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Ritual de la vasija ardiente

El ritual de la vasija ardiente es un espacio ceremonial que se realiza en una fecha


cercana al solsticio de diciembre y tiene como cometido centrarnos en el año que
termina y el nuevo período que comienza, ayudándonos a liberar situaciones,
emociones, pensamientos, resentimientos, creencias limitantes y eventos no
deseados en nuestra vida a fin de experimentar una renovación.

El objetivo de este ritual no es solamente quemar lo indeseable sino generar un


espacio para nuevos comienzos, propiciando una nueva forma de encarar nuestra
vida.

Esta instancia ritualística es muy simple, pues solamente requiere que nos
armonicemos, identifiquemos lo que deseamos liberar y -con el poder purificador del
fuego- lo dejamos ir.

Materiales necesarios

1) Vasija, recipiente o calderón resistente al fuego (de tamaño adecuado)


2) Fósforos
3) Algodón o gasa empapada en alcohol y glicerina (ver instructivo para
confeccionar un brasero ritual)
4) Varilla de metal para remover el papel quemado
5) Elementos de seguridad en caso de incendio (manta, agua, etc.)
6) Afirmación rosacruz en papel (elegida con anticipación)

Desarrollo del ritual

1) Cada participante debe llevar al ritual un papel donde estarán identificados


aquellos elementos que deseen dejarse atrás, es decir todos aquellas cosas
negativas que te están impidiendo cumplir con tu propósito más alto: problemas,
pensamientos, emociones, conductas, etc. Esta hoja puede completarse en el
período de sanctum o en un momento de tranquilidad, siempre antes de la
ceremonia.

2) Todos los participantes, ataviados de su mandil, se toman de las manos hacia


adelante alrededor de una mesa donde ha sido colocado una vasija donde se ha
colocado un algodón empapado en alcohol. El guía dirige la ceremonia. En primer
lugar se realiza una armonización con siete respiraciones profundas.
3) El guía explica el sentido del ritual, del carácter purificador del fuego y del
simbolismo del humo que tradicionalmente representa un puente entre la tierra y el
cielo, una forma de expresar nuestros deseos, aspiraciones y anhelos a lo más alto.

4) El guía (o un auxiliar) enciende el algodón con alcohol. Debe haber alcohol para
reponer el de la vasija, en caso de necesidad. También es importante contar con
medidas de seguridad, en caso de accidente.

5) Uno a uno, los participantes pasan al centro (los demás continúan tomados de la
mano), colocan su papel en el fuego, diciendo en voz alta: “Libero y dejo ir”. Luego
dan un paso atrás y hacen el saludo rosacruz.

6) El guía (o una persona asignada) recita una afirmación rosacruz (elegida con
antelación).

7) Cuando todos han pasado al centro, el guía pasa la palabra a todos los
participantes para que expresen sus sentimientos acerca del año que se fue, de las
cosas que quedaron atrás y hablando de las expectativas para el siguiente período.

8) Después de finalizado el ritual simbólico de liberación, se procede a celebrar el


ágape fraternal.

9) En los días siguientes se pueden escribir en la bitácora los propósitos del nuevo
año o bien realizar la “prueba de Jano”, la cual se explica en el módulo anexo
“Propósito y Proyecto”.

Variante

Se puede realizar el ritual con la vasija colocada en el centro de un laberinto (de tela
o dibujado en el suelo)

Desarrollo del ritual individual

1) Si no tienes la posibilidad de hacer el ritual con un grupo, puedes hacerlo en tu


sanctum.

2) Siempre teniendo en cuenta la seguridad (estamos trabajando con elementos


inflamables), colocarás una vasija pequeña en tu sanctum, realizarás una
armonización con siete respiraciones profundas y encenderás el algodón empapado
en alcohol.
3) Al colocar el papel en el fuego dirás en voz alta “Libero y dejo ir”, tras lo cual
realizarás el saludo rosacruz.

4) A continuación realizarás el ejercicio de contacto con el egrégor rosacruz.

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