —lo que más le molestaba a Liam era
que ni siquiera su propia familia podía apoyarlo. Sacó lo que
llevaba dentro desde hace días—, ser homofobico es tan
ridículo como odiar a los zurdos porque no escriben con la
mano derecha, e igual de irracional es pretender
enderezarlos.
Posteriormente se dirigió escaleras arriba rumbo a su
habitación. Por suerte Karen no lo siguió ni le reprochó
nada, así que cuando llegó a su cuarto cerró con seguro y se
desplomó en la cama, enterrando su cara en la almohada.
Tendrían que pasar milenios para que aceptaran a una
persona con una orientación sexual distinta, y sinceramente
Liam dudaba que algún día fueran a ser aceptados.
El dilema de su vida era: ¿cuál era su orientación sexual?
¿enamorarse estaba bien? Si estaba bien... ¿por qué lo
prohibían?
||
El cumpleaños de Liam acercaba y sus cumpleaños
número dieciocho parecía anunciar algo emocionante. En
las clases seguían molestándolo pero sinceramente, ya no le
importaba en lo absoluto. Lo que él pasaba por alto era que
todos habían cambiado, habían cambiado increíblemente la
forma de verlo. Ahora ya no era considerado un amigo,
ahora era considerado un completo extraño. Y todo por
besar a un chico.
Ese día hacía un clima agradable, y Liam se dirigía
felizmente hacia la bolita de amigos con los que se juntaba.
Llevaba invitaciones para su fiesta de cumpleaños y tenía la
intención de invitar a todos sus verdaderos amigos para que
asistieran. Llevaba las invitaciones en su mochila, así que
cuando se acercó a su grupito las sacó de la mochila y las
preparó en la mano.
—¿Qué tal todos? —saludó amablemente cuando llegó,
como siempre lo hacía.
El silencio reinó entre sus compañeros al notar la
presencia de Liam entre ellos y de pronto todo se volvió un
tanto incómodo. Liam no se daba cuenta porque era
demasiado gentil como para sentirse mal, era demasiado
positivo como para saber que ya no lo apreciaban como
antes.
Liam no lo notaba, no notaba la cara de asco de algunas
de sus compañeras y otras caras de miedo en los chicos.
Los rumores corrían demasiado rápido en esa escuela, y ya
todos estaban al tanto de las ''preferencias'' de Liam.
Casi imperceptiblemente se alejaron un paso del chico,
guardando las distancias.
—Les quería decir —empezó a hablar el adolescente— que
este fin de semana es mi fiesta de cumpleaños y me
encantaría que vinieran. Prometo que será genial —les dijo
sonriente haciendo énfasis en la palabra genial.
Tendió las invitaciones a cada uno de los invitados y
algunos la tomaron con asco, como si tuvieran rabia y se la
pudieran pegar por el mínimo contacto. Otras la tomaron
con cuidado y otras ni siquiera las miraron cuando las
aceptaron de manos del chico castaño.
Cuando terminó, Liam se veía completamente encantador,
con un brillo en sus ojos esperanzado de que pudieran ir
todos. Liam era muy guapo y muy dulce, era imposible no
quererlo. Pero en esos momentos...
—Es el sábado, no lo olviden —dijo sonriente.
Un silencio se formó en la bolita y todos miraron la
invitación de cumpleaños de Liam. Era obvio, ninguno iría,
ni aunque les pagaran. Respetaban a Liam, pero no querían
una amistad con él. Es decir, ¿quién querría ser amigo de un
maricón? Un chico se aclaró la garganta para hablar.
—Sí, oye —dijo Scott, siendo el primero en romper el
silencio—, no creo poder ir, mi abuela está... enferma. Tengo
que cuidarla.
Al instante todos vieron la oportunidad de excusarse para
no ir, y comenzaron a hablar, rechazando la invitación a la
fiesta de Liam.
—Sí, yo tampoco, tengo cita en el dentista —se excusó
otro.
—Yo tengo que ir a ver si ya puso la marrana ese día.
Todos comenzaron a excusarse y la sonrisa de Liam poco
a poco fue desapareciendo quedando en un pequeño
puchero. Sentía que los ojos le ardían porque tenía ganas de
soltar unas cuántas lágrimas. Se sentía despreciado,
pésimo.
Sabía lo que ellos estaban haciendo, no era estúpido.
Estaban evitando ir porque no querían estar cerca de él, y
todo por besar a un chico.
—Chicos, enserio agradecería mucho si estuvieran allí... —
dijo en un hilo de voz, intentando no romper en llanto.
—Si, pues, yo no puedo ni tampoco los demás —dijo Scott
alejándose poco a poco—. Así que no cuentes conmigo.
—Ni conmigo —dijo una chica bajita, Melany, que se alejó
junto a Scott.
—Mucho menos conmigo...
Y así las personas se fueron alejando, tirando las
invitaciones al suelo o regresándoselas, dejándoselas en la
mano extendida de Liam.
La última persona en regresarle la invitación en las manos
fue su "mejor amiga", Elizabeth le miraba con algo de pena
y vergüenza.
—Yo tampoco podré ir, Li —susurró despacio, casi
inaudible.
Esa fue la gota que derramó el vaso, podía soportar el
rechazo social, pero no el de Elizabeth, no el de la única
amiga que había tenido en tantos años y que en ese
momento lo estaba dejando solo en su lucha.
—Se suponía que estarías siempre conmigo, Eli —le dijo
soltando varios sollozos que a su amiga le dolieron en el
alma—, se suponía que eras mi amiga y me apoyarías, pero
estás ignorándome y haciéndome a un lado como todos los
demás...
Elizabeth bajó la vista al suelo, avergonzada. No quería
verlo, le dolía mucho ver la expresión de su rostro pero no
podía, realmente no podía aceptarlo.
—¡No es mi culpa que seas un fenómeno, okey! —exclamó
con culpabilidad—. No puedo soportar que mi mejor amigo
sea un... gay. No te puedo aceptar. No quiero tener más
contacto contigo mientras seas una de esas cosas. ¡Lo
siento!
Se alejó corriendo de él, alejándose lo más rápido posible.
Los sollozos se hicieron más fuertes y el castaño corrió
hacia el baño para llorar a sus anchas, no quería que nadie
lo viera así. Soltó las invitaciones una vez que se
encontraba encerrado en un cubículo y puso las manos
sobre su rostro para ahogar sus exclamaciones. Estaba
destrozado y se sentía humillado. No podía creer hasta qué
límite podría llegar la sociedad.
Liam era lo que era, y estaba seguro de que no podía
cambiar. Pero en ese momento lo deseó más que nunca,
deseó ser normal. Cuando era "normal" todos lo querían,
todos platicaban con él e inclusive reían de sus bromas. Le
miraban y lo saludaban...
Quería ser normal, quería ser aceptado. Ya no quería
sentirse de esa manera, no quería ser un fenómeno.
||
El pastel de cumpleaños tenía dieciocho velitas encima,
todas prendidas. Junto a él estaba una nota, reconoció la
letra de su madre disculpándose por su ausencia.
Querido Liam.
No podré estar en tu cumpleaños, lo lamento. Me he ido
con unas amigas al bar, un poco de fiesta no me hará daño.
Feliz cumpleaños, hasta luego.
X.
Para Fizzy.
Mullingar, Irlanda.
Liam veía el cuerpo inerte del joven muchacho que se
había encontrado a orillas del río. Respiraba lentamente,
con un respirador artificial administrándole oxígeno.
Al dar el diagnóstico del paciente, el doctor había dicho
que estaba fuera de peligro y que en cualquier momento
despertaría, pero que los golpes eran bastante fuertes y
sería un milagro si recordaba su vida antes de ser
encontrado inconsciente.
Liam escuchaba el pitido constante de las máquinas y se
preguntó a sí mismo por qué no lo había dejado allí en
medio del río. Entonces se puso a admirarlo de verdad y se
dio cuenta de que el chico era quizá demasiado guapo.
Inclusive perfecto.
No sabía su nombre, ni siquiera sabía su vida y aún así
estaba ahí, preocupado por él y su salud. ¿Por qué? Admiró
sus facciones, estaba dormido en la camilla. Era de un tono
de piel algo más morena que la suya, tenía largas y espesas
pestañas, unas cejas bien formadas y rectas. Su piel parecía
tan suave...
En cuanto se acercó más a él sintió una punzada en el
corazón, vaya que era hermoso. Era más que eso, era
malditamente hermoso. Entreabrió la boca preso del
nerviosismo y se sonrojó ante el repentino pensamiento.
Le apetecía besarlo.
Pero, ¿en qué estaba pensando? Lo acababa de conocer,
es más, ni siquiera le conocía, no había escuchado su voz ni
sabía cómo era su carácter y sentía que cada vez le gustaba
más aquel desconocido.
Liam se cuestionó una sola cosa en ese momento: El amor
a primera vista existía todavía, ¿cierto?
||
Liam llevaba más de cuatro horas en la habitación del
hospital junto al morocho cuando éste comenzó a
removerse y a parpadear lentamente.
Zayn sintió un dolor de cabeza bastante fuerte, que le
impidió incorporarse del todo. ¿Dónde estaba? ¿qué había
pasado? Su visión se encontraba ligeramente borrosa y tuvo
que esperar a que se despejara un poco para mirar en
dónde se encontraba. Estaba en una habitación de hospital,
eso lo sabía. Pero, ¿por qué estaba ahí? Observó a su al
rededor para buscar respuestas y lo único que se encontró
fue el olor a pastillas y a limón del cuarto del hospital y a un
chico castaño sentado a su lado, mirándole con los ojos bien
abiertos.
Zayn frunció el ceño confundido ¿quién era él? El chico
castaño sonrió lentamente al verlo despierto.
—Por fin has despertado —dijo, ampliando su sonrisa.
Su voz era bastante dulce y era muy guapo. Tenía una
cabellera lacia y castaña, sus ojos eran muy grandes y
expresivos de un color café. Algo dentro de él se removió
incómodo, le recordaba a alguien. A alguien que tenía la
misma expresión de inocencia y la misma mirada triste que
él.
—¿Te sientes mejor? ¿necesitas que traiga al médico? —le
ofreció amablemente.
—Hmm, no —contestó con evidente desconfianza—. No,
estoy bien, no te preocupes.
—¿Recuerdas el motivo por el cual has llegado aquí? —
Liam se acercó aún más a él para mirarlo más de cerca. Sí,
efectivamente, era hermoso.
—Yo... yo... —se llevó una mano la cabeza, masajeándola
ligeramente. No, no lo recordaba— La verdad es que no
recuerdo mucho. Solamente son imágenes fugaces, como
pequeños fragmentos de una película, todo es tan... confuso
—Zayn volvió a fruncir el ceño—. Lo último que recuerdo es
que me han golpeado fuertemente en la cabeza repetidas
veces.
Liam no lo dudaba, el pobre chico tenía múltiples heridas
en el cuello, el cuerpo y la cara. Debió de haber sido
brutalmente golpeado antes de desmayarse.
—¿Cuál es tu nombre? El mío es Liam Payne.
Zayn tuvo que admitir que él se veía bastante simpático a
decir verdad.
—Zayn... —contestó receloso— Zayn Malik.
Él suavizó su mirada y Zayn se dio cuenta, su mente no
dejaba de insistirle la idea de que ya había visto ese tipo de
ternura antes, en algún lugar. En algún lugar... lo pensó
demasiado. ¿Esa persona era una chica o un chico? Se
imaginó a un chico... Un chico de ojos... ¿cafés, verdes,
azules? Un chico de ojos azules... con una cabellera... rubia.
Y con una mirada muy expresiva como la de ese chico...
¿Cómo sería su nombre? ¿Con qué letra empezaría? ¿A, M,
C?...
Con N.
''Sabía que vendrías por mí...''
No tardó mucho en encontrar las respuestas, puesto que
la imagen de la carita tierna de Niall apareció ante sus ojos.
Los flashbacks lo golpearon con tanta intensidad que tuvo
que aferrarse a la cama. Niall, su Niall...
—¿Niall? ¿¡dónde está Niall!? —exclamó preocupado
repentinamente, olvidando su dolor de pronto y sentándose
rápidamente en la cama.
Su novio estaba en peligro, lo recordaba. Recordaba la
amenaza de la que escapaban, pero no lograba encontrar
de qué estaban huyendo.
—¿De qué hablas? —preguntó Liam, extrañado— ¿Quién
es Niall?
—¡Niall! Un chico rubio y bonito, ¿no lo has visto? ¿no
estaba contigo? —preguntó, su angustia aumentó al ver que
el chico negaba, no sabía de qué hablaba.
Los recuerdos eran bastantes borrosos e inclusive algunos
pedazos no lograba recordarlos, lo último que logró hurgar y
ver con claridad en sus recuerdos fueron las manos de
ambos entrelazadas. El moreno y el rubio tomándose
firmemente.
Y después, nada.
—Necesito encontrarlo —suplicó al joven que se
encontraba a su lado, tomándolo de las manos—, necesito
saber dónde está.
En lo único que podía concentrarse Liam era en las manos
del joven apretando las suyas. Era sumamente extraño y un
cosquilleo leve le invadía el cuerpo allí donde ambas manos
se tocaban.
—Niall, Niall Horan. Necesito tenerlo a mi lado, necesito
encontrarlo. Si le pasa algo a él, yo... Yo no sé qué voy a
hacer. Mi vida sin él no es vida ¿entiendes? —en sus ojos
había dolor, se notaba. Y Liam sintió un nudo en el
estómago al verlo tan preocupado— Necesito saber que
nada le ha pasado.
Mientras que él seguía preocupado, el joven de cabellos
lacios se bajó de su ilusión, ¿aquel chico estaba enamorado
de otra persona? Era evidente que sí. Bajó la mirada algo
triste, iluso, había imaginado en sólo unos minutos hasta
una vida entera junto al tal Zayn y había sido en vano.
—No... no te preocupes —le dijo, bajando la mirada un
poco, intentando que su voz no sonara decepcionada en lo
absoluto—. Te... te ayudaré a encontrarlo. Mientras tú estés
aquí y en lo que te recuperas, haré todo lo posible por
encontrar a ese chico Niall.
—¿Harías eso por mí? ¿de verdad? —los ojos de Zayn lo
miraron fijamente, esperanzado de que él pudiera
encontrarlo. Él sólo ver a su novio de nuevo, necesitaba
verlo.
No sabía por qué pero de pronto sentía celos del tal Niall
Horan, era casi imposible que alguien tuviera a una
perfección de persona a sus pies. Se sentía egoísta, pero la
verdad era que ni siquiera tenía ganas de buscar al chico.
Sin embargo lo haría por Zayn.
—Claro.
Aunque claro, todavía estaba la posibilidad de que Zayn
pudiera quedarse con él, aunque fuera por un tiempo
mientras encontraba a Niall.
||
Doncaster, Reino Unido.
Louis se encontraba en su habitación más perdido que
nunca. En su pecho se encontraba una Eleanor
desparramada y desnuda completamente, habían tenido
sexo por segunda vez en el día y aún así no dejaba de
imaginarse a Felicite y al tal Harry.
Seguía sintiendo la cercanía del chico, seguía sintiendo su
respiración en la frente y la mirada que le había dedicado
cuando le había insultado, sus ojos verdes reflejando la
tristeza... Desde entonces, no se había dejado de sentir
culpable, aunque fuera un poco.
Al llegar a su casa ese mismo día y al cruzar su habitación
y tirarse en la cama repitió las imágenes del día y se dio
cuenta por primera vez, sin la rabia que se había apoderado
de él en ese momento, que todos parecían amar al tal Harry
Styles, inclusive Fizzy.
Y se dio cuenta también de que Harry era mejor persona
con Felicite que él, aún así fuera un desconocido. La había
defendido de él y Louis se sentía más monstruo que nunca.
Una idea extraña y alocada fue abriendo paso en sus
pensamientos, ¿y si los homosexuales no eran lo que Louis
había llegado a pensar sobre ellos?
Pudo ver claramente cómo Harry sangraba al recibir el
puñetazo que le había propinado, pudo ver cómo a Harry se
le llenaban los ojos de lágrimas al ser grosero con él.
Evidentemente era un humano y al parecer uno mejor que
él, sin duda.
Recordaba sus palabras quizá demasiado bien. Meditó
unos momentos sobre aquello, efectivamente Louis no tenía
miedo de Harry, era un imbécil y le tenía asco, y
repugnancia... Sentía muchas cosas en ese momento y
tenía miedo de aceptar ningún otro pensamiento que no
fuera un evidente odio hacia ese muchacho.
Entonces ¿cuál era la razón por la cual estar cerca de él
no le molestaba tanto como imaginaba y le daba tanto
miedo al mismo tiempo?
Quizá él ya sabía la razón, lo que no quería era
entenderla.
||
Harry se encontraba en su despacho, una pequeña oficina
que se ocupaba para hacer los trámites legales de cualquier
cosa que fuera a parar al a corte para abrir la demanda
contra Troy Tomlinson.
En ese momento, se encontraba haciendo papeleo y
checando trámites para que se pudiera hacer una denuncia
legal y obtener una orden de aprensión contra Troy. No
bastaba con tener de testigo a Fizzy, tenía que conseguir
pruebas y eso era lo más desgastante.
Un tímido toque se escuchó en la puerta, pidiendo
permiso para entrar.
—Adelante —dijo con amabilidad mientras removía
papeles en una mesa.
Nick y Jeff entraron juntos a la oficina de Harry y cerraron
la puerta tras de sí.
—¿Estás muy atareado? —le preguntó uno de ellos, no
supo quién porque estaba demasiado concentrado en otras
cosas.
—Un poco —contestó distraído— ¿Por qué? ¿Se les ofrece
algo?
—Vamos a ir a Sweet un rato, ya sabes, hace mucho que
no salimos —dijo Jeff encogiéndose de hombros—. Hace
falta sexo y acción con desconocidos en mi vida, Harry.
Harry soltó una carcajada ante el comentario de su amigo
y Jeff sonrió también.
—Nos gustaría que nos acompañaras. Has estado muy
presionado estos días, necesitas relajarte un rato —comentó
Nick, acercándose más a él y tomándole de la mano para
que se levantara.
—Me encantaría de verdad chicos —admitió Harry—, pero
estoy muy atareado por aquí con todos los trámites legales
y...
—Shhh, cállate —le ordenó Jeff caminando hacia él y
levantándolo de su silla junto a Nick—. Ya habrá tiempo
después para hacer todo esto, es más, te ayudaremos.
También te tienes que atender a ti mismo.
—Pero...
La mano de Jeff voló hasta su boca, tapándola y evitando
que hablara. Hizo un gesto con la otra mano, indicando que
no importaba.
—Vístete y vayámonos. No es un ofrecimiento, es una
orden.
||
Louis decidió levantarse de la cama hasta las seis de la
tarde, Eleanor seguía dormida entre las sábanas y tenía los
brazos enredados al rededor del chico. Con mucho cuidado
de no despertarla, se movió y por fin se libró de ella.
Cuando estuvo fuera de la cama de dirigió al baño y se dio
una rápida y bien merecida ducha. Se cambió y se salió
rápidamente de su casa. Por alguna razón estar allí ya no le
gustaba en lo absoluto, tenía el presentimiento de que algo
terriblemente malo estaba ocurriendo en su familia y él no
quería ser parte de aquello.
No sabía a dónde ir, lo único que quería era estar lejos y
pensar con claridad porque sus pensamientos y creencias
justo en ese momento se estaban volviendo un nudo que
parecía no querer cooperar para volver a la normalidad. Se
estaba confundiendo cada vez más.
Una idea cruzó fugazmente su mente, quizá comprobando
por sí mismo que los homosexuales eran o no malos
ejemplos y/o cosas despreciables, podría dejar el tema y
volver a su vida normal de una jodida vez por todas.
Podría seguir creyendo que los miembros de la comunidad
gay seguían siendo asquerosidades y desperdicios. Pero
mientras no lo comprobara por su cuenta y sin la influencia
de su padre, seguiría dudando.
Ya sabía a dónde ir, aunque le intimidara un poco el
simple hecho de pisar el lugar.
||
Harry, Nick y Jeff entraron a la discoteca, de igual manera
que el día de la marcha homosexual, Jeff se perdió en el
gentío, no sin antes lanzarle un guiño cómplice a Nick
causando que se sonrojara. Harry no se dio cuenta de
aquello, por lo tanto no supo qué tramaban.
—¿Quieres ir a la barra? —le preguntó Nick al chico de
ojos verdes, que parecía ligeramente sorprendido de que lo
invitara.
—Bien —accedió y ambos se dirigieron a la zona de
bebidas.
Una tras otra, ambos chicos fueron perdiéndose a sí
mismos en la bebida y conforme más tiempo pasaba, más
alcohol ingerían y más estruendosas se hacían sus risas al
decir alguna tontería.
Lo peligroso de beber era que sacaba la verdadera
personalidad de una persona, y eso era perjudicial para
ambos. Llegó un momento en el que Harry ya no sabía lo
que era mantener un secreto y mantener sus pensamientos
a raya, Nick estaba algo más consciente que él, lo suficiente
como para sacar provecho de eso y sacar a un tema a
relucir.
—Harry, ¿te gusta alguien? —le preguntó y el aludido olió
el olor a cerveza en su aliento.
Como Harry estaba quizá demasiado borracho, contestó
sinceramente. Después de todo, los borrachos y los niños
jamás mienten. Pensó en él, en el chico de ojos azules. En el
mismo que lo había golpeado, en el mismo que lo había
ofendido. En Louis Tomlinson y no pudo evitar soltar la
lengua.
—N-no me gusssta, me parece lindo —dijo arrastrando las
palabras. Efectivamente, estaba borracho hasta la médula
—. En realidad él es precioso en toda la palabra —hipó
ligeramente— aunque es un estúpido hasta la médula.
Hizo un puchero al mencionar lo último y tomó otro trago
al líquido de su vaso. Nick frunció el entrecejo al escuchar
su respuesta, pero de igual manera él también estaba
borracho, así que lo olvidaría enseguida.
—¿Y cómo es éeeeeel? —quizá ya estaban excesivamente
pasados de copas, muy apenas podían mantenerse de pie, y
eso era porque estaban apoyados sobre la barra.
Harry sonrió al imaginárselo.
—Él —dijo Harry de nuevo hipando—, es herrrrmoso. Tiene
unos ojos azules preciosos y es muy bajito —Harry sonrió y
habló con dificultad—. Cuando frunce las cejas se ve más
tierno que enojado...
Cuando dejó de describirlo, tomó otro trago de cerveza.
Nick observó que cada vez se ponía más atractivo. Tenía los
labios de un color rojo sandía, unos cuántos botones de más
estaban abiertos de su camisa de estampados y su cabello
estaba bastante despeinado. Y joder, estaba guapo. Era
perfecto.
—Harry —susurró mirando fijamente sus labios.
—¿Sssí?
No se resistió más y atacó la boca de Harry con la suya,
besándolo por sorpresa.
||
Sus ojos azules miraban extrañado y receloso la Zona
Rosa del centro de la ciudad de Doncaster. Estaba a unos
cuantos pasos de entrar y se sentía levemente avergonzado
al recibir miradas por parte de las personas que pasaban a
su lado. Algunos lo miraban extrañados y otros con rechazo,
sabían muy bien quién era él. Era el hijo de Troy Tomlinson.
Nunca pasó por su cabeza la idea de que exactamente se
sentían los miembros de la comunidad gay al ser señalados
y ser el centro de burla.
Finalmente y tras mucho pensar decidió entrar.
Allá al final de la Zona Rosa, destacaba un local, el último
edificio del lugar estaba iluminado por luces rosas, era de
dos pisos por lo que se alcanzaba a ver y era el más grande.
Una discoteca gay.
En letras rosas parpadeantes la palabra "Sweet"
destacaba. Observó con cierta fascinación y curiosidad toda
aquella gente que entraba y salía del local, personas
arregladas hasta el extremo, disfrazadas, travestis... De
todo.
Parecía simple gente divirtiéndose a mitad de semana un
día en la noche y de pronto la cosa le dejó de parecer
aterradora y extrañamente, se sintió ligeramente aliviado.
Entró y la emoción invadió su organismo, estaba repleto
de gente. Y lo mejor de todo es que parecía normal. Nada
de la extravagancia que había imaginado encontrarse, no
había orgías, no había ritos satánicos u alguna cosa extraña,
simplemente se estaban divirtiendo.
Sonrió poco a poco y una herida menos se sanó en su
corazón. La primera suposición que había sido clavada por
su padre fue desmentida; los homosexuales no son cerdos
asquerosos sedientos de sexo y perversos.
Ellos no eran para nada las cosas que se imaginó que
serían. Inclusive parecían simpáticos. Pasó a un lado de una
pareja de dos chicas que se abrazaban con amor, una de
ellas, una chica castaña y de ojos azules parecidos a los de
él lo vieron y le dedicó una sonrisita de saludo. Él se la
devolvió un poco extrañado.
Había quizá una centena o más de gente bailando en una
pista que tenía luces de colores abajo. El local no tenía
mucha iluminación, por lo tanto aquella luz le daba un toque
bastante exótico al lugar.
Estaba convenciéndose cada vez más que aquello no era
completamente malo cuando lo vio a él en la barra de
bebidas. Primero se le aceleró el corazón un poco, luego se
llenó de incredulidad.
Se estaba besando... Con un chico.
||
Harry primero sintió bien el contacto de otros labios
contra los suyos después de tanto tiempo de no haber
besado a nadie, pero después se sintió completamente
incómodo. No le gustaba, en lo absoluto. Se separó poco a
poco de Nick y abrió los ojos, encontrándose con los de su
compañero.
—Me gustasss, Harry —le confesó con las palabras siendo
balbuceadas, no podía hablar bien por el efecto del alcohol.
Harry no supo que decir o qué hacer. Pero era evidente
que no correspondía a los sentimientos de su amigo. Estaba
borracho, sí, pero no estaba estúpido y sabía muy bien que
si cruzaba esa raya, no habría vuelta atrás y le rompería el
corazón a su amigo al darle esperanzas.
—Te-tengo que irme —tartamudeó con dificultad.
Su organismo seguía repleto de cerveza, por lo tanto no
se sorprendió en lo absoluto al no ser tan consciente de lo
que hacía. Se levantó con algo de dificultad de la barra y se
dirigió algo tambaleante hacia la pista de baile para intentar
perderse entre la multitud antes de que Nick lo encontrara e
hiciera alguna cosa rara gracias al efecto de la bebida.
Buscó a Jeff entre la multitud para intentar volver a casa con
su compañía.
Sin embargo lo único que pudo ver con claridad y que le
hizo hervir hasta las venas fue dirigir su mirada a la pista de
baile y ver a un chico bailándole a nada más y nada menos
que a Louis Tomlinson.
||
Louis sintió cómo alguien lo tomó de la cintura en el
mismo momento en el que decidió salir de la discoteca. Le
había hecho mal ver a Harry besando a alguien más en la
barra. Se sentía patético, y pensar que por él había
intentado comprender a los suyos y a sus fenómenos.
Sin embargo, cuando sintió que un chico desconocido lo
tocaba por la cintura, un escalofrío lo recorrió, lo peor es
que no se retiró o intentó empujarlo, se quedó ahí estático
como si le hubieran puesto una pistola en la cabeza.
Comenzó a temblar ligeramente, con temor.
—¿Vienes solo, guapo? —le preguntó este chico, parecía
que estaba ronroneando.
—Suélteme, por favor —le pidió, estaba paralizado de
miedo.
En verdad, no estaba jugando ni fingiendo. Louis tenía
mucho miedo, tenía los ojos bien abiertos y quería
encogerse. Se sentía tan desprotegido, tan... Louis quiso
moverse un poco pero éste chico lo tenía sujetado algo
fuerte. ¡Mierda! ¡Sabía que no había sido una buena idea ir!
Era un chico alto y rubio, de ojos grises. Parecía bastante
joven y Louis se removió nervioso y asustado. Quería huir
inmediatamente de ahí.
—¿Quieres bailar un poco, lindura? —se acercó más a él y
lo tomó por los hombros, pegándolo a su cuerpo. Louis no
pudo hacer nada más que abrir los ojos como platos.
Sin embargo antes de que Louis pudiera entrar en pánico
verdaderamente, un chico se puso frente a él y Louis tuvo
que alzar la vista para verlo. Él miraba al chico que lo
sostenía de la cintura con el ceño fruncido y parecía algo
molesto. Louis tragó saliva casi audiblemente y si antes se
sentía nervioso ahora sentía que se iba a desmayar. Estaba
incrédulo al verlo ahí, la persona que tenía enfrente estaba
sonrojada por el subidón de adrenalina y por el alcohol.
Era Harry.
—Quítale las manos de encima —ordenó Harry de
inmediato, con su voz grave y con la mirada fija en el chico
que lo sostenía.
—¿Por qué debería de hacerlo? —preguntó el chico rubio,
provocándole— ¿Acaso él es de tu propiedad?
Quizá fue el efecto de la bebida, quizá fue que realmente
no lograba conectar su cerebro con su boca y lograr algún
enlace coherente para hablar con ese chico y lograr que
soltara a Louis. Louis se veía asustado, lo presentía. Lo veía
por la expresión en su rostro, y porque él jamás se había
comportado así en el poco tiempo que llevaba de conocerlo.
—Él no es ningún objeto —dijo Harry lentamente y medio
sonrió hacia el chico rubio, Louis se encogió ligeramente
cuando vio que Harry se acercó un paso hacia él—. Pero
efectivamente, es mío.
Louis se sentía evidentemente extraño y no pudo abrir la
boca hasta el punto de que ésta amenazara el desencajarse
de rostro al escuchar las palabras de Harry. El joven no
cedió por un rato y entre más se negaba, más fuerte
tomaba el cuerpo de Louis, quien se encontraba
evidentemente paralizado ante aquel contacto. Tenía
muchísimo miedo.
Ese chico no soltó a Louis hasta que Harry le lanzó un
puñetazo a la cara haciendo que se tambaleara y cayera
hacia atrás, logrando así liberar el agarre de su
cintura. Mientras tanto, Harry tomó del brazo a Louis y
ambos salieron casi corriendo del establecimiento, cuando
estuvieron algo lejos y se adentraron en un callejón, Louis
hizo fuerza para que Harry lo soltara.
Harry y él se miraron por unos minutos, ambos viéndose
con el ceño fruncido. Harry se veía muy... bien. Tenía el
cabello rizado revuelto sobre el rostro y los labios de color
sandía, debido a que se los había mordido repetidas veces
antes. Louis estaba muy confundido, y jodidamente
nervioso. Nervioso, asustado, confuso... ¡Y tener a Harry
cerca de él no ayudaba en lo absoluto!
Harry olía a alcohol, por lo que Louis dedujo que había
estado tomando.
—Suéltame, maldita sea. No quiero que uno como tú me
toque —al parecer su actitud se negaba a cambiar, aunque
sus pensamientos sí.
Louis estaba dispuesto a cambiar su forma de pensar si
encontraba a alguien digno de que la cambiara, pero eso no
significaba ceder ante Harry. No lo conocía, no sabía quién
era...
—¿Entonces qué hacía él tocándote si tanto odias que lo
hagan? —preguntó Harry, lo miraba con tal intensidad que
Louis quería retirar la mirada.
El alcohol en las venas de Harry estaba eliminando el
sentimiento de enojo y lo estaba volviendo a hacer que
pareciese un niño de nueve años. Un niño que nunca
miente, un niño que dice la verdad. Un niño que habla sobre
sus sentimientos por más erróneos e inmaduros que sean.
Harry volteó a ver a Louis, ¿quién sabe cuándo más lo vería?
Tenía que aprovechar la oportunidad de que estaba ahí.
—Qué te interesa a ti que me toquen o no.
—Me interesa —dijo Harry y acorraló a Louis contra la
pared con un brazo—, porque tú me interesas, Louis.
Los ojos azulados se abrieron de par en par
evidentemente sorprendido por aquello. Había esperado de
todo menos eso, un sermón, una risa burlona, una broma
pesada, un comentario que hacía que se quedara callado
como era característico de Harry. ¡Pero no eso! Louis se
pegó completamente a la pared.
Harry se acercó más a él y lo miró directamente a los ojos.
—¿Sabes? —cuestionó Harry en voz baja mientras
entrecerraba los ojos y sonreía como un niño pequeño— Me
gustarías mucho si no supiera tu nombre y quién eres, Louis
Tomlinson.
Louis sintió entonces el aliento cálido de Harry contra su
frente de nuevo y todas sus supersticiones se disolvieron
poco a poco. Estaba flaqueando, maldita sea. ¡Estaba
dudando de todo por culpa de ese chico! ¡Necesitaba salir
de ahí!
Quiso irse pero Harry le impidió el paso, quedando aún
más cerca de su rostro que la última vez. Louis maldijo a
todos los dioses por darle tal mala suerte y una mala
voluntad.
—Y si no fuera porque eres heterosexual, te hubiera
besado hace un buen rato porque... —Harry rió por lo bajo y
negó con la cabeza, algo divertido. Tenía los ojos brillantes.
Sí, evidentemente estaba borracho— Joder, eres tan
adorable Louis. Eres adorable, tierno y aunque no lo seas
conmigo, sé que eres una excelente persona.
Siete centímetros más y sus narices se rosarían. Así de
cerca estaban. Ambos respiraban rápidamente, tratando de
calmar sus nervios. ¿Qué estaban haciendo?
No, Louis no quería. ¡Maldita sea, era un chico! ¡Un chico
con el que estaba a punto de besarse! ¡Un chico, y lo peor,
Harry Styles! Louis estaba a punto de gritarle al mundo que
parara, pero no lo hizo. Louis alzó la vista un poco más y vio
los ojos verdes de Harry fijamente, podía ver su rostro
reflejado en sus orbes.
Adiós auto control, fue un gusto conocerte.
—Y yo... yo... Si no fuera porque te odio.... No dudaría en
pedirte que me besaras —murmuró Louis, cerrando los ojos
y dejándose llevar.
¡A la mierda!
Harry sonrió ligeramente mostrándole los hoyuelos. Le
echó toda la culpa al alcohol y decidió dejarse llevar
también. Era una apuesta y lo estaba apostando todo para
llevarse el premio mayor o nada. Decidió arriesgarse y
hacer lo más atrevido que había hecho en su vida.
—¿Y por qué no dejamos de lamentarnos e imaginarnos y
nos besamos justo ahora, aunque tú tengas novia y yo sea
un homosexual al que tanto aborreces? —le preguntó,
acercándose más a su rostro.
Esperó una respuesta negativa, de verdad esperó que
Louis lo pateara, lo maldiciera o lo golpeara. Ya estaba listo
para lo peor... Pero se sorprendió al ver que Louis no dijo
nada, ni un sí o un no. Sólo se quedó ahí, observándolo.
Tenía las manos contra la pared y estaba completamente
pegado a ella, pero no parecía querer emitir una respuesta
negativa.
Con cuidado y esperando a que Louis no le diera un
manotazo acarició su rostro apenas con las yemas de sus
dedos, sus pómulos marcados, sus mejillas... Inclusive rozó
sus labios y eso hizo que el sentido común en Louis
desapareciera. A la mierda su miedo a la sexualidad, eso
era el ahora y tenía que vivirlo. Ya después entraría el
remordimiento, pero en ese momento...
Louis cerró los ojos lentamente y Harry lo interpretó como
un ''sí''.
Harry puso sus manos en los hombros del chico, el
castaño se quedó inmóvil con ambas manos a sus costados,
pero no se apartó. Harry también cerró los ojos y se acercó
al rostro de Louis.
Entonces Harry retrocedió de manera rápida
sobresaltando a Louis ligeramente y vomitó en el suelo,
deshaciéndose de los litros de cerveza que había ingerido.
Aquello devolvió a la realidad a Louis y se dio cuenta de lo
que había estado a punto de hacer ¡iba a besar a un
homosexual! ¡y Louis ni siquiera era gay! ¿Qué demonios le
pasaba? Podrían ser todo lo "normales" que quisieran, pero
estaba mal, muy mal. ¡¡Había estado a punto de besar a
Harry Styles!!
Aprovechó el momento en el que Harry seguía vomitando
en el suelo para irse corriendo y tomar el primer taxi que
encontró en la avenida.
||
Aquella noche Louis se dio cuenta de dos cosas muy
importantes que marcarían una nueva forma de pensar en
él. Ambas positivas y negativas al mismo tiempo. Positivas
porque poco a poco iba aceptando todo lo que ocurría a su
alrededor y consigo mismo. Negativas porque eso iba en
contra de sus principios, de su manera de pensar y de su
religión.
Uno: los homosexuales efectivamente tenían vidas y eran
personas con sentimientos, había quedado más que claro y
estaba dispuesto a aceptarlo poco a poco.
Dos: Harry tenía unos ojos verdes muy claros y bonitos.
||Capítulo 16.
||
N/A: Hola, lo siento por ser una lenta en actualizar, la tía
Mafi los ama <3, gracias por esperarme:c
Yours Sincerely,
Mafer.
PD: Este capítulo fue re-escrito por la increíble banda
sonora de Glee y sus grandiosos covers, comenzando con
Teenage Dream:V
||Capítulo 22.
Mullingar, Irlanda.
Liam podría estar pasando por una crisis emocional o
existencial, estaba casi seguro. Estaba completamente
perdido en todo y sus acciones ya ni siquiera las
consideraba buenas. Zayn sería dado de alta en unos
cuantos días y él en lo único que pensaba es que cuando lo
hicieran, el chico se iría detrás de ese tal Niall y jamás
volvería. En que perseguiría aquello que deseaba con todas
sus fuerzas encontrar y que Liam se quedaría solo.
Liam se encontraba en su habitación de una casa que
ahora, después de que su madre estaba sospechando la
posible bisexualidad de su hijo, estaba sola
constantemente. Karen salía mucho con sus amigas y era
extraño que estuviera con él. Ni siquiera le cuestionaba por
qué iba al hospital ni por qué se encontraba tan triste todos
los días. Básicamente ignoraba el hecho de que tuviera un
hijo. No sabía como hablar con ella, ambos sentarse en una
mesa y tener un poco de comunicación madre/hijo. No sabía
cómo decirle que realmente la necesitaba. Mucho.
Era una cruel indiferencia, Liam creía que era mejor que lo
insultara o que le dijera algo, que al menos hablara con él.
Pero su madre hacía caso omiso de su hijo que estaba solo
en casa y eso lo hacía sentir aún peor.
Sin amigos y sin familia, la única cosa en el mundo que
Liam tenía era Zayn. Sentía que era una de las cosas que lo
impulsaba al menos a comer y lo hacía sentir mejor cuando
iba a visitarlo al hospital y a actualizar información sobre
Niall aunque eso lo hiciera sentir ligeramente mal. Zayn se
había convertido en su flotador personal para evitar que se
ahogara en todo aquel vacío que estaba ocurriendo. Liam
sabía que eso estaba mal, el que su salud mental
dependiera de una persona no era sano... Pero entendía sus
sentimientos, por más egoístas que fueran, él sólo quería un
poco de compañía y realmente se encontraba atraído por
Zayn.
Zayn tenía una hermosa sonrisa que le alegraba los días
porque lo recibía con ella en su rostro cada vez que Liam
entraba por la puerta. Lo hacía sentir bien, aunque quizá
Zayn le brindaba un cariño de amigos, a él le bastaba como
para ilusionarlo un poco.
Después de todo, soñar era gratis.
Aunque él no lo conociera lo suficiente, aunque no supiera
nada de él... Se aferró a Zayn para mantenerse a flote.
||
Zayn se encontraba en la cama de hospital. Había dejado
de llevar la cuenta de los días porque cada hora que pasaba
era una incertidumbre para él sobre el paradero de Niall, y
era una hora menos que no quería contar para salir de ese
lugar y buscarlo inmediatamente. Se sentía impotente.
Lo recordaba todo, hasta el mínimo detalle de lo que
había pasado para llegar allí, a ese extremo. Niall y él
habían querido escapar y el padre de su chico le había
pegado con una pala y lo había dejado abandonado en un
río para que la policía no hubiera tenido que dar con él. O al
menos eso pensaba. Había pasado mucho tiempo solo por
las noches como para no recordar todo lo que había
sucedido. Los padres de Niall habían sido crueles y los
habían herido a ambos. Habían causado que Zayn estuviera
en el hospital y que Niall desapareciera, quién sabe dónde y
cómo estaría en esos momentos.
La rabia y la preocupación lo comían por dentro.
Pero eso no se quedaría así. Una vez que saliera del
hospital y al tener al menos una noticia del paradero de
Niall, iría con la policía y levantaría una denuncia en contra
de la familia Horan. Porque ambos habían hecho lo
imperdonable. Y sobre todo tenía evidencias físicas y, si
lograba reunir algún testimonio, estaría feliz. Aunque no
sabía muy bien aquello de leyes y denuncias, encontraría a
alguien que le ayudara.
Sólo que estaba lo primordial; encontrar a Niall.
Niall... Dios, cuando pensaba en él y en dónde podría
estar se le enchinaba la piel. Niall era hermoso, un chico
hermoso y frágil que podía ser lastimado fácilmente. Y Niall
era el amor de su vida. Si le había llegado a pasar algo, por
más mínimo que fuera... No se lo perdonaría nunca, jamás
se perdonaría el no haber sido lo suficientemente fuerte
como para protegerse ambos. Lo había dejado irse y
ahora... estaba perdido.
Niall pasando hambre, Niall pasando frío... Niall...
—Necesito encontrarlo y sentado en esta maldita cama
nunca podré —dijo con evidente frustración, el que lo
tuvieran en chequeo constante y que no lo dejaran ir le
estresaba.
Él estaba malditamente bien, sólo quería salir y proteger a
Niall. Niall era el que necesitaba ayuda, no él. Su pequeño y
tierno Niall solo en un mundo tan mierda y cruel... Sin
familia (que eso hasta cierto punto era bueno, al menos no
tendría que sufrir allí adentro de casa con su madre y su
padre maltratándolo) y peor aún, sin él. Zayn era su
protector. Zayn era su novio... Debía protegerlo de todo el
mundo para que nadie se aprovechara de lo bueno que era.
Se levantó de la cama lentamente, sentía un poco de
mareo al no mover mucho su cuerpo la mayor parte del
tiempo y cuando puso los pies en el suelo, se desplomó. El
peso pudo más en su cuerpo pues se sentía aún algo débil,
pero su instinto de ir por Niall podía más que su dolor y su
deteriorada condición física.
Liam entró por la puerta y vio a Zayn fuera de su cama, se
asustó de verlo en el suelo levantándose con algunos gestos
de dolor. Se preocupó al instante.
—¡Zayn!—exclamó con mucha preocupación— ¿Qué
haces fuera de cama? ¡Necesitas descansar!
Liam ayudó a Zayn a volver a recostarse en su cama de
hospital y acomodó encima de él las sábanas blancas.
—¡Estoy harto de ser un inútil! —le reprochó a él—
Necesito encontrar a Niall y estando en esta estúpida cama
de hospital nunca lo haré, he pasado demasiado tiempo
aquí, necesito encontrarlo Liam. Necesita de mí y yo de él,
no podré vivir sin saber de él un minuto más.
Claro, Niall. Liam no pudo evitar sentirse triste acerca de
su situación. La prioridad de Zayn siempre sería Niall...
Debía dejar de aprovecharse del estado de Zayn y seguirse
ilusionando con que Zayn se quedaría.
—Prometo que aparecerá Zayn, pero debes de descansar
y reposar al menos hasta que el doctor te de indicaciones
de levantarte. Debes cuidarte si quieres cuidar a Niall
también —aconsejó Liam con un tono que intentaba
realmente no parecer triste.
—¿No hay ninguna noticia de Niall? —cuestionó Zayn de
inmediato aprovechando que él estaba allí y que había
vuelto.
Liam negó con la cabeza. Eso era vedad. Por más que
intentaba investigar todo el mundo decía que no conocía a
Niall, u otros que no sabían de su paradero. Todavía no
estaba muy enterado de la historia que había detrás de
ellos, pero le parecía un poco masoquista el preguntar. No
quería darse por vencido tampoco con su investigación.
Aunque no quisiera llevarla a cabo, se lo había prometido a
Zayn.
Liam pensaba que era muy rápido, pero realmente le
atraía Zayn. Él era una persona hermosa. Tenía unos ojos
hipnotizadores, y unos labios tentadores. Pensaba en que
había sido una fortuna que fuera gay, pero una verdadera
tristeza que estuviera enamorado y que su corazón
estuviera ya ocupado.
Zayn miró a Liam y se dio cuenta de su expresión
extraña.
—¿Qué pasa Liam? Te ves algo cansado...
Zayn lo veía, el chico castaño se veía evidentemente
exhausto y sin ganas. Tenía dos notables ojeras en su rostro
claro que estaba usualmente sonrojado y con su sonrisa
tímida, pero ahora se veía apagado y sin vida. Se veía como
si no hubiera dormido una semana seguida. Liam se
sorprendió un poco porque lo notó y se tomó el rostro entre
sus manos. Se sintió apenado.
—Oh, sí. Lo siento. La escuela, ya sabes —mintió.
—Liam, no tienes que seguir viniendo. Ya han contactado
a mis padres y ellos vendrán los próximos días. No te
preocupes —Zayn se sentía como si fuera un peso encima
—. Ve a casa a dormir, de todas formas, no me puedo mover
de aquí. Estaré esperándote.
—No, en serio, no deseo ir a casa... Realmente es el
último lugar en el que me gustaría estar. Siempre está sola
—confesó—, me la paso mejor aquí.
Zayn pudo haber supuesto un millón de cosas debido a la
expresión de Liam al hablar de su casa, podría imaginarse la
situación familiar en la que se encontraba... Se veía que era
un chico solitario, pero animado a pesar de todo. Era un
lindo chico, agradable, tímido y solidario. Zayn podría
deducir que era un buen amigo, y había hecho mucho por él
que ni siquiera lo conocía.
—Puedes dormir aquí si quieres —ofreció—, hay mucho
espacio en la cama y la verdad son más cómodas de lo que
pensé y creo que lo necesitas.
Liam juró que estaba sonrojándose, pero quiso ocultar su
rostro con su largo cabello castaño aunque no fuera
suficiente. Miró hacia abajo e intentó no tartamudear
cuando habló.
—¿Qu-qué?
—Sí, ven, acuéstate —ofreció por segunda vez, ahora con
un poco más de énfasis como si fuera una orden—. Has
estado al pendiente de mí desde que me encontraste casi a
morir y debes descansar. Ven conmigo.
Zayn se corrió un poco a la izquierda dejando un espacio
para que Liam pudiera acostarse, él no aceptó al instante
pero esa era una tentadora oferta y el estar en la misma
cama que Zayn, ambos dormidos, le daba escalofríos.
Lentamente y procurando no mirar a Zayn al rostro se
recostó en la cama y, procurando dejar un buen espacio
entre los dos, recostó su cabeza en la almohada.
Sí estaba cómodo, eso era verdad.
—Por cierto, nunca he tratado el tema contigo
oficialmente, pero quiero agradecerte todo lo que has hecho
por mí, todo lo que hiciste por mí. Sin tu ayuda
probablemente yo estaría muerto ahora, gracias por
salvarme la vida. Te debo todo —agradeció Zayn con la más
grande honestidad que se encontraba en su corazón.
Liam sonrió realmente satisfecho de eso. Olía a Zayn y
sentía su corazón a mil por hora. Era algo agradable y
realmente se sentía por primera vez en muchos días en paz.
Como si hubiera encontrado realmente su hogar en una
cama de hospital, y con un chico a su lado.
Al menos en ese instante podría fingir que su vida era
perfecta, que su madre lo amaba, que tenía una familia que
lo esperaba a que llegara a casa, que Zayn podría
corresponderle a sus sentimientos, que sus amigos lo
querían y que ser bisexual ya era aceptado en él. Y que así
lo querían.
Aunque fuera sólo una vaga ilusión que él tenía, el estar al
lado de Zayn parecía darle algunas esperanzas, así que
durmió varias horas en paz... y a su derecha.
||
Los padres de Zayn pagaron la cuenta del hospital, pero
sólo hicieron eso con él, ya que días más tarde le
informaron que no querían meterse en líos y que no les
hablara más para que resolvieran sus problemas.
Básicamente aparecieron, hicieron muecas, corroboraron
información, pagaron, regañaron a Zayn y se fueron.
En ese orden.
Todo eso con Liam enfrente de ellos. Ni siquiera se
inmutaron cuando las enfermeras entraron para el chequeo
rutinario de Zayn y se quedaron escuchando la pelea.
—¡Deja de darnos tantos problemas! ¡Estamos cansados
de tu actitud! —lo reprendieron— ¡Aprende a cuidarte, ya
eres grande, no eres un niño!
Al parecer Zayn no se veía muy afectado con eso, ya que
él estaba acostumbrado a que sus padres no lo apoyaran en
nada desde que era niño, así que el que hubieran ido al
hospital a ver cómo se encontraba y que hubieran pagado,
ya era como decirle que lo amaban. Él se encontraba
satisfecho con eso y no pedía nada más. Aunque había
crecido sin el amor paternal de sus padres aún había un
pequeño hueco en su corazón allí donde decía ''apoyo
familiar'' y ''amor incondicional familiar''. Pero como decía;
era más que suficiente con eso que ellos hicieron.
Sus padres se despidieron con un seco ''ponte a trabajar si
quieres dinero'' y se fueron. Zayn se rió cuando salieron de
la habitación.
—Yo también los quiero Yaser y Trisha—dijo con sarcasmo.
—¿Ellos son tus papás? —cuestionó Liam con sorpresa.
Vaya, y él se sentía mal con su mamá.
—Pues desgraciadamente sí... Pero al menos pagarán la
cuenta del hospital, ya es un peso menos.
—¿Por qué te tratan así? —Liam se veía tan preocupado
por la situación familiar de Zayn que a él le dio ternura el
que alguien que no conocía hace más de un mes se
preocupara tanto por su situación.
—No lo sé, siempre ha sido así. Me dicen que me rasque
con mis propias manos, supongo que siempre quisieron
prepararme para el rudo mundo, así que... no les reprocho
nada. Un poquito de cariño no me vendría mal, pero así son
ellos, los acepto —Zayn se encogió de hombros como
restándole importancia al asunto.
—¿Y vives con ellos?
—Realmente sí pero no... ¿Cómo explicarlo? Ellos siempre
están fuera, y la casa prácticamente es mía. Siempre estoy
solo, así que no puedo decirte que vivo con ellos porque
rara vez los veo o se preocupan de que tienen un hijo.
Por más que Zayn quería mostrarse fuerte ante todo, y
pretender que la actitud de sus padres no le hacía daño,
Liam percibió en él una pequeña muestra de tristeza. Quizá
en sus ojos expresivos que miraban a la nada o trataban de
evitar su mirada.
Lo que hizo Liam realmente fue sin pensarlo dos veces,
fue algo que dijo tan rápido como se le ocurrió.
—Iré a hablar con ellos —dijo de manera determinada.
Zayn si hubiera tenido agua en la boca, la habría escupido
sin duda. Abrió la boca incrédulo.
—¿Qué? ¡N-
Zayn no alcanzó ni siquiera a completar una frase porque
Liam salió disparado de la habitación como una bala en
dirección a los padres de Zayn.
Liam corrió entre los pasillos del hospital buscándolos con
la mirada recibiendo algunas reprimendas de las
enfermeras, que tuviera cuidado, que se fijara por donde
iba. Corrió velozmente hasta alcanzar a ver la silueta de los
padres de Zayn casi llegado a la salida. Se apuró un poco
más y llegó hasta ellos deteniéndolos poniéndose frente a
ellos en seco. Ambos pararon al verlo llegar.
—¿Hola? —saludó su madre, Trisha, más como un
cuestionamiento de qué hacía.
—¿Se te ofrece algo? —preguntó su padre, Yaser.
Los padres de Zayn eran realmente parecidos a él, más en
los ojos y las facciones. Zayn era una perfecta combinación
de ambos, obviamente joven y radiante aún, puesto que
ambos ya eran adultos y no era lo mismo. Aún así seguían
siendo atractivos.
—Soy amigo de Zayn... —indico él con un poco de
nerviosismo. Había actuado sin pensar y ahora se
cuestionaba qué demonios estaba haciendo allí.
—¿Y?
—Yo lo encontré cuando fue herido en la orilla de un río y
fui quien le habló a la ambulancia para que lo atendieran —
explicó.
—Ah, gracias por evitar que mi hijo miserable muriera,
aunque hubiera sido mejor que lo hubieras dejado así a su
suerte —dijo su padre con un gesto serio—. Es un
descuidado, creí que le habíamos dado valores pero sigue
metiéndose en peleas callejeras, siempre era lo mismo
cuando tenía diez años, siempre se metía en problemas y
estamos hartos de que nos cause tantas dificultades, no
somos millonarios para pagarle el hospital cada vez que se
pelea. Es un malcriado y nosotros trabajamos para darle lo
que necesita, pero es un mal agradecido. Siempre lo fue.
—No, esto no fue así. Esperen un segundo...
—Disculpa, no tenemos tiempo... —interrumpió su madre
tomando a su esposo de la mano y caminando de nuevo a la
puerta.
—Por favor, ¡No se vayan sin escuchar lo que
verdaderamente pasó!
—En otra ocasión, hasta luego.
Liam suspiró cuando los vio decididos a seguir su camino
(parecían dispuestos hasta a pasar por encima de él) y no
hizo otra cosa más que ceder el paso a ellos. Se sentía algo
impotente, es decir, estaba consciente de que era un chico,
un adolescente, pero que tuviera esa edad no significaba
que pudieran ignorarlo y no tomarlo en cuenta. Realmente
deseaba defender a Zayn de todo lo que sus padres decían.
Pero, ¿cómo lo iba a defender si ellos no lo dejaban hablar?
Resignado no encontró otra opción más que volver al
cuarto del hospital de Zayn, suspirando y algo enfadado
consigo mismo. No tenía fuerza de voluntad.
Zayn no dijo nada cuando entró, sabía exactamente lo
que significaba esa mirada, él había tenido las mismas
millones de veces cuando había tratado de hablar con sus
padres y había sido rechazado por la falta de tiempo de
ellos dos. Sus padres, ninguno de los dos, nunca le dieron la
atención que necesitaba. Aunque se los rogara. Así que al
instante comprendió sus facciones.
No dijo nada, pero se corrió a la izquierda de la cama de
nuevo y dejó que Liam se recostara a su lado, derrotado.
—Lo sé, lo siento —se disculpó el chico morocho y volteó a
ver el rostro triste del castaño.
||
—Tú ya sabes la mayor parte de mi historia, Liam —
empezó a hablar Zayn con cierta curiosidad—, dime la
tuya.
—No hay mucho que decir realmente—sonrió Liam.
—Eso no es algo que te quede, seguramente hay muchas
más cosas que un simple ''no hay mucho que decir''.
Cuéntame sobre ti —insistió Zayn con una sonrisa en el
rostro, dispuesto a conocer más al chico que le salvó la
vida.
Se encontraban en la camilla, ambos recostados y
mirando hacia el techo, en la habitación había una ventana
que dejaba que la luz de la noche, Liam se había quedado al
turno nocturno y la enfermera después de algunas
advertencias, indicaciones y un par de amenazas de
''pobres de ustedes si se escapan'' le había dado permiso.
Ambos estaban muy cómodos y se notaba, pareciera
como si la noche fuera un tiempo mágico en el que abres
fácilmente tus sentimientos y te sientes menos expuesto,
más sincero. Así se sentían ambos. Como si hubiera llegado
algún momento emotivo.
En ese entonces pareciera como si no hubiera problemas
en el exterior y que Zayn no había sido casi asesinado por el
papá de su novio y posteriormente tirado a un río, ni que su
novio al cual amaba estaba desaparecido y al cual buscaba
locamente. Quizá también era causa de los calmantes que
le dieron debido a que estaba muy alterado pero hasta
cierto punto él se sentía relajado, como nunca.
—Pues... soy hijo único—contestó Liam a su pregunta—.
Mi nombre completo es Liam James Payne pero no me gusta
realmente mi segundo nombre. Es algo odioso pero a mí
mamá le gustaba. Mi papá nos dejó cuando era muy
pequeño y vivo con mi madre en una casa acogedora,
supongo que podría decirse así.
—¿Y cómo es ella contigo?
—Pues... siendo sincero, no tenemos la mejor
comunicación en este momento. Es complicado.
—¿Problemas familiares?—cuestionó Zayn, no había tanta
sorpresa en su voz, estaba consciente de que los problemas
así siempre estaban presentes— No te preocupes, cuando
entras a la edad de la adolescencia es demasiado común
tener enfrentamientos con tus padres, cualquiera de los
dos. Existen muchas bajas emocionales y todo eso, tuve
amigos más grandes que yo y siempre me decían que era
normal sentirse incomprendido la mayoría de las veces.
—No es eso, es algo más... elaborado que sentirse
incomprendido.
—¿Qué es?
—Probablemente a mi mamá le incomode un poco mi...
etapa de encontrarme a mí mismo.
—¿Hablas de...?
—Hace un año tuve una novia llamada Danielle, la quería,
inclusive puedo decir que la amaba con todo mi corazón,
pero ya sabes, todos me decían ''es un amor de
adolescentes, no duran nada'', ''es cuestión de tiempo para
que terminen'', ''no sabes nada del amor si tienes dieciséis
años''. Ciegamente creí todos los comentarios de personas
mayores porque ''hablaba la voz de la experiencia'' y yo solo
me fui metiendo ideas sobre que todo eso no iba a durar y
terminé la relación por inseguridad. Ella encontró a un chico
meses después y se enamoró. Yo la superé.
El castaño suspiró y Zayn lo observo expectante, atento a
su relato.
—Pero poco después me di cuenta de que ella había sido
mi excepción. Comencé a darme cuenta de que me gustaba
un chico de mi salón y mucho tiempo rechacé ese
sentimiento. Y de pronto me empezaron a atraer los chicos.
Empezaba a pensar en mi futuro al lado de un chico. Nunca
me enamoré de una chica que no fuera Danielle y todo fue
tan confuso... Tuve problemas en mi escuela porque en una
apuesta besé a un chico y me di cuenta de que en mi
interior se removieron tantas cosas. Me gustó. Me
molestaban, me recluían... Mi madre se enteró de ese
suceso y poco a poco se fue alejando de mí cuando lo que
yo más quería era que me explicara el por qué me siento
así... cuál es mi sexualidad.
—Aceptate—aconsejó Zayn de inmediato antes de que el
chico siguiera, interrumpiéndolo.
—¿Mande?
—Ese es mi consejo, aceptate —Zayn sonrió con un poco
de melancolía, él también había pasado por eso—. Tal vez
yo no sea tu mamá, ni mi opinión sea tan válida como la de
ella pero debes mostrar coraje hacia lo que decides y lo que
sientes. No puedes prohibirle a tu cuerpo, a tu mente y a tu
corazón sentir algo, eso te impone. No puedes reprimirlo.
Sea tu felicidad al lado de un hombre o una mujer siempre
piensa en ti y no en lo que vaya a pasar más adelante, todo
lo que te ha pasado estoy seguro de que fue por una razón
y la razón es fortalecerte. Algún día te tendrá que tocar
hablar con tu mamá frente a frente y darle la opción de
apoyarte y vivir con una buena relación hijo y madre
siempre o decirle que deje de interponerse en tu camino. Es
una de las lecciones más sabias que la vida me ha dejado, y
eso que aún me faltan varios años para los veinte.
Liam sonrió de sobre manera al escuchar el consejo de
Zayn, nadie en los últimos meses le había dado un consejo
real, ni se había sentido con la confianza de contar cómo se
sentía. Zayn podría considerarse un extraño aún y sin
embargo ya había compartido un momento que apreciaba
junto a él, y sus palabras, más que a nada, las apreciaba.
Las sentía reales.
—Tienes una linda sonrisa, te queda. Al igual que esos
ojos que pones cuando estás triste.
Liam se sonrojó esta vez y Zayn sonrió al verlo tan cerca y
ver con lujo de detalles lo realmente adorable que era. Tenía
unas lindas mejillas, unas cejas que hacían relucir sus
grandes ojos cafés, una sonrisa muy dulce. Estaban muy
cerca debido a que estaban recostados juntos en la camilla
y el morocho sonrió con el simple hecho de verlo. Raro.
Zayn y Liam se sentían protegidos uno al lado del otro.
—Si sigues sintiéndote mal y no apoyado por tu mamá, no
dudes en venirte a mi casa Liam—pidió él de manera seria,
pensando en todo lo que le había platicado sobre su
situación—. No puedo ofrecerte un castillo allí, pero al
menos tienes mi amistad incondicional y yo jamás te
desatenderé, así como tú no lo has hecho conmigo.
A Liam se le taparon los ojos a causa de su ya algo larga
cabellera castaña y realmente apreció el gesto de Zayn. Se
preocupaba más por él que cualquier amigo que hubiera
tenido hasta ahora, o que su mamá misma. No pudo evitar
sentirse apenado debido a la propuesta de Zayn, el pensar
en ellos dos solos en una casa le hacía sentirse nervioso y
emocionado a la vez. Zayn le devolvía las esperanzas de
todo, era un buen muchacho, agradable.
—Gracias—agradeció, tenía la voz algo temblorosa como
si estuviera conmovido.
Ambos se quedaron en silencio mirando el techo, la
habitación medio oscura por ser noche y ambos pensando
que realmente había sido una bonita casualidad que el
destino los hubiera unido de esa manera.
—¿Crees que tu mamá se preocupe si te quedas toda la
noche?—Zayn lo volteó a ver de nuevo y Liam hizo lo mismo
— Sé que me veo muy valiente pero el hospital de noche da
algo de miedo y realmente apreciaría compañía.
Liam soltó una carcajada sonora y desde afuera se
escuchó un ''shhh'', ambos recordaron de inmediato las
condiciones que la enfermera les había puesto y se
quedaron callados al instante, conteniendo una risa.
—Me quedo, no te preocupes.
Ambos, de alguna u otra manera, salvaron al otro. Y
agradecían en silencio.
Ninguno de los dos se dio cuenta porque no estaban
concentrados en ello, pero sin querer e inconscientemente
Zayn no pensó en Niall ni un minuto en toda la noche y
ambos se quedaron de nuevo dormidos, juntos.
El corazón de Liam no dejó de latir a mil por horas.
''¿Encontraré mi felicidad aquí?''
||
—¿Por qué?
—Lo siento tanto, en serio...
Ambos se miraban con tanta tristeza que sus cuerpos no
podían contenerla, había tanta melancolía, tanto dolor,
tanta miseria. Dos pares de ojos de colores hermosos que se
veían tan profundamente. El rostro del menor estaba
infestado de golpes, de cicatrices, una gasa adornaba su
mejilla. Lo había soportado todo por él, golpe tras golpe,
insulto por insulto. Había soportado a su padre todos esos
meses y se había levantado del suelo por él aunque su
cuerpo le pidiera que se quedara allí y que se rindiera.
Despertaba todas las mañanas con el maravilloso e iluso
(muy iluso) pensamiento de que quizá, sólo quizá, ese día
sería el día en el que ambos admitirían sus sentimientos y
darían a conocer su relación sin tener que esconderse
detrás de las canchas a darse un beso prohibido, a
abrazarse, a demostrarse cariño. A quererse un poquito.
Eran las seis de la tarde, pero su reloj ya no avanzaba ni
un segundo. Su vida se había detenido allí y con eso sus
ilusiones. Estaba tan malditamente enamorado pero tan
malditamente destrozado que ya no sabía si llorar de amor,
o de dolor. O de ambos.
Él sostenía su mano y el menor lo miraba como si le
hubiera dado la noticia de que iba a morir.
Él tenía novia.
Una novia. Una chica.
¿Y sus sentimientos dónde quedaban? ¿Le habían pasado
una demoledora por encima? Así se sentía. Como un gran
dolor sobre el pecho que lo hacía querer correr lejos y gritar
que la vida, definitivamente, no era justa. Bajó la vista y las
lágrimas ya le picaban en los ojos. No deseaba llorar.
—¿Por qué hiciste esto? —preguntó en voz baja, el chico
que estaba frente a él tenía ganas de abrazarlo al notar lo
frágil que se veía.
—Sabes que es la única manera de que estemos a salvo...
—¿Que estemos a salvo, o que estés a salvo?
No contestó a su pregunta y no tuvo que hacer otra más
para comprobar el miedo real que tenía de que ambos
fueran descubiertos en la escuela por su ''sucio'' romance.
Ya comentaban demasiado el hecho de que Troy llegara con
el rostro y el cuerpo molido a golpes, no necesitaban saber
la real razón por la cual llegaba así cada día.
Troy soltó el agarre de sus manos lentamente y lo miró
fijamente, lleno de pesar.
—¿Qué más quieres de mí? Que me quede esperando y
viendo como la besas a ella en medio de toda la escuela, o
ver cómo la tomas de la mano como sueles tomarme a
mí... —su voz se quebró al recordar todas aquellas escenas
que le habían calado hasta lo más profundo de su ser.
No lo iba a olvidar, jamás. Todos aquellos momentos
estaban tatuados en su mente, incluso antes de correr hacia
detrás de las canchas para asimilar todo y sufrir en silencio
como siempre. Él había corrido detrás de Troy cuando lo
había visto irse. Lo había presenciado todo; desde el
momento en el que tomó su mano delicadamente hasta ese
beso en la frente.
En algún lugar de su mente, deseaba realmente ser ella.
—Piensa lo que quieras, yo hago esto para protegerte, por
favor... —dijo él evidentemente agobiado, todo tenía una
razón y Troy no quería escucharlo— Te quiero.
Troy a pesar de todo el dolor que tenia acumulado le tomó
de la mano suavemente, con todo el amor que le tenía y
rozó su palma con la punta de sus dedos. Él cerró los ojos y
suspiró. Lo quería. Lo quería para toda la vida. Quería sus
sonrojos tímidos, sus ojos azulados como el mar, quería su
manera de ser y quería mucho más que nada, tener la
valentía que poseía. Troy dirigió la mano del chico que con
sus ojos verdes ahora observaba expectante sus
movimientos hacia su rostro y la posó sobre su gasa blanca
con cuidado.
—Dime... ¿Cuándo me has protegido de esto, Des?
||Capítulo 25.
—¿Louis?
Louis despertó de golpe y enfocó su vista para ver quién
le había hablado. Había sido una pesadilla horrible, un
horrorífico sueño de su vida real. Aún sentía la piel de
gallina. Estaba en una habitación con las paredes muy
claras y una lámpara de noche con la luz encendida a su
lado. Anne estaba a su lado viéndolo con evidente
preocupación, se acercó a la cama para tocarle la frente y
corroborar si tenía temperatura.
Se alegró al comprobar que no la tenía y volvió a sentarse
en la silla que había colocado al lado del chico para tenerlo
en observación.
El cuello de Louis estaba vendado, los paramédicos le
habían dado los primeros auxilios y habían diagnosticado
que la herida era muy superficial, como cualquier cortada
por accidente. Lo habían curado bajo un Ed deteniendo a
Louis para que se dejara y con un Harry paseando
nerviosamente por la habitación.
—¿Sabes dónde estamos Louis? —cuestionó Anne con
tranquilidad, esperando que Louis recordara la decisión que
había tomado.
Él asintió despacio, acostumbrándose un poco a la calidez
de las sábanas que lo cubrían. Se sentía más tranquilo
ahora, sentía que el haberse abrumado por tantas
emociones había sido hace días y no hace horas. Asintió
lentamente.
—Vinimos a tu casa... —respondió cautelosamente.
—¿Recuerdas por qué?
Louis quiso esconderse entre las sábanas en ese
momento.
—Porque me dijiste que éste sería mi hogar...
Anne sonrió.
—Y lo es Louis, el tiempo que necesites para ti lo puedes
obtener aquí. Hay comida, compañía y nunca estarás solo.
Sé que quizá esta familia no te cae bien —Anne hizo un
diminuto gesto triste, fugaz, pero Louis lo notó—, pero
haremos lo posible para que ésto funcione, ¿está bien para
ti?
Al no obtener una respuesta Anne sonrió de nuevo y se
levantó de la silla donde lo esperó a que se despertara. Se
dirigió hacia la puerta y antes de abrir escuchó la débil voz
de Louis admitir lo que no había querido admitir durante
semanas.
—Sé que ésto debía pasar algún día, sólo no estoy listo
para asimilarlo.
Anne volteó a verlo despacio, las palabras de Louis llenas
de dolor y sufrimiento le hacen pausar un rato antes de
decir cualquier palabra. Debe sentirse solo. Profundamente
herido. Anne no era su madre, ni su familiar, pero
comprendía el no poder procesar tanto dolor en tan poco
tiempo.
Se acercó a Louis de nuevo y en un segundo lo tuvo entre
sus brazos.
Un abrazo cálido.
Louis abrió los ojos sorprendido. Pero luego se dejó llevar
y la abrazó con las pocas fuerzas que tenía.
Se sentía apoyado, un sentimiento de calidez se extendía
por su pecho. Lo que tanto había esperado y al fin tenía.
Apoyo.
—No estás solo, Louis. Nos tienes a todos. Esperaré a que
tu corazón sane lo suficiente para que podamos hablar, para
que puedas encontrar el consuelo que necesitas.
Esperaremos todos el tiempo que necesites.
Cuando Anne se separó de Louis después de darle un par
de apretones cuidadosamente, Louis tenía los ojos
humedecidos y trató de justificarlo, medio riéndose.
—Lo siento, quería estornudar y no pude.
Anne le dedicó otro tipo de sonrisa que no le había visto;
una de completa ternura. Louis se sonrojó al ver que su
mentira había sido pésima.
||
Louis tuvo comida en su cuarto en una bandeja muy
bonita adornada por flores de jardín que Anne había
insistido llevarle, habían comprado nueva ropa para él,
nuevas toallas, nuevo cepillo de dientes. No lo dejaron
moverse de su cama, lo dejaron en completo reposo.
Encendieron la televisión y dejaron que él escogiera lo que
quería ver.
Al final puso películas animadas.
Lo único que le faltó a Anne fue darle de comer en la
boca.
Ed y Harry se mantuvieron en acción, yendo de aquí a allá
en casa de Louis empacando todo lo que pudieran necesitar.
Harry limpió, barrió y trapeó la casa de arriba a abajo,
eliminó las gotas de sangre del suelo de la cocina, sacudió
los muebles, lavó los trastes. Dejó la casa como nueva.
Cuando Ed le preguntó que por qué lo hacía, él
simplemente dijo:
—Puede que Louis quiera volver a casa.
Ed no quiso decir ningún comentario, pero más tarde
cuando iban en su coche se puso a molestar a Harry.
Iban en dirección a su casa, ya había anochecido y
sinceramente ambos estaban cansados. Anne le había
ofrecido también a Ed que se quedara pero él no había
querido. Había declinado la invitación, pero se mostraba
agradecido.
En un alto Ed volteó a ver a Harry con una sonrisa
maliciosa, habían pasado mucho tiempo tensionados y
necesitaba relajarse.
—¿No crees que cuidas mucho a Louis?
Harry reaccionó como si hubieran descubierto un secreto
vergonzoso de hace años. Se sonrojó al instante y balbuceó
un poco.
—¿Q-qué?
—Sí... cuidas mucho a Louis, ¿no?
—P-pues s-sí... —Harry se rascó la cabeza con nerviosismo
—, es mi amigo.
—Louis también es mi amigo y no por eso le voy a limpiar
toda la casa.
Ed casi soltó una carcajada cuando Harry rió
nerviosamente y volteó a otro lado.
—Me gusta la higiene.
Está bien, ahora Ed sí soltó una carcajada.
—Ay Harry —dijo cuando dejó de reírse a mil escalas—,
eres imposible. Tarde o temprano dejarás de negarlo frente
a mí.
Harry sabía perfectamente a qué se refería, pero lo dejó
pasar y trató de que el rojo de sus mejillas se esfumara.
||
Ed y Harry llegaron y Harry literalmente brincó del auto y
arrastró las dos maletas llenas con él. Anne a penas salió a
recibirlos su hijo corrió a su lado intentando cubrir su rostro
para que ella no lo viera.
Anne volteó a ver al pelirrojo con evidente confusión.
—¿Qué le pasa a mi hijo y por qué está rojo como un
tomate?
Ed casi se volvió a reír a carcajadas al recordarlo, pero
mantuvo la compostura por Anne.
—Cosas que no quiere admitir.
Anne no cuestionó más pero se sonrió con Ed. Ya se
imaginaba por dónde iba todo.
||
Louis se despertó justamente a las 11 de la noche,
desorientado un poco por haber dormido tanto pero
recargado de energías. Se sentía bastante mejor que días
anteriores y que la casa donde dormía estuviera habitada
por otras personas lo hacía sentirse mejor y acompañado.
Quería bañarse, le habían dicho que por favor no se mojara
la venda al menos un par de días así que salió a buscar una
bolsa para cubrir su cuello.
Cuando salió se topó sorpresivamente con un Harry
sentado y recargado contra la pared... dormido.
Louis frunció el ceño al verlo de esa manera. Su rostro se
veía relajado, tranquilo. Los rulos largos que llevaba hasta
los hombros invadían su cara y tapaban una parte de su ojo
derecho, sus pestañas largas y espesas rozaban sus mejillas
y su gesto era pacífico...
Hermoso.
Louis se inclinó a él para verlo de cerca. Había algo en él
que lo jalaba como hacia el fondo de algo, algo profundo,
íntimo, irremediable. Cada vez que se acercaba a Harry
sentía que iba a un callejón sin salida aparente.
Y se moría por ganas de seguirlo a ese maldito callejón.
Harry le había salvado la vida en múltiples ocasiones y allí
estaba otra vez, salvándosela una vez más. Hospedándolo
en su casa, tratándolo tan bien como si él no le hubiera
hecho todo el daño del mundo.
Se sentía una persona de mierda.
Habían pasado tantas cosas entre ambos, la mayor
negativas, que le parecía increíble el hecho de que siguiera
tan insistente en salvarlo a él una y otra vez, ¿por qué lo
hacía? ¿Realmente era una persona tan buena, existía
alguien así actualmente? Había salvado a su hermana de
una brutalidad y ahora lo había salvado a él de su propia
existencia.
Justo allí, sentados ambos, Louis no veía la diferencia
entre homosexual o no, se esfumó sólo un segundo la gran
brecha que los separaba y sintió ansias de estirar la mano y
acariciar el brazo de Harry. Recordó lo que le había dicho.
''No quiero perderte a ti también''.
—Yo tampoco quiero...
—¿Tú tampoco qué?
Louis se cayó al suelo de la impresión y Ed se rió al verlo
tan sorprendido. Louis parecía un niño al que habían
atrapado casi haciendo una travesura. Luego hizo silencio al
instante al recordar que Harry estaba dormido justo frente a
ellos, Louis hizo lo mismo.
—Llego un segundo más tarde y lo hubieras besado.
Louis abrió los ojos de sobremanera y luego hizo un gesto
de vomitar.
—Eres un imbécil, ¿qué te pasa? Qué asco Sheeran.
No me dijo que no, pensó Ed con cierta diversión, pero no
dijo nada.
—Ay sí, qué asco.
Ambos se quedaron viendo a Harry unos segundos más y
luego el pelirrojo centró su atención a su amigo, hablando
en susurros.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
—Me iba a bañar, iba a salir a buscar una bolsa para
cubrir la herida.
Ambos sabían que era momento de hablar sobre eso... Ed
indicó con la cabeza que lo siguiera y Louis no hizo un gesto
negativo. Simplemente continuó el camino detrás de él.
Los dos salieron a la pequeña azotea de la casa donde se
encontraba un columpio grande donde fácilmente cabían
dos personas. Ed se sentó de un lado y Louis de otro. Se
quedaron en silencio observando las estrellas y respirando
el aire que los tranquilizaba de una noche aparentemente
tranquila.
—Debería de echarte agua hirviendo en la herida para
que no se te ocurra hacerlo otra vez, ¿sabes?
Louis sonrió ante el comentario de su amigo, habían sido
momentos llenos de tensión y no había pensado bien las
cosas. Se había asustado, se sentía como en un callejón sin
salida y ahora se sentía mucho mejor. No se sentía solo.
—Han sido semanas muy difíciles Ed... Por mi cabeza han
pasado tantos pensamientos, tantas posibilidades. Ahora
estoy actuando así, pero no sé cómo vaya a reaccionar
mañana, o pasado mañana o inclusive ésta madrugada.
Louis esperó un momento antes de volver a hablar. Era
una de las primeras veces que hablaba con tanta sinceridad
que en su interior un extraño sentimiento se desarrolló. No
tenía por qué mentirle a su mejor amigo sobre su estado, al
menos no por hoy. Podía permitirse el pensar en sí mismo al
menos una vez y buscar su bienestar emocional.
—No estuve listo para asimilarlo todo, todo fue tan rápido,
tan difícil para mí. Todo lo que quise se vio destruido en
cuestión de días y ahora... ahora no tengo nada de lo que
amé alguna vez. Estuve días solo pensando en que todo era
una pesadilla y mi familia aparecería al día siguiente, pero
no aparecían nunca. Despertaba llorando, despertaba sin
ganas de vivir, despertaba sin nada.
Ed se acercó a Louis y le pasó el brazo por atrás de su
cuello. Louis se alejó al instante.
—¿Qué haces?
—Te daré un abrazo.
Louis frunce el ceño.
—De manera no-gay—explica Ed.
—Juntarte con Harry te hace desarrollar raros
comportamientos.
—Cállate.
Al final Louis se dejó abrazar.
Ed bajó a la cocina un tiempo después por una bolsa para
Louis y se la dio para que se pudiera bañar, cuando Ed casi
volvía a entrar a la casa su amigo lo detuvo.
—¿No te quedarás?
—No, ya debo irme a casa —él señaló su reloj indicando
que ya era tarde—. Pero mañana me paso con gusto para
ver cómo sigues.
Louis asintió y le deseó las buenas noches, Louis volteó de
nuevo a ver las estrellas pero Ed esta vez le habló a él.
—Oye.
—¿Qué?
—Harry te esperó unas buenas horas—dijo él, como si no
esperara nada pero quisiera darle el dato—. Pero estabas
dormido y no quiso despertarte. Y al final el que terminó
más cansado de todos fue él, créeme.
—¿Y qué esperas que haga? ¿Que le de palmaditas en la
espalda?
—Sólo te di la información, no soy tu consciencia.
Ed se fue antes de que Louis pudiera debatirle eso.
||
Cuando Louis terminó de bañarse y deshizo el nudo que
había hecho al rededor de su cuello se vio en el espejo, por
primera vez reconoció que aquel chico destrozado y con
grandes ojeras era él.
Estaba lleno de problemas, lleno de un pasado tormentoso
que le dolía recordar, lleno de remordimiento, de decisiones
de las cuales se arrepentía. Que tenía recuerdos que quería
olvidar y momentos que quería borrar. Que tenía una gran
herida no sólo en el cuello, si no en su corazón.
Y que estaba completamente lastimado.
Era Louis Tomlinson, el chico que ahora no tenía una
familia... Pero que desearía que fuera mejor la próxima vez.
Y que quería esforzarse por volver a recuperarlos a todos.
Pero que quería hacer las cosas mejor.
Era un chico con problemas y aún así había personas que
lo apoyaban.
Como Anne. Como Ed.
Como Harry.
No sabía cuánto le duraría ese pensamiento pero deseaba
poder cambiar, sabía que estaba mal, aún no se atrevía a
admitirlo en voz alta. Pero iría a su paso, poco a poco, sin
prisas. Tenía una vida para enmendar sus errores.
De regreso a la habitación zigzagueó entre las piernas de
Harry para no tropezarse ni despertarlo, unos minutos
después salió con una sábana que había encontrado en un
cajón y literalmente se la aventó a Harry rápidamente.
—Buenas noches, Harry —dijo Louis apresurado y se
metió como un rayo al cuarto.
Afuera, Harry abrió uno de sus dos ojos y mostró
encantadoramente sus hoyuelos, su corazón latiendo al mil
por hora.
Se aferró a la delgada sábana que Louis le había dado y
con cuidado la acarició.
¿Sería ese un nuevo comienzo?
||
Louis se levantó con todo el ánimo del mundo, nada podía
derrumbarlo, se sentía poderoso, renovado, genial.
Increíblemente lleno de energía. Cuando salió se encontró
con la sorpresa de que ya no había un Harry en el suelo y la
sábana estaba cuidadosamente doblada allí donde él había
estado.
Trató de ignorar el hecho de que le daba miedo que
descubriera que él se la había puesto y se dirigió a la cocina
y llamó a Anne. No encontró a nadie, tímidamente se metió
al área del refrigerador y el lavatrastes. Encontró una nota.
''Salí a hacer compras para el desayuno, si ves a Harry
dile que por favor no compre nada porque hoy cocino yo.
¡Buen día, Louis!''
Louis suspiró, estaba solo. ¡Bien! Se animaría un poco y
limpiaría la mesa y el suelo mientras ellos llegaban. Se
sentía inútil de no haber hecho nada todo el día de ayer y
que lo hayan tratado tan bien como si se lo mereciera lo
hacía sentir mal. Porque en el fondo sabía que no lo
merecía.
Louis se hizo el cabello hacia atrás con agua, buscó una
escoba, encendió la radio y se puso a barrer. Quería que el
suelo brillara y mostrar el agradecimiento que Anne
merecía.
Cuando llevaba la mitad de la planta baja la puerta sonó y
Louis medio contento de ya no estar solo mucho tiempo
más literalmente corrió hacia la puerta y la abrió.
Un Harry cargado de bolsas se hizo presente del otro lado,
a penas y podía con todo. Se adentró a la sala y procuró
dejar las cosas con cuidado en el suelo. Louis lo observó
mientras hacía todo eso y vio como en su camiseta blanca
se tensaban los músculos al transportar las cosas y cómo se
relajaban cuando los dejó en el suelo.
Louis creyó realmente que él mismo estaba actuando algo
raro.
Mullingar, Irlanda.
Zayn había sido dado de alta hace tres días, había pasado
más de un mes desde que Liam lo había encontrado en las
orillas del río malherido y en esos momentos, ambos se
dirigían a casa del castaño para que se quedara vivir con él
temporalmente, con las claras objeciones de su madre.
'No dormir en la misma habitación', 'Nada de cosas
sucias', 'No me molesten mientras esté en casa'.
Liam se sentía más que feliz de tener a Zayn a su lado y
de que hubiera aceptado el quedarse con él a pesar de
todo. Se sentía dichoso, como si pudiera tocar el cielo con la
punta de los dedos. Zayn estaba agradecido y sentía que
tenía un verdadero amigo a su lado, pero tenía una mirada
triste, vaga, perdida. Sabía más que nadie que la melancolía
y la preocupación llenaban su corazón a cada minuto y
ahora que al fin estaba dado de alta quería seguir buscando
a Niall. Lo necesitaba.
—¿No hay ninguna noticia de Niall? —preguntó Zayn
melancólico a Liam, mientras caminaban por las calles de
Mullingar, hacía esa pregunta diariamente, con la esperanza
de saber el paradero de su novio.
—No Zayn, lo siento. Nadie sabe a dónde ha ido o si está
vivo. He tratado de buscar tanto como se me ha permitido,
pero nadie sabe —contestó, apenado y triste por la
situación.
Y era real, no sabía dónde se encontraba Niall, pero
tampoco es como si hubiera investigado lo suficiente.
Realmente su lado racional sabía que era necesario, que
realmente debía cumplir con su palabra y ayudar a Zayn a
encontrar a su novio.
Pero él no quería dejarlo ir, sentía una extraña esperanza
de que alguien lo pudiera querer, y ese alguien era Zayn
Malik. Se sentía egoísta y sabía que eran malos deseos pero
él necesitaba más a Zayn cada día que pasaba. Era como si
estuviera dentro de un mundo de fantasía a su lado, no
estaba listo para apartarse.
Liam tenía toda una batalla en su interior. Y el lado
egoísta iba ganando.
—Quizá... quizá ya no aparezca nunca —murmuró el
adolescente morocho mientras sentía que se quebraba por
dentro — Pude haber encontrado y salvado a Niall mientras
yo estaba inconsciente y en recuperación, ahora quizá ya es
demasiado tarde Liam...
—Hay que mantener las esperanzas, Zayn —dijo Liam,
disimulando las dagas en su corazón—. No dudes que
aparecerá, tendremos pronto una noticia de él. Él es fuerte,
te aseguro que sobrevivió a cualquier cosa que tuvo que
pasar.
En sus deseos más egoístas y más ocultos en el fondo de
su corazón de donde no deseaba que saliera nada nunca,
dseaba más que nada que Niall nunca apareciera en sus
vidas, jamás. Deseaba que Zayn se enamorara de él y que
lo pudiera olvidar.
Liam siempre se sentía mal al auto-explorar sus
sentimientos y darse cuenta de que tenía unos
pensamientos tan oscuros. No estaba bien. No.
Porque él mismo se había enamorado de Zayn, las
miradas que le dedicaba mientras dormía en la cama del
hospital, las palabras del chico, su forma de ser, sus
pensamientos. Inclusive su forma de amar a Niall lo había
enamorado.
No quería cortarse las alas de la esperanza. No estaba
listo.
||
—Liam, ¿realmente está bien que me quede aquí? —
preguntó Zayn dudoso, la madre de Liam los había recibido
con tanto enfado e irritación que lo había incomodado.
—No te preocupes por ella —comenzó a caminar por la
habitación, tratando de controlar sus nervios. Zayn estaba
en su habitación personal y eso lo ponía ciertamente
incómodo... No había ordenado su ropa—. Sé que puede
llegar a ser algo bochornoso, pero te acostumbrarás.
Se quedaron en silencio mientras que Zayn acariciaba las
sábanas que por cierto, pensaba eran muy sedosas. La casa
de Liam era muy bonita, pero todo lo que veía le hacía
recordar a la casa de su novio y cada vez estaba más
preocupado por él.
¿Por qué lo había dejado solo? ¿Por qué no correr junto a
él? ¿Por qué no escapar juntos? De haber sido así, los dos
serían felices perteneciéndose el uno al otro, como lo
habían deseado al principio.
Todas esas preguntas le torturaban en su mente
gritándole constantemente ''¡Imbécil!''
Sin embargo allí estaba, sin saber su paradero y sin poder
volver a casa.
—¿Podría... podría usar tu baño para cambiarme? —
preguntó apenado— Siento que estoy algo sucio después de
pasar tantos días sin bañarme debidamente y no solamente
con toallitas húmedas.
Liam se sonrojó al instante e intentó disimularlo al
máximo, tosiendo. Zayn era demasiado sexy a veces y le
abochornaban muchas cosas que él decía (y que no se daba
cuenta, afectaban a Liam).
—Oh... Uhm... Sí... —aceptó éste—, dejaré ropa en el
lavabo para que te cambies cuando salgas.
Zayn asintió y se dirigió al baño personal que Liam tenía
dentro de su habitación. Cerró la puerta tras de sí y Liam se
sonrojó con la idea de tener al moreno desnudo en la misma
habitación que él.
Pronto se escuchó que el agua de la regadera comenzó a
caer rápidamente, Liam apresurado buscó ropa dentro de su
cajón que probablemente pudiera quedarle al chico y la
tomó, la dejó cerca del baño y se dispuso a salir
rápidamente.
Estaba completamente apenado.
||
Dos semanas viviendo en casa de Liam, y se sentía como
si realmente fuera su hogar. La presencia de la madre del
castaño cada vez era menos frecuente, si acaso llegaba a
dormir tres o cuatro veces a la semana. Zayn entonces
comprendió que Liam necesitaba a alguien que lo quisiera
de verdad, y en cierto modo, él lo estaba haciendo. Liam era
su amigo y lo protegía de todo.
Realmente lo intentaron, intentaron saber el paradero de
Niall por todos los medios posibles. En las redes sociales
Niall había estado inactivo desde lo que pasó, ninguno de
sus amigos conocía su paradero y la situación de sus padres
era un constante chisme y estaba en boca de todos los
rincones de Mullingar.
''La familia que es acusada por maltrato a su hijo por sus
preferencias sexuales''.
Era todo una noticia y aún así no podían localizar a Niall. Y
cada vez Zayn se sentía más resignado y deprimido que
nada. Sabía que lo más probable era que su novio estuviera
muerto, y no podía ir en contra de eso.
Liam era la única razón por la que se levantaba a comer
todos los días, y por la que era más o menos llevadero el
peso que tenía dentro. Liam miraba la televisión sentado en
el sofá en esos momentos y el moreno lo miró por unos
largos segundos.
La verdad es que el castaño a veces le daba la impresión
de ser un cachorrito herido por todas las palabras que
callaba y por todo lo que transmitían sus ojos; dolor.
—¿Qué pasa? ¿tengo algo en la cara? —preguntó Liam
preocupado al percatarse de la mirada de su amigo.
—No, no. No es eso —se apresuró a decir.
A veces le gustaba mirarlo.
—No me gusta que me miren así —confesó Liam en voz
baja y Zayn lo dejó continuar—. Me siento juzgado, me
siento mal cada vez que pillo a alguien haciendo eso. Eso
hacían en mi escuela cuando hablaban de mí en voz baja,
me miraban fijamente.
—Yo no tengo nada que juzgarte Liam. Eres una excelente
persona, una preciosa persona con unos sentimientos puros
—aseguró Zayn—. No hay persona más valiosa que tú.
Excepto Niall.
Liam miró de re-ojo a Zayn y se sintió menos enseguida.
La forma en la que le quedaba el cabello, sus cejas rectas,
sus labios rosados y finos, sus pestañas largas y rizadas.
Todo él era hermoso en cierta manera, inclusive el arete en
su oreja izquierda.
Y él era sólo él, una insignificante cosa. Aparte de ser gay,
era feo. Y eso lo sentenciaba.
—Sé que estoy horrendo, no tienes por qué mirarme todo
el rato la cara para obviar que soy un fenómeno —murmuró
bajito, sintiéndose tan poca cosa. Porque lo era. Agachó su
mirada y se observó las manos.
Zayn alzó una ceja, extrañado y algo confundido. Vio
como Liam se empequeñecía y se hacía sentir menos. Zayn
y él habían sido amigos durante ese tiempo y jamás lo había
visto reaccionar de una manera tan a la defensiva.
—Liam, ¿pero qué cosas dices? —lo miró curioso,
realmente confundido.
—Sólo digo la verdad, las personas tienen razón, soy un
simple error. Los demás tenían razón, soy una bestia y un
fenómeno. No me basta con ser gay...
—¡Liam, no digas eso! —exclamó horrorizado.
Liam no pudo más.
Se quebró.
Liam comenzó a soltar lágrimas y sollozos, recordando
todos los abusos que había sufrido por parte de sus
compañeros, los gritos constantes y los golpes, ''gay'',
''maricón'', ''puto'', ''error'', ''malnacido''. Todos esos insultos
afloraron en su cabeza.
—Todo el mundo lo piensa —dijo con la voz congestionada
—, no me sorprendería que lo hicieras tú.
Hasta ese momento todo había sido perfecto, pero ahora
recordaba la verdadera razón del por qué lo odiaban tanto...
Era un ser despreciable por dentro y por fuera. Era un
egoísta. Un maldito.
Quería llorar, quería romper a sollozos descontrolados. Ni
siquiera su propia madre lo quería. La única esperanza que
tenía de descubrir qué era el amor ya estaba tomada por
alguien más. Estaba solo, porque era una porquería de
persona.
Y lo peor de todo era que se lo merecía, por todo lo que
estaba haciendo.
—No merezco nada en el mundo, Zayn. No merezco ni
siquiera tenerte a ti como un simple amigo, soy una horrible
persona, no debería de existir porque nadie me quiere a su
al rededor. Porque soy feo, porque soy horrible, porque soy
ga-
Fue acallado por los cálidos brazos de Zaym. Sintió como
éste apretaba fuertemente su cuerpo contra el suyo con la
intención de que se callara. La mano del chico moreno se
posó sobre su cabello que en esos momentos estaba
ligeramente despeinado y ondulado.
Liam tenía los ojos abiertos del asombro. No sabía qué
hacer, sólo podía sentir los cálidos brazos del chico. Podía
sentir su respiración, podía oler su esencia, podía sentir su
calor y se dio cuenta de que eso era justo lo que necesitaba.
Un abrazo de él.
Zayn, Zayn, Zayn. Zayn estaba en cada extremo de su
ser. Su cabeza divagó, voló, exploró sentimientos nunca
antes experimentados. Explotó.
No existió más que ese momento. Nada más importaba, ni
siquiera sus problemas de autoestima y sus problemas
psicológicos. Nada. Ni Niall.
Mientras todo eso pasaba, Zayn recordaba el momento en
el que había besado a Niall por primera vez. Niall lo había
callado a él también, pero con un beso. Se sentía
trementamente triste por tener esos pensamientos en su
cabeza cada vez que hacía algo que le recordara a él, pero
era imposible no hacerlo, todo le recordaba a su novio.
Zayn se retiró y se quedó lo suficientemente cerca para
ver a Liam a la perfección. Él respiraba agitadamente,
asustado, extasiado, con millones de emociones a flor de
piel.
—Cállate, no hables más —susurró Zayn—. No eres una
horrible persona, y yo te quiero.
Liam tuvo el acto más valiente de su vida. Él alzó la vista
ligeramente y con sus labios tocó ligeramente la mejilla
izquierda de Zayn. Fue fugazmente. Una cosa de nada. Zayn
contuvo la respiración pero al dejar de sentirlo lo abrazó
fuertemente otra vez.
Ambos se quedaron así un rato.
||
Después de aquel abrazo, nada volvió a ser lo mismo, ni
para Zayn, ni para Liam. Por un lado, Zayn se sentía se
sentía culpable porque sentía que estaba engañando a Niall
al estar desarrollando un extraño sentimiento en su
corazón. Había algo en Liam que lo inspiraba a quedarse,
pero luego volteaba atrás y sabía que no pertenecía allí.
Pero luego estaba Liam, y sentía que sus sentimientos
hacia él se hacían mucho más fuertes con el paso del
tiempo, y le asustaba. Pero se sentía tan bien a su lado, se
sentía bien cuando lo abrazaba para confortarlo o cuando lo
besaba para que dejara de decir tantas estupideces en
contra de sí mismo.
Por eso, esa misma tarde, bajó las escaleras con la ropa
con la que había salido del hospital puesta, no más ropa de
Liam. Se iría de esa casa para no causar más dolor a nadie.
—¿Qué tal Zaynie? —saludó el castaño de espaldas a él
mientras hacía de comer, movía la sartén intentando que la
comida no se quemara.
Liam volteó a ver a Zayn con una sonrisa en el rostro tan
grande que podría iluminar al mundo, todo rastro de
felicidad se borró cuando vio al chico vestido con sus
propias ropas.
—¿Qué pasa? —preguntó preocupado.
—Me voy a ir —sentenció Zayn mientras caminaba más
rápido, rumbo a la salida—, no puedo seguir aquí. No puedo
ser feliz si no sé algo de Niall, no merezco ser feliz si él no lo
es. Él sigue siendo mi novio y hasta que no lo encuentre, no
podré vivir en paz. Él no merece mi engaño y yo lo amo
Liam, lo lamento, lo lamento tanto.
Zayn arrugaba el rostro en un tremendo esfuerzo por no
llorar, sabía que lastimaba a Liam con sus palabras, porque
realmente le gustaba y no quería herirlo. Pero tampoco se
merecía la felicidad momentánea que estaba recibiendo de
su parte.
Liam lo había protegido cuando nadie más lo había hecho.
Liam había sido esa alma lastimada y hermosa que lo había
abrazado mientras se recuperaba. No le había importado el
hecho de estar cansado y quedarse a verlo dormir, o
quedarse en el hospital largas horas del día.
Zayn no quería lastimarlo más.
Liam parecía a punto de desmayarse.
—Z-Zayn... —Sintió un nudo en la gargante. No quería que
se fuera, era su soporte, era su salvavidas... Su Zayn...
—No quiero hacerte las cosas más difíciles, Liam. Lo
lamento de verdad, pero le pertenezco a Niall, y sólo él es
dueño de mi corazón...
Liam veía con cierta desesperación como Zayn estaba
más cerca de la puerta, estaba a punto de irse y no podría
detenerlo, porque iba a buscar a su novio. Porque Niall era
más importante, porque Zayn siempre lo había amado. Liam
siempre supo que ese momento llegaría pero no estaba
preparado a que fuera tan pronto.
No quería que se fuera, deseaba que se quedara para
siempre, lo deseaba tanto que le retumbaba el corazón cada
vez que daba un paso más cerca de la puerta. Liam no se lo
tuvo que pensar dos veces en busca de una decisión
desesperada.
Tal vez, tal vez si le mentía, se quedaría con él. Y no sólo
por un rato, inclusive podría ser para siempre. Tal vez podría
Zayn enamorarse lo suficiente de él para olvidar a Niall y
perdonarlo por la mentira que diría. Quizá no lo odiaría
tanto.
Quizá si se quedaba con él ni siquiera recordaría quién es
Niall. Sí. Eso debía hacer. Luchó contra su más sano juicio y
se convenció a sí mismo que eso era lo mejor. Hundió hasta
lo más profundo de su corazón a su culpabilidad.
Él lo necesitaba más que Niall.
Cerró su corazón en un puño, escondió la culpabilidad
detrás de un caparazón blindado y sin remordimiento y sin
culpabilidad, susurró:
—No, no puedes ir por él, es demasiado tarde.
Los pasos del joven moreno se detuvieron de golpe al
escuchar aquellas palabras, volteó a verlo alarmado,
intentando descifrar el significado.
—¿A qué te refieres?
Liam aspiró aire por la nariz, y viéndolo a los ojos
francamente, como si dijera la verdad, dijo:
—Niall Horan está muerto, Zayn.
||Capítulo 29.
||
Cuando amaneció y los rayos del sol comenzaron a cubrir
hermosamente Doncaster, Louis por primera vez en su vida
se emocionó de poder despertar y levantarse. Se sentía
renovado, feliz. Algo confundido, pero intentó disimularlo
del todo cuando se duchó rápidamente y se puso (¡al fin!)
un poco de su ropa y no algo de Harry.
—Buenos días.
Él entró a la cocina puesto que el delicioso olor del
desayuno lo había atraído, saludó distraídamente pensando
que se encontraría a Anne cocinando, o inclusive que sólo
se encontraría el plato solo en la repisa puesto para él.
Pero cuando abrió la nevera, sacó la leche y volteó, dio un
respingo al descubrir a Harry con un mandil rosa que decía
''el mejor cocinero'' mientras cortaba alguna verdura en una
tablilla de madera.
—Hola Louis —saludó sonriente.
No lo miró porque estaba concentrado cocinando, lo cual
Louis agradeció. Así no se daría cuenta de su mirada
asustada y de que se había puesto algo pálido a causa del
susto.
Y es que precisamente no quería verlo en esos momentos
por el bochorno que sentía al saber que esos mismos labios
que Harry estaba mordiendo en signo de concentración, los
había visto él con tanta claridad la noche pasada y había
pasado las yemas de sus dedos por su cara.
Se sentía estúpido. Pero se puso rápidamente a la
defensiva intentando controlar lo que sea que fuera a salir
en ese momento.
—Hola —dijo secamente—. ¿Dónde está Anne?
—Salió y me dejó a cargo del desayuno, dijo que tardaría
un poco en regresar —realmente ni siquiera le dedicaba una
miradita, y eso no sabía si lo aliviaba o lo irritaba—, ¿Por
qué lo preguntas?
—No, por nada.
Louis y Harry siguieron con sus respectivas tareas, Harry
siguió preparando la comida y Louis se dedicó a servir leche
en un vaso transparente para después tomarla de un trago.
Estaba sediento y le gustaba la leche por las mañanas.
—Lou, ¿podrías pasarme la pimienta que está encima de
la repisa? Es el frasquito verde.
Casi se atraganta con la leche.
¡Lou! ¡L-O-U! ¡le había dicho Lou!
Tenía ganas de voltear a verlo y meterle un puñetazo,
pero a la vez se sentía desconcertado, y también irritado, y
feliz. Hace muchos años que no escuchaba que alguien le
dijera así. Ese diminutivo había quedado en el pasado,
enterrado desde que era un niño.
Comenzó a respirar entrecortadamente y por un momento
dudó el hecho de que Harry hubiera estado dormido durante
el momento de ayer, ¿Y si lo había sentido? ¿Y si se había
dado cuenta? ¿Y si esa era la razón por la cual estaba
actuando tan generoso y cariñoso con él?
Estaba pisando una zona peligrosa, y no quería adentrarse
más en ella. Aún no era tiempo de tomar decisiones
precipitadas, tenía que mantener la calma si quería que ese
momento fuera suyo para siempre y nadie se enterara
jamás.
—Cl-claro —susurró, dirigiéndose a la repisa de madera
para darle a Harry lo que le había pedido.
Cuando llegó a la repisa, tuvo que alzar la vista y con
cierto fastidio y pena observó que estaba demasiado alta.
Que vergüenza, no la alcanzaba.
Se alzó de puntitas para poder tomar por fin el frasco,
pero ni así alcanzó. Su estatura no era suficiente. ¿Acaso
aquella casa estaba diseñada para gigantes? Con cuidado
de que no se escuchara, comenzó a dar saltitos, uno tras
otro, tragándose su orgullo para pasarle la maldita pimienta
a Harry y así terminar con su pena.
—¿Qué pasó Louis? ¿no la encuen-
Harry interrumpió su frase cuando vio a Louis dando
brinquitos para alcanzar la repisa, y aún así, no lograba
tomar lo que le había pedido. Quería sonreír, quería soltar
una risita de lo tierno que se veía. Se tapó la boca con sus
largos dedos para evitar emitir un ruidito pero ni así pudo
ocultar su gran sonrisa.
Louis volteó de inmediato a Harry con el ceño fruncido de
enojo y con las mejillas encendidas de rojo hasta más no
poder, teñidas de vergüenza. Se sintió tan impotente
cuando el rizado soltó una pequeña risita a causa de
aquello.
—Anda, ríete porque no alcanzo las repisas. No importa,
me da igual. No es mi culpa de que todos sean yetis de dos
metros en esta casa —contestó enojado y se retiró a toda
marcha hacia la habitación de Harry, donde cerró dando un
portazo.
Justo entonces, Harry se echó a reír hasta que le dolió el
estómago. Sin duda no conocía a una persona más
testaruda y a la vez más linda que Louis Tomlinson.
||
La tarde del día después de lo sucedido en la cocina, Nick
llegó a casa de Harry para enviar el papeleo de Niall y
Felicite a un colegio privado.
Louis abrió la puerta para recibirlo y puso mala cara al
verlo. Lo recordaba del día del juicio, pero no sabía quién
era. Enseguida frunció el ceño cuando Nick se acercó
sonriente a saludarlo.
—¡Hola! ¿Está Harry por aquí?
—¿Y tú quién eres?
—Soy Nick Grimshaw, su mejor amigo. Un gusto—extendió
la mano para saludarlo con un apretón pero Louis no lo
saludó de vuelta, es más, se cruzó de manos y vio su mano
con asco.
—Yo no toco gays, gracias.
Nick puso un gesto confuso y antes de decirle algo Harry
bajó las escaleras a toda prisa y lo recibió con un gran
abrazo.
—¡Hola Nick! Un gusto verte, ¿Quieres pasar y ordenamos
aquí el papeleo?
—Claro Harry, gracias.
—Genial, una reunión de maricones.
Harry sonrió de medio lado a Nick a modo de disculpa por
el comentario del chico oji-azul.
—Él es Louis Tomlinson, Nick.
—Ningún gusto de conocerte —comentó de manera
tajante. ¿Por qué se sentía más enojado que nunca ante la
presencia de ese tal Nick?
Esa tarde Louis no despegó los ojos del tal Grimshaw
mientras hacían su trabajo y lo pilló viendo de re-ojo a Harry
mientras éste tecleaba en su laptop. En ese momento se dio
cuenta de una sola cosa; ese tipo estaba enamorado de
Harry.
El cómo hacía a Harry reír, la chispa de amabilidad que
Harry tenía cuando estaba con él le hacía sentir mal. Como
si hubiera creído que él único que podía hacer sonreír a
Harry fuera Louis y descubrir que no era así le quitaba lo
único especial que tenía.
Y por alguna razón, después de su descubrimiento
reciente sobre los sentimientos de Grimshaw, el simple
hecho de que nombraran al tal chico en su presencia, lo
irritaba.
||
Dos noches después de lo sucedido en la cocina, Louis se
despertó a causa de unos sollozos provenientes de la
habitación continua. Primero los escuchó vagamente
creyendo que eran producto de su imaginación a causa de
leer tantos libros de terror que Anne le había prestado.
No volvería a leer Stephen King, se aseguró.
Pero no, cuando fue a revisar a la habitación, se encontró
a un Harry Styles en posición fetal, recostado en la
alfombra. Sollozando y tiritando por el frío. Louis se quedó
en un shock tremendo sin saber qué hacer o qué decir.
Así que optó por su sentido más común y se arrodilló a su
lado con rapidez, le tocó los hombros para que pudiera
voltear a verlo y observó sus ojos verdosos llenos de
lágrimas, rojos e hinchados.
—¿Harry? ¿Harry estás bien? —preguntó alarmado.
—No-o, so-soñé con e-ella —logró decir, mientras
tartamudeaba e hipaba.
Louis no sabía qué pasaba, no sabía qué sucedía, quién
era ella, con quién había soñado pero no podía dejarlo así.
Harry le había ayudado y se había quedado cuando lo había
necesitado y la escena de él durmiendo en el piso
esperando por él aún la tenía muy presente.
Así que contra todo pronóstico se quedó y se sentó en la
alfombra junto a él, esperando que eso hiciera que se
sintiera mejor, acompañado.
—¿Puedo quedarme aquí contigo un rato?
Harry asintió mientras sus sollozos se iban haciendo más
débiles, intentaba controlarse y se veía, Louis realmente no
sabía qué hacer. No sabía si debía abrazarlo, si debía
consolarlo, ¿de qué lo iba a consolar exactamente?
Harry comenzó a hablar por sí mismo con la voz
entrecortada y con el corazón en la mano, expuesto a Louis
de una manera tan íntima que le incomodó y le sorprendió
al mismo tiempo.
—M-mi h-hermana... —hipó varias veces y suspiró para
calmar sus lágrimas— Ella dormía aquí.
Louis ni siquiera sabía que ella tenía una hermana. ¿Quizá
se había ido de viaje y la extrañaba mucho? ¿Era eso?
—¿Extrañas a tu hermana Harry? Ella volverá, ya verás...
Harry lloró con más fuerza y débilmente confesó.
—Ella murió...
Louis se sintió estúpido, como si hubiera dicho la tontería
más grande jamás inventada. El comentario lo lastimó tanto
y el ver a Harry tan destrozado lo hizo simpatizar con él.
Louis se imaginó un millón de emociones, el sufrimiento de
perder a alguien tan cercano como tu hermana. Louis tenía
una hermana y la adoraba con todo su corazón. El simple
hecho de pensar en perderla hacía que se le erizaba la piel.
Perder a tu hermana de verdad parecía insoportable.
Ayudó al chico a levantarse y Harry no protestó ni le
cuestionó. A pesar de que era evidentemente más alto, hizo
que se apoyara en sus hombros para ayudarlo a caminar.
Cerró la puerta del cuarto de su hermana tras de sí y se
dirigieron ambos a la habitación actual de Louis.
El oji-azul hizo que se sentara en la cama y bajó
rápidamente a la cocina. Volvió con un vaso de agua y un
par de pañuelos que había tomado del baño. Se los dio y
Harry los tomó tímidamente.
Louis en serio no tenía palabras, así que optó por ser él
mismo y decir lo primero que se le venía a la mente, no
pensar tanto las cosas.
—No sé si quiero preguntarte qué pasó... Pero pareces
muy afectado por ello.
—Lo estoy —confesó Harry un poco más tranquilo en
cuanto se tomó el vaso de agua de un par de tragos y se
limpió los ojos y la nariz—. Han pasado años y jamás podré
superarlo, nunca. El dolor sólo se renueva con cada día que
pasa. Nunca se va.
Louis lo veía nervioso y su compañero lo notaba. Sabía
que no se le daban bien esas pláticas, él no era tan
comprensivo como Harry o Anne, o inclusive Ed. Era algo
inexperto en expresar emociones y tener empatía.
Harry se mostró algo serio y su rostro cambió. Había
ocultado en su corazón el dolor que le había provocado la
noticia y la historia detrás de la noticia. Tenía que hablarlo,
que sacarlo. Louis estaba allí para él y no lo iba a juzgar se
aseguró, él lo entendería y le brindaría su apoyo.
Louis se quedó callado cuando él comenzó a pronunciar
las primeras palabras. No lo interrumpió.
—Ella se fue cuando yo era aún un niño. Se fue con mi
papá. Él no la cuidó, no le dedicó tiempo, no se tomó la
molestia suficiente de comprender que su hija sufría por
todo lo que pasaba a su al rededor. Él no la acepto.
Volvió a sollozar y ésta vez Louis se acercó junto a él y le
pasó una mano por su hombro con inseguridad al principio
con la intención de reconfortarlo un poco. Dentro de Harry
había una batalla increíble y se podía ver en sus ojos que se
debatía sobre decir la verdad.
—Ella se suicidó.
Louis paró sus caricias al instante y lo observó
preocupado. Esa era una impactante noticia hasta para él.
—Su cuerpo estuvo en casa varios días y papá jamás
habló a la policía para notificar. Los vecinos denunciaron el
mal olor y fueron a investigar la casa. ¿Sabes lo que él dijo?
Louis negó con la cabeza al indicar que no tenía una
mínima idea.
—Ella no es mi hija, yo nunca tuve hijas lesbianas.
Todo aquello era horrible, era inaceptable. Se imaginó un
pequeño Harry inocente recibiendo la noticia de que su
hermana había muerto y más tarde en qué condiciones lo
había hecho. Le dolió absolutamente todo, desde su
imaginación hasta el ambiente trágico y triste en el que se
estaban desarrollando las cosas.
Tomó una decisión.
—Quédate a dormir aquí—dijo con determinación.
—N-no Louis. No pu-pue do dormir a-aquí.
—Es tu habitación después de todo, tienes todo el derecho
de dormir aquí.
—¿P-pero y-y tú?
Louis lo pensó tan sólo unos segundos, no necesitó más
para obtener una respuesta.
—Dormiré contigo ¿sí? Dormiremos juntos. No te dejaré
solo en esto.
Harry le necesitaba, y Louis evidentemente no estaba en
condiciones de decir que no. Porque aunque no se lo
pidiera, él necesitaba apoyo y se lo brindaría de la manera
que pudiera, si durmiendo junto a él todo estaba mejor para
su salud emocional lo haría y le devolvería un poco del
favor.
Louis hizo que Harry se recostara en la cama, lo tapó con
sus cobijas para que produjera calor porque su cuerpo
estaba helado. Posteriormente él también se metió a la
cama y se acercó un poco a Harry, pero no excesivamente,
le dio también su espacio.
Unos minutos después, cuando ambos lograron estar
tranquilos de nuevo, Harry comenzó a hablar otra vez.
—Cuando estaba recostado en la alfombra me quedé
dormido un rato y soñé con ella —murmuró, totalmente
quieto. Mientras se acomodaba mejor entre las sábanas
como si éstas fueran a arrebatarle todos aquellos sueños
feos— Hace mucho que no lo hacía y en mis sueños a veces
ella aparecía y me saludaba, o me abrazaba y me decía
cuánto me quería, pero hoy apareció y me dijo que me odia,
que fue mi culpa todo lo que le pasó, que de no ser por mí y
por mi sexualidad, ella seguiría viva y se hubiera quedado a
vivir aquí con nosotros, con mamá...
—Eso no es cierto —dijo Louis, bajándo la voz al
escucharse demasiado alto—, no eres el culpable de nada.
Tú no causaste su muerte, nunca digas eso Harry.
—Ella dice que si yo no hubiera salido del clóset, Des no
nos hubiera dejado, mis padres no se hubieran separado y
ambos seguiríamos juntos. Si ella no se hubiera ido con Des
no se hubiera suicidado...
—Es sólo un sueño, Harry. No es real —susurró, para
tranquilizarlo—. Todo lo que has hecho hasta ahora ha sido
muy valiente —admitió, sorprendiéndose a sí mismo.
—Pero si yo no hubiera dicho nada, ella seguiría viva...
—Sí, ella seguiría viva pero quizá nunca hubieras tenido la
fundación. No hubieras salvado a Fizzy, o a no habrías
ayudado a las muchas personas que siguen adelante
gracias a ti —Louis se acercó aún más a Harry, quedando
cerca—. A veces la vida te pone esas pruebas para hacerte
más fuerte, y tú lo eres, sin duda. Mira hasta dónde has
llegado a pesar de todo lo que te han hecho, a pesar de lo
que tú mismo has sufrido. Tu hermana está en un mejor
lugar ahora, eso no lo dudes, y no pienses que tú fuiste el
causante de esa desgracia, porque de lo único que eres
causante es de la felicidad y de la seguridad de los demás...
Louis tragó saliva y la pasó duramente, evidentemente
nervioso. Estaba hablando con el corazón en la mano y
esperaba que Harry apreciara aquel gesto porque le estaba
costando mucho trabajo hacerlo.
—Inclusive de la mía. Tú junto con Anne son la causa de
mi felicidad, por todo lo que has hecho por mí y por mi
hermana... Así que no pienses que eres una mala persona
porque no tienes ni una pizca de eso.
Harry estaba llorando de nuevo, cierto. Las palabras de
Louis habían llegado hasta el fondo de su corazón, y no
podía pedir más en la vida. Nunca había imaginado que él
fuera a decirle algo así de esa magnitud. Quizá era la
sensibilidad del momento, quizá era para hacerlo sentir
bien, pero se dio el lujo de guardar esas palabras en su
mente y en su corazón.
Inconscientemente había querido escuchar esas palabras
desde hace tiempo.
Louis no se tranquilizó lo suficiente hasta que escuchó la
respiración de Harry volverse cada vez más pausada
indicando que estaba conciliando el sueño.
—Mi hermana se llamaba Gemma —susurró él antes de
quedarse dormido.
¿Qué estaba haciendo con su vida? ¿A dónde habían ido
las enseñanzas de su padre? Se las estaba pasando por el
arco del triunfo seguramente. Porque en esos momentos,
estar con un hombre en una cama mientras lo veía dormir
no estaba tan mal.
Y más si esa persona tenía de nombre Harry Styles.
||
En la mañana Louis despertó mucho antes de lo previsto y
se levantó dirigiéndose a la azotea para sentarse en el
columpio y ordenar sus pensamientos un poco y todo lo
sucedido en la noche anterior.
Anne ya estaba allí cuando él llegó y veía con aire ausente
la mañana fresca. Tenía el cabello suelto y una bata muy
suavecita. Ella estaba sentada y Louis fue a su lado y se
sentó. Ella dio un respingo cuando lo vio y luego sonrió
dejando atrás su mirada perdida y su rostro triste.
—Buenos días Louis—saludó sonriente, animada—, ¿Cómo
amaneciste?
—Mucho mejor ahora, Anne. Te debo mucho. Gracias por
preocuparte por mí.
Anne lo vio y se dio cuenta de muchas cosas. Que tenía
los mismos ojos azules que Troy, que tenía esa mirada de
ocultar tanto sufrimiento que nadie se podía imaginar.
Recordó cuántas veces había visto esos ojos llenos de dolor
y lágrimas y su corazón dio un vuelco. Se arrepentía tantas
veces de lo que había hecho y no esperaba que Troy la
perdonara algún día.
Pero esperaba poder salvar a Louis a tiempo, al menos a
él...
—Te pareces mucho a tu padre.
Louis alzó las cejas.
—¿Conociste a mi padre?
—Él y yo compartimos un pasado, pero no me
corresponde a mí contarlo Louis porque ambos tenemos
perspectivas diferentes de la historia...
No preguntó más. Le daba la impresión de que era un
territorio en el que no se quería meter.
||Capítulo 30.
Mullingar, Irlanda.
¿Había... había escuchado bien?
Zayn volteó a ver a Liam con la boca semi-abierta,
queriendo decir algo. Lo procesaba, ¿Qué era lo que había
dicho, lo había escuchado bien? ¿Niall...? No, no, no, no.
Todo era mentira, todo debía ser mentira.
Zayn se quedó en blanco por largos y eternos minutos,
mirando a la pared mientras Liam lo veía fijamente a él en
espera de una reacción. Las palabras lo torturaban en su
cabeza, sentía que explotaba. ¿Estaba... Niall estaba...?
¿Definitivamente...? ¿Cómo Liam sabía...?
—Mientes —dijo al fin en voz baja, monótona.
Liam negó vacilante con la cabeza. Primero despacio,
luego firmemente. Sabía que eso estaba mal pero Liam lo
necesitaba. Nadie necesitaba tanto a Zayn como él. Lo
quería, había hecho de su mundo un todo. Una unión de
felicidad inmensa que nunca había tenido, sólo con él. No
quería dejarlo ir, no DEBÍA dejarlo y no lo haría,
definitivamente. Eso era egoísta y lo sabía, demasiado...
pero el peso de que Zayn se fuera no podía soportarlo.
—No lo hago —dijo en voz baja, luego carraspeó y alzó la
voz—. Él está muerto, Zayn. Lo siento.
Las lágrimas comenzaron a salir al recordar el rostro de
Niall antes de que pudiera pararlas. Ni siquiera podía
considerar el hecho de no llorar. Tensó los labios y apretó los
puños en un intento de no empezar a sollozar. Una serie de
imágenes fueron proyectadas cual película en su cabeza:
Niall sonriéndole, Niall con las mejillas teñidas de rojo
cuando le decía que lo quería, Niall con el cabello
despeinado después de correr.
Niall confesándole su amor ese día en su casa.
¿Nunca volvería a verlo de nuevo? ¿Era un hecho? No,
nunca podría verlo de nuevo. Era una afirmación. Nunca
vería el rostro del amor de su adolescencia, de su mejor
amigo de la infancia. Nunca escucharía su risa de nuevo y
tampoco haría su desayuno. Nunca volvería a abrazarlo ni a
confesarle en secreto que lo amaba.
Nunca podría protegerlo, porque no pudo hacerlo cuando
lo necesitó.
Apretó los puños hasta que los nudillos se volvieron
blancos. ¿Una vida... sin Niall?
Zayn miraba con recelo a Liam. Era una mirada
completamente nueva; herida, llena de dudas.
—¿Cómo lo sabes? —empezó en voz baja, pero luego la
alzó— ¡Contéstame Liam! ¿Cómo lo sabes? ¿Has sabido
cosas de él todo este tiempo y nunca me has dicho nada?
Liam se quedó paralizado. Comenzó a sentir la ansiedad
creciendo en él como en espiral, primero un poco, luego
mucho, se hacía grande, insoportable.
No, no des el brazo a doblegar, tú lo necesitas, tú
necesitas que Zayn se quede.
Plantó los pies firmemente en el suelo, hizo de sus manos
dos firmes puños y lo miró a los ojos.
Yo lo necesito más que Niall.
—Lo supe hace pocas horas. Niall falleció el día en el que
pasó todo.
Lo siento, yo lo necesito más que tú.
||
Quizá habían pasado días desde la última vez que Zayn
había salido de la habitación. Ya no llevaba la cuenta, todos
los días eran eternos sin Zayn a su lado. Se había quedado a
dormir en su cama y Liam dormía temporalmente en el
sillón.
Cada vez que se metía a la habitación, recibía la mirada
llena de sentimiento de Zayn, sus pestañas llenas de
pequeñas gotas por haber llorado recientemente, los ojos
hinchados, los pómulos rojos, la nariz congestionada.
Zayn se había vuelto loco, literalmente, cuando había
escuchado de los labios del joven que su novio estaba
muerto...
Liam entró por décima vez en el día a la habitación,
viéndolo allí acostado en la misma posición que hace un
rato, ausente, perdido... Definitivamente no quería verlo
así.
—¿Zayn...? ¿Quieres algo? ¿Puedo quedarme contigo? —
habló el castaño en voz baja desde la puerta.
Como en todas las veces anteriores, él ignoró cualquier
palabra, Liam salió nuevamente de la habitación, resignado.
||
Liam se dirigió nuevamente a la habitación de Zayn,
estaba afligido de que éste se la pasara día a día llorando la
pérdida de Niall.
Había creído que por decirle aquella mentira, Zayn
correría a buscar amor y consuelo a sus brazos y resultó
contraproducente. Ahora no sólo renegaba de los buenos
tratos, si no que renegaba la compañía de Liam. No quería
verlo.
Desde hace días sólo escuchaba sus sollozos ahogados.
No quería verlo sufrir, quería hacerlo feliz. Llegó a su
habitación y tocó la puerta dos veces.
—Zayn, abre la puerta —le ordenó.
No hubo respuesta del otro lado. Liam completamente
roto abrió la puerta porque sabía que él no se dignaría a
abrirle.
La comida estaba intacta, justo donde la había dejado el
día anterior, la ropa estaba desparramada por el suelo y
había quizá hasta cientos de bolitas de papel higiénico al
rededor de la gran cama. Zayn estaba tirado en esta boca
abajo en ropa interior, con los ojos cristalinos y la mirada
ausente.
Liam abrió la boca sorprendido, estaba observando a una
persona que había considerado llena de fortaleza,
totalmente derrumbada, destrozada. Zayn tenía los labios
resecos y Liam tomó una decisión: Si sufriría por alguien, lo
haría por él. Por nadie más.
—¡Bien, he tenido suficiente! —gritó, dirigiéndose a Zayn
y sacudiéndolo para reaccionara y para sentarlo a la orilla
de la cama.
Éste simplemente se dejó manejar. Tenía un principio de
barba que no se había rasurado en días.
—¡No puedes rendirte a la vida sólo porque alguien se a
muerto! —soltó, desesperado.
—¿No lo entiendes Liam?... ¿Realmente no te das cuenta
de... de lo que perdí?
Liam se quedó callado, observándolo. Zayn se dio cuenta
de que estaba callado para que hablara.
—Niall era mi mejor amigo desde que éramos niños,
hacíamos todo juntos. Conforme fuimos creciendo Niall se
fue haciendo parte de mí y finalmente mi todo cuando me
confesó su amor y me di cuenta de que yo también lo
quería. Liam, perder a Niall es como perder la mitad de mi
cuerpo, un brazo, una pierna, un ojo, un oído, es perder todo
lo que alguna vez quise y no pude protegerlo... —se le
quebró la voz antes de terminar— N-ni siquiera pude ir al
funeral...
Zayn tragó saliva para evitar llorar de nuevo, él no lo
entendía. Él no entendía que ese ''alguien'' no sólo era una
persona, que era lo que más había querido en este mundo.
—Rendirse ante la vida está mal —reconoció—, pero
puedes rendirte una vez que has perdido el motivo de vida,
y él era mi motivo... El único que tuve y tendré. Si él ya no
está, no veo alguna razón por la cual sonreír todos los días
si no es por su causa.
—¡Pueden haber otros motivos! Si no te funcionó uno,
puedes ir tras otro, luego por otro. No debes rendirte...
—¿Y cuál sería el motivo de levantarme cada mañana con
ganas de vivir, si no es Niall?
Liam lo miró a los ojos, estaba cansado, cansado de verlo
sufrir por alguien más, triste al no ser correspondido. Él
quería que lo dejara amarlo. Quería tenerlo para él. Zayn
era el único que le alegraba la vida con tan sólo ver su
rostro. Gracias a él había dejado de sentirse solo, había
dejado de hacerse menos. Si no era él, no era nadie.
—Yo.
Zayn alzó los ojos y sus pestañas se batieron un poco al
ver qué tan cercano estaba Liam. Éste tomó su barbilla con
delicadeza y lo acercó lentamente a él, besando sólo un
poco sus labios. Su ligera barba le hacía cosquillas.
—¿Zayn? —murmuró mientras seguía pegado a él.
—¿Sí?
—Por favor, por favor, olvida a Niall, olvida todo lo que
viviste con él —le rogó— Empecemos una nueva vida en
donde sólo existamos tú y yo.
Se detuvo un poco y aspiró aire. Se separó de Zayn y lo
miró fijamente a los ojos. No, no le bastaba con ser un
simple novio temporal. Se había enamorado de él y él era su
salvavidas, no se hundiría nunca si vivía siempre a su lado
¿cierto? Era una decisión precipitada pero...
—Quédate conmigo, por favor. Elígeme a mí.
||
Doncaster, Reino Unido.
Toda la familia de Harry y Louis se dirigieron a casa de
Anne con el afán de que todos descansaran mejor, habían
sido unas semanas terroríficas, la noche en la que Harry
desapareció dejó en todos una semilla de incertidumbre,
con los nervios de punta. Habían visto la vida sin Harry por
unas horas y ahora todos querían cuidar de él...
Y Harry sólo quería cuidar de Louis.
Ed veía con cierta sonrisita de suficiencia cómo Harry veía
de reojo al chico de ojos azules, totalmente embelesado,
como si un ciego descubriera el amanecer por primera vez,
como si sus ojos hubieran descubierto los colores.
Empezaba a dudar que Louis fuera ciego, porque nunca
en ningún momento se dio cuenta de las miradas furtivas de
Harry.
Cuando se bajaron del coche y Ed lo ayudó a bajarse, le
susurró al oído:
—Tranquilo Harry, déjanos un poco de Louis a nosotros
también, te lo vas a gastar de tantas miradas.
Se sonrojó al instante y Ed soltó una risita, todos estaban
lo suficientemente lejos para no escucharlos y aún en más
susurros, empezó a hablar con él.
—Me mentiste cuando me dijiste que no te gustaba, Harry.
Harry sonrió de medio lado y se sonrojó, traía en sus
brazos las flores que Louis le había tirado casi a la cara y las
vio mientras su sonrisa se ensanchaba, realmente eran unas
flores muy bonitas...
—Supongo que todos mentimos alguna vez —dijo Harry y
soltó una pequeña risa.
Louis volteó a ver a Harry justo en el momento en el que
se reía y parpadeó un par de veces cuando se empezó a
poner nervioso. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué estaba así?
Sólo se había reído, ¿qué demonios pasaba? Era una risa y
ya, qué tontas reacciones.
Negó con la cabeza y se metió a la casa junto con Anne
para ordenar las cosas del chico en el sillón.
Harry se sentó en el sillón principal mientras todos lo
atendían a la vez. Empezó a aturdirse.
—¿Quieres algo?
—¿Necesitas descansar?
—Vamos arriba, necesitas dormir.
—Oigan, en serio, estoy bien —dijo Harry un par de veces
para tranquilizarlos a todos.
Nick era el que más se estaba acercando a Harry, a Louis
le irritó que cada vez que tuviera la oportunidad le pusiera
la mano en el hombro, el su cabello o en sus mejillas, así
que con un gesto no muy discreto lo empujó con las caderas
y Nick lo vio confundido.
—Quítate, me estorbas —se limitó a decir.
Ed desde lejos veía la escena y fue incapaz de soltar una
carcajada.
—Bueno, creo que todos atenderán muy bien a Harry y no
me necesitan por aquí, pasaré a retirarme y cualquier cosa,
saben donde me encuentro. En estos días volveré a
visitarte, Hazz, para ver cómo han progresado las cosas —lo
vio y le guiñó un ojo, Harry entendió el doble sentido y se
sonrojó ligeramente.
—Muchas gracias por habernos ayudado Ed, eres
realmente una gran persona y no dudes que cuando quieras
venir, tu casa está aquí —agradeció Anne y lo abrazó con
gran cariño.
Era cierto, Ed había ayudado en el proceso de
recuperación de Harry como nadie, había ido de aquí para
allá atendiendo a Anne y a los demás, llevándoles comida,
medicinas, cualquier cosa que necesitaran. Ed le devolvió el
abrazo fuertemente y se despidió de Nick también.
Cuando llegó a Louis, le preguntó si quería irse a su casa a
pasar la noche o si quería quedarse en el departamento de
Ed.
—Quiero... quedarme.
Ed pudo no haberse sorprendido de su respuesta, pero lo
hizo, vaya que sí. ¿Louis Tomlinson quedándose a cuidar a
alguien que no sea sí mismo? ¿Cuándo había pasado esto?
¿Cómo las cosas habían cambiado tanto?
Estaba increíblemente en shock, pero un buen sock. Tenía
la boca abierta pero se las arregló para cerrarla de nuevo.
—¿Quieres... quedarte? —preguntó, aún perplejo para
confirmar si había escuchado bien.
Louis se encogió de hombros como si no fuera la gran
cosa (¡Y sí lo era!)
—Ya sabes, a cuidar a Harry.
Ed sonrió.
—Ajá.
Louis resopló.
—Ed, cálmate por favor, no empieces con tus cosas. Harry
me cuidó cuando... bueno, cuando pasó lo de mi casa,
¿Recuerdas? Le voy a devolver el favor que me hizo, es
todo.
—Ajá.
—¡Deja de decir ajá!
—Ajá.
Ed rió de nuevo.
—Louis, sé que no soy tu papá y que quizá mi palabra no
vale nada ante ti... Pero yo estoy muy orgulloso de ti.
Louis pestañeó pero no le dio tiempo de preguntarle la
razón porque ya se dirigía a la puerta para salir.
Sin embargo al momento de abrir la puerta apenas se
escuchó un toquido. Louis vio como Ed abría la puerta
entera y hacía un gesto extraño en su cara, como si hubiera
recibido un puñetazo. Todos se quedaron viendo a Ed, que
seguía sin moverse.
—¿Quién es? —preguntó Anne con expresión confusa.
Louis se acercó a su mejor amigo y por fin la vio.
Allí, de pie ante la puerta, vestida con un pantalón negro y
una de las tantas playeras que le había regalado, con el
cabello suelto y las mejillas calientes de haber corrido.
La reconoció a simple vista y fue como si todo volviera a
ser como antes, como si nada hubiera cambiado... aunque
había cambiado todo.
—¿Eleanor...?
||
N/A: Adivinen quiÉN REVIVIÓOOOOOOOOOO
||Capítulo 35.
Mullingar, Irlanda.
Liam veía a Zayn dormido mientras cuidadosamente
revolvía su cabello, puesto que Zayn se había dormido
encima de sus piernas cruzadas. Suspiró relajado, estaba en
la sala con el chico de sus sueños, con la persona que
siempre había deseado tener a su lado.
Se sentía... feliz, vivo, con ganas de seguir una vez más.
Toda negatividad se había ido, Zayn lo había elegido a él, se
había quedado al fin y podrían ser felices juntos. Había
ganado.
A base de mentiras.
No podía evitar sentirse algo mal respecto a cómo había
logrado que Zayn dejara la búsqueda de su novio y se
resignara a su inminente muerte. No se sentía muy
orgulloso de sus actos pero había hecho lo necesario para
que permaneciera junto a él.
No se arrepentía. En lo absoluto. Liam necesitaba a ese
chico más que Niall, Zayn era la única razón por la cual
seguía de pie, luchando, viviendo, respirando. Porque Zayn
se había robado cada latido de su corazón desde que lo
había encontrado mal herido a la orilla de aquel río. Desde
que lo había acompañado en el hospital y había visto su
lenta recuperación.
Lo destrozaba el hecho de que los primeros días y
semanas Zayn no tuviera otra cosa que Niall en su cabeza.
Sabía que los estaban buscando a ambos pero no quería
enterarse mucho, entre más lejos estuviera de aquello
sentía que sería más difícil encontrarlos.
Por lo pronto Zayn era suyo. Suyo, suyo, suyo.
Completamente.
Volteó la vista hacia abajo y vio su rostro sereno, hermoso
de un modo casi doloroso. Sonrió un poco y posteriormente
encendió el televisor en el canal de las noticias, todo
mientras seguía acariciando su cabello lentamente. Procuró
bajar el volumen para no interrumpir su sueño y su
descanso.
Pasó de un noticiero a otro hasta que se quedó estático
con el control en la mano, como si hubiera sufrido una
petrificación instantánea, como si hubiera visto a la
mismísima Medusa.
En el noticiero había un hombre rubio con una foto de
Zayn en la mano mientras hablaba con un entrevistador.
Personas desaparecidas era el titular que ocupaba el
centro de la pantalla.
Se busca joven desaparecido de nombre Zayn Malik, tiene
una complexión delgada, mide 1.75, piel aperlada, cabello
oscuro. Fue dado de alta hace dos meses del hospital San
Lucio en Mullingar, si tienen alguna información pónganse
en contacto al número...
||
Doncaster, Reino Unido.
—Niall, ¿Cómo has estado últimamente?
Niall Horan se encontraba sentado en el sofá frente a Jeff,
no era una novedad que todos lo amaran. En serio,
literalmente todos. Niall era el pequeño chico al que todos
veían la necesidad de proteger, era aquel niño con una
sonrisa de iluminar casi tanto como el sol, con sus dientes
desarreglados en un proceso de odontología, estaban
seguros que le pondrían brackets. Sus ojos celestes eran
expresivos y dulces.
No era un secreto tampoco que era el mejor amigo de
Felicite y que él la perseguía a todos lados como un
cachorro. Felicite, la gran y fuerte Fizzy que había superado
con fuerza aquella situación de sus padres y su hermano,
del homicidio de su novia y que se había ganado un gran e
inquebrantable carácter en terapia. Era algo dura, se había
vuelto un poco menos accesible que antes, ya casi nadie se
ganaba su corazón a excepción de Niall. Sus risas eran
contadas pero cuando se reía el mundo callaba para
escucharla.
Harry de repente se quedaba mirándola a lo lejos, sin ser
muy consciente, debido al gran parecido entre ella y su
hermano, Louis.
—He estado bien Jeff, voy bien en la escuela, mis clases
se regularizaron —dijo en una gran sonrisa, orgulloso—, no
perdí el año escolar gracias a ustedes.
—Me alegra muchísimo, Niall, de verdad, ver tus
progresos siempre me enorgullecen —admitió Jeff—. Pero
hoy deseo hablar de otro asunto contigo y es algo que
hemos estado evitando por semanas, tú ya lo sabes, pero
una cosa es saberla y otra es decírtela. ¿Estás listo?
Niall sabía perfectamente de qué se trataba, el juicio para
el encarcelamiento de sus padres, ese que llevaba mucho
tiempo aplazando hasta que se sintiera listo de poder
atestiguar contra ellos. Fizzy había hablado muchísimo con
él respecto a eso porque ella lo había hecho también, le
había dado consejos, habían hecho una simulación incluso y
en todas y cada una de ellas Niall se echaba a llorar
desconsolado y Felicite resoplaba, pero corría a abrazarlo.
Atestiguar contra sus padres era quizá una de las cosas
más difíciles que podría enfrentar, pero nada podría ser más
difícil que ver cómo su novio se desangraba a causa del
golpe en la cabeza que le había dado su padre antes de
escapar de casa.
Zayn le había brindado la libertad que tanto había
deseado tener, Harry le había ayudado a vivirla, Felicite y
Jeff le enseñaban cómo sobrellevar la situación de la mejor
manera posible.
Se lo debía, a Zayn. Recordarlo seguía siendo doloroso y
no podía evitar que su labio inferior temblara al aguantarse
las ganas de soltarse a sollozar, desconsolado. Le debía
justicia a su memoria, merecía paz.
Asintió débilmente, primero despacio y dudativo para
después hacerlo de manera firme y con la mirada fija en los
ojos de Jeff.
—Iremos a Mullingar, Niall. Iremos todos y te vamos a
apoyar. Probablemente se quede Nick o me quede yo aquí
para cubrir las responsabilidades, pero Harry
definitivamente irá y Fizzy también irá a apoyarte mientras
todo eso sucede.
—¿En cuánto tiempo? —de verdad quiso que su voz
sonara fuerte, pero apenas se escuchó como un susurro.
—Tres semanas. Tenemos tres semanas para prepararnos
para el juicio dictado por el juez.
Y para encontrar a Zayn Malik.
Aún no le habían dicho y era probable que no le dijeran
hasta que estuviera la fecha cerca o hasta que lo
encontraran y pudieran reunirlos a ambos en un espacio
controlado para medir sus reacciones y entrar en caso de un
colapso nervioso.
Necesitaban la salud mental de Niall intocable,
enfocándose en superar ese miedo a sus padres y
enfrentándolos.
Niall asintió, era un chico valiente. Sería valiente como
Harry, como Fizzy, como Jeff.
Por Zayn, le debo esto a Zaynie.
—Estoy listo.
||
Louis tomó el legajo color beige que había dejado encima
de la mesa para posteriormente salir por la puerta principal
y cerrar con llave. Sabía a dónde se dirigía e iba con paso
firme dispuesto a encontrar respuesta.
Después de que le confesara a Ed sus sentimientos por
teléfono (y que él se burlara de él, claro, eso nunca lo iba a
olvidar, maldito desgraciado) había colgado sin más y se
había quedando observando el techo gran parte de la noche
sin poder conciliar el sueño.
Por una parte estaban los sentimientos hacia Harry, sabía
que iba directamente a casa de Anne y había una gran
posibilidad de que encontrara a Anne ahí. Lo tenía bastante
presente mientras se limpiaba las manos llenas de sudor en
los pantalones. Estaba casi temblando de puro nerviosismo.
Pero también había una gran probabilidad de no
encontrárselo y no sabía si eso lo ponía triste o feliz. Podría
ser un 50-50.
Mientras caminaba pensaba en la vida de Troy, casi no
sabía mucho de ella, de si tenía amigos, de sus estudios. Él
nunca había platicado nada de eso y su mamá tampoco
sabía mucho al respecto, cuando Louis cursaba en la
preparatoria tuvo una pequeña charla con su papá (de las
pocas que tenían de hombre a hombre) y cuando le había
preguntado sobre su etapa de preparatoria su papá había
reaccionado mal.
Lo había volteado a ver como si le estuviera enterrando
cien cuchillos dispersos en el cuerpo y Louis se quedó sin
habla durante varios minutos.
—Esa maldita mierda es mejor que se olvide —finalmente
dijo Troy, lleno de odio.
Después de un trayecto no tan largo al fin Louis llegó y se
detuvo unos metros antes de la entrada principal. Vio el
legajo y se preguntó exactamente qué le iba a cuestionar.
'¿Conociste a mi papá en la secundaria? Wow, qué
sorpresa', 'Hola, ayer vi esta foto y me gustaría que me
platicaras qué había entre Troy y tú', 'Hola Anne, encontré
esta foto y quería saber qué demonios hace mi papá ahí'.
Finalmente llegó el valor y tocó la puerta. Y no sabía por
qué estaba más nervioso, si por las respuestas que podría
obtener o por el hecho de que Harry podría abrirle esa
misma puerta.
Pero no sucedió, la puerta se abrió y Louis sintió un poco
más el sentimiento de decepción al ver a Anne del otro lado
con el cabello recogido y con una gran sonrisa en el rostro,
recibiéndolo.
—¡Louis! —saludó llena de entusiasmo como si estuviera
viendo al mismísimo Papa— Pasa, me alegra tanto tenerte
en casa otra vez.
Louis sonrió con un poco de timidez ante el cálido
recibimiento y se adentró a la casa cerrando la puerta
detrás de él, de pronto era mucho más consciente de las
cosas que llevaba dentro de aquel folder y sintió que se
sonrojaba un poco.
¿No se estaría metiendo en cosas que no le importaban?
Seguramente a Anne no le molestaría contar algunas
cosas de su juventud, también podría saber más de la etapa
de preparatoria y de la carrera universitaria de su papá.
—Hola Anne, ¿Cómo estás? —al menos si se iba a meter
en su vida privada tenía que ser cordial.
—Bien, ya sabes, soy una señora —soltó una risita
mientras se dirigía a la cocina a seguir bebiendo de la taza
que tenía en la encimera— Me la paso tomando té con las
vecinas y esperando a que mi hijo llegue a casa y-
—¿Qué hacías con mi papá en esta foto?
—¿Qué?
A la mierda la cordialidad.
Realmente no había querido ser grosero pero lo mataba la
curiosidad, en serio, de una mala manera que lo único que
quería era que Anne viera la foto que ya había sacado del
legajo y que le tendía con una mano para que la tomara y la
viera.
Por una fracción de segundo Anne tuvo mil reacciones
distintas en el rostro: horror, miedo, tristeza, enojo,
felicidad, nostalgia, lástima.
Pero luego volvió a ver a Louis y parecía como si se
hubiera vuelto más dura de lo que jamás la había conocido
ocultando todo sentimiento que esa fotografía había
provocado.
—¿De dónde sacaste eso, Louis? —preguntó con cautela,
devolviéndole la foto como si le quemara en la mano.
—De una caja de zapatos que papá tenía escondida en el
clóset —explicó con naturalidad, comenzaba a preocuparle
la reacción de Anne—. La encontré ayer mientras arreglaba
el cuarto.
Bueno, una pequeña mentira no le hacía daño a nadie
respecto a cómo la había encontrado. No le iba a decir que
se la había topado de casualidad mientras metía sus narices
en lo que no era de su incumbencia.
—¿Puedes platicarme una historia de Troy de joven? —
pidió Louis— Él casi no hablaba de nosotros de esa etapa de
mi vida y me gustaría saber algo...
—No puedo hacerlo —respondió ella de inmediato
mientras se sentaba lentamente en una silla.
—¿Cómo que no puedes hacerlo? ¿No lo conocías?
—Louis, esas historias no me corresponden contártelas a
mí. Soy la menos indicada para esto.
—Anne, sólo te estoy preguntando algo sencillo.
Ella negó con la cabeza, parecía severamente afectada
por la foto que Louis ahora tenía entre sus manos. Ella se
frotó lentamente el rostro signo de estrés.
—Cariño, si quieres respuestas necesitas ir con tu padre y
pedírselas. No puedo darte las respuestas que necesitas, lo
siento. No puedo hablar de eso.
—¿Por qué no Anne? ¿Tanto daño te hizo él? —Louis se
llenó de enojo de pronto, pensando que su padre pudo
haber lastimado a una gran mujer como Anne mientras era
joven— Por favor dime que no te lastimó porque juro que
voy y-
—No, Louis, te equivocas —Anne volteó hacia arriba y le
dedicó la mirada más triste que pudo haber visto en su vida
entera—. Yo fui la que lo lastimó, yo fui la que lo hirió y le
hizo las cosas más horribles. Yo soy la razón por la que él
fue así el resto de su vida y aún no me lo puedo perdonar.
—¿De qué hablas?
Louis no entendía absolutamente nada y Anne se levantó,
podía verse que estaba al borde de las lágrimas, sus ojos
verdes brillaban gracias a la cantidad de lágrimas
acumuladas que tenía. Se levantó de la silla y se dirigió
arriba.
El chico se quedó observándola un rato pensando que no
bajaría más, estuvo a punto de irse resignado y confundido
ante sus palabras cuando Anne bajó con otra hoja y un par
de fotografías.
Le tendió una hoja al oji-azul que tomó lleno de intriga.
Mejores amigos por siempre, en esta vida y las
siguientes. Troy y Anne.
Letras de brillitos.
—Me descubriste, Louis. Descubriste una de las cosas que
estoy pagando en vida, porque Dios nunca me va a
perdonar el haber herido a un ser humano inocente.
Le dio otra hoja.
Insuficiencia cardíaca, estudios realizados a Anne
Styles.
Louis volteó a verla boquiabierto. ¿Qué significaba todo
aquello? ¿Qué era todo aquello? Ella ahora sí lloraba con la
expresión de haber estado herida toda su vida y al fin
liberarlo.
—No puedo contártelo todo, esta historia no me
pertenece, yo soy la mala, siempre he sido la mala y ahora
sólo intento arreglar todo lo que hice, contigo y con tu
familia —su voz se quebró.
Él hizo ademán de soltar las hojas e ir a abrazarla pero
ella con un gesto lo detuvo.
—Hay una razón por la cual los Tomlinson y los Styles
están destinados a encontrarse de nuevo.
Señaló la fotografía que Louis le había dado.
—Y la razón soy yo.
No entendía nada, no entendía que estaba pasando.
¿Acaso Anne...? ¿Troy... su papá? ¿Styles y Tomlinson? ¿De
qué demonios...?
—Yo los separé y ahora se están encontrando otra vez,
porque yo no dejé que estuvieran unidos en un principio. Yo
fui la culpable desde el inicio.
||Capítulo 43.
Mullingar, Irlanda.
Zayn se encontraba del lado de copiloto del auto
evidentemente nervioso, sus pies temblaban de manera
involuntaria y se mordía el interior de las mejillas mientras
Josh Devine manejaba el auto en el que se había subido
apenas había escuchado la frase 'tenemos que hablar sobre
Niall Horan'.
Con Liam Payne en la parte de atrás teniendo aspecto de
que había visto un muerto, porque claro, en cuanto había
visto a Josh en su puerta y escuchó Horan supo que su vida
iba a acabar en ese mismo instante si no ideaba un plan
para salir de ese apuro en el que él mismo se había metido.
Ya está, estoy acabado, Zayn se enterará de que todo fue
mentira y se irá.
Josh intentaba concentrarse todo lo que podía en la
carretera y no mirar a ninguna de las dos personas que lo
acompañaban en lo absoluto, sus nudillos estaban blancos
de sostener el volante con fuerza, sentía la tensión en todos
sus músculos y se respiraba en el aire. Tenía ganas de sacar
la cabeza por la ventanilla como si fuera un perro con tal de
dejar de sentir esa electricidad extraña que fluía entre
ellos.
Zayn tenía la mirada perdida en el paisaje que los dejaba
atrás con el movimiento, recordando constantemente cada
momento con Niall, sus ojos celestes, preciosos, brilantes,
su sonrisa pura que podía enternecer hasta a la persona
más dura, sus mejillas sonrojadas con cada carcajada, cada
beso, cada caricia. Zayn sentía que el corazón le estallaba
contra el pecho, ¿Esta persona, Josh Devine, venía a decirle
la localización de la tumba del amor de su vida para que
pudiera despedirse de él finalmente? ¿Lo llevaba con sus
padres para maldecirlos y escupirles en la cara por lo que le
habían hecho?
Quería verlo, aunque fuera su nombre en una lápida, una
afirmación de que ya no estaba a su lado, un lugar a donde
podía llevarle flores y hablar de sus largos días sin él, de
cuánto lo extrañaba, quería aceptar que finalmente se había
ido y no volvería, la persona que él había amado más jamás
volvería.
—¿Me dirás al fin por qué has venido? —preguntó
finalmente Zayn con la voz ronca, intentando reunir todo el
valor posible.
Josh se sobresaltó al escuchar su voz por primera vez
desde que se metieron en el auto, no esperaba que se
rompiera el silencio tan abruptamente. Se aclaró la
garganta un poco.
—Primero necesito que lleguemos a mi oficina para
poder... mostrarte, qué está pasando en realidad. Zayn,
¿Recuerdas con exactitud qué pasó ese día?
Así se referirían al incidente, al día en el que le habían
quitado todo por lo que vivía, el día en el que se había
resignado al vacío en su pecho sin Niall. No tenían derecho
de habérselo arrebatado aunque fueran sus padres, prefería
mil veces que lo hubieran matado a él las veces necesarias
antes de que hubieran borrado de la existencia al ser más
hermoso.
—Lo recuerdo como si hubiera sido hace cinco minutos.
Realmente no quería sonar rudo pero el coraje ya estaba
hirviendo en sus venas al recordar todo con detalle.
—Bien, lo necesitaremos para el juicio.
—No tiene sentido todo esto —terció Liam evidentemente
incómodo, tenía las mejillas sonrojadas— ¿Un juicio? ¿Por
qué no dejan el asunto y ya? Lo que pasó, pasó.
Josh vio al adolescente por el espejo retrovisor y frunció el
ceño, entendía que quizá tendría miedo, la ley y los juicios
son intimidantes y definitivamente agotadores pero,
¿Prefería que Zayn y Niall no obtuvieran justicia? Era
extraño.
Finalmente llegaron al edificio que era su destino y Josh
estacionó el coche con cuidado, abrió las puertas y le hizo
señas a ambos para que bajaran, lo siguieron adentro con
cautela hasta que atravesaron una puerta de madera donde
se encontraba un escritorio, varias sillas de apariencia
cómoda y estantes llenos de libros, carpetas y hojas. Parecía
una oficina administrativa o algo así.
El chico inclinó la cabeza hacia las sillas para que cada
uno tomara su lugar y él tomó un folder de color beige
bastante grueso que se encontraba en el escritorio y luego
se recargó en la pared viéndolos.
—Lamento haberlos traido aquí con tanta prisa y sin
presentaciones, quizá les debe parecer raro que un extraño
vaya a su puerta y de pronto los lleve a una oficina. Mi
nombre es Josh Devine y estoy asociado con Harry Styles, el
fundador de la Fundación Styles.
—¿La fundación Styles? —preguntó Liam, su interés por
esto dejó a un lado su nerviosismo— ¿La de Doncaster?
¿Qué hace asociándose con alguien de tan lejos?
—Queremos hacer una sede aquí, necesitamos más
lugares seguros para la comunidad LGBT y no
exclusivamente para nosotros, si no para otras personas
que sufren violencia intrafamiliar, mujeres en situación de
peligro, niños en situación de abuso, adolescentes en
riesgo, adultos mayores en situación de calle... La ayuda
entre más lejos llegue mejor.
Zayn parecía estar escuchando con atención pero seguía
sin entender en lo absoluto qué estaba pasando, Josh
pareció leer la confusión en sus ojos.
—Eso me lleva a ustedes.
Los vellos en los brazos de Liam se erizaron al sentir la
mirada de aquel chico en él, como si lo estuviera
estudiando, midiendo, deduciendo quién era y cuál era su
papel en ese momento. Quería desaparecer, quería morir,
se sentía como cuando de niño hacía algo muy muy malo y
su madre lo descubría.
Excepto que esto era mil veces peor.
—Zayn, sabemos todo lo que pasó con los padres de Niall
Horan, en estos momentos están retenidos en una cárcel
preventiva y nuestros mejores abogados están dando
seguimiento a su caso, el juicio será en dos semanas a
partir de hoy y necesitamos tu testimonio explicando qué
pasó, necesitamos que nos ayudes para esclarecer la
situación y que podamos hacer que cumplan una condena
por lo que hicieron. Eres una de las dos únicas personas que
pueden ayudarnos.
Dos únicas personas.
Liam comenzó a prepararse para levantarse de la silla,
posicionándose, listo.
—¿Dos únicas personas? ¿Hubo más testigos?
—Bueno sí, hubo más, algunos vecinos escucharon gritos
y demás, pero me refiero a que tu testimonio es el de
víctima junto con el de Niall, y el de ambos cuenta.
Zayn parecía haber sido mojado con un valde de agua
helada y se quedó mirándolo fijamente, frunció el ceño y
sacudió la cabeza una y otra vez como si quisiera
deshacerse de la idea, pronto pasó de estupefacto a
molesto.
—¿Qué clase de broma es esta? —gruñó— ¿Qué
estupideces estás diciendo? Niall está muerto, ¿Me
escuchaste? Muerto, no puede testificar, maldito, eres un
insensible y me das asco.
El pelinegro comenzó a levantarse de la silla y Josh no
podía dar crédito a lo que estaba escuchando, ¿Muerto?
¿Zayn creía que Niall había fallecido? Volteó a ver a Liam
que también se levantaba junto a su compañero y por un
instante pudo ver la culpa en sus facciones, la culpa de
haber mentido y ser descubierto.
Las ideas de Josh se conectaron más rápido que lo que
Zayn procedió a caminar hacia la puerta.
—¿Quién te dijo esa mentira?
Zayn paró en seco y volvió a mirarlo, esta vez con los ojos
llorosos y la boca en una expresión sorprendida, tenía la
nariz roja y sus manos temblaban.
—Niall está vivo, está en Doncaster en la fundación Styles.
Más rápido de lo que nadie había visto, Liam corrió hacia
la salida.
||
Doncaster, Reino Unido.
Definitivamente Louis estaba cansado de sus gay panic.
O ese era el nombre que le había dado Ed al arruinar cada
ocasión en la que tenía la oportunidad de hablar con Harry y
no podía porque su miedo, ansiedad y emociones podían
más.
Ni siquiera podía tener una simple conversación normal
por Dios, era sinceramente ridículo.
—Entonces me cuentas que tuviste la ocasión perfecta
para poder hablar con Harry, incluso técnicamente te
abrazó y tú... ¿Saliste corriendo? —soltó una carcajada—
Cada vez que estoy triste lo único que necesito es hablarte
para que me cuentes tus intentos de ligue y se me pasa,
soy tan feliz.
—Cierra el osico, Sheeran.
—Qué agresivo.
Louis se rió pero aún así ese sentimiento de inutilidad
seguía ahí, ¿Por qué no podía hablarle a Harry sin más? ¿Por
qué no podía simplemente entablar unas palabras con él, un
saludo, algo amistoso? Siempre salía corriendo. Si seguía así
¿Cómo sería posible confesarle sus emociones?
—Ed, me estoy volviendo loco y no me estás ayudando.
—Louis, ¿Qué quieres que te diga? Te di el consejo de
hablar con él, yo no sé cómo lidiar con ataques de pánico
con tu crush, me pides demasiado. La única vez que me
gustó alguien fue en la secundaria y le aventé una roca para
que se diera cuenta de que me gustaba.
Su amigo pelirrojo volteó a verlo y supo que diría una
tontería a continuación por el brillo travieso de sus ojos.
—Quizá podrías aventarle una sandía a Harry para que se
dé cuenta de que le gustas, ya sabes, para variar.
—No volveré a pedirte consejos en la vida.
Ambos se dirigieron al sofá para sentarse con grandes
tazones de palomitas y diferentes tipos de chucherías en las
manos, habían pasado ya por tanto estrés que se les había
olvidado por completo pasar una tarde relajada y feliz como
amigos, ahora que Louis tenía libertad (por más extraña que
fuese), debía aprovecharla.
—No quiero tratar temas serios hoy Louis, lo prometimos,
nada que implique un bajón emocional pero... ¿Te sientes
bien? ¿Seguro?
Louis se lo pensó un poco, la terapia con Jeff le había
ayudado muchísimo y había tratado muchos temas con él
que variaban desde su niñez hasta el abandono de su
madre en la actualidad y cómo sentía una extraña
satisfacción de que su padre estuviera en la cárcel.
Hizo un repaso de sus emociones y la única que reinaba
en ese momento era el constante enamoramiento que
sentía por Harry.
Estaba bien.
—Estoy bien —respondió con sinceridad por primera vez
en muchísimo tiempo.
Ed aceptó su respuesta y se dispusieron a poner la
película mientras se recostaban en el sillón.
Al finalizar Louis se quedó completamente dormido sobre
los cojines y Ed sonrió al verlo, pensó seriamente en ponerle
un bigote con un marcador pero dejó pasar la oportunidad,
su amigo había pasado por días difíciles y merecía
descansar así que lo dejó.
Recogió todo el desastre que entre los dos habían
causado al comenzar a aventarse palomitas entre ellos
como cuando eran niños. Louis Tomlinson había sido su
primer y único amigo desde la infancia y hasta ahora era la
amistad más preciada que tenía. Limpió con cuidado de no
despertarlo y se dirigió a la cocina para lavar los utencilios
que habían utilizado.
Un toquido tímido se escuchó en la puerta y Ed corrió
literalmente para que no sonara más y no despertar a Louis.
Abrió la puerta y pareció genuinamente sorprendido cuando
vió la visita que lo esperaba del otro lado.
—Eleanor, ¿Qué haces aquí?
||
Harry visitaba la fundación varias veces al día, a veces
una solamente dependiendo de su atareada agenda, pero
esa mañana se dirigió de manera entusiasta a la habitación
de la pequeña Lindsey con toda la intención de hablar con
ella y llevarla con la psicóloga infantil que habían
conseguido especialmente para ella, era una amiga de la
facultad de Jeff.
Sin embargo al entrar se encontró con Verónica dentro ya,
acariciando el cabello de su sobrina con delicadeza y
cantándole canciones mientras ella estaba aferrada a su tía
en un abrazo. Harry se apenó al interrumpir ese momento
tan íntimo de familia pero de todas formas tocó la puerta.
Ambas se sobresaltaron al escucharlo pero no se soltaron.
Verónica llevaba el precioso cabello rubio en una coleta y
esta vez no llevaba el extravagante traje ejecutivo del día
anterior, si no que vestía ropa cómoda y casual, toda de
negro con unos zapatos de apariencia cómoda. Le gustaba
su estilo.
—Buenos días —saludó Harry, todo hoyuelos y cabello
rizado, precioso— Perdonen por interrumpirlas tan temprano
pero una amiga nuestra quiere conocer a la bella Lindsey.
—¿Escuchaste tía? Alguien quiere conocerme —anunció
ella orgullosa y Verónica le sonrió.
—Sí cielo, pero, ¿Le diste los buenos días a Harry?
—Oh no, lo siento, buenos días a Harry.
La pequeña Lindsey se bajó de la cama a como pudo y
parecía estar lista para la acción. Harry señaló el pasillo que
llevaba al comedor.
—Hay una señorita con un vestido morado sentada en una
silla en la primer mesa, ella es la chica que te está
buscando y le encantaría hablar contigo.
La niña asintió y se fue corriendo en la dirección que
Harry le dio. Mientras tanto Verónica tendió la cama de su
sobrina y ordenó la pijama debajo de una de las almohadas.
Harry se quedó en la puerta unos minutos más mientras
veía a Verónica sin saber cómo comenzar a hablar. Esa
mañana le habían hablado del hospital y le comunicaron
que la mamá de Lindsey, Katherine, tenía lesiones internas
graves y que estaban intentando de todo para salvarla pero
que estaba en una situación crítica. También tenía
fracturadas las costillas.
—Harry, tu cara me dice que quieres hablar conmigo de
algo, pero antes de cualquier cosa quiero agradecerte por lo
que has hecho por Lindsey y por dejarme verla y acercarme
a ella, es lo único que tengo y la atesoraré y cuidaré por
siempre. Gracias.
Sus palabras acariciaron el corazón de Harry y se sonrojó,
tímido, estaba acostumbrado a que la gente le agradeciera
por distintas cosas que él hacía pero seguía sin saber cómo
reaccionar, así que asintió y murmuró un 'de nada'.
Sin embargo había cosas más importantes de qué hablar
y rápidamente recobró la compostura.
—Quizá quieras sentarte, Verónica, esto... Es algo serio
de lo que necesito hablar contigo.
—Adelante Harry, no necesito sentarme, sea cual sea la
noticia la podré soportar. Creo que ya sé por dónde va el
asunto.
A pesar de lo seguía y de que aseguraba que estaba bien,
Harry pudo percibir el ligero temblor de sus piernas y el tic
que tenía de morderse las uñas porque enseguida comenzó
a hacerlo.
Harry suspiró, no le gustaba dar malas noticias.
—Es sobre... tu hermana, sobre Katy. Hoy el doctor me
llamó poniéndome al tanto de la situación en la que se
encontraba y es algo... delicada.
—¿Sobrevivirá?
Harry se tomó unos minutos antes de responder a su
pregunta. Verónica era fuerte, lo presentía, podría soportar
la noticia y lidiar con ella, todos éramos débiles cuando se
trataba de nuestra familia, todos llorábamos, todos
entrábamos en ese abismo que parecía no tener fondo del
dolor.
—Los médicos creen que hay poca probabilidad de que sí.
La chica había dicho que no había necesidad de sentarse
pero lo primero que hizo fue recargarse en la cama con la
respiración entrecortada. Harry se acercó inmediatamente
preocupado pero ella le hizo un signo de que se detuviera.
—Estoy bien.
Era obvio que no por la manera en la que había
reaccionado pero lo esperaba, ¿Quién iba a estar bien
después de una noticia así? El ojiverde se sentó a su lado en
la cama y la tomó de la mano dándole un apretón ligero.
—Los médicos se equivocan a veces, tu hermana es
fuerte, tiene a Lindsey, te tiene a ti, tiene que estar bien
para verlas a ambas y estar juntas.
Verónica asintió despacio, quería aferrarse a esa
esperanza y a las palabras de Harry. Los médicos podían
equivocarse, estaban completamente tontos si pensaban
que la fortaleza de Katherine era poca, claro que no, de
niñas ella se había perforado la mano con un clavo gracias a
una pistola de aire y ni siquiera había llorado.
Era fuerte, era invencible, la vería otra vez.
Le devolvió el apretón de manos y Verónica vio a los ojos
a Harry, sonrió y él le correspondió.
Sin embargo unos ojos azules se instalaron en sus
pensamientos con insistencia y lo hicieron estremecer
ligeramente, separándose de la mano de la chica. 'Harry...'
Louis, sal de mi mente por favor, necesito seguir.
Los ojos fueron reemplazados por una preciosa sonrisa
junto con unos bordes en los ojos, esos que se le hacían
cuando reía o cuando estaba feliz, imaginó el sonido de su
carcajada.
No podía dejarlo ir aún. Su corazón se encogió de dolor.
||
Ed bloqueó la puerta instantáneamente como si hubiera
sido descubierto con una escena vergonzosa dentro de su
departamento y Eleanor se extrañó de su comportamiento.
—No seas ridículo Sheeran, déjame pasar.
—Eleanor, no puedes venir aquí sólo porque sí, ¿Qué tal si
tengo una cita?
—Ay por favor, tú no tendrías una cita ni aunque te
pagaran, ahora déjame entrar.
Lo primero que vio la chica fue a Louis dormido en el
sillón, su rostro quieto y sereno soñando, su cabello revuelto
y su boca entreabierta. El corazón de Eleanor dió un vuelco
y se quedó paralizada justo en donde estaba sin poder dar
un paso adelante o atrás.
Tenía mucho tiempo sin verlo, casi desde que habían
terminado y no lo habían hecho en los mejores términos,
todo había sido una gran revelación para ella y todo ese
tiempo se había hecho amiga de Ed, saliendo, asimilándolo
todavía, distrayéndose, siguiendo sus consejos para seguir
con su vida y que eso no fuera el final.
Y ahora, tenerlo ahí... Esperó el sentimiento de enojo, de
coraje, algo que hiciera que su ira se desatara y quisiera ir
directamente en contra de Louis.
Nada. No había ni una pizca de sentimiento negativo
hacia él, sólo una profunda tristeza al haber pasado todos
aquellos años de su vida para que terminara en... nada.
—¿Esta era la razón por la cual no querías dejarme pasar?
¿Qué tipo de persona crees que soy? ¿Crees que lo voy a
asesinar? No seas absurdo, ve por una chaqueta y
acompáñame a cenar, no creo que se levante en un buen
rato.
En la mirada de Ed había algo parecido a la sorpresa y
admiración pero Eleanor dejó pasar eso y le hizo signo de
que se apurara con la mano.
Ed nunca dejaría detrás a Louis, era su mejor amigo desde
siempre y eso se lo dejó claro desde que ambos iniciaron
esa extraña amistad que se había desarrollado entre ambos,
tenía que admitir que tenerlo cerca le traía paz,
tranquilidad, una estabilidad que jamás pensó que tendría,
siempre había querido un amigo sincero en el cual pudiera
confiar, pudiera sentirse bien y valorada, que fuera una
amistad recíproca.
No podía creer que había odiado a ese hombre durante
tantos años.
Todavía lo odiaba por todos los comentarios que le había
dicho en el pasado, pero ella también le había dicho cosas
hirientes así que lo consideraba un empate. Recordó la
ocasión en la cual escondió las llaves de Ed en una maceta
para que no se llevara Louis con él a su casa y pasaron tres
horas buscándolas hasta que las encontraron. Eleanor quiso
reírse, seguro sería una buena anécdota para después.
Escuchó cómo Ed entraba a su habitación y abría el
clóset, disimuladamente se acercó a Louis y ese sentimiento
de que le estaban apretando el pecho apareció de nuevo.
Iba a pasar un tiempo más para que pudiera deshacerse de
todas las emociones encontradas que aún tenía respecto a
Louis, habían compartido tanto tiempo juntos, tantas
experiencias, tanta vida que la idea de seguir sin él había
sido extraña, desconocida e imposible.
Sin embargo ahí estaba, soltera, sin él a su lado,
tranquila, intentando seguir lo mejor que podía.
Eleanor estaba a unos centímetros de él cuando
reaccionó, acarició su rostro con las yemas de sus dedos
procurando no tocarlo en lugares donde sabía que era
sensible y despertaría, pasó la mano por su cabello y se
acercó lentamente a él, depositándole un beso delicado en
la frente.
Un último beso para mí, mi despedida para ti.
Se separó y se limpió disimuladamente una lágrima que
había salido de sus ojos sin que se diera cuenta. Sonrió con
dulzura, Louis Tomlinson siempre sería una persona
importante para él y por más que le hubiera dolido su
decisión en el corazón no se manda.
Había sentido algo entre Louis y Harry desde la primera
vez, quizá había fuerzas que los unían. Quizá a eso se le
llamaba destino.
Esperaba que el destino llegara un día hacia ella.
—Deseo que seas feliz, Louis.
||Capítulo 50.
Mullingar, Irlanda.
Liam se sentó en el suelo con las manos en el rostro, lleno
de lágrimas y con el nudo en la garganta persistiendo. Miró
las cosas de Zayn todavía acomodadas en su cuarto: sus
playeras y un par de zapatos que había dejado a medio
camino cuando había salido corriendo en busca de más
noticias de Niall.
Estúpido, idiota, imbécil, se repetía a sí mismo. ¿Qué
había esperado que pasaría? La mentira algún día saldría a
la luz ¿Y luego qué? Zayn tenía su respuesta clara, siempre
la tuvo, eligió a Niall desde el inicio, siendo sinceros, Liam
jamás fue una opción de felicidad para él.
Nunca lo había querido, nunca lo había amado y ahora lo
odiaba, lo había visto en sus ojos esa mini fracción de
segundo antes de salir corriendo por la puerta, todavía
recordaba bien su expresión atónita y dolida, el hecho de
que había hecho una conexión muy rápida de los hechos:
me mentiste.
Se abrazó mientras se ponía en posición fetal sobre la
alfombra y dejaba que sus lágrimas llegaran al suelo. Sentía
que moriría, el dolor era intenso y demoledor, se acumulaba
dentro de él junto con la vergüenza que sentía en sí mismo
por haberle mentido y peor aún, ser descubierto. Se sentía
apenado, abochornado, culpable en todos los aspectos
posibles. Y se sentía aún peor sabiendo que Zayn iba a
tener siempre esa imagen de él: alguien que se había
aprovechado de su amabilidad y que le había mentido sólo
para que se quedara. Era completamente egoísta, la peor
basura del mundo.
Jamás lo volveré a ver... Jamás...
Liam soltó un alarido lo suficientemente fuerte para
lastimar su garganta.
—Quiero verte, por favor —dijo lleno de dolor a la nada—.
Perdóname Zayn...
||
Doncaster, Reino Unido.
Niall inhaló cuidadosamente el alcohol que Jeff puso en su
nariz con un algodón, hizo caso cuando le indicaron que
aspirara y exhalara lentamente y que se recostara sobre la
cama, se concentró en los rápidos latidos de su corazón y
sus oídos pitaban como locos, como si quisieran explotar.
Louis y Felicite parecían dos pajaritos desesperados a su al
rededor, esperando ver si reaccionaba adecuadamente al
despertar.
Niall comenzó a moverse, agitó la cabeza varias veces de
un lado a otro y sus manos sujetaron con fuerza su propia
playera.
—Zayn —dijo a como pudo, mientras intentaba levantarse
—, Zayn, necesito, necesito verlo, díganme dónde está, ¿P-
por qué me mintieron?
Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y sus labios
temblaron al pronunciar cada palabra, entre la línea delgada
de la consciencia e inconsciencia, Niall comenzó a tener
escalofríos violentos por todo su cuerpo.
—Necesitamos que venga un doctor, hay que sedarlo,
podría darle un ataque —indicó Jeff con voz autoritaria,
Felicite asintió de manera seria y salió rápidamente de la
habitación—, Louis, ven a ayudarme a sostener sus manos,
podría hacerse daño. Está en estado de conmoción.
Niall comenzó a llorar y a gritar unos segundos después
de que Louis tomara sus manos e hiciera un esfuerzo real
para que no se moviera demasiado. Le sorprendió la fuerza
física que tenía el chico pese a parecer tan pequeño.
—¡Me mintieron! —gritó lleno de dolor con el rostro rojo—
¡Todos ustedes me mintieron, me hicieron enterrarlo! ¡Los
odio!
El médico llegó unos minutos después seguido de Fizzy,
había estado cerca porque una chica había tenido un
accidente con un cuchillo de cocina y ese día tocaba
retirarle las puntadas, obligaron a salir a todos de la
habitación (sólo se quedó el psicólogo) y más tarde los
gritos y sollozos de Niall perdieron volumen hasta que se
apagaron, Jeff salió con el rostro pálido de la habitación y
apretando las manos en señal de estrés. El médico cerró la
puerta detrás de sí.
Harry venía cruzando el edificio hacia ellos con sus largos
pasos, tenía los labios color sandía de tanto habérselos
mordido y una expresión de preocupación genuina en el
rostro, tenía las cejas fruncidas. Louis sintió que moría y que
quería hacerse pequeño en ese momento, se sentía tan
responsable de eso en aquel momento.
—¿Qué pasó? —preguntó Harry con la voz llena de
urgencia— ¿Qué pasó con Niall?
—Al parecer Louis nos evitó la molestia de decirle a Niall
lo que estaba pasando, soltó la bomba así, como si nada. Y
tiró varios meses de terapia al bote.
Louis sintió que le ardía la cara, susurró un pequeño 'lo
siento' lleno de pesar. Harry volteó a verlo y su instinto al
observarlo tan vulnerable fue abrazarlo al instante, lo
sostuvo contra él con fuerza mientras sentía los temblores
involuntarios de las manos de Louis contra él.
—Hey, calma —advirtió Harry a su amigo, éste lo ignoró
por completo.
—Jeff, Louis y yo estábamos hablando de eso sólo
nosotros —quiso aclarar Fizzy—, no teníamos ni idea de que
Niall estaba detrás de nosotros, no fue su culpa. Lo de los
esfuerzos a la basura fue broma, no era en serio.
—Pudieron haber tenido mucho más cuidado con revelar
esa información a los cuatro vientos, Fizzy. Sabían que Niall
también está aquí y pasea por los pasillos de manera libre,
no lo íbamos a tener encerrado, ni siquiera se me pasó por
alto la posibilidad de que pudiera enterarse de esta manera
y por eso tuve la confianza de platicarte qué pasaba, porque
necesitaría tu ayuda y tu apoyo emocional —la señaló con el
dedo—. Son responsables de esto, de su estado de
conmoción.
—Quizá su un psicólogo no hubiera sido incompetente y le
hubiera dicho a Niall la verdad desde hace mucho tiempo,
ahora sólo nos estaríamos centrando en hacer maletas e
irnos —escupió con enojo.
La cara de Jeff se puso completamente roja (por una
mezcla de pena y coraje) y Harry finalmente intervino
poniendo una mano entre ellos. Ambos voltearon a ver al
chico evidentemente alterados por la situación.
—Basta ya, —ordenó— fue suficiente de estar buscando
culpables de la situación de Niall. Pasó lo que tenía que
pasar que era que se enterara de la situación de Zayn y ya
está. Nadie va a responsabilizarse de su estado de shock,
sabíamos que esto pasaría independientemente de si le
decíamos ahora o mañana. Así que paren de estar gritando
y ofendiendo aquí, este es un entorno seguro para todos y
no quiero verlos golpeándose como niños. Compórtense al
nivel de la situación y quédense con Niall para cuando
despierte, Jeff, canalízalo inmediatamente, necesitamos que
esté estable.
Louis veía todo como cachorrito regañado y en serio, en
serio, se sentía muy mal de haber causado eso, su culpa
estaba ahí, incapaz de calmarse a pesar de las palabras de
Harry. El cómo Jeff lo había mirado y responsabilizado de
algo que no había hecho intencionalmente lo había puesto
hasta dudar de sí mismo. Harry vio la inseguridad en sus
ojos y decidió que jamás dejaría que hicieran sentir mal a
Louis de nuevo, jamás.
Ambos asintieron y, aunque todavía estaban furiosos el
uno con el otro, se dieron un pequeño apretón de manos. Se
dieron la vuelta para introducirse a la habitación de nuevo
para esperar a que Niall reaccionara otra vez pero Harry
habló antes de que entraran por completo.
—Y Jeff.
Su amigo volteó.
—No vuelvas a hablarle así a Louis.
||
El asunto de Niall se arregló durante el transcurso de la
tarde-noche. Fue difícil estabilizar sus emociones y sus
pensamientos pero finalmente pudo guardar la calma lo
suficiente para escuchar explicaciones y en medio de sus
lamentos y lloriqueos, por fin pudo comprender la situación
(aunque con el sofocante peso en el pecho de que
necesitaba verlo, ya).
—Encontramos a Zayn hace un par de semanas en
Mullingar, primero seguimos paradero después de lo que
pasó en casa de tus padres Niall. Un chico lo encontró
moribundo y lo llevó inmediatamente al hospital, acto que le
salvó la vida. Estuvo en recuperación al rededor de dos
meses y después desapareció por completo. Encontramos
una dirección y Josh Devine, la persona asociada con Harry
hizo toda la investigación por nosotros, sólo nos pasaba la
información. No quisimos decirte antes hasta que
estuviéramos cien por ciento seguros de que era él porque
darte falsas esperanzas de que estuviera vivo podrían
afectarte en caso de que no lo estuviera. Así que callamos
durante todo tu proceso de sanación aquí hasta que
confirmamos que era Zayn Malik. Él testificará contigo en la
corte en el juicio y te está esperando allá, pero necesitamos
que te tranquilices para irnos en un par de días. Todo lo
hicimos por ti, Niall, por favor no pierdas la fe en nosotros.
Niall se había quedado en blanco por unos minutos hasta
que finalmente había estirado los brazos hacia Felicite y le
había susurrado palabras que Jeff no alcanzó a comprender,
ella asintió y se aferró más a su amigo, cuando se separó de
ella había una gran sonrisa en su rostro que amenazaba con
tensar sus mejillas pero la felicidad hizo que el alivio en su
psicólogo entrara a su cuerpo, eso era positivo.
Un lado positivo dentro de todo eso, Harry había tenido
razón en cuestión de que el peso de la felicidad y el alivio
estaban en su lado dominante. Niall se puso a llorar más y
Jeff le ofreció tímidamente papel para que limpiara su nariz.
Él asintió, murmuró un gracias y dejó solos a los dos
adolescentes.
Dos adolescentes que ya tenían el peso de mil vidas en
sus hombros.
—Está vivo, Fizzy —dijo con una voz temblorosa, llena de
emoción y sentimientos que no podía describir, él mismo
estaba temblando—. Zayn, mi Zayn está vivo...
Finalmente cuando pudo tranquilizar los temblores en su
cuerpo Niall escogió la maleta más bonita que encontraron
y se dedicó a empacar sus cosas para emprender su viaje.
Fizzy lo ayudó a doblar la ropa y a meterla cuidadosamente
a su maleta. Sentía las piernas hechas gelatina, el corazón
desbocado y la mirada borrosa, pero estaba más que seguro
de viajar, estaba dispuesto a todo lo que le dijeran que
hiciera, estaba dispuesto a ir al infierno si se lo indicaban
una sola vez. Todos los recuerdos aparecían en su mente
como una película, el rostro de Zayn era lo único que podía
pensar y sus manos picaban de la emoción de poder tocarlo
otra vez.
La necesidad de tenerlo cerca era abrumadora, no podía
esperar un segundo más, él quería irse en ese mismo
momento, tomar el avión, cruzar una puerta y ver a Zayn
Malik al otro lado, esperándolo como siempre lo hacía: con
las manos en los bolsillos y una sonrisa de lado. Recordó su
aroma, lo mucho que olía su camisa a perfume cuando lo
abrazaba y ponía su cabeza en su pecho. Recordó su tacto,
lo mucho que le gustaba que se tomaran de las manos y
caminaran así, unidos. Miles de millones de emociones
estaban en su pecho y amenazaban con salir pero las
contuvo, ya tendría tiempo de demostrarle a Zayn lo mucho
que lo amaba, lo que le agradecía haberlo salvado y lo
mucho que lo había extrañado.
Emprendería un viaje una vez más. Otro sin retorno.
A reencontrarse con el amor de su vida.
||
Harry tomó de las manos a Louis cuando la gente
comenzó a irse a sus habitaciones y lo dirigió hacia la
oficina administrativa, donde tenía todos los documentos y
cosas de procesos legales que enfrentaba cada persona que
se hospedaba ahí. Louis todavía se encontraba un poco
afectado por los comentarios de Jeff acusándolo del asunto
y sentía ese sentimiento de insatisfacción en el pecho.
Lo invitó a sentarse en un sillón que estaba frente a él
para que así pudieran verse a los ojos ambos.
—Primero que nada —comenzó—, quisiera pedirte una
disculpa por la manera en la que Jeff te trató y los
comentarios que te pudieron hacer sentir mal. Estaba
alterado pero eso no es ninguna justificación para que la
gente haga o diga lo que quiere sin saber si te lastima o no,
espero puedas perdonarlo pero si no quieres no es tu
obligación hacerlo, ¿Está bien?
Louis asintió mientras se miraba las manos con
nerviosismo.
—Yo sé que no fue su intención hacerme sentir mal
Hazz —dijo con la voz todavía en un tono bajo—, hablaré
con él cuando vuelva a verlo menos... estresado.
Harry sonrió enseñando sus hoyuelos por el diminutivo de
su nombre pero asintió por su respuesta, se quedaron
viendo a los ojos unos intensos segundos.
Era difícil y emocionante la situación nueva por la que
ambos estaban pasando, las miradas intensas que se
dedicaban que decían todo lo que sus bocas no podían decir
y los momentos que ya habían pasado juntos hasta ese
momento, todo era simplemente maravilloso.
Y sin embargo aún no habían hablado de su relación como
tal: ¿Qué es lo que ambos eran o aspiraban a ser? ¿Una
relación pasajera? ¿Una relación seria? Necesitaban definir
su relación aunque quizá era algo pronto. A pesar de hablar
sobre límites la noche anterior, disculparse por el pasado y
admitir su amor, había algo también importante que debían
aclarar.
¿Eran novios ya? ¿Algo más? ¿Algo menos?
—Louis, probablemente ya te lo dijo tu hermana y pues,
con todo lo que pasó hoy es imposible que no lo sepas
pero... Nos iremos pronto a Mullingar para continuar con el
proceso legal de Niall. Necesitamos la demanda de sus
padres, exigir justicia por lo que le hicieron a él y a Zayn, su
novio. Estamos dispuestos a las últimas consecuencias ahí
aunque todo es un poco más peligroso porque está
involucrada una iglesia que hace abiertamente ataques de
odio a las comunidades lgbt ahí. Nos iremos en un par de
días...
Claro que por su puesto ya lo sabía, había estado
obsesionado con eso desde que Felicite le había dicho que
Harry no simplemente se iría, si no que se quedaría un par
de meses allá.
—No estaba muy enterado del tema, la verdad —dijo con
toda la inocencia que pudo fingir.
—Sí... —Harry entrelazó sus manos mientras jugaba con el
par de anillos que tenía en los dedos— Sólo que todos irán
de manera temporal, un par de semanas a lo mucho... Yo
pienso quedarme un periodo más largo de tiempo. Josh
Devine, la persona encargada del caso de Zayn y Niall tiene
pensado abrir una fundación allá y... Quiero quedarme para
organizarme con él, conseguir asociaciones que nos ayuden,
financiamientos, apoyo gubernamental... Todos esos
trámites que me tocó realizar aquí deseo facilitarlos en
Mullingar porque sé todo el proceso que debe llevarse... Me
quedaré seis meses, Louis.
¿SEIS MESES?
Louis casi se ahoga.
—Así que quiero darte dos opciones, si deseas
escucharlas.
Asintió a como pudo, pero en un milisegundo pensó en lo
horrible que sería la vida sin él durante un día, no podía
imaginarse seis meses con Harry lejos por cientos de
kilómetros.
—Puedes quedarte aquí en la fundación como encargado
temporal junto con Jeff, obviamente tendrías un sueldo, no
es mucho pero creo que sería lo suficiente para que puedas
llevar una vida tranquila. Tendrías que hacer muchas cosas
de servicio social, atenderías los casos, te encargarías de su
seguimiento, tendrías que ser amable y paciente con todas
las personas nuevas que llegan y sin duda alguna te iría
bien administrando todo porque tienes un carácter amable y
fuerte.
Harry se levantó de su asiento mientras veía el rostro de
Louis conmocionado, el chico intentó suavizar sus facciones
cuando vio que se acercó a él y sus ojos azules brillaban con
intensidad. Harry se puso delante de él mientras se
recargaba en el escritorio y tomó lentamente una de sus
manos entre las suyas. Con delicadeza le dio un pequeño en
los dedos y después lo miró a los ojos. Louis suspiró de
manera apenas visible.
—O puedes venir a Mullingar... y quedarte conmigo.
El corazón de Louis latió desbocado y abrió la boca
mientras se quedaba sin palabras.
—Sé que es una decisión difícil desprenderte de tu hogar
durante casi medio año y menos con tan poco tiempo para
pensarlo, así que no te voy a pedir que me des una
respuesta ahora Lou. Es... Esta situación que estamos
viviendo es completamente nueva para nosotros y entiendo
que tome su tiempo adaptarse. No deseo presionarte a
nada pero deseo darte opciones por si... Por si no quieres
separarte de mí, porque claramente yo no deseo separarme
de ti.
Harry acercó su rostro al de él y levantó una mano para
acariciar su mejilla, Louis inclinó su cabeza hacia su palma y
descansó su rostro ahí. Harry sonrió con dulzura.
—Desearía no separarme de ti nunca más.
Louis lo miró, admiró su rostro, los lunares que tenía
repartidos en su cara, los rizos color chocolate que caían de
manera casi artística al rededor de él, los ojos verdes
mirándolo fijamente, juraría que jamás había visto un verde
tan bonito como el de Harry. Los hoyuelos ligeramente
marcados por la media sonrisa que dedicaba hacia él. El hilo
que los unía los jaló a ambos, más cerca, por favor...
Louis se estiró en su asiento lo suficiente para rozar su
nariz contra la suya y recargaron sus frentes unos
segundos. El oji-azul se humedeció los labios y los levantó
ligeramente.
El tono de llamada del celular de Louis los asustó a ambos
e hizo que se separaran abruptamente. Harry soltó una
risita nerviosa y Louis contestó inmediatamente. El chico
cambió su humor drásticamente y su rostro serio apareció
casi al instante, el color abandonó inmediatamente su rostro
y volteó a ver a Harry con expresión asustada.
—¿Está todo bien?
El chico colgó el teléfono y lo miró mientras abría la boca
para saber qué decir.
—Tengo que ir con Ed... Pasó algo en su casa, es urgente,
perdón Harry.
Tomó sus cosas rápidamente y el oji-verde lo vio confuso.
—Puedo llevarte si quieres, sólo dame un minu-
—¡No! —respondió con rapidez— No de verdad, no te
preocupes, es urgente pero no es grave, sólo es Ed con
problemas de tuberías, ya sabes cómo es de inútil. No tardo,
¿Está bien? Te llamaré cuando todo esté bien.
Louis dio un par de pasos hacia Harry y le dio un fugaz
beso en la mejilla, se ruborizó y lo miró con intensidad,
parecía realmente preocupado pero le dedicó una tímida
sonrisa.
—Te daré una respuesta mañana, te lo prometo.
Asintió y Louis se dirigió rápidamente a la puerta, antes
de salir le habló una última vez.
—Harry.
—¿Sí?
Volvió a sonrojarse y le tomó un instante volver a hablar,
pero Harry sintió mariposas en el vientre cuando lo escuchó.
Literalmente sintió ese escalofrío satisfactorio recorrer todo
su cuerpo.
—Yo tampoco quiero separarme de ti.
||
Louis llegó como alma que lleva el diablo al hospital,
sentía que sus piernas temblaban y se sentía sin aire en los
pulmones debido a correr tanto, tenía el cabello revuelto y
despeinado por el viento y atravesó rápidamente el edificio
hasta llegar a la recepción donde varias enfermeras estaban
llenando cosas en hojas de manera rápida, se atendían
teléfonos y de vez en cuando entraban personas en
camillas.
—Buenas noches señorita —saludó de manera educada y
a como pudo, porque no tenía aire para nada más—, ¿Está
Anne Twist aquí? M-me llamaron diciendo que... Que le
había pasado algo...
La señorita lo miró unos segundos, asintió haciéndole
saber que lo había escuchado y se puso a buscar en el
sistema su nombre. Louis sentía que esos segundos eran
eternos pero pudo tomar esos instantes para volver a llevar
aire a su sistema.
Sentía el pecho a explotar, por favor, que no sean malas
noticias, por favor que todo esté bien, por favor, por favor,
por favor.
—Anne Twist... —susurró la mujer más para sí misma que
para Louis— ¿Qué es usted de ella? ¿Tiene una
identificación?
El chico sacó rápidamente su cartera y se la mostró, ella
frunció el ceño al ver el apellido Tomlinson que claramente
no estaba relacionado con ella.
—Es la mamá de mi pareja —explicó de manera simple.
Ella encogió los hombros y asintió, registró sus datos, le
pidió que pusiera su número de teléfono y le dio la
información que necesitaba.
— Ya, aquí está. Su situación es delicada pero de
momento está estable, tuvo un pre infarto y lograron
canalizarla exitosamente antes de que llegara a algo más.
Está en la habitación 209, el horario de visitas termina a las
nueve de la noche. Es el tercer piso.
El chico dijo un 'gracias' efusivo y se dirigió con rapidez a
la habitación, sentía las manos sudadas y una presión en el
pecho. ¿Pre infarto? ¿Había sucedido eso gracias a la
enfermedad de Anne? ¿Por qué le habían llamado a él
directamente y no a Harry? Había pillado la indirecta sobre
la situación y había decidido ocultárselo a él a pesar de
todo. ¿Cuáles serían las repercusiones de esa decisión?
No quería pensarlo del todo, negó con la cabeza. Deseaba
solamente pensar en Anne y en que iba a mejorar, que esto
no era nada, que podría ser sólo un episodio y ya. Anne iba
a salir de ese hospital, Anne no iba a sufrir nada más.
Cuando llegó a la habitación sintió tanto nerviosismo que
dudó sobre si entrar o no, tenía tanto miedo de ver la
condición en la que estaba, ¿Le dolía algo? ¿Podría hacer
algo -lo que fuera- para ayudarla? ¿Podría soportar ver a
una mujer tan maravillosa como ella estando en una
situación así, una situación que no merecía?
Tocó la puerta suavemente intentando ocultar el temblor
de sus manos y se escuchó un débil 'pase', Louis entró
cautelosamente sin hacer mucho ruido temiendo que eso
fuera a molestar a Anne, cuando la vio finalmente acostada
en la camilla y conectada al aparador se le fue el alma al
suelo.
Anne había sido toda mejillas rojas, sonrisa paciente,
cabello brilloso y sedoso, actitud radiante, llena de vida. La
mujer que vio Louis en la camilla era una mujer con el peso
de los años encima, con el peso de los errores cometidos
que la habían desgastado a lo largo de su vida. Sus ojos
lucían tristes...
Resignados.
—¿Anne?
—Louis... Lamento tanto cargar este peso en tus hombros
pero... Por favor, no le digas a Harry que estoy aquí.
—No, no por favor... No me pidas eso Anne, no puedo
escondérselo —rogó—, es tu hijo, no puedo ocultarle algo de
esta magnitud. Pudiste... Tú pudiste haber...
—Pero no lo hice —aclaró ella de manera dulce, su voz
seguía sonando tranquilizadora a pesar de que ella había
estado cerca de la muerte—, sigo aquí y es lo único que
importa. No está en mis planes morir, tengo muchas cosas
qué hacer antes de irme.
Louis comenzó a llorar casi inconscientemente.
—No puedo ocultarle esto, Anne. No puedo mentirle más
ni tú tampoco. Harry merece saber la verdad, está a punto
de irse a un viaje de seis meses, si te pasa algo no se va a
perdonar a sí mismo jamás el no haber estado aquí si te
pasa algo.
—Lo sé.
—¿Entonces si lo sabes por qué no se lo dices?
—Porque si se lo digo se va a quedar y yo no quiero
interferir en sus planes, pequeño Lou. Debe vivir su vida tal
cual la está planeando, conmigo o sin mí.
Se acercó a ella y la tomó del brazo, ella sonrió de manera
tranquilizadora (tan dolorosamente parecida a Harry) y le
acarició la mano de manera lenta.
—La gente muere todos los días Louis, más la gente que
ya es adulta. Vivir sin mí es algo que van a tener que
aprender a hacer los dos.
Tomó la decisión entonces, llegó rápido y dolorosamente.
Vio a Anne, una gran mujer que no merecía estar sola
mientras pasaba por este difícil proceso, había ocultado la
verdad a todos y nunca había dicho nada acerca de su
condición por no preocupar a nadie.
Algo tan tonto, tan altruista, tan... Una decisión que sólo
tomarían Anne y Harry porque así de bondadosos eran, así
de grande era su corazón y jamás querían preocupar a
nadie con sus problemas. No pensaba dejarla sola.
Harry no se enteraría. Él iría tranquilamente al viaje que
tenía planeado y se quedaría ahí seis meses.
Louis lo esperaría.
Cuidaría de Anne en su ausencia.
—Si Harry no se queda, entonces yo me quedaré contigo.
No iría a Mullingar.
||Capítulo 58.
Mullingar, Irlanda.
Zayn caminaba de un lado a otro por la habitación,
impaciente, con las manos empapadas en sudor que
disimuladamente limpiaba contra su playera cada cinco
minutos. Se peinaba el cabello con los dedos en gesto de
nerviosismo y se mordía el labio con fervor (y fuerza).
—Zayn, te puedes lastimar, cuidado.
La voz de Josh parecía lejana a pesar de su advertencia y
de estar en la misma habitación. El edificio donde se
encontraban ahora era diferente, un poco más grande, la
construcción tenía un bonito acabado en tono ladrillo y las
puertas eran de una madera gruesa y barnizada, según le
había platicado Josh antes de que no pudiera poner más
atención era un préstamo del gobierno.
Les habían obsequiado un edificio que ya no estaba en
uso, que antes había sido el edificio de administración de
datos. Ahora estaba completamente espacioso y solo, así
que habían firmado papeles para tenerlo a total disposición
de la fundación de Josh. A cambio de que cuando tuviera
entrevistas dijera que había sido idea del gobierno el apoyo
que podían dar (no de él), básicamente estaban pidiendo
todo el crédito.
Josh era una persona sumamente desinteresada en
obtener reconocimiento, sólo quería estar haciendo las
cosas bien, así que le pareció un trato muy justo el darle lo
que él necesitaba a cambio de desacreditarse la idea.
Tenía grandes ventanales de cristal para que entrara la luz
del día, a Josh le parecía excelente idea ya que todo estaba
muy iluminado. Zayn y él estaban en el área más grande del
edificio (que bien podría haber sido una sala de recepción).
El chico castaño ya le había dado cien vueltas al edificio
completo preso de su nerviosismo.
—¿T-te dijeron a qué hora llegan? —preguntó Zayn
demasiado rápido y tartamudeando— ¿Te dijeron si Niall
estaba bien? ¿Por qué no me dejaron hablar con él? ¿Por
qué-
—Van a llegar en unos minutos, Harry me mandó un
mensaje cuando tomaron el taxi, Niall está bien y está igual
de nervioso que tú, necesito que respires y trates de
tranquilizarte un poco.
Zayn inhaló aire fuertemente y trató de tranquilizarse,
pero la emoción creciente de su vientre no hacía más que
intensificarse y sentía que le cortaba la respiración.
Necesitaba moverse, tenía energía suficiente para correr un
maratón de 16 horas. ¿Tranquilizarse? ¿Cómo demonios iba
a tranquilizarse después de todo lo que había pasado?
Había casi muerto para proteger a Niall, lo amaba, su
corazón anhelaba mucho más que cualquier cosa a ese
chico, lo necesitaba a su lado. Había llorado al pensar que
estaba muerto, lo había buscado, estaba dispuesto a irse
hasta el mismísimo abismo si eso significaba ver a Niall una
vez más.
Estaba dispuesto a morir por él, siempre lo había estado.
Por eso en ese momento parecía haber ingerido diez kilos
de azúcar. Estaba incapaz de controlarse a sí mismo porque
lo único que lo movía en ese momento era la idea de ver a
Niall.
El sonido de un coche deteniéndose en la entrada del
edificio hizo que su respiración se detuviera,
inmediatamente paro su andar y volteó a ver a Josh con la
esperanza (y las lágrimas) reluciendo en su mirada.
—Espera, iré a ver...
Zayn negó con la cabeza. Ya había esperado demasiado.
Se dirigió a la puerta con pasos firmes y con la respiración
entrecortada, alzó la mano temblorosa para girar la perilla
mientras pestañeaba para ahuyentar las lágrimas que ya le
salían por los ojos. El taxi (el bendito taxi) estaba afuera y
las personas que iban en él bajaban uno a uno.
La primer persona que vio fue un chico alto de cabello
largo que se dedicó a bajar las maletas de la parte de atrás,
llevaba una playera blanca y un pantalón negro a juego con
unas botas café, parecía un modelo de una revista.
Luego salió una chica castaña, su cabello iba recogido en
una coleta, tenía un pantalón deportivo y una playera
negra, su ceño fruncido hacía parecer que estaba enfadada
pero luego suavizó su expresión cuando se dirigió a una
tercera persona que aún estaba en el coche y le ayudó a
salir.
El último en salir fue un chico... Zayn se llevó la mano a la
boca para ahogar sus sollozos, identificó el cabello rubio
cuando comenzó a salir del coche y le temblaron tanto las
piernas que no tuvo más opción que ponerse de rodillas
contra el pavimento.
El joven salió por completo y volteó su mirada hacia él,
sus ojos azules lo miraban fijamente y de manera intensa,
notó su boca abierta y su expresión desorbitada de
emoción, por favor di mi nombre, por favor compruébame
que esto es real.
—¡Zayn!
Su voz, su melodiosa y hermosa voz que creía haber
olvidado, era aún más dulce y suave de lo que recordaba.
Zayn comenzó a sollozar con más fuerza mientras intentaba
ponerse de pie a toda velocidad para ir hacia Niall.
No se atrevía a apartar la vista ni un segundo y por lo
visto el chico rubio tampoco, porque inmediatamente
comenzó a correr hacia él sin desviar la mirada de su
rostro.
—¡ZAYN! —gritó Niall con más fuerza.
Ambos corrieron a encontrarse y chocaron con tanta
intensidad que se tumbaron al suelo los dos, con las manos
temblorosas recorrieron el torso, la espalda, los brazos y los
rostros de ambos en un mar de reconocimiento. Niall tocó
las mejillas de Zayn con firmeza y se puso a llorar mientras
el morocho lo abrazaba fuertemente contra sí, aspirando su
aroma, pasando su nariz por su cabello sintiendo cosquillas.
—E-eres tú... E-estás vivo.
Zayn sonrió mientras el sentimiento de calidez en el
pecho lo llenaba y se asentaba en él. Se separó lo suficiente
para ayudar a Niall a levantarse y estando de pie volvió a
abrazarlo con fervor, cubriendo su rostro de pequeños besos
mientras su novio reía y lloraba a la vez.
Niall puso sus manos al rededor de Zayn para estrecharlo
con más fuerza, parecía que si se soltaban podrían
desaparecer en cualquier momento y ninguno de los dos
estaba dispuesto a perderse una vez más.
—Te estuve esperando todo este tiempo, Ni —habló él con
tanta emoción en la voz que lo quebraba por dentro—.
Nunca dejé de buscarte, la esperanza me decía que estabas
bien, te buscaba en cada calle, en cada hospital, en cada
casa desconocida. Nunca me di por vencido y ahora estás
aquí, conmigo, y no pienso dejar de verte ni un segundo
porque no pienso perderme tu hermoso rostro.
Los ojos azules se fusionaron con los castaños por unos
segundos eternos, la mirada de Niall transmitía tanta
emoción como curiosidad, Zayn tomó una de sus manos y la
llevó hasta su rostro de nuevo, haciendo que acunara su
mejilla con delicadeza. Las yemas de los dedos del chico
hormigueaban ahí donde sus pieles se tocaban.
—Soy real.
Niall cerró los ojos y acercó su rostro lentamente, Zayn
hizo lo mismo y en algún punto sus labios se tocaron
ligeramente, presionaron sus labios con más fuerza
uniéndose en un beso lleno de anhelo, desesperación,
miedo y amor profundo, que era lo que sentían ambos en
ese momento. Niall sintió las lágrimas de su novio en sus
propias mejillas lo que lo hizo pegarse con más fuerza.
Cuando se separaron pegaron sus frentes y se tomaron de
las manos fuertemente. El barco estaba a flote de nuevo,
dispuesto a ir contra el viento y la marea.
El chico rubio se retiro un momento para ver a Zayn a los
ojos. Esos ojos preciosos que tanto amaba y había tenido
presentes en sus mejores sueños y sus más horribles
pesadillas, vio una cicatriz en su frente (producto de lo que
probablemente habían sido las heridas causadas por su
padre) y tembló. Tembló de rabia y enojo.
Acercó sus dedos a su cicatriz y la tocó con timidez, Zayn
lo dejó, dócil para después darle un beso en la mejilla. Estoy
bien, aseguró con la mirada.
—Te extrañé con fuerzas que el infierno desconoce, Ni.
—No pienso irme, así no tienes que extrañarme nunca
más.
—No lo hagas de nuevo o moriré y en mi lápida dirá
'falleció por estar lejos de Niall Horan'.
Él negó con la cabeza soltando una risita.
—Zayn... No hubo día que no pensara en ti.
—Si me pagaran un peso por cada vez que soñé contigo
sería dueño de todos los continentes del mundo, Ni, porque
habría tenido dinero suficiente para comprarlos.
Niall sonrió de oreja a oreja mostrando ese brillo
espectacular que siempre lo había caracterizado y Zayn no
pudo contener el impulso de cargarlo y dar vueltas con él en
sus brazos, causando que su carcajada sonora retumbara en
los oídos de todos.
Felicite, una desconocida para Zayn pero la mejor amiga
de Niall, veía la escena con lágrimas en los ojos e intentaba
(de manera fatal) contener los sonidos de dolor y alivio que
le salían por la boca.
Harry le ofreció tímidamente un pañuelo desechable
mientras la veía lleno de comprensión.
—Tengo tos —mintió.
El oji-verde asintió pero la trajo hacia sí mismo en un
abrazo, incluso él tenía ganas de llorar de lo emotivo de eso
pero se sentía feliz, plenamente satisfecho de que todo
hubiera salido bien y que dos personas que se amaban
tanto hubieran podido reencontrarse después de una
historia tan trágica.
Dejaron a los dos adolescentes reencontrarse y amarse,
Harry y Felicite se dirigieron a Josh que desviaba la mirada
lleno de pena al presenciar ese acto de amor tan sincero.
Pareció totalmente aliviado cuando los vio acercarse y los
saludó formalmente a ambos.
—Josh, me alegra mucho que todo esto haya salido a la
perfección —admitió Harry complacido, el chico asintió—.
Sin tu ayuda jamás podríamos haber localizado a Zayn y
podríamos haber iniciado el proceso legal en contra de los
padres de Niall. Serás un gran presidente de la fundación.
Josh se sonrojó ante el cumplido.
—Muchas gracias por ser una inspiración de todo esto,
Harry. El voluntariado ya está en proceso y tenemos varios
candidatos para comenzar. Pero antes de hablar de la
fundación quisiera hablarte de algo... Urgente.
Al decir esto volteó a ver a Felicite de manera discreta. Ya,
lo capté, no quieren que escuche. Ella desvió la mirada.
—Iré por las maletas. Ustedes hablen de su secreto.
Harry asintió con una sonrisa divertida ante el tono de
Felicite y volteó a ver a Josh de nuevo quien le indicó que lo
siguiera adentro del edificio. El chico oji-verde miró todo con
curiosidad, era inmenso y tenía unos ventanales enormes
que eran ciertamente preciosos. Josh se introdujo a una
habitación y Harry fue tras él.
Era una habitación igual de grande pero con un pequeño
escritorio improvisado y cajas y cajas de papeleo. Harry
frunció el ceño al ver que Josh sacaba un legajo de entre
tantas cosas, se inclinó para tomarlo mientras lo ojeaba.
—Zayn me brindó muchísima información de los padres
de Niall, como sabes, eran pertenecientes de una iglesia de
ideas radicales que fomentaban el odio, la violencia y la
homofobia. Se hacían terapias de conversión y muchísimas
cosas más que no hemos podido llegar a demostrar, la
iglesia y la comunidad actualmente se desmanteló. Sin
embargo, las únicas personas que fueron puestas a
disposición de la ley fueron Maura y Bobby.
—No sabía lo de las terapias de conversión —murmuró
Harry lleno de confusión mientras leía y veía las cosas que
Josh había copilado para el juicio.
—Nos enteramos hace poco. Pero Zayn me planteó una
posibilidad que me dejó pensando y hace unos días llamé a
la policía, tengo en mis contactos a alguien que es jefe de
una unidad, se ofrecieron a cuidarnos las espaldas antes,
durante y después del juicio.
—¿Crees que...?
—Creo que hay una pequeña posibilidad de que intenten
hacer algo durante el juicio para impedirlo. Eran muy
unidos, eran básicamente una secta más que una
comunidad de la iglesia. Tenemos que tener cuidado.
Harry asintió y comenzó a trazar planes y soluciones en su
cabeza, estaba en territorio totalmente desconocido y si se
tratara de Doncaster, probablemente ya habría patrullas
afuera de la fundación y gente cuidándolos por sus amigos
dentro de la policía. Pero allí no sabía básicamente nada.
—Procuremos que siempre estén dentro del edificio, y si
alguno tiene que salir, que no salgan solos. ¿De acuerdo?
Tomaremos medidas de seguridad.
—Los abogados y testigos llegarán mañana, tendremos
una pequeña sesión práctica de simulación para saber qué
se dirá el día del juicio, que es en dos días. Confío en que
todo saldrá bien, tengo fe en eso.
Era mejor tener fe que no tener nada. Harry estaba
preocupado pero por fuera mostró determinación y
seguridad, si alguien perdía la cabeza todo se vendría
abajo.
'Eres la base de todo, Harry, sin ti nos derrumbamos'.
Tenía que ser fuerte por todo. No mostrar miedo ni duda.
—Yo también confío en eso Josh.
||
Doncaster, Reino Unido.
La cárcel era un lugar triste; lleno de violencia y odio. A
Louis definitivamente no le gustaba ir, estaba en su top 7 de
lugares a los que no iría aunque le pagaran. Pero ese viaje
(el último) tenía que hacerlo por sí mismo, para dejar ir de
una vez por todas su pasado tormentoso que lo perseguía.
No tenía la necesidad de tener un padre ni una madre,
podía vivir muy bien sin su familia.
Su nueva familia únicamente estaba conformada por
Felicite. Vería por ella, trabajaría por ella y por tener una
relación mucho más sana de lo que habían tenido jamás.
Así que por eso en ese momento, dispuesto a cortar todos
y cada uno de los lazos que lo amarraban, se encontraba en
el semáforo de la avenida principal mirando su celular y
checando la hora. Movió el pie con nerviosismo, ¿Dónde
demonios estaba? Le había dicho que lo vería a las 4 de la
tarde.
El coche de Ed aparcó a toda velocidad frente a él y el
chico estiró el brazo para abrirle la puerta a su amigo.
Cuando Louis subió el pelirrojo lo miraba como si lo hubiera
interrumpido de su maratón de 8 horas seguidas de una
telenovela mexicana.
—¿Sabes? —dijo él mientras se reincorporaba a los
carriles, tenía ambas manos firmemente en el volante—
Estoy cansado de ser tu chofer personal Louis, me hablas
sólo cuando quieres que te lleve a algún lugar, estoy
considerando seriamente comenzar a cobrarte una tarifa de
Uber. La gasolina no se paga sola.
—Saliendo de esto te compro una hamburguesa.
Ed sonrió mientras se detenía en un alto.
—Al fin comenzamos a entendernos —asintió complacido.
Louis soltó una carcajada mientras se ponía el cinturón de
seguridad, pero las palmas de la mano le sudaban, preso
del pánico creciente en su interior. Se las arregló para
actuar normal.
—A la orden, ¿A dónde iremos hoy? ¿Cuál será la aventura
peligrosa que tendremos juntos? ¿Nos robaremos calcetines
de la tienda de ropa? ¿Haremos globos de agua y se los
lanzaremos a los coches en el puente? Tú dime la actividad
criminal.
—Iremos a visitar a Troy nuevamente.
Su amigo volteó a verlo como si le hubiera crecido otra
nariz.
—Louis, ¿Qué? ¿Cómo por qué quieres ir a verlo? ¿No te
bastó el trauma que te hizo pasar cuando viniste la última
vez con Felicite? Mándale una carta o algo, no es necesario
que tengas que verlo otra vez.
—La verdad sí es necesario Ed, necesito cerrar todo esto.
No puedo avanzar en nada porque siento que algo me ata a
Troy, que algo todavía sigue ahí atormentándome por las
noches. Sigo teniendo pesadillas de él y a pesar de que ya
sé toda la verdad, no puedo estar en paz. Necesito un
último intento de respuestas y después me voy. Troy se
olvidará de que tuvo una familia algún día. Yo también
olvidaré que tuve un padre.
—Lou lou, la verdad no sé qué es lo que quieras obtener
de él. ¿Crees que libremente te va a decir 'oh sí hijo, soy
gay, tú también lo eres, por eso somos familia'? ¿Y después
se pondrán a ver un episodio de RuPaul's Drag Race? Así no
funciona esto.
Ed se imaginó la escena de Troy y Louis sentados en el
sofá mientras en la pantalla RuPaul salía con un atuendo
extravagante haciendo lip sync de Britney Spears. Se rio
pero cuando volteó a ver a su amigo que lo miraba con
aspecto amenazante dejó el tema por la paz.
—No pretendo arreglar las décadas de traumas que tenga
mi padre, Ed. Sólo quiero despedirme de él y asegurarle que
jamás volveremos a vernos. Quiero ver que aún queda algo
humano en él, que tiene una última oportunidad de decirme
la verdad y no morir solo con esa carga.
—Suerte con eso. No estoy para juzgarte, sólo soy el
chofer.
El camino fue silencioso e incluso algo incómodo pero
ninguno de los dos mencionó el tema más. Louis revisó sus
mensajes en el celular, sólo tenía el de Felicite cuando le
avisó que habían aterrizado sanos y salvos en Mullingar y
otro más cuando llegaron a la fundación de Josh.
Ninguno de Harry.
Quizá no quería volver a verlo más. No lo culpaba si esa
era su decisión.
No iba a alterarse por eso, pero eso sólo lo hacía sentir
más nervios respecto a su viaje el día siguiente, ¿Qué tal si
Harry no lo recibía?
Antes de pensar otra cosa el coche aparcó en el
estacionamiento indicando que ya habían llegado a su
destino, Louis se desabrochó el cinturón de seguridad y se
dispuso a bajar.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, no, estoy bien. Espérame aquí, espero no tardar
mucho.
—Bien, te espero, si no regresas en media hora significa
que Troy hizo un acto homicida y entraré por ti, ¿Okey?
Louis quiso tomarse eso como una broma pero por alguna
razón no le pareció una opción descabellada, es algo que
podría hacer Troy en un arrebato de violencia, así que
asintió ante esa propuesta y Ed miró la hora para calcular
en qué tiempo tendría que salir corriendo del auto.
—Gracias Ed.
—Un gracias no me paga esto, quiero mi hamburguesa. Y
que sean dos, por el cargo extra de tener que ir a buscarte.
Los ojos azules de Louis se hicieron rasgados gracias a la
gran sonrisa que adornaba su rostro, asintió y cerró la
puerta del coche tras de sí.
||
Troy estaba en el área común mientras ingería la comida
desabrida que les daban cada día, una manzana era lo único
decente que había en su bandeja así que decidió dejarla
para el final, para que pudiera quitarle el mal sabor de boca.
Había grupos de reos a su al rededor, todos habían
cometido delitos en su vida y por eso estaban ahí, algunos
juraban ser inocentes atrapados por malas jugadas del
destino. Troy no creía en eso, todas aquellas personas
tenían ese peso en el rostro. El peso de haber cometido
muchas equivocaciones.
El peso que él mismo cargaba.
El guardia llegó hacia él y le dio un pequeño y brusco
empujón en la espalda.
—Tienes visitas.
Más visitas, más gentes, más caras que reconocían y le
pesaban en el alma. Se incorporó de su asiento de manera
lenta y caminó con algo de dificultad hacia la puerta que lo
llevaba a la sala de visitas. Había visto a sus compañeros de
ala en esas salas, los visitaba gente que amaban, sus
familias, sus parejas, sus amigos.
Él no tenía nada de eso. Los había alejado a todos. Qué
pena tenía por sí mismo.
Cuando la puerta se abrió para introducirlo en la sala
divisó la silueta de Louis de espaldas a él, lo reconocería en
cualquier lugar. Su cabello castaño que ya se había dejado
ligeramente largo y esas ropas negras con las que iba a
todos lados. Troy suspiró lleno de pesar intentando no
sucumbir al dolor que sentía dentro de sí mismo que le
repetía una y otra vez que ya acabara con todo eso.
Cuando Louis vio llegar a su padre con esposas
inmediatamente se levantó de su asiento para recibirlo pero
no emitió palabra alguna, simplemente lo miró y desvió sus
ojos cuando los guardias lo empujaron violentamente a la
silla.
—¿Qué quieres?
La voz de su padre era apenas un hilo, como si todo ese
odio y energía que había tenido la última vez se hubiera
esfumado, como si las ganas de vivir hubieran dejado su
cuerpo de un momento a otro.
Era sólo un cascarón lleno de malos recuerdos.
Louis tuvo que carraspear un poco.
—Vine a decirte adiós, papá.
Los ojos celestes de Troy se alzaron un poco hacia su
rostro como si la palabra adiós realmente le hubieran
afectado en algo, pero no mostró emoción alguna en sus
facciones.
—Hay... muchas cosas que jamás pude preguntarte pero
ahora he crecido, todos lo hicimos... ¿Por qué no buscaste tu
felicidad antes de crear una familia que no ibas a amar,
Troy? ¿Por qué decidiste arrastrarnos a la miseria contigo?
Su padre se quedó callado.
—Lo sé todo —murmuró Louis—. Sobre Des.
Eso lo hizo reaccionar, el simple nombre de Des despertó
todos y cada uno de sus sentidos junto con el odio que
llevaba pudriéndose en sí mismo durante años. No, no
puede saberlo, lo borré todo, lo rompí todo...
—No es cierto.
—Sé quién fue para ti. Qué tan importante fue en tu
vida... ¿Esa es la razón por la cual no querías que yo fuera
igual que tú? ¿Qué fue lo que te hizo tan terrible que
tuvieras miedo de que me enamorara de un chico también?
Troy comenzó a temblar (de dolor o de rabia), se sentía a
desbordar de emociones pero lo único que Louis podía ver
era su ceño fruncido por la cólera.
—¿Quién te lo dijo?
—Descubrí tu caja en el clóset, la de zapatos. Tenían una
foto juntos.
Y Anne.
Esa estúpida caja que había decidido conservar por
alguna razón, maldita sea aquel día en el que había
guardado esa foto y la había atesorado más que a nada en
ese mundo. Esa simple fotografía incluía a las dos personas
que más había amado en toda su vida y que le habían roto
completamente el corazón.
—No tenías ni tienes ningún derecho de buscar mi
pasado —comenzó él, alzando la voz poco a poco—. No sé
quién mierda te crees que eres para buscar cosas que no te
incumben.
—Soy tu hijo.
Louis sintió el enojo también hirviendo por sus venas. Ya
había sido bastante comprensivo y suave.
—Todos los años de maltrato y violencia a los que me
sometiste, todas las cosas que me hiciste odiar de mí
mismo, todo el odio que sentía por mí... Eras sólo tú y tu
estúpida proyección hacia mí.
—Detente.
—Felicite y yo aguantamos todo por ti, aguantamos las
palizas, los insultos, tu intento de controlarnos la vida.
Bajamos la mirada cuando pasabas, nos quedamos callados
por ti, nunca tuvimos un padre, sólo un maldito abusador.
—Louis, cállate ahora.
—Y resulta que sólo era porque el pequeño niño que
tenías en ti estaba tan asustado y no querías admitir que te
gusta el pen-
La bofetada que Louis sintió fue tan fuerte que lo tumbó
hacia atrás de su asiento, vio estrellas por un segundo y
sintió el piso antes de que pudiera verlo. Todos voltearon a
verlo gracias al sonido del impacto y los guardias se
acercaron unos metros hacia Troy.
—Te ordené que cerraras la boca.
Louis tenía los ojos desorbitados pero supo reponerse de
aquel ataque lleno de violencia, se levantó de manera lenta
mientras se llevaba una mano a su mejilla, estaba
totalmente caliente y adolorida. Afortunadamente no había
sangrado por ninguna parte. No volvió a sentarse, sólo se
quedó parado frente a su Troy.
—No te odio, me das lástima... —dijo Louis en voz baja,
mientras el dolor en su mejilla se convertía en latidos—
Quisimos ayudarte, todos y preferiste el camino del odio, la
violencia, la tortura. Decidiste no confiar en nadie y gracias
a eso trajiste a dos hijos que jamás amaste, que sólo
intentaste convertir en una versión horrible de ti. Destruiste
a una familia entera por tu profundo rencor.
Louis quitó su mano de su mejilla y señaló a Troy con un
dedo.
—Quise apoyarte, quise comprender tu postura, quise
ayudarte e incluso ahora, estando aquí, me di cuenta de
que fue un error pensar que había algo de humano en ti,
eres un monstruo, te convertiste en uno desde hace
muchísimo tiempo y no me di cuenta hasta hoy.
Su padre ni siquiera se inmutó.
—Tomaré un avión a Mullingar mañana, iré por el amor de
mi vida. Se llama Harry Styles y no voy a acobardarme ni a
decidir odiarme a mí mismo por el hecho de que es un
hombre. Estoy enamorado de él y nada de lo que digas me
hará sentir lo contrario.
El rojo subió a las mejillas de Troy y manchó su cuello
también, estaba totalmente sonrojado de coraje pero estaba
bien consciente de que no podía hacer nada porque los
guardias que lo custodiaban ya estaban muy cerca de él. Si
intentaba algo lo más seguro es que le aplicarían la
máquina de toques en un costado. Lo había visto varias
veces.
—No soy igual a ti, preferiría morirme antes de tener una
pizca de ti en mí. Por eso a partir de hoy no existen Felicite
Tomlinson y Louis Tomlinson para ti. Dalos por muertos.
—Te dejará —Troy sonrió y Louis sintió un escalofrío en la
columna—. Te abandonará cuando más lo ames, te irá mal,
sufrirás, llorarás y volverás de rodillas a pedirme perdón
cuando te des cuenta de que yo siempre tuve razón. Yo te
maldigo, Louis. Maldito tu vida con ese bastardo y espero
que te vaya muy mal. Que alguno de los dos muera.
Louis abrió la boca y no emitió sonido alguno. ¿Qué
demonios había estado pensando en ese momento? ¿Que
Troy mágicamente cambiaría, que se convertiría en una
buena persona? ¿Que confesaría sus más grandes miedos?
¿Que todo dolor en su vida se eliminaría de la noche a la
mañana?
—Seré feliz a pesar de ti —fue lo último que dijo Louis
antes de darse la vuelta para dirigirse a la salida.
Por el reflejo del cristal de la puerta vio a Troy siendo
levantado por los brazos, los guardias lo sostenían
firmemente. Su padre no le quitaba la mirada de encima
hasta que se dirigió a la puerta contraria también. El
temblor en sí mismo estaba apareciendo de nuevo. La
adrenalina que sintió en ese momento le había servido para
no sentir el dolor de su mejilla pero ahora volvía, más fuerte
e intenso.
Eso le daba una respuesta. No importaba el tiempo que
pasara ni las veces que Louis intentara a hablar con Troy,
era un caso totalmente perdido. No había esperanza para él
y debía aceptarlo y seguir adelante, justo como Felicite.
Hay historias que mueren con nosotros.
Troy había tenido el anillo de Des en el dedo todo el
tiempo. Louis fingió no verlo en lo absoluto.
||
—¿De verdad Troy se comportó así?
—Anne, por favor, no vayas a verlo. Sólo va a tratarte mal.
Louis se encontraba en el hospital, Anne estaba sentada
en una cómoda silla frente a él en su habitación, el olor de
los antisépticos aún mareaba a Louis cuando entraba, pero
después de un rato se acostumbraba.
Al rededor de las 8 de la noche Ed había dejado a Louis
allí después de haber comprado sus dos hamburguesas y
sus respectivas papas a la francesa, su amigo se había ido
feliz así que el dinero gastado había valido la pena.
Louis le había contado todo el encuentro de Troy y él en la
cárcel desde el momento en el que había entrado a la
habitación y no habían dejado de hablar desde entonces.
—Troy ya no es ese mejor amigo que tenías, no es ese
adolescente y ese joven que amaste. Ahora es un monstruo
lleno de odio, maldad y violencia. No quiero que te haga
nada, así que prométeme que no volverás allí. No es un
lugar para ti Anne.
Ella lo miró con una profunda tristeza, con ese peso que
tenía en el alma aún. De todas formas asintió lentamente y
con resignación.
—Supongo que una parte de mí se rehusaba a admitir que
Troy es una persona... distinta ahora. Esperaba poder
mirarlo a los ojos y pedirle perdón por lo que le hice...
—También fuiste una víctima, Anne. También te hicieron
daño y Troy jamás te buscó para pedirte disculpas por lo
que te había hecho. Te engañó con Des. Ambos lo hicieron.
Sólo fuiste una víctima más de ese par de imbéciles.
—¿Seguro que te sientes cómodo hablándole a tu padre
de esa manera?
—Ya no es mi padre, he decidido que Fizzy y yo somos
huérfanos.
—Bueno, en ese caso, sabes que tú también eres mi
familia Lou, tú y tu hermana, mi casa es su casa siempre.
Louis sonrió ante su dulzura y sucumbió a la idea de Anne
recibiéndolos con un fuerte abrazo a ambos.
—Gracias Anne... Por favor olvida a Troy. Sé que es muy
fácil decirlo que hacerlo pero si vuelves a esas celdas lo
único que vas a encontrar será más dolor del que puedes
soportar.
—Supongo que una parte de mí realmente... esperaba
pagar por lo que hice, ¿Sabes? Que Troy me ofendiera, me
abofeteara... algo para sentir que ya se había desquitado el
daño que yo le hice a él.
Los ojos de azules del chico la miraron con una expresión
incrédula, con los ojos entrecerrados.
—Eso es lo más masoquista que he escuchado.
Anne sonrió un poco.
—Anne, no podemos cambiar el pasado, ya está hecho.
Eso es lo malo del tiempo, no podemos arreglar las cosas
horribles que hicimos, el presente está para compensarlas y
darnos cuenta de que hicimos las cosas mal y tenemos la
oportunidad de comenzar a hacerlas bien. Mira lo que
cambiaste, mira lo que lograste. Amas y aceptas a tu hijo, le
diste una vida llena de amor y apoyo, creaste a un hombre
maravilloso que se dedica a ayudar a más personas porque
lo inspiraste a eso, tienes personas que te quieren y
estiman a tu al rededor por la maravillosa mujer que eres
¿No es esa suficiente redención? ¿No puedes ver en la gran
persona en la que te has convertido?
—Pero...
—Basta —hizo una señal con la mano y ella sonrió de
nuevo, apenada—. No voy juzgarte y nadie va a hacerlo,
eras joven, estabas enamorada y cegada en una relación
tormentosa. Nadie te odia así que deja de odiarte a ti
misma, por favor.
Antes de que Anne contestara Louis miró la hora en el
reloj de manecillas que estaba colgado en la pared, era
redondo y de un color bonito... Y marcaban las 9 pm. Se
levantó de su asiento de un salto.
—Ay no, ya es muy tarde. Perdóname tengo que irme,
dejé las cosas a medias en casa y mañana sale el vuelo, así
que tengo que seguir preparándome, ¿Qué se supone que
llevas a un viaje? Ni idea, sólo metí lo que se me ocurrió en
la maleta pero creo que es una mala idea así que revisaré...
La mujer vio completamente enternecida cómo Louis se
volvía loco en un segundo enumerando cosas pendientes de
su lista y lo tomó de la muñeca con suavidad cuando se
acercó a ella.
—Lleva ropa interior y cambios de calcetines, lleva tres o
cuatro pantalones y todas las playeras que puedas para
combinar. Lleva tres cambios de zapatos, no olvides tus
artículos de higiene personal y el boleto de avión. Procura
siempre el boleto de avión, no lo pierdas de vista porque es
tu pase para ver a Harry.
Louis asintió y se perdió un momento en sí mismo como si
estuviera haciendo anotaciones en su cabeza. Unos
segundos después su mirada se suavizó y volteó a ver a
Anne.
—No tengo palabras para agradecerte lo que haces por
mí, esto... Es algo que siempre voy a recordar.
—Saluda a Harry de mi parte, ¿Sí? Cuídense mucho.
El oji-azul se inclinó para abrazar con delicadeza a Anne
como si pudiera romperse en cualquier momento, el
aspecto frágil que le daba la bata del hospital le daba
pánico pero sabía que era una mujer fuerte, que cumplía
sus promesas.
La promesa de esperarlos hasta que regresaran de
Mullingar.
—Gracias por darme la oportunidad de ir por Harry, Anne.
Gracias por dejarme quererlo.
—No le confiaría la vida de Harry a nadie más que no seas
tú, Louis.
Él asintió tomando esas palabras llenas de confianza y se
despidió con la mano lleno de entusiasmo cuando salió por
la puerta. Anne contuvo las lágrimas al darse cuenta del
gran ser humano en el que se había convertido Louis.
Había entrado a su vida como un ciclón creando desastres
por doquier, lastimando a otros, destruyendo todo a su
paso. Era una persona tan fuerte y amable, tan admirable. A
pesar de todo el dolor él mismo había decidido cambiar.
No dejaría que una decisión (una mala decisión) que había
tomado ella misma arruinara la vida de Louis junto a Harry.
Sabía a qué hijo había criado, uno lleno de amor y
comprensión por los demás, un hombre empático lleno de
buenas intenciones, abierto al diálogo...
Abierto a las explicaciones.
Tomó su sencillo celular de la mesita de noche que se
encontraba al lado de su cama, marcó el número de su hijo
y esperó dos tonos para que contestara.
—Hola Harry, soy yo cariño.
—¡Hola mamá! —saludó su hijo lleno de felicidad al otro
lado de la línea—, ¿Cómo estás? ¿Está todo bien?
Anne miraba por la ventana que daba al espacio exterior,
la luna brillaba en todo su esplendor y se le hizo un nudo en
la garganta que tragó con un poco de dificultad, su voz
sonaba un poco ronca cuando empezó a hablar de nuevo.
—Escucha, tengo que decirte algo importante...
||Capítulo 62. (Final)
¡Hola!
Un placer conocerles a todos, soy Mafer Muñoz, la
escritora de esta larguísima novela.
Primero que nada quiero agradecerles por su apoyo todos
estos años, meses, semanas o días en los cuales han estado
aquí apoyando y leyendo DDA, para mí siempre es un placer
leer sus comentarios, sus mensajes, sus reacciones y todo lo
que me dicen que les causa esta fanfiction. Estoy muy feliz,
siempre, de recibir su apoyo y su amor, es algo que jamás
terminaré de agradecerles de manera correcta, sólo me
queda mandarles todo el amor que tengo.
Jamás me imaginé cuando comencé a escribir que la
novela tuviera tanto alcance y que llegaría a ser tan
reconocida por el fandom, por personas externas y que
fuera a tener tanta aceptación, sigue siendo una sorpresa
para mí recibir día a día notificaciones y mensajes de gente
que comienza a leer/termina de leer y que le gusta, que les
causa emociones. Creo que como aspirante a escritora
profesional es algo que me llena muchísimo, saber que lo
que escribo les llega al corazón. Deseo que sea así siempre.
Vengo a darles la gran, gran, GRAN NOTICIA de que a esta
novela se le ha dado la oportunidad de ser publicada en
físico bajo el sello de la Editorial Naranja, así que
próximamente se contará con el libro en papel (muy
pronto).
Los detalles a considerar para la publicación son estos:
•Se cambiarán los nombres de los protagonistas, pero
tendrán las mismas características físicas de HyL y los
demás personajes.
•Se agregarán escenas extras que se requieren para
aclarar ciertas cosas de la trama que quedaron al aire (junto
con una escena muy especial)
•Se dividirá en dos, parte 1 y parte 2 por el ancho del libro
(son casi 850 páginas, sí, todo eso se leyeron aquí).
•La fecha de lanzamiento está próxima a saberse junto a
los países donde estará disponible.
(Lo de la división del libro sigue en veremos, pero es lo
más probable)
Por si gustan estar al pendiente de la publicación en físico
y del proceso de edición, pueden seguir a dicha editorial y a
mí en Instagram que es donde más se hace contenido para
estar al tanto.
Mi Instagram es maf.munoz
El de Editorial Naranja es editorialnaranja
De ahí derivan muchísimas más redes sociales, pero igual
estoy por aquí para aclarar en comentarios todas las dudas
que tengan (y las que me sean posibles contestar).
Muchísimas, muchísimas, muchísimas gracias por todo lo
que me han brindado a lo largo de los años. Este logro es
debido principalmente a ustedes y por eso está dedicado a
ustedes. A la hermosa comunidad que han creado aquí y
que yo estoy muy feliz de tener.
Sigan brillando, sigan viviendo, sigan respirando. Vivan
sus vidas de manera digna y feliz.
¡De nuevo, gracias!
Con mucho amor,
Maf.
||DETRÁS DEL ARCOÍRIS DISPONIBLE
EN AMAZON
¡Holi holii!
Es un honor volver a saber de ustedes por este medio, les
he extrañado muchísimo. Extraño que esta historia esté en
emisión pero hace rato ya que llegó a su fin.
Vengo a darles la excelente noticia de que esta novela YA
es libro en físico y lo pueden encontrar en AMAZON.
El link está en mi biografía para ir directamente, pero
pueden poner 'Detrás del arcoíris, Editorial Naranja' y ese
es.
Está bajo el sello de Editorial Naranja y varía el precio
según cada país, si quieren encontrarlo en físico en las
librerías de su ciudad/país voy a estar dando comunicados
en mi perfil de Instagram (maf.munoz) y también por aquí
para la disponibilidad en tiendas.
Existen cosas nuevas en el libro y contenido extra para su
disfrute, espero que les guste muchísimo. También existen
un par de ilustraciones en el libro que deseo les fascine.
Aunque es un libro grueso eh, no por nada son 64 capítulos
JAJAJAJAJA tiene más de 600 páginas. Felicidades porque se
leyeron una biblia.
Cualquier cosa estoy aquí para resolver su dudas.
Muchísimas gracias por su apoyo y su amor, son dos cosas
que les agradezco de todo corazón. Deseo que si compran
la versión física puedan disfrutarla tanto como aquí.
LA NOVELA NO SE RETIRARÁ DE WATTPAD. SE
QUEDA AQUÍ DONDE TODO COMENZÓ.
Cuídense muchísimo y tengan una vida plena.
¡Mucho amor siempre!
Maf.