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BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO

Nuestro auxilio es el nombre del Señor

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

Señor bendice con tu poder nuestra corona de Adviento para que al encenderla despierte en nosotros el deseo de
esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras y para que así cuando llegue, seamos admitidos al Reino
de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro señor.

TODOS: Amén
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO: 3 DE DICIEMBRE

Se enciende la primera vela, señal de penitencia y conversión.

Lectura según san Marcos (13, 33-37)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el
momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y
encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño
de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de
repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús

Recordamos a la virtud de la Fe de María en el Magnifica:


Cuando nace un bebé, el hogar se revoluciona, hay cosas que cambian de lugar y en cada rincón encontramos algo
del recién nacido.

Apenas se entra a la casa, ya se huele un aroma especial. Preparemos el corazón para dejar que Jesús lo ocupe en
su totalidad. Que los que nos rodean, al vernos, descubran que hemos cambiado, que nos hemos convertido y
tenemos a Jesús en nuestra vida.

Meditemos:
Acogerte, Señor, no significa preparar un espectáculo, un recibimiento grandioso; te esperamos con y desde
nuestra pobreza, que esencialmente se concreta en disponibilidad para recibir.
La espera se transforma en esperanza que se expresa en compromiso, cada uno en su puesto, “a cada cual su
tarea”. No podemos delegar en el portero que “vele”. El encargo es para todos. La verdadera vigilancia
esperanzada es capaz de mantenernos despiertos, despierta la conciencia, la libertad, la mente y la creatividad.
Para saber por dónde llegas, en quién llegas, cómo llegas a nuestras vidas, necesitamos tener abiertos los ojos
leyendo los signos, las señales, pero también el corazón, las manos, la vida siempre abierta a la acogida.

Acción: Meditemos: ¿Cómo concretamente puedo prepararme para la venida del Señor?
Tiempo de silencio.
Rezar Padre Nuestro/ Ave María

Canto:
Ven, ven, Señor no tardes; el alma perdió el calor; buscando una esperanza,
Ven, ven, Señor no tardes; los hombres no son hermanos, buscando, Señor, tu fe.
Ven ven Señor que te esperamos; el mundo no tiene amor. Al mundo le falta vida,
Ven, ven, Señor no tardes; Envuelto en armonía en sombría al mundo le falta luz,
Ven pronto Señor. noche, al mundo le falta el cielo,
El mundo muere de frío, el mundo sin paz no ve, al mundo le faltas Tú.
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO: 10 DE DICIEMBRE
Nuestro auxilio es el nombre del Señor

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.


Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Se enciende la segunda vela, que nos recuerda que nuestra esperanza es Jesús, que es la vida eterna, Cristo está
vivo entre nosotros.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (1, 1-8)


Gloria a ti, Señor.
Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que
yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: “Preparen el camino
del Señor, enderecen sus senderos”.

En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento


para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén;
reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel
silvestre.

Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera
inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará
con el Espíritu Santo”. Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús.

Recordamos la virtud de la Caridad, con la visitación de María a su prima Santa Isabel:


Prepara tu camino, pero “preparando el camino al Señor”. Son dos caminos que se han de transitar juntos; cuando
el tuyo esté preparado, allanado sin baches ni altibajos, entonces el Señor podrá transitar, pasar hacia los que le
buscan, hacia todos por medio de ti, por medio de mí, por todos los que esperamos “allanando senderos para él”.

“En el desierto” es donde se nos ofrece la gran posibilidad. Ni en la sinagoga, ni en el templo, ni en las plazas, no
quiere lecciones, teologías o argumentos, quiere encuentro: “hablar al corazón” quiere un encuentro renovador y
amoroso.
Encuentro interpersonal: “tienes que nacer de nuevo”. Encuentro definitivo y fundante: “él os bautizará con
Espíritu Santo. Cuando salimos al desierto o entramos, en él hay mucho trabajo: valles, abismos, colinas, estepas…
mucho que arreglar.

El camino de la improvisación y de la huida es rápido y fácil. El camino del encuentro y del renacimiento es
paciente, “no quiere que nadie perezca”, el Señor viene a hacer su camino con nosotros.

Acción: Es tiempo de ir a servir a los que más nos necesitan, en especial los pobres, los enfermos, los ancianos, los
que sufren…
Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión

Rezar Padre Nuestro / Ave María

Canto
Amar es entregarse y te entregas a los demás
Amar es entregarse olvidándose de sí verás que no hay egoísmo
Buscando loque al otro pueda hacer feliz. que no puedas superar.
Que lindo es vivir para amar Qué lindo es vivir para amar
Que grande es tener para dar qué grande es tener para dar
Dar alegría y felicidad dar alegría y felicidad
Darse uno mismo, eso es amar darse uno mismo, eso es amar
Si amas como a ti mismo
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO: 17 DE DICIEMBRE
Nuestro auxilio es el nombre del Señor
TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Se enciende la vela rosada que significa la alegría que se tendrá con la venida de Cristo, para lo cual también es
necesario tener un corazón dispuesto a recibirlo.

Lectura según san Juan (1, 6-8. 19-28)


Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que todos creyeran por medio de él.

Él no era la luz, sino testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron
desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?”

El reconoció y no negó quién era. El afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues?
¿Eres Elías?” El les respondió: “No lo soy”. “¿Eres el profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién
eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?”

Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta
Isaías”. Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: “Entonces ¿por qué bautizas, si no
eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?”
Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien
que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”.

Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.

Recordamos la virtud de la esperanza de María quien no pierde de vista a Dios que se hace presente en el
corazón humilde y fiel:
Juan fue el profeta y puso en evidencia que nadie quería a los profetas auténticos; era un irregular, no había
recibido permiso, ni investidura oficial; la institución, los “hombres del libro” siempre fueron alérgicos a los
“hombres de la Palabra”

¿Se ha terminado, hoy, entre nosotros el profetismo? Hoy nos hará bien, a nosotros, preguntarnos sobre nuestro
discipulado: ¿anunciamos a Jesucristo? ¿Aprovechamos o no aprovechamos de nuestra condición de cristianos
como si fuese un privilegio? ¿Juan no se adueñó de la profecía?

¿Existe miedo a la profecía? Temo que nos falte la voz vigorosa, esa que nos conduce al reconocimiento, a la
identidad, al encuentro con la Palabra que nos haga nacer de lo alto. ¿Estamos decididos a acoger, en este
Adviento, la voz inoportuna del profeta que nos hace ver que desconocemos a Cristo?

Juan fue un testigo, un signo, una voz poderosa que despertó las conciencias. Juan interrogó porque estaba
iluminado por la verdadera luz.

Meditación: ¿Vamos por el camino de Jesucristo? ¿El camino de la humillación, de la humildad, del abajamiento
por el servicio? ¿Cuándo fue mi encuentro con Jesucristo, aquel encuentro que me llenó de alegría?”
Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión / Rezar Padre Nuestro / Ave María

Canto
Jesús ¿quién eres Tú? Jesús ¿quién eres Tú?
tan pobre al nacer, que mueres en cruz. tan pobre al nacer, que mueres en cruz.
Tú das paz al ladrón, inquietas al fiel, prodigas perdón. Tú das paz al ladrón,
Tú, siendo creador, me quieres a mí, que soy pecador. inquietas al fiel, prodigas perdón.
Tú dueño y Señor, Tú dueño y Señor, me pides a mí salvar la creación
me quieres a mí, que soy pecador. Jesús ¿quién eres Tú?

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO: 24 DE DICIEMBRE


Nuestro auxilio es el nombre del Señor
TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Se enciende la cuarta vela. Recuerda la actitud de amor a Dios para con el hombre, invitándolo también
a reflexionar sobre el amor que manifiesta a los que lo rodean.
Lectura: Lucas (1, 26-38)
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una
virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José.
La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir
semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un
hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le
contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por
eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar
de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada
imposible para Dios”.
María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró
de su presencia. / Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Recordamos la virtud de la Humildad de María aceptando la voluntad del Señor:
Todo se engalana, se ornamenta, se prepara; la gente llega a decir: «¡menos mal que la navidad solo se
celebra una vez al año!». Pero la Navidad es otra cosa, otro acontecimiento, otro alumbramiento:
alúmbrate como don.
Por suerte está María, la Madre para enseñarnos a alumbrar, para llevarnos a lo esencial, para
conducirnos a la sencillez. Con su silencio luminoso más eficaz que cualquier palabra. Con su actitud de
escucha. Con su extraordinaria capacidad de recibir. Con su sublime pasividad.
Dios tiene necesidades, deseos y ella se hace respuesta: Criatura para Dios, de Dios y con Dios. Criatura
disponible, sin resistencias ni prejuicios, pura acción pasiva para Dios. Criatura sin obstáculos, sin
objetos dentro, sin otro corazón que el de Dios. Criatura sin otro proyecto que el de Dios.
De María nunca supimos: «He aquí lo que he pensado»; «he ahí lo que he decidido»; «he ahí lo que he
preparado»; simplemente dijo: «Heme aquí»
Acción: Deja que el Espíritu Santo hable a tu corazón y encuentra qué es lo que Dios espera de ti con
una acción concreta hacia tu prójimo.
Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión / Rezar Padre Nuestro / Ave María
Canto
El camino que lleva a Belén Ha nacido en un portal de Belén el niño Dios
El camino que lleva a Belén Yo quisiera traer a sus pies
baja hasta el valle que la nieve cubrió. algún presente que te alabe Señor
Los pastorcillos quieren ver a su Rey, más Tú ya sabes que soy pobre también,
le traen regalos en su humilde zurrón, y no poseo más que un viejo tambor,
Ropo pom pom, ropo pom pom ropo pom pom, ropo pom pom
ORACIÓN PARA NOCHEBUENA
Nuestro auxilio es el nombre del Señor
TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.


Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Se encienden todas las velas y la blanca del centro que representa la paz, la salvación y la misericordia
encarnada en Jesús, hijo de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14


Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase
todo el Imperio.

Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse,
cada cual a su ciudad.

También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la
ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba
encinta.

Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito,
lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. En
aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su
rebaño.

De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron
de gran temor. El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para
todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la
señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

Palabra del Señor. ¡Gloria a ti Señor Jesús!

Guía o Padre de Familia: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos
conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la
resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. “Amén”

Acción: En Nochebuena, tenemos, de manera especial y como centro de nuestra familia a Jesucristo,
nuestro Señor. Mientras la imagen del Niño Dios pasa de mano en mano, la persona que le toca tenerlo
hace una petición y todos responden: ¡Hoy nos ha nacido el Mesías, el Señor!

Oración final: “Hoy la Virgen da a luz al Trascendente. Y la tierra ofrece una cueva al inaccesible. Los
ángeles y los pastores le alaban. Los magos caminan con la estrella; porque ha nacido por nosotros, niño
pequeñito, el Dios de antes de los siglos. Amén”.

Canto: Terminamos con un canto mientras todos nos damos un abrazo de paz y amor y disponemos en
el centro de la mesa familiar o cerca del pesebre, la corona de Adviento con todas las velas encendidas.

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