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Segunda Prueba de Evaluación Continua (PEC):

Prehistoria I: las primeras etapas de la humanidad Curso 23/24

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Se trata concretamente de caballo y vaca en la cueva de Lascaux, ejemplo


de arte parietal del paleolítico, específicamente al período Magdaleniense, en el subperiodo
del Magdaleniense Medio (14.000-13.000), según RIPOLL, S. et al., (2014) “Otra
característica fundamental del Magdaleniense medio es el desarrollo del arte parietal,
tanto en abrigos y bocas de las cuevas,…., como en cuevas más o menos profundas:
Font de Gaume, Lasacuax…”(pp.411-412). Esta cueva, situada en Montignac, Francia,
es famosa por sus impresionantes representaciones artísticas prehistóricas.

La datación de la cueva de Lascaux coloca estas pinturas en un momento en el


que los humanos cazadores-recolectores vivían en comunidades nómadas durante la
última fase del Paleolítico. Estas comunidades dependían en gran medida de la caza y la
recolección para su subsistencia y dejaron testimonio de su vida y cosmovisión a través
de estas expresiones artísticas.

El arte rupestre paleolítico se caracteriza por la representación de


animales y signos, con escasas figuras humanas. Los temas principales son animales
como renos, bisontes, caballos, mamuts y ciervos, seleccionados por su importancia en
la alimentación de las comunidades cazadoras-recolectoras. Se reflejan diferentes
biotopos y condiciones ambientales. Las técnicas incluyen pintura, grabado y escultura,
utilizando colorantes minerales y diversas herramientas. La composición a menudo
presenta asociaciones de figuras que reflejan escenas reales, como manadas de

José Manuel Merencio Cueva.

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2 animales. Superposiciones y variaciones estilísticas indican una posible cronología y


aportan complejidad a la interpretación del arte rupestre. (Cueva de Lascaux: la joya
prehistórica de Francia, pp. 86-93).

La pintura del caballo y la vaca en Lascaux es un testimonio asombroso de la


habilidad artística y la observación detallada de los artistas paleolíticos. Los animales
están representados en un estilo naturalista, capturando sus formas con líneas elegantes
y detalles precisos.

Se ha observado que las pinturas en Lascaux no solo representan animales de la


región, sino que también incorporan elementos simbólicos y rituales. La simbología de
las pinturas en Lascaux es objeto de interpretación y debate entre los arqueólogos y
expertos. Se cree que estas imágenes tenían propósitos rituales y mágicos, posiblemente
relacionados con actividades de caza. La representación detallada y realista de animales
sugiere una conexión profunda con la naturaleza y la importancia de estos animales en
la vida de las comunidades paleolíticas. Algunas teorías sostienen que el arte tenía un
propósito chamánico, sirviendo como medio para influir en el mundo espiritual y
asegurar el éxito en la caza.

“Los elementos zoomorfos que distinguen al arte paleolítico responden a una


selección intencionada, realizada dentro del amplio número de especies animales que
conocía el hombre paleolítico. Sólo un número limitado de especies decoran los muros
de los santuarios paleolíticos. La selección y combinación de temas responden a un
esquema reiterado que se repite a través del espacio durante todo el Paleolítico Superior
(Leroi-Gourhan, 1968). Esta limitación de temas zoomorfos responde al deseo
premeditado de transmitir un mensaje codificado. Para dejar constancia de este mensaje
sólo se prestan algunas especies, por presentar algunos rasgos significativos y acordes
con las ideas que se desean trasmitir.” (Prehistoria i, 2014, p. 152)

La elección de estas dos especies animales, el caballo y la vaca, sugiere una


conexión profunda con la vida cotidiana y las actividades de caza y recolección de la
comunidad. La precisión anatómica y el dinamismo en la representación de los animales
reflejan una profunda comprensión del entorno natural y la importancia de estos
animales para la supervivencia humana en ese momento.

José Manuel Merencio Cueva.

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3 La evidencia arqueológica sugiere que estas pinturas fueron realizadas por


Homo sapiens, la especie humana moderna. Durante el Paleolítico Superior, los Homo
sapiens se convirtieron en la especie dominante en Europa y otras regiones, desplazando
gradualmente a los homínidos anteriores, como los neandertales. Los artistas que
crearon estas pinturas en Lascaux poseían habilidades artísticas avanzadas, estos
individuos, compartían características anatómicas y cognitivas modernas con las
poblaciones humanas actuales, lo que se refleja en la complejidad y la expresividad de
su arte. Es importante destacar que estas pinturas no solo representan una expresión
artística excepcional, sino también la capacidad cognitiva y simbólica avanzada de los
Homo sapiens de esa época, caracterizada por una creciente complejidad cultural y
tecnológica,

La cadena operativa de fabricación de las pinturas rupestres, como la del caballo


y la vaca en la cueva de Lascaux, ofrece una visión intrigante de los métodos y técnicas
empleados por los artistas del Paleolítico Superior. Aunque las pinturas rupestres no son
"piezas" en el sentido tradicional, se puede analizar su creación a través de una cadena
operativa que abarque desde las materias primas hasta la ejecución final.

Las materias primas para estas pinturas eran elementos naturales disponibles en
el entorno. Los pigmentos utilizados probablemente se obtuvieron de minerales locales,
como el óxido de hierro para el rojo, carbón para el negro y arcillas para tonalidades de
ocre. Además, se usaron herramientas para extraer y moler estos pigmentos, y se
necesitaron materiales para la preparación de la mezcla pictórica, posiblemente agua o
sustancias naturales como la grasa animal.

Los artistas del Paleolítico Superior utilizaban herramientas rudimentarias como


pinceles hechos de cerdas, estopa o incluso sus propias manos para aplicar los
pigmentos a la superficie de la roca. Es posible que también hayan utilizado tubos de
hueso o cañas como sopladores para crear contornos más suaves o sombreados.

El soporte principal para estas pinturas fue la roca de la cueva misma. Los
artistas eligieron paredes interiores que proporcionaban una superficie adecuada para su
expresión artística. Las pinturas rupestres presentaban diversas técnicas, como la
superposición de capas para crear efectos tridimensionales o el uso de la topografía
natural de la roca para resaltar detalles anatómicos.

José Manuel Merencio Cueva.

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4 Las pinturas de Lascaux se pueden comparar con otras obras de arte rupestre del
mismo tecnocomplejo o cultura del Paleolítico Superior. Por ejemplo, las cuevas de
Altamira en España también contienen pinturas rupestres excepcionales, y se pueden
observar similitudes en el uso de pigmentos, técnicas de aplicación y elección de
soporte. La comparación entre diferentes sitios arqueológicos permite a los
investigadores entender mejor las prácticas artísticas compartidas y las particularidades
regionales, contribuyendo a una comprensión más profunda de la diversidad cultural en
el Paleolítico Superior. Además, revela la habilidad y creatividad extraordinarias de los
artistas prehistóricos en la creación de obras maestras duraderas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

RIPOLL, S. (Coord), BÁRCENA, J.R., JORDÁ, J.F., MAILLO, J.M., MUÑOZ, F.J. y
QUESADA, J.M. (2020, 3ª edición): Prehistoria I: Las primeras etapas de la
Humanidad. Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid.

LACALLE RODRÍGUEZ, R. (1998) - Ediciones Universidad de Salamanca (España) :


Sobre el significado de algunas composiciones del arte paleolítico. Zephyrus, 51 (1998)

RIPOLL, S. y MUÑOZ, F.J. (Coords), MAILLO J.M., QUESADA, J.M. y JORDÁ, J.F.
(2021, 2ª edición): La Prehistoria y su metodología. Editorial Universitaria Ramón
Areces, Madrid.

VICENTE, A. (2017). Cueva de Lascaux: la joya prehistórica de Francia. Viajes


National Geographic, (209), 86-93.

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Arpon aziliense de hueso , artefacto prehistórico que pertenece al período


Aziliense, abarca aproximadamente desde 12.000 a 9.500 años antes del presente. Este
periodo se caracteriza por la presencia de herramientas de hueso y asta, como arpones y
punzones, que reflejan una mayor especialización y diversificación en las tecnologías
líticas y óseas.

Se trata de un instrumento de pesca diseñado para capturar peces u otros


animales acuáticos, elaborados principalmente a partir de hueso, lo que les confiere
ligereza y flexibilidad, características cruciales para su función en la pesca.

Estos arpones suelen tener una forma alargada y puntiaguda en un extremo,


diseñada para perforar y asegurar a la presa. El otro extremo a menudo presenta una
muesca o enganche que permitía fijar el arpón a una línea o cuerda, facilitando su
manejo durante la pesca. En el Azieliense, se observa una transición hacia la economía
de recolección y caza más especializada, así como cambios en las estrategias de
adaptación de las poblaciones humanas a las condiciones cambiantes del entorno.

El arpon aziliense de hueso fue creado por las poblaciones humanas que
habitaban durante el Aziliense. Estos grupos eran Homo sapiens, los primeros humanos

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6 modernos, que desarrollaron herramientas cada vez más especializadas y demostraron


habilidades avanzadas en la caza, pesca y recolección.

La presencia de estos artefactos sugiere una comprensión avanzada de las


estrategias de pesca y una adaptación exitosa a entornos que incluían cuerpos de agua.
El Homo sapiens del Aziliense demostró una capacidad técnica y cultural distintiva en
la fabricación de herramientas, como los arpones, que eran esenciales para su
supervivencia en una variedad de entornos. Los grupos humanos del Aziliense continuaron
utilizando herramientas líticas, pero se observa una transición hacia el uso de microlitos
geométricos. Hubo una adaptación en las estrategias de caza, con una mayor diversificación en
las presas y una mayor importancia de animales más pequeños. Se sugiere que en el Aziliense
hay un inicio de sedentarismo y una relación más estrecha con el entorno, marcando una
transición hacia comunidades más establecidas.

“Como es habitual la industria trabajada en asta o hueso es el elemento más


distintivo del Aziliense. Al estudiar la transición del Magdaleniense al Aziliense la
industria lítica no presenta una diferenciación tan clara entre el Magdaleniense
superior/final y el Aziliense; de ahí que las denominaciones sean a veces
indeterminadas. Por el contrario la industria ósea presenta caracteres más nítidos, aun
cuando hay claras diferencias entre las dos etapas del Aziliense. “(El Aziliense de la
región cantábrica, 2.006, p. 5).

La materia prima principal para la fabricación del arpón es el hueso. Se


selecciona un hueso adecuado, que generalmente de animales cazados como ciervo o
reno, en algunos casos, las astas también se utilizan para ciertas partes del arpón, esto
agrega versatilidad a la fabricación y permite la creación de piezas más especializadas.

“El arpón aziliense es mas simple que su predecesor magdaleniense. Recortado


en una astilla de sección aplanada que se pulimenta o raspa preparando el fuste de la
pieza, en el que se recortan los dientes y se realiza una perforación ovalada, con forma
de ojal. Los yacimientos de Cueva Oscura de Ania, Los Azules y Santa Catalina han
proporcionado material suficiente para poder seguir todo el proceso de fabricación y
poder trazar la evolución, no muy marcada, de este tipo hasta el final de esta cultura. El
más característico y generalizado es el arpón de una sola hilera de dientes” “(El
Aziliense de la región cantábrica, 2.006, p. 8).

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FIG. 4. 1: Punzón de Anton Koba. 2: Punzón de Los Azules nivel 3. 3: Anton Koba. 4-7: Los Azules. 8:
Abrigo de la Peña del Perro 2a. 9: Los Azules nivel 5. 10: Los Azules (Armendáriz, 1997; González
Morales y Díaz Casado, 1991-92).

La fabricación del arpón Azieliense implica un conocimiento profundo de las


propiedades del hueso, así como habilidades técnicas avanzadas para esculpir y modelar
con precisión. Cada etapa de la cadena operativa contribuye a la funcionalidad y estética

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8 del arpón, permitiendo a las comunidades Azielienses utilizar estas herramientas de


manera efectiva en su vida cotidiana.

Se utilizaban herramientas de piedra, como cinceles y percutores, para extraer


secciones específicas del hueso que serán utilizadas en la creación del arpón. Se
realizaba un desbaste inicial para dar forma a la pieza. Esto puede implicar la
eliminación de partes no deseadas o el ajuste del tamaño y la forma general.
Posteriormente, se utilizaban herramientas más precisas, como buriles de piedra, para
esculpir y modelar el hueso con detalles más finos. Durante este proceso, se definía la
forma final del arpón y se creaban muescas o surcos necesarios. Una de las
extremidades del arpón, generalmente la punta, se afilaba cuidadosamente para
convertirla en un instrumento eficaz para la caza. La superficie del arpón se pulía y
suavizaba utilizando herramientas abrasivas, como piedras de pulir o abrasivos
naturales. Esto mejoraba la apariencia y, en algunos casos, contribuía a la eficacia del
arpón. En algunos casos, se realizaban grabados o decoraciones en la superficie del
hueso. Estos elementos solían tener significados simbólicos o ser simplemente
decorativos. Una vez completado, el arpón se utilizaba para la pesca o la caza, según su
diseño y función específicos. Se realizaban tareas de mantenimiento, como afilado
periódico, para asegurar la efectividad continua del arpón.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

RIPOLL, S. (Coord), BÁRCENA, J.R., JORDÁ, J.F., MAILLO, J.M., MUÑOZ, F.J. y
QUESADA, J.M. (2020, 3ª edición): Prehistoria I: Las primeras etapas de la
Humanidad. Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid.

RIPOLL, S. y MUÑOZ, F.J. (Coords), MAILLO J.M., QUESADA, J.M. y JORDÁ, J.F.
(2021, 2ª edición): La Prehistoria y su metodología. Editorial Universitaria Ramón
Areces, Madrid.

VELASCO, J. A. F. T. (2006). El Aziliense de la región cantábrica. Zephyrus: Revista


de prehistoria y arqueología, (59), 163-180.

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