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DIR – Bayron Cardenas Lizarazo

La pedagogía, como disciplina fundamental en el ámbito educativo, se enfrenta al desafío


constante de adaptar, hacer más inteligente o cambiar al individuo a través de sus prácticas y
enfoques educativos. En esta tarea, la pedagogía se apoya en diversos principios psicológicos que
informan y guían su tarea, reconociendo la complejidad del proceso de enseñanza y aprendizaje y
su impacto en el desarrollo integral de un sujeto.

Uno de los pilares sobre los cuales se sustenta la pedagogía es el estudio de las teorías del
aprendizaje. Estas teorías, que incluyen el conductismo, el cognitivismo y el constructivismo,
ofrecen perspectivas fundamentales sobre cómo los individuos adquieren conocimientos,
habilidades y actitudes. Desde el conductismo, que enfatiza el papel del ambiente y el
condicionamiento en el aprendizaje, hasta el constructivismo, que destaca la construcción activa
del conocimiento por parte del estudiante, estas teorías características para comprender y diseñar
experiencias educativas efectivas.

Además, la pedagogía se beneficia del estudio del desarrollo cognitivo, explorando cómo los niños
y los adolescentes desarrollan la inteligencia, el razonamiento y la comprensión del mundo que los
rodea ayudándolos en el aprendizaje y la evolución del pensamiento a lo largo de la vida.

Sin embargo, la pedagogía no se limita únicamente al ámbito cognitivo, sino que también
considera aspectos emocionales y motivacionales. El estudio de la motivación, en particular, es
crucial para comprender cómo fomentar la participación y el compromiso con el aprendizaje. Es de
resaltar la importancia de satisfacer las necesidades psicológicas básicas, como la autonomía, la
competencia y la relación, para promover la motivación intrínseca y el desarrollo personal.

La pedagogía reconoce la relevancia del desarrollo moral y social en la formación del individuo. Las
teorías del desarrollo moral, así como el estudio del apego y las relaciones interpersonales,
proporcionan conocimientos cruciales sobre cómo los individuos internalizan normas éticas y
establecen vínculos significativos con los demás. En este sentido, la educación no solo se trata de
adquirir conocimientos académicos, sino también de cultivar valores, habilidades sociales y un
sentido de responsabilidad cívica.

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