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Creación de materiales para el proyecto:

Pláticas con Jesús.


Objetivos
1. Que las charlas del JuniorClub estén centradas en la vida de Jesucristo y en la
oración.
2. Enseñar a la gente a conversar con Jesús a través de distintas actividades en
el oratorio y por escrito.

Materiales para crear.


3. Libro del profesor.
a. Para todas las semanas por nivel (son 4 niveles: 9-12 años)
4. Libreta del alumno para apuntar su oración.
a. Para los ratos de oración de todas las semanas en el Junior Club.
5. Colección de presentaciones en Power Point para poder impartir las charlas.
a. Para las charlas previas a la oración de todas las semanas.
6. Grabación de algunas canciones para las charlas.
a. Para 5 actividades.

Recursos necesarios
1. Diseño gráfico para todos los niveles.
2. Caricaturista para las distintas escenas que se hagan.
3. Los capítulos se irán construyendo a lo largo del año.
4. Maquetador de libro y libreta.
Indice
Objetivos
Materiales para crear.
Recursos necesarios
Metodología
Jesús, la hemorroísa y Tabithá
Jesús te enseña
Plática con Jesús
Jesús te pregunta:
Pregunta a Jesús.
Posibles preguntas:
El endemoniado de Gerasa
Jesús te enseña
Plática con Jesús
Jesús te pregunta:
Pregunta a Jesús.
Posibles preguntas:
Jesús y los enfermos
Qué nos enseña Jesús
En el oratorio
Jesús te pregunta
Pregunta a Jesús.
Jesús y los enfermos
Charla: ¿qué nos enseña Jesús?
En el oratorio: conversación con Jesús
Jesús te pregunta
Pregunta a Jesús
El demonio mudo
Enseñanzas de Jesús
Jesús te pregunta.
Pregunta a Jesús
El examen más importante.
Jesús te enseña
En el oratorio: conversación con Jesús.
Jesús te pregunta.
Pregunta a Jesús
Escuchar al Señor: la Transfiguración.
Jesús nos enseña
Jesús te pregunta
Pregunta a Jesús
Ni aunque un muerto resucite.

Metodología1
Oración introductoria: Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que
me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis
pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada,
san José, mi padre y señor, ángel de mi guarda interceded por mí.

Ahora, al principio de la oración mental, conviene realizar las dos primeras


medidas de seguridad explicadas debajo: nn. 1 y 2. Las nn. 3 y 4 es bueno
practicarlas durante el resto del tiempo. Si durante el intervalo que permaneces
espiritualmente junto al Señor, notaras que necesitas repetir de nuevo las nn. 1 y 2,
que no te importe hacerlo; al contrario, es tiempo muy bien aprovechado de
oración poderosa.

1. Recogimiento de la mente: No se trata de rechazar distracciones sino de calmar


pasiones, en es­pecial cuatro: ALEGRÍA, TRISTEZA, ANHELO Y TEMOR.

Durante alrededor de 1 minuto, intentar descubrir si tu alma se encuentra en


alguno de esos cuatro es­tados. Al detectarlo, es muy útil decirle interiormente a
Dios:

"Señor, yo solo no puedo: confío en que me vas a cal­mar esta pasión (por ejemplo,
tristeza) por tu gran Mi­sericordia, aunque yo no lo merezca". También es muy útil
esta jaculatoria: "Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una
Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío" enseñada por el Señor a santa
Faustina Kowalska (Diario n.187).

Notarás una gran calma después de repetir alguna de estas ora­ciones tras cada una
de tus pasiones. En este momento, y si cumples los nn. 2 y 3, podrás confiar en tu
mente.

1
De Francisco Crespo Giner:
https://franciscojosecrespo.blogspot.com/2020/05/como-aprender-hablar-con-dios-
en-5_24.html
2. Recogimiento de la voluntad: Desear cumplir la Voluntad de Dios en todo
aquello que vayamos a consultarle, comprobando nuestra sinceridad ante las
distintas posibles respuestas que pueda dar el Señor.

Es aconsejable ser aquí muy cuidadoso para evitar el silencio de Dios y


también para asegurar que sólo Él nos hablará. Si voy a preguntarle algo que no
requiera obedecerle, como el parecer sobre alguien, o su opinión acerca de un
acontecimiento, también he de prepararme compro­metiéndome a realizar su
Voluntad.

3. Pensar: Contar algo a Dios o interrogarle, razonar una respuesta y detectar la


primera idea que se imprima en nuestro intelecto; o bien, la primera moción de la
voluntad. Si se puede, CONVIENE MUCHO ESCRIBIR TODA LA CONVERSACIÓN,
porque se iluminarán asombrosamente los detalles de las ideas recibidas y
mantendremos el recogimiento mucho más tiempo y sin lagunas. La primera
moción de la voluntad o idea que aparezca en nuestra mente suele ser la más
segura.

Suele ser muy útil preguntarle con frecuencia sobre nuestros asun­tos
diarios, por pequeños o simples que parezcan, pues Él no habla solo de religión:
dialogar sobre cualquier tema. Se sirve de lo que, más bien, parecen nuestros
razonamientos. Conviene recordar además que Dios, de modo habitual, se
comu­nica flojo. Puede que no captemos respuesta alguna: deberemos entonces
respetar el silencio divino y saber que lo más probable será que nos responda más
tarde con obras. Las contestaciones en forma de imágenes o de recuerdos aislados
no son fiables. No es recomenda­ble confiar en los sueños. Las respuestas obtenidas
al azar no aseguran la certeza. Simplificación errónea: si el pen­samiento es bueno
procede de Dios, del demonio si es malo y, si parece indiferente, entonces es mío.
Deducción equivo­cada: distingo lo que me dice Dios porque siempre es lo más
costoso o bien inflama el sentimiento. No siempre es de Dios lo sorprendente o
novedoso.

4. Confiar plenamente, en adelante, en que esa idea o moción procede de Dios.


Al Señor le agrada particularmente el abandono confiado como consecuencia de la
seguridad en sus ilu­minaciones. Es difícil que deje de premiarlo con una paz
notable y, a menudo, los acontecimientos se preci­pitarán con rapidez hasta ratificar
el origen divino de lo transmitido, en especial para los principiantes.

Oración para terminar: Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos
afectos e inspiraciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda
para ponerlos por obra. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de
mi guarda interceded por mí [1].

Y lo más importante: practicar estos cuatro puntos a ser posible durante no menos
de 15 minutos cada día (como dijo santa Teresa de Jesús), preferiblemente antes de
ir a trabajar. Se puede hacer en casa, pero lo ideal es delante de un sagrario o con el
Santísimo expuesto a la vista.

Jesús, la hemorroísa y Tabithá2


Evangelio (Mc 5, 21-43)
Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una
gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar. Viene uno de
los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies y le
suplica con insistencia diciendo:
-Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para
que se salve y viva.
Se fue con él, y le seguía la muchedumbre, que le apretujaba.
Y una mujer que tenía un flujo de sangre desde hacía doce
años, y que había sufrido mucho a manos de muchos
médicos y se había gastado todos sus bienes sin aprovecharle
de nada, sino que iba de mal en peor, cuando oyó hablar de
Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y le tocó el
manto -porque decía: ‘Con que toque su ropa, me curaré’-. Y de repente se secó la
fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad. Y al
momento Jesús conoció en sí mismo la fuerza salida de él y, vuelto hacia la
muchedumbre, decía:
-¿Quién me ha tocado la ropa?
Y le decían sus discípulos:
-Ves que la muchedumbre te apretuja y dices: ‘¿Quién me ha tocado?’.
Y miraba a su alrededor para ver a la que había hecho esto. La mujer, asustada y
temblando, sabiendo lo que le había ocurrido, se acercó, se postró ante él y le dijo
toda la verdad. Él entonces le dijo:
-Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia.
Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del
jefe de la sinagoga, diciendo:
-Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro?
Jesús, al oír lo que hablaban, le dice al jefe de la sinagoga:
-No temas, tan sólo ten fe.
Y no permitió que nadie le siguiera, excepto Pedro, Santiago y
Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la

2
Se trata de contar la historia como un cuenta cuentos, adaptándolo al público que escucha.
sinagoga, y ve el alboroto y a los que lloraban y a las plañideras. Y al entrar, les dice:
-¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme. Y se
burlaban de él. Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre
de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña. Y tomando la
mano de la niña, le dice:
-‘Talitha qum’ -que significa: ‘Niña, a ti te digo, levántate’.
Y enseguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron
llenos de asombro. Les insistió mucho en que nadie lo supiera, y dijo que le dieran a
ella de comer.

Jesús te enseña3
1. Jesús cura las enfermedades y la muerte.
2. Jesús se preocupa por los enfermos.
3. Jesús hace milagros si encuentra fe, aunque sea poca.

Plática con Jesús4

Jesús te pregunta:
¿Qué milagro te gustaría que te hiciera?

Pregunta a Jesús.
Un buen conversador siempre hace buenas preguntas ¿qué preguntarías a Jesús
después de presenciar estas escenas?

Posibles preguntas:
1. Jesús, ¿Por qué esperaste 12 años para curar a la mujer?
2. Jesús, ¿cómo tener una fe tan grande para que hagas estos milagros?
3. Jesús, ¿Por qué hiciste el milagro de la niña si su padre pensaba que ya no
había nada qué hacer?

El endemoniado de Gerasa
Evangelio (Mc 5, 1-20)
Y llegaron a la orilla opuesta del mar, a la región de los
gerasenos. Apenas salir de la barca, vino a su encuentro

3
En plan conversatorio, antes de entrar al oratorio, intentar hacer un listado de las enseñanzas que te da Jesús en este evangelio. Aquí se
sugieren 3 por si los oyentes no logran identificar ninguna. Y también, hacer un listado de algunas preguntas para hacer a Jesús a solas
después de presenciar la escena del evangelio.
4
Después de la pequeña charla van al oratorio y contestan por escrito en sus libretas la pregunta que hace Jesús y las preguntas que
hagan a Jesús y, lo más importante, escribir las posibles respuestas de Jesús.
desde los sepulcros un hombre poseído por un espíritu impuro, que vivía en los
sepulcros y nadie podía tenerlo sujeto ni siquiera con cadenas; porque había estado
muchas veces atado con grilletes y cadenas, y había roto las cadenas y deshecho los
grilletes, y nadie podía dominarlo. Y se pasaba las noches enteras y los días por los
sepulcros y por los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Al ver a Jesús desde
lejos, corrió y se postró ante él; y, gritando con gran voz, dijo:
—¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te conjuro por Dios
que no me atormentes! -porque le decía: ‘¡Sal, espíritu impuro, de este hombre!’

Y le preguntó:
—¿Cuál es tu nombre?

Le contestó:
—Mi nombre es Legión, porque somos muchos.

Y le suplicaba con insistencia que no lo expulsara fuera de la región.

Había por allí junto al monte una gran piara de cerdos paciendo. Y le suplicaron:

—Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.


Y se lo permitió. Salieron los espíritus impuros y entraron
en los cerdos; y la piara, alrededor de dos mil, se lanzó
corriendo por la pendiente hacia el mar, donde se iban
ahogando. Los porqueros huyeron y lo contaron por la
ciudad y por los campos. Y acudieron a ver qué había
pasado. Llegaron junto a Jesús, y vieron al que había
estado endemoniado -al que había tenido a ‘Legión’-
sentado, vestido y en su sano juicio; y les entró miedo. Los
que lo habían presenciado les explicaron lo que había
sucedido con el que había estado poseído por el demonio
y con los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se alejase de
su región. En cuanto él subió a la barca, el que había estado endemoniado le
suplicaba quedarse con él; pero no lo admitió, sino que le dijo:

—Vete a tu casa con los tuyos y anúnciales las grandes cosas que el Señor ha hecho
contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.

Se fue y comenzó a proclamar en la Decápolis lo que Jesús había hecho con él. Y
todos se admiraban.
Jesús te enseña5
1. Jesús es muy poderoso, mucho más que los demonios.
2. Jesús valora más a las personas que a los cerdos.
3. Jesús escoge personas para que prediquen su mensaje.

Plática con Jesús6

Jesús te pregunta:
¿En qué ocasiones me has echado de tu alma como me echaron del pueblo de
Gerasa?

Pregunta a Jesús.
Un buen conversador siempre hace buenas preguntas ¿qué preguntarías a Jesús
después de presenciar estas escenas?

Posibles preguntas:
1. Jesús, ¿Los demonios saben quién eres, por qué no se convierten?
2. Jesús, ¿por qué no te llevas al que era endemoniado cuando te lo pide?
3. Jesús, ¿Cómo saber si está cerca el demonio?

Jesús y los enfermos


Evangelio (Mc 6, 53-56)
Acabaron la travesía hasta la costa, llegaron a
Genesaret y atracaron.
Cuando bajaron de la barca, enseguida lo
reconocieron.
Y recorrían toda aquella región, y adonde oían
que estaba él le traían sobre las camillas a
todos los que se sentían mal.
Y en cualquier lugar que entraba, en pueblos
o en ciudades o en aldeas, colocaban a los
enfermos en las plazas, y le suplicaban que les
dejase tocar al menos el borde de su manto; y
todos los que le tocaban quedaban sanos.

5
Sería conveniente que dentro de los materiales para este proyecto existan presentaciones gráficas sugerentes que faciliten a los niños
meterse en las escenas. También podrían utilizarse canciones o pequeños videos.
6
Se podrían fabricar los cuadernos para los niños de manera que pudieran escribir en ellos directamente y así recordar las cosas que Jesús
les diga al pasar el tiempo.
Qué nos enseña Jesús
1. El amor que tiene a los enfermos.
2. El gran poder que tiene Jesucristo.
3. Los que reconocen a Jesús y a sus discípulos son en los que obra los milagros.

En el oratorio
Lo primero: recogimiento, pedir al Señor que calme nuestros sentimientos de
tristeza, alegría, aburrimiento, inquietud.
Jesús te pregunta
¿Qué enfermedad espiritual quisieras que te curara y por qué?

Pregunta a Jesús.
1. ¿Ahora también haces milagros?
2. ¿Nosotros podemos curar enfermos?

Jesús y los enfermos


Llegan a Betsaida y le traen un ciego suplicándole que lo
toque. Tomando de la mano al ciego lo sacó fuera de la
aldea y, poniendo saliva en sus ojos, le impuso las manos
y le preguntó:

—¿Ves algo?

Y alzando la mirada dijo:

—Veo a hombres como árboles que andan.

Después le puso otra vez las manos sobre los ojos, y


comenzó a ver y quedó curado, de manera que veía con
claridad todas las cosas.

Y lo envió a su casa diciéndole:

—No entres ni siquiera en la aldea.

Charla: ¿qué nos enseña Jesús?


1. Jesús cura todo tipo de ceguera.
2. De la mano de Jesús miramos a los demás como realmente son.
3. Jesús espera que le llevemos personas
En el oratorio: conversación con Jesús
Lo primero: recogimiento, pedir al Señor que calme nuestros sentimientos de
tristeza, alegría, aburrimiento, inquietud.

Jesús te pregunta
¿Qué te gustaría qué te limpiará (tu pereza, egoísmo, desorden...)? ¿Qué te gustaría
ver? ¿Sabes dónde te puedes limpiar (la confesión)?

Pregunta a Jesús
1. ¿Por qué él miraba a los hombres como árboles, si tú ya le habías puesto
saliva en los ojos?
2. ¿Por qué le dijiste que no entrará a la aldea?

El demonio mudo
Evangelio (Mc 9,14-29)

En aquel tiempo, al llegar Jesús junto a los discípulos vieron una gran
muchedumbre que les rodeaba, y unos escribas que discutían con ellos. Nada más
verle, todo el pueblo se quedó sorprendido, y acudían corriendo a saludarle.

Y él les preguntó:

- ¿Qué estabais discutiendo entre vosotros?

A lo que respondió uno de la muchedumbre:

- Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu mudo; y en cualquier sitio que
se apodera de él, lo tira al suelo, le hace echar espumarajos y rechinar los dientes y
lo deja rígido. Pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.

Él les contestó:

- ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar entre vosotros? ¿Hasta
cuándo tendré que soportaros? Traédmelo.

Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, hizo retorcerse al niño, que


cayendo a tierra se revolcaba echando espumarajos. Entonces preguntó al padre:
- ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?

Le contestó:

- Desde muy pequeño; y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua, para


acabar con él. Pero si algo puedes, compadécete de nosotros y ayúdanos.

Y Jesús le dijo:

- ¡Si puedes...! ¡Todo es posible para el que cree!

Enseguida el padre del niño exclamó:

- ¡Creo, Señor; ayuda mi incredulidad!

Al ver Jesús que aumentaba la muchedumbre, increpó al espíritu impuro


diciéndole:

- ¡Espíritu mudo y sordo: yo te lo mando, sal de él y ya no vuelvas a entrar en él!

Y gritando y agitándole violentamente salió. Y quedó como muerto, de manera que


muchos decían:

- Ha muerto.

Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó y se mantuvo en pie.

Cuando entró en casa le preguntaron sus discípulos a solas:

- ¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo?

-Esta raza -les dijo- no puede ser expulsada por ningún medio, sino con la oración.

Enseñanzas de Jesús
1. Hay demonios mudos que nos impiden buscar ayuda cuando tenemos un
problema.
2. Todo es posible para el que cree, para Dios no hay nada imposible.
3. Jesús nos ama y ayuda a pesar de que nos falte fe. Pidamos fe, cuando
sintamos que nos falta.
No olvides recogerte primero en silencio hasta que Dios calme tus sentimientos de
alegría, tristeza, aburrimiento o temor. Y tampoco olvides escribir toda tu plática
con Jesús.

Jesús te pregunta.
- Hijo mío ¿crees? ¿Confías en mi? ¿Cuentame alguna acción en la que
muestres tu fe por mi?

Pregunta a Jesús
- Hoy se trata de imaginar que Jesús te cuenta lo que será la vida de este
muchacho y su papá después del milagro. Escríbelo como si Jesús te lo
estuviera contando de verdad (que es verdad)

El examen más importante.


Evangelio (Mt 25,31-46)

Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria y acompañado de todos los ángeles,
se sentará entonces en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las
gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los
cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda.

Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Venid, benditos de mi Padre,
tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo:
porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era
peregrino y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis,
en la cárcel y vinisteis a verme”.

Entonces le responderán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te


dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos peregrino y te
acogimos, o desnudo y te vestimos?, o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y
vinimos a verte?”

Y el Rey, en respuesta, les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de
estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.

Entonces dirá a los que estén a la izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno preparado para el diablo y sus ángeles: porque tuve hambre y no me disteis
de comer; tuve sed y no me disteis de beber; era peregrino y no me acogisteis;
estaba desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces le replicarán también ellos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o
sediento, peregrino o desnudo, enfermo o en la cárcel y no te asistimos?”

Entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno
de estos más pequeños, también dejasteis de hacerlo conmigo. Y éstos irán al
suplicio eterno; los justos, en cambio, a la vida eterna”.

Jesús te enseña
1. Lo que más valora Jesús es que ayudemos a los más necesitados con obras.
2. Jesús se hace enfermo, hambriento, preso, necesitado y quiere que allí nos
encontremos con Él.

En el oratorio: conversación con Jesús.


No te olvides que lo primero es recogerte unos minutos de todas las distracciones y
ruido interior.

Jesús te pregunta.
¿Quién es el más necesitado de tu casa? y ¿Qué podrías hacer para ayudarle?

Pregunta a Jesús
¿Jesús crees que ya estoy haciendo bastante por los demás? ¿qué te gustaría que
hiciera por mis amigos?

Escuchar al Señor: la Transfiguración.


Mateo 17:1-9
Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y los llevó a un monte alto
donde podían estar solos. Allí, en presencia de ellos, se transfiguró: su rostro brilló
como el sol y sus ropas se volvieron tan blancas
como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y
Elías, que hablaban con él. Entonces Pedro se
dirigió a Jesús. Señor -le dijo-, es maravilloso que
estemos aquí; si quieres, haré aquí tres tiendas:
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.'
Todavía estaba hablando cuando, de repente, una
nube brillante los cubrió de sombra, y de la nube
salió una voz que decía: 'Este es mi Hijo, el Amado;
goza de mi favor. Escuchadle". Al oír esto, los
discípulos cayeron de bruces, sobrecogidos de
miedo. Pero Jesús se acercó y los tocó. Levántense
-les dijo-, no tengan miedo. Y cuando levantaron los ojos, no vieron a nadie, sino sólo
a Jesús.

Jesús nos enseña


Antes de entrar al oratorio, brevemente piensa en las enseñanzas de este evangelio.
1. Jesús es verdadero Dios.
2. El cielo será algo tan increíble que ni siquiera nos podemos imaginar un poco
como es.
3. Dios Padre quiere que escuchemos a su hijo.

Jesús te pregunta
En el oratorio, después de tomar 1 minuto para recogerte, y pedir a Dios que quite
las distracciones y calme tu alma, contesta por escrito esta pregunta:
- Hijo mío ¿qué cosas en tu vida impiden que me escuches con atención?

Pregunta a Jesús
También por escrito y muy atento a las respuestas pregunta algo a Jesús, pueden
servirte estos ejemplos:
- ¿Por qué hablas tan bajito y pasando desapercibido?
- ¿Cómo puedo tener más fuerzas para hacer lo que he escuchado que me
pides?
- Pedro se emociona mucho en este relato ¿Qué hacer cuando no me
emocionan tus cosas?

Ni aunque un muerto resucite.


Evangelio (Lc 16,19-31)
«Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino finísimo, y todos los días
celebraba espléndidos banquetes. En cambio, un pobre llamado Lázaro yacía
sentado a su puerta, cubierto de llagas, deseando saciarse de lo que caía de la mesa
del rico. Y hasta los perros venían a lamerle
las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre
y fue llevado por los ángeles al seno de
Abrahán; murió también el rico y fue
sepultado. Estando en los infiernos, en
medio de los tormentos, levantando sus ojos
vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su
seno; y gritando, dijo:
«Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a
Lázaro para que moje la punta de su dedo
en agua y me refresque la lengua, porque
estoy atormentado en estas llamas».
Contestó Abrahán: «Hijo, acuérdate de que tú recibiste bienes durante tu vida y
Lázaro, en cambio, males; ahora aquí él es consolado y tú atormentado. Además de
todo esto, entre vosotros y nosotros se interpone un gran abismo, de modo que los
que quieren atravesar de aquí hasta vosotros, no pueden; ni tampoco pueden pasar
de ahí hasta nosotros».
Y él dijo: «Te ruego entonces, padre, que le envíes a casa de mi padre, porque tengo
cinco hermanos, para que les advierta y no vengan también a este lugar de
tormentos».
Pero replicó Abrahán: «Tienen a Moisés y a los Profetas. ¡Que los oigan!»
Él dijo: «No, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos va a ellos, se
convertirán».
Y le dijo: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se convencerán aunque
uno resucite de entre los muertos».

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