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¿QUIÉN DICEN QUE SOY?

¿QUIÉN DICEN QUE SOY?


Durante todo el libro de Marcos se repite la misma pregunta una y otra vez: ¿Quién es
Jesús? Su presencia y Sus obras causaban revuelo en todas las personas que le rodea-
ban y conocer Su verdadera identidad se convirtió en la obsesión de todos.

¿JESÚS ERA UN CARPINTERO?


Marcos 6:2-3
2 Y llegado el día de reposo,[a] comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole,
se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene este estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que
le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? 3 ¿No es este el carpintero,
hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también
aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él.

¿JESÚS ERA UN PECADOR?


Marcos 2:15-16
15 Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecado-
res estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había
muchos que le habían seguido. 16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los
publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y
bebe con los publicanos y pecadores?

¿JESÚS ERA UN ENVIADO DE SATANÁS?


Marcos 3:22
22 Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que
por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.

MARCOS
¿JESÚS ERA DIOS?
Marcos 2:6-7
6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 7
¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo
Dios?

¿QUIÉN ES JESÚS Y DE DÓNDE VIENE


SU AUTORIDAD?
Marcos 4:40-41
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41 Entonces temie-
ron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar
le obedecen?

“ESTE ES MI HIJO AMADO”


Marcos 2:9-11
9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por
Juan en el Jordán. 10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu
como paloma que descendía sobre él. 11 Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres
mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.

Aunque, durante lo que duró el ministerio de Jesucristo todos se preguntaron quién


era Él, Dios había dejado clara Su identidad desde el momento en que se bautizó:
Jesús era Su hijo amado.

No importa qué piense la gente de nosotros, lo más importante siempre será lo que
piensa Dios.

MARCOS
LA TRANSFIGURACIÓN DE CRISTO
Marcos 9:1-13
También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gusta-
rán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder. 2 Seis días des-
pués, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y
se transfiguró delante de ellos. 3 Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blan-
cos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. 4
Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. 5 Entonces Pedro dijo a Jesús:
Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una
para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 6 Porque no sabía lo que hablaba, pues esta-
ban espantados. 7 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz
que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. 8 Y luego, cuando miraron, no vieron más a
nadie consigo, sino a Jesús solo. 9 Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a
nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de
los muertos. 10 Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar
de los muertos. 11 Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que es necesa-
rio que Elías venga primero? 12 Respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad vendrá prime-
ro, y restaurará todas las cosas; ¿y cómo está escrito del Hijo del Hombre, que padezca
mucho y sea tenido en nada? 13 Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que
quisieron, como está escrito de él.

La gloria de Dios se manifestó a través de Jesús en la transfiguración: de la misma


manera en que descendió en el Antiguo Testamento, pero ahora manifestada en una
persona: en Cristo.

Así como Dios reafirmó la identidad de Jesús antes de comenzar Su ministerio, tam-
bién lo hizo antes de Su pasión y muerte. Es importante saber quiénes somos en Dios
antes de realizar nuestro propósito y también al momento de experimentar una
prueba.

La primera vez que Dios menciona estas palabras en el Evangelio de Marcos se las dice
directo a Jesús, diciéndole lo siguiente: “Tú eres mi hijo amado en el cual tengo com-
placencia”. En esta ocasión usó las siguientes palabras: “Este es mi hijo amado; a Él
oíd”. Ya no solo le habla a Su hijo, sino también a los discípulos de este, reafirmando

MARCOS
también la identidad de ellos antes de vivir la prueba que se acercaba, y dándoles la
instrucción de escucharle.

“VERDADERAMENTE ESTE HOMBRE ERA


HIJO DE DIOS”
Marcos 15:33-39
33 Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 34
Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que
traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 35 Y algunos de los
que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías. 36 Y corrió uno, y empapando una
esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si
viene Elías a bajarle. 37 Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. 38 Entonces el velo del
templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 Y el centurión que estaba frente a él, viendo
que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo
de Dios.

Después de una vida entera en donde se puso en tela de juicio la identidad de Jesús y
luego de haber entregado este Su vida en una cruz, por fin el mundo reconoció quién
era Él, a tal punto que un centurión manifestó lo siguiente: “Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios”.

A partir de este momento y hasta el final de los tiempos, millones de personas recono-
cerían que Jesús no era un pecador, tampoco un enviado de Satanás ni un simple car-
pintero o algún profeta, sino el Hijo de Dios; y que en Él podemos encontrar la salva-
ción.

MARCOS

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