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Derechos de autor Jordyn González

Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones, 2021.

Editorial PanHouse
www.editorialpanhouse.com

No se autoriza la reproducción de este libro ni partes


del mismo en forma alguna, ni tampoco sea archivado en un sistema
o transmitido de alguna manera ni por ningún medio electrónico, mecánico,
fotocopia, grabación u otro sin permiso previo escrito del autor de este.

Edición general:
Jonathan Somoza
Gerencia editorial:
Paola Morales
Coordinación editorial:
Barbara Carballo
Edición de estilo:
Jaree Garrido
Corrección editorial:
Francis Machado
Corrección ortotipográfica:
Yessica La Cruz
Diseño, portada y diagramación:
Aarón Lares

ISBN: 978-980-437-010-6
Depósito legal: DC2021000176
Contenido
DEDICATORIA  9
AGRADECIMIENTOS  11
SOBRE EL AUTOR  13
PRÓLOGO HÉROES DE BARRO 15
INTRODUCCIÓN  17

CAPÍTULO I. LA FAMILIA  19
Hans Ziefle  22
Iván Pirela  28

CAPÍTULO II. LA IGLESIA  39


Leonardo Grisales  43
Nelson Mattos  49
Wesley Poorai  54
Joel Carambot  68

CAPÍTULO III. EL ENTRETENIMIENTO  77


Carlos Catarí  80
Oscar Naranjo  90
José Arias  94

CAPÍTULO IV. FORMAS DE COMUNICACIÓN  101


Carlos Navas  105
José Rivero  109
Rebeca Araujo  112

CAPÍTULO V. EL GOBIERNO  117


Cristal Agudelo  120
Leonardo Flores  125
CAPÍTULO VI. LA EDUCACIÓN  131
Nancy Sánchez  134
Jeins Durán  145

CAPÍTULO VII. LA ECONOMÍA  153


Jorge Córdoba  156
Jonathan Somoza González  161
JORDYN GONZÁLEZ

A L A S N U EVAS
AN
QUE INSPIR RACIONES
GENE
DEDICATORIA
A Dios, a quien amo profundamente por lo que es en nuestras
vidas y por todo lo que nos está permitiendo hacer como minis-
terio en Latinoamérica.
A toda mi familia en Colombia y a nuestro amado ministerio
de movilización misionera MisionGo.
A los pastores y misioneros de diferentes países de América
Latina, que con sus historias nos motivan a impulsarnos al mi-
nisterio de la movilización misionera.
A todos los que fueron parte de este sueño…
AGRADECIMIENTOS
Cada libro es fruto del trabajo de más de una persona, y en este
en particular son muchísimos quienes hicieron su aporte, cons-
cientemente o no, para que estas páginas pudieran ser escritas.
La GRACIA de mi Dios es siempre la gran iniciadora de
todo lo que hago, sin su GRACIA no puedo hacer nada y por
eso comienzo agradeciéndole a mi buen Dios por permitirme
trabajar en este proyecto.
Gracias a mi esposa, Jenny López, y a mi hijo Caleb, por estar
conmigo apoyándome en los momentos más difíciles, y por ins-
pirar mi vida para escribir este libro.
A toda mi familia, los González y los Perdomo, quiero agra-
decerles por todos sus consejos.
Y a Cristian Castrillón que, en medio de la pandemia causada
por el COVID-19, decidió creer en mí y me ayudó a financiar
este proyecto para que emprendiera a través de un libro.
Igualmente, gracias a todos los chicos de la editorial PanHouse.
Son los más tesos…

11
SOBRE EL AUTOR
Yo soy Jordyn González, pastor misionero, director y fundador
general del ministerio de movilización misionera MisionGo, al
igual que del ministerio del movimiento juventud intoxicada.
Cuento con una amplia experiencia calificada en conferencias
de problemáticas de sexualidad y relaciones interpersonales. Soy
egresado de YWAM, Leticia-Amazonas.
Tengo más de ocho años de trayectoria ministerial juvenil, al
igual que en el campo misionero. Soy un apasionado por llevar la
Palabra de Dios a esta generación, y soy el feliz esposo de Jenny
López y padre de Caleb González, hijos los tres de Colombia,
donde residimos actualmente en Armenia, Quindío.

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PRÓLOGO
Héroes de barro
“Un título especial y muy reflexivo que reúne historias de vidas
impresionantes, tanto como lo es la vida de mi amigo Jordyn y
su hermosa familia.
En este caminar del servicio y la enseñanza a jóvenes, agra-
dezco a Dios por haberme cruzado con este valioso hombre
apasionado, que entrego su vida y su familia a Él sin ninguna
reserva.
Todas las veces que hemos podido compartir plataformas, re-
tiros, talleres y congresos, ha sido de gran aprendizaje para mí,
por su experiencia, conocimiento y sobre todo su deseo de llegar
a lo más profundo de cada área de la sociedad con el mensaje de
salvación y vida eterna. Este hombre ha vivido su experiencia
teniendo claro que la renuncia y el sacrificio son la bandera de
cada persona que decide creerle a Dios, que recibe su llamado y
que asume su misión.
Creo que estos últimos años, la forma de cumplir la gran
comisión ha ido dando un giro, saliéndose del parámetro de la
iglesia y llegando a todas las esferas de cualquier sociedad en el
mundo. Con esta premisa, Jordyn ha desarrollado este libro, en
el que encontraremos con buen detalle la vida de hombres y fa-
milias que han sido influyentes en sectores tan básicos para una
sociedad como lo es la educación y la economía, hasta aquellos
que quizá por mucho tiempo pensamos que no eran alcanzables,
como el gobierno y los medios de comunicación.

15
Agradezco a Dios por tu vida amigo, y es mi oración que estas
letras transformen maneras de pensar y abran entendimientos,
para que cada vez sea más efectiva la predicación de su Palabra
y alcance todas las áreas sociales, haciendo que esta causa eterna
por la que vives sea cumplida”.

Carlos Cordero
Pastor de la iglesia Oasis de paz
Maracaibo-Venezuela

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INTRODUCCIÓN
Sé que durante años hemos escuchado a personas que no son
misioneros hablando de misiones, por lo cual, probablemente, te
imaginarás que ser misionero es viajar a todos lados, pasarla bien
y conocer otras naciones teniendo apoyadores fijos y mensuales,
pero la realidad es muy diferente. Es por ello que, a través de este
libro, quiero contarte todo lo contrario, quiero ser la voz de aque-
llos que no pueden sentarse a escribir un libro como este debido
a sus limitaciones sociales, económicas o geográficas. Deseo que
mi voz retumbe por ellos y puedas entender que la vida misio-
nera va más allá de esas cosas. Ser misionero significa renuncia,
sacrificio y aun hasta la muerte. Mi nombre es Jordyn González,
soy pastor- misionero, pero más allá de definirme por esos títu-
los, me gustaría que me conocieras como un hombre común y
corriente que decidió dedicar su vida a una causa eterna. Estoy
casado con Jenny López, una hermosa mujer con la cual Dios
me permitió tener un fabuloso hijo llamado Caleb González.
Como familia, servimos a Dios a tiempo completo en el minis-
terio y somos los fundadores de un ministerio de movilización y
evangelización misionera llamado MisionGo. Allí desarrollamos
un trabajo en medio de las comunidades indígenas del Amazo-
nas colombiano, peruano y brasileño.
Actualmente hemos expandido el ministerio a nuevas fron-
teras suramericanas, y creemos firmemente que Dios nos hará
levantar una ola de jóvenes apasionados por Jesús y con un fuerte
llamado a compartir de su amor en las calles de cada ciudad y
cada nación.
Por esta razón nace este libro, el cual busca despertar en ti esa
pasión por compartir a Cristo con otros en cada esfera de la so-
ciedad. Es para mí todo un privilegio saber que estás leyendo es-
tas páginas, porque estoy más que seguro de que al final tomarás
la decisión de servir al Creador y hacer su voluntad en tu vida.

17
Creo profundamente que este libro será la plataforma que Dios
usará para desafiarte a influenciar tu generación con tu vida.
Al leer estas líneas, conocerás historias de personas reales que,
en algún momento de sus vidas, decidieron obedecer a Dios en
fe e inspirar a otros. Siempre he creído que las misiones van más
allá de hablar de Cristo a personas que nunca han escuchado de
Él; realmente, necesitamos entender que las misiones implican
poder llegar hasta las más profundas esferas de la sociedad e
influenciarlas con la vida de Cristo. Sé que puede sonar como
un sueño imposible, pero créeme que hay muchas personas en el
mundo que luchan día tras día para que esto suceda.
Un día escuché una frase que retumbó en mi cabeza por mu-
cho tiempo: “Si tu sueño no incluye ningún riesgo o peligro,
no es digno de ser soñado”. Esa afirmación me llevó a hacerme
siempre la pregunta: ¿estaré soñando los sueños de Dios o los
míos?, ¿este sueño incluye un riesgo o me dejará en mi zona
de confort? Pero al iniciar este camino comprendí que los mi-
sioneros constantemente estaremos en riesgo cuando decidimos
conquistar alguna esfera de la sociedad, lo cual me confirma que
Dios está en el asunto y que vale la pena vivir por ello.
Te invito a que juntos emprendamos este viaje por la vida de
hombres y mujeres, tan comunes como tú y como yo, que se han
atrevido a asumir el sueño de Dios y dedicar sus vidas a ser real-
mente influencia en diferentes esferas de las sociedades alrede-
dor del mundo. Héroes de barro que inspiran a esta generación.

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CAPÍTULO I
LA FAMILIA
L a primera esfera que vamos a abordar es, para mí, la base
de la humanidad. Es de conocimiento general que la fa-
milia es el núcleo eje de la sociedad, por lo cual, iniciar
con esta esfera nos dejará un fundamento sólido de la
influencia de estos hombres misioneros en la vida de las ciudades
donde han estado.
La familia tradicional fue establecida por Dios desde los
principios de la creación, pero este modelo se ha visto distor-
sionado por la falta de conocimiento y temor a Dios. Es por eso
que han aumentado los divorcios, la infidelidad, la inmoralidad,
la falta de amor y cuanto adoctrinamiento erróneo encontramos
hoy día. Las personas han olvidado que la estabilidad de una
sociedad está a su vez en la estabilidad de cada familia que la
integre, por lo cual, es nuestro trabajo como hombres y mujeres
de Dios mostrar el diseño original de la familia.
Es desde esta necesidad que nace una misión de volver (y ha-
cer volver a otros) al diseño original que Dios creó de la familia.
En este capítulo, les mostraré la vida de dos hombres misioneros
que junto a sus familias han tomado este reto para ellos.
El primero de ellos es Hans Field, un misionero de origen
alemán radicado en Chile, director de Provisión Chile. Hace
aproximadamente cuatro años tuvimos la oportunidad de cono-
cerlo en un viaje misionero que hice junto con mi familia a ese
país. Allí, él nos invitó a participar en un programa televisivo
llamado Ventana global, del cual él era fundador. En este pro-
grama hablamos de las misiones en Latinoamérica y su enfo-
que. Mientras íbamos compartiendo, él quedaba asombrado de
la forma en que nuestra familia estaba llevando el ministerio en
una absoluta dependencia de Dios y sin ningún patrocinador, le
impactó tanto, que desde allí nuestra amistad creció bastante. Y
así como él quedó impactado con nosotros, nosotros quedamos
influenciados por su labor en dicho país.
Y el segundo personaje del que les contaré en este capítulo
es mi gran amigo Iván Pirela, un hombre de Dios que admiro

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JORDYN GONZÁLEZ

bastante por su forma de predicar, de abordar y tratar problemas


familiares. Es un venezolano radicado en Colombia, lugar donde
Dios lo puso como misionero. Por años he seguido sus enseñan-
zas y su forma de ayudar a familias enteras a conectarse con Dios
y restaurar sus matrimonios y familias.
Estos dos hombres son pilares que Dios ha colocado en di-
ferentes naciones para influenciar a esta sociedad y restaurar el
diseño original de la familia. Pero para comprender un poco más
de su impacto en dichas naciones les contaré la historia de ambos.

Hans Ziefle
Comencemos con los misioneros Hans y Carmen Ziefle:
Radicados en Chile desde 1994, Hans junto a su esposa Car-
men y sus tres hijos (ya adultos) trabajan en movilización y ca-
pacitación misionera bajo la Sociedad Internacional Misionera
(SIM) en Chile, sirviendo al mundo latinoamericano por medio
de ProVisión.
Hans es director y fundador del ministerio SalGlobal1, crea-
dor del programa misionero televisivo y radial Ventana global2.
También es cofundador de la ONG Filadelfia en Vallenar3 y di-
rector de la movilización misionera ProVisión.
Los Ziefles han sido cofundadores y miembros activos de la
Iglesia Comunidad Luz al Mundo (Iclam) por trece años, una
iglesia misionera en Santiago de Chile donde aplican y viven lo
que enseñan. Hans también es profesor de Misionología en el
Instituto Bíblico Nacional (IBN), Seminario Verbo a las Nacio-
nes, Centro de Estudios Pastorales (CEP) de la Iglesia angli-
cana, Centro de Adiestramiento Misionero y Ministerial (Ca-
mym), Juventud Con Una Misión ( JuCUM), OM, entre otros

1 salglobal.org.
2 Puedes consultar distintas ediciones de los programas en salglobal.org.
3 http://ong-filadelfia.blogspot.com/

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

programas de preparación misionera. Es orador y conferencista


solicitado para eventos y conferencias de misiones, junto a su
esposa Carmen.
Ambos, junto a sus tres hijos, desarrollaron un ministerio
hermoso desde el día en que llegaron a Chile en el año 1994.
Dejaron todo atrás para llegar al lugar de sus sueños, Chile, y
formar una escuela de discipulado junto con otro misionero.
Después de una preparación de más de diez años, llegaron al
destino del llamado de Dios. La familia no hablaba nada de es-
pañol, pero sus expectativas eran más grandes que ese obstáculo,
así que no les importó ese detalle para iniciar lo que el Señor
iba a hacer en sus vidas. Aprendieron español en el primer año
y pensando que iban a trabajar los próximos diez años en la ciu-
dad de Melipilla, compraron, con dinero prestado, una casa vieja
y empezaron a remodelarla con un amigo chileno. Al final del
año 95, aunque la casa no estaba lista para ocuparla, decidieron
mudarse a ella.
Vivieron un tiempo en dos piezas detrás de la casa, era ve-
rano, así que nada parecía problema. Sin embargo, el comienzo
para los niños fue muy difícil en Melipilla. La niña del medio
fue una de las más afectadas en ese tiempo, le costó mucho acos-
tumbrarse al colegio, lloraba todas las mañanas, la verdad, fue un
tiempo bastante difícil para su mamá, quien debía lidiar con esto
todos los días. Pero ellos sabían que ese era “el precio que todo
misionero debe pagar”, por lo cual, siguieron adelante.
En febrero de 1996, recibieron un gran golpe que no espe-
raban. En conferencia misionera en el Sur de Chile recibieron
una noticia que los desconcertó. La misión cerró el trabajo en
Melipilla porque había muchos conflictos entre el antiguo mi-
sionero y la misión y, además, el misionero que los había llamado
a ayudar se había mudado dos meses a Argentina. Por lo cual, la
familia Ziefle se quedaría sola, sin nadie que los orientara, que
los aconsejara o que los ayudara a seguir adelante.

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JORDYN GONZÁLEZ

La verdad, no tenían idea de qué hacer, porque ya no sabían


dónde trabajarían ni en qué. Solo les quedaban dos opciones,
pero ninguna les parecía buena. La primera opción era mudarse
al norte de Chile para reemplazar, por un tiempo, a otro mi-
sionero; y la segunda era volver a Alemania como “misioneros
fracasados” en la primera etapa.
Hans cayó en una depresión y su esposa no sabía cómo ayu-
darlo, ya que los niños aún no estaban contentos del todo con
el lugar y el esposo permanecía encallado. Pedían día y noche a
Dios que les diera una respuesta, que los ayudara a avanzar en el
llamado y no a retroceder, sin embargo, esa respuesta no llegaba.
El mismo año se mudaron a Vallenar, al norte de Chile. Ese
lugar nos pareció terrible, el desierto de Atacama, sin naturaleza
alguna, no tenían amigos, sin contar que representó otro cambio
de colegio para los niños, lo cual los afectó muchísimo.
Pero fue allí donde el Señor sanó las heridas de sus corazo-
nes como misioneros. Trabajaron allí como pastores por un buen
tiempo, aunque ese no era su llamado, y después se regresaron
a Alemania a visitar iglesias y compartir de lo vivido y sufrido.
¿Qué vamos a hacer en el futuro? ¿Vamos a volver a Chile?
Eran las preguntas que se hacían a diario mientras estuvieron en
Alemania. Porque, lamentablemente, la organización a la cual
pertenecieron en ese tiempo, no fue muy amable con ellos, así
que no se hicieron grandes expectativas.
Pero, el año siguiente, encontraron otro lugar de trabajo gra-
cias a la guía de Dios y la gente chilena que los invitó nuevamen-
te a su país. Los hermanos de una agencia misionera en forma-
ción los invitaron a trabajar con ellos en su labor.
Ya en el año 1997, Hans asistió a la conferencia misionera
llamada Cooperación Misionera Iberoamericana II (Comibam)
en México. Allá el Señor le hizo un llamado específico para de-
dicar su vida a la movilización y capacitación de misiones mun-
diales en el contexto latino.

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Luego, la agencia Adelphos los invitó a ser parte de ellos, y


atender a ese llamado representó otro nuevo comienzo. Los ni-
ños vivirían de nuevo otro cambio de colegio, de iglesia y de país.
Cabe destacar que la hija mayor fue la que más sufrió. Para ella
era muy difícil hacer amigas nuevas cada vez que le tocaba iniciar
de nuevo. De hecho, comenzó a convertirse en una niña poco so-
ciable por los muchos cambios vividos. Se convirtió en una niña
muy solitaria, aunque por su naturaleza no lo era. Como familia
y como misioneros fue un precio extra que debieron pagar. Sin
embargo, Dios nunca los soltó y, sin explicación alguna, la fami-
lia siguió adelante cumpliendo la obra del Señor.
El trabajo con Adelphos creció y avanzó bastante, por lo que
el misionero encargado pensó que necesitaban una oficina pro-
pia. El director hizo contacto con sus amigos y con otra agencia
que daba dinero para proyectos en obras nacionales crecientes, y
así pudo conseguir el dinero necesario para comprar las instala-
ciones de la organización.
Hans estuvo por años trabajando muy duro con esta organi-
zación, lo hacía con tanta pasión que, sin darse cuenta, descuidó
a su familia. Los niños ya no tenían mucho contacto con él, pero
felizmente su esposa siempre estaba con ellos y evitó mayores
consecuencias.
Pasaron los años y, lamentablemente, empezaron conflictos
de filosofía y forma de trabajo entre Hans y la agencia, por su
crecimiento y alcance. Conflictos de ideas y proyecciones: por un
lado, Hans tenía el sueño de abrir esta agencia a muchas otras
iglesias y denominaciones que no tenían nada; y por el otro, los
líderes nacionales de este tiempo no querían compartir lo logra-
do con otros. El conflicto aumentó a tal punto que inició una
peligrosa división entre los líderes y Hans, por lo cual Ziefle no
tuvo más opción que salir para evitar la posible división.
Hans estaba muy decepcionado porque dio todo de él, al
punto de sacrificar hasta tiempo con su familia. Se esforzó como
si fuera su propia organización y terminó fuera de ella.

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JORDYN GONZÁLEZ

Vivieron tiempos muy difíciles en el campo misionero lati-


noamericano y nuevamente Hans estuvo a punto de entrar en
una depresión. Lamentablemente, los que antes eran sus amigos
ahora parecían sus enemigos. Pero, gracias a Dios, ya para ese
tiempo conocían a más gente en Chile, misioneros y amigos que
los apoyaron, les dieron consuelo y les ofrecieron otros trabajos,
pero su misión en Alemania cuestionaba su deseo de querer tra-
bajar en Chile bajo otro liderazgo.
Hans estaba muy afectado emocionalmente debido a todas
las experiencias vividas en ese tiempo, por lo cual, les tocó volver
a Alemania. Estando allá, quiso someterse a un tratamiento psi-
cológico, ya que, debido a todas las experiencias, Hans se sentía
muy mal haciendo misiones en Latinoamérica, específicamente
en Chile.
Estando allí hubo buenos amigos que le dieron refugio emo-
cional. Hans había cambiado tanto que ni su esposa sabía cómo
tratarlo, según ella, Hans parecía “otro hombre”.
Nuevamente el Señor fue su refugio, Él era el único que podía
cambiar esta situación. Y así fue, Dios sanó su corazón y abrió
otro camino a un nuevo trabajo.
Esas fueron las dos primeras etapas de la vida en el campo
como misioneros transculturales que Hans y su familia tuvieron
que vivir. Si describiéramos todas sus experiencias probablemen-
te completaríamos el libro, pero me gustaría dejarlo hasta aquí
y analizar lo descrito hasta el momento. Si quieres conocer un
poco más de ellos, te invito a que ingreses a los sitios web que
dejé al pie de página algunas páginas atrás.
Pero analizando un poco más las experiencias vividas por la
familia Ziefle, podemos decir que en ocasiones nos sentimos tan
traicionados o frustrados por nuestros líderes, colegas o por noso-
tros mismos, que nuestras emociones nos hacen una mala jugada.
Hubo meses muy oscuros en sus vidas y ministerio, probable-
mente, ellos no estaban preparados para estas situaciones. Pero el
Señor sí estaba preparado para ayudarlos, Él nunca los dejó so-

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

los. Ellos nunca dudaron de su llamado, pero tuvieron que vivir


esas aflicciones cuando solamente el Señor era su amparo.
El papel de cada integrante de la familia fue primordial, porque
no dejaron que sus propios conflictos afectaran la obra de Dios.

A pesar de los problemas emocionales


que cada uno de ellos enfrentó, supieron
apoyarse y avanzar.

Dios los ayudó, les dio sabiduría para seguir adelante, les sanó,
les restauró y, en consecuencia, sus vidas hoy como personas y
como familia son un ejemplo para millones de misioneros y de
ministros de Dios en muchas naciones.
Hoy en día, la familia Ziefle puede decir que salió fortalecida
de este proceso y aprendió a depender de Dios.

Aprendieron que muchas veces la aprobación


de los hombres no es lo primero que se
recibe, por lo cual, solo se debe ser fiel a lo
que el Señor dijo y Él dará su aprobación.
La historia de la familia Ziefle siguió y, en los últimos quince
años, Dios les dio el privilegio de participar y crear otra agen-
cia misionera chilena interdenominacional que hoy tiene treinta
obreros en los variados campos del mundo, y una buena cantidad
de ellos están trabajando en sectores de los no alcanzados.
“Podemos ver lindos frutos y cientos de iglesias y personas
capacitándose. Hemos visto la mano del Señor en TODO y a
Él sea la gloria”.
Ellos testifican que gracias a todo lo que han vivido, hoy día
pueden ser de apoyo para otros y para futuros misioneros que se
preparan en Chile y América Latina.

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JORDYN GONZÁLEZ

Conocen muy bien el campo, por lo cual, saben dónde hay


que poner énfasis y dónde no. Sin embargo, siguen siendo apren-
dices, nos dicen: “Nada ha sido en vano. Podemos decir con cer-
teza que Dios ha sido fiel y valía la pena luchar con Él y para Él”.
El Señor bendijo a su familia. Sus hijos, siendo parte de todos
los procesos, se hicieron más fuertes y hoy todos siguen al Señor.
Por lo cual Hans nos deja un hermoso mensaje final:

Amigos, no duden de su llamado si vienen


pruebas. Hay que pasarlas, sea como sea.
La prueba produce paciencia tal como dice
Santiago 1: 4. Y la paciencia debe llevar a
feliz término la obra, para que sean perfectos
e íntegros, sin que les falte nada.

Y luego de conocer el bello ejemplo de la familia Ziefle, me


gustaría adentrarme un poco más en la vida de mi amigo Iván
Pirela. La vida de este misionero me llena de mucha inspiración,
y leer su historia de su propia escritura es mucho más interesante
que narrada por mí, por esta razón preferí permitirles conocer su
testimonio directamente de su mano.

Iván Pirela
Reconozco que me cuesta en gran manera hablar de mí mismo.
Pero hablar de lo que Dios ha hecho en mí, me hace reconsiderar
la idea de escribir y me empuja a sumarme a estas historias para
inspirar a aquellos que como tú leen este libro y sienten que no
saben cómo Dios los va a usar.
Yo tampoco me imaginé jamás vivir lo que estoy viviendo hoy.
Pero así es Dios, Él puede tomar la vida de un asesino y conver-
tirla en un guía en el desierto, a un pastor de ovejas en un rey, a

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

un niño rechazado en un ministro de hacienda y colocar a una


prostituta en su genealogía.

La creatividad de Dios puede hacer que tus


errores, dudas y fracasos se conviertan en
la plataforma desde la cual compartirás el
mejor mensaje de tu vida.
Mi historia inicia en medio de una familia con unas caracte-
rísticas muy interesantes. Mis padres se enamoraron siendo mi
padre un hombre casado, con una familia constituida, con esposa
y unas hijas. Él no iba a cambiar esa realidad ni hacer pública su
relación con mi madre, por lo cual, ellos decidieron mantener esa
relación en secreto. Sin embargo, de ella nacieron seis hijos, de
los cuales soy el mayor de todos.
Hace un par de años se descubrió toda la verdad, y en la fa-
milia de mi papá, mis hermanas se enteraron de que tenían más
hermanos. Gracias a Dios, en la actualidad nuestras relaciones
son muy especiales, con mucho amor y comprensión. Pero mien-
tras duró la mentira, mi vida y la de mi familia fue muy difícil.
Muchas mudanzas, muchas mentiras, mucho ocultarse, mu-
cha soledad. Fui abusado en varias ocasiones por vecinos y fa-
miliares que se aprovechaban de nuestra vulnerabilidad, lo cual
agregó más dolor a mi historia, y cuando llegué a la adolescencia
sumé malas compañías, malas decisiones y malos lugares. Cuan-
do estas tres cosas se juntan, puedes caminar por la cuerda floja
cerca de la muerte sin darte cuenta.
Esta vida me llevó a cuatro intentos de suicidio. Mi corazón
estaba amargado, era iracundo y estaba molesto con la vida, con
mi familia y, sobre todo, con lo que llamaban Dios.
Ese Dios que conocí por televisión hace unos veinticinco
años una mañana de septiembre a mediado de los noventa. Re-
cuerdo que ese día estaba viendo televisión y mientras cambiaba

29
JORDYN GONZÁLEZ

los canales me encontré con un hombre mayor que me inspiró


confianza, escuché lo que dijo y sus palabras fueron como dagas
de amor para mi corazón. Fue como un vaso de agua en el de-
sierto. Recuerdo que me enteré de que ese hombre estaría ese
mismo día en el estadio de mi ciudad en un evento y decidí ir.
Allí estaba yo esa noche en un estadio lleno de personas que
nunca había visto. Gritaban consignas sobre Jesús como si fuera
un juego de fútbol. No entendía nada. Yo solo quería escuchar al
hombre que había visto en el mañana por TV.
Luego de un poco de música, presentaron al señor que había
escuchado más temprano, su nombre es Luis Palau. Recuerdo
que no entendí nada de su mensaje, no porque fuera complicado,
sino porque mi mente estaba luchando con muchas cosas. Pero
al final de su sermón, compartió lo único que entendí, y eso me
bastó para tomar una decisión. Él recitó Hechos 16:31: “Cree en
el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos”.
“¿Yo y mi familia seremos qué?, ¿si hago qué?” Fueron las pre-
guntas que vinieron a mi mente. “Por favor, ¡puedes repetir!, ¡yo
quiero eso! Si yo te entrego mi vida, ¿tú puedes cambiar mi vida
y mi familia?” Fueron mis palabras en ese momento: “Aquí estoy,
¿dónde firmo?, ¿qué debemos hacer?, ¿cuándo empezamos?”.
Después de esa noche nunca más fui el mismo. Comencé a ir
a una iglesia, a leer la Biblia como quien come desesperadamente
después de tener mucha hambre reprimida. Desde el principio
tuve una convicción muy fuerte dentro de mí, pero no sabía ex-
plicarla. Recuerdo que siempre decía en mi pensamiento: “En
algún momento quiero dedicarme a hacer algo solo para Dios.
No sé qué signifique eso y no sé si lo pueda hacer, pero quiero
hacerlo”.
Mi deseo de crecer en las cosas de Dios me llevó a investigar,
a buscar, a ir a cualquier seminario de cualquier tema sobre la
Biblia. Estudié de todo y después, poco a poco, comencé a sentir
una fuerte pasión por la predicación, así que decidí prepararme
en esta área. Ya en ese tiempo estaba finalizando mis estudios

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

en Ingeniería en Sistemas y también inicié una pasión que tenía


desde niño, la radio. Y fue justo en ese momento de mi vida que
empecé a sentir la pasión por hacer cosas para llegar a personas
que no conocían a Jesús.
Tuve la oportunidad de iniciar una empresa de tecnología con
unos amigos y mi vida financiera comenzó a mejorar conside-
rablemente. Nos llegaron contratos donde ganábamos muchísi-
mo dinero por nuestros servicios. Obviamente, ese crecimiento
profesional comenzó a demandar cada vez más tiempo y poco
a poco me alejé de los sueños que nacieron en el primer amor,
por la responsabilidad de construir una vida más balanceada y
estable, sobre todo a nivel económico.

Y aunque lo logre, cuando una persona


no está viviendo su propósito, se sentirá
la persona más vacía, aunque su cuenta
bancaria tenga toneladas de dinero.

Y no fue sino hasta en un viaje de negocios a Barcelona, Es-


paña, que recibí un llamado inusual para dejar todo y seguir a
Jesús. No te emociones, no fue tan fácil y romántico, fue toda
una batalla. Por fin había alcanzado el nivel financiero que soña-
ba, pero cuán lejos me sentía de pronunciar la palabra felicidad
y plenitud.
Recuerdo cómo, en un baño, antes de entrar en una reunión
con una empresa con la que quería asociarme, Dios me habló
como nunca lo había hecho y me dijo: “Deja todo esto, hijo, y a
partir de hoy sígueme”.
Sabes lo que dije, ¿verdad? ¡Te reprendo Satanás! Y allí em-
pezó una batalla que daría un giro total a mi vida.
Por otro lado, ya estaba casado y Jazmín nunca aceptaría que
yo dejara todo lo que habíamos levantado para servir a Jesús
tiempo completo, o por lo menos, eso pensaba yo.

31
JORDYN GONZÁLEZ

Al llegar a Venezuela y hablar con Jazmín sobre mi experien-


cia, ella me miró y dijo: “Dios habló conmigo sobre esto hace un
par de días, mientras oraba reflexioné sobre eso y le dije a Dios
que lo haríamos. Así que, Iván, así tengamos que vender empa-
nadas, a partir de hoy le vamos a servir a Dios tiempo completo”.
Me acuerdo de ese día como si fuera ayer. Muchos detalles
pasaron que ocuparían tres libros más para contarlos. Pero pasé
de ser un joven con la vida hecha un desastre, marcado por tanto
dolor, a conocer a Dios y cambiar mi vida por completo, tanto,
que llegué a ser muy próspero, pero allí tampoco estaba lo que
Dios tenía para mí.
Recuerdo que, en ese tiempo, conocí a una mujer mientras bus-
cábamos unas sillas en una iglesia que, limpiando me comenzó a
profetizar. Me dijo: “Dios tiene un ministerio para ti que tocará
muchas naciones, veo que tienes varias maletas y no descansan,
entras a tu casa y dejas una y luego sales con otra a otra nación”.
Y no pasaron muchos días para ver el cumplimento de eso. Hi-
cimos caso a las instrucciones de Dios y nos entregamos de lleno
a su obra. Todo estaba marchando bien en el ministerio, te puedo
decir que me sentía pleno y feliz por estar dedicado a las cosas de
Dios y encontré un disfrute indescriptible en hacerlo. Pero, Dios
nos habló nuevamente y nos dijo: “Se van a Colombia”.
—¿A dónde? ¡Pero Dios, si aquí estamos bien!
—Se van a Colombia.
—¿Por qué si te estamos sirviendo acá y todo marcha bien?
—Se van a Colombia.
Esas fueron sus únicas pero firmes palabras: SE VAN A CO-
LOMBIA. Moverme de mi país, con esposa, a una nación donde
no teníamos familia ni amigos fue una de las decisiones más
difíciles que nos tocó enfrentar. Pero, al mismo tiempo, ha sido
una de las aventuras más maravillosas que hemos vivido. Ser mi-
sioneros en Colombia por los últimos diez años, ha sido unas de
las transiciones más críticas y espectaculares. Lo cambió todo en
mi llamado y en mi ministerio.

32
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

He servido a esta nación que ahora llamo mi hogar, de norte


a sur y de este a oeste, en ciudades urbanas y aldeas rurales, en
iglesias multitudinarias e iglesias donde el piso es de arena. He
vivido experiencias exclusivas con gobernantes y empresarios y,
al mismo tiempo, con los más necesitados. Jamás imaginé vivir
todo lo que estoy viviendo ahora, y menos cuando era un joven.
Al llegar a Colombia y dejar la seguridad de mi agenda y trayec-
toria en Venezuela por perseguir a Dios, hice la siguiente oración:

Dios, nunca te he pedido nada material,


por lo menos no lujos. No soy así.
Pero quiero pedirte que hagas algo
extravagante, algo que sea el sello, la
marca de que tú nos trajiste a este país.
Esa oración quedó allí para mí, pero no para Dios. Un mes
después estando en Bogotá, coordinaba una promoción en emi-
soras de radio para un evento de una organización para la que
trabajaba. Con un mes como extranjero, ya tenía desafíos econó-
micos y no tenía muchas opciones.
Mi viaje a Bogotá sería solo de cuarenta y ocho horas y la no-
che anterior me encontraba en una iglesia hermosa que congrega
a miles de personas y el pastor, un amigo que estimo mucho, me
había dicho que pasara para compartir antes de devolverme a
Medellín. Era un viernes, no lo olvidaré. Estaban terminando
un estudio que habían hecho toda la semana sobre el libro de
Hechos, uno de mis favoritos, por cierto.
Cuando el maestro terminó, había una atmósfera hermosa en
ese lugar, con mucha convicción. La iglesia estaba repleta, eran
miles esa noche congregados allí. El pastor comenzó a orar y me
hizo señas de que subiera a la tarima a compartir un mensaje de
parte de Dios.

33
JORDYN GONZÁLEZ

—¿Qué?, ¿¡yo!?, ¿en este momento? ¿Pero si ya están termi-


nando? —le respondí.
—Ven, sube y compártenos un mensaje de parte de Dios —él
insistió.
Yo no tenía nada preparado, mi mente iba en todas las di-
recciones. Cuando tomé mi Biblia y pisé el primer escalón de
la tarima, vino toda una idea sobre mí. Un texto bíblico en Juan
6:35 que dice: “Yo soy el pan de vida —declaró Jesús— El que
a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más
volverá a tener sed”.
Prediqué sobre la insatisfacción y cómo Jesús era la respuesta.
Lo hice por veinticinco minutos porque no quería extenderme.
Al terminar, di el micrófono al pastor, y mientras bajaba la pla-
taforma y me sentaba junto a mi amigo Jeff Korte, el pastor dijo:
—Es hora de tomar los diezmos, ofrendas y donativos. Pero,
hoy vamos a hacer algo diferente. Hoy como iglesia renunciamos
a ser el depósito y alfolí de todo lo que entre hoy. Todos traigan su
donativos y generosidad a los pies de nuestros amigos Iván y Jeff.
—¿Qué dijo? Jeff, ¿tu escuchaste lo que dijo?
Jeff no pudo contestar, fuimos interrumpidos por olas de per-
sonas que sin parar venían a nosotros y nos traían ofrendas de
amor, algunos nos abrazaron, oraron por nosotros, colocaban so-
bres en nuestros bolsillos, los servidores tuvieron que buscar va-
rias cestas y colocarlas alrededor nuestro, todas se llenaron hasta
rebosar. Yo no podía parar de llorar, mis ojos estaban hinchados,
solo pude decir en mis adentros:
—Dios, ¿qué es esto?
Y en ese instante una voz irrumpió mis pensamientos y escuché:

Querías ver algo extravagante,


aquí lo tienes. Yo te traje
y te sostendré siempre, hijo.

34
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Diez años después, tengo el honor de vivir y servir al cuerpo


de Cristo en Colombia. Junto a mi amigo Jeff y a nuestras fami-
lias, iniciamos la plantación de una iglesia en Medellín con un
ADN muy fuerte de misiones urbanas llamada Contraste Co-
lombia. Dios ha rodeado a nuestro equipo con jóvenes formados
en institutos misioneros y soñamos ver a nuestra ciudad conocer
a Jesús.
Ni un solo día hemos dejado de ver la mano de Dios abriendo
camino para hacer lo que nos llamó a hacer. Cuando veo hacia
atrás, solo puedo decir: ¡Gracias, Dios! Porque cada cosa que
pasamos ha servido para todo lo que estamos construyendo hoy.
Nos dedicamos a restaurar jóvenes, parejas y familias enteras que
llegan a los pies de Cristo destruidos por un sistema corrupto
que los ha alejado del diseño de Dios.
Para finalizar, quisiera darte algunos pensamientos sabios que
puedan servirte para seguir adelante en el llamado que Dios te
ha hecho:

No te detengas, avanza, mientras te


desplazas, el camino se abrirá y se aclararán
tus pensamientos. No busques estabilidad,
no se puede servir a Dios y vivir una vida
estable al mismo a tiempo. Dios no nos llamó
a una vida estable, nos llamó a una vida fiel.

Es mejor una acción imperfecta que una


inacción perfecta. Haz algo con lo que tienes,
y cuando puedas hacerlo mejor, hazlo mejor.
No esperes a tener todo para hacer lo que debes hacer. Mien-
tras esperas, hay personas que pueden irse sin Jesús.

35
JORDYN GONZÁLEZ

No llegamos solos a la meta. Este es un tiempo de colabora-


ción y humildad. Mientras puedas apoyarte en otros y otros en
ti, llegarás más lejos.

No te enfoques en la puerta cerrada, mira las


que Dios está abriendo. Así como hay amor
en una puerta abierta, también hay amor en
una puerta cerrada.

No puedes cambiar de dónde vienes, pero sí puedes decidir en


qué te quieres convertir. Mírame a mí, un niño abusado, con una
familia hecha caos, vicio, alcohol y desorden, dolor, amargura e
ira, eso era. Pero ahora tengo un Padre bueno que no se aver-
güenza de llamarme hijo, soy esposo, padre y trabajo para Dios.

Dios tiene un humor muy creativo.

De cada uno de estos hombres he aprendido infinidades de


cosas, pero en este caso puntual que tratamos en este capítulo
acerca de la familia, puedo enfatizar que, en el caso de Hans
Field, muchas veces, como misioneros recién casados pensamos
que seremos una carga a donde vayamos como familia a hacer
misiones, pero aquí Hans nos enseña que con la familia en mi-
sión llegaremos a ser más efectivos que solos, porque ellos serán
fuertes en áreas donde probablemente tú no lo serás y serán ese
complemento en las cosas que como humanos carecemos.
Dios nos ha dado a cada uno talentos y dones para ayudarnos
a completar su obra. ¡Qué mejor equipo de trabajo que la familia
para llevar a cabo las misiones que Él nos encomienda!
Y en el caso de Iván Pirela, vale la pena resaltar la armonía
que tuvieron él y su esposa para escuchar la voz de Dios, despe-
garse de lo material y desgastarse para Dios haciendo su volun-

36
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

tad, cueste lo que me cueste. Si él o su esposa no hubiesen esta-


do atentos a la voz de Dios, probablemente hubiese sido cuesta
arriba asumir el llamado que Dios les estaba haciendo. Porque,
al final, realmente contamos con nuestra familia para avanzar en
los planes que Dios nos da. Hoy son innumerables las parejas y
familias que han sido restauradas por Dios a través del ministe-
rio de Iván y su esposa.
Cuando decides creerle a Dios, muchos se irán de tu lado,
pero tu familia es la que seguirá formando parte de ese ejército
de batalla con el que pelearás las más importantes batallas de tu
vida y del ministerio.
Mi llamado hoy es a que puedas comprender que Dios no te
llama solo, te llama junto a tu familia para que puedan mostrar
al mundo cómo ese diseño original de Dios, está perfectamente
diseñado para su buena obra en esta tierra.

37
CAPÍTULO II
LA IGLESIA
C reo que, como Iglesia, muchas veces nos enfocamos
tanto en el trabajo local, que abordamos muy poco, o
nada, el tema de misiones en nuestras reuniones. Y mu-
cho menos sabemos de la vida de los misioneros que
van o están en el campo. Se nos olvida que las misiones nacieron
en el corazón de Dios y que Jesús fue un misionero al venir a esta
tierra a morir por cada uno de nosotros, y fue dejado en nosotros
su gran comisión en Mateo 28: 19-20.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bau-
tizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he man-
dado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo. Amén”.
Por esta razón, considero que es sumamente necesario darles
una importancia real a estas personas, llamadas a dejar su zona
de confort para salir a anunciar el evangelio de Cristo a las na-
ciones y sumarnos activamente a su labor.
Muchas veces, como Iglesia nos enfocamos de más en even-
tos, en el “iglecrecimiento” o en el embellecimiento físico de
nuestros templos, en lugar de enfocarnos en que la gente reciba
el mensaje de salvación y transforme su vida. Y con esto no estoy
diciendo que esas cosas nombradas estén mal o estemos en peca-
do por hacerlas, para nada, pero creo que hemos olvidado cómo
llegó la iglesia a nuestra ciudad, a nuestro país, cómo se fundó, y
cómo se expandió. No fue sino a través de la obra misionera que
la Iglesia de Cristo hoy existe en casi cada rincón del mundo.
Es por eso que considero vital darle luz a la obra misionera
en la vida cotidiana de la iglesia, bien sea a través de cultos o
celebraciones misioneras, expediciones a corto plazo, obras so-
ciales urbanas, entre otras actividades que podemos realizar para
inspirar a otros a sumarse a este llamado. Ya sea que tengas una
iglesia relevante, generacional, conservadora o liberal, es nuestro
deber abrir los ojos de todos los creyentes ante esta realidad.

41
JORDYN GONZÁLEZ

Porque esto inspirará, retará y concientizará a las personas sobre


la expansión del Reino a través de las misiones.
La Iglesia es quien impulsa, quien da a luz y quien forma
a aquellos hombres y mujeres que salen al campo misionero a
fundar otras congregaciones, reproduciendo así la vida de Cristo
en otros lugares. Por esta razón, las misiones y la iglesia local
siempre caminarán de la mano.
En este capítulo quiero extender a ustedes los testimonios de
hombres que han tenido un papel súper importante en la vida
local de las iglesias que los enviaron o que ellos mismos funda-
ron en los diferentes lugares en los que les tocó vivir.
El primero de ellos es Leonardo Grisales, un hombre de Dios
que es y ha sido uno de mis mentores preferidos a lo largo de mi
historia misionera, ya que fue la persona que Dios usó para lle-
varme a vivir a tiempo completo en misiones y fue la plataforma
que Dios usó para llevarme a conocer el Amazonas.
Recuerdo que un día hicieron una convocatoria para cono-
cer un ministerio de misiones en la ciudad de Girardot, en el
departamento de Cundinamarca, Colombia. Pero, como ya he
venido contándoles, las misiones no son un tema atractivo para
muchos en las iglesias, por lo cual, muy pocas personas asistieron
al evento, pero yo sí asistí, y tomé todo el evento como si hubiese
sido diseñado solo para mí. Recuerdo que Leonardo mostró un
video de lo que hacían en el Amazonas colombiano, el cual me
impactó tanto, que desde ese día hasta hoy no he dejado de servir
a Dios en misiones.
El segundo de ellos es Nelson Mattos, un gran pastor que
conocí junto a mi familia en un viaje misionero al país de Bolivia,
específicamente en una campaña evangelística. Puedo decir que
Nelson es conocido como el “Dante Gebel” de Bolivia porque
sus predicaciones juveniles son hermosamente efectivas y, ade-
más, desde que llegué a Bolivia, la gente, los pastores, los líderes
y demás personas hablaban de él por donde quiera que iba.

42
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Recuerdo que en esa campaña que compartimos pude ver que


Él era muy usado por Dios cuando predicaba, y al darnos cuenta
de que éramos de la misma denominación, me invitó a predicar
en su iglesia. Desde ese día iniciamos una linda amistad que
hasta hoy perdura.
El tercer hombre que tomará voz en este capítulo es Wesley
Poorai. Él fue uno de los pastores que conocí en Leticia, Ama-
zonas, todo un hombre de Dios. Él y su familia fueron nuestros
mentores en nuestro proceso como misioneros en Leticia. Él fue
quien me ungió como pastor y me delegó una iglesia en la ciu-
dad de Leticia llamada Pasión por su Presencia y una iglesia
indígena en la Isla de la Fantasía, ubicada en una comunidad
indígena del Amazonas.
Y el cuarto, y no menos importante, es Joel Carambot, quien
fue mi mentor y pastor en la escuela de JuCUM ( Juventud Con
Una Misión) en Leticia, Amazonas. Joel fue la persona encarga-
da de cuidar de mi proceso durante mi tiempo en la escuela. Él
fue una persona muy importante para mí durante mi paso por
JuCUM, pero más adelante les contaré los detalles sobre él.

Leonardo Grisales
Comenzaremos por Leonardo Grisales. Su caminar con Dios
empieza desde muy joven, a los diecisiete años aproximadamen-
te, mientras vivía en Bogotá, capital de Colombia, tuvo su primer
encuentro con el Señor en la iglesia cristiana Manantial de Vida
Eterna, donde el pastor transmitía un gran amor por la presen-
cia del Espíritu Santo. Y ese Amor se impregnó en su corazón.
Estuvo allí casi dos años, tiempo en el que se enamoró de la
presencia de Dios, y empezó a tener un primer contacto con las
Escrituras.
Este contacto avivó en él, el deseo de que otros conocieran de
ese amor que había impactado su vida, por lo cual se esforzó en
crecer rápidamente en los grupos familiares que tenía, mientras

43
JORDYN GONZÁLEZ

se desarrollaba en el servicio. Afortunadamente, se rodeó de


amigos que fueron de mucha bendición en su momento.
Después de dos años, el hecho de no haber buscado ayuda en
ciertas áreas de su vida, enfocándose solo en sus fortalezas sin
enfrentar sus debilidades, hizo que, poco a poco, le abriera una
puerta al enemigo. Puerta que él no dudó en cruzar para hacer
pedazos su vida. Fue así como esa hermosa temporada en Dios
terminó, al ceder a estas debilidades y permitir que el sentimien-
to de acusación le impidiera acercarse de nuevo a Dios.
Él cuenta que en algunos hermanos de la congregación en-
contró apoyo, pero en otros encontró juicio y rechazo. Era joven
y poco a poco un cúmulo de pensamientos errados invadieron su
mente y corazón hasta que finalmente se alejó de la Iglesia.
Muy en el fondo, él sabía que la plenitud de su existencia es-
taba en la cercanía con Dios, y fue por eso que intentó restaurar-
se una y otra vez. Durante algún tiempo intentó recuperarse en
otro ministerio local, pero el proceso de separación de sus padres
y sus luchas internas eran más fuertes que la voluntad que tenía,
además, la locura de la vida universitaria lo adsorbió.
Uno tras otro los días pasaban y la frustración se ahonda-
ba más en su corazón. Porque, a pesar de ser profesional, tener
“amigos”, ser popular en la universidad, tener una vida nocturna
muy activa y aligerar sus cargas emocionales con vicios, cada día
la carga era más pesada, el vacío más profundo y el dolor por la
frustración más y más grande.
Alrededor de los 28 años, experimentó un accidente algo ton-
to, pero que significó el comienzo de su regreso como hijo pró-
digo a los brazos de Papá. En medio de una prueba de conoci-
miento profesional, en el descanso del almuerzo, vio que jugaban
fútbol y no pudo evitar unirse a ellos para desahogar un poco el
estrés de la prueba, sin saber que, en la lucha por el balón, caería
abruptamente al piso fracturándose ambos huesos de su brazo
izquierdo.

44
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

A este se sumaron otros tres accidentes que le hicieron sen-


tar cabeza y meditar en lo que se había convertido su vida. El
haberse fracturado su brazo fue lo que más le dolió, porque ini-
cialmente su brazo quedó con movilidad muy limitada y, en el
fondo, él tenía el deseo de poder volver a cantar e interpretar
cánticos al Señor a través de la guitarra, pero en ese momento
parecía que no pasaría.
Este fue un proceso de dolor y frustración que lo llevó a tener
su propia terapia en casa, en su habitación, con su guitarra, con
jornadas de mucho dolor para su brazo, pero que finalmente le
empezarían a traer sanidad, no solo a su brazo, sino también a
su corazón.
Justo en este momento de su vida, una vez terminados los
estudios universitarios y laborales en Bogotá, se mudó a Mede-
llín, donde vivía su hermano. Para muchos este sería su lugar de
perdición, pero esta ciudad llegó a ser su tierra prometida para
un nuevo tiempo.
Estando en esta ciudad, el proceso de recuperación del brazo
ya estaba casi completado, pero el cansancio emocional y espi-
ritual que tenía lo llevaron a tener apatía por la gente, la rumba
y las cosas vacías, haciéndolo así reflexionar sobre lo que sería el
resto de su vida.
En este punto visitó una iglesia ubicada en San Diego, Me-
dellín, y fue allí donde, en medio de una jornada de sanidades
y milagros, el Señor no lo sanó físicamente, pero sí le regaló la
sanidad interior. Sin entender qué pasaba, se rindió ante el Señor
diciendo que estaba cansado de fallarle, de tropezar y que no
quería vivir si no era para Él, que hiciera con su vida lo que Él
quisiera porque ya no quería desperdiciar un segundo más.
De repente, empezó a llorar como un niño, pero ese llanto era
un llanto sanador que duró esos tres días de campaña. El Espí-
ritu Santo estaba tocando su vida como hace muchísimo tiempo
no pasaba.

45
JORDYN GONZÁLEZ

El Padre celestial le dijo esa noche: “¿A quién pertenece el


dedo que te acusa? Mira mis manos y mis brazos, siempre han
estado abiertas esperando por ti”. Esa frase marcó un antes y un
después en su vida.
Leonardo cuenta que en ese momento corrió a sus brazos, sus
dulces brazos que le estaban sanando, que le estaban restauran-
do, que estaban despertando ese llamado que siempre estuvo en
su corazón, pero que el enemigo se esforzó por apagar.
También habló el Señor a su corazón diciendo que la semilla
de trigo tenía que caer a tierra y morir para que pudiera dar fruto.
Esto quería decir que se rindiera, que le entregara todo a Él y
que dejara morir sus sueños para que los de Dios dieran fruto en
él. Y así fue, hasta hoy ha visto cómo dejar morir una parte de
él y que el Padre lleve el timón de su vida era lo que necesitaba.
Estando nuevamente como parte activa de la iglesia, tuvo la
oportunidad de viajar al Amazonas en un aparente simple viaje
de familia, pero que estaba agendado por Dios. Pues, Leo se ena-
moró de ese lugar tan perdidamente que, al regresar a su ciudad,
se presentó para estudiar misiones en Cristo para las Naciones
- Colombia, y fue allí donde el Señor acabó de afirmar eso que
ya venía hablando a su corazón por medio de profetas, palabras
y visiones. Dios estaba intencionalmente apresurando tiempos
en su vida, por lo que ese fuego en su corazón cada vez se hizo
más fuerte.
Al terminar sus estudios, decidió servir como voluntario en
JuCUM Leticia, Amazonas, por un par de meses, donde el con-
tacto con comunidades indígenas cada vez era más apasionante.
Al finalizar esos tres meses, hizo un viaje misionero a Perú don-
de tuvo contacto con pastores de muchas iglesias, evidenciando
la necesidad que había, no solo en la iglesia, sino en la vida y los
hogares de los mismos pastores.
Todo iba muy bien, hasta que un día se dio cuenta de que en
sus riñones se habían formado unos cálculos gigantes de 1,5 cm,
imposibles de eliminar de forma natural. Estos cálculos hicieron

46
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

que sus riñones sufrieran heridas internas profundas, al punto


de que el riñón izquierdo se inflamó y se obstruyó, y los pocos
exámenes que pudo hacerse determinaron que lo había perdido
y tenía el derecho comprometido.
Lo más preocupante de todo esto fue que no tenía dinero ni
seguro para un tratamiento y, además, tampoco contaba con un
tiquete para regresar a Colombia. Cada día era una lucha, perdía
peso rápidamente, el dolor agudo no le permitía dormir, tampo-
co comer, mucho menos tomar mucho líquido, porque cada vez
que iba al baño era un parto para él.
Finalmente, su madre pudo comprarle un tiquete de regreso
a Medellín, pero era tan evidente el grave estado físico que tenía,
que no le querían dejar viajar. Sin embargo, se las arregló para
abordar el avión. Pudo llegar a Medellín y ser atendido por los
primeros auxilios. No fue hasta que los calmantes intravenosos
hicieron efecto, cuando él pudo moverse un poco.
Lo gracioso de la historia fue que al llegar a Colombia lo reci-
bió la noticia de que no tenía seguro. Él había pagado su seguro
médico a través de un intermediario, pero ese personaje nunca
pagó, así que pasó de no tener medico en Perú a no tener médico
en Colombia.
Por lo que, después de retorcerse del dolor por tres noches en
su casa, su madre, desesperada, le dijo: “Leo, vístete y vamos al
hospital, en algún lugar te tienen que recibir”, pero justo en ese
momento Leo sintió un celo en el corazón que lo hizo entender
que debía actuar con valor y determinación, por lo que dijo: “Yo
no me voy para ningún lado, el que se tiene que ir es este dolor,
estos cálculos y este azote, en el nombre de Jesús”.
Diciendo esas palabras puso su cabeza sobre la almohada y
durmió como no lo había hecho en semanas. Al día siguiente, se
dio cuenta de que algo había sucedido, el Señor lo había sana-
do. Este hecho lo confirmó al hacerse unos exámenes médicos y
compararlos con los previos. El médico no creía que sus riñones

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JORDYN GONZÁLEZ

estuvieran trabajando como un reloj suizo, sin cálculos ni lesio-


nes, aun el riñón dañado había sido restaurado.
Todo este proceso en su vida tenía un sentido, Dios le había
permitido viajar al Amazonas, atravesar la región hasta Lima, y
tener ese contacto con los líderes de las iglesias para ser respuesta
y consuelo a la iglesia del Señor en esos lugares.
Lo cual permitió que, en medio de esa recuperación, naciera
un proyecto llamado Iglesias para el Amazonas, que poco a poco
se convirtió en Jump Ministry. Leonardo, en compañía de su
equipo pudo levantar iglesias y capacitar líderes en medio de
comunidades indígenas. Esta experiencia lo hizo darse cuenta de
que las iglesias necesitaban voltear su mirada un poco más hacia
el trabajo misionero, por lo cual empezaron a crear capacitacio-
nes para misioneros y, poco a poco, recorrieron el país enseñando
acerca de misiones, evangelismo, liderazgo y demás temas.
Este tiempo de enseñanzas dio a luz a su primer libro titulado
Activando tu llamado. Luego se enfocaron en temas más relacio-
nados con la intimidad con Dios, la adoración y la necesidad
de darle un lugar de honra al Espíritu Santo. Estos últimos dos
aspectos fueron los que lo direccionaron a crear el campamento
“A solas con el Padre”, que sin lugar a dudas es un espacio de
intimidad, adoración y paternidad profunda.
Sin saber cómo, y sin experiencia en el inglés, lo invitaron
a dar estas capacitaciones en una iglesia en Sídney, Australia,
y poco a poco el Señor empezó a abrirle puertas en países de
Suramérica, Centroamérica, Norteamérica y Europa.
El Señor fue colocando en él cada día más amor por las fami-
lias pastorales y el liderazgo en las congregaciones, al punto de
iniciar un ciclo de conferencias pastorales llamado “Impacta”, las
cuales nacieron sabiendo que, al ser impactados por la presencia
de Dios como líderes, las congregaciones, las familias y la socie-
dad serían transformadas en la misma medida.
Hoy en día, Leonardo da gracias a Dios por su madre, porque
fue compañera de aventuras y el nacimiento de muchos de estos

48
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

sueños siendo de gran importancia en cada proceso. También


agradece el hermoso hogar que Dios le permitió crear junto con
su esposa Silvana Vives, quien fue su promesa esperada, su rega-
lo favorito de Papá.
Juntos han entendido que su enfoque debe ser el fortaleci-
miento de la familia y el levantamiento de hogares que inspiren a
estas nuevas generaciones. Esta pareja hermosa dirige lo que hoy
se conoce como Jump Global Ministry, donde planean seguir
sirviendo a Dios hasta que Él lo permita.
Después de haber viajado a predicar a dieciséis países, levan-
tado trece congregaciones en comunidades indígenas, visitando
más de cuarenta y cinco comunidades en la región amazónica de
Brasil, Perú y Colombia, y teniendo un fruto de más de 50.000
vidas impactadas por Dios a través de su ministerio, entienden la
razón por la cual el enemigo quería apagar su llamado; así como
ha querido apagar el de muchos o haciendo que simplemente se
conformen con ser religiosos sin cumplir su propósito.
La vida de Leonardo nos enseña que vale la pena entregarlo
todo y desgastarse para Dios con tal de que el evangelio se ex-
panda hasta lo más oscuro del planeta tierra. Y es nuestro deber
como hijos de Dios hacer notar este trabajo en las iglesias loca-
les, para que día tras día otros se sumen a esta hermosa labor, que
no solo pertenece a unos pocos sino a todo el Cuerpo de Cristo
de diferentes formas.

Nelson Mattos
El segundo hombre del cual conoceremos es Nelson Mattos, un
hombre de Dios que ha impactado millones de vidas y fundado
un gran número de iglesias alrededor del mundo. Nació el 5 de
septiembre de 1968 en Montevideo, Uruguay. Nelson proviene
de una familia humilde, en la cual creció viendo a su madre tra-
bajar muy duro por ellos, porque su padre falleció cuando aún él
estaba muy pequeño.

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JORDYN GONZÁLEZ

Creció en medio de una dictadura militar, lo que lo llevó a


valerse de recursos creados por el gobierno para sobrevivir y es-
tudiar. Pero desde muy temprana edad, Nelson tuvo que pensar
en estrategias para salir adelante a pesar de la escasez.
Él recuerda que en una oportunidad su madre sacó una tar-
jeta llamada “tarjeta de pobre”, la cual les permitía recibir de
parte del gobierno un pequeño paquete básico de cuadernos de
veinticinco hojas. Lo interesante del caso era que Nelson y sus
hermanos tenían que hacer que esas veinticinco hojas les dura-
ran todo el año, por lo cual Nelson aprendió a escribir con una
letra muy chiquitita, porque si se le acababa ese cuaderno ya no
tendría otro.
Cosas como esas fueron comunes en sus años de infancia,
y llegada la adolescencia atravesó por las crisis normales de la
edad, con varios problemas que tenían que ver con identidad y
propósito en la vida. Pero motivado por dificultades en el hogar,
comenzó a vivir solo, pasando por momentos muy difíciles que
le generaron mucha depresión en la secundaria y al ingresar a la
universidad.
Pero, el 15 de abril de 1986, asistió a una campaña con el
evangelista Carlos Annacondia, y el ministerio Mensaje de Sal-
vación en el cual escuchó el mensaje del evangelio y recibió a
Jesucristo como su Señor y Salvador. Él cuenta que ya desde
muchacho había escuchado hablar de Cristo, pero su corazón
entristecido y amargado por la ausencia de su padre hacían que
tuviera mucho resentimiento hacia la vida y también hacia Dios.
Pero, esa noche, su corazón se quebrantó al escuchar el mensaje
del Hijo Pródigo. En sus palabras relata lo siguiente:
“Fue como sacarme de la espalda una piedra de una tonelada
de peso, fue como quitarse zapatos pequeños que apretaban”.
Realmente, esa noche Nelson experimentó un gran alivio
para el alma y el corazón. Así, comenzó a asistir al grupo de
jóvenes de la iglesia del centro en Montevideo, ubicada a pocas
cuadras de donde vivía.

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Fue bautizado por el Espíritu Santo y comenzó a sentir un


gran anhelo y celo de predicar la palabra de Dios para que otros
recibieran el alivio, amor, consuelo y perdón que él había recibi-
do. Comenzó a testificar a sus amigos, compañeros de trabajo,
compañero de estudio y, por supuesto, a sus familiares todo lo
que Dios estaba haciendo en su vida.
Poco a poco comenzó a servir al Señor en la iglesia como
ujier, luego como diácono y finalmente como presidente de los
jóvenes, con los cuales salía a evangelizar a las plazas del centro
de Montevideo, parques y otros lugares públicos.
En ese tiempo descubrió que predicar causaba en él una gran
alegría, por lo que sabía que tenía que hacer más para el Señor.
Así comenzó a predicar en las cárceles y manicomios. Presos,
locos, cuerdos, hippies, jóvenes, hombres y mujeres, todos tenían
que escuchar el mensaje de Jesucristo, ese era su lema.
Su pastor para ese momento empezó a darle responsabilida-
des como evangelista, enviándolo a predicar a diferentes campa-
ñas en algunos barrios de la ciudad de Montevideo y las pobla-
ciones vecinas.
Pasados un par de años, en el año 1988, conoció a su esposa,
una hermosa boliviana que fue a trabajar al Uruguay con diplo-
máticos japoneses en un proyecto de desarrollo para la agricultu-
ra. Pero, como era cristiana evangélica, una de las primeras cosas
que hizo fue buscar una iglesia en Montevideo para adorar al
Señor y fue así que, después de peregrinar en una y otra, llegó a
la iglesia donde Nelson se congregaba.
Se conocieron, fueron amigos, hermanos y compañeros de
ministerio, hasta que llegó el tiempo de convertirse en novios y
finalmente en esposos el 7 de mayo de 1988.
A finales de ese año viajaron a Bolivia para que Nelson co-
nociera a la familia de su esposa, fue una experiencia familiar y
personal, pero no más que eso, la verdad es que Nelson no tuvo
una muy buena impresión acerca del país. Pero en el año 1991 el

51
JORDYN GONZÁLEZ

plan de Dios venció sobre los planes personales y Nelson junto a


su familia se fueron a vivir a Bolivia.
Nelson llegó para jugar en un equipo nacional de fútbol de
Santa Cruz, pero solo pudo hacerlo por un par de meses, porque
se lesionó la pierna derecha y se vio obligado a dejar el fútbol y
buscar un trabajo secular. En la iglesia ayudaba muy poco, sin
mucho compromiso, porque los entrenamientos le impedían te-
ner mucho tiempo libre. Sin embargo, los pastores Solís le ani-
maban e instaban a que le sirviera al Señor y le permitían pre-
dicar en diferentes actividades juveniles y generales de la iglesia.
Pero después, en el año 1992, comenzó a servir al Señor de una
manera mucho más profunda, a tal punto que trabajaba solo seis
horas por día en lo secular y el resto del tiempo servía al Señor
en la iglesia. Ese mismo año ayudó al pastor a levantar una nueva
iglesia en un barrio muy humilde de la ciudad. Allí vio la mano de
Dios, su bendición y su gracia respaldando lo que hacían.
Así, comenzaron a predicar el evangelio en la plaza de Santa
Cruz, teniendo una maravillosa respuesta de la gente, viendo la
mano de Dios sanando enfermos y transformando vidas de per-
sonas totalmente desorientadas.
Pronto la iglesia creció y se desarrolló, y ese fue el inicio de
su intenso trabajo fundando iglesias. De allí en adelante, comen-
zaron a predicar el evangelio en todas las plazas del barrio y
canchas deportivas del lugar. Luego, fue invitado a enseñar en
colegios evangélicos, a predicar la Palabra de Dios en cultos de
niños y adolescentes.
Tiempo después, para su sorpresa, logró entrar al Instituto
Bíblico para prepararse y poder servir al Señor con más eficien-
cia, eficacia e idoneidad, lo cual permitió que se abrieran puertas
en la radio haciendo un programa a las 5:00 de la mañana que se
llamaba Amanecer con Dios.
Luego, otro programa radial apareció y así, en menos de lo
pensado, ya estaba predicando en ese medio. De repente, comen-
zó a recibir invitaciones para ir a predicar a los pueblos andinos y

52
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

recorrer la selva boliviana. Su corazón se llenó de fuego y pasión


por Jesucristo y el evangelismo con aún más fuerza.
Nelson siempre da gracias al Señor por el honor de poder
servirle y predicar la Palabra de Dios en todos los departamen-
tos de Bolivia, desde los lugares más desarrollados del país a los
rincones más escondidos. Realizó campañas evangelísticas en las
cinco fronteras del país y poco a poco comenzaron a cruzar las
fronteras.
Con su equipo, empezó a desarrollar un ministerio evange-
lístico y de avivamiento muy fuerte en los países vecinos de Bo-
livia (Paraguay, Argentina, Brasil, Chile y Perú), luego, siguió
recorriendo naciones. Hoy en día han predicado el Evangelio a
través de actividades de avivamiento en más de 47 países. Ade-
más, fundaron la primera estación de radio FM de la ciudad de
Montero Radio El Faro 98.7 FM.
Así también, por la Gracia del Señor, pudieron predicar en
África y Europa levantando más iglesias. También, colaboraron
en la educación teológica, enseñando en posgrados de diferentes
universidades e instituciones teológicas, en paralelo con el desa-
rrollo de un programa de televisión que se llamó Impacto juvenil
en el canal 15. Luego trasmitido en el canal 11 de la Televisión
Universitaria en Santa Cruz de la Sierra.
A partir del año 2005 crearon el ministerio Avance Cristiano
a la Iglesia, una red de iglesias que fueron estableciendo y dando
cobertura. Hoy son exactamente cuarenta iglesias que están afi-
liadas al ministerio de Avance Cristiano y tienen una cobertura
espiritual sobre más de 10.000 personas. Dios ha sido tan bueno
y generoso que han escrito ocho libros y trabajan en el noveno.
Nelson y su equipo no dejan de enseñar en cada iglesia de su
ministerio la importancia de la obra misionera y de la cual ellos
son el vivo ejemplo. Si no hubiesen escuchado la voz de Dios y
dejado su tierra para iniciar su obra en Bolivia, muy probable-
mente muchas de esas iglesias hoy no existirían.

53
JORDYN GONZÁLEZ

Wesley Poorai
Continuamos con el testimonio de Wesley Poorai, un gran hom-
bre de Dios que, como dije anteriormente, fue mi pastor por un
gran tiempo. Pero su forma de contar su propia historia es tan
hermosa que dejaré que sea él mismo quien narre su historia,
estoy seguro de que serán ministrados al igual que yo al escuchar
esta gran vida de fe.
Mis tres hermanas y yo estábamos en algún lugar siguien-
te en la fila, nuestros pasaportes fueron detenidos al ingresar a
Canadá, y estábamos esperando saber nuestro destino, al igual
que este hombre desafortunado que teníamos al frente, y digo
desafortunado porque le fue negada la entrada. Pero nosotros,
por suerte, no estábamos en Canadá de forma ilegal, las autori-
dades canadienses nos ordenaron en Trinidad y Tobago que de-
bíamos viajar a Canadá y establecer nuestro estado de Residente
Permanente, por lo cual estábamos allí.
Nuestra familia se había mudado a Canadá cuando yo era solo
un bebé, la esperanza de un nuevo futuro en este país promete-
dor estaba ante nosotros. Nunca lo he olvidado, aunque tenía
poco más de un año de edad. Aún conservo recuerdos de esos
momentos en Canadá durante los dos años que vivimos allí, re-
cuerdo el aeropuerto, los árboles en otoño, incluso nuestra casa.
Tal vez podría recordar estas escenas porque eran completa-
mente nuevas para mí o, tal vez, Dios se estaba asegurando de
que nunca olvidara que Él estaba conmigo y que estaba marcan-
do mi destino a través de su presencia a una tierna edad, incluso,
a través de las duras transiciones de la vida.
Sin embargo, a pesar de haber vivido esos primeros años en
ese país, nuestro sueño canadiense no duró mucho, ya que fui-
mos obligados a regresar a Trinidad después de que mi mamá y
mi papá se separaran. Yo tenía tres años en ese momento, pero
puedo recordar el sentimiento de confusión y soledad que vino
a mi vida amenazando con dirigir negativamente el curso de mi

54
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

destino. Pero nada fue por casualidad, Dios me estaba preparan-


do para hacer algo grande con mi vida y con mi familia.
Le entregué mi vida al Señor a la edad de doce años, pero,
desde que tengo memoria, mi corazón siempre había anhelado
conocerle, y mi encuentro con Él, ese 25 de julio de 1991, no
consistió en pasar al altar de una iglesia y repetir la oración de
fe; de hecho, fue muy diferente. Recuerdo que ese jueves por la
noche había acompañado a mi tío, que era creyente, al trabajo y
de regreso a casa me senté detrás de él en el autobús, minutos
después, un pastor subió al bus y se sentó en el asiento junto a él.
Durante todo el viaje de regreso a casa, me quedé en silencio
detrás de él y escuché sus conversaciones sobre Dios y sus ex-
periencias sobrenaturales con Él, cuando de repente comencé a
sentir un calor en mi corazón, una profunda paz y alegría en el
interior, anhelando tener un poco de lo que estaban hablando.
Cuando le comenté a mi tío lo que me había pasado él no oró
conmigo ni me dijo cómo orar, simplemente dijo: “Estás siendo
salvo, habla con Dios en oración cuando llegues a casa”.
Lo que sentí esa noche en el bus fue completamente nue-
vo, sentí el Espíritu Santo en mi interior y alrededor como nun-
ca antes. Nunca he olvidado ese momento, a pesar de los años,
este fue un verdadero encuentro con Jesús.
Los primeros dos años como cristiano fueron los más difíci-
les, porque mi familia era bastante religiosa y no estaban intere-
sados en tener evangélicos en su casa. Así que estuvo prohibido
para mí asistir a la iglesia por esos dos años. Fue realmente duro,
ya que no conocía a otros cristianos ni tenía un pastor que me
enseñara nada de esto. Fue en medio de este tiempo duro que
empecé a desarrollar una relación personal con Dios y un amor
profundo por Él comenzó a nacer en mi corazón.
Ya entrando a los años de adolescencia, cuando normalmente
los jóvenes empiezan a entrar en la rebelión juvenil, mi rebeldía
fue escapar para que mi tío me bautizara en un río, y así fue mi
bautismo, a escondidas de mis padres.

55
JORDYN GONZÁLEZ

Después de que se cumplieron estos primeros dos años, mis


padres se dieron cuenta de que mis ganas de buscar a Dios no
eran un simple capricho de adolescente que se me pasaría rá-
pido, al contrario, estaba más determinado a ser cristiano. Así,
un sábado mi mamá me dijo: “Mañana buscas una iglesia para
congregarte” ¡Cuán grande fue mi gozo y victoria ese día! Nun-
ca olvidaré el sentimiento ese domingo arreglándome temprano
para ir a buscar una iglesia. Casualmente era 25 de julio, exacta-
mente dos años después de conocer a Dios, parecía un regalo de
cumpleaños de su parte.
Fue el comienzo de una nueva etapa de crecimiento, aunque
nada fácil, pero los años de espera manteniendo el primer amor
me habían ayudado a desarrollar una dependencia total y una
sólida relación personal con Dios.
Varios años después, tuve un sueño una noche, en el cual es-
taba en una habitación oscura, y de repente una puerta se abrió
y la luz brillante del exterior entró en la habitación. De repente,
un hombre entró y se paró en la puerta, apenas podía ver su
rostro debido a la luz detrás de él, solo distinguía el contorno de
su figura, se veía como si hubiera salido de la Biblia, como uno
de los antiguos patriarcas o profetas, su ropa y barba asemejaba
a Moisés o Elías. En ese momento, me señaló y me dijo: “Abra-
ham tuvo que dejar la casa de su padre para poder entrar en su
bendición”.

Abraham tuvo que dejar la casa de su padre


para poder entrar en su bendición.

Sabía que Dios me estaba llamando a dejar mi zona de con-


fort, ser misionero y predicar su evangelio. Había estado siguien-
do a Jesús durante doce años, la mitad de mi vida en aquel tiem-
po. Durante los primeros diez años, no había visto ni siquiera

56
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

una salvación en mi familia, hasta que mis dos hermanos meno-


res aceptaron al Señor, ahora eran nuevos creyentes.
Había estado orando por la salvación de mis padres y herma-
nos, pero parecía una tarea imposible. Sentí que necesitaba estar
cerca de ellos para salvarlos, porque, gracias a mi Dios, después
de años de que mi conversión no fuera aprobada por nuestra fa-
milia religiosa, comencé a ganarme su respeto. Pero, justo en ese
momento, Dios me pidió que me fuera.
No tenía idea de lo que quería, a dónde me llevaría o cómo
viviría, por lo que mi respuesta no fue tan inmediata como la de
Abraham, realmente luché y discutí con Dios hasta que final-
mente le dije que sí.
Mi hermano menor, Kevin, tenía poco más de dos años sir-
viendo al Señor, y estaba totalmente entregado a Jesús, tenía una
pasión por América Latina y el idioma español, y solía frustrar-
nos a todos en casa hablando español sin cesar. Constantemente
me fastidiaba acerca de viajar a Venezuela, pero no me interesaba
América Latina o hablar español, esa no era mi pasión en ese
momento.
Fue entonces en ese momento que nos enteramos de que mis
tres hermanas y yo todavía teníamos la Residencia Permanente
en Canadá, esta noticia llegó después de que una de mis her-
manas tratara de obtener una visa de turista para visitar dicho
país, y la Embajada canadiense le avisara que todos éramos resi-
dentes válidos del país norteamericano y que deberíamos viajar a
ese país para afirmar nuestro estado de residencia.
Dios me acababa de hablar sobre misiones en el exterior, por
lo cual decidí viajar a Canadá con mis hermanas para ver si esto
era lo que Dios quería para mí. Cuando ingresamos a Cana-
dá, anunciamos sinceramente que habíamos llegado a solidifi-
car nuestro estado como residentes de Canadá, lo cual llevó al
oficial a confiscar nuestros pasaportes para revisar nuestra soli-
citud y hacernos regresar en un par de días para saber su deci-
sión sobre el asunto. La respuesta fue afirmativa y el oficial que

57
JORDYN GONZÁLEZ

me entrevistó fue muy amigable y me dijo que tenía derecho


a quedarme en Canadá ahora o incluso volver lo más pronto
posible, que el gobierno canadiense me ayudaría a conseguir un
trabajo y un lugar donde quedarme. “Canadá necesita personas
con su profesión”, afirmó.
Para una persona normal esta noticia hubiese sido fabulosa,
pero para mí no lo fue. A pesar de que había servido al Señor
toda mi juventud, lo amaba mucho y también estaba involucrado
activamente en el ministerio de adoración como músico, todavía
no había entendido completamente lo que significaba caminar
en comunión con el Espíritu Santo, consultarle cosas y escuchar
su voz. Pero en ese viaje lo experimenté, días previos a ese mo-
mento había escuchado su voz diciendo: “Debes ir a Venezuela”.
Así que no me quedó otra opción que rechazar dicha oferta y
recibir de vuelta mi pasaporte. Hubo en mí la sensación de paz
que siempre llega cuando obedecemos su voz, una paz que nos
asegura que todo estará bien. Entonces, justo en ese momento
fue cuando comencé a aprender acerca de la “paz de Dios” en su
voluntad divina.

La paz de Dios está en su voluntad divina.

En este punto, su paz no solo fue reconfortante, sino que


también comenzó a poner en mí tal entusiasmo y pasión por Ve-
nezuela. Comencé a amar a ese país, a su gente, idioma y cultura.
En ese momento comencé a entender el verdadero signifi-
cado de confiar en su voluntad y embarcarse en la aventura de
seguir al Espíritu Santo hacia lo desconocido.
Volvimos a Trinidad y, sin darnos cuenta, ya estábamos em-
barcados hacia Venezuela. Aún podía ver a mi madre con las ma-
nos en la cabeza parada en la costa, mirando el ferry que llevaba
a sus dos hijos por primera vez a tierra venezolana. Yo no podía
hablar español en absoluto y solo teníamos el poco dinero que

58
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

habíamos logrado ahorrar. Kevin podía hablar un poco de espa-


ñol, pero la verdad es que dependíamos totalmente de Dios. Este
fue el comienzo de nuestro ministerio misionero.
El viaje en sí estuvo diseñado, no solo para llevarnos al pro-
pósito del Padre, sino también para enseñarnos a conocer a la
persona que nos guía, que es el Paráclito “Espíritu Santo”, aquel
que prometió estar con nosotros.
Mucha gente cuestionó nuestra decisión de irnos porque todo
el país estaba sumido en disturbios políticos. No mucho antes
de nuestro viaje, el país se había sumido sin éxito en protestas
masivas y en un referéndum destinado a derrocar al régimen so-
cialista. Pero Dios estaba a punto de enseñarnos una lección que
resultó en un lema que ha inspirado a muchos misioneros desde
entonces: “El lugar al que Dios te ha enviado es el lugar más
seguro de la tierra”.

El lugar al que Dios te ha enviado


es el lugar más seguro de la tierra.

Cuando el barco atracó en el puerto de la ciudad de Güi-


ria, descargamos nuestra excesiva cantidad de equipaje. Planea-
mos estar allí durante tres meses, pero a juzgar por nuestro equi-
paje, parecía ser toda una vida.
Mientras salíamos por la puerta principal del puerto, nos
abordaron un grupo de hombres que tomaron nuestras maletas
y las cargaron en una vieja camioneta oxidada, hablando a gran
velocidad. “Kevin, ¿quiénes son estos hombres? ¿Qué están di-
ciendo? ¿A dónde llevan nuestras maletas?” Fueron mis pregun-
tas inmediatas. Pero mi sensación de impotencia y pánico au-
mentaron cuando Kevin respondió: “Están hablando demasiado
rápido. ¡No entiendo nada!”. Parecía que sus años de estudio de
español no estaban dando sus frutos en ese momento.

59
JORDYN GONZÁLEZ

Pero, al poco tiempo nos dimos cuenta de que estos hombres


eran miembros de la iglesia del pastor que nos hospedaría du-
rante unos días, antes de continuar hacia Carúpano y luego hacia
Ciudad Bolívar.
Cuando nos acomodamos en la casa de nuestro anfitrión, Kevin
comenzó a aprender algunas palabras y a comunicarse un poco. Esa
noche, fuimos al servicio de la iglesia de nuestro pastor anfitrión,
Juan Manrique. El ambiente fue extremadamente apasionado y
acogedor, ya que éramos los invitados de esta nueva iglesia.
Al avanzar el servicio, nos invitaron a saludar en la iglesia,
pero Kevin escuchó unas palabras que no podía creer: “¡Nuestro
hermano misionero Kevin de Trinidad y Tobago estará predi-
cando la palabra esta noche!”. Le entregó el micrófono incluso
mientras todavía estaba procesando si su español le estaba sir-
viendo correctamente en su interpretación del anuncio.
A pesar de que llevábamos doce años sirviendo al Señor, nin-
guno de los dos habíamos predicado antes. Yo, en particular, me
había estado escondiendo de este llamado desde que tengo me-
moria. El llamado a las misiones aún no lo tenía muy claro ya
que sufría de manos, rodillas y labios temblorosos cada vez que
me colocaba de pie ante una “multitud” de más de cinco personas
para hablar. Era inevitable que me embargara el miedo, al igual
que a Kevin.
Habíamos venido a Venezuela para aprender a hablar español
para poder predicar el evangelio en algún momento del futuro
lejano, pero todo estaba cambiando ahora, estábamos fuera de
nuestra zona de confort y necesitábamos que el Espíritu Santo
tomara el control total.
En ese tiempo entendimos que el Espíritu Santo nos coloca
en situaciones que requerirán dependencia total de Él, porque no
quiere que dependamos de nuestras habilidades naturales.

60
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

El Espíritu Santo nos coloca en situaciones


que requerirán dependencia total de Él,
porque no quiere que dependamos de
nuestras habilidades naturales.

Fue en esa noche cuando Kevin y yo comenzamos a ver cuán-


to lo necesitaríamos y cuánto nos usaría si simplemente dijése-
mos que sí.
Después de pasar unos días en Güiria, nos dirigimos en auto-
bús hacia Carúpano. El pastor Juan Manrique, quien nos recibió
en el puerto y nos acogió durante tres días, nos acompañó en el
bus a Carúpano y luego nos dejó para pasar la noche con otro
pastor.
Al día siguiente tomaríamos otro bus por doce horas hasta
una ciudad llamada San Félix. En esta etapa del viaje, estuvi-
mos solos por primera vez en Venezuela. Cuando nuestro nuevo
pastor anfitrión en Carúpano nos dejó en la estación de autobu-
ses, le dio a Kevin algunas instrucciones en español. Le pregunté
a Kevin qué había dicho el pastor y admitió que no entendió
nada, aunque asintió con la cabeza como si lo entendiera perfec-
tamente. Por supuesto, no estaba feliz con esto. Y mientras nos
conducíamos por cientos de millas de hermosos paisajes, apenas
pude disfrutarlo, pensando que podríamos haber perdido algu-
nas instrucciones importantes sobre nuestro destino.
En esos momentos de soledad, miedo y confusión, recuer-
do claramente que el Señor me habló y dijo: “Estoy contigo.
Son pioneros. Muchos harán este viaje con ustedes después de
esto. Están abriendo caminos para muchos otros”. Esas pala-
bras del Señor nos aseguraron que no estábamos solos y que este
paso de fe fue el comienzo de algo grandioso.
Cuando el autobús entró al terminal de autobuses en la ciu-
dad de San Félix, Kevin recordó que el pastor le dijo que tal vez
tendríamos que cambiar de autobús y viajar otras dos horas a

61
JORDYN GONZÁLEZ

Ciudad Bolívar. Nos sentimos tan cuidados por el Señor en ese


viaje, que cada vez que reflexiono sobre ese momento, siempre
recuerdo la fidelidad de Dios en el cumplimiento de su palabra.
Habíamos pasado un total de cuatro meses allí en dos viajes dis-
tintos en el mismo 2004. Por lo general, yo era quien tocaba la guita-
rra y cantaba una canción antes de que Kevin predicara en español. Si
me tocaba saludar a la iglesia desde la tarima, siempre necesitaba que
Kevin me tradujera porque mi español era muy limitado.
Así que pasado un año desde que mi hermano Kevin y yo fui-
mos a Venezuela por primera vez, el Señor comenzó a hablarme
acerca de comenzar un ministerio misionero para llevar a otros
al campo venezolano. El ministerio finalmente se lanzó en abril
de 2006 y se llamó Pasión por las Almas Internacional. Pero
antes de toda gloria, viene un proceso de transformación. En
mi caso, estaba a punto de entrar en un proceso en el cual debía
morir mi yo, para que Cristo realmente se reflejara.
Comenzó cuando el Señor me dijo que fuera a Venezuela y
tomara videos y fotos para compartir la visión de las misiones. Le
pedí a Kevin que me acompañara, pero no pudo ir porque estaba
comenzando sus estudios. Le pedí a mi cuñado Kendell que me
acompañara y este accedió. Sin embargo, una semana antes del
viaje, él me informó que no podría ir conmigo.
En ese momento no sabía qué hacer. ¿Cómo iba a hacer este
viaje solo? Fue entonces que el Señor me dijo: “Tienes que ir.
Estoy contigo”. En este momento sentí que realmente debían
morir mis temores y dejar que Cristo se glorificara. Fue una
de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar en mi
vida, pero fue una de las más importantes para el ministerio que
Dios me estaba llamando a comenzar.

Tuve que dejar a un lado toda duda


y miedo, y también mi propia voluntad
al decidir someterme a Su voluntad.

62
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Cuando llegué a la ciudad costera de Güiria, nuestro ahora


buen amigo, el pastor Juan Manrique, estaba allí con los miem-
bros de la iglesia para recibirme. Cuando me instalé en la casa
de hospedaje, el pastor Manrique me miró y dijo, en un español
lento para que yo entendiera: “¡Mañana por la noche predicarás!”
Comprendí lo que estaba diciendo, pero no lo quería creer. “¿Yo?
No, pastor. Lo siento, no puedo. No tengo intérprete”. Traté
desesperadamente de comunicarle que no podría hacerlo.
Pero esa noche, mientras oraba en la habitación, el Señor me
dio una palabra para la iglesia que debía entregarles. Así que le
dije al Señor: “¡Si esta palabra es para esta gente, la predicaré,
pero debes darme el español para entregarla!”.
Esa noche me sometí a la voluntad de Dios y le dije al pas-
tor que predicaría la noche siguiente. No sabía cómo, pero iba
a hacer todo lo posible para transmitir el mensaje de Dios a la
gente. Así que me senté con mi diccionario de español y traté de
encontrar las palabras clave de los versículos que iba a predicar
en español. Hice todo lo que pude para prepararme, pero sabía
que aún necesitaría un milagro para predicar.
La noche siguiente, confiaba totalmente en el Señor, cuando
tomé el micrófono y abrí la Biblia. Sentí que Su Espíritu vino
sobre mí y prediqué en español durante veinte minutos comple-
tos. ¡Mientras Su presencia llenaba la iglesia, muchos lloraban
en el altar! Desde ese día, nunca he dejado de hablar en español.
Hoy en día, cuando me preguntan: “¿Dónde aprendiste a ha-
blar español con tanta fluidez?”. La respuesta nunca es lo que es-
peran: al ser crucificados a nuestra voluntad, experimentaremos
milagros verdaderamente sobrenaturales.

Al ser crucificados a nuestra


voluntad, experimentaremos milagros
verdaderamente sobrenaturales.

63
JORDYN GONZÁLEZ

El año siguiente lanzamos el ministerio de misiones con


nuestro primer viaje misionero y un equipo de nueve personas.
Fue realmente un reto ya que me enfermé tres meses antes del
viaje y los médicos no me podían diagnosticar. Pero Dios me
sanó justo la semana antes de viajar.
Este viaje fue realmente el comienzo de tantas cosas maravi-
llosas que solo han aumentado a partir de ese momento, minis-
tramos en cruzadas y en un campamento, en esas dos semanas,
vimos al Señor salvar personas, sanar a unos y llenar a otros con
el Espíritu Santo. Nos dimos cuenta de que Dios tenía el control
total, no teníamos ni idea de lo que estaba sucediendo, simple-
mente Él se hizo cargo de todo.
La primera noche de la cruzada en Güiria, me estaba prepa-
rando en oración y leyendo la Biblia en mi habitación, cuando
de repente comencé a sentir aceite en mis manos y debajo de mis
pies, pensé que era extraño, pero que debía haber una explicación
para ello. Tal vez había tocado accidentalmente algo con aceite,
así que después de un rato me levanté y me di un baño para qui-
tarme el aceite con jabón, tomándome mi tiempo para sacarlo
bien. Mientras salía del baño, mis pies se deslizaban y casi me
caí. Debajo de mis pies seguía habiendo aceite, ¡aparentemente
más que antes! Nunca había escuchado ni visto nada como esto
antes, tampoco me volvió a pasar después, por lo que supe que
el Espíritu Santo nos estaba ungiendo para esta labor desde el
comienzo del ministerio.
En 2008, un pastor de Venezuela vino a Trinidad con su es-
posa, y el pastor Juan Manrique me pidió que los ayudara a en-
contrar un lugar para quedarse. Yo los recibí y los atendí durante
toda su estadía, no por decisión propia, sino porque Dios mismo
me dijo que los atendiera, sin saber que estos mismos pastores
me llevarían de regreso a Venezuela con ellos para predicar en
una conferencia de jóvenes la semana siguiente. En esa confe-
rencia, conocí a un conferencista de Colombia que me dio su
número de teléfono y me invitó a visitarle en ese país. En una

64
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

semana estaba en Colombia en su iglesia, ¡y ahí fue donde cono-


cí a mi esposa Natalia!
Estos pastores de Venezuela han sido un gran apoyo para
nuestro ministerio a lo largo de los años, formando innumera-
bles conexiones divinas en toda América Latina. Si no hubiera
obedecido, ¿habrían pasado todas estas conexiones y oportuni-
dades de ministerio? ¿Me habría casado con Natalia? ¡Solo Dios
sabe!, pero debemos notar la importancia de escuchar y obede-
cer su dulce voz en todo tiempo porque definitivamente afectará
nuestro destino.
Natalia y yo nos casamos en julio de 2011, año de grandes
ajustes en nuestra vida y ministerio, ya que tuvimos que pregun-
tar al Señor dónde debíamos ir en esta nueva temporada.
Nos dirigimos a Leticia, una ciudad amazónica de Colom-
bia que se encuentra en la frontera con Brasil y Perú, llamada
con cariño “Tres Fronteras”. Estábamos planeando llevar a un
equipo de misioneros allí unos meses más adelante, así que es-
tábamos revisando hoteles y otros detalles antes de dirigirnos a
Bogotá, donde Natalia y yo nos instalaríamos. Nuestro pastor,
el cual meses antes había partido con el Señor, nos había expre-
sado su deseo de comenzar una iglesia allí antes de su falleci-
miento, así que sentimos que esta era la dirección en la que nos
dirigíamos en esta nueva temporada. Cuando llegamos al frío de
Bogotá, contratamos un taxi para que nos llevara por la ciudad
donde comenzamos a explorar y orar para saber dónde comen-
zaríamos la iglesia.
Pero no sentimos paz en nuestros corazones al respec-
to, sentimos que estábamos fuera de lugar y necesitábamos una
palabra del Señor. Una mañana estábamos orando y pidiendo a
Dios dirección, cuando su Presencia descendió sobre nosotros
y comenzó hablarnos sobre Leticia. Inmediatamente supimos
que esta ciudad era donde Dios nos estaba llamando a ir. Fue
en este lugar donde aprendimos mucho sobre la fe y la intimi-
dad con Dios.

65
JORDYN GONZÁLEZ

Dios proveyó sobrenaturalmente para todas nuestras necesi-


dades. Aprendimos el poder de la oración y la intimidad con el
Espíritu Santo. Después de que se plantó la iglesia, el Señor nos
llamó nuevamente a Trinidad y Tobago, donde pasamos cuatro
años fortaleciendo nuestro ministerio Pasión por las Almas In-
ternacional.
Pasamos esos cuatro años construyendo una red de interceso-
res, una casa de oración y una visión de intimidad con Dios en el
hogar, llamada Cuarto de Oración.
Muchas misiones impactantes se embarcaron en Colombia y
Venezuela durante ese tiempo, en el cual pudimos llevar a mu-
chos misioneros al campo. Durante estos años pudimos realizar
muchas obras sociales hacia Venezuela y también varias cruzadas
evangelísticas tanto en Trinidad y Tobago como en Venezuela,
viendo muchas salvaciones, sanaciones y liberaciones.
Estos cuatro años fueron marcados por algunas de las expe-
riencias y encuentros más grandes e impactantes que Natalia y
yo hemos experimentado en nuestras vidas. El año 2016 fue un
año que nos transformó por completo en nuestra relación con
Dios. Ese año habíamos estado preparando nuestros corazones
para los encuentros con el Señor orando juntos, pero sentimos
que el Señor tenía mucho más para nosotros de lo que habíamos
experimentado hasta ese momento.
Yo había estado caminando con el Señor durante veinticin-
co años y lo había experimentado de muchas maneras sobrena-
turales, pero en ese tiempo entendí que para que pudiéramos
experimentar más, debíamos venir como niños al Padre, como
vino Moisés, y acercarnos a Él como si lo encontráramos por
primera vez.
Natalia y yo oramos y ayunamos juntos durante una semana
con algunos hermanos de la iglesia antes de un evento para cele-
brar el 110 aniversario del avivamiento de la calle Azusa. Cuan-
do llegó el aniversario, llevé a mi equipo de ministerio a un
campamento donde pasamos el fin de semana para unirnos al

66
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

evento. Esa noche, el Señor nos visitó tan intensamente que to-
dos estábamos borrachos en el Espíritu. A la mañana siguiente,
dejamos el campamento y el Señor continuó visitándonos por
todos lados, dejándonos postrados en el suelo en algunos lugares.
Después de un par de semanas de tener más visitaciones
como esta, el Señor nos ordenó a Natalia, Kevin y a mí que
hiciéramos un ayuno de cuarenta días juntos. Después de que
terminó el ayuno, Natalia y yo comenzamos a pasar noches en-
teras en oración, no porque simplemente decidiéramos orar toda
la noche, sino porque su Presencia descendería con tanta fuerza
que no podíamos irnos.
Cuando digo que pasamos toda la noche en oración, la mayor
parte del tiempo lo pasamos recostados en el suelo, sin decir-
nos una palabra, sino simplemente contemplando la majestuosa
Gloria de Dios que era tangible en nuestro hogar. Después de
esto, la gente que venía a nuestra casa experimentaba la presen-
cia de Dios al poner un pie dentro de la puerta principal. La
gente se postraba en nuestra sala de estar e incluso los pastores
lloraban en nuestra mesa del comedor.
Un mes después de este ayuno, Dios desató un avivamiento
en nuestra iglesia donde vimos gente postrada todas las noches
en el altar casi hasta la medianoche, y en tres meses bautizamos
a más de 300 personas que transformaron sus vidas durante ese
tiempo.
Muchos se preguntan: ¿cuál es la diferencia entre los grandes
hombres y mujeres de fe y nosotros? Pues la respuesta es que te-
nemos el mismo acceso al trono de Dios que tenían los generales
de la fe, por lo que la única diferencia entre ellos y muchos de
nosotros es que ellos se quedaron más tiempo delante del trono
de lo que nosotros estamos dispuestos a quedarnos.
Por eso, en nuestro ministerio, la intimidad con Dios se con-
virtió en un estandarte. Porque en la intimidad Él nos habla y
nos envía, y si nos atrevemos a obedecerle, los milagros asombro-
sos empiezan a ocurrir. Pero en este lugar detrás de las puertas

67
JORDYN GONZÁLEZ

cerradas, nos dimos cuenta de algo impresionante que quiero


usar para concluir esta historia de fe.
¡Nada se compara a Él! ¡Ni los milagros, ni ser usado, ni los
grandes resultados, absolutamente nada se compara a su perso-
na! Digo esto porque muchos avivamientos se han acabado por-
que dejamos la fuente y nos ocupamos con los resultados. Pero
delante de su trono hay solo plenitud y dicha. Lo demás es aña-
didura. Realmente nos dimos cuenta de que Él es el avivamiento.

Él es el avivamiento.
La pregunta que debemos responder es, ¿estamos listos para
buscar más? Solo hemos experimentado una gota de la gloria
que está disponible para nosotros. Hay mucho más.
Cuando nos quedamos tanto tiempo delante del trono, su mis-
ma gloria impregna nuestro ser y comenzamos a reflejar esa gloria
dondequiera que vamos, esto es lo que trae avivamiento. Cuando
esto sucede, su Reino viene y se establece en la tierra. ¡Este es el
despertar del avivamiento y está sucediendo ahora mismo y está
esperando por ti, amado lector! Atrévete a buscarle con todo tu ser.
Indudablemente la vida del pastor Wesley Poorai nos deja
la gran lección de que cuando decidimos creerle a Dios, Él se
encargará de todo lo que somos, nuestra familia y nuestro mi-
nisterio. Es por eso que debemos creer y obedecer, aun cuando
no comprendamos lo que sucede. Su obediencia ha generado un
impacto espiritual en miles de personas, y estoy seguro de que
Dios quiere hacer lo mismo contigo.

Joel Carambot
El último testimonio que te compartiré en este capítulo es el
de mi amigo Joel Carambot, su vida nos enseña la importancia
que tuvo la iglesia para su ministerio misionero y cómo fue un
instrumento de Dios para grandes cosas.

68
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Joel fue mi mentor y pastor en la escuela de JuCUM ( Juven-


tud Con Una Misión) en Leticia, Amazonas, esta es una escuela
misionera en la que el carácter y llamado misionero es formado.
Joel fue la persona encargada de cuidar de mi proceso durante
mi tiempo en la escuela. Recuerdo con mucho cariño que yo
no tenía dinero para poder pagarla, pero tenía muchas ganas de
asistir, por lo cual le sugerí pagar parte de mi escuela con una
guitarra eléctrica y él aceptó. Para mí fue un gesto tan bonito
que desde allí empezamos a establecer una muy buena amistad.
Él fue el instrumento que Dios usó para mostrarme el camino al
ministerio misionero integral.
Tenía seis años, así que debió ser entre 1992 y 1993 cuando
Joel visitó por primera vez una iglesia. Lloraba mucho, así que,
aun cuando no era la norma llevar niños menores de siete años a
la escuela bíblica, en el primer nivel hicieron una excepción con
él ese día. Una excepción que marcó la diferencia en su vida.
Al terminar el culto, un hombre que atendía la escuela bíblica
le preguntó a su madre dónde se congregaban. Su madre fue sin-
cera y le dejó saber que no asistían a ningún lugar. Él le confesó
su sorpresa, pues con tan corta edad Joel había dado una muy
buena explicación de la parábola de las cien ovejas, la cual acaba-
ba de escuchar por primera vez. El hombre animó a la madre de
Joel a seguirlo llevando a la iglesia pues, según creía, era posible
que tuviera algún don para entender y enseñar la Escritura; y ahí
empezó todo.
Joel dice que cuando nos expresamos nuestros diálogos y es-
critos están teñidos por nuestro contexto inmediato y las expe-
riencias que vamos adquiriendo. Actualmente, él junto a su es-
posa Sara son pastores de una misión de su iglesia en República
Dominicana. También pasaron cinco años en la Amazonía co-
lombiana dirigiendo la Escuela de Discipulado y Entrenamien-
to (EDE) en la sede del ministerio Juventud Con Una Misión
( JuCUM) en Leticia. Ambas experiencias me impulsaron a ha-
blarles de su llamado y experiencia misionera.

69
JORDYN GONZÁLEZ

Su llamado fue descubierto en una iglesia. Comenzó en esa


escuelita bíblica. Y desde allí, el matrimonio que los llevó a visi-
tar la iglesia, se encargó de discipularlo los próximos años. Justo
Manuel y Miriam se encargaron de guiarlo y promover que fue-
ra a predicar en otros lugares. Ambos le compraron camisas y
corbatas para los compromisos. Miriam fue su primera mentora
en cuanto a cómo estructurar una predicación.
Joel aún guarda las hojas del primer mensaje que tuvo fue-
ra de su congregación. Era para navidad. El título era “Jesús,
el mejor regalo”. Definitivamente, ellos son sus padres en la fe.
Supieron tomar un niño y guiarlo, dejando una semilla de fe que
bendeciría a otros. Lamentablemente, Miriam murió hace dos
años, y su familia le dio la oportunidad a Joel de hablar en su
velorio. Así Joel pudo recordar y honrar su legado, reforzando el
valor del trabajo de la comunidad local de fe.
Muchas personas suelen preguntarle a Joel dónde aprendió
tanto de la Biblia, y su respuesta es sencilla: en las escuelas bíbli-
cas de la iglesia. Allí tuvo muy buenos maestros: el hermano Juan
y su esposa, Víctor Vázquez, Rafael Parrilla, José Ortiz, Selenia
Santana, y una lista muy larga de personas que derramaron su
conocimiento sobre él.
Sus mentores y su madre nunca lo dejaron ser de los que lle-
gaba tarde, mucho menos de los ausentes en la escuela bíblica.
No se alimentaba solo de la predicación del domingo, sino que
cada sábado llevaba un estudio sistemático de temas bíblicos.
Recuerda ver los salones llenándose poco a poco según iba pa-
sando la hora de la Escuela; y una escena parecida se repetía
en el templo a la hora del culto. Estar a tiempo y pendiente
le permitió alimentarse bien. Ahora agradece que no le dejaran
convertirse en un vago de congregación.
Tuvo muy buenos mentores: Vanesa, Blanca Machado, Víctor
y Selenia, Eric y Odette, entre otras personas. En misiones, su
mentora se llamó Ruth Jiménez. Ella era la encargada del gru-
po, y de su vida, mientras viajó los primeros años a República

70
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Dominicana; justo al lugar donde ahora es pastor. Ella lo alentó


y lo ha apoyado a través de los años de diversas formas así que,
en términos humanos, después de su madre biológica, ella fue
el medio de gracia que Dios usó para encaminarlo en esta di-
rección. Todavía hoy es una ficha clave para su ministerio en la
iglesia bautista Renacer.
Muchas veces le preguntan cómo descubrió su llamado, y su
respuesta suele ser la misma: “No lo hice. Lo descubrió la igle-
sia”. Eran sus hermanos quienes veían los dones, las capacidades
y todo lo necesario para trabajar en las misiones, la enseñanza y
el pastorado. Por su cuenta, aun cuando Dios le habló a través
de sueños cuando era pequeño, se resistía, evadía, corría, y dijo
muchas veces que no era para él. Era feliz siendo parte del mi-
nisterio de mimos de la iglesia. Podía ser buen maestro de escue-
la bíblica, pero pastor no, es mucha responsabilidad y un trabajo
que debe ser tedioso.
Se preguntaba: ¿cómo hace un pastor para predicar más de
cincuenta y dos veces al año?, Y ahora se pregunta: ¿cómo le da
a uno la vida para terminar de predicar siquiera el Nuevo Tes-
tamento?
Pensó muchas veces que la vida de un pastor era muy tediosa
y aburrida pero hoy puede testificar que cuando se vive el llama-
do cada día es emocionante.

Cuando se vive el llamado


cada día es emocionante.

Joel es bautista carismático, así que la manifestación del


don de la profecía en la iglesia fue parte de lo que lo capacitó
para el ministerio. Creció en iglesias donde había hombres y
mujeres que escuchaban claramente la voz de Dios y habla-
ban con lujo de detalle el mensaje del Señor para su pueblo
o el individuo. Obviamente, también le enseñaron a juzgar la

71
JORDYN GONZÁLEZ

profecía para ver si era de Dios, como lo recomienda 1 Corin-


tios 14:29 y 1 Tesalonicenses 5:19-22. Y, con eso en mente,
reconoce que la manifestación de este don aclaró su camino
en muchas ocasiones.
Hermanos y hermanas, incluso que jamás había visto, le da-
ban mensajes de parte del Señor que confirmaban cosas que
solo Dios y él sabían. No eran palabras genéricas como: “Veo
que has pasado cosas tristes en la vida”. No. Eran palabras es-
pecíficas que daban respuesta a preguntas y situaciones muy
particulares, lo que lo hacía saber cuándo una palabra venía de
Dios y cuándo no.
A través de estas personas en la congregación recibió aliento,
corrección y dirección. Los retiros de jóvenes, de toda la iglesia o
del diaconado, fueron espacio de oración, adoración, edificación
y dirección. Su vida siempre ha sido bendecida por la iglesia.
Fue en ella que recibió el impulso para salir a obedecer a Dios,
a pesar de las voces que, muchas veces, buscaron desalentarlo.
Varias personas habían orado por él y por su esposa, en sus res-
pectivas congregaciones, y les habían dejado saber que se irían y
no regresarían a vivir en Puerto Rico.
No estuvieron solos en el proceso. La iglesia los acompañó
siempre. Su testimonio en el tiempo fue lo que probó su llamado
y de ahí en adelante la iglesia ha ido aumentando su apoyo hacia
ellos. Además, otras personas han sido inspiradas por su obe-
diencia y han salido en respuesta al llamado del Señor.
En el país natal de Joel, Puerto Rico, se da un fenómeno entre
los ministros llamado “llaneros solitarios”, sobre todo evange-
listas itinerantes. Estos no tienen una congregación local, ni un
cuerpo de ancianos o pastores específico, sino que van por ahí
“ministrando” a cualquier persona; son personas “desamparadas,
como ovejas sin pastor” pero por voluntad propia.
Estos personajes proclaman que no hace falta la figura de la
iglesia local para servir a Dios y viven hablando horrores de las

72
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

congregaciones. Pero en la vida de Joel la historia fue muy dife-


rente. La iglesia fue el motor de su llamado misionero.
El pastor Joel define a la iglesia como una comunidad local
de creyentes comprados a precio de sangre por Cristo, la cual
la integran un grupo de personas que, mediante el acto público
del bautismo, conscientes de su pecado, se arrepienten, reciben
perdón por fe en la obra redentora de Cristo, y se someten a
su señorío manteniéndose en la enseñanza de los apóstoles, la
comunión, el buen testimonio público, la cena del Señor y la
oración.
Son a estas personas a quienes el Espíritu ha dotado con di-
versos dones y sobre quienes ha convocado y estructurado un
liderazgo. Es por esta razón que ningún ministro debe desligarse
de la iglesia, ni pretender que fuera de ella puede ejercer un mi-
nisterio. Simplemente no hay orden si no hay iglesia.
Como ya mencionamos anteriormente, el llamado de Joel fue
descubierto en la iglesia. Fue nutrido y alentado en medio de
ella. Lo bendijo y envió su comunidad local. Aún lo reciben y
hospedan. Le corrigen cuando practica algo indebido. Y mantie-
ne, al sol de hoy, buena relación con su comunidad de creyentes.
¿La iglesia es perfecta? Lejos de eso. ¿Todo lo ha aprendido
ahí? No. Por eso fue a prepararse en la Escuela de Discipulado
y Entrenamiento de JuCUM, porque Dios lo llamó específica-
mente a ese lugar. ¿Ha estado exento de roces, desilusiones y
choques con sus hermanos? Lamentablemente, no ha sido así.
Pero no por eso deja de ser la iglesia la garante de la vida espiri-
tual de las personas, incluidos sus ministros.
Por eso, en esta oportunidad mi llamado no es a las iglesias
para que volteen sus miradas a las misiones sino a los misioneros
a que volteen a la iglesia local y le den la importancia que mere-
ce, se sujeten a sus pastores y asuman sus directrices.
Cuando Joel y su esposa se hicieron los directores de la EDE,
también sintieron que eran responsables de los estudiantes.
Oraban y su fe tenía que crecer, no solo por ellos, sino también

73
JORDYN GONZÁLEZ

por cada uno de sus estudiantes. Joel supo orar por una joven
que tenía una piedra en los riñones tan grande que provocó
laceraciones, por lo cual debían enviarla de emergencia a Bogotá
para operarla. Ella recibió el milagro de la mano del Señor y fue
confirmado por los especialistas médicos, quienes no tuvieron
que operarle y vieron como desaparecieron las laceraciones.
Como ese, fueron muchos los testimonios que Joel y su es-
posa vivieron junto a los misioneros y las iglesias que estaban
unidas. Por la fidelidad del Señor han podido visitar y trabajar
en diversos países como: Argentina, Brasil, Colombia, Perú y
República Dominicana. Siendo solo una pareja, como padres de
un niño, luego de una parejita y ahora de tres, en grupo o solo
como familia.
Entendieron que cuando Dios te llama, Él da todo lo necesa-
rio para servirte en el contexto necesario. Pero, en medio de todo
eso, jamás olvidaron una gran verdad: el gran proyecto de Dios
es su iglesia.

El gran proyecto de Dios es su iglesia.

Joel nos recuerda que el plan de Dios desde la eternidad fue


reunir todas las cosas en Cristo (Efesios 1:9-10). La iglesia es el
cuerpo de Cristo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo
(Efesios 1:22-23).
Así que, siempre que sea una congregación saludable, sal a
responder el llamado de Dios sin desconectarte nunca de tu con-
gregación ni saltar de una a otra de acuerdo con tu conveniencia.
Echa raíces en una comunidad local. Promueve a la iglesia, ben-
dícela, promueve modelos saludables, procura que quienes están
a tu alrededor se conecten con ella.
Mucho de lo que Joel ha vivido, si no todo, se debe a la inter-
cesión constante, formación, inversión y relación con la iglesia.

74
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

La invitación es a que le creas a Dios y seas como Pablo: un


ministro con raíces sólidas en la iglesia, que la cuidaba y la ama-
ba como el Señor, mientras salía creyendo en el Dios que tiene
cuidado de nosotros. No te conformes con menos de lo que Dios
tiene diseñado para ti.
Quiero animarte a que, si aún no te has sumado a ninguna
iglesia, busques una y te unas, para que empieces a experimentar
la vida del cuerpo de Cristo y puedas nutrirte de todo lo que
Dios derrama sobre ella. Y si ya eres parte activa de una congre-
gación, te invito a que abras tu mirada al llamado que Dios te
esté haciendo día tras día. Recuerda que la plenitud de tu vida
está en el cumplimiento de su propósito en ti.

75
CAPÍTULO III
EL ENTRETENIMIENTO
U na de mis esferas favoritas es la del entretenimiento,
porque las personas involucradas en este mundo suelen
influenciar a las masas a través de las artes, los medios
de comunicación, el modelaje, el teatro, el deporte y
muchos otros talentos. Es un ámbito muy atractivo, pero al mis-
mo tiempo muy peligroso, porque la fama y la vanagloria están
a pedir de boca.
Sin embargo, Dios ha levantado hombres y mujeres que, des-
de esos lugares, han podido transformar sus propias vidas y las de
otros siendo influencia del amor transformador de Dios.
En este capítulo conoceremos la historia de tres hombres que,
desde sus diferentes lugares y niveles de influencia, fueron toca-
dos por Cristo y transformados por su amor.
El primero de ellos es mi amigo Carlos Catarí, a quien co-
nocí por ser autor de la Editorial PanHouse (casa editorial que
hoy nos une). Su testimonio me impactó tanto que le pedí ser
parte de este hermoso compendio de historias. Para mí fue muy
impactante ver cómo Dios sacó a este hombre de la homosexua-
lidad de una manera tan sobrenatural, y hoy comparte su tes-
timonio ayudando a miles de personas a través de su canal de
YouTube y redes sociales. Por lo cual, creo profundamente que
quien pueda leer su testimonio podrá conquistar todas sus luchas
convirtiendo sus debilidades en fortalezas para ayudar a otros.
El segundo testimonio que les compartiré es el de mi ami-
go Óscar Naranjo, quien también tuvo luchas contra la homo-
sexualidad. Él estuvo en el mundo del entretenimiento por un
gran tiempo, envuelto en la fama y en su desenfreno, pero Dios
rescató su vida y ahora es un reconocido conferencista juvenil
que ha viajado por toda Colombia compartiendo su testimonio
y ayudando a personas a ser libres de todos los hábitos ocultos
de la sexualidad.
Y el tercero, es el de mi gran amigo de la infancia José Arias,
un joven con el que compartí muchas experiencias, juntos fui-
mos pioneros en programas radiales para jóvenes. Recuerdo que,

79
JORDYN GONZÁLEZ

en una oportunidad, orando en una plaza principal por nues-


tros proyectos y ministerios a futuro, pudimos experimentar una
manifestación extraordinaria del poder de Dios, y al frente de
nuestros cuerpos se hizo un remolino de viento confirmándonos
nuestros llamados. De ahí en adelante, él fue un hombre que
ha influenciado a través de muchos programas radiales y como
músico en algunas iglesias.

Carlos Catarí

Queriendo cambiar de país, terminé cambiando de reino.


Carlos Catarí

Hace casi siete años, Carlos salió de Venezuela rumbo a Canadá


buscando una “mejor vida”. A pesar de la gran inflación e ines-
tabilidad económica, del estrés político y social en Venezuela,
sus últimos cinco años allá fueron de muchísima prosperidad
financiera, múltiples viajes internacionales, hoteles, restaurantes
de lujo a diario, ropa de marca, camionetas del año, fiestas y de-
rroche al gusto.
Esa sensación de éxito endureció su corazón, así que llegó a
Canadá con una maleta llena de ego, altivez y orgullo, él pensa-
ba que había empacado otra cosa, pero era eso lo que se había
traído.
Cabe destacar que Canadá es uno de los países más libres del
mundo, un país de aceptación, de libertad, de apertura mental,
por lo que finalmente, “aquí sí podía ser mi verdadero yo”, decía
Carlos. Y ese “yo” que quería vivir libre y abiertamente su vida,
lo que quería sacar era su homosexualidad, allí era el “Carlos
Catarí Gay”, el que siempre había estado dentro del clóset y que
ahora quería salir de él completamente, aunque como le dijo un
amigo “del clóset de cristal”, ya que muchos sabían lo que se veía
a simple vista.

80
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Debido a haber sufrido abuso sexual desde los cinco años de


edad y de forma sostenida durante muchísimos años, desarro-
lló una variedad de conductas destructivas y degenerativas sin
saberlo. Antes de los quince años había desarrollado lo que los
psicólogos llaman hipersexualidad.
Esto le hacía buscar experiencias sexuales en todas partes, en
cualquier sitio y en todo momento. Era como un enfermo, un
adicto que llegó al punto de ofrecerse por dinero (eso que con-
ceptualmente llaman prostitución), además de eso tenía la au-
toestima en el subsuelo, desarrolló una impresionante habilidad
para decir mentiras y la capacidad de llevar una doble vida.
A los dieciséis años fue la primera vez que se asumió gay
“porque era lo que sentía y era lo que me gustaba”. Así que se
lo confesó a su hermana y ella se lo dijo a su mamá. Sin embar-
go, ese momento representó un punto de quiebre, exactamente
cuando su mamá, con mucho dolor, le dijo la siguiente frase: “Y
¿qué tal si no hubieses sido abusado?, ¿serías gay?”. Esta frase se
convirtió en un fantasma que lo persiguió a partir de ese mo-
mento.
Con la ayuda de una psicóloga, a quien Carlos le agradece
muchísimo, pudo liberarse en menos de una hora de la culpa que
sentía por andar siempre en esa búsqueda sexual enfermiza e in-
satisfactoria. Ella claramente le hizo entender que no había sido
su culpa haber sido sobrestimulado en la infancia, y que debido
a lo que había vivido, era lógico que estuviera en esa condición,
pero no era su culpa.
Con esa gran mujer, comenzó su proceso de restauración. Él
no podía permitir que la decisión de otro definiera su destino,
quería decidir él mismo su camino y no ser el resultado de una
experiencia por la que ni siquiera tuvo que haber pasado. Si iba a
ser gay o no, quería que fuera su escogencia.
Sin embargo, entender las razones o “comprender” los por-
qués del asunto no significaba que se iba a detener. De hecho,
todo iba en aumento, estaba llevado por sus deseos de forma

81
JORDYN GONZÁLEZ

incontrolada, como un animal. Mientras más quería un cambio,


mayor era el deseo, y francamente, cuando tuvo relaciones con
mujeres pensaba en hombres. Pero cuando estaba con hombres
entonces pensaba en la frase fantasma “y si el abuso no me hu-
biese ocurrido, ¿sería gay?”. Era como girar en círculos.
En 2004 comenzó su caminar con Dios, cuando por medio
de la película La Pasión de Cristo se le manifestó lo que Jesús
había hecho por él. Realmente fue muy fácil reconocer su mi-
nisterio, concretamente le estaba diciendo: “Ven a mí y todos tus
pecados son perdonados y echados al fondo del mar, te doy una
nueva vida y la puedes tomar desde ya mismo”.
Dada la condición en la que Carlos se encontraba, con todo
su historial dándole vueltas en la cabeza, tener la oportunidad
de poder comenzar desde cero era un regalo. Así que atendió al
llamado de Jesús como su Salvador por medio de quien hoy día
es su madre y guía espiritual, Dulce García. Inmediatamente se
lanzó a conocer al Señor Dios Todopoderoso, creador del cielo
y de la tierra.
Se podrán imaginar que desde ese preciso instante Carlos co-
menzó a pedir por su milagro. Realmente, Carlos no quería ser
gay, quería ser heterosexual, quería tener una vida normal, no
quería seguir teniendo atracción y deseo hacia hombres, quería
que eso se acabara, no quería que aquella experiencia de la niñez
definiera su destino. Carlos nos cuenta que oraba al Señor con
todas sus fuerzas, pero el Señor Dios Todopoderoso no respon-
día, no se manifestaba, y lo que sí se manifestaba era su ardiente
deseo por continuar en el mundo gay.
Así que, a escondidas de todos, comenzó a llevar una doble
o triple vida (era tanta la farsa que ya ni siquiera sabía quién
era). Por un lado, leía material sobre restauración sexual, iba a
la iglesia, juzgaba a todos como “buen cristiano”, compartía con
los hermanos y tenía novia. Pero, por otro lado, era un amarga-
do y depresivo deseando morir. Se sentía incapaz y se la pasaba

82
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

viendo pornografía gay, frecuentando locales de ambiente y te-


niendo círculos cerrados de amistades en ese ambiente.
Aunque cada vez que encontraba nuevo material informativo
de restauración sexual lo estudiaba inmediatamente, la gran ma-
yoría del material que llegó a sus manos se enfocaba en “dejar de
ser gay”, así que él lo intentaba con todas sus fuerzas, pero cada
vez con peores resultados.
Fue a partir de este momento que comenzó a ser un cínico
con la Palabra de Dios. Cada vez que pecaba citaba al apóstol
Pablo en Romanos 7:15-24 para justificarse: “Realmente no me
entiendo a mí mismo, porque quiero hacer lo que es correcto,
pero no lo hago. En cambio, hago lo que odio” (NTV). Y luego
continuaba pecando.
Ocurrieron una cantidad inmensa de acontecimientos que
nos llevaría muchísimo más tiempo poder compartir, pero bási-
camente su vida siendo “cristiano” fue mucho peor que antes de
serlo. Sus adicciones eran incontrolables, estaba entregado al mal
caminar, anhelaba la muerte como una vía de escape. Muchísi-
mas veces pensó en suicidarse, y en algunas ocasiones lo intentó,
no aguantaba la ambigüedad psíquica y espiritual.
Lo más sorprendente de todo este desastre es que Carlos
confiesa que estaba ciego, él no se veía tan mal, de hecho, supues-
tamente se “sentía feliz”, y en el fondo estaba acostumbrado a esa
vida de pecado y remordimiento, a tener una esperanza vaga, una
alegría circunstancial, en resumen: un vivir sin sentido.
Sin embargo, en febrero del 2014 llegó un momento en el que
dijo: “No quiero seguir así, estoy pecando contra ti, Señor, quiero
buscarte, quiero servirte de verdad...”, y en esa oportunidad fue tan
seria su decisión que hasta rompió con la persona con la que había
vivido varios años de relación y a quien amaba profundamente.
Luego de eso todo fue peor, en resumidas cuentas, se quedó
sin dinero para comer ni trasladarse, sin tener dónde vivir (llegó
a dormir en el mueble de la casa de una amiga). Hubo días en los

83
JORDYN GONZÁLEZ

que una lata de tomates lo acompañaba todo el día y ni siquiera


abrelatas tenía.
Aparte, tenía el corazón destrozado en pedazos por la ruptu-
ra, confundido al 100 %, deprimido, depresivo, más adicto a la
pornografía gay que nunca y todas las redes sociales de encuen-
tros para gays. No pueden imaginarse hasta qué punto su vida
era miserable. Tan solo un año antes el dinero sobraba, pero en
ese momento estaba más que quebrado.
Para muchos de los que lo conocen puede que esto suene ex-
traño, porque siempre él mostró actitud de ganador, vencedor y
conquistador, pero recuerden que era un maestro en llevar una
doble vida, podía aparentar lo que fuera al mundo, pero en lo
profundo de su corazón estaba destruido, deseando morir.
Para poner peor la historia, en el 2014 se aceptó como “gay
cristiano”, basado en el texto que dice: “Amarás a Dios sobre
todas las cosas... Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, dicién-
dose a sí mismo: “Ya yo amo a Dios... y prójimo es prójimo, así
sea un hombre”. El peor error de su vida fue torcer la palabra de
Dios a su conveniencia. Se suponía que ya podría vivir tranquilo
y en paz con Dios, pero era todo lo contrario.
Gracias a Dios, a mediados del 2014, conoció a un matrimo-
nio que impactó su vida, una pareja cristiana, pero diferente, eran
cristianos bíblicos, gente que vive por fe en la Palabra de Dios,
a la que se le ve por encima que Dios tiene una línea directa
de comunicación 24/7 con ellos. Su hablar, su comportamiento,
todo era para la gloria del Eterno, viven en su presencia y lo sa-
ben, es decir, su testimonio era de una vida más allá de esta que
conocemos. Su pasión por el Señor era legítima, nunca había
visto algo así.

El peor error de su vida fue torcer la Palabra


de Dios a su conveniencia.

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Estas personas, la señora Yubiris Chourio de Vedda y su es-


poso Leonardo Vedda, le inspiraron a pensar en tener una re-
lación así de hermosa con el Señor, aunque para Carlos era un
imposible porque era gay y así mismo él lo expresaba.
Él sabía que su vida se basaba en estar conectado con la por-
nografía, la autosatisfacción constante, la lascivia y deseo hacia
los hombres en todo momento, pasar todo el día compartiendo
mensajes, tener encuentros con personas diferentes todas las se-
manas. Esa era su vida, por lo tanto, era imposible poder tener
una relación íntima con Dios, porque escrito está: “¿Cómo pue-
de la luz vivir con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).
Hasta diciembre del 2014 su panorama era más que oscuro,
de nada valía toda la información que tenía en su mente sobre
el buen caminar con Dios, sobre restauración sexual y sobre el
poder de Dios. De nada le servía todo lo que sabía, años en psi-
cólogo, charlas pastorales, talleres, libros de autoayuda, videos y
demás, nada le funcionaba. Ese diciembre del 2014 tocó fondo
hasta lo más bajo que se pueda imaginar. Carlos confiesa que era
un esclavo del pecado y hasta droga probó, cosa que nunca había
llamado su atención, pero en ese momento ya nada importaba.
Para la fecha estaba viviendo en casa de unas personas que re-
presentaron una de las bendiciones más grandes que jamás haya
recibido, la familia Castro-Pacheco, con ellos pasó la fiesta de
año nuevo. Y en ese punto, por fin, comenzó a girar el rumbo
de la historia, justo cuando parecía que nada tenía solución, ¡la
magia ocurrió!
Estando en plena celebración de año nuevo, a eso de las dos
de la madrugada tuvo una conversación con uno de los invitados,
Luigi Muscarneri, quien es cristiano y a quien Dios usó para
exponerle lo siguiente:
“Carlos el problema con muchos cristianos es que solo tienen
a Jesús como su Salvador, pero no lo tienen como su SEÑOR.
¿Tú como lo tienes? ¿Cómo Salvador y Señor o solamente como
Salvador?”.

85
JORDYN GONZÁLEZ

Carlos quedó impactado en el acto, inclusive vio a través de su


mirada que no era Luigi quien le hablaba. Dios se le manifestó
ese 1.o de enero del 2015 a través de él.
Allí comprendió todo, inmediatamente comprendió que el
desastre de vida que había llevado era el resultado de ser el señor
de su propia vida, todo era a su manera y por sus fuerzas, su vida
no estaba regida por Jesús sino por él mismo.
Pocos días después, quien es su madre espiritual, Dulce Gar-
cía, le envió una nota de voz donde, entre otras cosas, le decía:
“Hijo mío, Dios perdona los pecados pero no las consecuencias,
esas te las aguantas”, y es totalmente cierto, hay muchos ejem-
plos en la Biblia sobre eso (Moisés, David, Sansón, Salomón),
y justamente ese mensaje le llegó cuando venía de una de sus
andanzas, y allí recordó la conversación con Luigi, y oró:
“Señor, te entrego mi vida, no me importa si voy a ser gay o
hetero o asexual, no me importa nada de mí, ya no quiero ser
yo, mi Señor, quiero que seas tú el Señor de mi vida. Te entrego
todo, me abandono en ti, me rindo, y a partir de esta hora estaré
contento por mi futuro porque está en tus manos, en el nombre
de Jesús. Amén”.
Al día siguiente, Luby Gabriela, quien era parte de la familia
con la que Carlos vive en Canadá le hizo llegar una predicación
por YouTube de un pastor boliviano con un enfoque altamente
científico, el pastor Fernando Orihuela.
Inmediatamente comenzó a ver ese material y quedó cautiva-
do, él hablaba de cosas que Carlos no conocía, de física cuántica,
del mundo espiritual, de entidades y principados de las tinieblas,
de demonios, del poder de nuestras palabras y declaraciones, de
cómo eso afecta nuestro entorno espiritual, de los milagros de
Dios y del poder de la Palabra de Dios.
Pero lo más sorprendente fue cuando habló sobre la alinea-
ción, y por qué debemos alinear nuestro ser a Dios para poder
conectarnos. El conjunto de prédicas duró más de siete horas,
pero como era un descubrimiento para él, quería saber más, así

86
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

que se sentó a verlas hasta el final. A eso de las tres de la ma-


drugada, terminó de ver todo y al acostarse decidió poner en
práctica lo escuchado allí, a pesar de que nunca habló de homo-
sexualidad, de todas formas, oró lo siguiente:
“Señor, por medio de esta oración alineo mi cuerpo a mi alma,
mi alma a mi espíritu y mi espíritu a tu Espíritu Santo, y en tu
nombre echo fuera este espíritu de homosexualidad que me ha
querido destruir toda la vida, restauro el diseño original por el
cual me creaste y oro por mi esposa y por mis hijos en el nombre
de Jesús. Amén”.
Esa oración no venía de su carne, venía de su espíritu. Pero lo
inimaginable ocurrió, inmediatamente sintió como si le hubie-
sen pasado una llave en el pecho, como cuando se enciende un
auto. Se dijo a sí mismo: “Aquí pasó algo, algo ocurrió”, abrió su
teléfono y fue al álbum de fotos donde, como buen adicto al por-
no, tenía miles de archivos. Cuando abrió la primera foto se dio
cuenta de que ¡no sentía atracción, ni deseo! No lo podía creer,
fue al internet y buscó videos pornográficos online, y nuevamen-
te ¡no sintió atracción, ni deseo!
Carlos no lo podía creer, realmente había sido restaurado, fue
librado en un segundo. Lo que por tantos años anheló y quiso
por sus propias fuerzas, lo que ya no esperaba, lo que le fue im-
posible, su Goliat fue derribado en un segundo.
Carlos no cabía en su alegría, el Señor Dios Todopoderoso
es real, sigue haciendo milagros hoy tanto como hace miles de
años, solo tenía que abandonarse y buscarle. Él siempre estuvo
allí, pero respetando la voluntad y Carlos nunca tuvo la voluntad
de entregarle todo, siempre quería conservar el control.
Sin embargo, pocos días después estuvo nuevamente con la
persona con la que había estado saliendo y lo que pasó allí fue
increíble, sintió asco, sintió rechazo, supo en el mismo instante
que ya no pertenecía a ese equipo. Era algo que nunca le ha-
bía pasado, ¿cómo podía un adicto a la Nutella sentir asco hacia
toda forma de chocolate de la noche a la mañana?, fue como un

87
JORDYN GONZÁLEZ

despertar, prácticamente dijo “Pero, ¿qué estoy haciendo aquí? y


por qué de esta manera... ¡Qué asco!”.
Lo que define a una persona como homosexual es esa incli-
nación erótica hacia el mismo sexo; sentir deseo, atracción, afi-
nidad, amor, seducción y romanticismo por personas del mismo
sexo. Él había sentido y vivido todo eso durante más de dos dé-
cadas, ¿cómo es posible que luego de aquel episodio, después de
la oración, pudo experimentar rechazo al contacto físico sexual
con hombres?
Carlos realmente llegó a enamorarse perdidamente de hom-
bres, sintió mariposas en el estómago por hombres, se imaginaba
junto al hombre de sus sueños. Además de eso, su deseo siempre
iba en aumento, siempre quería más. Su lista debe pasar más de
500 o 600 hombres durante toda su vida, ¿Cómo es posible que
luego de eso podía manifestar rechazo absoluto hacia el contacto
físico con hombres? Verdaderamente Jesucristo había hecho un
milagro en su vida.
En un lapso de cinco a seis meses cerró las puertas abiertas,
cortó con los hábitos que arrastraba de toda su vida, y los fue
reemplazando por pasar más tiempo de calidad con el maravi-
lloso Dios que le acababa de restaurar.
Todo se acabó, no más pornografía, no más la aplicación
Grindr, no más autosatisfacción (masturbación) momentánea,
no más deseos ocultos, no más. Carlos es tan libre que su teléfo-
no no tiene clave y lo deja donde sea tirado sin importarle nada
porque ya no hay nada oculto o nada de qué avergonzarse o nada
que le preocupe que otros puedan ver.
Por fin tiene una sola vida, una vida transparente, una vida
extra, porque el año anterior casi se celebra su funeral, pero Dios
en su misericordia decidió volver a hablarle, a manifestarse en
medio de la tormenta, cuando todo estaba peor, cuando anhelaba
morir, cuando nada tenía sentido, cuando la noche estaba en su
punto más oscuro. Allí el Señor vino a rescatarle y la única solu-
ción que tuvo que aplicar fue rendirse, tirar la toalla, entregarse

88
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

para que Él actuara. Porque el Señor es un caballero que respeta


tu voluntad.
Ahora, esta nueva vida que tiene no le pertenece, esta nueva
vida es de Él, esta nueva persona le servirá por siempre, y declara
que prefiere morir que volver atrás.
Ahora desarrolló otra adicción, ahora es adicto a Jesús y a su
Palabra. Tan solo en los últimos cinco meses debió haber escu-
chado y estudiado más de cien horas de predicaciones del pastor
Porfirio Martínez, por medio de quien he aprendido lo que sig-
nifica vivir por la fe en la palabra de Dios, no por vista, emocio-
nes o circunstancias.
Se ha leído una cantidad incalculable de libros sobre el cami-
nar con el Señor, ora y lee su palabra todos los días. Su cabeza
no para de cantar alabanzas y ya ni malas palabras dice. Si se
despierta de madrugada pone música de adoración o predicacio-
nes y vuelve a dormir, verdaderamente no se reconoce. Y lo más
impresionante es que vive en su presencia, Dios le acompaña
todo el día y le habla en todo tiempo.
Hoy día Jesús es su todo, en Él estamos completos, no nos
falta nada. Carlos es el hombre más feliz del mundo. Cada día
es una bendición, no le importa más nada, si tiene o no tiene di-
nero. Solo le importa esa relación íntima con el que le hizo libre.
Como dice en su palabra “y conocerán la verdad, y la verdad los
hará libres” ( Juan 8:32) y Jesús es la verdad.
Sé que suena fanático, pero recuerden: estaba muerto y ahora
vive, solo porque a Él le plació, tomó todo su pecado, todo su de-
sastre, toda su inmundicia y la llevó sobre sí en la cruz, pagando
por lo que le correspondía pagar a él (así como a todos nosotros)
y no obstante con eso le revistió con su santidad y ahora está
limpio delante de Dios, por su gracia y su misericordia. Esto
no tiene sentido lógico, pero así es el milagro de la cruz, no se
entiende, solo se acepta y se devuelve con una vida de obediencia
y agradecimiento.

89
JORDYN GONZÁLEZ

Ahora Carlos tiene una vida con un propósito mayor a sí mis-


mo, una oportunidad para mostrar a otros el gran poder de Dios
y de su infinita capacidad para sacarte de la pesadilla que estés
viviendo, sin importar lo que sea y ayudarte a venir al otro lado
de la calle, donde hay “vida y vida en abundancia” ( Juan 10:10),
que puedas conocer al Dios vivo, al Dios Eterno, al gran YO
SOY, al único que por siempre ES, al Dios que te conoce desde
que te formó en el vientre de tu madre, al que tiene un plan para
ti superior a lo que puedas imaginar, al único que perfecciona su
poder en tu debilidad (2 Corintios 12:9).
La vida de Carlos nos enseña innumerables cosas, pero la más
impactante para mí fue entender que, si creemos que Dios nos
puede hacer libres a través de Jesús seremos verdaderamente li-
bres. No importa la naturaleza del pecado o cuán grave pensemos
que haya sido lo que hicimos, su gracia y su amor rebosa todo.
Hoy Carlos, a través de su canal de YouTube y redes sociales,
ayuda a miles de personas que, día tras día, se identifican con
su testimonio y quieren encontrar a Jesús para ser libres de esta
adicción.

Oscar Naranjo
Su nombre es Oscar Naranjo, del municipio de Chinú, Córdoba,
de la iglesia Cruzada cristiana. A Oscar le encanta iniciar su
testimonio con una palabra rhema que el Señor le regaló en la
primera carta a los Corintios1:27-31.

Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar


a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para aver-
gonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado
escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin
de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vo-
sotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

sabiduría, justificación, santificación y redención; para que,


como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

Desde el vientre fue rechazado por su madre, por ser ella muy
joven, de tan solo diecinueve o veinte años, su padre no quiso
reconocerlo, pero ella se armó de valor y le dio la vida. Creció en
el municipio de San Marcos, Sucre, y vivió en un lugar llamado
Cachín en Colombia.
Sus padres siempre fueron cristianos, por lo cual, desde muy
pequeño fue instruido en los principios cristianos. Fue consa-
grado a Dios desde muy temprana edad, y su gracia y provisión
nunca le faltó. Sin embargo, su vida comenzó a cambiar cuando
entró al bachillerato. El bullying comenzó a ser parte de su vida,
lo que generó en él una actitud defensiva ante sus compañeros.
Siempre esperaba una oportunidad para vengarse, lo cual le trajo
muchos problemas. Pero un día, inspirado en una novela de la
época llamada Patito feo, comenzó a hacer imitaciones y bailes
en público, sin que le diera pena. En ese tiempo comenzó a ex-
perimentar tendencias hacia el homosexualismo, pero como fue
criado en una sociedad “machista” (según él) y además cristiana,
no lo quería admitir.
Pero era tan obvia su actitud, que poco a poco las personas
comenzaron a darse cuenta de su homosexualidad y en el cole-
gio empezaron a atacarlo con insultos discriminatorios con más
fuerza. Esto lo llevó a retirarse del bachillerato, y como le gus-
taba la actuación, decidió empezar a hacer monólogos y aceptar
abiertamente el homosexualismo. Hoy, Oscar reconoce que de-
trás de ese deseo por actuar, él quería que lo vieran y ser aceptado
por la sociedad.
Su sueño era incursionar en el mundo de la televisión, así
que tocó muchas puertas en canales regionales, pero en vista de
que ninguna puerta se abrió, entró en una depresión muy fuerte,
tanto que se encerró en su casa y clausuró su vida social por mu-
cho tiempo. Dejó crecer su pelo porque le empezó a salir acné y,

91
JORDYN GONZÁLEZ

además, debía usar lentes. Así que su cabello podía ocultarlo un


poco. Se convirtió en algo tan importante para él que su cabello
hizo parte de su identidad por ese tiempo. Hasta que un día, por
causa de un accidente doméstico quemó un cuarto de su cabello.
Ese día Oscar quería morirse, porque su cabello formaba
parte esencial de su identidad. Él se sentía muy desorientado
y deprimido porque su identidad había sido tocada. Su familia
estaba muy preocupada, por lo cual decidieron llevarlo con una
psiquiatra para que lo ayudara a salir de ese estado. Pero la cita
con el profesional fue terrible. Oscar se alteró muchísimo y co-
menzó a insultarlo a tal punto que tuvieron que internarlo en
una clínica de reposo por 21 días.
En ese momento Oscar se sentía en lo más bajo de su vida.
No sabía cómo había llegado hasta allí. Para él fue una experien-
cia terrible, sin embargo, algo ocurrió en esa clínica que cambió
su visión de las cosas (aunque no para bien). Allí conoció a una
joven que también tenía problemas esquizofrénicos, o más bien,
que sufría de problemas emocionales. Esta joven empezó a abrir
su corazón y contarle las razones por las que estaba allí reclui-
da, una de las razones fue por haber agredido a su madre. Él la
escuchaba con atención, pero dentro de sí comenzó a tomárselo
personal, reflejándolo en su vida.
Sin darse cuenta, Oscar comenzó a sentir rencor hacia sus fa-
miliares y la sociedad, a tal punto que, allí en esa clínica, creó un
personaje ficticio que más adelante lo convertiría en una persona
de televisión llamado “El Camaleón”. Lo interesante del asunto
es que normalmente el camaleón se oculta de sus enemigos para
sobrevivir, pero Oscar quería ocultarse para poder vengarse de
todas las personas que una vez le habían hecho daño.
Al salir de la clínica, lo primero que hizo fue vengarse de su
familia intentando quemar la casa. Afortunadamente nadie salió
herido, pero su tío lo amenazó con denunciarlo ante la policía
por intento de homicidio si no se cortaba el cabello (él conocía

92
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

de su obsesión por el cabello), pero Oscar no encontró otra salida


que huir y buscar nuevos horizontes.
Poco a poco su cabello siguió creciendo, al punto de parecer
una mujer, lo cuidaba como lo más valioso en su vida, y justo
en ese momento empezaron las audiciones para un reality show
llamado Protagonistas de nuestra tele en un canal muy importante
del país. Los amigos que tenía en ese tiempo lo animaron a que
se inscribiera, y su talento lo ayudó a entrar al show, eso lo hizo
vivir un tiempo en Cartagena, luego en Barranquilla y finalmen-
te en Bogotá, ciudad en la que Oscar se convirtió en un perso-
naje de la comunidad LGBT muy conocido. A este punto, ya no
le importaba mucho lo que la gente pensaba, y mucho menos su
familia. En realidad, para él su familia eran las personas con las
que trabajaba en dicho canal de televisión.
Oscar llegó a ser muy conocido, su sueño de fama lo estaba
logrando, se sentía realizado viviendo una vida totalmente ho-
mosexual. Pero, llegó un momento en el que empezó a sentir
un vacío en su corazón que la fama no podía llenar, Dios estaba
tocando su puerta, y él, afortunadamente, abrió su corazón a un
viejo amigo. De Bogotá se fue a vivir a Cartagena, donde cono-
ció al pastor Wilfredo, quien Dios usó para recordarle el llamado
que Dios le había hecho desde niño. Realmente él no entendía
qué significaba tener un llamado, un propósito en Dios, ni un
ministerio. Pero Dios sí lo entendía, así que se lo recordó y co-
menzó a tratar su corazón.
Luego, Oscar se devolvió a Bogotá, donde junto al pastor Da-
río, su carácter comenzó a ser tratado. Él cuenta que le tocó hasta
lavar platos, algo que nunca en su vida había hecho. Pero allí, en
lo que muchos pensarían era su peor momento, abrió su corazón
por completo a Dios, cuando el pastor Darío le dijo una simple,
pero profunda palabra: “Separados de Él nada podemos hacer”.
Esa palabra entró como una flecha en su corazón y lo derribó.
En ese momento Oscar no supo más que rendirse a Dios,
entregarle su corazón y pedirle que se hiciera el Señor con su

93
JORDYN GONZÁLEZ

vida, que lo ayudara a cambiar la forma en la que estaba viviendo,


porque no se sentía feliz, que quitara la homosexualidad de Él y
lo ayudara a sentir atracción por las mujeres. La mejor noticia de
todas es que así Dios lo hizo.
Hoy, Oscar lleva cinco años bautizado, sobrio y sin volver
atrás. Ha viajado por diferentes ciudades compartiendo su tes-
timonio, predicando con poder y ayudando a esta generación a
superar este tipo de problemas de identidad. Y para los que tie-
nen la curiosidad, sí, también se enamoró de una hermosa hija
de Dios y actualmente lleva una relación muy estable con ella.
La vida de Oscar nos deja una gran lección, y es que ni la
fama ni el dinero ni los medios podrán llenar tu vida como lo
hará el Señor. Dios es y siempre será lo más importante, y no
será sino hasta que caminemos en el propósito que él diseñó para
nosotros, que seremos realmente felices.

José Arias
El testimonio de mi amigo José Arias es muy impactante, por
lo cual dejaré que de su misma mano puedas leerlo. Él lo titula:
“Gigantes... solo eso son”.
La habilidad con la cual los seres humanos somos capaces de
construir industrias de todo nivel, administrar grandes empo-
rios y adquirir poderío para comandar una nación, simplemente
radica en que provenimos de alguien de quien hemos recibido
estas loables características, las cuales se convierten en aptitudes
de un buen estratega de la vida.
Recuerdo muy bien de pequeño alcanzar con mi imaginación
el ser un jugador de fútbol, el mejor de mi nación colombiana.
De hecho, casi a mis catorce años, esa pasión seguía y notaba que
el talento crecía a pesar de mi efímera edad. Aunque era bastante
anónimo para aquel entonces, nunca dejaba de soñar con ser el
mejor. No obstante, esta remembranza actuaba de la mano con
la inocencia, pero, la determinación y el esfuerzo fueron clave.

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

¿Cómo? Estudiando cada día posible y por supuesto, entre-


nando hasta que mis pies no lo soportaran. Para aquel enton-
ces, los recursos financieros solo alcanzaban para comer pan con
agua con panela en el desayuno y la cena; el almuerzo mamá nos
lo dejaba hecho mientras salía a trabajar. Mi hermano seguía mis
pasos y esperaba, junto a nuestros amigos, algún día ser recono-
cidos como los mejores en el balompié.
Desde lo poco que me daban de mesada para el diario en el
colegio, yo ahorraba para lograr cambiar el balón de voleibol por
uno de fútbol, ya que era un poco incómodo entrenar con ese
tipo de material y que su aerodinámica no generaba el mismo
trayecto que un balón netamente hecho para ser pateado; yo so-
lía patearlo solo mientras los días pasaban y conseguía algo de
dinero pero, si mi memoria no me falla, no solo conseguí el balón
sino aquellos guayos de color dorado con blanco y una que otra
franja del mismo color. Me sentía súper feliz, porque eran los
primeros zapatos que compraba de mi poder adquisitivo como
adolescente.
A finales del verano del año 2005, comencé, junto con mi
hermano, a entrenar con una escuela de fútbol del barrio, era en-
tretenida y me gustaba interactuar con otros que compartíamos
esta pasión. De hecho, mi hermano era muy bueno en su cate-
goría, la verdad es que, en paralelo, los hermanos Arias hacíamos
la diferencia.
Los fines de semana eran una locura porque fuera de entre-
nar, mi pasión era marcar goles, y aunque no estaba en un estadio
de talla mundialista, el estar corriendo detrás de un balón y ano-
tando goles hacia parte de una pequeña porción de gloria que
disfrutaba. Esta práctica hacía que siempre estuviera expectante
de jugar en los más altos torneos que el público más exigente
aclamaba: la UEFA Champions League o, tal vez, la Eurocopa.
Estos gigantes eran dignos de ser vividos en carne propia si que-
rías ser un jugador de fútbol.

95
JORDYN GONZÁLEZ

Si bien es cierto, soñaba cada día antes de acostarme con ser


un jugador de fútbol. Cualquiera que haya o tenga una pasión
que queme como mil soles, puede estar seguro de que no hay más
vida fuera de esto, por lo cual día a día luchaba por ser el mejor.
Pero, como bien saben, al entrar en un mundo donde estos
gigantes son alcanzables, también debes tener en cuenta que hay
otros gigantes que van detrás de ti. A pesar de que nunca hayas
querido compartir con ellos. En mi caso estos gigantes fueron la
pornografía y la masturbación.
Lamentablemente, hoy en día me pregunto: ¿cómo es posible
que este par hayan podido más en mi vida que la pasión que tenía
de pequeño? Aunque tengo varias teorías posibles, podría decir
que quizás se debe a que son placeres fugaces que no requieren
mucho esfuerzo y te hacen sentir el rey o reina de la zona, te dan
la facilidad de escoger tu universo de entretenimiento, no debes
compartirlo con nadie, solo es un placer personal y no es necesa-
rio compartir esta victoria con otros.
Reconozco que el pecado es agradable y nunca dejará de ser
un estímulo para nuestro cuerpo o mente. De lo contrario, nun-
ca pecaríamos, porque todos conocemos las consecuencias del
mismo.
Cada noche prometía ser una gala de emociones llena de ma-
gia oscura, por la ausencia de luz. Creía que estaba en la cima a
pesar de que nadie podía verme, ya que tenía la ventana y puer-
ta cerrada con cerrojo. Esto daba un poco más de picante a mi
historia de vida, amaba encontrarme a solas mientras el placer
recorría las sendas de la lujuria y la concupiscencia. Pero increí-
blemente estos pensamientos me llevaron a más, ya pensaba que
no solo ese placer de momento era suficiente, tenía deseos de
algo más, incrementar la dosis, aumentar la sensación de estar
siempre excitado y lleno de efusión. Quería más y más, sin im-
portar afectar mi pasión por el fútbol, buscaba más.
Obviamente, esto trajo resultados negativos, me hizo indis-
ciplinado, trasnochador, menos efusivo, lejos de la benevolencia

96
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

y cerca de toda fogosidad posible. Lamentablemente, este placer


era tan efímero que cada vez que terminaba aquella absurda ex-
periencia, sentía ese sinsabor que no sabía cómo alimentarlo, por
lo cual, ilógicamente, volvía a lo mismo. Era como un eslabón
tras eslabón, una cadena o ciclo que no paraba. Y por si esto
fuera poco, no me bastaba estar solo, ya que deseaba hacerlo rea-
lidad, así que ya estaba ahorrando dinero para ir a un prostíbulo.
Lo peor de ser un adicto a algo, es que no sabes qué tan bajo
puedes llegar, hasta que tu existencia cambia por completo. La-
mentablemente, por estar atado a la pornografía y otros factores,
hoy, después de diez años, el sueño del fútbol se ha ido. Odié
mucho esos factores que cambiaron mi camino soñado por una
carrera que, aunque me gusta, no es mi pasión.

Lo peor de ser un adicto a algo es que no


sabes qué tan bajo puedes llegar, hasta que
tu existencia cambia por completo.

¿Se imaginan que hubiese logrado ser el 10 de la selección


de Colombia? Bueno, como ya saben, existe uno en mi lugar
y por lo pronto me conformo solo con verlo por televisión y
gritar sus goles.
Me hubiese encantado darle un feliz final a la historia, pero
no es la realidad. Sin embargo, la buena noticia es que pude dejar
esta adicción. ¿Cómo lo hice? Pues no fue nada fácil. Para nadie
es un secreto que el camino no es el mismo para todos, cada uno
necesita ser consciente de lo que vive y lo que le afecta para to-
mar un proceso de sanidad interior, y por supuesto, la voluntad
de querer salir de este infierno. Aunque traté por años de mejo-
rar y no aislarme, nunca fue fácil, siempre caía y mi autoestima
estaba por el piso.
Dios siempre comandaba mis sendas, pero al igual que Él, las
voces del enemigo también me hablaban y yo seguía sus órdenes.

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JORDYN GONZÁLEZ

Salía a pensar y descubrir cuál era mi mejor estrategia para salir


de esto, pero siempre me deslizaba en un cuarto oscuro donde
no salía por meses. Pedí ayuda, buscaba una solución y solicitaba
a gritos saber cuál era el camino que iba a seguir, corría tras el
viento, pero el tiempo pasaba sin avisarme. Hasta que un día, al
haber llegado a mis veintiséis años, me di cuenta de que había
perdido los mejores años de mi vida por el simple hecho de tener
algo pasajero, temporal y sin absoluta llenura.
Creo que ese fue uno de los detonantes que abrió mis ojos, ya
que, por esa adicción, me alejé del fútbol, de la chica de mis sue-
ños, de mi familia y claro, de Dios. Afortunadamente, Él nunca
se alejó de mí y, cuando yo lo decidí, Dios estuvo allí esperándo-
me para sacarme de ese hoyo en el que me encontraba.
Puedo decir que la clave estuvo en estar conectados con la
fuente de vida que es Dios y con disciplina, empezar a alejarnos
de a poco de esta vil adicción, paso a paso, quitando de nuestro
entorno celulares, computadores o televisores con acceso direc-
to a ver pornografía, no estar en conversaciones donde existan
chistes de doble sentido, tratar de no coquetear con las chicas,
correr de aquellas personas que les gusta el sexo desenfrenado y,
por supuesto, no olvidar que la masturbación va ligada a todas las
prácticas anteriores. Para mí fue clave saber que es indispensable
guardar tus órganos sexuales para el momento ideal.
Me apunté a la idea de orar y entregar día a día mi cuerpo
para que Dios perdonara mi mente y todo aquello que había
hecho en la intimidad como placer personal. Me perdoné a mí
mismo y comencé a tener hábitos sanos como el deporte, tomar
café en una tarde con amigos, ir a la iglesia, escuchar música,
orar noche tras noche, leer la Biblia y tener una biblioteca de
mis escritores favoritos, ver una que otra serie en Netflix y estar
siempre acompañado, tratando de no estar aislado.
Esto que diré puede ser muy cruel, pero es relatado desde
mi experiencia, “por más que ya no vivas en pecado, el enemigo
estará tratando de hacerte caer para que peques, ya sea en el área

98
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

sexual o en cualquier otra área de tu vida, y esto sucederá por el


resto de tu vida. Es decir, el enemigo no descansará hasta hacerte
pecar”. Pero, la fortuna que tenemos es que existe un Dios que
nos ayuda a vencer estas tentaciones que a diario nos golpean y,
estoy seguro, que llegará el día cuando dirás “por fin lo logré”,
pero sigo latente a cualquier esquirla de tentación a mi alrededor
para huir por mi vida.
El testimonio de José nos enseña dos grandes cosas: la prime-
ra es que la sombra de los gigantes que se aparezcan en nuestras
vidas no será más grande que la sombra del omnipotente que nos
gobierna; y la segunda es que, aunque la misericordia de Dios
nos cubre, nuestros pecados y adicciones tendrán consecuencias
en nuestras vidas que podremos lamentar. Hoy en día, gracias a
Dios, José cuenta su testimonio a través de distintos medios y
ha podido ayudar a muchos jóvenes que pasan por situaciones
similares, recordando siempre que solo Dios pudo ayudarlo a
salir del hoyo donde él mismo se metió.

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CAPÍTULO IV
FORMAS DE
COMUNICACIÓN
D esde el inicio de la historia humana, Dios le dio un
mensaje a su pueblo para que lo comunicara. El pue-
blo de Israel recibió una misión (missio Dei), la cual
consistía en compartir el mensaje del Eterno Dios
comunicando al resto de los pueblos las maravillas del Señor.
Pero lamentablemente, Israel se quedó callado y no compartió el
mensaje de restauración para las naciones.
Así que Dios tuvo que buscar otros medios para comunicar
su mensaje y tratar de que este pueblo dejara de vivir centrípe-
tamente, para lo cual usó profetas que muy pocas veces fueron
escuchados. Hasta que un día envió a Jesús para que fuera el
emisario y ejecutante del mensaje de salvación, el cual hoy noso-
tros debemos expandir. El deber de su Iglesia es actuar como una
fuerza centrífuga, que expanda a todas las naciones el mensaje
que el Padre ha querido enviar a la humanidad desde la eterni-
dad: la Redención.
Jesús nos dio el ejemplo y se valió de diferentes medios de la
época para transmitir su mensaje. Las parábolas, los milagros, los
sermones que compartía desde una canoa, desierto o monte fue-
ron los medios que Él usó para enviar el mensaje de salvación. Su
comunicación fue tan efectiva, que hasta el sol de hoy seguimos
hablando de Él por todo el mundo. Por esa razón, debemos imi-
tar su forma de usar los medios que tuvo a la mano para conectar
a otros con el Padre Eterno.
En este capítulo compartiremos el testimonio de tres mensa-
jeros del Padre, que a través de sus distintas áreas se han valido
de sus medios para expandir el mensaje de Cristo, dejando pri-
meramente que este mensaje los transforme a ellos, para luego
poder transformar a otros.
El primero de ellos es Carlos Navas, pastor en un hermoso
país de Centroamérica llamado El Salvador, es un hombre que
sueña y vive un avivamiento dentro y fuera de su iglesia, ha es-
crito muchos libros y siempre muestra su amor hacia las misio-
nes. Lo conocí por medio de varios jucumeros (estudiantes de

103
JORDYN GONZÁLEZ

JuCUM) de la ciudad de Pereira que me hablaron de la fabulosa


labor que Carlos hacía en las misiones. Desde allí se empezó a
formar una linda amistad, que con el tiempo ha ido creciendo, de
la cual he aprendido muchísimo. He sido inspirado por la fe que
este hombre tiene para enfrentar la vida y creerle a Dios.
El segundo testimonio es el de José Rivero, un muy buen
amigo que conocí a través de eventos de jóvenes que hacíamos
en Venezuela. Personalmente, lo considero una de las personas
más resilientes que he conocido en su país, ya que a pesar de
todo lo que ellos están viviendo como nación, él sigue batallando
y creyendo en la obra de Dios en dicha tierra. Es un fiel pas-
tor de su iglesia en Caracas, que sueña con ver su generación
conquistando los medios y las esferas de la sociedad para traer
transformación y vida.
Y el tercer testimonio es el de Rebeca Araujo, una misionera
bautista de la ciudad de São Paulo, Brasil. La conocí en un viaje
misionero que ella realizó con una organización misionera lla-
mada YWAM, en la cual compartió sus experiencias misioneras
con nosotros en la ciudad de Calarcá, Colombia. Luego de esa
expedición, tuvimos el privilegio de volver a juntarnos para unir
fuerzas en el trabajo transcultural en la selva amazónica colom-
biana, donde juntos desarrollamos un trabajo misionero en una
comunidad indígena, aportando muchísimo a la comunidad. Su
corazón servicial y su entrega por los demás son inigualables, y
a través de los medios que Dios le dio, ella expresa el amor de
Cristo y expande el mensaje del Padre a los que Dios coloca a
su alrededor.
La recuerdo por ser una mujer entregada a las misiones, su
lema era que “como buena bautista llevaba la teología calvinista
en las venas”, por lo cual la pasión por las misiones era innata
y radical. Es una joven tan apasionada y entregada a las misio-
nes que sus propios sueños, familia y estudios están en segundo
lugar, porque para ella lo primero es Dios y la misión que Él le
encargó.

104
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Carlos Navas
Carlos Navas, miembro del staff pastoral de Iglesia del Camino,
fundador de Centro Cristiano para la Formación de Líderes de
Jóvenes, es un hombre que a través de diferentes medios de co-
municación sigue impactando vidas con el mensaje de Cristo.
Su historia con Jesús inicia en sus padres, cuando ambos tu-
vieron un encuentro con Dios que restauró su matrimonio, sus
finanzas y sus vidas. En poco tiempo dejaron los negocios y co-
menzaron a dedicar sus días al servicio de Cristo. Esto hizo que
Carlos, junto a sus hermanos, crecieran conociendo las Escrituras.
Durante su adolescencia, Carlos amaba viajar con sus padres y
predicar del evangelio a las personas, pero aún no decidía si de-
dicar su vida a Cristo o no. Quizás las presiones externas no le
permitían tomar esta decisión. La presión de grupo era muy fuer-
te, así que a los diecisiete años comenzó a vivir una vida alejada
de Dios, defraudando a sus padres, fumando, tomando, yendo de
fiesta y estando en desenfreno. Honestamente, no le gustaba en lo
que se estaba convirtiendo, pero no tenía valor para volver atrás.
Desde pequeño sintió atracción por la música, y en su juventud
tuvo la oportunidad de aprender a tocar guitarra. Su estilo musi-
cal favorito era el rock, específicamente el heavy metal, un género
cargado de guitarras estridentes, distorsionadas, voces agudas y
violentas, solos de guitarra, destreza digital y show. Obviamente
las bandas que producen este tipo de música son agrupaciones
oscuras que incitan a los jóvenes a conocer el mundo de las tinie-
blas. Hay satanismo oculto en ellas, conjuros, brujería, invocacio-
nes demoníacas, pactos satánicos, demonios en sus portadas y en
sus conciertos, letras cargadas de burla y blasfemia a Dios. Incitan
a la rebeldía, desobediencia a los padres o cualquier tipo de reglas,
mucho sexo, entre otras mil conductas relacionadas al mal.
Así, poco a poco fue entrando a ese mundo peligroso, y lo
peor es que él lo sabía, pero el temor y la falta de identidad
son cadenas que no te dejan decidir por ti mismo el rumbo
de tu vida.

105
JORDYN GONZÁLEZ

Al tiempo el amor por la música fue creciendo y Carlos se


convirtió en el líder de una banda de rock. En medio del reper-
torio tocaban música llena de blasfemias, burlas a Dios y ado-
ración a Satanás. Licor, cigarrillos y fama se convirtieron en los
protagonistas de la vida de Carlos por un tiempo, y el vacío de
su corazón comenzó a llenarse de esta momentánea felicidad. Él
define este momento como: “Joyas falsas que se convierten en
tesoro cuando vives naufragando en el mundo de la nada, que no
importa de dónde venga, o lo que sea, esto te llena el vacío por
unos minutos y eso basta”.
Pero no fue sino hasta el 8 de abril de 1990 que, en medio
de una situación extrema, Dios rescató su vida. Carlos ya había
culminado la escuela y ya iba a iniciar su universidad cuando, en
un viaje familiar a la playa, algo sorprendente ocurrió.
Era de mañana y él junto a sus hermanos y un amigo se fue-
ron a la playa. El mar estaba agitado, pero ellos decidieron entrar
y sentir la frescura de las aguas. Pero de repente el mar empezó
a halar al hermano más pequeño hacia adentro, así que desespe-
rados él y su amigo hicieron lo posible por alcanzarlo y salirse
del agua, afortunadamente pudieron alcanzar al pequeño, pero
Carlos no logró salir a la orilla, porque el mar lo arrastró hasta
aguas profundas. Carlos luchaba por volver a la orilla, pero el
mar era más fuerte.
En medio de la lucha y la desesperación él sintió que la muer-
te llegaría. Pero en la arena estaban sus padres orando, ordenán-
dole al mar que retrocediera y le devolviera a su hijo con vida.
Mientras su familia oraba, Carlos, desesperado hizo un pacto
con Dios diciendo: “Si me sacas de aquí, yo te entrego toda mi
vida para servirte”. Al terminar dicha oración, las aguas se cal-
maron, a tal punto, que Carlos pudo salir caminando del mar.
El agua le llegaba a la cintura, pero estaba bastante lejos de
la orilla. Literalmente el agua retrocedió para sacar a Carlos de
las profundidades. Ese momento representó el inicio de su vida
cristiana, ya que después de ese viaje Carlos no volvió a ser el

106
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

mismo. Dejó la banda, los malos hábitos, y todo lo que lo alejaba


de Dios inmediatamente y sin inconvenientes.
La verdad es que hasta él mismo se sorprendió de lo fácil
que fue. Siguió en sus estudios de medicina, pero al tiempo se
dio cuenta de que Dios tenía otros planes para él, entonces dejó
la carrera y comenzó a prepararse a tiempo completo para el
ministerio.
Estudió una licenciatura en Teología, una maestría en Ad-
ministración Pastoral e hizo una licenciatura en Comunicacio-
nes, todo enfocado hacia el ministerio. Actualmente es parte
del staff pastoral de Iglesia del Camino, y dirige el proyecto de
radio y televisión de la iglesia. En julio del 2001, un nuevo to-
que de Dios invadió su corazón y su iglesia, por lo que nació el
Congreso Jóvenes en Avivamiento, en el cual miles de jóvenes
fueron impactados con esa llama a lo largo de diecisiete años,
de donde han salido misioneros, ministros de adoración, libros,
producciones musicales, pastores, iglesias y sobre todo buenos
discípulos de Jesús.
Luego comenzó una nueva fase en la que inauguró Avivado-
res, un movimiento que busca avivar el fuego de una comunión
viva, intensa, profunda y continua con el Espíritu Santo (Salmo
85:6), y levantar una iglesia de alto impacto en las naciones mo-
vilizando a los discípulos del Señor.
Carlos nos inspira cada día con nuevos proyectos y metas. Y
en esta oportunidad nos deja el siguiente mensaje:

Es el momento, lo que hagamos en esta temporada y las de-


cisiones que tomemos cambiarán el rumbo de los pueblos.
Hay fuego en el horizonte, es el fuego de su Presencia, la
Gloria del Espíritu Santo, el fuego que enciende la llama
de su poder entre las familias de la tierra, y todo lo que el
fuego toca, cambia. Es la hora de marchar, todos somos mi-
sioneros, enviados al mundo de los negocios, la educación, a
rescatar gobiernos de la corrupción, los deportes y las artes.

107
JORDYN GONZÁLEZ

Lanzarnos a los medios de comunicación a llevar el mensaje


de Cristo es prioridad, todo tu entorno debe ser lleno de
la Gloria de Dios como las aguas cubren la mar (Haba-
cuc 2.14). Por eso fuimos rescatados de todas las trampas y
mentiras de nuestro pasado sin Dios. No lo haremos porque
somos los mejores, lo haremos porque hemos reconocido
que somos los más necesitados y llegamos a sus pies con
todas nuestras imperfecciones a decirle: “Si estás buscando
a alguien, cuentas conmigo, no por lo que soy, sino por lo
que tú puedes hacer”.

Entonces Jonás oró al Señor: “En mi angustia clamé al Señor, y él


me respondió. Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio, y tú es-
cuchaste mi clamor. A lo profundo me arrojaste, al corazón mismo de
los mares; las corrientes me envolvían, todas tus ondas y tus olas pa-
saban sobre mí. Y pensé: ‘He sido expulsado de tu presencia…’. Las
aguas me llegaban hasta el cuello, lo profundo del océano me envol-
vía… Me tragó la tierra, y para siempre sus cerrojos se cerraron tras
de mí. Pero tú, Señor, Dios mío, me rescataste de la fosa. Al sentir
que se me iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta
ti… Los que siguen a ídolos vanos abandonan el amor de Dios. Yo,
en cambio, te ofreceré sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliré las
promesas que te hice. ¡La salvación viene del Señor!”.
( Jonás 2:1-10 NVI)

De este hombre podemos aprender muchísimas cosas, pero


me gustaría resaltar el hecho de que su vida es un ejemplo de
que, cuando Dios invierte un milagro en nosotros, no nos va a
soltar hasta que ese milagro se haya perfeccionado y alcancemos
la madurez espiritual que es la salvación en Él.
Dios lo rescató de la muerte y lo trajo a la vida para que él
fuera un mensajero de su poder y muchas vidas fueran edificadas
en Cristo Jesús.

108
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

José Rivero
José Rivero es un hombre que desde muy temprana edad fue
formado en el mundo del deporte (voleibol y béisbol), pero se
destacó en el baloncesto, donde llegó a ser muy bueno. De pa-
dres separados, creció de la mano de su madre, porque su padre
lo abandonó, pero de ella heredó la alegría y las ganas de vivir de
fiesta en fiesta. Sin embargo, la disciplina del deporte y su carrera
universitaria hicieron que siempre se mantuviera enfocado.
Pero a la edad de siete años, un hecho lamentable ocurrió:
José fue abusado sexualmente, lo cual le trajo como consecuencia
una vida íntima desordenada e insana. Y así fue creciendo, hasta
que en la universidad comenzó a formarse en él una personali-
dad arrogante y orgullosa. Sabía que era bueno en los estudios
y muy reconocido en la cancha y la fama se le subió a la cabeza.
Eso trajo como consecuencia que tuviera muy pocos amigos y
muy malas relaciones.
Él asume que parte de esa actitud fue consecuencia del aban-
dono de su padre a muy temprana edad, ya que marcó su vida. De
hecho, aun ya siendo un adulto, lloraba cada vez que escuchaba
la canción El reloj cucú de Maelo Ruiz, la cual cuenta la historia
de un niño que fue abandonado por su padre. Esa era su historia,
por lo que se le quebraba el alma cada vez que la escuchaba.
A pesar del orgullo, José desde niño fue bastante asustadizo,
por tal razón, su madre le regaló una cruz y le dijo que el hombre
de la cruz siempre lo iba a proteger. Esto hizo que José desarro-
llara una relación ritualista, pero genuina con Dios. Y a partir de
ese momento, Jesús comenzó a formar parte de su vida de una
manera real.
Esto hizo que él siempre sintiera atracción por el mundo es-
piritual, lo que lo llevó a conocer, a través de amigos, el mundo
espiritista y santero. Pero afortunadamente ese temor interno
hacia lo malo lo hizo librarse de ese mundo a tiempo.
Añadido al orgullo y a la soberbia, la ira era otra de las ca-
racterísticas de José. Nos cuenta que, en una oportunidad,

109
JORDYN GONZÁLEZ

discutiendo con Dulce (su actual esposa) se dio cuenta de que


necesitaba buscar ayuda para este problema, y ella, en su sabidu-
ría, le recomendó que leyera la Biblia porque allí encontraría la
solución. Casualmente, justo le acababan de regalar un Nuevo
Testamento, así que comenzó a leerlo buscando una ayuda a sus
problemas. Una vez que empezó a leerlo se enamoró de todo lo
que allí decía. Leyó el Nuevo Testamento, que incluía el libro de
Salmos y Proverbios, en un solo día.
Al llegar a donde estaba Dulce (su novia para ese momento),
le contó lo que le había pasado y ella le respondió que debían
buscar dónde congregarse porque eso lo decía la Biblia. Así que
ambos, sin saber qué hacer, les preguntaron a dos compañeros
de clase que leían la Palabra. Uno era testigo de Jehová y el otro
líder de jóvenes cristianos. Obviamente cada uno le recomendó
su iglesia, y al saber que eran tan diferentes, José decidió guiarse
por el testimonio de cada uno. El cristiano era un hijo de pastor,
pero su vida era desordenada. En cambio, el testigo de Jehová era
una persona adulta, recta y de conducta intachable.
Esto hizo que José decidiera ir a la iglesia de los testigos de
Jehová, donde estuvieron asistiendo por un tiempo, hasta que
Dulce comenzó a frecuentar una iglesia cristiana gracias a una
amiga. José empezó a asistir a ambas en paralelo, pero la verdad,
se estaba volviendo loco. Y un día fue tanta su desesperación que,
llorando le pidió a Dios que le revelara cuál era la verdad. Y Dios
le respondió en 1 Timoteo 6:3-5:

Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras


de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la
piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones
y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos,
blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de
entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como
fuente de ganancia; apártate de los tales.
(RVR 1960)

110
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Él entendió que esto tenía que ver directamente con los tes-
tigos de Jehová, porque ya venía sintiendo algunas discrepancias
en sus doctrinas, así que a partir de ese momento dejó de asistir a
sus reuniones y se centró en la iglesia cristiana. Siguió estudian-
do y al tiempo se convirtió en líder de jóvenes, pero José todavía
tenía problemas con algunos conceptos. Por ejemplo: por causa
de la influencia en las reuniones de los testigos de Jehová, él
aún no tenía seguridad de si Jesús era digno o no de adoración.
Pero un buen día, Jesús se le reveló en Apocalipsis 5:13: “Al que
está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra,
la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”. Ese día com-
prendió que Jesús es digno de toda adoración, por lo cual el velo
fue quitado de su rostro. Así como ese, muchos otros ejemplos
lo hicieron ir avanzando en su conocimiento de las escrituras y
afirmando su fe.
Tiempo después, Dios le permitió servir como misionero en
algunos países y asistir a congresos en México y EE. UU., lugar
donde Dios le confirmó su llamado al pastorado. Debió dejar el
deporte y todas las demás actividades para dedicarse a la obra del
Señor. Y justo al regreso de ese congreso, su pastor le confirmó
que sería el próximo pastor de dicha congregación. Así que él,
junto con su ya esposa, Dulce, asumieron el reto de pastorear la
congregación hasta el día de hoy. Donde, a pesar de las luchas
que como país se viven, ellos han seguido adelante alentando a su
gente sin importar las ofertas que puedan recibir en el exterior.
Sigue creyendo en la obra del Señor en su país, sigue hacien-
do proyectos y sueña con un día ver una iglesia en Venezuela
fortalecida, influyente y relevante, que prepare personas para los
lugares de autoridad y que se caracterice por escuchar y ejecutar
la voz de Dios. Su pasión por la obra no se apaga, por lo cual José
y su familia demuestran su amor todos los días luchando por ser
pioneros en la reconstrucción de Venezuela.
Su vida es un claro ejemplo de que no importa las adversida-
des que estemos viviendo a nuestro alrededor, cuán grandes sean

111
JORDYN GONZÁLEZ

nuestros problemas o el tamaño de los Goliat que se levanten a


diario, si Dios está con nosotros, podremos estar confiados como
David, bajo la sombra del omnipotente.

Rebeca Araujo
Rebeca es una joven brasileña que a sus escasos veintitrés años
ha demostrado una pasión por Dios impresionante. Ha tenido
grandes desafíos y privilegios en su vida, pero confiesa que su
historia no es tan impactante como las de otros, ya que no pue-
de decir que tuvo una vida triste y que de repente todo cambió.
Todo lo contrario, tuvo la fortuna de conocer al Señor desde el
vientre de su madre.
Creció en un hogar cristiano en el cual recibió siempre la
instrucción de Dios. Sus padres eran profesionales (padre policía
y madre enfermera) y al mismo tiempo, trabajaron con la im-
plantación de una iglesia en el interior de una ciudad cercana a
la gran capital brasileña, São Paulo.
Su madre le transfirió esa pasión por cuidar y curar a las per-
sonas. Rebeca, a sus dieciséis años, eligió estudiar una rama de
la medicina llamada Fisioterapia. Su padre, aparte de ser policía,
era músico, y formó una pequeña orquesta que Rebeca ama es-
cuchar, sus ojos se llenan de lágrimas cada vez que los escucha
interpretar alguna melodía.
Ella creció aprendiendo a amar a Jesús, y aunque no tuvo lu-
jos, considera que nunca nada le faltó, porque lo más importante
siempre estuvo en su hogar: el amor de Dios y la compasión por
los otros. Razón por la cual considera que ¡su influencia misio-
nera comenzó en casa! Aprendiendo de la hermosa labor que sus
padres hacían, la cual ella siempre anheló continuar.
Y, aunque durante su tiempo de universidad su fe fue bastante
desafiada, tuvo al mejor tutor para ayudarla a superar cada reto,
su padre. Recuerda con mucho amor una frase que él siempre le
decía: “Hija, el Señor Jesucristo creó todas las cosas, incluso la

112
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

fisioterapia”. Esa frase la hacía cada día enamorarse más de su


profesión y entender que era para servir al Reino de Dios, por-
que ayudar a las personas era una forma de mostrarles que hay
un Dios que los creó y los ama.
Sin embargo, las rutinas de estudio muchas veces la envolvían
en la forma de pensar típica de un profesional de la salud, persi-
guiendo un buen salario, pero olvidando que el objetivo real de
su carrera era servir a los demás. Un día Dios le recordó su ver-
dadero llamado a través de un amigo, camino a un campamento
para niños desfavorecidos. Ambos tenían el sueño de viajar a
Haití para servir como voluntarios. Así que, en medio de esa
conversación, la pasión por el servicio reapareció para no irse
nunca más.
Después de ese viaje, se enfocó en estudiar las Escrituras a
profundidad y confirmar su llamado misionero a través de viajes
a corto plazo. Su primera experiencia fue en el Amazonas, den-
tro del Brasil. La experiencia fue inolvidable para ella porque por
primera vez experimentó ese sentimiento tan indescriptible que
un ser humano puede sentir cuando ayuda a aliviar el dolor de
otros. Ese viaje marcó tanto su vida que a partir de allí no pudo
parar en su camino a convertirse en una fisioterapeuta misionera.
Al llegar a casa siguió estudiando la Palabra de Dios, aun con
más fuerza y determinación, para brindarles a las personas alivio
físico y también espiritual. En ese entonces tenía veinte años, y
aunque para muchos, aún era muy joven, Dios le enseñó que la
edad es un simple detalle para aquellos que quieren servir.
Para Rebeca, los siguientes versículos fueron sus estandartes
cada mañana.

113
JORDYN GONZÁLEZ

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré,


y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Génesis 12:2

Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram


en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo,
y tu galardón será sobremanera grande.
Génesis 15:1

Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.


Génesis 15:6

Cada día oraba a Dios para que su fe le fuera aumentada


como la de Abraham y así le fuera contada por justicia.
Pero en su último año de universidad, una gran prueba de fe
llegó a su vida, porque su padre fue diagnosticado con cáncer, y
en menos de cuatro meses, partió a la presencia del Señor. Rebe-
ca sintió mucho miedo y dolor al perder al gran amor de su vida,
a su cuidador y héroe. Pero fue en ese momento que pudo com-
prender el real amor y cuidado de Dios. Ese día pudo asimilar
que su Padre estaba en la presencia de Dios y que la protección
de Él (su Padre Celestial) nunca se apartaría de ella.
Terminó sus estudios académicos, y con la bendición de su
madre y de la congregación a la que asistía desde niña, inició
su preparación en la Escuela de Entrenamiento y Discipulado
Misionero JUCUM, donde pasó seis meses viviendo como mi-
sionera a tiempo completo. Fue allí donde tuve la fortuna de
conocerla, y junto a mi familia pudimos compartir hermosas ex-
periencias.
Rebeca nos cuenta que regresó al Brasil con un corazón aún
más agradecido y renovado, queriendo replicar en su país el tra-
bajo que este servidor junto a su familia realizan en MisionGo.
Su vida nos deja la enseñanza de que no hay excusa que pueda
reemplazar el trabajo para Dios. Ni la muerte de una persona

114
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

que amamos mucho, ni la profesión, ni los estudios, las amista-


des o la misma iglesia. Vivir misiones es vivir a Jesús. Rebeca nos
deja el siguiente pensamiento:
“La mejor noticia que existe es que el Señor Dios es mi Padre,
¡mi Padre perfecto!, y el mayor privilegio es poder ser fisioterapeu-
ta para mis hermanos que trabajan para expandir el reino. Estoy
viviendo mi sueño, el sueño de ser fisioterapeuta en misiones”.
De ella aprendí que debemos ser cristianos globales, con una
visión amplia que nos permita realmente ser centrífugos, ex-
pandir a otros lo que hemos recibido del Padre. Por esta razón,
debemos invertir y arriesgarnos en la visión misional de Dios.
Entender que para cumplir su propósito no podemos confor-
marnos con una linda vida convencional, sino llenarnos de retos
y vencerlos en su nombre.
Cada uno de estos valientes de Dios han sido movidos a co-
municar el mensaje de la Cruz en sus diferentes áreas, saliéndose
de su vida aparentemente “perfecta”, para dedicar su tiempo a la
transformación de las naciones, los pueblos y la gente.

115
CAPÍTULO V
EL GOBIERNO
N o hay mejor referencia para esta esfera que la historia
bíblica de José, aquel joven que pasó de ser vendido a
un extraño por sus hermanos, a ser el segundo hombre
más rico y poderoso de todo Egipto. Este joven vivió
en carne propia lo que significa dar su vida para ser bendición
para todas las naciones y glorificar al único Dios verdadero sobre
todas ellas. Si estudiamos su vida veremos cómo Dios lo fue pre-
parando desde pequeño en las cosas que después ejercería cuan-
do estuviera en el gobierno.
Esta historia me lleva a comprender que Dios no improvisa
con nosotros, y que Él poco a poco va preparándonos a través de
diferentes procesos, para el cumplimiento de su propósito con
nuestras vidas. Desde nuestros talentos más innatos hasta las ca-
rreras profesionales que Dios nos permita estudiar, todo se junta
para que su gloria se manifieste a las naciones y así podamos
ejercer su gobierno en los lugares donde Él nos coloque.
En este capítulo quiero que conozcas el testimonio de dos
personas hermosísimas que, a través de distintos medios, Dios
ha preparado para que sean sus representantes. Ellos son un
ejemplo vivo de que cuando menos lo piensas, Dios usa todo lo
que has aprendido en la vida para glorificarse a través de ti.
La primera es Cristal Agudelo, una gran guerrera de Dios
que conocí en un viaje misionero a corto plazo al Amazonas.
Ella es una mujer muy fuerte y con una cosmovisión de gobierno
en misiones impresionante. Actualmente trabaja en los campos
de refugiados en el país de Grecia, donde ejerce las misiones y la
carrera que Dios le permitió estudiar.
Y el segundo hombre que hoy tendrá voz a través de estas
páginas es mi gran amigo Leonardo Flores, un pastor misionero,
apasionado por las misiones transculturales y plantador de igle-
sias. Actualmente es director del seminario misionero La An-
torcha en Villavicencio. Él es un hombre con una mentalidad
de gobierno impresionante que nos lleva a reflexionar con cada
palabra que sale de su boca. Te invito a que disfrutemos de estas

119
JORDYN GONZÁLEZ

historias, contadas por ellos mismos, las cuales espero puedan ser
de mucha inspiración para tu vida.

Cristal Agudelo
Mi nombre es Cristal Agudelo, soy misionera, socióloga y direc-
tora de Súmate a las Misiones. Definitivamente veo a diario a
Dios haciendo la mejor fusión en mi vida: un corazón de servi-
cio, el ministerio y la carrera.
Conozco a Jesús desde muy pequeña y he tenido la dicha de
verlo trabajar en mí, usándome y creyendo en mí a pesar de to-
dos los errores cometidos.
Mi llamado fue muy particular, a través de un sueño que tuvo
mi madre cuando aún yo era pequeña. En ese sueño ella soste-
nía en los brazos a mi hermano menor (del cual ni siquiera aún
estaba embarazada) mientras yo entraba en un campo de guerra
vestida de enfermera de la Cruz Roja ayudando a los heridos.

Definitivamente veo a diario a Dios haciendo


la mejor fusión en mi vida: un corazón de
servicio, el ministerio y la carrera.

Pero, llegar a dedicar mi vida al llamado misionero requirió


tiempo, aprendizajes y un viaje hacia el otro lado del planeta.
Trabajé con jóvenes por muchos años y desde allí enfoqué todo
lo que el Señor colocaba en mi corazón a su obra. El amor por las
almas, la necesidad de predicar acerca de Jesús y la necesidad del
ser humano de ser libre para poder adorar nuevamente al Padre,
se juntaron en mi vida para convencerme del llamado que tenía.

120
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano;


te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los
presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.
Isaías 42:6-7

Este fue el texto bíblico que Dios hizo vida en mí delegándo-


me la misión de abrir los ojos de los ciegos, para sacar de la cárcel
a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.
Así que poco a poco fui entendiendo cómo a través de los dife-
rentes ministerios en los que trabajé y el ejercicio de mi profe-
sión (trabajo con poblaciones vulnerables en mi país) traerían la
libertad de Jesús a las personas.
Pero, no fue hasta que hice un viaje al norte de Europa que
entendí realmente a lo que Dios me estaba llamando. Tuve la
oportunidad de hacer una misión con Súmate a las Misiones en
una sede local en Atenas, Grecia, esta misión fue en el tiempo
de mayor éxodo de personas por causa de la guerra del Medio
Oriente. Llegué a un campo de refugiados sirios, iraníes, ira-
quíes, afganos, somalíes, entre otros, víctimas del desastre. Co-
nocí a tantos heridos que mi corazón y mi mente fueron atrave-
sados con la verdad de su llamado.
Ellos, nuestros amigos refugiados, tenían la necesidad de co-
nocer acerca de Jesús y su muerte en la cruz para liberarles del
pecado, y así fueran sanos en su alma y su mente. ¡El sueño que
tuvo mi mamá se cumplió! Y mi corazón allí se quedó. Después
de esta experiencia, seguí trabajando a favor de los refugiados,
sus derechos y sus necesidades. Después regresé con un equipo
de siete latinos por más tiempo y con más oportunidades de
compartir acerca del amor de Jesús.
También a través de Súmate a las Misiones, empezamos a
identificarnos con la problemática vivida por los latinos, traba-
jando con refugiados colombianos en Ecuador y con desplaza-
dos venezolanos en nuestra Colombia. Esto nos permitió llevar

121
JORDYN GONZÁLEZ

medicamentos y alimentos a varias ciudades de Venezuela, y en


esa experiencia Dios tocó todas las fibras de mi corazón, por lo
cual continué, junto al equipo, realizando viajes para tratar de
hacer algo con lo que estaba en nuestras manos.
En esa misión entendí que todos queremos que situaciones
como estas cesen en las naciones, sin embargo, no podemos sim-
plemente estar a la espera que pase, si no hacemos nada por ali-
viar la tensión y el dolor en las vidas de las personas, nada va a
cambiar.

Jesús es el mejor sociólogo que conozco.

Como les comenté al inicio, soy socióloga de profesión, por lo


que sé muy bien que esta ciencia se encarga de analizar las pro-
blemáticas, intervenirlas y de hacerles seguimiento hasta verlas
solucionadas. Esto mismo hace Jesús en nuestras vidas. De he-
cho, podría decir que él es el mejor sociólogo que conozco, por-
que analiza nuestras vidas, interviene en nuestras situaciones y
nos hace seguimiento hasta que su obra se completa en nosotros.
Por tal razón, pude comprender la relación tan perfecta que exis-
te entre mi profesión y la misión que Cristo me encomendó. El
haber estudiado dicha carrera representó una preparación para lo
que Él me entregaría en las manos luego.
Nuestra generación necesita hacer más, usar más los dones
dados por Dios, el conocimiento adquirido a favor de las mul-
titudes que están esperando ver la manifestación de los hijos de
Dios. Todos tenemos asignada una generación, y esto no tiene
que ver con edades, sino con nuestros contemporáneos, un niño
puede impactar la generación de niños, un adulto a un adulto,
un joven a un joven, un anciano a un anciano, todos tenemos un
espacio de acción.

122
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Todos tenemos asignada una generación.

El problema está en que nos acomodamos demasiado a nues-


tra zona de confort y nos resulta muy difícil salir de ella para
prepararnos como mártires, si ese fuera el honor. “¡Oh Señor!
Quítame la comodidad que me limita y prepárame para morir
por ti si es necesario”. Estoy segura de que esa oración es muy
poco común hoy en día, pero son esas las oraciones que Jesús
quiere escuchar.
Tuve la oportunidad de trabajar en una de las mejores empre-
sas que existen en Colombia. Amaba mi trabajo, pero un día el
Señor me dijo que pronto debía entregárselo. En otras palabras,
debía cederle mi independencia, mi economía y todo lo que po-
día generarme confort. Dieciocho meses después, el Señor in-
quietó mi corazón para ir a Haití, llegué junto con una misión
al lugar por poco tiempo, y lo primero que hicimos fue hablar
con los jóvenes sobre lo que dice la Palabra en Marcos 16:17-20:

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echa-


rán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en
las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará
daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arri-
ba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor
y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.

Teniendo en cuenta el contexto de Haití y el nivel de brujería


que allí existía, sabía que serían más evidentes los milagros del
Señor. Por lo cual, en la tarde fui al hospital con alguien más para
orar por los enfermos y una joven hermosa de unos diecinueve
años estaba en una cama con mucho dolor diciendo: “Ayúdenme,
me duele mucho”, notamos que su estómago estaba muy grande,
yo pensé que estaba a punto de dar a luz, pero nos dimos cuenta

123
JORDYN GONZÁLEZ

de que era brujería, la estaban matando con un maleficio, así que


le hablamos de Jesús, le dijimos que era el único que podía libe-
rarla y le invitamos a recibirle como su Señor.
Ella nos dijo tres veces: “Hoy no, mañana, mañana”, en ese
momento entendimos que el Señor estaba peleando por ella, por
lo que le hablamos de la magnitud de lo que le estaba pasando,
que su vida corría peligro y que Jesús quería darle salvación.
Ella por un momento se calmó y entendió lo que le decíamos,
le dijo a Jesús que fuera su Señor y diez minutos después se cayó
de su cama y murió. Ese día supe la urgencia de la misión, que,
aunque el enemigo había ganado el cuerpo de esta chica, ya Dios
se había ganado su alma. No sabemos si es la última oportunidad de
que alguien escuche el mensaje y nosotros somos los enviados a contar-
le. Después de ese viaje, dejé mi zona de confort y me dediqué
por completo a la obra misionera.
Querido lector, hay algunas cosas puntuales que quisiera
transmitirte:

1. Debes identificar cuando estés en una zona de confort


y pedir dirección al Señor sobre la nueva ruta que debes
tomar. Va a doler salir, pero es la única forma de subir el
escalón.
2. Es todo un honor dar tu sangre por Jesús. Es necesario
morir todos los días a nosotros mismos para que no nos
duela dar todo de nosotros por su obra. Morir a nuestros
derechos, deseos y expectativas es parte de todo lo que
debemos entregar por Jesús.
3. Usa tus dones y multiplícalos, no le entregues a Dios lo
mismo que te dio, si confió en ti algo, sé recíproco y tra-
baja. Tu generación espera por ti.
4. El Señor no tiene problemas de dinero ni de fronteras,
los proyectos son de Él, si Él apasiona tu corazón con
una idea es porque va a responder con todo. Siempre será

124
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

diferente, pero nunca te negará la posibilidad de trabajar


con Él en el proceso de crecimiento.
5. Involucra a otros, debes hacer tu trabajo y ayudar a otro
a encontrar su llamado, esa es la semilla que siembras y
cuando mueras es la que perdura en el tiempo.
6. Cuida tu corazón de creer que las cosas suceden por lo
bueno que eres, cuida tu corazón cuando se infle, Dios
tiene un alfiler para desinflar globos y lo sabe usar muy
bien por amor a ti. El arquitecto supremo es Él, lo bueno
que hagamos es solo una manifestación de lo que es Dios
en nosotros.
7. El agradecimiento y la lealtad abren puertas. Sé leal a
Dios, a tus líderes, a tus amigos. Nunca olvides lo que
Dios invirtió en ti a través de otros.
8. Y, por último, pero no menos importante. Ama a Dios
con todo lo que eres, descubre el sonido de su corazón,
disfruta su perdón, su cariño, disfrútalo a Él, ya que sin Él
NADA de lo que hagas valdrá la pena, finalmente lo que
haces es tu regalo para Él, y si Él no lo disfruta, entonces
no vale la pena.

La historia de Cristal nos deja un sinnúmero de lecciones,


pero si tuviera que destacar una sería el hecho de que vale la pena
entregar nuestra profesión al servicio de Dios, porque seremos
mil por ciento más efectivos para su obra cuando nos prepara-
mos profesionalmente para ella.

Leonardo Flores
Leonardo Flores es un pastor misionero, que como les conté al
inicio, muestra siempre una increíble pasión por las misiones
transculturales, ha plantado muchísimas iglesias a lo largo de su
trayectoria y actualmente es director del Seminario Misionero
de Villavicencio La Antorcha.

125
JORDYN GONZÁLEZ

Su mentalidad de gobierno lo lleva a concluir que como cris-


tianos deberíamos involucrarnos en la esfera del gobierno para
ser voz de los cristianos que no pueden hablar y poder dictar
mejores leyes a favor del pueblo cristiano.
Él nos deja un mensaje que más allá de representar su testi-
monio personal, es el resultado de lo que Dios le ha enseñado a
través del tiempo.
Cuenta una antigua historia que seis hombres ciegos que vi-
vían juntos pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver
quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían
entre todos quién era el más convincente. Un día, discutiendo
acerca de cómo era la forma exacta de un elefante, no conseguían
ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca
uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar y
así resolver sus dudas. Puestos en fila, con las manos en los hom-
bros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la
senda que se adentraba en la selva. Pronto se dieron cuenta de
que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis
sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Finalmente podrían
resolver el dilema.
El más decidido se abalanzó sobre el elefante con gran ilu-
sión por tocarlo. Sin embargo, la prisa le hizo tropezar y caer de
bruces contra el costado del animal, así que exclamó: “El elefante
es como una pared de barro secada al sol”. El segundo avanzó
con más precaución. Con las manos extendidas fue a dar con
los colmillos y dijo: “¡Sin duda la forma de este animal es como
la de una lanza!”. Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando
el elefante se giró hacia él y palpó la trompa, la cual examinó
de arriba a abajo, notando su forma y movimiento, así que dijo:
“Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.
Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y re-
cibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para
asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la siguió con las
manos, no tuvo dudas y exclamó: “Es igual a una vieja cuerda”.

126
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno


de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien
como un gran abanico plano”. El sexto sabio que era el más viejo,
se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándo-
se en un bastón. Estaba tan doblado por la edad que pasó por
debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas
patas. “¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro
que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran
palmera”.
Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y
tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados
de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra, retomaron la
discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían
experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y
creían que los demás estaban equivocados.
Esta moraleja nos enseña que nuestra realidad es solo un
fragmento de la perspectiva que percibimos. La sociedad en su
dinámica desarrolla sistemas de conducta, relaciones, ideas y va-
lores cambiantes debido a que las personas modifican su manera
de pensar y la forma de interpretar la realidad a lo largo de la
vida, según las experiencias vividas. Las comunidades actúan de
maneras diferentes porque sus pensamientos se asientan en dis-
tintas perspectivas, lo que trae como resultado que las sociedades
vean el mundo a través de lentes distintos.
En mi caso particular, soy de Colombia, un país multicultu-
ral en donde cada región es muy diferente a la otra; contamos
con selvas, desiertos, costas, montañas y planicies. Nuestra raza
es muy variada, una mezcla entre indígenas, blancos, negros y
mestizos. Así mismo, cada costumbre y forma de ver la vida es
diversa. Pero, en lugar de ver esto como una debilidad se ha con-
vertido en una de nuestras fortalezas, ya que podemos tener en
la mano las diferentes perspectivas, evaluarlas y ver más claras las
situaciones sociales.

127
JORDYN GONZÁLEZ

Esta diversidad nos lleva a tener distintas perspectivas de la


vida y de temas tan importantes como el mismo Dios. Y no es
sino a través de sus Escrituras que podemos llegar a un punto de
encuentro para poder expresar a Dios en medio de la sociedad y
traer cambios a ella.
La Biblia tiene una riqueza multicultural importante. Al leer
la Palabra de Dios nos encontramos muchas naciones y sus di-
ferentes formas de ver y vivir la vida. El estar conscientes de esta
realidad, y entenderla nos ayudará a comprender mejor este libro
de vida, conocer a su autor y su propósito entre las naciones.
Este fue mi caso, la Palabra de Dios me hizo entender la pers-
pectiva correcta de mi vida y el propósito que tenía que cumplir.
Fue a través de mi madre que las Sagradas Escrituras llegaron
a mis oídos, y luego mi propia curiosidad me hizo escudriñarlas
por mí mismo para comprender lo que Dios había hecho y que-
ría hacer con la humanidad.
Conocer al Señor y Salvador Jesucristo, su amor, su miseri-
cordia y sobre todo su decisión de tomar nuestro lugar y morir
por lo que hemos pecado fue, indudablemente, el mayor privi-
legio que pude experimentar. ¡El Salvador murió por nosotros y
no solo eso, resucitó y nos dio su vida, la vida abundante! Como
dijo Pablo:

Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí.


Gálatas 2:20

Este versículo cada día se ha hecho más real en mi vida a me-


dida que voy conociendo más a Dios a través de sus Escrituras.
Ellas me han llenado de perdón, esperanza, gozo, transforma-
ción y paz. El encuentro con la Palabra cambió mi manera de
pensar, de ver, interpretar y vivir la vida. Dios nos dice lo terrible
que es el pecado y también cuánto nos ama, y nos muestra en su
Palabra la manera en que debemos vivir para Él.

128
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Sé que hoy muchas personas que, al no tener hábitos de lec-


tura, les da pereza ir a la Biblia; algunos argumentando que es un
libro muy largo y otros diciendo que es muy difícil de entender.
Si este es tu caso pídele también al Señor que te ayude y te dé
un fuerte deseo por leer la más grande historia de amor. Estoy
seguro de que Dios pondrá también en ti este sentir. A pesar
de ser el libro más perseguido y que por siglos fue prohibida su
lectura, nuestra realidad, es que hoy día tenemos muchas formas
de acercarnos a la Palabra de Dios.
Contamos con una gran variedad de traducciones a nuestro
idioma, desde las más antiguas hasta aquellas con lenguaje más
actualizado, otras con ayudas visuales y comentarios, sin contar
las que ahora podemos encontrar en audio para aquellos que por
alguna razón no pueden leer o que quizás ven en estas una opor-
tunidad para ir escuchando la Palabra de Dios mientras viajan
en el autobús o simplemente disfrutan escucharla de este modo.
No tenemos excusa para no leer la Palabra de Dios. Sin em-
bargo, hay comunidades en mi país, que no tienen el español
como su primera lengua, y todavía no cuentan con las Escritu-
ras en su idioma vernáculo. Le agradezco al Señor por aquellos
que a través de los años han hecho este trabajo de traducir la
Biblia a los diferentes idiomas. Necesitamos seguir apoyando
esta labor para que cada nación, pueblo y etnia puedan tenerla
en su propio idioma.
Esto hará que cada día los valores y los principios eternos se
incrusten en los pensamientos de las personas y generen ideas
que se verán reflejados en nuestras leyes y formas de vidas. En
una conferencia acerca de cosmovisión escuché que las palabras
forman ideas y las ideas desarrollan conceptos. En otras palabras,
construimos nuestras perspectivas basados en las palabras que
escuchamos o leemos.
Normalmente estas ideas son generadas por los catedráticos,
pensantes o quienes tienen alguna autoridad por su intelecto,
luego se comunican a diferentes grupos de la sociedad por medio

129
JORDYN GONZÁLEZ

de maestros en las universidades, escuelas y lugares de influen-


cia. Después se lleva a los medios de comunicación a través de
la clase artística, hasta que finalmente pasa a la población, a la
gente del común, donde es aceptada y comienza a modificar las
formas de pensamiento, los estilos de vida y las perspectivas de
la sociedad.
El día en que las ideas de Dios se comiencen a instalar en los co-
razones de la sociedad, veremos con la perspectiva adecuada y po-
dremos, desde esos puntos de autoridad, traer el gobierno de Dios a
nuestras naciones y veremos su voluntad cumplida en la tierra.
Leonardo nos deja un mensaje muy claro, necesitamos ex-
pandir la cultura del Reino de Dios en nuestras localidades. Las
Misiones no solo se tratan de ir a territorios extranjeros a com-
partir de Dios, sino hacerlo dentro de nuestras propias ciudades
para que el gobierno de Dios se imparta y se expanda. Empe-
cemos desde nuestros propios hogares y veremos cómo, poco a
poco, esta cultura se contagiará a los demás.

130
CAPÍTULO VI
LA EDUCACIÓN
D e la educación que hoy brindemos a nuestros hijos de-
penderá el mundo de mañana. Muchas veces le resta-
mos importancia a esta área porque pensamos que los
niños o jóvenes están muy pequeños para crear cam-
bios importantes, pero el peor error que como líderes, pastores o
padres podemos cometer es buscar distraerlos en lugar de edu-
carlos y entrenarlos en los principios de Dios.
Debemos tomar conciencia de esto y educar a nuestras futu-
ras generaciones, en especial, a la llamada ventana 4/14 (niños
de cuatro a catorce años), porque ellos generarán una iglesia y
una sociedad mucho más sólida y poderosa en los próximos años.
Aprendamos de los errores que generaciones pasadas han come-
tido y enfoquémonos en crear hombres y mujeres con una fe y
conocimiento de Dios sólido y fuerte para que ninguna corriente
humana tome fuerza en sus mentes.
Por esta razón, mi objetivo en este capítulo es que puedas ver
cómo las misiones enfocadas en los niños también tienen un
peso muy importante. Para ello te traigo el testimonio de dos
personas que han impactado mi vida en el área educativa, no solo
de niños y jóvenes, sino también en adultos.
La primera es mi amiga de ministerio, Nancy Sánchez, una
misionera maravillosa que ha enfocado todo su ministerio al de-
sarrollo de estrategias para discipular y educar a las nuevas gene-
raciones. Actualmente, es la directora general de King’s Kids en
Bogotá, Colombia, y su manera de enseñar a niños y adolescen-
tes es tan impactante que atrae a todas las edades.
Y el segundo testimonio que te traeré en esta oportunidad es
la vida de Jeins Durán, un buen amigo paisa, que nos cuenta de
una forma muy particular cómo lo aprendido durante su niñez y
juventud lo ayudó a mantenerse fuerte frente a los retos y prue-
bas que Dios le puso en el camino, entre ellos, la cárcel.
Estoy seguro de que estos testimonios edificarán tu vida y te
ampliarán tu visión sobre la importancia de la educación y for-
mación en nuestras iglesias.

133
JORDYN GONZÁLEZ

Nancy Sánchez
Su testimonio es hermoso y de su propia voz conoceremos la
obra que Dios hizo en ella y la que hace cada día a través de
sus manos.
Mi nombre es Nancy Sánchez Molina, soy de Puerto Boyacá,
Colombia. Vengo de una familia católica liderada por mi padre,
un hombre de pocas palabras, responsable, que se dedicó a la
pesca y a sacar balastro del río para sostener económicamente
a su familia, compuesta por ocho hijos y una esposa. Mi madre,
una mujer sabia, era ama de casa, dedicada a vender rellenas y
tamales, a lavar y planchar ropa para ayudar a sostener a la fami-
lia. Desde mi nacimiento hasta que tenía dieciséis años, conocí
de Dios por medio de mi abuela Mela y mi tía Oliva, mujeres
temerosas del Señor y con un corazón de servicio en su obra.
Pese a tener el ejemplo y las enseñanzas cristianas en mi
familia, tomé la decisión de conocer personalmente a Dios y
vivir para Él cuando cumplí diecisiete años. Fue entonces que
mediante una de esas invitaciones de mi abuela y de mi tía a
la iglesia, decidí asistir a la congregación Wesleyana de Puerto
Boyacá. Recuerdo que el lugar estaba lleno de muchas personas
cantando y escuchando la Palabra de Dios que predicaba el
pastor Nehemías Velazco, un hombre joven y con un corazón
apasionado por Dios.
Después de su predicación, el pastor hizo un llamado a todos
los que querían entregar su vida a Jesús. Recuerdo que no lo pen-
sé mucho, porque estaba convencida de que mi vida podía ser di-
ferente al vivir para Dios, por lo cual, aun sin entender bien todo
lo que el pastor hablaba y la magnitud de mi decisión, levanté mi
mano. Hubo algo que quedó muy claro para mí ese día y fue el
gran amor de Dios por mí, y que a partir de ese momento yo no
seguiría viviendo igual, porque mi vida debía cambiar. El pecado
no podía ser más mi deleite y ahora debía ser una nueva criatura,
una joven separada para Dios.

134
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Ya han pasado treinta y tres años desde el día que entregué mi


vida a Jesús y decidí vivir para Él hasta hoy, sin mirar atrás. Se-
gún Lucas 9:62, es así como debemos vivir nuestra vida cristiana,
ya que el que ponga su mano en el arado y mire atrás no es apto
para el Reino de Dios.

Es así como debemos vivir nuestra vida


cristiana, sin mirar atrás, ya que el que
ponga su mano en el arado y mira atrás
no es apto para el Reino de Dios.
Comencé mi crecimiento espiritual recibiendo discipulado
personal, haciendo estudios bíblicos y conociendo cada día más
la magnitud de la grandeza de Dios, su amor, su bondad, su per-
dón, su corazón paternal y cada una de esas promesas que Él ha-
cía a mi vida, las cuales fueron fortaleciendo todo mi ser interior.
Cada día me llenaba más de Jesús y podía experimentar cómo
Él se convertía en el todo de mi vida, mi esperanza, mi libertad,
mi paz y mi razón para vivir. Estos comienzos estuvieron llenos
de pasión por dar a conocer su amor y mostrar a otros lo que Él
puede hacer en la vida de un ser humano. Ese primer amor me
inundó, me llenó, me satisfizo, me liberó, me dio propósito y me
encaminó hasta el día de hoy.
Producto de este gran amor de Dios por mí, el cual pude
conocer día tras día en mi intimidad, en cada estudio bíblico,
en cada lectura de la Palabra y en cada servicio de la iglesia,
decidí servirle. Empecé asistiendo a los servicios de evange-
lismo, los cuales se hacían en las casas de los hermanos de la
iglesia convocando a muchas personas, quienes en su mayoría
aceptaban a Jesús como su Salvador. Esto llenaba tanto mi co-
razón de gozo, alegría y esperanza, que cada vez quería tener
más tiempo para evangelizar. Junto a la evangelización empecé
a enseñar a los niños sobre Dios dentro de la congregación; les

135
JORDYN GONZÁLEZ

cantaba canciones infantiles y les daba una corta clase sobre las
historias bíblicas.
Recuerdo que de niña sacaba las tablas de la cama para usar-
las como pizarrón y con tiza les enseñaba a los niños de mi sector
a leer y escribir. Aunque no tenía una preparación en educación,
enseñar era algo que me nacía del corazón, era mi vocación. Así
que al conocer a Dios comencé a prepararme y desarrollar esos
dones ministeriales. Estudié teología en mi iglesia, hice estudios
enfocados en la educación e inicié una carrera universitaria en
educación básica primaria. Sin embargo, por diferentes situacio-
nes familiares y económicas no pude terminar en su momento,
pero tiempo después, Dios me dio la oportunidad de estudiar
para obtener mi título como maestra.
Por ocho años estuve sirviendo en el área educativa en mi
iglesia enseñándole a niños, adolescentes y jóvenes a conocer a
Dios y vivir para Él. Durante este tiempo de servicio Dios habló
a mi vida y me confirmó su llamado al trabajo con las nuevas
generaciones. Continué capacitándome y formándome en el lla-
mado de Dios, y por medio de equipos misioneros que llegaban
a mi iglesia pude conocer la entidad misionera con la cual estoy
vinculada actualmente: JuCUM ( Juventud Con Una Misión).
En el año 1995 hice parte del colegio Luz a las Naciones, un
ministerio de Juventud Con Una Misión, bajo la dirección de
Helena Pérez, una mujer con gran conocimiento y experiencia
en el trabajo con la niñez y la educación. Allí estuve por tres años,
sirviendo como misionera voluntaria en la formación de los es-
tudiantes. Agradezco a Dios por todo lo que me enseñó durante
este tiempo, fueron grandes verdades que aún no conocía.
Por tres años dentro de Luz a las Naciones estuve bajo el
ministerio Generación con Propósito, tiempo donde Dios me
llevó a otro nivel en el discipulado y formación de las nuevas ge-
neraciones. Cada día significaba un desafío de fe, creer que Dios
proveería para cada una de mis necesidades y saber que mi vida
y familia serían sostenidos por su amor y poder. Mis hermanos

136
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

y mi madre continuaban sus desafíos económicos y los procesos


que debían enfrentar al no contar con la presencia de mi padre,
quien se había separado de nosotros algunos años atrás.
Después de tres desafiantes y muy importantes años de ser-
vir en el colegio, Dios me llamó a prepararme para continuar
trabajando con las nuevas generaciones de niños, adolescentes y
jóvenes. Esto representaba un desafío de fe muy grande, ya que
no contaba con apoyo económico y nunca había salido del país.
Pero decidí creerle a Dios y asumir el reto, enfocando mi mirada
en el dador y proveedor de mi vida y no en las circunstancias.
Así que tomé valor en el Señor y sus promesas, e inicié todos los
trámites para sacar la visa americana y viajar a Puerto Rico, para
hacer la escuela de King’s Kids.
Dios hizo milagros permitiéndome obtener todos los do-
cumentos legales necesarios. Recuerdo que me presenté en la
embajada americana para solicitar mi visa y estando con el fun-
cionario de la embajada, me expresó que la expedición de la visa
quedaba en espera por un documento que debían volver a en-
viarme desde Puerto Rico. Así que contacté a Yarley Niño, la
directora de JuCUM en Puerto Rico, y ella me direccionó en
lo que debía hacer. Tenía una fecha pendiente para presentarme
nuevamente con los documentos, así que mientras ese día llega-
ba, decidí regresarme a mi ciudad para despedirme de mi familia
antes del viaje, por lo que, ese mismo día tomé un bus de regreso
a mi ciudad.
Durante el viaje a mi pueblo, sucedió algo que no esperaba.
Oré intensamente durante el viaje proclamando el poder pro-
tector de Dios sobre mi vida, pero cuando íbamos a mitad de
camino, el ayudante del bus en el que viajaba me dijo que le
entregara el ficho del equipaje porque necesitaban verificar algo,
le entregué el ficho y a los pocos minutos me lo regresó. El em-
pleado me lo entregó sin ningún problema, pero muy dentro de
mí sentía que algo no estaba funcionando bien.

137
JORDYN GONZÁLEZ

Cuando llegamos a Puerto Boyacá, ya de madrugada; me


informaron que mi maleta se había perdido inexplicablemente.
Según ellos, la bodega se abrió y mi equipaje se cayó. No podía
entender cómo algo así me había pasado. Así que, después de
hacer la denuncia del caso, me dirigí a la casa de mi familia para
descansar.
Estaba muy angustiada porque no sabía qué iba a pasar con
mi viaje a Puerto Rico porque toda la documentación que había
llevado a la embajada desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Solo me quedó un pequeño bolso de mano en el que llevaba mi
cédula, el celular y el poco dinero que tenía. Todo lo demás se
perdió. ¿Qué iba a hacer ahora? Mi pasaporte con el sello de
pendiente que me entregaron en la embajada y los demás docu-
mentos ya no estaban.
Llegué a la casa de mi familia, pero como estaba tan oscuro
no se dieron cuenta de que no tenía la maleta, entré a uno de los
cuartos donde aún tenía ropa que usaba cuando iba a visitarlos,
me cambié y me acosté. En la almohada empecé a llorar dicien-
do: “No entiendo, Dios, ¿qué es lo que quieres conmigo?, ¿es este
el final o todo esto es una pesadilla? Se acabó, ¿verdad?, ya no
voy a Puerto Rico”. La tristeza, la decepción y el dolor eran muy
fuertes, pensé que no era la voluntad de Dios que fuera al país
boricua, por lo que realmente debía cambiar los planes y que-
darme en mi pueblo sirviendo en la iglesia. Fueron muchas las
preguntas que le hice a Dios, llena de angustia y desesperanza.
En medio de mi angustia y dolor, pude sentir y escuchar la voz
de mi padre celestial, diciéndome, “Descansa”.
Ese día comprendí que descansar en Dios va más allá de las
circunstancias, es entrar en su reposo, es encontrar en Dios la
respuesta que nuestra alma necesita, no la que necesita nuestra
mente o nuestras circunstancias quieren escuchar. “Podrán des-
fallecer mi cuerpo y mi espíritu; pero Dios fortalecerá mi cora-
zón; Él es mi herencia eterna”. (Salmos 73:26).

138
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Dios está presente para sostenernos cuando sentimos desfa-


llecer, cuando en medio de su llamado a servirle vemos grandes
nubarrones o sentimos que las fuerzas se nos agotan, cuando vie-
ne la desesperanza o la angustia toca a la puerta, podemos decir:
“Siempre tengo presente al Señor; con Él a mi derecha, nada me
hará caer” (Salmos 16:8).
Y sin poder explicar lo que había pasado en mi interior por
la pérdida de mi equipaje, realmente pude descansar. Me inundó
una paz que solo puede venir de Él, de mi amado Padre, quien
me había protegido de un fatal accidente que el enemigo trató
de generarme. Cuando lo comprendí, aun en medio de la nada y
sin un horizonte que seguir, estaba descansada como una niña en
los brazos de mi amado Padre Celestial. Esto era otro milagro de
Dios. Pude decir como el salmista: “Desde mi angustia clamé al
Señor, y él respondió dándome libertad” (Salmos 118:5).
Fueron muchas las palabras de desánimo por parte de algu-
nos miembros de la iglesia y amigos a raíz de la pérdida de mi
equipaje. Me decían que realmente no era la voluntad de Dios,
que mejor me quedara y siguiera mi vida en el pueblo, que las
circunstancias eran muy claras porque no tenía nada. ¿Cómo iba
a viajar a Puerto Rico? Pero mi familia fue muy diferente, ellos
veían en mí esa paz que sobrepasaba todo entendimiento, por lo
que me brindaron su apoyo y siguieron creyendo y orando por
un milagro, y este empezó a darse.
Dios me permitió viajar a Cartagena para hacer mi tiempo
de entrenamiento. Allí pude ver día a día la mano poderosa de
Dios y su gran amor. Durante tres meses estuve conociendo más
a Dios, viendo sus milagros al proveer para hacer todo el trámi-
te de la visa americana nuevamente. Aunque había perdido los
documentos y por un momento la fe; mi Dios no estaba muerto,
Él estaba presente obrando milagros para llevarme a cumplir su
voluntad desafiándome a cosas mayores en la formación de mi
carácter, en mi relación con Él y en su llamado para mí.

139
JORDYN GONZÁLEZ

Mi Dios no estaba muerto, Él estaba


presente obrando milagros para
llevarme a cumplir su voluntad.
Para Dios nada es imposible cuando creemos y obedecemos.
Cuando nos esforzamos y nos mantenemos fieles a sus prome-
sas, vemos la grandeza de Dios. Es casi imposible pensar que no
encontraremos obstáculos en el camino cuando Dios nos llama
a cumplir una misión. Muchas veces perdemos la fe, la incre-
dulidad viene a nuestro corazón y perdemos la paz que solo la
confianza en Dios nos puede dar. Pero es en estos momentos que
debemos levantar nuestros ojos a lo alto y clamar al Señor, por-
que de Él viene nuestro socorro para levantarnos y sostenernos
en victoria.
Después de tan grande odisea, finalizado mi tiempo de entre-
namiento en JuCUM Cartagena, pude viajar por primera vez en
avión de Cartagena a Bogotá para luego enrumbarme a Puerto
Rico. Puedo decir que, pese a que no me gusta viajar en avión,
este fue uno de los viajes más hermosos que he podido vivir. Me
sentí tan libre, era como un águila remontándose a lo más alto.
Dios cumple sus promesas y nos sostiene en su voluntad. Ese
era el tiempo de Dios. Yo iba encaminada a una gran misión,
pero el Señor iba adelante, abriendo caminos y sendas para mí.
Finalmente llegué a Puerto Rico, una hermosa nación de
gente amable, alegre y con un corazón hospedador. La verdad,
no lo podía creer, no comprendía en mi mente como todo lo
que por tanto tiempo anhelé estaba pasando, pero Dios está por
encima de lo natural. Nada es imposible para Él.

La verdad, no lo podía creer, no comprendía


en mi mente por qué todo esto estaba
pasando, pero Dios está por encima de
lo natural. Nada es imposible para Él.

140
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Después de terminar mi entrenamiento de King’s Kids, me


quedé sirviendo en la sede de Juventud Con Una Misión ( Ju-
CUM Puerto Rico). A los dos años, tuve una fuerte enfermedad,
una bacteria afectó mi salud deteriorándome rápidamente. En
algún momento de esta gran batalla pensé que mi cuerpo no iba
a resistir, pero mantuve mi mirada en el autor y consumador de
la fe. Los líderes y amigos de JuCUM me apoyaron durante este
proceso hasta mi recuperación.
Pero, aun en medio de este proceso de recuperación, Dios
me permitió viajar a China, en uno de los viajes misioneros de
la Misión haciéndome crecer aún más en su conocimiento. Mi
tiempo en Puerto Rico se convirtió en otra gran plataforma para
cumplir los sueños y el llamado de Dios para mi vida. El Señor
usó a Yarley Niño, una mujer sabia y temerosa de Dios, y a todo
su equipo misionero para bendecir mi vida grandemente.
Estando en Puerto Rico, Dios me llevó a servir por algunos
meses a la sede misionera de JuCUM en San Croix, una de las
Islas Vírgenes cercanas. Este fue un tiempo sanador y fortalece-
dor de mi identidad y valor en Dios, fue un tiempo de reposar y
conocer el descanso que Dios tiene para cada uno de sus hijos.
Allí Dios me permitió conocer a Karen Benoit, una gran mujer
que con su amistad, generosidad y bondad ha bendecido mi vida
por muchos años. Definitivamente una mujer conforme al co-
razón de Dios, que ha sido parte de este llamado misionero y el
ministerio que actualmente dirijo.
El Señor siempre promete estar con nosotros, aun en medio
de la enfermedad, la escasez y el dolor, cuando sentimos la so-
ledad pese a estar rodeados, allí su presencia nos levanta y con-
forta. Cuando estamos lejos de nuestra familia, amigos y nación
Él levanta personas que se convierten en un gran soporte para
nuestras vidas.
Después de un tiempo desafiante y lleno de mucho apren-
dizaje en Puerto Rico y San Croix, en diciembre de 1999
regresé a mi hermosa Colombia para continuar con la misión

141
JORDYN GONZÁLEZ

encomendada por Dios. Volví a servir en el colegio Luz a las Na-


ciones, en donde continué sirviendo en el ministerio Generación
con Propósito (King’s Kids) y en la formación de los estudiantes
del colegio. Inicié y terminé mi carrera como psicóloga y con-
tinué preparándome y sirviendo al Señor en el trabajo con las
nuevas generaciones.
En el año 2007 salí del Colegio e inicié labores con el mi-
nisterio King’s Kids Red, un ministerio cristiano evangelístico
y misionero, intergeneracional, interdenominacional, transcultu-
ral e internacional de JuCUM. Constituido por familias, niños,
adolescentes, jóvenes y adultos llamados a conocer a Dios para
darlo a conocer. Es un ministerio que busca alcanzar, discipular,
pastorear, capacitar, entrenar y movilizar niños, adolescentes y
jóvenes dentro y fuera de nuestro país, llevando el mensaje de
salvación y transformación, vinculando a las familias durante el
proceso.
Es un ministerio que usa la música, montajes artísticos, de-
portes, trabajo comunitario, actividades lúdicas, talleres preven-
tivos y formativos, campañas de formación en valores, cruzadas
misioneras, presentaciones evangelísticas, brigadas de salud,
campamentos, retiros espirituales, conciertos, entre otras activi-
dades, para dar a conocer a Dios y traer su Reino a la tierra.
King’s Kids Red se enfoca en el desarrollo de una relación
íntima y personal con Dios, en la adoración como un estilo de
vida, en estudiar la palabra de Dios como la guía para vivir, en el
desarrollo del carácter cristiano basados en la verdad bíblica y en
vivir una vida en santidad y pureza que reconoce a Dios como el
centro de la vida.
Cuando Dios me llamó a servirle en el discipulado, entrena-
miento, capacitación y formación de las nuevas generaciones yo
no entendía la magnitud de este llamado. Solo sabía que una llama
ardía dentro de mí con pasión por mostrarles a ellos el amor de
Dios, su bondad y paternidad. Pero años después pude entender
que cuando Dios te llama a servir en su obra pasarás por grandes

142
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

desafíos de fe, momentos en los que piensas que no puedes más.


Pero aun en medio de estos grandes desafíos, Dios está presente y
lo que no entiendas en el momento, lo entenderás después. Solo
obedece al Señor y déjate guiar por su verdad, permítele guiar tu
camino y Él te llevará por la senda que debes andar.

Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te


apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos
tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Proverbios 3:5-6

En todos los años de vivir para Dios y servir en su obra,


he disfrutado de ver a Dios de una forma real y no solo por lo
que otros me han contado. He podido ver la fidelidad de Dios
obrando milagros. Cada viaje misionero que llevamos a cabo
con nuestro ministerio King’s Kids Red Colombia constituye un
gran paso de fe.
Muchos de los niños y voluntarios que sirven en el ministerio
presentan dificultades económicas, algunos vienen de zonas mar-
ginadas y vulnerables y esto hace que el desafío de fe sea mayor.
No solo para ver la provisión personal cada día, sino también para
creer que Dios proveerá para los desafíos de todo el grupo que haga
parte de una cruzada misionera a la cual Dios nos está enviando.
El trabajo con las nuevas generaciones de niños, adolescentes
y jóvenes no es algo fácil. La inconstancia de la familia, de los vo-
luntarios e integrantes siempre están presentes, por lo cual, mu-
chas veces siento el desánimo en el equipo. Solo cuando estamos
conectados con Dios, escuchamos su voz y entendemos que Él
tiene una heredad para ellos y nos ha llamado a enseñarles cómo
recibirla, podemos retomar fuerzas para levantarnos, esforzarnos
y ser valientes para cumplir con esta labor.
Son muchos los obstáculos y las luchas que he tenido que
vivir en más de veinticinco años de servicio a Dios que llevo.
Cada historia y experiencia ha sido un aprendizaje enriquecedor,

143
JORDYN GONZÁLEZ

he podido ver a Dios obrando milagros, he llorado con los que


lloran y reído con los que ríen, en cada paso que he dado Dios ha
estado presente diciéndome: “No temas porque YO estoy conti-
go, no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre
te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”
(Isaías 41:10) y así ha sido, he vivido el sustento de mi Padre
celestial, su fortaleza y guía, en cada paso que doy.
Cumplir el propósito de Dios no ha sido fácil, pero me gozo
en poder decir que estoy día a día creciendo en obediencia a su
voz, y cumpliendo con el deseo de su corazón. Muchos niños,
adolescentes, jóvenes, familias, comunidades y naciones enteras
están siendo transformadas por el poder de la Palabra de Dios,
para cumplir así con la gran comisión y esto me llena de gozo y
esperanza.
Estoy totalmente convencida de que las nuevas generaciones
son como saetas en manos del valiente, guerreros dispuesto a ir
más allá y cumplir el llamado que Dios les hizo. El mundo clama
incesantemente por una generación transformadora, y estoy se-
gura de que los niños y jóvenes lo son. La Palabra de Dios dice:
“¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio
del bien!” (Romanos 10:15).
Yo he decidido dedicar mi vida, recursos, fuerzas, estudios y
todo lo que Dios me ha dado para que las nuevas generaciones
cumplan su propósito en Dios. Por esto he decidido actuar con
compasión y permitir que mis manos se conviertan en las manos
de Dios; manos maternales que abracen y den un toque de amor,
manos dispuestas a dar y a bendecir, manos dispuestas a levan-
tar y restaurar. He decidido que mi vida refleje el gran amor de
nuestro Padre Celestial.
Unidos podemos lograr el gran mandato: “Id y haced discí-
pulos a todas las naciones”. ¿Hasta dónde estás dispuesto a ir por
ellos y con ellos?
El testimonio de esta mujer nos reta a unirnos a sus esfuer-
zos para que bendigamos muchas vidas a través de la educación.

144
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Además, su vida nos enseña que, aunque nuestros inicios sean


difíciles, el camino nos hará llegar al destino con facilidad cuan-
do nos alineamos a la voluntad de Dios.

Jeins Durán
El testimonio de Jeins Durán es bastante particular y su forma
de contarlo es impecable. Los invito a leerlo de sus propias pa-
labras:
Dos de la mañana, segunda noche. El agotamiento vence al
frío y caigo dormido en el suelo. No hay cama, cobija o colchón,
pero no puedo más y quedo en el piso abrazando mis rodillas
contra el pecho. Entonces siento su voz en mi espíritu que dice:
“Donde tú estés, yo voy a estar contigo”. Una lágrima se des-
prende de mi alma y, muy despacio, va cayendo hasta estallarse
contra el piso del calabozo de castigo. Mi lágrima dice “te creo,
Señor”, pero la juez dijo: “Quince años”.

Donde tú estés, yo voy a estar contigo.

Acababa de ser condenado a quince años de prisión. Según la


fiscal del caso, yo había participado en el lavado de más de vein-
ticinco millones de dólares. Recuerdo que, en medio del silencio
de aquel calabozo en una de las peores cárceles de Medellín, le
pregunté a Dios si acaso Él no me había dicho un par de años
antes que yo había sido creado con un propósito en su Reino
y que supuestamente ese propósito era “producir arte”. Calculo
que eran las dos de la madrugada cuando escuché su voz en lo
profundo de mi ser. “Donde tú estés, yo voy a estar contigo”.
¿Sería esa una respuesta suficiente?
Sería fácil narrar esta historia si te dijera que no conocía la
Palabra de Dios, que antes de llegar a la cárcel me dedicaba a
cometer toda clase de delitos, que me encontré de frente con

145
JORDYN GONZÁLEZ

Jesús al caer en prisión y que entonces, como en tantos testimo-


nios que he escuchado, le entregué mi vida a Él. Pero este no es
mi caso. Antes de caer en prisión no me dedicaba a delinquir ni
hacía parte de una peligrosa banda de sicarios. Era director de
comunicaciones de una de las iglesias cristianas más importantes
de Medellín, Colombia. Y llevaba más de diez años en la senda
de quien es el camino, la verdad y la vida.
Definitivamente esta no es la historia de “era un villano, me
detuvieron, conocí la Palabra y ahora soy pastor de multitudes”.
Gloria a Dios por los millones de vidas transformadas de esta
manera, pero ese no es mi caso. Permíteme y te cuento un poco
más sobre mi vida. Intentaré hacerlo llevándote a algunos mo-
mentos de mi vida importantes. Son apenas imágenes, recuerdos
que tengo en mente como las fotos viejas que alguna vez vimos y
ya nunca podemos olvidar; pequeñas escenas que, al unirlas, van
formando una vida.
En la primera tengo nueve años de edad, son las cinco de la
tarde de una típica tarde fría en la ciudad de Manizales. Estoy
de pie frente a la gran puerta café de una empresa. En un par de
minutos, por esa puerta saldrán cientos de albañiles al finalizar
su jornada laboral. Estoy vestido de pantalones cortos y cami-
seta de algún superhéroe americano, una olla gris cuelga de mi
mano. En su interior, veinte humeantes papas rellenas esperan
un comprador. En mi otra mano, recortados a punta de tijera,
están veinte trozos de papel de envoltura listos para cada papa. Y
en mi propio interior revuela la fascinante mezcla de adrenalina
y nervios de un niño de nueve años por ese, su primer negocio.
El camino de regreso a casa esa tarde será difícil de olvidar.
Había salido a enfrentar a un grupo de albañiles de no muy bue-
nos modales y había regresado invicto. Caminé despacio por el
empedrado que me llevaba a mi hogar, hice círculos victoriosos
por los aires con la olla vacía, me aseguré varias veces de que el
dinero permaneciera en el bolsillo del pantalón y me regalé mu-
chas sonrisas al verificarlo. El sol rojizo se negaba a ocultarse tras

146
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

la montaña de siempre, y entonces yo, esa tarde me sentí fuerte,


útil, valeroso, hombre.
Yo no lo sabía, pero después de aquel primer negocio, muchos
de los relatos de mi vida se escribirían con las tintas multicolores
de una travesía por tratar de salir adelante. Aunque también es-
tarían coloreados con un óleo de gracia de lo alto, tan inmerecida
como fascinante; gracia que aún hoy día sobrepasa mi entendi-
miento.

Aunque también estarían coloreados


con un óleo de gracia de lo alto, tan
inmerecida como fascinante; gracia que
aún hoy día sobrepasa mi entendimiento.

¿Das un salto en el tiempo conmigo?


Ahora tengo diecisiete años y soy policía, estamos en pleno
centro de la Medellín de los años noventa. Dos asaltantes están
montados en la moto que acaban de robar, el joven rubio de
adelante viste una camisilla blanca y tiene ambas manos en el
volante. El de atrás, enchaquetado, de bigote espeso y mirada
decidida apunta a la frente de la víctima con su revólver nique-
lado de cañón reforzado; la víctima levanta sus manos: “Lo va a
matar”, pensé.
Mi compañero de turno y yo estábamos a unos diez metros
de ellos. Le hice una señal y avanzamos rodeándolos, él hacia
el conductor y yo hacia el hombre armado. Ambos llevábamos
revólver de dotación calibre treinta y ocho, marca Smith & Wes-
son de seis cartuchos. Una preocupación trascendental me asaltó
al acercarme:
—Y si lo mata, ¿debería dispararle antes de que lo haga? —
me pregunté.
En la Medellín de esos tiempos era normal que asesinaran
personas por robarles una moto de ese tipo.

147
JORDYN GONZÁLEZ

—Pero, ¿y si le disparo y doy de baja al asaltante sin que él


haya disparado?, podrían meterme a la cárcel. —Mi mente hizo
todo tipo de análisis legales y de posibles ángulos de tiro en mi-
lésimas de segundo—. Lo va a matar. ¡Dispararé!
—No dispares, acércate más y los detienes vivos —decía mi
compañero.
Me acerqué más, pensé que si me acercaba lo suficiente los
dejaría sin más opciones que rendirse. Pero no fue así. Antes
de que yo gritara “¡Quietos!” El hombre alcanzó a verme y, sin
pensarlo tanto como yo, dejó de apuntarle al hombre que estaba
de rodillas, giró su brazo con el arma y, uno tras otro, me disparó
en seis ocasiones. Estaba a tres metros de distancia, era casi im-
posible que fallara.
Recuerdo su mirada, había en ella una combinación de odio
y miedo. Ese hombre estaba decidido a matarme, pero yo no
había querido dispararle antes por lo que me sentí estúpido.
Pero instantáneamente pensé en mamá. ¿Acabaría todo en una
caótica calle de Medellín a manos de un desconocido? Dicen
que en los segundos de terror la vida pasa como un film frente
a tus ojos y así fue.

Dicen que en los segundos de terror la vida


pasa como un film frente a tus ojos.

No sé cómo lo hice, pero estando a solo tres metros de quien


me disparaba, hice un movimiento que esquivó las balas. Estas
pasaron una y otra vez tan cerca que podía sentir cómo cortaban
el aire a centímetros de mí. Ni una de ellas me alcanzó. No sé
cómo lo hice, de verdad, no lo sé. Tiempo después, comprendería
que no lo había hecho yo. Sin lugar a dudas fue Dios, aunque yo
no le conocía.

148
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

¿Saltamos de nuevo en el tiempo?


Tengo ahora veintitrés años. La mañana de ese domingo es-
taba en una casa campestre a las afueras de Medellín. Unas se-
manas antes, Claudia Gil, mi amada esposa, había asistido a un
retiro espiritual de una pequeña iglesia allí y en contra de todo
pronóstico, con una sabiduría y una gracia que le habían sido
dadas en aquel retiro, terminó convenciéndome de que asistiera.
El retiro era de tres días. Los dos primeros estuve a punto de
devolverme, creo que mi hombre lobo y yo no encajábamos allí.
Cincuenta hombres sentados en círculo en un salón. Nuestra
mirada puesta en el líder del encuentro. Él comenzó a hablar
sobre el Espíritu Santo de Dios y la forma como hace dos mil
años había llegado a la vida de los discípulos de Jesús en el Pen-
tecostés. Ninguno de nosotros decía palabra alguna. En el aire
estaban las notas de un piano de fondo, las palabras del predi-
cador, mi deseo de vivir algo genuino y las dudas sobre si podría
ser cierto.
En algún momento nos colocábamos de pie y cada uno pedía
algo a su manera. En realidad, yo no sé qué quería; quizá un pe-
queño cambio en mi vida, tal vez sentir “algo” que combatiera mi
incredulidad, no sé. No era un hombre de mucha espiritualidad,
pero cuando pedía algo, lo pedía creyendo que arriba escuchaban
y lo hacía con respeto. Cerré mis ojos y le pedí al Espíritu Santo
de Dios que viniera a mi vida.
No pasó nada extraño, la tierra no tembló, no vi una llama
de fuego moviéndose sobre el lugar, ni caí al piso, pero cuando
abrí los ojos supe que arriba me habían escuchado, o quizá fue
al revés, cuando abrí los ojos supe que era yo quien al fin había
hecho un alto y había escuchado algo de arriba.
No fue una voz, ni un trueno, ni siquiera fue algo que escuché
con mis oídos, no. Fue una certeza, una amorosa y cálida certeza
en mi interior al sentir por primera vez en mi vida que Él era
real, tan real que a la vez su belleza era inefable. Cuando abrí los
ojos pude ver la creación misma de otra manera. Como si toda

149
JORDYN GONZÁLEZ

mi vida hubiera visto a blanco y negro, pero ahora podía ver a


colores hasta el más mínimo detalle de la naturaleza, y escuchar
como nunca antes la vida que brotaba de cada ser, como en una
melodía perfecta. Ese día comprendí que la voz provenía de Él.
Su nombre es Espíritu Santo de Dios. Y eso lo cambió todo.

Fue una certeza, una amorosa y cálida


certeza en mi interior al sentir por primera
vez en mi vida que Él era real, tan real
que a la vez su belleza era inefable.

¿Un último salto?


Agosto del año 2020, siete de la noche. Sentado en la sala de
mi apartamento junto a mi esposa, mis tres hijos y mi madre veía
la emisión principal del noticiero. El presentador anunció que
tenía una entrevista exclusiva con uno de los jugadores de fútbol
más importantes de la historia de Colombia.
Apareció Juan Guillermo Cuadrado con una camiseta depor-
tiva y un subtítulo dice que su equipo es el Juventus, se acaba
de coronar como campeón de la liga de Italia por novena vez
consecutiva. La entrevista avanza y, entre risas, el campeón, ante
millones de espectadores en el horario prime de Colombia, dice:
“Leí mucho a una persona que se llama Jeins Durán, me gus-
tó cómo escribió y cómo relató la historia que él tuvo en la cárcel.
Celda 212, un libro espectacular. Me lo leí y me encantó”.
Terminó la entrevista y mi familia y yo no pudimos más que
celebrar con lágrimas en los ojos. Dios me sacó del calabozo,
venció una condena, un sistema carcelario, modificó las leyes de
una nación y defendió mi caso para que pudiera volver a casa.
Me permitió escribir un libro llamado Celda 212, que va rumbo
a ser un best seller en toda Colombia, luego la biografía del gran
deportista colombiano Juan Guillermo Cuadrado y ahora una

150
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

precuela de Celda 212. Sí, Él no se había equivocado, mi propó-


sito era producir arte.
La historia de Jeins Durán nos muestra que, aunque estemos
pasando por momentos difíciles y no veamos una solución ins-
tantánea, Dios siempre tendrá la última respuesta y solución a
nuestras vidas. La fe en Dios que pudo conocer desde su infancia
lo ayudó a sobrellevar cada situación que la vida le puso y lo llevó
a ser el escritor que hoy es.

151
CAPÍTULO VII
LA ECONOMÍA
C uando hablamos de economía muchos tienen por cos-
tumbre separarla del ámbito espiritual y asociarla a lo
mundano y corriente, sin contar con aquellos que lle-
gan al extremo de satanizarla y hasta de pensar que el
dinero no es de Dios, basados en aquel versículo que dice que “no
se puede servir a dos señores” (Mateo 6:24).
Sin embargo, en este capítulo veremos cómo Dios utiliza a
sus hijos para manejar las finanzas de manera tal que estas no
sean su señor, sino que funcionen al servicio de sus hijos para
cumplir la voluntad del Padre en esta tierra.
Dios está buscando hijos que comprendan el real orden de los
factores y utilicen las habilidades que Dios les ha dado para crear
recursos que faciliten y agilicen la obra redentora y restauradora
de Cristo sobre la humanidad. Para eso conoceremos el testimo-
nio de dos hombres que han llenado mi vida con sus historias,
siendo un testimonio vivo de cómo Dios transforma tu mente
para que puedas administrar correctamente lo que Dios te da y
ser útil a su obra.
El primer testimonio es el de mi amigo Jorge Córdoba, un
hombre que ha conocido lo que significa depender de tus talen-
tos y depender de Dios. Este hombre supo lo que era estar en
lo más bajo y en lo más alto económicamente. Pero no fue hasta
que Dios cambió su perspectiva con respecto al dinero, que él
pudo comprender que es la fidelidad de Dios la que realmente
hace todo. Hoy es un reconocido humorista que sirve a Dios a
través de los recursos y talentos que Él puso en su vida.
Y el segundo y último testimonio en este libro, no es nada
más y nada menos que el de Jonathan Somoza, director de la
Casa Editorial PanHouse, la cual tengo el honor de llamar mi
casa. Un hombre que impactó mi vida desde el día en que lo
conocí y comprendí cómo Dios transforma nuestros corazones
para que hagamos su voluntad y no la nuestra. Y muchas veces su
voluntad puede estar fuera de lo convencional, o en aquello que
nosotros llamamos “santo”. Su testimonio me hizo comprender

155
JORDYN GONZÁLEZ

que lo realmente valioso es escuchar su voz y obedecerla. Eso nos


asegurará un buen puerto.

Jorge Córdoba
Jorge nació en la ciudad de Cali, Colombia. Su infancia no fue
nada fácil, ya que desde que perdió a su padre, a los cinco años, le
tocó bregar por la vida junto a su madre de habitación en habi-
tación. Al tiempo, su mamá quedó embarazada de otro hombre
que también la dejó sola, de allí nació su hermano. Años después
su madre volvió a intentar establecer una familia, pero en este
caso, el hombre elegido la engañó al no contarle que tenía ocho
hijos más en secreto.
En fin, así transcurrió su infancia y llegó la pubertad en la que
se dedicó al fútbol, lo cual lo mantuvo alejado de las drogas.

Dios usó el deporte para guardar su vida de


caer en ese lago oscuro llamado drogas.

Jorge vio a muchos amigos morir por causa de los vicios, y


aunque no conocía al Señor, años después, se dio cuenta de que
Él había colocado ese amor por el fútbol en su corazón para
librarlo de los vicios y así guardarlo para el futuro que Dios
tenía para él.
Durante su juventud desarrolló un talento escénico único, sus
compañeros de clase le aconsejaban que se dedicara a la actua-
ción porque siempre los hacía reír con sus interpretaciones. Sin
saberlo, él había desarrollado una habilidad histriónica muy par-
ticular, lo cual hizo que un tío que vivía en Venezuela le ofreciera
ayudarlo a estudiar y orientarlo en el mundo artístico.
Así, a los dieciocho años Jorge se fue de Colombia hasta Ve-
nezuela, donde estuvo estudiando artes escénicas durante cuatro
años. Se esforzó mucho en aprender todo lo que tenía a la mano,

156
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

por lo que se convirtió en uno de los mejores de su escuela y se


ganó varios premios como actor versátil e histriónico en concur-
sos de teatro. Él lo disfrutaba muchísimo, aun sin saber que Dios
lo estaba preparando para servirle en esa área.
Luego de haber terminado sus estudios, Jorge se devolvió a
Colombia, pero allí era muy difícil conseguir trabajo en la actua-
ción, por lo cual tuvo que vender ropa en las calles. Su madre era
costurera y hacía pantalones y pantalonetas. Así que Jorge usaba
la gracia de la actuación para vender su producto, y le funciona-
ba. Se los colgaba como si fuera un armario ambulante, a la gente
le daba mucha gracia y se los compraban.
Jorge caminaba kilómetros enteros para poder venderlos todos
y llegar a casa con dinero. Se esforzaba mucho, pero daba resulta-
do, tanto, que llegó a contratar a cinco mujeres para que fabricaran
pantalones que él solo vendía. El negocio empezó a crecer y de
vender únicamente pantalones, pasó a vender ropa interior tam-
bién. Sus recorridos comenzaron a dirigirse a la Fiscalía de Cali,
lugar donde conoció el amor a través de Amalia, su actual esposa.
A los once meses de novios se casaron. Ella era abogada, así
que siguió trabajando en sus funciones y él consiguió trabajo
en un concesionario, donde le iba muy bien. Sin embargo, el
sueño de actuar seguía en el corazón de Jorge, entonces llegaron
al acuerdo de que vivirían en ciudades separadas por un tiempo
para que él se fuera a Bogotá a perseguir su sueño, y a pesar de
que Amalia quedó embarazada, Jorge se fue.
En Bogotá, vivió en casa de una familia cristiana, la cual le
predicó durante dos años hasta que, finalmente, él entregó su
corazón a Dios y tuvo la oportunidad de ir a un retiro espiritual
que le cambió la vida.
Jorge tenía veintiocho años cuando decidió caminar de la
mano de Dios, y de ahí en adelante más nunca se ha soltado de
su Creador. Ese retiro marcó un antes y un después en su vida
porque Jorge pudo experimentar el bautizo del Espíritu Santo a
través de lenguas espirituales.

157
JORDYN GONZÁLEZ

Después de ese encuentro con Dios, Él empezó a traer orden


a su vida, haciéndolo entender el camino que debía andar. Así que
después de estar dos años separado físicamente de su esposa (ella
en Cali y él en Bogotá), Dios lo mandó a servir primero la mesa
de su casa antes que en la de otros. En otras palabras, debía mos-
trarle el amor de Dios a su esposa y a su hijo antes que a otras
personas.

Dios empezó a traer orden a su


vida, haciéndolo entender el
camino que debía andar.

Dios le dijo que lo iba a enseñar a ser padre y esposo, porque


él sentía que no sabía cómo serlo. Recordemos que él nunca vio
eso en su familia, su padre se fue y su madre nunca tuvo una
pareja estable, su imagen de paternidad estaba relacionada con la
ausencia, y sin querer él estaba haciendo lo mismo. Así que Dios
lo hizo devolverse a Cali para que viviera realmente una vida de
esposo y padre.
En Cali tuvo que volver a su vida de comerciante. Le entregó
su sueño a Dios, dejó el teatro y todo lo que él amaba para salir
nuevamente a vender en las calles. En esta oportunidad vendía
ollas y purificadores. Le iba muy bien, llegó a ser el vendedor
número uno a nivel nacional, pero Dios le pidió que también le
entregara ese trabajo porque algo no estaba bien.
Así lo hizo, dejó de vender ollas y empezó a pensar en qué ha-
cer. Hasta que un día llegó un primo y le ofreció la idea de hacer
banquitos y venderlos en el semáforo. Él no tuvo otra opción que
aceptarlo, colocando su orgullo a un lado, porque para él vender
en un semáforo era lo más bajo.
Imagínense, su esposa trabajaba en la fiscalía y él en un se-
máforo. Además, le costaba muchísimo vender un solo banco, lo
cual era inexplicable para él. No comprendía cómo pasó de ser

158
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

el vendedor número uno de ollas a no vender ni un solo banco.


Ese momento fue muy difícil, pero Dios comenzó a tratar su
corazón y el de su esposa en ese momento. Una tarde, Jorge, en
medio de su lucha mental escuchó la voz de Dios audiblemente
que le decía: “Si tú no cambias la actitud y no disfrutas lo que
estás haciendo, no vas a vender nada”.
Así que no le quedó otra opción que comenzar a reírse de
sí mismo y disfrutar del proceso. Reinició su mente y se quitó
la pena, poco a poco todo empezó a mejorar, y en un día podía
vender hasta treinta bancas. Otros vendedores que estaban a su
alrededor le preguntaban cuál era el secreto y él les respondía
que eran la fe y el favor de Dios, haciendo las cosas para Dios y
no para el hombre.
Un día una persona se le acercó y le dijo que sus payasadas
y carisma le alegraban el día, que él tenía una gracia especial y
que un día Dios lo iba a sacar de los semáforos para llevarlo muy
lejos. En ese momento Jorge se quebrantó y sentado al pie de un
árbol comenzó a hablar con Dios, y Él le dijo: “Yo soy quien te
sacó del polvo y te levantaré para mi gloria”.
Así, sin darse cuenta, luego de un tiempo le salió una pre-
sentación en una noche de talentos en Cali. El teatro estaba a
reventar, y Jorge se presentó con una de sus historias favoritas, la
versión moderna de David y Goliat. Sin saberlo, ese era el inicio
del ministerio que Dios le había entregado.
Al terminar la presentación muchas personas se le acercaron
para invitarlo a su iglesia a presentar esa obra. Y así, poco a poco
Dios empezó a darle más historias y palabras para entregar, a tra-
vés del humor, en diferentes iglesias de la ciudad. Jorge afirma que
ese día se cayó el gigante que le impedía ver los sueños de Dios.

Ese día se cayó el gigante que le


impedía ver los sueños de Dios.

159
JORDYN GONZÁLEZ

En esa temporada su esposa también fue tratada por el Padre,


y Él le pidió que le entregara su trabajo y se dedicara a ser esposa
y madre porque ese era el primer ministerio que Dios le había
entregado. Y ella no hizo más que obedecer, y con mucho dolor
dejó su trabajo y su sueldo de la fiscalía para acompañar a su
esposo en sus presentaciones.
Luego Dios los mandó a dejar Cali e iniciar una vida en Bo-
gotá. Ambos asumieron el reto y se mudaron a la capital. Estan-
do allá solo Dios los sustentaba porque estaban 100 % dedicados
al ministerio. Por más de diez años estuvieron viviendo en Bogo-
tá dedicados a la obra del Señor, y Él siempre los sustentó.
Jorge tuvo siempre presente en su vida que cada vez que so-
mos probados es porque vamos a ser promovidos, y en el caso de
ellos, una nueva prueba vino a su vida, su esposa fue diagnosti-
cada con cáncer en los senos. Él sabía que esta prueba le traería
promoción, pero la verdad no se sentía nada agradable. Sin em-
bargo, Dios nunca los dejó y juntos pudieron superarlo.

Si somos probados es porque


vamos a ser promovidos.

Una vez superado el cáncer vino la promoción de parte de


Dios. Porque le permitió presentarse en uno de los programas
más reconocidos de Colombia, Sábados felices, del canal Caracol.
Era una especie de concurso, y él, un pastor, con puras historias
bíblicas contadas de una manera moderna llegó al final de la
competencia.
Se ganó diez millones de pesos colombianos, y a partir de
ese momento comenzó a ser conocido como “Jorge Córdoba, el
pastor de la risa”. Creó su canal de YouTube, Jorgecordooficial, y
su fama se comenzó a regar por otros países.
En Cali, un hombre le dio la oportunidad de ser parte del
elenco del programa de José Ordoñez, sin pasar por casting ni

160
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

nada, directamente fue parte del programa. Luego, fue invitado


al programa Colombia tiene talento, donde se dio a conocer aún
más. Así han seguido viviendo promociones de parte de Dios, su
único mánager. Jesucristo ha sido el encargado de abrir y cerrar
las puertas en su vida y en la de su familia.
Jorge nos deja el mensaje de que cuando permites que Dios
sea el que te promueva, Él usará lo inefable para que puedas
salir adelante en el propósito que tenga contigo. Dios no nos ha
creado para que nuestro sueño se haga realidad, sino para que el
sueño de Él se haga realidad a través de nosotros.

Dios no nos ha creado para que


nuestro sueño se haga realidad,
sino para que el sueño de Él se haga
realidad a través de nosotros.

Vale la pena desgastarse y entregarlo todo por Dios aun en


los momentos más difíciles. Si somos fieles en lo poco, Dios nos
colocará en lo mucho, esa es su promesa. Solo tenemos que dejar
que Él moldee nuestro carácter para que en lo mucho no seamos
dominados por el dinero dejando atrás el enfoque verdadero,
cumplir la voluntad de nuestro Padre.

Jonathan Somoza González


El testimonio de Jonathan es impactante y de su propia mano
leeremos la obra maravillosa que Dios hizo en su vida:
Eran las cinco de la mañana en una ciudad fronteriza de mi
país. Estaba yo preparado para cruzar la frontera entre Colombia
y Venezuela, y comenzar una nueva aventura. Estaba convencido
de que era un mandato de Dios porque había escuchado su voz
dándome la orden, por lo que a mí no me quedaba más que obe-
decer. Me iba con el propósito de radicarme y ser un “misionero”

161
JORDYN GONZÁLEZ

en este nuevo país. Había quemado mis puentes y partía en este


viaje para establecerme en un país que no era mi hogar. Solo
contaba con el dinero suficiente para llegar y poder sostenerme
unos cuantos días.
Desde muy niño escuchaba las historias de aventureros que
viajaban por el mundo con el propósito de cambiarlo. Familias,
jóvenes y no tan jóvenes, dejaban todo para poder compartir el
evangelio, y esa misión los llenaba de orgullo y honra. Para mí
ellos eran mis héroes, por lo que esperaba con ansias mi mo-
mento, cuando tendría la oportunidad de poder seguir sus pasos.
Creo que en mi mente tenía mi futuro bien claro, yo iba a ser
como ellos.
Desde niño tuve la oportunidad de acompañarlos en sus la-
bores locales repartiendo tratados y hablándole a la gente del
amor de Dios, cosa que me apasionaba. Recuerdo que cuando
una persona me permitía hacer una oración con ellos me sen-
tía como si hiciera una anotación en un partido de fútbol. Me
emocionaba mucho, pero eso empezó a despertar un sentimien-
to en mí que no estaba seguro si era o no muy bueno, me sentía
competitivo, quería resaltar y aunque no había una competencia,
sentía que necesitaba dar resultados y esos resultados se trataban
del número de las almas ganadas para Cristo. Quería ganar la
mayor cantidad que pudiera, entonces me retaba.
Cuando estaba en los comienzos de mis veintes, sentía que no
estaba cumpliendo exactamente con lo que pensé que debía estar
haciendo en esa etapa de mi vida, aunque el hambre de aventuras
estaba en mi mente y viajaba de mochila cada vez que podía, no
ejercía mis planes de joven evangelista, pues, por diversas razo-
nes me había separado de esa visión, había conocido el mundo
de los negocios y para mi sorpresa, ¡era muy bueno!
Era muy bueno para vender, así que viajaba vendiendo ropa
al mayor. Con esa pasión competitiva que me caracterizaba lle-
gaba a una ciudad y me hacía metas comerciales, entraba a un
almacén y cerraba negocios en un abrir y cerrar de ojos. Pero, de

162
Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

la misma forma que llegaba el dinero, también se iba, porque,


no tenía un propósito claro. Y aunque sentía que hacía algo en
lo que era muy bueno, la verdad es que la falta de propósito me
deprimía y me alejaba cada día del diseño de lo que Dios me
había encomendado.
La falta de administración me condujo a la quiebra, y como
dice mi madre: “Todo chorro termina en gotera”, y la ausencia
de propósito finalmente me llevó a una profunda depresión. Re-
cuerdo que un día, cuestionando mi existencia y resignándome
a una vida en profunda decadencia, meditaba acerca de cómo
había llegado a ese punto. Comencé a rememorar mis aventuras
en misiones y de los tiempos en que pensaba que sería un mi-
sionero. En ese momento, una voz en mi corazón interrumpió
mis pensamientos y dijo: “Yo coloqué esos sueños en tu corazón”.
Estaba seguro de que fue la voz de Dios, así que ese día en-
tregué mis planes a Él, quien me daría el refugio que necesitaba
y una respuesta concreta para encaminar mi futuro. Esa noche
decidí enrumbar mis planes hacia lo que yo llamaba “el diseño
original”, lo cual me condujo a que volviera a mi hogar natal y, en
medio de luchas, me preparara en una escuela de misiones. Así
que tomé mi mochila y me fui a ser misionero de tiempo com-
pleto en una oferta que me dieron como asistente del director
nacional de Juventud Con Una Misión ( JuCUM) en Colombia.
Estando de vuelta en mi país, me encontraba nervioso, sabía
que no tenía el tiempo para tomar una mala decisión. Ya estaba
en esa edad en la que no eres lo suficientemente joven para es-
tar de aventurero, pero tampoco lo suficientemente adulto para
echar raíces. Así que esa mañana decidí creer que era parte de
los planes de mi creador y, afortunadamente, al poco tiempo lo
confirmé. Su respaldo apareció en mis planes y todo comenzó a
tener sentido.
Cuando llegué a esta misión mi rol era administrativo, aun-
que me encargaba también de entrenar a jóvenes y a compartir
mi testimonio con ellos, el cual les inspiraba mucho. Pero aún

163
JORDYN GONZÁLEZ

me sentía incómodo cada vez que mi mente veía oportunidades


financieras, emprendimientos o cualquier cosa que tuviera que
ver con dinero, ya que eso era parte de mi otra pasión, y yo pen-
saba que estaba allí solo para encontrar mi diseño original (el
cual asumía no tenía que ver con dinero).
Mi objetivo era comenzar una base misionera, y me estaba
preparando para eso, pero cada vez que lo intentaba las cosas no
salían bien. Tenía conflictos con las personas a mi alrededor, no
recibía el apoyo, y me frustraba cada vez más. Hasta que un día
tiré la toalla y me fui a lo que sabía que era sencillo para mí: crear
un negocio.
Entre varios emprendimientos, uno de ellos tomó forma por
el nivel de innovación que correspondía, se trataba de una edi-
torial. Este proyecto inició como una idea, pero una vez empezó,
no se detuvo. Comenzó a crecer imparablemente, y el término
“negocios como misión”, tomó sentido para mí. Por primera vez
sentía que esa frase, que sonaba muy bonito, se estaba cumplien-
do en mi vida. Conocí a Dios como un socio, y su apoyo me
permitió hacer crecer la compañía, generando empleos y siendo
testimonio para muchos.
Actualmente mi empresa se llama Casa Editorial PanHouse,
y es una de las editoriales con mayor crecimiento en Latinoamé-
rica. A través de ella he podido hacer misiones de una forma dis-
tinta, he tenido la oportunidad de llevar mis libros a diferentes
partes del mundo y con ellos un mensaje transformador.
En una oportunidad, después de tener una reunión con un
amado pastor, este nos dijo que nosotros éramos los escribas del
siglo XXI, ya que estábamos escribiendo la Biblia. La verdad,
esas palabras me parecieron bastante osadas, pero en ese instante
él mismo me explicó que el libro de los Hechos de los Apóstoles
no se había cerrado, que siervos de Dios lo seguían escribiendo
con las proezas que el Señor seguía haciendo en la tierra, y que
los textos que producíamos para ellos podrían formar parte de
algún tipo de extensión del sagrado libro.

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Héroes de barro que inspiran a las nuevas generaciones

Todos somos llamados a servir, aunque


muchas veces ese servicio actúe de una
forma no convencional.

En ese instante sentí un frío en el estómago y comprendí la


responsabilidad que Dios había delegado sobre nuestras vidas.
También comprendí que todos somos llamados a servir, aunque
muchas veces ese servicio actúe de una forma no común o dife-
rente. Algunos no sabemos tocar un instrumento, o no tenemos
la vocación para pastorear una iglesia o para llevar otro rol típico
de un culto dominical, pero todos tenemos el llamado de Dios,
ese que está en Mateo 28:19-20.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,


bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
(RVR1960)

Espero que mi testimonio te invite a profundizar en lo que


Dios ha diseñado para ti, y si descubres que tu talento es diferen-
te a lo convencional, no sientas que estás mal, todo lo contrario,
es en esa área donde Dios te va a utilizar. Recuerda que también
en lo no convencional Dios necesita obreros.
Estos dos testimonios nos dejan el poderoso mensaje de que
Dios es quien nos gobierna en todo momento y quien tiene el
dominio de las riquezas, él desea que seamos prosperados en
todo, pero antes, debe preparar nuestros corazones para que no
permitamos que estas nos controlen a nosotros, sino que poda-
mos dominarlas y usarlas para su obra. Esas finanzas no siempre
provendrán de donde pensamos, porque el Padre en su infinita

165
JORDYN GONZÁLEZ

creatividad nos ha llenado de dones y talentos que solo Él sabe


dónde los necesita.
De nosotros solo resta abandonarnos en sus manos y dejar
que sea su voluntad dirigiendo el timón de nuestro barco para
así llegar a puerto seguro.
Mi mayor deseo es que cada testimonio haya llegado a tu
corazón y haya permitido que la voz de Dios cale allí dentro y te
permita seguir sus pasos y cumplir sus sueños en ti.

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