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Entronización de la Palabra de Dios

Se dispone en un algún lugar central del templo, un lugar digno para entronizar la Palabra.

MONICIÓN DE ENTRADA:
Hermanos, estamos celebrando el mes de la Biblia, en el cual estamos invitados a reflexionar
sobre la centralidad de la Palabra de Dios, en la vida del cristiano. En signo de la centralidad
de esa Palabra, vamos a entronizarla en nuestra capilla, para que este símbolo nos recuerde
que la Biblia debe guiar constantemente nuestro obrar. Pongámonos de pie y recibámosla con
alegría.

Canto a la Palabra

El sacerdote, tomando una Biblia y junto con dos ministros con cirios encendidos, la lleva en procesión hasta el
lugar antes dispuesto para la entronización. Una vez llegue al sitio, si es posible inciensa la Sagrada Escritura.

Un fiel, en nombre de los niños, presenta un cirio y lee la siguiente súplica:

Señor, para que concedas a todos los niños del mundo, la curiosidad y el amor por tu Palabra,
de tal manera que, desde la infancia, nos dejemos amar por aquel que dijo: “dejen que los
niños vengan a mí”.
Digamos todos: Señor que tu Palabra ilumine nuestra niñez.

Un fiel, en nombre de los jóvenes, presenta un cirio y lee la siguiente súplica:

Padre Santo, te pedimos por todos los jóvenes, para que habiendo puesto en el trono de
nuestro corazón tus palabras de salvación, sintamos siempre cercana tu compañía y que
especialmente veamos en la Palabra, una brújula segura para el camino a la felicidad.
Digamos todos: Señor que tu palabra ilumine nuestra juventud

Un fiel, en nombre de las familias, presenta un cirio y lee la siguiente oración:

Señor, hoy en nuestra comunidad hemos entronizado la Palabra de Dios, para que ella ocupe el
lugar que le corresponde en nuestra asamblea eclesial. Te pedimos, que las familias del
mundo entero pongan en el centro de su corazón la Sagrada Escritura y así encuentren una
esperanza permanente de salvación y una guía segura para conservar la paz y el amor familiar.
Digamos todos: Señor que tu palabra ilumine nuestras familias

El sacerdote concluye con la siguiente oración:

Señor, Padre de Jesús y Padre Nuestro, mira con bondad esta comunidad reunida en tu nombre,
que desea acercarse a ti, escuchando tu voz en la Biblia. Enséñanos, Padre, con tu Palabra.
Queremos ser discípulos, caminar junto a Jesús, aprender a vivir como verdaderos hijos tuyos.
Danos fuerza, Señor y anima nuestro caminar. Tu Palabra es la fuente viva, acércanos a ella.
Danos el gusto de leerla y orarte con ella. Señor, queremos que en este templo sea donde
resuene tu Palabra, y nuestros corazones sean el lugar donde ella germina, porque la llevamos a la
vida y la expresamos en el amor que nos tenemos y que donamos a todos. Amén.

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