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Mira la Conferencia General de octubre de

2023
- del 30 de septiembre al 1 de octubre
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¡Piensen de manera celestial!


October 2023 general conference

¡Piensen de
manera celestial!
Por el presidente Russell M.
Nelson
Presidente de La Iglesia de Jesu‐
cristo de los Santos de los Últimos
Días

Lo que ustedes escojan determi‐


nará dónde vivirán durante la eter‐
nidad, el tipo de cuerpo con el que
resucitarán y las personas con
quienes vivirán para siempre.

Mis queridos hermanos y herma‐


nas, estoy profundamente agrade‐
cido por poder hablarles hoy. A mi
edad, cada nuevo día trae sorpre‐
sas tan maravillosas como
desa=antes. Hace tres semanas, me
lesioné los músculos de la espalda,
así que, aunque he pronunciado
de pie más de cien discursos en la
conferencia general, pensé que
hoy lo haría sentado. Ruego que el
Espíritu transmita mi mensaje al
corazón de ustedes hoy.

Hace poco celebré mi cumpleaños


número noventa y nueve y, por lo
tanto, comencé mi año de vida
número cien. A menudo me
preguntan cuál es el secreto de
una vida tan larga. Una mejor
pregunta sería esta: “¿Qué he
aprendido en casi un siglo de
vida?”.

Hoy el tiempo no me permite


responder esta pregunta por
completo, pero permítanme
compartir una de las lecciones
más cruciales que he aprendido.

He aprendido que el plan del


Padre Celestial para nosotros es
fabuloso, que lo que hacemos en
esta vida importa de verdad y que
la Expiación del Salvador es lo
que hace posible el plan de nues‐
tro Padre 1.

Al lidiar con el intenso dolor que


me causó mi reciente lesión, he
sentido un aprecio aun mayor por
Jesucristo y el incomprensible don
de Su Expiación. ¡Piensen en ello!
El Salvador sufrió “dolores, aLic‐
ciones y tentaciones de toda clase”
2 para que Él nos pudiera conso‐
lar, sanar y rescatar en los momen‐
tos de necesidad 3. Jesucristo
describió Su experiencia en Getse‐
maní y en el Calvario: “Padeci‐
miento que hizo que yo, Dios, el
mayor de todos, temblara a causa
del dolor y sangrara por cada
poro” 4. Mi lesión me ha llevado a
reLexionar una y otra vez sobre
“la grandeza del Santo de Israel” 5.
En mi proceso de sanación, el
Señor ha manifestado Su poder
divino de maneras apacibles e
inequívocas.

Gracias a la Expiación in=nita de


Jesucristo, ¡el plan de nuestro
Padre Celestial es un plan perfec‐
to! La comprensión del fabuloso
plan de Dios desvela el misterio de
la vida y elimina la incertidumbre
de nuestro futuro; permite que
cada uno de nosotros elija cómo
vivirá aquí en la tierra y dónde
vivirá para siempre. El concepto
infundado de que deberíamos
“come[r], bebe[r] y divert[irn]os,
porque mañana moriremos; y nos
irá bien” 6 es una de las mentiras
más absurdas del universo.

Esta es la gran noticia del plan de


Dios: ¡esas mismas cosas que
harán de su vida terrenal la mejor
vida posible son exactamente las
mismas cosas que harán de su vida,
durante toda la eternidad, la mejor
vida posible! Hoy, para ayudarlos
a hacerse merecedores de las
abundantes bendiciones que el
Padre tiene para ustedes, ¡los
invito a adoptar la costumbre de
“pensar de manera celestial” 7!
Pensar de manera celestial signi‐
=ca ser de mente espiritual. Del
profeta Jacob, en el Libro de
Mormón, aprendemos que “ser de
mente espiritual es vida eterna” 8.

La vida terrenal es una clase


magistral sobre cómo aprender a
elegir las cosas de mayor impor‐
tancia eterna. Hay demasiadas
personas que viven como si no
hubiera nada más que esta vida.
Sin embargo, lo que ustedes esco‐
jan hoy determinará tres cosas:
dónde vivirán durante toda la
eternidad, el tipo de cuerpo con el
que resucitarán y las personas con
quienes vivirán para siempre. Por
lo tanto, piensen de manera celes‐
tial.

En mi primer mensaje como Presi‐


dente de la Iglesia, los alenté a
comenzar con el =n en mente.
Esto signi=ca hacer del Reino
Celestial su meta eterna y luego
pensar detenidamente a dónde los
llevará en el mundo venidero cada
una de las decisiones que tomen
mientras estén aquí en la tierra 9.

El Señor ha enseñado con clari‐


dad que solamente los hombres y
las mujeres que sean sellados
como esposo y esposa en el
templo, y que guarden sus conve‐
nios, estarán juntos por las eterni‐
dades. Él dijo: “Todos los conve‐
nios, contratos, vínculos, compro‐
misos, juramentos, votos, prácti‐
cas, uniones, asociaciones o aspi‐
raciones que no son hechos, ni
concertados, ni sellados por el
Santo Espíritu de la Promesa […]
termina[n] cuando mueren los
hombres” 10.

Por consiguiente, si imprudente‐


mente escogemos vivir leyes telestia‐
les ahora, estamos escogiendo
resucitar con un cuerpo telestial;
estamos escogiendo no vivir con
nuestra familia para siempre.

Por lo tanto, mis queridos herma‐


nos y hermanas, ¿cómo, dónde y
con quién quieren vivir ustedes para
siempre? Ustedes eligen 11.

Cuando tomen decisiones, los


invito a adoptar una perspectiva a
largo plazo: una perspectiva eter‐
na. Pongan a Jesucristo en primer
lugar, porque su vida eterna
depende de la fe en Él y en Su
Expiación 12, y depende también
de su obediencia a Sus leyes. La
obediencia les prepara el camino
para una vida de gozo hoy en día
y para una gran y eterna recom‐
pensa mañana.

Cuando afronten un dilema,


¡piensen de manera celestial!
Cuando la tentación los ponga a
prueba, ¡piensen de manera celes‐
tial! Cuando la vida o sus seres
queridos los decepcionen, ¡pien‐
sen de manera celestial! Cuando
alguien muera prematuramente,
piensen de manera celestial.
Cuando la enfermedad devasta‐
dora de alguien se prolongue,
piensen de manera celestial.
Cuando las exigencias de la vida
los invadan, ¡piensen de manera
celestial! Cuando se estén recupe‐
rando de un accidente o una
lesión, como yo ahora, ¡piensen de
manera celestial!

Al centrarse en pensar de manera


celestial, cuenten con que afronta‐
rán oposición 13. Hace décadas, un
compañero de trabajo me criticó
por dedicarme “demasiado al
templo” y más de un supervisor
me penalizó debido a mi fe. Sin
embargo, estoy convencido de que
pensar de manera celestial mejoró
mi carrera profesional.

A medida que piensen de manera


celestial, el corazón les cambiará
poco a poco. Querrán orar con
más frecuencia y con más sinceri‐
dad. Por favor, no dejen que sus
oraciones suenen como la lista de
las compras. La perspectiva del
Señor trasciende la sabiduría
terrenal de ustedes. La respuesta
de Él a sus oraciones podría
sorprenderlos y los ayudará a
pensar de manera celestial.

Piensen en la respuesta del Señor


a José Smith cuando él suplicó
alivio en la cárcel de Liberty. El
Señor enseñó al Profeta que el
trato inhumano que estaba reci‐
biendo le serviría de experiencia y
sería para su bien 14. “Si lo sobre‐
llevas bien”, prometió el Señor,
“Dios te exaltará” 15. El Señor
estaba enseñando a José a pensar
de manera celestial y a visualizar
una recompensa eterna en lugar
de centrarse en las insoportables
di=cultades de aquel momento.
Nuestras oraciones pueden ser —y
deberían ser— conversaciones
reales con nuestro Padre Celestial.

Al pensar de manera celestial, se


darán cuenta de que evitan todo
aquello que los prive de su albe‐
drío. Todas las adicciones —ya sean
los videojuegos, los juegos de
azar, las deudas, las drogas, el
alcohol, la ira, la pornografía, el
sexo o incluso la comida— ofen‐
den a Dios. ¿Por qué? Porque la
obsesión de ustedes se convierte
en su dios y, para encontrar
consuelo, recurren a esa obsesión,
en lugar de recurrir a Él. Si están
lidiando con una adicción,
busquen la ayuda espiritual y
profesional que necesiten. Por
favor, no dejen que una obsesión
los prive de su libertad para seguir
el fabuloso plan de Dios.

Pensar de manera celestial


también los ayudará a obedecer la
ley de castidad. Hay pocas cosas
que compliquen la vida más rápi‐
damente que el violar esta ley divi‐
na. Para quienes han hecho conve‐
nios con Dios, la inmoralidad es
una de las maneras más rápidas de
perder el testimonio.

Muchas de las incesantes tentacio‐


nes del adversario implican viola‐
ciones de la pureza moral. El
poder para crear vida es el único
privilegio de la divinidad que el
Padre Celestial permite ejercer a
Sus hijos terrenales. Por consi‐
guiente, Dios estableció unas
pautas claras para el uso de este
poder viviente y divino. La intimi‐
dad física es exclusivamente para
un hombre y una mujer que estén
casados el uno con el otro.

Una gran parte del mundo no cree


en esto, pero la opinión pública
no es el árbitro de la verdad. El
Señor ha declarado que solo las
personas castas llegarán al Reino
Celestial. Por lo tanto, cuando
tomen decisiones relativas a la
moralidad, por favor, piensen de
manera celestial. Y si no han sido
castos, les ruego que se arrepien‐
tan. Vengan a Cristo y reciban Su
promesa de perdón completo
conforme se arrepientan plena‐
mente de sus pecados 16.

Al pensar de manera celestial,


verán las pruebas y la oposición
con otros ojos. Cuando uno de sus
seres queridos ataque la verdad,
piensen de manera celestial y no
cuestionen su propio testimonio.
El apóstol Pablo profetizó que,
“en los últimos tiempos, algunos
apostatarán de la fe, escuchando a
espíritus engañadores y a doctri‐
nas de demonios” 17.

Los engaños del adversario no


tienen =n. Por favor, estén prepa‐
rados; no escuchen nunca el
consejo de quienes no creen.
Busquen guía en las voces en las
que pueden con=ar: en los profe‐
tas, videntes y reveladores y en los
susurros del Espíritu Santo, que
les “mostrará todas las cosas que
deb[en] hacer” 18. Por favor,
esfuércense en lo espiritual para
aumentar su capacidad para reci‐
bir revelación personal 19.

A medida que piensen de manera


celestial, su fe aumentará. Cuando
yo era un joven pasante, ganaba
quince dólares al mes. Una noche,
mi esposa, Dantzel, me preguntó
si pagaba el diezmo de aquel
escaso salario. Yo no lo estaba
pagando. Rápidamente me arre‐
pentí y comencé a pagar un dólar
y medio más en nuestro diezmo
mensual.

¿Cambió la Iglesia en algo porque


nosotros pagáramos más diezmo?
Desde luego que no. Sin embargo,
pagar un diezmo íntegro me
cambió a mí. Fue entonces
cuando aprendí que pagar el
diezmo es una cuestión de fe, no
de dinero. Al llegar a pagar un
diezmo íntegro, las ventanas de
los cielos empezaron a abrirse
para mí. Atribuyo al pago =el de
nuestros diezmos varias oportuni‐
dades profesionales que tuve
posteriormente 20.

El pago del diezmo requiere fe, y


también edi7ca la fe en Dios y en
Su Hijo Amado.

Escoger llevar una vida virtuosa


en un mundo sexualizado y politi‐
zado edi=ca la fe.

Pasar más tiempo en el templo


edi=ca la fe. Y su servicio y su
adoración en el templo los ayuda‐
rán a pensar de manera celestial.
El templo es un lugar de revela‐
ción. Allí se les enseña a progresar
hacia una vida celestial. Allí se
acercan más al Salvador y se les
concede un mayor acceso a Su
poder. Allí se los guía para que
solucionen los problemas de su
vida, incluso los problemas más
desconcertantes.

Las ordenanzas y los convenios


del templo tienen una importancia
eterna. Seguimos edi=cando más
templos para que estas posibilida‐
des sagradas se conviertan en una
realidad en la vida de cada uno de
ustedes. Hoy estamos agradecidos
de anunciar nuestros planes de
edi=car un templo en cada uno de
los veinte lugares siguientes:

Savai’i, Samoa

Cancún, México

Piura, Perú

Huancayo, Perú

Viña del Mar, Chile

Goiânia, Brasil

João Pessoa, Brasil

Calabar, Nigeria

Costa del Cabo, Ghana

Luanda, Angola

Mbuji-Mayi, República Demo‐


crática del Congo

Laoag, Filipinas

Osaka, Japón

Kahului, Maui, Hawái

Fairbanks, Alaska

Vancouver, Washington

Colorado Springs, Colorado

Tulsa, Oklahoma

Roanoke, Virginia

Ulán Bator, Mongolia

El Señor nos manda que edi=que‐


mos estos templos para ayudarnos
a pensar de manera celestial. Dios
vive. Jesús es el Cristo. Se ha
restaurado Su Iglesia para bende‐
cir a todos los hijos de Dios. Testi‐
=co de ello en el sagrado nombre
de Jesucristo. Amén.

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