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Ver: F.A. FIGUEIREDO OFM, La vida de la Iglesia primitiva,
Bogotá, CELAM 1991, pp.280ss.
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Vida de San Agustín: PL 32, 33-66. Respecto a la "regla de
San Agustín", como primera regla de "vida apostólica", antes de la
regla de San Pacomio y de San Benito, ver: CL. BOFF, La vita della
comunione dei beni, la regola di S. Agostino, Assisi, Cittadella
Ed. 1991.
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"Novi virum totius apostolicae regulae sectatorem". Cfr.
Acta canonizationis sancti Dominici, Monumenta O.P. Mist. 16,
Romae 1935, pp.30ss, 146-147.
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Ver también el decreto conciliar "Ad Gentes" nn.23-25.
Comentario en: AA.VV., Chiesa e missione, Roma, Pont. Univ.
Urbaniana 1990. Comentario a "Redmptoris Missio": AA.VV., Haced
discípulos a todas las gentes, Comentario y texto de la encíclica
"Redemptoris Missio", Valencia, EDICEP 1991, 249-270; AA.VV.,
Cristo, Chiesa, Missione, commento all'enciclica "Redemptoris
Missio", Roma, Pont. Univ. Urbaniana 1992; AA.VV., Redemptoris
Missio, Riflessioni, Roma, Pontificia Università Urbaniana 1991;
AA.VV., La missione del Redentore, Leumann, Torino, LDC 1992.
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Mt 9,35-10,42; Mc 6,7-13.30-31; Lc 9, 1-10 y 10, 1-24.
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Aprovecho principalmente las investigaciones de: J. ERNST,
Il vangelo secondo Luca, Brescia, Morcelliana 1990; Idem, Il
vangelo secondo Marco, Brescia, Morcelliana 1991; J.A. FITZMYER,
Luca teologo, Aspetti del suo insegnamento, Brescia, Queriniana
1991 (cap. 5º: Il discepolato negli scritti lucani); I. GOMA', El
evangelio de San Mateo, Madrid, Marova 1976 (I, cap. V: Los
enviados del Mesías).
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En la comunidad eclesial de los "Hechos" se habla de la
misión también en relación a la comunión y al desprendimiento de
los bienes. Cfr. Act 2,42-47; 4,32-34, etc.
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10
J. ERNST, Il vangelo secondo Marco, o.c, p. 272ss (L'invio
dei dodici discepoli).
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Los "discípulos" de Jesús ("mathêtés") son llamados con
exigencias totalmente diversas de los discípulos de los rabinos
(ver "mathêtés" en G. KITTEL). El término "mathêtés", en sentido
de discípulo religioso, parece un término cristiano de finales del
siglo primero. No obstante, la figura de los discípulos enviados
por Jesús queda en pie con todas sus exigencias evangélicas
procedentes de la misión realizada por el Señor. Ver: J.A.
FITZMYER, o.c., cap. 5º, p.97ss.
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12
AA.VV., Vocación común y vocaciones específicas, Madrid,
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encontramos que la llamada (ya antes del discurso misionero) trae como
consecuencia "dejarlo todo" (Mt 4,18-22; Lc 5,4-11); el seguimiento
radical de Cristo arranca de una vocación especial a la misión (Mt 8,18-
22; 19,27; Mc 10,28). Los "apóstoles" son, pues, escogidos para prolongar
a Cristo y su mismo estilo de vida en la misión.
Tanto en el discurso misionero como en la acción misionera de Jesús
se puede constatar una cierta separación respecto a la comunidad, sobre
todo por el modo de vivir y por la misma llamada. Pero esta "separación"
significa un tono de cercanía radical a los evangelizandos. La
"separación" es sólo para potenciar la "inserción" en la realidad humana,
como consecuencia de la Encarnación del Verbo: "Jesús pasaba por todas las
ciudades... curando toda enfermedad y dolencia... se apiadó de ellos"...
(Mt 9,35-36). Por esto, no caben los privilegios humanos en la vida del
apóstol (ver apartado n.4), puesto que los apóstoles son "los pequeños"
(Mt 10,42), para servir en el último lugar (Lc 9,48).
Hay que constatar también que el discurso misionero (en el que se
confía la misión a los apóstoles), presupone haber convivido con Jesús,
que les llamó anteriormente, y haber observado el modo de misionar de
Jesús. De hecho, los apóstoles han vivido anteriormente la llamada por
medio de la escucha de la palabra y del estilo de vida (seguimiento)
semejante al de Jesús. Así se convierten en evangelizadores, anunciando la
palabra y prolongando a Jesús.
La vocación, según el discurso misionero, presupone una llamada
anterior, que se hizo encuentro (relación personal) y seguimiento
permanente. El discurso acentúa la misión, a partir de una llamada y
señalando unas exigencias intrínsecas.13
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13
Respecto a la vocación misionera, ver la nota anterior y:
AA.VV., Vocazione missionaria ad Gentes, Chiesa locale, Istituti
Missionari, Bologna, EMI 1987; J. ESQUERDA BIFET, La vocación
misionera, en: Vocación común y vocaciones específicas, Madrid,
Soc. Educ. Atenas 1984, 63-85; Idem, Spiritualità, vocazione e
formazione missionaria, in: Chiesa e missione, Pont. Univ.
Urbaniana 1990, 199-225 (comentario a "Ad Gentes").
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Cfr. I. GOMA', o.c., p.549, copmentando Mt 10,34-39.
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15
Cfr. Is 49,15. Ver textos veterotestamentarios de
"compasión" y amor materno de Dios, comentados en la encíclica
"Dives in misericordia", III, n. 4.
10
Pablo (Fil 1,8; 2,1; Col 3,12; 1Cor 10,22; 2Cor 6,12; Filemón 7,12.20),
después de haber experimentado él mismo el amor tierno de Cristo (Gal
2,20; 1Tim 1,13ss).16
3. La misión
El texto del discurso misionero ofrece un contenido relativamente
completo sobre la misión. Lo estudiamos directamente, aunque de suyo
debería relacionarse con otros textos de misión en el contexto de la
pasión, resurrección, ascensión y Pentecostés17. El misterio de la muerte y
glorificación de Jesús, con el envío del Espíritu, está latente en todo
texto que se refiera a la misión.
La identidad del apóstol consiste en prolongar la misma misión de
Jesús, corriendo su misma suerte, participando de sus mismos poderes y
ofreciendo un mismo mensaje para todos los hombres.
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16
La sintonía con los amores de Cristo es parte esencial de
la "vida apostólica". La formación sacerdotal (inicial y
permanente) está basada en esta sintonía: "Formar a los futuros
sacerdotes en la espiritualidad del Corazón del Señor, supone
llevar una vida que corresponda al amor y al afecto de Cristo
Sacerdote y Buen Pastor: su amor al Padre en el Espíritu Santo y
su amor a los hombres hasta inmolarse entregando su vida" (Exh.
Apost. "Pastores dabo vobis" 49).
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17
Jn 17,18; 20,21; Mt 28,19-20; Mc 16,14-20; Lc 24,45-53; Act
1-2.
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18
La participación en la misión de Cristo, "Siervo", incluye
esta faceta del Señor: "Jesucristo es Cabeza de la Iglesia su
Cuerpo. Es 'Cabeza' en el sentido nuevo y original de ser
'Siervo', según sus mismas palabras... (Mc 10,45)... La autoridad
de Jesucristo Cabeza coincide, pues, con su servicio, con su don,
con su entrega total, humilde y amorosa a la Iglesia. Y esto en
obediencia perfecta al Padre; él es el único Siervo doliente del
Señor, Sacerdote y Víctima a la vez... La vida espiritual de los
ministros del Nuevo Testamento deberá estar caracterizada, pues,
por esta actitud esencial de servicio al pueblo de Dios (cf. Mt
20,24ss; Mc 10,43.44) ... (cf. 1Pe 5,2-3)"... ("Pastores dabo
vobis" 21).
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19
En la encíclica "Redemptoris missio", explicando la
"comunión íntima con Cristo, se dice: "Precisamente porque es
'enviado', el misionero experimenta la presencia consoladora de
Cristo, que lo acompaña en todo momento de su vida. 'No tengas
miedo... porque yo estoy contigo' (Act 18, 9-10). Cristo lo espera
en el corazón de cada hombre" (RMi 88).
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23
J. ERNST, Il vangelo secondo Marco, o.c., I, Il ritorno
(6,30-31), p. 292ss.
15
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24
I. GOMA', o.c., V (Los enviados del Mesías), pp. 521ss,
comentando Mt 10,5ss.
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25
"El Reino de Dios no es un concepto, una doctrina o un
programa sujeto a libre elaboración, sino que es ante todo una
persona que tiene que tiene el rostro y el nombre de Jesús de
Nazaret, imagen del Dios invisible" (RMi 18).
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26
Mc 1,15: "creed en el evangelio"; Nt 5,48: "sed perfectos
como vuestro Padre". "El anuncio de la Palabra de Dios tiende a la
conversión cristiana, es decir, a la adhesión plena y sincera a
Cristo y a su Evangelio mediante la fe" (RMi 56).
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27
Mt 28,19-20; Mc 16,15-20; Lc 24,47-49; Act 1,1-8, etc.
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queda matizada por la misión ampliada a los paganos. Se nota una redacción
válida también para la Iglesia postpascual, que ha recibido el encargo de
Jesús de ir "a todos los pueblos". La predicación en "las casas" (Lc 10,5-
7) pasa a ser predicación en "las ciudades" (Lc 10,8-11). Estas ciudades
con "calles" y "plazas" (en plural) pueden indicar un cambio de
perspectiva cultural, pasando de un mundo más rural (Palestina) a otro más
urbano (fuera de Palestina).28
Si ahora los mensajeros (obreros) son pocos, luego serán más, para
preparar la siega del final de los tiempos. Los enviados pasan de ser doce
(Lc 9,1-6), a ser setenta y dos (Lc 10,1-20), como indicando ese aumento
querido por Jesús y que debe pedir la misma comunidad eclesial (Lc 10,2).
Lo importante es que estos mensajeros, pocos o muchos, no se entretengan
en cosas marginales. La "prisa" por evangelizar prohibe entretenerse en
"saludos" innecesarios de una instalación permanente (Lc 10,4). Esos
"saludos" duraban tres días de hospedaje... Los valores "culturales" deben
ceder a las exigencias del evangelio.
El discurso misionero, según San Lucas, tiene lugar en el "camino
hacia Jerusalén" (Lc 9,51). En los Hechos de los Apóstoles, los enviados
siguen a Cristo resucitado hacia el mundo (Act 1,8), porque se trata de
"hablar la Palabra de Dios con confianza... y audacia" (Act 4,31.33), como
"Palabra de vida" (Act 5,20), "para todos los que obedecen a Dios" (Act
5,32). La urgencia de pedir mayor número de mensajeros (Mt 9,38; Lc 10,2)
es porque "la Palabra de Dios debe expandirse" a todos los pueblos (cfr.
2Tes 3,1).
Estos mensajeros, que se irán sucediendo en todos los tiempos,
¿estarán disponibles para la misión? Dependerá de la autenticidad de su
seguimiento evangélico...
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28
J. ERNST, Il vangelo secondo Luca, o.c., vol. II, pp.466-
480, distingue entre el envío de los doce al pueblo de Israel (Lc
9,1-6) y el envío de los setenta y dos al mundo (Lc 10, 1-20).
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29
Ver bibliografía de las notas 2-4. Queda claro que los
Apóstoles, sus sucesores (los obispos) y sus inmediatos
colaboradores (presbíteros), en toda época histórica, están
llamados al seguimiento evangélico. Sólo ellos (y también los
diáconos) son llamados al "ministerio apostólico", que se comunica
21
Tanto "los doce" o los "apóstoles", enumerados por binarios, como los
"setenta y dos", todos serán enviados "de dos en dos" (Mc 6,7; Lc 10,1).
Esta será una praxis habitual en la Iglesia primitiva, como en el caso de
Bernabé y Saulo (Act 13,2). Esta praxis recuerda la ley mosaica sobre la
credibilidad garantizada por dos testigos (Deut 19,15).35
La unidad de caridad ("koinonia") entre los apóstoles es un factor
determinante de la comunión eclesial (Act 4,32). Por esta unidad (de
apóstoles y también de creyentes en general), oró Jesús en la última cena,
pidiendo que fuera reflejo de la comunión trinitaria (Jn 17,21-23). La
misión de Jesús de los apóstoles procede de la comunión divina (Jn 17,18;
20,21).36
La comunidad del grupo "apostólico" queda ampliada (además de los
setenta y dos según Lc 10,1) con el grupo de las mujeres (Lc 8,1-3). En
Juan destaca la presencia de María la Madre de Jesús ya desde el inicio
del seguimiento (Jn 2,12). En los Hechos, se hará notar esta presencia de
María en el Cenáculo, precisamente en relación a los Apóstoles (Act
1,14).37
El regreso de los apóstoles (y de los setenta y dos) es un hecho que
tiene importancia comunitaria (Mc 6,30-31; Lc 9,10; 10,17ss). El punto de
referencia y de apoyo de la unidad es siempre la persona de Jesús. Su
presencia se deja sentir en todo el proceso de seguimiento y de misión. En
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35
AA.VV., De dos en dos..., Salamanca, Sígueme 1980. Sólo
Lucas cuenta el envío de los setenta y dos, enviados de dos en
dos, con posible referencia a los setenta de Num 11,16. Nótese que
los nombres de los doce también se ponen por binarios en Mt 10,2-4
y Lc 6,13-16.
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36
Por esto la Iglesia será definida como misterio de
comunión, que refleja la comunión trinitaria y que, precisamente
por ello, construye la humanidad entera en esta misma comunión
(cfr. LG 4, citando a S. Cipriano). "Este supremo modelo de
unidad, reflejo de la vida íntima de Dios, Uno en tres Personas,
es lo que los cristianos expresamos con la palabra "comunión",
Esta comunión, específicamente cristiana, celosamente custodiada,
extendida y enriquecida con la ayuda del Señor, es el alma de la
vocación de la Iglesia a ser "sacramento", en el sentido ya
indicado" (SRS 40).
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37
En los Hechos, la "comunión" es la Iglesia como comunidad
"convocada" para amar. María dice relación a esta unidad. El
discípulo amado, según "Redemptoris Mater", recibió a María "en
comunión de vida" (RMa 45, citando a San Agustín).
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38
"La Iglesia, como Esposa de Jesucristo, desea ser amada por
el sacerdote de modo total y exclusivo como Jesucristo Cabeza y
Esposo la ha amado" (PDV 29). La misma exhort. apost. "Pastores
dabo vobis", repetidamente habla de ser trnasparencia del Buen
Pastor: "Por tanto, los presbíteros son llamados a prolongar la
presencia de Cristo, único y supremo Pastor, siguiendo su estilo
de vida y siendo como una transparencia de él en medio del rebaño
que les ha sido confiado" (PDV 15; cita 1Pe 5,1-4). En el n.49
dice: "llamado a hacerse epifanía y transparencia del buen pastor
que da la vida (cf. Jn 10,11.15)".
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1Tim 4,14. H. DE LUBAC, Les Eglises particulières dans
l'Eglise universelle, Paris, Aubier-Montange 1971; J. SANCHEZ
BOSCH, Iglesia e iglesias en las cartas paulinas, "Rev. Catalana
de Teologia" 8/1 (1983) 1-43; Idem, Nascut a temps. Una vida de
Pau l'Apòstol, Barcelona, Edit. Claret 1992; ST. VIRGULIN, Cristo
al centro della missione di Paolo, "Riv. di Vita Spirituale" 40
(1986) 378-397.