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LA LITERATURA

DEL SIGLO XVI.


La narrativa renacentista
LA LITERATURA DEL SIGLO XVI
LA NARRATIVA RENACENTISTA

1. La narrativa del siglo XVI

En el siglo XVI, el ambiente cultural y la generalización del uso de la imprenta tendrán


consecuencias importantes: aumenta el interés del público por la literatura y se incrementa
el número de ejemplares de cada obra, lo que llevará parejo un considerable abaratamiento
de los libros. De esta forma, las creaciones literarias llegarán a una gran cantidad de
lectores.
A estos les atraen fundamentalmente las narraciones novelescas de carácter idealistas,
algunas de ellas presentes en el siglo anterior como los libros de caballerías. Recordemos
que los libros de caballerías resultaron de la transformación fantasiosa de los poemas
épicos medievales. Junto a estos libros, hacia la mitad del siglo surgen otros géneros
narrativos que se disputan el favor de los lectores. Entre ellos destacan las novelas
bizantinas, las pastoriles, las moriscas y las picarescas. Sin embargo, el género novelesco
no quedará definitivamente configurado hasta la aparición del Quijote, de Miguel de
Cervantes.

Narraciones novelescas del siglo XVI

● Libros de caballerías.
Eran relatos fantásticos que tenían como protagonista a un caballero que luchaba por la
justicia y para alcanzar el favor o el reconocimiento de su dama. Estaban ambientados en
lejanos territorios, donde aparecían dragones, monstruos, gigantes y todo tipo de
personajes imaginarios. Gozaron de gran favor popular, aunque muchos moralistas de la
época los criticaron porque consideraban que ejercían una mala influencia sobre los
lectores. El libro de caballerías más destacado es Amadís de Gaula, obra anónima
reelaborada por Garci Rodríguez de Montalvo en 1508, que narra las fantásticas aventuras
de Amadís, modelo y ejemplo de caballero andante, y sus amores por Oriana. En catalán
destaca Tirant lo Blanc (1490), de Joanot Martorell, muy alabada por Cervantes. El género
caballeresco se agotó cuando Cervantes lo parodió en su genial obra Don Quijote de la
Mancha.
● Novelas bizantinas

A imitación de antiguos relatos griegos, cuentan las aventuras que, en un largo viaje, viven
enamorados desde su separación hasta su reencuentro. Son composiciones que ponen de
manifiesto la fortaleza del amor por encima de cualquier adversidad. Destaca Los trabajos
de Persiles y Sigismunda, escrita por Cervantes.

● Novelas pastoriles

Cuentan historias amorosas de pastores en un ambiente bucólico e idealizado. Son


composiciones cultas y exquisitas que imitan a la Arcadia, de Jacobo Sannazaro. Las obras
más destacadas de este género son Los siete libros de Diana, de Jorge de Montemayor, y
La Galatea, de Miguel de Cervantes.

● Novelas moriscas

De creación española, narran peripecias entre cristianos y musulmanes durante la


Reconquista, en un mundo refinado y cortés. La obra de más éxito fue la Historia del
Abencerraje y la hermosa Jarifa (1551), de autor desconocido.

● Novelas picarescas

Constituyen el verdadero descubrimiento novelesco de esta época. Se inicia el género con


el Lazarillo de Tormes. En ellas se cuenta, de manera autobiográfica, la historia de un pícaro
que, aprovechándose de cualquier situación, pretende escalar socialmente.

EL LAZARILLO DE TORMES

Las ediciones más antiguas conocidas del Lazarillo de Tormes -cuyo nombre completo es
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades- son de 1554 y aparecieron
en Burgos, Alcalá de Henares, Medina del Campo y Amberes. La obra se publicó sin el
nombre de autor, debido, con toda seguridad, a la fuerte sátira clerical y social que presenta.

El Lazarillo inaugura en España la novela picaresca y establece las características del


género, imitadas posteriormente por otros autores como Mateo Alemán -con El Guzmán de
Alfarache-. Algunas de estas características son el realismo, la narración autobiográfica
que sigue un orden cronológico, la vida itinerante de un joven pícaro de clase social baja
para conseguir un ascenso social.

Lázaro es un joven pícaro sin honra que abandona su hogar para servir a diversos amos. A
lo largo de este recorrido vital sufre maltrato, hambre y privaciones de todo tipo, debido, en
parte, a la difícil situación económica del país, y, en parte, a la actitud egoísta y desalmada
de sus amos. Debe convertirse en un antihéroe para sobrevivir y así aprende el arte de la
argucia, el engaño y la treta. Sus consideraciones morales se relajan y acaba oficiando de
pregonero en Toledo y casado con la amante del arcipreste de San Salvador, quien compra
su silencio con regalos y favores. De esta manera, Lázaro consigue medrar socialmente.

El Lazarillo nos presenta una sociedad corrompida, llena de ladrones, mendigos, rufianes,
clérigos avarientos, hidalgos arruinados, etc. La corrupción y pobreza que rodean a Lázaro
lo preparan para aceptar su deshonra final: estar casado con la amante del arcipreste,
aunque esto no le importe porque disfruta de un buen oficio. El ascenso social lo consigue a
costa de su dignidad moral y de su honra.

Estructura de la obra

La obra consta de un prólogo y siete tratados de extensión desigual. En el prólogo, Lázaro,


pregonero en Toledo, se dirige a un interlocutor desconocido, a quien llama “Vuestra
Merced”, para contarle cómo ha conseguido llegar a su situación por méritos propios. El
texto es, en realidad, una carta en la que Lázaro responde a “Vuestra Merced”, que
previamente le ha preguntado acerca de un rumor sobre su persona. Se trata, por tanto, de
una narración autobiográfica, pues Lázaro cuenta su vida desde su nacimiento hasta que
consigue el cargo de pregonero en Toledo.

Los tratados contienen las peripecias del protagonista, Lázaro de Tormes, al servicio de
diversos amos. Los tres primeros son mucho más extensos que los restantes. Predominan
en ellos el hambre y las numerosas adversidades que pasa el protagonista. Son los
momentos de su formación: los tres primeros amos a los que sirve (un ciego, el cura de
Maqueda y un escudero) son sus verdaderos maestros, ya que con ellos aprende a
sobrevivir a costa de lo que sea. Los siguientes tratados (con otros amos, como un fraile, un
alguacil, etc.) son mucho más breves; de hecho, el cuarto y el sexto son apenas unas pocas
líneas sin desarrollar.
Los amos a quienes sirve Lázaro condicionarán la vida del protagonista. En ellos no
sobresale ni una sola virtud, y las consecuencias de sus actos son la acentuación de la
maldad y la ausencia de conciencia moral en Lázaro.

Los amos de Lázaro de Tormes

Tratado Amo Características del amo Consecuencias para Lázaro

I Ciego Astuto, cruel, mezquino y tacaño Hambre y maltrato. Aprendizaje de todo tipo
de malicias. Lázaro acaba sabiendo más
que su amo, como lo demuestra su
venganza final.

II Cura Avaro, miserable y cruel Hambre y maltrato. Continúa su aprendizaje


de las artimañas para sobrevivir.

III Escudero Mísero y orgulloso. Su honor le Hambre. Lázaro se mueve entre la piedad
impide trabajar. por su amo (llega incluso a mendigar para
que los dos coman) y la necesidad. Es el
primer amo que lo trata bien.

IV Fraile de la Merced Mundano y lujurioso. No puede resistir sus andanzas y,


escandalizado por su comportamiento, lo
abandona.

V Buldero Desvergonzado, astuto, estafador Aunque no participa de forma directa en la


e hipócrita. acción, pasa grandes fatigas y redescubre la
mentira y el engaño como formas de vida.

VI Maestro del pintar Explotadores. Con el primero pasa mil males, pero con el
panderos / segundo consigue ahorrar algo de dinero
Capellán para comprarse ropa.

VII Alguacil / Arcipreste Su oficio se manifiesta peligroso. / Consigue el oficio real de pregonero, se
de San Salvador Lascivo, hipócrita e interesado. casa con la criada y amante del arcipreste y
acepta la deshonra final.

Temas y motivos

El Lazarillo presenta una profunda sátira social y religiosa. Se critica la falsa honra
imperante en la época, que lleva a sus gentes a vivir solo pendientes de las apariencias. El
autor muestra con mayor claridad esta sátira en la figura del hidalgo, como representación
de las personas que anteponen el linaje a la valía personal. La crítica anticlerical se aprecia
en que todos los miembros de la Iglesia que aparecen en la obra se comportan como
embaucadores.
Estilo

El estilo sencillo de la obra es producto de la tendencia a la naturalidad y simplicidad


propias del Renacimiento. Lázaro se expresa en una lengua llana como corresponde a su
condición social, un rasgo que proporciona mayor verosimilitud a la obra. En el prólogo,
Lázaro lo denomina “estilo grosero”, que se caracteriza por la presencia de refranes y giros
populares, la repetición de vocablos, el uso de diminutivos, la plasticidad de las
descripciones, etc.

La primera novela moderna

Muchos críticos han señalado que el Lazarillo, además de inaugurar el género picaresco en
España, supone el inicio de la novela moderna. En efecto, frente a los personajes de otros
relatos de la época -héroes, caballeros, príncipes, pastores, etc., perfectamente definidos y
caracterizados, de los que se esperaba siempre un mismo patrón de conducta y que, por lo
tanto, no evolucionan-, Lázaro es un personaje que se hace a sí mismo desde su infancia.
Además, es un protagonista surgido de la pobreza y la miseria que, a fuerza de difíciles
experiencias, evoluciona progresivamente. Su comportamiento con los respectivos amos
solo se entiende si analizamos sus experiencias anteriores. Así, por ejemplo, el aprendizaje
inicial con el ciego lo prepara para sobrevivir junto al clérigo de Maqueda. No ocurre, por
tanto, como en otras novelas anteriores o contemporáneas en las que las aventuras podían
cambiar de orden sin que se alterara lo esencial del relato. Es en estos aspectos en los que
El Lazarillo participa ya de los rasgos de la narrativa moderna.

2. Miguel de Cervantes

Cervantes escribió poesía, teatro y narrativa. Se distingue, sin embargo, por su talento
narrativo, que le permitió crear, entre muchas otras obras, la más sobresaliente de la
literatura española, el Quijote. Como poeta, destacan los numerosos romances que
compuso, y como dramaturgo, son de especial interés sus entremeses, obras teatrales
cortas que se representaban durante los descansos de las comedias.
EL QUIJOTE

La primera parte del Quijote se publicó en 1605 con el título El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha. La segunda parte apareció en 1615 con el título de El ingenioso
caballero don Quijote de la Mancha. Su éxito fue total y muy pronto obtuvo el
reconocimiento mundial por su gran calidad literaria.

Argumento
La acción principal del Quijote se desarrolla en torno a las tres salidas del protagonista, un
hidalgo ocioso que cree ser caballero andante. En la primera parte suceden dos de estas
salidas, muy desiguales en extensión - la primera salida ocupa apenas cuatro capítulos de
los cincuenta y dos que componen el libro-, y en la segunda parte, la tercera.

● Primera salida. Alonso Quijano enloquece de tanto leer libros de caballerías y, con
el nombre de don Quijote de la Mancha, se lanza al mundo guiado por los nobles
ideales de los caballeros andantes: deshacer entuertos, reparar afrentas, proteger a
los débiles y merecer a su dama, Dulcinea del Toboso, que solo existe en su
imaginación (en realidad, es Aldonza Lorenzo, una vulgar aldeana). Con una vieja
armadura y su flaco caballo Rocinante, es armado caballero en una ceremonia
ridícula en una venta. Comienza sus aventuras liberando a un muchacho que es
azotado por su amo; a continuación, unos mercaderes le dan una paliza, un vecino
lo recoge y lo lleva maltrecho a casa. Una vez allí, el cura, el ama y la sobrina
queman los libros de caballerías, que don Quijote conservaba en su biblioteca, por
considerarlos el origen de su locura.

● Segunda salida. Ya restablecido de sus heridas, don Quijote emprende una nueva
salida acompañado de Sancho Panza, un rudo labrador, a quien ha prometido
riquezas y el gobierno de una ínsula. Don Quijote corre distintas aventuras en las
que deforma sistemáticamente la realidad: imagina enemigos, ofensas y damas que
solo existen en su cabeza. Son justamente famosas la aventura de los molinos de
viento, la de los galeotes, la de los ejércitos de ovejas, etc. Finalmente, el cura y el
barbero le hacen creer que ha sido objeto de un encantamiento y lo llevan,
enjaulado, de nuevo a su casa.

● Tercera salida. En su tercera salida, ya en la segunda parte, don Quijote recobra,


en parte, su lucidez. Ahora es él quien ve la realidad tal y como es, y son los demás
personajes (Sancho, el bachiller Sansón Carrasco, los duques del castillo...) quienes
se la deforman. Por su parte, Sancho Panza parece contagiado de la locura de su
amo y cree ser gobernador de una ínsula. El itinerario aventurero de don Quijote
acaba en Barcelona, en cuyas playas es vencido por el Caballero de la Blanca Luna
(en realidad, su vecino Sansón Carrasco, disfrazado). Para cumplir con la obligación
que el vencedor le impone, regresa a su aldea, donde muere tras haber recuperado
el juicio.

Intención
La intención de Cervantes fue ridiculizar los libros de caballerías, a los que consideraba
amorales -porque difundían modelos de comportamiento alejados de la recta moral-,
absurdos -porque describían falsedades y sucesos irreales- y pésimamente redactados con
un estilo altisonante, anticuado y ridículo-. Así lo dice en el prólogo de la primera parte de la
novela y al final de la segunda:
Cuanto más que, si bien caigo en la cuenta, este vuestro libro no tiene necesidad de
ninguna cosa de aquellas que vos decís que le falta, porque todo él es una invectiva
contra los libros de caballerías. [ ... ] Y, pues, esta vuestra escritura no mira a más
que a deshacer la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros
de caballerías.
[ ... ] No ha sido otro mi propósito que poner en aborrecimiento de los hombres
las disparatadas y fingidas historias de los libros de caballerías.

Además de esta sátira del género caballeresco, el autor pretendió distraer y entretener a
los lectores de su obra. Para ello, Cervantes incorporó en el libro numerosos episodios
secundarios ajenos a la trama principal. Son famosas algunas de estas historias -como,
por ejemplo, el cuento de la pastora Marcela, la historia del capitán cautivo, la novela de El
curioso impertinente, etc.-, además de los famosos discursos de las armas y las letras, de la
edad dorada, y de numerosos poemas que se intercalan por doquier.

Técnica y estilo

Cervantes es un narrador omnisciente, pero la obra encierra cierta complejidad, porque a


la vez es también un narrador transcriptor. Cervantes simula que está redactando su obra
a partir de los datos extraídos de unos falsos archivos de La Mancha. En un momento
culminante de un episodio, deja la historia a medias y finge hallar la continuación en unos
pergaminos escritos por un escritor arábigo, Cide Hamete Benengeli, y le pide a un morisco
que se los traduzca. Esta técnica narrativa le permite un gran distanciamiento con respecto
a la obra y la inclusión de comentarios sobre el texto que supuestamente ha encontrado.

Cervantes sigue la norma renacentista de la naturalidad en el lenguaje, aunque su estilo es


producto de la elaboración y de una preocupación manifiesta por la llaneza expresiva y por
la corrección lingüística. Por otra parte, su dominio de la técnica se pone de manifiesto en la
enorme variedad lingüística que muestra. En el Quijote cada personaje emplea el registro
que le corresponde: al lenguaje culto y arcaizante de don Quijote, por ejemplo, se opone el
lenguaje llano y plagado de refranes de su escudero, Sancho Panza.

Trascendencia e interpretación de la obra

El Quijote es una obra con múltiples lecturas. En su época, se leyó como un libro cómico,
como una gran parodia de los libros de caballerías. Sin embargo, Miguel de Cervantes fue
mucho más allá y transmitió su visión del mundo y del ser humano a través de las
peripecias de un pobre hidalgo idealista enfrentado a la dureza y a la crueldad de la vida
real.
En el siglo XIX, con el Romanticismo, la figura de don Quijote, el loco caballero andante, se
convertiría en el símbolo del hombre que lucha contra la sociedad para defender sus ideales
por encima de cualquier adversidad. De ahí que el Diccionario de la lengua española de la
Real Academia recoja este significado de la palabra quijote:

Hombre que, como el héroe cervantino, antepone sus ideales a su provecho o


conveniencia y obra de forma desinteresada y comprometida en defensa de causas
que considera justas.

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