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HINÉNI significa: “Aquí estoy”

Heme aquí se expresa mucho más que el hecho de estar físicamente, es la afirmación de la
disposición complaciente y agradecida del que contesta; se complace y se dispone a la
escucha. Es más correcta esa expresión que decir aquí estoy, ya que en castellano también
tiene una connotación parecida al sentido de la expresión en hebreo.

La palabra Hinéni (heme aquí o aquí estoy) en la Biblia se utiliza para describir el estado
de atención plena y percepción consciente.

Es el ser y estar presente. Con su respuesta Hinéni, Abraham y Moisés, como muchos otros
en la Biblia, demuestran su deseo de recibir lo próximo que vendrá, sin
condicionamientos y tantas expectativas, sino que libre y pleno de fe y confianza en
que todo es para bien.

Hinéni: Es un estado equilibrado del Ser. Es estar espiritualmente abierto a lo Divino.


Significa estar “aquí y ahora” en cuerpo, alma y espíritu.
Hinéni: Es un enorme SÍ... al Señor que nos llama, para servirle, para enviarnos , para
hacer algunas tarea en específico, para trabajar con nosotros , para recibir instrucciones

“Hinéni – Heme aquí” ha de ser la disposición que el Señor espera de nosotros en esta
“hora”.

ABRAHAM
* Patriarca. Vivió en el siglo XVIII antes de Cristo. Hijo de Teraj, natural de Ur de Caldea,
casado con Sara. Vive en Jarán como pastor nómada, es politeísta y le ha pedido a todos los
dioses que conoce que le den un hijo. Es anciano, se siente fracasado y frustrado. Sin
embargo un día ha escuchado una “voz divina” que le ha ordenado: “Vete de tu tierra, y de
tu patria, y de la casa de su padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación
grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y se tú una bendición” (Gn 12,1-2).
Abrahám, “esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones
según le había sido dicho: Así será tu posteridad. No vaciló en su fe al considerar su
cuerpo ya sin vigor –tenía unos cien años- y el seno de Sara, igualmente estéril. Por el
contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad...” (Rom 4, 18-20).

* El “hinéni- Heme aquí” de Abraham le va a llevar a poner a prueba su fe: amar a Dios
antes que a su hijo:

“Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: “¡Abraham,
Abraham!”. Él respondió heme aquí.” Díjole: “Toma a tu hijo, a tú único, al que amas, a
Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto... Llegados al lugar que le había
dicho Dios, construyó allí Abraham el altar, y dispuso la leña: luego ató a Isaac, su hijo y le
puso sobre el ara, encima de la leña. Alargó, Abraham la mano y tomó el cuchillo para
inmolar a su hijo. Entonces le llamó el ángel de Yahveh desde los cielos
diciendo:“¡Abraham, Abraham!” Él dijo: heme aquí...” (Génesis 22: 1, 11).
MOISÉS
Nació hacia el año 1230 antes de Cristo, en el seno de una familia de esclavos judíos en
Egipto. De niño fue abandonado al río Nilo y recogido- salvado de las aguas- por la hija del
faraón. Fue criado como un príncipe. Ya de mayor, participó en una reyerta y cometió un
asesinato. Este hecho le hizo salir de Egipto y refugiarse en el desierto, llevando una vida
de pastor nómada y anónima. Pero un día “el ángel de Yahvéh se le apareció en forma de
llama de fuego, en medio de una zarza” (Ex 3, 2) y... ¡le cambió la vida.

El “hinéni - Heme aquí” de Moisés le va a llevar a salir de sí mismo, del refugio en el que
se encuentra y poner su vida en juego para salvar a otros de la esclavitud y la muerte:

SAMUEL:
Profeta, en el año 1100 antes de Cristo, hijo de Elcaná y Ana. Su nacimiento es una gracia
concedida por Dios a su madre como fruto de su oración (Ana era estéril). Samuel significa
"Dios me ha escuchado" (Samu: me ha escuchado El: Dios). Sus padres lo consagraron al
Templo de Silo, donde Samuel siendo un niño “escuchó la voz de Dios” en cuatro
ocasiones y respondió: “¡Aquí estoy! (1º Sam 3, 4); “Aquí estoy, porque me has llamado”
(v. 6); “Aquí estoy porque me has llamado” (v. 8); “¡Habla, que tu siervo escucha” (v. 10).

* El “hinéni - Aquí estoy” de Samuel le va a llevar a instaurar el carisma profético en el


pueblo de Israel y a renovar el sacerdocio perverso de Elí y sus hijos. A Samuel le cambió
la vida.

Vino Jehová, se paró y llamó como las veces anteriores <<¡Samuel, Samuel!>> Respondió
Samuel: <<¡Habla, que tu sierro escucha” (1º Sam 3, 4-10).

ISAÍAS

* Hijo de Amós. Ejerció su ministerio profético en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y


Ezequías, reyes de Judá, fue enviado a un pueblo infiel y pecador, para manifestarle al Dios
fiel y salvador. El profeta Isaías nació hacia el 765 a. C. El año de la muerte del rey Ozías,
el 740, recibió en el Templo de Jerusalén su vocación profética, la misión de anunciar la
ruina de Israel y de Judá en castigo de las infidelidades del pueblo. Según una tradición
judía, murió martirizado bajo el reinado de Manases. El mensaje de Isaías requiere
fidelidad. Él es el profeta de la fe y, en las grandes crisis que atraviesa su nación, pide que
sólo se confíe en Dios: es la única posibilidad de salvación.
* El “hinéni – heme aquí” de Isaías está lleno de intrepidez y total abandono a la voluntad
de Dios.
“Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las tenazas
había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: <<He aquí que esto ha tocado tus
labios; se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado>>. Y percibí la voz del Señor que
decía: ¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra?>> Dije: <<Heme aquí; envíame>>
Dijo: <<Ve...>> (Is 6, 6-8)

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