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VOLAR LIBRE

H
abía una vez un joven llamado Carlos, él trabajaba en el zoológico
cuidando y alimentando a los animales. Él era muy amable y atento
a las necesidades de los animales y le gustaba mucho las aves.

En el aviario del zoológico existía una gran variedad de aves que el admiraba,
entre ellas resaltaba un halcón que era muy hermoso. Carlos le puso de nombre
Pepito en honor a un antiguo loro que tuvo de niño y que un día, por descuido
de su padre que dejo la jaula abierta, fue devorado por el gato de su vecina.

Pepito era majestuoso, con un plumaje brillante y un gran pico, Carlos le enseñó
algunos trucos para los Shows del zoológico.

Carlos pensaba que Pepito sería más feliz siendo libre, por ello decidió liberarlo
de su encierro y elaboro un plan.

Durante la hora del almuerzo aprovecho que había poca gente y saco a Pepito
de su Jaula y lo metió en un recipiente, el cual tapo con una tela. Se mostró
cuidadoso ya que una niña lo observaba atentamente hasta que sus padres la
llamaron. Carlos salió del Zoológico y subió a su auto, se dirigió hacia el prado
más cercano, en el cual liberaría a Pepito.

Después de manejar una hora se detuvo y bajo de su auto, al fin habían llegado
a su destino, era un lugar hermoso con un lago cristalino, árboles, abundante
vegetación y fauna silvestre. Saco con mucho cuidado a Pepito y le dijo: Se libre
amigo, vuela alto, algún día nos volveremos a encontrar, extendió su mano y
Pepito voló a lo lejos dando vueltas por el cielo.

Carlos no volvió al zoológico luego de ello, busco trabajo cerca al prado y cada
mes visitaba a su amigo Pepito, le gustaba verlo volar y al extender sus alas
podía ver que él era feliz. Carlos estaba apenado por lo que hizo, pero vio que
valió la pena al ver a su amigo volar libre, como siempre debió ser.

Nataly Xiomara Aguilar Guzmán.

4° A Primaria

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