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PERSONA 1
COLEGIO LA NUEVA ESPERANZA
Atn. Sra.: MARIA VIRGINIA IRISARRI
Representante Legal – Rectora Colegio la Nueva Esperanza
Dirección para Notificación judicial:
contables@anaya-anaya.com
mvirisarri@lanuevaesperanza.edu.co
PRETENSIÓN DE LA TUTELA
Se pretende con esta acción que se ordene a la accionada para que contesten de manera
concreta y como debe ser la petición que les hice en nombre de la aquí accionante.
JURAMENTO
Bajo la gravedad del juramento dejamos constancia que no hemos presentado anterior
tutela basada en la petición entregada al IGAC
ANEXOS
1.- Copia de la solicitud de prescripción de la acción de cobro incoada al IGAC junto
con sus anexos en donde encuentra certificado de existencia y representación legal de la
accionante.
2.- Poder que me otorga la accionante enviado desde su correo electrónico a mi correo
enunciando el correo electrónico que tengo oficializado ante el Registro Nacional de
Abogados.
4.- Copia del email donde el IGAC recibió la solicitud
DIRECCIÓN DE NOTIFICACIONES
EL accionado en el correo electrónico: atencionalciudadano@cartagena.gov.co
El accionante en el correo electrónico dica.l@hotmail.com
Mi persona en el correo electrónico: omararnedo@yahoo.com
Les ruego hacerme llegar copia escaneada de cualquier providencia a mi correo
electrónico.
Atentamente,
ABOFADO 1
T. P. No. 333.33 del C. S. de la J.
C. C. No. 55.555.555 expedida en Cartagena
LEGITIMACION POR ACTIVA EN TUTELA-Padre en representación de hija menor de
edad
Desde un principio, la Corte consideró que cuando dichos derechos entraban en conflicto,
por ejemplo, cuando en virtud del atraso de los padres en el pago de los costos
educativos los menores eran retirados de las clases, o les eran retenidos los certificados
escolares o estigmatizados ante sus compañeros por el incumplimiento de aquéllos, debía
prevalecer el derecho a la educación de los niños, teniendo en cuenta el valor que el
constituyente le otorgó a dicha garantía.
En Sentencia T-821 de 2002, por primera vez, la Corte Constitucional, prohibió a los
planteles educativos la expedición de certificados de estudios que contengan notas
marginales de deudas pendientes, toda vez que con dicha práctica se restringe la
posibilidad de vincularse a otra institución. Dicha postura ha sido mantenida a lo largo de
la jurisprudencia constitucional.
1. La solicitud
2. Hechos
2.2. Señala que a partir del 14 de octubre de 2013 dio a conocer a las directivas las
razones por las cuales adeudaba algunas mensualidades y, a su vez, presentó una
propuesta de pago consistente en entregar artículos escolares que, en ese entonces,
comercializaba. Sin embargo, en esa oportunidad las directivas le indicaron que el
pago de las pensiones debía realizarse, únicamente, en efectivo.
2.3. Mediante Circular No. 20, del 14 de noviembre de 2013, las directivas de la
institución educativa le comunicaron que debía estar a paz y salvo para que su hija
se pudiera graduar y obtener el título de bachiller del Colegio Cooperativo
Campestre de Neiva. Ante dicho requerimiento, el actor solicitó que se
reconsiderara su propuesta de pago y reiteró que no cuenta con los medios
económicos que le permitan asumir el costo adeudado.
2.6. Finalmente, expone que si bien vive una situación de extrema precariedad
económica debido a que no tiene trabajo ni ingresos fijos, ha demostrado interés en
pagar y ponerse al día, proponiendo fórmulas de pago con el fin de que su hija
pueda graduarse y retirar la documentación pertinente, pero que el colegio se ha
negado a aceptarle las fórmulas de pago presentadas.
3. Pretensiones
4. Pruebas
Colegio Cooperativo
Ante todo, indicó que el actor desde el 2012 ha presentado atrasos en el pago de la
mensualidad y que, por su cercanía con los anteriores directores, se le permitió
matricular a la menor para el año lectivo 2013. Durante ese mismo año, el actor, en
razón a un acuerdo de pago celebrado con la institución, construyó un parque
infantil en el colegio. Sin embargo, en el 2013 incurrió nuevamente en mora la cual
supera la suma de cinco millones ($5.000.000) de pesos.
Por último, sostuvo, respecto a la ceremonia de grado, que la menor Ingrith Tatiana
no puede asistir toda vez que en ella se hace entrega del acta y del diploma que
acreditan haber cumplido con los requisitos de bachiller y, para ello es necesario
que los acudientes se encuentren a paz y salvo con la institución.
II. DECISIONES JUDICIALES QUE SE REVISAN DENTRO DEL
EXPEDIENTE T-4.439.632
Así las cosas, concluyó que, en el caso sujeto a estudio, no se cumplen los
prepuestos jurisprudenciales que permitan condicionar la entrega de los certificados
educativos.
Impugnación
1. Competencia
3. Problema jurídico
Cabe aclarar, que si bien, inicialmente le corresponde al Estado asumir con calidad y
cobertura la prestación de la educación a todos los habitantes del territorio nacional,
lo cierto es que este servicio tiene una categoría de derecho-deber, entre otras,
cuando por las condiciones económicas más óptimas que presenta un grupo
poblacional de la sociedad, le es posible financieramente contratar los servicios
educativos con instituciones de carácter privado, generando con ello, una serie de
derechos y deberes.
Así, y ante la naturaleza civil del contrato celebrado, todos los conflictos que se
generen con ocasión del incumplimiento de los compromisos asumidos o todas las
controversias de índole jurídico que se deriven como consecuencia de la relación
contractual existente, deben ser dirimidos por la jurisdicción ordinaria. Sin embargo,
excepcionalmente se ha permitido acudir a este mecanismo, cuando con la situación
planteada se afecten o se amenacen los derechos fundamentales de las personas.
Conforme con el numeral 1º del art. 42 del Decreto 2591 de 1991, la acción tuitiva
procederá contra acciones u omisiones de particulares, entre otros casos, “cuando
aquél contra quien se hubiere hecho la solicitud esté encargado de la prestación
del servicio público de educación”.
Por último, cabe precisar que esta Corte ha enfatizado en que el derecho a la
educación posee un núcleo o esencia, el cual comprende tanto el acceso como la
permanencia en el sistema educativo, especialmente, tratándose de menores de
edad; ello en virtud de su condición de fundamental, digno de protección a través
de la acción de tutela y de los demás instrumentos jurídicos y administrativos que
lo hagan inmediatamente exigible frente al Estado o frente a los particulares [6]. En
consecuencia, para la Corte es claro que el mecanismo tutelar sí es un instrumento
apropiado para neutralizar aquellas acciones u omisiones que comporten la
negación o limitación de las prerrogativas en que se materializa este derecho.
En efecto, cuando los padres deciden acudir a instituciones privadas para proveer la
educación de sus hijos, no solamente adquieren el derecho de que estos reciban los
servicios educativos que las instituciones prestan, sino, también, el deber de
cumplir con las correspondientes contraprestaciones que se llegaren a pactar en el
contrato de servicios educativos que se celebre, es decir, dicho contrato supone una
relación jurídica que contrapone el derecho a la educación de las personas y el
derecho a la remuneración de las instituciones educativas, cuando esta se ha
convenido[8].
Así las cosas, en ningún caso podía estigmatizarse al menor, cuando sus padres
tuvieran una deuda pendiente con la institución, al punto de no dejarlo asistir a
clases o retener sus calificaciones. Es decir, frente al derecho a la educación y el
derecho que pudieran tener los establecimientos educativos a obtener el pago de lo
debido, se prefería, indudablemente, el primero.
“Es claro, que reparar el daño económico que soporta una institución
educativa, cuando no recibe el pago del servicio prestado, es menos lesivo
que reparar el consecuente daño psicológico que debe soportar un niño
que es desescolarizado y que a través de medidas, como la retención de
los certificados de notas, se le impide el acceso a cualquier plantel
educativo, cuando inicia o adelanta un proceso de formación y
adaptación a la sociedad, a través de un instrumento tan fundamental
como es la educación”.
Por ello, propuso ante las directivas del plantel educativo un acuerdo de pago
consistente en entregar como parte del monto adeudado un material académico
didáctico que se encontraba comercializando, lo anterior en consideración a que en
años anteriores al actor le fue permitido saldar sus deudas con la entrega e
instalación de un parque infantil a favor de la institución. Sin embargo, en esta
oportunidad, el colegio, en razón a sus dificultades financiera, decidió no acceder a
la propuesta presentada argumentando que el pago de las mensualidades debía
realizarse únicamente en efectivo.
Como primera medida, resulta imperioso tener en cuenta que la entrega de los
certificados académicos, el diploma de bachiller y el acta de grado es de magna
importancia para Ingrith Tatiana Solano Galarza, para proseguir con sus estudios
superiores o para acceder a un trabajo que le permita asumir el costo de su
educación, pues conforme a lo expresado telefónicamente por el accionante, la
menor no ha podido continuar con sus estudios ni realizar ninguna otra actividad.
Ahora, aunque resulta claro para la Sala, que es una obligación de los planteles
educativos hacer la entrega al estudiante de la documentación necesaria que le
permita comprobar que cursó y aprobó ciertos estudios, lo cierto es que dicha
entrega está supeditada al cumplimiento de las obligaciones del estudiante, lo cual
incluye el pago de las mesadas pensionales pactadas, pues, de no ser así, se
fomentaría la cultura del no pago, y se arriesgaría la sostenibilidad de las
instituciones que prestan el servicio.
Sin embargo, existen casos en los que esta Corporación ha reconocido y amparado
el derecho de quienes, bajo circunstancias similares a las aquí señaladas, les han
sido retenidos los documentos que les permiten acreditar que cursaron y aprobaron
sus estudios, ordenando su entrega, pero ello se ha hecho, porque se ha cumplido
por parte de los accionantes con la acreditación de los requisitos que la
jurisprudencia de esta Corte ha señalado.
Así, en el caso presente, esta Sala de Revisión estima que la alteración de las
condiciones económicas del accionante y su intención de cumplir con la obligación
contraída se encuentran probadas, dado que especifica claramente la manera cómo
sus ingresos se han reducido, detalla sus egresos, expone sus obligaciones y, sobre
todo, por la circunstancia de haber presentado, en varias oportunidades, acuerdos
de pago, por lo que se concluye que, en efecto, el actor ha promovido gestiones
para dar cumplimiento a la obligación contraída.
Así pues, aun cuando para esta Sala la transgresión de las garantías fundamentales
de la menor son patentes, tampoco se puede desconocer el derecho que tienen las
entidades educativas de recibir el pago de las sumas que los estudiantes y sus
familias se obligan a pagar por recibir el servicio de educación. En el caso
concreto, el monto adeudado al colegio es de los cinco millones ciento setenta y
ocho mil pesos ($5.178.000), el cual debe ser pagado en su totalidad, para que no se
afecte el equilibrio financiero en la prestación del servicio.
De la misma forma, es posible para esta Sala tomar una decisión que beneficie a
ambos extremos, para que no sea necesario que la institución acuda a la
administración de justicia o a medios alternativos de solución de conflictos, a
solicitar el pago de lo que se le debe.
En ese orden de ideas, se considera que las partes deben llegar a un acuerdo sobre
el pago de la totalidad de la deuda, que deberá elaborase teniendo en cuenta las
condiciones económicas actuales del deudor y mediante la modalidad de pago por
instalamentos flexibles, de manera que no se afecte su mínimo vital ni el de su
familia.
VIII. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Sala Cuarta de Revisión de la Corte Constitucional,
administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,
RESUELVE
2013 por el Juzgado Segundo Penal Municipal para Adolescentes con Función de