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Discurso Ley de Movilidad Humana

Señoras y señores de la Asamblea Nacional,

La migración en Ecuador es más que estadísticas; es una realidad palpable que refleja historias humanas
y familias divididas en su incansable búsqueda de un futuro mejor. En la última década, nuestro país ha
sido testigo de una transformación dramática en su escenario migratorio. El creciente flujo de migrantes,
unido al notable incremento de ecuatorianos que buscan nuevas oportunidades nos coloca ante un
punto crítico y decisivo en nuestra historia.

Es preocupante como los ecuatorianos nos hemos convertido en el segundo grupo más numeroso que
atraviesa la peligrosa ruta del Darién hacia Estados Unidos. Se podría colocar el número como tal Nos
enfrentamos a desafíos críticos: la violencia creciente ligada al narcotráfico y la criminalidad, sumada a
una economía estancada y un futuro incierto, está forzando a más ecuatorianos a tomar rutas de
migración irregulares y llenas de riesgos.

Los ecuatorianos necesitamos soluciones. La cooperación internacional es fundamental y necesario para


robustecer nuestras fronteras en inteligencia y seguridad y lograr la erradicación de las redes de
coyoterismo. Además, nuestra legislación actual necesita la inclusión en un acápite en la Ley de
Movilidad Humana sobre el desplazamiento forzoso.

Comenzaré abordando el primer eje, la cooperación internacional.

Nuestras fronteras no pueden ser más que líneas imaginarias donde cualquiera puede cruzar. Los
principios constitucionales como la ciudadanía universal y las no devoluciones en caliente deben ser
respetadas, pero eso no significa una omisión en la responsabilidad de establecer políticas y acciones
para fortalecer la seguridad nacional. Es esencial que fortalezcamos nuestras alianzas internacionales en
temas de movilidad, control fronterizo e inteligencia.

Es crucial establecer un sistema de control fronterizo efectivo que sea capaz de filtrar y prevenir la
entrada de individuos que puedan representar una amenaza para la convivencia pacífica en nuestro país.
Debemos compartir información y fortalecer los convenios y acuerdos internacionales, especialmente en
áreas de inteligencia y seguridad. Esto nos permitirá combatir de manera más efectiva el crimen
organizado y la impunidad en la región andina.

Reconozco y valoro positivamente las acciones emprendidas por el Presidente Noboa respecto a la
expulsión de extranjeros privados de libertad en nuestras cárceles. Esta iniciativa, que yo mismo había
propuesto en la Comisión de Relaciones Internacionales, es crucial. He solicitado información específica
sobre el número y nacionalidades de los extranjeros detenidos en nuestras cárceles, pero,
desafortunadamente, aún no he recibido una respuesta. Es esencial que analicemos y modifiquemos la
proporción de extranjeros detenidos en nuestras instalaciones penitenciarias. Existe información de Plan
V sobre esto, y se muestra que casi el mas del 90% son nacionales y también hay esa información en el
Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado. Esta situación, que agrava el problema del
hacinamiento en las cárceles, también ignora un derecho humano fundamental: el de estar cerca de su
comunidad de origen.

La implementación de un censo y una regulación adecuada para los extranjeros en nuestro territorio es
un paso crucial. Es vital reconocer y valorar su aporte positivo a nuestra sociedad, identificando sus
habilidades, profesiones y oficios. Paralelamente el Decreto Ejecutivo No. 698 del gobierno anterior, que
inició un proceso de regularización, sin embargo, no ha sido público sus resultados. Necesitamos realizar
una evaluación detallada de los resultados de esta iniciativa para garantizar su efectividad y hacer los
ajustes necesarios. En este contexto, el apoyo y la experiencia de la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM) son elementos clave para asegurar una implementación efectiva que respete los
derechos humanos.

Continuando con el segundo eje de mi discurso sobre la Ley de Movilidad Humana, abordaré el grave
problema del coyoterismo.

La realidad de los "coyoteros" representa una de las facetas más oscuras y peligrosas de la migración.
Estos individuos se aprovechan de la desesperación y vulnerabilidad de nuestros ciudadanos, ofreciendo
viajes riesgosos que con frecuencia terminan en tragedia. La Cancillería de Ecuador ha expuesto la
trágica realidad que muchos de nuestros compatriotas, incluyendo niños, enfrentan al perder sus vidas
en el intento de alcanzar un futuro mejor. Estas tragedias no son eventos aislados, sino el resultado de
redes de tráfico humano que operan con total impunidad.

Es de suma importancia educar a nuestra población sobre los peligros inherentes a la migración irregular
y los riesgos de caer en manos de los "coyoteros". Algo que ya se encuentra en nuestro ordenamiento
jurídico en la Ley Orgánica de Movilidad Humana, que incluye la migración riesgosa, en ese sentido, la
ley obliga al ejecutivo a impulsar una campaña de educación sobre el tema de migración riesgosa, sin
embargo, es un tema que no se ha impulsado, lo cual es preocupante. Lamentablemente, hasta ahora, el
gobierno no ha implementado de manera adecuada campañas de educación sobre los riesgos de la
migración irregular, a pesar de las alarmantes cifras de ecuatorianos atravesando la selva del Darién.

Debemos reforzar nuestras políticas y programas de apoyo a los migrantes, proporcionándoles acceso a
información precisa y recursos que les permitan tomar decisiones seguras e informadas. Propongo
implementar las asesorías legales a través de un sistema llamado “diplomacia digital”, que es una
herramienta ya utilizada por varios países. Pudiendo la cancillería implementar convenios con
universidades públicas y privadas para que estas asesoren en las consultas legales a los migrantes a
través de sus consultorios jurídicos gratuitos. Con diplomacia se puede hacer referencia a las redes
sociales porque lo migrantes hacen los preguntas en estos sitios

Además, es fundamental tomar medidas enérgicas para erradicar estas redes criminales. La colaboración
con autoridades internacionales, como las de Estados Unidos, es crucial para desmantelar estas
estructuras. Debemos trabajar conjuntamente para ofrecer alternativas seguras y legales a la migración,
y así evitar que nuestros ciudadanos caigan en las redes del coyoterismo.

En el contexto del tercer eje de mi discurso, abordo un tema de vital importancia y actualidad: el
desplazamiento interno forzado en Ecuador. Este fenómeno, profundamente influenciado por la
violencia y la inseguridad, presenta una laguna significativa en nuestra Ley Orgánica de Movilidad
Humana.

El clima de inseguridad erosiona el tejido social y la confianza en nuestras instituciones, limitando


significativamente la vida pública y comunitaria. Es particularmente preocupante para nuestros jóvenes y
adolescentes, quienes viven bajo la constante amenaza de ser reclutados por grupos delictivos. Además,
las mujeres enfrentan desafíos adicionales, como el riesgo de desapariciones forzadas y violencia sexual.
Este escenario ha forzado a muchos ecuatorianos a migrar dentro de nuestras fronteras, buscando
seguridad y nuevas oportunidades. Sin embargo, nuestra legislación actual carece de políticas públicas
específicas que aborden de manera efectiva sus necesidades y garanticen su protección y bienestar.

Como asambleísta, mi misión es trabajar incansablemente para asegurar que Ecuador no solo sea un
lugar más seguro y próspero para todos, sino también un refugio de esperanza y oportunidades.

Enfrentamos brechas profundas en nuestras políticas y legislaciones, evidenciadas por la explotación de


migrantes y el aumento del desplazamiento interno forzado. Es nuestro deber como representantes del
pueblo ecuatoriano no solo reconocer estas brechas, sino también tomar medidas audaces para
cerrarlas. Esto incluye la reforma de la Ley de Movilidad Humana, para que refleje las realidades
cambiantes de nuestro país y proteja a todos los que se mueven dentro y a través de nuestras fronteras.

La cooperación internacional es más que una necesidad; es una obligación moral para asegurar la
seguridad y el bienestar de todos. Trabajando juntos, con un enfoque humanitario y respetuoso de los
derechos humanos, podemos enfrentar y superar los desafíos de la migración en nuestra era.

Hago un llamado a la acción, a unir nuestras fuerzas para construir un Ecuador más inclusivo y próspero.
Este es un momento para la valentía, para la compasión y para el liderazgo audaz. Estamos ante una
oportunidad única para transformar vidas y forjar un futuro que respete y celebre nuestra diversidad y
nuestra humanidad compartida.

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