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Apreciados sacerdotes Á ngel Galarza y Juan Francisco, miembros de la

coordinació n de catequesis, hermanos y hermanas catequistas, padres y


madres de familia, niñ os, niñ as, jó venes y señ oritas.
Hoy damos por finalizado un ciclo má s de catequesis y es propicio
expresar primeramente las gracias a Dios, por darnos este gran de Don de
evangelizar y de permitir llegar a cada uno de los catequizados con la
ú nica y verdadera palabra, que es la que la que É l nos enseñ ó .
Agradecerles infinitamente a ustedes apreciados padres de familia, por la
confianza depositada en cada uno de nosotros los catequistas, por su
comprensió n y apoyo en la evangelizació n de sus hijos e hijas. Sepan
ustedes, que su labor de padres en la catequesis, tendrá también reflejo
en las metas que cada uno de ellos alcancen, por lo que todos y cada uno
de ellos llevará n parte de su esfuerzo y dedicació n como bagaje para
enfrentarse a las condiciones que les depare el futuro.
Compañ eros y compañ eras catequistas, Dios los bendiga por esta gran
labor pastoral que añ o tras añ os la vienen realizando con verdadera
vocació n, sigan con ese mismo compromiso de “Educar en la fe, para
comunicar la alegría del Evangelio”. Sean, por tanto, catequistas de
oració n, cristianos de acció n, entusiastas, diná micos, capaces de ilusionar
con una nueva forma de vivir y capaces de dar confianza, de animar y
sostener la fe de los demá s.
Don Víctor Celi, María Elena Gá lvez, Rosaura Erreyes, Nancy Romero,
Tania Espinosa, y a los amigos colaboradores quienes me acompañ aron
en la coordinació n de catequesis, les doy las gracias infinitas; mi trabajo,
no hubiera tenido el éxito si su ayuda y apoyo constante.
Padre Angelito, padre Juan Francisco, que el Señ or, derrame muchas
bendiciones en ustedes, sabemos cuan importantes son ustedes en la
tarea catequística, no solo como referencia y como orientadores de
quienes la llevamos a cabo concretamente, sino como ejemplo y
testimonio de dedicació n y empeñ o en este esfuerzo de la Iglesia; muchas
gracias por abrirnos las puertas y por darnos la fuerza en nuestro trabajo
evangelizador.
Quiero terminar con unas palabras de infinitas gracias a todos en general.
Sepan que su compromiso es grato a Dios y los invito a elevar nuestra
alabanza y gratitud por permitirnos trabajar para su Reino.
¡Muchas gracias!
Porque todos y cada uno de nosotros tiene cosas diferentes que son las que
nos han hecho ser quienes somos, y eso; eso es lo hoy tiene a Sumicar S.A
donde está. Este es el momento para eliminar odios, tristezas y conflictos,
para estar cercanos a nuestras familias y cercanos a nuestros compañeros.
Pidamos perdón, ofrezcamos perdón y pensemos: ¿En qué voy a mejorar
para el próximo año? ¿Cómo lo voy a hacer? –

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