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MISANDRIA “UN MAL NACIENTE”

EDGAR PAUL GONZALEZ GUERRERO


2077470 CARRERA: IMTC
INDICE

PORTADA: …………………………………..…… 0

INDICE: …………………………………………… 1

INTRODUCCIÓN: ……………………….……….. 2

MISANDRIA Y EL CONTRASTE FILOSOFICO


CULTURAL DEL ODIO: …….………………….. 3

FEMINISMO: LA ENFERMEDAD QUE TRAE EL


VIRUS DE LA MISANDRIA: …..……………..… 6

MISANDRIA Y COMO AFECTA EL SEXO


MASCULINO: …………………………………..… 8

ESTADISTICAS DE ODIO HACIA EL SEXO


MASCULINO: …………………………………….. 9

EL ODIO DE UNA IDEOLOGIA HACIA EL


SEXO OPUESTO: ……………………………… 11

BIBLIOGRAFIA: ………………………………... 13

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MISANDRIA “DEFINICION Y PROBLEMA CULTURAL”

“Misandria” (odio al varón) es el reverso de misoginia (odio a la mujer), aunque la


Real Academia Española de la Lengua aún no contemple el primero de estos
términos. Sí contempla androfobia (miedo u horror al varón), pero conviene
distinguir y no confundir miedo u horror con odio.

Al igual que con la misoginia, no me centraré en la “misandria” como posible


problema patológico o neurosis individual, sino como fenómeno cultural que se
desarrolla a partir de actitudes aprendidas en escenarios culturales o sociales, y
no partiré del supuesto de que son el hombre o la mujer como sexo quienes
determinan la dominación y sometimiento de unos sobres otros, (aunque puede
ser claro el agravio comparativo histórico que sufre la mujer), sino las condiciones
estructurales, económicas, sociales y culturales. También rastrearé (no de forma
exhaustiva) en las referencias escritas que nos aproximan, de forma didáctica, a
las creaciones ideológicas (míticas-religiosas, poéticas…), producto de ese
indudable proceso dialéctico generado por los cambios en la estructura y
organización social.

La misoginia y la “misandria” están directamente relacionadas en sus orígenes con


la dialéctica matriarcado-patriarcado, recogida ya en las grandes creaciones
mítico-literarias griegas con sus luchas entre dinastías olímpicas que se
correspondían con posicionamientos sociales de apoyo o rechazo a las nuevas
formas de organización social que propiciaba el patriarcado emergente. Estas
creaciones mítico-literarias, que nos hablan de venganzas, incestos, crímenes de
sangre… apoyaban a unas determinadas formas de organización social y les
daban cobertura ideológica. Pero al igual que el rearme ideológico masculino
derivó y deriva en muchos casos en misoginia, el rearme ideológico femenino
derivó y deriva, también en muchos casos, en una actitud de odio al varón a la que
vamos a intentar seguir el rastro.

En el prefacio a la cuarta edición de su obra El origen de la familia, de la propiedad


privada y del Estado F. Engels hace referencia a la obra de Bachofen Derecho
materno (1861), señalando las principales tesis de éste, que resumo en el
continuum: promiscuidad sexual-línea de sucesión materna-dominio femenino
(“ginecocracia”)-ningún derecho individual de un hombre sobre la mujer-
monogamia igual a transgresión de la anterior norma.

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MISANDRIA Y EL CONTRASTE FILOSOFICO
CULTURAL DEL ODIO

Seguimos a F. Engels, que señala que para Bachofen el paso de lo que llama
impropiamente “heterismo” a la monogamia y del derecho materno al paterno se
produce entre los griegos con la introducción de nuevas divinidades que
representan ideologías nuevas en relación al grupo de divinidades tradicionales de
la época anterior de dominio del matriarcado. A partir de esta idea, Bachofen
interpreta la Orestiada de Esquilo como un ejemplo de confrontación entre el
derecho materno en retroceso y el derecho paterno emergente: Clitemnestra mata
a Agamenón, su marido, y Orestes, hijo de ambos, venga al padre quitando la vida
a su madre. Orestes es perseguido por las Erinias, que protegen el derecho
materno, pero Apolo y Atenea, que representan el derecho paterno, defienden a
Orestes.

Pero acerquémonos más en profundidad a la tragedia de Esquilo en la tercera


parte de la trilogía: Euménides (las propicias), nombre que reciben las Erinias
cuando ya han cedido a las razones de Atenea y Apolo en defensa de Orestes, y
escuchemos el coro de Erinias que hablan como una sola voz femenina en su
disputa con aquéllos: “¡Hay dioses nuevos! ¡Habéis pisoteado las antiguas leyes!
¡Me le habéis arrebatado de las manos! (a Orestes). Pero yo, la miserable, la
desgraciada, encendida en cólera, arrojaré sobre este suelo en desagravio de mi
afrenta todo el veneno que gotea mi corazón (…)”. Y el coro de Erinias remarca su
odio haciendo la admonición de que este veneno de odio “no perdonará a los
hombres”, volviendo a insistir cuando Atenea les ofrece (contando con la
aquiescencia de Zeus) honra, reconocimiento y primicias: “¡Yo sufriré esto, cielos!
(…) ¡Vomitemos todo el furor, todo el odio de nuestro pecho!”.

Odio, furor, despecho contra la posición emergente del patriarcado, contra los
hombres; odio personificado en este caso en la figura masculina de Orestes:
“misandria” producto de esta dialéctica matriarcado-patriarcado determinada por
las condiciones reales de existencia y por un reflejo religioso que no dejaba de ser
un rearme ideológico para defender o afirmar situaciones de poder y prestigio
social.

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Otro rastro mítico-literario relevante de ese odio y rechazo hacia el varón lo
encontramos también en la mitología griega, las Amazonas: legendario pueblo de
mujeres guerreras, cuyo nombre parece tener origen en la costumbre de cortarse
un pecho para que el manejo del arco o la lanza fuese más desahogado (su
nombre en griego significaría sin senos). Las Amazonas se gobernaban, sin la
intervención de los varones, por una reina (Hipólita, Pantasilea, Calafia…) y se
unían una vez al año con extranjeros para perpetuar la especie, pero solamente
conservaban con vida los hijos de sexo femenino. Aparecen en varias leyendas de
la Antigüedad que las relacionan con Heracles, Teseo, Peleo… y durante la guerra
de Troya, con Pantasilea como reina, muerta por Aquiles, como aliadas de los
troyanos. Herodoto incluye en el libro IV de su Historia (Melpómene), las
costumbres y orígenes de este pueblo mítico.

Hay a través del tiempo una persistencia y recreación del viejo mito amazónico,
sobre todo en la Edad Media y el Renacimiento, enriquecida la herencia griega por
la tradición germánica, las leyendas orientales, los relatos de viajeros medievales
(Marco Polo), la conquista de ultramar, etc. Hay obras importantes sobre el tema:
Historia de la destrucción de Troya de Guido delle Colonne; Sumas de historias
troyanas escrita por Leomarte. Hay también ejemplos en que los objetivos
literarios se pretenden solapar con objetivos históricos, por ejemplo, la Crónica
General de Alfonso X El Sabio, que atribuye la intervención de mujeres guerreras
en la toma de Valencia por el Cid. También las novelas de caballerías recogen el
mito amazónico; Rodríguez de Montalvo en su obra Las sergas de Esplandián las
sitúa en la batalla por la toma de Constantinopla al mando de la reina Calafia.
Después las Amazonas se implantan en la fantasía de los descubridores-
conquistadores de ultramar: Colón habla de ellas en sus diarios; Diego de
Velázquez dirigiéndose a Hernán Cortés (1518); Cortés dirigiéndose a Carlos V
(1522). Nuño de Guzmán dirigiéndose a Carlos V (1531) escribe… “y que entre
estas provincias hay una de mujeres que no habitan con hombres ni los
consienten sino en cierto tiempo del año, y de lo que paren, si es hembra, lo dejan
consigo, y si varón, dicen que lo matan…”

Como vemos, a través del tiempo, el mito amazónico repite y repite la primitiva
caracterización: gobierno de las mujeres (ginecocracia), odio a los hombres,
belicosidad, reproducción para conservar la población femenina; en fin,
“misandria” reflejada en un mito intemporal que surgió en el principio de la Historia,
seguramente cuando la primitiva organización gentilicia (gens) comenzó a
expulsar a los descendientes femeninos a la “gens” del padre del miembro
femenino, quedando así abolida la filiación femenina y el derecho hereditario
materno.

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Otro mito que recrea la literatura, a través de los romances, la lírica tradicional y el
teatro, son las leyendas de las serranas: la mujer montaraz, la mujer vengadora de
su honra, la mujer selvática…, que aún antes de Juan Ruiz en El Libro de Buen
Amor, ya trataban los poetas medievales y cuya fusión de procedencias indica la
variedad de fuentes y lugares de estas leyendas y su sustrato más o menos real.
Centrándonos en la literatura española tenemos a Luis Vélez de Guevara y a Lope
de Vega con sus serranas de la Vera; a J. de Valdivielso y su serrana de
Plasencia; a Tirso de Molina con Antona García y La dama del Olivar…

Pero los tipos literarios de estas obras no se mueven ya en la dialéctica anterior


(matriarcado-patriarcado), sino dentro de unas instituciones marcadas por normas
y leyes represivas claramente inclinadas en perjuicio de la mujer, sometida no solo
socialmente sino sexualmente. Gila, la mujer vengadora de su honra en la obra de
Vélez de Guevara, no permite que su padre vengue la ofensa; ella misma lo hará
tratando de demostrar que tiene condiciones para organizar su estado social: “No
quiero ver que nadie me sujete/ no quiero que ninguno se imagine/ dueño de mí; la
libertad pretendo.”

No cabe duda de que este tema literario tiene una cierta implicación con la
“misandria”: mujeres apartadas en despoblado, aguerridas, que no renuncian a
refocilarse, pero tampoco a su independencia y no dudan en quitar la vida a los
hombres con los que se ayuntan. Todo ello enmarcado en una sociedad dominada
por los hombres, que somete a la mujer a una reducción injusta y a la renuncia de
su propio yo.

Alejándonos un tanto de los mitos y leyendas y ajustándonos al espacio y alcance


de esta reflexión, nos situamos ya en los siglos XX-XXI, no tanto para seguir el
rastro de la “misandria”, que lo hay, sino para tratar de ver cómo evoluciona y por
qué. En su ensayo Una habitación propia basado en dos conferencias dadas en
octubre de 1928, Virginia Woolf, hablando sobre las mujeres y la novela, señala
las ingentes dificultades de éstas, aún en las clases adineradas, para desarrollar
sus cualidades intelectuales. Encontrar en el siglo XVI o XVII a una mujer en
“estado mental” de escribir es para Virginia Wolf evidentemente imposible; y
señala: “Pero sí cabía esperar que algo más tarde, alguna gran dama aprovechara
su relativa libertad y confort para publicar alguna cosa (…) Pero también cabe
suponer que debieron de perturbar su mente emociones impropias como el temor
o el odio y que huellas de estas perturbaciones deben de advertirse en sus
poemas”. Se refiere a Lady Winchelsea, nacida en 1661, que escribía: “¡Qué bajo

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hemos caído! Caído por reglas injustas, necias por educación más no por
naturaleza”.

Esto es uno de los grandes iconos del feminismo (V. Woolf) ya señala un germen
de temor, resentimiento, amargura, odio a los hombres porque tienen el poder de
impedir a las mujeres realizarse plenamente.

Pero, ¿qué está pasando en la actualidad, cuando ya la mujer, al menos en el


llamado primer mundo, se desenvuelve (teóricamente) en igualdad de condiciones
sociales, políticas y jurídicas; que tiene independencia económica, social, sexual;
que escribe, lee, estudia, opina, legisla; que ve crecer su prestigio social y laboral
en una sociedad en la que florecen “brotes” de matriarcado: mujeres que optan por
la maternidad sin vínculo de pareja, poliandria intermitente, porcentaje a su favor
de la custodia de los hijos por divorcio o separación, inseminación artificial…, en
fin, reforzamiento de la línea de sucesión materna?

Esto es, a pesar de que la escolarización obligatoria desde los tres años reduce en
gran medida la función maternal, la noción de superioridad potencial de la mujer
se comienza a percibir y difundir desde determinados posicionamientos y puede
provocar reacciones de rechazo, haciendo surgir una nueva misoginia que más
que reafirmación masculina, es de resistencia al cambio o a los cambios y un
feminismo que trata de dar contenido ideológico a ese ascenso femenino y que en
su vertiente más radical y “misándrica” tiende a convertir a los hombres en los
culpables de todos los males sociales y a las mujeres en víctimas.

“FEMINISMO: LA ENFERMEDAD QUE TRAE AL


VIRUS DE LA MISANDRIA”

Desde inicios de la primer ola del feminismo, el termino misandria aun no se


acuñaba por completo como lo fue en la tercer ola. Los reclamos sociales iban
mas aunados a los contrastes políticos de voto y de palabra en la sociedad.

La segunda ola del feminismo, trajo consigo el desafio de la moral griega de la


mujer y su filosofía de los roles para hombres y mujeres, donde representaba a la

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mujer como inteligente por excelencia y su belleza la clara representación de la
divinidad terrenal.
Estos lobbies, junto al lobbie LGBTIIIQ (ingresar mas letras según vayan
exsitiendo mas géneros) el declararon la guerra cultural al hombre heterosexual
(mas del 98% de hombres en el mundo), siendo en los años 50-60, cuando la
guerra del odio contra el hombre estalla culturalmente, endominando y
satanizando al hombre común, generalizando de esta manera, que el hombre es
malo o presunto criminal hasta que se demuestre lo contrario.

A lo largo de la historia, las posturas radicales e intransigentes han sido mal vistas
y hasta se han convertido en obstáculos para grandes movimientos políticos,
religiosos e ideológicos. Sin irnos muy lejos, actualmente en el mundo muchos
musulmanes son fuertemente discriminados y maltratados debido a las acciones
extremistas realizadas por ISIS.

Por mi parte, considero que en muchas ocasiones el mal llamado “feminismo


radical” ha causado el mismo efecto a nuestra causa. Vamos a los hechos: radical
significa de la raíz, es decir que sigue una ideología en su forma original. Pero, si
simplemente nos vamos a la definición, la Real Academia Española establece que
el Feminismo es la “Ideología que defiende que las mujeres deben tener los
mismos derechos que los hombres” esa es la raíz.

Entonces, si hablamos de igualdad de derechos y no de supremacía o dominio…


¿Por qué en muchos discursos y acciones se siente que esto es una guerra de
sexos? ¿Y por qué excusan esa actitud misándrica diciendo que son “radicales”?

Lana la bloguera “feminista” que aseguró que abortó a su bebé al descubrir que
iba a ser un varón… O de la frase “Ante la duda, tú la viuda” coreada durante las
marchas del Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer en España y
promovida por las calles y redes sociales. Como éstas, muchas historias han
hecho cuestionar a muchos si realmente apoyan el feminismo… Entre esos YO,
en algún momento.

Anteriormente desconocía el verdadero propósito del feminismo, llegando a


pensar que simplemente era una postura extremista, como el machismo pero de la
mujer. Y sé que muchos y muchas aún lo creen así. Pero esta postura, que

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numerosas personas hacen llamar “feminismo radical”, es en realidad misandria,
la tendencia que consiste en el desprecio a los hombres.

Esta confusión de posturas ideológicas, definitivamente ha afectado la causa del


feminismo durante muchos años y ha servido para que los grupos machistas
desacrediten su verdadero objetivo: la igualdad. De hecho, muchos han utilizado el
argumento de que los hombres también son discriminados y maltratados como
recurso para restarle importancia al movimiento feminista. Actualmente, continúa
difundiéndose a través de las redes sociales el video de Lauren Southern, una
chica que asegura que el feminismo no lucha por la igualdad, sino por un solo
género.

YO hoy entiendo el feminismo. Entiendo que queremos ser iguales en derechos,


oportunidades y responsabilidades; que queremos ser de decidir nuestro futuro,
eliminando el sexismo y la opresión que trae como consecuencia. Entiendo que
hombres y mujeres podemos ser feministas. Y entiendo, por sobre todas las
cosas, que para mí ser feminista es una decisión: la decisión de ser la mujer que
quiero ser y no la que la sociedad me indica.

Y en cuanto a la polarización que muchos han querido darle al feminismo, ejerzo


mi humilde derecho a opinar: si bien esta ideología lucha y habla por el bando de
las mujeres, no quiere decir que los problemas de los hombres son irrelevantes
para nosotras. Lo importante es que las personas eliminen los estereotipos y que
entiendan que hablar desde un bando no te hace enemigo del otro.

Una feminista, no importa que tan radical sea, no debería caer en misandria,
es simplemente incompatible con la lucha por la equidad.

“MISANDRIA Y COMO AFECTA EL SEXO


MASCULINO”

El libro “Misandria: el odio a los hombres”, de la autora canadiense Katherine K.


Young, profesora emérita de la Universidad McGill, en Montreal, Canadá, “los

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movimientos feministas de 1970 han evolucionado a tal grado de convertirse en un
doble estándar que discrimina a los hombres y victimiza a las mujeres, y esto ha
provocado una estereotipación negativa de la masculinidad”.

Según el criterio de Young, el feminismo ortodoxo hace que se tienda a ver al


varón como un ser insensible, adictivo, torpe e “incapaz de identificarse con los
signos de sensibilidad y nobleza”. Para la autora, esa visión y los sentimientos de
aversión que genera son esencialmente una manifestación de misandria.

Hay muchos que consideran que las políticas estatales se están hacienda poco
equitativas para los hombres y que, por ejemplo, no hay servicios de apoyo para
hombres víctimas de violencia doméstica. En países como EEUU y Gran Bretaña,
se documenta que el 40 por ciento de las víctimas de violencia doméstica son
varones. En países de Latinoamérica, como Chile, estadísticas fiscales arrojan
que más de un 22 por ciento de las víctimas de violencia intrafamiliar son
hombres.

También se ve como una manifestación de misandria la represión a los hombres


homosexuales. En muchas sociedades, especialmente en Latinoamérica, las
personas homofóbicas suelen ser más comedidas en sus reacciones de odio hacia
las mujeres lesbianas, que hacia los varones homosexuales. Las cifras de
agresiones y asesinatos a hombres gay y mujeres trans son abismalmente
superiores, en comparación con las lesbianas y hombres trans.

“ESTADISTICAS DE ODIO HACIA EL SEXO


MASCULINO”

De acuerdo a los datos más recientes sobre nulidades, separaciones y divorcios


del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicados en septiembre de 2016 y
correspondientes a 2015, la custodia de los hijos menores de edad le fue
concedida a la madre en el 69.9% de los casos.

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Sólo en el 5.1% de los procesos obtuvo la custodia el padre, y fue compartida en
el 24.7%. Aunque varias asociaciones insisten en que son muchos menos los
padres que tienen acceso al cuidado y a la educación de sus hijos.

“Esas cifras no reflejan la realidad”, le dice Miguel Rodríguez Santiago, el


presidente de Custodia Paterna, a BBC Mundo.

En cuanto a América Latina, la situación es variada. En Colombia, por ejemplo, no


existe. En México, en la capital la figura existe desde 2004, mientras que en
Monterrey se aprobó diez años después, en 2014. En Argentina la ley y la
jurisprudencia establecen el cuidado compartido de los hijos, a partir del nuevo
Código Civil Comercial. En Chile, la Ley de Tuición Compartida se aprobó en
2013.

En los años de 1970 cuando la guerra contra el hombre se globalizo en Estados


Unidos, y la Europa primer mundista, las leyes ya estaban a un pelo de conseguir
la igualdad ante la ley de hombres y de mujeres, pero algo extraño paso cuando
surge la tercer ola del feminismo, que trae consigo la misandria, y empiezan a
exigir y tener mas derechos que los hombres.

Décadas después, en 1990 los números de violencia hacia las mujeres, violencia
de domestica y violencia publica, bajaban a números extraordinarios, parecía que
el problema se estaba resolviendo y las feministas en America Latina estaban
logrando uno de sus mayores éxitos.

Es en 1995, donde comienza la decadencia, y se registra la primera alza en


violencia domestica, pero ahora, en dirección a los hombres, esto pasa
desapercibido, un mal que se minimizo y se silencio desde sus inicios
lamentablemente, nadie sabia que la violencia contra el hombre estaba por iniciar,
y que en los próximos años esto se elevaría a unos niveles estruendosos e
impensables.0

En el nuevo milenio, los números de hombres maltratados, aumentaron muy


drásticamente, el problema seguía siendo visible, pero ya se sentía en muchos
hogares y en muchas parejas, lamentablemente, siguió siendo no creíble por las
autoridades que un problema latente estaba empezando a cobrar muchísima
fuerza.

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Ya para el año 2010 a 2015, la cifra en comparación del 2005-2009, se registro
que las denuncias de hombres maltratados aumento un 800%, 800% en 5 años, y
estos datos no son exactos y están muy lejos de la realidad, ya que la estadística
proviene de los hombres que han denunciado, solo de eso, de denuncias que se
interpusieron. No existe en este tiempo, ningún organismo dedicado a este tema.

En el año 2020, en la actualidad, pese a la pandemia, aun no existe ningún


aparato gubernamental que muestre estadísticas de estos sucesos, las denuncias
de hombres maltratados a comparación de su periodo pasado, muestra un
aumento del 1200%, esto gracias a las ideologías de odio que el feminismo de la
nueva ola, esta planteando en la cabeza y en las conciencias de muchas mujeres
que se dejan influenciar por malas ideologías y pensamientos.

El estado protege a la mujer y la auxilia cuando es maltratada, en cambio, en


Mexico, solo existen 2 centros de ayuda para hombres maltratados y se
encuentran en Veracruz y Sonora, cabe recalcar, que estos centros, son
organismos no gubernamentales y no tiene cupo para atender todas las solicitudes
de ayuda que reciben.

Podemos ver, en las calles y en las manifestaciones este horror que vivimos hoy
en día, y seguiremos viviendo mientras las personas no se concienticen sobre el
daño que hace la violencia, he escuchado a miles de feministas de la nueva ola
decir que no se necesita leer para ser feminista, o que no necesitan argumentar
para ser feminista, claramente podemos ver como para ingresar a esa ideología,
no se informan de lo que pide y como lo piden, las adoctrinan de tal manera que
no utilizan su razonamiento para ver mas allá de lo que les plantean, y el odio que
le plantean a sus integrantes, ya que con esto, esas mujeres jóvenes, comienzan
a odiar al hombre, y próximamente comenzara a odiar a su pareja o hasta su hijo,
si este es varón.

“EL ODIO DE UNA IDEOLOGIA HACIA EL


SEXO OPUESTO”

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La moral griega plantea el mundo perfecto y armónico, donde las personas vivian
en paz y podrían vivir plenas, la ideóloga griega respetaba a la mujer como una
deidad, que tenia la función mas importante de la naturaleza, el concebir vida.

El odio de el feminismo hacia la moral griega, radica en que el pensamiento


filosófico, excluía a la mujer del poder político, pero no ven, o no les conviene ver,
que se les representaba como el ser perfecto, el ser que había que cuidar por
siempre y para siempre.
A las años actuales, el feminismo radical, el feminismo de raíz, lo podemos ver
conformado por mujeres con sobrepeso, mal estéticamente, sin higiene, y
representando la fealdad pura de la persona, esto se debe, a que el feminismo de
primer ola se planto el odio hacia la moral griega, sin embargo, en la segunda ola,
se pensó y replanteo que la moral griega era buena, solo que contenía detalles
que podían ser corregidos, lamentablemente, las feministas radicales, tienen
fuerte vinculo con sus raíces, y sus discursos y sus formas de expresarse, de
vestirse y ser, quieren ser contrarias a la moral griega.

Siendo así, mujeres estéticamente mal vistas, mujeres con sobrepeso, o mujeres
con nulo racionamiento filosófico y con nula habilidad cognitiva y de inteligencia
casi inexistentes, desafiando así, a como se planteaba la manera en la que las
mujeres eran vistos en la antigüedad.

En la actualidad, la guerra de los sexos esta muy presente, y estos últimos 3 años,
en America Latina, se ha visto muy drásticamente, llegando a formar bandos de
hombres y mujeres.

Mas y mas mujeres son llevadas a la ideología feminista con el sueño de pelear
contra la violencia que ciertamente ya se había estado erradicando, siendo que
realmente, actualmente, ellas no tienen casi ninguna iniciativa para prevenir la
violencia hacia ellas mismas, y solo se dedican a quedar en su papel de victima y
ofender y odiar a los que no piensan como ellas.

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BIBLIOGRAFIA

Bibliografía
Artículos animal político 45. pg

Bibliografía
Discurso Edgar Paul Gonzalez Guerrero 2017- Campeon Estatal.

Bibliografía
Registros INE 2015-Instituto Autónomo Electoral

Bibliografía
Extracto libro F. angels“Hombres como nuevo objetivo de violencia”.

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