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Ombré: Mientras que tanto el balayage como el ombré se pueden crear a mano
alzada (con o sin el uso de papel de aluminio), ombré significa que las raíces son
naturales y que el cabello desde los medios hasta las puntas se decolora
uniformemente para lograr una graduación suave, de oscuro a claro. Esto contrasta
con el enfoque más pictórico del balayage, que muestra reflejos de tonos claros y
oscuros dispersos por todas partes, no solo desde los medios hacia abajo.
Degradado: El degradado es el primo hermano del ombré. El efecto final hace que
el cabello desde los medios a las puntas parezca como si se hubiera,
digamos, sumergido en un tinte que contrasta con el color de base natural. Podría
ser un rubio brillante o algo más atrevido, como azul, rosa o verde agua. No hay
degradados suaves como los que se ven con el ombré y balayage, solo una línea
clara que separa los dos colores.
5. ¿A quién le queda bien el
balayage?
A todo el mundo. Debido a que el balayage se puede personalizar para favorecer el
color del cabello base, esta tendencia sienta bien a la más cálida de las rubias, a la
más oscura de las morenas y a la más radiante de las pelirrojas. Es perfecta para
cualquiera que desee un color con menos necesidad de mantenimiento y un
crecimiento más suave, ya que las mechas suelen comenzar a varios centímetros de
la raíz, lo que significa que están destinadas a verse crecidas.