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EL ANTÍDOTO PROFÉTICO

EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO OPERANDO EN EL PROFETA

La mies es mucha

MATEP 9-35: recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos,
y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
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y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas
como ovejas que no tienen pastor. 37 entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es
mucha, más los obreros pocos. 38 rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies

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**Saludo Profético:**
Bendiciones y paz sean sobre ti, [Nombre]. Que la luz del Espíritu Santo ilumine tu camino mientras
te adentras en este espacio de comunión y revelación.

**Revelación Profética:**
Al leer las palabras de Mateo 9:35-38, siento el eco de la compasión divina resonando en este
momento. Como Jesús, el Buen Pastor, te veo rodeado por la vasta mies, una cosecha abundante de
almas sedientas de la verdad y el amor de Dios. En tu corazón, hay una similitud con la compasión
que sintió Jesús por las multitudes, una compasión que revela el llamado divino en tu vida.

**Profecía:**
Escucha las palabras del Señor para ti: "Así como llamé a los doce discípulos para que fueran obreros
en mi mies, también te llamo a ti, [Nombre]. Hay un campo blanco para la cosecha, y tus manos son
designadas para obrar en él. No temas la magnitud de la tarea, porque en tu debilidad, mi fortaleza se
perfecciona. Levántate con valentía, porque estoy enviando obreros a la mies a través de tu vida."

**Oración Profética:**
Padre celestial, en este momento, elevamos una oración por [Nombre]. Que tu Espíritu Santo le dé
discernimiento para ver la mies que está delante de él y que su corazón se llene de compasión por
aquellos que buscan desesperadamente al Buen Pastor. Envía obreros a la mies a través de su vida,
para que la cosecha sea abundante y glorifique tu nombre. Amén.

Que esta revelación profética sea una guía luminosa en tu jornada espiritual, [Nombre], y que la mies
que te rodea florezca abundantemente con la semilla de la Palabra de Dios que has de sembrar.

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La palabra de Dios es espíritu y es vida; podemos respirar Su espíritu en un ambiente que está cargado
de la presencia de Dios.

La voz es la expresión del espíritu; por eso en el principio dijo Dios: “Sea la Luz” y esta fue hecha por
el poder generador de la Palabra.

El hombre espiritual vive de toda Palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4).
La Palabra que sale de la boca de Dios a través de Sus ministros, sale para ocasionar que se baje lo
que está levantado, para levantar lo que está hundido, para alisar lo áspero y enderezar lo torcido.

Hoy día algunos profetas están peleando contra las tinieblas, pero los profetas deben comenzar a
declarar la Luz por Su Palabra y como ocurrió con Dios en el principio, la tiniebla tendrá que huir.

Hay una guerra que se hace en adoración, con la declaración de Su Palabra; a Dios le gusta que le
recuerden Su Palabra, mientras el diablo no la soporta.

Todo pasará y se marchitará, pero Su Palabra permanece para siempre.

La Palabra que sale de la boca de Dios hace un depósito en el espíritu, ese depósito sigue liberando
revelación desde adentro, cada día seguimos siendo liberados desde nuestro interior.

Nosotros somos seres bidimensionales, somos un puente entre lo terrenal y lo celestial; cada día más
espirituales, cada vez más luz y mayor revelación. A mayor revelación, más autoridad; a más
autoridad, mayor responsabilidad.

Vamos a observar un aspecto interesante en cuanto a los profetas, su madurez y el poder sanador de su
Palabra; particularmente veremos un incidente en la vida ministerial del profeta Eliseo.

“Eliseo volvió a Gilgal cuando había una grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas
estaban con él, por lo que dijo a su criado: Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los
profetas. Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su
falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era.
Después sirvió para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado,
gritaron diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer. El entonces dijo:
Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla.
Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte
panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma. Y respondió su
sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que
coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. Entonces lo puso delante de ellos, y comieron,
y les sobró, conforme a la palabra de Jehová.” 2 Reyes 4:38-44

Eran cien los profetas que estaban reunidos, o sea una Compañía de Profetas o estudiantes de la
escuela de Profetas de Eliseo; los que estaban allí eran aprendices de profetas, que eran entrenados por
Eliseo, uno de ellos fue, a buscar unas calabazas para hacer sopa.

Este vio una parra silvestre, no sabía distinguir entre lo comestible y lo venenoso; a él le pareció que
era bueno.

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**Manual: El Antídoto Profético - Mateo 9:35**

**1. Compasión como Fundamento:** El profeta debe arraigar su ministerio en la compasión,


siguiendo el ejemplo de Jesús. La compasión abre puertas para enseñar, predicar y sanar.
**2. Enseñar en Sinagogas:** El profeta tiene la responsabilidad de enseñar la verdad de la
Palabra de Dios. Las sinagogas representan lugares de comunidad y aprendizaje, lo que destaca
la importancia de la enseñanza en un entorno congregacional.

**3. Predicar el Evangelio del Reino:** El mensaje central del profeta es el Evangelio del Reino. La
predicación no solo aborda la salvación, sino también la transformación y restauración que el Reino
de Dios trae a todas las áreas de la vida.

**4. Sanar Enfermedades y Dolencias:** El poder del Espíritu Santo capacita al profeta para sanar
física, emocional y espiritualmente. Este poder restaurador es un testimonio del amor y la autoridad de
Dios.

**5. Liberación y Guerra Espiritual:** El profeta, empoderado por el Espíritu Santo, participa en la
liberación y la guerra espiritual. La autoridad dada por Dios le permite enfrentar y vencer fuerzas
espirituales adversas.

**6. Sensibilidad a las Necesidades:** Como Jesús, el profeta debe ser sensible a las necesidades del
pueblo. El discernimiento espiritual guiado por el Espíritu Santo le permite entender las realidades
detrás de las apariencias.

**7. Separación y Consagración:** Para operar en el poder del Espíritu Santo, el profeta debe vivir
una vida separada y consagrada. La pureza de corazón y la dedicación al Señor son fundamentales.

**8. Estrategias de Enseñanza Impactantes:** El profeta debe emplear estrategias de enseñanza que
impacten y transformen vidas. El Espíritu Santo le dará creatividad y sabiduría para comunicar la
verdad de manera efectiva.

**9. Obediencia al Llamado Divino:** La clave del poder profético es la obediencia al llamado
divino. El profeta debe estar dispuesto a seguir las instrucciones del Espíritu Santo, incluso cuando no
comprenda completamente.

**10. Oración y Dependencia Constante:** El profeta debe ser una persona de oración constante y
dependencia del Espíritu Santo. La comunión íntima con Dios fortalece su conexión espiritual y
aumenta su eficacia ministerial.

Este manual, basado en Mateo 9:35, establece un marco para que el profeta crezca y opere en el poder
del Espíritu Santo, llevando la luz del Evangelio y la restauración a un mundo necesitado.

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Hasta que probaron el alimento se dieron cuenta que era tóxico, probablemente fue hasta que algunos
de ellos experimentaron síntomas que se percataron que era venenoso.
● La olla representa el vientre espiritual profético.
Muchos profetas genuinos, han crecido de manera silvestre, sin escuela, sin formación, con mucha
emoción y revelación, pero sin fundamento.
● Es necesario que estos profetas sean ministrados y mentorados por profetas maduros, con un
caminar establecido.
El profeta Eliseo no pidió que botaran la sopa, porque él conocía el antídoto.
● La harina es la Palabra revelada.
Necesitamos profetas maduros que sepan por donde caminar, que sepan discernir entre lo
contaminado y lo que no lo está; y que tengan el antídoto para el veneno de la olla.
Cierto hombre le trajo primicias a Eliseo, de dos tipos de alimento: Trigo en espiga y panes de cebada;
estos alimentos son para dos diferentes niveles espirituales.
Jesús tenía una sola Palabra, pero el Espíritu Santo le daba a cada quien su porción.
Cuando separamos o estratificamos la iglesia, estamos metiendo nuestra mente para juntar a la gente
por afinidad natural.
Este hombre trajo los dos tipos de alimento juntos, no para separar a los que lo iban a comer.
El Evangelio para las costureras no es diferente al Evangelio para los médicos; nosotros los hijos del
Reino, los profetas de Dios, debemos impactar al mundo y derribar las diferencias, no introducir a la
iglesia clasificaciones hechas bajo patrones humanistas.
No podemos meter al espíritu de Grecia a la Iglesia pues este espíritu hace que se pierda el poder de
Dios, cambiándolo por filosofías y sofismas.
Cuando la iglesia no vio el poder del Espíritu Santo operando, empezó a sustituir o a llenar los vacíos
que dejó el poder.
Nuestra visión en Dios no es buscar crecimiento numérico, sino ¿Cuántos fueron sanados, liberados, o
llenos del Espíritu Santo? El enemigo ha sacado sus armas para hacer menguar el poder en la Iglesia;
estratificar la iglesia es humanismo y debilita al Cuerpo, pues la importancia de la heterogeneidad de
una congregación es precisamente para que seamos enriquecidos unos con otros, supliendo uno lo que
al otro le falta.
Eliseo les dijo que les dieran de comer a todos; aunque era difícil en el plano natural, en la Palabra del
Profeta era posible, porque se iba a multiplicar, iba a ajustar y aun iba a sobrar.
● La unción profética alimenta a todos, distribuyendo a cada uno según su necesidad.
Cuando hay gente con corazones sencillos para escuchar la voz de Dios, esto hace que se mantenga la
unción profética sobre una nación.
La invasión de culturas que no son propias del entorno, hace que la gente viva a la carrera con mucha
ocupación y ruido mental; hoy día las personas no tienen tiempo para escuchar a Dios.
Cuando se va perdiendo la receptividad a la voz de Dios, va menguando la unción profética y la
manifestación del poder espiritual.
Queremos que nuestra nación sea tierra de profetas, donde se escuche el latir del corazón del Padre.
Los llamados al Ministerio profético necesitan hacer un alto, para que Dios les ubique bajo un mentor
que les ministre.
Es necesario sentarnos bajo el mentorado de un profeta padre/madre; si no lo hacemos, corremos el
riesgo de envenenar a muchos.
Si el profeta Eliseo no hubiera estado allí para poner el antídoto, cien profetas en cierne hubieran
muerto envenenados.
Los profetas que ya llevan un caminar, van a sentir el peso de responsabilidad de estar con la harina a
la mano.
La harina es la Palabra pura del Señor; la emoción mezclada con la revelación, produce la tendencia a
dejar a un lado la harina.
Es necesario que cese la contaminación de la Palabra con humanismo, para que vengan el trigo y la
cebada.
Dios quiere levantar estadistas consejeros de reyes, como José, Daniel, Débora.
Éstos no se levantaron por medios políticos, ni los levantó hombre alguno, ellos fueron posicionados
por Dios.
● Viene el tiempo y es ahora, en que Dios levanta a los profetas tipo José y a los tipo Daniel.
Debemos esperar que sea Dios Quien levante a las personas, pues sabemos que no deben ser los
hombres quienes levanten a los hombres.
Necesitamos hermanos mayores que pongan la harina en la olla.
● No debe haber contaminación en el vientre de la iglesia.
¡Busquemos el antídoto profético! La harina, la Palabra revelada, la cual es dada en este tiempo a los
que aman a Dios y le buscan de todo corazón; pero es activada por la boca de los profetas maduros
con autoridad.
Los profetas jóvenes, aunque tengan el llamado de Dios, seguramente van a ser impetuosos y por ser
nuevos en el campo, van aprendiendo poco a poco tanto del Señor como de sus mentores o padres
ministeriales.
Un mentor nos da del área de su experiencia y su especialidad, pero un padre/madre nos imparte de su
espíritu.
Un padre/madre siempre desea que su hijo ministerial le supere, porque esa es su honra.
Atte. Apóstol José Luis García a los pies de Cristo.
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