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EL MENSAJE

Francisco Javier Bernad Morale

ACTO ÚNICO

(Exterior de un castillo. En el centro, la puerta, junto a ésta, una silla, dos ventanas a los
lados. A la izquierda un bosquecillo y a la derecha, campos de cultivo. Gerberto y la
princesa en el centro)

Princesa:Tenemos que hacer algo,mi padre desea que me case con Gilberto

Gerberto: Nunca lo consentiré. Hablaré con vuestro padre

Princesa: De nada servirá.Ya sabes que, sin faltarle al respeto,si algo se le mete en la
cabeza nunca cambia de opinión.

Gerberto:No te falta la razón. Aun recuerdo con horror cuando se empeñó en decir que era
redonda la tierra

Princesa: Y para que se callara todos dijimos que sí.

Gerberto:Pero algo se podrá hacer para que acepte nuestra boda. Si yo matara a un dragón
me querría como yerno.También si derrotara a los turcos, si venciera a los piratas...

Princesa: No digas más tonterías.Ni dragones, ni turcos, ni piratas, aquí sólo hay lagartijas.
Con eso no vas a impresionarle.

Gerberto:Puedo descubrir América...

Princesa: Cuando vuelvas seré vieja. Además he oído contar que eso lo va a hacer Colón.

(Entra Eloísa, una dama, por la derecha)

Eloísa: Buenos días, Alteza, Hola, Gerberto

Princesa:¿Ocurre algo, Eloísa? Pareces nerviosa

Eloísa: Vuestro padre, princesa,desde esta mañana está muy extraño, recorre el castillo de
arriba abajo, habla solo y aunque escucho tras la puerta no le entiendo lo que dice.

Gerberto:¡El rey preocupado !Esta es mi oportunidad: me entero del problema, al momento


lo resuelvo, y aprovecho la ocasión para pedirle tu mano

Princesa: Aunque tú lo hayas pensado, no parece mal pensado.


Eloísa: Continuaré vigilando por ver si descubro algo.

Gerberto:¡Cuidado! Se oyen pasos

Princesa: Ocultémonos

(Gerberto, la Princesa y Eloísa se ocultan en el bosquecillo de la izquierda. Por la derecha


entra el rey. Mientras habla se lleva las manos a la cabeza)

Rey:No lo puedo comprender no me cabe en la cabeza...¡Qué bien, una silla! Lo pensaré


sentado que será más descansado

(Por la derecha entran Gilberto, un caballero, y Elvira, una dama)

Elvira (hace una reverencia): ¡Buenas tardes! Majestad

Gilberto (también hace una reverencia)También os lo digo yo.Que tengáis muy buenas
tardes

Rey:Gracias, gracias, muchas gracias.Pues aquí estaba pensando

Elvira:Mas, ¡che!, ¿pensando vos? Eso no es digno de un rey

Gilberto:¿Pues no tenéis mayordomo,consejero y escudero,hasta sastre y tesorero,zurcidor


y zapatero?¡Qué piensen ellos!

Elvira: Si vuestro padre lo viera...

Gilberto:Si vuestra madre supiera...

Rey:Muy bien sé que no es normal, pero esta mañana vinoun extraño caballero con espada
y sin sombrero...

Elvira: Será la moda moderna

Rey:Ya está bien de interrumpir, que aquí sólo mando yo.Me saludó el caballero y
entregome un pergamino de extraños signos cubierto...

Gilberto:¿Un pergaqué?

Elvira:Ha dicho que un pergamino. Parecés sonso. ¿Qué es un pergamino?

Rey:Un a modo de piel fina que no sé para qué sirve.

Gilberto:¿Nada dijo el caballero?


Rey:Dijo que era un mensaje y que los signos hablaba

Elvira: ¿Podemos verlo?

Rey: Llamaré a mis pajes.¡Pajes! ¡Pajes! El mensaje.

Gilberto: (desenfunda la espada) Quizá sea peligroso. Prepararé mi espada

Entran dos pajes por la izquierda. Llevan un gran cartel que mostrarán al público de forma
que éste pueda leer “EL REY ES TONTO”.

Paje 1º:Aquí estamos, majestad

Paje 2º:Por lo que queráis mandar

(Gilberto se ha escondido disimuladamente tras Elvira y asoma con precaución la cabeza)

Gilberto:¡No temáis!. Yo os protejo

(Elvira se acerca al pergamino)

Elvira: ¡Qué pergamino más lindo! ¿Qué habla decís? ¡Che!, yo no oigo nada

Rey:Dicen que hay que leer para escucharlo

(Gilberto deja de esconderse, pero se mantiene a prudente distancia del pergamino)

Gilberto:¿Qué es leer? ¿Lo sabéis vos?

Elvira: ¿Y no había de saberlo? Será un hechizo mágico

Rey (da una palmada de alegría)¡Es verdad!.Casi lo estaba pensando

Elvira: Un rey no debe pensar. Sólo tiene que mandar.

Gilberto:Da agujetas al cerebro

(Los pajes, cansados de que nadie les haga caso, se han sentado en el suelo y juegan con los
tazos)

Rey: Cesen ya las palabras, que es momento de actuar, y pues se trata de magia llamemos a
don Beltrán.

Elvira: ¿El mago? Pero, ¿vos sabés? Es un petiforro


Rey (a Gilberto) ¿Entiendes algo?

Gilberto ¿A esta loca? Ni una palabra

Rey (enérgico a los pajes) ¡Dadme ahora mismo los tazos! ¡Llamad a don Beltrán!

Paje 1º:Como mandéis

Paje 2º:¿Nos los devolveréis luego?

Gilberto:Majestad, si permitís, y ya que nada hago aquí marcho a casa de mi tía a comerme
una sandía

Rey:Bien, Bien. Tenéis permiso

(Gilberto sale por la derecha. Los pajes le dan los tazos al rey y se marchan por la
izquierda, inmediatamente vuelven a entrar con don Beltrán y sus ayudantes)

Rey:¿Cómo? ¿Tan rápido?

Don Beltrán: ¿Acaso no soy mago? Supe que me llamaríais y venía de camino

Paje 1º:Es verdad. Enseguida lo encontramos

Paje 2º:Justo detrás de aquel árbol

Elvira: Seguro que estaba escuchando

Don Beltrán: Decidme cual es el problema

Rey (a los pajes):Enseñadle el mensaje

Paje 1º:Ahora mismo, Majestad

Paje 2º:¿Nos dais los tazos?

Don Beltrán (a sus ayudantes): Sostened ese extraño objeto Mientras yo lo examino.

(Los ayudantes toman el mensaje que les dan los pajes y lo sostienen de forma que lo vea el
público. El rey devuelve los tazos a los pajes)

Rey:Id a jugar lejos

(Los pajes se retiran a la izquierda a jugar con los tazos)

Don Beltrán (a sus ayudantes)¿Qué observáis en el objeto?


Ayudante 1º: Pesa poco

Ayudante 2º No huele

Ayudante 1º: Es amarillo

Ayudante 2º: Con signos de colores

Don Beltrán:¡Muy bien! Estáis progresando Si os esforzáis pronto seréis como yo

Doña Elvira: Una pareja de croncos Pobrecillos

(Los ayudantes dejan el cartel, de forma visible, junto a la silla del rey, donde permanecerá
durante el resto de la obra)

Don Beltrán (al rey): No cabe duda, he de hacer un sortilegio

Rey:¿Leeréis y hablará el pergamino?

Don Beltrán:Mucho, y con buena voz. Necesito al cocinero

Rey:¡Pajes! Llamad al cocinero

Paje 1º Siempre nos está mandando

Paje 2º Calla o nos quitará los tazos

(Los pajes salen por la izquierda y vuelven con el cocinero y dos pinches. Los pajes
vuelven a su juego)

Cocinero: Buenas tardes, Majestad, Y a toda la compañía igualmente se saluda

Rey: Preparad lo que pida don Beltrán

Don Beltrán Quiero pimientos rellenos, y la pierna de un cordero...

Rey (le interrumpe extrañado) ¿Para leer hace falta eso?

Don Beltrán: No. Eso es para cenar.Para el sortilegio traed una mediana olla y un poquito
de cebolla

Pinche 1º:Ahora mismo

Pinche 2º: Voy volando


(Salen los pinches y vuelven con la olla y la cebolla)

Don Beltrán: (a sus ayudantes): Dadme el maletín

(Don Beltrán mete la cebolla dentro de la olla y luego añade el contenido de unos frascos
que saca del maletín. Mientras lo hace farfulla palabras incomprensibles).

Don Beltrán: Alismofar, calasmufir Rindofón, galarmafor Sinfolat, atusmalat, Cascalubia,


gondefir.

Elvira: ¡Qué macana! Y dicen que yo hablo raro

Rey:¿Ya terminó? No se oye nada

Don Beltrán:Es culpa de mis ayudantes, Me habrán dado un maletín equivocado.

Ayudante 1º:Siempre nos echa la culpa

Ayudante 2º: Ya estoy harto.Me marcho a mi pueblo

Ayudante 1º: Te acompaño.

(Los ayudantes se marchan por la izquierda)

Don Beltrán:¡Eh! ¡No os vayáis! ¡Os subiré el sueldo!

(Corre tras sus ayudantes)

Cocinero:Pues no nos necesitáis...

Pinche 1º:Con permiso...

Pinche 2º:Nos marchamos.

(Salen el cocinero y los pinches por la izquierda)

Elvira: Majestad, ya os avisé. No os fiéis de don Beltrán que es un vago y un truhán.

Rey: ¿Y a quién podemos llamar?

Elvira: Una conocida mía, la hechicera Magdalena que es una bruja muy fina, solucionará
el problema.

Rey: ¿Es de fiar?

Elvira:¿De fiar decís?¿Es que vos no sabés que es mi amiga desde niña?
Rey (a los pajes).¡Buscad a Magadalena!

(Los pajes se levantan y esconden los tazos)

Paje 1º:Vuestros deseos...

Paje 2º Son órdenes...

Paje 1º:Que sin tardanza...

Paje 2º:Cumpliremos...

Rey:¡Callaos y salid corriendo!

(Salen los pajes por la izquierda, al momento entran con Magdalena y sus dos aprendizas de
bruja)

Rey (escamado)Sí, ya sé, como sois bruja sabíais que os iba a llamar y veníais de camino.

Paje 1º:La encontramos...

Paje 2º:Tras el árbol

(Los pajes se sientan a jugar con los tazos)

Elvira: Otra que estaba escuchando

Magdalena (hace una reverencia)¡Buenas tardes, Majestad! Chicas, saludad al rey, que vea
lo bien que os educo

(Las aprendizas hacen una reverencia. Hablan las dos a la vez)

Aprendizas:¡Buenas tardes! ¿Cómo estáis Nosotras bien. Gracias ¿Y la familia? ¿Bien? Nos
alegramos...

Rey (a Magdalena)¿Podéis hacerlas callar? Me comienzo a marear

Magdalena:Ya basta, chicas.Como soy adivina,conozco el problema.Pagadme y al


momento,lo habré arreglado

Elvira: ¡Tendrá morro!

Rey:¿Cómo? ¿Pagar por adelantado?

Magdalena:No sé de qué os extrañáis. Decidle a Su Majestad los versos que os enseñé.


Aprendiza 1ª: Siendo yo niña y muchacha mi madre me lo decía, que gratis no trabajara que
era grande tontería

Aprendiza 2ª: Y como a menudo olvidan, una vez hecho el trabajo, el momento de pagar,
tengo de antiguo costumbre

Aprendizas (las dos a la vez):De adelantado cobrar.

Rey (furioso): No tolero impertinencias. Pretenden que yo les pague... Soy el rey y mando
yo y como mando, yo mando que trabajéis sin cobrar,y luego, ya se verá.

Magdalena: Pues nosotras nos negamos

Aprendizas (a la vez):Iremos al sindicato.

Rey:¡Guardias! ¡Venid! ¡Protegedme!

(Entran tres guardias por la derecha)

Guardia 1º:¡Aquí estamos, Majestad!

Guardia 2º:¿Os atacan los infieles?

Guardia 3º:¿Es que vienen los piratas?

Guardia 1º:Si es así, yo tengo prisa

Guardia 2º:Mi turno acaba a las nueve

Guardia 3º:Yo me tengo que marchar.

Rey:¡Basta! Llevaos a estas brujas, metedlas en la mazmorra y dadles para comer tan solo
pan y cebolla.

Guardias (los tres):Daos presas por orden del rey

Guardia 1º:No lo toméis a mal

Guardia 2º:No es nada personal

Guardia 3º:Somos unos mandados

Guardias (los tres):Si os vengáis con un hechizo que no sea con nosotros

Guardia 1º:Somos jóvenes


Guardia 2º:Tenemos familia

Guardia 3º:Somos unos mandados.

(Los guardias salen por la derecha con las brujas)

Rey:Y ahora ¿qué haremos?

(La Princesa, Gerberto y Eloísa salen de su escondrijo)

Elvira: Todo el reino está escuchando.

Princesa: Buenas tardes, padre

Gerberto: Muy buenas, rey Casimiro

Eloísa: Buenas tardes, Majestad

Elvira: Nadie me saluda a mí

Gerberto: Majestad, puedo ayudaros.

Rey: ¿Acaso sabes leer?

Gerberto: Así es.

Elvira: No me lo puedo creer

Rey: Bien, ¿pues qué dice mi mensaje?

Gerberto:Me acercaré para oírlo Ya lo escucho. Poned atención: El rey es inteligente, lo


sabe toda la gente, en cuanto abre los labios se le nota que es un sabio.

Elvira: Este pibe es un cronopio.

Rey: Me complace escucharlo, ya lo había imaginado.

Gerberto: Amo a vuestra hija y ella me quiere.

Princesa: Así es, queremos casarnos.

Rey:¿Sólo es eso? Pues me parece muy bien En cuanto al cartel, ordeno que con un marco
de oro se coloque sobre el trono para que todos lo vean y para que todos sepan que les
gobierna un rey sabio.
CROAK. Obra de teatro para actores y títeres
Primera parte del guion de teatro.

Autor: Gaby Fiorito

Ilustración el Rey y las ratas


Personajes
RATA 1
RATA 2
REY MAXIMALÍSIMO DE LAS PESADILLAS BRAVAS
SILVERIO
FELIPILLO DE LAS AGUAS BUENAS
OCTAVIO
FURIBUNDA
CASIMIRA
ESCOBA
NACHO
Escena 1
(Se escuchan en off las voces de dos RATAS hinchas de fútbol que vienen cantando. El
cántico tiene una melodía popular, como las de las hinchadas. Una de las ratas es bien
flaquita, y la otra, bien rellenita. Ambas llevan puestas camisetas de equipos de fútbol y
gorritos improvisados con pañuelos.)

RATA 1: Aquí llega la alegría.

AMBAS RATAS : Aquí llega la alegría.

RATA 2: Que no es poca y es bien mucha.

AMBAS RATAS : Que no es poca y es bien mucha.


¡Sí, señores, con ustedes…
(Aparecen dando un salto.)
aquí están las dos ratuchas!
¡Ea ea ea ea, ea ea ea é!
¡Ea ea ea ea, ea ea ea é!

RATA 1: Les traemos una historia.

AMBAS RATAS : Les traemos una historia.

RATA 2: Pintada con acuarelas.

AMBAS RATAS : Pintada con acuarelas.


¡Como las que nos contaban nuestras queridas abuelas!
¡Ea ea ea ea, ea ea ea é!
¡Ea ea ea ea, ea ea ea é!
RATA 1: Y ahora sí ya nos marchamos.

AMBAS RATAS: Y ahora sí ya nos marchamos.

RATA 2: Nos persiguen de hace rato.

AMBAS RATAS : Nos persiguen de hace rato.


Porque anoche le pusimos
¡un gran cascabel al gato!
¡Ea ea ea ea, ea ea ea é!
¡Ea ea ea ea, ea ea ea é!

(De repente, se escucha un maullido tremendo. Aparece solamente la pata de un gato, con
sus garras, dando un zarpazo que casi toca a las ratas, quienes huyen fugazmente, muertas
de risa.)

Escena 2
(Con una carcajada siniestra, aparece de golpe el REY MAXIMALÍSIMO DE LAS
PESADILLAS BRAVAS.)

REY: Yo soy el Rey Maximalísimo de las Pesadillas Bravas. ¡Soy el amo de todo este
imperio! ¡Y lo digo muy en serio. A veces me pongo ebrio, ¡ja, ja!, y gobierno sin criterio.
Nunca estudié magisterio, y me escapé de un monasterio. Me encantan los misterios y odio
los cementerios, ¡por eso prendo sahumerios! Detesto los ministerios, por eso reino el
imperio.

(Pausa. Susurrando.)

Tengo un mayordomo, Silverio, y una hija en cautiverio. Soy el dueño de toda esta
manzana, y también de algunas naranjas. Tengo un gran sentido del humor… negro, lo sé,
lo sé. Soy el amo de este pueblucho, que está lleno de aguiluchos; los impuestos dejan
mucho y, al que no paga, ¡serrucho!
A ningún súbdito escucho, odio el helado en cucurucho y nunca vi a Larguirucho. Soy el
rey de la comarca, soy el único monarca; quiero llenarme las arcas y ser un gran oligarca,
comprarme una gran barca y rajarme a Purmamarca. No le temo a la parca, y uso ropa de
marca. Yo soy un as, y me escapé de Alcatraz, me dicen que soy falaz, voraz y cachafaz,
pero soy el capataz, ¡y me encanta mandar fax! Soy un verdadero as… queroso, y me
encanta serlo… ¡ja!

SILVERIO: (Extremadamente refinado.) Disculpe la interrupción de su magnánimo


soliloquio, su majestad, pero tengo un mensaje muy importante.

REY: ¡Fuera de aquí!

SILVERIO: Pero, su majestad… ¡es realmente importante!


REY: No puedo atenderte ahora, Silverio, algo terrible está por ocurrir…
(Se da vuelta, y en un segundo se coloca una máscara de lobo.)

SILVERIO: (Temblando asustadísimo.) ¡Su majestad, qué ojos tan grandes tiene!

REY: Para poder ver mejor este mundo en decadencia.

SILVERIO: ¡Y qué orejas tan grandes tiene!

REY: Me quedaron así de escuchar tantas estupideces.

SILVERIO : Su excelencia, ¡qué boca tan grande!

REY: ¡Bueno, basta, infeliz! Podrías decir algo más original. (Confesándole un secreto.)
¡Esta noche habrá luna llena, y ya me estoy transformando en lobo! (Aúlla
desaforadamente.) ¡¡Auuuuuuu!! ¡¡Au, au, auuuuuuu!!

SILVERIO: ¡¡Au-auu- auxilio!! ¡¡So-so-socorro!!


(Huye despavorido.)

REY: (Se saca la máscara.) ¡Calma, calma, infeliz! Era una broma, tontuelo… (Al público.)
¡Hace treinta años que es mi mayordomo y sabe muy bien que odio que me interrumpan
cuando estoy hablando! ¿Dónde habíamos quedado? Mmmm… ¡ah, sí, estaba hablando de
mí! ¿Les dije mi nombre, no? Yo soy Maximalísimo de las Pesadillas Bravas, ejem, perdón,
soy el Rey Maximalísimo de las Pesadillas Bravas. ¡Yo, yo, yo! Soy un yoyó. Y soy el rey,
pero con mayúsculas… EL REY.
¿Quedó claro? (Busca y señala a alguna niña del público. Gritando desaforado.) Clarita, ¿te
quedó claro? Clara, respondeme, ¡respondé Clara! ¿Te quedó claro? ¿Claro como el agua,
Clara? (Quiebre rotundo.) Vivo un poco nervioso porque no puedo conciliar el sueño, y
tengo bravas pesadillas… hace veintinueve años que no duermo. (Repite nervioso y cada
vez gritando más alto.) ¡Veintinueve años que no duermo! ¡Veintinueve años que no
duermo! (Pausa.) Y ahora, como estoy viendo tantos niños horribles, me voy…

(Sale y vuelve a entrar al instante.)

Voy a vigilar a mi hija, que la tengo encerrada en la alcoba, creo que está un poco loca,
porque habla con la escoba. En un ratito vuelvo. Y espero que cuando regrese ustedes…
estén un poco más lindos… ¡feos, feos, feos!

(Se va.)

Escena 3
(Aparece FELIPILLO DE LAS AGUAS BUENAS, el pretendiente de la hija del Rey. La
particularidad de este personaje es que es extremadamente tierno. Esta cualidad está
reflejada fundamentalmente en su modo de hablar: pronuncia todas las “s”, “c”, “z” y “ll”
con el sonido “sh”. Por ejemplo, en vez de “buenas, buenas”, él dice; “buenash, buenash”, y
en lugar de “Felipillo” dice: “Felipisho”.)

FELIPILLO: Buenas, buenas, yo soy Felipillo de las Aguas Buenas, y estoy enamoradísimo
de Casimira, la bellísima hija del Rey Maximalísimo. Pero desde que el Rey vio que yo le
daba un besito en la frente, se enojó muchísimo y la encerró en la alcoba, y solo habla con
su escoba. De esto hace siete días, ¡y me parte el corazón! Pobre Casimira… ¡Encima este
tipo que no duerme! Te juro que agarraría un palo y se lo daría por la cabeza… para que
duerma cinco horas seguidas por lo menos.
Quiero hacer algo por mi enamorada, pero no se me ocurre nada… ¡si tan solo encontrara
un hada! A ver, a ver… (Piensa.) ¡Se me ocurrió una gran idea! Si todos nos concentramos
y pensamos en un hada, ¡quizás aparezca una y me ayude a rescatar a Casimira! (Al
público.) ¿Me ayudan?

(Suena música dulce y suave. De un salto, aparece OCTAVIO , el sapo.)

OCTAVIO: (Con marcado acento de sapo tanguero.) Buec-nas, buec-nas… ¡croak!

FELIPILLO: (Con muchísimo asombro.) ¡Uhhh! ¡Un sapo! ¡Y encima habla!

OCTAVIO: ¿Cóc-mo te va, pibic-to?, ¡croak!

FELIPILLO: Mmm… más o menos, señor sapo… (Al público.) Me parece que alguno de
ustedes hizo trampa, y en vez de pensar en un hada, ¡pensó en un sapo! (Al sapo.) ¿Qué
está haciendo por acá?

OCTAVIO: Yoc venía dando mi pac-seo matinal, y de rec-pente alguien me llamó con el
pensacmiento, ¡croak!

FELIPILLO: ¡Pero si yo pensé en un hada, no en un sapo!

OCTAVIO: Buec-no, no te habrás concentrado lo sufic-ciente. Entonces… sigo de paseo,


¡hasta luego, croak!

FELIPILLO: ¡No, sapito, no te vayas, que estoy muy triste!

OCTAVIO: Mi nombre es Oc-tavio y en realidad… no soy un sac-po, ¡croak!

FELIPILLO: Yo soy Felipillo de las Aguas Buenas, ¡encantado de conocerte!

OCTAVIO: ¡Encantado estoy yoc, croak!

FELIPILLO: ¡Muchas gracias! ¡No es necesario que diga eso!


OCTAVIO: ¡Sí, es nec-cesario porque es la pura verdad! Estoy… ¡encantado, hechic-zado!
(Cambia el modo de hablar y el tono de voz. Suspira.) Ahhh… en realidad soy un príncipe,
el famoso príncipe verde de los cuentos.

FELIPILLO: ¡Ja, ja, ja! Querrás decir… ¡el príncipe azul!

OCTAVIO: No, pibe, no… ese tuvo más suerte que yo. Yo siempre fui un inmaduro…

FELIPILLO: ¿Y por qué tenés aspecto de sapo?

OCTAVIO: Te voy a contar un secreto.

FELIPILLO: ¡Me encantan los secretos!

OCTAVIO: ¡Basta de decir esa palabra! Yo soy… yo soy… un personaje de cuento.

FELIPILLO: ¡¡Qué buenísimo!!

OCTAVIO: Los personajes de los cuentos gozamos de una vida feliz si los cuentos se
leen… hasta el final. Si dejan de leerse, nos pueden pasar estas desgracias. (Pausa. Respira
hondo.) Hay una niña que hace una semana abandonó la lectura de mi cuento, y desde ese
momento soy sapo. Si esa niña no termina de leer el libro, nunca podré sacarme el hechizo
que me hizo la malvada bruja Furibunda. (Vuelve a respirar hondo.) Esa niña tiene que
llegar al final, al final feliz.

FELIPILLO: ¡Uh, pobre…! Bueno, si te sirve de consuelo, yo también estoy en


problemas…

OCTAVIO: (Retoma su modo de hablar de sapo tanguero.) ¿Qué te pasa, amiguic-to?


¡Croak!

FELIPILLO: ¡Estoy muy enamorado de Casimira!

OCTAVIO: ¡Mira, mira! ¿Y cuál es el problec-ma, croak?

FELIPILLO: Que es la hija del Rey Maximalísimo de las Pesadillas Bravas, y desde que el
Rey vio que yo le daba un besito en la frente, la encerró en la alcoba, y está tan pero tan
sola que habla con su escoba. De esto hace siete días, ¡y me parte el corazón! Pobre
Casimira…

OCTAVIO: ¿Siec-te días? ¡Croak!

FELIPILLO: Si, una semana.

OCTAVIO: Interec-sante, interec-sante… ¿y dónde vive Casimira? ¡Croak!

FELIPILLO: Junto a su padre, claro. En el palacio que está allá. (Señala hacia atrás.)
OCTAVIO: ¡Nooo!

FELIPILLO: ¡Siií!

OCTAVIO: ¡Nooo!

FELIPILLO: ¡Siií!

OCTAVIO: ¡NOOO!

FELIPILLO: ¡Pero qué porfiado, te digo que siií!

OCTAVIO: ¡Por toc-dos los príncipes de toc-dos los cuentos! ¡Croak! ¡Re croak! ¡Recontra
croak!
(Empieza a girar sobre sí mismo y no para de croar.)

FELIPILLO: (Al público.) ¡Sonamos! ¡Se volvió loco!

OCTAVIO: (Cambia nuevamente el modo de hablar.) ¡Allí vive la niña que abandonó la
lectura de mi cuento! (Pausa. Reflexiona.) Ahora entiendo… ¡pobre Casimira!

FELIPILLO: ¡Sí, pobrecita! ¡Y pobre de mí, que la extraño muchísimo!

OCTAVIO: ¡Y de mí, que tengo que seguir siendo un batracio! (Se pone solemne y
absurdamente poético.) ¡Oh, desgraciado de mí que he caído una vez más bajo los influjos
malévolos de la bruja Furibunda! ¡Nunca había vivido encerrado tanto tiempo en el cuerpo
rugoso y rasposo de este sapo que ahora soy! ¡Nunca antes lector alguno de mis cuentos
había abandonado la lectura en ese punto de la historia, tan amargo como la hiel, que me
pone en esta piel! (Solloza.) ¿Qué haré sin el amor de la bella Filomena, mi amada de rojiza
melena?

FELIPILLO: ¡Se me ocurrió una grandísima idea! Ahora que somos más, si nos
concentramos fuerte fuerte, quizás un hada aparezca ¡y nos ayude a resolver los dos
problemas!OCTAVIO: ¡Es una magnífica idea! Yo conozco muchísimas hadas, y seguro
que alguna nos va a venir a ayudar.

FELIPILLO: A la una, a las dos y a las… ¡tres!

(Ambos se concentran. Vuelve a sonar una dulce melodía. Comienza a salir humo y, entre
el humo, aparece Furibunda, la bruja. Es malísima y siempre busca pleitos.)

FURIBUNDA: (Mirando al público.) ¡Ay, cuántas criaturas horribles! ¿Pero qué es esto, un
concurso de feos? Yo, por el contrario, soy tan bella… (Se percata de la presencia de los
otros dos.) ¿Y ustedes, que también son bastante feuchines… para qué me invocaron, eh?
¿¡Para queeé!? (FELIPILLO y OCTAVIO la miran sorprendidos, sin pronunciar una
palabra.) ¡Interrumpieron mi clase de aerobics!
(Comienza a sonar música tecno y la bruja empieza a hacer ejercicios rítmicos con los
brazos y la cabeza.)
¡Vamos todos! ¡Un, dos, tres, cua! ¡Un, dos, tres, cua! (FELIPILLO y OCTAVIO la miran
azorados. Ella los arenga.) ¡Vamos, infelices! ¡Un, dos, tres, cua! ¡Vamos todos, eso!

OCTAVIO: ¡Bueno, basta! Uff, estoy fuera de estado…

FELIPILLO: Disculpe la interrupción, señora Bruja…

FURIBUNDA: (Gritando.) ¡¡Señorita, atrevido, señorita!! (Se pone solemne.) Yo soy


Furibunda, una dama vagabunda. (Retoma su enojo.) Hable con propiedad, señorito…

FELIPILLO: Felipillo, me llamo Felipillo.

FURIBUNDA: ¡Te veía cara de pillo! Y cabellos de cepillo. Y esos ojos tienen brillo, ¿qué
te pasa, Pepinillo?

FELIPILLO: ¡Ja, ja, me llamo Felipillo!

FURIBUNDA: Pero tenés cara de pepino. ¡Pe-pi-ni-llo! (Mira al sapo.) ¿Y ese bicho
espantoso, rugoso y rasposo? ¡Qué mascota espeluznante!

FELIPILLO: No, no es mi mascota, es mi nuevo amigo Octavio, y estamos en una situación


muy desgraciada…

OCTAVIO: (Irónico, poniéndola al descubierto.) Soy yo, Furibunda, no te hagas la


distraída… me conocés muy bien.

FURIBUNDA: ¡Ah, bueno… otro atrevido! ¿Cómo me iba a dar cuenta que eras el príncipe
verde? ¡El pueblo está lleno de sapos espantosos! Además, ya sabés, yo no puedo hacer
nada hasta que continúen leyendo el cuento hasta el final, así que ¡lo lamento, esperpento!
(Vuelve a sonar música tecno y la bruja retoma sus ejercicios rítmicos.) ¡Vamos todos! ¡Un,
dos, tres, cua! ¡Un, dos, tres, cua!

FELIPILLO: (Salta en defensa de su nuevo amigo.) ¡Eh, Furibunda, no seas mala! ¡Sacale
el hechizo, pobrecito! ¿Qué te cuesta, vieja?

FURIBUNDA: (Enojadísima.) ¡La boquita, querido, la boquita! ¡Que te convierto en


termita! (Se dispone a realizar un hechizo.) Ebra cadebra, patas de cebra… a la cuenta de
tres, te convertirás en…

FELIPILLO: (Interrumpiendo.) Pero, Furi… ¡te lo dije amablemente! (Halagándola para


calmar su enojo.) ¡Nunca había visto una brujita tan… tan… inteligente!

FURIBUNDA: ¡Te voy a volar los dientes! ¡A mí nadie me dice vieja! Además, eso es una
gran mentira, tengo apenas 325 años, estoy en la preadolescencia… ¡y soy soltera!
(Suspira.) ¡Ahhh, desde que el brujito de Gulubú me dejó, estoy tan pero tan sola!
OCTAVIO: Como nosotros, entonces… bienvenida al club de solos y solas.

FELIPILLO: ¡Eso! ¡Estamos tan solos! Por eso, Furi, queríamos que venga un hada, no
una… ¡bruja!

FURIBUNDA: (Gritando asustada.) ¡Aaaaaahhhhhh! ¡Una bruja, una bruja! ¿Adónde,


adónde? ¡Les tengo pánico a las brujas!

OCTAVIO: Furibunda, dejá de hacerte la desentendida… la bruja que se nos apareció ¡sos
vos!

FURIBUNDA: ¿Ah, sí? (Saca un espejito de bolsillo y se mira.)

FELIPILLO Y OCTAVIO: (A coro.) Siiiiiiiií.

FURIBUNDA: (Al espejo.) ¡Espejito, espejito! ¿Quién es la más bella del reino?

VOZ DEL ESPEJO: ¿Y quién va a ser? ¡Filomena, querida! ¡Filomena! (OCTAVIO y


FELIPILLO se ríen.)

FURIBUNDA: ¡Ajjjjjjjjjjj! ¡¡No te rompo contra el suelo porque son siete años de mala
suerte, porque si no…!! (Vuelve a la conversación.) ¿Así que ustedes querían la presencia
de un hada?

FELIPILLO Y OCTAVIO: (A coro.) Siiiiiiiií.

FURIBUNDA: ¿No de una bruja?

FELIPILLO Y OCTAVIO: (A coro.) ¡Nooooo!

FURIBUNDA: (Solemne, a sí misma.) Furibunda, la bruja errabunda. Así que… ¿prefieren


un hada?
(Enojadísima.) Muy bien, entonces… ¡concéntrense mejor la próxima vez! (Se monta en su
escoba, activa el GPS y le indica la ubicación mientras presiona los botoncitos.) ¡Escóbula
escobícula, llévame a un bosque encantado de película!

VOZ DEL GPS: Recalculando, recalculando. No se reconoce el destino “bosque encantado


de película”. Recalculando.

FELIPILLO: ¡No te vayas, Furi!

OCTAVIO: Quizás puedas ayudarnos… si quisieras…

FELIPILLO: ¡Eso! ¡Sacando a Casimira del cautiverio terminaría de leer el cuento! ¡Y


matamos dos pájaros de un tiro!
FURIBUNDA: ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! ¡No cuenten conmigo para eso! ¡Yo no te mato un
pajarito ni loca! ¡Soy una bruja ecologista y naturista, preparo todos mis hechizos y
pócimas a base de hierbas, aloe vera y flores de Bach, Beethoven, Mozart!

FELIPILLO: ¡No, Furi, no me entendiste!

OCTAVIO: Quiso decir que resolveríamos dos problemas al mismo tiempo, de una sola
vez. Liberando a Casimira, él puede volver a estar con ella, ella terminaría de leer el cuento,
y yo volvería a ser el príncipe verde y a conquistar el amor de mi prometida, Filomena.

FURIBUNDA: ¡Ahhhh… esa cabeza de cereza! ¡Esa pelirroja me tiene harta con tanta
belleza! ¿Y yo? ¿¿Y yo?? ¡Pero miren qué bonito! ¡Todos felices, todos contentos, y yo
seguiré sola como un perro… caniche! (Solemne, a sí misma.) Furibunda, en soledad
rotunda.

FELIPILLO: ¡Dale, viejita, activá tu varita y danos una ayudita!

OCTAVIO: Dale, Furibunda, hace años y años que soporto tus hechizos…

FURIBUNDA: No sé, no sé, me iré a meditarlo un rato… (Solemne, a sí misma.)


Furibunda, la bruja meditabunda. Y para que vean que en el fondo soy buena, les voy a
dejar algo para que puedan endulzar este momento tan amargo… Ibra cadibra, cabezas de
Hidra… ¡a la cuenta de tres, que aparezcan caramelos de frambuesa y nuez! ¡A la una, a las
dos y a las… (Hace unos movimientos ligados en círculo, acompañados de sonidos un poco
extraños, culminando en un golpe seco en el aire.) …tres! (Aparece un enanito
estornudando.)

FELIPILLO Y OCTAVIO: (Azorados.) ¡Ohhh!

FURIBUNDA: ¡Mocoso! Pero… ¿qué hacés acá?


(Mocoso hace un movimiento de hombros como diciendo “no sé” y estornuda fuertemente.
A cada estornudo FURIBUNDA , FELIPILLO y OCTAVIO pegan un salto.)
¡Fuera de aquí! ¡Este no es tu cuento! ¡Fueraaa!
(Vuelve a dar un golpe seco con la varita al aire y el enanito desaparece.)
Vamos de nuevo… Obra cadobra, colmillos de cobra… ¡a la cuenta de tres, que aparezcan
caramelos de frambuesa y nuez! ¡A la una, a las dos y a las… (Repite la rutina de
movimientos ligados en círculo, culminando en un golpe seco.) …tres! (Aparece un enanito
durmiendo.)

FELIPILLO Y OCTAVIO: ¡Ja, ja, ja! ¡Otro enanito! (Mueren de risa.)

FURIBUNDA: ¡Dormilón! ¡Tampoco te llamé a vos! (Dormilón ni la escucha, sigue en


pleno sueño, roncando fuertemente. A cada ronquido FURIBUNDA , FELIPILLO y
OCTAVIO pegan un salto.) ¡Fuera de aquí, fueraaa!
(Vuelve a dar un golpe seco con la varita al aire y el enanito desaparece. Enojadísima.)
Y ahora, por reírse de mí, cabezas de sanguijuela, los caramelos de frambuesa y nuez,
¡pídanselos a su abuela! ¡Adiós! (Se monta en su escoba, activa nuevamente el GPS y le da
instrucciones mientras presiona los botoncitos.) ¡Escóbula, escobícula, vámonos de aquí,
antes de que me explote la vesícula!

VOZ DEL GPS: Recalculando, recalculando. No se reconoce el destino “vesícula”.


Recalculando.

(FURIBUNDA se esfuma.)

FELIPILLO: (Asombrado.) ¡Uhh, se enojó en serio! ¡Y desapareció como por arte de


magia!

OCTAVIO: Es el arte de la magia, pebete.

FELIPILLO: ¿Qué hora será, sapito?

OCTAVIO: Mmm… dejé el reloj junto a mi traje de príncipe, pero por la posición del sol,
deben ser las cinco de la tarde.

FELIPILLO: ¡Santo cielo! ¡Me voy corriendo! Todos los días a las cuatro en punto me
espera Casimira en la ventana, que es altísima, para mandarme un besito, y yo le tiro una
margarita. (Se va.)

OCTAVIO: (Suspira ensimismado y retoma su acento de sapo tanguero.) Ahhhhh… ¡las


coc-sas que uno hace por amor, croak! (Se da cuenta de que FELIPILLO se fue.) ¡Ey,
Pepic-nillo, esperame! ¡Pepicnillooo! ¡Croak, croak!

(Se va saltando.)

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