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JORGE SALGADO MODELO DE LA AUTOACEPTACIÓN 20/11/2023

En este fin de semana me dediqué a poner en práctica el modelo de la autoaceptación y


también lo estuve identificando con algunas personas que acudían al grupo o con las que
estuve conviviendo. Una de las cosas que creo importantes en mi formación es el quitar por
complete el sentido perfeccionista y ver con ojos de aceptación no al grado de justificarme
en todos los sentidos, sino ver como un manera en la que puedo mejorar para bien.

Un ejemplo claro de ello, que considero que estuvo bien mi actitud comparativa y a la
vez no, porque no es bueno el andarme comparando, ya que cada quien tiene sus altas y
bajas, sus cualidades y sus defectos, y es acerca de la confesión, en una conversación de
mesa, se tocaba el tema de la confesión, como unos sacerdotes que hablaban de la
importancia del sacramento de la confesión, pero que sólo era de palabra, ya que ellos no
eran capaces de sentarse a confesar, porque tenían mucho “trabajo”, cosa que al último,
terminó siendo mentira, por ello, considero que este ejemplo me puede ayudar para que en
mi preparación, conociendo mis bajas y altas, pueda al menos no cometer estos errores, que
lo que se predica, primeramente se debe de testimoniar con la propia vida.

Una de las áreas que he visto que me falta trabajar, sobre todo mencionar que en su
momento consideraba la alternativa de destruir o quitarla de raíz, que no era del todo
correcto, puesto que me privaba de poder mejorar, es la cuestión de la perfección, que me
reprochaba mis errores y mis puntos negativos, cuando debía ver las posibilidades para
mejorar y no dejar de lado estas nuevas cualidades que podría conseguir.

Un método que llevo tiempo utilizando es la Palabra de Dios, y una de las lecturas es la
de San Pablo, en una de sus cartas menciona lo siguiente: “Porque cuando soy débil, soy
más fuerte”. Y traigo a la mente todas y cada una de mis deficiencias y las veces que me he
equivocado, pero estas palabras me recuerdan que en la debilidad es cuando más puedo
sentir la compañía de Dios y puedo seguir adelante en mi llamado vocacional, con altas y
bajas, pero que puedo seguir con cada una de mis encomiendas. Por ello, me sigo
esforzando cada día para conseguir llegar a la meta.

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