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Almudena Final
Almudena Final
edades de Lulú
Cuando una mujer puede elegir participar en las prácticas del sadismo cultural,
esta elección no implica ni libertad ni liberación sexual.
La liberación personal en un estado de esclavitud es imposible.
Kathleen Barry
Generalmente una gran parte de la crítica literaria habla de Las edades de Lulú
califican de feminista; por ejemplo, Maginn y Bermúdez opinan que el hecho de que
Lulú haya salido en busca de su propio placer representa en sí mismo un éxito ante
con Pablo. Sin embargo, si se hace una lectura desde el feminismo radical, resulta
evidente que la vida sexual de la protagonista está sujeta a un relación pedófila con
feminista (radical) de la relación que sostienen Lulú y Pablo, esto con la intención de
mostrar que, en el fondo (no tan en el fondo), esta historia está perfectamente
Cuestión que, para mí, es la menos preocupante de todo el asunto cuando “en el
1Un ejemplo de ello es el texto de Euisik Kim, “La dualidad del personaje masculino en Las edades
de Lulú de Almudena Grandes.
hogar es donde suceden casi seis de cada 10 agresiones” (Arteta) y, claramente, lo
cambiado el olor” (Grandes 116) cuando ella todavía no cumplía ni los doce años, la
afirmación de él, “Sería muy feliz si tuviera una hija como tú” (Grandes 143), debería
Incluso, es posible ir más allá y hablar de pederastia. Aunque Pablo alega “claro que
te imaginaba más mayor” (Grandes 143) y espera algunos años para hacer algún
avance físico, Lulú tenía solamente quince años la primera vez que tienen sexo,
mientras que él tenía 27. De hecho, en esa ocasión, él decide afeitar el vello púbico
de Lulú, aunque ella no quiere, diciéndole “eres muy morena, demasiado peluda
para tener quince años. No tienes coño de niña. Y a mí me gustan las niñas con
coño de niña” (Grandes 54-55) y, un poco más adelante, “Eres una niña especial,
Lulú, redonda y hambrienta, pero una niña al fin y al cabo” (Grandes 57).
Por otra parte, se retrata claramente, al menos, una violación la segunda vez que
violencia añadió una nota irresistible a la presencia del placer para desencadenar un
final exquisito y atroz” (Grandes 148); reflexión que hace, cabe aclarar, después de
que Pablo le acaricia la cara llena de lágrimas por lo que acaba de hacerle y le dice
escena con aquellas en las que el hombre, tras golpear a su pareja (mujer, por
supuesto), regresa ramo en mano a pedir perdón, claro, sin olvidar que fue ella
quien lo provocó, quien tiene la culpa de todo. De hecho, al final de la novela,
ganado a pulso” (Grandes 224); ¿a quiénes, pregunto, se les escucha decir algo
violencia en el noviazgo.
Una cuestión más que es importante señalar es que aunque Lulú se separa de
Pablo no deja de buscar su aprobación: después del primer encuentro que tiene con
una pareja de homosexuales, ella cuenta que cuando él llegó a dejar a su hija
“Esper[ó] cualquier señal, cualquier indicio, para arrojar[s]e a sus pies . . . habría
bastado con que dijera que [la] echaba de menos, pero [l]e dio la espalda” (Grandes
174). Lo anterior deja en claro que Pablo nunca pierde poder sobre Lulú y que, de
encuentro sádico que casi la mata, Lulú llega a la conclusión de que “él había
2En la página 33, cuando la presenta con el mesero que los está atendiendo, y en la página 92,
cuando conocen a Ely.
protagonista diciendo que se llama Lulú (su nombre real es María Luisa). Ella
explica que
La mayoría de la gente que [la] había conocido con Pablo pensaba que Lulú
era un nombre reciente, que había sido él quien [la] había bautizado así,
nadie parecía dispuesto a creer que se tratara en realidad de un diminutivo
familiar, derivado de [su] propio nombre, que [le] había sido impuesto en [su]
infancia sin contar con [su] opinión (Grandes 92).
También hay que tomar en cuenta la gran cantidad de veces que Pablo nombra a
Lulú “niña”, alrededor de veinte veces a lo largo de la novela (sin contar aquellas en
trato que Pablo le da como tal), puesto que el lenguaje puede funcionar como una
herramienta para lograr “la pérdida del control de la mujer sobre diversos aspectos
de su vida, tales como: su sexualidad” (Guichard 91) y una de las formas en que lo
Dicha actitud por parte de Pablo (ser él quien la presente, utilizar un apodo de su
misoginia, etc.) se hace patente dentro del sistema patriarcal es por medio de
En cuanto a que es la misma Lulú la que desea a Pablo y decide estar con él, hay
que recordar que “El orden sexual forma parte de las relaciones de dominación y de
Poder que atraviesan nuestra sociedad” (Cachafeiro y Rodrigáñez 23) y que “El
No es condición natural que abusen de nosotras, que nos golpeen, que nos
agredan, que nos limiten a desarrollar otras capacidades y habilidades, que
nos impongan un prototipo de mujer, delicada, sumisa, y débil, con una
imagen física y una belleza definidas (Aquelarre… 31)
y, por supuesto, la única manera de que se vea y funcione como deseable es que
misógino, a través de la visión de una mujer alienada; ya que, de esa forma (como a
una de ellas le parece bien…), el discurso se valida y es aceptado como bueno por
quienes lo reciben.
. . de hacer placentera la relación sexual para el hombre” (Federici 46) y que “El
deber de complacer está tan imbuido en nuestra sexualidad que hemos aprendido a
obtener placer del dar placer, del enardecer y excitar a los hombres” (Federici 46).
tener sexo y disfrutarlo” (Federici 47). Y es justamente así como se muestra a Lulú,
piensa “Yo no soy, no puedo ser un hombre” (Grandes 18), no puedo más que
pensar que no es así: los roles siguen siendo los mismos de siempre y los placeres
se encuadran dentro de ellos. Tan es así que la misma Lulú menciona cuando
virilidad animal y primaria” (Grandes 21); es decir, no encuentra una nueva forma de
experimentar su cuerpo, una nueva forma de vivir su sexualidad que está marcada
por la condición de mujer, sino que evoca todo aquello relacionado al hombre, al
pene.
Conclusiones
Después de este rápido análisis, puedo decir, que, si bien Las edades de Lulú fue
con el sexo seguían siendo tabú y lo eran todavía más cuando salían de boca de
sexual, a la mayoría de las mujeres les resultaba difícil, sino directamente imposible,
mantener un rol sexual . . . tan solo una mujer poco o nada virtuosa reconocería su
necesidad o sus ganas de sexo” (113); de manera que leer toda una historia en la
que siente deseo, placer y ganas de tocar tanto su cuerpo como los de otros hizo (y
hace, diría yo, porque en realidad seguimos lejos de lograr que a las mujeres nos
mujeres no contaban con ningún otro referente, “su comportamiento seguía los
patrones del modelo proporcionado por los hombres patriarcales” (hooks 115); es
decir, en el fondo Lulú sigue formando parte del sistema patriarcal prácticamente por
Arteta, Ixtaro. “De mil denuncias de violencia sexual contra niñas y niños, solo una
llega a condena en México”. Animal Político. 15 ago. 2019. Web. 17 nov. 2019
<https://bit.ly/37bRBBm>
Kim, Euisuk. “La dualidad del personaje masculino en Las edades de Lulú de
Almudena Grandes”. Confluencia. 2008: 93-102. Digital.
Schnaith, Nelly. “El cuerpo: un codificador del alma”. Debate feminista. mar. 1991:
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Tsuchiya, Akiko. “Gender, sexuality, and the literary market in Spain at the end of the
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