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"En una noche estrellada, en el pequeño pueblo de Belén, la historia del mundo comenzó a escribirse

de una manera única y divina. En un humilde establo, entre susurros de los vientos y la luz tenue de la
luna, nació un niño especial. No era un nacimiento común; era el inicio de la esperanza, el amor y la
redención.
En este rincón apacible de la tierra, pastores velaban sus rebaños mientras el cielo se llenaba de un
resplandor celestial. Ángeles anunciaron la buena nueva, guiando a aquellos que buscaban la verdad
hacia el lugar donde yacía el recién nacido Salvador. Así, en la quietud de la noche, Belén se convirtió
en el epicentro de una historia eterna, la historia del niño que cambiaría el destino de la humanidad.
Acompañemos ahora a nuestros personajes en este relato sagrado, mientras descubrimos juntos el
milagro del nacimiento de Jesús."

En el silencio de una estancia humilde, donde la luz danza con las sombras, se teje un momento
trascendental que cambiará el curso de la historia. María, una joven de corazón puro y espíritu
humilde, se encuentra en el centro de este escenario divino.
El aire se llena de una presencia celestial cuando, de entre las estrellas, desciende el Ángel Gabriel,
mensajero de lo divino. A su lado, un Ángel Acompañante, testigo de la gracia que se desplegará ante
María.
Escena 1: Anunciación a María

(María está sola en el escenario, preocupada)

Ángel Gabriel: (entra con el Ángel Acompañante) María, no temas. Tengo un mensaje del Altísimo. Serás
bendecida con un hijo y lo llamarás Jesús.

María: ¿Pero, ¿cómo es posible? No conozco varón.

Ángel Acompañante: Dios hará posible lo imposible. El Espíritu Santo vendrá sobre ti.

Ángel Gabriel: (tocando a María con delicadeza) No estás sola, María. Este niño será el Hijo de Dios.

(María asiente)

En la penumbra del sueño, donde los límites del consciente y lo divino se desvanecen, José, se
encuentra sumido en un sueño profundo. En la quietud de la noche, el escenario se transforma en un
portal entre el cielo y la tierra.
Ángeles descienden suavemente, portadores de un mensaje celestial destinado a moldear el destino
de José. El Ángel Gabriel, mensajero de Dios, y su Acompañante, testigo de la gracia que se
despliega, se presentan ante José, quien duerme ajeno al significado trascendental de esta visita.
Escena 2: Sueño de José

(José está dormido en el escenario)

Ángel Gabriel: (entra con el Ángel Acompañante) José, hijo de David, no temas tomar a María por esposa,
porque el niño que está en ella es del Espíritu Santo.

Ángel Acompañante: (hace señas al Ángel Gabriel) Significa que debes cuidar y proteger a María y al niño
que llevará el amor de Dios al mundo.

Ángel Gabriel: (tocando suavemente a José) Confía en el plan de Dios.

(José asiente y se despierta)


En la quietud de la noche estrellada, el escenario se transforma en un rincón sagrado de Belén. María
y José, envueltos en la luz suave de la luna, velan amorosamente a su recién nacido, depositado con
ternura en el pesebre. Un silencio reverente llena el aire, mientras la historia divina se desenvuelve en
este modesto establo.
En los campos cercanos, pastores cuidan sus rebaños, ajenos a la magnitud del momento que se
despliega sobre ellos. Pero el cielo mismo parece bendecir la tierra con una estrella resplandeciente,
una señal celestial que atrae la atención de aquellos que buscan la verdad.
Desde las alturas, el Ángel Gabriel desciende con una sonrisa, portador de buenas nuevas para
aquellos que han sido escogidos como testigos de la llegada del Salvador. Y así, en la serenidad de la
noche, pastores se convierten en peregrinos, guiados por la luz divina hacia el establo en Belén,
donde el niño que cambiará el destino de la humanidad yace en un pesebre. Acompañemos a estos
personajes en su viaje hacia el milagro que aguarda
Escena 3: En el Pesebre

(María y José están junto al pesebre, Jesús en el pesebre. Pastores están en el campo. La estrella brilla en lo
alto)

Pastor 1: (mirando hacia el cielo) ¡Miren, una estrella brillante en el cielo!

Pastor 2: ¡Es una señal especial!

Ángel Gabriel: (entra y observa con una sonrisa) No teman. Les traigo buenas noticias. Ha nacido un niño en
Belén, el Salvador.

Pastor 1: ¡Vayamos a verlo!


Pastor 2: Sí, vamos a Belén.

Los pastores se van corriendo.

En el silencio de la noche, donde las estrellas iluminan el camino de aquellos destinados a


encontrarse con la grandeza divina, el escenario se tiñe de misterio y anticipación. En las calles de
Belén, los murmullos del viento son testigos del próximo acto en este relato celestial.
Desde tierras lejanas, tres figuras majestuosas avanzan con solemnidad, guiadas por la luz de una
estrella que destaca en el firmamento. Reyes Magos, portadores de regalos significativos, avanzan
hacia el lugar donde la promesa de un nuevo amanecer se ha hecho realidad.

Escena 4: En Belén

(Los Reyes Magos llegan siguiendo la estrella)

Rey Melchor: (ofreciendo regalos) Oro para el Rey.

Rey Gaspar: (ofreciendo regalos) Incienso para el Dios.

Rey Baltasar: (ofreciendo regalos) Mirra para el Hombre.

En el imponente palacio de Herodes, donde los pilares del poder se alzan con soberbia, se despliega
una escena de intriga y preocupación. Las sombras conspiran en los pasillos mientras el rey, envuelto
en inquietud, busca respuestas en un consejo cercano.
Herodes, temeroso de perder su trono, se rodea de consejeros cuyos rostros reflejan la tensión que se
cierne sobre el reino. La noticia del nacimiento de un niño Rey ha sembrado la inquietud en el corazón
del monarca, quien ansía asegurar su poder a cualquier costo.

Escena 5: En el Palacio de Herodes

(Herodes y sus consejeros están en el palacio)

Herodes: (preocupado) ¿Dónde está ese niño Rey que los sabios mencionaron?

Consejero 1: (intenta tranquilizar a Herodes) Estamos buscando información, su Majestad.


Consejero 2: (preocupado) Mantengámonos alerta.

En el suave resplandor del alba, cuando el nuevo día pinta el horizonte con tonalidades de esperanza,
el escenario nos devuelve al humilde pesebre en Belén. Los pastores, portadores de la noticia
celestial, regresan con corazones rebosantes de asombro y gratitud.
La luz del sol despide la oscuridad de la noche mientras los pastores, con la certeza de haber sido
testigos de algo divino, se acercan nuevamente al pesebre. En sus voces, resuena la verdad que han
descubierto, la verdad que los ha llevado de regreso a este lugar sagrado.
Acompañemos a estos humildes pastores en su peregrinaje de regreso al pesebre, donde la promesa
de redención y amor se manifiesta en la forma más tierna y pura.

Escena 6: De Regreso al Pesebre

(Los pastores regresan al pesebre)

Pastor 1: ¡Es cierto! Hemos encontrado al Salvador.

Pastor 2: Vayamos y adoremos.

Rey Melchor, Rey Gaspar y Rey Baltasar se embarcan en un nuevo camino, una ruta que los llevará
lejos de los oídos indiscretos y de las sombras conspiradoras del poder. En su regreso a las tierras de
donde vinieron, estos sabios monarcas llevan consigo más que regalos materiales; portan la esencia
misma de la misión divina que los guió.
Acompañemos a estos sabios viajeros mientras trazan un sendero iluminado por el amor y la paz, una
senda que revela la verdadera riqueza que han encontrado en la presencia del niño que yace en Belén.

Escena 7: Regreso a los Reyes Magos

(Los Reyes Magos regresan a sus tierras)

Rey Melchor: Debemos ir por otro camino.

Rey Gaspar: Para evitar a Herodes.

Rey Baltasar: (mirando al público) Regalaremos el amor y la paz.


En el corazón de Belén, bajo un cielo que parece tejer su propio himno de alegría, nuestros personajes
convergen una vez más en el humilde pesebre. Ha llegado el momento de la conclusión, el clímax de
esta historia sagrada que ha unido destinos, trascendiendo tiempo y espacio.
El pesebre, testigo silente de la divinidad que se ha desplegado, ahora es escenario de la culminación
de esta odisea celestial. Pastores, Reyes Magos, Ángeles y la Sagrada Familia se congregan en una
comunión de amor y esperanza.

Escena 8: Conclusión

(Todos los personajes se reúnen en el pesebre)

Narrador: En esta Noche Santa, celebramos el nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo. El amor y la paz
han llegado a la Tierra.

Todos: ¡Feliz Navidad (Los personajes se unen y cantan un villancico navideño)

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