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Ley Nº 24.417
ARTICULO 1º — Toda persona que sufriese lesiones o maltrato físico o psíquico por parte de
alguno de los integrantes del grupo familiar podrá denunciar estos hechos en forma verbal o
escrita ante el juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas cautelares
conexas. A los efectos de esta ley se entiende por grupo familiar el originado en el matrimonio o
en las uniones de hecho.
b) Prohibir el acceso del autor, al domicilio del damnificado como a los lugares de trabajo o
estudio;
c) Ordenar el reintegro al domicilio a petición de quien ha debido salir del mismo por razones de
seguridad personal, excluyendo al autor;
Para el mismo efecto podrán ser convocados por el juez los organismos públicos y entidades no
gubernamentales dedicadas a la prevención de la violencia y asistencia de las víctimas.
ARTICULO 8º — Incorpórase como segundo párrafo al artículo 310 del Código Procesal Penal
de la Nación (Ley 23.984) el siguiente:
En los procesos por alguno de los delitos previstos en el libro segundo, títulos I, II, III, V y VI, y
título V capítulo I del Código Penal cometidos dentro de un grupo familiar conviviente, aunque
estuviese constituido por uniones de hecho, y las circunstancias del caso hicieren presumir
fundadamente que puede repetirse, el juez podrá disponer como medida cautelar la exclusión
del hogar del procesado. Si el procesado tuviese deberes de asistencia familiar y la exclusión
hiciere peligrar la subsistencia de los alimentados, se dará intervención al asesor de menores
para que se promuevan las acciones que correspondan.
ARTICULO 9º — Invítase a las provincias a dictar normas de igual naturaleza a las previstas en
la presente.
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Desde la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1990, con
jerarquía constitucional desde 1994, Argentina ha logrado importantes avances en la
materia. Así, desde 2005, el país cuenta con una Ley Nacional de Protección Integral de
los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, (Ley 26.061). A su vez, el país
confirmó su compromiso con otros instrumentos normativos entre los que se destacan: Ley
de Protección Contra La Violencia Familiar (24.417), la Ley de Creación del Programa
Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (Ley 25.673), la Ley de Migraciones
(Ley 25.871), Ley del Programa Nacional de Educación Sexual Integral (Ley 26.150),
la Ley de Educación Nacional (Ley 26.206), la Ley de Prevención y Sanción de la Trata de
Personas y Asistencia a sus Víctimas (Ley 26.364) y la Ley de Prohibición del Trabajo
Infantil y Protección del Trabajo Adolescente (Ley 26.390).
Esa adecuación normativa se da, en nuestro país, por la Ley Nacional de Protección Integral
de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Ley Nacional 26.061). Según ésta, el
sistema de protección está conformado por todos aquellos organismos, entidades y servicios
que diseñan, planifican, coordinan, orientan, ejecutan y supervisan las políticas públicas, de
gestión estatal o privadas, en el ámbito nacional, provincial y municipal, destinados a la
promoción, prevención, asistencia, protección, resguardo y restablecimiento de los
derechos de las niñas, niños y adolescentes. Este conjunto de actores y acciones deberá
garantizar y establecer los medios a través de los cuales se asegure el efectivo goce de los
derechos y garantías reconocidos en la Constitución Nacional, la Convención sobre los
Derechos del Niño y demás instrumentos de derechos humanos ratificados por el Estado
argentino y el ordenamiento jurídico nacional. Para ser efectivo, un sistema de protección
debe estar descentralizado, es decir, cada provincia debe tener su propia ley de protección y
a su vez contar a nivel municipal con servicios que garanticen los derechos de niños, niñas
y adolescentes.
Por último, debemos tener en cuenta que, en cualquier caso, el sistema de protección nos
obliga y compromete a que toda acción, política pública o tratamiento público o privado
que involucre niños, niñas y adolescentes debe estar inspirado y guiado por los principios
que rigen a la Convención, es decir: el interés superior del niño (entendido como derecho
en sí mismo y como pauta interpretativa de los demás derechos), el derecho a la no-
discriminación, el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo y el derecho a ser oído
y que sus opiniones sean tenidas en cuenta.
El Programa de Protección de Derechos promueve la articulación entre las familias, los servicios de protección local y los
sistemas judiciales para que los niños, niñas, adolescentes y mujeres del país estén protegidos contra la violencia, el abuso
y la explotación.