las palabras de Pablo Derramemos el vino y en este claro día 3. Pasó el ayer, sobre las frescas rosas, hay ciruelos en flor y almendros rosados pasó también el hoy; que es flor de los amores. y torres con cigüeñas, se va la primavera. Apuremos las copas y es aprendiz de ruiseñor todo pájaro, ciñendo nuestras sienes y porque son las bodas de Francisco Romero con floridas coronas. cantad conmigo: ¡Gaudeamus!. Entre todas las flores Ya el ceño de la turbia soltería la más bella es la rosa: se borrará en dos frentes¡fortunatiambo! ríe la primavera De hoy más sabréis, esposos, al romper su corola: cuanto la sed apaga el limpio jarro y cuanto lienzo cabe con ella se complacen dentro de un cofre, y cuantos los dioses, y ella adorna son minutos de paz, si el ahora vierte del hijo de la diosa Citerea su eternidad menuda grano a grano. la cabellera blonda Fundación del querer vuestros amores cuando va con las Gracias -nunca olvidéis la hipérbole del vándalo-] danzando en las praderas y un mundo cada día, pan moreno olorosas. sobre manteles blancos. [...] Ciñamos nuestras sienes, ¡oh Dionisos! Antonio Machado con floridas coronas, y yo, cantando al eco de la lira, danzaré ante las aras con la moza de más alivio seno, coronado de guirnaldas de rosas. [...] 4. Me trajo Mara Mori 5. ¡Que no quiero verla! 6. un par de calcetines, Dile a la luna que venga, Ha bien errada opinión que tejió con sus manos de que no quiero ver la sangre quien dice: "quan lexos d'ojos pastora, de Ignacio sobre la arena. tan lexos de coraçón." dos calcetines suaves como liebres. ¡Que no quiero verla! Ca yo vos juro, señora En ellos metí los pies quanto más vos soy absente, como en dos estuches La luna de par en par, más vos amo ciertamente, tejidos con hebras del caballo de nubes quietas, y deseo toda hora. crepúsculo y pellejos de ovejas. y la plaza gris del sueño Esto façe la afición con sauces en las barreras sin compañía de los ojos, Violentos calcetines, mas del leal coraçón. mis pies fueron dos pescados de ¡Que no quiero verla! lana, Alexadvos do querades, dos largos tiburones Que mi recuerdo se quema. ca non vos alexaredes de azul ultramarino ¡Avisad a los jazmines tanto nin jamás podredes atravesados por una trenza de con su blancura pequeña! donde non me poseades oro, dos gigantescos mirlos, ¡Que no quiero verla! ca so tal costelaçión dos cañones; vos vieron mis tristes ojos mis pies fueron honrados de que vos dí mi coraçón. este modo por estos celestiales calcetines. 7. Cuatro dientes te quedaron, Mas non se puede negar, Eran tan hermosos que por si bien me acuerdo; mas dos, aunque yo non vos olvido, primera vez Celia, de una tos volaron; que non sienta mi sentido mis pies me parecieron los otros dos, de otra tos. dolor de vos no mirar. inaceptables, Pues diré con grand raçón: como dos decrépitos bomberos, Seguramente toser -Çedo vos vean mis ojos bomberos indignos de aquel puedes ya todos los días de todo buen coraçón. fuego bordado, pues no tienen tus encías de aquellos luminosos la tercera tos que hacer. Marqués de Santillana calcetines. Pablo Neruda B.Leonardo de Argensola