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Jessica Sorensen - 02. The Forever of Ella and Micha
Jessica Sorensen - 02. The Forever of Ella and Micha
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Staff
Moderadoras:
Juli & Moni
Traductoras:
Moni CrisCras Mar Winston
Mel Cipriano Jessy. Vanessa VR
Sofí Fullbuster Julieyrr Majo_Smile ♥
karlamirandar Val_17 Aleja E
Vani NnancyC NnancyC
Lalu♥ Mitzi.C Adriana Tate♥
MaryJane♥ eyeOc Maca Delos
Mel Markham Danny_McFly Blaire2015
Juli Zafiro Snowsmily
Aimetz14 Katita
aa.tesares Fiioreee
Correctoras:
Meliizza MaryJane LuciiTamy
Sofi Alaska Cami
Elle Maca Juli
Mel Markham Paltonika Tsuki
Andreina Merlu Vanessa VR
MerryHope Daenerys SammyD
Karool Nnancyc Aimetz
Daniela Alessa Melii
Lectura Final:
3
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CrisCras
Diseño:
July
Sinopsis
Índice Capítulo 12
Prólogo Capítulo 13
Capítulo 1 Capítulo 14
Capítulo 2 Capítulo 15
Capítulo 3 Capítulo 16
Capítulo 4 Capítulo 17
Capítulo 5 Capítulo 18
Capítulo 6 Capítulo 19
Capítulo 7 Capítulo 20
Capítulo 8 Capítulo 21
Capítulo 9 Capítulo 22
Capítulo 10 Epílogo
Capítulo 11 Sobre el autor
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Sinopsis
Ella y Micha han sobrevivido a la tragedia y la angustia. Cuando
están juntos, cualquier cosa parece posible. Pero ahora están a miles de
kilómetros, y llevar adelante su relación a distancia pondrá a prueba su
amor.
Ella está de vuelta en la escuela, tratando de no preocuparse tanto
por su futuro. Pero con su padre entrando y saliendo de rehabilitación,
está teniendo un tiempo duro atravesando los días. Lo único que quiere es
a Micha a su lado, pero se niega a dejar que sus problemas interfieran en
sus sueños.
Micha pasa sus días recorriendo el país con su banda, pero en el
fondo sabe que algo falta. Estar lejos de Ella es más difícil de lo que pensó
que sería. La quiere cerca—la necesita con él. Pero no le pedirá que deje la
universidad sólo para estar con él.
Los pocos momentos que pasan juntos son intensos y apasionados,
pero sólo se hace más difícil cuando tienen que separarse. Saben que
quieren estar juntos, ¿pero querer algo es suficiente para conseguir su
“para siempre”?
The Secret #2
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Prólogo Traducido por Moni
Corregido por Meliizza
Ella
Hay algo inquietante sobre el puente, sin embargo, me siento atraída
hacia él por una compulsión interna. No es tan doloroso como solía ser,
pero todavía hay recuerdos vinculados a él que me perseguirán por
siempre.
El cielo está nublado y la suave brisa besa mi piel. Cierro mi
chaqueta mientras miro hacia el agua oscura, perdida en mis
pensamientos de esa terrible noche cuando consideré saltar.
—¿Estás segura de que vas a estar bien? —pregunta Micha, la
misma pregunta que ha estado haciéndome durante los últimos días. Sus
nudillos se vuelven blancos cuando se agarra de la barandilla del puente y
mira hacia el lago—. Has pasado por mucho durante este fin de semana.
Me estremezco al recordar la enojada voz de mi padre cuando me
dijo que deseaba que no fuese su hija, cuando Dean y yo lo habíamos
confrontado sobre su alcoholismo. Crueles palabras fueron gritadas
rompiendo mi corazón. Sigo tratando de convencerme de que es su
adicción hablando, no él, pero no lo creo del todo. Mi cuerpo y mente están
agotados del drama, pero voy a seguir adelante, justo como lo hice la
última vez. Nada de escapar de nuevo, sólo lidiar con ello y eventualmente
seguir adelante.
Micha no sabe toda la historia de lo que pasó y quiero salvarlo de la
carga. Se preocupa por mí todo el tiempo y la culpa me consume. Él
debería ser feliz, amar la vida, hacer lo que quiere hacer. Se lo merece.
Frunzo el ceño, odiando que cuando nos alejemos del puente, me
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Dos meses después
Traducido por Mel Cipriano
Corregido por Sofí Fullbuster
Ella
Todas las noches tengo el mismo sueño. Micha y yo estamos de pie
en los extremos opuestos del puente. La lluvia golpea violentamente desde
el cielo oscuro, y el viento empieza a levantar escombros entre nosotros.
Micha extiende la mano y camino hacia él, pero se escapa de mí
hasta que aterriza en la barandilla del puente. Se tambalea con el viento y
quiero salvarlo, pero mis pies no se mueven. Una ráfaga de viento choca
contra él y cae hacia atrás, desapareciendo en la oscuridad. Me despierto
gritando y llena de culpa.
Mi terapeuta tiene la teoría de que la pesadilla significa mi miedo de
perder a Micha, aunque eso no explica por qué no voy a rescatarlo.
Cuando ella lo mencionó, mi corazón se aceleró y mis palmas comenzaron
a sudar. Nunca miré lo suficiente hacia el futuro como para darme cuenta
de que tal vez un día Micha y yo no estemos juntos.
¿Un para siempre? ¿Existe tal cosa?
Con todo el tiempo que pasamos juntos me pregunto hacia dónde va
nuestra relación. La última vez que nos vimos fue en el funeral de Grady.
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madre.
Micha y yo estuvimos en el acantilado que daba al lago, con una
urna negra que contenía las cenizas de Grady. El viento soplaba y en lo
único que podía pensar era en cuanta muerte tenía la vida. En cualquier
momento la muerte puede arrebatarte la vida, como lo había hecho con mi
mamá y Grady.
—¿Estás lista para esto? —había preguntado Micha, quitando la
tapa de la jarra.
Asentí, extendiendo la mano. —Estoy tan lista como puedo llegar a
estarlo.
Detrás de nosotros, el coche estaba en marcha y tocando la canción
favorita de Grady, Simple Man de Lynyrd Skynyrd, una canción que definía
a Grady y su estilo de vida perfectamente.
Me dio la urna y nos aferramos a él juntos. —¿Qué era esa cosa que
decía todo el tiempo? —preguntó Micha—. ¿Acerca de la vida?
—No es tan importante sentirse bien acerca de todas las cosas que
hacemos —dije en voz baja—. Pero sí cómo nos sentimos al final, cuando
miramos hacia atrás, hacia todo lo que hemos hecho.
Las lágrimas brotaron de mis ojos cuando le dimos la vuelta a la
urna y las cenizas se derramaron por el acantilado. Mientras las
mirábamos flotar hacia el lago, Micha envolvió su brazo alrededor de mí y
tomó un trago de tequila. Me ofreció, pero no quise.
Mis entrañas temblaban mientras el dolor corría a través de mí, pero
lo reprimí rápidamente. Aunque la luz del sol brillaba sobre nosotros,
había una frialdad en el aire cuando observaba el lago que parecía tener
todo. Se conectaba a tantos profundos y dolorosos recuerdos de mi pasado
entre mi madre y yo.
—Tierra llamando a Ella. —Lila agita la mano delante de mi cara y
me estremezco—. En serio estás fuera más que nadie que conozco. La
clase salió hace como cinco minutos… ¿Qué diablos estás dibujando? Es
espeluznante.
Traída de nuevo al presente, mi mirada barre las mesas vacías en el
salón de clases y luego cae en la pluma en mi mano, la punta presionada
sobre un boceto de mi rostro, sólo que mis ojos son de color negro y mi piel
se ve como tierra seca y agrietada.
—No es nada. —Meto el dibujo en mi bolso y agarro mis libros. A
veces pierdo la noción del tiempo y es inquietante, ya que mi madre lo
hacía—. Es sólo un garabato con el que estaba jugando durante la
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—Con tal de que seas tú quien esté cuidando de ti —le digo, y hay
una pausa interminable—. Micha, ¿estás ahí?
—Sabes que nunca te haría eso, ¿verdad? —Su tono conlleva
pesadez—. Te amo demasiado.
—Sólo estaba bromeando. —Más o menos. Últimamente, me ha
estado molestando que pase tanto tiempo con Naomi, sobre todo porque
muchos de sus historias la implican.
—Sí, pero siempre bromeas al respecto cada vez que hablamos y me
preocupa que en el fondo lo creas.
—No lo hago —insisto, aunque el pensamiento ha cruzado por mi
mente. Es el cantante principal de una banda. Y es hermoso. Y
encantador—. Sé que me amas.
—Bien, porque tengo algo que decirte. —Hace una pausa—.
Tendremos el concierto.
—¿Ese en Nueva York?
—Seh, ¿no es genial?
—Es increíble… estoy muy feliz por ti.
El silencio se hace cargo. Quiero decir algo, pero la tristeza se ha
robado mi voz, así que me quedo observando a una pareja caminando por
el campus, tomados de la mano, y pienso en lo que es tener eso.
—Ella May, dime lo que está mal —exige—. ¿Te preocupa que me
vaya? Porque sabes que eres la única mujer para mí. ¿O es que… es por
Grady? ¿Cómo te va con eso? Nunca sé, ya que no quieres hablar conmigo.
—No es Grady —digo rápidamente, con ganas de salir de ese tema—.
Es sólo que… está tan lejos, y apenas llego a verte tal y como estás ahora.
—Me desplomo con la espalda contra el tronco de un árbol—. Todavía vas
a venir este fin de semana, ¿verdad?
Deja escapar un suspiro gradual. —La cosa es que… para llegar a
Nueva York a tiempo, tenemos que salir mañana por la mañana. Y me
gustaría pasar esta noche, sólo para verte, pero tenemos una actuación.
Mis entrañas se vuelven nudos, pero mantengo la calma en el
exterior. —¿Cuánto tiempo vas a estar fuera en Nueva York?
Se toma un segundo para contestar. —Alrededor de un mes.
Mi mano tiembla de ira, o miedo… no estoy segura. —¿Así que no te
he visto en casi un mes y no voy a ser capaz de verte hasta dentro de otro?
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—Puedes venir a visitarme a Nueva York —propone—. Puedes venir
como por una semana o algo así.
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Micha
—Mierda. —Cuelgo el teléfono y le doy una patada a la llanta de la
camioneta de la banda, que se encuentra en el centro del estacionamiento
de un motel de mierda en el lado malo de la ciudad, donde drogadictos
caminan por las calles y cada edificio tiene grafitis. Hace que Star Grove se
vea elegante.
La tristeza en la voz de Ella me preocupa. Todavía está luchando con
sus demonios personales, la muerte de Grady, la muerte de su madre, y no
se abre completamente a mí. Siempre hay un pensamiento en el fondo de
mi mente de que podría desaparecer de nuevo.
Un coche sale con un chirrido mientras camino de vuelta a la
habitación del motel. En la escalera, tengo que pasar a un hombre
besando a una mujer, probablemente una prostituta, para llegar a mi
puerta.
¿Esto es lo que estoy eligiendo por encima de Ella? A veces me
pregunto por qué.
—Guau, te ves como si estuvieras cabreado —observa Naomi desde
la cama cuando cierro la puerta de la habitación del motel. Pinta las uñas
de sus pies y la habitación huele como a diluyente de pintura—. ¿Tuviste
un mal día?
Me aclarando la garganta, vacío el cambio del bolsillo de mis
vaqueros y dejo caer mi billetera en la mesa de noche. —¿Qué me delató?
¿El golpe de la puerta?
—Eres muy gracioso. —Se sienta y sopla sus uñas—. ¿Qué te dijo
Ella esta vez?
—No dijo nada. —Abro mi bolsa de lona que está en una silla entre
la televisión y la mesa—. Nunca lo hace.
—Ese es el problema. —A Naomi le gusta poner su granito de arena
en todo y a veces me pone de los nervios—. Que no te dice cómo se siente.
Agarro un par de pantalones vaqueros limpios y una camisa negra
de manga larga de la bolsa. —No quiero hablar de esto.
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—Pero lo haces cuando estás borracho. —Sonríe—. De hecho, no
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Traducido por Sofí Fullbuster, karlamirandar & Vani
Corregido por Elle
Ella
Blake nos dio un aventón para almorzar y luego nos dejó en el
campus alrededor de una hora más tarde. Trato de estar feliz, pero fallo.
De acuerdo con mi psiquiatra, no debería tratar de ocultar mis
sentimientos, porque no es saludable. Dice que embotellar las cosas y
dejarlas carcomerme normalmente termina en desastre; que sufrir en
silencio nunca es una opción.
Lila salta de la parte trasera del auto cuando Blake se estaciona en
un aparcamiento vacío. —Gracias por el viaje, Blake. —Cierra la puerta y
se contonea hacia la acera.
—¿Estás bien? —pregunta Blake cuando no me desabrocho el
cinturón de seguridad—. Pareces algo silenciosa hoy.
—Estoy bien. —Comienzo a abrir la puerta—. Sólo tengo demasiado
en mi mente.
Quitándose el gorro de lana de la cabeza y peinando su cabello, se
gira en su asiento para enfrentarme. —Soy bueno escuchando.
Lo miro cautelosamente. —Estoy segura de que probablemente no
quieras oírlo.
—Pruébame.
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—Es sobre mi novio.
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* * *
—Oh, Dios mío, ¿qué has estado viendo? —Presionando los frenos,
conduzco lentamente para que el coche vaya con el tráfico.
—Cómo golpear a la chica que está tirándole los tejos al novio de tu
mejor amiga. —Me sonríe y saca su teléfono de su cartera—. ¿Cuál es el
nombre del sitio?
—The Slam —le digo y arquea una ceja—. ¿Qué? Así es como se
llama.
—¿Estás segura de que no se llama The Slam-er1? —Se ríe
astutamente.
Ruedo los ojos. —Ja-ja. Eres tan divertida.
Pone la ubicación en el GPS y le frunce el ceño a la larga fila de
autos delante de nosotras. —Dice que está como a cinco kilómetros… nos
tomará demasiado.
Entrecierro los ojos hacia la calle mientras el tráfico se mueve
lentamente hacia delante. —No, no lo hará.
—Oye. —Lila me apuñala con un dedo, enroscándose en su
asiento—. Le prometiste a Blake que no conducirías rápido su auto.
Cambio de marcha y el motor ronronea a la vida. —No voy a correr.
Sólo voy a tomar atajos.
Asegura el cinturón de seguridad sobre su hombro. —Ni siquiera
quiero saber lo que eso significa, pero juro por Dios que si terminamos
conduciendo en el medio de la nada, nunca te hablaré de nuevo.
—Confía más en mí. —Acelero las revoluciones por minuto y giro
hacia el próximo carril, adelantando a un Camry rojo. El conductor toca la
bocina y Lila se aferra a los bordes de su asiento—. Sabes que te he visto
manejar así de loca antes, ¿recuerdas?
Me mira. —Y estoy bien cuando soy yo la que conduce, y sé que
tengo el control de la situación. —Me encojo ante sus palabras y añade—:
Me da una sensación de seguridad.
Detesto escuchar la palabra ‘control’. Me recuerda lo mucho que mi
mente lo envidia. Es casi como una adicción, como el alcohol o los
cigarrillos.
Golpeo el freno cuando la parte delantera del auto está cerca del
final de una elevada camioneta. Hay un pequeño hueco en el siguiente
carril y considero si es factible.
—No te atrevas —advierte Lila con miedo en sus ojos azules—. Es
demasiado estrecho.
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Micha
Es la primera vez que me siento emocionado por terminar una
presentación. No puedo esperar a salir del club y llevarla de vuelta a la
habitación. Todo el tiempo que estoy cantando mis ojos están clavados en
ella. Muy en el fondo, estoy cantando solo para ella.
Cuando termino, la banda despeja el escenario. Mantengo un dedo
en alto hacia Ella, haciéndola saber que estaré ahí en un segundo, y luego
voy al cuarto donde tenemos todos nuestros instrumentos.
—Alguien obtuvo una linda sorpresa. —Comenta Naomi mientras
recoge su negro y largo cabello en un moño, y se acera al espejo agrietado
de la pared—. Parece que no saldrás con la banda esta noche.
—Creo que saldremos con ustedes. —Pongo mi guitarra en el
estuche y cierro los seguros. —Pero iré de vuelta a la habitación de hotel
primero y ustedes chicos querrán estar lejos de ahí por un rato.
Ella rueda los ojos y Dylan, nuestro baterista, levanta la mano para
darme los cinco.
A Dylan le gusta llamarse a sí mismo “El hombre de las chicas”, y
pasa mucho tiempo fanfarroneando acerca de sus conquistas mientras
estamos en la carretera. Es irritante como lo mierda y yo rechazo sus
cinco.
—Lleva mi guitarra contigo y te mandaré un mensaje más tarde. —
Le paso a Naomi el estuche y camino hacia la puerta. —Oh, sí, ¿te importa
si la amiga de Ella sale con ustedes por un rato?
Ella se encoge de hombros mientras se aplica algo de labial rojo. —
Supongo que no… pero, ¿es la rubia? Porque no luce como si fuera muy
feliz de salir con escorias como nosotros.
Abro la puerta. —Sólo luce creída, pero es buena onda.
Cuando camino hacia el club, Ella y Lila están en el bar. Ella está
bebiendo una cerveza, con sus largas piernas cruzadas, y Lila está
sorbiendo alguna bebida para chicas. Están hablando sobre algo y Ella
tiene una gran sonrisa en su cara.
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—Oh, genial, ahora se están quitando la ropa. —Lila cruza las
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Ella
No me di cuenta de lo mucho que lo echaba de menos hasta ahora.
Sus dedos continúan sintiéndome y su lengua se mueve en el interior de
mi boca. Exhalo su nombre, gimiendo mientras pierdo el control de mi
cuerpo y mi mente, con la punta de mis dedos clavándose en sus hombros.
Después de recuperarme, me quito la falda y me acuesto en la cama,
lista para más. Él sale de sus pantalones y calzoncillos y alcanza su
billetera para sacar un condón.
Agarro su mano, deteniéndolo, y froto mi dedo por el tatuaje de
infinito en su brazo. —No necesitas uno.
Él ladea una ceja y me mira como si estuviera loca. —Sí, Ella... no
creo que…
Tapo su boca con la mano. —No. No por eso. No necesitas uno
porque estoy tomando la píldora.
Cuando bajo mi mano de su boca, no se ve feliz, lo que no me
esperaba.
—¿Por qué tomas la píldora? —pregunta—. Apenas nos vemos el uno
al otro.
Pellizco su pezón y él se estremece, riendo. —Gracias por la
acusación, pero creo que es bastante auto-explicativo, ya que la última vez
que tuvimos sexo, las cosas se pusieron un poco demasiado pesadas, y
casi olvidas ponerte uno.
—Sí, buen punto. —Coloca su cuerpo sobre el mío, pensando en algo
que parece entretenerlo.
—¿Por qué tienes esa mirada en tu cara? —Recorro mis dedos hacia
arriba y hacia abajo por su espalda.
Chupa el aro en su labio entre sus dientes y luego una sonrisa se
abre paso. —No es nada.
—Es algo. Tienes una sonrisa tonta en la cara, así que sólo dime.
—Confía en mí. No quieres saber.
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—Está bien. —Aprieto mis piernas con fuerza, así no puede estar
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más cerca.
—¿Así que esa es la forma en que será? —Sonríe maliciosamente,
entonces pone mis brazos por encima de mi cabeza y deja caer sus labios
junto a mi oído—. Estaba pensando en lo bien que se sentirá estar dentro
de ti sin un condón.
Niego con la cabeza, pero dejo que mis piernas se abran y mis labios
chocan con los suyos. Mantiene mis brazos atrapados, me muerde el labio
inferior con los dientes mientras se empuja dentro de mí, y todo mi cuerpo
se enciende con éxtasis.
Cierra los ojos y respira profundamente por la nariz. —Mierda, Ella...
—Sus ojos se abren y se mueve dentro de mí.
El sudor moja nuestra piel mientras nuestros cuerpos se ajustan
entre sí. Ahuecando la parte posterior de su cabeza, tiro de sus labios
contra los míos, tengo el aro de su labio en mi boca, y lo exploro con la
punta de la lengua. Mis piernas se aprietan alrededor de sus caderas
mientras sigue bombeando dentro de mí y dejo escapar un gemido
dichoso. Mi cabeza se inclina hacia atrás mientras me pierdo de nuevo, y
Micha comienza a disminuir hasta que finalmente para.
Estamos jadeando y el calor irradia de nuestros cuerpos. Sacude el
pelo de mi frente húmeda y me mira a los ojos. Parece que hay algo que
quiere decir… algo significativo, pero en lugar de eso sólo me besa en la
frente y sonríe. —Diez minutos más y estoy de vuelta en el juego.
***
Dos horas más tarde estamos totalmente vestidos y conduciendo al
club para encontrarnos con Lila y la banda. Es más de medianoche, pero
la ciudad está viva. Los coches bordean la carretera, la gente camina por
las aceras, y las luces brillan contra la noche.
Después de que Micha me rogó durante cinco minutos seguidos
dejarlo manejar, finalmente me rendí y le di las llaves, pero sólo después
de que juró no conducir como un loco.
Pisa el acelerador de todos modos y rechina los neumáticos contra el
asfalto mientras coloca el coche en la carretera principal.
—Me lo prometiste. —Le apunto con un dedo—. Compórtate.
—Esta cosa es débil —dice, satisfecho—. ¿Qué hay bajo el capó?
—No lo sé. —Me encojo de hombros—. No revisé. Estaba demasiado
ocupada tratando de llegar a verte.
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Él se acerca a la consola y coloca su mano en mi muslo, trayendo
calor entre mis piernas. —Vamos. Sabes que quieres dejarme ver lo rápido
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que puede ir. Después podemos parar, y te puedes llevar toda esa emoción
sobre mí en el asiento trasero.
—Eres ridículamente caliente —le digo, sonriendo—. Pero estoy
segura de que lo sabes.
—Lo hago —dice simplemente, deteniéndose en un semáforo. La luz
roja ilumina la cabina—. Estoy en la maldita carretera, lejos de ti todo el
tiempo... se está convirtiendo en un problema real.
El pánico me ahoga al pensar en él estando lejos en Nueva York,
rodeado de mujeres que probablemente estarían felices de hacerse cargo
de su problema. Exhalo gradualmente, así no escuchará la inestabilidad
de mi respiración.
—Oye. —Acaricia el interior de mi muslo con el pulgar mientras la
luz cambia a verde—. Sé lo que estás pensando y necesitas relajarte.
Nunca haría nada para lastimarte.
Sonrío, pero no se siente real. La gente nunca tiene la intención de
hacer cosas que son dañinas, pero a veces simplemente ocurren, a través
de un intenso momento, a través de una breve racionalización, o con sólo
decir palabras que sólo pertenecen al interior de la cabeza.
O simplemente al darse por vencido por un segundo.
Las personas se lastiman entre sí todo el tiempo.
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Micha
Ella tiene la mente distraída en el momento en que nos detenemos
en el club, pero yo también. No estoy seguro de si su visita sorpresa era
algo bueno o algo malo, ya que hará que sea más difícil irme cuando llegue
la mañana.
Resulta que sólo Naomi, Chase y Lila se encuentran en el club.
Dylan se fue con la anfitriona, pero nadie parece saber a dónde, o
simplemente no les importa.
Hay un poco de música realmente cursi sonando de fondo, y una
mujer con botas rojas y un sombrero vaquero está bailando delante de un
viejo, tratando de seducirlo, pero está borracha y sigue cayéndose.
Una tensión instantánea crece en la mesa una vez que nos
sentamos. Lila mira a Ella con una mirada pesada y pronuncia perra
mientras asiente con la cabeza hacia Naomi.
Levanto una ceja, mirando entre Ella y Lila. Mientras que Naomi
está distraída con Chase, Lila se inclina sobre la mesa y se cubre un lado
de su cara con la mano. —Recuérdame que te cuente una pequeña y
encantadora historia después.
Es difícil no rodar los ojos ante esa tontería. —¿Deberíamos pedir un
aperitivo o algo así?
—Ya lo hicimos —espeta Naomi, lanzándome una mirada asesina—.
Y pedimos bebidas, pero ninguna ha sido traída aún.
Sostengo las manos frente a mí y levanto mis cejas. —Está bien, lo
siento por preguntar.
Prácticamente me gruñe, y me pregunto si una pelea se desató entre
Lila y ella. —Bueno, estoy molesta con el mal servicio.
Cuelgo mi brazo alrededor de los hombros de Ella y le susurro al
oído: —¿Qué estás mirando?
Ella salta, sobresaltada, y vuelve la cabeza hacia mí. —No era nada.
Sólo estaba aturdida.
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Sigo la dirección en la que estaba mirando, hacia una pareja de
ancianos abrazados juntos en una mesa. Son un poco toscos, como si
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hubieran hecho demasiados viajes por carretera por todo el país en sus
Harleys.
—¿Por qué estabas mirando a la pareja de ancianos? —Juego con su
pelo.
Ella niega con la cabeza rápidamente. —No lo estaba.
Me quedo mirando su labio mientras lo mordisquea nerviosamente,
pero decido dejar ir, por ahora, la razón por la que ha estado rara, no
quiero arruinar la noche que tenemos hasta el próximo mes.
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Ella
Por alguna razón, me encuentro mirando a una pareja de ancianos e
imaginando cómo sería si Micha y yo seguimos juntos a esa edad. El
hombre alimenta a la mujer con un bocado de su comida y ella se inclina
para darle un beso. Es fascinante verlos, porque mis padres no eran tan
cariñosos entre sí.
Cuanto más pienso en ello, más se apoderan de mí los nervios. No
puedo vernos a Micha y mí juntos, viejos y sentados a una mesa,
alimentándonos el uno al otro, no puedo ver nada.
Micha está preocupado por mí, como siempre lo está cuando estoy
actuando como un bicho raro. Me centro en la conversación, asintiendo,
aunque no tengo ni idea de lo que está pasando.
Cuando nos vamos, Lila se apodera de mi codo y tira de mí lejos de
las garras de Micha.
—¿Qué estás haciendo? —le digo, tropezando para mantener su
paso mientras me arrastra alrededor de la esquina del restaurante de
ladrillo y hacia la zona de fumadores. Está oscuro y el aire se siente un
poco húmedo en comparación con el calor seco de las Vegas.
—Esa Naomi es una perra. —Mueve el dedo mientras habla.
Mis cejas se juntan mientras compruebo que nadie nos está
escuchando en la esquina del edificio. —¿Por qué? ¿Qué te hizo?
—No me hizo nada. —Se cruza de brazos y su cara enrojece de ira—.
Dijo cosas sobre ti.
—¿Cómo qué?
—Que juegas con la cabeza de Micha. Que no eres buena para él.
Mi mandíbula se abre. —¿Ella dijo eso?
—No, pero la escuché. —Sus ojos viajan a un grupo de chicos que
están de pie en la esquina, observándonos—. Pensó que estaba en el baño,
pero yo estaba regresando y la oí hablar con ese tipo, Chase, quien, por
cierto, es muy sexi.
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—¿El que tiene un montón de tatuajes y un Mohawk? —le pregunto
y ella asiente—. No parece tu tipo.
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Micha
Por lo general, todos los miembros de la banda nos quedamos en la
misma habitación. Naomi toma una de las camas, y el resto de nosotros
lanzamos una moneda para ver quién toma la otra. Esta noche conseguí
una habitación extra, así Ella y yo podemos tener más tiempos juntos.
Después de una encantadora persuasión por mi parte, convenzo a
Lila de dormir en la misma habitación que la banda. Sin embargo, no
parece muy entusiasmada ya que Dylan no deja de molestarla.
Una vez que estamos solos, Ella se acuesta en la cama y coloca su
brazo por encima de su cabeza. —Estoy agotada. ¿Qué hora es?
Echo un vistazo al reloj de cuero con manilla en mi muñeca. —Casi
las tres.
—¿En serio? —Se apoya sobre los codos—. ¿Siempre te quedas
despierto hasta tan tarde?
—Por lo general. —Desabrocho mi reloj y me quito las botas,
subiendo hacia ella—. Y estoy bien por un par de horas por lo menos. —Me
quito la camisa, subo a la cama, y cubro su cuerpo con el mío. Sus dedos
trazan los músculos de mi estómago, y la letra negra cursiva del tatuaje en
mis costillas.
—Siempre estaré contigo, dentro y fuera —lee—. A través de los
tiempos difíciles y desesperados, a través del amor, a través de la duda.
Me inclino un poco hacia atrás, llevo su mano a mi boca y beso
suavemente su palma. —Sabes que la escribí para ti.
—No, no lo hiciste. —Sus párpados revolotean cuando respiro en el
punto sensible de su muñeca—. La escribiste cuando tenías como dieciséis
años.
—En realidad quince. —Libero su mano y me acuesto sobre ella,
apoyando mi peso en mis brazos—. Recuerdo que me senté a escribir y la
única inspiración que tenía eran tus ojos tristes, no podía sacármelos de la
cabeza.
Hace un puchero. —No tengo los ojos tristes, ¿o sí?
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Paso el dedo por su mejilla y por debajo uno de sus ojos verdes. —
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Me despierto en una habitación tranquila, con Ella en mis brazos y
su cuerpo desnudo acurrucado contra mí. Me gustaría despertar cada
mañana así, pero entonces uno de los dos tendría que renunciar a algo
importante.
—Dios, ¿qué demonios voy a hacer? —me susurro en voz alta a mí
mismo.
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Traducido por Lalu♥
Corregido por MelMarkham
Ella
Ha pasado una semana desde que llegue a LA y me siento como una
mierda todo el tiempo. Micha ha estado muy ocupado y apenas llego a
hablar con él. Además Lila comenzó a salir con Preston y nunca está cerca.
Mis músculos me duelen sólo de caminar, me duele la cabeza todo el
tiempo, y cada tarea es agotadora.
Estoy esperando afuera de la oficina del terapeuta, con mi bolsa en
mi regazo, cuando llega a mensaje de texto de mi hermano.
Dean: Llámame lo antes posible.
Yo: No puedo. Estoy ocupada.
Dean: No seas una niña. LLÁMAME.
Mi terapeuta sale de la oficina y en el momento de entrar mi teléfono
suena de nuevo.
Lo apago y me siento en una silla frente a la mesa decorada con una
placa de identificación, una taza llena de plumas y una alta pila de
carpetas.
Su nombre es Anna y es joven, tal vez de unos treinta años, con el
pelo rubio muy corto alrededor de su mandíbula. Cada vez que la veo, está
en un traje con pantalón. Hoy tiene uno negro muy elegante.
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Micha
—Si sigues tocando la nota equivocada —le advierto a Naomi—. Voy
a tener que alejarte de la guitarra.
Estamos sentados en la cama en el estudio-apartamento con
nuestras guitarras en el regazo. Hay ropa sucia por el suelo y basura por
todas partes en los contenedores. Dylan y Chase están en el bar tratando
de tener sexo. Estoy usando mis pantalones de pijama sin camisa y el pelo
de Naomi está hecho un ovillo en su cabeza, húmedo, porque acaba de
salir de la ducha.
—No seas un idiota —bromea, tirando de la goma hacia fuera para
que su cabello húmedo pueda caer sobre sus hombros—. La nota que
estoy tocando suena mucho mejor que la que crees que debemos tocar.
Sacudo la cabeza y rasgo las cuerdas de mi guitarra. —Depende.
Toca un acorde, y hablando sobre el ruido —¿De qué?
—De que estemos tocando en una habitación llena de gente sin
oído. —Sonrío sin piedad.
Me rueda los ojos y pone su guitarra en la cama. —A veces eres un
idiota.
Tiene razón, pero es por una razón. Hace un par de días, caminaba
haciendo turismo en busca de un edificio en el que había oído que mi
padre trabajaba. Acababa de hablar por teléfono con mi madre, y no
solamente me dijo que se iba de vacaciones con un tío de la mitad de su
edad, sino también que mi padre se encontraba viviendo en Nueva York.
Sólo quería ver donde trabajaba, por ninguna otra razón más que
por curiosidad. Mientras estaba enfrente del edificio, un hombre se cruzó
conmigo persiguiendo a un taxi. Era mi padre y yo comencé a alejarme,
pero él me vio y me saludó con la mano. Quería devolverle el saludo
mostrándole el dedo medio, pero no podía hacer nada más que quedarme
ahí boquiabierto como un niño pequeño.
Él se acercó a mí con una mirada incómoda en su rostro. Tenía un
traje negro con un abrigo encima y se me quedó mirando con los ojos
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iguales a los míos. —Micha, ¿qué estás haciendo aquí?
Página
—Estoy viviendo aquí por un tiempo. —Mi tono era cortante—. ¿Qué
estás haciendo aquí?
Señaló el elevado edificio con el exterior metálico. —Acabo de recibir
un traslado aquí por trabajo hace dos semanas. Llamé a tu mamá y se lo
dije.
Actué como si no lo supiera. —Bueno, realmente tienes que dejar de
llamarla. Ella no tiene que hablar contigo.
Me miró por encima y su expresión se volvió fría. —Entonces, ¿por
qué estás viviendo aquí?
Jugué con la cadena enganchada a mis vaqueros, elevando los
hombros mientras una turba de gente empuja más allá de mí. —Mi banda
y yo tenemos un concierto en un club para el próximo mes.
Una mirada condescendiente ocultaba su rostro. —¿Por qué no me
sorprende? Debería haber sabido que saldrías con algo así.
Apreté la mano en un puño, luchando para no pegarle. —¿Qué
diablos significa eso?
Miró a la gente que pasaba a nuestro lado, como si estuviera
preocupado de que alguien nos hubiera escuchado. —Mira, Micha, no
quise decir nada. Voy a ir….
Le di la espalda y me alejé. En el camino de regreso al apartamento,
me di cuenta de que mi padre siempre fue un imbécil. Aun cuando todavía
era mi padre, siempre, con cada pequeña cosa que hacía, me decía que
estaba equivocado.
—Hola. —Naomi pone sus manos enfrente de mi cara y me
estremezco—. Estás totalmente distraído.
Pongo con cuidado mi guitarra en el suelo y me inclino hacia atrás
contra la cabecera. —Pensé que ibas a salir esta noche.
Se encoge de hombros y se extiende sobre la cama boca abajo,
cruzando los brazos y apoyando la barbilla en ellos. —No me da la gana.
Además, tú has estado un poco raro últimamente y no quiero dejarte solo
ahogándote en tus penas.
—No me estoy ahogando en mis penas. —Tomo un sorbo de mi
refresco—. Estoy confundido.
—¿Por qué?
—Por algunas cosas.
Se sienta a mi lado, por lo que los dos estamos mirando a los pies de
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la cama. —Es sobre Ella otra vez, ¿no es así?
—No quiero hablar de ello. —Pongo la bebida sobre la mesita de
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Traducido por MaryJane♥
Corregido por *Andreina F*
Ella
Estoy empezando a preguntarme si esto va a ser mi vida de ahora en
adelante, si siempre voy a terminar de nuevo en Star Grove, en la casa que
aferra mi infancia.
La casa se ve igual: un canalón de lluvia roto, bolsas de basura
acumuladas en el lado de la casa y un auto Cutlassaun sobre los bloques
de cemento frente al garaje. El revestimiento de la casa se cae y algunas de
las ramas han caído del árbol al lado de la ventana.
El camión de Ethan está estacionado en la calzada y él está sentado
en la escalera de atrás jugando con su teléfono. Salgo del auto de alquiler
que se parece al vehículo en que los payasos se amontonan.
Ethan mira hacia arriba y arquea las cejas hacia el auto. —¿Qué
diablos es esa cosa?
—Era el más barato en el lugar de alquiler. —Me siento en los
escalones junto a él y extiendo las piernas delante de mí—. ¿Está dentro?
—Sí, se desmayó en el sofá tan pronto como llegamos a casa. —Deja
su teléfono y se sube las mangas de su Henley gris, revelando sus extensos
tatuajes.
—Tienes uno nuevo. —Señalo un tatuaje de un texto escrito en latín.
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Asiente y toca las líneas con su dedo. —Hace un par de semanas.
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2
Es un motor de combustión interna en el que el techo de cada cilindro de la cámara de
combustión es de forma semiesférica.
Empiezo a bajar mi ventanilla. —¿Realmente importa si lo hace? Sé
que es un hecho que puedes patear su culo.
Él asiente. —Es cierto, pero tiene a Danny Farren en el auto, y ese
tipo es enorme.
Retiro mi mano de la ventana. —¿No quieres que lo haga?
—No, hazlo —dice mientras la camarera se acerca a recoger la
bandeja de la ventana y Ethan deja unos pocos dólares para la propina—
. Vamos a tener que conducir hasta deshacernos de él... Oh, sí, lo
haré. Voy llevar al camión sobre el desvió en la colina. Su Camaro nunca
podrá superarlo a menos que quiera llegar a primera velocidad.
—Sólo trata de no matarnos. —Bajo la ventana y agito mis dedos
hacia Mikey.
Sus cejas se juntan. —¿Qué demonios estás haciendo aquí? Pensé
que te escapaste o algo así.
Agarrando la bebida en la mano, saco la cabeza por la ventana. —
Fui al instituto. ¿Conoces ese lugar donde aprendes?... Oh, espera, es
probable que no.
—Sólo hazlo. —Ethan tose en su mano—. Y vamos a la cárcel.
—Mejor mira esto —se burla, pasándose la mano por el pelo negro—
. O uno de estos días alguien va a cerrar esa boca tuya de forma
permanente.
Bato mis pestañas hacia él y le enseño el dedo medio mientras arrojo
la malteada directamente a través de la ventana bajada.
Maldice a medida que cae en su regazo y salta, golpeándose la
cabeza en el techo. —Eres una puta.
—Vamos —mando, subiendo la ventana rápidamente.
Los neumáticos chillan mientras Ethan retrocede, casi atropellando
a una anciana. Girando el volante, deja las marcas del caucho en el
estacionamiento. El sonido del Camaro de Mikey nos persigue mientras
nos dirigimos rápidamente hacia la salida. Me siento como una niña otra
vez, y ojalá pudiera captar esta libertad, pero cuando sea el momento de
volver a casa, se habrá terminado.
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hacer parpadear las luces en nuestra dirección. Ethan acelera mientras las
casas y los árboles se desenfocan hasta que el desvío está a la vista a un
lado de la carretera. El desvío solía ser una entrada a un camino que
conducía a un lugar donde las personas festejaban, pero cuando algunas
personas —Micha incluido— fueron arrestadas, la ciudad estuvo muy
concentrada en el campo con una valla y una colina de tierra.
—Vas demasiado rápido —le advierto, agarrando el mango por
encima de mi cabeza—. Vas a ir en picado.
—Relájate, yo me encargo. —Él cambia la marcha—. ¿Y desde
cuándo te preocupas por cosas así?
—Estoy preocupada por el camión. —Apoyo mi pie en el tablero para
mantenerme en el asiento—. Pero si no te importa, definitivamente acelera.
Se ríe y pisa el pedal. El motor resuena y los neumáticos chillan
mientras el camión acelera hasta la colina. Hay un momento en que
estamos en el aire y luego caemos al suelo fuertemente. Caigo hacia
adelante por el impacto y golpeo mi cabeza contra el salpicadero mientras
el auto rebota hasta detenerse.
—Ah, creo que me fracturé el cráneo —se queja Ethan, agarrando su
cabeza.
—Eso nos hace dos. —Toco el punto sensible en mi cabeza y me giro
en mi asiento para mirar detrás de nosotros. Faros brillan sobre el lado de
la colina y la sombra de Mikey aparece en la cima de la misma, junto con
otras tres personas.
—Es mejor que te muevas. —Ondeo mi mano para que Ethan se
mueva—. Puede caminar sobre la colina.
Se recompone y conduce por el terreno rocoso, lo que los deja
atrás. Una vez que estamos en el camino de tierra y escondidos entre los
árboles, los dos nos relajamos.
—Espera un minuto. —Me doy cuenta—. ¿Qué vas a hacer cuando
venga por ti?
—He estado pensando en tomar unas vacaciones de este lugar. —
Hace un brusco viraje a la izquierda, dirigiendo la camioneta hacia el
camino lateral que nos llevará de regreso a nuestras casas—. Supongo que
ahora es un momento tan bueno como cualquier otro para hacerlo.
—¿Simplemente te irás? —Me giro hacia los lados en mi asiento para
mirarlo—. ¿Y a dónde?
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—Estoy pensando en un viaje por carretera en solitario, como Into
the Wild sólo que sobre ruedas, no a pie.
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Traducido por Sofí Fullbuster
Corregido por Merryhope
Micha
Las cosas están incómodas entre Naomi y yo. Es la mañana
siguiente y se supone que estaríamos practicando en un club, pero ha
estado flirteando con el barman, quien tiene el doble de su edad y una
barba realmente larga estilo candado.
Está bastante tranquilo desde casi pasado el mediodía. Hay unas
pocas personas comiendo en los reservados y hablando en la barra, y una
de las camareras sigue acercándose a Dylan, Chase y a mí por si
necesitamos algo.
Estoy en medio de un acorde cuando mi móvil vibra. Pongo la
guitarra junto a mis pies y veo el nombre de Ella en la pantalla.
—Hola —respondo ligeramente—. Estaba pensando en llamarte.
—Debo de haber leído tu mente entonces. —Está tratando de sonar
feliz, pero el tono en su voz es apagado.
Me vuelvo en la silla, así mi espalda está apuntando hacia Dylan y
Chase. —¿Qué sucede? Suenas molesta.
—Estoy bien. —Respira profundamente en el teléfono—. Papá escapó
de rehabilitación y tengo que conducir a Star Grove y llevarlo de regreso.
—¿Por qué no me llamaste? —Mi voz hace eco a través de la
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habitación, así que bajo el volumen—. Habría ido para ayudarte.
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Página
Ella
—¿Quieres que entre? —le pregunto a papá, estacionando el auto en
el aparcamiento. Estamos delante del centro de rehabilitación, un pequeño
edificio de ladrillos de color café claro con una estrecha área libre frente a
él, donde hay personas fumando. El cielo está nublado y caen hojas desde
los árboles hasta el capó del auto.
Sacude la cabeza mientras desabrocha su cinturón de seguridad. —
Esteré bien, Ella. Y probablemente deberías irte antes de que sea
demasiado tarde.
—¿Estás seguro? —pregunto—. Porque como dije en casa, puedes
hablar conmigo si lo necesitas.
Mira hacia la puerta de entrada. —No quise decir lo que dije… no te
culpo. Sé que no fue tu culpa. —Mi mirada encuentra sus ojos, los que
están libres de alcohol, pero aún llevan demasiado dolor y odio—. Sé que
probablemente es difícil recordar para ti, pero no solía ser así. Las cosas
solían ser buenas, y luego tu madre comenzó a empeorar, y todo fue
cuesta abajo. Fue difícil tratar con ello, y no lo tomé bien.
Estoy estupefacta. Nunca me ha hablado así antes, pero tampoco ha
estado sobrio por más de cinco minutos.
—Papá, ¿te arrepientes de cosas…? —Trago el nudo en mi
garganta—. ¿Deseas a veces haber tenido una vida normal?
Deja escapar una respiración temblorosa. —Honestamente sí, a
veces recuerdo y desearía haber escapado. Probablemente habría sido
mucho más feliz. Siempre me odiaré a mí mismo por sentirme así, pero es
la verdad. —Abre la puerta y sale, metiendo la cabeza en el auto—. Gracias
por traerme.
Cierra la puerta y camina hacia la acera, empujando un cigarrillo en
su boca mientras se une a las personas en el área de fumadores. Una
mujer con cabello rojo le tiende un encendedor y él lo enciende, dándole
una calada. Me siento en el auto por un momento y dejo que sus palabras
se repitan en mi mente con un profundo sentimiento tirando de mis
hombros. ¿Así será mi futuro y el de Micha? La psiquiatra ya quiere
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examinarme por depresión, y fue así como comenzó mamá. ¿Qué pasa si
esto termina conmigo depresiva? ¿Qué pasa si Micha y yo seguimos juntos
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* * *
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* * *
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Traducido por Mel Markham
Corregido por Karool Shaw
Micha
Han transcurrido un par de semanas desde que Ella rompió mi
corazón. Mi vida se ha transformado en una mierda, llena de alcohol y
mujeres sin sentido, aunque nunca llegué a nada con ninguna de ellas.
Justo cuando las cosas comenzaban a ir hacia algún lugar, los ojos tristes
de Ella parpadean en mi mente y retrocedo. Es como si estuviera
nuevamente en secundaria, buscando algo para llenar el vacío en mi
corazón. Sólo que el agujero es el doble de grande y la persona que lo
agrandó es la única que logrará repararlo.
Estoy sentado en el pequeño apartamento que la banda rentó por un
mes, escribiendo letras desastrosas que son dolorosamente interesantes
para el público. Me saco más de quicio con la canción cuando hay un
golpe en la puerta.
Lanzo el lápiz sobre la cama y arrastro mi trasero hasta la puerta
para abrirla.
—Amigo, luces horrible. —Ethan me empuja para pasar y hace un
círculo alrededor de la habitación. Es un apartamento-estudio con una
cama en la esquina y un conjunto de sofás de la vieja escuela en el centro
frente a una televisión—. Entonces, ¿es aquí donde te hospedas?
Hay ropa tirada por todo el suelo y pateo alguna fuera de mi camino
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mientras me dirijo otra vez a la cama. —No es peor que en donde crecimos.
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Página
Ella
Lila y yo nos preparamos para ir a la boda. Alquilamos un auto para
el viaje, uno mediano en esta ocasión, pero igualmente nos tomó bastante
tiempo alcanzar los sesenta.
Aunque antes de irnos le hago una última visita a mi terapeuta.
Anna creía que era importante, considerando que tuve un colapso nervioso
hace sólo una semana.
Mi cabeza está limpia ahora, o al menos parcialmente, pero no tiene
sentido lo que me ocurrió o por qué le dije esas cosas horribles a Micha.
Tenía sentido en ese momento, pero fue como si estuviera en un sueño y al
despertar, las consecuencias golpearon mi estómago. Consideré llamarlo y
disculparme, pero no reuní el valor suficiente.
—¿Has estado mejor, entonces? —pregunta, anotando en su
cuaderno—. ¿No ha habido cansancio o algún dolor de cabeza,
sensibilidad a la luz?
Sacudo la cabeza. —He estado sintiéndome bien y la medicación
parece ayudar.
—Bien, me alegro. —Pone su bolígrafo de vuelta en la taza de
cerámica negra con los otros bolígrafos—. Y recuerda lo que dije: actuar,
gritar, llorar, lo que sea que necesites hacer para expulsarlo. De reprimirlo
es de donde provienen la mayoría de tus problemas.
Asiento. —Lo recordaré, lo prometo.
—Si necesitas algo durante tus vacaciones, llámame. —Me tiende
una tarjeta con su número de teléfono y la meto en mi bolso—. Y lo digo en
serio, Ella. Llámame, incluso si es para hablar acerca del pollo que
comiste.
Me levanto de la silla. —¿Pollo?
—Siempre hay pollo en las bodas. —Sonríe, pero luego se pone
seria—. Recuerda, sólo respira y toma las cosas un paso a la vez. No
apures a la vida. Tienes que tomarlo con calma por un tiempo y enfocarte
en ti misma.
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—Lo haré —le prometo y camino hacia la puerta, llevando sus sabias
Página
palabras conmigo.
—Tengo que admitir que ciertamente es la boda más bonita a la que
asistí. —Miro las velas blancas y violetas en la mesa y los pétalos de flores
regados sobre el mantel blanco que cubre cada una de las ocho mesas.
La boda se realiza en el exterior, debajo de un dosel blanco en el
patio de los padres de Caroline, quienes viven en una mansión de dos
pisos con columnas y un porche envolvente. Soñaba con vivir en una de
estas casas cuando era pequeña, pero después cumplí seis y me di cuenta
dolorosamente de que no sería posible.
—¿Cuál es el plan para esta noche? —Lila baja la mirada hacia el
Rolex en su muñeca—. Quiero decir, la boda es mañana, pero obviamente
no pretendo quedarme sentada y verlos prepararlo todo. Quiero divertirme.
—No creo que estemos obligadas a hacer algo. —Abro la tapa de mi
soda y tomo un sorbo—. Ya he logrado que mi vestido de dama de honor
quede a mi medida, lo cual es tan raro.
Su rostro se retuerce con confusión. —¿Por qué es raro?
Cierro la botella nuevamente. —Porque Caroline apenas me conoce,
así que no entiendo por qué quiere que sea una de sus damas de honor.
—Vas a ser su cuñada, Ella. —Lila quita un puñado de pétalos y los
esparce otra vez por el mantel—. Y parece realmente agradable.
Le echo una mirada a Caroline, que habla con el organizador. Su
cabello negro creció un poco desde la última vez que la vi y usa un vestido
negro largo con una chaqueta de jean sobre él. Dean está en el trabajo y
con suerte lo he visto desde que llegó ayer por la mañana.
—Podemos volver al hotel y pedir servicio de habitación —sugiero,
regresando mi atención hacia ella—. Y cargar todo a la habitación, así
Dean tendrá que pagar por ello.
Se ríe, moviendo un mechón de su cabello rubio alrededor de su
dedo. —Tan divertido como suena, ya que no soy una fan de tu hermano,
creo que deberíamos salir y divertirnos.
Giro la botella de soda entre las palma de mis manos. —Lila, no
beberé mientras tome mi medicación.
—No tenemos que beber. Podemos salir y tener algo de diversión
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sobria. —Sus ojos de repente se iluminan y aplaude animadamente—. Oh,
también podemos ir a buscar un restaurante realmente elegante y cargarlo
Página
ordenadores.
Empiezo con una simple pregunta. —¿Cómo van la cosas con la
banda?
Se sienta en la silla frente a la mía, así que nos estamos
enfrentando, nuestras rodillas se encuentran apenas a centímetros de
distancia. —Va todo bien, supongo, pero no sé… Creo que podría tratar de
hacer ciertas cosas por mi cuenta.
—Pero pensé que eras feliz estando en la carretera —digo—. Y creí
que te gustaba tu banda.
—No ciertamente. —Se inclina hacia adelante y relaja los brazos
sobre las rodillas—. Honestamente, no estoy seguro de si alguna vez
estuve feliz con la situación. Dylan es malditamente molesto y Chase
apenas habla. Y Naomi, bueno, me pone los nervios de punta.
Mis pensamientos vagan hacia el anillo en su labio y mi boca babea
con ganas de probarlo. —Entonces, ¿Por qué se han mantenido juntos por
tanto tiempo?
Su mirada parpadea hacia mis labios y el hambre se refleja en sus
ojos azul marino. —Porque amo tocar y eran mi boleto para hacerlo, pero
odio estar siempre de gira.
Meto las manos debajo de mis piernas para evitar llegar a él y pasar
mis dedos por sus labios. —¿A dónde irás? ¿Otra vez a Star Grove?
Sacude la cabeza. —De ninguna forma. Tengo un par de ideas, pero
intentaré con algunas personas primero.
La manera en la que dice “personas” me hace preguntarme si son
importantes para él. Mi mente corre con la idea de que haya conocido a
alguien más. Han pasado sólo un par de semanas desde que rompí su
corazón, sin embargo Micha es increíble y la mayoría de las chicas ven eso.
—Tienes que hacerme saber dónde vas a terminar. —Golpeo
gentilmente su rodilla y finjo una sonrisa—. Me gustaría visitarte.
Deja escapar una risa tranquila, pero su mirada es implacable. —
¿Hay algo que desees decirme?
Se ve tan feliz, y no quiero arruinárselo.
—No, no realmente, salvo que me muero de hambre. —Me pongo de
pie, bajando la parte inferior de mi camisa—. Lila dijo que iba a pagar la
cena.
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Me ofrece su codo. —Entonces la cena será.
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Micha
No estoy seguro de si alguna vez voy a entender por completo lo que
sucede en su cabeza. Le di la oportunidad perfecta para decirme que
nunca me engañó y la evadió. Pero por la mirada en sus ojos,
probablemente piense que voy a superarlo.
Tal vez ya es hora, pero, ¿cómo se supone que voy superar a la única
persona con la que sé que debo estar?
—Amigo, no puedo pronunciar ni una sola cosa en este menú. —
Ethan pasa los dedos a lo largo de la lista de aperitivos, parpadeando—.
¿Estos precios están en dólares estadounidenses? Joder.
Una pareja de aspecto arrogante apunta sus narices en nuestra
dirección. El restaurante parece exagerado, con adornos de oro, lámparas
pequeñas que cuelgan sobre cada mesa y cubiertos que brillan más que el
sol. Me recuerda un poco a la casa de mi padre. Y no he visto o escuchado
de él desde nuestro incómodo encuentro en Nueva York.
Ella cierra su menú y lo lanza hacia el centro de la mesa, mirando a
Lila con una expresión entretenida mientras bate sus largas pestañas.
—Oh, Lila Dila, creo que tendrás que ordenar por la gente común
como nosotros, que no podemos leer francés.
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Ethan y yo cerramos los menús y los tiramos en el centro de la
mesa, concordando con ella.
Página
—Es bueno que te lo hayas perdido, confía en mí. —Le doy una
palmadita a su brazo cuando Ella y Ethan empiezan a reír—. Estos dos
están tratando de avergonzarme con un borracho error de mi pasado.
—“Pero ella se veía tan caliente cuando estábamos bailando” —dice
Ella burlándose de mí con una voz profunda—. Y juro que parecía más
joven.
Ethan rompe a reír, inclinándose hacia Ella, quién se ríe igual de
fuerte. Él me contó acerca de su pequeña cosa con Mikey y parece como si
eso hubiese roto una barrera entre los dos.
Empujo a Ethan y se tambalea hacia una rubia alta con un gran par
de tetas, y su mano termina tocando una de ellas. Ella gira hacia la pared,
muriéndose de la risa.
—Lo siento —se disculpa Ethan con una sonrisa divertida—. No te
había visto, cariño.
Probablemente tiene la misma edad que nosotros, tal vez un poco
más. Entrecierra los ojos y pisotea hacia la zona de asientos con los brazos
cruzados mientras se hunde en el extremo del banco.
—Gracias por hacerme parecer un pervertido. —Ethan me frunce el
ceño y luego mira discretamente a Lila.
—No necesitas mi ayuda con eso, hombre. —Me doy cuenta de que
Ella todavía está contra la pared y sus hombros tiemblan—. Oh, niña
bonita, ¿sigues viva allí?
Sacudiendo la cabeza, se da la vuelta con la mano tapándose la boca
y lágrimas saliendo de sus ojos.
—Lo siento —dice entre risas—. Simplemente no puedo dejar de
imaginarme a esa señora en Nueva Orleans y cómo casi lo hiciste con ella
en el baño. Y luego tuvimos que arrastrarte fuera del club mientras nos
perseguía.
—¿Eso es lo que pasó? —Lila comienza a reír y sus piernas casi
ceden cuando se inclina, aferrando su estómago.
—No era tan vieja, quizás tenía unos treinta y cinco o cuarenta años
—argumento, moviéndome a un lado mientras algunas personas pasan y
dejan entrar la brisa fresca—. Y yo estaba borracho.
Ethan me da palmaditas en el hombro y me dedica una mirada
compasiva.
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—Está bien. Todos amamos a nuestras asaltacunas.
Página
orilla del arroyo y la miro en su ropa mojada—. De hecho, creo que sabes
que soy el mejor hombre que has conocido.
No discute, simplemente sale del agua y se retuerce el pelo. —Creo
que tenemos que hablar.
Un peso cae sobre mis hombros y abro la boca para decirle que
deberíamos ir a algún lugar para hablar, cuando alguien grita. Nuestros
ojos se mueven al borde de la fuente, donde Lila está sentada en el agua,
la ropa y el pelo empapados, y Ethan está de pie en el escalón de mármol,
riendo histéricamente.
Ella ríe mientras Ethan da un paso dentro del agua que rodea la
fuente y terminamos teniendo una pelea de agua. Nos detenemos sólo
cuando la seguridad se presenta y corremos hacia el parque más cercano
con nuestras ropas mojadas. No soy un gran artista, sólo con las letras,
pero si alguien hubiera tomado una foto de nosotros en la fuente, estoy
seguro de que verían un raro momento de perfección.
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Página
Ella
No he tenido una noche como esta desde que tenía quince años y
Micha y yo pasamos todo el día en el lago en una pequeña balsa que
habíamos “tomado prestada” de los vecinos. Era uno de esos días simples,
pero significó mucho para mí porque no había oscuridad, sólo luz.
Recibimos un montón de miradas mientras entramos al vestíbulo del
hotel con la ropa empapada, dejando un rastro de agua en el piso de
baldosas. Los chicos no consiguieron una habitación propia y al parecer
están demasiado agotados, por lo que Lila y yo decidimos dejar que se
queden, a pesar de que eso me inquieta.
Cuando llegamos a la habitación, Micha se quita la camisa y se
lanza hacia la cama, mientras que Ethan se quita las botas junto a la
puerta.
Ethan se frota las manos. —¿Quién tiene ganas de una ducha
grupal?
—¿Estás incluyendo también a Micha en tu solicitud? —bromeo
maliciosamente mientras cierro la puerta del dormitorio.
Él me frunce el ceño, haciendo una mueca de disgusto. —Cállate.
Le saco la lengua mientras Micha niega con la cabeza, decepcionado.
—Niña bonita, te pasaste un poco.
Me río, tomando un pijama de mi bolso y corriendo al baño.
—Ya que tú eres el que me tiró, podrías ducharte el último.
Comienza a correr hacia mí y cierro la puerta, riendo. Una vez que
estoy sola, evalúo la noche. No entiendo. ¿Por qué está siendo tan amable
conmigo? ¿Acaso... averiguó que estaba mintiendo?
Me quito la ropa y la lanzo en la esquina, luego abro el grifo de la
ducha, esperando hasta que se caliente antes de entrar. Estoy lavando mi
cabello con el champú del hotel cuando escucho que la puerta se abre.
Sé quién es porque él me enseñó cómo forzar una cerradura.
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—En serio, Micha, no más por esta noche.
—Soy yo —dice Lila y algo cae sobre la encimera con un ruido
Página
metálico—. Sólo tenía que lavarme los dientes. Creo que tengo la fuente de
agua en mi boca.
El jabón pica en mis ojos. —¿Forzaste la cerradura?
—No, Micha lo hizo por mí. —Abre el grifo de agua brevemente, pero
es suficiente para hacer que cambie la temperatura.
Me estremezco mientras enjuago el resto del champú de mi pelo. El
lavabo se cierra y luego queda todo en silencio.
—¿Lila? —Me pregunto si se fue.
—¿Has pensado en decirle la verdad alguna vez? —pregunta Lila
finalmente—. Que no lo engañaste, que sólo tuviste...
—Una crisis nerviosa, puedes decirlo. —Mis manos permanecen en
mi pelo y el jabón chorrea por mi cara—. Y no sé si voy a decírselo.
La oigo sentarse sobre la tapa del inodoro. —¿Puedo preguntar por
qué no?
Tragando saliva, me asomo por la cortina. —Porque se ve feliz, y si lo
es, entonces no quiero arruinarlo. Eso es todo lo que siempre he querido
para él.
Suspira con poco entusiasmo. —Ella, ¿cuándo te vas a dar cuenta
de que se pertenecen el uno al otro? Cualquiera que ponga los ojos sobre ti
puede verlo y siente envidia de eso porque esa clase de amor se supone
que no existe.
Me seco un poco de agua de la cara. —¿De qué clase de amor estás
hablando?
—La clase de amor que tú posees. —Se levanta, da una mirada
rápida en el espejo, y se peina con los dedos el pelo húmedo—. Esa en la
que conoces a la otra persona por dentro y por fuera. En la que puedes ir a
través del infierno y regresar, y aun así salir bien. —Me deja sola con sus
intensas palabras resonando en mi cabeza.
Cierro el grifo y salgo de la ducha. Después de vestirme, salgo del
baño con las manos cruzadas sobre el pecho, porque me olvidé de tomar
un sostén limpio.
Micha está inclinado contra la cabecera sin camisa ni zapatos y el
control remoto apuntando a la televisión. Sus ojos conectan con los míos y
una sonrisa curva sus labios.
—¿Por qué estás cruzando los brazos así, niña bonita? —dice con un
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brillo travieso en los ojos.
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Página
8
Traducido por Aimetz14
Corregido por MaryJane♥
Micha
Me despierto sintiéndome bien. El sol está brillando a través de la
ventana y mi mente está tranquila y relajada. Sé que fue una jugada sucia
vengarme de ella, pero no es como si fuese un castigo para ella tampoco.
Solo la dejé despierta, caliente y molesta, un sentimiento con el que me
estoy volviendo muy familiar.
Me siento, froto mis ojos y me doy cuenta de que Ella y Lila no están
en la habitación.
—Bueno, buenos días, princesa —dice Ethan desde la mesa. Está
comiendo una dona y tiene una bebida energética en su mano—. ¿Has
tenido un buen descanso el resto de la noche?
—¿Dónde están todos? —Salgo de la cama y me pongo una camiseta
negra.
Se mete el resto de su dona en la boca y se limpia las manos en la
parte delantera de sus vaqueros. —El despertador no sonó, así que
salieron corriendo de aquí hace unos diez minutos, asustadas por no tener
suficiente tiempo para arreglar su cabello. O al menos eso es lo que Lila
estaba diciendo… Ella parecía un poquito despistada.
Lo miro mientras busco mi reloj en la maleta. —¿Estas insinuando
algo? Porque tienes esa estúpida mirada en tu rostro y me está poniendo
86
nervioso.
Página
***
—De acuerdo, estoy muy decepcionado en la formación de las damas
de honor —comenta Ethan, echando un vistazo a las damas de honor
paradas en el exterior de la entrada del toldo.
87
Estamos sentados en la última fila esperando a que empiece esta
pequeña ceremonia mientras la gente se apresura adelante y atrás en el
Página
interior de la tienda. El área del frente está decorada con flores moradas y
el pasillo principal está forrado con cintas negras y moradas.
—Creo que todas están casadas —le digo, descansando mi pie sobre
mi rodilla—. Y son aproximadamente diez años mayores que tú.
Suspira y se recuesta en la silla plegable. —¿Qué se supone que voy
a hacer entonces? Esta cosa no empieza por otra hora más y me estoy
aburriendo.
—Estoy seguro de que sobrevivirás… —Mi atención se desplaza a
Ella mientras camina por debajo del pabellón hasta Caroline, quien está
hablando con un tipo bajito en un traje gris, agita sus manos
animadamente. Ella tiene un vestido corto de terciopelo negro que muestra
sus largas piernas y sus hombros desnudos. Hay una cinta roja alrededor
de la cintura y una flor roja en su cabello.
Es tan jodidamente hermosa. Eso es todo lo que hay.
—Amigo, limpia la baba de tu barbilla —Ethan golpea la parte
trasera de mi cabeza. Lo doy empujón y me empuja de vuelta. Dejando
salir una profunda respiración, mis ojos reconectan con Ella.
Le dice algo a Caroline y le pasa la copa de champagne. Caroline la
baja y le devuelve la copa a Ella antes de apresurarse hacia afuera,
sosteniendo el frente de su vestido.
Ella deja la copa en una silla y presiona sus dedos sobre el puente
de su nariz cuando su mirada me encuentra. Sus ojos suplican
silenciosamente para que la siga mientras se escabulle de la tienda.
—Volveré enseguida —digo, levantándome—. Y trata de no meterte
en ningún problema mientras no estoy.
Zigzagueo a través de los pasillos y me escabullo hacia el sol y el aire
fresco. Un bosque encierra la casa, y Ella pasea por la colina cubierta de
hierba hasta que desaparece entre los árboles fríos con el otoño.
—¿Qué está haciendo? —murmuro mientras la sigo.
Cuando entro en el bosque, está apoyada contra un árbol y el
bosque espeso oculta cada aspecto de la boda, excepto por el ruido sordo
de las voces. Es como si estuviésemos en nuestro pequeño mundo privado.
Camino lentamente hacia ella. —¿Qué estás haciendo aquí?
Sus manos están escondidas detrás de su espalda y está mordiendo
ansiosamente su labio inferior. —No te engañé. Mentí sobre eso.
Reduzco el espacio entre nosotros, así estamos a una distancia
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razonable. —Sé que no lo hiciste.
Página
90
Página
Ella
No sé cómo es posible que se sienta tan bien, solo el tenerlo dentro
de mí, pero lo hace. Dios, lo hace. Mis intenciones no eran conducirlo al
sexo cuando salí al bosque. Sólo quería decirle la verdad lejos de todos…
merecía la verdad.
Creo que Lila tenía razón, sin embargo. El amor de Micha me posee y
probablemente siempre termine entregándome a él mientras lo siga
intentando. Pero aún tengo miedo de romperlo, y este chico es jodidamente
dulce y hermoso como para arruinarlo.
Él está empujándose dentro de mí mientras agarra mis brazos sobre
mi cabeza y la corteza del árbol raspa mi espalda. Pero vale la pena el
dolor cuando grito de felicidad y mis preocupaciones desaparecen
fugazmente.
Sus movimientos empiezan a frenarse y luego empuja dentro de mí
por última vez, antes de calmarse. Jadeamos, apoyándonos fervientemente
uno en el otro, nuestra piel empapada, nuestros corazones acelerados.
—Me encanta ese vestido —susurra en mi oído y el calor de su
aliento me da escalofríos—. Te ves preciosa en él.
Una sonrisa toca mis labios y retrocedo un poco para mirarlo a los
ojos. —Me dices eso demasiado. Está convirtiéndome en una arrogante.
—No, yo soy el único arrogante. —Su sonrisa está casi cegándome.
Mi cara se torna seria mientras rozo ligeramente mis labios
hinchados contra los suyos. —Todavía tenemos que hablar…
—¡Ella! —La voz de Lila hace eco a través del bosque.
—¡Caroline te necesita! —Salto fuera de los brazos de Micha y ajusto
mi vestido alrededor de mis pechos mientras busco en el suelo. —¿Dónde
está mi ropa interior?
Micha se ríe mientras me observa buscar a través de una zona con la
hierba alta. —Supongo que vas a tener que pasar el día sin ella.
Coloco las manos en mis caderas. —¿Quieres que me pare enfrente
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de un montón de gente, en una boda, sin nada debajo de mi vestido?
Él se encoge de hombros, abrochando el botón de sus vaqueros. —
Página
Sería algo lindo. Podrías tener una brisa fresca y si te agachas justo allí…
—¡Ella! —La voz de Lila se está acercando—. ¿Dónde diablos estás?
¡Sé que has venido aquí! ¡Te vi!
—Micha, por favor, si sabes dónde están, dímelo. —Doy un vistazo
detrás del árbol y cuando me doy la vuelta, tiene una sonrisa en su cara y
mi tanga negra está colgando de su dedo.
Se las quito y las deslizo de vuelta limpiando mi vestido. Luego me
apresuro a través de los árboles, quitando los trozos de hojas y ramitas de
mi cabello con Micha detrás de mí, riéndose entre dientes.
Lila está esperando en la frontera del bosque y arquea las cejas
cuando ve que Micha está conmigo. —Umm... Caroline necesita que estés
lista. —Su voz insinúa una sonrisa.
—De acuerdo. —Me apresuro a subir la colina dejándolos para
caminar de regreso al toldo.
No sé qué hacer. Todavía creo que no soy buena para él, aunque
insista en lo contrario, pero no parece que pueda estar lejos de él.
Alrededor de la esquina del toldo, hay una línea de damas de honor
vestidas con el mismo vestido de terciopelo negro y los padrinos del novio
usan esmóquines iguales. Caroline está al frente seguida de su padre, un
hombre viejo con cabello canoso. Su vestido de novia es hermoso, no muy
blanco, pero cerca, con un listón negro atado alrededor del centro y la
parte baja fluyendo desde la cintura.
La expresión de Caroline es relajada mientras presiona la mano
contra su corazón, aplastando algunas de las flores de su ramo. —Gracias
a dios, Ella. —Levanta su vestido y se apresura hacia a mí.
—¿Por qué tienes hojas es el cabello?
Mis manos se levantaron hasta mi cabello, partes de ramitas caen.
—Fui a caminar por el bosque.
—Apúrate y ponte en la línea. —Me da un pequeño ramo y me lleva
hasta el final de la línea—. Está por comenzar.
Me coloco después del padrino, que es más bajito que yo con cabello
negro que se curva sobre sus orejas. Es probablemente de mi edad y siento
su mirada en mí, analizándome, pero mi atención se mantiene directa al
frente de la línea. Dentro, Dean está parado a un lado del ministro en su
esmoquin y su cabello café acomodado hacia un lado. Se ve feliz y lo
envidio con cada onza de mi corazón.
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chicas. Cuando era más joven, no jugaba a vestirme y a hacer que el chico
de al lado era mi novio. Nunca miré tan lejos en el futuro porque temía lo
que había más adelante.
Pero viendo a Dean a punto de casarse, me pregunto si el
matrimonio está en mi futuro. Batallo para respirar mientras el pánico me
oprime, queriendo verlo, pero todo es un hoyo negro sin imágenes.
La música empieza y mis pensamientos vuelven a la realidad. La
línea se mueve hacia adelante gradualmente y el padrino une su brazo con
el mío.
—Mi nombre es Luke, por cierto —murmura en mi oído.
Me alejo de él. —El mío es Ella.
Me sonríe mientras entramos en el toldo donde listones morados y
negros cuelgan del techo, luces brillan por las paredes, y filas y filas de
violetas decoran la parte frontal.
Todos están mirando y me pongo más ansiosa, pero respiro a través
de eso. Cuando alcanzamos el final del altar, libero felizmente el brazo de
Luke y camino hasta el final de la fila de damas de honor.
Apretando el ramo, me enfoco en Caroline y Dean, pero hay una
agudizada sensación de conciencia de que Micha está mirándome desde la
fila de atrás.
El ministro comienza su discurso y mi mente automáticamente se
desliza a mi futuro otra vez. Lo quiero ver desesperadamente. Quiero saber
cómo será mi vida.
La adrenalina consume mi cuerpo y me pongo nerviosa con los
pétalos de las flores violetas, diciéndome mentalmente que mantenga la
calma mientras Dean y Caroline leen sus votos. Escuchando sus palabras
de amor y compromiso, mi cuerpo se aquieta. Quiero esto. Mucho. Quiero
a alguien que sea mío por siempre… quiero a Micha.
Pero necesito convertirme en una persona que ambos podamos
amar; o de otra manera nunca lo lograremos.
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Página
9
Traducido por Moni
Corregido por Alaska Young
Micha
No puedo apartar mi mirada de ella durante toda la ceremonia.
Nunca ha sido de llorar en público, así que es sorprendente verla tratar de
tragarse las lágrimas, y todo lo que quiero hacer es consolarla.
Dean se ve realmente feliz, lo cual me molesta un poco. Ella pudo
haber barrido lo que él hizo bajo la alfombra, pero eso no significa nada
para mí. Él es parte de lo que la dañó, parte del por qué Ella nunca será la
misma chica.
El ministro declara—: Puede besar a la novia.
Dean y Caroline se inclinan el uno hacia el otro y se besan, y todos
se ponen de pie y aplauden. Mientras caminan por el pasillo, la gente les
lanza pétalos de rosa de los cestos colocados frente a cada silla. Lila toma
un puñado y se une, tirando pétalos al aire.
Ethan rueda los ojos. —De pronto recordé por qué nunca voy a
bodas —dice en voz baja—. Son demasiado cursis para mí.
—Sí, supongo —respondo, no estando totalmente de acuerdo con
él—. Pero la cursilería tiene sentido.
Una vez que Caroline y Dean dejan el toldo, los padrinos y las damas
de honor los siguen en una línea. El tipo que ha sido emparejado con Ella
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sigue mirándola fastidiosamente y le susurra algo mientras salen.
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Página
Ella
“The Story” de Brandi Carlile suena a través del lugar, suaves letras
que cuentan una historia que me llega directamente al corazón. Micha está
mirándome a los ojos profundamente y está ganándose mi corazón más de
lo que ya lo ha hecho.
Luego me dice que quiere hacer exactamente la misma cosa en
nuestra boda y mis pulmones se comprimen. Quiero huir y esconderme,
pero lucho para aferrarme a mi cordura.
—Micha, yo…
Coloca un dedo sobre mis labios. —No digas nada, ¿de acuerdo?
Sólo piénsalo durante un tiempo. No estoy diciendo que sea justo ahora.
Sólo quiero que sepas cómo me siento.
Levanto su dedo. —Tengo que decirlo porque es importante que
sepas cómo me siento. No puedo hacer esto ahora. —Su cara cae mientras
continúo—. Pero algún día, sí. Necesito trabajar en mí primero. Necesito
estar bien conmigo misma antes de darte todo mi corazón.
Estudia mi cara. —No estoy seguro de lo que estás diciendo.
—Estoy diciendo que creo que deberíamos ser amigos hasta que
averigüe cómo estar bien conmigo misma de nuevo —le explico—. No
quiero hacer nada para herirte, y justo ahora no sé si puedo hacerlo.
Levanta una ceja. —¿Quieres que seamos amigos? Porque no estoy
seguro de que eso sea posible.
—Tenemos que serlo, y luego tal vez un día en la carretera, después
de que aclare mi mierda, podamos ser algo más, pero sólo si tú aún
quieres. —Tomo una respiración profunda, mis entrañas duelen cuando
añado—: Si alguien mejor aparece, no quiero que dudes por mi culpa.
—Nadie podría ser mejor que tú —dice, y comienzo a abrir la boca
para protestar, pero habla antes que yo—. Pero si eso es lo que necesitas,
entonces lo haré. Podemos ser amigos… por un tiempo.
No está completamente comprometido, pero no espero que lo esté.
Es la persona más decidida que conozco.
97
Micha
Ya han pasado unos días desde que Ella y yo nos separamos
después de la boda, pero se sienten como meses. Hablamos por teléfono
varias veces al día, pero no es lo mismo entre nosotros y extraño estar con
ella.
—Hombre, estoy tan aburrido —se queja Ethan mientras navega por
los canales con sus botas de combate en la mesa de café—. ¿No podemos
ir a hacer algo?
Estoy acostado en mi cama leyendo el mensaje una y otra vez. Un
mensaje de texto de mi padre apareció en mi teléfono ayer. Dice que
necesita verme —que tenía algo que quería preguntarme. He estado
mirándolo, decidiendo si volver a recorrer esa ruta con él es una buena
idea. Nos hemos reunido dos veces y cada una fue incómoda y dolorosa,
pero mi mente no será capaz de asentarse hasta que sepa lo que quiere.
—No sé... supongo que podríamos ir a buscar algo de comer. —
Sentándome, columpio mis piernas por el borde de la cama y le escribo a
mi padre, preguntándole dónde quiere reunirse.
Me responde más rápido de lo que pensaba, preguntándome si me
puedo encontrar con él en la panadería de la calle novena en
aproximadamente una hora. Vacilante, le escribo y finalmente le digo que
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lo haré.
Página
***
Cuando llego a la panadería y veo a mi padre sentado en una mesa
casi me acobardo. Doy golpecitos con la mano en mi pierna con ansiedad,
mirándolo a través de la ventana, mientras las gotas de lluvia caen sobre
mí. Está leyendo el periódico y tomando una taza de café. Vestido con un
traje gris y una corbata roja, con un maletín junto a sus pies, se parece a
un abogado. De repente, me doy cuenta de que no tengo ni idea de lo que
hace o lo que es. Es nada más que un extraño, mientras la gente pasa a mi
alrededor en la acera.
Me hago hombre y entro en la panadería. Huele a vainilla y me
recuerda un poco a Ella. Dos de las ocho mesas están ocupadas y la cajera
detrás de la pantalla, llena de bizcochos y galletas, me desviste con los
ojos.
Mi papá levanta la vista de su café y sus ojos aguamarina se
amplían. —Oh, Micha, viniste.
Me deslizo en una silla y me siento frente a él. —Por supuesto que
vine. Cuando digo que voy a estar en algún lugar, siempre me presento.
Ese es el tipo de persona que soy y lo sabrías si me conocieras.
Se aclara la garganta varias veces, mientras suaviza las arrugas
invisibles de su corbata. —Mira, Micha, estoy muy arrepentido de lo que
he hecho. Por ser un padre de mierda y no estar ahí.
Mi frente se arruga mientras cruzo los brazos y me reclino en la silla.
—No entiendo por qué estás diciendo eso, dado que las dos últimas veces
que te vi me dejaste muy claro que en realidad no te preocupas por mí y
que no querías tener nada que ver conmigo.
Rasgando algunos paquetes para abrirlos, añade azúcar a su café
con las manos temblorosas. —Las cosas cambian... algunas cosas
pasaron, y... bueno, necesito tu ayuda.
Lo miro inexpresivamente. —¿Es por eso que dijiste que lo sentías?
¿Porque quieres algo de mí?
Deja los paquetes vacíos sobre la mesa. —¿Quieres que te pida algo?
¿Un café?
—Quiero que sigas adelante con lo que quieres —le digo con
100
frialdad—. Porque estoy jodidamente curioso sobre adónde va esta
conversación.
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Página
Ella
Ya han pasado casi dos semanas desde la boda y hablo con Micha
todos los días por teléfono. Las conversaciones son ligeras, excepto por
algún comentario sucio ocasional de él, pero eso siempre fue normal,
incluso cuando éramos amigos antes.
Lo extraño como una loca y pienso en él una cantidad insana de
horas durante el día. Me consume los pensamientos, el cuerpo, los sueños
—él es lo que me impulsa a ser mejor.
Es mediodía, el sol está brillando en el cielo azul y el aire huele a
hierba recién cortada y otoño. Estoy caminando por el tranquilo patio del
campus hacia el despacho de mi terapeuta, con el teléfono en mi oreja.
—No lo hiciste —le digo a Micha con una sonrisa en la cara—. Eres
un mentiroso.
—Lo hice —argumenta con humor en su voz—. Tiré mi guitarra y les
dije que estaba fuera, que no quería más drama.
Balanceo la puerta de la entrada principal para abrirla y entro en el
pasillo vacío. —Así que dejaste la banda. ¿Simplemente acabaste con eso,
después de meses en la carretera con ellos?
—En realidad sucede más de lo que piensas —responde, y oigo la voz
de Ethan en el fondo—. Y lo dejé como hace una semana, pero no quería
decirte nada hasta ahora.
Mi boca se hunde en una mueca mientras me dejo caer en una silla
frente a la oficina de la terapeuta. —¿Por qué? No te habría convencido de
lo contrario. Siempre y cuando seas feliz, puedes hacer lo que quieras. Eso
es todo lo que siempre he querido para ti.
—Estoy muy contento. Muy, muy feliz —me promete entusiasmado—
. Pero esa no es la razón por la que no te lo dije.
—Está bien... ¿cuál es la razón? —Oigo la voz de Ethan de nuevo. —.
¿Y por qué esta Ethan allí? ¿No se supone que está en su gran viaje de
aventura, al estilo hombre de la montaña o cómo diablos lo llame?
102
—¡Mi Viaje de Hombre de la Montaña! —grita Ethan—. Pon bien las
palabras, mujer.
Página
estoy tratando de no necesitarlo, por lo que podría ser malo que él esté
cerca. ¿Tiene sentido?
—Tiene mucho sentido. —Pasa las páginas del cuaderno—. ¿Hace
cuánto tiempo has dicho que conoces Micha?
—Desde siempre. Quiero decir, me acuerdo de cuando tenía cuatro
años y estaba fascinada con la forma en que él se sentaba en el garaje con
su padre y trabajaba en los coches. Aunque siempre tuve demasiado
miedo de ir allá y hablar con él. Él fue quien me habló primero. —Una risa
cosquillea en mi garganta—. En realidad, me sobornó a pasar por encima
de la valla primero, con una caja de jugo y un coche de juguete.
—¿Por qué estabas demasiado asustada para hablar con él? —
indaga.
—No lo sé. Supongo que tal vez siempre me sentí como si estuviera
viviendo en un mundo alternativo que nadie entendía, ni siquiera él. —Me
encojo de hombros, golpeándome con el dedo las uñas—. Todavía me
siento así a veces, como que tal vez yo viera las cosas de manera diferente
que la mayoría.
Ella rasguea monótonamente su uñas con manicura francesa sobre
el escritorio. —Creo que te preocupas demasiado por la forma en que
piensas.
—Pero eso es como un hecho —digo—. Lo he sabido por un tiempo,
pero lo que todavía no entiendo es cómo dejar de preocuparme.
—Eso es porque no creo que entiendas la causa original —afirma—.
Por lo que me has dicho, Ella, tu infancia estuvo llena de preocupación.
—No me preocupaba todo el tiempo —protesto—. Hubo momentos
relajados… y vivía mi vida como necesitaba hacerlo para sobrevivir. Si yo
no me hubiera preocupado, entonces nadie habría pagado las facturas, ni
se habría asegurado de que todos comiéramos o de que tuviéramos ropa
limpia.
—Eso no es exactamente lo que quiero decir, pero es parte de ello. —
Saca una foto de la carpeta y la coloca sobre la mesa delante de mí—.
¿Qué ves cuando miras a esto?
Es una foto de archivo de un hombre, una mujer y una niña, todos
con los mismos ojos azules y pelo rubio platino. —Emm... que a usted le
gusta tomar contenidos de marcos y guardarlos en su oficina.
—Ella, no es bueno hacer bromas para ocultar tus sentimientos —
105
insiste—. Sólo dime lo que ves.
—Veo una familia, supongo.
Página
—¿Que es una locura… que estoy loca? Porque ya sabía eso sin el
resumen de mi vida de mierda. —Mis manos tiemblan y me sudan ante los
duros recuerdos que componen mi vida. Empiezo a hiperventilar y hay
puntos en mi visión.
—Toma una profunda respiración —me instruye, sacudiendo la
mano enfrente de su pecho en un claro gesto, y yo obedezco—. Ahora, tú
no estás loca, Ella. Solo has tenido una vida dura.
Mi cerebro martillea dentro de mi cráneo. —Entonces, ¿qué tiene
esto que ver con la ansiedad o la depresión, o lo que sea que cree que está
mal conmigo?
—Creo que a veces piensas que no mereces tener una buena vida…
que no eres una buena persona. Que no mereces ser amada. —Cierra la
carpeta, la coloca en una pequeña pila y pone las manos en la superficie
de la mesa—. Y creo que es por eso que alejas a la gente y es lo que está
causando una gran parte de la depresión y la ansiedad.
Apoyo la cabeza contra la pared. —Soy así porque mi mamá murió y
fue por mi culpa. Soy así porque sé que mi cabeza está jodida y no quiero
arrastrar a nadie conmigo.
—Todas esas cosas que dices no son verdad —dice, y alzo la
cabeza—. Y nuestro objetivo aquí es que tú creas eso.
Hablamos un poco más sobre cosas ligeras, como sobre cómo van
mis clases y qué planes tengo para Navidad. Cuando mi tiempo termina,
regreso al apartamento.
Lila no ha llegado de clase todavía y está silencioso. Cojo un Dr.
Pepper del refrigerador y saco el teléfono de mi bolsillo, mirando fijamente
la imagen del salvapantallas de Micha, Lila, Ethan y yo en la boda.
—Parezco feliz aquí —digo con determinación, y luego marco el
número de Micha.
—Llamaste —responde después de dos tonos—. Ethan me debe
veinte dólares.
Me muerdo la uña del pulgar. —¿Él apostó que no iba a devolverte la
llamada?
—Él apostó que me dejarías. —Deja escapar su risa malvada falsa—.
Que la Esposa Complaciente Ella había regresado.
—No, nada de la Esposa Complaciente Ella por aquí. —Golpeo 107
ligeramente la parte superior de mi soda y abro la chapa—. Solamente una
confusa Ella.
Él deja de reír. —¿Quieres hablar de ello?
Página
todo bien.
—¿Todo bien? —Toma un paquete de chicles de su bolsillo y mete
uno en su boca—. Sí, veremos cómo de bien está con toda esa tensión
sexual que va a haber entre ustedes dos.
Me ofrece uno y lo tomo, sabiendo que tiene razón.
111
Página
Micha
—Aquí huele como a vestuario. —Ethan arruga la nariz mientras
abre el frigorífico—. Oh, Dios, hay sobras de espaguetis. —Recoge un
recipiente de túper lleno de basura de color rojo y lo examina de cerca—.
No, no estoy seguro de qué es.
—Tíralo, hombre. —Recojo una pesada caja marcada como “platos” y
la llevo a la pequeña cocina que tiene una desesperada necesidad de un
trabajo de pintura. Hay astillas en las encimeras verdes y se ha aplicado
masilla en una de las paredes en múltiples lugares—. Parece que está
moviéndose.
Me lanza el recipiente, agitando el horrible olor que proviene de él. —
Tu turno. Hice el último viaje para sacar la basura.
Niego con la cabeza y me dirijo escaleras abajo con el recipiente
alejado de mí. El complejo de apartamentos está en un área ruidosa,
especialmente por la zona de juegos. Los niños están en los columpios,
corriendo alrededor, riendo, gritando, llorando. Me recuerda a todo lo que
Ella, Ethan y yo nunca tuvimos.
Cuando llego al contenedor de basura, un Mustang rojo entra
volando en el aparcamiento del complejo. Se detiene junto a la camioneta
de Ethan por debajo de la marquesina y yo paso por encima, un poco
molesto cuando Ella sale de él.
Por la mirada en su rostro, sabe que está en problemas. Me dedica
un saludo tentativo. —Hola.
Mi mirada se desliza a la brillante cubierta del coche. —Así que el
Mustang hace su gran regreso a nuestras vidas.
Ella se coloca algo del pelo castaño rojizo detrás de la oreja. —Lila lo
pidió prestado.
La presiono con una mirada implacable. —Me doy cuenta cuando
estás mintiendo. —Cuando avanzo hacia el lado del pasajero, Lila sale de
un salto del coche—. Podrías haber hecho que Ethan o yo las
recogiéramos.
112
—Sé que podría haberlo hecho. —Ella pierde tiempo yendo hacia la
acera—. Pero quería ser capaz de ir a casa cuando quisiera.
Página
115
Página
Ella
Micha está molesto por el Mustang y da un gran discurso dramático
acerca de cómo no se subirá en él. De ninguna maldita manera. No, no.
Cuanto más avanza la noche, se hace evidente que su ira proviene de algo
más profundo, y el auto es sólo una tapadera.
Cuando Ethan vira hacia el estacionamiento, decido que el karma
me odia, porque es el restaurante donde dejamos a Blake más temprano,
en el que trabaja.
Me deslizo hacia adelante en el asiento trasero de la camioneta y
cruzo mis brazos en la parte posterior de la consola. —No quiero comer
aquí.
—¿Por qué no? —Micha mira hacia las señales de neón del
restaurante y las llamativas decoraciones colgando de los adornos
inclinados del techo. Sus ojos están enrojecidos y está pronunciando las
palabras lentamente, lo cual normalmente significa que está, ya sea
cansado o borracho—. A mí me parece bien.
—Porque la comida es realmente asquerosa —interviene Lila,
desabrochándose el cinturón—. Hay un lugar en el centro de la ciudad que
tiene muy buenas costillas. Sólo nos llevará, como, quince minutos llegar
ahí.
Micha sacude la cabeza dramáticamente y juro que está siendo un
dolor de cabeza a propósito. —Nah, de verdad pienso que este lugar parece
bueno.
Lila y yo intercambiamos una mirada de preocupación cuando Micha
e Ethan salen de un salto del auto y cierran las puertas, dejándonos solas
en la oscura cabina.
—Esto no es bueno —murmuro, mirando a Micha mientras camina
alrededor de la parte trasera de la camioneta. Inclina la cabeza hacia atrás
y toma un trago de una botella—. Especialmente cuando él está de tan mal
humor.
—Creo que está borracho —susurra Lila mientras abro la puerta—.
116
Creí haber olido alcohol en su aliento.
Exhalo fuertemente. —Sí, estoy bastante segura de que lo está, lo
Página
—Ah, maldita sea. —No quería decirlo en voz alta, pero se escapó, y
rápidamente pongo una mano sobre mi boca—. Lo siento.
—¿Quién mierda eres tú? —pregunta Micha, mirando a Blake.
—Soy Blake —responde, ajustando su peso con incomodidad—.
¿Quién eres tú?
—Soy Micha. —Una mirada maliciosa enmascara su rostro—. Y por
la mirada en tu cara, creo que sabes que Ella y yo estamos saliendo.
—Micha, creo… —comienzo.
—Ella, déjalo así —interrumpe Ethan, disparándome una mirada de
advertencia mientras empuja mi espinilla con su pie por debajo de la
mesa—. Sabes que ni siquiera vale la pena intentarlo.
Cierro los labios y me enfoco en el menú. —Creo que voy a pedir un
sándwich de pollo. ¿Los demás?
—Te pido a ti —dice Micha y mis mejillas se calientan cuando su
mano sube varios centímetros por mi muslo.
Cubro con mi mano la suya y la detengo de ir más lejos, luego miro a
Ethan en busca de ayuda. —¿Qué deberíamos hacer con él?
Micha entierra su cara en mi cabello —Lo que quieras, nena.
Ethan se encoge de hombros y tira su menú en el centro de la mesa.
—Sabes tan bien como yo que sólo se va a poner más intenso antes de que
pierda el conocimiento.
—Creo que volveré en un minuto —dice Blake y se apresura devuelta
por el pasillo hacia el bar.
—Un movimiento inteligente de su parte. —Micha mete la mano
dentro de su bolsillo y revela una mini botella de vodka escondida en su
interior.
Se la arrebato de la mano y sus ojos vidriosos se vuelven fríos. —
Devuélveme eso, niña bonita, o de lo contrario…
—¿O de lo contrario qué? —Le arrojo la botella a Ethan y él la
atrapa—. ¿Vas a decir cosas realmente crueles? Prefiero que me utilices a
mí como tu saco de boxeo antes que a alguien más.
Micha entrecierra los ojos hacia mí y espero para lo que viene, pero
Ethan se levanta antes de que él pueda decir algo más. 119
—Llevémoslo a casa. —Ethan da un paso atrás y deja salir a Lila del
reservado—. Antes de que haga algo estúpido.
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Página
11
Traducido por Julieyrr & Val_17
Corregido por Paltonika
Micha
Abrí los ojos mientras Ella dormía profundamente en mis brazos,
con una de mis manos sobre su cadera y la otra justo debajo de su pecho.
Debería estar muy feliz, pero me duele la cabeza, me arde el estómago y no
tengo ni idea de qué demonios pasó anoche, qué hice o dije.
Con cuidado para no despertarla, me bajo de la cama y voy al baño.
La sala gira y mi cerebro se siente como si fuese a explotar dentro de mi
cráneo.
Después de vomitar hasta no poder más, me lavo los dientes y
vuelvo a la habitación. Ella está despierta, sentada en la cama y apoyada
contra la cabecera.
—¿Cómo te sientes? —Un poco de diversión brilla en sus ojos.
—¿Crees que mi dolor es gracioso? —Me arrastro hasta la cama
acostándome sobre mi estómago con el sabor del vómito ardiendo en la
parte posterior de mi garganta—. ¿Qué diablos pasó anoche?
Sus dedos recorren de arriba hacia abajo mi espalda con
movimientos circulares. —Bueno, todo empezó contigo bebiendo media
botella de vodka y terminó contigo atrapándome en la cama. 123
Levanto la cabeza y arqueo una ceja hacia ella. —¿Nosotros…?
Niega con la cabeza y relaja su cuerpo hacia abajo, de manera que
Página
126
Página
Ella
Me doy cuenta a la mañana siguiente de que Micha quedó
destrozado, por lo que podría tener problemas. Está haciendo lo mismo
que mi padre, usando el alcohol para hacerles frente. A pesar de que sería
difícil confrontarlo al respecto, parece que debo hacerlo.
Se lo dije a mi terapeuta durante la última visita antes de mi viaje a
Nueva York, pero ella no está de acuerdo.
—No creo que esa sea una buena idea en este momento, Ella —dice
en voz alta, a través de la lluvia que golpea contra la ventana. Las aceras
están inundadas, el cielo es de un gris oscuro y el viento está aullando—.
Todavía estás tratando con tus propios problemas, y traer ese tipo de
cosas a la gente puede hacerles aflorar emociones desagradables.
—Micha no es así —discrepo, elevando el volumen de mi voz sobre el
auge de los truenos—. Nunca me haría daño intencionalmente.
—Confrontar los problemas puede ser difícil para cualquier persona.
—Se pone las gafas y lee a través de las notas—. ¿Cómo has estado
haciendo las cosas últimamente? ¿Has estado bien?
Digo la verdad, a pesar de que mi reacción inicial es endulzarlo. —He
estado bien, excepto después de hablar por teléfono con Dean. Pero las
cosas siempre van mal cuando hablo con él.
—¿Por qué te llamó? —pregunta.
Un enorme bulto en mi pecho se hincha mientras en voz baja digo—:
Porque hoy es el cumpleaños de mi madre.
No me mira con simpatía, lo cual es el porqué de que me guste. —
¿Fue grosero contigo durante la conversación?
Me cuesta respirar. —Un poco, pero es porque aún me culpa por la
muerte de nuestra madre, creo.
Su lápiz se prepara sobre el papel, listo para tomar notas. —¿Alguna
vez has hablado con él sobre cómo te sientes cuando te lastima? 127
Niego con la cabeza. —No, y no quiero.
Su mano se mueve rápidamente a través del papel mientras escribe
algo. —¿Qué hiciste después de hablar por teléfono con Dean?¿Estuviste
Página
molesta?
—No me sentí molesta —la corrijo—. Solo triste, así que volví a mi
habitación y me acurruqué en una bola por un rato. Sin embargo, salí de
ella.
—Eso es bueno. —Se quita las gafas y hay líneas rojas donde los
marcos se apretaron sobre su nariz—. ¿A qué hora tienes el vuelo a Nueva
York?
Inclinando la cabeza hacia atrás, miro el reloj de la pared por encima
de mi cabeza. —Como en cuatro o cinco horas.
—¿Vas a estar bien? —inquiere—. Estarás sola en el viaje con Micha.
—Voy a estar bien —aseguro—. Sé que no quiere que salga con él, y
no lo hago, pero sigue siendo mi amigo y me necesita.
—Nunca dije que no salieras con él, Ella. —La lluvia empeora,
cubriendo la ventana, lo que la hace alzar la voz—. Solo dije que hasta que
puedas construir una vida estable, deberías tratar de tomar las cosas con
calma, y las relaciones generalmente no son fáciles.
Enredo un mechón de mi cabello alrededor de un dedo. —¿Cómo voy
a saber si estoy lista para estar con él otra vez?
Me ofrece una sonrisa alentadora. —Solo tú lo sabrás, pero ¿puedo
aconsejarte dar pequeños pasos con cualquier relación en la que te
involucres, así tus pensamientos tendrán tiempo para ralentizarse y
podrás ver lo que es real?
Mis pensamientos están corriendo mientras me incorporo y me
coloco bolso sobre el hombro. —Supongo que te veré cuando regrese.
Me acompaña hasta la puerta. —Ten cuidado, Ella. Y recuerda, si
necesitas algo, llámame.
Me despido con un gesto y salgo a la lluvia, dirigiéndome hacia el
apartamento. Mis botas salpican a través de los charcos, e incluso
corriendo durante todo el camino, mis ropas y cabello terminan
empapados.
Ethan y Micha están sentados en el sofá del comedor cuando entro
apresuradamente y cierro la puerta de golpe, bloqueando la lluvia. Sus
ojos se lanzan hacia mí y se amplían.
Micha observa mis pantalones y camiseta aferrándose a mi cuerpo y
las gotas de agua corriendo por mi cara. —¿No tenías una chaqueta que 128
pudieras ponerte?
Retuerzo mi pelo, armando un desastre sobre las baldosas de la
entrada. —No, no pensé que llovería.
Página
***
133
Página
12
Traducido por Maca Delos
Corregido por Merlu
Micha
Después de que el avión aterriza y nos registramos en el hotel
absurdamente fino que mi padre nos reservó, decidimos ir a hacer algo de
turismo. Las calles se encuentran atestadas de gente y el tráfico está
prácticamente detenido. Es la mitad de la tarde, pero hace un poco de frío
y los edificios son tan altos que la luz del sol apenas se asoma entre las
partes bajas de estos.
Ella lleva puesta una sudadera con capucha y guantes sin dedos,
pero tiembla de frío mientras se toma su café a sorbos.
—¿Tienes frío, nena? —pregunto, poniéndome la capucha sobre la
cabeza. Ella asiente con el café cerca de sus labios.
—Creo que tal vez me he acostumbrado demasiado al clima de Las
Vegas.
Me pongo delante de ella y froto sus brazos de arriba abajo un par de
veces, creando calor con la fricción.
—Imagínate lo malo que será cuando volvamos a casa para Navidad.
Star Grove es el doble de frío que aquí.
Ella toma su café mientras envuelvo mis brazos a su alrededor,
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abriéndonos paso a través de la muchedumbre.
—No creo que vaya a ir a ninguna parte para Navidad.
Página
136
Página
Ella
Tenemos que esperar en la fila para llegar a los elevadores, pero nos
llevan a la cima rápidamente y me da un pequeño mareo. Cuando las
puertas se abren, salimos y mi estómago gira con nervios. Tirando mi café
vacío en la basura, me dirijo al área de observación que está bloqueada
con barras.
Micha se queda pegado a mí, a pesar de que no quiere estar aquí
arriba. Lo pone nervioso, así que entrelazo mis dedos con los suyos
mientras miro de cerca a través de las rejas hacia la alegre ciudad de
abajo. Está oscureciendo y coloridas luces brillan por varios kilómetros. Es
entonces cuando me doy cuenta, como si me hubiera quedado sin aire, de
la misma sensación de impotencia que sentí en el avión.
Micha siente mi desasosiego y su brazo se envuelve alrededor de mi
cintura.
—Respira hondo una vez y sólo relájate y disfruta de la vista. —
Cubre mi cuello de besos hasta que me vuelvo a sentir mejor.
—Es hermoso —susurro—. Realmente increíble.
Él lame el lugar sensible de debajo de mi oído antes de alejar su
boca.
—Lo es, ¿verdad?
Temblando por el frío y su tacto, me reclino contra su cuerpo y él
apoya su mentón en la parte superior de mi cabeza.
—Y es real.
No mucha gente entendería a qué me refiero, pero él sí, y sus brazos
se aprietan a mi alrededor. La gente pasa a nuestro alrededor, pero yo me
quedo quieta, descubriendo cómo se siente tener un momento de paz en el
que mis pensamientos no están amontonándose en mi cabeza.
En algún lugar en la fila, comienzo a llorar, pero lo hago en silencio,
esperando que él no se dé cuenta. 137
Sus dedos tocan mis mejillas y limpian las lágrimas.
—¿Por qué lloras, bonita?
Página
—No es nada... sólo que esto es tan normal —admito, secándome las
lágrimas con las yemas de los dedos—. Lo siento. No sé por qué estoy
actuando como un bebé.
Él me besa la cabeza y me acerca. —No estás actuando como un
bebé. Estás siendo real.
Sintiendo caer algo del peso en mi pecho, atraigo sus brazos aún
más a mi alrededor, sin querer que me deje ir jamás.
***
142
Página
13
Traducido por NnancyC
Micha
El siguiente día es el trasplante y nos encontramos con mi papá en
el hospital. La habitación en la que nos pusieron es pequeña, con una
cortina, un par de sillas, y esta máquina rara con un montón de cables.
Huele como Lysol y el ruido del pasillo entra por la puerta abierta.
Leí mucho sobre el procedimiento antes de salir de New York y no es
muy complicado. El doctor pondrá una aguja en mi brazo y pasará algo de
mi sangre a través de una máquina antes de que regrese a mis venas.
Mi papá está haciendo algo en su teléfono mientras los tres nos
sentamos allí en silencio. Ella está quitando el esmalte de su uña, y yo no
puedo dejar de golpetear mis pies contra el suelo. Ella tiene una marca en
el cuello donde succioné su piel anoche. Intentó cubrirlo con maquillaje,
pero todavía es visible y me encanta que lo sea.
—Micha, ¿podrías dejar de golpear eso? —pregunta mi papá de
forma tosca mientras observa mi pie— . Tengo dolor de cabeza.
Dejo de mover mi pierna y Ella me lanza una mirada de soslayo
antes de mirar fríamente a mi padre.
—¿Le importaría dejar su teléfono? —le pregunta, empujando los
143
extremos de sus mangas—. Es un poco maleducado ya que él está aquí
para ayudarlo.
Página
cerca para que alguien muera, lo que pone una sensación inquietante en el
aire. Me lleva de vuelta al día en que mi madre murió y fuimos al hospital
con ella, a pesar de que fue declarada muerta al llegar. No lloré, pero mi
papá y Dean lo hicieron, se abrazaron el uno al otro mientras me quedé
cerca del final del pasillo, viendo a las enfermeras y a los doctores pasar.
Me sentía fuera de lugar, como si no debería haber estado allí.
Finalmente terminé yéndome y caminé todo el camino hasta casa, me
acurruqué en mi cama y miré el techo hasta que el sol se puso, sabiendo
que mi vida nunca sería la misma.
Cuando llego al área de servicios de psiquiatría, se siente como si
una mano invisible se enrolla en mi cuello y me estrangulara. Me alejo de
allí rápidamente, topándome con una enfermera usando una bata azul.
—¿Qué estás haciendo? —Mira sobre mi hombro hacia la puerta
cerrada—. No deberías regresar aquí.
Me alejo poco a poco de ella.
—Nada. Sólo estaba buscando la sala de descanso.
Reúno mis pensamientos sobre cómo puedo terminar en un lugar
como este y regreso al área de recepción. Micha está esperándome en una
de las sillas, hojeando una revista. Su piel está pálida y su cabello rubio se
pega a su frente. Lleva puesta una camiseta Rise Against y unos vaqueros
negros, y las bandas de cuero que estaban en su muñeca han sido
reemplazadas por un vendaje.
Ocultando la piruleta en la mano detrás de mi espalda, me
aproximo.
—Sobreviviste.
Levanta la mirada y me sonríe cansadamente.
—Por supuesto que lo hice, pero ¿adónde fuiste?
—A ninguna parte, en realidad. —Me siento en la silla a su lado y
arroja la revista sobre la mesa—. Quería escapar de tu padre.
Busca en mi rostro.
—¿Qué le dijiste? Porque regresó a la habitación completamente
enojado.
Le dedico una encogida de hombros.
—Nada más que la verdad.
Sonriendo ampliamente, estira las piernas enfrente de él y eleva los
146
brazos sobre su cabeza.
—Si está bien contigo, me gustaría regresar a la habitación del hotel
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147
Página
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Traducido por Katita & Mitzi.C
Corregido por NnancyC
Micha
Las hojas han caído de los árboles y el aire se ha enfriado, pero no es
nada comparado a Star Grove. Es casi la hora de ir a casa para las
vacaciones de Navidad, y la Navidad parece estar en todas partes. Ella
sigue siendo terca al respecto. Intento varias veces convencerla de ir
conmigo, pero cada vez que lo propongo, declina cortésmente.
Dos noches antes de que Ethan y yo supuestamente nos iríamos,
justo pasa a ser mi primer concierto en The Hook Up. Es viernes por la
noche y cada mesa y cabina está llena. La gente se amontona en la barra,
gritando órdenes a la camarera, una mujer de unos veinticinco años con
brillantes tatuajes en los brazos, rastas y un aro en la nariz. Hay luces
rojas y verdes colgadas en el techo y un centro de mesa del árbol de
navidad en cada mesa.
Ha pasado un tiempo desde que toqué solo y hay una energía
nerviosa anormal vertiéndose a través de mi sangre. Desde la puerta de
entrada posterior, mis ojos escanean la habitación, capturando a la
ruidosa gente.
Alguien aprieta mi trasero desde detrás y me doy la vuelta. —¿Qué
demonios? 148
Ella sonríe radiantemente hacía mí. —Estás nervioso.
Mis ojos se pasean tranquilamente por su cuerpo. Su cabello está
Página
me enseñe donde puedo estar para vigilarlos y que no les sirva más
alcohol. Están destrozados, más allá de destrozados y sólo va a conducir a
problemas.
Ella descansa la cabeza sobre la mesa con una mirada de cachorro
triste en su cara y le aparto el cabello de su frente sudorosa.
Me agacho a su lado y le pregunto en voz baja—: ¿Sucedió algo esta
noche que te molesta?
Niega con la cabeza y gira la cara lejos de mí. —No pasó nada. Sólo
quiero llegar a casa e ir a la cama.
Está mintiendo, pero no puedo aprovecharme de sus conocimientos
ahora. A pesar de que casi me mata, dejo la mesa y camino hasta la zona
de detrás del escenario para recoger mi guitarra. Cuando salgo al
escenario y a la luz el lugar se calma un poco, pero todavía no es la mejor
situación. El lugar es realmente una mierda, y por una vez me gustaría
tocar en algún lugar donde la gente no esté ebria.
Rasgueo un acorde, acerco los labios al micrófono y derramo mi
corazón ante una sala llena de extraños que no están escuchando.
***
Después de la actuación, un tipo calvo y grande me acorrala detrás
del escenario en el pasillo y me entrega una tarjeta con su nombre y
número de teléfono.
—Hola, eso fue una actuación impresionante. —Tiene una cicatriz
corriendo por medio del brazo y una cadena de oro alrededor del cuello.
—Gracias —murmuro, leyendo la tarjeta—, Mike Anderly.
—Y eres… —Espera a que le diga.
—Micha —le digo, excluyendo mi apellido a propósito.
—Mira, voy a ir directo al grano —habla con las manos enfrente de
él—, soy un productor musical. Trabajo para una muy pequeña pero
buena y honesta compañía en San Diego. Me gusta tu sonido y me
encantaría hablar contigo acerca de cuáles son tus planes para el futuro
en el negocio de la música.
Me quedo mirando la tarjeta. —¿Mis planes para el futuro?
Asiente. —Sí, con tu música.
Recojo el estuche de mi guitarra. —Seh, no estoy seguro de cuáles
151
son mis planes.
—Bueno, cuando te decidas, llámame —dice, y vuelve a la sala
Página
—Se supone que estás dormida —le digo, lanzando la ropa sucia en
el cesto y agarrando unos pantalones limpios del cajón de la parte superior
de la cómoda. Está claro que me está mirando, lo que es genial, excepto
que está borracha y no puedo hacer nada con ella sin sentirme mal.
—Estoy aburrida. —Su discurso es ligeramente pastoso y sus ojos
están rojos—. ¿Podemos hacer algo?
Me subo a la cama y me siento a su lado. —Creo que deberíamos ir a
dormir. Es tarde.
—Ethan y Lila están todavía despiertos. —Saca una botella de Jack
que tenía escondida detrás de la espalda, gira la tapa y esta cae a los pies
de la cama—. Están jugando strip póker.
Mis ojos se agrandan. —Ahora mismo.
Menea la cabeza de arriba abajo. —Ambos ya se quitaron las
camisetas.
—¿Acabas de salir de aquí?
—Seh, ¿dónde crees que conseguí esto? —Sacude la botella enfrente
de mi cara y mi mano se lanza para robársela, pero sacude la mano hacia
atrás, riendo—. Uh-huh. De ninguna manera, Micha Scott. No hasta que
juegues conmigo. —Se arrodilla delante de mí y balancea la pierna sobre
mi regazo, inclinando la cabeza hacia atrás para tomar un trago. Traga,
antes de que su rostro se torne serio—. ¿Te acuerdas de aquella vez... esa
noche cuando murió mi madre?
Mi cuerpo se contrae. —¿Cómo podría olvidar esa noche?
Hay una mirada traviesa en sus ojos verdes, y me pregunto dónde
diablos se dirige esta conversación. —¿Te acuerdas de cómo me besaste
antes de bajar de ese árbol?
Asiento, envolviendo mis dedos alrededor de su cintura. —Claro que
me acuerdo, pero me sorprende que tú lo hagas. ―Porque estaba casi tan
borracha esa noche como lo está ahora.
Se humedece los labios seductoramente. —Fue un buen beso,
¿verdad?
Le quito la botella de las manos y obligo a bajar un gran trago,
sabiendo que voy a necesitarlo. Nunca he visto este lado de ella y aunque
está borracha, estoy jodidamente curioso de lo que está por venir. —Fue
un muy buen beso.
153
Se inclina hacia adelante y coloca las manos sobre mis hombros. —
Deberíamos hacerlo de nuevo.
Página
154
Página
Ella
No tenía intención de tomar tanto, y me siento culpable por arrastrar
a Micha y a todos los demás en mi lío. Pero quería olvidar por dos malditos
segundos que mi padre va a casa por Navidad e invitó a Dean y a Caroline
a volver a casa para el fin de semana, pero no a mí. Tuve que escuchar lo
que pasaba cuando Dean llamó y me preguntó dónde estaba la llave del
Cutlass porque planeaba arreglarlo y venderlo o alguna mierda—colgué
antes de escuchar la historia completa.
Luego llegó la carta de mi papá. La maldita carta que no podía abrir,
porque se sentía como si cualquier cosa que estuviera en ella podría
aplastar mi mundo en un billón de pedazos.
Cuando llegamos a la casa de Ethan y Micha, estaba al borde de un
ataque de pánico y me había olvidado de tomar la medicación esa mañana.
Cuando Ethan se fue a tomar una ducha, Lila sacó una botella de
Bacardí y me ordenó que tomara un par de copas. Poco después todo se
convirtió en una línea borrosa y de repente es varias horas más tarde.
Tengo cartas en la mano, una cerveza en los labios y un juego muy intenso
con strip Texas Hold'em pasando. Mi camiseta está en el suelo, junto con
los calcetines y las botas.
Ethan y Lila salieron de la casa para comprar cerveza. Micha hizo
que le dieran las llaves de la camioneta, así sabía que caminarían en vez
de tratar de conducir. Micha y yo mantenemos el juego, ambos decididos a
ganar. Mi estado de embriaguez se ha calmado desde que cambié a la
cerveza, pero mi capacidad de tomar buenas decisiones está obstaculizada.
Micha se sienta al otro lado de la mesa, reflexionando sobre sus
cartas. —Creo que voy a aumentar por tu sostén.
Niego con la cabeza, con los ojos entrecerrados hacia él. —De
ninguna manera. Sólo una prenda de vestir por mano.
Chasquea el aro del labio con la lengua, tratando de seducirme y
jugar sucio. —¿Y quién inventó esas reglas?
—Yo lo hice. —Hago un círculo con el dedo por encima de mi
155
cabeza—. Ves esta corona invisible justo aquí. Eso significa que soy la
Reina del Póker y por lo tanto invento cualquier regla cuando sea que
Página
quiera.
Una carcajada sale de sus labios. —Ese movimiento que hiciste es
una aureola, no una corona, y un ángel es algo que no eres.
Mi mandíbula cae y le tiro una patata frita, golpeándolo en el pecho.
—Soy muy ángel.
—Ouch. —Se frota el pezón, donde le golpeó la patata—. Eso fue
cruel.
Mordisqueo con mis dientes en el aire y luego río, tomando un trago
de mi cerveza. —Ahora, de vuelta en el juego. ¿Qué tienes?
Da unos golpecitos con los dedos sobre la mesa, mirando sus cartas
y luego me dirige una mirada penetrante. —Quiero subir la apuesta —dice,
y cuando empiezo a quejarme, añade—: Si ganas, consigues mi camiseta
firmada por Silverstein, pero si gano te desnudarás.
Mi corazón brinca ensordecedor en mi pecho. —Pensé que habías
dicho que nunca me darías esa camiseta; que era tu orgullo y alegría por
conseguirla firmada.
Hace un indiferente encogimiento de hombros. —Estoy haciendo una
excepción justo ahora.
Mido el par de reinas en mi mano y el previsto en la mesa, pero
también hay un par de ases repartidas. Mierda. —No sé...
—Vamos, Ella May —dice, moviendo las cejas arriba y abajo—.
Arriésgate.
Lo miro por encima de las cartas. —Te voy a decir qué. Si pierdes me
das la camiseta, pero si pierdo voy a quitarme el sostén y los pantalones,
pero las bragas se quedan.
Micha se ríe por lo bajo y toma un trago. —Eso no es muy divertido.
Ruedo los ojos. —Te he visto jugar póker con chicas igual a esto
antes y nunca ofreces aumentar nada tan gratificante a menos que tengas
una buena mano y sepas que vas a ganar.
—Y te he visto jugar suficientes veces para saber que no vas a
retroceder ante un buen desafío —responde, golpeando la botella sobre la
mesa—. Así que vamos, niña bonita, ¿estás dentro o fuera?
Lo considero, pero no por mucho tiempo, y tiendo las cartas en la
mesa. —Estoy dentro. Ahora, ¿qué tienes?
156
Tan pronto como sus labios se curvan hacia arriba, sé cómo
termina. Golpea las cartas sobre la mesa. —Desnúdate, Ella May.
Página
Hola hermosa:
Así que eso fue salir de la noche de borrachera... nunca hice una de
esas contigo antes. Creo que podría tener una nueva canción que agregar a
nuestra lista.
De todos modos, no te pongas toda agitada. Lo detuve antes de que
llegara demasiado lejos, en caso de que no puedas recordar. No quiero que
tengas que sufrir por un error de ebriedad. Confía en mí, soy un experto en
ellos y no son divertidos.
Odio abandonarte, pero tengo que ir a trabajar. Voy a parar en tu
casa más tarde. Y puedes quedarte la camiseta. Se ve mejor en ti de todos
modos.
Te amo más que a la vida misma, más que al sol y al aire.
Eres la dueña de mi alma, Ella May.
Micha
supongo.
Cuelga antes de que yo pueda y me deja una sensación de vacío,
como que una parte de mí ha sido eliminada. Sacudiendo lejos la
sensación, presiono el número de Lila en el teclado.
—Bueno, mira quien decidió despertar finalmente —responde con
humor irradiando de su voz—. ¿Hiciste la caminata de la vergüenza?
—Micha y yo no tuvimos sexo, Lila —respondo en una insolente voz,
luego me sintiendo terrible y me disculpo—: Lo siento. Sólo tengo resaca o
algo así. Y necesito llegar a casa y acostarme, pero no tengo un viaje.
—Puedes tomar el autobús. —Explota una burbuja en el teléfono—.
Aunque no lo recomendaría.
—¿Cómo llegaste a casa? —Presiono los dedos en el borde de mi
nariz cuando mi dolor de cabeza infernal aumenta.
—Ethan me dio un viaje. —Una puerta se cierra y oigo llaves golpear
el mostrador—. En realidad acabo de salir a comer con Parker.
—Pensé que habías terminado con él.
—Oye, insistió.
Empiezo a dirigirme a la salida que se encuentra cerca de una pared
de ladrillo. —Está bien, voy a localizar un autobús.
—Buena suerte con eso. Y ten cuidado del lamedor —bromea con
una risa malvada—. Mantén los codos juntos y aléjate de la parte trasera
del autobús.
—Ja ja, eres malditamente divertida —digo burlonamente—. Hablo
contigo más tarde.
Arrastro mis exhaustas piernas hacia el Starbucks en la esquina de
la calle. Después de tener algo de cafeína en mí sistema mi cerebro se
vuelve a encender. Pero para cuando llego al apartamento y recuerdo lo
que me hizo beber tanto en primer lugar, todo lo que quiero hacer es ir a
mi habitación, apagar las luces y dormir por una eternidad. La carta de mi
papá aún se encuentra en la mesa de café, sin abrir.
—¿Alguna vez vas a abrir eso? —Lila aparece en la entrada, usando
un vestido azul y tacones que hacen juego. Su rubio cabello está curvado
alrededor de su cara y fijado por unos broches de diamantes.
Quitándome las sandalias, me dejo caer en el sofá y me quedo
mirando el sobre blanco dirigido a mí. —No lo he decidido todavía.
162
Sujetando un arete, se sienta a mi lado en el sofá. —Ella, ¿puedo
preguntarte algo?
Página
Ella May:
Quiero empezar diciendo que lo siento por todo. Y quiero decir eso. He
estado sobrio por casi un mes ahora y me quitaron los medicamentos. Mi
cabeza está clara y no me gusta lo que hay en ella, especialmente cada cosa
relacionada contigo.
Mi terapeuta me hizo escribir acerca de todo lo que me arrepiento en la
terapia ayer y todo parece ser sobre ti. Era como si todos amontonáramos
nuestra basura en ti para limpiarla, y nunca debería haber sido así. Cuanto
más escribía, más me di cuenta de que realmente nunca tuviste una
infancia. Todas aquellas veces que estuve en el bar, estaba siendo nada
más que egoísta. Soy un padre terrible, quien puso todo sobre su hija, por
ninguna otra razón más que porque no quería ser un adulto.
Esa noche no fue tu culpa. Tenías diecisiete años, y yo era el adulto.
Debería haber estado en casa con ella, pero el Jack Daniels era mucho más
importante y más fácil de tratar.
Sabía lo mal que estaba ella, más de lo que nunca vas a entender, y
en el fondo sabía que era un error dejarte a cargo esa noche. Ahora que mi
cabeza está clara, puedo imaginar lo difícil que debe ser para ti tratar con
ello. Todo el dolor que tienes que estar sintiendo. Sigo pensando en el dolor
en tus ojos la última vez que te vi y me carcome.
Lo siento, Ella. Por arruinarte la infancia, por haberte quitado tu
felicidad, y simplemente por echar a perder tu maldito futuro.
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Te amo.
Papá
Página
164
Página
15
Traducido por eyeOc & Danny_Mcfly
Corregido por Alessa Masllentyle
Micha
No sé por qué me enojé tanto con Ella por teléfono esta mañana,
además de que algunas veces las cosas entre nosotros se sienten sin
esperanza. La amo y sé que me ama, pero a veces no creo que lo haga
tanto. Duele cuando lo analizo.
Esta noche empaco y me voy a la cama temprano, sintiéndome triste
de que Ella no vaya a ir conmigo. Hemos pasado las festividades juntos
cada año desde que teníamos cinco años. Era la única manera de celebrar,
ya que su familia nunca estaba realmente interesada en ello y mi mamá no
podía permitirse mucho. Sin embargo lo intentaba, decorando la casa y
haciéndonos a Ella y a mí un desayuno agradable. Siempre envolvía unos
pocos regalos para ambos. No era mucho, pero era agradable.
Mucho después de que me quede dormido, mi teléfono me despierta.
Mi mano se mueve torpemente por mi mesita de noche, golpeando la
lámpara, hasta que finalmente roza mi teléfono. Aun medio despierto,
parpadeo para lograr enfocarme y ver el nombre de Ella en la pantalla.
Contesto rápidamente. —¿Qué está mal?
Suena ronca. —¿Puedes venir a abrirme? No quería tocar el timbre y
despertar a Ethan. 165
—¿Estas en mi casa? —Me froto los ojos y miro la hora en el reloj.
—Sí, estoy parada enfrente de tu puerta.
Página
una buena cosa, aunque fue intenso… y creo que necesito ir de vuelta a
casa. Para nada más que para hablar con mi padre.
Comienza a retroceder, pero atrapando sus labios, la mantengo en el
lugar y atraigo sus labios de vuelta a los míos. Deslizo mi lengua en su
boca y deja salir un silencioso gemido. Cuando la dejo ir, nuestra
respiración es acelerada. Se baja de mí y trato de no pensar sobre nuestro
desequilibrado amor el uno para el otro. Llegará ahí eventualmente, una
vez que entienda lo que es el amor.
Cuando le grito “Te amo” mientras se dirige al pasillo y voltea con
sólo una sonrisa, duele un poco.
168
Página
Ella
Ethan me regañó todo el tiempo mientras empacaba mi bolso, y
luego su cara se volvió realmente roja cuando le anuncié que tenía que ver
a mi terapeuta antes de irnos. Necesito hablar con ella sobre mi revelación
de la noche anterior. Desde que era una niña, creí que el amor no era real.
Luego Micha me lo muestra de forma diferente, pero aún no puedo amarlo
como se merece.
Tanto si es intencional como si no, la carta de mi papá liberó algo de
la carga que he estado llevando. No toda, pero alguna, y anoche cuando
estaba encorvada a un lado de Micha, visualicé algo a lo cual había estado
ciega.
Tuve esperanza para el futuro.
Anna está desbloqueando la puerta de su oficina cuando llego. —
¿Creo que se suponía que tenía que verte?
Se da la vuelta, presionando su mano contra su corazón, sus ojos
amplificados mientras sus llaves caen de sus manos al suelo. —Buen Dios,
me asustaste.
Levanto las llaves y se las entrego. —Lo siento. Sólo creí que
teníamos una cita hoy.
Pone las llaves en su bolso. —De hecho, me estaba preparando para
llamarte. Recibí una llamada de mi hermana y necesita que llegue unos
días antes. Está muy preocupada sobre hacer la cena de navidad para
todos.
Recorremos nuestro camino por el pasillo de la escuela y pasamos
por las puertas, la cuales se cierran detrás de nosotras. Es un día nublado
y la violenta brisa enfría mi piel y lastima mis mejillas.
—Así que supongo que te veré cuando estés de vuelta —digo,
estando lista para dejarla y atravesar el césped hacia mi apartamento.
Gira por el estacionamiento, pero se detiene en la curva. —Por
supuesto, la primera cosa el lunes. Y asegúrate de llamarme si necesitas
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algo.
La elevada camioneta de Ethan está estacionada en la acera y él
Página
—Sí, si quieres.
Él me guiña el ojo y mi inquietud se dispara a un nivel superior.
¿Cómo diablos cambian las cosas tan rápido?
—Voy a tomarte la palabra.
Le dedico una sonrisa tensa mientras doy un paso atrás para que
pueda cerrar la puerta. Saludo con la mano, él se echa hacia atrás y sale
del estacionamiento de la gasolinera. Mientras me giro para hacia
camioneta de Ethan, mi cuerpo huele a alguien.
—¿Te estás divirtiendo? —pregunta Micha en tono condescendiente,
con los ojos tan fríos como la nieve.
—Estábamos hablando. —Me muevo hacia atrás y luego hacia un
lado para caminar alrededor de él, pero él se pone frente a mí y corta mi
huida.
—Ella May, siento decírtelo, pero el tipo estaba totalmente haciendo
algo. —Baja la voz a un gruñido de protección mientras se inclina y sus
ojos se oscurecen—. Y si veo que lo hace de nuevo, va a conseguir un
puñetazo en la cara.
—Sin violencia —le pido con un apesadumbrado suspiro—. ¿Por qué
los hombres siempre tienen que golpear a los demás?
—¿Hay alguna diferencia con golpear a alguien en el suelo y tirar de
su cabello hasta que se ponga a llorar? —Él se aparta del camino de un
coche de tracción y remolcadores tirando de mi manga para arrastrarme
con él.
—Lo hice una vez cuando tenía doce años.
—¿O morderlos en el brazo?
Suelto un suspiro de frustración y libero mi brazo de él.
—Está bien, haz lo que quieras. Me salgo de la situación.
Mientras me alejo, sus dedos agarran mi cadera y me da un tirón
hacia él. Cruzando los brazos alrededor de mis hombros, camina detrás de
mí hasta la camioneta y me libera solo para abrir la puerta.
—Yo sólo quiero pegarle porque te amo —dice frunciendo los labios—
. Me molesta la forma en que te mira, como aquella noche en el
restaurante. Puede que tú no lo veas, pero incluso a través de mis ojos
borrachos era completamente obvio.
Tiene celos escritos por toda la cara.
175
—¿Estás celoso de Blake?
—Por supuesto que estoy jodidamente celoso. —Abre la boca como si
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Página
Micha
Es tarde cuando llegamos a Star Grove. El cielo es negro y las
estrellas están cubiertas por las nubes. Una gruesa capa de nieve cubre
las calles, las casas y los patios, y luces de navidad de color rojo y verde
parpadean en torno al borde de mi casa.
Lila está dormida en el asiento delantero con la cabeza relajada
contra la ventana. Ella se quedó dormida en mi regazo con su cara tan
cerca de mi polla que mi mente ha estado llena de escenarios sucios casi
todo el camino. Pero guardé mi tensión sexual, no quería volver a vivir otro
episodio en el que Ethan nos escuchara hacer cosas malas.
Cuando Ethan estaciona la camioneta en la entrada de mi casa, Lila
se despierta y estira los brazos por encima de su cabeza como un gato.
—¿Dónde estamos? —Parpadea hacia mi casa de dos pisos y luego a
la casa de Ella al lado.
No hay marcas de neumáticos en la nieve en el camino de entrada de
su casa, lo que significa que no hay nadie en casa.
El auto de mi mamá está estacionado enfrente del garaje abierto, en
la parte trasera sobresale el Chevelle. Ethan salta, dejando la puerta
abierta, y pisotea a través de la nieve hasta la parte trasera de la
camioneta. Lila lo sigue, dejando que el aire frío entre, y se encuentra con
Ethan en el portón trasero.
Comienzan a sacar las maletas congeladas de la parte trasera.
Ella está acurrucada en mi regazo, profundamente dormida, y yo
simplemente no puedo evitarlo. Muerdo el anillo de mi labio para ahogar la
risa, pellizco suavemente la costilla de Ella, justo debajo de su pecho. Ella
salta de su sueño profundo, sus ojos verdes salvajes y brillantes en la luz
tenue de la cabina.
—¿Qué demonios? —Ella me golpea el brazo, parpadeando por el
cansancio de sus ojos—. Esa fue la manera más mala para despertarme
jamás. 179
Me froto el brazo donde me golpeó.
—En realidad, fue una de las cosas más divertidas que he visto en
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mi vida.
—Un movimiento idiota. —Se inclina hacia mi cuello, pero en el
último segundo dirige su cabeza al sur y muerde mi pecho a través de mi
camisa.
Me estremezco, pero sonrío.
—Sabes que eso me prende más que nada.
Ella trae su labio inferior entre los dientes.
—Has estado prendido la mayor parte del camino. Lo sentía
presionado contra mi mejilla.
Listo para poner fin a la batalla, termino con una línea ganadora.
—Eso era porque tu boca estaba a centímetros de mi polla.
Sus mejillas se calientan mientras deja libre su labio, toda roja e
hinchada, y tan tentadora. Salgo del coche contra el frío y le ofrezco mi
mano.
Ella la toma, a punto de saltar en la nieve en su flip-flops.
—Espera un segundo. —Me volteo para darle la espalda—. Sube o de
otra manera te vas a congelar los dedos delos pies.
Se monta en mi espalda y la cargo hacia la terraza. Carámbanos
cuelgan de la guarnición y el hielo en las escaleras se ha rociado con sal.
Mi aliento sale como humo enfrente de mí mientras busco la luz del porche
y recupero la llave de la casa, escondida debajo de un pichón. Bajo a Ella,
abro y damos pasos en el camino de entrada, las botas crujiendo en la
nieve.
—Desbloquéala y métete —le instruyo, retrocediendo hacia el
coche—. Voy a por nuestras cosas.
Ella me mira, su piel como porcelana bajo la luz del porche.
—¿Quién dijo que me iba a quedar aquí?
—¿Quién dijo que no lo ibas a hacer? —Sonrío—. Ahora deja de ser
un dolor en el culo y mete tu culo al interior donde hace calor.
Antes de que se dé la vuelta, la sombra de una sonrisa se revela en
sus labios. Ella abre la puerta y entra mientras yo voy a por las maletas.
Ethan decide que va a quedarse en el sofá, lo que ha hecho mucho desde
que éramos niños. Lila toma la cama en la habitación de invitados. Eso
deja a Ella en mi cama, algo por lo que estoy muy emocionado, a pesar de
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que probablemente no va a compartir el sentimiento.
Después de mostrarle a Lila dónde está la habitación y lanzarle a
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Traducido por Zafiro& Blaire2015
Corregido por LuciiTamy
Ella
Me despierto con el olor de tocino y huevos. Ha pasado un tiempo
desde que tuve un buen desayuno y mi boca inmediatamente saliva. Salgo
de la cama a tropezones y saco un par de vaqueros, notando que Micha se
llevó la basura, probablemente para librarse del cuaderno.
—Eso debería molestarme—me digo, deslizando una camiseta
térmica de manga larga por encima de mi cabeza—. Pero no lo hace. Dios,
¿realmente está mi cabeza así de desordenada?
Deambulo hacia la cocina. La mamá de Micha está cocinando sobre
la estufa mientras las sartenes chisporrotean. Su cabello rubio está en un
moño y lleva un conjunto de pantalones de chándal color rosa. Un tipo,
por lo menos diez años más joven que ella, está en la mesa leyendo la
sección de deportes del periódico y bebiendo jugo. Su cabello castaño es
grueso excepto por una pequeña calva en la parte superior y tiene círculos
oscuros bajo sus ojos color avellana.
—Buenos días, cariño —me saluda la Sra. Scott con una alegre
sonrisa—. ¿Quieres desayunar?
Echo un vistazo al extraño en la mesa, que me pone nerviosa
mientras me evalúa.
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—Mmm... ¿dónde están Micha y todos los demás?
Clava el tocino con un tenedor y se lo entrega.
Página
en mi dirección, pero hace sólo la mitad del camino entre nosotros y cae a
la nieve.
Lo levanto, le limpio la nieve y abro la tarjeta. Por favor, usa este
dinero para reparar el coche de Micha como lo hablamos por teléfono y dile
que gracias por ayudarme. Fue una cosa muy amable lo que hizo, y mi
familia y yo estamos muy agradecidos por ello.
—Su familia y él están agradecidos. —Patea el neumático con la
punta de la bota y arroja la botella de cerveza contra la pared, que se hace
añicos por todo el cemento—. Es un maldito idiota. Como si yo no fuera su
familia.
Dejo la tarjeta sobre el capó y abro mis brazos para darle un abrazo,
pero retrocede.
—Sólo necesito un momento, ¿de acuerdo? ¿Puedes ir adentro o algo
así?
Está más perdido de lo que pensé. De cerca, las líneas rojas en sus
brillantes ojos son visibles y sus mejillas están rojas. Su pelo está de
punta, como si hubiera pasado las manos por él varias veces. Hay una ira
en sus ojos que sólo una excesiva cantidad de alcohol puede sacar a
relucir.
—Está bien, estaré adentro si me necesitas. —Camino hacia la
puerta, pero detengo mis pasos, notando que la camioneta de Ethan se ha
ido. Me vuelvo hacia Micha para preguntar a dónde se fue, pero está
cerrando la puerta del garaje mientras saca otra cerveza del paquete que
hay en la estantería, bloqueando al mundo mientras entierra su dolor en el
alcohol.
Pienso en confrontarlo—sobre su problema con la bebida y que me
aleja— pero cuando llego al dormitorio, el agotamiento se apodera de mi
cuerpo y caigo sobre el colchón y preguntándome por qué he venido aquí
en primer lugar.
***
Unos treinta minutos más tarde, me abro paso hacia la luz y salgo
de la casa hecha una furia, caminando directamente hacia el garaje. La
camioneta de Ethan está en el camino de entrada y hay huellas que
conducen al garaje.
Empujo la puerta y paso al interior. Ethan y Micha están sentados
en el capó, con sus botas apoyadas en el parachoques delantero y cervezas
en sus manos. Lila está en la esquina hablando por teléfono con su dedo
presionado en la oreja en un intento de bloquear su charla.
Los ojos de Micha conectan con los míos y la crudeza de su rostro
casi me asusta.
—Hola, ¿dónde has estado? —Se tambalea fuera del capó y da
zancadas hacia mí con sus largas piernas.
Lleva una camisa térmica gris con un pequeño agujero en el
dobladillo y los vaqueros negros están asegurados alrededor de sus
caderas con un cinturón de pedrería. Su cabello es un desastre, sus ojos
están perdidos, y la sonrisa en su rostro significa que los problemas están
a punto de comenzar.
Su mano busca mi cintura, pero me alejo lentamente hacia atrás.
—Tenemos que hablar.
Ethan me mira con el pelo negro en sus ojos y su rostro lleva una
advertencia.
—Ella, simplemente déjalo estar.
—No sabes lo que voy a decir—le digo—. Así que mantente al margen
de esto.
—Sí, pero tienes ese tono como si estuviera a punto de sacar a
colación algo personal y no puede lidiar con algo personal justo ahora. —
Empuja las mangas de su camisa verde y se recuesta de nuevo en el capó
con las manos detrás de la cabeza.
Micha parpadea confusamente hacia mí.
—Espera, ¿qué pasa?
Ethan me puso nerviosa, así que retrocedo y me dirijo a la nevera.
—No es nada. Ni siquiera puedo recordar lo que iba a decir.
Agarra mi codo y me da la vuelta hacia su pecho.
—Vamos a hacer algo muy, muy divertido.
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Trato de zafarme.
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—No quiero.
Su frente se arruga mientras se rasca la parte posterior de su cuello.
—¿Por qué estás actuando raro?
—No lo hago.—Doblo mi brazo para librarme de su agarre—. Sólo
que no me gusta que estés borracho.
—¿Por qué? He estado borracho un montón de veces.
—Lo sé, y ese es el problema.—Me muerdo la lengua—. Lo siento. No
quise decir eso.
Sus ojos arden de rabia.
—Te emborrachas tanto como yo.
Sacudo la cabeza.
—Eso no es cierto.
—Es completamente cierto —espeta, y el volumen de su voz me hace
saltar—. Bebes tanto como yo, ya sea por diversión o porque estás
tratando de enterrar algo. Es lo que todos hemos estado haciendo desde
que teníamos catorce años.
—Oye, no me metas en eso —afirma Ethan, bajando del capó—.
Limpié mi mierda.
—No, no lo hiciste.—Micha tropieza con los cordones de sus botas y
se estrella contra una de las estanterías, tirando las herramientas y piezas
de automóviles al suelo. Los ojos de Lila sobresalen mientras cuelga el
teléfono—. Todavía bebes cuando te sientes bloqueado, todos lo hacemos.
Un momento de silencio se construye alrededor, nuestra respiración
sale en forma de niebla y caemos en la cuenta de que tiene razón. Todos
empezamos a beber a los catorce años. Comenzó como curiosidad, pero al
volvernos mayores, tanto más lo usamos como un escape de la realidad de
nuestras vidas.
—Bueno, he terminado —digo finalmente, levantando mis manos en
rendición mientras retrocedo hacia la puerta.
—¡Ya he terminado contigo también! —grita, con la cara enrojecida—
. Estoy harto de tus jodidos juegos mentales y de tus problemas. Estoy
harto de esto y quiero salir.
Mis manos se caen sin vida a mi lado. 188
—Quise decir que había terminado con la bebida, pero es bueno
saber dónde te encuentras.
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—Ella, no quiso decir eso. No es más que un borracho, así que deja
de actuar como una loca y supéralo —interrumpe Ethan, sacudiendo la
cabeza hacia Micha—. Será mejor que juntes tu mierda ahora mismo,
hombre.
Micha mira a Ethan.
—No te metas en esto. —Se vuelve hacia mí, pero ya estoy fuera de
la puerta.
No me sigue cuando corro por la calle. El viento sopla mi cabello y
pica en mis mejillas mientras trato de huir del dolor y la pena, pero la
ansiedad muerde mis talones.
Micha nunca ha estado tan enojado conmigo. Nunca. Es como un
cuchillo en el corazón y no sé cómo sacarlo. Me duele por todas partes.
Cuando llego a la esquina, me detengo y trato de recuperar el control
de mis pensamientos. Saco el teléfono de mi bolsillo y marco el número de
Anna.
Contesta después de cuatro timbres y un piano suena en el fondo.
—Hola.
—Hola, Anna, es Ella. —Me siento mal por llamarla cuando es obvio
que está con su familia.
Después de unos segundos escucho una puerta cerrarse y el ruido
se silencia.
—¿Qué pasa?
Miro hacia el grafiti en la placa de la calle.
—Hice algo que me dijiste que no hiciera... confronté a Micha sobre
su problema con la bebida.
—¿Y qué pasó?
—Dijo algunas… cosas.
Hace una pausa.
—¿Qué tipo de cosas? ¿Cosas hirientes?
—Un montón de cosas. Y sí, hieren.—Presiono mi mano contra mi
corazón dolorido, encorvándome—. Realmente fuerte.
—¿Y el dolor, qué te da ganas de hacer? —pregunta mientras pasa
un coche y salpica lodo desde la calle—. Ella, ¿dónde estás?
—Estoy de pie en la esquina de la calle y lo único que quiero hacer
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es correr —reconozco—. Me dan ganas de llorar... me dan ganas de gritar.
—Entonces grita—me anima—. Adelante. Deja salir todo.
Página
***
Después de aclarar la congestión de mi pecho, camino por la
carretera hacia Cherry Hill donde se encuentra el cementerio, pensando en
la gente que he perdido. Mi mamá y Grady, ambos fueron tomados de mi
vida demasiado pronto.
Una crujiente capa de nieve cubre las lápidas y los árboles, la hierba
está enterrada, y carámbanos cuelgan de la valla. Caminando hacia el
árbol sin hojas frente a la tumba de mi madre, mis zapatos se llenan de
nieve y mi nariz se vuelve rosa. Me agacho y aparto un montón de nieve de
la cima de su tumba.
Leo en voz alta las palabras que son demasiado simples para
resumirla. —Maralynn Daniels, amorosa madre y esposa.—No había
ninguna mención de su lucha o de cómo recibió una mano de mierda en la
vida.
Mi pensamiento deriva de regreso a una conversación que tuvimos
cuando tenía unos quince años. Estábamos viendo la televisión, a pesar de
que estaba bastante aturdida y no prestaba atención.
—¿Por qué crees que soy así?—preguntó repentinamente con una
mirada contemplativa en su rostro.
Bajé el volumen de la televisión.
—¿Qué quieres decir, mamá?
Se quedó mirando la pared, como si contuviese las respuestas a la
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vida.
—¿Por qué no puedo escapar de los pensamientos oscuros, como
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todos los demás? ¿Por qué no puedo pensar lo mismo que todo el mundo?
Me devanaba los sesos por una buena respuesta para darle.
—No creo que todo el mundo piense lo mismo, mamá. Todos son
diferentes.
—Sí, pero ¿por qué algunas personas lo tienen más fácil?—Me miró
y sus ojos verdes eran enormes, como si estuviera hipnotizada—. Ellos
simplemente caminan por la vida sin problemas.
Dejé escapar un lento suspiro, sabiendo que mis palabras iban a ser
importantes para ella.
—Todo el mundo tiene sus problemas, mamá. Es sólo que algunas
personas los tienen más difíciles.—Me acerqué a ella y el miedo en sus ojos
comenzó a disminuir—. Creo que la gente que pasa por más,a la larga,
puede terminar más fuerte. Tienen un entendimiento que la mayoría de la
gente no tiene y una mejor comprensión, pueden ser más abiertos de
mente.
Las comisuras de su boca se inclinaron hacia arriba y me dio una
extraña sonrisa.
—Eres una chica inteligente, Ella May, y creo que un día crecerás
para hacer grandes cosas... Realmente espero que lo hagas.
Los nudos en mi estómago comenzaron a relajarse. Le había dicho lo
correcto y estaba relajada y feliz, lo que había sido mi objetivo. Pensé que
había hecho un impacto en ella, pero resultó que estaba equivocada.
—Lo siento, mamá —le susurro a su tumba—. Realmente lo siento...
a veces siento que te debo mi felicidad.
El viento cruje a mí alrededor, susurrando a través de mi cabello. Me
siento frente a la lápida y estoy con su tumba en silencio, prometiéndome
que volveré y la visitaré a menudo, y prometiéndole que no será olvidada.
***
motor ruja a la vida y luego lo dejo correr por un rato mientras pisoteo a
través de la nieve buscando una manera de entrar en la casa.
Lila me sigue, cerrando la cremallera de su abrigo, y luego se pone
sus guantes.
—Hace tanto frío aquí.
—Lo sé.—Miro hacia la helada ventana de la cocina, notando que no
está completamente cerrada—. Bueno, creo que he encontrado nuestro
camino hacia dentro, a pesar de que va a ser igual de frío allí desde que la
maldita ventana probablemente ha estado abierta durante meses.
Doy un paso hacia atrás de la ventana y mi teléfono hace bip desde
dentro de mi bolsillo, alertándome que tengo un mensaje de texto.
Blake: ¿Qué estás haciendo?
Vacilo antes de enviarle el texto de vuelta.
Yo: Tratando de irrumpir en mi casa.
Blake: Suena divertido.
Yo: No realmente.
Blake: Solo estoy bromeando. ¿Así que, qué estás haciendo?
¿Algo divertido? Estaba pensando en abandonar a mi padre unos
pocos días y regresar para el campus. ¿Cuándo vas a volver? Tal vez
podríamos quedar y tomar un café o alguna cosa.
—¿Quién es?—Lila mira por encima de mi hombro a la pantalla y
arruga la nariz—. Oh, Dios mío, ¿en serio está enviándote mensajes de
texto?
Suspiro, asegurando el bloqueo de pantalla para que se apague.
—Le dije que podía.
Lila me señala con un movimiento de su dedo.
—El, te estoy advirtiendo ahora para que retrocedas de esta
supuesta amistad con este tipo. Vas a terminar en un lío.
—Solamente es una amistad.—Me alejo de la ventana y me dirijo
hacia el coche—. Y además, me animaste una vez de que podría conseguir
un viaje de él.
—Y me arrepiento.—Me sigue por detrás, escurriéndose en el hielo
varias veces—. Lo vi hablando contigo en la gasolinera y no había nada
más que lujuria en sus ojos... y ahora ni siquiera tiene una novia o nada
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para detenerlo.
Me agarra del brazo y me fuerza a mirarla.
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Página
Micha
Algo mojado me golpea en el rostro y salto con mi puño elevado
frente a mí.
—Resuélvelo de una puta vez.—Ethan está sobre mí con una taza de
agua—. Es solo agua.
Me limpio la cara con la manga de mi camisa.
—¿Qué coño estás haciendo?
Pone la taza encima de mi cómoda.
—Bueno, has estado durmiendo por unas catorce horas y por eso
pensé en asegurarme de que aún estabas vivo.
Agarrando mi punzante cabeza, compruebo la hora en el reloj
colocado en la pared junto a la ventana. Es temprano y la nieve revolotea
afuera.
—¿Qué pasó?—Cuelgo mis piernas a un lado de la cama,
preparándome para levantarme, pero un sabor amargo en la garganta me
fuerza a estar en la cama.
—Bueno, te bebiste prácticamente todo el alcohol en la casa—dice
Ethan, cruzándose de brazos—. Y luego arruinaste tu relación con casi
todos tus conocidos, además de mí, pero eso es porque me importa una
mierda.
Me paso la mano por mi cabello y ruedo sobre mi costado.
—¿Qué sobre Ella?
—Eso es probablemente lo peor. —Busca el reloj despertador en mi
mesita de noche, girando el botón de la parte posterior.
Me doy la vuelta.
—¿Por qué? ¿Qué he dicho?
Hace comillas en el aire.
—Estoy harto de tus jodidos juegos mentales y de tus problemas —
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dice.
Me cubro la cara con el brazo mientras sacudo la cabeza.
Página
suelo.
—Bien, si eso es lo que quieres, daré marcha atrás.—Hago tronar
mis nudillos—. Pero si te hace daño, le daré un puñetazo en la cara.
Despeina la parte superior de mi cabeza con tolerancia como si aún
fuera un niño y luego saca dos cervezas de la nevera y se dirige a la sala.
—Y si estas deseando hacer las paces con Ella, debes saber que
justo la acabo de ver saltar dentro de la ventana de su casa.
Recojo las patatas fritas que cayeron al suelo.
—¿Cómo supiste que estábamos pelados?
Se ríe.
—Cariño, cuando ustedes dos pelean todo el mundo lo sabe.
No tengo ni idea de lo que quiere decir, pero me pongo mi chaqueta y
camino afuera hacia el frío polar. La nieve se desplaza hacia abajo desde el
cielo y cubre el suelo mientras camino sobre la alambrada. El metal
congela las palmas de mis manos mientras salto sobre él y golpeo la
puerta de atrás.
Después de dos golpes, Lila responde. Tiene unas botas de color rosa
con piel en la parte superior, una capa, un sombrero y una bufanda.
—Sí.
—¿Frío?—bromeo, intentando aligerar el ambiente, pero todo lo que
hace es fruncir el ceño—. Lo siento, no es el mejor momento para bromas,
¿no?
Se cruza de brazos, sus ojos azules muy hostiles.
—¿Sabes cuánto la animé a que te dejara entrar, que la amabas
mucho y nunca le harías daño? Básicamente la has machacado y me
pareces un mentiroso.
—Voy a hacerlo mejor—insisto, dando un paso hacia la puerta,
esperando que se mueva y me deje pasar.
Permanece inmóvil aún, bloqueando la puerta.
—Antes de dejarte pasar, tienes que prometer que no beberás más
cuándo estés molesto y no le harás más daño. Juro por Dios que si
continuas lastimándola te arrancaré el anillo del labio.
Pongo una mano sobre mi boca para proteger mis labios.
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—Lo prometo, nunca más.
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Traducido por Katita
Corregido por Cami G.
Ella
—Está bien, así que a veces de verdad no te entiendo. —Mi mirada
explora el parque lleno de barras rotas y dobladas y sueños vacíos. Es el
patio de recreo donde fuimos creciendo, pero había más tratos de drogas
aquí que niños jugando. El carrusel está torcido y al sube-y-baja le falta
un asiento. Las cadenas del columpio están oxidadas y el tobogán está
enterrado en la nieve.
Él tira de mí hacia el columpio con una gran sonrisa en el rostro. —
No puedo creer que no lo recuerdes. —Saca los copos de nieve del asiento
y se sienta—. Es, como, uno de los mejores recuerdos de mi infancia.
Barro la nieve del columpio a su lado y me dejo caer en él,
envolviendo mis dedos alrededor de las cadenas de frío metal. —¿Te
refieres a cuando hicimos el pacto? Me acuerdo de eso.
Corre hacia atrás y levanta los pies, elevándose hacia el cielo. —Sí,
pero ¿recuerdas lo que hicimos antes de que el pacto fuera hecho?
Me giro hacia atrás y adelante mientras la nieve cae de la barra. —
Jugamos a la verdad.
Frenando con sus zapatos, se detiene y se gira para mirarme. —
Entonces lo recuerdas.
202
—Claro que me acuerdo. —Pongo los ojos en blanco y giro alrededor
de una vez con las piernas estiradas hacia fuera delante de mí—. Fue el
Página
día que me hiciste admitir que nunca había besado a nadie antes.
Su sonrisa se ensancha. —Y el día en que tomé tu primer beso.
Aprieto la mandíbula para evitar sonreír. —Solo porque era
demasiado ingenua para ver que estabas jugando totalmente conmigo.
—Tenía catorce años —dice—, no estaba jugando contigo. Sentía
curiosidad de cómo sería besar a mi mejor amiga, porque todas las otras
chicas con las que lo había hecho no habían hecho mucho por mí.
Empujo su pie con el mío. —Eres un completo mentiroso.
Cruza su corazón con el dedo. —Estoy siendo totalmente sincero con
esto. Ethan seguía chillando que todas sus sesiones de besos eran
impresionantes y no lo entendía. Cada vez que yo estaba con una chica, se
sentía como que debería haber más.
Contengo una risa. —¿Y mi beso cumplió con tus sueños salvajes?
—Oh, sí. —Sonríe con altanería—. No pude dejar de pensar en lo
suave que eran tus labios como durante días. —Sus ojos se oscurecen—.
Pero lo que realmente pienso es que el combustible añadido para el
desarrollo de mi obsesión fue que un año y medio más tarde te vi
caminando desnuda en tu habitación.
Le pincho en la espinilla con el pie. —No lo hiciste, mentiroso.
Sonríe con orgullo y mueve los dedos por las cadenas del columpio.
—Oh, no, no lo soy. Estamos en una área de no-mentiras, ¿recuerdas?
Dejo que el columpio se balancee hacia adelante y hacia atrás. —
Bueno, ya que estamos diciendo la verdad, una vez tuve un sueño sucio
sobre ti.
Con un débil resplandor de la farola, sus ojos brillan como la nieve.
—¿Qué ocurrió exactamente en ese sueño sucio?
Empujo mis piernas, yendo aún más alto con el columpio y me
recuesto libremente. —Eso es un secreto que nunca diré.
—Entonces yo lo llamo una mierda —comienza él, uniéndose a mí en
el cielo—. Vamos, niña bonita. Acabas de hacer mi noche. ¿Sabes cuánto
tiempo he pensado que se trataba de un flechazo de un solo lado?
Me río de mí misma mientras el calor se amonta en mis mejillas al
recordar el sueño. —Micha, es demasiado embarazoso.
Él coge la cadena de mi columpio y planta los pies en la nieve,
sacudiéndonos abruptamente hasta detenernos. —Vamos, esto va a
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volverme loco.
Nuestras caras están a solo centímetros de distancia y su aliento es
Página
siempre.
Me inclino para besarlo, pero él se retira, y en su lugar levanta la
mano. —Ahora tenemos que hacer el pacto de nuevo.
—No voy a escupirme en la mano —le digo con disgusto—, y luego
permitir que mezcles tu saliva con ella.
—¿Por qué? Lo has hecho antes. —Escupe en su mano—. Además,
hemos hecho cosas más sucias que esto.
Sé que una vez que lo haga, estaré haciendo un compromiso. —
Tenemos tantos problemas.
—Voy a darle un descanso a la bebida si eso es lo que necesitas.
Diablos, me cortaría el maldito brazo si solo me dejarás estar contigo —
dice—. Pero, Ella, podemos esperar, desperdiciando años, con la esperanza
de que vamos a llegar a la perfección en nuestras vidas. Pero no existe.
Siempre tendremos problemas, pero siempre y cuando trabajemos a través
de ellos juntos, creo que vamos a estar bien.
—Hay muchos problemas. —Me quito el guante y escupo en mi
mano temblorosa—. Pero si esto es lo que quieres, entonces estoy dentro. Y
tengo que decir que cortar tu brazo sería un gesto desagradable.
—Bien, si realmente quieres que lo haga, mantendré mi brazo —
bromea, a continuación, titubea, y aleja su mano—. ¿Es esto lo que de
verdad quieres? Porque todo lo que quiero es que seas feliz.
Busco en mi cerebro por la verdad. —Lo quiero más que nada, con
tal de que me prometas una cosa.
—¿Y qué es eso?
—Que si en algún momento llega a ser demasiado para ti, me
dejarás, te alejarás, tú..
—Eso nunca va a pasar —me asegura—. Tienes que darme un poco
de crédito. Me dejaste, rompiste mi corazón, y luego volví a actuar como un
robot, y ¿sabes qué? Logramos salir de eso. Tú y yo, bueno o malo, vamos
de la mano.
Las lágrimas amenazan con derramarse y mi corazón casi se detiene.
Para cualquier otra persona, podría sonar como una línea, pero sé que es
la verdad. Levanto la mano con la palma frente a él. —Necesito la promesa,
para que pueda tener paz en mi mente.
—Está bien —dice tolerantemente—. Te prometo que si las cosas se 206
ponen muy mal, me alejaré.
Dejo escapar un suspiro de alivio. —Entonces, estoy dentro.
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Son las mismas palabras que dije durante nuestro último pacto
cuando nos comprometimos a huir juntos, tener una buena casa, un buen
empleo y tener una vida feliz.
—Yo también. —Escupe en su mano otra vez—. Tengo que
asegurarme de que esté bien mojada y viscosa para ti.
Suelto una risa, presionando mi palma contra la suya, y juro que la
tierra se detiene, porque este momento es el principio de un para siempre.
—Ahora tenemos que besarnos —dice Micha, inclinándose—. Es una
tradición.
Me encuentro con él a la mitad de camino y presiono mis labios
contra los suyos. Sus manos acunan mi mejilla y él intensifica al instante
el beso, acariciando su lengua con la mía. Nuestras respiraciones chocan y
pululan a nuestro alrededor mientras las cadenas de los columpios
tintinean junto a nuestros movimientos.
Apartándose un poco, me agarra por la cintura y me ayuda con sus
rodillas, así que estoy frente a él con las piernas metidas a través del
espacio a cada lado de él.
—No nos arrojes al suelo —pido, poniéndome mi guante antes de
enrollar mis manos alrededor de las cadenas—. La última vez casi me
rompo el brazo.
Una mirada retorcida enmascara su rostro mientras recoge sus pies
y nos eleva hacia el cielo. Hace frío como el infierno y hay perros ladrando
en el fondo mientras alguien empieza a gritar, pero todavía puedo
sentirlo… la ligereza que viene con dejar que alguien te ame
completamente.
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18
Traducido por Fiioreee
Corregido por Juli
Micha
Temprano a la mañana siguiente, Caroline llamó a Ella para
preguntarle si le importaría hacer las compras para la cena de Navidad.
Ella estuvo de acuerdo y Caroline le dio una lista de cosas. Yo estaba un
poco molesto, ya que Ella solía tener que hacerse cargo de esta mierda
todo el tiempo mientras crecíamos. Dean le debería haber ofrecido un
respiro. Así que después de que limpiamos todo el alcohol de la casa en
preparación para la llegada del padre de Ella, nos fuimos a la tienda de
comestibles.
—Tengo una confesión —anuncio al caminar por el pasillo de
alimentos congelados. La tienda está llena de gente y tomó más ya que es
el día de Navidad y todo el mundo en la maldita ciudad se ha apresurado a
comprar cosas de última hora.
—No estoy segura de que quiero oír tu confesión —responde con una
sonrisa mientras escanea la lista. Lleva un par de vaqueros ajustados que
se abrazan a sus caderas, y cada vez que se agacha para agarrar algo de la
plataforma inferior, tengo una buena vista de su culo—. Las cosas han ido
tan bien.
—Pero es algo importante y me ha estado molestando desde nuestro
juego de la verdad de ayer, ya que se debería haber dicho.—Hago una
208
pausa—. Quiero que sepas que he hablado con el productor musical en
San Diego.
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propia casa.
Su respiración entrecortada golpea mi mejilla y me preocupa que
vaya a enloquecer. —Creo que deberíamos empezar a intentarlo con
algunos lugares diferentes además de la ducha.
Mi sonrisa se agranda mientras me inclino hacia atrás y busco sus
ojos. —Podría tirarte en nuestra mesa. O mejor aún, podría doblarte sobre
la barandilla.
—No nos imagino teniendo una barandilla —responde, pensativa—.
Creo que sólo quería un pequeño apartamento. Es más fácil de mantener
limpio.
—Estás haciendo que me entusiasme, Ella May —proclamo.
—Me alegro. Quiero que estés emocionado. —Se muerde el labio—.
Tengo miedo, sin embargo. Quiero decir, que esto es enorme, ya sabes.
Me alegro de que lo admita. —Yo también, pero entonces pienso en
la forma en que vamos a tener la regla “sin ropa interior en la casa” y soy
feliz de nuevo.
Rueda los ojos y se pasa los dedos por el pelo. —Si no te mudas a
California, entonces, ¿qué vas a hacer?
—Vamos a conseguir nuestra propia casa sin importar el lugar
donde vivamos —le digo, y la beso en la frente—. Puedes pensar que es
rápido, pero tienes que recordar que, técnicamente, tú y yo hemos estado
viviendo juntos desde que éramos niños. Quiero decir, que apenas nos
alejamos del lado del otro desde que teníamos seis. —Hago una pausa
mientras las lágrimas llenan bruscamente sus ojos—. Cariño, ¿qué ocurre?
Se limpia las lágrimas con el dorso de su mano. —No es nada.
Realmente quiero que funcione.
Abrazándola contra mí, descanso mi barbilla en la cima de su cabeza
y froto suavemente su espalda. —Lo hará, ¿y quieres saber por qué? —
pregunto, y asiente—. Porque la mayoría de la gente hace esto a ciegas. No
conocen el lado malo de la persona con la que están. Pero nosotros
sabemos los defectos y grietas del otro, sabemos en qué nos estamos
metiendo, y eso nos hace más fuertes.
—Te amo mucho. —Aprieta sus brazos a mí alrededor.
—Yo también te amo —le respondo, dejando besos por su cuello—.
Más que a nada. 213
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Traducido por Mar Winston & Vanessa VR
Corregido por Tsuki
Ella
Estoy orgullosa de mí misma por haberle dicho la verdad a Micha y
por no preocuparme demasiado durante el viaje, al menos por ahora. Para
cuando estuve vestida y saliendo de mi habitación, me siento algo feliz.
Pero cuando entro en la cocina, sin embargo, todos mis buenos
sentimientos desaparecen.
Caroline está al lado del horno, con su cabello negro sobre su rostro,
revolviendo una sartén con un delantal atado alrededor de su cintura.
Micha está al otro lado, en el microondas, esperando a que la mantequilla
se caliente, usando un par de vaqueros que cuelgan sueltos de sus caderas
y su cabello rubio aún húmedo de la ducha. Dean está en la mesa, en
pantalones y camisa, y está desvainando los granos de maíz de la mazorca.
—Los trajimos con nosotros —explica él cuando me ve observando el
maíz—, Caroline los quería.
—Oh. Está bien. —Me giro hacia Caroline—. ¿Qué falta por cocinar?
Ella me aleja de allí con su mano libre. —Tú no vas a cocinar nada.
Tomo una cuchara de la mesa. —Siempre cocinas la cena de
navidad. 214
—La cual es la razón por la que siempre apestó —remarca Dean con
un susurro mientras tira la cascara en la basura.
Página
***
Una hora más tarde, el auto está liberado. Micha tenía las ruedas
enterradas profundamente y al final tuvo que sacar las palas de nieve
que Ethan tenía en la parte trasera de su camioneta.
No es la única vez que hemos estado atrapados aquí y aprendimos la
lección la primera ocasión en la que nos quedamos varados de siempre
estar preparados con una pala de nieve, correa de remolque y cadenas. De
lo contrario, es un largo camino a casa en un clima bajo cero.
Después de que el coche está de nuevo en la parte menos profunda
de la nieve, Micha saca la correa de remolque y la enrolla alrededor de su
219
mano mientras orgullosamente mira los arañazos y abolladuras en el
parachoques delantero.
Página
—Voy a viajar a casa con Ethan —me dice Lila, tomando la manija
de la puerta.
—Espera, tengo que preguntarte algo —titubeo y me giro en el
asiento para mirarla de frente—. ¿Estás durmiendo con Ethan?
Sus ojos azules se ponen muy redondos como si los lazos de su
bufanda estuvieran apretados alrededor de su cuello. —No, sólo somos
amigos. Dios, Ella, no duermo con todo el mundo.
—No es eso —le digo—. Es sólo que ustedes dos parecen cercanos...
y quiero decir, ¿qué es lo que ustedes hacen cuando estás solos?
Empuja la puerta y sale, con los pies hundiéndose en la nieve. —
Hablamos.
Me inclino, preguntándome lo que podrían tener en común ellos dos.
—¿De qué?
—De la vida. —Cierra la puerta, pisotea hasta la parte trasera del
coche, donde el camión de Ethan está encendido, y se mete en el interior.
Un día, la obligaré a confesarme qué es lo que hacen. Enciendo la
música y canto mientras espero a que Micha entre. Cuando se abre la
puerta, una ráfaga de viento sopla y enfría la cabina.
Asoma la cabeza, sus mejillas rosadas por el frío y los copos de nieve
salpicando su cabello. —¿Qué? ¿Vas a manejar?
Paso la mano por la parte superior del volante. —Estaba pensando
en eso. ¿Por qué? ¿No vas a dejarme?
—Voy a dejarte indiscutiblemente —se ríe—. Pero hay algo que tengo
que hacer primero.
Con los hombros caídos, giro mis piernas sobre la consola y me
siento en el asiento del pasajero. —¿Qué es lo que tienes que hacer?
Cierra la puerta, haciendo una pausa mientras mordisquea el anillo
de su labio y mira pensativo el cielo a través del parabrisas, que está cada
vez más oscuro. —Todavía estoy decidiéndolo.
—Realmente deberíamos volver —le digo, revisando mis mensajes—.
Dean me envió un mensaje hace como cinco minutos y me dijo que la cena
es en una hora. Creo que mi papá está ahí ahora y que tu mamá y su
novio llegarán muy pronto.
—Pareces triste porque tu padre está ahí —dice, mirándome
fijamente.
220
Miro hacia el cielo nublado y los copos de nieve que caen del cielo. —
No estoy triste, sólo nerviosa.
Página
—Pero pensé que la carta te hizo sentir mejor —dice—. Que te dejó
saber que no fue tu culpa.
Mi respiración se infla de manera desigual. —Micha, siempre llevaré
esa noche conmigo, aunque mi padre diga que es o no mi culpa.
—Ella, no fue tu culpa. —El pánico brilla en sus ojos, está
preocupado de que esté retrocediendo—. Tienes que empezar a creer eso.
—Micha, estoy bien. —Pongo la mano sobre la de él, como un gesto
reconfortante—. Es cuando no digo estas cosas en voz alta que hay un
problema.
Su manzana de Adán se sacude de arriba y abajo mientras traga
con fuerza. —Está bien.
Nos sentamos en silencio, observando los copos de nieve en el suelo,
en el capó y a la deriva a través del haz de los faros.
Cuando me mira de nuevo, la lujuria en sus ojos me obliga a aspirar
una fuerte respiración. —Está bien, basta de ahogarnos en nuestras
penas. Es hora de volver a las confesiones.
—¿No hemos tenido un montón en los últimos días? —entrelazo mis
dedos con los suyos—. Creo que podría haber confesado todo.
—Tengo este sueño —dice, ignorando mi petición—. Bueno, es más
como una fantasía... Pero en fin, tú y yo tenemos sexo en mi auto.
Estamos en el asiento del conductor, contigo encima de mí.
—Eso suena muy parecido al sueño que tuve.
—Eso se debe a que las grandes mentes piensan igual. Pero tener
sexo en el capó con este clima no parece que funcionaría, así que me
quedo con el interior.
Echo un vistazo por encima del hombro hacia el camino. —¿Quieres
tener sexo en el auto? ¿Ahora mismo? ¿Qué pasa si viene alguien?
—Casi nadie viene hasta aquí con este tipo de clima. Sabes eso. —
Me mira, mordiendo el maldito anillo de su labio, y mi cuerpo arde de
deseo. Sin pensarlo, maniobro sobre la consola y me siento a horcajadas
en su regazo.
Sus labios se curvan. —Realmente pensé que tomaría más
persuadirte sobre esto.
Considera algo, y luego me mueve para salir del coche. Abriendo el
maletero, agarra algo antes de apresurarse de nuevo al interior, temblando
221
por el aire frío. Hay nieve sobre sus hombros y una manta en su mano. —
Sólo en caso de que alguien aparezca, entonces al menos podemos estar
cubiertos.
Página
224
Página
20
Traducido por Snowsmily & Majo_Smile ♥
Corregido por Vanessa VR
Micha
Sonrío todo el camino a casa. No solo porque me deja llevarla en el
coche, sino también porque ha cambiado mucho. Se abrió a mí y sus ojos
perdieron un poco de la tristeza en ellos.
Cuando aparco el coche en la parte delantera de su casa, sin
embargo, mi interior se retuerce con la idea de que todo lo que logramos
podría perderse en un instante si Dean o su padre deciden traer a colación
cosas dolorosas. Decido, antes de salir del coche, que si lo hacen los
golpearé.
El Porsche rojo de Dean está en el garaje, a la par del camión
de Ethan. Mientras caminamos hacia la puerta trasera, agarrados de la
mano, la nieve cae del cielo y cruje bajo nuestros zapatos y ninguno de los
dos habla. Cuando llegamos a la puerta, me detengo antes de abrirla.
—¿Estas segura de que quieres hacer esto? —pregunto—. Porque
podemos irnos ahora mismo, sólo tú y yo e ir a donde sea que quieras.
Se pone de puntillas para besar mi mejilla y luego asiente. —Creo
que tengo que hacerlo.
De mala gana, abro la puerta y caminamos justo hacia la boca del
lobo. En la mesa, el papá de Ella, Lila y Ethan están sentados
225
tranquilamente alrededor de tazones y platos llenos de maíz, relleno, pollo,
guisantes. Hay panecillos y mantequilla y mucho más de lo que ambos
Página
contra su copa. —De acuerdo, así que mi familia tiene esta tradición donde
todos nos turnamos y decimos una cosa por la que estamos agradecidos.
—Bebé, no creo que sea una buena idea —dice Dean, alcanzando la
salsa—. No aquí, de cualquier forma.
Azota su mano lejos de la comida. —Realmente no me importa lo que
creas. Pienso que deberíamos hacerlo.
Esperamos que reaccione porque el Dean que solíamos conocer tenía
un maldito temperamento de mierda. De vuelta a cuando éramos una
especie de amigos y tocábamos en una banda, se ponía furioso por todo y
hubiera roto un montón de baquetas.
Se frota las manos tensamente en la parte posterior de su cuello. —
Bien, estoy realmente agradecido por ti, cocinando esta deliciosa cena para
todos.
Caroline le sonríe. —Y yo estoy agradecida de que todos acudieran.
Mi mamá salta en la conversación. —Estoy agradecida porque estos
chicos pudieran llegar. Ha sido tan solitario sin ellos.
Thomas mira alrededor de la mesa, pareciendo perdido. —Umm...
Estoy agradecido porque los Vikings3 ganaron el partido.
Ruedo los ojos y Ella se cubre la boca para ocultar la risa. Mi mamá
nos frunce el ceño, pero entonces el papá de Ella se aclara la garganta,
luciendo nervioso.
—Estoy agradecido por estar sobrio —dice, y da un sorbo a su
agua—. Esta es la primera navidad en mucho tiempo en la que no he
estado borracho, por lo que puedo recordar.
Ella deja escapar un suspiro tembloroso y sus ojos se tornan
acuosos, como si estuviera a punto de llorar. Nadie habla por un momento
y finalmente Caroline mira a Ethan.
—¿Qué tal tú? —pregunta.
Ella contempla con una sonrisa en el rostro. —Estoy agradecido por
los sujetadores de encaje rojo que tiene un cierre de fácil acceso en el
frente.
Contengo la risa mientras la cabeza de Ella cae sobre la mesa, sus
hombros sacudiéndose mientras se ríe entre dientes, y Lila y yo nos
unimos.
—Ethan Gregory —advierte mi mamá—. Eso fue innecesario.
227
Coloca las manos al frente con rendición. —Oye, solo estaba siendo
honesto.
Página
3
Equipo de Futbol americano de Minnesota, perteneciente a la NFL.
Lila gira un mechón de su cabello rubio alrededor de su dedo con un
destello en sus ojos azules. —Estoy agradecida por los bastones de
caramelo.
Ella levanta la cabeza y alisa su cabello en su lugar, luciendo tan
perpleja como todos los demás, excepto por Ethan.
Le guiña un ojo a Lila, quién se sonroja un poco. —Esa es una
buena cosa para estar agradecido.
Ella permanece callada por un rato con esta extraña mirada en su
rostro, como si estuviera pensando profundamente, y luego me mira. —
Estoy agradecida por Micha.
Me inclino y la beso enfrente de todos. —Estoy realmente agradecido
de que dijeras eso.
—Esperen —interrumpe Dean, observando boquiabierto con una
mirada de disgusto en su rostro—. ¿Están saliendo, chicos?
—Síp —dice Ella con indiferencia, acercando más su silla a la
mesa—. Ahora, ¿podemos comer, por favor?
Comemos el resto de la cena haciendo una pequeña charla. Ella
continúa mordisqueándose el labio y evaluando a todos, pero no parece
triste, solo genuinamente interesada en lo que todos están haciendo y
diciendo. Hay incluso un par de oportunidades en las que parece feliz.
Es un buen aspecto para ella.
228
Página
Ella
La cena es casi tan incómoda cómo es posible, especialmente
cuando Caroline nos hace admitir por qué estamos agradecidos. Al
principio trato de pensar en algo significativo, pero luego simplemente
escucho a mi corazón. Cuando la cena termina, limpiamos en un ambiente
libre de drama. No es nada especial, pero es normal, lo que es algo que he
querido desde que era una niña. Ningún padre ebrio, ningún grito, nada
de romperme el trasero para preparar una cena que nadie comerá.
Ayudo a Caroline a limpiar y a lavar los trastos mientras mi papá
sube a su habitación a desempacar. Dean desapareció en algún lugar y
Micha fue a casa por un rato porque su mamá tenía un regalo para él. Lila
y Ethan están en la sala de estar, intentando colocar un pequeño pino que
Dean cortó del patio delantero.
Cuando saco la basura, una nube de humo envuelve mi rostro
cuando rodeo el porche. Dean está reclinado contra la casa en las sombras
fumando un cigarrillo y usando una de sus viejas chaquetas a cuadros con
la capucha sobre la cabeza. Tengo un recuerdo de cuando tenía catorce
años y lo atrapé fumando algo más en el garaje.
—¿Qué estás haciendo ahí afuera? —Abro la tapa del cubo de
basura y echo la bolsa dentro.
Se rasca la cabeza y da otra calada. —Hazme un favor y no le digas
a Caroline que estoy aquí. Ella piensa que lo dejé. Y lo hice. Algo así.
Asintiendo, envuelvo mis brazos a mí alrededor y me giro hacia la
casa.
—Así que es raro, ¿cierto? —dice abruptamente.
Me vuelvo y escudriño en la oscuridad para mirarlo. —¿Que es
raro?
Expulsa una bocanada de humo. —Tenerlo aquí sobrio.
A través de la ventana de la casa, Caroline está hablando con mi
papá. Lleva una camisa de rayas y un par de pantalones. Su cabello
229
castaño está arreglado cuidadosamente y su cara recién afeitada.
—Es extraño —concuerdo, volviendo mi atención a Dean—. Y se ve
Página
tan limpio.
Dean sacude la cabeza de un lado a otro. —Lo sé... Te juro que
hubo, como, un año en el que no se bañaba. —Da otra calada y patea los
zapatos contra la nieve—. ¿Él... él te escribió una carta a ti también?
—Si… —Desvanezco la incomodidad de estar de pie a su lado
hablándole sobre cosa personales—. Supongo que te escribió una.
—Creo que su terapeuta, consejero o lo que sea le hizo hacerlo. —El
final del cigarrillo brilla en la oscuridad mientras lo inhala—. No estoy
malditamente seguro de lo que pienso todavía.
—Yo tampoco. —Me balanceo de un lado al otro para conservar el
calor. Sin una chaqueta puesta, mi piel esta adormecida y probablemente
volviéndose morada—. Me gusta que lo hiciera, pero eso no borra el
pasado.
—Nada puede borrar el pasado —afirma sin rodeos—. Pero podemos
jodidamente seguir adelante, lo que he estado tratando de hacer por un
tiempo.
—Yo también. —Me pregunto si vamos a ir por ese camino de nuevo;
en el que me dice que es mi culpa todo lo que ocurrió.
La nieve cae sobre nuestras cabezas mientras observo la calle, donde
las luces de los faroles iluminan el hielo en la acera.
—Ella heredó el coche —admite—. De ahí lo obtuvo.
Sacudo la cabeza de vuelta hacia él. —¿Qué?
Toma una larga calada. —El Porsche, supongo que tuvo, como, esta
genial tía rica o algo que nadie nunca conoció realmente, y cuando falleció,
le dejó a cada uno de sus familiares algo, y así fue como lo obtuvo.
—¿Te dijo eso?
—Sí, un par de semanas antes de… antes de que muriera. Fue la
misma vez que me dijo que cuando se fuera, podría tenerlo. Pensé que
estaba siendo extraña en ese momento, pero ahora miro atrás y me
pregunto si estaba planeando su muerte.
Fuerzo hacia abajo el gran nudo en mi garganta. —¿Estás seguro de
que no mentía? Porque contaba historias algunas veces. Como cuando
dijo que papá y ella se conocieron en la estación de tren mientras ambos
perdieron el tren, cuando realmente salieron en la secundaria.
—La historia del tren era mejor —dice con una pequeña sonrisa
230
mientras apaga el cigarrillo—. Y sí, estaba diciendo la verdad. Podría
decirlo porque era uno de sus días normales.
Página
232
Página
Micha
Tengo una sorpresa para Ella en navidad, pero no estoy seguro de
cómo se lo va a tomar. Mi madre realmente me lo dio esta noche como un
regalo. Al principio, pensé que estaba jodidamente loca, pero me aseguró
que estaba realmente cuerda.
—Creo que deberías dárselo a Ella —dijo, y me entregó una pequeña
caja negra. Estábamos sentados en el sofá uno enfrente del otro, mientras
que Thomas se sentó junto a ella, bebiendo una cerveza—. Era de tu
bisabuela.
Thomas envolvió el brazo alrededor de sus hombros, fingiendo estar
interesado. —Sí, a las chicas les encanta esa mierda.
Abrí la caja y era exactamente lo que pensaba. —No, Ella... va a
jodidamente enloquecer si le muestro esto.
—Micha Scott, cuida tu lenguaje —advirtió, agitando el dedo—. Y
creo que Ella te ama más de lo que piensas.
—Sé que me ama. —Cerré la caja y la empujé en su dirección—.
Pero no le va a gustar esto.
Se negó a tomar la caja, cruzando las piernas mientras se recostaba
sobre Thomas. —Nunca te he contado la historia de tu bisabuela, ¿verdad?
Puse la caja sobre la mesa y crucé los brazos, encorvado en la silla y
apoyando las botas sobre la mesa de café. —No, pero tengo la sensación de
que estás a punto de hacerlo.
—Eres un niño tan inteligente. —Suspiró—. Cada vez que mi mamá
solía hablar de ella, se refería a ella como la única afortunada en la familia.
No sé si lo sabes o no, pero vengo de una larga línea de mujeres cuyos
corazones se rompieron.
—Eso no está ayudando con tu punto —le dije, y Thomas se rio
entre dientes mientras jugueteaba con uno de los adornos del árbol de
navidad diminuto que se balanceaba sobre el final de la mesa.
Rodó los ojos y abrió la caja, de forma que el anillo me miraba. —El
233
punto de la historia no son las mujeres que no encontraron el amor, sino
quien lo hizo. Tu bisabuela Sherri, y mi abuela, estuvo felizmente casada
Página
durante cincuenta y tres años con un tipo que conoció cuando era una
adolescente.
—Estás tan llena de mierda en este momento —le digo, sacudiendo
la cabeza—. Pero tengo que darte el crédito por crear la historia.
—No es una historia, Micha Scott. Es la verdad. —Cogió la caja de la
mesa y la equilibro en la palma de su mano, instándome a tomarla—. Tú
eres el que lo hizo. La gente te envidia, y a Ella; diablos, yo te envidio.
—Esto es porque estuviste casada con un idiota durante seis años.
—Lo que tienes no es lo mismo que teníamos tu padre y yo. Apenas
lo conocía cuando lo encontré.
Dándome por vencido, decidí tolerarla y tomé la caja de su mano. —
Voy a pensar en ello.
Sonrió, recostándose devuelta en Thomas, quien le susurró algo al
oído. Cuanto más miraba el anillo, más se derrumbaban mis reservas. Al
final, tenía una idea.
Mientras Ella y yo nos recostamos en mi cama con la lámpara
encendida, nos acurrucamos cerca el uno del otro debido a la temperatura
helada. La iluminación navideña roja y dorada de los vecinos destella a
través de la ventana e ilumina mi habitación. Ella lleva la camiseta de
Silverstein sin sujetador y su pelo huele a vainilla mezclada con humo. Me
encanta el olor.
—¿Qué estás pensando? —Rueda sobre su estómago y descansa la
barbilla en mi pecho batiendo sus pestañas hacia mí—. Estás muy callado.
Miro fijamente a sus ojos, considerando mis próximas palabras con
cuidado. —Estoy pensando en darte tu regalo de navidad.
Su cabeza se inclina hacia un lado. —¿Desde cuándo hacemos lo del
regalo de navidad? Nunca lo hemos hecho antes.
—Bueno, estoy pensando en iniciar una nueva tradición. —Con una
inhalación profunda, echo mano a la caja en mi mesita de noche y la
balanceo sobre mi pecho justo enfrente de su rostro—. En realidad
algunas nuevas tradiciones, tal vez.
Sus ojos verdes se ensanchan mientras se aleja rápidamente y se
arrodilla sobre la cama. —¿Qué es eso?
Recogiendo la caja, me incorporo. —Es lo que piensas que es. Sin
embargo, antes de enloquecer, déjame hablar, ¿de acuerdo? 234
Su pecho palpita mientras respira. —Está bien.
Estoy conmocionado. Incluso conseguí su visto bueno, por lo que
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236
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21
Traducido por Aleja E
Corregido por SammyD
Ella
Me siento tan extraña al día siguiente, de una manera que es
inexplicable. Tengo un anillo en el dedo, la banda de diamantes se retuerce
en nudos que se arremolinan hasta llegar a una piedra negra en el centro
de broches brillantes. En realidad es el anillo perfecto para mí, para nada
femenino ni con un gran y ostentoso diamante en él, como muchas chicas
querrían. Es oscuro, diferente y tiene algunos rasguños en la superficie,
como yo.
Cuanto más pienso en ello, es absolutamente perfecto.
Decido despertarlo con un buen regalo de cumpleaños por ser la
mejor persona que alguna vez haya aparecido en mi vida.
Al amanecer, cuando la luz del sol apenas se asoma a través de la
cortina, me escabullo de la cama y regreso a mi casa sin hacer ruido. Lila
está profundamente dormida en mi cama y voy de puntillas a mi armario.
Buscando a través de mi ropa vieja; encuentro lo que estoy buscando.
Recuerdo cuando me lo puse en Halloween. Tenía dieciséis años y
decidí actuar como una chica por esa noche. Por lo general, hacia algo
escalofriante, pero ese año me puse un vestido de cuero y unos tacones de
aguja que me elevaban sobre casi todo el mundo en la fiesta que hizo
237
Micha. Mi cabello estaba recogido y me aplique un poco de lápiz labial rojo
brillante. Ese día había sido muy duro en mi casa. Mi papá había
destrozado el coche y mi mamá le había gritado durante horas, así que me
Página
242
Página
Micha
Me despierto con alguien chupándome el cuello y un aroma a
vainilla. Decido no abrir los ojos y dejar que Ella vaya a la ciudad4.
—Despierta, chico del cumpleaños —susurra en mi oído mientras
mordisquea mi lóbulo y su pierna se desliza sobre mí, así que está sentada
a horcajadas.
—De ninguna manera —respondo con los ojos cerrados, sintiendo la
piel entre sus piernas rozar mi estómago—. Vas a tener que chupar
muchas más cosas para sacarme de este profundo sueño.
Ella se ríe y se inclina hacia atrás. Abro los ojos y estoy
inmediatamente contento de haberlo hecho. Ella tiene un vestido de cuero
corto que apenas cubre su cuerpo y zapatos de tacón a juego. Su cabello
castaño está recogido, con mechas sueltas colgando alrededor de su cara y
sus labios teñidos de rojo.
—He visto este atuendo antes —Mis manos persiguen sus caderas—.
De hecho, me acuerdo de ese día con mucha claridad.
—Estabas tan enojado. —Recorre mi cabello con un dedo—. Pensé
que ibas a golpear a ese chico en la pista de baile.
—Oh, me tomó mucho no hacerlo —aseguro, presionándola hacia
abajo contra mi pene hinchado—. Estaba tan enojado porque trató de
tocarte.
—¿Por qué ahí? —pregunta con curiosidad—. Los chicos habían
intentado ligar conmigo antes y nunca hiciste nada.
—Esto se debe a que por lo general me ganabas en hacerlo. Pero esa
noche actuaste como si estuvieras rogando por ello —digo—. ¿Sabes que
cuando te subiste a la cama, tuve una visión completa de las traviesas
bragas que llevabas que apenas cubrían algo?
Sus labios se separan. —¿Por eso estabas sonriendo?
—Joder, sí. —Subo los dedos hasta su vestido y aprieto su firme
trasero—. Obtuve un buen vistazo y estaba tan encendido.
243
—Oh, Dios mío. —Se cubre la boca con la mano, sacudiendo la
cabeza—. Eso es muy vergonzoso.
Página
mierda.
Arrugo la foto y la arrojé al fuego, observando cómo se chamusca. —
Tendrá que ganárselo.
Sus dedos toman los míos y aprieta mi mano. —Bien, porque no te
merece.
Con lo siguiente que intento arrojar, ella rápidamente intenta
detenerme.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta, soltando su agarre de mi
muñeca para impedir que arroje el paquete de cervezas al fuego.
—Me estoy deshaciendo de mi equipaje.
—Micha, no dije que tenías que dejar de beber, solo que no debes
afrontar los problemas de esa manera.
—Lo sé —digo—. Pero en este momento, creo que esto es lo que
ambos necesitamos.
Mirándome a los ojos, asiente y suelta mi brazo. Arrojo el paquete a
las llamas, que se precipitan hacia el cielo con entusiasmo mientras las
botellas se rompen. Mientras miramos fijamente la llama ardiente
derritiendo la nieve, el camión de Ethan se detiene y él y Lila salen de un
salto.
—Está bien, quiero saber para qué es esto —dice Lila, metiendo las
manos en los bolsillos de su abrigo, el resplandor del fuego reflejado en
sus grandes ojos.
—Estamos diciendo adiós. —Arrojo mi brazo alrededor del hombro
de Ella y la atraigo más.
—¿Adiós a qué? —pregunta Ethan, cerrando la cremallera de su
chaqueta y tirando la capucha sobre su cabeza.
Ella y yo intercambiamos una mirada secreta.
—Al pasado —dice, y sonrío, porque eso es exactamente lo que es.
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Página
22
Traducido por NnancyC
Corregido por Aimetz14
Ella
Los siguientes días son relajantes y llenos de largos viajes y
pequeñas conversaciones. Caroline toma fotos de nosotros afuera en el
patio delantero. Todos logramos sonreír en algunas de ellas, pero es
mucho más fácil en las fotos de sólo Micha y yo. Cuando estamos listos
para irnos de regreso a nuestras vidas, me asegura que me enviará copias.
Lila e Ethan regresaron a las Vegas el día anterior, y Micha y yo
estamos tomando el Chevelle abollado de vuelta a casa. Micha está
esperando en el coche mientras que digo un rápido adiós a todos. Dean me
da una palmada desganada en la espalda y Caroline me da un abrazo real,
sacándome de mi zona de comodidad.
Cuando se echa atrás, mi ansiedad está golpeando mi pecho, pero
me doy instrucciones mentalmente y me acerco a mi papá, que está
parado en el porche trasero con un pesado abrigo marrón puesto. —¿Estás
seguro de que no quieres que me quede por unos días más y te ayude a
organizar toda la casa? ¿O que vaya contigo a tu primera reunión de
Alcohólicos Anónimos? —Realmente no quiero ir, pero me preocupa que no
vaya si alguien no está vigilándolo.
—Estaré bien —me asegura, arrastrando su mano por la valla
mientras baja los escalones. Su cabello está peinado y sus ojos tienen vida
247
en ellos. No estoy segura de cuánto tiempo me tomará acostumbrarme a
su nuevo aspecto. Probablemente un tiempo, ya que no puedo recordarlo
Página
Ella
Es junio y el calor en las Vegas es sofocante a pesar de que estoy
usando una camiseta y pantalones cortos. Lila y yo nos quedamos bajo la
sombra de la marquesina del apartamento de Micha y Ethan.
—Oh, Dios mío, te voy extrañar tanto. —Las lágrimas inundan los
ojos de Lila y envuelve sus brazos a mí alrededor, dándome un abrazo.
Un montón de personas han estado haciendo eso últimamente y me
estoy acostumbrando. A pesar de que a veces es simplemente extraño,
como cuando Ethan me abrazó. Él estaba borracho, pero aun así.
—También te voy extrañar. —La abrazo de vuelta lo mejor que puedo
y luego nos separamos—. Pero me verás en, como, una semana cuando tú
y Ethan traigan el resto de las cosas.
—Pero no es lo mismo. No estarás justo cruzando el pasillo. —Se
frota los ojos, limpiándose el rímel y sorbiendo por la nariz—. No puedo
creer que me estés dejando aquí sola para irte a vivir a mi ciudad natal.
—Siempre puedes regresar —le digo, esperanzadamente—. Apuesto
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a que incluso puedes decirle a Ethan que venga.
—Oye, no soy un jodido monigote —grita Ethan mientras lanza la
Página
Fin
255
Página
The Temptation of Lila and Ethan
En la superficie, Lila Summers es impecable:
buena apariencia, ropa cara y una grande y
hermosa sonrisa. Pero su pasado oscuro y
sus secretos aún más oscuros están
amenazando empañar su perfecta fachada.
Hará cualquier cosa para ocultar el vacío en
su interior—la que la lleva a situaciones que
siempre terminan mal. Cada vez que toca
fondo, sólo hay persona que siempre está allí
para sacarla: Ethan Gregory.
Ethan estableció las reglas hace mucho
tiempo: Lila y él son amigos. Él no pertenece
en las relaciones. A pesar de su apariencia
exterior de chico malo y tatuado, la cual está
muy lejos de la imagen de princesa de Lila,
Ethan no puede negar que tienen una
conexión más profunda de lo que está
acostumbrado. Si no tiene cuidado, corre el
riesgo de enamorarse—y ha aprendido por
las malas que enamorarse sólo conduce al dolor.
Cuando Lila cae más lejos que nunca antes, ¿puede Ethan seguir
ayudando como un amigo? ¿O es que también está cayendo…con ella?
The Secret, #3
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Página
Sobre el autor
Jessica Sorensen vive con su esposo y tres
hijos en las montañas nevadas de Wyoming,
donde pasa la mayor parte de su tiempo
leyendo, escribiendo y estando con su
familia.
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Página
Traducido, Corregido y
Diseñado en:
http://www.librosdelcielo.net/forum
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Página