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Di a quien soporta una pena: una pena no es eterna.

De idéntica manera a como la alegría se va, perecen las penas.


Pero no sabe
que cuando una mujer desea algo, lo consigue. Por eso dijo el poeta:
No te fíes de las mujeres; no des crédito a sus promesas.
Hacemos el bien y nos devuelven el mal; esto —¡por vida mía!— es
acción de perversos.
Quien hace favores a gentes extrañas, recibe la misma recompensa que
quien da hospitalidad a la hiena.»
“No hay cuerpo sin envidia”, o bien: “La injusticia está latente en el cuerpo; si es fuerte, aflora; si
es débil, se disimula”.
Abandona tus preocupaciones, pues todas las cosas dependen del Destino.
Alégrate al pensar en la llegada del bien inmediato y así olvidarás lo
pasado.
Tal vez un hecho que te encoleriza, encierra en sí el origen de una pronta
satisfacción.
Dios hace lo que quiere: no te opongas.
No te preocupes y olvida tus dificultades, pues las dificultades destruyen
el buen sentido.
No anduvo jamás ni por terreno muy seco ni por terreno lleno de barro: la
luz de su recto entender le impidió resbalar.
Al malvado le basta
con su acción”

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