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TEXTOS SOBRE BOLIVIA

LA REVOLUCIÓN POR PAÍSES, ALGUNOS DE SUS LÍDERES,


LIBERTADORES Y PRECURSORES

BIOGRAFÍA DE ALGUNOS DE LOS PRECURSORES, INTELECTUALES,


LÍDERES Y LIBERTADORES SUDAMERICANOS EN ORDEN ALFABÉTICO

FICHA DEL TEXTO

Número de identificación del texto en clasificación Bolivia: 3815


Número del texto en clasificación por autores: 13869
Título del libro: El enigma Belgrano
Autor (es): Tulio Halperin Donghi
Editor: Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.
Derechos de autor: ISBN: 978-987-629-452-2
Año: 2014
Ciudad y País: Buenos Aires – Argentina
Número total de páginas: 70
Fuente: https://es.scribd.com/doc/296708689/D
Temática: Manuel Belgrano
EL ENIGMA
BELGRANO

tulio halperin donghi

~ siglo vemtumo
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Indice
siglo xxí editores, méxico siglo llXi editores, argentina
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Prólogo. Un Belgrano diferente 1 l


Marcela Ternavasio

El enigma Belgrano 21

Notas 117

Cronología

Halpt:rin Donghi, Tulio


El enigma l:klgrano: L'11 hí-roe para nuestro tiempo.- 1 ' ed.- But"no,
Ain·s: Siglo Veintiuno Editori:s, 2oq.
144 p., íl.: 21 x, 4 c-tl1.- (Historia y tuh.ura // dirigida por Luis
Albt"t·to Romero; 6~)

1. Historia a rgentina.
CDU 982

© 2014, S1 glo Veintiuno Editores A.rger,1.ina S.A.

Dist'ño de cubierta: Eugenia Lardiés


Imagen ck n,bierta: Retrato de BelgrJnu. ólt'o de Pablo Dunó~
Hi<ken. Muse<, Histól'ico Nacic.mal

l1npre-so en A1te~ Gráficas Color-Ele Paso 192, Awllaned.i,


en el mes <l<' nctuhre de 2n1.1

Hecho d dq>úsito que man-a la lt"\ 11.7 23


Impreso en Argentina// Made in Argt'ntína
Prólogo
Un Belgrano diferente
Marcela Trrna11asio'

Prologar este libro es, sin duda, una larea difícil no


sólo por el encumbrado lugar que su autor ocupa en el cam-
po historiográfico sino por la naturaleza misma de su con-
tenido, estructurado -como indica el título- a partir de un
enigma. Puesto que no que rría privar al lector de la creciente
curiosidad que experimenté al avanzar en estas apasionantes
páginas, ni menos aún develar la clave del enigma, esta hreve
presentación se propone como una modesta puerta de en-
trada a un Belgrano diferente al que estamos h abituados a
encontrar en los textos de historia. Se trata, como sabemos,
de uno d e los person~jes más "narrados" dt> nuestra historio-
grafía. El Instituto Nacional Belgraniano contabilizó en 1998
alrededor de mil ochocientos títulos que seguramente no
agotaban la producción existente hasta ese momento sobre
su trayectoria. 1 Se trata, además, del nombre más emblemáti-
co de la "nacionalidad a rgentina'', ide ntificado en la concien-
J
cía pública como símbolo de virtudes cívicas, de entrega a la
patria, de renuncia a sus privilegios de cuna, de temple frente
a las victorias y también frente a las derrotas. Un nombr e que,
como nos recuerda el autor, nunca fue cuestionado.
Sin embargo , e l Belgrano que nos p resenta H alperin es d i-
ferente. Y lo es porque. ante la pregunta -que orienta todo el

,. D"c tora e n Historia por la Univt" rsidad <l<' Buenos Air,·s, Jnvestig,1-
rlora C onicet/ C:Il.NR, prok so,-a titula r d t' H isto ria Argen tina I r n
la Fact1ltad de Huma n idades}' A,tes dt' la L'n i,rrsid ad Nat·i onaJ de
Rosario .
l 2 FT, •• :,;rc;~A l-H.LCRANO PRÓLOU). l"N IH:LGRAr;o LHFERENTt: 13

libro- acerca de qué razones explican que ocupe ese lu!{ar de red epistolar en que sólo después de que tomase la palabra su
excepción, nunca impugnado, en el Pantt>Ón de Padres de la hermano mayor, con mi sivas que lo ponen en diálogo con sus
Patria, se despliegan argumentos no transitados por sucesivas padres y otros in terlocutores, aparece en 1790 la de Manuel,
generaciones de historiadores, dispuestas en todo momento ya trasladado a España para seguir sus estudios en Leyes. Y si
a discutir la legitimidad de quienes habitan dicho Panteón. no debe causar sorpresa que Halperin saque a luz los lazos
La naturalización de la respuesta siempre complaciente a esa entre memorias construidas ex post y testimonios contempo-
pregunta es, precisamente, lo que se formula aquí en clave ráneos a los episodios narrados, ni que realice un largo rodeo
de enigma. por el entorno familiar del personaje, es porque allí comienza
Si bien nuestra historia patria está jalonada por "enigrnas a desplegarse la clan· del enigma que, como afirma el autor,
clásicos", como el que representa Juan Manuel de Rosas C'Tl "debemos buscarla en el mismo Belgrano".
el Facundo de Sarmiento o el que encarna San Martín en la Es un Belgrnno que a lo largo de su vertiginosa carrera,
célebre entrevista que mantuvo con Bolívar en Guayaquil, el iniciada al servicio de la Corona y proseguida al servicio de la
que se plantea en esta oportunidad es novedoso por v-.:1rios revolución, se d~jó muy fácilmente llevar por ilusiones que a
motivos. En primer lugar, por el íntimo vínculo trazado entre muy corto andar se revelaron imposibles. Aquí, los dos valores
la historia del personaje, el destino que le asignó la memo- del término "ilusión" -como afán de convertir un deseo en
ria colectiva argentina y las inquietudes que impulsaron al realidad y como tendencia a proyectar cursos de acción reñi-
autor a encarar -luego de más de tres décadas de habérselo dos con la realidad misma- reflejan muy bien los av<1tares de
propuesto- la trayectoria de quien fue inmortalizado como la trayectoria vital que presenta el texto. El catálogo de decep-
el creador de la bandera nacional. En segundo lugar, por las ciones que supo exponer Belgrano en su Autobiografía-escrita
dimensiones que Halperin escoge para explorarlo: la diná- en 1814, cuando su carrera no pasaba por el mejor momen-
mica interna de su familia, el papel y las expectativas que sus to- es retomado por Halperin para destacar que allí se exhibe
padres depositaron en él y el modo en que ese hijo internali- un doble -y penoso- descubrimiento, "que el mundo es muy
zó, actuó y mantuvo vivo el mandato parental ocupa un sitio distinto e infinitamente peor de lo que él había imaginado"
central en esta obra. En tercer lugar, por la forma en que or- y, sobre todo, "que él mismo, Manuel Belgrano, carece de la
ganiza la trama para descifrar finalmente el enigma Belgrano. competencia necesaria para desempeñar con éxito el papel
Puesto que no SI:' trata de una biografía, el autor selecciona que había escogido para sí en la epopey-a revolucionaria".
sólo algunos momentos de la vida de Manuel Belgrano y En eseinventariodefrustraciones en que es pródiga la memo-
los entrelaza gracias a un meticuloso análisis de fuentes ria autobiográfica de Manuel Belgrano, desfilan las experien-
y testimonios en que dialogan diversas memorias y voces. cias vividas mientras ocupaba distintas y muy estimables posi-
Así, no deberá sorprender al lector que la voz del protago- ciones: como secretario del flamante Consulado de Comercio
nista aparezca tardíamente en el texto, anticipada por frag- de Buenos Aires instalado en 1794; como aspirante a letrado
mentos de la imagen que de él nos transmitió el general empapado de las ideas reformistas e ilustradas, autor de las
José María Paz en sus Memorias y de la que luego consagró Memoria5 anuales presentadas en el cuerpo consular, cola-
Harto lomé Mitre en Historia de Belgrano y de la independPncía borador en el Tetigrafo Mercantil y el Semanario de Agricultura,
argentina. Tampoco debe sorprender que en este universo Industria y Comercio, y redactor del Correo dR Comercio; como
familiar esa voz se haga esperar para sumarse a una fascinante capitán de las milicias urbanas de Buenos Aires durante las
14 EL ENIGMA 81,;LCRANO PRÓJ.O<;o. VN l}l:;LGRANO l)[Fl!'.Rt:Nn: 15

invasiones inglesas; como líder del grupo criollo que en 1808, a primera vista la descripción que se hace d e la familia Bel-
al producirse la vacancia real con la invasión napoleónica, grano parece acercarse mucho a las estructuras de las más
apoyó calurosamente la alternativa de coronar como regente encumbradas familias de las elites comerciantes rioplatenses
de América a la hermana del rey cautivo, Carlotajoaquina de tardoco loniales de origen hispa no (un e nlace matrimonial
Barbón ; como miembro de la Primera Junta Provisional de conveniente, una autoridad ejercida por el pateifamilias que
Gobierno formada el 25 de mayo de 1810; como general en dejaba a la esposa y madre un papel también relevante ; una
jefe d e los ejércitos revolucionarios en los distintos destinos cuidadosa ubicación de las hijas mujeres en matrimonios ven-
de la geografía virreinal a los que fue asignado (Paraguay, tajosos; una asignación y distribución de roles y carreras a los
Banda Oriental y Ejército del Norte). hijos varones conforme a la costumbre de destinar el primo-
Y, por supuesto, ese relato que, como toda autobiografía, génito a la carrera eclesiástica), rápidamente el autor se en-
padece de los espejismos de quien evoca en primera persona carga de destacar las dife ren cias.
un pasado reciente a la luz de un presente -en este caso, som- La Casa Belgra no Peri es diferente, en primer lugar, po r su
brío- que motiva su escritura, no podría incluir el itinerario origen genovés. Si bien la expansió n comercial y los vínculos
posterior d e su autor. La totalidad de ese itinerario -que más privilegiados que los mercaderes genoveses supieron trabar
tarde vio a Belgrano como agente diplomático en Europa en- con la Península Ibérica y el comercio d e Indias se habían visto
tre 1814 y 1815, defensor de una monarquía incaica mientras seriamente trastocados --especialmente después de la Guerra
sesionaba en Tucumán el Congreso que declaró la indepen- de Sucesión española a comienzos de l siglo XVIII, que los
dencia en 1816, encargado nuevamente del Ejé rcito de l Nor- marginó del comercio atlántico a favor de los competidores
te y, en tal condición, convocado para intervenir en las dispu- ingleses y franceses- , esos mismos comerciantes pudieron
tas que enfrentaron al Directorio con las fuerzas federales del adaptarse a las nuevas condiciones internacio nales y mante-
litoral- reve la las vicisitudes de quien cruzó los estertores del ner fuertes lazos con la monarquía católica y sus dominios.
régimen colonial para lanzarse al "torbellino revolucionario". A tal adaptación contribuyeron la política de neutralidad
En ese cruce entre dos épocas de tantos contrastes y varia- que sostuvo Génova y el modelo de iniciativa mercantil ligur.
ciones en la vida de l prócer es posible, sin embargo, encon- Construido a lo largo de los siglos precedentes, ese modelo
trar un patrón común sobre e l que Halperin llama la a ten- conservó el tradicional carácter de pequeñas compañías fami-
ción al advertir que en la citada Autobiografía se acumulan y liares con gran capacidad de pe n etración ert los n egocios ma-
alternan momentos de euforia y de frustraciones durante los rítimos transatlánticos. Sus comerciantes buscaban insertarse
veinticinco años reseñados. ¿Qué razones explican esa ten- en los lugares de d estino a través de estrategias matrimoniales
dencia a pasar tan rápidamente de la ilusión a la decepción? con familias locales d e linaje para luego distribuir a sus pa-
¿Cuál es la clave que puede volver inteligible esa carrera sig- rientes en los puertos y lugares donde gravitaban los intereses
nada por luces y sombras? La que busca explorar Halperin en d e sus casas comerciales. 2
este ensayo es, como anuncié al comienzo, la familia. En el marco de estas transformaciones - y de otras más es-
No voy a extenderme en este punto central de la obra que tructurales que trajo consigo el siglo XVIII, cuando despacio
a hora prologo: allí reside, precisamente, una d e las pistas fun- atlántico fue ligándose a los conflictos bélicos europeos y sus
damentales para acceder a la clave del enigma Belgran o que rutas comerciales tradicionales experimentaron profundos
me propuse no anticipar. Note el lector, sin embargo, que si cambios-, Domenico Belgrano Peri, padre de Manuel, arribó a
16 EL ENIGMA BELGRANO PKÓL0(,0. l 'l\' SEl.(;l{ANO mn; R};NTE 17

Buenos Aires tras abandonar su ciudad natal -Oneglia- y pasar A partir de este peculiar modus ofwrandi fam iliar -o art de
algunos años en España. En su nuevo lugar de residencia, las Jaire, como también lo llama el autor, t>mpleando una fórmu-
actividades mercantiles desarrolladas por quien para ese en- la de Michel de Certeau-, se hilvana una trama en la que el
tonces había traducido su nombre al español -adoptando el de personaje central se Yerá constantemente tensionad o entre
Domingo Belgrano Pérez- no diferían de las que llevaron ade- la libertad de e legir y trocar su mmbo según sus preferencias
lante otros grandes comerciantes porteños. Como demostró personales y el mandato de armonizar tales apetencias con
.Jorge Gelman, la extensión geográfica de esas actividades era el interés de la familia ; entre las enormes expectativas depo-
la mayor posible (yct que se vinculaba con España, Inglaterra. sitadas en él por sus pa<lres y su capacidad para satisfacerlas;
Francia, Brasil. Pení, y con todas las regiones importantes del entre la confianza y seguridad que le p rovee ese entorno sur-
virreinato rioplatense), y los productos que comerciaba, muy cado por cuidados y privilegios y la hostilidad d e un mundo
variados (los llamados "efectos de Castilla" , esclavos y produc- más complejo que el imaginado. Estas tensiones se exh iben
tos de la tierra). Si bien la familia registró otras actividades, en todos y cada uno de los cambiantes proyectos en que se
como el otorgamiento de préstamos, la inversión en propieda- embarcó Manuel durante los turbulentos tiempos que le tocó
des urbanas o la producción en chacras y estancias ganaderas, vivir. Desde sus veleidades ilustradas y re formistas, alimen-
la principal siguió siendo el comercio a gran escala, cuyo carác- tadas por las lecturas y el clima de época que experimen tó
ter especulativo y de alto riesgo -según destaca Gelman- pro- durante su estancia en España, pasando por sus esfuerzos en
veía a sus beneficiarios de grandes ganancias. 3 lograr los favores de la Corte de Carlos IV para alcanzar un
Pero si para Halperin la familia Belgrano es diferente, no puesto de privilegio en la burocracia colonial, hasta su rápido
lo es solamente por ser una de las más ricas de Buenos Aires, ingreso en la carrera de la revolución en posiciones siempre
ni por comportarse como una familia-empresa que busca ex- encumbradas y para muchas de la,; cuales no había sido espe-
tender sus redes mercantiles en diversas y alejadas geografías cialmente preparado (en primer lugar, las que lo ubicaron
para garantizar la concentración del patrimonio en el presen- en los altos mandos militares), se vuelve más nítida una tra-
te y el futuro, ni por constituir la Casa -un concepto que alu- yectoria que oscila e ntre la convicción de consumar cada u no
de a la interacció n entre gobierno doméstico y orden político de los proyectos encarados y el dese ngaño producido por las
y soda] en el Antiguo Régimen- la base de una pluralidad de desmedidas expectativas a propósito de ellos (y de su p ropio
relaciones familiares, profesionales, de amistad, de interés o talento p ara llevarlos a cabo con éxito).
de clientelismo. Para el autor es diferente porque ese origen Sobre estaS oscilaciones Halperin con struye un fascinante
ligur, que implica seguir el modelo de iniciativa mercantil ya y agudo relato que d a a conocer los resortes m ás íntimos de
señalado, confirma en la dinámica interna familiar la persis- la personalidad de quie n fu e luego consagrado como Prócer
tencia de tradiciones tardomedievales que la distinguen del de la Patria; resortes inscriptos siempre c-11 esa trama familiar
modelo pattiarcal dominante en las elites hispanoamerica- que e l au tor recupt'ra una y otra vez. Y si aq uí reside u na parte
nas. Esta düstinción, marcada por el ''papel menos central" de la clave que permite develar el enigrna Belgrano, la o tra se
que en esa familia desempeñaron "las relaciones de autori- define al final , cuando e l orden argumental reg resa a las imá-
dad y obediencia" , Ha lperin la despliega e ilustra con colori- genes construirlas por tes tigos e h istoriadores. En ese regreso
dos episodios e intercambios epistolares producidos dentro se cierra e l arco trazado e ntre la especial atención prestada
de la Casa Belgrano o que impactaron en ella. en las primeras páginas a las Memorias del general Paz y la más
18 t:I. ENIGMA en.GRANO

breve referencia a Mitre y la forma en que ambos contribuye·


ron a plasmar -aunque en versiones y con finalidades diferen-
tes- esa imagen que pervive aun hoy en la memoria colec tiva
de los argentinos. Allí el lector, luego de experimentar el sa·
bor del suspenso, podrá entender las razones que explican el
lugar de excepción que, a pesar de todas sus "fallas", ocupa
Belgrano en el Panteón nacional y, por supuesto, podrá con
satisfacción descifrar su enigma.

En memoria dejuan Antonio Oddone


y Blanca París de Oddone
• 1 '
1 1

El enigma Belgrano
Hace ya más años de lo que quisiera acordarme, en
un temprano intento de armar un relato de la metamorfosis
que a lo largo de las doce décadas ricas en inesperadas peri-
pecias que corren entre ese año de 1794 -cuando fray Servan-
do Teresa de Mier, convocado a conmemorar el milagro de
Guadalupe ante las elites novohispanas, recurrió a sus saberes
y destrezas de letrado del Antiguo Régimen para suscitar un
resonante succes de scandak capaz de acelerar los avances de
una carrera que temía peligrosamente estancada y conquis-
tar así un lugar expectable en un mundo nuevo que aún no
existía, pero cuyos perfiles su imaginación clarividente había
sabido prever- y los que se abrieron en 1914, en que desde
su naúvo Reino de León hasta el Río de la Plata, en las tierras
antes españolas del Nuevo Mundo los - y ahora también las-
intelectuales, que a diferencia d e los tie mpos coloniales en-
carnaban un tipo humano cada vez m ás diversificado, pulu-
laban con la misma abundancia que en los países del Viejo
Mundo que hasta poco antes, en ese campo como en tantos
otros, habían sido tenidos desde esas tierras por modelos inal-
canzables, me pareció adecuado confrontar el destino del
imprudente orador regiomuntano con el que iba a tocar en
suerte en esas remotas comarcas rioplatenses al deán y doctor
Gregario Funes y al general y también doctor Manuel Belgra-
no. En ellos me pareció reconocer a dos figuras ubicadas en
los polos opuestos del abanico de alternativas que la crisis ter-
minal de ese Antiguo Régimen dejaba abiertas a quienes en
181 O se arrojaron al torbellino revolucionario en el curso de
2..j. TULIO HAl.l'ERIN DONcau

~n~ ya avanzada carrera de "literato" -tal d término que uti-


comarcas del Plata, intentaremos aq uí rastrear la clave del enig-
hzo Funes, que lo hizo pasados sus setenta años- u "hombre ma en las peculiaridades de la coyuntura de esos años centrales
de letras", que t'S el prdúido por Manuel Belgrano, quien riel siglo XIX en que ese lugar le fue a.signado.
-aunque cuando se lan1.ó a él frisaba los cuarenta años- sólo
iba a sobrevivir por diez a esa arn~ada decisión.
Ese modo dt- enfocar el tema, dt:scrito programáticamen-
***
te en un ensayo de 1981, 1 que me pem1itió darme razones
que enco~1~ré sati~factorias (al menos para mí) del papel que El 3 de febrero de 1852 Juan Manuel de Rosas, treinta y tres
dcsempeno e-1 Dean como provecto militante revolucionario tti10s después de su primera elección como gobernador de la
f~acasó por entero frente a Belgrano, con cuyos textos hací~ provincia de Buenos Aires y veintisiete de su triunfal reelec-
ttem~o que estaba más familiarizado que con los <le aquel: a ción en el mismo cargo en 1835, abandonaba el campo de
medida que avanzaba en mis esfuerzos por aferrar su perfil, Monte Caseros, derrotado por su antes aliado y ahora rival
q~e es~e_raba encontrar más nítido que el del algo escurri- Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, para buscar
dizo clengo cordobés, ese perfil parecía desvanecerse cada refugio en una de las naves de guerra apostadas en la ra da
vez más, hasta tal punto que debí apelar al recurso heroico frente a la ciudad que había largamente gobernado. Los tri-
de eli~inarlo del elenco de personajes cuya trayectoria había pulantes estaban preparados para restablecer el orden en ella
anunciado mi intención de explorar en el ensayo ya citado.~ si, como se temía, cualquie ra fuese el desenlace del combate
. Nada ~e había incitado a anticiparlo, ya que en la memo- que puso fin a la que ya entonces era conocida como Épo-
na argentina Belgrnno es el único entre los personajes vene- ca de Rosas, la soldadesca que iba a librarlo la entregaba al
rados como Padres de la Patria cuyo derecho a ser tenido saqueo.
por tal no ha sido impugnado por una comunidad historia- En 1855, cuando en Buenos Aíres la Imprenta de la Revista
dora que , l~jos de pasar por alto los reveses, que en su breve sacó a luz, bajo un título que buscó con éxito llamar la aten-
carrera abu~daron más que los éxitos, ha ve nido explicán- ción del público porteño, las Memorias póstumas del Brigadier
dolos a partir de limitaciones de las que ha levantado un General D. José M. Paz. Comprenden sus campañas, servicios y pa-
~ª-º~ vez más minucioso inventario. Porque ocurre que esa
htigtosa comu ni<lad -que, tras disputar por un siglo y medio
decimientos, desde la guerra de Independencia hasta su muerte, ron
variedad de otros dorumentos inéditos de alta tmpcmancia, 3 quizá
a~erca de los meritos de quienes cruzaron la escena pública fuese la irrevocabilidad del desenlace de Caseros el único ras-
rioplatense y luego argentina desde el arribo de los primeros go permanente en una etapa, que todo indicaba d esti nada a
conquista dores europeos, h a logrado finalmente no dejar tí- ser duradera, en que la inestabilidad se había constituido en
tere co~ cabeza- a lo largo d e ese mismo siglo y medio se ha norma. Ya en 1852 se habían sucedido los más dramáticos gol-
ma~temdo unánime en la afectuosa comprensión por quien pes d e escena: apenas el vencedor de Caseros, tiiunfalmente
hab1a logrado desplegar durante su hrcve carrera casi todas las recibido en la capital d e Rosas, se alejó de ella, un alzamiento
fallas que s~s integrantes denunciaban agriamente en las figu- -apoyado tanto por los exilados políticos de la época p asada,
ras aborrecidas por las conientes políticas que habían ganado con quienes había mantenido cuidadosamente sus distancias,
su favor. En busca de en1cnder cómo logró Manuel Belgrano como por figuras del elenco militar y administrativo d el régi-
ocupar ese lug-ar de excepción en los anales históricos de las men <:aído- lo obligó a retornar para dirigi r el sitio y bloqueo
26 TUI.JO HAI.Pt:RIN DONC:HI !el. l :N 1<;MA IU.l.l;l{ANO ~7

de Buenos Aires, sólo para levantarlo cuando las autoridades ltn l'Sas frases sencillas vemos en acci<>n un dispositivo que
porteñas revelaron contar con recursos suficientes para so- n 11 una d e las jergas que aparecen fugazmente en uso c::n el
bornar a la flota bloqueadora. Desde entonces, aunque Bue- lr nguaje de este tercer milenio es caracterizado como de au-
nos Aires se resistía a la tentación d e constituirse en un esta- torización recíproca. El éxito c:on que el brigadier general
do independiente del que en 1853 adoptó una constitución l npo ponerlo a su servido está ampliamente documentado
federal , convivía en insegura paz con el que el resto de las no ~ólo por las constantes reediciones de un texto unánime-
provincias argentinas intentaba con escaso éxito organizar en lllt'nte considerado básico en el canon historiográfico argen-
un estado viable cuando le faltaba una de las piezao; esenciales clno, sino por la fe que a más de siglo y medio de su primera
para lograrlo. publicación siguen prestándole sus lectores, como lo refleja
Era esta una situación que todos sabían a la larga insoste- In decisión de los editores de la más reciente y muy hermosa
nible pero preferían prolongar, en la esperanza de que un aparecida en el año 2000, que si han reproducido en la segun-
cambio de circunstancias abriera una salida para ese callejón cla solapa de su primer tomo los juicios laudatorios de los dos
que no la tenía e n el presente. Mientras tanto, los dos centros padres fundadores de nuestra historiografía es porque están
rivales se medían también en la búsqueda d e apoyos entre 11cguros d e que sus lectores buscarán allí enseñanzas relevan-
quienes encarnaban la continuidad con la ya remota etapa tes para este apocalíptico presente.
fundacional e n la breve historia de la nación que se esforzaba Esos lectores verán allí avalada su confianza por el juicio de
por tomar fonna en la comarca rioplatense, y muy particu- Vicente Fidel López; "por sus labios -proclamaba quien en
larmente el d e los veteranos de esas lejanas batallas. Ya en sus narrativas históricas gustaba de atribuir admirativame nte
el desfile d e los vencedores de Caseros el general Gregorio a más de uno de nuestros próceres bellissimi inganni habitual-
Aráoz de La Madrid había conocido como tal las aclamacio- mente menos sanguinarios pero no menos ingeniosos que los
nes entusiastas del público porteño, lo que lo incitó quizás a que Maquiavelo había celebrado en César Borgia- no cruzó
evocar sus pasadas hazañas en unas memorias cuya publica- nunca la mentira", mientras que Bartolomé Mitre, que fue
ción incitó a su vez al general José María Paz, apoyado en un además un hombre del oficio, dictaminaba en lenguaje más
prestigio militar más sólido que el del gallardo pero capricho- sobrio: "Después de San Martín, que es nuestro numen guerre-
so e imprevisible paladín tucumano, a escribir las que en 1855 ro, Paz es nuestro primer maestro [ ... ] el más completo de
publicaron póstumamente sus hijos. nuestros generales. [ ... ]Nada nos ha pedidb, ni poder, ni ri-
En las líneas iniciales de sus memorias, Paz invoca la autori- queza, ni gratitud, ni nada de lo que puede halagar la vanidad
dad de Belgra no para reforzar la propia: humana; bastaba a esa alma bien templada la satisfacción de
cumplir con su deber".
La lectura del fragmento de memoria escrito por el Esos comentarios sugieren que ni Mitre ni López perci-
virtuoso y d igno general Belgrano -leemos allí- me bieron todo lo que hace difícil reconocer en las Memorias un
ha hecho recordar aquellos hechos de que fui testigo texto surgido d e las mo tivaciones invocadas por Paz al pre-
y actor, aunque en una edad muy temprana y una pararlo para su publicación en sus últimos meses d~ vida, y
graduación muy subalterna, y excitado el deseo de en efecto este tuvo una génesis muy distinta. Por lo que sabe-
hacer sobre ella [sic] algunas observaciones y, si me mos, Paz reunió allí fragmentos escritos en distintas etapas de
fuese posible, concluirla. 4 su carrera a partir d e una fecha no más tardía (y quizá más
- :.! 8 T t.: J.JCJ H A!.Pr.RIN !IO NC: H t

Dagu.-rrotip,> atrinuidu a Carlos Enriqut- Pelkg1ini, q ue reu:ata


Biigadirr Gnwral V . Mrmu;/ lM¡rmno. Grahadu. ca. 1850.
a j nsf Mari¡¡ Paz durantt· MIS 11hi¡nos años <k ,ida. Runws Airrs.
En 18.'>5 ~e publíc.:an l.ts 1\.tr11writil póstwna.1d1:"l general PaL, uno
ca. 1854 . Muse-o Histórico ~acinnal.
de lm textos fund,1mental<"s dd ca 11011 hiswrioirá nc o argentino.
En ella~ sucedt· algo ..-uriosn: parA autorizar su propia H>7. . PaL
co mi cn,.a invocando el av.il dd '\irtuoso \' rliguo" gt-m-ral
Belgrano, pero a lo largo d el relato 110 han· sino t'rosionar su
figura, implan1blernente.
3ti TUI.IO HALPl::RIN OONGHI

temprana) que la de 1831, en que su captura en una escara- lo largo de ella había sido capaz de cumplir en todo momen-
muza menor en la frontera de Córdoba y Santa Fe lo redttjo 10 con su deber.
a un azaroso cautiverio, destinado a durar nueve añus a lo Así veremos a Paz volcar todo su desprecio sobre la deci-
largo de los cuales los gobernadores de esas provincias y de sión del coronel Borges, que, cuando un convoy de annamen-
Buenos Aires mantuvieron tortuosas negociaciones acerca de tos destinados al ejército del Norte entonces en lucha con los
su destino final. En má5 de una oportunidad estuvieron muy enemigos de la revolución emancipadora cruzó su reducto de
cercanos a alcanzar un consenso favorable a poner fin a su Santiago del Estero, lo dejó pasar movido por un escrúpulo
vida, hasta que en l 840 logró fugarse de Buenos Aires al Esta- patriótico totalmente inadecuado en la situación apurada en
do Oriental, adonde se había trasladado ya su familia (madre, que se encontraba.;
hermana, esposa e hijos), por cuya vida llegó a temer cuando la Apenas emprendí la lectura de las anotaciones acumuladas
crisis política que estuvo próxima a derribar al régimen rosista por Paz a partir de esos duros años de cautiverio, descubrí
repercutió en las matanzas que hicieron célebre a ese año. que -como cuando había buscado aferrar el perfil de Belgra-
Si esos tres aliados y rivales veían en Paz simultáneamente no en los escritos que de él nos han llegado y cuanto más
a una presa codiciada y a un huésped embarazoso, se de- avanzaba en mis esfuerzos más veía su imagen disiparse en
bía a que este era en efecto, como quería Mitre, el "primer el aire- cuanto más avanzaba en la relectura de las Memorias
maestro" de quienes habían abrazado la carrera de la revo- póstumas, más parecía disiparse de nuevo en el aire la imagen
lución. Y no lo era tan sólo como el "más completo" de los del "virtuoso y digno General Belgrano", cuyo aval invocaba
generales movilizados a su servicio, aunque en ese aspecto Paz en su primer párrafo para autenticar ante el lector el con-
desde el momento mismo en que abandonó sus estudios en tenido de estas. No necesité avanzar demasiado en ellas para
la universidad de su nativa ciudad de Córdoba para tomar verla disolverse bajo la mirada melancólica y desconfiada del
las armas se reveló capaz de hacer un uso inesperadamen- maduro caballero de rostro abotagado que nos trasmite el
te eficaz de los siempre precarios recursos disponibles para daguerrotipo atribuido a C. E. Pellegrini, reproducido en la
lanzar al combate; que en su trayectoria las victorias alterna- primera solapa del tomo II de la edición de 2000 (y aquí en
ran con excesiva frecuencia con las derrotas no disminuía su página 28). En la página 15 del tomo I leemos la invocación
prestigio a los ojos de émulos que advertían muy bien que del aval de Belgrano, y ya en la 17 vemos cómo, al refirmar esa
nadie sabía como él esquivar las peores consecuencias de imagen, Paz comienza a erosionarla: i

la permanente penuria en que tanto él como ellos debían


aprontarse a la lucha. El general Belgrano, sin embargo de su mucha aplica-
Esos émulos iban a apreciar en lo que valían las lecciones ción, no tenía, como él mismo lo dice, grandes cono-
que Paz les brindaba en sus Memorias no sólo con sus comen- cimientos militares, pero poseía un juicio recto, una
tarios acerca de sus propias experiencias en esa carrera difícil honradez a toda prueba, un patriotismo el más puro
entre todas, sino también con los que le inspiró el desempeño y desinteresado, el más exquisito amor al orden , un
de otras figuras que se cruzaron en su camino, y que no siem- entusiasmo decidido por la disciplina y un valor mo-
pre son los esperables de la pluma del hombre de alma bien ral que jamás se ha desmentido. Mas a estas calida-
templada a quien, en opinión de Mitre, bastaba para mirar des eminentes reunía cierta ligereza de carácter para
con satisfacción su propia trayectoria la conciencia de que a juzgar a los hombres. [ ... ] Las primeras impre siones
;j2 TLI l.IO IIAI.PI::Rl h' llONC.HI

tenían en él una iniluencia poderosa; de modo que mltc íueran parte de un orden natural que no necesitara ser
si en sus primeras relaciones con una persona estas rxplicado, porque está simplemente ahí a la vista de todos.
eran favorable s, podía contar esta por mucho tiempo Y es mucho lo quE> esa admiración lleva al lector a aceptar
con su benevolen cía ... St:" d~jaba alucinar con mucha ,In explicación, cuando parecería requerirla. Así, para no ir
facilidad, y hemos visto oficiales, y aun individuos de nut,; lejos, cabría preguntarse por qué Rosas, que primero ha-
tropa, que no eran más que charlatanes, que le m ere- hfa buscado sin éxito que otros pusieran fin a la vida de Paz,
cían un buen concepto de valientes y arrojados. [... ] dc;.we que lo tien e en sus manos facilita las bodas de l p risione-
La primera impresión que esta charlatanería había tn con su sobrina, alivia progresivamente las condiciones de
producido era por lo común duradera ... [con re- 111 prisión ha..~ta liberarlo d e ella a cambio del compromiso de
sultados más de una vez deplorables, tal como pudo nn abandonar sin su autorización la ciudad de Buenos Aíres
atestiguar el propio Paz, quien lo refiere en una nota '/ no pone objeciones al tan sugestivo traslado d e su familia al
al pie] En el año 17, cuando yo era ya teniente co- a,;.,;rado Oriental, seguido por una muy previsible y exitosa fuga,
ronel y que por consiguiente podía aproxímármele CJLIC burla sin esfuerzo la vigilancia d e su eficacísima red de
más recordando la derrota de Ayohuma, d~jo estas c:spionaje y permite a Paz reunirse con los suyos en el exilio.
terminantes palabras: "Perdí esa batalla por cinco Pero el ht>cho es que el lector se abstiene d e formular es-
jefes cobardes que no correspondieron al concepto las obvias preguntas, y la autoridad asi reconocida al testimo-
que yo tenía de ellos". No los nombró, pero yo sabía nio aportado póst.umamente por Paz en 1855 ofrece un aval
a quiénes aludía. Sin embargo, ellos habían mereci- decisivo a la imagen que en él traza de Belgrano como un
do antes sus distinciones y su plena confianza." hombre "virtuoso y digno" que avanza en la vida de d esdicha
c;n desdicha como consecuencia de fallas que en él son una
Y a medida que se avanza en la lectura de las Afemorias avanza 11ucrte de contracara necesaria de esa virtud que lo hace tan
también implacablemente la erosión de la imagen de Belgra- 11dmirable. En e sa m ism a d écada, Mitre despliega esa imagen
no, en un crescendo que sugiere que Paz está decidido a no de luces y sombras en una pormenorizada biografía e n la que
detenerse hasta haber destruido por e ntero la reputación del reconstruye meticulosamente la pa rticipación de Be lgrano
virtuoso y digno general cuyo aval había comenzado por in- en la adopción del pabellón azul y blanco por los ejércitos
vucar,7 y es en camhio la de ese propio Paz la que adquiere rcvolucionarios. 9 i

consistencia creciente: cada vez más el lector se inclina a ver Es sólo en esos atios centrales d e l siglo cuando -por obra
el mundo como él mismo ha aprendido a verlo durante sus de Mitre má.~ hien qu e de Paz- se impon e la noción que hace
años de cautiverio, cuando, au nque no sabe si sus captores le de la invención de la bandera blanquiceleste la contribución
permitirán salir de é l con vida, sabe que estos y sus agentes más valiosa d e Bclgrano a la epopeya de la independencia.
espían cada uno de sus gestos y los de los integrantes de su Así lo sugiere que a comienzos de la década anterior, en el
familia también cautiva, y con admirable d isciplina les opone certamen poético celebrado e n Montevideo e l 25 de mayo de
una impcnetrabk fachada de indíferencia.8 Y ante esa hazaña 1841 por los antirrosistas a llí refugiados, esa conexión fuese
cotidiana que dura por nueve año s es comprensible que el ad- de l todo ignorada en el poema "La bandera d e Mayo", en
mirado lector haga suya una narrativa para la cual Paz no cree que Juan María Gutiérrez la atribuía a "nuestros gigantes pa-
n ecesario ofrecer clave alguna , como sí esas experiencias-lí- dres".10 Y no es que el rec ue rdo d e Belgra no estuviera a usente
34 T\JI.IO HALPr.Rl:',; IJO:s;GHL

de la reunión; más aplaudido en ella que Gutién-ez había sido


José Mármol, que logró en el filo del nuevo siglo horrorizar a
Menéndez Pela-ro cuando, en el curso de sus imprecaciones
contra el servilismo de los aterrorizados colaboradores de Ro-
sas, los invitaba a usar los despojos de Belgrano para tributar
el supremo homenaje a su siniestro ídolo ("¡ Corred hasta las
santas catedrales / Que a vuestro pie la lápida se quiebre / Y
escanciad en el cráneo de Belgrano / Sangre de vuestrilli hUas
al tirano!") . ll Y no habían sido sólo las facilidades de la rima
las que habían llevado a Mármol a proponer ese destino para
el cráneo del creador de la bandera; así lo probaba la omni-
presencia del recuerdo de Belgrano en la compleja intriga dt>
su vasta novela Amalia, cuya acción trascurría en el año del
terror de 1840, y la sangre corría también a torrentes.
En su minucioso examen del tema, en cuyo transcurso
pasaron por sus manos centenares de documentos, Mitre ,
dando por suficientemente probado que la invención de la
bandera nacional había sido el aporte principal de Belgrano
a la lucha por la independencia, iba a evocar su papel en
esa invención con un temple de ánimo en que la admira-
ción se mezclaba con la compasión hacia quien, llevado por
un férreo sentido del deber, había aceptado desempeñarlo
cuando hacía ya tiempo había descubierto que su índole
p e rsona l le iba a impedir hace rlo con la eficacia necesaria .
Val llegar aq uí d escubrimos que tras un largo rodeo hemos
rnelto al punto de partida, que la clave para e l enigm a Be lgra-
no debemos buscarla en el mismo Belgrano, y eso es lo (]li t'
trataremos de hacer a partir de este punto.

***
El ingreso en el mundo en 1 770 de Manuel Belgrano tuvo lu-
gar en una de las más experta bles residencias del m ás opulen-
to barrio de Buenos Aires -en la tercera cuadra de la avenida
que hoy lleva su nombre, y hacía esquina con el convento
EL n..r c;MA IU:l.C: IUNO ~7

El héroe: sin rostro. 17rl!-l-1961. Lis conjetura~ de pintores f

ilustr<1don·s se multiplican e11 re rr;itos. lámi nas nrnmcmor.ith.t.~ y


t'Stampíllas. Só lo tres dt' t'llos Íu t' ron rt-alin<los en \id~ de Bt'lgr,m o;
sin embargo, pl'l',;c-nta1, rnsgos n,mpletamt·nte distintos l'THJ"t' s í. Las
ciiscn·pandas pn1t·han ,1c.1bad ameJ1tt' que de to<lns rsos rt·tratos no
St' put'dt· sar.1r t'n limpi<' una imagt'n de Bdgra no quP pt'nni ticse
reconon-rl u sin \·,1,ilaciñu. como la L11,i t" ron mucho., ptún·rt's
dc~dt' Moreno v Sa.ci,cth,t h,L~t.1 Sanni<:"nto v Mitn·.
38 TULIO HAJ.f't :KL'I: l)()Nt;H 1

dominico del que su hermano mayor Domingo Bclgrano iba del capitalismo triunfante, Do menico Belgrano Peri era un
a ser prior- sólo once años de spués del arribo de su padrt' , beneficiario menor d e l vínculo estahlecid o entre su comar-
cuando este, un mercader ligur autorizado por orden regia ca nativa y la monarquía católica en la tardía Edad Med ia.
a ejercer el comercio en la futura mt·trópoli del Plata, era ya Había nacido e n 1730 e n O neglia, una menuda ciudad de
dueño dt> la segunda fortuna mercantil de- la plaza porteña; la costa ligur q ue formaba parte d e la Re pú blica rle Génova,
y ofrece quizá la mejor clave pani la trayectoria de guien , ha- para ese e nton ce s m uy avanzada en su ocaso, en una familia
biendo apenas dejado atrás su más temprana a dolescencia, se que combinaba las actividades mercantiles con la p e rcepción
constituyó desde su comarca de origen en activo pa rticipante de los impuestos que el gobierno de esa a rcaica república
en la laboriosa transición abierta por la crisis terminal de la recaudaba en su ciudad nativa y su territorio, aunque hacía
monarquía católica, aún lejana a cerrarse cuando lo alcam:ó ya muchas décadas que Génova había dejado de ser esa se-
pultura del tesoro de Indias que Quevedo había evocado en
la muerte a los cincuenta años de edad.
A lo largo de esa trayectoria había sido su constante as- una de sus más recordadas letrillas, y su papel e n las finanzas
piración conquistar para su nativa comarca rioplatense un españolas era apenas una sombra del que había sido hasta un
lugar digno y respetado en el concieno de las naciones que siglo antes el suyo en las de Castilla-Aragón. De esa relación
esperaba ver surgir de las ruinas del que había arrasado el sobrevivía lo suficiente para que en 1 750, cuando su padre
vendaval revolucionario rleseucadcnado en 1789. Ese com- decidió enviar a Domenico a Madrid para que allí empren-
promiso con el futuro lo había contraído Man uel Belgrano diera una carrera mercantil independiente aunque estrecha-
a la vez um un padre al que veneraba, y que por su par- mente a sociada con la propia, los contactos que ese vínculo
te había depositado en él las más altas esperanzas. Pcrn se familiar le abría con la administración regia y e l alto comercio
equivocaría guien atribuyera la triunfal carrera mercantil de de la capital es pañola le permitieran consolidar rápidamen-
ese padre a la pericia con que había sabido manejarse en te su posición ~n ese más amplio escenario , hasta tal p unto
un futuro que por obra suya se estaba haciendo presente. Y que nueve años más tarde, cuando de nuevo su padre _juzgó
se equivoca ría porque esos triunfos no habrían estado nun- oportuno un traslado, esta vez a Buenos Aires, p udo desde e l
ca a su alcance si su a cción hubiera anticipado , en e se m ás momen to mismo de su llegada a la futura metrópoli del Plata
cstr~cho es cenario, las <le los protagonistas de la etapa m ás continua r avan zando desde una posició n ve n tajosa e n la ca-
innovadora del avance d e l capitalismo abierta e n la segunda rrera m ercantil comenzada en la Pe n ín sula. i
Pero es.:\ he rencia de s iglos en que se había a poyado Oo m c-
mitad del ochociento s.
Las rawnes que lo hubieran hecho imposiblt: ha n sido lúci- nico para avan zar de triunfo en triunfo inclu ía algo a ún m ás
12
damente exploradas por Stanley }' Barbara Stein, que no de- valioso que una envidiable red d e contanos en la cima d e
jan duda d e que los esfuerrns de la monarquía católica nunca la elite del poder y e l dine ro de l imperio espa ño l: b asta una
lograron debilitar d inllujo q ue sobre los m ecanismos admi- primera '*·acta a la corresponde ncia famil iar reco~ida en los
nistrativos con que contaba p ara ello ejerdan los b en efi cia- /)orumenlos f)(Jra In J fot oria drl General Don 1\llanuPl BP(f;Yl m ou
rios del desorden o rga nizad o q ue esta buscaba en vano dejar para co men zar a d escubrir h asta qué' punto había marcado
atrás. En ese marro, el p adre de Manue-1 Belgran o sólo pudo d rumbo de esa vertigin osa carre ra ascenden te el mt dPJáirP
lograr su fnlgu ranl e asce nso porq ue era casi lo contrario ck madurado por sus antepasad os a tra,·és de u na experiencia
un pr~c11rsor del tüturo; lejos de a nticipar a los sl'lf mndf' mm vivida siquiera t'n un rin cón m uy modesto d e esas rorrunrmding
40 TUI.J U HAL.P~.R[1' 1)1)[1;(;111
E L EN J(;MA rn:u: RANO ,J 1
heights durante los siglos en que el ~je de la economía euro-
pea desbordó los límites del mundo medilerrán€'o.
La huella de ese cut d~ fruu se descubre ya en la estructura
de la familia fundada p or Dome-nicn Belgra no Pe-ri en el añ o
1757, a los vcinlisiete de su ed arl, ct1and o co ntr3:jo matrimo-
nio con una niña porteña integrante de u n linaje de:- antiguo
arraigo en la futura metrópoli del Plata pero bastante aleja-
do de la opulencia, .\1aría Josefa Gon z:ález Casero, en to n ces
de catorce. El matrimonio tuvo en total dieciséis hijos, de los
cuales once -ocho varones y tres mujeres-vivían aün en 1 795,
al hacer Domenico e::n vísperas de su muerte su testamento
definitivo, que registra también entre los d e rechohabientes al
hijo pequeño d e otra hija ya fallecida. 11 Lu primero que salta
a la vista e n esa estructura familiar es el papel positivo asig-
nado a las hijas mujeres, dadas en matrimonio a agentes d e
Domenico en la Península, en d Alto Pe rú y en parajes de las
tierras bajas donde él mismo se había hecho presente no sólo
a través d e sus actividades mercantiles sino también como pio- Vista actual d el área de Oneglia, en la margen o riental del
torrente lrnpero. ya integ rada a los pob lados ved no s, cnn el
nero de una economía pastoral que no h ahía avanzado mu-
nombre de lm peria .
cho má-; a llá de la caza de ganado salvaje. Los incorporaba así
plenamente a una familia que era tam bién un diversificado
sujeto colectivo que participaba como tal en las disputas por
ríquens, poder y prestigio que nunca cesaron de agitar a las
elites de las Indias espaüolas.
Af mismo ti empo, como lo sugiere el papel centra l asignado
a las mujeres d e la familia de Domenico en la consolidación
del núcleo mercantil de uua empresa familiar que extendía
sus a mbiciones hacia todos los horizontes, la perpetuació n d e
ese núcko era e n ella un o~jetivo que tenía a bsoluta priori-
dad sobre cualqui er otro. Y puesto que, p ara sobrevivir en
las agitadas aguas de una economía abierta a todas las tor-
mentas, esa fa milia qut> era a la vez una empresa no podía ()r,,.glia, grabadn de Abrah am Blootd ing. 111.-luido en .J e a n Rlacu, .•,n1wm
exceder u na dimensión úptima, se imponía ha llar un modo Tlvn.trum Pedmwrili PI Sf1hr1¡uJiru, 1iu;, af'l"uml!i 1ie.1 nip1io iJ,.1m1w 1 111f>iu m,
/mlatioru.m, tnnplrm,m ... , imp 1·cs11 po r Rutg c- r Ch risto tfr l Alb ert\ , La H,1\-a.
de d isponer de los sobrantes que se acumulaban a cada nueva 1726. Esta p er¡ uc- ii a Yilla m a 1-ina estu , o b~jo p od e r de bpai1a. ta Rcp úl;lira
generación, enlre los cuales era particularmentt' problemáti- dt" Gé n o va y sus sucesivos dornin.1don.-'s. Se gt1ll Q11f"ved o . e n t' St" t'n1on c t·~
r l pode roso dint·ro ··N,K e e11 las l11rl1a s h o n r ado, / clond t' el mu ndo ¡,.
co el de varones que no podían encontrar ubicación e n esa
Ut'omp.1ña; / \Ít"llt' a moifr e n Fspañ;,1. / r t's t·n (~<>11,n-a ente rra do" .
Fachad..t y pla11 t,1 ckl Pa l:iri c, el,. Jc,s Cou ":Í"'· st'dr dt'I Mini sterin
Casa di:" la Lonja de Mt"rcarlt>res, que fut' sedt' del Cousuladc,
el(· lrH~ias. Anón imo, técn ica m ixta , .\farlrid., sigl o X\'lll . En la
dt' Sevilla, art11al Archiw, rk Indias. Dilntj u c\t' Jo:-i.quin l:,1icho t,
actuahd,ld, t'St' l·d.i lirio t's sede del Conseío d i' Esmdo y Capitanía
hacia ]l-ifiO. (;c ne,·,d.
44 TUl.10 HALPr.KJ:0-' nn:-- cH J

empresa. Como consig-na el testamento rle Donl('nicu, la suya bates internos. Ya el tercero de los documentos reunidos en
les ofreció en el u1erpo clt> ofi('iaks <le los rc-ales ejércitos una d tomo 111, volumen IT, d e la recopilación emprendida por
ubi cación alternatiYa totalmente" ade-cuada para quienes ocu- el Instituto [klgra11iano anticipaba algu nas de las peculiari-
paban por derecho de nacimiento un lugar <"TI la cumbre de dades del mndus n,pemndi inspirado por esas prem isas, Es este
la sociedad indian a, así fut>ra a un costo considerable para el una misÍ\·a dirigida t:'I 9 d e agosto de 1779 por el licenciado
patrimonio de la fa mili a-empresa, que su concentración en cordobés .José Manuel Martínez, sínctico del convento de las
actividades mercantiles le permitió afrontar más fácilmente Madres Teresas, a María Josefa Gonzálet Casero e n que le
que a las que ten(an una parte- mayor de este inmmili1.ada en informaba acerca de la celebración que acompañó la gradu a-
otros sectores de la economía. ción de su hijo Domingo Belgrano González com o licenciado
Pero más aun que esa diferencia estructural, a lejaban a la en Teología en el colegio d e Montserra t; está redactada e n
familia de Manuel Belgrano del m odelo dominante en las el tono rendido que corresponde a quien había estableci-
otr~ de elite en la América española las modalidades de su do con la opulenta familia porteña un a in equívoca relación
funcionamiento interno. La correspondencia a la vez familiar clientelar:
y empresaria reunida en los vohimenes de documentos publi-
cados por el Instituto Nacional Belgra niano refleja el acuerdo El 14 de julio pasado recurso [sic] el grado de Licen-
esencial de todos los que participan en esa aventura en torno ciado en Theología, concurriendo a acomp añarlo
tanto a los objetivos hacia los que se orientan sus acciones a su casa toda la comunidad de Santo Domingo, y
cuanto al camino m ás adecuado para alcanzarlos, y los mues- mucha parte del clero y también varios seculares d e
tra discutiend o a partir de esas compartidas premisas -con d istinción por esta causa, y la de una d ecente diver-
una libertad que proviene de la confianza también por todos sión que conti n uó hasta m edia noche. Debería ha-
compartida en la lealtad con que cada uno de ellos sirve a la ber sido bastante costoso el refresco, pero habiendo
común empresa- acerca del modo más adecuado de afrontar corrido por mi mano el d isponerlo, lo encargué a
cada uno de los desafíos que esta encuentra en su camino. Lo las madres Theresas [. .. ] y median te es ta diligencia
que;hace posible esa concordia discors es la naturaleza misma creeré se ah o rrase lo menos un ciento por ciento, y
de la empresa en que todos participan, refl<;jada en las premi- vino a quedar su costo en 25 pesos, no obstante que
sas que todos comparten, y que son las que desde el ocaso d e sobró todo y estuvo muy decen te . De e'stos 25 pesos
la Edad Media guiaron los avances de la alta finanza primero abo nó su compañero (Juan Ignacio] Goniti 12 pesos
en el Viejo Mundo y luego en el mundo atlántico. 4 reales, con la que cargados los otros 12 ½ pesos a
¿Cuáles son esas premisas? En primer lugar, desde luego, los 205 que se depositaron para propinas, incluso los
la ya recordada más arri ba, que postulaba como norma de 5 de los bedeles, le vino a estar toda la función en
supervivencia que -por ventajosa que se presentase la expan- 117 pesos 4 reales; bien es verdad q ue de estos le han
sión de esa empresa hacia los más variados sectores de la eco- vuelto a lgun os de los Doctores sus respetuosas [sic,
nomía- el núcl<:'o de sus actividades debía seguir siendo el quizá por "respectivas"] propinas [ ... ] y e ntra ndo
mant:'.iº de los flujos de dinero a larga distancia; y de ella iban también los días de mi grado y oficio de Secretario,
a derivar rumo corolarios las otras máximas que guiaron a los serán poco más que treinta pesos. Supongo avisará a
integrantes de la Casa de Helgrano e n esos permanentes de- Ustedes quienes son los que han querido h acerle ese
,}(j TUl.10 HALP.1-. KlN l>U:SCHl FI. F N IC ;MA Rt:l. GRANO ,i7

~ - '+ •

Carira turas h t'C" has a fint's de l siglo X\1Il pur los alumnos dt'l Fac hada del ""i<jo Mont;.t'rrat". Fn s11s aulas bün muy hut'n p apt'l
Co lt'gio clt' M o ntsc·1·rat. Có rdoba, donde estudió Domin go l) rn nin go, futuro pr ior dorn i11 in1.
Bl'1g1·a11 o (;onúk,. hnma110 di." \fan ut"I.
48 Tt:LIO HAI.Pt:RIN oom~Hl ~:I. ~:N lf",MA Bt:t.CRANO 49

favor para que Ustedes lo tengan entendido, put's Comparte la cumhre de la sociedad indiana. Se menciona en
aunque es una cortedad. siempre es una demostra- c:llas ajuan Ignacio Gorriti, el condiscípulo dos años mayor
ción de afecto.•~ <{lle Domingo Belgrano González, cuya familia, que contri-
huyó tanto como la de este a sufragar los gastos inherentes a
El episodio refleja límpidamente todo lo que st'para a los Bel- In promoción de ambos al grado de licenciado en Teología,
grano Peri del resto de los linajes con quienes conviven en lihruraba entre las más influyentes de la vecina intendencia de
lo más alto de la sociedad indiana. El dinero con tante no es Snlta del Tucumán -e iba a acrecentar aún más esa influencia
sólo para ellos el reducto central de la fortaleza que deben una vez derrumbada la monarquía católica-, y quien quedó
defender sin tregua contra sus rivales; es en su vida de re- 1otalmente marginado de la celebración de la que fue figura
lación la medida de todas las cosas, y por ello en el párrafo c.:stelar quien en la correspondencia del capellán de las Tere-
arriba citado lealtades y afectos se expresan y se miden en 1ms era respetuosamente invocado como "mi Don Domingo",
pesos y reales. Puede parecer sorprendente que las laboriosas y que, nacido el 13 de noviero bre de 1i68 , tenía exactamente
explicaciones que Martínez ofrece a la dama que controla los diez años de edad cuando coronó con tanto brillo la prim<.!rn
cordones de la bolsa de esa opulenta familia giren en torno etapa de su formación.
a cifras que sólo iban a aflorar en la correspondencia de la La presencia de la parte tan considerable de la elite cordo-
contemporánea familia de Funes una vez caída esta en la más hcsa que había acudido corno a una cita de honor al festejo
extrema penuria (en efecto, lo que el celo de Martínez y el 111 que dio motivo la graduación del precoz licenciado es aquí
afecto de los doctores que examinaron al nuevo licenciado más significativa que el lenguaje que un paniaguado de sus
ha restado a los 255 pesos de propinas y agasajos vinculados padres emplea para evocarla. Como no deja dudas el testimo-
con la ceremonia sólo alcanzó, en los muy generosos cálculos nio de Martínez, y era por otra parte inevitable en esta e lite en
de aquel, a 55 pesos); pero es que esas cifras miden tanto la perpetua guerra civil, el sector más cercano a la "comunidad
disposición del síndico de las Teresas a poner al servicio de de Santo Domingo", en torno a la cual e l linaje de Belg rano
su patrocinadora las ventajas que derivan de su posición, no había organizado su vida de piedad desde sus remotos oríge-
descoll!1nte pero tampoco insignificante, dentro de las elites nes ligures, y cuyos conventuales cordobeses h abían concu rri-
cordob'esas, cuanto el afecto que los examinadores tributan al do en pleno a los festejos, tuvo e n e llos el papel protagónico,
\
vástago de los Belgrano Peri. Y por esa razón resulta esencial en compañía de quienes dentro del clero secular soportaban
que llegue a estos noticia precisa de quiénes de entre esos mal que tanto el colegio de Montserrat como la Universidad
examinadores, afrontando el modesto sacrificio pecuniario .siguieran en manos de la orden franciscana. Pero si todo esto
que les permitían sus limitados recursos, habían ofrecido un es muy claro y comprensible, no deja de ser notable que fuese
irrecusable testimonio de su lealtad a la g-ran fam ilia con cuyo el triunfo de un miembro menor de una familia que e n rigor
favor contaban. no pertenecía a la orgullosa elite cordobesa el que <licra oca-
Esa lealtad hizo posihk que la rnáquina de combate t-nca- sión para que ese sector tan largamente postergado dentro dt'
bezada por Domenico y María Josefa funcionara en la ocasi6n e lla invadiera el espacio público con una celebración que era
con la máxima eficacia, y las cífras inrluidas en la misiva an- a la vez un desafío.
tes citada rdlf:jan también las consc>cncncias que ello alcan- Cinco años después el mismo precoz bachiller, ya para en-
za en la relación entre esta y las familias rivales con quienes tonces avanzado e n la carrera que culminaría con la conquis-
f>O TULIO HAI.PERlt,, [JO~GHI ET. 1':NIGMA lff.I.CR AN O ;"í 1

ta de borlas doctorales en Teología, anticipaba algunas de las ,h110 de eso. A-,;i acaba ba de rccorrlárse lo el mismo Domiu-
claves de ese enigma en una carta en que comunicaba a su 1º t1 s u madre, p reocupada porque , según le habían llegado
padre el mensaje gue por 'ill intermedio quería hacerle llegar rumores, el escolar del Montserrat lkva ha un tren ck vida
Don Francisco Gon1.ák1., en nombre de "torios los Aduanistas NU't.•sivamente rumboso dada su posición en el mundo. No
de Córdoba", víctimas de las "inh um;mida<les" practicadas en huhía nada <le eso , le asegu raba el hijo ; si Je impresionaban
su contra por el visitador que cnntrolaha sus actividades des- hui cifras de las cuentas que le llegaban ck Córrloba era por-
de Buenos Aires. No dudaha Domingo de- rptc su padre se <'x- lllll' no consideraba
trañaría de que hubiesen elegido a un "pobre colegial'' para
rogarle que se empeñase '·para cosa al parecer tan a rdu,1··. que cuando un hijo está a l lado d e su madre si se le
Pero, por sorprendente qu<> ello fuese, <"ra el caso que uno abre un punto e n la m edia se lo guese lsic.: ], si se le
de esos aduanistas cordobeses, '"Don Clt>mente Castro, se ha rompe la chusa la remienda, si los za patos los hace
empeñado con Don Francisco González, y este conmigo (su- componer [ ... ] lo que se gasta en casa no se apunta,
poniéndome pam con Usted uno y otro con mucho valimien- pero aquí todo se apunta por un medio que sea [ ... J
to) para que yo escriba a Usted rogándole que coopere con pues vaya Usted juntando un poquito con o tro p o-
el Señor Intendente , al as unto de mudar al visitador, y poner quito, y verá U sted que millonada sale.
en su lugar a dicho Señor Don Clemente Castro'', que decía
tener además el apoyo de "casi todos los Aduanistas y muchos Pero convenía con su madre, que lo h abía acusado de ser
caballeros" de la capital del Virreinato, tan ansiosos como los ladrón de sus hemrnnos, e n que había en la cuenta cosas que
cordobeses de contar parn esa gestión con el de Domt'nico, "aparecen superfluidades, que tal le pa1·ecerá que se hagan
cuya intercesión ante el intendente creen esencial para obte- gorros blancos" para su uso en la quinta de Caroya, en que los
ner un resultado favorablt". rolegiales pasaban lo más duro del ve rano, o que se gastase
Domingo juzga que no puede sino trasmitir esa petición a lanto para forros; pero le hacía nota r que todo eso
su p adre no súlo por ser Castro "de noble porte" y ''de buen
nacin.licnto", y por añadidura "pariente con Don Miguel de es necesario pa ra un colegial. Y si esto es gasta r Uste-
la Co1in a", sino porque al procurar Castro y Fernández "guc des tienen la culpa que entré e n e l colegio adou<le es
este pobre colegial SC' empeñt' con su Padre " n o ignoraban preciso lo dicho: con que una vez que iquiera tener
que de acuerdo con los usos vig-cntes se comprometían a usar el gusto que sea Doctor y colegial del Mo ntserrat es
a favor riel intermediario a~í elegido el infhüo con que con- preciso tener paciencia y si no alcan za e l caudal lo
taban en ( '.órcloba, lo que lo lleva a cerrar el párrafo suman- más fác il es ser clérigo de misa y basta. 1'
do su me-go al de los <los caballeros corrlobeses (" Usted haga
todo lo posible ... que así le quedaré yo agradecido y el dic ho Y basta este a rgum ento para que Domingo cierre triunfal-
Cahallcro lo estará a Csted y a mí dispeu sánrlornc en esta ciu- mente el debate, porqu e está en lo justo cuando alega que al
dad dt· sus favores"). 1" emprender la carrera e clesiástica lo hace corn o d integrante
Y si al hacerlo Domingo omitió los circunloquios habitna- de una empresa colectiva en la que su compromiso es e l d e
k s en quien solici taba un favor personal es porque tanto él asegurar al lin ~je <le los Belgrano Pc-ri u n lugar, en la ins-
como su pa<lre tenían del todo claro que no se trataha en ab- titución a la que se adscribe, que consolide e l de ese lin ~jc
f,2 TUl.10 HA!.Pt:Rl:-.1 lJONGHI [ l ¡.:r,; H ~MA lll-:LGRANO !'J~

entre las elites del rincón del mundo al que el destino los ha padre que aprecia cada vez rnás t'l maduro criterio c011 qut' su
llevado, y en efecto habrá cumplido plenamente ese compro- hijo sabe manejarse en el mundo; e l 6 de mayo de 1786 pro-
miso cuando corone esa carrera como prior de la comunidad 111cdia los diecisi("tt' años cua ndo escribe a Domenito acerca
dominicana de Buenos _i\ires. ric los problemas suscitados por el desempeño de su h erma-
Si la entrega sin reticencia alguna de los integrantes de esa no Francisco como estudiante en el colegio porteño de San
familia que era la ve, una empresa a los o~jetivos de esta a a Carlos:
capaz de atravesar las más serias turbulencias, se <lebfa a que
quienes la capitaneaban sabían que no podían equivocarse al He sabido por varias partes - escribe a Domenico-
asignar a sus integrantes las tareas más afines con sus talentos que mi hermano meno r Francisco ha tenido y tiene
pero también con sus deseos, y en consecuencia el papel que continuamente pleito con sus superiores y mucho
las relaciones de autoridad y ohediencia desempeñaban en su más que está totalmente disgustado con ese Colegio.
funcionamiento , ritualmente evocado al cerrar sus cartas por Todo lo he creído porque h a imitado a sus buenos
quienes eran en ella los subordinados, resultaba aquí menos hermanos que mayores ejemplos le hemos dado. Al
central que en el modelo de familia patriarcal cuya vigencia caso estando así no m e parece conveniente que aún
ideal estaba apenas comenzando a ser corroída por la crítica lo mantenga Usted dentro gastando más y aprove-
ilustrada. Era ya notable que tanto el hijo como el pania- chando menos, que todo esto se sigue d entro de lo
guado del linaje de los Belgrano Peri usasen el plural para primero; con que si yo tengo algún valimiento encar-
interpelar a la autoridad ante la cual se inclinaban reveren- go a Usted que supuesto ha de marchar con Manuel
temente, como si a sus ojos Domenico y María Josefa ej ercie- [a la Península] lo tenga Usted en casa de donde po-
ran sobre ellos una magistratura bicéfala, y lo era aún más drá con tinuar, y no será el primer hermano que supo
ver cómo incluso la relación de autoridad entre un Domingo gramática sin estar en San Carlos. 1Y
adolescente y su padre cambiaba vertiginosa mente de signo
en el curso del breve párrafo fina l de la carta acerca de la El 5 de noviembre del mismo año Domingo puede anunciar
gesti!5n que le habían encomendado los dos caballe ros cordo- a su padre que el 10 del m es siguiente, apenas cumplidos sus
bese~. que Domingo abrió info rmando a su pad re que uno de dieciocho años, recibi rá los grados de Maestro en Artes, a u n
esos caballeros, Don Francisco González -quien, a punto de costo que de nuevo excede en poco los 200ipesos, de los cua-
viajar a España, se proponía p asar un mes en Buenos Aires an- les más d e 180 d estinados a las propinas d e rigo r, y, au nque
tes de partir- habría preferido no parar en la casa de los Bel- no deja de señalar que "esta noticia es preciso dársela a Ma-
grano Peri "por considerarla ocupada" si no fuera que "vien- dre con extensión " y que así lo está. haciendo, esta vez parece
do que co~jcturarían Ustedes de su no llegada a casa, que se sentirse suficientemente seguro de que tales cifras superarán
había sentido conmigo, o con Ustedes determina y yo también sin incidentes el exam en d e la celosa guardiana del tesoro de
el parar en casa", y luego ele ese brusco giro pudo ya cerrar el los Belgrano. Tampoco lo intranq uiliza que <leba aún ap ro-
párrafo con algo muy parecido a una orden (''dispóngale Us- bar un examen para recibir el grado, y no sólo sobre este pun-
ted un aposento para e l tiempo que ha d e estar") . 1H to sino sobre lo que le q u eda por hacer en el Mo ntserrat de
Con e l paso d el tiempo vemos a Domingo ofrecer sin re- Córdoba una vez supe rado ese escollo se esfuerza por disipar
ticencias, pero también sin estridencias, sus opiniones a un cu alquier duda que pudiera te ne r su padre, a quien asegura:
:"J-1 TUI.JO HAI.PERI~ 110NCHI

Ca11cd qtw daba acceso a lo, daustn" del Real< :okgio de San P nrtada cid Libro rfr \fatrín1la <ll'I Rea l Co legio ele S,m Cario, ,
Carlos. dnnde \tanuel Bclg,·ano cur~ó t·,tudi11s de larin, Hlosofía ,·n n1n,s ntgist ros co11sta q ue M~nucl 8elgrnno "rnt rci a oír t.> I
\ trologi,t. Ft,tn ¡.,ublicid.i por Cr1m.1_\' ( .'r, rl'lr, 1, ;u·H, \ 'I I1, n" ':\.'i l, ~-t p1inwr a 110 de T e ologfa" el d í,1 l " de marw rlc- 17Xti .. \rdlÍ\'o
d<" jt111io cie 190.-,. c;t·11,.,-,d d e I" :-{;u icin.
t :I. EN I GMA LIU.(;RANO 57
56 Tt:LJO HALl't:IUN 00;',IGHl

por eso no se inmutará ni su afecto ni sus pe nsamien-


Yo me hallo con salud y gustoso siguiendo mis tareas
tos. Domingo.~'
con el fin <le concluirlas y para recibir el gra<ln con-
tinúo el estudio del último t'Xanien que dentro de 6
La reacción de Domenico no puede ser m ás rápida ni más
días me voy a desempeñar, prometiéndome un buen
positiva; dictamin a que el texto íntegro d e la dedicatoria d ebe
éxito según he procurado prepararme . En el Cole~o
ser reproducido en el impreso, y el h~jo, que aunque admite
me va bien, y espero, mediante Dios, concluir los tres
que algo de lo que en ella se le d ice "no p odría negar sin
años y medio que restan con mucho gusto. 2 'J
mentir", insiste en que también hay e n e lla "much o de exa-
geración, carácter de la e locucnda",21 se indina, como es su
En eso estaba seis meses más tarde, cuando fray Pa ntaleón
deber, ante la voluntad paterna: "Pero Usted lo quiere, pues
García, un franciscano a quien Domingo había mencionado
hágase".23 Le alegra en todo caso que su padre haya deter-
en la car~ arriba citada como su "lector de Teología y religio-
minado que la impresión se hiciera en la Península, porque
so para el muy sobrado según el afecto y favores que le debe'',
"con la dilación que necesariamente h a de h aber se consigue
predicó el 30 de abril de 1787 en la capilla del convento de
a lo menos que no me encuentre tan en los principios y por lo
las Catalinas de Córdoba el sermón panegírico en el día de
mismo con menos improporción para ser d e algún modo ob-
Santa Catalina de Siena, e iba a ser este el punto de partida de
jeto de ese honor'', pero no deja de alarmarlo que fray Panta-
un complicado proyecto editorial en que él mismo iba a po-
león haya aprobado esa decisión paterna por ese motivo "que
ner por lo menos tanto empeño como el orador de la jornada:
yo expongo y por otros que yo ignoro , quizá de mayor peso,
lo que a mí me parece es que huye ndo d e las llamas caemos
El día 30 del próximo pasado -escribía Domingo
en las brasas".2 4
a su padre- ha predicado el Reverendo Padre Fray
Dos meses más tarde Domingo ve confirmarse sus temo-
Pantaleón García un sermón muy hermoso en Santa
res cuando la noticia de la publicación en Cádíz del panegí-
Catalina a honor de la Santa. Conoce el Reverendo
rico de fray Pantaleón llega al Montserrat de Córdoba, de-
Doctor la afición que tengo a sus sermones, y mu-
sencadenando lai; "murmuraciones" que desde el comienzo
cho más a los que a honor de un santo dominicano
había creído d ifícil evitar:
predica. Esto lo ha movido a de dicarme este sennón
con toda formalidad, acaso con el fin de que se lo
Se ha divulgado en esta e l negocio d el Sermón con
haga imprimir. Yo realmente no puedo excusarme
motivo de haber traído la no ticia un religioso quien
en una acción tan distinguida, y a consecuencia le h e
se la comunicó a nuestro Reverendo Rector. Su Pa-
prometido ver los medios de efectuarlo. La imprenta
te rnidad Reverenda no m e ha significa do nada, y no
d e Buenos Aires puede hacerlo, y el conseguir las li-
me parece extraño, pues aunque yo n o le di pa rte
cencias no dudo ser facilino [sic ], con que si a Usted
an tes de remitirlo fue por considerarm e en esta p ar-
gusta yo me intereso en ello y ht> <le estimar premie
te independiente, corno h asta ahora lo pie nso ; y ello
Usted una acción a la que no tengo contraíd o mérito
es así que no se requ iere la aprobación rectoral, y n o
ni aunque lo tuviera fuera de poco ap recio en uno
teniendo yo m ás comunicación que de un súbdito d e
que ei; mi actual Señor. Dígame Csted lo que k pa-
los verdaderos [sic] es irregular internarmt· en eso.
rezca seguro de que d e todo me contento , y de que

j,
58 Tl' l.10 H,\J.l'LRI~ JIOi'.{,H I

A mí me parece así. y a Csted Je parecerá lo mismo. c;tllrc las integrantes de las clases respetables estaba asegura-
Ya que ocurre esto, preYengo a lJst('d tenga mucho tlo de antemano .
cuidado con mis carta~. que no nbst,mle comunicar- El esfuerzo de Domt'nico por arrnon i1.ar t'l interó colec-
las Usted a personas de satisfacción y no tener cosa tivo de la familia-empresa ron las a peten cias indi\iduales rk
reprobable, como es justo, no falta quien note cual- quienes pasaban a integrarla iha a ser reitc:ra<lamt>nte puesto
quier expresión mía en orden a e~ta Casa. Tengo ex- n prueba por su hijo Manuel. Dt>ciclido Domt>nico a enviarlo
periencia de ello. Soy uno d e los que más aman estt' a la metrópoli como su agentt' de negocios (cuando, como se
convict0tio. como debo. y con todo no estoy libre de wrá enseguida, afrontaban estos u na emergencia que ame-
críticas en este punto. Querla entre los dos, y hablo 11azaba llevar a la ruina a la Casa de Bt>lgrano), apena~ Ma-
con satisfacciónY~ nuel, mientras ponía todo su empe ño en las gestiones que
t:lilaba hacien do necesarias esa angustiosa coyuntura, mani-
Aquí se comienzan a a<lvertir m~jor las razones de la eficacia festó su deseo de seguir la carrera de leyes en la esperanza de
con que el modelo familiar forjado en la Edad Media tardía e conquistar una posición expectable en la mag-istratura de la
introducido por los Belgrano Peri en el Río de la Plata estaba monarquía católica, la reacción paterna fu<' inmediatamen-
contribuyendo a proyectarlos a la cumhre <le las jerarquías te positiva: dcci<lió trasferir a Francisco, quien -como se re-
de la sociedad a la que el fundador de su rama local se había rordará- había sufrido tropiezos en su formación escolar, las
incorporado en 1759: de una manera u otra este lograba asig- funciones que antes iba a encomendar a Manuel, y asumir
nar a cada uno de sus integrantes un papel que, a la vez que los considerables gastos originados por los estudios univer-
le permitía contribuir a la prosperidad de la familia-empresa , sitarios que este iba a emprender. Y cuando Manuel decidió
satisfacía sus preferencias personales. La cambiante relación 11uevamcntt' modificar sus planes con \·istas a conquistar una
rle Domingo con su padre ofrece quizás el má~ brillante ejem- posición influyen te en la tecnoburocraci.-1 que había tornado
plo de esa eficacia, en cuanto en su correspondencia puede a su cargo Yolver a insuflar vida en las anquilosadas estructu-
seguirse a lo largo de los años cómo el trato entre amhos ras de la monarquía católica, <le nue,·o ese apoyo paterno no
se adecua espontáneamente al crec iente despliegue de ese le vino a faltar.
"t>ntcndimiento s,1110 ~· lleno de luces" que si no lo diviniza, Todo esto ocu rría mientras la en tera fortuna de los Bel-
como propone fray Pa ntaleón, lo eleva a uu ni\'el cercano al grano estaba f'n j uego como co nsecuencia de la escandalosa
paterno, pero a su manera no alcan1:a menos plena eficacia quiebra del administrador y tesorero ck la Ad uana de Bue-
la solu<.:ión al problema de los varones sohrantes , menciona- nos Aires, Fra ncisco .Jimém~z de Mesa, al rlevelarse en 1788
do pre,iamente, aunqut> en este caso su é·xito debió sin duda el "asomhroso descubierto de más de 200 mil pesos en q ue
mucho a que la perspet:ti,·a dt' \.ivir una a<lolescencia como la se hallaba contra la Real Hacit"nda". Para j ustificarse, el arl-
rle Domingo Fklgra no, tensado en perpetua alerta corno un ministrador alegó ··tener pendientes cu atro 1-crnesas d e cue-
centinela en territorio extraiio y potencialmente enemigo, ros que había hecho po r mano de Dn. Dornin !!;O Belg ra no, v
difícilmente parn:iese atracti,·,1 a quienes tt·nían asegurado siendo este íntimo amigo de este aclrnin istrad o r se le creyú
un lugar en el mundo por su con dición de bien nacidos. \' 01mplice en la quiehra, por cuyo motivo e l Virre y Lnreto lo
contaban con la alte rnativa de disfrutar de las vent~jas que arrestó t"n su casa , y secuestró todos sus bie nes". l.a acción se
esa condición les ofrecía como jefes d e una familia cuyo sitio tramitó por separado de la rlirigirla contrajimén e;, de Mt'sa,
60 TUI.TO IIALPERl'I; no:-.(~Hl EL El\"TC.MA l\l<J.C;fU NO (j 1

y apenas el intemperante Virrey Loreto fue reemplazado por Ignoraba que hacía mal en no pedírsela a C"sted, y
Arrcdondo, Domenico \'io reconocida su inocencia por auto por eso lo hice.
virreinal de mayo de 1793; pero ya antes de ello, el 20 de _ju-
nio de 1791, una real or<len obviamente tramitada en Madrid Pero al parect'r el Prror en que por ignorancia había incurri-
disponía que "el Virrey de estas provincia~ auxiliase y estre- do Domingo se debió a que el art df f airf que era parte de su
chase las providencias a beneficio de la cfectiYa cobranza de legado familiar no incluía normas suficientemente precisas
los créditos activos que resultasen a su favor'', y en 1794 la acerca de la cara que la familia debía mostrar al mundo cuan-
acompañaba, también por iniciativa regia, una moratoria de do su jefe sufría prisión en su domicilio y sus bienes habían
tres años en cuanto al pago de las deudas acumuladas a partir sido embargados. Porque ya el párrafo arriba reprod ucido
del embargo.~1; dejaba claro que los clientes que la familia tenía en Córdoba
Se hace difícil medir el efectivo impacto que esta inespe- seguían proveye ndo a los gastos de Domingo como si nada
rada catástrofe tuvo sobre la familia que en sus memoriales hubiera pasado, y el siguiente no deja duda de que había
la viuda de Domenico iba a presentar como caída al borde quienes desde lo más alto de las elites cordobesas se empeña-
mismo de la indigencia. El testimonio de Manuel, que en su ban en hacer pública su solidaridad con la ilustre familia que
A utobiog:mfía recuerda con orgullo su conducta irreprocha- era en ese momento víctima del más recien te atropello del
ble durante los años transcurridos en la Península, cuando virrey Loreto:
"contaba con una libertad indefinida, estaba entregado a mí
mismo, a distancia de dos mil leguas de mis padres, y tenía He recibido muchos obsequios del Señor Moscoso.
cuanto necesitaba para satisfacer mis capríchos",~ 7 sugiere Lo acompañé en su coche al Colegio de Montserrat,
que no tuvo ninguno, pero de haber sido así difícilmente ha- a donde fue de visita con Don Ambrosio Funes, Ca-
bría dejado de afectar la posición de esa familia de orgullo- ballero que me estima. Allí me recomendó al Reve-
sos advenedizos en el marco de las elites rioplatenses. Y algo rendo Guittiam, y después comí en su casa. Me dijo
de eso parece vislumbrarse en la reacción de Domingo, que que me dejaba a la mira y cuidado del Señor Deán,
el 5 d<> abril de 1789, cuando estaba aún cercano ese súhito y del Señor Provisor hasta que viniese su Ilustrísimo
cambio de fortuna, escribía desde su Montserrat de Córdo- hermano. 28
ba a su madre, que una vez más había encontrado ocasión
para hallarlo en falta: Fue en ese momento delicado en la trayectoria riop latense df'"
los Belgrano cuando Manuel se agregó a los interlocutores de
Confieso a Usted que la situación de mi casa au nque la correspondencia familiar con dos extensas cartas destina-
la he sobrellevado con sufrimiento no d~ja de darme das a sus padres y fechadas por igual el 10 de febrero de 1790,
muchísima m ortificación. Porque sin embargo <le en las que les daba cuenta del estado de las gestiones que
habt:r aquí s~jetos que me socorren según mi nece- en representación de la empresa familiar había iniciado en
sidad, no puedo menos que contenerme temiendo Madrid. y de inmediato se advierte que la suva es una voz radi-
mostrarme excesivo en un tiempo en que lo que toca calmente nuevd. en ese d iálogo. Sus informaciones y comenta-
a interés parece que no me pntenedese. Esta es la rios en cuanto a las arduas negociaciones que tiene a su cargo
causa de haber ocurrido a mi hermano por esa ropa. se apoyan en una visión muy precisa del contexto en <1.ue ha
(i:¿ TULIO l!Al.l'ER[:sl no:-.(;HT

debido emprenderlas: tanto sobre la necesidad de con tar con


conexiones per·sunales para lograr poner en movimiento los
herrum brados mecanismos administrativos de la monarquía
católica como sobre las consecuencias particularmente nega-
tivas que todo eso tiene para "los pobres Americanos que n o
conociendo la baraúnda d e la Corte se fían d e h ombres sin
conocer la malicia que puede caber en sus corazones",:!!' Ma-
nuel emitía sus opin iones con el aplomo de quien sabe que
tiene autoridad para ello. Y lo m ismo ocurría cuando tocaba
temas más abstractos; así, en la carta a su m adre en que se re-
fería al retorno a Bue nos Aires d e su he rmano Domingo, que
lo había acompañado a la Península y acababa de completar
sus estudios de teología en Salamanca:

Ya juzgo a Domingo al lado de Vms. y no dudo de


que mi amado Padre le instruirá de la Ciencia Eco-
nómica; nunca me he atenido a los autores de nada
[sic, quizá por "moda"] , pues para leer un libro,
como siempre pienso sacar alguna sustancia, p re-
gunto a los hombres sabios que conozco para que
me den su sentir y así no creo tener ninguna máxi-
m a libertina, sino muy fundadas en la razón; sobre
libertin~je mal entendido podría deci r a Vm. mucho ,
baste decir que las preocupaciones nos hacen creer
muchas veces que una p roposición de un sabio Fi-
lósofo sacada desde e l fundam ento es t\na he rejía,
p ero mi venerado Padre sabe mucho de esto y podrá
C;1s;1 dt' ,v.c ut'll<tg'a 11 "C,,s.1 drl ..\sit-nlo" , silu,1cl,1 C'n b t'squina

sucint'ste d t' h1s actuales calles Uakarcc v Bdgnmo, p or ese·


a Vm. instmir más a fondo de lo que digo. No obstan-
t·ntonn·s zona riherefla . donde tuvo st'dr la :\duan,1. Domeni (o te todo esto he comprado el Balcarcc, y d o rác ulo de
Bdgra tw P r"ri se clt'sl·mpcñó a llí romo vista :, Culll.tdoi- a tin;i.lt'~ los Filósofos?' los que leeré, después que acahe con
del siglo X\1H . Foto tomada hari,, 189fJ . Archivo (.;t>neral dt' la
~~cic'rn
el Inmortal Montesquif'u K1j)f'Íl dr's L ois, que actualmen te
Lcng-o entre manos.· 11

Es esta la voz de quien apenas salido de la ad olescencia res-


pira ávidame nte los nuevos ai res que sopla n en un m u n<lo
cuyos horizontt'S no cesan de ampliarse ante sus ojos. y avanza
..
~:l. ENIGMA BEL.GRANO lifí

en su cxplorc:1.cíón con una confiam:a en sus propias fuerzas falla a la palabra, cuente Vm. que estamos perlecta-
reflejada en la juvenil petulancia con que anuncia su decisión mente [ ... ] rni querido Padre. la plata puede mucho
de colaborar con su padre en la ernprt>"sa de iniciar a su ma- bien dirigida, teniendo algún conocimiento en co-
dre en los arcanos de esa nueYa ciencia que es la economía sas de la Corte, y sabiendo los conductos se puede
política. Pero esa confian1.a no se exhibiría tan sin reticencia conseguir lo que se quiere con ella; aquí más vale
si no se apoyara en la del hijo que sahe que cuenta con la aparentar riqueza que pobreza, pues a todos abre los
admiración de sus padres, y por eso se somete con gusto a ojos el metal; aquí lo que vale es la decencia, y con
una tutela que sabe también de antemano que no le impon- ella se hace uno lugar entre todos. 3:i
drá nada que le resulte penoso ejecutar ("mi amado Padre y
Señor -escribe a Domenico- me parece hago todo mi deber Podría esperarse que, al d escribir los usos vigentes en esta
sometiéndome a sn obediencia [ ... ] sólo espero que me im- materia en la corte de Carlos IV, Manuel hubiera empleado
ponga Vm. sus preceptos, siendo mi mayor gusto ponerlos en el tono melancólico de quien , considerándolo un requisito
ejecución; le aseguro a Vm. que nunca estoy más contento de supervivencia, se resigna a aceptar que las cosas son como
que cuando hago una cosa que contemplo merecerá la apro- son, o el alegremente cínico de quien por ese mismo moti-
bación de mis Padres") .3t vo está dispuesto de antemano a hacerse cómplice de lo que
En la correspondencia que Manuel mantiene con sus pa- esos usos tienen de poco admirable; pero se buscaría en vano
dres desde la Península acerca de los trámites que allí ha to- un signo de lo uno o de lo otro en este párrafo terso en que
mado a su cargo, vemos dibujarse progresivamente la visión comunica a su padre que han vuelto a ser válidas en esa corte
del momento que le ha tocado vivir en la trayectoria de lamo- las normas del art df' Jaire que desde tiempo inmemoria l ha
narquía católica. Sí la carta a Domenico que acaba de citarse sido el arma de triunfo de los Belgrano. Y la misma ausencia
recomienda no dar poderes "a Sarmiento [que] es un hom- de cualquier toma de distancia crítica frente al orden de cosas
bre muy mal mirado por los que piensan bien; hemos salido vigente durante el ocaso de la monarquía católica se advierte
de los tiempos de Gálvez y nos hallamos en otra situación, cuando a propósito de su deseo de visitar la tierra de sus ma-
se pr_e mia ahora el mérito y no se consigue con dinero tan yores planifica, en diálogo epistolar con su padre, su propio
descubiertamente como en aquellos tiempos'', en esa misma futuro profesional:

1 carta ha d~jado ya en claro que eso no significa que el dine-


ro no siga desempeñando un papel tan importante como en Cada día deseo má.~ y más hacer el viaje para Italia
los tiempos en que la corrompida camarilla malagueña que [ ... ] y a donde Floridablanca me acomode de Oficial
rodeaba al gran reformador vendía abiertamente sus favores ; en alguna Secretaría de Embajada, que en tonces no
sólo voy con pensión por el Rey sino que también
No deseo sino que me remita Vm. el poder sí aca- tengo acceso a Oficial de la Secretaría de Estado, o
so Carlos no viene; tengo ya buscado el más célebn• a Secretario de Embajada, y según mi aplicación y el
Abogado, que es Dn . José lgnado Joben [sic] de Sa- talento que tenga, puedo llegar a ocupar algún ca rgo
las; este es un sttjeto muy acepto en los Consejos y de Enviado o Ministro Plenipotenciario , Etc., carrera
que basta sólo que él defienda para que los Señores brillantísima. 34
miren con buenos ojos la causa, con que si este no
füj TUI.IO HAIPt:RlN HO!\IC;Hr

Como se ve, tanto para el jefe de la Casa de Belgrano como un recu rso que no e ra n uevo e n los usos de la mo na rc¡u ía
para su heredero, el marco de la monarquía ca tólica, en el católica : co n cede r a un empresario p rivado un trato privi-
cual se había desplegado su f'ntera trayectoria familiar y em- legiado y en casos extremo<; un d f:'rec h o de mono po lio e n
presaria, pese a todas las lacras d e n unciadas por publicistas la comercializació n d e a rtículos cuya producció n <lcseaba
que padre e hijo habfan leído con benérnla curiosidad, era fomen tar . Las comarcas riopla tenses h ab ían conocido y vol-
todavía en l 790 un dato de la realidad que hubiera sido ape- verían a conocer esos ac uerdos, que ra ra vez dej aban d e pro-
nas menos absurdo entrar a discutir que las dos mil leguas de vocar querellas en que beneficiados y perjudi cados se acu sa-
océano que separan a Cádiz <le Buenos Aires, y lo e ra aún con ban recíp rocamente de tod as clases de delitos. En la e tapa
mayores motivos para los promotores del ambicioso proyec- agónica de esa monarquía, las dificultades que las guerras
to reformador con quienes Oomenico se preparaba a entrar crearon a la navegación sobre la ruta de Cádiz la incitaron
en una alianza cimentada por fayores recíprocos, del mismo a recurrir a ese expediente , que por dos ve ces alcanzó un
modo que las que durante cuatro siglos habían venido practi- impacto mucho más intenso que la escandalosa quiebra de
cando mercaderes y financistas a larga distancia. Así lo sugie- Jiménez de Mesa: primero fue la autorización para vender
re un pasaje de la citada carta del 10 de febrero de 1790 en en Río de Janeiro productos pecuarios e introducir escla-
que Manuel justificaba el giro que había dado a sus gestiones vos como retorno, otorgada al mercader peninsular Tom ás
a favor de su padre. Allí, tras celebrar que, desvanecida la in- Antonio Romero; luego una análoga con cedida al conde de
fluencia de los satélites de Gálvez, los ministros examinaban Liniers cuando su hermano y héroe de la Reconquista ocu-
todo con "aquella madurez digna de su talento" , agregaba: paba interinamente el trono virreinal. %
Y no hay duda tampoco de que los medíos que tanto Ma-
Si no nos hubiera sucedido esta desgracia acaso ve- nuel como su padre consideraban adecuados para conseguir
ría Vm. los beneficios del nuevo Monarca en nuestra ese privilegio eran los mismos que denunciaban con escá n-
Ca5a, con todo <."n estos tiempos se puede ganar con dalo los perjudicados por los efectivamente otorgados; en la
el trigo, con las carnes saladas y otros ramos de in- ya mencionada carta en que aquel recordaba a su padre que
qustria, co mo es ve r si se puede plantar arroz en ese .. la plata puede mucho bien dirigida", celebraba que fuese la
Pafs, o al m<:" nos se vea ve rificado el proyecto que Vm. designació n d e ministros "que miran todo con la madurez
presentó, que me persua do que con lo s talentos de digna de su talen to'' la que devo lvía las cosas'a su justo cau ce.
Vm. no es difícil; aunque a mí mismo me parece re- Y el nombre de Florida blanca -la fi gura dominante e n ese
pugna nte mostrarle esas ideas que no igno ra Vm. n o gabinete d e sabios-, mencionado por Manuel e n relació n con
obstante como veo las cosas d e más cerca m e atrevo su esp eran za de alcan zar é xito como diplomático, sugie re que
a proponerlas y decirle las adopte pues nos pueden la promesa de u n a carrera brillantísima en ese campo para el
valer mucho, principalmente las d e trigo y a rroz.~-' hijo de Domen icu conta ba e n tre los favores recíprocos que
debían cimentar el ac ue rdo entre e l gran ministro reforma-
El proyecto al que aquí se refiere Ma nuel , re lacio nado con dor y e l e xitoso h om b re d e negocios e ilustrado sc rYid or de la
la ex plo tación y exporta ció n d e frutos de las tierras baj as ca usa del Progreso.
riopla temes, que la buen a disposición de Ca rlos IV hacia la A la vez, e n los come n tarios d e este mozo de dieci n ueve
Casa de Bclgrano podría h acer d e nuevo factible, acudía a años que , criarlo en el serrallo, se complace en revelar a su
68 Tt;l.lo HALPEIUN DO!\'(;H[

Sede dd Consulado de Comercio cfr Buenos Air<>~, t'll el barrio


de Catedral al N()rtc:, acu1al ralle San Martín 216.

L,1 la g una ci<>l lherá. En carta a su padre d esdl' E span.:1. ~l ,mu t' I
Ht'lgn u10 le prnpo11 ia in troduci r e l cult ivo ele ,trroL l'll esta zo na
de C:orrientt·s.
70 TU[.IU HA1.n:RJ=" LJONGHJ

padre hasta qué punto es ya capaz de avanzar con paso seguro f.l!aS exploraciones hasta el punto de debilitar las murallas
por sus más retorcidos vericuetos, comienzan a columbrarse clcl bastión central de la fortaleza familiar cuya solidez se
las razones que harían que ni como seividor de la monarq uía medía en pesos y reales.
católica ni como una de las figurd.'i cf:'ntrales de la revolución Esa todavía casi imperceptible diferencia en el ángulo
que pondría fin a su dominio sobre las comarcas rioplaten- desde el que padre e hijo contemplaban la realidad que les
ses Manuel Belgrano lograra nunca sentirse cómodo en ese Locaba vivir y en la que aspiraban a incidir iba a gravitar con
mundo cuyos secretos había. creído dominar plenamente. Esa íuerza creciente sobre la trayectoria de Manuel a medida
señal premonitoria está escondida en el pasaje en que encare- que al avanzar en su carrera ampliaba su esfera de acción, y
cía a su padre que, ante las posibilidades que se le abrían de la Autobiografía que dejó manuscrita en 1814 ofrece un de-
participar en términos favorables en el comercio de exporta- solado inventario de las decepciones que en consecuencia
ción, no descuidara explorar "si se puede plantar arroz en ese Iban a acumularse en su camino. Sin duda esa desolación
país", con lo que venía a proponerle la implantación ex nihilo debe algo y mucho a que se puso a escribirla en el momento
de esa nueva rama de la agricultura en las áreas pantanosas de más bajo de esa carrera, cuando era ya claro que las vicisi-
Corrientes, y arriesgar así sumas cuantiosas en una iniciativa tudes de una turbulenta revolución que buscaba en vano
que tardaría demasiados años en rendir los provechos que encontrar su rumbo, que se traducían para quienes se esfor-
Manuel esperaba. Esto hace menos sorprendente que el pro- zaban por gobernarlo en demasiados y demasiado extremos
yecto, vuelto a proponer en vano una vez y otra a lo largo de cambios de fortuna, no habrían nunca de ofrecerle com-
siglo y medio, sólo alcanzara a implementarse, con el éxito pensación para las amarguras acumuladas en una primera
que Manuel anticipaba, en medio de la crisis del comercio etapa en que había debido sufrir junto con la facción adic-
atlántico provocada por la Segunda Guerrn Mundial. ta a Mariano Moreno -con la que se había identificado en
No lo iba a intentar Domcnico, sin duda porque sus cu- el seno de la Primera Junta- las venganzas de la victoriosa
riosidades teóricas no le impedían tener más presente que facción enemiga cuando, luego de reconquistar la suya el
su hijo que el fracaso de un par de iniciativas como la que poder, una peripecia tras otra lo había alejado de quienes lo
este l,e sugería hubiera bastado para llevar a la ruina a la ejercían en nombre de ella. Pero no es sólo el descubrimien-
Casa 'de Belgrano. Ese eximio hombre de negocios entendía to d e que el mundo es muy distinto e infinitamente peor
perfectamente por qué los cíclicos escándalos que agitaban d e lo que él h abía imaginado lo que imprirhe a este relato
a la comunidad mercantil del Plata habían girado en torno a autobiográfico su tono cada vez más sombrío; pesa aún más
las exportaciones al Brasil de cueros y carnes saladas contra sobre su ánimo un descubrimiento todavía muy reciente; a
retornos de esclavos: era allí donde se cosechaban prove- saber, que él mismo, Manuel Belgrano, carece de la com-
chos seguros, y si en otros aspectos estaba muy distante de petencia necesaria para desempeñar con éxito e l papel que
los adocenados mercaderes que predominaban en la plaza había escogido para sí en la epopeya revolucionaria.
de Buenos Aires - y a juicio de su hijo ''nada sabían más qut: Al llegar en 1814 a ese nadir de su carrera, Manuel recorda-
su comercio monopolista, a saber, comprar por cuatro para ba las experiencias por él acumulada~ durante los veinticinco
vende r por ocho con toda comodidad"-/7 aunque no dejaba años trascurridos e n e lla como una sucesión de breves etapas
de atraerlo la posibilidad d e explorar alternativas más inno- eufóricas en que había puesto todas sus energías al servicio de
vadoras, su heredada sabiduría le enseñaba a no avanzar en un proyecto que demasiado pronto se iba a revelar inalcam:a-
72 TlJLIO HAl.P FRlN l>ONCHI

ble, y menos breves intervalos en que la realidad le propinab<1


lecciones cada vez má~ <luras, desde un mome nto inicial en
que apena.s tuvo

la suerte ele encontrar hombres amantes del hit'n


público que me m anifestaron sus útiles ideas se apo-
deró de mí el deseo de propender cuanto pudiest'
al provecho general. )' adquirir renombre con mis
trabajos hacia tan importante objeto, dirigiéndolos
parúculannente a favor de la patria. r... ]

Como en la época de 1789 me hallaba en Espaúa y la


revolución de la Francia hiciese también la variación
de ideas y particularmente en los hombres de letras
con q uienes trataba, se apoderaron de mí las ideas
de libertad, seguridad, propiedarl , y sólo vi tiranos
en los q ue se opon ían a qu e el hombre, fuese don-
de fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y
la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas
sociedades habían acordado en su establecimiento
directa o indirectamente.~8

¿Hasta qué punto es confiable su memoria de 18 14, en cuyo


recu~rdo la revolución de Francia, al revela rle que se estaba
haciéndo posible lo que h asta la víspera había sido tenido
por impensable, le hahía ofrecido no sólo una meta h acia
la cual orie n tar sus trabajos sino un Jugar en la comunidad
formada por esos hombres de letras amantes del bien pú-
blico, fraternalmente unidos en el esfuerzo por lograr que
por p rimera vez en la en tt'ra historia del nnm<lo la huma-
nidad gozara de los derechos "que Dios y la naturaleza le
h abían concedido"? Sin duda en su ímag-en de ese remoto
pasado es fácil reconoct'r las huellas de experiencias más A<:t a de la P1 i11wra .Junta de (;obkrno, año 1810. ,\rd1iYo (;t>1w ral
de la Nación.
tardías (para pon er un ejemplo obvio. en 1790 la pa labra
"tirano", en el sentido en que aquí aparece usada, no for-
m aba aún parte de su vocabula rio). Pero si esa image n de


74 TULIO HALPERIN OONGHJ

una comunidad de sabios férreamente unidos al servicio ckl El hecho que a juicio del Manuel de 1814 lo eximía de invocar
bien común puede ser fruto de un espejismo retrospectivo, pruebas adicionales de la validez de su visión retrospectiva era
porque ya entonces la común adhe5ión a los ideales ilustra- un incidente m ás en las luchas de intereses desatadas por los
dos no había impedido a hombres de negocios y servidorC's privilegios que la administració n regia otorgaba a uno u otro
de la Corona sostener agendas muy variadas y no siempre ne los mercaderes porteños, en esta ocasión al ya menciona-
fácilmente compatibles, ella refleja fielmente la experiencia rlo Tomás Antonio Romero. Y los miembros del Consulado
que a partir de ese momento inicial iba a ser la de Manuel 110 habían sido los primeros en descubrir que esas autoriza-

Belgrano, cruelmente despojado a lo largo de un cuarto de ciones a trocar esclavos por frutos del p aís eran dudosamente
siglo de una tras otra de las ilusiones inspiradas por esa pre- aplicables a los cueros salados, "ramo principal del comercio
misa, ella misma ilusoria. de Buenos Aires", e invocar esa circunstancia en busca de ha-
La primera de esas experiencias la iba a sufrir en 1793, cer inviable un acuerdo que dañaba sus intereses. Sin duda
cuando al concluir él su carrera quienes exhumaban una vez más ese remanido argumento
hubieran hallado difícil entender la escandalizada sorpresa
las ideas de economía política cundían en España que el recurso a una argucia que desde hacía décadas for-
con furor, y creo que a esto debí que me colocaran maba parte de las rutinas de la vida mercantil porteña había
en la secretaría del Consulado de Buenos Aires erigi- suscitado en quien, como Manuel, estaba familiarizado con
do en tiempo del ministro Gardoqui, sin que hubiese ellas desde su tardía adolescencia.
hecho la más mínima gestión para ello. [ ... ] Cuando Pero era así como él recordaba haber vivido ese episodio
supe que tales cuerpos en sus juntas no tenían otro ("mi ánimo se abatió -asegura- y conocí que nada se h aría
objeto que suplir a las sociedades económicas, tratan- por unos hombres que por sus intereses particulares pospo-
do de agricultura, industria y comercio, se abrió un nían el del común "), y lo más notable es que lo que le in-
vasto campo a mi imaginación, como que ignoraba el dignó no fue el contenido de la solución favorecida por los
manejo de España respecto a sus colonias, y sólo ha- capitulares; como recuerda allí mismo, el conflicto surgió
bía oído un rumor sordo a los americanos de qu~jas cuando a la Corona "alguna vez se le ocurrió favorecer la
ydisgustos, que atribuía yo a no haber conseguido agricultura, y para darle brazos, adoptó el horrendo comer-
sus pretensiones, y nunca a las intenciones perversas cio de negros y concedió privilegios a quienes lo emprendie-
de los metropolitanos que por sistema conservaban sen",~9 y por cierto no fue su propósito arbitrar retrospecti-
desde los tiempos de la conquista. [ ... ] En fin salí d e vamente entre los empresarios de ese inhumano comercio
España para Buenos Aires: no puedo decir bastante y sus inte resados adversarios. Kantiano si n saberlo , juzgaba
mi sorpresa cuando conocí a los hombres nombra- el acto de los consulares no por sus consecuencias c:on cretas
dos por el Rey para lajunta [ ... ] para comprobante sino por el principio que los había guiado: lo que lo hacía
de sus conocimientos y de sus ideas liberales a favor condenable era que se hubieran preocupado m e nos por el
del país, como su espíritu al monopolio, para no per- bien común que por la defensa de su s intereses particulares
der el camino que tenían de enriqu ecerse, referiré contra adversarios que defendían también los suyos. Frente
nn hecho con que me eximiré de toda prueba. a unos y otros, Manuel se descubría el único justo en un
mundo d ominado por el mal, p ero descubría también que
7G TL:l.10 HALl'l::IU I\ UOl\:GHl 1::1. ENl(:MA n ELCRANO 77

i.erlo no confe ría a su figura la grandeza trágica rlt> 1111 Pro-


meteo en su obstinado desafio a los dioses: esos homhres
PIINCtPlOS DB LA CllNCIA que eran el objeto de su justificado desprecio se limi taban
a ignorarlo, y la consecu encia fue que desde e l principio de
Economico-PoliticL 1794 hasta julio de 1806 pasó su tiempo "haciendo esfuerzos
impotentes a favor del bien público".
Y esos esfuerzos fueron con stantes y sosten idos; a penas d es-
,.RADUC1DOS DBL FRJNCD cubrió que sus iniciativas serían sistemáticamente ignoradas

POR por quienes gobernaban el cuerpo consular, Manuel buscó


otros modus de ser útil al bien público, que n un ca lograron
conquistar el beneplácito d e los administradores d e la m onar-
D.MANUELBBLGaAN~ quía católica:
.Aboa,,o di lo, Reales Constjo19 Ya que por las obligaciones de mi empleo podía h a-
, Stcritario por S. M. dtl Rul blar y escribir sobre tan útiles materias, me propu-
se al menos echar las semillas que a lgún día fu esen
Co1J~O tle eiu. Capiul. capaces de dar frutos, ya porque algunos estimula-
dos del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya

D porque el orden mismo d e las cosas las hiciese ger-


minar. Escribí varias memorias sobre la planificación
de escuelas: la escasez de pilotos y el interés que to-
CON SUPBIIOI PBIIIISO. caba tan de cerca a los comerciantes, me presentó
circunstancias favornbles para el establecimiento de
una Escuela d e Mate máticas, que conseguí a condi-
BN IUINOS.AYIBS ción de exigir la aprobación de la Corte que n unca
MDCCXCVL se obtuvo, y que no paró h asta destruirla, porque aun

Bn 14 .·R1•l 1-,, ut• 11 lill11 los españoles, sin emb argo que conociesen la justicia
y utilidad de estos establecimientos en América, fran-
,z,61i111. camen te se oponían a e llos, errados, a mi e ntend er,
en los me dios de con servar la" colonias.

['orlada d<.> dos obras fü ioc ráticas tradllcidas por Manuel Pero junto con e l r·ecelo metropolitano seguía gravitando la
B.-lgranc¡ (u11a p aráfra~is ck tr..1n10s dt'I Onj!;m dPI fiTogresn . .. de hostilidad d e los con su lares:
Dupo nl dl' Nt'mours y 1111 ·e :ompt'1Hii r1 clt' los P1in,·ipi1Js ,Ir la
Economfa Política" por el marq ués de Backn ). Rucnos Aires ,
lmpri-nt.., ele los '.\li,'ios Expósi tos. 17Yt:i. Ni esta, ni otras prop uestas a la Corte, con el o bjeto
de fomentar los tres ramos de agricultura, industria
78 TULIO HAl.l'FRIN DONGHI

y comercio de que estaba encargada la corporación Tres años más tarde sigut> a lejado de esa desolada visión re-
consular, merecieron la aprobación; no se quería Lrospectiva, pese a que contempla la coyuntura del momento
más que el dinero que prodt~jese el ramo destinado con ánimo más sombrío:
a e1la; se decía que todos estos estahkcimíentos eran
de lujo y que Buenos Aires todavía no se hallaha en Desapareció la esperanza de reforma y ha ven ido a
estado de sostc>ncrlos. 40 sustituirla la ~jecución de un proyecto fiscal de cuyos
efectos se lamenta n los habitantes de la Metrópoli,
¿Hasta qué punto refleja esta imagen retrospectiva la expe- con otra~ noticias, aunque suavizadas con un sí es no,
riencia vivida por Manuel a lo largo de esos más de diez años de buena <lirección para los objetos interesantes a
gastados en "esfuerzos impotentes a favor del bien público"2 nuestra defensa. Sigamos, pues, en nuestros trabajos,
Sus cartas a uno de los interlocutores "estimulados del mismo dejando al tiempo su medro. Tal vez, corriendo el
espíritu" con quienes había establecido correspondencia, d tiempo, lleg-arán las; circunstancias oportunas para
chileno Manuel de Salas, sui:;ieren que ni creía estar perdien- que se reconozca el mérito. En tanto nos queda la
do el tiempo ni se sentía tan ajeno al cuerpo consular como satisfacción de obrar como debemos.
se recordaba en ella. A'lí, en l 80~ le escrihía:
Y por otra parte lo reconforta comprobar que aun en medio
He estado bastante enfermo de mis ojos, y aún ac- de esas circunstancias tan adversas ambos Consulados están
tualmente no noto m~joría mayor. Esto, junto con ocupándose ya eficazmente de los objetos interesantes a la
otras atenciones benéficas a mi País (cierto que si defensa <le sus respectivas jurisdicciones:
me separara de él no tendrían efecto) me han hecho
posponer mi ,ri~je a Europa, aún prometiéndome Nada me dice V. del nuevo camino a Talca, al fin
ventajas, y me hallo aquí engolfado, sin tener tiempo sabemos que hay paso por la cordillera para carretas;
muchas veces ni aún para curarme. [... ] Estamos es- de la Concepción nos h an enviado un diario de un
pc_rando de un momento a otro al nuevo Virrey, que tal Malina que señala otro paso por el boquete de
viene a mandarnos en lugar de Pino, quien ha caído Arnuco, si mal no me acuerdo, también para carros.
en desgracia en la Corte. [ ... ] Puede ser que guarde Con mucho gusto mío, veo la competencia de Tal-
m~jor armonía con mi Cuerpo que el actual a quien quinos y Penquista.s, aspirando cada uno a llevar el
no han dejado de hacer poco aire nuestras represen- camino por su territorio, pues de este modo conse-
taciones al Ministerio. 41 gui remos nuestra comunicación por todas partes,
con esas fertiles provincias y podremos auxiliarnos
Como se \'e, para el Manuel ele l 802 ocupar la posición de mutuamente.
fi~ura dominante en uno de los centros secundarios del vas-
to aparato administrativo dt> la monarquía católica no es el Pero Manuel encuentra un más serio motivo de p reocupa-
imulto cotidiano infligirlo a sus superiores talentos y virtu- ción cuando compara s u propia situación con la de su cama-
<les por los mediocres y los malvados, que va a denunciar rada trasandino, que tiene la fortuna de trahajar "en un País
en 1814. donde hay patriotismo":
80 TUl.10 HA!.J'FRIN OONGHl EL ~:N JC ,MA 1rn1.c:RANO 81

Este resorte principal siempre se observa en las Co- materiales acarreados de ultramar a las orillas del Plata, que
lonias, o mal colocado, o sin la elasticidad necesaria. hubiera requerido ad emás destinar a ese fin una enorme frac-
Por <lesgracia. una de las que adolecen de este mal es ción de las flotas absorbidas por las urgencias de un comercio
esta, y no le encuentro r{"medio, por más conato que oceánico ya suficientemente amenazado e n ese momento por
ponga.. Todo lo halla prematuro, mientras la urgen- las consecuencias del ciclo de guerras revolucionarias abierto
tisima necesidad no se aparezca y toque de cerca a en e l ocaso del setecientos.
los que deben cooperar a la existencia de las buenas Apenas nos preguntamos qué puede haber llevado a quien
ideas. [ ... ] Los hornos del célebre Rumford , sólo se a los diecinueve años se había revelado capaz de mam;jarse
conocen aquí por Cerviño y Vieytes. que los han es- con éxito en el mundo d e los negocios, cu ando asumió a los
tablecido para sus fabricas d e jabón, y seguramente treinta y cinco el papel de publicista al servicio del bien públi-
no debería haber casa donde no los hubiese , mucho co, a ignorar en sus pro puestas las más obvias consideraciones
más notándo se la fa.Ita de combustible para la cual no de sentido común, se hace claro que mucho influyó e n ello
veo que se tomen disposiciones a pesar de nuestros su preocupación por satisfacer las expectativas d e sus padres,
recursos. Estos habitantes tienen todo su empeño en que confiaban en que con proyectos tan audaces y novedosos
recoger lo que da la naturaleza espontáneamente, como este conquistara para la dinastía m ercantil -de la que
no quieren dejar al arte que establezca su imperio, lo h abían ungido príncipe heredero luego d e que la muerte
y tratan de proyecto aéreo cuanto se intente con él. 42 de ambos, Domenico en 1795 y Maríajosefa en 1799, lo había
forzado a seguir avanzando un poco a ciegas en busca de col-
Vemos aquí aflorar plenamente lo que estaba ya en gennen mar esas abrumadoras expectativas- un lugar tan eminente
cuando en 1790 h abía asignado un lugar preferencial al cul- en el mundo de las ideas como el que ellos mismos estaban
tivo del arroz en la agenda de inversiones que sugería a su conquistando en el de los negocios.
padre: cuando propone dotar a cada vivienda de un horno d e Ya en 1794, animado por el ~jemplo de otros "hombres
Rumford no sólo confunde dos de las más célebres invencio- amantes del bien público", se había propuesto "adquirir re-
nes de este conde del Sacro Imperio nacido en Massachusett'i, nombre con los trabajos dirigidos a tan importan te objeto~ y
a sabe'r, el horno que disminuía drásticamente el volumen dado un primer paso en ese sentido al publicar en Madrid en
de leña requerido en la producci6n de la cal viva utilizada una muy elegante edición , que por lo que shbemos su m adre
por Cerviño y Vieytes, y la c hime n ea cuyo diseño -utilizado no e n contró demasiado sun tuosa, su traducció n d e uno de
h asta hoy- no sólo aprovechó mejor el calor creado por la los textos de Frarn;:ois Quesnay, padre fundador de la corrien-
combustión de la leña sino liberó a quienes daba abrigo de te fisiucrática;4:' pero a él tardarían en seguir otros que diera n
sufrir las consecuencias del deficie nte tiraje. Más grave es que testimonio de aportes m ás pe rsonales al avance d e las ide as
no entrase siquiera a considerar todo lo que hacía inviable ilustradas.
el proyecto que la falta de elasticidad de sus paisanos impe- No se los h a de e n contrar, por cierto , en las tres Memorias
día llevar a la prá ctica, ya que la solución que proponía para que escribió en tres años sucesivos, la primera y la te rce-
la crónica escasez de combustihles que afligía a los hogares ra para ser leídas en 1796 y 1798 en sendas sesion es de la
porteños hubiera requerido la construcción simultánea, en Juntarle Gobierno del Consulado y la segunda dedicada en
Buenos Aires, de miles de chimeneas de nuevo diseño con 1797 a ofrecer sugestiones acerca del fomento del cultivo
82 Tt.:1.10 HAJ.l'l::RI:-. DONGHI El. ENICMA B~'.LGRANO 83

de cáñamo y lino que la Corona buscaba en ese momeu- renovación sucesiva de las producciones necesarias a
to introducir en las Indias, reunidas por Manuel hajo el tí- nu<.:stra existencia. u
tulo común a todas ellas ck Mnlios gmPrales de jommtar la
agrirultura, animar la industria_\' proteg,,r el rorrwrcin cfr un paú En cuanto a lo segundo, en Belgrano del mismo modo ciue
rtg;ricultor, que muy honradamente proclamaba su deuda con en Quesnay, la centralidad d el propósito d e p ersuadir a su
las Máximas gmPralPs del mismo Quesnay. En efecto. allí el público de la validez de las máximas que se propone incul-
esfuerzo de Belgrano se orienta en primer lugar a justificar carle hace que su manera de encarar esos temas no se ciña
la validez universal que este reivindicaba para sus máximas y, tan estrechamente a los prohlemas concretos que afrontan
en segundo término a explorar los modos más adecuados de los agricultores rioplatenses como la de Vieytes o Lava rdé n,
aplicarlas a las específicas circunstancias de las comarcas rio- quienes por su parte se apoyan para dilucidar los problemas
platenses. En cuanto a lo primero, le basta invocar el ejem- que juzgan urgente encarar en lo que encuentran relevante
plo del legado clásico sumado al de los patriarcas bíblicos, de un acervo teórico cuya validez dan por suficientemente
que le permite apoyar en una autoridad más que humana la prohada.
que proclama el papel central de la agricultura en hacer la Oigámoslo, por ejemplo, discutir primero cuáles son las
felicidad de los hombres: tierras más adecuarlas para dedicarlas al cultivo de cáñamo o
lino, y luego decidir acerca del momento también más ade-
En el principio de todos los pueblos del mundo cada cuado par<1. encarar su cosecha. Aunque -nos dice- los auto-
individuo cultivaba una porción de tierra, y aquellos res que ha consultado
han sido poderosos, sanos, ricos, sabios y felices,
mientras conservaron la noble simplicidad de cos- no repruehan las tierras demasiado húmedas ni las
tumbres de una vida siempre ocupada, que en ver- demasiado secas, hacen ver que en aquellas la pro-
dad preserva de todos los vicios y males. La república <iucción del lino y cáñamo es tierna y fácil de rom-
romana jamás fue más feliz y más respetada, como en perse. por cuya causa se hace estopa, en estas no cre-
lo!i tiempos d e Cincinnato; lo mismo ha sucedido a ce, queda bajo el tallo, y la hilaza es d emasiado leño-
toa.os los demás pueblos. [ ... ] La agricultura fue casi sa, y por consiguiente dura y elástica, motivos todos
el único empleo de los patriarcas más respetables de para dificultar su be neficio. Eslas razortes, sin duda
los hombres por la simplicidad de sus costumbres, ayudadas de una constan le experiencia, los han deci-
la bondad de su alma y la elevación de sus pensa- d ido a ase ntar que para estas siembras las tierras más
mientos [ ... J y aún la misma naturaleza parece que convenientes son aquellas que contienen, digámoslo
se ha complacido y complace en que los hombres se así, la humedad habitual. 4 ;,
destinen a la agricultura, y si no ¿por quién se renue-
van las estaciones? ¿Por quién sucede e l frío al calor Tras responder de este modo a la primera de esas preguntas
para que repose la tierra y se reconcentren las sales e intercalar una página destinada a inculcar una vez más a sus
que la alimentan? Las lluvias, los vientos, los rocíos, lectores el "principio fundamen tal en la economía política" ,
en una pafabrn, este orden admirable que Dios ha según el cual "el valor de los estados no consiste en el del teso-
prescripto a la naturaleza no tiene otro objeto que la ro del público, sino en la cantidad de fanegas de tierras bien
84 TULIO HALPl':Rl!-1 l>ONGHI

cultivadas que tenga", pasa por fin a adentrarse con paso má~ rcz adóptese el método siguiente, método fácil y que
titubeante en el tema de la cosecha: aún el más rústico lo puede ~jecutar. [ ... ] Tómese
una porción de estas plantas y obsérvese si el grano
Oigamos cómo se debe hacer la cosecha, pero antes o semilla que se le sacará de su coca está fuerte y
se hace preciso hablar sobre las diferentes opiniones lleno como la de otras plantas, y si su cascarilla tiene
que hay sobre si se deben cosechar el lino y el cáña- el color oscuro, si la observación corresponde a esas
mo bien cuando no está maduro o cuando lo está en- señales no hay que detenerse en recoger la cosecha,
teramente. [ ... ] Los que adoptan lo primero dicen pues entonces la h ilaza habrá adquirido el grado de
que arrancándose el lino y cáñamo un poco verde madurez conveniente.'11;
dan una hilaza blanca, suave y fácil de trabajar, y que
si se arranca enteramente maduro su hilaza es leño- Pasajes como este hacen más fáci l entender que en su papel
sa, dura y elástica. Los que abrazan el segundo méto- de sabio ilustrado Funes tuviera desde 1802 por interlocuto-
do exponen [ ... ] que la hilaza es débil y que casi toda res porteños a Vieytes y Lavardén, y desde 1807 a Mariano
ella se vuelve estopa. Sin duda, será efecto este de la Moreno, y que sólo estableciera algún diálogo con Belgrano
diversidad de manufacturas y como que unas necesi- (y su primo Ca.-;telli) en 1809, ya en su nuevo papel de pro-
tan de hilo fino y las otras hilo basto, los que trabajan motor de una revolución política. Pero permite n entender to-
el primero aprecian a que se arranquen verdes [ ... ] davía mejor que Manuel Belgrano reconociera - y celebrara-
y los que trabajan con el segundo, que se cosechen de inmediato en la conquista de Buenos Aires por las tropas
enteramente maduros, cada uno obrando según sus británicas al mando de Beresford la oportunidad de cerrar
experiencias. En esta parte no me atrevo a asentar con borrón y cuenta nueva una etapa de su carrera en que
mi opinión. atendiendo a que mis conocimientos son no había logrado llenar las esperanzas que él mismo y sus pa-
puramente especulativos, pero discurriendo por la dres habían depositado en ella, cuando se hacía cada vel más
analogía de las cosas [ ... ] diría que se debiera hacer dificil confiar en que pudiera lograrlo en el futuro.
la cosecha estando maduros los linos y cáñamos, y En 1806 h acía ya diez años que "más por capricho que por
para quitar los inconvenientes ya de cosecharlos de- afición a la miliciatt era capitán de las urbanas de la capital
masiado maduros o demasiado verdes adoptaría el virreinal, y durante ellos no había hecho esfuerzo alguno por
m étodo de cosecharlos cuando no hubiesen llegado s uperar su ignorancia acerca de "hasta los rudimentos más
al grado mayor de madurez y no obstante que no se triviales de la milicia"; pero eso no impidió que "conducido
puede dar una señal cierta para conocer ese estado; del honur•· volara a la Fortaleza a ponerse al frente de las su-
el labrador con su experiencia llegará a conocerlo, yas, "pendiente de lo que dijera un oficial veterano que se
y para que tengan alguna guía, voy a dar las señales agregó de propia voluntad, p ues no le daban destino" , y pron-
que denotan cuándo estas dos plantas llegan a ma- to pudo descubrir sin sorpresa que las tropas bajo su coman-
durar. [ ... ] Es evidente que la naturaleza ha puesto do acababan de sufrir una abrumadora derrota. 47
señales en todos los frutos para que el hombre sepa El comienzo tan poco auspicioso de la nueva carrera en la
el momento en que debe gozar de ellos [ ... ] pero que acababa de entrar, lejos de desanimarlo , le inspiró una
para asegurarse con más puntualidad de su madu- confianza en su capacidad de afrontar con éxito los desafíos
8!) TIJI.IO HALPt:RlN lJON(;H( EI . ENl< ;MA BF.I.CRANO 87

que le esperaban en el camino que le había faltado en la q ut'


acababa de abandonar. Hay en esa reacción la alegría dt>
quien se descubre por primera vez dueño de su propio desti-
no, que se refleja una vez y otra en el recurso a la metáfora del
vuelo con que celebra su capacidad de dar res puesta rápida
aun a la'i encrucijadas más difíciles, y también en el optimis-
mo que persistirá luego de que al desdichado desenlace del
primero de esos vuelos se sumaran otros no mucho m ás feli-
ces; así ya en octubre de 1810, cuanrlo desde Santa Fe y luego
desde La Bajada, en la orilla opuesta del Paraná, desde donde
se prepara a emprender la expedición al Paraguay, escribe a
Mariano Moreno:

No tenga V. cuidado por los desertores. que Yo he de


poner coto a la deserción, y si ahora recibo un ejérci-
to de gauchos tendré el placer de presentarlos a mis
compañeros de fatigas por la Patria, de soldados. A
Dios, que el tiempo me a pura. 4~

Las noticias de <;hile y de Strangford son muy satis-


factorias í ... ] el ejercicio de cañón que mandé hacer,
a las dos horas de haber recibido los pliegos [ ... ] sir-
vió de salva, habiendo anunciado antes el motivo con
cu;¡\tro palabras que dij e al Ejército, que fina lizó con
¡Vfva la Patria, viva el Rey, viva la Exma.Junta!, se me
contestó con e ntusiasmo p or todos, todos, y mucho
se han divertido los oficiales cantando una cancionci-
ta patriótica que me h a gustado mucho. [ ... ] ¿Y qué
diré a V. para agrad ecerle los doscientos Patricios?
Con este socorro ya nada hay que temer, créamelo
V., amigo mío, su Relgrano hará temblar a los im-
píos que quieran oponerse a nuestro Gobierno. ( ... ]
D~jc V. a mi cuidado el dt;jar libre de Godos el País
de nuestrd dependen cia; ellos han d e ayudar a nues- Integrante d el Rr:gimientn ele
Patricios, Milicias de 811!-'n os
tros gastos y por lo pronto he m a ndado remata r la Es- Ai res, 1802. Archivo Cern·ral de
tancia de uno que ha profugado a Montevideo [ ... ] la Nació n.
88 TUl.10 HALPERl'.'i lJONf;H r

los derechos del Estado, y de !ajusticia serán rnnser- quien se esfuerza en seguir manteniendo correspondencia se-
Yados exactamente por mí. [... ] Har~ cuanto pueda manal , y cuya evocación como ·· nuestro Juan José embozadito
para dar a V. pruebas de que piem,o como V. por la e n su capita" para defenderse del frío de Potosí pone la única
Patria, no quedará ni un füsil ni un hombrl' malo nota de ternura en u nas cartas eu que ese nuevo Belgrano
en la Provincia del Paraguay, y no dude \'. que mi busca calihrar la expresión de su ferocidad de sentimientos
rapidez, si la Naturnleza no se trastorna, será como sobre e l exigente diapasón establecido por s u corresponsal
la del rayo, para reducir a nada, si es posi hle, a los in- Mariano Moreno. Pero hay todavía algo más que, sin que Bel-
surgentes de Montevideo; me quemo cuando pienso grano lo a<lvierta, sobrevive también del lazo que lo unía con
en esa canalla. [ ... ] El Mayor Cenera! Machain [ ... J sus padres, y que ha hallado modo de reconstruir con ese
me dice que conoce al tal Vigodet, y que es una so- otro admirable parangón ocho años más joven que él mismo,
lemne bestia [ ... ] pero aunque fuera un sabio, ¿qué a quien proclama destinado a conocer la felicidad de vivir
cree por que pueda con los bravos de Buenos Aires? bajo ese nuevo orden, y cooperar con sus conocimientos a su
Nada, mi amigo, ya este edificio no [sícJ viene ab~jo, ilustración y grandeza.
Y usted como más joven lo disfrutará tranquilamen- A él se dirige en té rminos que recuerdan los que e n 1790
te, Y cooperando con sus conocimientos a su decora- había usado para con su padre:
ción Y grandeza. [ ... ]Nada me dice usted de nuestro
Ejército del Perú, ni de nuestro Castelli. Yo espero Pídame V. lo que quiera, que estoy pronto para todo,
por momentos, según el cálculo de nuestro Juan mis ideas se conforman con las de V. y nada me ani-
José, embozadito en su capita, la noticia de la toma ma más que el bien de la Patria, cuya inclinación co-
de Potosí, no me la retarde V. ni un solo instante, y nozco en V. auxiliada de las luces que Yo quisiera
vea e.n caso desgraciado, que no temo, si quiere que tener.'' 1
atravtese desde la A'>tmción alguna gente de socorro,
no se ría V. que todo se pue<le hacer. y entonces no Pertrechado de este modo, puede bajar a la liza animado por
no~ faltarán recursos. [.. . ] Basta, mi amado Moreno; una seguridad del triunfo que le inspira sentimientos cerca-
desde las 4 de la mañana estoy trabajando y ya no nos a la omnipotencia; así en el mensaje que e nvía a la Supre-
puedo conmigo. 49 ma Junta ace rca de su decisión de tomar baJO su protección a
los natu rales de las Misiones y ganar de ese modo el favor de
Pero en el Prometeo desencadenado que da rienda suelta a estos para el nuevo orden:
la euforia que le inspira el d escubrimiento de todo lo que es
capaz en el papel de promotor de un nuevo orden sobrevive Persuádase Vuestra Excelencia que como se hallan
más de lo que é l mismo advierte e l Manuel Belgrano q ue pro- hoy todos los n atu rales, y sus Puehlos de nada pue-
clamaba no sentirse nunca más contento que cuando hacía den servir, y que sí se los dej a como están van a su
una cosa que, según contemplaba, merecería la aprohación ruina sin beneficio para nadie, y que sólo con unas
de sus padres. 50 Con él, el paladín revolucionario mantiene providencias benéficas llevadas a ejecución, podrá
un nexo que le sigue importando vitalmente: es el que Jo une sacárselos del borde del precipicio en que se ven,
con su primo de oriundez veneciana Juan José Castelli , con degradados en tales términos que parece que han
go TULIO HAl.PtRIN l1C.JNCHI

degenerado de la especie humana en ellos. [ ... ] Mis no, Milicia y Administración de s us Pueblos" (an. 4). Apenas
conversaciones acerca de sus derechos y de los cuida- Belgrano se interna en tema~ más específicos, acompati.a sus
dos de Vuestra Excelencia para sacarlos de un estado disposiciones con severísimos castigos para quienes las violen;
de abyección tan espantosa, y algunas distinciones así a los que continúen usando falsas pesas y medidas, que
que le (sic] he concedido con destino al Cuerpo de sufrirán la '" pérdida de sus bienes y extrañamiento de la juris-
Milicia Patriótica que dispongo: sentarlos a mi lado, dicción " (art. 14); por su parte, los beneficiadores de la yerba
darles la mano, y aquellas atenciones de hombre a mate que no paguen a los naturales por ellos conchabados
hombre que he practicado con estos infelices para "en dinero efectivo o en efectos si el Natural quisiera" serán
(sic, quizá por ''parece"] que los han sacado de un castigados con multa de die1. pesos a la primera infracción,
letargo profundo, y vuéltalos [sic, quizá por "vuélto- de quinientos a la segunda y a la tercera sancionados, como
los"] a la luz del día. ;2 los anteriores, con confiscación general de bienes y destierro
(art. 28), pena que se aplicará también a los que osen "levan-
Un segundo mensaje enviado en la misma fecha informa a la tar el palo para cualquier natural" , salvo los que se extiendan
Junta que el éxito allí alcanzado lo ha incitado a hasta recurrir al azote, quienes "serán penados hasta el últi-
mo suplicio" (art. 29).
determinar los siguientes artículos, con que acredito Este drástico aparato represivo está destinado a asegurar
que mis palabras, que no son otras que las de Su [sic] la efectiva implantación de una no menos drástica reestruc-
Excelencia, no son las del engaño, ni alucinamiento, turación de la vida social, religiosa y civil de las comunidades
con que hasta ahora se ha tenido a los desgraciados indígenas, dentro del nuevo marco establecido en los tres pri-
Naturales bajo el yugo del Fierro, tratándolos peor meros artículos ya citados. La vida social: en sólo tres líneas
que a las bestias de carga, hasta llevarlos al sepulcro anuncia una reforma general de la distribución de la tierra
entre los horrores de la miseria, y la infelicidad, que vigente hasta entonces entre los Treinta Pueblos ("Respecto
yo mismo esloy palpando con ver su desnudez, sus a que las tierras de los Pueblos estén intercaladas, se hará una
líbidos [sic, sin duda "lívidos"] aspectos, y los ningu- masa común de ellas, y se repartirán a prorrata entre todos
nos recursos que les han dejado para subsistir.'':i los pueblos, para que unos a los otros puedan darse la mano,
y fonnar una Provincia respetable de la~ def Río de la Plata",
Y en efecto los treinta artículos cubren los aspectos más va- art. 17). La vida religiosa: tras dictaminar que puesto que por
riados de la vida de los Treinta Pueblos, eliminando para diez años a partir de ese momento el pago de las rentas si-
siempre el tributo ("desde el día de hoy los liberto del lribu- nodales de los curas quedará a cargo del erario, estos no
to"), así como por un plazo de die1. años los demás impuestos podrán durante ese plazo percihir "derecho de bautismo ni
(art. 2), a más de las restricciones al comercio, incluido el entierro, y por eso los exceptúa de pagar cuartas a los obispos
del tabaco (art. 3), habilitando a los naturales para ocupar de las respectivas Diócesis" (art. 15); establece que los escasos
todos los empleos civiles, militares y eclesiásticos en igualdad pueblos que aún no tienen iglesia deben edificarla siguiendo
con "los Españoles que hemos tenido la gloria de nacer en el el mode lo de las ya existentes (art. 11) y todavía que en cada
suelo de América, debiendo recaer en ellos, como en noso- pueblo debe asignarse una cuadra en tierras ejidales para ins-
tros los empleados [sic, sin duda por 'empleos'] d e l gobier- talar allí un cementerio que ha de cercarse y cubri rse con ár-
92 TUIIO HAU'ER[N llONC,HI
~:l. ENIGMA OEl.GRANO 93

boles, "como los tienen en casi tudm los pueblos, desterrando Providencia salve la causa de la revolución no es que t'spere
la absurda costumbre. que prohíbf'absolutamente, de eutcrrar- que esa au.:ión devuelva a los malignos a la buena send a, sino
se en la iglesia" (art. 12). La ,ida t·ivil: "aunque no es su ánimo que su milagrosa intervención logre lo que la acción huma-
desterrar el idioma nativo í ... 1 como es preciso que sea fácil na no podría alcanzar hasta que una adecuada educación le
una comunicación para el mejor orden, prP'(IÍPIIP que la mayor enseñara cómo hacerlo. Tal la con clusión a la que llega cuan-
parte de los Cabildos se ha de componer de individuos que do recuerda en su Autobiowafía de 1814 la jornada del 25 de
hablen el Castellano y particularmente el Corregidor, el Al- mayo de 1810, que fue el punto de origen de la revolución
calde de 1"' Voto, el Síndico Procurador y el sccn:tario qut> rioplatense:
haya de extender las actas en lengua castellana" (art. 19) .
.Sin duda este inventario de reformas deseables no tiene No puedo pasar en silencio las lisoqjeras esperanzas
nada de extravagante: como es habitual en él, para levantar- que me había hecho concebir el pulso con que se ma-
lo Belgrano se ha inspirado en iniciativas propuestas por los nejó nuestra revolución. [ ... ) El Congreso celebrado
corifeos de las corrientes ilustradas españolas, primero entre en nuestro estado para discernir nuestra situación,
ellos el peruano Miguel Lastarria en sus admirables Colonias y tomar un partido en aquellas circunstancias, debe
orimtales del Río Paraguay o de la Pl,ata. 5 ~ El problema se debía servir eternamente de modelo a cuantos se celebren
una vez más a que, mientras LasLarria había acumulado una en todo el mundo. [ ... ) ¡Ah y qué buenos augurios!
vasta experiencia sobre el terreno, Belgrano acababa de tener Casi se me hace increíble nuestro estado actual. Mas
su primer contacto con la comarca misionera, y era de temer si se recuerda el estado deplorable de nuestra edu-
que, cuando notara que las atenciones de hombre a hombre cación , veo que todo es una consecuencia precisa de
que había prodigado a los jefes cielos naturales de esa comar- ella, y sólo me consuela e l convencimiento en que
ca, a quienes había descuhierto "degradados a tales términos estoy de que siendo nuestra revolución obra de Dios,
que parece ha degenerado la especie humana en ellos'' en la él es quien la ha de llevar hasta su fin, manifestándo-
primera reunión que con ellos había tenido, no habían logra- nos que toda nuestra gratitud la debemos convertir a
do realizar el milagro de sacarlos "de un letargo profundo, y S. D. M. y de ningún modo a hombre alguno. 5 "
vué ltolos a la luz del día", lo ati'ibuyera a algo infinitamente
má5 grave que la falta de elasticidad que en sus cartas a Ma- En efecto, Be\grano depositaba una firmísirrla fe en la capa-
nuel de Salas achacaba a sus compaisanos porteños. cidad regeneradora de la educación, e iba a aprovechar la
Y a medida que los desengaños se acumulan en su camino oportunidad de ponerla a prueba que le brindó la decisión
lo veremos atribuirlos una y otra vez a la perversidaci y estupi- de premiar con la suma de cuaren ta mil pesos plata la victoria
dez que afecta a los humanos. Sería injuslO dirigir a Belgrano por él obtenida en Salta e l 20 de febrero de 18 13 -que asegu-
el reproche de los enemigos de la Ilustración que acusan a sus ró un nuevo plazo d e vida a una revolución que parecía h a-
secuaces de profesar un amor a la humanidad en su conjunto ber entrado en agon ía-, disposición tomada por la Soberana
que tiene por cornlario el más intenso aborrecimiento para Asamblea de 1813 cuando le llegó noticia de ese casi milagro-
la inmensa mayoría de quienes la integran . En este punto su so reverso de fortuna. En su respuesta, Belgrano comenzaba
visión es aún más sombría que la cristiana, que d~ja abiC'rto por señalar hasta qué punto había encontrado chocante esa
e l resquicio para la acción de la gracia; cuando espera que la decisión , explayándose largamente sobre las razo nes de la
94 TUl.10 HA!.l'ERJN no~GHl EL F1'JGMA HEU~RANO 95

reacción que saberse gratificado con ese premio había susci los respectivos cabildos con e l correspondiente avi-
tado en quien tenía muy claro so de esta determinación, reservándome el aumen-
tarlo, corregirlo o reformarlo siemp re que lo tenga
que ni la \-Írtud ni los talentos tienen precio, ni pue- por conveniente . Espero que sea de la aprobación de
den compensar con dinero sin <legradarlos; cuando V. E. un pensamiento que creo de suprema utilidad,
reflexiono que nada hay más despreciable para el y que no tiene otro objeto, que corresponder a los
hombre de bien, para el verdadero patriota que me- honores y gracias con que me distingue la Patria. 56
rece la confianza de sus conciudadanos en el manejo
de los dineros públicos que el dinero y las riquezas, El proyecto es fruto del momento más exitoso de la carrera
que estas son un escollo para la virtud que no llega de Belgrano como jefe militar de la Revolución; victorioso
a despreciarla", y que atjjudicarlas en premio, a más en dos batallas que libró contrariando la opinión de los que
de excitar la avaricia de los demás, haciendo que por dirigían la guerra desde Buenos Aires, y que no sólo a sus
general objeto de sus acciones subroguen el interés ojos permiten esperar un cercano desenlace favorable de la
particular al inte1-és público, sino que también pare- entera epopeya revolucionaria, dio lo incila a columbrar un
cen dirigidas a lisonjear una pasión abominable en futuro en que, desde su retiro en una finca de la comarca
el agraciado. que ha sido teatro de sus hazañas, ejercerá con universal be-
neplácito una influencia bienhechora. Y el reglamento que
Y agregaba que había buscado un modo de evitar un rechazo propone para las escuelas que ha decidido costear deja to-
que podía ser visto como un signo de que miraba "en menos talmente claros tanto los instrumentos que ha escogido para
la honrosa consideración que por sus cortos seí\-icios se había ejercer esa influencia como los lineamientos del nuevo orden
dignado dispensarle la A"amblea", evitando a la vez que su que aspira a ve r implantado en las ciudades favorecidas por
aceptación de ese premio pudiese echar la sombra de una su munificencia.
duda sobre ese honor que había resistido todas las tentacio- En cuanto a lo primero, el agente a quien confía e l papel
nes durante sus años de formación en Europa, y creía haberlo principal en esa feliz metamorfosis es el titular d e una nueva
encontrado dcstínando magistratura que viene a agregarse a las que gobiernan a esas
ciudades, el Maestro, a quien destina un sue16o anual de cua-
los expresados cuarenta mil pesos para la dotación trocientos pesos, deducido de los quinientos de rédito anual
de cuatro escuelas públicas de primeras letras en que de los diez mil que h a asignado a cada una de esas ciudades,
se enseñe a leer y escribir, la aritmética, la doctrina mientras los cien rest.antes los destina "para papel y pluma,
cristiana y los primeros rudimentos del hombre en tinta, libros y catecismos para los niños de padres pobres, que
sociedad hacia esta y e l Gobierno que la rige, en no tengan como costearlos", y si quedara aún algún sobrante,
cuatro ciudades , a saber, Tarija, esta LJujuyl, Tucu- para "premios, en que se estimule e l adelantamien lo de los
mán y Santiago del Estero (que carecen de un esta- jóvenes" (art. 1) .'''
blecimiento tan esencial e interesan te a la Religión Las escuela" funcionarán "bajo la protección, inmediata ins-
y al Estado, y aún de arbitrios para realizarlo) bajo pección y vigilancia de los Ayuntamientos" que pagarán el suel-
el reglamento que pasaré a V. E. y pienso dirigir a do del Maestro por mitad cada seis meses, con intervención del
96 TUI.IO HALPERIN LJON(;HI
E J. EN IG MA Bt:I.<.UANO 97

Síndico capitular, quien sólo podrá oponerse a ese pago "cuan- los Regidores se turnarán por semana para visilarlas
do el Maestro no haya cumplido con sus deberes·• (art. 2). [u.: las escuelasJ y reprender al Maestro de los defec-
El Maestro será escogido por oposición por un _jurado en tos que adviertan. Ca<la uno en el Cabildo siguiente a
que "dos sujetos de los más capaces e instruidos del pueblo'' la semana que le haya correi.pondido de turno, <lará
designados por el Cabildo se agregarán al Procurador de la parte al cuerpo por escrito de lo que se huhies<' no-
Ciudad y al Vicario Eclesiáslico, cuyo dictamen, presentado tado y se archivdrá para que '>irva de comtancia de
al Ayuntamiento, se elevará a la consideración del donante, y la conducta del Maestro por lo que pueda ronvenir.
sólo luego de su muerte tendrá el Cabildo la última palabra
en cuanto a la designación del Maestro (art. 3). Desde luego, sohre la autoridad del dona nte c;e vergue la del
Varios de los artículos que siguen se ocupan de regular la Fundador, que en el artículo vigésimo segundo y último toma
inserción en la vida ceremonial de la ciudad tanto de ese nue- la palabra en primera persona:
vo sujeto colectivo inlegrado por los estudiantes de la escuela
pública como del que ha pasado a ocupar un lugar enlre los Me será facultativo nombrar cuando lo tenga µor
magislrados que la gobiernan. conveniente un sujeto que hag-a una visita cxtraor-
Así, el art. 6 dispone que "cada seis meses habrá exámenes dinana de otras Escuelas. Me rese1vo la faciiltad de
públicos, a presencia de los mismos individuos, ante quienes hacer la~ mejoras que el Úp(.) [sic, quizá por "tiern-
se verifica la oposición. A los jóvenes que sobresalgan, se les po"] y la experie11cia indiquen para perfeccionar
dará asiento de preferencia, algún premio o distinción de ho- este Reglamento.
nor"; el art. 7, que
Los once a rtículos centrales <le ese Reglamento, dt"sde el no-
en los Domingos de devoción y en los días de roga- veno hasta el decimonoveno, dictan las uorrnas que regirán
ciones públicas, asislirán todos los jóvenes a la Iglesia el funcionamiento de cada escuela: d calendario que tija el
presididos por su Maestro: oirán la Misa Parroquial, doble horario ele clases (de siete a diez d e la maü,ma y de tres
tomará n asiento en la banca que se les destine, y a seis de la tarde entre octubre y marzo, } una h ora más tarde
aoompañarán la procesión d e Nuestro Amo. Todos por las mañanas y una más temprano por Jas tardes entre ab1il
los Domingos d e Cuaresma concurrirán en la misma y setiembre, an. l 0), la asistencia cotidiana c:i'e lus alumnos "a
forma a oír la Misa Parroquial, y las exhortaciones o Misa conducidos por el Maestro'' y al fin de la jornada escolar
Pláticas doctrinales d e su Pastor, el rezo de "las Letanías a la Virgen, teniendo por patrona a
Nuestra Señora de la.~ Mercedes", salvo los sábados, en que
y e l 8 que "en las funciones de los Patrones [sic] de la ciudad, la cerrarán rezando '' un tercio del rosario" (art. 11 ) . Y desde
del Aniversario de nuestra regeneración política, y otras de luego el contenido d e la enseñanza allí impa rtida:
celebridad, se le dará asientos al Maestro en cuerpo de Cabil-
do, reputándosele por un Padre de la Patria". Se enseñará en esta Escuela a leer, escribir y contar,
El desempeño d e quien es así colocado a la cabeza del es- la Gramática Castellana, los fundamentos de nues-
fuerzo regenerador debe ser celosamente vigilado desde el trn sagrada Religión y de la Doctrina Cristiana por
Ayuntamiento, a cuyo efecto, agrega el art. ~1, el catecismo de As tete[,] Fle uri [sic por "Fleury"] y
y8 TUI.ID HAI.PE1U1' l>ONC;HJ

el compendio rle Pouget; los primeros rudimentos


sobre el origen y o~jeto de la sociedad: los dert'c hos
del hombre en esta, y sus obligaciones hacia ella y al
Gobierno que la rige (art. 5);

la mañana ele los jueves y larde de los sábados se des-


tinarán al estudio de memoria del Catecismo de A'i-
tet.e que se usa en nuestras Escuelas y explicarles la
Doctrina por el de Pouget (art. 13).

Los tres libros escogidos por Belgrano habían sido usados


con el mismo fin, y no sólo en España, sino en buena parte
del mundo católico, desde su primera aparición, y seguirían
siéndolo en los siglos XIX y XX. El más antiguo de ellos, el
catecismo de Gaspar de A<;tete -quien nació en Castilla la Vie-
ja en 1537, cuando su fundador aún regía la Compañía de
Jesús en la que iba a desplegar una brillante trayectoria-, fue
publicado en 1599, y conoció desde entonces centenares de
ediciones tanto en lenguas europeas como en otrns vernácu-
las d<.> territorios de misión.)~ El de Fleury, que el Reglamento
menciona junto con el de Astete pero sin requerir su uso en
la enseñanza, tuvo una <lifusión más limitada, pero también
duradera ti del mismo modo que el del abate Pouget, que sí
iba a ser usado en las cuatro escuelas.~.1
A'ií definidos los fundamentos doctrinarios de los que Bel-
grano desea dotar a la enseñanza, este pasa a definir tamhién
las normas d e conducta y disciplina que quiere ver vigentes
en ellas, en que se revela su preocupación por mantener
un riguroso decoro en el castigo a quienes las violen. Así el
art. 15 autoriza a dar como penitencia a los jóvenes que se Portada del ca tecismo del jesuita c;aspllr de A..~tete -que tuvo gran
hinquen de rodillas, pero en ningún caso exponiéndolos "a divulgación en el ám bito hi spanoamericano desde_~u p ublicac~ón
a fin¡;s del siglo XVl-. en un¡¡ de sus primeras f'd 1nones por tnla,
la vergüenza pública, hacienrlo que se pongan en cuatro pies, ( Imprenta de los Niños f.xpósitos, 1no) .
ni de cualquier otro modo impropio"; d siguiente, que a uto-
riza los azotes como castigo, dictamina que deben aplicarse
"separado de la vista d e los demás jóvenes", y el subsiguiente
aborda el problema creado por la presencia en el alumnado
10<> TULIO HAI.Pt:RIN OONGHJ EL FN IC;MA l\El.f;RANO 101

de "algún joven [ ... ] que se manifieste incorregible" y dis- Es este un inve ntario de cualidacies positivas igualmenle apli-
pone que sea "despedido secretamente de la Escuela" prcYi;.i cable a una sociedad apegada a la estructura jerárquica con-
deliheración, es de suponer que también secreta. "del Alraldc solidada a lo largo de tres siglos y a una movilizada en busca
de primer Voto, del Regidor más antiguo )' del Vicario de la de construir desde sus cimientos un nuevo orden, que relega-
Ciudad, que se reunirán a deliber-J.r e n vista de lo que pre\'Ía rá al pasado el legado por los siglos. Así, mientras el desprecio
r privadamente les informe el Preceptor". del I~jo y la opción por el bien público sobre el privado son
Son estos los únicos pasajes del Reglamento que refü;jan desde la Revolución Francesa las virtudes más apreciadas en
el infhüo de las corrientes renovadoras deseosas df' que la sus militantes, las disposiciones que gradúan el acceso a esos
humillación dejase de ser el más favorecido recurso pedagó- refinamientos según la posición asignada a cada uno de sus
gico; pero contribuye también a la adopción de esf' CTiterio estamentos en el andamiaje jerárquico de una sociedad d e
el lemor, habitual en Belgrano, de que las escuela<; por él antiguo régimen son parte esencial del arsenal de recursos
fundadas fueran blanco de la maledicencia de los malvados de los que ella dispone para su defensa, y lo que estos artícu-
e ignorantes, que lo lleva al extremo de exigir el secreto para los buscan determinar es el lugar que en ese ordenamiento
la expulsión de alumnos incorregibles, acudiendo a un pro- ha de ocupar el nuevo estamento estudianlil que la creación
cedimiento que hace aún más seguro que una medida cuyos de las escuelas suma a los ya existentes. Y aquí el problema
inmediatos efectos serían clamorosamente piiblicos daría pie se complica porque quienes lo integran integran también los
al escándalo que trataba de evitar. que dividen a la población urbana según su origen étnico, y
Lo viejo y lo nuevo se combinan también en las pautas que corno tales están sometidos a las leyes suntuarias destinadas
los artículos 18 y 19 ftjan para el desempeño del Maestro. Este a asegurar que el atuendo con que se presentan en público
declare el lugar que ocupan en esa otra escalajerárquica; en
procurará con su conducta en todas sus expresiones Córdoba esas leyes iban a perdurar por lo menos hasta la dé-
y modos, inspirar a sus alumnos, amor al orden, res- cada siguiente, cuando una mulata iba a sufrir pena de azotes
peto a la Religión, moderación y dulzura en el trato, por exhibirse con joyas vedadas a gentes de su origen.
sentimientos de honor, amor a la virtud, a las cien- El lenguaje de estos dos artículos su giere también cómo
cias,: horror al vicio, inclinaciún al trabajo, despego gravitaba en dios lo que para la visión de Belgrano la revo-
del interés, desprecio de todo lo que diga a profu- lución h abía venido a modificar en ese legadoitradicional, ya
sión y lujo en el comer y vesti r, y demá-; necesidades que mencionaba tanto el deber d e preferir e l bien público al
de la vida, y un espíritu Nacional, que les haga prefe- privado como el de estimar m ás la calidad d e americano que
rir el bien público al privado y estimar más la calidad la de extranjero. Y aquí la clave debe buscarse e n lo que, en
de Americanos que la de Extranjero (art. 18) . los años que lo separaban del comienzo de un proceso revolu-
cionario que para él se había dado en 1806. había cambiado
Tendrá gran cuidado en que todos se presenten ron su visión del Antiguo Régimen, que ya en la primera entre-
aseo de su persona, y vestido, pero no pt>rmitirá que ga del artículo sobre el "Modo de sostener la buena fe en el
n adie use lujo aunque sus Padres puedan y quieran comercio", por él publicado en el Correo del Comerrio en tre s
costearlo (art. 19). sucesivas e l 15, 22 y 29 de setiembre de 18 10,61 se presentaba
e mbellecida por la nostalgia.
102 TULIO HALl't:R[J,; 1 IONC..Hl
U. ENIGMA IH'.I.CRANO I Oi

Como es habitual en los escritos de Belgrano, la s~rie de das, se han empeñado, particularmente, en sostt'ner
textos se abre con la postulación de principios generales de la buena te del modo más enérgico, ponien<lo por
los que procederá a deducir corolarios cada vez más casuísti- o~jeto de oprobio a la vista de los hombres a l que
cos, en este caso los que deriva dd apotegma que proclama tenga la osadía d e abandonarla. [ ... J Pero una com-
indudable que pasión mal entendida hace, si no todas, las más ven:s
ilusorias aquellas decisiones sabias. [ ... ] El cumpli-
la buena fe es el alma del comercio, y que sin ella miento expreso de aquellas reglas será un remt.:dio
deja de existir; en una palabra, la buena fe es al co- eficacísimo para destruir ese mal tan p e1judicial; así
mercio, lo que la sangre al cuerpo humano. r... ] se acabará la nota ir~juriante con que se señala a un
Pern_como la impn1dencia, o la malicia han intenta- acreedo r que lleva por los trámites prescriptos el co-
do alejar del comercio su principio vivificante, y sus- bro de sus acciones, llamándole autor de la desgracia
tituirlo en su lugar la trampa, el engario y la mala fe, de su deudor sin advertir en la que aquel está envuel-
nos vemos precisados a presentar remedios, para que to por su falta. [ ... J Ciertamente el Tribuual del Real
esta gangrena mortífera se contenga, o se desu·uya Consulado vela en el sostén de la voluntad soberana
totahnente. [ ... ] La buena fe espaüola llegó a ser un [ ... ] pero debiendo por su instituto influir para que
proverbio entre los extra1~jeros, cuando no tenien- los deudores consigan algunos ensanches, como en
do ninguno de ellos permiso para hacer el comercio efecto lo ejecuta, esta triaca se ha venido a convertir
en este continente, efectuaban su tráfico clandesti- en veneno, amenazando con ella misma los benefi-
namente, y veían la mayor exactitud en los pagos, y ciados a sus acreedores.
cumplimientos a que se contraían. [ ... ] A este carác-
ter de honradez [ ... ] se le ha ido minando poco a Frente a todo esto, el Correo df'l Comnrio ha decidido erigir en
poco [ ... J en fuerza de no conseguir los negociantes sus columnas la picota que las autoridades, movidas por una
las ganancias excesivas que les daba el horrendo y compasión mal entendida, se abstienen de erigir en la plaza
abominahl e monopolio.[ ... ] Ha llegado esto a tanto pública:
entre los extran jeros, que a la sinceridad y sencillez
nuestra, la han injuriado con el título d e ~stupidez, Nosotros para contribuir a sus miras [ ~-. ] procura-
y prevalidos de esta idea, han procur~do a fuerza de remos dar al público, una razé>n de las personas que
repetidos engaños l... J conseguir las ganancias exce- h an faltado a e lla co n una noticia exacta del origen,
sivas. [ . .. ] No crean nuestros comerciantes honrados progreso y finalización de sus causas. [ ... J T ambién
que tratamos de ofenderlos [ ... ] cu ando nos produ- procuraremos indagar las clases <le manufacturas que
cimos d el modo que lo hemos hecho, C'S para repren- vienen del extranjero, y descubriremos las quC' sean
der e l vicio, y aspirar a que nuestra buena fe espaúola contra. ley y destinadas a engañar a los consumidores,
no decaiga de su renombre,justamt"nte merecido, ni prese ntando una noticia exacta de los fahricantes y
tampoco seamos víctima del candor que e lla inspirn. luga res donde se trabajan. [ ... ] No meuos ocupará n
[ ... ] Nuestra.5 leyes y ordenanzas mercantiles que han un lugar en este periódico los n ombres de los sujetos
sen,ido de ejemplares para la.~ naciones más ilustra- que pn.:sentare n muestras d istintas de la calidad de
LL LNIGMA IIE!.GRANO 105

los efectos de las facturas que vendan, calificadas que eficaz del soborno en la corte de Carlos IV y a los treinta pro-
sean la mala fe con que nos es constante que se han clama añorar los tiempos en que tenían en ella plena vigencia
comportado algunos, va.lidos de que los comprado- unas leyes y ordenanzas mercantiles imitadas de las n aciones
res no podían atreverse a gestionar en el particular. más ilustradas. Pero apenas se lee más cuidadosa m ente e l tex-
to se advierte q ue lo que en los hechos añora son sus expe-
Y confiado en que el público, debidamente informado d e riencias en esa corte tal como efecti,·c1mente las había vivido.
quiénes son indignos de su confianza, "haga aprecio úni- Ya cuando celebra la buena fe española, a la vez admirada
camente de los hombres de honor, de probidad y de bue- y burlada por los extranjeros dedicados al contrabando, no
na fe", puede terminar esta primera entrega con una nota deja duda de que tiene totalmente claro que e l lazo que unía
de esperanza muy adecuada a este momento auroral de la a unos mercaderes que aún se beneficiaban con "las ganan-
Revolución: cias excesivas que les daba el horrendo y abominable mono-
polio" y los extranjeros que burlaban las barreras legales que
Desechemos la compasión mal entendida, con que p rotegían ese monopolio los constituían a unos y otros por
se ocultan a los hombres de mala fe, y aseguremos igual en cómplices de un crimen.
el crédito del comercio de Buenos Aires, que cier- A medida que se disipaba en él la euforia que lo llevó a
t..amente ha de ser el centro del círculo de todac; imaginar un futuro en que Buenos Aires llegaría a ser el cen-
las negociaciones del universo, luego que nuestro tro del círculo de todas las negociaciones del universo, y se
gobierno supremo pueda atender a sus relaciones le hacía cada vez más penosamente claro que no sólo en este
C'Conómicas. punto la revolución debía prepararse para enfrentar un mun-
do cada vez más hostil, se le hacía también más claro que
Las dos siguientes entregas Belgrano las dedicará a una para afrontar esos crecientes peligros era preciso imponer un
exhaustiva exploración del tema sugerido por la última frase férreo control desde lo alto, único capaz de hacer de una hu-
de la primera: basándose en las conclusiones a las que la nue- manidad insanablemente corrompida un instrumento eficaz
va ciencia económica ha llegado en sus análisis del comercio de su propia regeneración. Hasta qué punto esta noción do-
intt:>rnacional, propone que al atender a sus relaciones eco- minaba ya su mente se advierte en las soluciones que propo-
nómicas el gobierno revolucionario debiera esforzarse antt:' n ía para restablecer la buena fe en el comercio,ique no busca-
todo por dotar a Buenos Aires de una flota mercante de ul- ban cambiar los datos básicos de la nueva situación creada al
tra mar, requisito imprescindible para retener la mejor parte de la plaza de Buenos Ai res si no encu adrarla e n un riguroso
de los prowchos derivados df· su posición central en t oda<; las marco no1mativo impuesto sin preocupación alguna por las
n ego ciaciones del universo. Pero, como es habitual en él, se consecuencias que podrían derivar de ello para los hombres
abstiene de discutir de qué modo podría hacerse d e e lla, r en de negocios activos e n la plaza porte11a. Y el criterio que lo
ninguna de estas dos e ntregas volverá a tocar e l tema que dio guiaba era también aquí el que im ponía al dirigente revolu-
título a las tres. cionario preferir e l bie n público al privado, por paradójicos
Y que ha abordado con una perspectiva a primera vista sor·- que pudieran parecer los corolarios que de é-l se deducían ,
prendente en quien siendo un mow d e diecinueve años ha- tal como lo reve la el papel que asignaba a las denunciac; del
bía podido dar lecciones a su padre sobre el uso económico y Correo del Comercio e n la purificación de las prácticas vigentes
100 TUI.JO HAI.PERIN l>ON<;H 1

en esa misma plaza. No sólo no consideraba relevante que la en su cuartel. ocupan las bocacalles inmediatas, y de-
denuncia de quienes sin culpa hahían caído en situaciont's safían impávidos al gobierno [ ... ] agotados todos los
apuradas amenazara agu<lizar las crisis que la acec haban, sino m edios de conciliación, el gobierno mandó someter
juzga ha de su obligación denunciar a "los sttjetos que prt>sc11 - a los sublevados a fuerza de armas r... ]quedando
taren muestras distintas de la calidad de los efectos de las fac- como cincuenta muertos y heridos de parte a parte .
turas que vendan l ... ] validos de que los compradores no po- AJ fin tuvieron que rendir.se a discreción, y librarse
dían atreverse a geslionar en el particular" ya que ello habría a la clemencia del gobierno. [ ... ] El día 11 fueron
requerido "confesarse cómplices de un crimen", de nuevo en pasados por las armas once de los amotinados, con-
este caso con total indiferencía por las consecuencias que su denados a presidio los menos culpables, disueltas las
intervención pudiera tener para la prosperidad de la plaza, tres compaii.ías que habían encabezado la sedición, y
y sin tomar en cuenta tampoco que al hacer caer el castigo despojado el regimiento de su número de honor, de
sobre un culpable de haber preferido su bien pri\'ado al bien su antigüedad y de su uníforme. 61
público venía a premiar a un adversario no menos culpable
de ese delito. Habiendo establecido de este modo, de nuevo en palabras de
Y no sólo frente a los crímenes perpetrados en el mundo Mitre, su "ascendiente moral",;:i sobre e l regimiento que man-
de los negocios la decisión de atenerse a esa regla sin medir daba, Belgrano marchó a su fre nte al paraje del Rosario, sobre
sus consecuencias le imponía responder una y otra vez c:on la costa santafesina del Paraná, donde se había instalado ya un
castigos feroces a los obstáculos levantados por la estupidez o campamento milita r destinado a afrontar la amenaza de la flo-
la malicia. Así iba a ocurrir un año más tarde , cuando, luego tilla realista basada en Montevideo. Desde allí dedicó sus me-
de haber sido él mismo víctima de la justicia revolucionaria, jores esfuerzos a reconquistar para el regimiento la posición
le fue asignado por el Triunvirato, que acababa de reempla- privilegiada en la jerarquía de los cuerpos annados del ejér-
zar en el gobierno a !ajunta, el comando del regimif'nto de cito revolucionario de la que acababa de ser despojado, para
Patricios originariamente comandado por Cornelio de Saave- lo cual acudió en busca de nuevos reclutas a Celedonio del
dra. El 11 de noviem lire de 1811 tomó posesión del cargo y Castillo, .subdelegado de Concepción (Misiones), con quien
procedió de inmediato a introducir reformas radicales en su h abía trabado amistad durante la expedición a l Paraguay,
funcionamiento, que en palabras de Mitre y a quien informaba:

debían enajenarle las voluntades de un cuerpo in- Estoy destinado con mi regimiento a sostener este
quieto, compuesto de ciudadanos, cuya mayor par- pun to, y creo que seré atacado por los Montevidea-
te era inclinada al partido caído. El descontento no nos, según los avisos que se me han comunicado, pero
tardó en convertir.se en rebelión abierta [cuando espero e n Dios que saldremos avante, pues la gen-
incluyó entre e llas el corte de las trenzasJ que has- te está m uy animosa . Dicho mi Regimien to se h alla
ta entonces usaban. [ ... ] Los arrogantes patricios se bastante b~jo, con motivo del motín dd Cuartel, y
consideraron afre11 tados por su jefe y l- .. ] apelan a Yo deseo tener muchos naturales en é l; quisiera que
las a rmas el día 7 de noviembre fsic por "diciembre"] V. se empeñase en m andarme aunque sea un par d e
en número de cerca de mil hombres, se atrincheran cientos de e llos, cuyos costos satisfaría, aunque fue-
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mientras los seguidores del caudillo porteño invocaban el re- guerra sin gente, sin annas, sin municiones, ni aun
cuerdo de la víctima del crimen de Navarro, del que el mismo pólvora?';"
Paz había sido, si no e<'implice, sí por lo menos beneficiario ,
para negar a este cualquier autoridad moral en el desempeño La infom1ación incluida en la misiva siguiente, dd 4 de julio
de ese papel. -que mostraba a un Belgrano dispuesto por una vez a asumir
La angustia de Belgrano alcanzó su más alto diapasón en el plenamente la conciencia de sus p rop ias limitaciones, aun-
invierno de 1812, cuando el derrumbe de la resistencia de las que trasladaba la responsabilidad por las posibles consecuen-
fuerzas de la Patria en el Alto Perú amenazó por un instante cias a quienes lo designaron en un cargo para el que él mismo
poner fin a la etapa más exilosa de su carrera militar, y asi se había proclamado incompelente-, 6 ti debía también ella ser
lo reflejan las dos cartas en que desde Jujuy, mal preparada completada y ampliada verbalmente por Dorrego, cuyo rápi-
para enfrentar a los victoriosos ~jércitos peruanos, solicitaba do retomo solicitaba, "pues me hace falta y es muy inte resan-
urgentemente de Bemardino Riv.:1.davia que obtuviese el en- te en este Ejército"."7 Yes en la relación siempre prnblemálica
vío en tiempo ütil desde Buenos Aires de tropas y pertrechos. que Manuel Belgrano mantuvo con quien fue su co\ahorarlor
En la primera de ellas, del 30 de junio, en que vemos ya a insustituible donde tanto Mitre como Paz creyeron encontrar
Dorrego aeluar como el único auxiliar que goza de su entera la clave del enigma Belgrano, a través de dos versiones de
confianza ("Dorrego va para instruir al Gobierno de todo, y un mismo episodio, incompatibles entre sí y que sin embar-
él dirá a V. particularmente cuanto ocurre [... ] la carta [con go apuntan en la misma dirección. La de Mitre, que desde
buenas noticias) que remito es de un particular, y no tiene luego sólo pudo conocerlo de oídas, lo evoca con inesperada
fundamento [por lo cual no debe publicarse en la Gaceta precisión:
'para que no nos pillen en embuste') pero ella ha venido a
tiempo para que no se acoquine la gente, y en particular la Incorporado Dorrego al ejército, no tardó en dar mo-
indecenle oficialidad que tenemos y de la que hay muy poco tivos de disgusto a l nuevo general en jefe. En una de
que esperar, por má'i que me empeño, de lo cual instruirá a las sesiones de la academia de jefes que presidía San
V. Dorreg?") domina el tono quejumbroso con que Belgrano Martín personalmente, y a las cuales asistía modesta-
solía aludi'r a la tendencia de la opinión a hacerlo responsable m ente Belgrano como coronel del regimie nto núme-
de reveses debidos a errores ~jenos: ro l , se trataba de uniformar las voces de mando. Bel-
grano por su calidad de brigadier general ocupaba el
Siempre me toca la desgracia de buscarme cuando puesto de prefe re ncia, siguiéndole Dorrego por or-
el enfenno ha sido atendido por todos los médicos den de antigüedad. San Martín dio la voz de maneto
y lo h a n abandonado; es preciso empezar por el ver- que debían repetir los demás sucesivamente y en el
dadero método para que sane, y ni a ún para esto mismo tono. Al repetir la voz el general RelKrano sol-
hay lugar, porque todo es apurado, todo es urgente, tó la risa el coronel Dorrego. San Martín, que no era
y el que lleva la carga e s quien no tuvo la culpa d e hombre de tolera r aquella impertinencia, k <lijo con
que el enfermo moribundo acabase; bastante he di- firme za y sequedad: "¡Se ñor Coronel: hemos ve nido
cho, bastante he hablado y baslante he demostrado aquí a uniformar las voces de mando!". Yvohiú a d ar
por los estados que he remitido: ¿se puede hacer la la misma voz como si nada hubiera sucedido ; pero
1 12 'ítJLIO H AJ.l>.ERI N n o~GHJ El. t:N JGMA BE J.GRANO 11 3

al re petirla nuevamente Belgran o, solló otra vez la Y pese a ello ambos han contribuido por igual a plasmar la
risa Dorrego. Entonces San Martín c·m puñó u n can- imagen de Belgrano que pervive e n la memoria colectiva aún
dele ro d e bronce r¡ue hah ía sob re la mesa qUt: tenfa hoy y encuentra su clave en el vínculo que lo unía con quien
por delante, y dio sobn· C'lla un "igoroso golpe, profi- lograba a duras penas contener el Jou rire que le provocaba oír
riendo un voto e nérgico, y con mirada iracunda djjo su voz mientras se desvivía p o r protegerlo con una afecluosa
a Dorrego, sin soltar e l candele ro de la mano: "¡ 1le solicitud, nacida de la admiración que tributaba a esa víctima
dicho, Señor Coronel, que h emos venido a unifor- de un misterioso destino que hasta el fin iba a asignarle un
mar las voces d e mando!'·. Do rrego quedó dominad o papel comparable al de la última pieza de un rompecabezas
por aquella palabra y aquel gesto y no volvió a reírse; que no encuentra modo d e encajar en el único hueco que
y pocos días después fue d esterrado a Santiago d<-1 aún ha quedado libre. 70
Estero en ca-;tigo de su insubordinación .f>II Es el aval de Dorrego el que logra que una entera nación,
envuelta hoy más que nunca en una despiadada guerra con-
La versión que propone Paz agrega imprecisiones que lo tra sí misma, se vuelva reverente hacia la memoria de Manuel
muestr.:i.n más cuidadoso de la ve rosimilitud, y otras precisio- Belgrano y reconozca en él a un héroe. Un héroe afectado
nes que, como es habitua l en é l, busca n prevenir a l lector por una suerte de anonimato -notorio en la dificultad de en-
rnntra la figura de Dorrego: contrar un único rostro entre sus muchos retratos-, lo que
hace de é l un prócer apropiado para este inhóspito tercer
A fines d e febrero [de 1814) más o menos, llegamos milenio, porque supo afrontar estoicamente el destino de
a Tucumán, donde el nuevo gen eral [Sa n MartínJ quienes debemos vivir en un mundo que ha cesado de sernos
reorganizaba el ~jérdto en los rudimentos de la tác- comprensible.
tica mode rna, que hasta enton ces n o conocíamos. La
ca ballería, principalmente, recibió m~joras notables,
pues, como lo he indicado antes, estábamos en el
mayor atraso y en la más crasa igno ra ncia. El general
estat>leció una academia de jefes que se reunían las
más de las noches en su casa, y <:"sto s p residían a su
vez las d e los oficiales d e los regimientos, de modo
que los conocimie ntos se trasmitían desd e la cabeza
h asta las últimas clases. En una <le esas re unio nes en
casa del general fue que el co ronel Dorrcgo se con-
dujo poco conve nientemente, lo que mo t.ivó su sepa-
ración del ej ército y expulsión de la provincia en t>I
té rmino de dos ho ras. Ful:' a esperar nuevas órdenes
a Santiago del Este ro, en do nde se e11contr<> después
con el gen e ral Be lgran o , a quien mortific6, mostran-
d o muy poca gen e rosidad y muy gra nde injusticia.M.1
1 14 TULIO HA!.PETUN no:-.t:111
•• l. ENIGMA KF. I.(:RAN O 1 15

Lfna cl t' las esculturas a lq ~ó ricas d d mausoli,o de Manuel


U<"lgr arl() , meses an te ~ dt' su in augu ración .

Exhumación ck los 1·e~tos de Belgrano. Foto~ public-ada. en


Cams J Crtrd(ls (año V. 11" 206. l'.\ de septiembre de 1902) v otros
m edios de la é poca. Apertura de la bówcla. Examen dt> I primt'r
hueso extraído. El pa<lre Costa exhibe los restos d el próct>r.
Notas
PRÓLOGO. UN BELGRANO DIFERE.N'rl:

Violeta Antinarelli (comp.), Bibliografía belgraniana, Buenos Aires,


Instituto Nacional Belgraniano, 1998.
2 C'.atia Bril\i, "La importancia de hacerse espa11ol. La elite genovesa
de Cádiz en el siglo XVIII", en Maria Isabel Lobato Franco y José
María Oliva Melgar (coords.), El sistema comercial tS{Jañol en la economía
mundial (sigú,J XVIT-XVllf>. Homenaje a Jesús Aguado de ws &yes, H ue\va,
Universidad de HuelV'd, 2013, pp. 225-255; "Mercaderes genoveses en
el Cád.i.2 del siglo XVIII. Crisis y reajuste de una simbiosis secular", en
Ana Crespo Solanas (coord. ), Comunidades transnacionales. Colonias de
mercad.eres exiranjeros en el Mundo Atlántico ( 1800-1830), Madrid, Duce
Calles, 2010, pp. 83-102.
3 Jorge Ge\man , "Sobre el carácter del comercio colonial y los patrones
de inversión de un gran comerciante en el Río de la Plata del siglo
XVIII", Boletín del Instituto de Hisuma A,wntina y Americana "Dr. Emilio
Ravignan i", nº 1, 1989, pp. 5 1-70.

EL ENIGMA BELGRANO

"Intelectuales, sociedad y vida p ública en Hispanoamérica a través de


la literatura auto biográfica", Revista Mexicana de Sociowgía, XLJX, 1,
1981. i

2 Esta es la razón por la c ual su nombre se buscaría en vano en Lttr(ldos


y pensadores. El perfilamiento del inteleclual hispanoamericano en el sigw
XIX, Buenos Ai res, Emecé, 2013.
3 Aqui citado de la m ás reciente reedición,José M. Paz, Memorias póstu-
ma5, Buenos Aires, Emecé, 2000 ( en adelante: Paz, 1855).

4 Paz, 1855, t. I, p. 15.


5 Paz, 1855, t. I, p. 257 . He aquí el texto del pasaje, que d a una buena
idea de las razones que hacen que a siglo y medio de su publicación
las Memorias póslumas de Paz sigan ofreciendo a sus lectores, si no una
fue nte confiable de información acerca de los acontecim ien tos evo-
cados en ellas, un estímulo para explorar desde perspectivas siempre
renovadas las en igmáticas complejidades de la época en que le tocó
actuar:
120 F".l, ENH;MA BEi.GRANO NOTAS l l? 1

"El teniente corm,el rt'tirado clonJuan Frnncisco Borgt's, (a) A1an- un esmero no menor del que pone en su tocador el elegante más
dinga lev;rntó (·1 c~tand;,rt.- ck la rebelión. cleponi.-r,do ,tl tc-ni,·ntc rdinado. sin dcsc uid.,1· la perfumería. Cun sus opiniones políticas
gobern,tdor y saliendo a c,1mpaña p.tra reunir la,. milicias y hacer h abían ,·aríado sus gusto s. porque de republicano acérrim o q ue e ra
frente a las trnpa, qnt· St' destacast'n dc- 1ejérciw [ ... ] pero tomó tan a l pr incipio se m lvió monarquisw claro y decidido. Para colmo dt>
mal sus medidas que anks de tn,int;i dias todo estuvo terminado. desgr acia, t uvo la debilidad d e querer apoyar su poder en un círc ulo
"Borges, a quien todos suponían 1111a audacia no cornún y ciue gozaba di.: cienos jefes. a cuyo efecto organizó una sociedad secreta a que
gr,rn pi-estigio entre sus comprovincianos, maniksllí, llegado d ~asn, se proponía dar dirección. Aunque esta no fuese distíntam e nte
una impericia , una imbecilidad suma. Al mismo üempu qlH' posaba el conocida. no pudo ser engañado el insti nto público; la adivinó, y de-
Rubic6n. no quedándole más puerto de salvación q11t' la \'lctoria, "' sígnaba, sin e qu ivocarse, todos los afil iados, abriéndose de inmedia-
picaba de una cldicadeza ajena a sus circunstancias especial,·,. Cuan- to un campo inmenso a sospechas injuriosas y a temor es exagerados.
do rt'unía al paisanaje que debía oponer a las tropas que y-.1 marcha- Aunque los elt'gidos fuesen sujetos de mérito, era imposible que
ban contra él, clejó pasar intactos unos caudales que iban de tránsito se g1.1arclase una perfecta equidad, y sin entrar ahora a averiguar si
para Suenos Aíres, y, lo que es más. no permitió sacar ni un sablt- era con r.1zón o sin e lla, era a,·usado el gent'ral de ('.jerc.er i~ju stas
ni una tercerola, de qu,· necesitaba t'n sumo gradu, a una tropa de prefere ncias. Sea que el objeto que se propuso fuese sostenerse en
carr<"tas que a esa sa;cón llevaba un buen l'arg-amento dt' armas par,i el el ejército , cuyo mando por otra parte n adie disputaba, que quisiese
ejército. Todo esto lo hizo en precaución de que no se creyt'se que un balancear el poder del Directorio, o el del general San Mart.in , que
deseo desordenado de rapiña lo había impulsado en su movimiento, se extendía del un o a l ot ro lado de los Andes, el h ec ho es que esa
y de que hostilizaba, priv-1ndo de sus armas, a la.s tropas desti11,tda.s pobre medida no produjo sino males, y que co nt ribuyó a vigoriza r
a cnmbatir por la independencia. Si tal modo d .. pensar hact" honor !ns gé rmenes de disolución, que no tenían sino demasiada fuerza.
a sus sentimientos, es una prueba clásica dt· su incapacidad como La guerra civi.l repugna generalmente al buen soldado .. . Este es e l
caudillo, y de que se tnt"tió en un atolladero sin ca lcular c<Ímo había caso e n que se hallaba el t:iército , pues que habíamos vuelto espal-
de salir de él", das a los españoles para ven irnos a ocupar de nuest ras querella~
6 Paz, 1855, t. 1, pp. 17-18, p;is,~im. domésticas [ ... ] el general San Mar tín se propuso no hacerlo, y In
ha rnmplido [, .. ] desobedeciendo (según se aseguró en tonces y se
7 Paz no podía ignorar, en efecto, qué impresión iba a d('.jar en sus cree hasta ahora ) las ór denes del gobierno q ue le prescribían que
lectores la revelación de las confidencias c-on que, según aseguraba,
marchase a la capital a cooperar con el del Perú y el de Buenos
Selgrano lo había honrarln en vísperas de su muerte cuando escri- Aires. Únicamente perdió el h e rmoso batallón número 1, que
bía: "Siempre merecí del general Belgrano cierta rlispusjción favo-
estaba de este lado de los Andes, y los Granaderos a Caballo, que
rable que lo inducía a ciertas confianz::is que, atendida mi juventud estaban en Mendola, só lo fue a duras penas que llegaron a Chile.
y mi clase. no dejaban de ser extraordinarias. Ese día, d,·spués de
Si el gener.il San Martín hubiese obr ado como el general Belgrano,
r ecibirme el juramento [de la Constitución de 1819] trabó conversa- pi erde también su ejército, y no hubiera hecho la gloriosa campaña
c-ión conmi go y me dijo francamente: 'Esta Constitución y la forma de Lima, que ha in mortafoado ., u nombre " (Pai, 1855, t. 1, pp. 300-
de gobierno adopt<1da en ella no es la que convi,•ne al país, pero 301, pássim) .
hat>iénrlola .sancionado el soberano Congreso Constituyente, seré ,·I
primero e n obedece rla y hacerla obedecer·. Volviendo a [a,, razones 8 Asi lo refleja el testimonio de su visita protocolar a la casa de Rosas,
de su manera ot· pensar, df'cía 'que no te niamns ni las virtudes ni la cuando, libe rado de la prisión de Luján, tiene l;t c iudad por cárcel:
"AJ patio caían varias v,;,ntanas, pero perfectamente cubiertas con
ilustraci ón ncce~arias para ser repúblicas, y que era un;, monarqufa
moderada lo que nos convenía'. "No me gusta (aña<liü ) ese gorro pasiana,, que no permitían ver cosa alguna interior ; era se guro que
y esa lanza <'r1 nuestro escudo de armas, y quisiera un cctrr> entre Rosa.,, que nunca me había visto, como yo no lo be visto a él hasta
esas manos, que son t:l símbolo de la uni6n de muestras provi ncias"" ahora , querría cuno<:erme, y que a l efecto me estaría observando de
(Paz, 1855, L. l, p. 292). Y para reforzar esa im presión .lgregaba a llí la parte interior d e las persianas; yo , que no d udaba de e llo. traté d e
mismo: "El general Belgranl! era un hombre genci-a lm e nt.t· respeta- aparen tar la más <:ump lida indiferenc ia, >"· past'á ndome con ne gli-
do por sus virtudes y su mérito. ITia.\i su excesiva sevt·ridad lo hac ía gt;nci,t,j11gueteaba con mis guantes. que tenía asidos de una manu.
hasta c ierto punto impopulai-. S11 viaje a Ingla terra había producidt> [ . . . l Al fin se abr ió la p uerta del sa lón , a l que salió la señor ita doña
un tal cambio en sus ideas . en sus maneras, en sus vestidos. [ ... 1 En Manudila y nna o dos señora., más, de las cuales una era tia y la otra
los añns 1812, 13 y 14, el genera l Belgrano vestía dt'l modo m ,Ís sen- abue la ; mt' recibió con atención y aún me ma niiéstó benevr1[ent:ia,
cillo; hasta la montu ra dt' .,u caballo tocaba en mezquindad. Cllandn pero sin hablar, por supuesto, una palabra ni de mis sufrimientos
volvió de Europa . en 1816, era 10do lo n1ntrario. pues aun<Jlll' no pasados ni de las co sas públ icas presentes. La c onve rsación roló soh re
,·e stía de relumbrones de que no g ustaba gener,,lmente , na con objetos indiferentes, y nada hubo de que pudiese resentirse la mas
refinada del ica deza" (Paz. 1855, t, II, p. 204 ),
122 F.J. F.NIGMA Bici.GRANO N O TAS 12 3

9 De a cuerdo con el WorldCAt, esa biografía sólo ha llegado hasta noso- tesoro que se oculta! Un entendimiento sano y lleno de luces, bellas
tros en la edición de 1859 (Bartolomé Mitre, Historia de B,lgrano, BuL~ cualidades que entre los hombres son u n género de felicidad qut:
nos Aires, Librería de la Victoria, Imprenta de Mayo), que reproduce parece que los diviniza. El temor d e Dios, que llama \a Escritura, ya
y amplía otras publicadas a lo largo de esa década. el principio de la sabiduría, ya la sabiduría misma, ya la p lenitud ele
10 "Al cielo arrebataron nuestros gigantes padres / El blanco y el la corona de la sahid uría. es el móvil de sus acciones. AJcamará sin
celeste de nuestro pabellón. / Por eso en las region es de la victoria du da a ser un hombre cual todos lo deseamos, útil a Dios y al mu ndo,
ondea / Ese hijo de los cielos que nos regeneró·. // Cual águil a a la religión y al Estado", citado por Bartnlo mé Mitre en su Historia d,
en acecho, se aliaba sobre el mundo, / Para saber qué pueblos Be/grano y de ta inrkpendencia argentina, Buenos Aires, Biblioteca de "La
necesitaban de él; / Y llanos y montañas atravesando y ríos / La Nación ", 1902 {en adelante: MHB), t. I, p. 56.
libertad clavaba donde clavaba el pie. // Del cóndor de lo, Andes 23 La carta, del 6/ 7/ 1787, en DB 3-2, pp. 127-128, la cita de p. 127.
las alas no pudieron / Seguir en sus victorias al pabellón azul; / 24 La carta, del 6/ 8/ 1787, en DB 2-3, pp. 129-1 30, la cita de p. 129.
Ni la pupila impávida del Águila, un momento / Pudo mirar de
25 La carta, del 6/ 10/ 1787, en DB 3-2, pp. 130-131, la cita de p. 13 1.
frente su inextinguible luz.// ¡Alcemos sus colores con \'anidad,
hermanos! / De nuestra gran familia el apellido es é l; / Dos bandos 26 "Ca rta y testimonio de María Josefa Gomálei, vinculados con el juicio
fratricidas le llevan en sus lanzas , / Mañana en torno suyo se abraza- suce~orio de la familia Belgr ano·, DB 3-1, pp. 66~73. la cita de
rán también." Incluido en El Parnaso Argentino. Antología de poetas del p. 664.
Plata desde los tiempos coloniaks has/a nuestros días, selección de José 27 A utobiograjia del general Manuel Belgrano, que comfmmdt desde sus primero.,
León Pagano, Barcelona, Maucci, 1904, pp. 249-250; disponible en: años hasta la revolución <Ú'l 25 de Mayo, DB 3-2, pp. 4 1S-432 (en adelan-
<archive.org>. te: AMB), la cita de p. 4 19.
11 Cita en El doctor Man-iu:l Augusto Montes de Oca. Su v icia y su muerü>, But.- 28 La carta, en DB 3-2, pp. 135-137. Los pá rrafos citad os, en pp. 135
nos Aires, Imprenta "Nacionar, 1883, disponible en: <archive.erg>. y 136. El "Señor Moscoso" había sido designad o apoderado por su
12 Stanley y Barbara Stein, Apogee of Empire. Spain and New Spain in the hennano el obispo Ángel Mariano Moscoso en 1789 para tomar
Age oJCharks /!/, Baltimore, MD, Johns Hopkins University Press, posesión de la sede cordobesa hasta que vino a o cupar la en 1791.
2003. El "Señor Deán " que hasta la llegada del obispo debía compartir el
cuidado de Domingo con el provisor del o bispado es, desde luego,
13 Docu=ntos para la Histtnia dl:l General D0r1 Manuel Be/grano, t. lll, vol.
I, Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 1998 (en adelante: Gregorio Fu nes.
DB 3-1); ibíd., t. IU , vol. II. s.l. pero Buenos Aires, s.e. pero Instituto 29 Manuel Belgr-Jno a su padre, San Lorenzo [ del Escorial], 6/? / 1790,
Nacional Belgraniano, s.f. (en adelante: DB 3-2); ibíd., t. IV, s.l. pero Epistol.ario Belgraniano, p rólogo de Ricardo R. Caillet-Bois, Buenos
Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, s.f. pero 2003 (en Aires, Taurus, 2001 (en adelante: EB) , p p. 53-57, la cita de p. 55.
adelante: OS 4). 30 Se trata de la traducción al español por el predicador real Ped ro
l4 Da tos extraídos del testamento de Domenico y confirmados e n 1799 Martínez Morw de El orácuw de ln.1 nuevos Filósofos del abate
en el de su viuda, transcriptos en Docu=ntm para la Hístrma de.{ Gmn-al Nonotte, a utor también de Lo<errore., históricos y dogmatiros de
Don Manuel Belgrarw, t. 1, Buenos Aires, Instituto Na cional Belgrania- Voltaire, que en e l prólogo a esa tradu cción denunciaba "los estra-
no, 1982, pp. 23-25 y 30-32, respectivame nte; disponible en: <WWW. gos de esa libertad de pemar, qu e es la cuna ~n que está enroscada
ma nuelbelgrano.gov.ar>. la serpiente del ateísm o". Sohre este punto, véase Bias Macías
15 La carta, e n DB 3-2, pp. 87-88, pássim. Aguado, '" La co njura universal' : O rígenes de l mito", dispo nible
en : <www.ugr.es>.
16 La cana, en DB 3-2, pp. 94-95, pássim.
3 1 Manuel Belgrano a su madre , Madrid. 11 / 8/ 1790, EB, pp. 49-53, la
17 La carta, del 2/1 / 1784, en DB 3-2, pp. 91-93, pássim. cita de p. 5 1.
18 !.a carta, ya citada, en DB 3-2, pp. 87-88, énfasis añadido. 32 Manuel Belgrano a su padre, Mad rid. 10/ 2/ 1790, EB. pp. 4549, la
19 La carta, en DB 3-2, pp. 102-103. dta de p . 48.
20 I.a carta, en DB 9>-2, pp. 11 2-114. 33 Ihíd ., las citas e n pp. 46 y 47.
2 1 La carta, en DB 3-2, pp. 1~2-124, la cita de p. 123. 34 Manue l Belgrano a su padre (s.l. pe ro Madrid, s.f. pero 1790, fa lta d ia
22 H e aquí un pasaje de la dedicatoria que permite entender mejor los y mes ), EB, pp. 55-56, la cita d e p. 55.
reparos de l destinatario de ese homenaje: "En todo se nos presenta 35 Manuel Be lgrano a su padre, Madrid, 12/2/ 1790, ya citada. El pasaje
un joven ajeno a las puerilidades de la primera edad. ¡Yo descubro el e n p. 48.
l 24 EL ENIGMA BH.GRANO NOTA S 125

36 El impacto de esos episodios sobre la alta administración ,irreinal 56 Manuel Belgran,, a la Sob erana Asamb\ea, Jujuy 3 1/ 3/ 1813, f.6.
ha sido exhaustiv-.i.mente estudiado por S11,an M. Snc-olow e n Tlw p p. 2 10-211 , pá.,;.,im .
8ureaucrats oj Bu.rno.t Aires, 1769-1810: Amor al Rml Snvicw, Durham, Si El texto dt'l Reglamen to está disponi ble en: <m a nue lbelgra110.gov.ar/
NC, Ouh· University Press, 1987. seccion-belgr.ino/ regla ment.o-<le-las-escuel as>.
37 AMB. p. 420. 58 Según e l WorUC.1,t, en HI J3 la más re cie n te ,•ntre las publicad a., t>n
38 AMB, p. 419. castellano e ra la siguiente: Gasp ar dt' Astete, Crderi.smo d,, la dr>rlri-
3Y AMB, p. 41Y..4~U. pássim. na Cro·tiana. Y su brev, expliral'ión por pregunta., y repu.estas, pr,m la
e4uwción d, los niños, al w,n r/.e los estw:tios y escuelas dRI reinn, Bar celo na,
40 AMB, p. 421.
Impren ta de J. Romani, 1803.
41 Manuel Bel~no a Mantwl rle Salas, Buenos Air,·s, 15/ 10¡ 11:102, EH, 59 De nuevo se gú n el WorldCal, en 18 13 su más re ciente edició n en cas-
p. 6S.
tellano e r.1 la siguiente: Claude Fleu ry, Juan lnttrián de Ayala, Tomás
42 Manuel Belgrano a Mant1el de Salas, 16/ 9/ 1805, EB, pp. 67-69. l,a, Piferr er , Cateci.mw hisllnico qzv tontienc en compendio la histmin Mi grada y
citas de pp. 67-08, pá.ssim. la dcctrina cri.sliana, Barcelona. T omás Piferrer, 1769.
43 Emest Lluch publicó en el segundo cenLenario de esta traducción 60 En este caso, según el mismo WorldCal, en I 813 la m ás reciente e d i-
una bellísima reproducción facsimilar precedida por un extenso y ción en castellano e ra la siguiente: Fr.i.nc;ois-Aimé Pouget, ln.,trucciawI
agudo prólogo debido a su pluma (Emest Uuch, Araecimimlos de gmerales en forma de catecismc, en las qual.es, par la Sagrada csrritura y la
Manuel BPlgrano fisiócrata, y m traducción de ú1s "Máximas gm,>rr,l,., del tradición, se explican en compendia la histnria y los dCJgmas de la religwn, la
gobierno económico de un rryno agril:ultor", 11P Fmn(OÍ!i Qiu..1·na,., Madrid. moral chrisliana, ws sacrammtOJ, la oración, las ceremonia.5 y uso; dP la Jgf,..
Ediciones Cultura Hispánica, 1984). · sía. &critas en Francés. é.on dos catuismos rú,revi(Wl)S para uso de los niños.
44 "Memada que leyó el licenciado don Manud Belgrano, abogado de Traducid.as de la edición (,riginal del año 1702 ... pO'I' Franciscn l\ n tonio tÚ
los Reales Consejos y Secretado por Su M~jestad del Real Consulado Escartín, Madrid, Imprenta d e B. Can o, 1793.
de esta Capital, en la sesión que celebró su Junta de Gobierno el 15 61 EEMB, pp. 204-208, pássim.
de julio del presente año de 1796", en Manuel Belgrano, &critos mmó-
62 MHB, t. ll , pp. 27-28, pássim.
mirllS, Buenos Aires, Raigal, 1954 (rn adelant<:: EEMB), pp. 63-82. la
cita de pp. 64-65 , 63 (bfd., p. 29.

45 "Memoria escrita por el licenciado don Manuel Belgrano, aboga- 64 Manuel Belgrano a Celedonio del Castillo, Rosario, 12/ 2/ 18 12,
do de los Reales Consejos y Secretario por Su Majestad del Real EB, pp. 131>-139.
Consulado del Virreinato de Buenos Aires", EEMB, pp. 83-Y7, la cit.a 65 Belgrnno a Rivadavia, Jujuy. 30/ 6/ 1812, EB, pp. 164-165, la ci ta de
de p. 90. p. 164.
46 Ibíd., pp. 91-92. 66 Belgrano a Rivadavia,.Jujuy, 4/ 7/ 1812, EB, pp. 165-1 68, la cita de
47 ~B, p. 422. pp. 166-167: "Yo no me he atrevido a tomar provid e ncias, ni a indi-
carlas por temor a co meter desa tinos. V. sabe que no conozco el País,
48 Manuel Belgr.-mo a Ma riano More no, Santa Fe, 8/ 10/ 1810, EB, p. 83. que no conozco a sus habitantes, y menos la.~ c¡_ostumbres y carácte r,
49 Manuel Belgrano a Mariano Moreno, La Bajada, 20 / 10/ 1810, FE, com o lo manifesté desde que se me destinó a este pesado cargo, y
pp. 85-87, pássim. puedo ase gurar a V, con verdad, que m e veo no p ocas veces perplejo
50 Manuel Belgrano a su padre, Ma drid, 12/2/1790, ya citada. para tomar una resolu ción, aún en los movimienlos militares, ¿Cuán-
to más no se ría en los políticos? Crea V. que es una desgracia llegar a
5 1 Manuel Bclgrano a Ma riano More no, La Bajada, 27/ 10/ 1810, EB,
un País en la clase de descubridor y q ue Sf' n ecesitan los auxilios del
pp. 87-90, la cita d e p. 89.
Omnipoten te para a certar".
52 Manuel Belgrano a la Junta, Campamento del T acua rí, 30/ 12/ 1810,
DB 3-1, pp. 371-373, la óta de p. 37~. 67 Ib íd ., p . 168.
68 MHB. t. 11, pp. 221-222.
53 Manuel Belgrano a la juuta, Camµam e nto del Tacua rí, 30/ 12/ 18 10,
DB 3- ], pp. 3 73-379, la óta de p. 394 . 69 Pa7., 1855, t. I. p. 154. Una nota a claratoria al pie de esa página
a dvie rte a l lector: "En el original hay u na nota testada del a uto r que
54 Migue l Lasta rria, Co/.oniru: miental.es d.P.l Ria Paraguay a di' k, /'/,; ta, Bue-
dice: 'El co ronel Oorrego , cuyo carácter es bien conocid o, se c hocó
nos Aires, Imprenta Argentina de Billetes de Banco, 1914 .
del aire de superioridad que tomaban los nuevos j efes y ofi ciales y em-
i::,5 AMB, p. 431. pezó e n sus conversaciones a a tacarlos co n el ridículo ; quizá esta fue
120 t;J. t:NJC;MA BELC;RANO

la vrrdar:lera causa de su des1ierrn, p,·ro la inmediat.t que <lio moti"'


a él fue la sib'llient<>. F.1 g<"n<"1,J Bel¡{r..111u h.ihía ma11riar:lo invítar a u11,1
Cronología
canurril ,iuda. del Peni. que nombraban Chilma, pan, que fuese a
ejerct'r su liabilidad a una tasa respt·tahk, a cuya., señ oras había oín·-
ciriu <'S<' t>bst•(¡,1io. l.;1 ,antatri, St' había indispllesto y 111,mdó hat,·r
sus excusas ,·uando estaban ya n:tUlidos kisjeks para la academia t·n
la casa d,·1 ~eneral. Dorrego oy,, ... 1 n:cadn que le dio el t·riacto mcn,a-
_jero al gerwrnl Belgrano, y lo turnó en m.1la partl'. Finpe1<> a mofar.<<'
y a pifiar a aq11Pl, rn términos que el g,·11cral San Martín lo act,·irti,,.
quiso ,ont<·rn·rlo con sus mudas inc!ic;,uiones y 11u h,tstñ. La misma
noc hr ruvo orden de dejar Tununán'".
70 En el <'pílogo el.e la edici,,n ctdiniti\'a de la l list<1ria de Be/grano.} d,, la
ind,,pmdrn.ár, r,rgmtina.. d general Mitre , citando su discurso proutm-
1770 Manuel Bclgrano n ace el 3 de junio en Buenos
ciado en 1873 al inaugurarse en But:nos Airl"s la .-st.atua rle Belgrano. Aires. Es el cuarto hijo del comerciante Domenico
ll.\S admitir qu<" ,·s1,· "no cm un gent:ral dt'I gn,io ele Sa11 Martín". lo Francesco Maria c.;aetano Belg ra no Peri, natural
ubícaba ,·n aún más ilustre compai'tía al prot·l.1mar realiiado en él "d
tipo idcal <ld hfrot" modesto de las cfrmoa;icias, que no dt>slumhra de la ciudad ligur de Oneglia (que bajo e l fascismo
ce,mo un meleon,: p<>ro C]\Je brill¡¡ como un astro ap,tcihlc ,·n el pasará a formar parte de la at: tual Imperia) y María
h.orimntc dt> la p;,,11-ia, c·orno hrillan los nombrt's d,· Washington. <lt·
Josefa González Casero, porteña, cuya fam ilia tiene
Guille1mo Tt'II. rl,· Guillermo de Ornng<', dt H;,,mpdrn , rlc Lincoln ,
que no fueron grn11cks gt"nios, v que en nombre y en representaci,;n una buena posición en Santiago del Estero. El niño
de los bu,·nos y <le los humildes rle todos los tiempos}" todos los es bautizado al día siguiente en la Catedral con el
países han sido adamados grandes, cun d aplauso de la conc-iencia
humana y de la moral universal", MHB. l. IV, p. 284.
nombre de Manuel.José Joaquín del Corazón de
Jesús Belgrano González.
1778 Su padre, quien desde 1769 utiliza el nombre
Domingo Belgrano Pérez, ingresa como vista de
la Aduana de Buenos Aires. Al año siguiente el
administrador lo confirma como contador. En ese
momento ya es uno de los comerciantes más ricos
d e la plaza portci'la, que goza de los privilegios de su
elevada posirión .
1784 Manuel inicia sus estudios en el Real Colegio de
San Carlos, antecesor d el actual Colegio Nacional
de Buenos Aires. AJlí cursa "la gramátit:a latin a,
filosofía y algo de teología" (Autobiografía).
1786 Viaja a Esp añ a junto con su herma no Francisco.
Sigue de modo m ás bien irregular la carrera de
Derecho en la Universidad de Salamanca, que
continuará en la de Valladolid.
128 H. ENIGMA BELGRANO CRONOJ,OGÍA 129

1788 El padre se ve involucrado en un fraude a la este año. Advierte síntomas de una enfermedad
Real Hacienda y sus bienes son embargados. infecciosa.
Como consecuencia de la quiebra del tesorero y
1795 Presenta en el Consulado la primera de sus
administrador de la Aduana, se impone arresto
Memorias anuales, que proponen "fomentar
domiciliario a Domenico. Manuel realizará
la agricultura, animar la industria y proteger
gestiones ante la Corte en España para rehabilitar a
el comercio" , y crear escuelas que formen
su padre, que recién en 1794 obtendrá la restitución
profesionales.
de sus bienes y derechos.
1796 Tramita el nombramiento de su primo.Juan
1789 Obtiene un diploma de bachiller en leyes, con
José Castelli como suplente de la secretaría
medalla de oro. El 14 de julio estalla la Revolución
del Consulado, para cubrir sus licencias por
Francesa. Así, "se apoderaron de mí las ideas de
enfermedad.
libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo
veía tiranos en los que se oponían a que el hombre , 1797 El 7 de marzo el virrey Melo lo designa capitán de
fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos las milicias urbanas porteñas de infantería.
que Dios y la naturaleza le habían concedido, y
1799 A instancias de Belgrano, el Consulado inaugura
aun las mismas sociedades habían acordado en
las escuelas de Náutica, Matemática y "Geometría,
su establecimiento directa o indirectamente"
arquitectura, perspectiva y todas las demás especies
( A utobiografia) .
de dibujo".
1790 Pasa a residir a Madrid, donde cumple con su
1801 En abril comienza a publicarse el primer periódico
adiestramiento y pasantía previstos para ejercer la
porteño: Teligrafo Mercantil, Rural, Político Económico
profesión de abogado. El papa Pío VI le concede un
e Historiográfico del Río de la Plata, dirigido por
permiso especial para leer libros que figuraban en
Francisco Cabello y Mesa, que contará a Belgrano
el lndex LilJrorum Prohibitorum.
entre sus redactores.
1793 Obtiene la licencia para ejercer como abogado.
1802 Con el auspicio del Consulado, Hi}:>ólito Vieytes
En ese momento , "las ideas de economía política
funda el Semanario de Agricultura, Industria y
cundían en España con furor y creo que a esto debí
Comercio, en el cual colaborará Belgrano. Por esa
que m e colocaran en la secretaría del Consulado
fecha conoce a María.Josefa Ezcurra, que será su
de Buenos Aires, [ ... ] sin que hubiese hecho la m ás
amante duran te varios años.
mínima gestión para ello" (Autobiografía).
1806 El 25 de junio se produce la primera invasión
1794 De regreso en Buenos Aires, Belgrano asume
inglesa al Río de la Plata, comandada por el
como secretario a perpetuidad del Consulado. Por
brigadier William Carr Beresford. Al día siguiente,
entonces había traducido al español las Maximes
Belgrano participa activamente en la defensa de la
généraks de gouvernement economique d 'un ruyaume
dudad, dominada con faci lidad por los británicos .
agricol,e de Franc;:ois Quesnay, versió n que se publica
130 EL ENIGMA OEI.GRA!',;O CRONO I.O(;ÍA 1 3 1

Se traslada a la Banda Oriental y evita así.jurar La Junta Central de Sevilla, que está a cargo <le
obediencia a la Corona británica. En agosto But"nos depósito d e la soberanía real en España. decide
Aires es reconquistada por tropas venidas de la nombrar \Írrey a Baltasar Hidalgo de Cisnerns.
Banda Oriental, al mando del capitán de navío Mariano Moreno publica la Representación que el
francés al servicio de España Santiago de Liniers. El apodn-ado de los hacendados de las campañas del Río
14 de agosto un Cabildo Abierto decide delegar en de la Plata dirigió al Excelentísimo Señor Virrey Don
Liniers el mando político y militar y disminuir las Baltasar Hidalgo de Cisneros, en el expediente promovido
atribuciones del virrey Sobremonte. Se organizan sobrP proporcionar ingresos al erario por medio de u n
los regimientos de milicias urbanas. Belgrano es franco comercio con la nación ingl.esa. En el documento
nombrado sargento mayor del cuerpo de Patricios, se solicita el establecimiento del comercio libre.
el más numeroso, comandado por Cornelio de Cisneros accederá a ello.
Saavedra.
1810 En marzo, por pedido de Cisneros, Belgrano
1807 En febrero, nuevas fuerzas británicas, al mando comienza a publicar el perió dico Correo de Comercio.
del teniente general John Whitelocke, llegan al El 14 de abril deja la secretaría del Consulado. El
Río de la Plata y toman Montevideo. El virrey 22 de mayo vota en d Cabildo Abierto a favor de la
Sobremonte es acusado de abandonar a su cesantía del \Írrey Cisneros, y el 25 de mayo es de-
suerte a los pobladores de ambas márgenes del signado vocal de la.Junta Provisoria de Gobierno.
Plata, y un Cabildo Abierto celebrado en Buenos El 22 de septiembre se lo nombra general en
Aires lo destituye de su cargo. Los días 5 y 6 de jefe de la expedición a los pueblos de la Banda
julio se desarrolla la defensa de Buenos Aires. Oriental, Santa Fe, Entre Ríos y Paraguay. El 16
Belgrano participa como ayudante de campo del de noviembre, en plena campaña, Belgrano funda
cuartel maestre general, coronel César Balbiani. el pueblo de N uestra Señora del Pilar de Curuzú
Junto a Liniers, tiene participación destacada el Cuatiá y el de Mandisoví (luego disperso y vuelto a
c?merciante español Martín de Álzaga. Liniers fundar en otro sitio, actual Federación). El 19 de
permanece como virrey provisorio. noviembre enfrenta en CarnpichueJo a la'i tropas
1809 La crisis política en España --<lesencadenada en de Asunción, al mando d el intendente del Paraguay
1808 por la invasión francesa, las abdicaciones de Bernardo de Velasco y Huidobro, y obtiene una
Carlos IV y Femando VII y la coronación de.José victoria en u n combate en que no se registran bajas.
Bonaparte , h ermano d e Napoleón- repercute en 1811 El 19 de enero es derrotado por Velasco en la
todo el imperio hispanoamericano. En Buenos batalla de Paraguarí. El 9 de marzo nuevamente
Aires, el Cabildo encabezado por su alcalde de es derrotado , de manera aplastante, en la batalla
primer voto, Martín de Álzaga, intenta formar una d e Tacuarí, por el ~jército realista comandad o
junta y derrocar a Liniers. Belgrano acompaña por Manuel Atanasio Cabañas. En ese momento,
a Cornelio de Saavedra, _jefe del Regimiento de el Paraguay desconoce la a utoridad española
Patricios, quien sigue respaldando a Liniers. y también la de Bue nos Aires, iniciando así su
132 J::L Y.NIC:MA BFI.<.;.RANO CRONO LOCÍA 133

ininterrumpido gobierno autónomo. Belgrano J~juy, Belgrano h ace bendecir la bandera por el
se traslada a la Banda Oriental para sumarse a las canónigo Juan Ignacio Gorriti. El 23 d e agosto se
fuerzas que combatían al virrey Elfo. En Buenos produce e l "Éxodo Jujeño": el ejército patriota y la
Aires, la junta Grande, creada a fines del año población civil abandonan la ciudad ante el avanct>
anterior, suspende sus grados y honores y lo procesa realista. La retaguardia del Ejército del Norte,
por las derrotas en el Paraguay, pero poco después comandada por el mayor general Eustaquio D íaz
es sobreseído y se le restituyen sus cargos. Vélez, obtiene una victoria e n el combate de Las
Vi~ja al Paraguay en misión diplomática, y en Piedras. El 24 de septiembre Belgrano vence a las
octubre firma en Asunción un tratado de amistad. fuerzas de Pío Tristán en la batalla d e T ucumán.
Entretanto, en septiembre se crea el primer La decisión de combatir supone desobedecer al
Triunvirato, integrado por Francisco de Chiclana, Triunvirato, que le ordena seguir replegándose
Juan de Sarratea yJuan José Paso, y la junta Grande, hasta Córdoba. La noticia de la victoria acelern una
convertida en Junta Conservadora, es suprimida conspiración política en marcha: el 12 de octubre
unas semanas más tarde. Belgrano es designado la Logia Lautaro -en la cual participan San Martín,
el 13 de noviembre coronel del Regimiento n" 1 Alvear y otros jefes militares- depone al gobierno y
(Primer Tercio de Patricios). Poco después de se designa el II Triunvirato, integrado por Antonio
ocupar el cargo, debe enfrentar en el mes de Álvarezjonte, Nicolás Rodríguez Peña y Juan José
diciembre el "motín de las trenza<;", surgido como Paso. En octubre Belgrano proclama generala d e
respuesta a su intento de disciplinar ese cuerpo su ejército a la Virgen de la Merced. En este año
de milicias. Entre las medidas dispuestas, figura la conoce a María Dolores Helguero y Liendo, a quien
orden de cortar la trenza que utilizaban las tropas prometerá matrimonio.
como signo de distinción. El motín es duramente
1813 El 31 de enero comienza a sesionar la Asamblea
reprimido, y sus principales cabecillas, fusilados.
General Constituyente, convocada por el
1812 En el Rosario instala dos baterías sobre II Triunvirato. El 13 de febrero Belgrano le jura
el río Paraná, denominadas "Libertad" e obediencia. Siete días más tarde, e1v Salta, el ejército
"Independencia", para obstaculizar el paso de naves a su mando obtiene una nueva victoria sobre las
realistas. Propone al Triunvirato la adopción de tropas realistas, mandadas por Pío Tristán. El
una escarapela blanca y celeste, que será aprobada triunfo será decisivo p ara la campaña patriota. El
el 18 de febrero. Nueve días más tarde, presenta 8 de marzo la Asamblea le concede un premio de
ante la tropa una bandera con los mismos colores 40 000 p esos, que Belgrano dona para la creación
de la escarapela, pero el gobierno la desaprobará el de cuatro escuelas públicas. El 19 de junio entra
3 de marzo. Es nombrado comandante en jefe del con su ejército a la ciudad de Potosí y continúa
Ejército del Norte. El 26 de marzo, en la posta de su avance. El 1" de octubre es derrotado por los
Yatasto, toma el mando d e las fuerzas que estaban realistas en Vilcapugio, y el 14 de noviembre es
retrocediendo del Alto Perú. El 25 de mayo, en vencido nuevamente en Ayohuma. El Ejército del
134 El. ~:NtGMA BEL<;RANO CRONOLOGÍA 135

Norte retrocede hastajujuy y Salta. Nace Pedro 1817 El Ejército Real del Alto Perú, al mando de José
Pablo, hijo "natural" de MarfaJosefa Ezcurra y de de la Serna, continúa la invasión a Salta y Jujuy
Belgrano; será adoptado por.Juan Manuel de Rosas. iniciada a fines del año anterior; el coronel mayor
Martín Miguel de Güemes, con el apoyo logístico de
1814 El Directorio lo reemplaza en el mando del Ejército
Belgrano, logra recuperar el control de la localidad
del Norte, designando ajosé de San Martín. Los dos
de Humahuaca.
generales se encuentran el 20 de enero en la posta
de Yatasto o sus cercanías. Belgrano parte hacia 1819 En enero el gobierno de Pueyrredún le ordena
Buenos Aires para rendir cuentas por sus derrotas. marchar a Santa Fe con las tropas del Ejército del
En marzo es arrestado en Luján, y más tarde Norte para combatir a las fuerzas federales de
obtiene su traslado a San Isidro, dado su endeble López y Ramírez. El 25 de julio jura obediencia a la
estado de salud. Allí escribe su Autobiografia. Constitución aprobada por el Co ngreso. El 29 de
Poco después de ser sobreseído de la causa, en agosto solicita una licencia por razones de salud,
septiembre recibe junto con Bernardino Rivadavia concedida el 2 de septiembre. Ocho días más tarde
el encargo de una misión diplomática en Europa. se despide de sus soldados y el 11 entrega el mando
al mayor general Francisco Femández de la Cruz.
1815 Belgrano y Rivadavia llegan a Inglaterra el 7 de
Nace en Tucumán Manuela Mónica, hija de Manuel
mayo. Durante su estadía europea son testigos de
y María Dolores Helguero y Liendo. En esos días
importantes acontecimientos, como el retorno de
una revuelta armada encabezada por Aráoz depone
Napoleón al poder (los "Cien Días") y su posterior
al gobernador Mota Botello. Belgrano, que visitaba
derrota en Waterloo. El 15 de noviembre Belgrano
a su hija, es apresado; aquejado de hidropesía,
embarca para regresar a Buenos Aires.
puede evitar el ser engrillado.
1816 En marzo es nombrado jefe del Ejército de
1820 Se traslada a Buenos Aires. El 19 de mayo obtiene
Observación de Mar y Tierra. Por invitación del
una modesta pensión del gobierno, aunque se
~irector supremo juan Martín de Pueyrredón, el
le adeudan salarios y aportes a sus campañas
6 de julio expone ante los diputados del Congreso
militares. Con su salud en avan zado deterioro, el
Constituyente reunidos en Tucumán. Traza un
25 dicta testamento. Muere el 20 de junio, en su
panorama de la situación política de Europa
casa paterna (actual avenida Belgrano, n º 430 ). Es
y sugiere la instauración de una monarquía
sepultado en el atrio del vecino convento dominico
constitucional, encabezada por un príncipe incaico.
e iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
El 9 d e julio se declara la Independencia, y el 20
el Congreso d e Tucumán da carácter de símbolo 1855 La Imprenta de la Revista publica las Memorias
patrio a la bandera celeste y blanca. El 7 de agosto póstumas del Brigadier (;eneral D. ]os/ M. Paz.
Belgrano asume la jefatura del Ejército del Perú en Comprenden sus campañas, servicios y padecimientos,
reemplazo de Rondeau, recientemente derrotado de la. guerra de la Independencia hasta su muerte, con
en Sipe Sipe. variedad de otros documentos inéditos de alta importancia.
1 36 EL }:NJGMA BELGRANO C RO NO LOGÍ A 1~7

1857 Primera edición de la Historia de Belgrano de 1876 Tercera edición d e la Historia dR Belgrano, ya con
Bartolomé Mitre. Considerada como u na obra el título defini tivo de Historia dR Belgrano y dP
fundan te de la historiografía argen tina, tanto p or la independencia aTf{entina. Aquí Mitre p resenta
el método de trabajo y la compulsa docume ntal po r primera vez d e mod o explícito el concepto
en la que se basa como po r la influen cia que genealógico de la n ación a rgenti na. Inclu ye el
su interpretación ejercerá en las siguie ntes capítulo I, "Sociab ilidad a rgen tina", que postula la
generaciones, la Historia de Belgrano se m od ifica en existen cia d e causas profundas para los p rocesos d e
sus sucesivas ediciones. En esta primera aparición se la "evolución nacion al" d e la colonia en ad e lante .
titula Biografía de Belgrano y forma parte de la Galería Cinco años más ta rde , sostendrá una extensa
de Celebridades Argentinas. En ella el tratamiento se polémica con Vicente Fidel López acerca de las
extiende hasta el a ño 1812. alternativas d e la "historia e rudita " y la "filosófica".
1858~ Segunda edición de la Historia de Belgrano, publicada 1887 Cu arta edición d e Historia de Belgrano y dR la
1859 en dos tomos con el título d e H istoria del General independencia argentina. "Las exigenc ias de claridad
Belgrano, exte ndida ahora hasta 1816. En el nuevo co n respecto a las actitudes p olíticas y al verd ad ero
prólogo, Mitre se propone rep arar las lagunas valor que, e n su opinión , d ebían asign á rsele a
e imprecisiones acerca de "la revolución del 25 cada una d e las fuerzas que habían obrado en
de mayo de 1810, el hecho más prominente de la vida argentina antes de Caseros, co nvirtiero n
la historia argentina", hasta ese momento no aquella biografía e n un estudio m ás ambicioso.
narrada "a e xcepción de la me dia página que le h a El título d e [la nueva) edición- [ ... ] conside rada
consagrado la pluma superficial del deá n Funes, y d efinitiva- reveló ese contenido" Qosé Luis
de una Crónira en forma dramática, escrita por el Romero, "Ba rtolom é Mitre", presentació n d e la
doctor Juan B. AJberdi, la cual tiene en el fondo ed. de la "Serie del siglo y medio", Bue nos Aires,
m ás verdad histó rica de la que su for ma caprichosa Eudeba, 1967) . En e l p rólogo correspondiente,
h a ría suponer". Barto lom é Mitre expon e las variacio n es su fridas por
la obra desd e su prim er esbozo biográfico, el víncu-
1873 En un acto m ultitudinario, con la presencia d el
lo que ftj a entre la figura de Be lgrano y el proceso
entonces preside nte de la nación Domingo Faustino
revolucio nario y la in terpretación más general qu e
Sarmie nto y d e Ba rtu lomé Mitre, se inau gura e l
p ropon e : "Al principio, sólo p ensamos escribir
monumento ecuestre a Manuel Belgrano en la Plaza
una biografía p ara una pu blícació n ilustrada. [ ... ]
25 <le Mayo (que e n 1884, al demole rse la Recova ,
Al co mpulsar la masa de d ocumentos nuevos que
formará parte de la actual Plaza de Mayo) . Para su
rem ovimos, el asun to n o.s domirn:i, y [t) uvimos
realitación se h ab ía organ izado una su scripción
e nto nces la primera revelación del gran cuadro
popular. El p royecto es resp onsabilidad del escultor
d e la historia, d entro del cual coloca mos la figu ra
francés Al bert-Ernest Carrier-Be lle use, ma estro d e
d e l personaj e qu e d eb ía ocupar e l prim er p lan o.
Rod in , y d el arge ntino Manue l de Santa Coloma .
[Vimos] que no era posible escribir la vida del
138 F.L ENfGMA BELCRANO

protagonista sin hacer la historia del pueblo en cuyo


medio se movía. De aquí surgió naturalmente el
asunto, el argumento del libro , a saber, el desarrollo
gradual de la idea de la independencia argentina,
desde sus orígenes lejanos a fines del siglo XVIH y
durante su revolución, hasta la descomposición del
régimen colonial en 1820, período que comprende
la biografía y encierra el ciclo revolucionario en
sus evoluciones, trasformaciones y conjunciones
históricas. La primera edición fue el germen de
esta composición: en la segunda asumió su forma
definitiva, y la tercera ha sido complementada,
excediendo las primitivas proporciones en que
fue concebida, violentando en cierto modo su
naturaleza y conformación nativa. De aquí los
defectos insanables de que adolece".
Ese mismo año y el siguiente, Mitre publica los
tres tomos de la Historia de San Martín y de la
emancipación latinoamericana.
1902 El 4 de septiembre los restos de Belgrano son
exhumados bajo la supervisión de una comisión
de notables designada por el presidente Julio
~gentino Roca, para ser depositados en el
mausoleo en el altozano de la Iglesia del Rosario,
luego elevada al rango de basílica. La obra del
escultor italiano Ettore Ximenes -elegida por
concurso y aprobada luego de innumerables
trámites y modificaciones- era c:osteada por
suscripción, cuyo primer impulso databa de 1895.
Ante el entusiasmo popular, distintas instituciones
sumaban su cuota parte.
1903 El 20 de junio el mausoleo es inaugurado por el
presidente Roca. A ese acto solemne se suman
numerosos homenajes.
Entre los personajes venerados como Padres de la Patria, Manuel
Belgrano es el único que nunca ha sido cuestionado. Como creador de la
bandera, como símbolo de virtudes cívicas y de renuncia a los honores,
ocupa un verdadero lugar de excepción. ¿Cómo explicar esa admiración
unánime, cuando al mismo tiempo se admiten y se disculpan sus
imperfecciones y sus calamitosas derrotas? ¿Qué hay detrás de ese
consenso que desde hace un siglo y medio celebra a un héroe
atravesado por innegables luces y sombras? Tulio Halperin Donghi
encuentra en estos interrogantes un enigma, y para rastrear las claves
que permitan descifrarlo ha escrito un ensayo fascinante.

Leyendo a contrapelo del mito los textos del propio Belgrano, los relatos
fundacionales de Bartolomé Mitre y José María Paz, y sobre todo el
riquísimo intercambio epistolar entre los miembros de la familia
Belgrano, se detiene en los momentos más significativos de la vida del
prócer. En el funcionario de la monarquía católica que propone construir
chimeneas hogareñas con materiales inaccesibles para la época, o que
intenta regular la plaza comercial porteña sin atender a las
consecuencias prácticas de sus ideas; en el militar revolucionario que
ordena a los soldados del regimiento de Patricios cortarse las trenzas y
provoca un motín con desenlace sangriento; en el principista que diseña
para las escuelas primarias un estatuto con un detalle excesivo y poco
coherente de castigos y penas, descubre a un Belgrano que tiene
enormes dificultades para conciliar sus aspiraciones con los datos de
una realidad más compleja que la imaginada, un Belgrano que comete
errores y los atribuye una y otra vez a la injusticia o la e!tupidez del
mundo.

Tulio Halperin Donghi muestra a un personaje desconocido hasta ahora,


dramáticamente tensionado entre las esperanzas depositadas en él, sus
propias intenciones y su capacidad para satisfacerlas. Sobre estas
oscilaciones construye un relato agudo y atrapante, que expone los
resortes más íntimos de la personalidad de Belgrano al tiempo que lo
aparta del lugar de héroe indiscutido.

ISBN 878-967-629-452-2

"""1 siglo veintiuno


~ editores 91]111(1~~

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