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Esta instancia ritualística es muy simple, pues solamente requiere que nos
armonicemos, identifiquemos lo que deseamos liberar y -con el poder purificador del
fuego- lo dejamos ir.
Materiales necesarios
4) El guía (o un auxiliar) enciende el algodón con alcohol. Debe haber alcohol para
reponer el de la vasija, en caso de necesidad. También es importante contar con
medidas de seguridad, en caso de accidente.
5) Uno a uno, los participantes pasan al centro (los demás continúan tomados de la
mano), colocan su papel en el fuego, diciendo en voz alta: “Libero y dejo ir”. Luego
dan un paso atrás y hacen el saludo rosacruz.
6) El guía (o una persona asignada) recita una afirmación rosacruz (elegida con
antelación).
7) Cuando todos han pasado al centro, el guía pasa la palabra a todos los
participantes para que expresen sus sentimientos acerca del año que se fue, de las
cosas que quedaron atrás y hablando de las expectativas para el siguiente período.
9) En los días siguientes se pueden escribir en la bitácora los propósitos del nuevo
año o bien realizar la “prueba de Jano”, la cual se explica en el módulo anexo
“Propósito y Proyecto”.
Variante
Se puede realizar el ritual con la vasija colocada en el centro de un laberinto (de tela
o dibujado en el suelo)