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EL ESTORNUDO

Un día Osama, el tigre, se estaba tapando la nariz con una de sus


patas, porque el pobre Osamita quería estornudar; pero escuchó
que un estornudo de un tigre es muy peligroso, ya que un solo
estornudo podría devastar toda la selva. Sí se atreviese a
estornudar probablemente toda la selva sucumbiría, como si un
tornado se manifieste en medio de la selva; las aves volarían al
revés, las hojas de los árboles tocarían el suelo, el agua flotaría, los
monos se quedarían sin pelo, el suelo se blandiría y se volviera
infértil. Es decir, si Osama estornudará acabaría con su hogar.
Entonces aquí esta Osama, aguantándose, aguantándose, que de
tanto se aguantaba se puso rojo sonrojado, después morado y, azul
y empezó a retorcerse. Y se dijo: “¡Ya es suficiente! Ya no puedo
más… Adiós dulce hogar. Y el tigre estornudo…, y sorpresa: ¡todo
sigue igual! Ni el menor insecto o flor cerca de él se movió. Osama
suspiro y tranquilo, se echo en el suelo y se durmió, agotado de
tantas emociones. Evidentemente Osama tiene mucha imaginación.

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