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Animaculistas

El holandés Anton van Leeuwenhoek (1632 – 1723), utilizando un


rudimentario microscopio construido por el mismo, examinó el semen del
hombre y de varios animales. Comprobó que había una gran cantidad
de animáculos, los espermatozoides, que se movían de un lugar a otro a
gran velocidad.
Este descubrimiento, el de las células reproductoras masculinas, fue el
origen de la teoría espermatista o animaculista. Según Leeuwenhoek y
sus seguidores se veían en estos animáculos a seres diminutos que
poseían ya todas las partes de los que más tarde surgirían y se
desarrollarían como adultos. Ya no eran las hembras las transmisoras de
vida sino los machos. Ellas tenían una misión receptora.
Ovistas
A pesar de que circuló en el siglo XVII un famoso dibujo realizado
por Nicolas Hartsoeker en el que un hombrecillo u homúnculo aparecía
en la cabeza de los espermatozoides, surgió una nueva idea, que circuló
entre el vulgo, que defendía que los seres vivos procedían de un huevo.
Los defensores de esta teoría, los ovistas, decían que el ser preformado
se encontraba en el huevo, aunque fuese casi
invisible. Vallisneri, Spallanzani y Albrecht von Haller fueron grandes
defensores de esta teoría.

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